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1. Introducción
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2. La base fisiológica del color
Es posible estimar de una manera rigurosa los estímulos físicos que recibe el ojo
humano pero, desgraciadamente, esto no es cierto para las reacciones
fisiológicas. Los estímulos iniciales, por medio de los cuales percibimos el color,
han sido sobradamente descritos y documentadas en la bibliografía temprana (1-
3). En resumen, el ojo contiene en la retina dos tipos de células sensibles: los
bastones y los conos (4). Los bastones son sensibles a la claridad y a la
oscuridad, y los conos al color. En la retina hay tres tipos de conos: uno sensible al
rojo, otro al verde y el tercero al azul. Desde hace más de un centenar de años se
ha sabido que tenían que ser tres tipos, aunque solo recientemente ha sido
posible demostrarlo de un modo anatómico. Aún más recientemente incluso, se ha
demostrado de al menos nueve genes que estos controlan la formación de los
conos y que dos de ellos producen conos sensibles al rojo ligeramente diferente;
por consiguiente, es probable que las distintas personas difieran en la forma en
que aprecian el color. Pero las diferencias deben ser pequeñas, porque en 1931
un grupo internacional, denominado la comisión internationale d’eclairage (CIE,
comisión internacional de la iluminación), fue capaz de definir un observador
patrón. En esencia, era la respuesta media del 92% de la población con una visión
normal de color. Las variaciones en las respuestas individuales fueron
extraordinariamente pequeñas, a la vista de la variación en las respuestas
individuales en los sentidos del gusto y del olfato. Los conos envían una señal al
cerebro, el cual establece una respuesta en términos de pares opuestos. Un par
es rojo-verde y el otro es azul-amarillo, y esta es la causa de que haya individuos
daltónicos frente a los colores rojo-verde y otros frente a los colores azul-amarillo.
No hay personas que sean daltónicas frente a los pares azul-verde o rojo-amarillo.
La interpretación de las señales enviadas al cerebro es un fenómeno muy
complejo y depende de una diversidad de factores fisiológicos. Uno de tales
aspectos es la constancia del color, puesto que una hoja de papel blanco se ve
blanca a la clara luz del sol y también cuando se encuentra bajo las hojas verdes
de un árbol. Obviamente, en uno y otro caso los estímulos físicos son muy
diferentes, pero el cerebro sabe que el papel debería ser blanco y se sirve de su
experiencia. Un segundo aspecto tiene lugar cuando una amplia extensión de un
color parece más luminosa que el mismo color en un área pequeña. Basta con
pintar una pared entera de una habitación y ver cuán diferente es su aspecto
respecto de una pequeña muestra de color, vista en la tienda de pinturas. Hay
muchos ejemplos de este tipo de interpretación del color por parte del cerebro
humano. El viejo aforismo creo lo que veo es interesante pero,
desafortunadamente, no siempre es verdadero, puesto que engañar al ojo humano
es una cuestión sencilla. Un ejemplo clásico muestra un triángulo con los tres
ángulos rectos. Obviamente, esto es imposible y solamente cuando vemos una
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vista desde otra perspectiva nos damos cuenta de que los lados del triángulo no
se intersectan en el espacio. En esta situación, el cerebro no recibió una
información suficiente para poder emitir un juicio correcto. Pero el cerebro
establecerá una conclusión, basándose en la información disponible, la cual puede
ser correcta, o no.
Los sistemas del color son maneras de describir el color. Tales sistemas influyen
denominaciones verbales o numéricas para la concordancia visual de los colores,
junto con términos matemáticos utilizados con la instrumentación.
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Quizás el aspecto más importante de la obra de munsell haya sido el énfasis
puesto en el aspecto tridimensional del color. El atlas del color de munsell contiene
1.225 muestras coloreadas, cada una de ellas con una denominación numérica.
Las muestras son, habitualmente, de 5/8 por 7/8 de pulgada, pero hay disponibles
(7) muestras de cualesquiera tamaños hasta 8 ½ por 11 ½. También
Figura 32-2. Una sección horizontal a través del solido del sistema del color de
Munsell, en el valor 5.
