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Un mordisco rápido – Lindsay Sands

Traducido por Beleth Pág. 1 Un mordisco


rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 2 Un mordisco rápido Por
Lynsay Sands "Vamos a quitarte esto".
Sugirió mientras trabajaba en el arco
alrededor de su cuello. Él suspiró, ya
mientras fue removido, se relajó en la
cama un poco, y Lissianna decidió
descartar su corbata también. "¿No es
mejor así?" preguntó ella, deslizando la
tela de seda alrededor de su cuello. El
hombre comenzó a asentir, a continuación,
entonces frunció el ceño hacia ella
mientras desataba los tres primeros
botones de su camisa. "Sería mejor
todavía si me desataras". Lissianna sonrió
con diversión debido a la forma en que
estaba luchando para liberarse, entonces
trató de distraerle recorriendo suavemente
con sus dedos el poco trozo de pecho que
había expuesto. Para su satisfacción, le
atravesó un escalofrío mientras sus largas
uñas rozaban suavemente su piel
desnuda. Este negocio de estaba
resultando ser más fácil de lo que había
temido. "Desátame". Estaba tratando de
ser firme, pero era evidente que su
corazón ya no tenía la voluntad de ser
libre. Sonriente, a sabiendas, Lissianna
raspó ligeramente con sus dedos a lo largo
de la tela justo por encima de su cinturón.
Ese provocativo acto enloqueció a los
músculos de su estómago y su aliento salió
como un silbido de aire. "Qué diablos", le
sopló. "Hay cosas peores que ser un
esclavo sexual". Por Lynsay Sands Un
mordisco rápida AVONBOOKS Copyright
© 2005 por Lynsay Sands Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 3
Prólogo
Noviembre de 2000
"Es sólo una pequeña fiesta y una cena".
"Uh-huh." De pie, Greg Hewitt sujetaba el
teléfono en el hueco entre el hombro y el
cuello, manteniéndolo en su lugar con su
barbilla mientras comenzaba a limpiar su
escritorio para poder salir de la oficina. La
voz de Anne sonaba persuasoria, lo que
era siempre una mala señal. Suspirando
por dentro, sacudió su cabeza mientras su
hermana hablaba, diciéndole lo que había
previsto para la comida y así
sucesivamente, todo en un esfuerzo por
convencerle para asistir. Él notó que ella
no dijo quién más iba a asistir a la cena,
pero sospechaba que él ya los conocía.
Greg no tenía ninguna duda de que sería
Anne, su marido John, y alguna amiga
soltera para juntarla con su todavía-soltero
hermano. "¿Y?" Greg se paró y tomó el
teléfono en la mano. Había pasado algo
por alto, obviamente.
"Lo siento, ¿Qué fue eso?" "Entonces, ¿a
qué hora puedes llegar mañana?" "No voy
a ir." Antes de que pudiera quejarse,
rápidamente añadió: "No puedo. Voy a
estar fuera del país mañana. " "¿Qué?"
Hubo una pausa y, a continuación, un
sospechoso: "¿Por qué? ¿A dónde vas?"
"México. Me voy de vacaciones. Es por eso
que os he llamado. Vuelo a primera hora
de la mañana hacia Cancún. "Sabiendo
que él acababa de sorprenderla, Greg
permitió una sonrisa a sus labios mientras
hacía malabarismos con el teléfono para
ponerse el traje que había descartado
anteriormente ese día. "¿México?" Anne
dijo después de una larga pausa. "¿Unas
vacaciones?" Greg no podía decidir si su
desconcierto fue divertido, o simplemente
un triste comentario sobre su vida hasta la
fecha. Estas eran las primeras vacaciones
que había tomado desde que comenzó a
ejercer psicología hace ocho años. En
realidad, no se había ido de vacaciones
desde que comenzó la universidad. Era el
típico adicto al trabajo, impulsado para
lograr el éxito y dispuesto a poner todo
para hacerlo. No dejaba mucho tiempo
para una vida social. Y las vacaciones eran
un extra.
"Escucha, tengo que irme. Te enviaré una
postal desde Mexico. Adiós." Greg colgó
antes de que pudiera decir nada, a
continuación, agarró su maletín y
rápidamente escapó de la oficina. No se
sorprendió al escuchar el teléfono mientras
cerraba la puerta de la oficina, Anne era
muy persistente. Sonriendo ligeramente, lo
ignoró y guardó sus llaves mientras iba por
el pasillo que llegaba hasta el ascensor. El
Dr. Gregory Hewitt estaba oficialmente de
vacaciones, y saber eso le relajaba más
con cada paso que le alejaba de su oficina.
Iba silbando suavemente cuando subió en
el ascensor y se giró para apretar el botón
P3. El silbido cesó de golpe, y Greg trató
de alcanzar el panel, sus ojos buscaban
del botón para mantener Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 4
las puertas abiertas cuando se dio cuenta
de que una mujer se apresuraba hacia el
ascensor. No tenia que haberse
molestado, ya que la era muy veloz y logró
deslizarse justo antes de que las puertas
se cerraran. Greg alejó su mano del panel
y se alejó educadamente de forma que ella
pudiera seleccionar el piso al que quería ir.
Le lanzó una mirada curiosa cuando se
puso en frente de él, preguntándose de
dónde había salido ella. El pasillo estaba
vacío cuando la atravesó, y no había
escuchado una puerta abrirse o cerrarse,
pero pensó que había estado distraído con
sus recientes vacaciones. Había varias
oficinas en su planta, además de la suya, y
podría ser de cualquiera de ellas, pero
estaba seguro de que él nunca la había
visto antes allí. Greg apenas había visto su
cara cuando se subió al ascensor, y la
mayoría de sus características eran un
vago recuerdo en su memoria, pero sus
ojos le había llamado la atención, eran de
un color plata-azulado. Inusuales y bellos,
eran probablemente el resultado de las
lentes de contacto, pensó, e
inmediatamente perdió todo interés en ella.
Greg puede apreciar a las mujeres
hermosas, y no tenía ningún problema con
ellas haciendo su mejor aparición, pero
cuando pasaban a un nivel artificial de
belleza para llamar la atención, sentía
rechazo por ellas. Sacándola de sus
pensamientos, se relajó sobre una de las
paredes del ascensor, su mente puesta
totalmente en el viaje. Greg había previsto
una gran cantidad de excursiones, él
nunca había estado en un lugar como
México y quería disfrutar de todo lo que se
podía hacer. Junto con el habitual
descanso en la playa, que esperaba poder
hacer snorkel, surf, y tal vez ir en uno de
esos paseos en lancha, donde tienes que
alimentar a los delfines. También esperaba
poder ir al Museo Maya, un parque
ecológico con una reproducción de cómo
los mayas vivieron hace siglos y senderos
donde se podían ver los animales del
lugar. Luego estaba la vida nocturna. Si
tenía energía después de sus activos días,
Greg podría irse a bailar a bares como el
Coco Bongo o el Bulldog café donde la
mitad de gente desnuda bailaba con la
ensordecedora música. El ascensor sacó a
Greg de sus pensamientos de mujeres
medio desnudas bailando cuando escuchó
el sonido de las puertas abriéndose. El P3
se iluminaba; aparcamiento tres. Su nivel.
