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AUTORIDADES
Coordinación Académica
Secretaría de Asuntos Académicos
Mgter. Gerardo Heckmann
Coordinación Organizativa de Divisiones a Distancia
Lic. David Taborda
Asesora pedagógica
Dra. Adela Coria
Administración
Lic. Nora Ceballos
Maquetación de materiales
Lic. Ismael Rodríguez
Autores
Unidad 1
Dalmira Pensa
Susana Roitman
Unidad 2
Susana Roitman
Colaboradores
Eduardo Di Leonardo
Sergio Obeide
Unidad 3
Adolfo Buffa
Karina Tomatis
Revisión de contenidos
Horacio Faas
Índice
UNIDAD 1
Modernidad, Ciencias Sociales y la institucionalización de las PÁG. 15
Ciencias Económicas
Introducción PÁG. 17
1. La visión estándar de la modernidad PÁG. 18
2. Periodizando la modernidad PÁG. 18
2.1 El Renacimiento: siglos XV y XVI PÁG. 18
2.2 La revolución científica y las nuevas miradas filosóficas: el PÁG. 19
siglo XVII
2.3 El XVIII: siglo de las Luces PÁG. 20
2.4 El siglo XIX: el nacimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 21
3. Las Ciencias Económicas PÁG. 23
3. 1. La Economía PÁG. 23
3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, PÁG. 24
Marx
3.2 La Contabilidad PÁG. 26
3.3 La Administración PÁG. 27
4. Las críticas a la visión estándar PÁG. 31
5. La institucionalización de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.1 Surgimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.2 Los temas objeto de estudio PÁG. 35
5.3 Disciplina e interdisciplina: Los nuevos paradigmas. PÁG. 38
6. Las Ciencias Sociales en América Latina
Modernidad, Posmodernidad y pensamiento crítico PÁG. 41
6.1 El pensamiento social latinoamericano PÁG. 41
6.2 Crisis de la Modernidad. Posmodernidad PÁG. 44
Trabajos prácticos de la Unidad 1 PÁG. 45
UNIDAD 2
Problemas epistemológicos de las Ciencias Sociales PÁG. 49
Introducción PÁG. 51
1. La Epistemología PÁG. 51
2. Tres problemas para la Epistemología de las Ciencias Sociales PÁG. 53
3. El debate sobre comprensión y explicación en las Ciencias PÁG. 54
Sociales
3.1 La explicación científica en las Ciencias Naturales PÁG. 55
3.2 El problema de las Ciencias Sociales PÁG. 56
UNIDAD 3
Ciencias Sociales y ética PÁG. 85
Introducción PÁG. 87
1. Las prácticas económicas como prácticas sociales. Comuni- PÁG. 88
dad y mercados
1.1 Partha Dasgupta: la economía como una Ciencia Social PÁG. 88
1.2 Karl Polanyi: el hombre como ser social PÁG. 90
2. Ciencias Sociales y medio ambiente PÁG. 94
2.1 Herman Daly. Economía, Ecología, Ética PÁG. 95
2.2 La Economía como un medio PÁG. 96
2.3 La Economía en estado estacionario: Una ética explícita en PÁG. 99
el pensamiento económico
3. El problema de la neutralidad valorativa - Ciencias Sociales y PÁG. 100
Ética
3.1 La ideología en las Ciencias Sociales PÁG. 100
3.2 Consecuencias metodológicas PÁG. 107
Trabajos Prácticos de la Unidad 3 PÁG. 110
UNIDAD 1
Introducción
Esta unidad aborda la relación entre Modernidad y Ciencias Sociales. Se procura esta-
blecer la conexión entre el fenómeno histórico llamado Modernidad y el nacimiento
de las Ciencias Sociales como disciplinas con un objeto, un cuerpo teórico, una me-
todología y unas instituciones de aprendizaje e investigación consolidadas. En este
marco se presta especial atención a la constitución de las disciplinas de las Ciencias
Económicas: Economía, Contabilidad y Administración dentro de la constelación de
las Ciencias Sociales.
En primer lugar estudiaremos una visión, a la que llamaremos estándar, sobre la Mo-
dernidad y las Ciencias Sociales. En esta perspectiva las Ciencias Sociales emergen
como resultado natural del progreso de la razón. En efecto, a partir del siglo XVI en
Europa, la razón se va liberando gradualmente de las ataduras del dogma religioso y
de los autores clásicos y medievales, para emprender un camino de grandes logros.
En ese trayecto, la filosofía se pregunta cómo distinguir la verdad del error, cómo
construir métodos adecuados para acceder al conocimiento cierto y útil. Con esta
nueva preocupación de rigor y verdad, durante los siglos XVII y XVIII se conforman las
Ciencias Naturales como disciplinas autónomas, separadas de la filosofía.
Tales disciplinas tratan de abordar el conocimiento de la naturaleza de manera rigu-
rosa, con herramientas empíricas y matemáticas, procurando encontrar relaciones
cuantitativas entre fenómenos expresados en forma de leyes como las de Newton. En
el siglo XVIII, la filosofía nutrida de los grandes descubrimientos científicos, profundi-
za la pregunta por los límites y las posibilidades del conocimiento.
Hacia fines del siglo XV comienza un proceso de ruptura con la tradición medieval
que afecta todos los planos de la vida humana: económicos, políticos, culturales, cien-
tíficos, tecnológicos y sociales. Al liberarse de los dogmas y de la visión de mundo
impuesta por el peso de la autoridad, la razón humana comienza un avance inconte-
nible, un progreso en las realizaciones materiales y espirituales que permite imaginar
un futuro emancipado de las coacciones naturales y sociales. Este proceso se conoce
como Modernidad y es descripta por Nicolás Casullo1 como:
“Progreso, emancipación, sujeto generador de los significados: lo histórico deja de ser un pa-
réntesis irracional, leído desde la insondable racionalidad divina. Por el contrario la historia,
el hacerla, es el único camino posible para la realización de la razón” (Casullo, 1989:26).
Aunque los libros de historia marcan a la Revolución Francesa (1789) como el fin de
la Edad Moderna y comienzo de la Edad Contemporánea, algunos pensadores coin-
ciden en que la visión de mundo moderna adquiere su plenitud en los siglos XVIII y
XIX. Los ecos de este espíritu se extienden hasta el siglo XX y llegan a nuestros días.
Actualmente, es motivo de controversia si asistimos a un cambio cultural que permita
hablar de “fin de la Modernidad”. Para algunos autores, nos encontramos inmersos
en la cultura posmoderna, aunque no existan demasiados acuerdos acerca en qué
consiste tal cultura.
2. Periodizando la Modernidad
a) Contexto
- Durante el siglo XV y XVI, el sistema de intercambio mediado por el dinero se ex-
tiende a todos los ámbitos, dando lugar a una nueva matriz económica orientada a la
acumulación de capital: el capitalismo.
1 Nicolás Casullo es un reconocido filósofo y escritor argentino.
- Como consecuencia, emerge una clase social diferente a las tradicionales, la burgue-
sía, que, en pugna con las viejas clases dominantes provenientes del sistema feudal
–la nobleza–, va a imponer lentamente su hegemonía, en lo económico primero, en lo
político después.
- Ligados a estos fenómenos aparecen los Estados modernos es decir, un territorio
delimitado, con una administración única, un derecho que tiende a unificarse, un siste-
ma de autoridad único, y un solo ejército; lo que permite hablar de unidades estatales
soberanas. Nacen así Francia, Inglaterra y España.
- Se suceden cambios tecnológicos en la navegación y en la guerra que permiten am-
pliar los territorios y los horizontes de la pequeña Europa.