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del color de vidrio. Hay disponibles patrones del color de plástico para un gran
número de materias primas tales como las judías de lima (garrafones), los
guisantes, la mantequilla de cacahuetes, el zumo de naranjas, los champiñones
enlatados, los melocotones, la col fermentada, el salmón, los pimientos morrones,
etc.
Los patrones del color de vidrio y de plástico han tenido mucho éxito pero,
obviamente, están disponibles para un numero de colores limitado. Las muestras
pintadas de papel, tales como el sistema de munsell, están disponibles en una
gama de colores mucho más amplia, aunque incluso estas están limitadas. Son
frágiles y pueden alterarse con el uso. Los patrones del color visuales también
presentan otro problema, en cuanto a que son fatigosos y, algunas veces,
tediosos. Los colores que quedan entre patrones existentes son, algunas veces,
difíciles de comunicar a otras personas. Estas son las razones principales por las
cuales han resultado tan atractivos los métodos instrumentales.
Los primeros métodos instrumentales para la medición del color estaban basados
en la espectrofotometría de transmisión o en la reflexión (6,8). Los conceptos
estaban basados en la investigación llevada a cabo por los filósofos, quienes
desarrollaron las respuestas de los conos del ojo humano en términos del espectro
visible. Fueron capaces de llevar esto a cabo de una manera fácilmente
reproducible en el laboratorio, hoy en día. Se requieren tres proyectores, con un
filtro rojo, uno verde y uno azul delante de su respectiva lente (véase la figura 32-
3). Los haces de luz roja, verde o azul resultantes son enfocados sobre una
pantalla, de tal manera que se solapen en un semicírculo. La otra mitad es
iluminada por otro proyector, o por luz espectralmente pura procedente de un
prisma o de una red de difracción, de tal manera que el observador pueda ver
ambas mitades del círculo, simultáneamente sobre la pantalla. Cada uno de los
proyectores está provisto de un reóstato, para variar la cantidad de luz procedente
de cada una de las fuentes roja, verde y azul (RGB, “red-green-blue”). Variando la
cantidad de luz, el observador puede determinar las cantidades de rojo, azul y
verde requeridas para igualar exactamente casi cualquier color espectral. Por
consiguiente, podemos definir el color espectral en términos de las cantidades de
RGB (7). Podemos construir un triángulo equilátero, con uno de los estímulos RGB
en cada una de las esquinas. También podemos construir un triángulo como el
que se muestra en la figura 32-4. En este caso, La cantidad de azul se obtiene
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restando de la unidad las cantidades de rojo y de verde. Cada uno de los puntos
en el interior del triángulo representa un color y puede ser especificado
matemáticamente por la cantidad de RGB. Este es un sistema perfectamente
practicable y los colorímetros fueron diseñados basándose en este principio.
Desgraciadamente, no es en un sistema demasiado eficiente porque no todos los
colores pueden ser igualados por un medio de la cantidad de RGB. Se pidió a los
primeros investigadores que escogiesen un conjunto
Figura 32.3. Un diagrama mostrando los tres tipos superior de un círculo en una
pantalla. El color a medir se proyecta sobre la mitad inferior y el ojo puede observar
ambas mitades.
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de coordenadas que fuese más apropiado y eligieron XYZ. Estas no pueden ser
reproducidas en el laboratorio puesto que son meros conceptos matemáticos. Si
se desea una referencia visual tosca, se podría imaginar que X fuese el rojo, Y
fuese el verde y Z fuese azul. Las coordenadas Y, Y y Z fueron elegidas debido a
una serie de ventajas matemáticamente, cuya justificación se encuentra más allá
de los objetivos del presente capitulo (9,10).
Si tomamos los datos RGB para los colores espectrales, los transformamos a las
coordenadas X, Y y Z, y representamos gráficamente las respuestas de los conos
humanos frente a la longitud de onda véase en la figura 32-5, tenemos las
respuestas del ojo humano al color. Estas curvas fueron normalizadas en 1932 y
fueron denominadas las curvas 𝑥, 𝑦 , 𝑧 del observador patrón CIE. Hicieron posible
calcular las coordenadas del color a partir de los datos espectrofotométricos.
