Rev. Salud Anim. Vol. 26 No.

1 (2004): 7-11

Artículo reseña
LA RESISTENCIA DE LOS MICROORGANISMOS PATÓGENOS A LOS
ANTIMICROBIANOS: PERSPECTIVA Y PAPEL DE LA MEDICINA
VETERINARIA
M. Noa
Departamento de Prevención de Enfermedades, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad Agraria
de La Habana, Autopista Nacional km. 23 ½ y Carretera de Tapaste, San José de las Lajas, Habana, Cuba.
Correo electrónico: noa@isch.edu.cu
RESUMEN: El uso de los antibióticos en la farmacoterapia se ha convertido en uno de los eventos más
exitosos de la medicina moderna. Su objetivo fundamental en el uso terapéutico es el tratamiento de
enfermedades infecciosas, pero ante sus indudables ventajas en los últimos años ha surgido un reto, debido
a la aparición de diferentes patógenos bacterianos resistentes. Los animales productores de alimentos
sirven como reservorios de agentes patógenos, incluyendo Salmonella y Campylobacter y la resistencia a
los antibióticos de estos patógenos puede estar presente en el animal como resultado de su uso anterior.
Inmediatamente, después de comenzarse a utilizar antimicrobianos en animales productores de alimentos,
se comenzaron a estudiar las consecuencias del uso a largo plazo de los mismos, pero la situación se ha
ido agravando con el paso de los años hasta convertirse en un problema global generalizado. El CODEX
Alimentarius plantea que el problema de la resistencia antimicrobiana es un problema multidimensional,
en cuya solución están implicadas, entre otras, tres partes: la industria farmacéutica veterinaria, el médico
veterinario y el productor. Para el médico veterinario, el uso de los antimicrobianos no debe ser nunca
un sustituto de las buenas prácticas de manejo y explotación. La responsabilidad del veterinario en este
sentido deberá consistir en utilizar los agentes antimicrobianos sólo cuando sea necesario, lo que significa
que el régimen de tratamiento recomendado deberá ser tan largo como sea indispensable, y tan corto
como sea posible, para limitar la duración del uso del medicamento solamente al período que sea necesario
para lograr el efecto terapéutico. Ello reducirá al mínimo la exposición de la población bacteriana al
antibiótico y el impacto de los organismos patogénicos restantes.
(Palabras clave: resistencia antimicrobiana; antibióticos; factores; CODEX Alimentarius)

ANTIMICROBIAL RESISTANCE OF PATHOGENIC MICROORGANISMS: OVERVIEW

AND ROLE OF VETERINARY MEDICINE
ABSTRACT: The widespread use of antimicrobials has become one of the most powerful tools for the
modern medicine. The antimicrobial therapy is destined to prevent or control bacterial diseases, but this
aim has been seriously compromised by the appearance of antimicrobial resistance in pathogenic bacteria.
Food- producing animals have been proven to be reservoirs for resistant pathogenic bacteria such as
Salmonella and Campylobacter. The antimicrobial resistance could be present as result of previous
exposition to those substances. The historical development of the problem started since the same moment
antimicrobials began to be used in food- producing animals. CODEX Alimentarius Commission for
Veterinary Drug Residues determined that the antimicrobial resistance is a multidimensional problem
including three parts implied in the solution: pharmaceutical veterinary industry, veterinarians and
livestock producers. Veterinarians should use antimicrobial products only when necessary and regard
them as a complement and not a replacement for good management, vaccination and farm hygiene. The
antimicrobial should be given strictly for the necessary period of time, which will reduce the exposition
of bacterial population to a minimum. These measures are the best available tool to depress or eliminate
the problem of antimicrobial resistance.
(Key words: antimicrobial resistance, antimicrobials, factors, CODEX Alimentarius)
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INTRODUCCIÓN
Los agentes antimicrobianos (antibióticos y
quimioterapéuticos) son ampliamente utilizados, tanto
en medicina humana, como en veterinaria. En la me-
dicina veterinaria los antimicrobianos tienen 3 usos
básicos: como terapéuticos de las enfermedades in-
fecciosas, como profilácticos y como promotores del
crecimiento, siendo el primero el más importante. Den-
tro de este grupo, el uso de los antibióticos en la
farmacoterapia se ha calificado como uno de los even-
tos más espectaculares de la Medicina Moderna (12);
sin estos medicamentos, muchas enfermedades in-
fecciosas comunes podrían ser causa de muerte, como
ocurría en antaño.