- Tiene lugar la invención de la imprenta que posibilita la transmisión rápida y econó-
mica de las producciones intelectuales, posibilitando extender el círculo de las élites
ilustradas y la calidad de los debates.
b) Universo cultural
- Durante estos siglos el clima cultural de efervescencia permite la explosión de la
creatividad artística –en la plástica, en la escritura, en el teatro– y en él se exploran
temas y técnicas desconocidos –como la perspectiva– o vedados hasta el momen-
to –como el desnudo. Se escriben lenguas profanas y se exploran las emociones, los
dilemas éticos, las relaciones sociales, hasta llegar a afirmar: “nada de lo humano me
es ajeno”.
- La Iglesia se ve conmocionada y ésta resulta finalmente dividida por el debate que
plantean los teólogos Martín Lutero, Juan Calvino y sus seguidores, promoviendo una
nueva ética: la ética protestante. Esta moral promueve la valoración del trabajo y del
sacrificio en desmedro de otros valores tradicionales como la caridad. Para Max We-
ber, la ética protestante está ligada íntimamente a la perspectiva utilitarista de la na-
ciente burguesía y del capitalismo.
- En este marco surge una nueva forma de preguntarse por la naturaleza del cosmos,
de los animales, del cuerpo humano. La obra de Copérnico –De revolutionibus en 1543–
es pionera en este ámbito y refuerza el nuevo clima cultural. Por un lado se pone en
cuestión la centralidad de la tierra en el universo y, por lo tanto, del hombre como cria-
tura privilegiada; por otra parte, se cuestiona la autoridad de la Iglesia como autoridad
única para dar cuenta del “orden de las cosas”. Esta doble operación, aunque “desa-
craliza” al hombre, le da elementos para emprender una búsqueda libre y autónoma
de respuestas posibles a las múltiples preguntas abiertas. Se inicia así la revolución
científica
- Francis Bacon propone una “nueva filosofía” con base en la experiencia, que permita
abrir paso a un conocimiento más riguroso.
- Nicolás Maquiavelo plantea por primera vez una filosofía política desligada de la éti-
ca y capaz de explicitar las relaciones de poder y los antagonismos del mundo social.
“Es el siglo XVII, en la crónica de las ideas y del filosofar, el que planteará las problemáticas
de las crisis propias de la Modernidad: discernimiento entre certeza y error, metodologías
analíticas,….. y sobre todo ese nuevo punto de partida cartesiano que hace del sujeto pen-
sante el territorio único, donde habitan los significados del mundo: la Razón frente a las
ilusiones y trampas de los otros caminos” (Casullo, 1994:15)
b) Universo cultural
- Continúa la expansión capitalista, la conformación de los estados –bajo la forma de
monarquías absolutas– y la explotación del mundo colonial. En Inglaterra, la burguesía
exige poner límites a los poderes reales y nace el liberalismo exigiendo el otorgamien-
to de derechos, civiles primero y políticos después, a los “propietarios” –burguesía.
- El filósofo René Descartes desplaza el problema filosófico del ser al conocer con su
postulación de la primacía de la res cogitans –el conocimiento– sobre la res extensa –la
materialidad– para garantizar la verdad.
- La filosofía política contractualista, con el filósofo Thomas Hobbes primero y con
John Locke después, retoma con más precisión los asuntos ya planteados por Maquia-
velo, esto es, la necesidad de separar la política de la moral cristiana, reconocer el ori-
gen temporal del poder y los intereses individuales en juego en todo acuerdo político.
El liberalismo de Locke coloca al Estado como garante de la propiedad y de las liber-
tades, poniendo límite al despotismo y construyendo una visión de la ciudadanía que
se fue ampliando progresivamente de los derechos civiles a los derechos políticos.
Bibliografía obligatoria - El astrónomo y filósofo Galileo Galilei –pese a los severos cuestionamientos de la
Para la profundización de
estos temas, lo remitimos Iglesia– propone al mismo tiempo la unificación de las miradas sobre los cuerpos de la
aquí a la lectura del Texto: Los tierra y del cielo, la necesidad de constatación empírica de las afirmaciones científicas
Comienzos de la Modernidad y la extensión del uso las matemáticas como lenguaje universal para expresar las
del Prof. Horacio Faas. relaciones entre los fenómenos del universo.
- Isaac Newton, hacia la segunda mitad del siglo, avanza en la unificación de la com-
prensión del cosmos mediante enunciados de carácter universal –leyes naturales–,
que permiten articular un sistema único de explicación del mundo físico y que aban-
donan gradualmente las consideraciones metafísicas. Mientras surgen organizacio-
nes como las universidades las cuales se dedican tan sólo a la Teología, la Filosofía
o el Derecho; las Sociedades Reales financian los avances en las Ciencias Naturales,
instituyendo un sistema de premios e incentivos para los descubrimientos científicos.
- Tenemos así ya constituida la Física, una disciplina autónoma, de carácter matemá-
tico y experimental, que se propone explicar mediante relaciones causales un aspecto
de la realidad. El universo de lo “físico” se presenta como gran mecanismo de relojería.
“Este itinerario del saber crítico corona en el siglo XVIII, período donde empiezan a fundarse
de manera definitiva los relatos y representaciones que estructuran el mundo moderno. El
siglo de la Ilustración, el de la filosofía de las Luces, el siglo que reúne experiencias, búsque-
das solitarias y secuelas de una historia convulsionada, patentizadora de ocasos y prólogos y
que intentará conscientemente transformar tales rupturas del lenguaje seminal del proyecto
moderno en narraciones utópicas de los nuevo. La razón es otro idioma reinstitucionalizando
el mundo” (Casullo, 1994:15).
a) Contexto
La Economía europea se encuentra en expansión. El capital comercial penetra en la
esfera de la producción, lo que abre la vía hacia la industrialización. Es también el siglo
colonial por excelencia.
A fines del siglo XVIII tres grandes revoluciones tienen el poder de un terremoto y
dejan huellas contundentes:
-La Revolución Industrial, proceso complejo y de múltiples facetas que comienza alre-
dedor del año 1750 se limita al principio a un solo país – Inglaterra – y trastorna todo
el sistema productivo europeo.
-La Revolución Francesa, en el año 1789, inaugura la supremacía política de la burgue-
sía y la pérdida definitiva de los privilegios de los estamentos tradicionales del clero y
la nobleza, cuya lenta declinación había comenzado dos o tres siglos antes.
-La Revolución Americana, en el año 1776, con la cual comienza el derrumbe del sis-
tema colonial Aparece en escena la potencia de los Estados Unidos de América y se
consolida un nuevo tipo de Estado liberal, cuyo poder político se sustenta en los far-
mers –pequeños o medianos propietarios agrícolas.
b) Universo cultural
En el plano intelectual, estos acontecimientos se desarrollan de la mano de un grupo
diverso y heterogéneo de pensadores, científicos y artistas que constituyeron el Ilu- Bibliografía obligatoria
minismo o la Ilustración. Aunque provienen de diversas nacionalidades, idiosincrasias A través del texto: ¿Qué es
la ilustración? de Immanuel
y propuestas, los iluministas comparten la idea que la razón humana es la llave de Kant, podrá profundizar en el
acceso al progreso ilimitado y la felicidad, porque permite controlar a la naturaleza y estudio de este movimiento
a las relaciones entre los hombres, dando a estos últimos la libertad que posibilita el intelectual.
conocimiento.
El filósofo alemán Immanuel Kant define este movimiento como la emancipación de
la conciencia humana del “estado de tutela” gracias al conocimiento. La apertura del
hombre a la cultura y el conocimiento intentará ser llevada a la generalidad del pueblo
siguiendo la premisa de que la felicidad puede conseguirse mediante el saber y la ins-
trucción generalizados. La Enciclopedia –obra que se propone compilar todo el saber
existente– es la muestra cabal del esfuerzo educador y divulgador de los ilustrados.
