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La Ingeniería de Construcción

En el último tiempo se ha estado hablando seguido de fallas en obras de


infraestructura de nuestro país, léase puente Loncomilla, losas aeropuerto
Pudahuel, pavimentos de Av. Bernardo O´Higgins y recientemente el puente
Cau Cau, como también de fallas en la construcción de viviendas de nivel
social.

Por otra parte, en los contratos de construcción, tanto de obras públicas como
privadas, están ocurriendo constantemente conflictos entre mandantes y
dueños y contratistas. Casi se podría decir que no hay contrato que se libre de
un conflicto y por ende de un mayor costo para el proyecto.

Las razones de estas fallas, conflictos y mayores costos para todos, en una
palabra, ineficiencia, son variadas, pero se pueden identificar fácilmente: i)
fallas en los diseños, ii) fallas en la definición o alcance de las obras incluidas
en el contrato y sus cantidades, iii) plazos irreales de construcción, iv)
especificaciones técnicas incompletas o imprecisas, v) fallas en los suministros
y vi) fallas de la construcción misma. Muchas veces se culpa también a la
Inspección de la obra, pero injustamente, porque en la mayoría de los casos
ella no es la responsable del defecto. La Inspección podría pecar de omisión al
no hacer cumplir las especificaciones técnicas, pero el responsable verdadero
o es el diseñador o es el contratista. Un contratista responsable ni siquiera
requeriría de inspección. Es necesario decir que en Noviembre 2013 se publicó
la Ley 20073 que Crea el Registro Nacional de Inspectores Técnicos de Obra
(ITO) y de Revisores de Cálculo Estructural que los hace subsidiariamente
responsables con el constructor y con el proyectista estructural
respectivamente. El Colegio de Ingenieros hizo llegar en su oportunidad al
Minvu su opinión contraria a esta subsidiaridad por considerarla que libera de
sus responsabilidades, sin razón, a los verdaderos responsables: el
constructor y el proyectista estructural.

Asimismo, los textos de los contratos de construcción adolecen de


imprecisiones, omisiones y gran variedad de redacciones de cláusulas,
dejando además imprecisas las responsabilidades de las partes, las que
generan los conflictos.

Todo lo anterior está conspirando permanentemente contra la calidad de la


construcción y los costos de ellas, teniendo por resultado precios reales
siempre más altos que los previstos y una calidad más baja que la esperada.

No es necesario adentrarnos en analizar cada una de las causas enumeradas


porque son conocidas de todos los que trabajamos en la ingeniería y en la
construcción de obras públicas y privadas.

¿Hay algo que hacer frente a esta ineficiencia de la ingeniería y la


construcción? Por supuesto que sí. Y una de las respuestas es la Ingeniería de
Construcción. ¿Y qué es la ingeniería de construcción? La ingeniería de
construcción es la incorporación de la experiencia en construcción al desarrollo
del proyecto desde sus inicios hasta la adjudicación del contrato de
construcción respectivo. Cuando hablo de experiencia en construcción me
refiero a la que poseen personas profesionales que han trabajado por largos
años en la construcción misma de las obras, que han asumido
responsabilidades para su consecución, que han sufrido los problemas de
diseño, las imprecisiones del alcance del contrato, sus especificaciones y sus
cantidades de obra, lidiar con atrasos de los suministros que manejan los
mandantes y dueños, teniendo que obtener resultados positivos con
presupuestos mal estimados y presentar y resolver reclamos contra los
mandantes (obras públicas) y dueños (obras privadas).

