You are on page 1of 3

LA TRADICIÓN DE RICARDO PALMA

RESUMEN DE LA OBRA TRADICIONES PERUANAS

AL RINCÓN QUITA CALZÓN

Esta obra narración del gran tradicionista Ricardo Palma, tiene como personaje principal al obispo de Arequipa, Chávez
de la Rosa. El obispo que tomo gran empeño en el progreso intelectual del seminario .El obispo realizaba un visita
semanal al colegio cuidando con celos que los profesores cumplieran con sus labores y los alumnos fueran
correctamente educados .Una mañana llego el obispo en sus acostumbrada visita y descubrió que el profesor de latín
había faltado a clases ,y decidió remplazar al titular , aquellos tiempos regía aquel pensamiento que sentenciaba que la
letra con sangre entra y era común el azote a los desaplicados .Un Alumno se equivocó al responder una pregunta y el
señor Chávez ordenó:¡AL rincón !¡Quita Calzón!, que significa ser castigado. Luego otro alumno fue condenado a la
misma pena y luego fueron unas docenas los que tuvieron que pasar ¡AL rincón! ¡Quita Calzón!, hasta que llegó el turno
a un revejido que, ante la pregunta de su señoría, guardó silencio que fue interpretado como ignorancia y nuevamente
la frase ¡AL rincón! ¡Quita Calzón! Se dejó escuchar. El chico obedeció murmurando entre dientes, y el obispo intrigado
decidió averiguar que mascullaba el pequeño, y le encaró hasta que el muchacho le confeso que él también quería
hacer una pregunta y se lanzó al ruedo con la venia de su ilustrísima. La pregunta fue: ¿Cuánto Dominus Vobiscum
tiene la misa? el obispo no supo responder la pregunta y todos los castigados fueron amnistiados. Desde entonces su
señoría se convirtió en protector de aquel niño que era de familia muy pobre. Con el paso de los años aquel niño fue
uno de los prohombres de la independencia y uno de nuestros más prestigiosos oradores. Su nombre fue Francisco
Javier de Luna-Pizarro.

AL PIE DE LA LETRA

El capitán Paiva era un hombre fornido de gran estatura. Paiva tenía un problema: que seguía las instrucciones al pie
de la letra, es decir, no entendía metáforas o expresiones similares. Este problema fue la causa por la cual Paiva nunca
ascendió. Cuentan algunas anécdotas acerca de él: El teniente Salaverry encarga una misión a Paiva que consistía en
buscar y apresar a un hombre, pero en caso que no lo encontrase debería ir y allanar su casa. Paiva llego y dijo que el
mandato estaba listo, entonces fue cuando explico que había derrumbado todas las paredes que allí había y que el
terreno de la casa estaba tan llano como la palma de su mano. Salaverry escondió la risa que le retozaba. Salaverry
tenía por asistente a un soldado que tenía por apodo “cuculí”, este abusaba de la confianza de Salaverry, ya que, se
habían conocido cuando niños. Llego un momento en el que Salaverry advirtió a Cuculí que si seguía cometiendo tantas
barrabasadas él iba mandarlo a fusilar. Hasta que un día debieron darle una gran queja a Salaverry para que ordenase
a Paiva fusilar a Cuculí entre dos luces. Media hora después regreso Paiva con la orden cumplida, lo fusilo entre dos
faroles. A Salaverry se le escapo una lagrima ya que él solo quería atemorizar a su asistente, él pensaba enviar la orden
de indulto antes de rayar el alba o lo que es lo mismo estar entre dos luces. Pocos días antes de una batalla Paiva
planeo un ataque que requería de algún lancero, para lo cual necesitaba de la autorización de Salaverry. Paiva insistió
mucho en lo de los lanceros, fue tanta su insistencia que Salaverry le contesto que hiciera lo que quisiera y que se
mande a matar, lo cual Paiva tomo como orden y al momento que combatía, después de matar a un boliviano y subirlo
al caballo (como lo prometió) Paiva llego a donde Salaverry herido por las balas. Ya que Salaverry le dijo mándate a
matar y Paiva lo tomo como una orden.

