You are on page 1of 10

EL MENTEFACTO CONCEPTUAL

Según la Pedagogía Conceptual el pensamiento humano se desarrolla


gradualmente a lo largo de varias etapas; a cada etapa corresponde
cierta forma de pensamiento así: el pensamiento nocional (de los 2 a
los 6 años), el conceptual (de los 7 a los 11 años), el formal (de los
12 a los 15 años), y categorial (a partir de los 15 años). La última
etapa es el pensamiento científico en el cual la persona construye
paradigmas a través de la investigación científica.

El principio fundamental sobre el que se apoya el pensamiento es que


“Toda cosa, cualquiera que ella sea, es SEMEJANTE en algo a todas
las otras cosas y, a la vez, DIFERENTE en algo de todas, incluida ella
misma”.

La persona mediante procesos de COMPARACIÓN entre un objeto y


otro, o un objeto y una clase (conjunto de objetos), o entre clases,
determina la naturaleza de su relación (semejanzas, diferencias,
inclusiones); así va afinando, profundizando en su conocimiento del
mundo (clasifica y establece relaciones). Muchas de las cosas
(objetos) del mundo se conocen (precisan) mejor cuando se las pone
en contexto o en relación con otros.

En cuanto a las operaciones intelectuales, a la etapa de pensamiento


nocional corresponden la introyección, la nominación, la
desnominación y la proyección. La introyección es el proceso de
transformación de la realidad a la imagen mental mediante el uso de
los sentidos y los procesos de percepción; la nominación, de la
imagen al lenguaje, la desnominación del lenguaje a la imagen y, la
proyección, de la imagen al objeto. De manera análoga ocurre con las
operaciones intelectuales para los demás tipos de pensamiento.

A la conceptual la supraordinación, la infraordinación, la isoordinación


y la exclusión. A la etapa de pensamiento formal las operaciones de
inducción y deducción; y, por último, a la etapa categorial, las
operaciones intelectuales de derivación, argumentación, y definición.
Es claro que la labor del docente será la de diseñar y desarrollar
actividades que contribuyan a potenciar dichas operaciones
intelectuales en los estudiantes.
El elemento central de estos procesos cognitivos es el concepto; de
allí la importancia de conocer su naturaleza.

Del Latín concipere, concebir, aprehender. Contenido mental o


entidad lógica que resulta del conocimiento de los objetos, posibilitada
por la descripción, la clasificación y la previsión de lo cognoscible. El
concepto tuvo en sus orígenes un carácter ideal (Platón). Con el
neopositivismo la noción de concepto ha tenido cada vez más un
sentido operativo.

Uno de los problemas centrales del concepto es la determinación de


su naturaleza. La solución ha tenido dos propuestas: la que sostiene
que el concepto expresa la “esencia” de la cosa (Sócrates, Platón,
Aristóteles, Santo Tomás, Epicuro, Descartes, Kant, Spinoza, Hegel y
Husserl, entre otros) y la que considera el concepto como un signo
referido, a través de la significación, al objeto (estoicos, Abelardo,
Occam, Frege y Carnap, entre otros).

El concepto destaca lo general pero a su vez está presente en lo


particular. Los conceptos son necesarios para separar, discriminar y
organizar los objetos del mundo, de la realidad. Los conceptos
constituyen el sentido y el significado de las palabras del lenguaje el
que cumple la doble tarea de servir de vehículo de expresión del
pensamiento para podernos comunicar, y de posibilitar el mismo
pensamiento (pensamos “hablando” con nosotros mismos).

Los conceptos son predicados (predicar es decir algo de…) que se


afirman o niegan de los miembros de una clase (una clase es un
conjunto, una colección de objetos que comparten algún rasgo
común). Los objetos pueden ser del mundo real o de mundos ideales
o imaginarios. En el fondo el concepto es el resultado de un proceso
de “comparación” (semejanzas y diferencias).

En términos prácticos el concepto implica un conocimiento profundo y


objetivo (preciso) del objeto en cuestión; el concepto constituye el
significado esencial de una expresión lingüística (término o palabra).
Por ello está estrechamente vinculado con la definición. Casi siempre
se da por sentado que un concepto es su definición, pero ello no es
totalmente cierto.
El concepto constituye el conjunto de características (predicados
posibles) que definen un objeto. Por ello, aunque muchas personas
creen que el concepto es una sola palabra, en realidad está
constituido por un conjunto de proposiciones que lo precisan y definen.
Un concepto es un conjunto coherente de juicios sobre un objeto
cuyo núcleo se compone de aquellos juicios que reflejan las
características inherentes del objeto.

Joseph D. Novak define el concepto como “una regularidad


(abstracción de los rasgos comunes) percibida en sucesos u objetos,
designada por una etiqueta”. La etiqueta de un concepto es
usualmente una palabra (puede ser un dibujo u otro símbolo).

Una propiedad fundamental del concepto es su capacidad de


relación. Los conceptos se pueden vincular dando origen a las
proposiciones, (aunque como ya hemos visto, un concepto está a su
vez constituido por un conjunto de proposiciones). A su vez, las
proposiciones se pueden vincular lógicamente generando el
discurso. Por ejemplo, la ciencia es un gran discurso; el concepto de
ciencia está compuesto por un tejido lógico de proposiciones.