Asintiendo cortésmente a su compañera,
se bajó del ascensor y comenzó a andar a
través de del casi vacío aparcamiento. Con
mujeres medio desnudas todavía bailando
en su mente, le tomó un minuto a Greg
escuchar los pasos detrás de él. Echó un
vistazo sobre su hombro para ver quién
era. El sonido era producido por unos
tacones altos, fuertes y rápidos haciendo
eco en el espacio casi vacío. Obviamente
la mujer morena también estaba
estacionada en esta planta. Su mirada se
trasladó sobre el espacio abierto hacia
donde su coche debería estar, pero se
detuvo en una de las vigas mientras
andaba. Estaba pintando en grande y
negro PI sobre la viga de hormigón, lo cual
le llevó a la confusión. Los niveles 1 y 2 del
aparcamiento se reservan para los
visitantes de las distintas oficinas y
empresas del edificio. El estaba
estacionado en P3 y estaba seguro que la
luz del P3 estaba marcada cuando se
subió al ascensor… pero al parecer había
sido un error. Se detuvo y comenzó a dar
marcha atrás de la misma forma en que
había venido. Este es el piso correcto. El
coche estaba ahí delante. Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
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"Sí, por supuesto," Greg murmuraba, y
siguió adelante. Hasta que se acercó al
vehículo solitario. No fue hasta que abrió el
maletero cuando se dio cuenta de que el
pequeño deportivo rojo no era suyo. El
conducía un BMW azul oscuro. Pero tan
rápido como apareció ese pensamiento –
con su alarma correspondiente-,
desapareció como la niebla bajo la
influencia de una ligera brisa. Relajándose,
Greg introdujo su maletín en el interior del
maletero, lo metió dentro del coche, lo
adaptó en el pequeño espacio, y entonces
cerró el maletero. Un mordisco rápido –
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Capítulo 1
"Mmm. Tu cabello huele bien." "Umm,
¡Caramba, gracias, Bob." Lissianna
Argeneau miró alrededor de la oscuridad
del estacionamiento que estaban
atravesando, aliviada al ver que estaban
solos. "Pero, ¿crees que podría retirar la
mano de mi culo?" "Dwayne". "¿Qué?" Ella
miró hacia su hermosa cara confusa. "Mi
nombre es Dwayne", explicó con una
sonrisa. "Oh". Ella suspiró. "Bueno,
Dwayne, ¿puedes quitar la mano de mi
culo?" "Pensé que te gustaba". Su mano
se quedó firmemente plantada en la mejilla
izquierda del trasero, apretándolo de una
forma demasiado amistosa.
Resistiendo el impulso de patearle la
cabeza y arrastrarle hasta los arbustos
como el Neanderthal que era, fingió una
sonrisa. "Si, pero vamos a esperar hasta
llegar a tu coche" "Ah. Sí. Mi auto",
interrumpió. "Acerca de eso ..." Lissianna
se detuvo en seco para mirar su rostro, sus
ojos mirándole con recelo la expresión
incómoda que estaba poniendo él.
"¿Qué?" "No tengo un auto", admitió
Dwayne. Lissianna parpadeó, su cerebro
trató lentamente de aceptar estas noticias.
Todo el mundo que tenía más de veinte
tenía un coche en Canadá. Bueno, casi
todos. Bueno, tal vez fue una exageración,
pero la mayoría de los hombres solteros de
dicha edad tenían ruedas. Era como una
ley no escrita o algo así. Antes de que
pudiera decir nada, Dwayne añadió: "Yo
pensaba que tu tendrías uno." Sonaba casi
como una acusación, y Lissianna frunció el
ceño. En cierto modo, el movimiento
feminista no le había hecho ningún favor.
Antes, el hombre, habría tenido coche o
sería responsable de encontrar un lugar
para estar a solas sin pensárselo dos
veces. Ahora él se veía disgustado, como
si le fuera a dejar tirado por no tener un
coche. "Tengo un auto", fijo a la defensiva.
"pero hoy me ha traído hasta aquí mi
prima." "¿La chica con el pelo rosa?" "No.
Esa es mi amiga, Mirabeau. Me llevó
Thomas," Lissianna respondió ausente
mientras consideraba el problema. Él no
tenía coche y Thomas había cerrado Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
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el Jeep cuando había llegado. Ella suponía
que podría volver a la barra, y encontrar a
Thomas y pedirle prestadas sus llaves,
pero realmente, Lissianna no deseaba
utilizar su Jeep para… "Bueno, está bien.
No me importa estar al aire libre".
Lissianna alejó sus pensamientos mientras
le tomada por las caderas y le apretó con
él. Ella se alejó instintivamente, poniendo
un poco de espacio entre sus órganos
superiores, pero eso no impidió que su
parte inferior estuviera contra él. Estaba
claro que la idea de estar al exterior no le
molestaba mucho a Dwayne. En todo caso,
la parte dura que se apretaba contra ella
sugirió que le entusiasmaba la idea. Era
obviamente un chico fácil de excitar,
Lissianna decidió. A ella no le apetecía
estar al aire libre, al menos durante el
invierno canadiense. "Vamos". Liberando
sus caderas, Dwayne agarró su mano y se
apresuró a la parte posterior del
estacionamiento. No fue hasta después de
que la arrastrara detrás de los
contenedores metálicos de basura cuando
se dio cuenta de sus intenciones. Lissianna
soltó un comentario sarcástico acerca de
su naturaleza romántica, y decidió ser
agradecida de que fuera el comienzo del
invierno. Si bien no había nevado aun,
estaba lo suficientemente frío para que no
saliera ningún olor de los grandes
contenedores metálicos. "Esto es bueno".
Dwayne la puso contra el frío metal de un
contenedor y se acercó a ella. Lissianna
suspiró interiormente, deseando no haber
dejado dentro su abrigo. Ella era más
inmune al frío que el promedio de las
personas, pero no completamente. El frío
metal en su espalda fue la lixiviación de su
calor, lo que obligó a su cuerpo a trabajar
más duro para permanecer caliente.
Hambrienta y deshidratada como estaba
ella, la última cosa que necesitaba en ese
momento era tener que trabajar más duro
con su cuerpo. El chapucero y repentino
asalto de su boca en la suya, hizo pensar a
Lisiianna de que era el momento de tomar
el control de la situación. Haciendo caso
omiso de sus intentos de meter lengua en
su labios cerrados, cogió con sus dedos la
parte frontal de su chaqueta y lo giró, un
poco más fuerte de lo necesario, hasta que
era él quien estaba con la espalda en el
contenedor.