Dos testigos privilegiados, Marx y Engels describen así el siglo en el que les tocó vivir:
“la antigua organización feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda
que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura…
El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial. La gran industria
moderna sustituyó a la manufactura y el lugar de la clase media industrial vinieron a ocu-
parlo los industriales millonarios -jefes de verdaderos ejércitos industriales – los burgueses
modernos” (Marx-Engels en Manifiesto Comunista)
a) Contexto
La Revolución Industrial dio lugar a la emergencia de una estructura social conforma- 21
da por una burguesía y un proletariado industrial. Hasta ahora, la burguesía era una
clase social conformada por pequeños comerciantes, profesionales y banqueros. Con
el crecimiento industrial se consolida una gran burguesía de capitalistas industriales y
grandes banqueros, cuya intención es participar de importantes negocios que traigan
aparejados beneficios inmediatos y estrategias de más largo plazo a los fines de pro-
piciar la acumulación capitalista. Los historiadores coinciden en que la movilización
del campo a la ciudad de miles de personas fue decisiva en la conformación de las
masas trabajadoras que alimentaron a las industrias. El mundo que les esperaba en
b) Universo cultural
Según Weber, es en este siglo en donde se concreta la separación de las esferas del
mundo cultural, un proceso progresivo durante toda la Modernidad. Lo bueno, lo ver-
dadero y lo bello corresponden a tres esferas distintas: la ética, la ciencia y la estética.
Cada uno de estos ámbitos construye sus reglas, sus expertos, sus instituciones. Este
proceso de progresiva separación es lo que Weber llama la “modernización”.
Como corolario de este proceso, en la esfera de la ciencia se percibe que la problemá-
tica social requiere de ciencias específicas con contenido empírico, separadas de la
especulación filosófica.
Es así que la propuesta positivista de Auguste Comte de conformar Ciencias Sociales
positivas, con fuerte contenido empírico, tan confiables como las Ciencias Natura-
les, gana un terreno que paralelamente pierde la especulación filosófica. La propuesta
positivista prescribe un modo de abordaje sistemático, con base empírica, que consi-
ga formular leyes de la vida social tan rigurosas como las de las Ciencias Naturales.
El “positivismo” filosófico dará el fundamento epistemológico para que las Ciencias
Sociales emprendan su camino autónomo de la filosofía política e instauren una pro-
ducción “libre de valores”, rigurosa, neutral sobre lo social. La denominación de “Física
Social” a la ciencia de lo social (luego rebautizada como Sociología) habla de la inten-
ción positivista de constituir una ciencia social con el mismo canon metodológico que
las Ciencias Naturales.
El historicismo –de la mano de Wilheim Dilthey y otros – cuestiona, sin embargo, que
haya un método único para tratar a los objetos sociales y a los naturales. El argumen-
to señala la imposibilidad de la unidad metodológica, debida a la posición del sujeto
respecto al mundo descripto: esto es, mientras que el sujeto que observa la naturaleza
es exterior a la misma, el que describe la realidad social lo hace desde su interior. Apa-
rece así la “controversia por el método” –explicación o comprensión – que se inscribe
en las Ciencias Sociales desde entonces (este tema será abordaremos con más detalle
en la unidad 2).
Es en el siglo XVII, donde ubicamos los primeros estudios que se ocupan del análi-
sis sistemático de cuestiones económicas, siendo los primeros aquellos orientados
a analizar problemas de la Economía Política. En este sentido, y si bien se reconocen
antecedentes de estudios económicos – como los realizados por los fisiócratas-, existe
consenso bastante generalizado en reconocer a Adam Smith como el “padre funda-
dor” de la disciplina Economía. Asimismo, Smith junto a David Ricardo y Karl Marx
conforman el núcleo de la corriente de pensamiento conocida como la “Escuela Clási-
ca”. A posteriori se van a desarrollar otras escuelas, las que genéricamente podemos
identificar como: 1) de continuidad del paradigma dominante o 2) críticas al mismo.
También la contabilidad hace su aparición en la Modernidad. Si bien técnicas conta-
bles o de registro de pertenencias e intercambios comerciales se encuentran ya en
la época egipcia, romana o incaica, y la Letra de Cambio –que puede ser reconocida
como uno de los primeros documentos para el registro de deudas– se remonta a la
Venecia o la Marsella de los años 1150 y 1300; la primera referencia a un tratado de
contabilidad por partida doble se la encuentra en la segunda mitad del siglo XIV –li-
bros de Francisco Datini de 1366 a 1400. Esto muestra que la contabilidad surge en el
Renacimiento, marcando el cambio de mentalidad medieval hacia la vida económica
moderna.
La Administración registra un nacimiento más tardío, pues sus estudios específicos
se encuentran vinculados a la problemática de la industria, la cual se desarrolla luego
de la Revolución Industrial, al igual que los estudios de la Administración Pública –en-
tre cuyos iniciadores están Max Weber (1864–1920) en Europa y Woodrow Wilson
(1856–1924) en Estados Unidos– los cuales comienzan en la segunda mitad del siglo
XIX. Todos ellos son observadores de los problemas originados en las organizaciones
de grandes dimensiones.
3.1 La Economía
Según señaláramos más arriba, la Economía en cuanto campo específico, como recor-
te y construcción de la realidad y como disciplina científica que supone esa construc-
ción particular, data de la Modernidad. Durante el siglo XVIII se realiza la elaboración
específica de los problemas generales de la disciplina: los objetos de estudio prima-
rios, los instrumentos de análisis principales, las herramientas teóricas y prácticas
fundamentales, los actores privilegiados supuestos y los espacios y tiempos oportu-
nos de intervención.
3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, Marx
A principios del siglo XIX, desde una mirada centrada en la agricultura, David Ricardo
analiza cómo se produce la acumulación de capital en ese sector económico. En su
trabajo Principios de Economía Política y Tributación (1817), utiliza conceptos como el
de productividad marginal decreciente de la tierra, o de división internacional del
trabajo, que se constituyeron en patrones de interpretación de la teoría económica.
En cuanto a la distribución del producto entre las distintas clases sociales, Ricardo,
al igual que Adam Smith, se encuentra dentro del universo de la teoría del valor del
24 trabajo. Según esta teoría, el trabajo humano debe ser considerado una mercancía y
establece un “precio en trigo (que) es el valor de reproducción de los asalariados”. Por
ello suscribe a la idea del salario de subsistencia, es decir, aquel que garantice sola-
mente la sobrevivencia de los trabajadores, aunque Ricardo señala que no es necesa-
riamente el salario mínimo para que no se muera de hambre el trabajador y su familia,
sino que depende de necesidades sociales e históricas.
2 “La constitución de la Economía como ciencia moderna, es indisociable desde un principio a la constitución
de un cierto saber de gobierno que, a partir del siglo XVII, comenzó a transformarse drásticamente: el gobernante, que
hasta entonces se contentaba más que nada con saber las leyes del derecho positivo y natural vigentes en su territorio,
empezará a interesarse más bien por los elementos constituyentes del mismo Estado” (López Corral et al., 2009).
El análisis que hace Ricardo respecto a la relación capital-trabajo, fue tomado luego
por Marx para acuñar la categoría de plusvalía.
