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El término átomo proviene del griego ἄτομον («átomon»), unión de dos vocablos: α (a), que
significa "sin", y τομον (tomon), que significa "división" ("indivisible", algo que no se puede
dividir),1 y fue el nombre que se dice les dio Demócrito de Abdera, discípulo de Leucipo de Mileto,
a las partículas que él concebía como las de menor tamaño posible.2 Un átomo es la unidad
constituyente más pequeña de la materia que tiene las propiedades de un elemento químico.3
Cada sólido, líquido, gas y plasma se compone de átomos neutros o ionizados. Los átomos son
muy pequeños; los tamaños típicos son alrededor de 100 pm (diez mil millonésima parte de un
metro).4 No obstante, los átomos no tienen límites bien definidos y hay diferentes formas de
definir su tamaño que dan valores diferentes pero cercanos. Los átomos son lo suficientemente
pequeños para que la física clásica dé resultados notablemente incorrectos. A través del desarrollo
de la física, los modelos atómicos han incorporado principios cuánticos para explicar y predecir
mejor su comportamiento.
Los átomos suelen ser un objeto indeleble (objeto que es imposible tocar o desarmar) Y todos
están compuestos por protones que pueden cambiar.
Cada átomo se compone de un núcleo y uno o más electrones unidos al núcleo. El núcleo está
compuesto de uno o más protones y típicamente un número similar de neutrones. Los protones y
los neutrones son llamados nucleones. Más del 99,94 % de la masa del átomo está en el núcleo.
Los protones tienen una carga eléctrica positiva, los electrones tienen una carga eléctrica negativa
y los neutrones tienen ambas cargas eléctricas, haciéndolos neutros. Si el número de protones y
electrones son iguales, ese átomo es eléctricamente neutro. Si un átomo tiene más o menos
electrones que protones, entonces tiene una carga global negativa o positiva, respectivamente, y
se denomina ion (anión si es negativa y catión si es positiva).
Los electrones de un átomo son atraídos por los protones en un núcleo atómico por la fuerza
electromagnética. Los protones y los neutrones en el núcleo son atraídos el uno al otro por una
fuerza diferente, la fuerza nuclear, que es generalmente más fuerte que la fuerza
electromagnética que repele los protones cargados positivamente entre sí. Bajo ciertas
circunstancias, más acentuado cuanto mayor número de protones tenga el átomo, la fuerza
electromagnética repelente se vuelve más fuerte que la fuerza nuclear y los nucleones pueden ser
expulsados o desechados del núcleo, dejando tras de sí un elemento diferente: desintegración
nuclear que resulta en transmutación nuclear.
El número de protones en el núcleo define a qué elemento químico pertenece el átomo: por
ejemplo, todos los átomos de cobre contienen 29 protones. El número de neutrones define el
isótopo del elemento.5 El número de electrones influye en las propiedades magnéticas de un
átomo. Los átomos pueden unirse a otro u otros átomos por enlaces químicos (en los cuales se
comparten los electrones de dichos átomos) para formar compuestos químicos tales como
moléculas y redes cristalinas. La capacidad de los átomos de asociarse y disociarse es responsable
de la mayor parte de los cambios físicos observados en la naturaleza y es el tema de la disciplina
de la química.
También existe la antimateria, la cual está compuesta también por átomos pero con las cargas
invertidas;6 los protones tienen carga negativa y se denominan antiprotones, y los electrones
tienen una carga positiva y se denominan positrones. Es muchísimo menos frecuente en la
naturaleza. Al entrar en contacto con la respectiva partícula (como los protones con los
antiprotones y los electrones con los positrones) ambas se aniquilan generando un estallido de
energía de rayos gamma y otras partículas.
No toda la materia del universo está compuesta de átomos; de hecho, solo el 5% o menos del
universo está compuesto por estos. La materia oscura, que constituye según algunas estimaciones
más del 20% del universo, no se compone de átomos, sino de partículas de un tipo actualmente
desconocido. También cabe destacar la energía oscura, la cual es un componente que está
distribuido por todo el universo, ocupando aproximadamente más del 70% de este.
Modelo atómico
Un modelo atómico es una representación estructural de un átomo que trata de explicar su
comportamiento y propiedades.
Modelo atómico de Demócrito (450 a. C.), el primer modelo atómico, postulado por el filósofo
griego Demócrito. Consideraba al átomo como indivisible e indestructible, era la partícula más
pequeña que formaba la materia.
Modelo atómico de Dalton (1803), que surgió en el contexto de la química, el primero con bases
científicas.
Modelo del átomo cúbico de Lewis (1902), donde los electrones están dispuestos según los
vértices de un cubo, que explica la teoría de la valencia.
Modelo atómico de Thomson (1904), o modelo del pudin, donde los electrones son como las
"frutas" dentro de la "masa" positiva.