Los datos del color pueden ser calculados a partir de una curva de transmisión,
obtenidas de una muestra por medio de la integración del área bajo la curva, en
términos de las curvas de la fuente de iluminación y del observador patrón,
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𝑋=∫ 𝑅𝐸𝑥 𝑑𝑥
380
750
𝑌=∫ 𝑅𝐸𝑦 𝑑𝑦
380
750
𝑍=∫ 𝑅𝐸𝑧 𝑑𝑧
380
Dónde:
𝑋
𝑥=
𝑋+𝑌+𝑍
𝑋
𝑦=
𝑋+𝑌+𝑍
𝑋
𝑧=
𝑋+𝑌+𝑍
En la figura 32-6 se muestra el espectro visible, representado gráficamente sobre
un diagrama x, y. el sólido del color es en realidad un sólido, no un plano, con la
función de claridad perpendicular al plano del papel. La figura 32-6 ilustra también
otra manera popular de presentar los datos del color. El punto de intersección de
una línea trazada desde las coordenadas de la luz blanca (x= 0,333, y= 0, 333), a
través del punto, hasta el borde del solido es la longitud de onda dominante del
color. La distancia relativa desde la luz blanca es la pureza del color.
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3.3. La colorimetría triestimulo
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espacio tridimensional acotado por límites físicos (muestra de colores) o por
conceptos matemáticos. El espacio del color se refiere al espacio en el interior de
un sólido del color]. Sin embargo, se está desarrollando alguna normalización y
parecen estar creciendo en popularidad
cuatro sistemas del color instrumentales.
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un sistema que fuese más uniforme visualmente por todo el sólido del color. El
cuarto es un sistema polar, con el principal énfasis puesto en las tolerancias del
color. (Otro sistema, denominado CIELUV, fue diseñado principalmente para su
utilización en la iluminación y en la televisión, y no ha encontrado mucha
aplicación en los alimentos). Los sistemas L a b y L* a* b* parecen ser los más
populares en el campo de los alimentos, como contraste con el sistema XYZ
utilizado en las industrias de la pintura, del plástico y de los tejidos. Los sistemas L
a b y L*a*b* presentan una ventaja sobre el sistema XYZ, en cuanto que el color
puede ser visualizado más fácilmente (por ejemplo, el color L= 30, a= 23, b= 13
estaría dentro del rango para un zumo de tomates crudo).
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calificador para los tomates crudos y el color del zumo. En realidad, la ecuación
que representa como los calificadores visualizaron el color de los tomates fue
establecida en el espacio del color. En dicha aplicación, el color del tomate (TC)
fue representado por:
Dónde:
𝑎
cos 𝜃 = 1⁄
(𝑎2 𝑎2 ) 2
El diseño de los instrumentos para medir el color ha dado una vuelta completa,
hasta volver a sus orígenes. Los primeros instrumentos fueron espectrofotómetros,
pero la mano de obra empleada en los cálculos era tanta que fueron desarrollados
los espectrómetros triestimulo. A continuación, el desarrollo del cálculo electrónico
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llego a hacerlo tan eficiente que el tiempo de trabajo invertido en los cálculos dejo
de ser un factor a tener en cuenta. Hoy en día, la mayor parte de los instrumentos
que miden el color son espectrofotómetros. La instrumentación actual abarca
desde los instrumentos relativamente sencillo, con una variedad de cabezas para
la exposición y la medida para las diferentes aplicaciones, hasta los
espectrofotómetros sofisticados, acoplados a una computadora. Estos últimos
pueden generar datos en los cuatro sistemas de visualización, la reflectancia
desde 400 hasta 700 nm, siete escalas de color, 15 escalas especializadas, seis
fuentes de iluminación y, de hecho, cualesquiera memoria y presentación
concedibles, que se puedan desear. Todos los instrumentos hacen uso de una
realimentación controlada por la computadora, para minimizar la derivada y las
fluctuaciones de la fuente de iluminación. La medición del color puede ser una
ciencia madura pero aún se requiere la inventiva del operario para medir las
muestras de tal manera que se puedan obtener datos significativos.
Hoy en día, casi todos los instrumentos de uso universal están diseñados para
maximizar la captación de la luz procedente de la muestra. Las correlaciones entre
la señal luminosa y las interpretaciones del color por parte del cerebro han sido
normalizadas para situaciones ideales, para ambos modos principales de
medición, a saber, la transmitancia perfecta y la reflectancia total.