La ingeniería de construcción debe tener una presencia temprana en el


desarrollo del proyecto. Debe participar desde su inicio, desde sus primeras
etapas y definiciones, aportando experiencia constructiva y conocimiento de
costos para evaluar los estudios de factibilidad, etapa en que por las
imprecisiones de los diseños, se hace indispensable una adecuada estimación
de costos y de los imprevistos que conlleva el proyecto. En las etapas
siguientes de anteproyecto y diseño básico, su influencia se hace más
importante porque se empieza a definir con mucho más detalle las obras por
construir y sus costos se precisan mejor. El experto en construcción debe velar
porque los diseños sean “constructibles” y de mínimo costo para la calidad
pretendida, es decir, de formas regulares y simples, con materiales de calidad
de suficiente disponibilidad y menor costo, con necesidades de maquinaria de
construcción existente en cantidad y calidad suficiente en el mercado, con
métodos de trabajo adecuados para el recurso de mano de obra que se espera
utilizar, que tengan todos los detalles definidos para una construcción sin
contratiempos ni retrasos, expresados en forma precisa y concisa en los planos
y especificaciones técnicas. Su participación en la elaboración de las
especificaciones técnicas es fundamental, ya que en su mayor parte éstas son
especificaciones de construcción y no de diseño, pero que en la práctica
habitual de su elaboración están bajo la responsabilidad del proyectista, lo que
no siempre es garantía de una buena especificación. Muchas veces las
especificaciones técnicas contienen latosas descripciones de las obras y su
funcionamiento sin decir mucho de los requerimientos y exigencias
constructivos para obtener la calidad esperada por el mandante o dueño, en
suma una descripción bastante inútil. La precisión y claridad constructiva de
las especificaciones es algo esencial para una buena construcción y para
evitarse problemas de menor calidad, atrasos y mayores costos, y esa
precisión y claridad constructiva la aporta la experiencia previa en construcción.
Lo mismo vale para los planos de diseño, sobre todo los del diseño básico con
los que se realiza la licitación, y posteriormente los mismos válidos para
construir.

Han sido innumerables los reclamos que se han derivado de malas


especificaciones técnicas y planos poco o mal detallados. Es importante
entender que salvo excepciones, el constructor no es el diseñador ni determina
las especificaciones del proyecto, sino que él se limita a cotizar la ejecución de
las obras y construirla de acuerdo a planos y especificaciones, por lo que no se
le puede culpar de los errores de diseño, del alcances de las obras incluidas en
el contrato y de las especificaciones; más bien es el constructor el que tiene el
derecho a reclamo por esos errores e imprecisiones y los documentos de
contrato deben contemplar cláusulas que garanticen ese derecho y la forma de
indemnizarlo.

Lo mismo puede decirse de las Bases Administrativas de los contratos de


construcción, las que regulan su manejo administrativo. Son muchos los
modelos de bases que circulan en la construcción en nuestro país; las hay
buenas y otras no tanto, por omisión de regulaciones, por falta de precisiones o
por ambigüedades de las regulaciones incluidas. En este aspecto la
participación de ingeniería de construcción, es decir la experiencia profesional
en construcción, es también esencial porque permite precisar en forma
práctica y con pleno conocimiento de lo que ocurre en la realidad de la
construcción, todas las regulaciones necesarias que protegen los derechos, y
que fijan las responsabilidades y obligaciones de las partes.

Ejemplo pionero de aplicación de la ingeniería de construcción fue la Endesa


en el desarrollo de sus grandes proyectos de generación eléctrica tanto
hidráulica como térmica, desde la década de los 60, donde me correspondió
trabajar por varias décadas. El alto estándar de calidad de sus obras, mérito
también de sus contratistas, se debió en buena medida a la incorporación de la
ingeniería de construcción en el desarrollo de los diseños. La excelencia de
calidad de sus obras y los escasos conflictos con sus contratistas ha sido
reconocida en el ambiente nacional e internacional de la construcción.

La ingeniería de construcción incorporada al desarrollo del proyecto es una


valiosa ayuda para el éxito de su materialización y para disminuir los conflictos
con los constructores y evitar los mayores costos que indefectiblemente se
producen. Es siempre rentable invertir en ingeniería de construcción, muy en
especial para aquellos inversionistas sin conocimiento de la construcción.

Jorge Rivas Varas


Ingeniero Civil

Abril 2015

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