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CAPITULO I

LA NATURALEZA JURIDICA DEL PROCESO

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.~~c~ p~oc~SAL Las distintas doctrinas nacidas en torno a la naturaleza jurídica del
proceso han ido sucediéndose a 10 largo de la historia, conforme a la
propia evolución del mismo y, en general, ligadas al surgimiento del
:s~¿ V/c~NTt b/~E¡JO ~é0Pl2.....A-
Derecho Procesal como disciplina autónoma.
Mientras nuestra asignatura no tuvo el grado suficiente de indepen­
J;1A9~'D C- f v \~s, /jcr8 1 dencia frente al Derecho material, había que encontrar el fundamento
) del proceso, las posibilidades, cargas y obligaciones de las partes que lo
suscitan desde la propia teoría de las fuentes de las obligaciones. Apare­
cen, de este modo, las doctrinas romanistas o «privatistas» (2), según las
cuales la causa de tales pretendidos derechos y obligaciones estribaría en
la autonomía de la voluntad de los propios litigantes. Tales tesis predo­
minaron en la doctrina hasta finales del siglo XIX e, incluso, en la juris­
prudencia hasta bien entrado el siglo xx.
Consolidada la idea en la doctrina moderna, tras la polémica WIN­
SCHEID-MüTHER (3) de que la acción o derecho a acudir a los Tribunales
era de naturaleza muy distinta al derecho material subyacente y de que
las relaciones o vínculos existentes entre juzgador y partes tampoco
podían reconducirse a los del derecho privado, las doctrinas privatistas
son paulatinamente desplazadas por las que configuran el proceso, to­
mando como punto de partida, bien las nociones o elementos del Dere­
cho Público (doctrina de la relación jurídica procesal), bien delimitando
su naturaleza mediante categorías procesales propias (tesis de la situa­
ción jurídica).
Es a este segundo grupo de doctrinas, al que podemos denominar
clásicas, porque son seguidas por la mayor parte de los autores contem­
poráneos (4), Y a las que debiéramos dedicar toda nuestra atención, si
no fuera porque, como vamos a ver en seguida, nuestras Leyes de Enjui­
ciamiento se mantienen ancladas en las teorías privatistas.

1. Las doctrinas romanistas y nuestras Leyes de Enjuiciamiento

El común denominador de las doctrinas romanistas es, como ya se


ha indicado, el de dilucidar la naturaleza jurídica del proceso desde la
(2.) De doctrinas prívatistas hablan: ALCAÜ-ZAMORA, «Algunas concepciones acerca de
la naturaleza del proceso», en Estudios de Teoría general e Historia del Proceso (1945-19721,
cit., pp. 377-378; GORDILLO, Concepto del Derecho Procesal, Salamanca, 1963, pp. 71 y ss.:
MONTERO, Introducción ... , cit., pp. 183 Y ss.
(3) Vide supra, p. 129.
(4) No se nos oculta la. existencia de toda una serie de «concepciones modernas» en
torno al proceso; a las que se refiere ALCAl.Á·ZAMORA en su op. y loe. cit. Sin embargo,
las tales doctrinas constituyen, en definitiva! variantes más o menos acabadas de las tesis
clásicas. Sobre las mismas, vide inira, pp. 166 Y ss.

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156 EL PROCESO NATURALEZA Jl:RIDICA 157

teoría general de las fuentes de las obligaciones. De esta manera, surgen partes o la existencia del procedimiento contumacial (15), determinaron
las tesis, conforme a las cuales, se pretende remitir la naturaleza jurí­ el que la doctrina de los siglos XVIII y XIX tuviera que revisar la tesis
dica del proceso a la del contrato o cuasicontrato de litis contestatio. contractualista.
Si el proceso no es un contrato -dice ALCALÁ-ZAMOR<\.-, puesto que
A) EL PROCESO CO~tO CONTRATO el consentimiento del demandado no es espontáneo y, si ello no obstante,
engendra obligaciones entre las partes, había que encontrar en otra fuen­
El fundamento sociológico de tal teoría hay que encontrarlo en la te de las obligaciones la causa explicativa de su naturaleza. Puesto que
debilidad del Estado romano de la Alta República y, por consiguiente, el proceso no es un contrato, ni un delito, pensaron los juristas franceses
en la importancia de la autodefensa privada. de aquella época (16) que los vínculos que nacen en el proceso no podían
provenir más que del cuasicontrato. De esta manera, y olvidando la más
Para lograr el sujetamiento de las partes al proceso y la observancia importante fuente de las obligaciones, la ley, afirmaron por exclusión
de la sentencia ulterior, se ideó la etapa apud iudicem en la que las la naturaleza cuasicontractual del proceso (17).
partes debían concertar el contrato de litis contestatio (5). Tal contrato
judicial, una vez solemnemente formulado (6), constituiría la causa de Si tal tesis tiene a su favor el eliminar, en cierto modo, el obstáculo
la autoridad de la cosa juzgada, delimitando al propio tiempo sus lími­ de la falta de consentimiento en el supuesto contrato procesal (18) no
tes subjetivos (7) y daría lugar a la posibilidad de utilizar la excepción resiste la menor crítica, si se piensa que el Juez no está ligado en su
res in iudicium deductae en el procedimiento formulario (8). actuación por la voluntad de las partes (19), que la propia institución
del cuasicontrato civil es una figura de contornos muy oscuros e impre­
Con el advenimiento del Imperio la teoría contractualista va a sufrir cisos o que hace falta tener «una imaginación desbordante» para encon­
sus primeras grietas, al poder el Pretor declarar el Derecho, no tanto trar afinidades entre el proceso y el pago de lo indebido o la gestión
mediante la invocación de un acuerdo de voluntades entre los litigantes de los negocios ajenos, como expresiones más típicas de las figuras cuasi­
cuanto por obra de su propio imperium. Fue la publicificación o estatali­ contractuales (20).
zación del proceso, a través de la generalización de la cognitio extra
ordinem, la que asestó el golpe mortal a la litis contestatio (9).
C) LAs LEYES DE ENJUICIAMIENTO
Con todo, los juristas justinianeos mantuvieron la denominación litis
contestatio, que como una ficción (10) o mito jurídico (11) pasó a la No obstante la debilidad que en el momento actual presentan las
legislación medieval (Leyes de estilo, Las Partidas), siendo la doctrina tesis privatistas, nuestra jurisprudencia ha podido hablar hasta tiempos
francesa de los siglos XVIII y XIX los últimos mantenedores de la teoría no muy lejanos de la existencia de un contrato o cuasicontrato de litis
contractualista (12). contestatio en el proceso (21). Si dicha tesis ha alcanzado cierto eco en
la doctrina jurisprudencia no lo ha sido por causa del azar, sino porque
ha encontrado su fundamento legal en distintos pasajes de nuestra LEC,
B) EL PROCESO COMO CUASICONTRATO en donde parecen mantenerse las hoy superadas doctrinas romanistas.
La aparición de tipos procedimentales que no respondían ya a la Ello es lo que sucede, por ejemplo, con los artículos 525 y 530, en los
solernnis ardo iudiciarium, tales como los procesos sumarios, tras la pro­ que puede observarse un vestigio histórico de la in ius vocatio romana,
mulgación de la famosa Saepe contingit (13), o la de los plenarios rápi­ al requerirse en el proceso ordinario de mayor cuantía la comparecencia
dos (14), todo ello unido a las transformaciones habidas en aquél, como del demandado, tan sólo a los efectos de que «se le tenga por parte» (22).
lo fue el que el nombramiento de los jueces no dependiera ya de las Con razón se ha calificado dicho trámite como superfluo y dilatorio (23).
(15) PRIETO CASTRO, Derecho Procesal Civil, cit., 1, p. 266.
(16) DE GUEKYVEAU, Du quasi contrat judiciaire, Poitiers, 1859, fue su principal expo­
(5) PRIETO CASTRO, Tratado de Derecho Procesal, cit., 1, p. 18. nente (cfr. COUTUFE, op. cit., pp. 63-64; ALCALÁ·ZAMORA, op. cít., p. 123). También la genera­
(6) Para su procedimiento y efectos, vide PRIETO CASTRO, Derecho Procesal Civil, cit., lidad de la doctrina decimonónica española mantuvo la mencionada tesis. Vide la biblio­
páginas 264-266. grafía (CARLEVAL, SALGADO DE SOMOZA, CONDE DE LA CAÑ.WA, FEBRERO, ORTIZ DE ZÚÑIGA, VlCE1\'TE
(7) ALCALÁ-ZAMORA, Proceso, autocomposición ... , cit., p. 122. y CARAVAKTES, MAKRESA. etc.) en ALCAL.{-ZAMORA, op. cit., p. 123 Y nota núm. 158; MONTERO,
(8) COUTURE, Fundamentos del Derecho Procesal Civil, cit., p. 61.
(9) FAlREN, «La "litis contestatio" y sus consecuencias: una perspectiva histórica del Introduccion... , cit., p. 184. nota núm. 24.
(17) COUT1.7RE, op. cit., p. 165; ALCAL..{-Z.U.IORA, op, cit., p. 123.
proceso», en Estudios ..., cit., pp. 39-40 y 42. (18) GUASP, Derecho Procesal Civil, cit., 1, p. 20.
(10) COUTURE, Fundamentos ..., cit., p. 61. (19) GUASP, op. cít., I, p. 20.
(11) FAIREN, «La "litis contestatio" ... , cít., pp. 44 Y ss. (20) ALCAL.~-ZAMOR', op. cit., pp. 123-124.
(12) Vide la bibliografía (POITHIER, DE' MOLOMBE, AUBRY y Rw, COLMET DE SANTERRE, (21) Cfr. las S. del TS de 5 de diciembre de 1891, de 21 de diciembre de 1927, de 9 de
RWTER...) en COUTURE, op. y loco cit. abril de 1932, de 8 de julio de 1933, de 13 de febrero de 1948. de 4 de noviembre de 1948, etc.,
(13) FAlREN, "Puntos de vista en torno al proceso civil español», en Estudios ..., cit., cits. por FAIREN, Una perspectiva histórica ..., cit .. p. 46, nota núm. 152.
páginas 407 y ss. (22) FAlREN, Puntos de vista..., cit., I<P. 414-415; Una perspectiva histórica..., cit., pp. 46-47.
. (14) FAIRES, "La historia del proceso civil y la reforma de la Justicia», en Temas .., (23) FAlREl':,.El desistimiento», en Estudios, cit., p. 267.
cít., I, pp. 249 Y ss.

