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He.12:15.
Introducción:
2. También está en los cristianos, He.12:15. El no detectarla a tiempo y destruirla trae consigo
consecuencias mortales, y la condenación eterna.
I- ¿QUÉ ES LA AMARGURA?
B. Es pecado, Ef.4:31.
C. La amargura es difícil de detectar. La biblia menciona la amargura como una raíz porque es
algo que no se ve. Generalmente no nos damos cuenta que algunas de nuestras conductas y
reacciones se deben a motivos ocultos en el fondo de nuestro ser, ya sea por una niñez
inflamada de dolor, o por el maltrato que hemos sufrido a manos de alguien a quien
estimamos. Como la amargura es un mal oculto, muy difícilmente las personas pueden
reconocer que son presas de ella. Por eso el escritor a los hebreos dice “Mirad
bien”, RV60. He.12:15. El novelista checoslovaco, Frank Kafka, escribió sobre la amargura: “El
gesto de amargura del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un
niño”. (1883-1924). Es vedad, pues las reacciones amargas en una persona pueden ser
sentimientos negativos que se han venido ocultando desde la niñez.
D. Pero es muy fácil de justificar: “El cristiano se siente culpable cuando comete un pecado.
Sin embargo, no nos sentimos culpables de pecado por habernos amargado cuando alguien
peca contra nosotros, pues la percepción de ser víctima eclipsa cualquier sentimiento de culpa.
Por lo tanto este pecado de amargura es muy fácil justificar”.[1]
1. Nuestros padres. El trato que nos dieron nos trae malos recuerdos y sentimos un gran
resentimiento contra ellos.
2. Nuestra pareja. No ha llenado nuestras expectativas y sus hábitos nos perturban. A la vez,
no hemos podido perdonar la ofensa que nos hizo.
5. Una persona de la iglesia, su conducta nos exaspera, pues no olvidamos la discrepancia que
tuvimos con ella y n nos la tragamos.
6. Un amigo.
10. Como en el caso de los Israelitas, Ex.1:14, un trabajo forzado o en donde se nos trata mal
puede crear tal incomodidad en nosotros, que la amargura puede ser una secuela.
6. Cuando lee la Biblia, ¿aplica sus enseñanzas a otras personas, especialmente al ofensor, o a
sí mismo?
A. Roba el gozo de Dios que todo cristiano tiene que experimentar, Gál.5:22. La alegría, la
dicha y el placer de vivir son eclipsados por un sentimiento que mortifica. Nosotros somos
llamados a vivir con gozo siempre, 1Tsl.5:16 y Fil.4:4.
B. Enfermedades respiratorias (gripas, asma, tos, sinusitis, etc). Enfermedades del corazón
(Angina de pecho, infarto, etc.) Enfermedades del sistema circulatorio (mala circulación,
várices, colesterol, etc.)
C. La amargura se hace acompañar del odio, la auto compasión, el resentimiento, los deseos
de venganza.
D. Jaime Mirón menciona siete consecuencias graves de la amargura, todas ellas negativas
para la persona que sufre este mal:
1. La amargura impide que las personas entiendan los propósitos de Dios en determinadas
situaciones. Una persona que sufre por alguna situación determinada, puede estar centrando
toda su atención en el dolor y no en lo que Dios le quiere enseñar con esa situación. Pero
debemos recordar que Dios es capaz de utilizar todo para el beneficio de sus hijos, Ro.8:28.
3. Impide que las personas tomen decisiones sanas, pues nubla la razón, Sal.73:21,22.
7. Se deja de alcanzar la gracia de Dios, He.12:15. Esta es la consecuencia más grave, pues
equivale a perder la salvación de nuestras almas. ¿Por qué? Porque la gracia de Dios está
relacionada con el perdón, y quien es incapaz de perdonar por cualquier rencor amargo
alojado en su corazón, es imposible que reciba el perdón del Señor, Mt.6:13,14.
A. El zacate que se corta con machete, vuelve a crecer porque las raíces han quedado en la
tierra. Lo que hizo que esa hierba creciera, aún quedó en la tierra, así que si no se elimina el
mal desde su interior, no puede ser eliminado. En nuestra congregación estamos cultivando un
jardín. Hemos sembrado plantas ornamentales de varias especies, pero, inevitablemente, la
maleza crece junto a las plantitas ornamentales. Personalmente he cortado la hierba mala con
herramientas de jardinería, pero pocos días después vuelve a crecer, afeando el panorama del
jardín. La única solución que podemos aplicar es arrancar esa hierba desde sus raíces, para
lograr que no crezca por mucho tiempo.
B. El Dr. Jaime Mirón en su librito “La amargura, el pecado más contagioso”, explica:
“La amargura es resultado de sentimientos muy profundos, quizá los más profundos de la vida.
La razón por la que es tan difícil de desarraigar es triple: En primer lugar, el ofendido considera
que la ofensa es culpa de otra persona (y muchas veces es cierto) y razona: “El/ella debe venir
a pedirme disculpas y arrepentirse ante Dios. Yo soy la víctima".[2]
C. Sin embargo, Dios manda: “Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los
gritos, los insultos y toda clase de maldad”.Ef.4:31. DHH. La versión bíblica de Ausejo dice en este
versíoculo: “Desaparezca de entre vosotros toda amargura”… en todas las versiones, una vez
mandado esto, también se mencionan otras conductas, que sin lugar a dudas, se originan en la
amargura. Por lo tanto, destruir la amargura, es destruir la raíz de todos los males
consecuentes: las pasiones, el enojo, gritos, insultos, y la maldad, sin contar muchas otras
cosas que podrían sumarse.
1. Debemos orar por las personas que nos han herido, Job.42:7-9. Jesús mandó que oráramos
por las personas que nos han causado daño porque él sabía que esto era más beneficioso para
nosotros que para ellos, pues haciendo oraciones por los ofensores, vamos perdonándolos sin
darnos cuenta. La oración nos libera de ataduras emocionales, especialmente, de la amargura.
CONCLUSIÓN:
1. Aunque los amigos de Job no lo habían tratado bien, Dios le mandó orar por ellos para
perdonarlos, Job.42:7-9. Job estaba herido y con llagas, sin embargo, no esperó a sanar para
orar por sus amigos. La amargura hace que nos sintamos heridos en lo más profundo del
corazón, pero Dios nos manda orar por aquellos que nos han dañado, Mt.5:44, aunque nos
sintamos mal.Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también
su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.Mc.11:25, DHH.
3. San Pablo siguió su propio consejo cuando dejó la venganza en manos de Dios, 2:Ti.4.14.
4. Un pintor famoso tuvo que hacer el retrato de Alejandro Magno. Debía representar al gran
conquistador de la manera más digna y fiel. Como éste tenía una cicatriz fea y muy visible en la
frente, el artista estaba en un aprieto: Si dejo la cicatriz, pensó él, esto desfigurará al monarca,
pero si la quito, la imagen no será fiel. ¿Qué tengo que hacer? Entonces se le ocurrió pintar al
rey reflexionando, con la mano sobre la frente y un dedo alargado ocultando la herida. Así, los
hijos de Dios deberían meditar en cómo poner el dedo de amor sobre los defectos o las
fragilidades de sus hermanos en la fe. Nuestra inclinación natural es más bien destacarlos o
aumentarlos.