Modelo atómico de Rutherford (1911), el primero que distingue entre el núcleo central y una nube
de electrones a su alrededor.
Modelo atómico de Bohr (1913) en el que los electrones giraban en órbitas circulares.
Modelo atómico de Sommerfeld (1916), una versión relativista del modelo de Rutherford-Bohr.
Modelo atómico de Schrödinger (1926), un modelo cuántico no relativista donde los electrones se
consideran ondas de materia existente.
Que son Modelos Atómicos
Un Modelo Atómico es una representación gráfica que permite explicar, lo mejor posible a la
estructura del átomo. Como bien se sabe los átomos son representaciones, pues nadie los ha
visto; se deducen de experimentaciones, que evolucionan con la tecnología.En la antigua Grecia,
los primeros filósofos opinaban que la materia estaba constituida por minúsculas partículas
indestructibles, que llamaron átomos. Se trataba solo; sin embargo, de una doctrina filosófica, que
no logró aceptación universal por falta de testimonios experimentales.Hacia 1803, el inglés John
Dalton, desarrolló un modelo donde supuso que toda la materia esta compuesta de átomos; los
cuales representó como partículas esféricas repletas de masa y de tamaño variable, dependiendo
del elemento al que perteneciesen, pero indivisibles, indestructibles y por tanto, eternos.
Aproximadamente un siglo después, se encontraría que el átomo no es indivisible y que todos los
átomos de un mismo elemento no tienen la misma masa y por ende, no son iguales. Con el
descubrimiento de los electrones y de los rayos catódicos llevo rápidamente a imaginar una
estructura para el átomo.
La primera hipótesis establecida fue en 1904 por J.J. Thomson, al suponer que el átomo estaba
constituido por una esfera material, pero de carga eléctrica positiva, dentro de la cual se
encontraban incrustados los electrones necesarios para neutralizar dicha carga.
Más adelante, los experimentos realizados por el físico Ernest Rutherford le llevaron a deducir que
la carga positiva de un átomo y la mayoría de su masa están concentradas en una pequeña región
central llamada núcleo. En su modelo, los electrones, cargados negativamente, giraban alrededor
del núcleo como los planetas en torno al Sol.
En 1913, el físico danés Niels Bohr apoyado en al teoría de los cuantos de Max Planck, descubrió
que los electrones de un átomo sólo pueden tener determinados niveles de energía. Propuso que
la energía de un electrón estaba relacionada con la distancia de su órbita al núcleo. Por tanto, los
electrones sólo giraban circularmente en torno al núcleo a determinadas distancias, en “órbitas
cuantizadas”, que correspondían a las energías permitidas.
Posteriormente, Arnold Sommerfield modificó la teoría de Bohr para afirmar que los electrones
podían girar en órbitas elípticas. En éstas, al acercarse el electrón al núcleo, para no ser capturado
debía moverse más rápidamente. Al hacerlo de acuerdo con los trabajos de Einstein, su masa
aumentaría modificando su trayectoria.
A partir de 1926, a la luz de los trabajos de Heisenberg, De Broglie, Schrödinger, Born y Dirac, los
electrones dejaron de concebirse como partículas girando en órbitas. El concepto de órbita fue
sustituido por orbital, que es una función matemática que permite conocer información sobre le
pequeña región del espacio alrededor del núcleo donde es más probable encontrar al electrón.
Estas regiones pueden diferir en tamaño, forma, orientación especial y energía.
Tipos de átomo (año y creador)
Número atómico
El elemento y el lugar que éste ocupa en la tabla periódica derivan de este concepto. Cuando un
átomo es generalmente eléctricamente neutro, el número atómico será igual al número de
electrones del átomo que se pueden encontrar alrededor de la corteza. Estos electrones
determinan principalmente el comportamiento químico de un átomo. Los átomos que tienen
carga eléctrica se llaman iones. Los iones pueden tener un número de electrones más grande
(cargados negativamente) o más pequeño (cargados positivamente) que el número atómico.
Masa atómica
El nombre indica la masa atómica de un átomo, expresada en unidades de masa atómica (umas).
Cada isótopo de un elemento químico puede variar en masa. La masa atómica de un isótopo indica
el número de neutrones que están presentes en la corteza de los átomos. La masa atómica indica
el número partículas en la corteza de un átomo; esto quiere decir los protones y los neutrones. La
masa atómica total de un elemento es una media ponderada de las unidades de masa de sus
isótopos. La abundancia relativa de los isótopos en la naturaleza es un factor importante en la
determinación de la masa atómica total de un elemento.
Electronegatividad de Pauling
Pauling le dio un valor de 4,0 al elemento con la electronegatividad más alta posible, el flúor. Al
francio, el elemento con la electronegatividad más baja posible, se le dio un valor de 0,7. A todos
los elementos restantes se les dio un valor entre estos dos extremos.