158 EL PROCESO NAIURALEZA JURIDICA 159

También en la imposibilidad de modificar la demanda (art. 548 (24), ta medida, el de haber reivindicado la propia autonomía del Derecho
en la litispendencia (cfr. arto 1.535 Ce) (25) o en el desistimiento (26), la Procesal.
doctrina jurisprudencia del TS, tornando como punto de partida la natu­
raleza cuasicontractual del proceso, ha podido llegar a conclusiones ab­ En lo que a la naturaleza del proceso se refiere, dos tesis han surgido
surdas (27) o falsamente argumentadas (28). claramente diferenciadas, las cuales quedan delírniradas bajo la denomi­
nación «doctrinas clásicas», bien sea por la circunstancia de que los
Aunque en menor medida que en la LEC -debido a la presencia más autores c::mtemporáneos las siguen fielmente, o bien porque sus cons­
acentuada de las normas del ius cogens y a la existencia de una fase iris­ trucciones doctrinales adoptan como punto de partida alguna de ellas.
tructorá- pueden igualmente observarse algunas huellas de la concep­ Nos estamos refiriendo a la teoría, en cuya virtud la esencia del proceso
ción privatista del proceso en nuestra LECRIM. estriba en una relación jurídica procesal y a la que lo configura como
un conjunto de situaciones jurídicas por las que atraviesan las partes
De esta manera, los artículos 100 y siguientes de la mencionada hasta llegar a la sentencia definitiva.
Ley (29) evocan claramente la doctrina romanista de las fuentes de las
obligaciones al disponer que del delito nace la acción penal y de él puede
surgir también la « acción civil» (pretensión acumulativa de resarcimien­ A) EL PROCESO COMO RELACIÓN JURÍDrcA
to, diríamos nosotros). La inconveniencia de tal declaración resulta evi­
dente, pues la acción penal no puede nacer del delito, que todavía no Fue, como es sabido, BÜLOW quien en el año 1868 lanzó la teoría,
se sabe con certeza si ha sido cometido, sino de la notitia criminis (30) según la cual el proceso es una relación jurídica de derecho público
o, si se prefiere, de la «sospecha de la comisión de un delito» (31). En que transcurre entre el Tribunal y las partes (33). Tanto desde sus orí­
cuanto a la pretensión civil, justo es convenir con GÓMEZ ORBANEJA en genes como en el momento presente, a la mencionada tesis se han adhe­
que tampoco puede surgir de la acción delictiva con todos sus elementos rido importantes sectores de la doctrina alemana (34), italiana (35) y de
integrantes, sino del hecho antijurídico en el que interviene cualquier habla hispana (36).
género de culpa o negligencia (32).
Conforme a la misma, el proceso ha de ser entendido como una rela­
ción jurídica o, lo que es lo mismo, como un conjunto de «vinculaciones
2. Doctrina clásica jurídicas existentes entre las personas que en él participan». El conte­
nido de la relación jurídica viene determinado por los derechos y obli­
Corresponde el mérito a la doctrina germana de haber elaborado las gaciones de naturaleza procesal que ostentan tanto el Juez como las
doctrinas modernas sobre la naturaleza jurídica del proceso y, en cier­ partes (37).
La relación jurídica procesal se instaura con el ejercicio de la acción
(24) FAlREN, Una perspectiva histórica...• cit .• p. 493. La transformación de la demanda
en el proceso civil, Santiago de Compostela. 1949,pp. 124 Y ss. y finaliza con la resolución del conflicto, bien sea a través de una deci­
(25) FAlREN, «El momento de la producción de la litispendencia según la legislación sión con fuerza de cosa juzgada, bien suceda mediante el desistimiento,
y jurisprudencia actuales", en Estudios ..., cit., p. 484.
(26) FAIREN, El desistimiento ..., cit., p. 597. el allanamiento o la renuncia (38). Pero para que la relación jurídica
(27) De esta manera, el TS mediante una primera doctrina ha podido afirmar que la
pueda nacer y adquiera relevancia jurídica, precisa de unos elementos
perpetuatio iurisdictionis, la percepción de los frutos o la rescindibilidad de los contra­

tos, efectos todos ellos de la litispendencia, empiezan a surtir los efectos que les son pro­
(33) Die Lehre von den Processeinreden ul1d die Processvoraussetzungen, Giesen, 1968.
pios, a partir del trámite de la contestación a la demanda. Vide tal criticable doctrina en
En lo sucesivo utilizaremos la edición traducida al castellano por Rosas Lichtschein, bajo
FAlREN, El momento de producción de la litispendencia, cit., pp. 494 Y ss.
el titulo, Excepciones procesales y presupuestos procesales, Buenos Aires.
(2.8) Como lo ha sido el construir la bilat eralidad del desistimiento desde la vieja con­
(34 La teoría de la relación jurídica cosechó en Alemania más partidarios que la que
cepción de la litis-cont estatio y no a partir del momento en que se produce la diiamatio
encabezó GOLDSCHMIDT. Vide la doctrina que sucesivamente citados a lo largo del presente
iutlitialis, cfr. FAlREN, Desistimiento ... , cit., pp. 597 Y ss., «El fundamento de la bilaterali­
capítulo.
dad del desistimiento en la primera instancia de nuestro proceso civil", en Estudios ...,
(35) CmovENDA, Saggi di Diritto Processuale Civile, Roma, 1930. pp, 18-19; ZANzucm,
cit., pp. 617 y 632.633. Didtto Processuale Civile, Milán, 1948, r, pp. 61 y ss.; MASSARI, Il processo penale nella
La naturaleza privada del proceso que realiza la LEC llega, incluso, a alcanzar a actos m/Ova legistazione italiana, Nápoles, 1934, pp. 561 Y ss.: CAUMANDREI, Institu¡:ioni ... , cit., I,
que, por ser una manifestación de la potestad jurisdiccional, participan de una natura­ pp. 168 Y ss., etc.
leza eminentemente pública. Ello es lo que ocurre con la enajenación forzosa legalmente (36) SILVA MELERO, Contribución al estudio de la relación jurídico procesal, RGU, 1930,
configurada como una «compraventa". Para su exposición y critica, vide por todos Gcnf­ núm. 157,p. 163; G6MEZ ORBANEJA Y HERCE QUEMADA, Derecho Procesal Civil, cit., r, pp. 6 Y ss.:
RREZ DE CABIEDES, La enajenación forzosa, Pamplona. 1966, pp. 59.95. Derecho Procesal Penal, Madrid, 1972, pp, 2~3; MORÓN PALOMINO, Sobre el concepro de
(29) Vide la critica que en tales términos formuló GOLDSCHMIDT al artículo 100 LECRIM Derecho Procesal, cit., pp. 110 Y ss.; ALSINA, Tratado teórico práctico de Derecho Procesal
en Principios generales del proceso: Problemas jurídicos y políticos del proceso penal, Civil, Buenos Aires, 1963, I, pp. 428 Y ss.: VtLEz MARICONDE, Derecho Procesal Penal, Bue­
Buenos Aires, 1961, pp. 51-52 Y 56-57. nos Aires, 1969, n.pp. 135 y 141 Y ss., etc.
(30) Cfr. LEONE, Trat ait o di Dirit to Processuale Penal e, Nápoles, 1961, pp. 130 Y ss (37) WACH, Handbucñ des deut schen Civil prozessrechts, Leípzíg, 1885, p. 34.
BATIAGLIKI, Sul dirit to di querela e di remisione, Riv. DP, 1913, núrn, 77, p, 323. (38) SCHCMANN, Der Zivilprozess als Rechtsverhiilt nis, JA, 1976, p. 637: «Mediante el eier­
. (31) C.'RKELCTTI, «De la información penal», en Principios del proceso penal, Buenos cício de la acción surge entre las partes y el Tr ibunal una relación jurídica. La relación
AIres, 1971. pp. 87-88. jurídico procesal abarca la totalidad de las relaciones procesales que, a través del pro­
(32) G6MEZ ORBANEJA, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, Barcelona, ceso, entre el Tribunal y las partes y las partes entre sí son establecidas»; SCH~NCKE·SCHRi).
1951, n. pp. 328 Y ss. DER-NIE5E, Lehrb uch. des Zivilprozessrecbts, cít., p. 23.

