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INTRODUCCION

Los procesos globalizadores -y el descubrimiento de América lo fue-, no pueden


impedirse, sino formar parte de ellos, o excluirse. En este marco, la cuestión indígena
ocupa un lugar determinante, encuadrándose en aquella dicotomía, de formar parte del
proceso histórico global o de exclusión del mismo.

Del mismo modo no pudo impedirse la revolución industrial y su impacto en la economía


en los mercados mundiales, como tampoco se puede frenar la globalización actual en base
a los avances de comunicaciones e Internet. Se forma parte de ellos o se aísla. Se existe
con ello o a pesar de ello.

DESARROLLO

Los cambios transformadores del descubrimiento de América abarcaron campos muy


diversos que van desde la transformación de la cosmovisión geográfica del planeta hasta
el cambio alimenticio de Europa. Desde profundos cuestionamientos teológicos, hasta la
creación de nuevos paradigmas jurídicos e institucionales.

En estas transformaciones, el eje central de análisis para Europa fue la existencia de los
habitantes del Nuevo Mundo: los indios.

Cuando en su primer viaje no pudo explicar la naturaleza de estos hombres, Cristóbal


Colón llevó con él, en su regreso a España, a un grupo de “naturales”, para probar hasta
dónde ha llegado, sin que el almirante imaginara lo que generará con ello: un gran debate
sobre la naturaleza jurídica de los indios.

España, desde un primer momento, los consideró personas humanas, con alma, por lo
que los encuadró legalmente como “vasallos de la Corona sujetos a tutela”. Por ser
hombres, fueron pasibles de la evangelización, por lo que el conquistador español estaba
convencido que el bautismo de los nuevos vasallos, no solamente los salvaría, sino que
ellos mismos alcanzarían la “grandeza del cielo” con aquella acción.

Desde luego que esto sólo se debe analizar con la perspectiva de cinco siglos atrás, no con
las percepciones del siglo XXI.

En la actualidad se denomina a los primitivos americanos como pueblos originarios,


aborígenes, entre otras voces, pero la de indio es la que cabe en la construcción jurídica
del proceso poblacional del continente descubierto por España, y en la evolución del
Derecho indiano y el Derecho patrio argentino, en el siglo XIX.
La legislación indiana, al considerar al indio vasallo de la Corona, sujeto a tutela,
implicaba que estos debían estar bajo el manto protector de la Ley, que era muy clara en
su protección, regulando el trabajo, limitando las horas de labor, protegiendo la
ancianidad y la infancia, todo lo cual fue detallado en la Recopilación de Indias de 1680.

Las Leyes de Burgos (1512) claramente establecían que los indios debían ser tratados
como libres, a quienes correspondía dar pago por el trabajo, descanso diario y anual,
instruirlos, prohibiendo el trabajo de la mujer embarazada.

Los indios tenían un estatuto jurídico privilegiado, pero al mismo tiempo las leyes le
creaban incapacidades y limitaciones.

Esas limitaciones jurídicas a la plena capacidad de los indios, así como la legislación
destinada a protegerlos, no siempre fueron cumplidas. El estado indiano no disponía de
los suficientes órganos de contralor para su vigilancia en los extensos territorios
coloniales.

Las instituciones indianas destinadas a regular la vida de los indios crearon un sistema que
los sometía a los españoles, pero a la vez lo amparaba contra ellos (Ricardo Zorraquín
Becú, Historia del Derecho Argentino, 1992, pp. 173 y 174).

Constantemente se manifestó una separación entre la legislación y la realidad, por causa


de la falta de controles, al igual que en diversos campos de la política actual.

Pero el trato a los indios en territorios ocupados por otras potencias europeas dibujó una
realidad muy diferente a la propuesta por España. El caso de Inglaterra se encuentra en las
antípodas del Derecho indiano. En primer lugar, la Ley inglesa jamás consideró al indio un
sujeto de derecho sino una cosa, la nada, por lo que potencialmente su muerte o la
extinción de una comunidad indígena no contrariaban al marco jurídico. En cambio, en
la Ley hispanoamericana, matar un indio se consideraba lisa y llanamente un homicidio.

Lamentablemente, en la actualidad el tema del indio americano ha sido ideologizado al


extremo. Para algunos fue el genocidio extremo; para otros, la salvación institucional.
Ambas propuestas distan de lo ocurrido. En el Derecho indiano no existió ni genocidio ni
salvación total de las comunidades indias.

No existió genocidio porque no se forjó una política de Estado indiano para la


destrucción sistemática del indio sino, al contrario, se dictó una protección legislativa,
que lamentablemente no siempre fue aplicada.

Contrariamente, la política adoptada tampoco fue la salvación de estas culturas, ya que el


resultado de la realidad contemporánea de estos pueblos así lo demuestra.
Sí en cambio, y pocos militantes del indigenismo local lo referencian, se configuraría como
genocidio el implantado en América del Norte en manos de la conquista inglesa, ya que
allí las leyes fomentaban el exterminio y ponían precio a los cueros cabelludos de los
indígenas.

Esas mismas leyes inglesas prohibieron sistemáticamente la mezcla racial con los indios.
Todo persona que tenía relación con un indio era desterrado de la colonia. Así fue que la
Asamblea de Virginia, en Junio de 1676, fomentó la caza de indios, matándolos o
esclavizándolos (Edmund Morgan, 2009, p. 320 y 325).

Contrariamente, en el Derecho indiano, se bregaba para que no existiesen conductas


semejantes, tan sólo porque eran ilegales.

A veces la fragilidad interpretativa o la bruma ideológica impiden conocer los genuinos


aspectos institucionales.

Aparentemente, con la Revolución de Mayo la causa se modificaría, lo que no resultó así.