Densidad
La densidad de un elemento indica el número de unidades de masa del alemento que están
presentes en cierto volumen de un medio. Tradicionalmente la densidad se expresa a través de la
letra griega “ro” (escrita r). Dentro del sistema internacional de unidades (SI) la densidad se
expresa en kilogramos por metro cúbico (kg/m3). La densidad de un elemento se expresa
normalmente de forma gráfica con temperaturas y presiones del aire, porque ambas propiedades
influyen en la densidad.
Punto de fusión
Punto de ebullición
Radio de Vanderwaals
Incluso si dos átomos cercanos no se unen, se atraerán entre sí. Este fenómeno es conocido como
fuerza de Vanderwaals.
Las fuerzas de Vanderwaals provocan una fuerza entre los dos átomos. Esta fuerza es más grande
cuanto más cerca estén los átomos el uno del otro. Sin embargo, cuando los dos átomos se
acercan demasiado actuará una fuerza de repulsión, como consecuencia de la repulsión entre las
cargas negativas de los electrones de ambos átomos. Como resultado, se mantendrá una cierta
distancia entre los dos átomos, que se conoce normalmente como el radio de Vanderwaals.
Radio iónico
Es el radio que tiene un ión en un cristal iónico, donde los iones están empaquetados juntos hasta
el punto que sus orbitales atómicos más externos están en contacto unos con otros. Un orbital es
el área alrededor de un átomo donde, de acuerdo con la probabilidad de encontrar un electrón es
máxima.
Isótopos
Un ejemplo: el cloro tiene un número atómico de 17, lo que básicamente significa que todos los
átomos de cloro contienen 17 protones en su corteza. Existen dos isótopos. Tres cuartas partes de
los átomos de cloro que se encuentran en la naturaleza contienen 18 neutrones y un cuarto
contienen 20 neutrones. Los números atómicos de estos isótopos son: 17 + 18 = 35 y 17 + 20 = 37.
Los isótopos se escriben como sigue: 35Cl y 37Cl.
Cuando los isótopos se denotan de esta manera el número de protones y neutrones no tienen que
ser mencionado por separado, porque el símbolo del cloro en la tabla periódica (Cl) está colocado
en la posición número 17. Esto ya indica el número de protones, de forma que siempre se puede
calcular el número de electrones fácilmente por medio del número másico.
Existe un gran número de isótopos que no son estables. Se desintegrarán por procesos de
decaimiento radiactivo. Los isótopos que son radiactivos se llaman radioisótopos.
Corteza electrónica
Los círculos se dividen en capas y subcapas, que se pueden numerar por cantidades.
La energía de ionización es la energía que se requiere para hacer que un átomo libre o una
molécula pierdan un electrón en el vacío. En otras palabras; la energía de ionización es una medida
de la fuerza con la que un electrón se enlaza con otras moléculas. Esto involucra solamente a los
electrones del círculo externo.
El potencial estándar es el potencial de una reacción redox, cuando está en equilibrio, con
respecto al cero. Cuando el potencial estándar supera al cero, tenemos una reacción de oxidación.
Cuando el potencial estándar supera al cero, tenemos una reacción de reducción. El potencial
estándar de los electrones se expresa en voltios (V), mediante el símbolo V0.
Características
Un dato importantísimo sobre la definición dada a un elemento químico es que, en algunos casos,
este puede sufrir descomposición, es decir, no puede originar nuevas sustancias simples, solo
participa en la formación de nuevas sustancias compuestas.
Un ejemplo es el cloruro de sodio, que por ser una sustancia compuesta, puede descomponerse
en la sustancia simple sodio (Na) y en la sustancia simple cloro (Cl2) por medio de la electrólisis
ígnea. Este hecho no puede ocurrir con el gas Neón (Ne), por ejemplo, que es un elemento
químico y por lo tanto una sustancia simple.
Los elementos químicos se representan por medio de una sigla, en la cual la letra inicial es
mayúscula y que puede venir acompañado de una o dos letras minúsculas. En esta sigla, debemos
ubicar el número atómico del lado izquierdo inferior, representado de la siguiente manera:
La sigla del nombre del elemento puede hacer referencia a diversos aspectos, como el nombre del
elemento en latín, el nombre del elemento en otra lengua, el nombre del descubridor, homenaje a
un científico, lugar del descubrimiento, etc.
Tabla periódica de los elementos
La tabla periódica de los elementos es una disposición de los elementos químicos en forma de
tabla, ordenados por su número atómico (número de protones),1 por su configuración de
electrones y sus propiedades químicas. Este ordenamiento muestra tendencias periódicas, como
elementos con comportamiento similar en la misma columna.
Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos. 4Algunos grupos tienen
nombres. Así por ejemplo el grupo 17 es el de los halógenos y el grupo 18 el de los gases nobles.5
La tabla también se divide en cuatro bloques con algunas propiedades químicas similares.6 Debido
a que las posiciones están ordenadas, se puede utilizar la tabla para obtener relaciones entre las
propiedades de los elementos, o pronosticar propiedades de elementos nuevos todavía no
descubiertos o sintetizados. La tabla periódica proporciona un marco útil para analizar el
comportamiento químico y es ampliamente utilizada en química y otras ciencias.
Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 la primera versión de tabla periódica que fue ampliamente
reconocida. La desarrolló para ilustrar tendencias periódicas en las propiedades de los elementos
entonces conocidos, al ordenar los elementos basándose en sus propiedades químicas,7 si bien
Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a cabo un ordenamiento a partir de las
propiedades físicas de los átomos.8 Mendeléyev también pronosticó algunas propiedades de
elementos entonces desconocidos que anticipó que ocuparían los lugares vacíos en su tabla.
Posteriormente se demostró que la mayoría de sus predicciones eran correctas cuando se
descubrieron los elementos en cuestión.
Generación de energía eléctrica
En general, la generación de energía eléctrica consiste en transformar alguna clase de energía
(química, cinética, térmica, lumínica, nuclear, solar entre otras), en energía eléctrica. Para la
generación industrial se recurre a instalaciones denominadas centrales eléctricas, que ejecutan
alguna de las transformaciones citadas. Estas constituyen el primer escalón del sistema de
suministro eléctrico. La generación eléctrica se realiza, básicamente, mediante un generador
eléctrico; si bien estos no difieren entre sí en cuanto a su principio de funcionamiento, varían en
función a la forma en que se accionan.
La demanda de energía eléctrica de una ciudad, región o país tiene una variación a lo largo del día.
Esta variación es función de muchos factores, entre los que destacan: tipos de industrias
existentes en la zona y turnos que realizan en su producción, climatología extremas de frío o calor,
tipo de electrodomésticos que se utilizan más frecuentemente, tipo de calentador de agua que
haya instalado en los hogares, la estación del año y la hora del día en que se considera la
demanda. La generación de energía eléctrica debe seguir la curva de demanda y, a medida que
aumenta la potencia demandada, se debe incrementar la potencia suministrada. Esto conlleva el
tener que iniciar la generación con unidades adicionales, ubicadas en la misma central o en
centrales reservadas para estos períodos. En general los sistemas de generación se diferencian por
el periodo del ciclo en el que está planificado que sean utilizados; se consideran de base la nuclear
y la eólica, de valle la termoeléctrica de combustibles fósiles, y de pico la hidroeléctrica
principalmente (los combustibles fósiles y la hidroeléctrica también pueden usarse como base si es
necesario).
Por otro lado, un 64 % de los directivos de las principales empresas eléctricas consideran que en el
horizonte de 2018 existirán tecnologías limpias, WN, accesibles y renovables de generación local,
lo que obligará a las grandes corporaciones del sector a un cambio de mentalidad.
Sistema solar
.
La estrella concentra el 99,75 % de la masa del sistema solar,234 y la mayor parte de la masa
restante se concentra en ocho planetas cuyas órbitas son prácticamente circulares y transitan
dentro de un disco casi llano llamado plano eclíptico.5 Los cuatro planetas más cercanos,
considerablemente más pequeños Mercurio, Venus, Tierra y Marte, también conocidos como los
planetas terrestres, están compuestos principalmente por roca y metal.67 Mientras que los cuatro
más alejados, denominados gigantes gaseosos o "planetas jovianos", más masivos que los
terrestres, están compuesto de hielo y gases. Los dos más grandes, Júpiter y Saturno, están
compuestos principalmente de helio e hidrógeno. Urano y Neptuno, denominados los gigantes
helados, están formados mayoritariamente por agua congelada, amoniaco y metano.8
El Sol es el único cuerpo celeste del sistema solar que emite luz propia,9 debido a la fusión
termonuclear del hidrógeno y su transformación en helio en su núcleo.10 El sistema solar se formó
hace unos 4600 millones de años111213 a partir del colapso de una nube molecular. El material
residual originó un disco circunestelar protoplanetario en el que ocurrieron los procesos físicos
que llevaron a la formación de los planetas.9 El sistema solar se ubica en la actualidad en la nube
Interestelar Local que se halla en la Burbuja Local del brazo de Orión, de la galaxia espiral Vía
Láctea, a unos 28 000 años luz del centro de esta.14
El sistema solar es también el hogar de varias regiones compuestas por objetos pequeños. El
cinturón de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter, es similar a los planetas terrestres ya que
está constituido principalmente por roca y metal. En este cinturón se encuentra el planeta enano
Ceres. Más allá de la órbita de Neptuno están el cinturón de Kuiper, el disco disperso y la nube de
Oort, que incluyen objetos transneptunianos formados por agua, amoníaco y metano
principalmente. En este lugar existen cuatro planetas enanos Haumea, Makemake, Eris y Plutón, el
cual fue considerado el noveno planeta del sistema solar hasta 2006. Este tipo de cuerpos celestes
ubicados más allá de la órbita de Neptuno son también llamados plutoides, los cuales junto a
Ceres, poseen el suficiente tamaño para que se hayan redondeado por efectos de su gravedad,
pero que se diferencian principalmente de los planetas porque no han vaciado su órbita de
cuerpos vecinos.15
Adicionalmente a los miles de objetos pequeños de estas dos zonas, algunas docenas de los cuales
son candidatos a planetas enanos, existen otros grupos como cometas, centauros y polvo cósmico
que viajan libremente entre regiones. Seis planetas y cuatro planetas enanos poseen satélites
naturales. El viento solar, un flujo de plasma del Sol, crea una burbuja de viento estelar en el
medio interestelar conocido como heliosfera, la que se extiende hasta el borde del disco disperso.