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NATURALEZA JURIDICA 161
constitutivos o presupuestos procesales, que no son otra cosa sino las
"prescripciones que deben fijar los requisitos de admisibilidad y las con­ a la hora de determinar entre qué sujetos transcurre la relación ju­
diciones previas para la tramitación de toda la relación procesa]" (39). rídico procesal. Conforme a una primera interpretación, lanzada por
KOHLER (45), el proceso es una relación jurídica que transcurre exclu­
Constituida la relación jurídico procesal, mediante el ej ercicio de la sivamente entre las partes. Según HELLWIG la relación lo es tan sólo
acción y previa la concurrencia de los presupuestos procesales, el primer entre el Estado y las partes (46). La opinión más generalizada es, sin
carácter que presenta es la de ser autónoma, es decir, independiente de embargo, la originaria mantenida por Bt't.ow y WACH, en cuya virtud,
la reiación jurídico material formada entre el actor v su adversario con dicha relación tendría un carácter triangular, sucediéndose tanto entre
el nacimiento del litigio (40). . las partes como aisladamente entre cada una de ellas y el Tribunal (47).
Tal autonomía proviene, entre otras cosas, por el hecho de que, mien­
tras el conflicto surgido entre las partes y preexistente al proceso puede KOHLER HELLWIG BÜLOW y WACH
tener naturaleza privada, la relación jurídico procesal es siempre (incluso
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en los procesos civiles) de naturaleza pública. Los derechos y obligacio­
nes que asisten a los sujetos procesales pertenecen al campo del Derecho
Público (41).
El tercer carácter que presenta la relación jurídico procesal, no obs­
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(48).
tante la complejidad de las vinculaciones jurídicas subsistentes en el
proceso, es su unidad. Tan sólo hay una relación jurídico procesal entre
juzgador y partes. Pero esta relación jurídica, a diferencia de las de Incluso, no falta en la actualidad algún autor que recientemente haya
derecho privado, presenta una singular característica, consistente en su pretendido la conciliación entre las teorías de KOHLER y HELLWIG en el
carácter evolutivo: «el proceso es una relación que avanza gradualmente proceso penal. Mientras el primer grupo de. relaciones constituiría la ex­
y que se desarrolla paso a paso ... » (42). Mediante tal afirmación, BÜLOW presión del proceso penal acusatorio, las que transcurren exclusivamente
no intentará otra cosa sino salvaguardar su teoría, frente a cualquier entre el Juez y las partes serían el reflejo del modelo inquisitivo. El pro­
género de crítica basada en los futuros posibles cambios de las partes (43) ceso penal, en opinión del citado autor, vendría a ser la suma o concu­
o modificaciones oportunas en el objeto procesal (44). rrencia de ambas vertientes (49).
Hasta aquí la doctrina del maestro de la. relación y presupuestos Si hubiera que realizar un balance de la obra de BiJLOW, habría que
procesales ha gozado de un asentimiento prácticamente unánime por concluir con otros autores en que le corresponde el mérito de haber
parte de sus mantenedores. Sin embargo, tal unanimidad ya no lo es, inaugurado la era del procesalismo científico, al haber explicado la natu­
raleza del proceso desde las categorías del Derecho Público (50), haber
(39) BULow, Excepciones procesales ... , cít., pp. 5 Y 7-8. distinguido con claridad el procedimiento del proceso (51) y destacado
(40) SCHUMANN, Der Zivilprozess als Rechtsverhiiltnis, cit., p. 637; NIKISCH, Zivilpro­
zessr echt, Tübingen, 1952, p. 16. Para apoyar la autonomía de la relación jurídica proce­ el carácter tridimensional del mismo, muy especialmente el principio de
sal, trae WACH a colación la posibilidad de que «el proceso exista también, aunque no contradicción que, con independencia de su valor pedagógico (52), sigue
haya relación jurídico material», Handbuch ... , cít., p. 37. Sobre el proceso sín litigio puede
verse CARNELUTTI, Lezioni di Diritto Processuale Civile, Padova, 1930, II, pp. 13().138; COR­
TESIA DI SEREGO, I1 processo senza lite, Padova, 1934; ALCALÁ·ZAMORA, Algunas concepciones (45) Der Prozess als Rechtsverhiiltnis, Berlín, 1888.
menores ... , cit., pp. 394·396. (46) Lehrbuch. des deut schert Ziviiprozessr echts, Leipzig, 1907, p. 4.
(41) «Desde que los derechos y obligaciones se dan entre los funcionarios del Estado (47) BÜLOW, op. cít., p. 293; WACH, op, cí t., p. 39; BIERKMEYER, Deursches St raiprozess­
y los ciudadanos, desde que se trata en el proceso de una función de los oficiales públicos recht, Berlín, 1898, p. 5; SCHOCKE,SCRODER·NIESE, Lehrbuch...., cit., p. 23; srsrx-J ONAS, Kom­
y desde que también a las partes se les torna en cuenta únicamente en el aspecto de su mentar zur Zivilprozessor dnung, cit., p. 21; SCHUMANN, op. cít., p. 637; BLOMEYER, Zivilpro­
vinculación y cooperación con la actividad judicial, esa relación pertenece, con toda evi­ zessrecht, Berlín, 1963, p. 61; NIKISCH, Zivilprozessrecht, p. 16; 1.Em-JAUERNlc, Zivilprozess­
dercia, al derecho público y el proces? .resulta, por lo tanto, una relación jurídico pública», recht, Munich, 1974, p. 98.
Büi.ow, op. cit., p. 2. SCHUMANN, Der Zivilprozess ..., cít., pp. 537·638. (48) Los gráficos pueden verse en ROSENBERG-SCHWAB, Ziviiprozessrecht, cit., p. 7; GOLD­
(42) BÜLOW, op. cit., pp. 2·3. SCHMIDT, Principios generales del proceso, cít., p. 73. ­
(49) «En una primera variante la relación procesal permanece entre el actor y el im­
(43) Sobre las dificultades de la teoría de la relación jurídico procesal para lograr una putado ... En una segunda variante se constituve la relación procesal entre el acusador y
construcción unitaria del proceso que posibilite los fenómenos de sucesión en el proceso, el Tribunal de un lado, v el imputado y el Tribunal de otro. Nosotros equipararnos esta
vide RAMOS, La sucesión procesal. .., cít., pp. 107·108. interpretación a los grandes sistemas del proceso penal. De esta manera, la primera va­
(44) WACH matizará, aún más, el carácter mudable de la relación jurídico procesal: riante pertenece al proceso penal acusatorio, en tanto que la otra, al inquisitivo»; DL\UTRI­
«La relación jurídico procesal es capaz de transformaciones y desarrollo. Sólo una trans­ JEVIC, Handlungsbegriii und Rechtsverhiiltnis, cít., p. 262.
formación y no la causa de una nueva relación jurídica surge en los cambios de los su­
jetos procesales, la sucesión, cambios de roles de las partes, los traslados de un asunto (50) ALC.UA-ZAMOR4, Proceso, autocomposición ... , cit., p. 126.
del juzgado municipal a la Audiencia, los cambios del objeto procesal, el paso del asunt,! (51) MONTERO, Introducción .. , cit., p. 188.
a la seronda ínstancia, etc .» H andbuclt ..., p. 39. Más recientemente, DIMITRIJEVIC intentara (52) Injusta nos parece la crítica a la teoría de la relación procesal, conforme a la
cual, tan sólo cabe asiznarls un valor pedagógico O didáctico; cfr. en esta línea de perisa­
demostrar incluso la existencia de la relación jurídico procesal en la instrucción .renal, miento: NIESE, DoppeTful1krionelle Prozesshandtungen, Gtittingen, 1950, pp. 23-24; ROSEN­
partiendo precisamente de ese carácter dinámico o mudable: «Handlungsbergrií und BERG-SCHWAB, Lehrbuch ... , cít., p. 7; HAGEN, Allfemeine Ve11al1l"c'lSlel,,·e una v eriassungs­
Rech tsverhalthis im Strafprozess», en Einnet urui Vielfalt des St rairecñt s. Fest schriit [iir gerichtliches Ve¡·tah,·en, Munich/Salzburgo. 197 , p. 17. Mucho más seria nos parece la
Karl Peters, Tübingen, 1974, pp. 263-264.
crítica de GOLDSCHMIDT que reflejarnos a continuación.
162 EL PROCESO NATURALEZA JURlDICA 163

