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LILIA CRUZ BARCENAS.

Aprender a leer
Recuerdo que aprendí a leer cuando estaba en primero de primaria, con los clásicos
“mi mamá me ama” y “Susi tiene un oso” recuerdo que tenía el libro de juguemos a
leer, quizá en sus primeras versiones.

Mi madre tenía muy restringida la televisión, pero recuerdo que siempre nos ponía
El Tesoro del Saber y Plaza Sésamo, pienso que eso me ayudo a repasar. Ahora
que nos piden hacer un ejercicio de memoria y tratar de recordar cómo fue ese
aprender, me es inevitable regresar a una mesa amplia con 8 sillas muy grandes.
No sé, quizá era yo muy pequeña y en esos momentos todas las sillas son grandes,
¡muy grandes! Alrededor de la mesa mis dos abuelos Clemente y Aurora, mi
hermana Leticia, mis primos Genaro y Luis, todos un poco más grandes que yo. Era
hora de leer, les leíamos el libro de lecturas de la primaria, leíamos por turnos,
comentábamos la lectura, y nos felicitaban por hacerlo bien. En esa mesa era la
niña más pequeña, aun no dominaba la lectura, pero yo me esforzaba y leía cada
vez más, cada vez mejor. Me sentía especial si mis abuelos pedían que yo
empezara, y si quería volver a leer, siempre me daban el lugar, aunque a veces eso
molestara a los demás, ¡ella ya leyó 2 veces! ¡Lilia se equivoca! ¡Se traba!, pero mis
abuelos siempre decían: ¡déjala ella es chiquita! Está aprendiendo, ¡lee hija, tu lee
y no importa si te trabas un poco! y yo feliz, comprometida, motivada, entusiasta,
cuando me di cuenta ¡ya leía! Y creo que leía muy bien.

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