Karl Marx (1818-1883) es la figura más prominente de las corrientes críticas en rela-
ción con los avances del capitalismo que existían por ese entonces y cuya proyección
se extiende hasta nuestros días. Si bien es oriundo de Alemania, sus visitas a Man-
chester y sus estudios en Londres le permitieron analizar en profundidad el fenómeno
de la producción fabril y las consecuencias en los trabajadores. Heredero del pensa-
miento filosófico de Hegel, Marx concebía al trabajo humano como la actividad en la
que el hombre se realiza como tal, sin embargo esto contrastaba fuertemente con lo
que ocurría con los trabajadores de fines del siglo XIX. Éstos, en lugar de realizarse
en sus trabajos se sentían extraños a él, se enajenaban. Marx denuncia que el hom-
bre “obrero” sólo se siente libremente activo en sus funciones animales: comer, beber
y procrear, y cuando mucho en su aseo personal; mientras que en sus funciones de
hombre, como trabajador, sólo se siente animal. “Lo bestial lo convierte en humano y
lo humano lo convierte en bestial”. Al igual que otros pensadores pertenecientes a la
corriente del socialismo, incluidos los de la corriente llamada del socialismo utópico,
Marx critica la desigual distribución de los beneficios derivados del avance del capi-
talismo, así como de los esfuerzos necesarios para llevar adelante la producción. Es
a partir de la observación de estos fenómenos, así como de minuciosas lecturas de
pensadores de diversas disciplinas y de una intensa actividad política, que cuestiona
al capitalismo y critica los postulados de la Economía Política. A través de un estudio
minucioso del valor generado por el trabajo de los asalariados, desarrolló el concepto
de plusvalía. Este estudio permite apreciar cómo se producía un excedente dentro de
la teoría del valor, donde aparentemente se intercambian equivalentes: el trabajador
recibe, bajo la forma de salario, el valor necesario para reproducirse y asistir a trabajar,
mientras que, produce un valor superior durante su jornada laboral en la fábrica. Esa
diferencia es la que percibe el capitalista en forma de beneficios.
En su obra clásica El Capital, realiza así un estudio sobre la desigual apropiación del
producto por parte de las distintas clases sociales y muestra cómo detrás de las apa- 25
riencias del mercado subyace una trama institucional y relacional que permite a una
clase social ejercer el poder sobre otra apropiándose del trabajo ajeno. También ana-
liza el progreso técnico desde sus posibilidades de aplicarse al trabajo humano, inter-
preta que los avances técnicos en la producción son el resultado que tienen los capita-
listas de competir y que la lógica de la competencia lleva a que descienda la cantidad
de horas de trabajo necesarias para la producción en conjunto de bienes. Sin embargo
este descenso en la cantidad de trabajo necesario para producir no se transforma en
un beneficio para toda la sociedad, sino que es apropiado por los capitalistas.
“La doctrina de las responsabilidades jurídicas que se establecen entre las personas que
participan en la administración del patrimonio de las empresas” (Tua Pereda, 1995:128).
“La escuela jurídica o personalista de Cerboni, estructura su carácter legalista sobre la base
de la contabilidad como medio de prueba. Este espíritu reduccionista de la disciplina, hacia
una especie de dogmática jurídico-contable, imposibilita introducir variaciones o correccio-
nes en la esfera de las aplicaciones prácticas y de la investigación contable. El desarrollo
disciplinar, queda así, subsumido en la “pureza” descriptiva de la información patrimonial
del comerciante, a cuyo tenor, un determinado hecho es imputable a la norma, en virtud de
la cual adquiere la estricta significación contable” (Martínez Pino, 2002).
“La contabilidad desde el punto de vista teórico, estudia y enuncia las leyes del control eco-
nómico en las haciendas de cualquier clase, y deduce las oportunas normas a seguir para
que dicho control sea verdaderamente eficaz, convincente y completo; desde el punto de
vista práctico, es la aplicación ordenada de estas normas a las distintas haciendas” (Tua,
1995:134).
“La raíz histórica del desarrollo de la contabilidad a partir de la escuela positivista y prag-
mática fundada en la doctrina anglosajona, incidió notoriamente en el pensamiento conta-
ble, que se asumió fundamentalmente – como un ‘saber hacer’ (Know-how), es decir, como
una técnica. Primero ‘técnica registral’, luego ‘técnica de medición del valor¨ y por último
¨técnica de la información’ (…) “Esta circunstancia dificultó el proceso de investigación,
dado que, en general, se acepta que la eficiencia de las técnicas – en el caso la contable – se
constate en el uso (una técnica es lícita, es válida en función de ser utilizada) y la contabili-
dad se encuentra perfectamente divulgada y justificada” (Aguilar y ot.,1987:9).
3.3 La Administración
Si bien siempre han existido variados tipos de organización, ya que forman parte de la
humanidad, volviéndose en elementos “transhistóricos” –es decir, fenómenos especí-
ficos de la condición humana, entre los cuales encontramos la manera de trabajar, el
modo de obtener el beneficio de la naturaleza, la creación de herramientas de trabajo,
etc. la administración es una disciplina relativamente reciente.
Por otra parte, existe consenso en reconocer que el discurso administrativo propia-
mente dicho tiene un desarrollo importante con el surgimiento del “capitalismo indus-
trial”, donde inversionistas transfieren sus activos desde las actividades comerciales
a procesos industriales. Este proceso –asociado a lo que se conoce como la Segun-
da Revolución Industrial, 1870-1880, genera el desarrollo del capital financiero y “se
conforman grandes empresas industriales de tipo monopólico bajo la forma de sociedades
anónimas (…) evidenciándose más profundamente la separación entre los propietarios y
los asalariados, entre el capital o la propiedad y la administración (…) y es allí donde surge
realmente una nueva profesión: el administrador de negocios” (Hernández Martínez, et al,
2007:95).
“ciencia aplicable a todas las formas de actividad humana […] El Scientific Management
no sólo nos ofrece una ciencia de las operaciones industriales sino también de las relaciones
entre el obrero y las técnicas modernas de producción: no sólo se preocupa por las cuestio-
nes de metalurgia y mecánica aplicada sino que también pretende aportar datos científicos
respecto de la selección de los obrero, sus móviles y estímulos psicológicos, su iniciativa,
su fatiga, los tiempos ‘verdaderos’ necesarios para efectuar una operación. Es decir, toca
problemas que corresponden a la fisiología y psicología del trabajo” (Friedman, 1973:17).
“Pero no sólo eran los obreros quienes aportaban utilidades en el proceso de trabajo. Es jus-
tamente en la primera mitad del siglo XX, cuando se acelera la separación entre la propiedad
y la administración de los negocios, que se produce un amplio crecimiento de la clase admi-
nistrativa, la cual se separa de la fuerza de trabajo. Es en esta etapa que la administración
comienza a prestar especial atención al “factor humano” en la industria y las nuevas ciencias
–fisiología, psicología- comienzan a orientar investigaciones hacia la actividad corporal y
mental del hombre. Esto es consecuencia de una multiplicidad de factores que llevan a las
primeras tentativas de organización del trabajo –ante el boom de las fuerzas productivas
28 de fines del siglo XIX, nuevas estructuraciones por uniones de empresas, nuevos vínculos
derivados de fusiones entre industrias y bancos, mayor concentración del capital.” (Fried-
man,1973:28,29).
Ford.
Los estudios de administración fueron enfocando su atención básica en diversos ob-
jetos de análisis. Siguiendo a Hernández Martínez (2007) “es posible realizar una lec-
tura transversal de los principales planteamientos presentes en el discurso administrativo”,
pudiéndose distinguir “tres ejes temáticos” según el acuerdo con el “objeto de atención”, los
cuales “no obedecen necesariamente a una secuencia histórica lineal”. Estos tres ejes son:
“1) La preocupación por los elementos internos de la organización, 2) la preocupación por el
entorno de la organización, 3) La preocupación por la proyección y el desarrollo integral de
la organización” (Hernández Martinez, 2007:95).
Este brevísimo recorrido permite decir que el interés por los estudios de las orga-
nizaciones, su manejo y control de quienes se desempeñan en ellas, así como de su
entorno, obedeció a los variados y complejos problemas que enfrentaban las gran-
des unidades productivas. Una característica común entre los autores que abordan
esta problemática es que presentan los estudios como progresos del pensamiento
humano, como incorporaciones de la razón, se explican en el marco de un devenir de
la razón. Asimismo, las distintas aproximaciones realizan un abordaje fragmentado de
problemáticas específicas, se trata de visiones “reduccionistas en la medida que su aten-
ción se centra en un aspecto particular cada vez, asumiéndolo como variable privilegiada de
análisis e intervención, y relegando los demás a un segundo plano y pretendiendo dar cuenta
del fenómeno organizacional a partir de esta única variable” (Hernández Martínez, et al,
2007:98,99).