"Whoa," él murmuró, iluminándose sus
ojos. "Mujer salvaje". "Te gusta asi, ¿no?"
Lissianna dijo secamente. "Entonces vas a
amar esto". Quitándole su abrigo, ella
moviendo una mano por el pelo de la nuca
y lo sujetó de ahí. Sacudiendo su cabeza
hacia un lado, puso su boca sobre su
cuello. Dwayne murmuró con placer,
cuando movió sus labios ligeramente a lo
largo de la línea de su vena yugular. Una
vez que hubo encontrado el mejor lugar
para sus fines, Lissianna abrió su boca,
respiró a través de su nariz mientras sus
caninos salían completamente, a
continuación, los hundió en su cuello. Un
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Dwayne lanzó un grito y se puso un poco
rígido, apretando los brazos a su
alrededor, pero sólo duró un momento.
Pronto empezó a relajarse contra el frío
contenedor mientras Lissianna le enviaba
las sensaciones que estaba
experimentando, la satisfacción mientras
su sangre iba a través de sus dientes y
directamente en su sistema, el ligero
mareo mientras su sistema se trasladaba
con entusiasmo para absorber esta oferta.
La única descripción que ella podría haber
dado para explicar esa reacción inicial, fue
la de los pasajeros de un barco,
apresurándose hacia el borde, para poder
inclinarse delante del agua. El cuerpo de
Lissianna había tenido la misma reacción
que su hambre de sangre, se apresuró a
beber la sangre nueva, mientras los
dientes succionaban lo que su cuerpo tan
desesperadamente necesita. Le causó un
no-desagradable mareo. Ella pensaba que
era similar a lo que la gente experimentaba
cuando tomaban drogas. Solo que esto no
eran drogas, era vida para Lissianna.
Escuhó como Dwayne gemía
placenteramente. Era el eco del silencioso
placer que su cuerpo experimentaba.
Demasiado tarde, de repente Lissianna se
dio cuenta. Algo estaba mal. Manteniendo
los dientes en su cuello, comenzó a
enfocarse en su mente. No pasó mucho
tiempo hasta que encontró el problema.
Dwayne no estaba tan sano como parece
ser. De hecho, muy poco acerca de él era
como parecía. A través de sus
pensamientos ella se enteró de que el
bulto inferior que presionaba su estómago
era un pepino que había empujada por sus
pantalones, sus anchos hombros eran el
resultado de relleno bajo su chaqueta, y el
atractivo bronceado que tenía lo había
sacado de un tubo de crema. Pretendía
ocultar la palidez natural causada por…. la
anemia.
Lissianna retiró con su boca fuera soltando
una maldición, sus dientes rápidamente
volviendo a su posición de descanso
mientras le miraba a él. Era su instinto el
que por sí mismo la hizo caer en sus
pensamientos para volver a sus recuerdos.
Ella estaba tan enojado con ese hombre ...
Y Mirabeau, también, decidió. Después de
todo, ha sido la insistencia de su amiga la
que le había llevado a darle un mordisco
rápido a este hombre. Sabiendo que su
madre hubiera planeado algo para ella,
Lissianna quería esperar hasta llegar a su
fiesta de cumpleaños para alimentarse,
pero Mirabeau -y la prima Jeanne- se
habían preocupado de que su palidez
llevaría a Argeneau Marguerite a ponerle
una intravenosa cuando llegara a casa.
Cuando Dwayne había comenzado a
ligotear con ella, Lissianna le había
permitido a Mirabeau persuadirla para
darle un mordisco rápido. Y ahora podría
tener un problema. Le había llevado un
rato notar que algo andaba mal, le llevó un
par de minutos averiguar que estaba
anémico. Ella sólo espera que no hubiera
tenido demasiada sangre de él en ese
momento. Después de terminar con su
memoria, Lissianna miró a Dwayne irritada
y preocupada. A pesar de su falso
bronceado, el hombre se veía pálido, pero
al menos estaba de pie. Poniendo su mano
a su muñeca, ella le tomó el pulso y se
relajó un poco. Aunque era un poco
acelerado, era fuerte. Él deberia estar bien
la mañana del día siguiente. Dwayne no se
sentiría bien por un tiempo, pero entonces,
pensó que se lo tenía merecido por tratar
de atraer a una mujer con hombreras y un
pepino. Idiota. Un mordisco rápido –
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La gente podía ser tonta, pensó con
irritación. Como se visten los niños que
juegan y fingen que son más mayores de
lo que realmente son, ahora los adultos
corrían alrededor con acolchado, con
corsés , o se llenaban de silicona, para
tratar de ser algo que no son, o para
pensar que así iban a ser más atractivos. Y
empeoraba con el tiempo. Se pregunta por
qué no entendían que su verdadero yo era
lo suficientemente bueno, y si no lo era,
entonces los que no eran suficientemente
buenos eran los que realmente no eran
suficientes.
Lissianna había puesto en la mente de
Dwayne el pensamiento de que había
salido a tomar un poco de aire porque no
se sentía bien. Ella se aseguró de
encargarse de que él permaneciera ahí
hasta que se sintiera mejor, que llamara a
un taxi para ir a casa, entonces le cerró los
ojos mientras ella terminaba de limpiar sus
recuerdos de ella. Una vez se aseguró de
que había realizado el trabajo
correctamente, Lissianna lo dejó
balanceándose donde estaba y caminó de
vuelta alrededor de los contenedores hacia
el estacionamiento. "¿Lissi?" Una figura se
movió la oscuridad hacia ella. "Padre
Joseph". Levantó las cejas, Lissianna
cambió de dirección para atender al viejo
hombre. El sacerdote era su jefe en el
refugio donde trabajaba el turno de noche.
No solía ir de bares. "¿Qué estás haciendo
aquí?" "Bill dice que hay un chico nuevo en
las calles. No creo que el niño tenga más
de doce o trece y es casi seguro que ha
estado comiendo de nuevo en los
basureros de aquí. Yo pensé que podría
encontrarle y convencerlo de venir a
nuestro refugio." "Oh". Lissianna miró a su
alrededor. Bill era uno de los habituales en
el refugio. Él a menudo llevaba a la gente
que podía necesitar su ayuda. Si él dice
que hay un nuevo chico en la calle,
entonces era verdad. Se podía depender
de Bill sobre ese tipo de cosas. Y el Padre
José era igualmente capaz de ir en la
búsqueda de tales vagabundos con la
esperanza de llegar a ellos antes de que
hicieran algo estúpido o desesperado, o se
vieran arrastrados a las drogas o la
prostitución. "Le ayudare", Lissianna se
ofreció. "Él está probablemente por aquí en
alguna parte. yo-" "No, no. Esta es tu
noche libre", dijo el Padre José, luego
frunció el ceño. "Además, no llevas abrigo.