Respecto de la determinación de Buenos Aires por eliminar el tributo indígena y proclamar


la igualdad de los indios, con el propósito de incorporarlos a la causa juntista, no llegó a
generar solución alguna, ya que la actitud de los indígenas fue tibia y diversa, según los
distintos pueblos.

Es conveniente aclarar también que el asunto indígena, en el proceso revolucionario,


adquiere aristas de complicada comprensión, toda vez que aún no ha sido posible generar
un análisis lineal y uniforme que explique la cuestión, ni siquiera para esclarecer el
inusitado fervor indigenista suscitado en los revolucionarios.

En definitiva, los líderes revolucionarios, con el objetivo de incorporar a la masa india a su


causa, se apresuraron a otorgarles lo que ellos consideraban nuevos derechos. Pero los
indios en el Antiguo Régimen contaban con protecciones legales y privilegios de
cacicazgos garantizados en las Leyes de Indias, por lo que no todos apreciaron en la
“igualdad” revolucionaria mayores beneficios.

Así, pensamos, el cambio político revolucionario no favoreció a toda población india,


como sostiene Weber, ya que fueron despojados del estatus especial que le daba la
legislación indiana y esto fue aprovechado, además, para despojarlos de propiedades que
anteriormente tenían afianzadas por Ley (David J. Weber, Barbaros. Los españoles y sus
salvajes en la era de la Ilustración, 2007, pp. 382-384; 390).

La realidad de los indígenas no cambió con los nuevos Estados hispanoamericanos, ni


con el principio de igualdad ante la Ley, que fue rector en todas las disposiciones
legislativas que se suceden desde la Asamblea del Año XIII hasta la actualidad. Se logró
una igualdad sin inclusión.

LA ESCLAVITUD DE LOS INDÍGENAS

El esclavismo fue el primer sistema laboral no sólo en el Caribe sino en todas las
regiones a medida que se iban conquistando, aunque la tendencia oficial era frenar este
proceso. La explotación de las colonias requirió el concurso de mano de obra blanca,
mestiza, negra y sobre todo indígena. Si las dos primeras fueron desde el principio
jurídicamente libres y la tercera fue esclava siempre, con los indígenas hubo cambios en
su estatuto jurídico. Hasta 1549, los propietarios de tierras que eran en su inmensa
mayoría encomenderos, usaron sus indios en propiedad conmutando el tributo debido en
servicios personales, sin remuneración alguna. En un principio y como el citado tributo no
estaba tasado, el encomendero sometía a sus indios a un trabajo forzoso sin límites, que
era la encomienda de servicios. Esa explotación acabó en 1536, cuando se aprobó la
imposición de la tasación de los tributos tras una visita a la tierra (encomienda de tributo),
aunque se podrían seguir conmutando servicios personales. Las Leyes Nuevas de 1542
prohibieron la esclavitud indígena y los servicios personales forzosos de naborías y
yanaconas, categorías sociales prehispánicas que hacían alusión a indígenas de las
Antillas y de los Andes respectivamente, que fueron desligados de sus comunidades de
origen y que los españoles tomaron a su servicio tras la conquista. La normativa sobre el
trabajo indígena tuvo una importante modificación en 1549, consagrando la libre
contratación, lo que significaba la imposición, por primera vez en las Indias, del trabajo
libre y se pasaba de un sistema de trabajo forzoso y no retribuido a otro voluntario y
remunerado. Pero inicialmente este sistema no obtuvo los rendimientos esperados y
deseados, puesto que fue complicado el tránsito de un sistema anterior de trabajo forzoso
y no retribuido a otro voluntario y remunerado. La Corona ideó, ante la falta de respuesta
inmediata a los cambios de 1549, otro sistema intermedio, consistente en el
repartimiento obligatorio y remunerado de la mano de obra indígena, regulado en
cuanto a tiempo y tipo de ocupación por unos funcionarios llamados “jueces
repartidores”. Este sistema laboral se llamó repartimiento y obligaba al indio a
concertase para el trabajo; Dicho concierto se haría siempre por medio de las justicias
reales, nunca por particulares, con control de pago de salarios y moderación y castigo de
los excesos. La intención de los legisladores de la Corona con este sistema era regular de
una forma racional el trabajo indígena, con el recibo de un jornal diario y la moderación
del trabajo, tanto por las horas como por el carácter del mismo, convirtiendo ese trabajo
en retribuido y moderado. Pero desgraciadamente, pronto quedó viciado por la
introducción de abusos y arbitrariedades. Las amenazas con castigos y sobornos a los
jueces repartidores convirtieron lo que inicialmente se pensaba que era una mejora en el
régimen de trabajo en una pesada carga para los indígenas, que hizo que muchos de ellos
huyesen a lugares inaccesibles o hacia empresas de españoles para convertirse en
trabajadores libres.

CONCLUSION

En el Derecho indiano se manifestó la protección legal y la inclusión legislativa. La realidad


indígena muestra que la situación actual no ha mejorado; aún más, empeoró, y esta
situación precaria e ignominiosa de la actualidad no es sólo responsabilidad de la España
conquistadora, ya que aquel dominio se disipó hace dos siglos, sino también de los
Gobiernos de los nuevos Estados, incluso los actuales, que no incluyeron a los indígenas
en los proyectos de progreso y desarrollo.
Materia: Historia del derecho

Tema: El estatuto de las personas: hombres libres y esclavos. Situación Jurídica y régimen
de trabajo de los Indios.

Profesores: Dr. Ricardo Andrés Fernández - Abog. María Eloísa Moyano Casco.

Integrantes:

Asselborn Ailin Victoria

Isaac Delma

Lorenzon Wanda

Parana 24 de Agosto de 2018

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