No obstante sus indiscutibles ventajas, en los últi-
mos años la eficiencia de la terapia antimicrobiana re-
cibió un duro reto, debido a la aparición de
microorganismos patógenos resistentes, tales como
Enterococci, Staphylococcus aureus, así como cepas
de Mycobacterium tuberculosis con resistencia múlti-
ple. El primer y más importante impacto de la resisten-
cia a los antimicrobianos es el fallo en la terapia empí-
rica de la enfermedades infecciosas. Esto puede lle-
var a un incremento en la morbilidad y mortalidad, y
por tanto a la prolongación en el sufrimiento de los
pacientes infectados, y consecuentemente, un incre-
mento en los costos del tratamiento. La resistencia
bacteriana representa, por lo tanto, un problema de
incumbencia general, tanto para la salud pública, como
para la medicina veterinaria, por lo que ha sido objeto
de consultas internacionales especialmente en los úl-
timos años (3,7).
La resistencia de los microorganismos presentes
en los alimentos y otras bacterias no patógenas puede
afectar igualmente a la salud humana, ocasionando
infecciones oportunistas, como en el caso de pacien-
tes inmunodeprimidos al ser tratados con agentes
antimicrobianos (3).
Los animales productores de alimentos sirven como
reservorios de agentes patógenos, incluyendo
Salmonella y Campylobacter. La resistencia a los
antibióticos de estos patógenos puede estar presente
en el animal como resultado de su uso anterior. Estos
agentes patógenos pueden contaminar las canales en
los mataderos, y pueden transmitirse a los humanos,
mediante el consumo o la manipulación de los alimen-
tos contaminados. Los datos de algunos estudios
epidemiológicos realizados en los últimos años en paí-
ses desarrollados han demostrado que una de las fuen-
tes más importantes de la transmisión de infecciones
producidas por microorganismos antibiótico- resisten-
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tes son provocadas por su presencia previa en los
animales y que su transmisión se realiza a través de
alimentos (5, 11).
El uso de antimicrobianos como promotores del
crecimiento en animales productores de alimentos re-
presenta un problema especial dentro de este aspec-
to, ya que todos los grupos químicos de antimicrobianos
son utilizados en tratamientos para humanos y anima-
les, por lo que se pueden presentar resistencias cru-
zadas con antimicrobianos utilizados en medicina hu-
mana. En este sentido se debe señalar que sólo aproxi-
madamente el 50% de los antimicrobianos, que se pro-
ducen en el mundo son aplicados en medicina huma-
na, del resto, la mayor parte se utiliza sólo con fines
veterinarios (9), por lo que la utilización y manejo de
este tipo de sustancia en medicina veterinaria repre-
senta uno de los principales eslabones en el desarro-
llo y eventual solución de un problema global, del que
nuestro país no ha escapado.
DESARROLLO HISTÓRICO DEL
PROBLEMA DE LA RESISTENCIA A LOS
ANTIMICROBIANOS
Inmediatamente después de comenzarse a utilizar
los antimicrobianos en animales productores de alimen-
tos, se empezaron a estudiar las consecuencias del
uso a largo plazo de los mismos. Ya desde 1960, en el
Reino Unido se consideró que podrían haber
implicaciones para la salud humana debido al uso de
antibióticos en niveles sub-terapéuticos en animales
productores alimentos, pero no fue hasta 1970, en que
se llegó a la conclusión de que el uso de cantidades
sub-terapéuticas de antimicrobianos favorecía la se-
lección y desarrollo de bacterias resistentes, y que los
animales que recibían tratamiento antimicrobiano po-
dían servir como reservorio de patógenos resistentes
a antibióticos transmisibles a humanos, hechos estos
indicados por la prevalencia de bacterias multi-resis-
tentes en carne y productos cárnicos.
En 1972, un informe de la FDA concluía textual-
mente que «los antibióticos, especialmente en peque-
ñas cantidades, favorecen la selección y el desarrollo
singular y múltiple de la resistencia a los antibióticos y
la aparición del factor R en animales que reciben valo-
res sub- terapéuticos o terapéuticos de antibióticos en
el alimento, pueden servir como reservorio de resis-
tencia a los antibióticos por bacterias patógenas y no
patógenas; la estacionalidad de la resistencia, el fac-
tor R de bacterias patógenas y no patógenas en los
animales se ha incrementado y es atribuible al uso de
los antibióticos; se han encontrado microorganismos

resistentes a los agentes antibacterianos en la carne y
en los productos cárnicos; por último, ha habido un
incremento prevaleciente de la resistencia bacteriana
a los antibióticos en el ser humano». Las bacterias que
han presentado resistencia y que han tenido difusión
comprobada son Salmonella y E. coli, sobre todo en
los asentamientos rurales y en los trabajadores de los
mataderos y sus familiares. Por otra parte, se ha ob-
servado que la carne preparada para consumo contie-
ne gran cantidad de bacterias entéricas que casi siem-
pre poseen factor R (10).