La nube de Oort, la cual se cree que es la fuente de los cometas de período largo, es el límite del
sistema solar y su borde está ubicado a un año luz desde el Sol.16
A principios del año 2016 se publicó un estudio según el cual puede existir un noveno planeta en el
sistema Solar, al que dieron el nombre provisional de Phattie.17
Enlaces externos
Descubrimientos y exploración
Véanse también: Anexo:Cronología del descubrimiento de los planetas del sistema solar y sus
satélites naturales y Exploración del sistema solar.
Nicolás Copérnico
Algunas de las más antiguas civilizaciones concibieron al universo desde una perspectiva
geocéntrica, como en Babilonia en donde su visión del mundo estuvo representada de esta
forma.18 En Occidente, el griego presocrático Anaximandro declaró a la Tierra como centro del
universo, imaginó a esta como un pilar en forma de tambor equilibrado en sus cuatro puntos más
distantes lo que, en su opinión, le permitió tener estabilidad.19 Pitágoras y sus seguidores
hablaron por primera vez del planeta como una esfera, basándose en la observación de los
eclipses;20 y en el siglo IV a. C. Platón junto a su estudiante Aristóteles escribieron textos del
modelo geocéntrico de Anaximandro, fusionándolo con el esférico pitagórico. Pero fue el trabajo
del astrónomo heleno Claudio Ptolomeo, especialmente su publicación llamada Almagesto
expuesta en el siglo II de nuestra era, el cual sirvió durante un período de casi 1300 años como la
norma en la cual se basaron tanto astrónomos europeos como islámicos.
Si bien el griego Aristarco presentó en el siglo siglo III a. C. a la teoría heliocéntrica y más adelante
el matemático hindú Aryabhata hizo lo mismo, ningún astrónomo desafió realmente el modelo
geocéntrico hasta la llegada del polaco Nicolás Copérnico el cual causó una verdadera revolución
en esta rama a nivel mundial,21 por lo cual es considerado el padre de la astronomía moderna.22
Esto debido a que, a diferencia de sus antecesores, su obra consiguió una amplia difusión pese a
que fue concebida para circular en privado; el papa Clemente VII pidió información de este texto
en 1533 y Lutero en el año 1539 lo calificó de "astrólogo advenedizo que pretende probar que la
Tierra es la que gira".23 La obra de Copérnico otorga dos movimientos a la tierra, uno de rotación
en su propio eje cada 24 horas y uno de traslación alrededor del Sol cada año, con la particularidad
de que este era circular y no elíptico como lo describimos hoy.
En el siglo XVII el trabajo de Copérnico fue impulsado por científicos como Galileo Galilei, quien
ayudado con un nuevo invento, el telescopio, descubre que alrededor de Júpiter rotan satélites
naturales que afectaron en gran forma la concepción de la teoría geocéntrica ya que estos cuerpos
celestes no orbitaban a la Tierra;2425 lo que ocasionó un gran conflicto entre la iglesia y los
científicos que impulsaban esta teoría, el cual culminó con el apresamiento y sentencia del
tribunal de la inquisición a Galileo por herejía al estar su idea contrapuesta con el modelo clásico
religioso.26 Su contemporáneo Johannes Kepler, a partir del estudio de la órbita circular intentó
explicar la traslación planetaria sin conseguir ningún resultado,27 por lo que reformuló sus teorías
y publicó, en el año 1609, las hoy conocidas Leyes de Kepler en su obra Astronomia Nova, en la
que establece una órbita elíptica la cual se confirmó cuando predijo satisfactoriamente el tránsito
de Venus del año 1631.28 Junto a ellos el científico británico Isaac Newton formuló y dio una
explicación al movimiento planetario mediante sus leyes y el desarrollo del concepto de la
gravedad.29
En el año 1704 se acuñó el término sistema solar.30 El científico británico Edmund Halley dedicó
sus estudios principalmente al análisis de las órbitas de los cometas.3132 El mejoramiento del
telescopio durante este tiempo permitió a los científicos de todo el mundo descubrir nuevas
características de los cuerpos celestes que existen.33 A mediados del siglo XX, el 12 de abril de
1961, el cosmonauta Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en el espacio;34 la misión
estadounidense Apolo 11 al mando de Neil Armstrong llega a la Luna. En la actualidad, el sistema
solar se estudia con ayuda de telescopios terrestres, observatorios espaciales y misiones
espaciales.