constituyendo uno de los postulados esenciales del proceso contem­ relación procesal, sino que, antes al contrario, proviene de «la obligación
poráneo. estatal de administrar justicia» (55). El Juez no está, pues, obligado a
declarar el derecho a causa de una relación jurídica, sino por su propio
oficio que pertenece al derecho estatal (56).
B) EL PROCESO COMO SITl.7ACIÓ"l JURÍDICA Acto seguido pasa revista a todas y a cada una de las obligaciones
procesales (la de contestar a la demanda, prueba, certificación, decir
La primera brecha (v quizá la definitiva) oue se abrió en la teoría verdad, etc.) (57) y pone en evidencia que las tales obligaciones en reali­
de la relación jurídica procesal la realizó James GOLDSCHMIDI, quien en dad no lo son, puesto que las panes a ellas voluntariamente se someten
su obra De;' Prozess als Rechtsiage (Berlín, 1925) construyó la naturaleza para prevenir un efecto desfavorable. Más que obligaciones -afirma
jurídica del proceso desde una nueva perspectiva: el proceso como con­ GOLDSCHMIDT- lo que existen en el proceso son cargas, mediante cuya
junto de situaciones procesales por las que atraviesan las partes hasta realización se evitan los perjuicios de una sentencia desfavorable (58).
llegar a la sentencia definitiva.
Después de criticar las concepciones de HELLWIG (59), BÜLOW (60) y
a) Crítica a la teoría de Bülow KOHLER (61) acerca del carácter bidimensional o triangular de la rela­
ción jurídica, llega a la conclusión de que tal concepción entraña una
En una primera parte de su obra (53) realiza GOLDSCHMIDT una dete­ visión estática del proceso que nada nuevo aporta para la comprensión
nida y minuciosa crítica a la tesis que concibe al proceso como una científica del mismo (62).
relación jurídica procesal. Dicha crítica la realiza fundamentalmente en
una triple vertiente: atacando a los presupuestos de la relación jurídica, b) Concepción empírico-dinámica del proceso
negando el contenido de la misma (la existencia de derechos y obligacio­
nes procesales) y reputando, en definitiva, como estática o metafísica la Realizada la crítica a la concepción del proceso como relación jurí­
entonces doctrina imperante. dica procesal, en la segunda parte del Proceso como situación jurídica
pasa ya GOLDSCHMIDT a la exposición de su teoría (63).
Advierte GOLDSCHMIDT que los presupuestos procesales no lo son de
la relación jurídica procesal, toda vez que han de discutirse dentro del Entiende el citado autor que la función del proceso lo constituye la
proceso, esto es, cuando la supuesta relación jurídica se encuentra ya obtención de una sentencia con fuerza de cosa juzgada, concebida ésta
constituida. Los presupuestos procesales no condicionan el nacimiento como «la validez judicial de una pretensión en tanto que jurídicamente
de la relación procesal, sino que son presupuestos de la sentencia o fundada o infundada» (64).
decisión de fondo (54).
Los sujetos procesales, presididos por ese objetivo, se encuentran
A continuación centra el autor su atención sobre el contenido de la en una situación esencialmente dinámica. Actúan con el esfuerzo de
relación jurídico procesal. Examina, en primer lugar, la obligación del obtener una sentencia de determinado contenido que, mediante su fuerza
Juez de conocer la demanda y llega a la conclusión de que ni en el Dere­
cho romano, ni en el moderno, puede afirmarse que tal obligación derive (55) Principios generales ... , cit., p. 74. «Pero ni en el Derecho Romano ni en el Derecho
o se corresponda con una pretensión del actor, con la que formaría la Moderno puede fundamentarse la obligación de la actividad judicial sobre la relación
procesal, ni se puede mantener su naturaleza procesal. Ello es, mucho mejor, un influjo
de las relaciones del Estado y, como tal, pertenece al derecho estatal. La pretensión sobre
(53) Der Prozess als Rechtslage, cít., pp. 1-145. una protección estatal de justicia es una parte del "statu civitatis"...», Der Prozess als
(54) Del' Prozess al Rechtslage, cit., p. 5; Problemas jurídicos y políticos del proceso, Rechtslage, cít., p. 77.
Barcelona, 1935, p. 43; Derecho Procesal Civil, Barcelona, 1936, p. 8; RoSENBERG, Tratado (56) HALL, «Der Prozess als Ríchterlage», en Pestschrift für Erich Ichwinge, K6lnjBonn,
de Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, 1955, Il , p. 47; GIMEN O, La Querella, cit., pp. 62.-65. 1973, p. 228.
Una crítica más detenida a la concepción de B(JLoW, Zur neuen Kritik der Lehre van den (57) Para una critica en torno a las defensas del demandado y de su deber de prestar
Prozessvoraussetzungen, JrA, 1970, núm. 10, pp. 2.4-39; MITSOPoULOS, «Considerations sur la declaración como supuestas obligaciones procesales, vide Der Prozess als Rechtslage, cit.,
théorie de la procédure civile», en Estudios en honor de Alcalá-Zamora, cit., núm. 24, p. 804. páginas 81-106. Dicha crítica fue completada por NIESE, Doppeljunktionelle Proz.esharuilun­
La crítica de GoLDSCHMlDT nos parece de una lógica aplastante. Sin embargo, no es del gen, cit., pp. 64 y ss.
todo cierto que necesariamente y en todo caso los presupuestos procesales se resuelvan (58) «No son ninguna obligación, sine meras cargas, a las que las partes exclusiva­
como presupuestos de la sentencia de fondo. En nuestro ordenamiento procesal, por mente se obligan, ya que tienen un interés en ellas, puesto que con su realización evitan
ejemplo, subsisten presupuestos que, si bien lo son para la «admisibilidad de la demanda», efectos vinculantes. Así se puede sustituir la expresión "obligación de la prueba", por la
resultan del todo punto indiferentes para la emisión de la sentencia definitiva. Ello es expresión "carga de la prueba"», GOlDSCHMIDT, Der Prozess... , cít., p. 108.
lo que ocurre con el acto de conciliación (art. 462.2 LEC, vide al respecto: SERRA, Estu­ (59) GolDSCIL\IIDT, op. cit., p. 137.
dios ... , cit., p. 798; VALCÁRCEL, Los actos de conciliación en materia civil, RDP, 1958, lII, pá­ (60) GoLDSCHMlDT, op. cit., p. 138.
ginas 334 y ss.; GBIENo, La Ouerella, cit., pp. 150 Yss. (61) GOlDSCHMlDT, op. cit., pp. 139-142.
En tal sentido resulta de especial interés la distinción «carneluttiana» entre presupuestos (62) « ... pero no debemos concebir la función del proceso en "metafísico" sentido, como
del acto procesal y presupuestos de la sentencia de fondo. Los presupuestos de los actos WACH ha encabezado, interpretándolo como el desarrollo de la pretensión de protección
procesales vendrían a consistir en los «requisitos que han de concurrir con anterioridad jurídica, sino desde una función en "empírico" sentido] según la cual es proceso el que
a la realización del acto procesal, a fin de que éste pueda desplegar válidamente los está preordenado a la obtención de la cosa juzgada» (op. cit., pp. 150-151).
efectos que le son propios». CARNELUTTI, Lezioni sul processo penale, Roma, 1947, UI, pp. 55 (63) GoLDSCHMIDT, De¡' Prozess als Rechtslage, cit., pp, 146-578..
Y ss.; PELLINGR', Le nullit nel processo penale, Milán, 1957, pp. 51 Y ss.
á
(64) GolDSCHMIDT, cp. cit., p. 212.
164 EL PROCESO NP.TURALEZA JURIDICA 165
de cosa juzgada, resuelva el conflicto de una manera favorable a sus res­ Cada acto procesal sea realizado como expresión de una chance o de
pectivas aspiraciones dentro del proceso (65). Todos los actos procesales una «carga procesa]", viene a crear una situacion procesal (77), desde la
tienen como objetivo el alcanzar una sentencia favorable, conforme a las cual, cada sujeto procesal considera y examina sus expectativas sobre la
pretensiones de cada una de las partes (66). sentencia deseada (78) (79). Los actos procesales son, en consecuencia,
Las normas jundicas no pueden, por tanto, seguir siendo concebi­ «los actos de las partes o del Juez, que posibilitan la situación jurídico
das como meros imperativos para los sujetos procesales, sino que han procesal, es decir, los que fundamentan expectativas procesales, posibi­
de ser también consideradas como «medidas jurídicas para la actividad lidades) cargas o dispensas de cargas) las cambian o las niegan» (80).
sentenciadora del Juez" (67) o, dicho en otras palabras, «medidas del Por proceso hay que entender, pues, el conjunto de todas estas situa­
Juez que tienen el carácter de promesas o amenazas de una conducta ciones procesales, vistas desde el prisma de la ulterior sentencia con
determinada del Juez y en último término de una sentencia de contenido fuerza de cosa juzgada.
determinado (68) (69).
Todo al contrario de la teoría de la relación juridico procesal, la tesis
Es este estado de expectativa de una sentencia favorable o de una de GOLDSCHMIDT no ha sido objeto de una crítica verdaderamente consis­
perspectiva de una sentencia desfavorable (70) en el que se encuentran tente, de manera que no puede establecerse paralelo alguno entre la que
las partes, el que los induce a accionar dentro del proceso y el que ori­ aquél formuló a BtLOW y la que hayan podido lanzar los opositores de
gina, en definitiva, los lazos, ligámenes o vínculos jurídicos entre los GOLDSCHMIDT.
sujetos procesales (71).
La impresión que estas últimas producen al lector es la de transcurrir
Para lograr ese estado de expectativa de una sentencia favorable, debe todas ellas desde un plano moral o, si se prefiere, ideológico, pero en
generalmente la parte interesada realizar con éxito un acto procesal. todo caso desprovistas de valor científico. Así, la etiqueta consistente
Por el contrario, las perspectivas de una sentencia desfavorable dependen en afirmar que se trata de una tesis «más sociológica que jurídica» (81)
siempre de la omisión de un acto procesal de la parte interesada (72). no se ha visto confirmada por la realidad, como lo demuestra la circuns­
Los actos procesales no vienen ya concebidos como la expresión del tancia de que la doctrina sociológica del proceso no se haya hecho en
ejercicio de un derecho u obligación procesal. Las partes no ostentan ningún caso eco de ellas, contrariamente a la de la relación jurídico
derecho, sino chances, es decir, posibilidades u ocasiones u oportuni­ procesal que más o menos veladamente ha sido admitida por los soció­
dades procesales, con cuyo aprovechamiento, mediante la realización del logos del proceso (82),
acto procesal correspondiente, obtiene la parte una ventaja procesal (73).
«La expectativa de una ventaja procesal, en último término sobre una También las observaciones de que la teoría de GOLDSCHMIDT, en es­
sentencia favorable, la dispensa de una carga procesal y la posibilidad pecial la de la carga, conlleva móviles e intereses «egoístas» de las par­
de llegar a una determinada situación mediante la realización de un acto tes (83) o la de que se está en presencia de una concepción eminentemente
procesal, son los derechos en el sentido procesal de la palabra» (74).
LEC), proponer y producir pruebas, especialmente la de presentar documentos (art. 504
Tampoco a las partes incumben obligaciones, sino cargas procesales, LEC) de replicar (art. 528.2) o la posibilidad del demandado de negar los hechos que
entendidas estas últimas como cada acto procesal que debe realizar la el actor alega como fundamento de su demanda, de proponer excepciones dilatorias o
perentorias (arts. 532, 542) de duplicar (546 idem) , de declarar bajo juramento decisorio,
parte interesada, a fin de que pueda prevenir una desventaja procesal, en cuando así 10 exigiese el actor (arts. 579 y 580).
último lugar a una sentencia desfavorable (75) (76). Entre las cargas procesales menciona el citado autor «la carga de comparecer que
incumbe al demandado para que no sea declarado en rebeldía (arts. 527, 528 LEC) o la
(65) SCHMlDT, Lehrkommentar zur Straiprozessordnung und zum Gerichtsverfassungs­ del llamado a declarar para que no sea tenido por confeso (art, 593) o la carga del de­
gesetr, cit., 1, p. 60. mandado de contestar a la demanda (arts. 530, 540, 541) o la carga de la prueba ... », Proceso
(66) SCHMlDT, Lehrkommentar ... , cit., p. 61. y Derecho Procesal, cit., p, 190.
(67) GOLOSCHMlDT, Del' Prozess als Recht slage, cit., p. 22B. (77) El concepto de situación jurídica fue lanzado por KOH1JjR, quien la configuró
(68) GOLOSCHMIDT, Principios generales del proceso .. como «el elemento o eslabón de la formación o desarrollo de un derecho subjetivo", Der
Prozess alls Recht sv erhiiltnis, cit., p. 62. Dicha concepción fue duramente criticada por
(69) De aquí que los actos procesales de las partes y, en especial, los denominados GOLDSCHMlDT, Del' Prozess als Rechtslage, cit., pp. 253·255.
«actos de obtención> (peticiones, afirmaciones v producciones de prueba) puedan ser de­ (78) SCHMTDT, Lehrkornrnentar... , cit., p. 61­
finidos como los establecidos «para obtener -una sentencia de determinado contenido (79) "Situación jurídica es el estado del asunto de una persona, observado bajo la
mediante influjos psíquicos sobre el Juez", GOLOSCHMIDT, Del' Prozess..., cit., p. 364. perspectiva de una deseada sentencia judicial conforme a Derecho, más brevemente, la
(70) GOLOSCJL\llDT, p,·incipios..., cit., p. 77.
expectativa fundada jurídicamente sobre una sentencia favorable o desfavorable y con­
(71) En opinión de ALCALÁ·ZAMORA, el concepto de «ligamen» y muy especialmente el secuentemente sobre la validez judicial de la pretensión válidamente deducida en tanto
de «carga» fue utilizado con anterioridad por KISCH (Deutsches Zivilprozessrecht, Berlín! que fundada o infundada jurídicamente (cosa juzgada).» « Se puede definir la situación
Leipzig, 1922, 1, pp. 18·19), convirtiéndolo en el precursor de la concepción suscitada por jurídica procesal como conjunto de expectativas procesales, posibilidades, cargas y dis­
Goldschmidt (ALCAL.-i-ZAMDRA, Algunas concepciones 11lellOres..., cít., pp. 382.383). pensas de las cargas de una parte.» GOLOSCHMlDT, Del' Prozess ..., cít., pp. 255 y 259.
(72) GOLDSCJL\lIDT, Princípios..., cit., p. 77.
(73) GOLDSCHMIDT, op. y loco cit. (80) GOLOSCHMIDT, Der Prozess.,, cít., pp. 363-364. .
(74) GOLOSCHMlDT, De,' Prozess ..., cít., p. 252. (81) NEcNER, recensión publicada en la ZfZ, mayo 1926, pp, 44 y ss. (citado por ARAGO­
(75) GOLOSCHMIDT, op. cít., p. 108, Principios ... , cit., p. 77. NESES, Proceso ... , cit., p. 193, nota núm. 276).
(6) Como ejemplos de ch anc es procesales en nuestro ordenamiento enumera ARA, (82) Vide iiiira, pp. 168-170.
GONESES los siguientes: «La posibilidad del actor de fundamentar la demanda (art. 524 (83) Vox HIPPEL, Wall1-¡teirspflicht urid Aufkliinmgspflicht del' Parteien in Ziviltnozess,
Beitriige zum naturlichen Aufbau. des Prozessrecht s uná zur Eriorschung de,' Rechtst eorie