Algunos estudios (Etkin 1989, Etkin y Schvarstein 1997) señalan que el discurso ad-
ministrativo “ha sido construido desde el paradigma3 de la simplicidad”, tributario
de una mirada mecanicista, lineal y de búsqueda del orden; en contraste con un “pa-
radigma de la complejidad” también mencionada como teoría del caos (Morin 2001,
Lyotard 1998, Schnitman 1998) que parte de reconocer lo inaprehensible, inacabado
o ambiguo de la realidad; donde es posible concebir la “multiplicidad en la unidad”, la
“coexistencia de lógicas diferentes” en una relación, la “policausalidad” de los fenó-
menos naturales, el “desorden” como factor de desarrollo y no solamente como una
fuente de perturbaciones.
Desde esta perspectiva Obeide (2008), analizando la obra de Burell y Morgan de 1979
señala:
“En los inicios de los 80, la obra de Burell y Morgan produjo un muy relevante impacto en la
comprensión y sistematización de este debate epistemológico, al trasladar el análisis desde
el nivel de las teorías, al de las metáforas y paradigmas que las sustentan. Ya no se trataba
solamente de comparar teorías, sino de contrastar diferentes concepciones de la realidad y
la ciencia”.
Estos autores dejan planteada una cuestión para quienes se aventuren en el campo de
la disciplina: ¿qué es la realidad social? ¿cómo debiera ser investigada?
Desde esta mirada se pone de manifiesto que, a diferencia de lo que se observa en el
estudio de la administración en el sentido de presentar la disciplina como una secuen-
cia evolutiva con diversas contribuciones respecto de determinado objeto de estudio, 29
no hay una cronología que vaya desde la ignorancia hacia la verdad absoluta, es decir,
no hay evolucionismo.
3 El concepto de paradigma ha sido acuñado por Kuhn y se entiende como un conjunto de realizaciones
científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de soluciones a una comu-
nidad científica. Un paradigma define los rasgos esenciales de una determinada noción de la realidad y a partir de él
se formulan las preguntas respecto al estado del mundo.
Estas diferencias “no son en más o en menos en cuanto al saber del momento, sino en lo
referido a la lógica empleada, el contexto de las producciones, el sistema de valores [y es
posible] reconocer los enunciados de los enfoques y las acciones que ellos están legitimando
o bien encubriendo” (Etkin,1989:14).
Resumen
siglo XV, con la instauración de la partida doble propuesta por el monje Lucas Pacciolo.
La definición de su objeto de estudio resulta polémica. A fines del siglo XIX dos es-
cuelas intentan definir el objeto de estudio de la contabilidad y su método: la “escuela
toscana o jurídica personalista”, con Cerboni como principal representante y la del
“controlismo” de Fabio Besta.
Actividades
“El entorno como tal, puede clasificarse teniendo en cuenta su influencia; cada organiza-
ción posee su propio contexto mediato e inmediato que deberá ser tenido en cuenta y que
dependerá del ramo donde desarrolla su actividad, del sector en que se desenvuelve, del tipo
de organización de que se trate, de las reglamentaciones legales que la rigen etc.” (Principios
de Administración, CBD, 2006:55).
“…Como primer paso, debemos distinguir entre hipótesis deterministas y estadísticas. Las
hipótesis deterministas no admiten excepción. Un ejemplo de ellas sería la afirmación:’si
torturo a un persona durante este periodo de tiempo, con estos métodos, siempre acabará
cediendo’. Las hipótesis estadísticas admiten excepciones y pretenden predecir la probabili-
dad de un cierto acontecimiento. Un ejemplo de ellas sería: ‘si torturo a un individuo durante
este periodo de tiempo, con estos métodos, muy probablemente cederá –de hecho, si torturo
a un gran número de personas en las circunstancias especificadas, el 95% acabará cedien-
do’. En tal hipótesis no pretendemos predecir lo que un individuo con toda seguridad, hará,
sino lo que probablemente realizará. Esto, sin embargo, nos permite predecir dentro de un
determinado margen de error lo que hará un grupo de individuos” (Lipsey,R., 1980:10). 31
b) Y sea cual fuere la respuesta a estas preguntas ¿el incremento de nuestras capa-
cidades cognitivas posibilita la mejora de la vida humana?, ¿produce mejores opor-
tunidades para la felicidad colectiva? Se trata de preguntas de carácter ético, ya que
interrogan sobre valores, sobre la relación entre lo que conocemos y una vida justa y
buena. Estos temas serán abordados en la unidad 3.
c) Pero también hay otro supuesto en este relato estándar que se puede problemati-
zar: “La ciencia describe objetos que están previamente constituidos, que preceden
a la conformación de la ciencia”.
Actividades
“Pues bien; lo que yo quiero son realidades. No les enseñéis a estos muchachos y muchachas
otra cosa que realidades. En la vida sólo son necesarias las realidades. No planteéis otra cosa
y arrancad de raíz todo lo demás. Las inteligencias de los animales racionales se moldean
únicamente a base de realidades; todo lo que no sea esto no les servirá jamás de nada. De
acuerdo con esta norma educo yo a mis hijos, y de acuerdo con esta norma hago educar a
estos muchachos. ¡Ateneos a las realidades, caballero!.......
Tomás Gradgrind, sí, señor. Un hombre de realidades. Un hombre de hechos y de números.
Un hombre que arranca del principio de que dos y dos son cuatro, y nada más que cuatro, y al
que no se le puede hablar de que consienta que alguna vez sean algo más. Tomás Gradgrind,
sí, señor; un Tomás de arriba abajo este Tomás Gradgrind. Un señor con la regla, la balanza
y la tabla de multiplicar siempre en el bolsillo, dispuesto a pesar y medir en todo momento
cualquier partícula de la naturaleza humana para deciros con exactitud a cuánto equivale.
Un hombre reducido a números, un caso de pura aritmética. Podríais quizá abrigar la es-
peranza de introducir una idea fantástica cualquiera en la cabeza de Jorge Gradgrind, de
Augusto Gradgrind, de Juan Gradgrind o de José Gradgrind (personas imaginarias e irreales
todas ellas) ; pero en la cabeza de Tomás Gradgrind, ¡jamás!...”
Ejemplos
Según Robbins, “la ciencia económica analiza el comportamiento humano como una rela-
ción entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos”.
Samuelson dice que la Economía es: “El estudio de la manera en que las sociedades utili-
zan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes
individuos”.
Para Marx, en cambio, la Economía política es “la ciencia que estudia las relaciones so-
ciales de producción”.
La dispersión de definiciones nos sugiere que el objeto, aquello que la disciplina estu-
dia, no se define del mismo modo para estos autores.
La respuesta podría ser porque “depende del cristal con que se mira” esto es, el objeto
está ahí y lo abordamos desde distintas posiciones, lo miramos desde distintos ángu-
los, por ello resulta que se nos presenta de diversas maneras. Así, el énfasis en las “re-
laciones de producción” de Marx contrasta con el énfasis en “las conductas humanas
en búsqueda de las mejores alternativas cuando los medios son escasos” de Robbins.
Estaríamos aquí frente a una disputa teórica que define el objeto de distintas maneras.
Sería un problema epistemológico.
Pero en verdad, lo que las “relaciones de producción” son para Marx, está bastante
alejado de lo que para Robbins son los “comportamientos que relaciona fines y me- 33
dios”. Es decir que no sólo no hay identidad epistemológica sino tampoco ontológica.