Características generales
El Sol.
Los planetas y los asteroides orbitan alrededor del Sol, aproximadamente en un mismo plano y
siguiendo órbitas elípticas (en sentido antihorario, si se observasen desde el Polo Norte del Sol);
aunque hay excepciones, como el cometa Halley, que gira en sentido horario.35 El plano en el que
gira la Tierra alrededor del Sol se denomina plano de la eclíptica, y los demás planetas orbitan
aproximadamente en el mismo plano. Aunque algunos objetos orbitan con un gran grado de
inclinación respecto de este, como Plutón que posee una inclinación con respecto al eje de la
eclíptica de 17º, así como una parte importante de los objetos del cinturón de Kuiper.3637
Según sus características, los cuerpos que forman parte del sistema solar se clasifican como sigue:
El Sol, una estrella de tipo espectral G2 que contiene más del 99,85 % de la masa del sistema. Con
un diámetro de 1 400 000 km, se compone de un 75 % de hidrógeno, un 20 % de helio y 5 % de
oxígeno, carbono, hierro y otros elementos.38
Los planetas, divididos en planetas interiores (también llamados terrestres o telúricos) y planetas
exteriores o gigantes. Entre estos últimos Júpiter y Saturno se denominan gigantes gaseosos,
mientras que Urano y Neptuno suelen nombrarse gigantes helados. Todos los planetas gigantes
tienen a su alrededor anillos.
Los planetas enanos son cuerpos cuya masa les permite tener forma esférica, pero no es la
suficiente como para haber atraído o expulsado a todos los cuerpos a su alrededor. Son: Plutón
(hasta 2006 era considerado el noveno planeta del sistema solar39), Ceres, Makemake, Eris y
Haumea.
Los satélites son cuerpos mayores que orbitan los planetas; algunos son de gran tamaño, como la
Luna, en la Tierra; Ganímedes, en Júpiter, o Titán, en Saturno.
Los objetos del cinturón de Kuiper son objetos helados exteriores en órbitas estables, los mayores
de los cuales son Sedna y Quaoar.
Los meteoroides son objetos menores de 50 m de diámetro, pero mayores que las partículas de
polvo cósmico.
Este modelo ampliamente aceptado, conocido como la hipótesis nebular, fue desarrollado por
primera vez en el siglo XVIII por Emanuel Swedenborg, Emanuel Kant y Pierre-Simon Laplace. Su
desarrollo posterior ha entretejido una variedad de disciplinas científicas como la astronomía, la
física, la geología y las ciencias planetarias. Desde los albores de la era espacial en 1950 y el
descubrimiento de planetas extrasolares en la década de 1990, el modelo ha sido desafiado y
refinado para incorporar las nuevas observaciones.
El sistema solar evolucionó mucho desde su formación inicial. Muchas lunas formaron discos de
gas y polvo circulares alrededor de los planetas a los que pertenecen, mientras se cree que otras
lunas se formaron de manera independiente y más tarde fueron capturadas por sus planetas.
Todavía otras, como la Luna de la Tierra, pueden ser el resultado de colisiones gigantes. Estas
colisiones entre cuerpos aún se producen y han sido fundamentales para la evolución del sistema
solar. Las posiciones de los planetas se desplazaron con frecuencia. Ahora se cree que esta
migración planetaria fue responsable de gran parte de la evolución temprana del sistema solar.
1.2. El proceso de construcción del conocimiento científico como sustento de las ciencias de la
salud en Mozambique.
Tal comprensión se derivaba de la concepciones positivistas del siglo XIX, en las llamadas ciencias
naturales que alcanzó un gran desarrollo con la modelación matemática de su objeto, ello
permitió formas relativamente estandarizadas de construcción de conocimientos, con una
determinada independencia de los investigadores como sujetos de dicho proceso, de tal forma, en
las llamadas ciencias sociales y humanísticas, se requiere de un desarrollo actual en la ciencia que
precise de diversas alternativas en la re- conceptualización de los criterios de objetividad del
conocimiento científico, entendida en la unidad dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo.
La relación entre el sujeto en este caso profesional de la salud, como constructor del conocimiento
teórico y práctico, y la expresión matematizada de esta, es relativamente independiente, en los
momentos de interpretación y elaboración teórica, pues en la ciencia elaborada hay un
conocimiento establecido y el modelo matemático, como una expresión de la interpretación de
ese conocimiento, opera con independencia al ser expresión de la técnica o un simple algoritmo.