--.J

NATURALEZA JURIDICA 167


166 EL PROCESO

«individualista» (84), nos parecen del todo punto desafortunadas (85), ex­ lo que suele pensarse, ha encontrado seguidores en la doctrina españo­
traídas más de frases aisladas que de un examen global de la genial obra la (93), latinoamericana (94) y recientemente en la austiiaca (95).
de GCLDSCHl\HDT. El punto de partida de la concepción «institucionalista> del proceso,
que realiza G'[ASP; es la cor.statacicr; dé 1& insuficiencia de la teoría de
la relación jurídico procesal. En opinión del mencionado autor, en él
C) COKCEPCIO.\'ES ME"O?..ES: E:< ESPECIAL, EL PROCESO COM O I?\STITT:CIÓ" proceso hay «rnás de una correlación de deberes y derechos jurídicos)
hay más de una relación jurídica», por lo que, para reconducir a la uni­
_ Bajo la rúbrica" Algunas concepciones menores acerca de la natura­ dad tal multiplicidad de: relaciones, es necesario acudir a 1" figura de la
leza del proceso" examina ALCAL4-ZAr,~üRA tOGO un conjunto de teorías institución (96).
en tomo a su naturaleza jurídica que, surgidas en la doctrina mundial
hasta el año 1951 (fecha de conclusión del trabajo), tienen la peculiaridad A la hora de fijar las notas o caracteres que ha de revestir el proceso,
de no haber alcanzado el arraigo o difusión de las, por él denominadas, considerado como una institución, no existe, sin ernbarao, unanimidad
«doctrinas mayores», es decir, las de la relación y situación jurídica (86). doctrinal. Dicha falta de asentimiento proviene de su propia base, ya que
en el campo del Derecho Público subsisten toda una multiplicidad de
Ciertamente, algunas de ellas, como el propio autor señala, no se teorías institucionalistas, lo que lógicamente ha de repercutir en la que
refieren directamente a la naturaleza del proceso (87), otras contemplan tenga que adoptar el procesalista.
tan sólo algunos elementos o clases del mismo (88), constituyen una For­
mutación muy desafortunada (89) o intentan explicar la naturaleza del
De esta manera, para GUASP y COUTURE, que toman como punto de
partida el concepto de institución elaborado por RENARD (97), los carac­
proceso desde fuera del Derecho Procesal (90). Por tales razones, y sin teres del proceso como institución son los de jerarquía, objetividad, uni­
perjuicio de que podamos examinar alguna de ellas en el epígrafe si­ versalidad y elasticidad (98). Por el contrario, en opinión de HAGEN, tales
guiente (91), nos vamos a detener tan sólo en las que, constituyendo una notas lo constituyen las de finalidad, constancia, estructuración, unidad
auténtica explicación de la naturaleza jurídica del proceso, hayan podido cerrada (Geschlossenheit und Einheit) y normatividad (99).
además haber creado «escuela» dentro de un grupo más o menos amplio
de autores. La crítica a la mencionada teoría se ha realizado desde un doble
plano: político y jurídico. Partiendo del primero de ellos, se ha tildado
En este sentido, nos parece que la tesis de Jaime GUASP (92) sobre el a la doctrina de «totalitaria" (lOO), así como se ha dicho que constituye
proceso como institución merece ser destacada, pues, contrariamente a «un arma puesta al servicio de la arbitrariedad de los jueces sin inde­
pendencia y sin más propósito que el de mantener un régimen ini­
des 19. I ahrhundert, Frankfurt/Klostermann, 1939, pp. 317 Y ss. (citado por PRIETO C~STRO,
cuo" (101). La heterogeneidad ideológica de los mantenedores de la teoría
"La eficacia del proceso civil o política del pragrnatrsrno procesal», en Tvab ajos y Orierüa­ del proceso como institución es, sin embargo, la prueba más evidente de
ciones ... , cit., p. 764, nota núm. 9). la falta de consistencia de tal tipo de críticas,
(84) CALAM~NDREI, 11 processo come giuco, en Scritti giuridici in onore di Fr ancesco
Carnelutti, Padova, 1950, Ir, p. 492. (93) GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Instituciones jurídicas en la Iglesia católica, Madrid, 1942,
(85) Para la crítica a las afirmaciones de VON HIPPEL, vide PRIETO C.<STRO, La eficacia páginas 234-236; FERN.4NDEZ DE TROCONIZ, Sintesis de Derecho Procesal (Civil y Penal), Sa­
del proceso civil ..., cit., pp. 764 Y ss. En cuanto a la calificación de constituir la obra de lamanca, 1952, p. 23; MENÉNDEz PlDAL, Derecho Procesal social, Madrid, 1956, p. 113; GOR­
GOLDscmllDT una representación «individualis ta», fue el propio CAL~MANDREI quien poste­ DlUO, Concepto del Derecho Procesal, Salamanca, 1963, pp, 90 Y ss.; AR~GONESES, Proceso ... ,
normente rectificó tales aventurados epítetos: "Un maestro del liberalismo procesal", en cit., pp. 205-206, Aunque este último autor se manifiesta, a su propia vez, corno partidario
Estudios en memoria de lames Goldschmidt , Buenos Aires, 1951, I, pp. 159 Y ss. La polé­
mica suscitada al respecto puede verse también en ARAGONESES, Proceso..., cit., pp. 193-198. de la doctrina de GOLDSCHMlDT.
(94) COUTURE, Fuvuiamentos ..., cit., pp. 74-77; «El proceso institución», en Studi in onore
(86) Cfr. ALCALÁ·Z~MORA, Estudios de teoria general e historia del proceso (1945-1972),
cít., 1, pp. 377-452. di E. Redenti, Milán, 1951, pp. 351 Y ss.
(87) Tal es lo que ocurre, por ejemplo, con la construcción histórico-sociológica de (95) H~GEN, Al1gemeine Verfahrenslehre ..., cit., pp. 25-27; Eiemente ei1ler allgemein
BENJAMíN CARDOZO (ALCA1...4-ZA~10R~, «Algunas concepciones ... , en Estudios ..., cit., pp. 391-394). Prozesslehl'e, Freiburg. 1972, pp. 43-46. No deja de resultar paradójico que, uno de los
(88) Corno sucede con la tesis de C~RNELUTTl en punto al concepto de "litis» o a la mayores exponentes de las corrientes sociológico-procesales, como lo es HAGEN, haya re­
pretendida naturaleza voluntaria del proceso penal (ALCAU-ZAMOR.<, Algunas concepciones ..., cogido la tesis de GUAS?, siendo así que para este último autor entre la Ciencia del Dere­
cit., pp. 394-395). cho Procesal y la Sociología media un muro más o menos infraqueable. La posición de
(89) Como lo fue la tesis nacionalsocialista de BAVM~~CH, conforme a la cual, el pro­ Gu~sP frente a la Sociología puede verse en Derecho Procesal Y Ciencia Forense, RDP,
ceso civil debía ser sustituido por la jurisdicción voluntaria (ALCA!.Á-ZAMoM, op. cit., 1969, en especial la p. 833.
páginas 410-413). (96) GU~sp, Derecho Procesal Civil, cit., 1, p. 21.
(90) Cfr. la doctrina privati sta del proceso corno «acuerdo" que formuló SENTís MUEN­ (97) Sobre la influencia de RENARD en la tesis de GUAS?, vide ARAGOk"ESES, Proceso ...,
DO (ALCAL.4-ZAMOR~, op. cit., pp. 414-418) o la del servicio público de DeGeIT, HZE, NEZARD, cit., pp. 177-178.
(98) GeAS? op. cit., pp. 22-23; COUTc'RE, op. cit., pp. 74-75; ARAGOl'ESES, op. cít., p. 206;
GOI'ZALEZ PfREZ (ALCA1.A-ZA'lO RA, op. y loco cit., en nuestra opinión disparatada Y con GUTlÉRREZ-AL\'lZ y AR.'>HRIO, «Acerca del proceso como institución o , en Estudios ... , cit..
razón ignorada por AlCALÁ-ZAMORA) o la de BAllBE para quien el proceso «como inst itución
jurídica es, en sí, administrativo ~y no jurisdiccional; los actos del proceso son actos admi­ página 153.
nistrativos y no jurisdiccionales», La esencia del proceso, RGLJ, 1947, p. 46. (99) HAGEX, Elemente ... , cit .• pp. 44-46.
(91) Especialmente las que pretenden la conciliación entre la teoría de la relación (lOO) DE PIX'-. «El proceso como ínstitucícn» . en Derecho Procesal (Temas), México,
jurídica y la de la situación procesal. Vide iviira, p. 1iO. 1951, pp. 194 y ss. ALCAL4.·ZAMDRA, COllcepciones n¡enores . . cit., pp. 433-434.
¡