El objeto “existe” sólo en la medida en que se lo “inventa”, se lo construye.
Esto significa que el objeto estudiado no preexiste, no está ahí esperando que un eru-
dito, un investigador venga a medirlo, analizarlo, a construir teorías sobre él, sino que
el proceso intelectual histórico va recortando de maneras diferentes la complejidad
de la vida social a los fines de su estudio. Son los investigadores, las comunidades de
estudiosos los que imponen un objeto.
Y ¿cómo y por qué se recorta determinado aspecto de la vida social, de modo tal
Hay, por supuesto, varias respuestas a esta pregunta, las cuales abordaremos a con-
tinuación.
Entre las respuestas posibles tomaremos una que nos permite pensar como impres-
cindibles la historia económica-social y política articulada a la historia de las ideas.
Se trata de la perspectiva de Immanuel Wallerstein.
Para este autor el nacimiento de las Ciencias Sociales implica la conformación de un
grupo de personas dentro de estructuras específicas. El proceso de institucionaliza-
ción significa una invención social con intenciones capaces de influir en la dirección
del cambio social.
El nacimiento de las Ciencias Sociales como disciplinas que se ocupan del quehacer
del hombre, no es un fenómeno aditivo a los marcos de organización política definidos
por el Estado-Nación, sino constitutivo de los mismos. Esto porque era necesario ge-
nerar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería
gobernar.
En este sentido, el homo economicus –categoría que construye la Ciencia Económica–
no sería una postulación que intenta describir la naturaleza humana sino una cons-
trucción, una “invención” que se va conformando en el hacer de la conjunción de las
políticas estatales, de las técnicas de disciplinamiento y de las propias formulaciones
de las Ciencias Sociales que lo ponen como base de su análisis.
Immanuel Wallerstein (2007) encuentra que cuando la burguesía mundial advirtió
la inevitabilidad del cambio constante –lo que habría ocurrido entre 1789 y 1815–, se
produce una
Con la extensión de esta aceptación y como respuesta a esta “normalidad del cam-
bio”, surgieron tres nuevas instituciones. “Estas tres instituciones fueron las ideologías,
las Ciencias Sociales y los movimientos sociales, los cuales comprenden la gran síntesis in-
34
telectual/ cultural del ‘largo’ siglo XIX, los fundamentos institucionales de lo que a veces se
denomina en forma inadecuada ‘Modernidad’” (Wallerstein, 2007:18).
Desde la perspectiva de este autor, las ideologías son algo más que una manera de
interpretar nuestro mundo, se trata de una determinada visión del mismo “formulada
de manera consciente y colectiva con objetivos políticos formales”. La necesidad de
formular a conciencia una ideología deviene de interpretar que el cambio es normal.
Así señala que en el siglo XIX se gestaron tres ideologías: el conservadurismo, el libe-
ralismo y el marxismo y “todas fueron sistémicas mundiales”.
El desarrollo de las ideologías estableció las “agendas políticas”, las cuales represen-
taban propuestas concretas para la sociedad, por lo que “requirieron un conocimiento
concreto de las realidades del momento”. Esto es lo que demanda el surgimiento de las Cien-
cias Sociales, “ya que si no se sabía cómo funcionaba el mundo, era difícil recomendar qué
podía hacerse para lograr que funcionara mejor” (Wallerstein p. 20, 21). Su instituciona-
lización4 comienza a darse mediante la diferenciación en la estructura universitaria
tradicional europea –de cuatro facultades: teología, filosofía, derecho y medicina – a
través de la creación de nuevas cátedras y en algunos casos de departamentos, en
gran medida en la Facultad de Filosofía y en menor medida en la de Derecho.
“En primera instancia no fue claro cuáles ‘nombres’ de supuestas ‘disciplinas’ prevalecerían,
pero conocemos el resultado. Hacia finales del siglo XIX, seis ‘nombres’ principales habían
sobrevivido y de alguna manera se habían estabilizado como ‘disciplinas’. Se instituciona-
lizaron no sólo dentro del sistema universitario, ahora renovado y de nuevo en proceso de
expansión, sino también como asociaciones nacionales de eruditos y, en el siglo XX como
asociaciones internacionales de eruditos.
La ‘denominación’ de las disciplinas […] reflejaba en gran medida el triunfo de la ideología
liberal. Esto por supuesto debido a que dicha ideología liberal fue (y es) la ideología reinante 35
en la Economía-mundo capitalista (…)
La ideología liberal implicaba el argumento de que la pieza central del proceso social era la
delimitación cuidadosa de tres esferas de actividad: la relacionada con el mercado, con el
Estado y la ‘personal’. La última categoría era más bien residual y abarcaba todas las activi-
dades que no se relacionaban de forma directa con el Estado o con el mercado […]. El estudio
de estas esferas […] independientes llegó a denominarse Ciencias Políticas, Economía y So-
4 Es decir, su “aparición” como disciplina que se ocupa de ciertos problemas, que cuenta con un grupo de
estudiosos –eruditos o científicos- de tales problemas, que se enseña de manera sistemática, cuyos contenidos se
difunden a través de textos de estudio, etc.
Actividades
“El nacimiento de las Ciencias Sociales no es un fenómeno aditivo a los marcos de organiza-
ción política definidos por el Estado-nación, sino constitutivo de los mismos. Era necesario
generar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería gober-
nar. Sin el concurso de las Ciencias Sociales, el Estado moderno no se hallaría en capacidad
de ejercer control sobre la vida de las personas, definir metas colectivas a largo y corto plazo,
ni de construir y asignar a los ciudadanos una ‘identidad’ cultural.
Las taxonomías elaboradas por las Ciencias Sociales no se limitaban, entonces, a la elabora-
ción de un sistema abstracto de reglas llamado ‘ciencia’ –como ideológicamente pensaban
los padres fundadores de la Sociología-, sino que tenían consecuencias prácticas en la me-
36 dida que eran capaces de legitimar las políticas regulativas del Estado. La matriz práctica
que dará origen al surgimiento de las Ciencias Sociales es la necesidad de ‘ajustar’ la vida
de los hombres al aparato de producción. Todas las políticas y las instituciones estatales (la
escuela, las constituciones, las cárceles, etc.) vendrán definidas por el operativo jurídico de
la ‘modernización’, es decir, por la necesidad de disciplinar las pasiones y orientarlas hacia
el beneficio de la colectividad a través del trabajo […]. Las Ciencias Sociales enseñan cuáles
son las ‘leyes’ que gobiernan la Economía, la sociedad, la política y la historia. El Estado, por
su parte, define sus políticas gubernamentales a partir de esta normatividad científicamente
legitimada” (Gómez Castro, 2000:147, 148).
Resumen
Actividades
“El sujeto cartesiano construyó un mundo estable de sustancias eternas y relaciones ma-
temáticas expresadas en leyes universales. Un mundo de líneas causales e independien-
tes y absolutamente predecibles en su curso. Un mundo donde el sujeto estaba dividido
en compartimentos estancos: cuerpo, conocimiento, emoción, acción. Un universo donde el
hombre estaba solo en un mundo extraño sordo a su ruido y a su música. Este sujeto mo-
derno se pensaba capaz de reflejar la naturaleza a la que miraba desde afuera. El universo
era un gran mecanismo y la racionalidad humana era maquinal. Esta perspectiva tuvo un
gra éxito al lograr producir contextos estandarizados, patrones socialmente compartidos
de evaluación y producción, sociedades altamente disciplinadas por un rígido sistema de
mecanización del trabajo y por el establecimiento de sistemas de educación generalizados
que garantizaran la transmisión de estas concepciones. La vida siguió el ritmo del reloj que
indicaba cuando debían hacerse las cosas. Los ‘ritmos de la naturaleza’ fueron arrancados de
cuajo del ámbito de lo legítimo. El hombre debía seguir a la aguja de la hora o al silbato de la
fábrica. Sin embargo, el estómago no siguió siempre con docilidad los dictados de las leyes
modernas ni a los encargados de hacerlas cumplir” (Najmanovich, 1995: 25, 26).