Hoy, con los sistemas computarizados y los programas se impersonaliza mucho más, pero la
interpretación, y con ello el nuevo conocimiento, sólo es posible por la subjetividad del
investigador.
En las ciencias llamadas sociales realmente no existe un modelo matemático que permita la
construcción de las regularidades del objeto, lo cual no invalida la objetividad y cientificidad de
estas ciencias, lo que por supuesto, no se puede obtener a través de los mismos métodos y vías de
las “ciencias naturales”.
En las “ciencias sociales” hay que adoptar el principio de pluricausalidad, ya que se está en
presencia de fenómenos complejos que generalmente no son el resultado de un solo factor,
variable o condición; donde una valoración dialéctica del objeto permite un estudio más integral y
sistémico del mismo.
Las leyes y regularidades de estas ciencias, operan a través de un sujeto activo, cuya acción
modifica de forma intencional hasta las propias leyes. Aun cuando el objeto de las ciencias
llamadas naturales también es histórico y está inserto en múltiples sistemas de relaciones
dinámicas en la realidad, la intencionalidad socio-humanista asistencial individual no está
determinada sólo por el comportamiento histórico del objeto, lo cual es una característica
distintiva de este proceso investigativo.
En las ciencias llamadas naturales el modelo matemático permite, bajo ciertas condiciones,
abstracciones que limitan más lo subjetivo en la comprensión y explicación del objeto. En las
ciencias socio-humanistas-asistenciales para la salud esta objetividad es condición para la propia
construcción del conocimiento en la dinámica de su desarrollo.
La construcción teórica y práctica en las ciencias llamadas naturales está apoyada por complejos
sistemas matematizados, que en calidad de soportes, permiten esta elaboración, sin embargo, esa
elaboración en las ciencias que nos interesa es concomitante a todo el proceso interpretativo, el
cual adquiere niveles superiores de esencialidad teórica y práctica.
1.3. Contradicciones de carácter filosófico del proceso de construcción del conocimiento científico
como sustento en la formación del profesional de la salud en Mozambique y de las investigaciones
socio-humanista-asistenciales en salud.
En el proceso de investigación científica en salud, al igual que en cualquier otro tienen lugar
múltiples contradicciones, como son: entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo teórico y lo empírico,
entre lo cualitativo y lo cuantitativo, entre otras. Pero todas ellas, tienen como esencia, la
contradicción entre los procesos de preservación, desarrollo, difusión y creación de la cultura, lo
que condiciona otra contradicción dada entre la transformación y la revolución de dicha cultura;
contradicciones que dinamiza el proceso de investigación científica: preservar la cultura es
mantener lo más valioso del orden de cosas, y ésta se contrapone al desarrollo, al cambio, a la
trasformación; el cambio rompe, en cierta medida, con el orden de cosas establecido.
Ambos contrarios dialécticos se dan en unidad, en tanto, no hay desarrollo sin preservación, ni
preservación sin desarrollo. Pero tanto la preservación como el desarrollo, son sólo posibles a
través de la difusión y creación de la cultura, esto lleva a la afirmación, de que la difusión de la
cultura y su creación, constituyen los procesos más dinámicos y síntesis de la relación dialéctica
entre el desarrollo y la preservación de la cultura, esto entonces condiciona la transformación y la
revolución como otro para dialectico en el que se expresa que no podrá existir revolución sin
transformación y viceversa. Conforme a la naturaleza dialéctica del proceso de investigación,
ninguno de estos procesos puede ser comprendido aisladamente, en cada uno de estos existen
rasgos de los restantes.
Entre lo cualitativo y lo cuantitativo se desarrolla una unidad dialéctica que permite una visión
totalizadora de ese objeto, lo cuantitativo no tiene significado si no es en la cualidad, pero a su vez
la cualidad se expresa y transforma en lo cuantitativo.
En las ciencias sociales y con ellas las ciencias de la salud la mayor relevancia la adquiere la
investigación cualitativa, donde la construcción del conocimiento se desarrolla en una unidad
indisoluble entre lo empírico y lo teórico.
Lo empírico siempre tiene un sentido teórico, mientras que lo teórico siempre contiene lo
empírico de una u otra forma, aunque no como criterio último de la verdad. Ambos, lo empírico y
lo teórico son momentos indisolubles del conocimiento científico cuya independencia es sólo
relativa.
Valorado desde un punto de vista dialéctico; cantidad y calidad, objetividad y subjetividad, teoría y
práctica, constituyen pares de categorías filosóficas que reflejan importantes aspectos de la
realidad objetiva dadas en unidad, y pueden llegar a la conclusión de que si se tiene en
consideración la contradicción dialéctica entre la preservación y el desarrollo, dado en este último,
como el nuevo orden que trasciende a lo ya establecido, negándolo, entonces se condiciona un
conocimiento capaz de preservarse sólo en su desarrollo.
