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LAS PERSONALIDADES
Hemos visto que la vida intelectual de la mente se ha fabricado con el molde de
la vida del mundo externo. Cuando se le lleva hacia dentro, el ambiente se
convierte en experiencia, y la acción en ideas, 136 propósitos y actos de
voluntad. La fabricación, el almacenamiento y
La consulta de memorandos define el modelo del procesamiento de los
recuerdos. Las técnicas de solución de problemas se convierten en estrategias
cognoscitivas. Así se convierte una persona que piensa en una mente que
piensa. Algo semejante ha sucedido en la invención de un mundo interior de
motivación y emoción. A la persona se la reemplaza por un yo o una
personalidad, y, en ocasiones, por más de una. Por ejemplo, un artículo sobre
la juventud activista de la década de 1960 llama la atención hacia la
«personalidad modal» de los activistas. Describe lo que hace o dice la gente
joven cuando se encuentra en compañía de sus familiares, compañeros y
maestros, lo mismo que cuando son «activistas». Es un análisis del activista
modal, y no de la personalidad modal.
En el mejor de los casos, un yo o una personalidad es un repertorio de
comportamiento proporcionado por un conjunto organizado de contingencias.
El comportamiento que una persona adquiere en el seno de su familia
constituye un yo; el que adquiere, digamos, en el servicio militar constituye otro.
Los dos yos pueden existir bajo la misma piel sin conflicto hasta cuando las
contingencias entran en conflicto —como puede suceder, por ejemplo, si los
amigos del servicio militar le visitan en su casa—.
Como lo han anotado Marx y muchos otros autores, el individuo es producto de
la sociedad, y su indivisibilidad depende de la coherencia de la sociedad que le
ha visto nacer. Se dice que a la «desorganización social en la cual se ha
encontrado una persona»
Sigue la «fragmentación de su vida», donde fragmentación se define como una
«disposición que hace la conciencia en respuesta a un ambiente donde el
respeto ya no sigue siendo una cosa obvia». Pero es el comportamiento, no la
conciencia, lo que se fragmenta y separa, y el respeto es solamente uno de los
reforzadores que se desorganizan.
Las contingencias en conflicto conducen a repertorios de comportamiento
conflictivo, pero es un cuerpo, un miembro de la especie humana, el que los
emite. El cuerpo que se comporta de manera solícita la mayor parte del tiempo
es el mismo cuerpo que, ocasionalmente, es áspero o cruel; el cuerpo que se
comporta de manera heterosexual la mayor parte del tiempo, es el mismo
cuerpo que ocasionalmente es homosexual. Lo que realmente es una persona,
podría significar cómo sería ella si pudiéramos verla antes de que su
comportamiento se sometiera a la acción de un ambiente.
LA VIDA DE LA PSIQUE
Se dice que la vida de la mente requiere y consume energía psíquica. Esta es,
sencillamente, otra manera de representar la probabilidad del comportamiento
derivada de las contingencias de supervivencia o de refuerzo. El instinto es
«una suma de energía psíquica que imprime dirección a los procesos
psicológicos», en el sentido de que las susceptibilidades innatas al refuerzo no
solamente fortalecen el comportamiento, sino que le dan dirección, moldeando
y manteniendo su topografía. Las susceptibilidades se especie. Algunos
programas de refuerzo crean «depósitos de energía», otros hacen que no los
haya en la abulia y la depresión.
Las «grandes fuerzas positivas» de las cuales se afirma que «habitan en
nuestras profundidades» son simplemente las grandes cosas que podemos
hacer, en circunstancias favorables.