¿Qué haces aquí sin un abrigo? " "Oh". La
mirada de Lissianna se dirigió hacía los
contenedores de basura y sonó un golpe
detrás de ellos. Una rápida vista de los
pensamientos de Dwayne le hizo ver que
se había dado con la cabeza en el
contenedor al inclinarse. Idiota. Ella se
giró, vio como el padre Joseph miraba
también hacia ese lugar y pensó en algo
para distraerle. "Yo he olvidado algo en el
coche de mi prima. " Se trata de una
mentira piadosa, y Lissianna esperaba
sinceramente que el hombre no hubiera
notado exactamente donde ella había
venido, pero quizás creía que había sido
del pequeño Mazda negro estacionado al
lado de los contenedores. No quería mentir
más de lo necesario, se frotó los brazos, y
añadió: "Dios es verdad, hace frío aquí".
"Sí". Él miró haciaella con preocupación.
"Será mejor si regresas al interior". Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
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Asintiendo con la cabeza, Lissianna le
deseó buenas noches y su fue. Ella se
apresuró a través del estacionamiento,
pasó por el bar de la esquina, y sólo se
detuvo cuando estuvo en el interior de la
concurrida barra. Thomas no era visible en
ninguna parte, pero -gracias a las mechas
de color fucsia de su cabello de ébano-
Lissianna no tuvo ninguna dificultad para
detectar a Mirabeau en el bar con Jeanne.
"Bueno, te ves ..." Mirabeau dudado
Lissianna como éstas y, por último, terminó
con "igual. ¿Qué pasó? " "Anemia." Ella
escupió la palabra con molestia. "Pero él
parecía tan saludable", protestó Jeanne.
"Acolchado en los hombros y bronceado de
bote", dijo. "Y eso no es todo." "¿Qué más
podría haber?" Mira pidió dryly. Lissianna
puso cara de disgusto. "Tenía un pepino en
sus pantalones." Jeanne contuvo una risa
incrédula, pero Mirabeau no, y dijo: "Debía
de ser un pepino sin semillas Inglés, el
hombre parecía enorme. " Lissianna se
sorprendió. "¿Miraste?" "¿Tu no?"
contrarrestó ella. Jeanne rompió a reir,
pero Lissianna sólo sacudió la cabeza y
miró alrededor de la barra. "¿Dónde está
Tomás?"
"Aquí". Se giró mientras su mano se
asentaró en su hombro. "¿he escuchado
bien? ¿Tenía tu Romeo un pepino en sus
pantalones?" preguntó con diversión, me
dio un afectuoso apretón en el hombro.
Lissianna asintió con disgusto. "¿Te
imaginas?" A Thomas le dio risa. "En
realidad, la triste realidad es que puedo. En
primer lugar las mujeres acolchan sus
sostenes, ahora los hombres sus bóxers. "
Él sacudió la cabeza."Menudo mundo
este." Lissianna contuvo una sonrisa leve
en sus labios, y luego cedió y eso permitió
que su irritación desapareciera enseguida.
Ella no estaba realmente molesta de que
Dwayne llevara un pepino; no estaba
interesada en lo que había en su boxers de
todos modos. Diablos, ni siquiera había
querido morderlo. Estaba molesta por la
pérdida de tiempo y porque había utilizado
más energía que la que le había
proporcionado de ese hombre. Ella tenía
más hambre que antes de salir. Lo único
que había conseguido la salida era ponerla
más hambrienta. "¿Cuánto tiempo
estaremos aquí hasta que podamos ir a
casa de mamá?" preguntó esperanzada.
Sus primos y Mirabeau habían decidido
llevarla a bailar antes de ir a la fiesta de
cumpleaños que su madre tenía para ella.
A Lissianna le complacía la idea en el
momento, pero eso fue cuando ella sólo
tenía un poco de hambre. Ahora Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
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ella estaba voraz y ansiosos por llegar a la
fiesta y todo lo que le ofrecía su madre.
Habría incluso aceptado una vía
intravenosa en ese momento, lo que quería
decir algo. Lissianna odiaba ser alimentada
por vía intravenosa. "Son pasadas las
nueve", anunció Mirabeau, con una mirada
a su reloj de pulsera. "Nos dice Marguerite
nos dijo de no llevarte antes de las diez. "
"Hmm." Lissianna dijo con la boca torcida
con desagrado. "¿Alguno de vosotros sabe
por qué la fiesta empieza tan tarde?" "Tía
Margarita dijo que tenía que recoger algo
para ti en la ciudad antes de la fiesta, y no
puede hacerlo hasta después de las 9 pm,
"Thomas dijo." Entonces, tiene que
regresar en coche demasiado trozo, por lo
que… "Él se encogió de hombros. “No hay
fiesta hasta las diez." "Ella debe de estar
recogiendo tu regalo", Mirabeau adivinó.
"No lo creo", dijo Thomas. "Ella mencionó
algo acerca de la alimentación y Lissianna.
Sospecho que está recogiendo un postre
especial o algo así. " "¿Un postre
especial?" Jeanne preguntó con interés.
"En la ciudad? Después de nueve?" Su
mirada resbaló hacia Lissianna llena de
entusiasmo mientras dijo, "Un dulce?"
"Debe ser eso", accedió Lissianna, sonrió
ante la perspectiva. Había heredado de su
madre el amor por los dulces y nada
satisface más que un “diente-dulce”, que
era la forma en que se referían a los
diabéticos no diagnosticados que tenían
niveles peligrosamente altos de azúcar en
sangre. Se trata de un tratamiento poco
común, más extraño aún porque después
había que hacerle creer a la víctima que
había ido al médico a hacerse una prueba
de sangre, por lo tanto, eso eliminaba a un
“diente-dulce” del menú. "Eso podría ser",
comentó Thomas. "Explicaría porqué la tía
Marguerite está dispuesta a conducir hasta
el centro de Toronto. Ella odia la
conducción por la ciudad y, en general, la
evita como la peste." "Si ella quería ir",
comentó Mirabeau. "Podría haberle dicho a
Bastien que enviara uno de los vehículos
de empresa con un chofer. " Thomas
sacudió su cabeza ante la mención de
Lissianna de su hermano, el jefe de
empresas Argeneau. "No. Ella era la que
conducía y eso no le hacía muy feliz. "
Lissianna se movió con impaciencia, y le
preguntó: "Entonces, ¿cuánto tiempo falta
hasta que podamos ir?" Thomas dudó.
"Bueno, es viernes por la noche, y el tráfico
puede ser malo, con todo el mundo
tratando de escapar la ciudad para el fin de
semana ", dijo pensativo." estoy adivinando
que podríamos ir en quince minutos y no
correr el riesgo de llegar demasiado
pronto. " "¿Qué tal si nos vamos ahora y
conduces lentamente?" Lissianna sugirió.