BEBA PADRE QUE LE DA LA VIDA

En el año 1668 vino un fraile portugués de la orden de San Jerónimo, era el Padre Núñez. En cuanto el padre llega a
Lima, la virreina Ana de Borja, recibió un anónimo que denunciaba que el padre era en realidad un espía secreto enviado
por Portugal. La virreina convoco a sus oidores y todos opinaron que se le condenara a la horca; la astuta virreina dijo
a su audiencia que dejen el caso en sus manos y ella sabría comprobar el auténtico cargo de Núñez. Ese mismo día la
virreina manda a su mayordomo a preparar una gran comida para el padre Núñez. En el momento de la prueba, doña
Ana entra al comedor con los oidores y pudieron comprobar que Núñez era cura por medio de 2pruebas que fueron
fácilmente superadas por el padre Núñez: La primera consistió observar la cantidad de comida que podía comer el padre
Núñez, si este era un fraile debía comer demasiado y sin ningún tipo de cargo de conciencia. En esta prueba Núñez
comió rápidamente hasta saciarse.
Para la segunda prueba se necesitó poner un cántaro de barro, lleno de agua. En caso que el padre Núñez fuera
realmente fraile, este no debería beber del cántaro con pulcritud ya que en el refectorio no se acostumbraba a tomar
con pulcritud. Al terminar las pruebas Doña Ana se levantó de la mesa junto con los oidores y acordaron en dejar libre
al sacerdote. De esta forma la astuta virreina Doña Ana hizo dejo en claro que las mujeres también son buenas
gobernantes.

LA CAMISA DE MARGARITA

Don Raimundo, un hombre rico tenía una hija llamada Margarita que era una muchacha limeña muy bonita y atractiva.
Llegó de España un mancebo llamado Luis de Alcázar sobrino de un solterón aragonés muy orgulloso. Luis esperando
heredar algo de su tío, vivía tan pelado como una rata. En la procesión de Santa Rosa, se conocieron Margarita y Luis
e instantáneamente se enamoraron. Luís sin pensarlo mucho fue a pedir la mano de Margarita, creyendo que su pobreza
no sería obstáculo para su amor. A don Raimundo no le gusto la petición y lo despidió argumentando que Margarita era
aún muy niña; pero la verdad era que a don Raimundo le parecía muy poca cosa el sobrino del aragonés. Don Raimundo
confió la verdad a sus amigos, quienes no dudaron en contárselo Don Honorato, que así se llamaba el aragonés. Este
menosprecio a don Raimundo y reclamo contra él. Mientras tanto Margarita sufría por que no podía casarse con Luis,
ella cayó enferma y amenazaba en convertirse en monja si no la dejaban casarse con Luis. Su padre llamo a muchos
médicos y curanderos, todos coincidieron en que la deberían dejar que se case o se moriría. El padre se encamino
rápidamente al caso de don Honorato y le pidió que consintiese que su sobrino se case con Margarita, pero don Honorato
se negó; después de horas de discusión y ante la intervención de Luis, acordaron en realizar el matrimonio, pero con
una condición: don Raimundo no debería regalarle ni heredarle ni un alfiler, Margarita solo se quedaría con el encapillado
y con una camisa que le obsequiaría su padre. Lo que no sabía don Honorato era que la camisa estaba valorizada en
mucho dinero. Los recién casados hicieron creer al tío aragonés que la camisa era muy barata, ya que si él lo hubiera
sabido los hubiera hecho divorciarse. De este modo don Raimundo cumplió su juramento.

LAVAPLATOS

La hacienda San Borja era bastante grande y pertenecía a los jesuitas, pero no disponía de la cantidad suficiente de
agua. En el año 1651, el alcalde provincial Dr. Bartolomé de Azaña se propuso a realizar una revisión de todas las
haciendas, hablo de esto al virrey Sr. Conde de Salvatierra. Ambos ya estaban acostumbrados a visitar haciendas hasta
que llegó el turno de San Borja. Después de la inspección a los puntos hidráulicos, los loyos listos no se quedaron
atrás y ofrecieron un exquisito almuerzo, pero el virrey se percató que su plato era el único que estaba lavado. Los
jesuitas atribuyeron este hecho a la escasez de agua en la hacienda. Y de esta forma consiguieron que les asignen un
riego más para el uso de la cocina. Por esta anécdota el fundo San Borja fue bautizado como Lavaplatos.