A medida que las principales disciplinas se van consolidando con sus “descubrimien-
tos” y se les va exigiendo respuestas precisas a los grandes problemas puestos bajo
Bibliografía obligatoria
Para completar el estudio su lupa, se van presentando situaciones que no reciben respuestas satisfactorias.
de estos temas, remitimos a “Anomalías cada vez más llamativas […], paradojas persistentes y dificultades cada
la lectura del Capítulo 1: La vez mayores inquietaron los sueños modernos de felicidad eterna y progreso per-
Revolución Francesa como manente”. A la par, “se asiste al surgimiento de distintas perspectivas y alternativas
suceso histórico de Immanuel
Wallerstein.
(que) llevan a la necesidad de pensar sobre los pretendidos equilibrios, los cambios,
evoluciones y crisis que se expresan en la historia de las ideas (paradigamas), en la
historia de las sociedades ( culturas) y de los individuos que las co-forman (sujetos).
(Najmanovich, 1999).
El debate sobre el modelo adoptado de producción del conocimiento, los resultados
fruto de estos conocimientos, la capacidad explicativa de los modelosutilizados por
las disciplinas, etc. cobra auge a mediados del Siglo XX, introduciendo nuevas cate-
gorías, como la de interdisciplina, para abordar la actividad científica. Se entiende
que “el arte, la ciencia, la filosofía son sólo formas en que los hombres abordan la
multiplicidad de planos y posibilidades de ser...humanos” y por tanto se promueve
una perspectiva que integre múltiples abordajes”, esto se conseguiría a través de un
trabajo interdisciplinario.
Algunas de las razones de esta interpretación se ubicarían en dos hechos, al menos:
por un lado, la aceptación que alcanzara en el campo científico el concepto de para-
digma expuesto por Kuhn en los años ’60 del siglo pasado, junto a su crítica al es-
quema de desarrollo continuo y progresivo de la ciencia elaborado por los positivistas
lógicos. Por otro, la consolidación, desde mediados del Siglo XX, del modelo sistémi-
co, tanto en la biología, las ciencias sociales y también en la física, necesitadas, todas
ellas, de explicar el cambio, la transformación y la complejidad.
Las diferentes disciplinas, así como distintas líneas de investigación han enfatizado
diversos aspectos de la teoría de sistemas, pero todas ellas aceptan el dictum aristo-
télico: el todo es más que la suma de las partes.
Veamos primeramente lo referido al concepto de paradigma. En una caracterización
acerca de lo significativo que resultó la publicación del libro de Kuhn, La Estructura de
las Revoluciones Científicas, Denise Najmanovich señala en una nota periodística de
1999 que “este texto revolucionó primero el ámbito restringido de historiadores y filó-
sofos de la ciencia” a partir de su caracterización de los paradigmas. Convirtiéndose
luego “en un material de amplia consulta que desde hace 3 décadas está ubicado en
las estanterías de las bibliotecas y librerías más importantes del mundo, casi como un
clásico:
“El concepto de paradigma, que Kuhn desarrolla en él, y que algún crítico dijera que
tiene más de 20 significados distintos, ha alcanzado hoy una difusión fenomenal en
todos los ámbitos de la cultura, pese a la férrea oposición del Positivismo Lógico que
prácticamente hasta los años sesenta era considerado como la filosofía oficial de la
ciencia
En este texto Kuhn expone una nueva concepción del desarrollo científico, explica el
38
rol protagónico que le cabe a la historia en el establecimiento de una nueva filosofía
de la ciencia, […] critica la postura tradicional de la filosofía de la ciencia que conside-
ra a la investigación científica como una larga marcha hacia la verdad a través de un
método que garantiza la objetividad y la neutralidad de la producción científica. Frente
a este esquema de desarrollo continuo y progresivo, que elaboraron los positivistas
lógicos, Kuhn propone su concepción de los Paradigmas, como modelos ejemplares
que guían la investigación en un área determinada del conocimiento y que son susti-
tuidos por otros nuevos mediante verdaderas revoluciones científicas. Un paradigma
establece el marco conceptual dentro del cual se desarrollará la investigación en un
área determinada, plantea cuáles serán la entidades fundamentales del universo, qué
clase de interacción tendrán entre ellas, qué clase de preguntas serán consideradas
legítimas y qué técnicas serán las adecuadas para buscar las soluciones”.
Asimismo, Najmanovich encuentra que “desde el nacimiento de la ciencia moderna
hasta casi nuestro siglo reinó el paradigma de la simplicidad”, el cual eclosionaría en
el Siglo XX. Luego del desarrollo de la Teoría de la Evolución de Darwin (S XIX) y con
el desarrollo del concepto de entropía y de caos, por parte de Prigogine, se inauguran
los grandes problemas conceptuales:
Actividades
“Entre 1874 y 1877, Walrras desarrolló la idea de una situación ‘optima’ para el conjunto
de todo el sistema económico, basado en la idea de un ‘equilibrio general’ que surge de la
interdependencia de todos los mercados de bienes y servicios………… Una de las principales
limitaciones de esta teoría del equilibrio general consistió en que quedó abierto el problema
del criterio con el cual pudiera determinarse un ‘optimo’ general (y no solo individual). Es de-
cir, el paso de un nivel microeconómico al nivel macroeconómico. Sin embargo, el modelo de
equilibrio general poseía dificultades de manejo. Fue así que surgió el más práctico modelo
de ‘equilibiro parcial’, cuya función debemos casi totalmente a Alfred Marshall (en 1890)”
(Díaz Cafferata et al, 1999).
Sin embargo, cuando se trata de entender objetos complejos como los procesos co-
municacionales, los organismos vivos, los comportamientos familiares o sociales, por
ejemplo, es necesario recurrir a otras estructuras explicativas; los cuales se hacen po-
sibles a través de la interdisciplina o la transdisciplina:
“Esto ocurre con Ludwig von Bertalanffy, un biólogo que a partir de esta búsqueda elabora
la Teoría General de los Sistemas, en 1945 […]. Con Wiener (quien presenta su trabajo)
sobre cibernética en 1948, (con) los trabajos sobre teoría de la comunicación de Shannon y
Weaver (1949) y sobre la teoría del Juego de von Neumann y Morgenstern (1949)”. (Naj-
manovich, 1999).
Lo que caracteriza estas teorías es su “interés por estudiar objetos complejos con me- 39
todologías no reduccionistas”, entendiendo que las problemáticas son de naturaleza
interdisciplinaria, o mejor aún transdisciplinaria.
La Teoría General de los Sistemas no constituye una disciplina en sí, nació como una
perspectiva transdisciplinaria que permite abordar sistemas complejos de cualquier
clase, por ello se la considera una metadisciplina: pues más que una teoría sobre el
mundo, es una teoría para desarrollar teorías.
Si bien la concepción estándar fue dominante también en América Latina, ya desde los
inicios de la colonización y en diferentes momentos históricos, se ha ido desarrollado
al mismo tiempo un pensamiento social crítico en disputa con el de la Modernidad,
como veremos más adelante. Esta perspectiva no debe confundirse con la posmo-
dernidad, que comienza a expresarse en la segunda mitad del siglo XX y que también
pone en cuestión algunas “certezas” del pensamiento moderno.
En América Latina el conocer no eurocéntrico, que confronta los mitos del pensamien-
to moderno, tiene una larga y valiosa tradición, desde José Martí o Carlos Mariátegui.