Desafortunadamente, la mayoría de los alimentos quedan entre los dos ideales y
tanto transmiten como absorben la luz. Esto confiere cierto carácter empírico a los
datos. La figura 32-11 muestra una
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presentación típica para una muestra de alimento, para su medida por reflexión. El
haz de luz llega procedente de la fuente y parte de la luz es reflejada por la
superficie de vidrio hacia la entrada de medida del instrumento. Parte de la luz
penetra en la muestra y es dispersada. Parte de la luz dispersada es reflejada
hacia el compartimiento de medición, aunque una parte se escapa por los laterales
de la célula. Habitualmente, la luz que penetra en la muestra es parcialmente
dispersada y parcialmente absorbida, y el instrumento mide la luz que emerge de
vuelta hasta la boca de medida. Es obvio que la respuesta del instrumento es
empírica aunque, habitualmente, es reproducible para una situación dadas. Las
disoluciones turbias pueden mostrar menos reproducibilidad en las mediciones del
color, puesto que la turbidez puede no ser ni uniforme ni reproducible. Los
problemas con la dispersión y la absorción de la luz pueden ser manejados por
medio de las ecuaciones de Kubelka-Munk (10,13), aunque estas no han sido
aceptadas, en ningún grado, por la industria alimentaria. Las partículas podrían
ser separadas por filtración, con antelación a la medición, aunque esto cambiaría
el aspecto visual del producto. La aproximación más simple para obtener una
lectura reproducible es medir el color por medio de la reflectancia desde el fondo
de una célula llenada hasta un grosor infinito, de tal modo que cualquier aumento
en el espesor de la muestra no modifique la lectura. Esto no contrarresta los
problemas causados por la dispersión y la absorción de la luz aunque,
habitualmente, asegura una lectura reproducible y empírica.
Con las muestra granulares, es importante que el tamaño de las partículas este
normalizado puesto que, habitualmente, las partículas más pequeñas aparecen
como más blancas que las partículas más grandes. Con las muestras que
presentan diferencias direccionales, tales como los haces de espaguetis, es
necesario cierto discernimiento para determinar si la muestra debería ser medida
en paralelo a las hebras, o bien en perpendicular, o de ambas maneras. En esta
situación, los instrumentos con un área de iluminación grande, operando en un
modo circular a direccional, serian el método a elegir. Algunas muestras pueden
presentar diferencias texturales cuando se rota la posición de la muestra, y esta
situación exige discernimiento respecto a cómo se utilizaran los datos. Un
concepto general es el de intentar medir el color de una manera tan próxima como
sea posible a la forma en la cual el consumidor vera el alimento.
La interpretación del color con los sistemas visuales es bastante sencilla. Por
ejemplo, el sistema de Munsell consta de una lámina gris con un hueco recortado,
del mismo tamaño que una muestra de color. Se puede colocar la muestra al lado
del hueco en el catálogo Munsell de muestras de color, bajo una iluminación
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normalizada, hasta encontrar un color coincidente. La lamina gris elimina la
influencia del fondo.
Hay cierta tendencia por parte de algunos investigadores a publicar los datos de
color en forma de las tres coordenadas verdaderas y llevar a cabo un análisis de
varianza sobre cada uno de los tres parámetros. No se recomienda esta
aproximación, puesto que un análisis de varianza presupone que las componentes
son variables independientes. En realidad, no son independientes, dado que tanto
a como b dependen de L. una aproximación mejor consistiría en calcular zeta (𝜃).
Zeta es el Angulo que formaría con el eje horizontal una línea que uniese con el
origen el punto en el espacio de Hunter ( véase la figura 32-12).