La palabra «profundidad», tan corriente en el psicoanálisis, con frecuencia
indica una injustificada insinuación de que un análisis es profundo, pero
también se puede entender que se refiere a ciertos rasgos espaciales de la
mente. El psicólogo del siglo XIX consideró a
La conciencia como el lugar donde se podían observar las sensaciones, pero el
espacio ocupado por el yo, el súper-yo y el ello es más complejo. La mente
tiene partes diferentes inferidas a partir de diferentes clases de
comportamiento. Tener dos mentalidades respecto de algo es tener cosas
diferentes para hacer al respecto. El término «esquizofrenia» significa
originalmente «mente dividida», y todavía se lo utiliza erróneamente con este
sentido. Estar al lado de uno mismo es ser, por un momento, dos personas. Se
dice que las diferentes clases de comportamiento se conservan en sitios
diferentes de la mente. «En muchos seres humanos existe un depósito de
violencia, pero el cerebro levanta una barrera, una valla para mantenerlo bajo
control. El secobarbital... puede romper esta valla mental y permitir que brote la
violencia» (otra mezcla interesante de materia y mente). Para un conocido
estadista, la música es una válvula de escape de la emoción «apasionada»
como
Si «la ópera irrumpiera repentinamente en su vida política y derribara las
barreras que separan la emoción de la razón.»
La división más conocida de la mente es la existente entre consciente e
inconsciente; los deseos y temores reprimidos residen en el inconsciente, pero
pueden irrumpir en la mente consciente.
Con frecuencia se dice, y particularmente lo dicen los psicoanalistas, que el
conductismo no puede tratar el inconsciente. Para empezar, lo cierto es que no
trata de otra cosa. Las relaciones de control existentes entre el comportamiento
y las variables genéticas y
Ambientales son inconscientes por cuanto no se observan, y fue Freud quien
destacó que no es necesario que se observen (es decir, que sean conscientes)
para que sean efectivas. Se requiere un ambiente verbal especial para imponer
conciencia al comportamiento de modo que se induzca a la persona a
responder a su propio cuerpo mientras se está comportando. El hecho de que
parezca que la conciencia tiene un efecto causal es el efecto del ambiente
especial que induce a la auto-observación.
Aumentar la conciencia que tiene una persona del mundo externo es
simplemente colocarla bajo un control más sensible de ese mundo como fuente
de estimulación. Marx y otros autores han tratado de «llevar a las personas a
un nivel superior de conciencia»,
Colocándolas bajo el control de ciertos aspectos del ambiente que antes no
eran efectivos. A veces se dice que las drogas que alteran el control amplían la
conciencia.
Lo que el conductismo rechaza es el inconsciente como agente, y, desde
luego, también rechaza la mente consciente como agente. Una biografía de
Mahoma afirma que, «para quienes no son musulmanes, es obvio que las
palabras que oía Mahoma... se las dictaba su inconsciente... La voz de Alá era
realmente la voz del inconsciente de Mahoma». Pero si había alguien que
hablara era Mahoma mismo, aunque no observara que lo estaba haciendo. Era
Mahoma, como persona con una historia responsable del hecho de que él fuera
Mahoma, y no un agente interno fragmentario, cuyo comportamiento, a su vez,
tuviéramos que explicar.
Con frecuencia se dice que existe una vida intrapsíquica de la mente,
totalmente independiente del mundo físico, en la cual los recuerdos evocan
recuerdos, las ideas sugieren ideas, etc. He aquí unos pocos ejemplos de la
vida intrapsíquica de la motivación y la emoción: el sentimiento de frustración
produce un sentido de falta de poder o impotencia, que, a su vez, conduce a la
apatía o al sentimiento de agresión. El resentimiento hacia la autoridad se
convierte en una ira asesina reprimida que enmascara el deseo de rendirse. El
debilitamiento de la fe en el futuro conduce a una ansiedad y depresión que
trastornan los procesos de pensamiento. El impulso a la conformidad impide
que la persona conozca sus propios temores y angustias o su sentido de la
desesperanza. Cuando se pasa a los hechos en los cuales se basan estas
expresiones, de ordinario es posible identificar las contingencias de refuerzo
que explican las actividades intrapsíquicas. Entre los hechos pertinentes están
los siguientes: la frustración se produce por la extinción, la cual,
frecuentemente, causa también el comportamiento agresivo. Las medidas de
control utilizadas por la autoridad hacen más probable que la persona escape y
contraataque, y las condiciones pertinentes se pueden sentir como
resentimiento; al mismo tiempo, las medidas pueden generar utiliza.