(92) GUASP, Derecho Procesal Civil, cit., 1, pp. 22-24, (lOl) DE l'I"~, El proceso ... , cit., p. 200,
168 EL PROCESO NATURALEZA JURIDICA 169

Más certeras parecen, por el contrario, las que reputan a tal concep­ tes (108) Y del Juez (109) dentro del mismo, no tanto como preestablecido
ción como «yaga y estéril" (102). En efecto, afirmar, como hace COu­ o regulado en las Leyes de Enjuiciamiento, como por la proyección que
TT;RE (103), que el proceso es una ir.s tituci ón, al igual que el trabajo, la los distintos grupos, clases y capas sociales, que integran la sociedad,
empresa, el nombre o la Constitución es poco más o menos no decir nada. realizan en la esfera del proceso (110).
Pero, con independencia de tales consideraciones, también resulta En lo que a nuestro estudio atañe, tales doctrinas producen la impre­
criticable la tesis en cada una de las notas Que la conforman. Así, la sión de ir a búsqueda de la naturaleza perdida del proceso, adoptando
idea de «unidad» del proceso, entendida como «idea objetiva o común en lo esencial las tesis clásicas que, con retoques accidentales, pretenden
de las voluntades particulares que se adhieren a la misma» (104), tan hacerse pasar como novedosas.
sólo puede aceptarse desde un razonamiento metafísico, pues las preten­
De esta manera, HAGEN, corno acabamos de ver, creerá que con la
siones y resistencias que luchan en el proceso están presididas por el
configuración del proceso como «institución jurídica» podrán-encontrar
principio del contradictorio. Todavía más problemática resulta la preten­
cabida en ella las tesis sociologistas (111) y WASSERMA..NN, por su parte,
dida «jerarquía» en el proceso, nota ésta muy distinta a la de supremacía
entenderá que con un cambio de denominación a la clásica teoría de la
del órgano jurisdiccional, pues lleva implícita la idea de subordinación
«relación jurídica» y su sustitución por la de relación social podrá ésta
de las partes y, en definitiva, una visión burocrático-administrativa del
proceso (105). seguir reputándose corno válida, a la vez que posibilitará la entrada de
las categorías sociológicas(l12).
En nuestra opinión, tales construcciones son desafortunadas. Aunque
3. Estado actual de la doctrina contemporánea el concepto de «institución» haya sido utilizado por la sociología con­
temporánea (113), su traslado al proceso, al igual que el de la relación
Superadas las tesis romanistas, tras la aparición de la doctrina de jurídica, ha de producir una visión estática del mismo, totalmente opues­
la relación jurídica procesal, hoy puede considerarse corno pasadas a la ta a las pretensiones de sus patrocinadores.
historia las teorías privatistas, aunque algunos Códigos procesales, corno
los nuestros, sigan manteniéndose aferrados a las mismas. Por el contrario, en la concepción de GOLDSCHMIDT del Derecho corno
«promesas o amenazas de una conducta del Juez», en el de chance o posi­
En el momento presente se puede afirmar que la doctrina contempo­
ránea, en líneas generales, gira en torno a las dos grandes Escuelas que emisores de roles.... LAUTMANN, Soriologie vor den Tor en der lurisprudená, Stuttgart, 1971,
crearon BÜLOW y GOLDSCHMIDT, encontrándose todavía en una y otra página 45. Sobre el concepto de rol puede verse del mismo autor: «Rolle und Entschei­
intransigentes partidarios (l 06). dung des Richters», en Die Funktion des Rechts in der modernen Gesellscñait, Lahrbucñ
[iir Rechtssoziologie und Rechtsteorie, Düsseldorf, 1970, 1, pp. 381 Y ss.; PETERS, «Strafpro­
zesslehre im System des Str'afprozessr echts», en Festschriit [iir Reinhart Maurach, Karks­
ruhe, 1972, pp. 455-457; WUSTMANN, Rolle un.d Rollen Konflikt im Recht, Berlín, 1972, pp. 19
A) DOCTRINAS SOCIOLóGICAS Y ss.
(108) Sobre el acusado en el juicio oral ante el Tribunal y la interacción CJ,ue entre
ambos se origina, puede verse LEODOLTER, Das Sprachverhalt ert von Angeklagteri be! Gericht ,
Junto a estas dos grandes corrientes doctrinales de marcado carácter Kronberg, 1975, especialmente las Pl? 171·252 (vide inira, pp. 231-232). Acerca de las actitu­
positivista, en determinados países europeos, principalmente en la Repú­ des del MF y policia judicial en el ejercicio de la acción penal.r vide inira, pp. 196 y ss.
blica Federal Alemana, ha aparecido, durannte estas últimas décadas, (109) Un estudio empírico sobre la concepción del mundo, visión cultural, creencias
religiosas, etc., de los jueces alemanes puede verse en KmPEN-RAsENHORN, Die Iustizrwi­
una importante corriente «sociológica» del proceso. schen Gbrigkeitsstaat und Demokratie, Berlín, 1971, pp. 109 Y ss., vide supra, pp. 63-64.
(110) «El contenido del rol no es abstracto sino concreto... en primer lugar es el poder
Se trata de una nueva visión del proceso, en la que, partiendo de los legislativo quien otorga al Juez el programa formal, con arreglo al cual debe pronunciar
su decisión... También el TS y la doctrina le dicen cómo deben juzgar. Por otra parte,
conceptos elaborados por la Sociología moderna, principalmente los de tienen una considerable significación los influjos formales e informales de sus colegas...
rol y status (107), se pretende investigar el comportamiento de las par­ además recibe los influjos de las clases medias y de los grupos sociales dominantes de
donde proviene el Juez... Determinados conflictos de roles son ahora mismo cuantiosos.
ALCALÁ-ZAMOR" op. cit., pp. 436-437; MONTERO, Introducción ..., cit., p. 190.
(102) La clase media espera algo del juez penal: que respete al acusado y pronuncie una deci­
C01:TURE, op, cit., p. 77.
(103) sión social orientada jurisdiccionalmente hacia la reforma del Derecho Penal. Otros gru­
GUASP, op. cit., p. 22.
(104) pos, por el contrario, con los cuales el Juez se relaciona exigen de él, ante todo, ejercer
Una crítica más detenida del proceso como institución puede verse en ALCALÁ­
(105) la autoridad del Estado y proteger el Derecho mediante severas medidas...» WASSERM!L>':N,
ZAMORA, op. cit., pp. 427 Y ss. Del' Straiprozes als Soziaíverhtütnis, RuG, 1973/74, p. 173, Zur Soziologie des Gericht sver­
(l061 Como defensor a ultranza de la primera pueden citarse en Alemania a SCHONCKE­ [ahrens, en NAUCKE-TR.>,.PPE, Rechtssoziologie sund Rechtspraxis, Neuwíed, 1970, pp. 137-142.
NIESE (vide las argumentaciones en punto a la existencia de la relación y de los derechos (111) HAGEN, Allgemeine Verianrenslehre ..., cit., pp. 25 y ss.
y obligaciones procesales en el Lehrbucli ... , cit., p. 23) Y de la segunda a Eberhard SCH:,-rIDI, (112) «Hoy puede asegurarse que el proceso no son meros derechos y obligaciones,
Lehrkomrnentar... , cit., pp. 58-61. sino también relaciones sociales. Los propios juristas conservadores apenas lo han negado.
(107) «Los roles son las esperanzas que 5011 ofrecidas 2.1 titular de una posición social Las interacciones, que en el proceso judicial, se encuentran entre las partes procesales,
sobre su conducta. El cargo de miembro de la Sala de la Audiencia Territorial en la ciudad. tejen entre sí una estructura social, una red de relaciones sociales, cuya indagación cons­
N es una determinada posición, y el Magistrado S es su titular. Junto a él transcurren tituye la tarea de una sociología del proceso judicial en desarrollo", Der Strajprozess als
las esperanzas o deseos de córno tiene que comportarse, especialmente de sus compañe­ Sozialverhiiitnis, cit., p. 172; Der soziale Zivilprozess, Neuwied/Darmstadt, 1978, p. 129.
ros, Presidente del Tribunal, Fiscales, partes, familia, amigos y otros. Ellos son todos (113) Cfr. LAPASSADE, Les clés de la sociologie, París, 1971.
170 EL PROCESO NATURALEZA JURIDICA 171