Zeta puede ser estimado simplemente midiendo el Angulo, tal como se muestra en
la figura 32-12, aunque habitualmente es calculado. Por ejemplo, en la figura 32-
12, un color con a= +15,0 y b=+15,0 presentaría una proporción a/b de 1,0. A
partir de una tabla de tangentes trigonométricas, busque el ángulo para el cual la
tangente es 1,0. N este caso es 45o; por consiguiente, 𝜃 seria 45o y el color seria
naranja. De manera semejante, un color con a= -12,0 y b= + 23,0, con una
proporción a/b de 0,522, presentaría un valor de 𝜃 igual a 28,0o+90o, o 118o, y
seria azul verdoso. Un color con a = -22,0 y b=-12,8 presentaría un valor de 𝜃
igual a 60o + 180o, o 300o, y seria azul rojizo. El signo de las coordenadas a y b
sirve solamente para localizar el cuadrante y no forma parte del calcula de 𝜃 . Zeta
adopta siempre un valor positivo.
Zeta, como una medida del matiz, puede ser interpretado visualmente y, junto con
L, puede ser utilizado en un análisis de varianza. También el croma puede ser
calculado por medio de la ecuación.
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4.3. La reducción de los datos
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conocida en las industrias papeleras, de las pinturas, de los textiles y de los
plásticos, y ha tenido algunas aplicaciones a los alimentos Bolin y Huxsoll (15)
hicieron uso de la ecuación siguiente para la formación de lignina en las
zanahorias peladas por abrasión:
Reppond y babbit (16) utilizaron la siguiente ecuación para la blancura del surimi.
Una de las aplicaciones más útiles de los datos del color es el establecimiento de
las tolerancias del color, para el control de la producción, la estabilidad, las
especificaciones de compra, etc. El color deseado es localizado en el espacio del
color y las tolerancias admisibles son representadas gráficamente en una, dos o
tres dimensiones, en el espacio del color. Desafortunadamente, no es posible
especificar una tolerancia que sea aceptable por igual en todas las partes del
espacio del color, porque el ojo humano es más sensible a ciertos colores. En el
área del verde las elipses son más grandes que en las áreas del azul o del rojo, lo
que indica una mayor sensibilidad (véase la figura 32-13). Se prefiere una elipse
porque representa colores visuales equidistantes en todas las direcciones, en
torno a un punto central. Las tolerancias del color se pueden representar
gráficamente en tres dimensiones, tal como se muestra en la figura 32-14. Para
las tolerancias del color se prefiere una elipse a un rectángulo, tal como se
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muestra en la figura 32-14, donde, si el punto central fuese el color deseado, los
puntos c, d, e y f se encontrarían dentro de la tolerancia en el caso de utilizar una
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En un sistema polar, en el cual L* representa la distancia vectorial desde el centro
del espacio del color hacia el color medido, y es una medida del croma. El valor H *
es una medida del matiz y se calcula de la misma manera que 𝜃. El sistema L* C*
H* condujo al desarrollo del sistema CMC de tolerancias del color (17). El sistema
CMC es un sistema relativamente nuevo y sofisticado, el cual no ha merecido,
hasta la fecha, mucha aplicación en la industria alimentaria. Los párrafos
anteriores ilustran métodos bastante sofisticados para especificar tolerancias del
color. Si este grado de exactitud esta, o no, garantizado en una situación dada
diferirá con cada una de las aplicaciones. Obviamente, hay un equilibrio entre el
grado de exactitud, el coste de obtenerlo y los beneficios que se deriven hacer uso
de un sistema sofisticado, cuando un método sencillo sea apropiado para una
situación en particular.
Una medición del color en la superficie de corte de, por ejemplo, un boniato puede
ser llevado cabo en cuestión de segundos, por consiguiente, es una herramienta
de ensayo sistemático previo muy atractiva para los agricultores dedicados a la
mejora de los cultivadas con un elevado contenido en pigmentos. Un gran
esfuerzo de investigación ha sido dirigido hacia este objetivo y, de hecho, da
resultados con los boniatos (7). El valor a de Hunter se correlaciona fuertemente
con el contenido en carotenoides y, en realidad, presenta una precisión mayor que
un análisis químico. Este concepto da resultados buenos porque el 𝛽-caroteno
comprende el 80-90% del contenido total en carotenoides. Este mismos
procedimiento no es aplicable a la calabaza porque el contenido en carotenoides
está repartido entre seis o más carotenoides. Para manejar productos coloreados
que contengan un conjunto de pigmentos, serian necesario establecer una
ecuación de regresión con un factor para cada uno de los componentes
importantes. Las complejidades de este enfoque indicarían que podría ser
manejado mejor por medio del análisis químico.