Tiene además otras contribuciones de políticos destacados tales como Manuel Muri-
llo Toro en Colombia o Ponciano Arriaga en México; de los teóricos de la teología de la
liberación; como Paulo Freire y otras más recientes, entre las que están las de Arturo
Escobar, Aníbal Quijano, Edgardo Lander o Enrique Dussel.
Así, respecto del evolucionismo, Enrique Dussel (2000:49) destaca que existe un
“mito de la Modernidad” que se representa como un “mito civilizatorio” el cual des-
cribe –desde el eurocentrismo– la ‘falacia desarrollista’ del proceso de modernización
hegemónico”.
Reconocer el “mito de la Modernidad” es, según este autor, el punto de partida para su-
perar la Modernidad. Al descubrir la “otra-cara negada” y victimada de la Modernidad,
al poder juzgarla como “culpable de la violencia sacrificadora, conquistadora origina-
ria […] y al afirmar la alteridad de ‘el Otro’, negado antes como víctima culpable […]
(es posible) ‘des-cubrir’ […] el mundo periférico colonial, el indio sacrificado, el negro
esclavizado, la mujer oprimida, el niño y la cultura popular alienadas, etcétera” (p.49).
Sólo cuando se descubre el “eurocentrismo” de la “razón ilustrada”, cuando se “define
la falacia desarrollista del proceso de modernización hegemónico”, cuando se descu-
bre “la dignidad del Otro”, solamente en esas circunstancias, “la razón moderna es
trascendida”.
Actividades
Resumen
Es así que el “fin de la historia” parece ser el “triunfo de la Economía sobre la política” o
el “triunfo del liberalismo político”. Los Estados se encuentran cada vez más influidos
por estructuras internacionales y las fronteras territoriales pierden importancia a los
fines económicos. No así las instituciones identitarias y democráticas que continúan
teniendo un carácter fundamentalmente nacional – territorial”.
44
“En el plano social no hay sujeto preconstituido que pueda unificar o totalizar lo social (...) En
las teorías modernizadoras, pensadas para los países en desarrollo, se le concebía al Estado
un rol central, debía no sólo administrar, sino también procurar el consenso.(…) Las nuevas
teorías por el contrario parten del cuestionamiento de ese mito. Atilio Borón observa que
estas teorías aluden al ‘sistema político’ que es un concepto formal y vacío de todo contenido
teórico y práctico, referido a las relaciones entre actores en lugar de hablar de Estado (…) y
al hablar de ‘Economía’ en lugar de ‘capitalismo’ quedan afuera cuestiones conflictivas como
la explotación, la dependencia y el imperialismo”. (Reigadas, 1989)
La caída del Estado-padre/ protector (proveedor de recursos, garante del bienestar),
Introducción
En las clases teóricas realizamos un breve desarrollo sobre los comienzos de la Mo-
dernidad, vimos algunos términos que se asocian a ella y diversas características, al-
gunas contradictorias entre sí.
En ese largo proceso histórico que podemos ubicarlo arrancando hacia fines del siglo
XV, principios del XVI, un momento particularmente destacado se produce en el siglo
XVIII con el surgimiento de un movimiento cultural conocido como la Ilustración o el
Iluminismo.
Se trata de un movimiento generado por un grupo diverso y heterogéneo de pensa-
dores, científicos y artistas de diferentes nacionalidades, idiosincracias e incluso pro-
puestas, pero todos compartiendo la percepción de que la razón humana era la llave
para el acceso al progreso ilimitado y la felicidad. En este práctico analizaremos el
pensamiento de una de las personalidades que mejor expresa ese movimiento: Em-
manuel Kant.
El filósofo alemán –Emmanuel Kant– define este movimiento como la emancipación
de la conciencia humana del estado de ignorancia y error por medio del conocimiento.
La apertura del hombre a la cultura y al conocimiento intentará ser llevada por los in-
telectuales a la generalidad del pueblo, siguiendo la premisa de que la felicidad puede
conseguirse mediante el saber y la instrucción generalizados. La Enciclopedia –obra
que se propone compilar todo el saber existente- es la muestra cabal del esfuerzo
educador y divulgador de los ilustrados.
Objetivos
A través de las actividades de lectura planteadas, y en la discusión en grupo, que cada
estudiante sea capaz de:
1) Describir el pensamiento del autor vinculándolo al contexto histórico donde se de-
sarrolla.
2) Realizar una reflexión crítica Identifique cuál es la relación que Kant establece en
torno a la relación entre voluntad, autoridad y uso de la razón.
3) Reconocer los aportes del pensamiento de la Ilustración para una interrogación por 45
el presente.
Bibliografía obligatoria
A utilizar en las clases prácticas
Emmanuel Kant, “Qué es la Ilustración”
Cada estudiante debe leer comprensivamente el texto antes de asistir a la clase prác-
tica. Después de esa lectura, debe realizar las siguientes tareas en grupo:
1) Explique lo que entiende el autor por minoría de edad y porqué –según él– resulta
difícil salir de ese estado.
2) Describa cómo sería el proceso de “pensar por sí mismo” y cuál es el rol que le cabe
en esto a la libertad.
3) n¿Cómo analiza el autor la relación entre la voluntad, la autoridad y el uso de la ra-
zón? Advierta la diferencia que señala entre “época ilustrada” y “época de ilustración”.
4) Si entendemos la Modernidad como una actitud, y enfatizamos la perspectiva de
la Ilustración que da paso del lector al actor, podríamos decir qué: “la llegada a la ma-
yoría de edad hoy, de nuestras sociedades, supondría dar respuesta a la posibilidad
de poner en marcha un proyecto que tenga como finalidad la libertad, la igualdad y la
fraternidad”. Comente.
UNIDAD 1
Trabajo Práctico Nº2
Las Ciencias Sociales - Wallerstein
Introducción
La primera parte de esta unidad realiza un breve esbozo histórico del surgimiento de
las Ciencias Sociales, su institucionalización y su relación con los cambios políticos,
económicos, sociales y culturales imbricados en el complejo proceso llamado Moder-
nidad.
En el teórico, tuvimos oportunidad de ver que aunque todos los autores coinciden en
relacionar el proceso histórico de la modernidad con el nacimiento de las Ciencias
Sociales, la interpretación sobre estos procesos y estas relaciones difiere conforme a
las perspectivas teóricas.
En este práctico se discutirá un enfoque que podemos considerar crítico, sobre esta
relación, analizando un texto de Immanuel Wallerstein sobre el tema.
El planteo central es que el surgimiento de las Ciencias Sociales está ligado a su ins-
titucionalización y que esta institucionalización responde al proyecto político liberal,
que necesita o normaliza el cambio social. Para ese propósito es central conocer la
realidad empírica, concreta, para poder incidir sobre ella y al mismo tiempo “naturali-
zar” demarcaciones del mundo social: Civilización europea / y “Otro mundo” – pasado
/ presente Mercado/ Estado/ Sociedad Civil en el presente de la civilización europea.
De este modo este enfoque se ubica entre aquellos que consideran que el objeto de
estudio se constituye históricamente y en el marco de relaciones sociales de domina-
ción.
Objetivos
A través de las actividades planteadas, la lectura y la discusión, que cada estudiante
46 sea capaz de:
1) Describir el surgimiento de la división entre ciencia y Filosofía.
2) Reconocer los factores que contribuyen a institucionalizar las Ciencias Sociales.
3) Caracterizar el planteo del autor sobre la relación entre Modernidad y Ciencias
Sociales.
Bibliografía obligatoria
A utilizar en las clases prácticas
Wallerstein I. “Impensar las Ciencias Sociales”, Siglo XXI, México, 1998, pág. 9–27.
Desarrollo
Cada estudiante debe leer comprensivamente el texto. Después de esa lectura, debe
realizar estas tareas en grupo antes de asistir a la clase práctica.
47