Por otra parte, para la preservación del conocimiento se debe tener en cuenta la
imprescindibilidad de su desarrollo, pues si éste se mantiene estático e inmutable en el tiempo,
tiende a desaparecer y, además, es imposible desarrollarlo y enriquecerlo si no es a partir de la
preservación de la existente como base para la construcción futura.
En cada etapa histórica del desarrollo de la ciencia ha existido una correlación y predominio de
una u otra dimensión del conocimiento, lo que ha permito referirse a las etapas empíricas y
teóricas del proceso de desarrollo del conocimiento. La relevancia de la ciencia y su misión social
se logra gracias a la posibilidad de un conocimiento teórico capaz de penetrar cada vez con mayor
profundidad en el conocimiento de la realidad, lo que se expresa a través del proceso de
investigación científica, cuando se revelan los nexos esenciales y necesarios en la transformación y
desarrollo de los objetos y procesos de la naturaleza, el pensamiento y la sociedad, al conceptuar,
categorizar y encontrar relaciones, principios, leyes, teorías, las cuales se configuran en sistemas
teóricos que permiten comprender, explicar, interpretar y observar la realidad de un modo más
esencial y profundo.
Lo anterior significa que lo empírico y lo teórico han de darse en unidad dialéctica en el desarrollo
del proceso de investigación, por tanto constituyen lo empírico y lo teórico momentos de un
proceso único. El conocimiento empírico expresa los aspectos externos del objeto, lo fenoménico,
donde la categoría de mayor relevancia en esta dimensión del conocimiento es el hecho científico,
por otra parte, en la configuración abstracta que se alcanza en lo teórico, que expresa un
conocimiento del objeto cualitativamente superior, cuyas categorías, leyes y principios revelan de
un modo más esencial la naturaleza de ese objeto y expresan que entre lo empírico y lo teórico,
hay una relación dialéctica de esencia y fenómeno.
El tránsito del fenómeno a la esencia como ley de construcción del conocimiento encuentra su
explicación en la relación dialéctica entre lo empírico y lo teórico en el conocimiento científico, lo
que no significa que lo empírico o lo teórico tengan más relevancia uno que el otro, tan sólo
constituyen dimensiones de un mismo proceso.
En relación con lo anterior debe interpretarse también la ley del ascenso del conocimiento de lo
abstracto a lo concreto. Lo abstracto y lo concreto representan características del objeto de la
realidad como momentos o etapas de su conocimiento, porque el reconocimiento del carácter
concreto de los objetos significa que ellos existen como unidad de diferentes propiedades,
aspectos y relaciones. A su vez cada una de estas propiedades, aspectos y relaciones representa
un lado relativamente independiente con respecto a las restantes partes, propiedades y aspectos
del objeto, o sea, cada de una de estas partes, propiedades, aspectos representa una expresión
abstracta del objeto de investigación transformado en el propio proceso de investigación,
entendido éste como una totalidad concreta pensada.
Sobre la base de revelar los nexos y propiedades fundamentales del objeto, el sujeto elabora
modelos teóricos, en los cuales no sólo se reproduce el objeto en toda su diversidad, sino que
también esa diversidad es interpretada para revelar la jerarquía de estas relaciones. Esto
constituye lo concreto pensado, donde el conocimiento retorna a lo concreto, pero en estadio más
profundo y esencial.
La dimensión empírica del conocimiento está vinculada con la formulación de abstracciones, con el
ascenso de lo concreto a lo abstracto y la dimensión teórica se transita de lo abstracto a lo
concreto pensado. Este es el camino del pensamiento teórico: el ascenso de lo concreto sensible a
lo abstracto y de este a lo concreto pensado, que representa a su vez un movimiento de las
manifestaciones fenoménicas a las determinaciones esenciales.
En esta relación de lo teórico y lo empírico, este último no puede verse como momento final de
verificación, ni como fuente absoluta de la construcción del conocimiento teórico, pues el
momento empírico está inseparablemente unido a la teoría. Más que de verificación, se puede
decir que lo empírico corrobora la capacidad de la teoría por mantener su desarrollo y la estimula,
en la cual se construye el nuevo conocimiento sobre la realidad y se abren nuevos espacios a la
ciencia.
Las comprobaciones que se logran con lo empírico no siempre representan un criterio de validez
histórica, sobre la base de su utilidad para el avance del conocimiento en un campo concreto de la
cultura. Las comprobaciones que se realizan desde lo empírico constituyen soportes generales
para el desarrollo integral de la teoría.
Desde esta posición científica entonces, han de ser vistas estas contradicciones en su unidad
dialéctica y en su desarrollo para comprender, explicar e interpretar desde la observación el
proceso de construcción del conocimiento científico en salud.