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función 𝑦 , mostrada en la figura 32-5. Esto no es una mera coincidencia puesto
que la coordenada y fue elegida de tal manera que toda la luminosidad se
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de pigmentos a partir de los datos colorímetros, mediante la linealizacion de la
escala a o de la escala b. la figura 32-17 muestra la escala a linealizada para el
Cn-3-G. la ecuación necesaria para calcular el valor a para el Cn-3-G es:
100 𝑋
𝑌 1,60 −0,5
Las respuestas de los instrumentos para otros tres colorantes, el rojo número 1FD
&C, el rojo número 2 1FD &C y el amarillo numero 6 1FD &C, también están
representadas gráficamente utilizando la misma modificación de la escala que
para el Cn-3-G. observe que no hay áreas de confusión, aunque un área
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linealizada para el Cn-3-G no es del todo lineal para los demás. Cálculos de
escalas similares para a y b pueden ser generados para cualquier colorante simple
o para mezclas de colorantes. A la vista de las complejidades con a y b, el lector
podría estar convencido de que sería más fácil utilizar un sencillo absorto metro.
El color puede ser definido como la interpretación por el cerebro de una señal
luminosa procedente de una muestra. La señal luminosa entra en el ojo e incide
sobre la retina, la cual contiene dos tipos de células sensibles a la luz. Los
bastones son sensibles a la claridad o la oscuridad y los conos son sensibles al
color. Hay tres tipos de conos: uno sensible a la luz roja, otro a la luz azul y el
tercero a la verde. Las respuestas de estos tres tipos de conos a los colores
espectrales, para un observador promedio, han sido definidas como las curvas del
observador patrón. La medición del color depende de la integración del área bajo
una curva de reflexión o una curva de transmisión, en términos de las curvas del
observador patrón y del espectro de la luz con la cual se ilumina. Los datos
pueden ser expresados en términos de las coordenadas de un sólido del color. La
representación de los colores es un concepto tridimensional y han sido propuestos
una serie de sistemas del color. Probablemente, el mejor conocido en las
industrias de las pinturas, los plásticos y los tejidos sea el sistema CIE XYZ,
aunque los sistemas L a b, CIELAB y CIELCH están recibiendo una atención
creciente en dichas industriales. Con las medidas instrumentales del color de los
alimentos, los sistemas L a b y CIELAB han recibido la mayor aceptación. Hay
también una serie de atlas visuales tridimensionales del color, de los cuales el más
conocido en el área de los alimentos, en los estados unidos, es el sistema de
Munsell.
Cuando se nos pide medir el color lo que realmente se quiere decir es localizar las
coordenadas de dicho color en el espacio tridimensional de un sólido del color.
Esto puede ser llevado a cabo de tres maneras: visualmente, por medio de la
comparación con las muestras de color de un atlas de los colores:
instrumentalmente, mediante la integración del área bajo una curva; o bien de la
colorimetría triestimulo. Un colorímetro triestimulo emplea tres filtro de vidrio cuyas
curvas de transmisión duplican las curvas del observador patrón. Una lectura
obtenida con cada uno de los filtros sirve para situar un punto en el espacio del
color. Las coordenadas en cualquier de los tres tipos de aproximación sirven para
identificar sin ambigüedades el color de la muestra, siempre que la muestra
presente un reflectancia completa o una transmitancia completa. Aunque,
habitualmente, las muestras de alimentos tanto transmiten como absorben energía
lumínica. Esto puede introducir cierto empirisismo, aunque este puede ser
minimizado mediante una cuidadosa atención a la presentación de la muestra.
Han sido desarrollados una serie de instrumentos y de ecuaciones matemáticas
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para reducir los tres parámetros del color a dos, o a uno. Hay cierta pérdida de
exactitud con la reducción de los datos, pero el equilibrio en términos del beneficio
y el coste del tratamiento de los datos es una cuestión de opiniones.
Los datos del color en la industria alimentaria han sido utilizados en diversidad de
maneras, tales como las especificaciones sobre las tolerancias en el color para la
compra de los ingredientes y de los embalajes, el control del proceso, la
estabilidad del producto y la aceptabilidad de conjunto para el consumidor.
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