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¿QUÉ ES?
La ansiedad es un sentimiento de preocupación, nerviosismo o temor a un evento o situación.
Es una reacción normal al estrés. Ayuda a permanecer alerta ante una situación desafiante en
el trabajo, a estudiar más para un examen o concentrarse en un discurso importante.
Generalmente, ayuda a afrontar problemas.
Sin embargo, la ansiedad puede acabar incapacitando a la persona si interfiere con su vida diaria,
como, por ejemplo, haciéndole sentir miedo de actividades cotidianas no amenazadoras como
viajar en coche.
La ansiedad también se puede presentar como un ataque de terror repentino cuando no hay
ninguna amenaza, lo que se conoce como ataques de pánico o crisis de ansiedad.
Cuando el estado de ansiedad se vuelve excesivo y acaba interfiriendo con las actividades diarias
de la persona, tales como ir a trabajar, asistir a clases o pasar tiempo con amigos o familiares,
pasamos a hablar de trastornos de ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son enfermedades mentales graves. En España tienen una
prevalencia1 del 4,1%, siendo la segunda enfermedad mental más diagnosticada. Además, las
mujeres son aproximadamente entre 2 a 3 veces más propensas a sufrir trastornos de ansiedad
que los hombres2.
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Las personas con TAG se preocupan de manera
excesiva por problemas comunes y cotidianos, tales como salud, dinero, trabajo y familia; en
ellas, la mente imagina el peor escenario, incluso cuando casi no hay razón para preocuparse.
Trastorno de pánico. Las personas con trastornos de pánico tienen ataques de terror repentinos
cuando no hay peligro real. Los ataques de pánico pueden ocasionar una sensación de irrealidad,
miedo a una fatalidad inminente o miedo a perder el control. El miedo a síntomas físicos
inexplicables también es un signo de trastorno de pánico. Las personas que sufren de ataques
de pánico a veces creen que están sufriendo un ataque cardíaco, volviéndose locos o muriendo.
Fobia social. La fobia social, también denominada trastorno de ansiedad social, se diagnostica
cuando las personas se ponen muy ansiosas y se cohíben en situaciones sociales cotidianas. Las
personas con fobia social sienten un miedo intenso a ser observadas y juzgadas por los demás.
Se sientan avergonzadas fácilmente y a menudo sufren los síntomas de un ataque de pánico.
Fobia específica. Una fobia específica es un miedo intenso a algo que implica poco o ningún
riesgo. Las fobias específicas pueden ser miedos a lugares cerrados, alturas, agua, objetos,
1
Organización Mundial de la Salud. (2017). Depresión y otros trastornos mentales comunes: estimaciones
globales de salud.
2
Arenas, M.C. y Puigcerver, A. (2009). Diferencias entre hombres y mujeres en los trastornos de ansiedad:
una aproximación psicobiológica. Escritos de Psicología vol.3 no.1 Málaga.
La primera funciona como un sistema de alerta del organismo ante situaciones consideradas
amenazantes y su función es la de advertir y activar al organismo hacia una serie de respuestas
de preparación para:
Factores predisposicionales:
✓ El “miedo al miedo”.
✓ La pérdida de condiciones o facultades, por la propia ansiedad, que dificultan el
afrontamiento de los problemas.
✓ Soluciones intentadas que resultan contraproducentes.
✓ La problematización de áreas inicialmente no conflictivas, como consecuencia de la
propia ansiedad.
✓ Afrontamiento insuficiente o erróneo de los problemas origen de la ansiedad.
✓ El establecimiento de mecanismos fóbicos.
También se pueden acompañar los métodos tradicionales con las terapias de medicina
alternativa o complementaria (MAC), algunas de las cuales pueden ayudar a controlar la
ansiedad, como pueden ser la actividad física regular, que aumenta los niveles de químicos del
cerebro que controlan el estado anímico (muchos estudios muestran que todos los tipos de
La aplicación de las técnicas psicológicas se lleva a cabo a lo largo de unos meses (entre 5 y 8
meses, aproximadamente, dependiendo de los casos), al cabo de los cuales se habrá aprendido
a controlar la ansiedad y habrá desaparecido el trastorno.
Durante este periodo de tiempo se asiste a consulta una vez por semana, durante una hora;
además, se hacen ejercicios durante el resto de la semana (por ejemplo, practicar la relajación
todos los días durante 20 minutos en casa).
No es posible prever con certeza qué causa que una persona presente un trastorno de ansiedad,
pero puedes tomar este tipo de medidas para reducir el impacto de los síntomas si te sientes
ansiosa. Y, sobre todo, es fundamental pedir ayuda enseguida, la ansiedad, como muchos otros
trastornos mentales, puede ser más difícil de tratar si te demoras.
Un buen libro para ayudar a superar los problemas de ansiedad es R.Z. Peurifoy. "Venza sus
temores". Madrid: Editorial Robin Book. Conviene leerlo poco a poco, meditando, comentando
sus contenidos, y haciendo los ejercicios que propone. Este libro puede ayudar al tratamiento
con un especialista, pero no lo sustituye.
3
Harner, H., Hanlon, A.L., Garfinkel, M. (2010). El efecto del yoga Iyengar en la salud mental de mujeres
encarceladas: un estudio de factibilidad (versión en inglés). Nursing Research; 59(6): 389-99.
4
Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa. (2014). Meditación: Lo que Debes Saber.
5
http://www.ansiedadyestres.org
Este ejercicio puedes realizarlo acostada, sentada o de pie. En un principio, hasta adquirir
suficiente destreza, conviene realizarlo acostada o sentada, resultará más fácil aprenderlo así.
Practica todos los días hasta que puedas hacerlo de forma rutinaria en cualquier situación
estresante. Prueba lo siguiente durante 2-3 minutos:
Con cada respiración trata de relajar conscientemente los hombros y los músculos de la
parte superior del pecho hasta que estés utilizando principalmente el diafragma.
Debes utilizar principalmente el diafragma para respirar (el diafragma es el gran grupo
muscular de la respiración que tira hacia abajo de los pulmones, facilitando que en las vías
respiratorias entre el aire al inspirar). Puedes comprobar si estás utilizando el diafragma
colocando la mano justo debajo del esternón, en la parte superior de tu abdomen. Si
provocas un poco de tos voluntariamente podrás sentir cómo el diafragma empuja hacia
fuera. Si mantienes la mano ahí, debes sentir cómo sube y baja cuando el aire entra y sale.
Respira lenta y profundamente por la nariz y exhala por la boca a un ritmo constante.
Trata de hacer la espiración en el doble de tiempo que la inspiración. Para conseguir esto,
puede serte útil contar lentamente “uno, dos” a medida que inspiras y “uno, dos, tres,
cuatro” mientras exhalas.
Al inspirar hay que observar cómo los pulmones se van llenando de aire, cómo se ventilan,
al igual que lo hace un globo cuando lo hinchamos, notando también una ligera sensación
de calor.
Al espirar hay que observar cómo se escapa el aire muy lentamente al igual que lo hace
una rueda pinchada, muy poco a poco, contagiándose de esa misma pérdida de presión o
tensión (la rueda hinchada está dura, mientras que cuando pierde el aire se va quedando
blanda).
Una vez que te encuentras en estado de relajación puedes recrearte en imágenes que te
transmitan tranquilidad, descanso o relajación. Ejemplos: “hacerse el muerto” en el mar y
balancear el cuerpo al ritmo de las olas; un paisaje que te encante; observar la sensación de
cansancio muscular como cuando uno acaba de jugar un partido o de realizar un entrenamiento.
OBSERVACIONES