"Que aburrido, ¿verdad?" pregunto
divertido. Un mordisco rápido – Lindsay
Sands Traducido por Beleth Pág. 12
"No tú. Este lugar. Es como un mercado de
la carne", dijo Lissianna con la nariz
arrugada. "Bueno, mocosa." Thomas le
agitó el pelo cariñosamente. Tenía cuatro
años más y era como un hermano mayor
para ella, más incluso que el de verdad,
pero luego habían sido criados juntos.
"Vamos a salir. Voy a hacer lo mejor que
pueda para conducir lentamente. " "Sí,
claro", dijo Jeanne Louise con recelo.
"Como si eso fuera a pasar alguna vez."
Lissianna sonrió, recogieron sus abrigos y
se dirigieron a la salida. Thomas fue un
poco rápido, y ella sabía que Jeanne
Louise tenía razón. Ella no dudaba que
podría llegar temprano y eso molestaría a
su madre. Era una oportunidad que estaba
dispuesto a tomar. Lissianna había
olvidado Al padre Joseph cuando propuso
marcharse, pero no había señal de él
mientras iban caminando hacia el jeep de
Thomas. Había renunciado, o seguido su
búsqueda en otros lugares. Su siguiente
pensamiento fue para Dwayne, y Lissianna
miró hacia los contenedores papeleras
cuando Thomas condujo delante de ellos,
su mirada buscaba la sombra de su figura
sentada, pero no había ni rastro de él. Se
había marchado también. Ella estaba un
poco sorprendida por su rápida
recuperación, pero entonces se encogió de
hombros y dejó el asunto de lado. No
estaba tirado en el suelo inconsciente en
medio del estacionamiento, por lo que,
evidentemente, había logrado encontrar un
taxi a casa. El tráfico no era malo, después
de todo. Era bastante tarde por lo que lo
peor ya había pasado, iban a llegar a la
casa de su madre pronto. Eso era bueno.
"llegaremos con media hora de antelación",
dij Jeanne Louise desde el asiento trasero
mientras Thomas estacionaba el Jeep
detrás del deportivo rojo de Marguerite.
"Sí". Él miró en la casa y se encogió de
hombros. "Ella no se enfadará." Jeanne
Louise rió. "¿Quieres decir que ella no se
enfada cuando le lances tu encanto con tu
sonrisa. Siempre has podido apañártelas
con la tía Margarita ". "¿Por qué crees que
me gustaba salir con Thomas cuando
éramos jóvenes?" Lissianna preguntó con
diversión. "Oh. ¡Ya veo!" Thomas se rió, y
salió del vehículo. "Así que la verdad es
esa. Sólo salías conmigo por cómo me
trataba tu madre. " "Bueno, no creerás de
verdad que me gustaba salir contigo por ti,
¿verdad?" Lissianna se burlaba de él,
mientras se puso a caminar a su lado.
"Niñata". Él le dio un tirón de pelo cuando
se juntó con ella. "¿Ese no es el coche de
tu hermano Bastien?" Mirabeau preguntó
mientras salía del coche y cerraba la
puerta del Jeep. Lissianna miró hacia el
oscuro Mercedes y asintió. "Me parece que
sí." "Me pregunto si alguien más está
aquí." Jeanne Louise murmuraba. Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
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Lissianna se encogió de hombros. "No veo
ningún otro automóvil. Pero supongo que
Bastien podría haber tomado los coches de
la empresa para recoger y llevar a la
gente." "Si lo hizo, dudo que nadie ha
llegado todavía", dijo Mirabeau, que
comenzó a andar hacia la puerta frontal.
“Sabemos que no está de moda
presentarse a estas cosas a tiempo. Sólo
gente anticuada llega a tiempo. " "Supongo
que eso nos convierte en gente anticuada",
comentó Lissianna. "Nah. Nosotros
marcamos tendencias", anunció Thomas, y
todos ellos rieron. Bastien abrió la puerta a
medida que nos acercabamos. "Me pareció
haber oído un coche". "Bastien!" Thomas
saludó en voz alta y, a continuación,
inmediatamente se adelantó para darle un
abrazo y le tomó por sorpresa. "¿Cómo te
va, amigo?" Lissianna se mordió el labio
para evitar reírse y miró hacia Jeanne
Louise y Mirabeau, y vio que también
estaban teniendo dificultades para
controlar sus risa ante el repentina cambio
de Thomas. Había pasado de ser un
simple hombre a un cadete espacial, en un
instante.
"Sí... Bueno... Thomas. Hola." Bastien
logró separarse a sí mismo de su
exuberante joven primo. Como es habitual,
se veía incómodo y no estaba totalmente
seguro de cómo manejarle. Se porqué
Thomas actuó de esa manera, sabía que
sus dos hermanos mayores -de más de
cuatrocientos seis cien- tendían a
despreciarle como un joven cachorro, y
eso nunca dejó de molestarle. Como él
todavía era un niño de poco más de
doscientos años de edad era terriblemente
molesto, por lo que actuaba como un
imbécil a su alrededor. Siempre conseguía
dejar a los hombres mayores incómodos y
- - Lissianna sospechaba – que eso le
daba ventaja a Thomas. Sus hermanos
siempre le subestimaban debido a sus
prejuicios.
Sufriendo el mismo prejuicio ella misma,
lissianna podía entender a thomas. A ella
también le gustaba ver cómo sus
Hermanos la pasaban mal.
" entonces, ¿dónde está la siesta, tío?"
Preguntó feliz Thomas.
"Todavía no ha empezado" Dijo Bastien. "
sois los primeros en llegar."
" No, tú has sido el primero en llegar" le
corrigió el alegre, y después dijo, " no
sabes lo que me alivia eso. Porque si
hubiéramos llegado los primeros, Mirabeau
dijo que habríamos sido gente anticuada.
Pero no los somos. Tu sí." Lissianna tosió
para cubrir la risa que logró escaparse de
su boca cuando su hermano se dio cuenta
de que le acababan de llamar anticuado.
Cuando recuperó el control de sí misma
fue para darse cuenta de que Bastien
estaba de pie rígido y parecía algo
molesto. Ella tuvo piedad de él, y le
preguntó: "Entonces, ¿Dónde está mamá?
Se no permitie entrar, o vamos a tener que
esperar aquí otros quince minutos? " Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 14
"Oh, no entrad." Bastien dijo
apartándose a lado. "Yo acabo de llegar,
mamá acaba de subir para cambiarse de
ropa para la fiesta en cuanto me dejo
entrar. Ella estará lista en unos pocos
minutos. Tal vez deberíais esperar en el
salón hasta que baje. Ella no quiere que
veas las decoraciones hasta que todo el
mundo esté aquí ". "Muy bien", dijo
Lissianna agradablemente, pasado a su
lado. "¿Quieres jugar una partida de billar,
amigo?" Thomas preguntó alegremente
mientras seguía a Lissianna. "Oh... er...