EL INCAS AJEDRECISTAS

Los incas ajedrecistas es una de las tradiciones peruanas de don Ricardo Palma que nos transporta como siempre a la
agitada vida de los primeros españoles en el Perú. El relato se apoya en una tradición popular del siglo XVI, recogida
por un anónimo cronista que da cuenta de cómo una partida de ajedrez y su consejo para mover una pieza, le costó la
vida al Inca Atahualpa y a su sucesor, impuesto por sus verdugos, llamado Manco, hijo de su hermano Huáscar a quien
había mandado asesinar por el trono. Con el estilo ameno que lo caracteriza, Palma relata las intensas partidas de
ajedrez que sostenían los capitanes Hernando de Soto y Juan Riquelme entre otros, en la casa donde estuvo prisionero
el Inca Atahualpa, desde 15 de noviembre de 1532 hasta su muerte, Era común ver a los hispanos sentarse frente al
tosco tablero y mover las fichas de barro, mientras el Inca aparentemente se sumía en la preocupación de su destino
final, sin prestar atención a las partidas. Pero pronto, demostraría que no era así.

En una de las tardes ajedrecistas de Hernando de Soto y Riquelme, el primero intentó movilizar el caballo, pero el inca
lo detuvo diciéndole "No capitán, no....el castillo". Ante la sorpresa general. Después de una breve reflexión, De Soto
siguió el consejo y dio un inesperado mate, luego de unas cuantas jugadas. Desde aquella tarde, el inca era invitado a
jugar una sola partida por De Soto, quien le cedía las piezas blancas en muestra de gentileza. Atahualpa se convirtió en
un buen discípulo. Otros españoles, salvo Riquelme, también lo invitaban, pero el inca declinaba cortésmente a través
de su intérprete Felipillo. La tradición popular cuenta que Riquelme no perdonó la intromisión de Atahualpa en su derrota
ante De Soto. De los24 jueces convocados por Pizarro, se le condenó por 13 votos contra 11. Riquelme firmó por su
muerte, determinaría la pena de muerte al Inca. Pero el ajedrez cobraría nuevamente protagonismo entre los incas y los
hispanos...para congraciarse con los nativos, Pizarro entregó la insignia imperial a Manco, un joven de apenas 18 años
a quien, como primogénito de Huáscar le correspondía la corona. Sin embargo, en la contienda entre almagristas y
pizarristas que se sucedieron por el poder, Manco apoyó a los primeros y los acogió en Vilcabamba, donde había fijado
su corte. La convivencia con los almagristas hizo que el nuevo inca se "españolizara" y cogiera sus gustos, entre ellos,
el ajedrez y las bochas. Estaba escrito una vez más, que el ajedrez movería sus piezas con el signo de muerte. Una
tarde, jugando una partida con un hispano, intentó hacer un enroque prohibido por las reglas del juego. Apenas lo hizo,
se escuchó un comentario despectivo de su oponente, al que Manco pasó por alto para seguir defendiendo su jugada.
Los ánimos se caldearon y un bofetón del inca al agresor, fue respondido por dos puñaladas que apagaron su vida. Los
nativos cobraron venganza y mataron no sólo al verdugo de Manco, sino a cuanto español encontraban en el lugar.
Irónicamente, mover las piezas de un noble juego, determinaba una vez más el destino de un inca.

LA ENTRADA DEL REY

Seríamos distraídos si no describimos la entrada a la ciudad de un virrey. El primero que entró con ceremonial fue don
Andrés Hurtado de A Mendoza. Llegados de México o España recalaban en Paita y a caballo hasta Santa; de allí,
enviaban los pliegos y títulos para el virrey saliente o la Audiencia. La Audiencia los pasaba al Cabildo y al otro día,
autoridades y vecinos ilustres salían a la plaza, y entre música y cohetes se pregonaba la noticia. El día de la entrada,
a las doce, montaba el virrey en un lujoso coche. La procesión iba por la calle de las Mantas hasta San Sebastián, y
luego Monserrate. Allí se le acercaba el mayordomo de la ciudad, y ofrecía le el caballo. Descendía el virrey, subía al
tablado y (con su esposa, si la había) sentábase para presenciar el desfile. Llegaban la Inquisición, el Cabildo y
aguardaba la Real Audiencia. Parábase el virrey y uno de los regidores, comisionado por el Cabildo diríjale el discurso
de saludo, que finalizaba
llamándolo a juramento. El virrey se arrodillaba y el escribano del Cabildo decía: “¿Vuecencia, jura por Dios, Santa
María, los Evangelios; por el crucifijo y señal de la cruz, que guardará a la ciudad los fueros que los reyes le han
concedido?”.
- Así juro y prometo -contestaba el virrey. - Si así lo hiciere, Dios le ayude -decía el más anciano de ellos. Y el pueblo,
humildísimo, vasallo, prorrumpía en vítores. La Audiencia se acercaba y montaba el virrey a caballo. Delos balcones
arrojaban las señoras flores sobre él. En el atrio de la Catedral, el clero lo recibía y se cantaba un Tedeum. Luego, con
los oidores y personalidades entraba en palacio, donde lo recibía el virrey cesante. Las candeladas en las calles, corridas
y demás regocijos no se ceñían a programa alguno. La huelga duraba tres días
TRADICIONES AREQUIPEÑAS