Los conceptos nos sirven para identificar, separar, discriminar,


comparar, estructurar y ORGANIZAR los objetos de la naturaleza que
nos interesa conocer. Por ello son instrumentos de conocimiento.

Los conceptos nos sirven para limitar el aprendizaje, reduciendo la


complejidad del entorno; nos sirven para identificar objetos, para
ordenar y clasificar la realidad, nos permiten predecir lo que va a
ocurrir.

Para ir tomando conciencia de los criterios de relación entre


conceptos señalemos por ahora los criterios de supraordinación,
infraordinación (nivel de inclusividad), isoordinación y exclusión.

El mentefacto es un instrumento del conocimiento muy apropiado


para la apropiación y cualificación conceptual autónoma necesaria
para aprehender. Hay una diferencia entre aprender y aprehender.

Se aprenden contenidos y procesos concretos. Se aprehende cuando


el aprendizaje es sometido a un proceso metacognitivo para mejorar
su eficiencia. Aprehender es aprender tales procesos y contenidos a
la vez que se ejerce un control y mejoramiento del proceso mismo de
aprender.

Históricamente el ser humano ha elaborado artefactos. Pero es


conveniente analizar el hecho de que antes de su elaboración, dichos
artefactos han sido “mentefactos”, es decir, primero fueron pensados;
los artefactos son un producto de la mente.

En desarrollo de la Pedagogía Conceptual existen mentefactos


nocionales, proposicionales, conceptuales, formales, precategoriales y
categoriales.

En los mentefactos conceptuales se busca representar la estructura de


los conceptos. En ellos se representan, de forma gráfica, los
resultados obtenidos al realizar las cuatro operaciones básicas del
pensamiento conceptual, a saber, la isoordinación, la infraordinación,
la supraordinacíón y la exclusión, con un concepto central.

Los mentefactos ahorran tiempo y valiosos esfuerzos intelectuales en


el proceso de cualificación conceptual, pues permiten construir
conocimiento a medida que se digieren y se consolidan con lentitud, y
paso a paso, los conceptos.

El mentefacto adopta una forma gráfica. Al igual que en la lógica


formal, llevar mental u oralmente una secuencia densa de conceptos
interrelacionados, con un rigor y control total, sólo es posible mediante
el uso del simbolismo escrito; ello posibilita además preservar el
conocimiento del paso del tiempo. El grafismo extiende la memoria,
permite retomar fácilmente los hilos conductores del análisis y trabajar
en la estructura.

Sin diagramas, el conocimiento es desordenado y sin secuencia, sin


oportunidad de asimilarse lógicamente. El mentefacto garantiza la
elaboración y uso de las operaciones intelectuales que obligan a
seleccionar (escoger y desechar) información y precisarla en torno a
un dominio (parte) del conocimiento. Por ello son el instrumento por
excelencia para la cualificación conceptual.
Un mentefacto conceptual es un instrumento de conocimiento que nos
ayuda mucho a aclarar toda la información importante relativa a un
concepto.

Contribuye a que el estudiante sepa qué concepto es mayor y


envuelve el concepto trabajado (supraordinación), qué características
le son propias al concepto (isoordinación), qué conceptos de la misma
clase se le diferencian (exclusión) y cómo podría dividirse el concepto
(infraordinación). De tal manera que la investigación lo llevará a
conocer lo que es, lo que no es, lo que lo caracteriza y cómo se divide
el concepto en cuestión.

Las fases para elaborar un mentefacto pasan por: Supraordinar:


Incluir una clase en una superior. Excluir: Diferenciar dentro de una
misma clase. Isoordinar: Caracterizar el concepto. Infraordinar:
Establecer las divisiones dentro de una clase. Ello nos sirve para
clasificar un concepto de acuerdo con un criterio.

Las proposiciones son los elementos constitutivos de un concepto y


viceversa, los conceptos son elementos constitutivos de las
proposiciones. Esta es una paradoja que es necesario manejar.

Las proposiciones que componen el concepto, y que se ubicarán en el


mentefacto conceptual, tienen una clasificación y orden específico a la
hora de ser representadas dentro del mentefacto conceptual, así:

1. Supraordinada (a qué clase pertenece): El concepto es relacionado


con la clase que inmediatamente lo incluye.
2. Exclusiones (de qué otro(s) conceptos difiere): El concepto es
relacionado con otras clases cercanas a él pero de las que
finalmente se diferencia.
3. Isoordinadas (características o cualidades esenciales): El concepto
se relaciona con aquellas características esenciales a él.
4. Infraordinadas (subclases): El concepto se relaciona con las
distintas clases en las cuales él se divide.

Cada uno de estos elementos constituyentes del mentefacto


conceptual tiene unas especificaciones o reglas de cumplimiento:
1. Regla de preferencia: las proposiciones deben ser preferiblemente
universales (positivas o negativas) y no particulares; no en todos los
casos es posible cumplir esta regla.