No. Gracias, Thomas, tengo que acoger a
los invitados hasta que nuestra madre esté
preparada." Bastien fue recorriendo la sala
mientras hablaba. "Voy a decirle que estás
aquí." "Él me ama", dijo Thomas con
diversión, cuando Bastien desapareció de
la sala, y luego abrió su s brazos y los
movió hacia la puerta cerrada que había en
la sala. "Ven. Vamos a jugar. ¿Alguien
quiere jugar al billar? " "Voy jugaré", dijo
Mirabeau, y luego agregó, "Lissi, tienes
una carrera en las medias." "¿Qué?"
Lissianna se detuvo y miró hacia abajo en
sus piernas. "Abajo a la derecha", dijo
Mirabeau, y se giró para poder mirar en la
parte trasera de su pierna derecha. "Debí
engancharme con algo en los
contenedores de basura", murmuró
Lissianna con asco mientras miraba el
destrozo, cubría toda la parte posterior de
su pantorrilla derecha. "¿Contenedores de
basura?" Thomas se hizo eco con interés.
"No preguntes", dijo secamente y, a
continuación, puso una mueca de irritación
y se enderezó. "Voy a tener que irme
cambiar las medias antes de que comience
la fiesta. Afortunadamente, mi mamá
insistió en que dejara la ropa de repuesto
en mi habitación cuando me mudé.
Probablemente tendré un par de medias.
Vosotros id a jugar mientras. " "Date prisa
en volver", dijo Thomas, mientras
empezaba a subir las escaleras. Lissianna
hizo un gesto con la mano por encima de
su hombro cuando llegó al rellano del
pasillo que iba a su habitación, pero
pensaba que era un buen consejo.
Marguerite Argenau no iba a estar contenta
de que hubieran llegado antes, pero
Thomas la sacaría de su enfado
rápidamente. Solo por ese motivo, era
mejor setar con Thomas y los demás
cuando se encontrara con ella.
"Cobarde", Lissianna se dijo a sí misma.
Tenía más de doscientos años de edad y
ya había pasado la edad de preocuparse
por molestar a su madre. "Si claro,"
murmuró Lissianna, reconociendo que
probablemente todavía se preocuparía
cuando tuviera seiscientos. Todo lo que
tenía que hacer era mirar a sus hermanos
para saberlo. Ellos son independientes,
autosuficientes y ... bueno ... muy viejos y
aún les preocupaba ser agradable o
desagradables con Marguerite Argeneau.
"Tiene que ser una cosa de familia",
decidió mientras abría la puerta que daba
Un mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 15
a la habitación que había sido suya hasta
hace poco, y donde ocasionalmente
todavía que se quedaba a dormir cuando
se acercaba el amanecer. Lissianna entró
en la habitación, pero detuvo sus pasos,
sus ojos abiertos de par de par al ver a
aquel hombre en la cama. "Oh, lo siento,
me he equivocado de habitación", murmuró
ella, y cerró la puerta de nuevo. Lissianna
simplemente estaba en el pasillo mirando
cuando se dio cuenta de que esa era la
habitación correcta. Este era su antiguo
dormitorio. Había pasado varios años allí y
sabía que era su propia habitación cuando
la vio. Ella no sabía por qué había un
hombre dentro de ella. O, más importante
todavía, por qué él estaba atado en la
cama. Lissianna examinó el asunto un
momento. Su madre no tenía ningún
huésped, y si lo tenía, sin duda que no se
lo había mencionado a sus hijos. Tampoco
lo habría puesto en la habitación vieja de
Lissianna, una sala que todavía se usaba
en las raras ocasiones que ella se
quedaba. Además, el hecho de que estaba
atado en la cama desmentía la posibilidad
de que estuviera aquí por su propia
voluntad. Al igual que el lazo alrededor de
su cuello, Lissianna pensó mientras
recordaba como se había retorcido para
poder mirarla. Al final fue el lazo lo que la
relajó, porque se dio cuenta de que esa
debía de ser la sorpresa que su madre
había ido a buscar al centro para ella. El
dulce diente que Jeanne Louise había
sugerido. Aunque, Lissianna pensó, que el
hombre de su cama parecía
suficientemente saludable, pero claro, eso
no se sabía siempre hasta que estabas tan
cerca como para oler el dulce olor que
emanaría de él.
En efecto, aquel tipo era un pastel de
cumpleaños. Y tenía un aspecto delicioso,
decidió, recordando su buena apariencia.
Sus ojos se veían inteligentes, su nariz
recta, su barbilla fuerte... y su cuerpo era
bastante bueno también. Parecía alto y
musculoso, extendía encima de la cama.
Por supuesto, después de su experiencia
con Dwayne, Lissianna era consciente de
que podría haber algo de relleno en la
chaqueta que llevaba. Ella no buscaba
pepinos, pero el hombre no parecía tener
un moreno embotellado o algo parecido, y
tampoco parecía anémico, pero no era
probable que su madre cometiera el mismo
error que Lissianna. Marguerite se habría
asegurado de que lo que le daba a su hija
era lo que quería, y Lissianna pensaba que
Jeanne Loise tenía razón, y era un
diabético sin tratar. Nada más tenía
sentido. Su madre no conduciría todo el
camino hasta la ciudad sólo por un
saludable individuo cuando podría haber
ordenado una pizza y dado a Lissianna el
muchacho de que hace la entrega, que es
lo que hacía normalmente. Por lo tanto, era
un dulce para comer, razonó, y sintió como
el hambre atacaba su estómago. A
Lissianna no le hubiera importado
mordisquear un poco entonces. Un poco
de su sabor hasta que su madre realmente
le diera a ella. Ella rápidamente apartó ese
pensamiento. Incluso Thomas no sería
capaz de engatusar a su enfadada madre
si Lissianna hacía un truco como ese. Así
pues, entrar allí y darle un pequeño
mordisco era imposible, pero tenía que
cambiarse las medias de todas formas.
Si bien Lissianna sabía que probablemente
sólo debería regresar a la sala de Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 16
juegos sin las medias, le pareció que
-como la sorpresa ya estaba estropeada-
era de tontos ir toda la noche con medias
rotas. Ella estaba ahí, y solo le llevaría un
minuto encontrar un nuevo par entre los
que había dejado para una emergencia de
ese tipo. Un mordisco rápido – Lindsay
Sands Traducido por Beleth Pág. 17
Capitulo 2
Greg miraba la puerta cerrada. No podía
creer que alguien acabara de abrirla, se
quedó de pie -evidentemente asustado al
verle-, luego pidió disculpas y cerró la
puerta mientras él sólo había permanecido
allí como un idiota, demasiado asustado
para decir o hacer nada. No es que hubiera
tenido una oportunidad de reaccionar, pero
aún así... Los músculos de su cuello
empezaron a dolerle con la esfuerzo de
mantener la cabeza elevada para observar
la puerta. Dejando escapar un suspiro de
derrota, Greg puso la cabeza en la
almohada y comenzó a murmurar acerca
de su propia estupidez.