Las fiestas de febrero, con sus comparsas, coplas, pandillas y mojigangos, son las más populares en el distrito de
Cayma. Un grupo de poetas y dirigentes culturales busca preservar su esencia ancestral.

Los arequipeños desbordan creatividad. Esta característica se resume en el rebautizo que hicieron de su linda tierra, a
la que denominan con orgullo “república independiente”. Esto también se percibe en las letras de sus coplas
carnavalescas como esta: “¿Para qué preguntas de dónde soy? Soy arequipeño y con orgullo voy”.

Los centros culturales de Arequipa cursaron invitación a los pueblos donde la tradición del carnaval aún se conserva
intacta. Quieren que no pierda su esencia ancestral, manifestada en sus pandillas o wifalas. Desde el siglo XIX, según
Santos Benavente Véliz, en su libro Arequipa: caras y máscaras del carnaval, se celebraba esta costumbre tres días
antes del Miércoles de Ceniza. La periodista y poeta Luz Vilca, Premio Regional de Poesía del antiguo INC, Arequipa
1990; y el vate Luzgardo Medina Egoavil, Premio Internacional de Poesía Copé, han realizado un prolijo trabajo sobre
el carnaval de Acequia Alta, distrito de Cayma, bajo el título de El carnaval Loncco de Cayma.

“En 1983, en el sector de Acequia Alta [Cayma], nació la Asociación Cultural del Carnaval Loncco y desde entonces la
directiva se renueva cada dos años. Luchamos por la cultura”, refiere Vilca.

Ño Carnavalón

Entre los fundadores están Coco Vilca Sanz, Carlos Omar Bedregal, Marco y Juan Hidalgo, entre otros. Este año la
presidencia le toca a Alonso Paredes. La tradición empieza con la salida de Ño Carnavalón para recorrer las calles y
acercarse a las viviendas donde se brinda comidas típicas como zarza de sencca (ensalada de cebolla con cabeza),
zarza de patitas, pastel de tallarín, rocoto relleno, ají de lacayote y solterito de queso. El brindis se hace con chicha de
guiñapo. Los vecinos encargados de esta ofrenda se apuntan con un año de anticipación. No se deja nada a la
improvisación.

Los personajes más populares de las carnestolendas arequipeñas son los payasos y las brujas. En las calles reciben
el saludo y aprecio de cientos de ciudadanos que disfrutan de esta gran fiesta popular.

Patrimonio vivo

El pasado 17 de enero, el Carnaval de Acequia Alta fue reconocido como Patrimonio Vivo gracias a la gestión de Luz
Vilca y el trabajo de personajes como el músico invidente Juan Guillén Barriga, el poeta Manuel Gallegos Sanz y
Guillermo Zea Barriga. Esta festividad ancestral fue recuperada hace más de tres décadas por las familias más
tradicionales de Acequia Alta y La Tomilla. Ellos rescataron la tradición de componer coplas y de formar pandillas de
mojigangos.
Los participantes pueden pasar de mojigango a doctorcito, después a músico, luego a cantor y, finalmente, si se llega
al escalón más alto, puede ser compositor de coplas. Se estima que cada año participan más de 600 personas en el
corso del Carnaval Loncco.

“Las instituciones de Arequipa preservan sus costumbres, pese al azote de la modernidad”.

You might also like