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Seminario Mayor “San Pio X”

Antropología Teológica I
Anghelo Churampi Camacuari I Teología

REFLEXIÓN TEOLÓGICA
Alejandro Martínez en el capítulo titulado “Reflexión Teológica”, explica el tema de la
Creación abordando diversos puntos como: la creación libre, ex nihilo, en el tiempo,
continuada y por último el fin de la creación. Estos temas lo desarrollan siguiendo el
método teológico.
El punto de partida es la creación libre, en la cual se plantea la naturaleza intima
de Dios y su acción exterior con respecto a las creaturas. La creación necesaria entonces
se presenta como una interrogante que la teología debe responder para explicar la
necesariedad o contingencia de lo creado con respecto al creador.
En el libro del génesis no se explica nada de la libertad de Dios al crear y es
evidente la relación que tiene con ciertas mitologías orientales, pero existe una diferencia
sustancial que las distancia de ellas: las teogonías mitológicas consideración la creación
de dioses como origen de todo el universo, mientras el relato del Gen., nos habla de un
origen anterior a todo lo creado, Dios. La palabra creación por si misma tiene una
connotación de libertad absoluta, trascendencia del creador y autonomía del mundo. El
pueblo de Israel se basaba en esta consciencia para fundamentar su elección como pueblo
de Dios. En la patrística, los santos padres confiesan la libertad de Dios en la creación.
Las herejías propias de una Teología en construcción ayudaron a madurar el concepto de
libertad en Dios: las acciones ad intra son necesarias en la dinámica trinitaria, mientras
que las ad extra son contingentes con respecto a su fin. Por su parte el magisterio ha
tenido la necesidad de intervenir constantemente en el tema: el concilio Vaticano I define
en la constitución dogmática Dei filias con toda claridad la libertad del acto creador
afirmando el libérrimo consilio de todas las cosas, así mismo León XIII y Pio XII
reafirman la expresión conciliar. El significado teológico que le da el autor es que, Dios
es totalmente libre al crear y no es coaccionado por nada ni nadie, reservando así su
trascendencia y omnipotencia y poniendo al mundo en un estado contingente; además
enfatiza que para el cristiano creer en la creación libre es creer en el amor que se dona.
El segundo punto que aborda es la creación ex nihilo que en las escrituras se
encuentra tardíamente en los Mac, contradiciendo a cualquier pensamiento filosófico que
cree en la eternidad de la materia; la tradición es constante en afirmar la creación ex nihilo
como dato de fe, pues, la creencia en una materia preexistente minimiza la omnipotencia
de Dios; el magisterio en consonancia define en los concilios Lateranense y Vaticano I,
que Dios ha creado todas las cosas de la nada. La creación ex nihilo niega todo sustrato
creacionista, explicando que no existe materia preexistente a la creación: todo ha salido
de las manos de Dios; esto implica también que Dios ha hecho en vías de desarrollo, la
evolución no está descartado en el dogma católico.
El tercer problema que aborda es la creación en el tiempo que se interroga por el
inicio de la creación. En la escritura se habla de un punto inicial y absoluto en la creación,
una acción histórica de Dios que obra dentro del tiempo, la estructura hebdomadaria
sugiere una creación temporal y progresiva y la cristología neotestamentaria esta
encuadrada en la creación temporal; el magisterio en la polémica contra los albigenses
proclamo que la creación había sido hecha por Dios ab initio temporis que sugiere que
tuvo un inicio. La creación en el tiempo sugiere un punto de partida en el accionar de
Dios, mientras la filosofía se inclina por la creación temporal, en las ciencia es más difícil
de comprender, pues, es complicado determinar la aparición exacta de la materia; la
teología al tratar el tema del inicio de la creación choca con el concepto de la eternidad
pues la temporalidad se incrusta en ella. El tiempo para el cristiano debe de entenderse
como el tiempo de la manifestación de Dios: lineal y progresivo.
La creación continuada es el cuarto punto que reflexiona el autor y sugiere que
Dios ha creado todo en vías de progreso hacia la consumación final. Desarrolla tres
conceptos tradicionales: conservación, concurso natural y providencia. La conservación
trata sobre la presencia permanente de Dios en las cosas que es la causa de su ser, este
concepto abarca la contingencia de las creaturas que deben su ser a su creador; el concurso
natural sostiene que Dios actúa juntamente con las cosas, es el autor primitivo de todas
las acciones de la creación, es por ello que se le da esta conceptualización; creatura y
creador son dueños absolutos de las acciones en la creación. La providencia es la visión
cristiana que sustenta que Dios dirige el destino del mundo y lo lleva a su fin planeado,
el pueblo de Israel tuvo una fuerte consciencia de esta característica de Dios que
acompaña el destino de la historia, esta providencia no solo se manifiesta a nivel
comunitario o social sino que se realiza sobre todo en la participación divina en los sujetos
individuales. El mal no supone un quebrantamiento de la providencia de Dios sino
manifiesta su voluntad de salvación al hacer que incluso el mal que sale del corazón del
hombre es un medio para su salvación.
El último punto que aborda el autor, es el fin de la creación que sugiere dos
respuestas: la gloria de Dios y la felicidad del hombre. El concilio Vaticano I en contra
de los semiracionalitas afirma que Dios no creo para aumentar su felicidad ni para
adquirirla sino para manifestar su perfección por los bienes que reparte a las creaturas,
que significa que Dios crea para comunicar su propia bondad; las escrituras nos muestran
que el fin de la creación es Jesucristo, pues, él es la manifestación suprema de la Gloria
de Dios que nos comunica su bondad. El mundo no tiene fin en sí mismo sino en Dios
pues Dios al crear pretende como fin último el bien de la creatura; Dios no se beneficia
en nada de la creación ni busca nada en ella, su infinitud y felicidad intrínseca no permite
suponer que busca algo fuera de sí.
La elaboración de esta reflexión teológica que ha desarrollado el autor respeta el
sentido teología, pues abarca las escrituras, la tradición, el magisterio al formular sus
expresiones teológica, además el autor se ve inserto en la reflexión teología actual sobre
el tema de la creación.
Considero que es un pensamiento apropiado, pues, responde a las exigencias del
Concilio Vaticano II y me adhiero a la reflexión realizada por el autor.

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