bilidades y ocasiones y en el de la situacion procesal (114), podían haber Por tal razón, la moderna doctrina germana partidaria de la relación
cosechado tales corrientes mejores frutos. El que no haya sido así nos jurídico procesal, más que conciliar ambas teorías, lo que ha intentado
parece inexplicable. es «encajar el golpe" lanzado por la crítica de GOLDSCHI,lIDT. Tal defensa
se ha realizado, bien mediante la dilatación del propio concepto de la
relación jurídico procesal, bien extrayéndole su contenido esencial.
B) EL PROCESO COMO RELACIÓN JeRÍDICA APAREKTE
La primera empresa ha sido acometida por BLOMEYER, para quien el
Tal y como avanzábamos al principio del presente epígrafe, la doc­ contenido de la relación jurídica surgida mediante el ejercicio de la
trina procesal contemporánea en líneas generales gira alrededor de las acción viene determinado por la totalidad de las consecuencias jurídicas
clásicas tesis de Bt'LOW V de GOLDSCHMIDT. Pero en términos cuantita­ iGesomtheit del' Rechtsfolgen) (121) que la Ley procesal asocia a los
tivos la obra de este úlÚmo no se ha beneficiado de muchas adhesio­ hechos del proceso comenzado. Mediante tal afirmación tratará el autor
nes (115), siendo de destacar un masivo asentimiento por parte de los de preservar la unidad de la relación jurídica frente a los posibles cam­
autores hacia la que concibe el proceso como una relación jurídica. bios que puedan sucederse en los sujetos o en el objeto procesal.

Ahora bien, si se profundiza un poco en el estudio de las tesis man­ Una segunda revisión de la teoría de la relación jurídica procesal es
tenidas por nuestros autores contemporáneos, se llega a la conclusión la que mantienen determinados autores, para los que, resultando obli­
de que ese consensus es tan sólo aparentemente válido. gado aceptar el concepto de carga, ello no obstannte, no se manifiestan
partidarios de abandonar la teoría que lanzara BÜLOW (122).
La crítica que realizó GOLDSCHMIDT a la relación jurídico procesal fue
tan sólida que sus mantenedores actuales se han visto obligados a adop­ Dentro de esta última corriente doctrinal merecen ser destacados
tar algunas de estas tres posiciones: ROSENBERG y SCHWAB, quienes realizan una defensa de tal combinación de
teorías, cuya principal característica es el casuismo: «del mismo modo
a) Pretender la conciliación de la teoría de la relación jurídica pro­ que en el Derecho Civil -dicen los mencionados autores- existen rela­
cesal con la de la situación jurídica. ciones jurídicas que, corno la "afinidad", no están integradas por dere­
chos y obligaciones, también en la relación jurídica procesal, ninguna
b) Extender el concepto de relación jurídica hasta límites insos­ obligación tienen las partes, sino tan sólo cargas» (123). La conclusión
pechados. es aparentemente clara. La relación procesal vendría a consistir en una
e) Vaciar el contenido la relación jurídica, sustituyendo los derechos relación especial, en donde no existen obligaciones, sino cargas procesales.
y obligaciones procesales por las categorías «goldschmidtíanas- (permí­ Todas estas concepciones, en nuestra opinión, desvirtúan por entero
tasenos la palabra) de «posibilidades» y «cargas». el concepto o contenido de la relación jurídica. ¿ Se puede admitir la
La primera tesis, que encuentra ilustres partidarios en la doctrina existencia de una relación jurídica, en donde en vez de surgir derechos
italiana (116), latinoamericana (117), germana (118) y española (119), fue y obligaciones para las partes, lo que nacen son «efectos jurfdícos»P,
declarada ya como irreconciliable por el propio GOLDSCHMIDT, para quien ¿existe relación jurídica sin derechos y obligaciones? ...
«la situación procesal no es una situación de la relación pública abs­
tracta» (120); lo que resulta del todo punto evidente, pues si la relación
jurídica está compuesta por derechos y obligaciones, no se comprende C) NUESTRA POSICIÓN
muy bien su compatibilidad con la de la situación jurídica, cuyo punto
de partida es, precisamente, su negación. El estado en el que se encuentra la doctrina contemporánea en tomo
a la naturaleza jurídica del proceso parece haber llegado a un punto
muerto (124), en el que la doctrina mayoritaria se aferra a una relación
(114) Tan sólo LEODOLTER utiliza el término «situación', aunque con un significado jurídica escIerotizada.
muy distinto al que empleó GOLOSCHMIDT; Das Sprachverhalteri ... , cit., pp. 92.93.
(115) MONTERO, Introducción ... , cit., p. 192.
(116) FOSCHINI, Natura giuridica del proceso, Riv.DP, 1948, I, pp, 110-115. (121) BL01lEYER, Ziviiprozessrecht, cít., p. 61.
(117) Vide la bibliografía (PODETTI, COUTURE, DE PINA, CASTILLO LARRAÑAGA, etc.) que (122) "En el primer plano de la triangular relación procesal no se autoriza a hablar
cita ALCALÁ,ZAMORA, Algunas concepciones ... , cit., pp. 418 Y ss., 441-442. verdaderamente del ejercicio de derechos y de obligaciones, sino el de meras expectativas
(118) Cfr. SCHuM."-"~ para quien la situación jurídica consiste en cada uno de los «es­ y cargas. El actor está justamente tan poco obligado al ej ercicio de la acción como el
tadios particulares del desarrollo de la relación jurídica», Del' Zivilprozess als Rechtsver­ demandado al de la contestación. Nínguna parte puede ser constreñida a deducir sus afir­
ha/mis. cit., p. 638. maciones favorables o a practicar la prueba ... », STEI,,-JoNAS, Kommentar ... , cit., p. 22;
(119) PRIETO CASTRO, Trat ado ... , cit., I, p. 28; ALCAL.4.,ZH10RA, "Fundamentos del Dere­ ROSEKBERG·SCH\VAB, Ziviíprozessrechi, p. 6.
cho Procesal Civil del Dr. Eduardo J. Couture», en Ensayos de Derecho Procesal, Buenos (123) ROSEKBERG-SCHWAB, op. cit., p. 6.
Aires, 1944, p. 62; FAlREN, Concepto, rnét odo, fuentes y progr,ama de Derecho Procesal, (124) De este modo, existe una serie de autores que, en sus respectivos comentarios
1948, inédito, pp. 4 Y ss.; ARAGONESES, por el contrario, intentará una conciliación entre o manuales, eluden el plantear el problema de la naturaleza jurídica del proceso: HaCHE,
la concepción de GOLDSCHMIDT y la de GUASP (vide Proces so ... , cit., p. 205). Zivilprozessrecht, Darmstadt, 1961; ZOllER, Zivilprores sordrturig, Munich, 1974; ZEISS, Zivil­
(120) GOLOSCHMlDT, Teoría general del proceso, cit., p. 68. prozessrechr, Tübíngen, 1976.

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172 EL PROCESO NATURALEZA JURIDICA 173