2. Regla de género próximo: la supraordinada debe corresponder a la


clase del concepto más próxima, de esa manera las clases más
generales o distales se invalidan.

3. Regla de coherencia: todas las proposiciones del mentefacto deben


hacer referencia a un solo significado del concepto puesto que hay
palabras que tienen diferentes significados, desde diferentes
ópticas.

4. Regla de recorrido: en algunas ocasiones el concepto forma parte


de una larga secuencia de subclases, es suficiente especificar
solamente dos de ellas, las más representativas.

5. Regla de diferencia específica: Cada término excluyente del


concepto debe tener una(s) característica(s) específicas y por tanto
no deben ser compartidas con los demás términos pertenecientes a
la supraordinada.

6. Regla de propiedad: el concepto debe tener una(s) cualidad


esencial(es), una(s) característica(s) única(s) del concepto a
trabajar que lo diferencien de los demás conceptos que pertenecen
a la misma supraordinada.

7. Regla de anticontenencia: La(s) característica(s) del concepto no


debe(n) ser la(s) misma(s) que identifica(n) a la clase o
supraordinada, aunque sí tengan cualidades en común por ser el
concepto una subclase de la supraordinada.

8. Regla de completez: deben incluirse dentro de las infraordinadas


todas las subclases del concepto para que el mentefacto sea lo
más completo posible.

FUNCIONES DE LOS MENTEFACTOS CONCEPTUALES


Los mentefactos sirven para cualificar conceptualmente a los
estudiantes. Ello supone la previa cualificación conceptual del
docente. Por ser ellos mediadores en el aprehendizaje de los
estudiantes, los mentefactos son una sólida herramienta de apoyo en
su labor puesto que contribuyen a formarlos intelectualmente; “resulta
imposible y bizarro enseñar algo que uno mismo no ha aprehendido.
Cuando los profesores emplean mentefactos, éstos les imponen una
severa condición: organizar y precisar en su propia mente los
conceptos, antes de intentar siquiera enseñar nada”.

Los mentefactos son una excelente estrategia de aprendizaje


autónomo.

PROCEDIMIENTO PARA LA ELABORACIÓN DE UN


MENTEFACTO:

Para elaborar un mentefacto hay que partir de un proceso de


investigación. Intentar establecer la estructura de un concepto, su
definición completa y sus diversas relaciones resulta imposible sin una
investigación previa que nos arroje luces acerca de lo que el concepto
es, de lo que no es, de la clase superior que lo contiene y de las
clases que el concepto contiene.

1. En primer lugar, determinar el concepto que se va a analizar o a


desarrollar. Elaborar la investigación previa que nos aporte la
información pertinente.

2. En el centro del mentefacto se coloca el concepto a desarrollar,


rodeado de un cuadrado de líneas dobles.

3. Los conceptos supraordinados y los infraordinados se colocan


encima y debajo del concepto, respectivamente. Han de ser
encerrados en cuadrados sencillos, y estarán unidos al concepto
central por medio de líneas verticales.

4. Al lado izquierdo del concepto se colocan las isoordinaciones. Estas


deben ir numeradas, y se unirán por medio de líneas horizontales y
verticales al concepto. En contraste con las supraordinaciones y las
infraordinaciones, las isoordinaciones no van encerradas en
cuadrados.

5. Las exclusiones se representan al lado derecho del concepto,


iniciando con el número siguiente al último utilizado para identificar
las isoordinaciones.

FORMA GENERAL DE UN MENTEFACTO

EJEMPLO:
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:

1. Una vez leído el material de apoyo y debatido su contenido, de


manera individual elaborar el mentefacto que corresponde a los
datos expuestos en el ejercicio de los cua-cua.
2. Seleccionar un concepto relevante en su actividad profesional y
realizar el mentefacto correspondiente. Sustentar ante el grupo
pequeño; escuchar retroalimentación y exponer ante el grupo
grande.
3. Seleccionar varios conceptos relevantes a su actividad profesional
y elaborar con ellos una cadena de mentefactos (la cadena debe
vincular por lo menos tres (3) mentefactos.

UN EJERCICIO: LOS CUA-CUA

Los Cua-cua, al igual que los Ru-ru, son Carramplones, que son
Terraneros que se caracterizan por tener sangre azul. Los Cua-cua se
caracterizan por soportar altas temperaturas y respirar aire
contaminado, mientras que los Ru-ru sólo pueden vivir a bajas
temperaturas y respirar oxígeno puro.

Los Cua-cua pueden ser Cuacuatos o Cuacuanos, cuya diferencia


simplemente es el color del pelo. Otra característica de los Cuacuanos
es que caminan en nueve patas y se reproducen por medio de
semillas. Los Cua-cua se alimentan de bacterias. Muchas personas
confunden los Cua-cua con los Pirrinchines, que también son
Carramplones, sólo porque ambos respiran aire contaminado, pero no
tienen en cuenta que los Pirrinchines jamás comen bacterias, se
alimentan de cucarachas. Igualmente son confundidos con los
Pedrajosos que son Terraneros de sangre verde.

You might also like