En 1995 en Estados Unidos se citaron graves
implicaciones, tanto para la salud humana como ani-
mal, debidas al incremento de la resistencia
antimicrobiana por el uso de antibióticos. Desde ese
momento se comenzó a impulsar la educación acerca
del uso y los riesgos de los antimicrobianos, y se pro-
movió el incremento de investigaciones destinadas al
desarrollo de nuevos antimicrobianos y vacunas, así
como medidas de prevención de enfermedades. Una
de las causas atribuidas al problema fue el abuso en la
aplicación de este tipo de sustancias tanto en medicina
humana como en veterinaria. En este último campo,
tenía una gran implicación la construcción de grandes
unidades pecuarias con un gran número de animales
confinados. Este reporte, relativamente reciente ya re-
conoció que el problema de la resistencia a los
antibióticos se había convertido en un problema global.
En 1997 la Organización Mundial de la Salud se
declaró contra el uso de antimicrobianos como pro-
motores de crecimiento, si estos antimicrobianos eran
igualmente utilizados en medicina humana o podían
inducir resistencia, con respecto a antimicrobianos uti-
lizados en la terapia médica humana y en 1998 se es-
tableció el papel del comercio internacional de anima-
les, productos animales y alimentos en la disemina-
ción de la resistencia a antibióticos, así como los posi-
bles métodos de control de la diseminación de agen-
tes infecciosos y factores de resistencia (1).
Sobre la base de los trabajos que se estaban eje-
cutando, en 1999 la Unión Europea prohibió el uso de
cuatro antibióticos ampliamente utilizados hasta esa
fecha como promotores del crecimiento en animales:
la bacitracina de cinc, la espiramicina, el tylosin, y la
virginiamicina, mientras que otros países como Dina-
marca suspendieron voluntariamente el uso de pro-
motores de crecimiento, con o sin alguna afectación
sobre los precios de la carne, reduciendo este tipo de
uso en más del 60% (6).
Uno de los aspectos de más connotación en este
sentido, lo constituyeron el grupo de las fluoroquino-
9
lonas. Así, una evaluación de riesgos realizada en los
Estados Unidos con cepas de Campylobacter resis-
tentes a fluoroquinolonas fue publicada recientemen-
te. En ella se estima que 1 en cada 32 personas con
infección por este género que busca atención médica
recibe una receta para antibiótico, mientras que otros
informes publicados en ese mismo país revelaron que
la autorización de esta familia de antibióticos para ser
utilizadas en aves de corral concluyó con una mayor
incidencia de Campylobacter resistente en pacientes
con resultados confirmados mediante cultivos del mi-
croorganismo (8).
La situación en Cuba, evaluada y reportada recien-
temente por Contreras y col. en el 2002 (4) mediante
la realización de un monitoreo de la resistencia de ce-
pas patógenas Gram- negativas aisladas de muestras
biológicas en humanos, mostraron un elevado porcen-
taje de resistencia, que oscilaba entre 27% y 58 % para
Escherichia coli, el patógeno de mayor frecuencia de
aparición. Los antimicrobianos de menor eficacia fren-
te al mismo fueron la ampicilina, la combinación
sulfametoxazol/ trimetropim y la tetraciclina respecti-
vamente. De igual forma, de los microorganismos
Gram- positivos aislados, Staphylococcus aureus, el
de mayor frecuencia de aparición, mostró resistencia
del 98 % para penicilina G y del 44 % para
sulfametoxazol/ trimetropim.
LA SUSCEPTIBILIDAD
ANTIMICROBIANA Y LA
TRANSFERENCIA DE RESISTENCIA
La susceptibilidad de un microorganismo a un
antimicrobiano es una característica cuantitativa, que
se expresa mediante la concentración mínima
inhibitoria (MIC), que se define como la menor con-
centración capaz de inhibir el crecimiento de la bacte-
ria bajo condiciones estandarizadas de laboratorio. Se
sabe que muchos antimicrobianos son derivados de
microorganismos, y por lo tanto, su resistencia es un
fenómeno natural. Los microorganismos que inicial-
mente pierden el sitio diana a un antimicrobiano se
dice que poseen una resistencia natural o intrínseca.
No obstante, otros pueden adquirir esta facultad me-
diante cambios en el DNA (mutaciones) o mediante la
inclusión de un DNA foráneo. La naturaleza ha desa-
rrollado diferentes sistemas para transferir los genes
entre bacterias (conjugación, transformación,
transducción, y transposición) y estos mecanismos han
demostrado ser efectivos en la promoción de genes
resistentes. Las bacterias multi-resistentes represen-
tan un problema especial, debido a que el uso de un
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antimicrobiano puede generar varios genes de resis-
tencia, lo que constituye un fenómeno conocido como
co-selección de resistencia. Los ejemplos más elocuen-
tes de resistencia cruzada a diferentes familias de
antimicrobianos, utilizados tanto como promotores de
crecimiento en animales, como en medicina humana,
son la tilosina con la eritromicina (familia de los
macrólidos), la virginiamicina con la pristinamicina (fa-
milia de las estreptograminas) y la lavoparcina con la
vancomicina (grupo de los peptídicos) entre otros (3).