Después de todo, ¿por qué razón la persona actuó y se sintió airada? Cuando
no se puede ubicar fácilmente un hecho incitador antecedente, es probable que
a la condición sentida se le asigne un papel más importante. La persona que
tiene ira «pero no sabe por qué», tiene una mayor probabilidad de atribuir su
comportamiento a sus sentimientos. Parece que no se pueda atribuir a otra
cosa. Con frecuencia, resulta particularmente difícil explicar una emoción o un
estado de ánimo moderados, y, por tanto, se dice que el estado de ánimo es,
en sí mismo, causalmente efectivo (aunque, si hemos de explicar el
comportamiento, todavía tendremos que buscar el origen del estado de ánimo).
Bruner relataba la ocasión de un acto musical creativo de la siguiente manera:
«Un día llegué a casa y me sentí muy triste. Me había pasado por la mente el
pensamiento de que antes de que transcurriera mucho tiempo moriría el
maestro (Wagner), y entonces me vino el tema en Do —sostenido menor—(del
adagio de la Séptima Sinfonía)». Esta es una afirmación sincera. El
pensamiento pudo haber «pasado por su mente» corno una respuesta verbal o
en alguna forma mucho menos fácilmente identificada. (Llamándola
pensamiento o idea no se la identifica de manera útil.) Bruckner no dice que
entonces «concibió», «inventó» o «creó» el tema para expresar su tristeza;
simplemente, «le vino».
Puede ser que pensara en él de manera encubierta, o que lo cantara en voz
alta, o lo tocara en el órgano. No es preciso decir que el tema le vino porque se
sentía triste; ciertas circunstancias (las noticias de Wagner) produjeron las
condiciones sentidas como tristeza y le llevaron a comportarse musicalmente
de una manera especial.
En otra ocasión, su biógrafo escribe; «Alborozado por la terminación de su
Séptima Sinfonía, Bruckner volvió al Tedeum», ¿pero acaso volvió porque
estaba gozoso, o porque la terminación de la Séptima Sinfonía era un hecho
altamente reforzante que fortalecía el comportamiento involucrado en la
composición musical y que producía la condición sentida como gozo? El gozo
que se siente al realizar una obra es solamente uno de estos estados
asociados con el refuerzo positivo. También se dice que sentimos placer (el
refuerzo positivo es placentero), satisfacción (que, como hemos dicho, está
relacionada etimológicamente con saciedad), gusto o felicidad. Las condiciones
que se sienten así, difícilmente pueden ser responsables de los
comportamientos de los cuales son consecuencias, pero con frecuencia se les
toma como explicación de
Los comportamientos a los cuales suceden.
Muchas supuestas causas internas del comportamiento, tales como las
actitudes, las opiniones, los rasgos de carácter y las filosofías, siguen siendo
casi completamente inferenciales. El hecho de que una persona esté a favor de
los laboristas, y que planee votar
Por un candidato concreto, inteligente, liberal o pragmático no se conoce a
partir de lo que ella siente, sino a partir de lo que dice o hace. Sin embargo,
para explicar el comportamiento se usan libremente términos referentes a los
rasgos del carácter. Un político sigue luchando para ocupar un cargo por
«ambición»; se entrega a turbios manejos por «codicia»; se opone a las
medidas para eliminar la discriminación por «endurecimiento moral», cuenta
con el respaldo de sus seguidores por sus «cualidades de dirigente», etc.,
Aunque la única evidencia asequible de las causas internas sea el
comportamiento que se les atribuye.
La llamada medición mental se ha interesado por el análisis estadístico de
algunas de estas posesiones internas. Se pueden muestrear repertorios y
calificar cuantitativamente a una persona con referencia a las otras personas
de su grupo. Se pueden reducir ciertos rasgos a factores o vectores de la
mente, y entonces es fácil suponer que se ha descubierto algo más que una
causa inventada.
Pero muchos especialistas en ese campo han reconocido que los factores son
esquemas de clasificación en lugar de ser causas, y que lo que se puede
predecir respecto del comportamiento con la medición de un rasgo mental se
predice a partir de otro comportamiento, posiblemente porque tiene causas
similares.
El mundo interno de la psique ha sido estudiado igualmente por las teorías
estructuralistas. Parecería que los rasgos espaciales de la mente inconsciente,
pre-consciente y consciente componen una especie de topografía no muy
diferente de la geografía de la tierra.