A nosotros nos parece que, para contribuir a salir del impasse en el bir en nuestro ordenamiento, al menos de un modo expreso, la ausencia
que se encuentra la doctrina, tras la publicación del Prozess al" Rechts­ de precepto alguno que consagre el deber de veracidad y lealtad que
lage, un método útil podría consistir en dar una contestación adecuada ha de presidir la conducta dé las partes en el proceso civil (135).
a cada una de las dos preguntas siguientes: ¿existen obligaciones en el Afortunadamente en el proceso penal las obligaciones de las partes
proceso:'; Y -en caso afirma tivo- tales derechos y obligaciones. ¿son son superiores y más intensas, De este modo, obligaciones como la de
susceptibles de crear una relación jurídica entre el Tribunal y las par­ comparecencia, exhibición de documentos y veracidad quedan suficien­
tes, o éstas entre sí? .. temente afianzadas mediante las correspondientes medidas cautelas (ar­
En el ordenamiento civil alemán se conocen obligaciones procesales, tículos 487, 834 Y ss.), coercitivas (arts. 486, 569,3, 575) (136) y penales
tales como la de decir verdad que incumbe a las panes (125), comparecer (arts. 240 y ss., 325, 338... ), con las únicas excepciones derivadas del
personalmente ante la llamada del Juez (126), actuar con honestidad ejercicio del derecho de defensa (137).
ysin enredos (127) o con buena fe y sin ir contra los propios actos (128), Pero lo que resulta evidente, tanto en el derecho positivo alemán
la obligación de presentar documentos (129) o la de soportar una inves­ como en el español, es que las tales obligaciones no tienen como base
tigación en los términos y condiciones del parágrafo 372 de la ZPO o corno contrapartida la existencia de un derecho subjetivo del adver­
(investigación sobre el grupo sanguíneo para la averiguación de la pa­ sario con quien formarían la relación jurídico procesal, sino que la causa
ternidad) (130). de la misma estriba en una exigencia de colaboración a la recta Adminis­
En nuestro ordenamiento procesal, por el contrario, alguna de las tración de la Justicia (138).
referidas obligaciones no goza de existencia alguna (131); otras, como la Del mismo modo que la obligación del Juez de admitir la demanda
obligación de comparecer, en realidad no lo es, sino tan sólo una car­ no deriva del derecho subjetivo de acción, sino que proviene del propio
ga (132), corno también hay que estimar incluida dentro de esta última oficio de derecho público del Juez (139), tampoco las mencionadas obli­
naturaleza (aunque la LEC impropiamente hable de «obligación») la de gaciones procesales de las partes tienen como causa los particulares
exhibición de documentos (133). En cuanto a la obligación de actuar de derechos subjetivos con quienes constituirían la relación procesal, sino
buena fe dentro del proceso, no obstante las bienintencionadas prescrip­ en concreto la necesidad de descubrir la verdad en el proceso (exhibi­
ciones de la legislación civil sobre la materia (cfr. arts. 6 y 7 CC, 1.796.4 ción de documentos, análisis sanguíneo... ) o de que ésta surja mediante
LEC), resulta criticable la regulación del delito de estafa procesal, hoy el contradictorio (comparecencia, buena fe ... ) y más genéricamente la
perseguible a través de diversos preceptos del Código penal (efr. artícu­ cooperación de las partes a los fines de la Justicia.
los 529, apartados 1 y 8, Y 533) (134). Finalmente, también se deja perci­
Ahora bien, el que no admitamos la existencia de una relación jurídica
(125) Cfr. STEIN·JoNAS, Kommentar ... , cit., p. 21; SCHUMANN, De" Zivilprozes als Recht­
en el proceso no significa que desechemos la totalidad de la teoría. Esta
sv erhiiltnis, cit., p. 639; BAUMGARTEL-MEs, Einjiihrung in das Zivilproressrecht mit Exami­ fue la actitud y el error de GOLDSCHMIDT, para quien en el proceso no
natoriun, en JA, 1977-5.", p. 11. podía existir ningún derecho u obligación (140):
(126) ROSE!\!BERG-SCHWAB, Zivilprozessrecht, cít., p. 8; STEIN·JONAS, op. y loe. cit.
(127) ROSE!\!BERG,SCHWAB, op. y loe. cit.
(128) BAUMGARTEL·MES, Einfiihrung ... , cit., p. 11; SCHUMANN, Del' Zivilprozess .." cit., pp: 639 (135) SOTO NIETO, Principios éticos en el proceso: el fraude y la estaia procesales,
Y ss. RDPriv., 1974, LVIII, pp. 893 y 896 De aquí que haya pedido ser conceptuado como una
(129) ROSENllERG·SCHWAB, op. cit., p. 8, «regla moral»: GUTIÉRREZ-ALvIZ y ARMARIO, «El principio de probidad en el proceso civil»,
(130) STEIN·J OKAS, op. cit., p. 21. Similar obligación contiene el parágrafo 81 a) de la en Estudios ..., cit., p. 129; SENTIS MELENDO, «Desarrollo del proceso. Deberes del Juez y car­
StPO que estableció la famosa «prueba del alcohol». tan temida por los conductores ale­ gas de las partes», en Estudios el1 halla" de Alcalá-Zamora, cit., núm. 24, p. 1009.
manes. (136) M'_'ÑOZ ROJAS, Acerca de los "registros» efectuados durante el proceso penal, Pr.,
(131) Tal es lo que ocurre con los métodos científicos de investigación de la paternidad 1977, núm. 97, p. 79.
sobre los que, como es sabido, nuestro Código Civil, basado en el arcaico régimen de las (137) ASi, con respecto al deber de veracidad del procesado, la LECRIM (art, 287) tan
presunciones del Derecho romano, cerró las puertas a su posible utilización; vide FAIREN, sólo le impone al Juez la obligación de «exhortarle a decir verdad», lo que permitió a
"La investigación biológica de la paternidad y su valor desde el punto de vista procesal», algunos autores hablar de la existencia de un derecho al silencio del imputado, en nuestro
en Estudios de Derecho Procesal, cit., pp. 511 Y ss. ordenamiento, hoy sancionado por los artículos 17.3 C. y 520.4 de la Constitución, vide
Dicha prohibición, ello no obstante, no será tal cuando se apruebe por el Parlamento GUTIÉRREZ·ALVTZ y CONRADI, Aspectos del derecho de defensa en el proceso penal, RDP,
al nuevo Proyecto de Ley en materia de filiación civil, que, en cumplimiento del artículo ib-filíp. 1973, p. 787; GóMEZ DEL c."STIUO, Ideas el1 tomo al arto 3ír7 de la LEeR, RDP, ib­
filip. 1976, pp. 538 y ss.; El comportamiento procesal del imputado, Barcelona, 1979, pp. 55
39.2 de la Constitución, ha de permitir «la investigación de la paternidad»,
(132) Puesto que no se puede constreñir al demandado a tales comportamientos, ya y 55.·_
que con respecto a la omisión de la comparecencia, lo úníco que se produce es el desfa­ (138) Para FAlREN se trata de "obli¡¡aciones extraprocesales, simplemente de derecho
público, que se ponen de maniñestoEóriEcasíóñ" del' proceso", «Elaboración de una doc­
vorable efecto de la rebeldía (cfr. artículo 692). trina general de los principios del procedimiento», en Estudios ..., cit., p. 262.
(133) Ya que la no exhibición de un documento en el período probatorio proporciona (139) Vide supra página 131.
la desventaja procesal de la [icta coni essio y sí tal omisión se realiza en las diligencias (140) «El error o exageración de ambos (de KISCH y GOLDSCHMIDT) consistió en creer
preliminares a las que se refiere el artículo 487 LEC, a 10 sumo, puede dar lugar a una que en el proceso no hay margen alguno para derechos y obligaciones. Una vez más . ni
pretensión de indemnización civil (art. 501.1): PRIETO CASTRO, Derecho Procesal Civil, cit., tanto ni tan calvo: entre el monopolio absoluto y la exclusión a rajatabla, la realidad
I, pp. 505 Y 313-314. nos muestra, en número variable, según los ordenamientos positivos, auténticos derechos
(134) No obstante el farragoso casuismo de los tipos de estafa, olvidó el legislador y obligaciones en la marcha de cualquier proceso», ALcAU·ZA...'lv10R4., Algunas concepciones
incriminar expresamente a la que hacemos referencia, vide DE LA OLIVA GARci4., La estafa pro­ me'1Ores..., cít., p. 387.
cesal, Madrid, 1970, pp. 30 Y s.
174 EL PROCESO NATURALEZA Jl'RIDICA 1í5

La realidad demuestra, por el contrario, que, si bien en el proceso Con arreglo a tales observaciones, y con el riesgo que entrañan todas
el supuesto más frecuente lo constituyen las cargas, también subsisten las definiciones, podemos conceptuar el proceso como «conjunto de posí­
determinadas obligaciones, acerca de las cuales cabe predecir su expan­ bilidades, cargas v obligaciones que asisten a las partes como consecuen­
sión en la medida en que suceda el advenimiento de lo que ha venido cia del ejercicio de la acción, cuya realización, ame el órgano jurisdic­
a denominarse «socialización del proceso civil» (141). cional, origina la aparición de sucesivas situaciones procesales desde las
que, en un estado de contradicción, examinan sus expectativas de una
También puede resultar censurable el olvido de ese aspecto tridimen­ sentencia favorable y, con ella, la satisfacción de sus respectivas preten­
sional de la estructura del proceso que imprimió su sello liberal a la siones y resistencias».
teoría de BÜLOW y de WACH, pero que, quizá también por reacción, rele­
gó GOLDSCHMIDT.
Efectivamente las partes se encuentran en sucesivas situaciones pro­
cesales a lo largo del proceso, desde las que examinan sus expectativas
sobre la sentencia deseada. Es cierto que las partes se encuentran en
una ~.ituac:ió_Il áeperspectiva, pero ello en sí sólo no configura el proceso.
También el administrado, cuando ejercita un recurso o suscita un pro­
cedimiento administrativo atraviesa un conjunto de situaciones, desde
las que examina sus posibilidades de éxito con respecto a la decisión
final, y a nadie se le ha ocurrido pensar que tal expediente constituya
un proceso.
Las partes en el proceso están situadas en la perspectiva de una sen­
tencia favorable, pero al propio tiempo lo están también en una situación
de contradicción con el adversario. Actor y demandado, acusador y acu­
sado han de tener tan en cuenta las conductas del órgano jurisdiccional
como las posibilidades y cargas que entre sí van utilizando, porque tam­
bién de los actos procesales que ejerza el adversario se acrecientan o
disminuyen las expectativas de éxito de la otra parte.
Muy probablemente en el no haber resaltado GOLDSCHMIDT suficien­
temente el contradictorio en el proceso radique la etiqueta «empírico­
sociológica» que a su doctrina le colgaron sus detractores, a la vez que
haya servido (142) y todavía se utilice (143) para el intento de justifica­
ción de una doctrina totalitaria del proceso.

(141) Cfr. BAUR, Liberalización y socialización del proceso civil, RDP. ib-filípí., 1972,
páginas 325 y ss. En la medida en que interese, cada vez más, al legislador el descubri­
miento de la verdad material en el proceso civil, será necesario aumentar los poderes del
Juez con respecto a la práctica de la prueba, arbitrando medidas para que ésta sea eficaz
para el logro señalado, creando, en definitiva, nuevas obligaciones procesales para las
partes.
(142) Vide en este sentido las criticas de CALAMA...'¡DREI, «JI processo come giuco», en
Scritti ... r cít., Il, pp. 491 Y ss.
(143) De esta manera SCHMIDT intentará defender la teoria de la situación procesal con
el peregrino argumento de que, si se mantuviera la teoría de la realización juridica pro,
cesal, no se podria determinar con exactitud en qué momento haya de surgir la relación
en la instrucción penal alemana: "... hasta que el asunto pueda ser llevado al Tribunal
con el ejercicio de la acusación, una gran cantidad de actos procesales han sido neces'!­
ríos. El proceso penal, sin embargo, empieza con la primera medida instructora del MI­
nisterio Público, can las actividades de la Policía. La concepción procesal civilista (de ,la
relación procesal) no se adapta al proceso penal como totalidad», Lehrkomrnent ar ..., crt.,
páginas 58-59.
y tanto como no se adapta, en un país, en donde la «Gran Reforma. de 1974 confió
a un órgano administrativo (por mucho que se quiera disfrazarlo), al Ministerio Fiscal,
la casi totalidad de la instrucción, lo que admite la posibilidad de cuestionarse la natu­
raleza procesal de la fase instructora en la RFA. Sobre la reforma, puede verse en cas­
tellano: PRIErO CASTRO, El Minist erio Fiscal en Europa, RDP, ib-f ilip., 1977, pp. 15·19; PEDR'Z,
La reforma procesal penal de la RF de Alemania, RDP, ib-filip .• 1976, pp. 648 Y ss.

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