Se había dado cuenta esta noche de que
era un completo idiota. Greg nunca había
pensado que fuera un idiota. Siempre se la
considera inteligente, pero eso había sido
antes de meterse en un coche extraño y
encerrarse dentro sin motivo .
“Definitivamente un gesto estúpido,” pensó
Greg, pero quizás una locura era una
mejor descripción. Una estupidez hubiera
sido encerrarse en el coche
accidentalmente. Subirse y cerrar
tranquilamente la puerta era más una
locura inexplicable. Y ahora están
pensando hablar sólo. Sí, parecía haber
perdido la cordura. No podía evitar
preguntarse cuándo y cómo.
Quizás la locura contagiosa, se preguntó.
Quizás se le había contagiado uno de sus
clientes. No es que Greg tuviera muchos
clientes que calificaría de locos. El se
ocupaba de las fobias, aunque había
tratado a otros pacientes durante mucho
tiempo con otro tipo de dificultades.
Pensaba que quizás siempre había sido
susceptible a ello, y que esta noche había
salido a la superficie. Eso era lo que
pensaba. Quizás la locura venía de familia.
Debería hablar con su Madre, para
averiguar si habían tenido un loco o dos en
la familia.
No le había molestado subirse al coche,
esa había sido la primera de todas locuras,
y se arrepintió cuando notó cómo se
cerraba el coche. El estaba en el maletero,
un espacio pues cubra y apretado,
llamándose idiota por lo menos media hora
mientras, el coche se dirigía a su casa.
Entonces el coche se detuvo, el maletero
se abrió, ¿y que había sucedido? Se había
bajado, disculpado por su terrible
comportamiento y se había ido casa?. Se
había quedado de pie y esperado hasta
que la chica de un pelo moreno del
ascensor había salido del coche, después
la había salido hasta su casa y hasta su
habitación.
Greg había confiado en ella como lo
hubiera hecho niño de cinco años, sin
preguntar siquiera, mientras se subía la
cama y le ayudaba a atarse. Greg incluso
le había sonreído cuando ella le dio una
palmada en la mejilla y dijo “ le vas a
encantar a mi hija. Eres el mejor regalo de
cumpleaños que puede tener.”
Cuando se hace de la habitación, él estaba
tumbado, su mente en blanco durante
varios minutos hasta que se dio cuenta de
lo que sucedía. Su propio Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 18
comportamiento –sin importar el de la
mujer- no tenía sentido. Era como si
temporalmente hubiera perdido el control.
Incapaz de resolver el enigma, se puso a
pensar en su situación. ¿qué es lo que le
iba a suceder?
“ Le vas a encantar a mi hija. Eres el mejor
regalo de cumpleaños que puede tener.”
Esas palabras, junto con el hecho de que
estaba tumbado en la cama, le hacían
pensar que era un tipo de regalo sexual.
Quizás un esclavo sexual. Esa posibilidad
le hacía pensar que iba a servir para
complacer a una enorme criatura, de mal
aspecto y con mucho vello facial. Seguro
que solamente una persona terriblemente
fea necesitaba secuestrar a un hombre y
atarlo para poder tener sexo.
Mientras Gregory empezaba a
hiperventilar, se dio una bofetada mental.
La mujer, la madre, que no tendría más de
25 o 30 años. Seguro que sus hijas no
serían tan viejas. O quizás no sabían qué
hacer con un esclavo. Además, ¿Por qué
nadie le querría a él como esclavo sexual?
Greg tenía un buen autoestima, y sabía
que era atractivo. Pero no era una estrella
del rock ni un modelo. Era un psicólogo
que se ponía trajes de etiqueta, tenía un
corte de pelo formal y vivía una vida
conservadora basada en el trabajo, su
familia y poco más. Bueno, su trabajo, su
familia, y los intentos de escapar de las
citas a ciegas de su hermana, tías, y
madre; se corrigió tristemente.
Los pensamientos de Greg fueron
interrumpidos cuando alguien abrió la
puerta. Poniéndose rígido, levantó su
cabeza para mirar hacia la puerta y vio a
esa mujer. Le miró con cierto interés.
Excepto por su largo cabello rubio, era muy
parecida a la chica morena que le había
traído hasta allí. Era muy guapa, con labios
gruesos, una cara ovalada, nariz recta, y
los mismos ojos azul-plateado que la
morena. Obviamente, las dos llevaban las
mismas lentes de contacto.
No, decidió Greg. Sus ojos no eran iguales.
Tenían el mismo color y forma, pero los
ojos de la morena estaban llenos de
tristeza y sabiduría que deslucían un poco
su belleza y cualidades. Esta mujer no
tenía eso. Los ojos de la rubia eran claros,
no habían sido tocados por la angustia o el
pesar. Le hacía parecer más joven.
La rubia era obviamente una pariente de la
morena, pensó Greg mientras ella se
acercó al tocador que estaba en la pared
adyacente. Probablemente su hermana.
Dejó que sus ojos vagaran por encima de
ella, por su vestido negro, y a continuación
por su largas piernas, y de repente un
pensamiento cruzó su mente. Era casi una
pena que ella fuera demasiado mayor para
ser la hija de la mujer morena. No le
hubiera importado ser su regalo. Poniendo
los ojos en blanco ante sus ideas
perversas, Greg observó como cerraba el
tocador y esperó a ver si le miraba, pero no
lo hizo. Para su asombro, se acercó a la
puerta para salir de la habitación. Greg
estaba tan sorprendido que su boca se
abrió y cerró sola dos veces antes de
poder decir un simple “Disculpe”.
La rubia se detuvo delante de la muerta y
le miró con curiosidad. Greg forzó una
sonrisa y preguntó “¿Crees que podrías
desatarme?” Un mordisco rápido – Lindsay
Sands Traducido por Beleth Pág. 19
“¿Desatarte”? Parecía sorprendida por la
petición. Se puso a mi lado de la cama
para poderle ver bien.
“Si, por favor.” Dijo firmemente, notando
como la mirada de ella se fijaba en sus
manos. Greg sabía que sus muñecas
estaban rojas y heridas por la abrasión de
las cuerdas. Su estado parecía confundir a
la chica.
“¿Porqué mi madre no te calmó? No
debería haberte dejado así, porque…” Se
detuvo y parpadeó, entonces puso cara de
comprenderlo todo. “Oh, por supuesto. La
llegada tan repentina de Bastien la
interrumpió antes de poder prepararte
adecuadamente. Probablemente quería
regresar para terminar contigo, pero se le
olvidó.”
Greg no sabía de qué estaba hablando,
excepto de que parecía pensar que su
madre le había traído y él sabía que eso no
era asi. “La mujer que me trajo aquí era
demasiado joven para ser tu madre. Se
parecía a ti, pero tenía el pelo negro.