Las bacterias proliferan por división, y mediante ella
una bacteria puede heredar su resistencia de sus
ancestros. En ambientes con presencia de antibióticos,
estas bacterias resistentes pueden diseminarse más
rápidamente debido justamente a esa ventaja
adaptativa. Hoy en día es de aceptación general, que
todos los antimicrobianos realizan una selección de
bacterias resistentes, y se ha establecido, que existe
una asociación de naturaleza compleja entre el uso de
antimicrobianos y la ocurrencia de bacterias resisten-
tes. Un experimento realizado en este sentido a nivel
de laboratorio por Brady et al. (2) utilizando una cepa
de Staphylococcus aureus mostró un incremento de
27,6 veces en el valor de la MIC ante la exposición
continuada a una combinación de antimicrobianos a
niveles de concentración considerados “seguros”
internacionalmente en leche, y de 4,6 veces frente a
una sola sustancia.
Sin embargo, no todos los antibióticos tienen la
misma capacidad como selectores de dicho factor. En
efecto, los estudios realizados hasta el presente apun-
tan en forma categórica hacia los antibióticos emplea-
dos en la terapéutica humana y veterinaria como po-
tentes selectores, como las tetraciclinas y
sulfonamidas, premezclas con opciones terapéuticas
como el cloranfenicol (en la actualidad prohibido), el
tianfenicol y el florfenicol, todos ellos usados de ma-
nera exagerada (10).
IMPLICACIONES EN LA SOLUCIÓN DEL
PROBLEMA
El CODEX Alimentarius (3) plantea que la resisten-
cia antimicrobiana constituye un problema
multidimensional en cuya solución se encuentran im-
plicadas, entre otras, tres partes: la industria farma-
céutica veterinaria, el médico veterinario y el produc-
tor primario de alimentos.
Para el médico veterinario, el uso de los
antimicrobianos no debe ser nunca un sustituto de las
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buenas prácticas de manejo y explotación. La respon-
sabilidad del veterinario en este sentido deberá con-
sistir en utilizar los agentes antimicrobianos sólo cuando
sea necesario, lo que significa que el régimen de trata-
miento recomendado deberá ser tan largo como sea
necesario para evitar un recrudecimiento de la infec-
ción, que a su vez podría incrementar la selección de
microorganismos resistentes, y tan corto como sea
posible para limitar la duración del uso del medicamento
solamente al período que sea necesario para lograr el
efecto terapéutico. Ello reducirá al mínimo la exposi-
ción de la población bacteriana al antibiótico y el im-
pacto de los organismos patogénicos restantes. Teóri-
camente, el uso de los antibióticos debe cesar tan pron-
to que el propio sistema de defensa del animal pueda
controlar la infección, pero es difícil en la práctica co-
mún determinar el momento exacto en que ello ocu-
rre.
Para ayudarse a cumplir este cometido, el CODEX
(3) recomienda que el veterinario deberá llevar un re-
gistro estricto de los tratamientos antimicrobianos efec-
tuados en una base de datos de 2 años de duración,
de forma tal que su información permita constatar to-
dos los datos inherentes al tratamiento del hato o los
animales individuales, que permita tomar acciones fu-
turas en eventos similares. Ello permitirá realizar la
selección del antimicrobiano, de acuerdo a la expe-
riencia clínica acumulada, la actividad contra la bacte-
ria patógena involucradas, el historial epidemiológico
de la unidad pecuaria y la ruta de administración ade-
cuada, asegurando que los resultados del tratamiento
inicial y la distribución farmacocinética en los tejidos,
garanticen que el agente terapéutico sea efectivo en
el sitio de la infección.
CONCLUSIONES
El problema de la resistencia de los
microorganismos patógenos a los medicamentos
antimicrobianos es, a juzgar por las evidencias aquí
presentadas, y otras muchas fácilmente accesibles en
la literatura internacional, un problema generalizado a
nivel mundial, en cuya eventual solución se encuen-
tran implicados, tanto la industria farmacéutica, como
el productor primario y el médico veterinario.
A fecha, el uso de antibióticos en forma prudente
parece ser, en última instancia, la herramienta princi-
pal para preservar la efectividad de los antimicrobianos
y prevenir el incremento de esta problemática, que ya
en este momento compromete seriamente tanto la
salud humana como la veterinaria.

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