El análisis factorial ha conducido a muchas representaciones dimensionales de
la mente o de la personalidad. Y donde hay estructura no puede estar muy
lejos el estructuralismo. Se ha dicho que los rasgos del carácter han «ocultado
las tendencias del desarrollo». Se dice que la persona pasa por diversos
estadios desde la infancia hasta la madurez y la senectud. Los ocho estadios
psicológicos del desarrollo del yo de Erik Erikson se definen en términos de
sentimientos y estados de la mente, pero los estados están en las
contingencias que generan las condiciones que se sienten o se observan
introspectivamente. Puede decirse que el niño
De uno o dos años manifiesta confianza contra desconfianza; su
comportamiento se refuerza a través de la mediación de los otros; y las
contingencias consistentes alimentan la confianza, mientras que las no
consistentes alimentan la desconfianza. A la edad de tres a
Cuatro años, el niño muestra autonomía contra duda; actúa sobre el ambiente
por sí mismo y puede tener éxito o no tenerlo. El fracaso se puede castigar
moderadamente, y el castigo moderado genera una condición que se siente
como vergüenza. A los cuatro o cinco años
Se presenta la oposición entre la iniciativa y la culpa; el niño se mueve bajo
nuevas contingencias, y el castigo por el fracaso puede ser más explícito, y, por
tanto, la condición sentida es la de culpa más que la de vergüenza. De los seis
a los diez años se oponen la
Habilidad y la inferioridad; los programas de refuerzo desarrollan niveles altos y
bajos de fortaleza comportamental. Según Erikson, también el comportamiento
gobernado por normas empieza a ser importante en este momento. Los otros
cuatro estadios se pueden analizar de manera similar en términos de las
contingencias vigentes. Todos ellos son estadios en el desarrollo de un mundo,
no de un yo.
Por supuesto, existen razones por las cuales un fluido resbala lentamente, y la
explicación molecular de la viscosidad es un paso adelante. Existen razones
fisiológicas por las cuales una persona se comporta de una manera que
llamamos cautelosa, y —suponemos—
Que el fisiólogo, eventualmente, nos dirá cuáles son esas razones. Debo pedir
al lector que espere hasta el capítulo 13 para considerar si lo que debe informar
y analizar el fisiólogo es lo que siente u observa introspectivamente, pero
puede ser apropiado comentar
Aquí las explicaciones que se supone da. La exploración de la vida emocional y
motivacional de la mente se ha descrito como uno de los grandes logros en la
historia del
Pensamiento humano, pero es posible que haya sido uno de los grandes
desastres. En su búsqueda de explicación interna, apoyado en el falso sentido
de causa asociada con los sentimientos y las observaciones introspectivas, el
mentalismo ha oscurecido los antecedentes ambientales que habrían
conducido a un análisis mucho más efectivo. Decir que «matan las mentes, no
los fusiles», simplemente equivale a decir que no controlaremos a los asesinos
evitando que haya armas disponibles, pero en la medida en que aceptemos
que las mentes matan se descuidarán otras formas de control. La objeción a
las acciones internas de la mente no es que éstas no se presten a la
inspección, sino que han obstaculizado el camino hacia la inspección de cosas
más importantes. La psique, como la mente, es una metáfora que se torna
plausible por la aparente importancia de lo que la persona siente u observa
introspectivamente, pero que está destinada a permanecer siempre en las
profundidades. En cambio, el ambiente es accesible comúnmente.
Necesitamos saber mucho más acerca de las contingencias de refuerzo
complejas, y siempre será difícil manejar ese conjunto particular al cual está
expuesta cualquier persona durante su vida, pero al menos sabemos cómo ir al
encuentro de lo que necesitamos saber. Los argonautas de la psique han
navegado durante siglos en los mares tormentosos de la mente, sin ver nunca
su destino, revisando de vez en cuando sus mapas a la luz de lo que parecía
ser información nueva, cada vez menos seguros de estar en la ruta, y
desesperadamente perdidos. No han logrado encontrar el Vellocino de Oro.