¿Quizás sea tu hermana?” trató de
adivinar.
Por alguna razón, eso le hizo sonreir. “No
tengo hermanas. La mujer que has descrito
es mi madre. Es más vieja de lo que
parece.”
Greg aceptó esa respuesta con
incredulidad, entonces sus ojos se abrieron
cuando se dio cuenta. “Entonces, soy tu
regalo de cumpleaños?”
Asintió lentamente, inclinó su cabeza y dijo
“Que sonrisa tan extraña. ¿En qué estas
pensando?”
Greg estaba pensando que era la persona
con más suerte que existía y su mente
automáticamente reajustaba sus
pensamientos sobre una grande y fea
mujer desnudándose y colocándose
encima de el, y se la imaginó a ella. Se
dejó transportar por la fantasía por un
breve instante, pero luego se dio cuenta de
que su cuerpo lo estaba empezando a
disfrutar demasiado, estaba empezando a
crecerle un bulto en los pantalones. Agitó
la cabeza. Por placentero que parecía ser
el esclavo sexual de esta mujer por toda la
noche, tenía planes.. – un viaje, una playa,
palmeras, y mujeres medio desnudas
bailando en los bares. Y ya estaba pagado.
Ahora… Si después del viaje esta mujer
quería tener una cita normal, atarle a una
cama y hacerlo a su manera… Bueno,
Greg se consideraba un tipo complaciente.
Ademas, en este caso, pensó que no sería
tan malo ser un esclavo sexual. Dandose
cuenta de que sus pensamientos se
dirigían a lugares prohibidos por el
momento, greg se dio una patada mental y
trató de verse tranquilo. “Secuestrar a
alguien es ilegal.”
Ella levantó las cejas, “¿mi madre te ha
secuestrado?”
“No exactamente,” admitió. Recordando
como se había metido él solo en el
maletero del coche por su propio pie.
Normalmente el secuestro implica que es
en contra de tu voluntad. Greg suponía que
podía haber mentido, pero era un
mentiroso terrible. “Pero no quiero estar
aquí, en serio, no tengo ni idea de porqué
me metí en el maletero del coche de tu
madre. Parecía la cosa más normal de
mundo en ese momento, pero yo nunca….”
Un mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 20
La voz de Greg se silenció cuando se dio
cuenta de que la rubia no le estaba
escuchando. Al menos, no parecía estar
haciéndolo. Estaba mirando su cabeza,
concentrada, y frunciendo el ceño.
También se estaba acercando a la cama
poco a poco, aunque pensaba que era una
reacción subconsciente. Parecía estar
totalmente concentrada en su pelo, pero
entonces agitó la cabeza con frustración y
murmuró “No puedo leer tu mente.”
“¿No puedes leer mi mente?” Repitió Greg
lentamente.
Agitó la cabeza para negarlo.
“Ya veo… er… y… ¿Eso es un problema?”
preguntó. “Quiero decir, ¿normalmente
puedes leer la mente de las personas?”
Asintió, pero fue un gesto inconsciente.
Obviamente su cabeza estaba en otra
parte.
Greg trató de ignorar los repentinos
sentimientos de decepción que se dirigían
a él, mientras pensaba que la mujer estaba
enfadada, o al menos desilusionada
porque pensaba que podía leer mentes.
Suponía que no debería sorprenderse. La
madre no era exactamente normal, o sino
no dejaría que un hombre se metiera en su
maletero, porque estaba detrás de él y
seguro que lo había visto. Cualquier
persona hubiera huido gritando en vez de
llevárselo a casa.
Parecía que la locura estaba de moda esa
noche. El primer ejemplo había sido su
comportamiento, después el de la mujer
morena, y ahora la rubia pensaba que
podía leer las mentes. Le hacía
preguntarse si eso no era algún tipo de
epidemia. Quizás todas las personas en
Toronto estaban metiéndose en los
maleteros y se dejaban atar a las camas.
Quizás era algún tipo de droga que habían
puesto en el depósito de agua de la
ciudad, un ataque terrorista para
incapacitar a los hombres de Canadá.
Por otra parte, quizás todo esto no era más
que un sueño extraño, y todavía estaba en
su despacho, con la cabeza encima de la
mesa durmiendo. Greg decidió que eso era
lo más probable. Era la explicación más
razonable para su comportamiento. Por
supuesto, nada de eso realmente
importaba. Despierto o dormido, enfadado
o no, ahí estaba, y aunque fuera un sueño,
quería irse a casa. Tenía que tomar un
vuelo.
“Escucha, si pudieras desatarme, te
prometo que me olvidaré de todo esto. No
le diré nada a las autoridades.”
“¿las autoridades?” preguntó la
rubia.”¿quieres decir a la policía?” Parecía
sorprendida ante esa idea, como si nunca
se le hubiera ocurrido.
“Si, claro.” Dijo Greg con tristeza. “Vale,
vine aquí porque quería. “ admitió. “Pero
ahora quiero irme a casa, y si no me
desatas, es retención contra mi voluntad, y
eso sí es ilegal.”
Lissianna empezó a morderse el labio
inferior. Trató de introducirse en los
pensamientos de ese hombre para
controlarle, como había hecho antes con
Dwayne, Un mordisco rápido – Lindsay
Sands Traducido por Beleth Pág. 21
como había hecho su madre antes de
dejarle ahí, pero no podía. Era como si
hubiera un impenetrable muro en su
mente, y aunque había escuchado sobre
ello, nunca le había sucedido. Lissianna
nunca había conocido a un humano al que
no pudiera leerle la mente y controlarle.
Aunque si había visto personas que era
más complicado controlar. Normalmente,
esa oposición desaparecía cuando se
alimentaba de ellos.
Ella inclinó la cabeza y sus ojos se posaron
en su regalo, debatiéndose entre
comérselo para ver si así era más fácil
leerle la mente o calmarlo. El único
problema era que si no podía introducirse
aunque fuera un poco en su mente,
Lissianna no sería capaz de mitigar el dolor
cuando sus dientes se hundieran en su
cuello. A no ser…
Mirabeau le contó que ella había tenido un
problema similar antes. Dijo que había
besado al hombre y le había acariciado,
relajándole, y así pudo meterse en su
mente antes de morderle.
Lissianna consideró la cuestión
brevemente. Ella nunca había seducido a
nadie. Nacida y criada en la Inglaterra
georgiana, su vida había sido protegida de
todo, y mientras la sociedad iba haciendo
cada vez más promiscua, la vida de
Lissianna no. Sus padres eran viejos,
tenían valores anticuados y creencias que
era difícil cambiar rápidamente. Aunque su
madre le había dado más libertad, su
padre nunca le había dejado mezclarse
con la sociedad.
Sin embargo, ella simplemente no podía
dejar al hombre tirado así. Además, a ella
no le importaba probar la cena de
cumpleaños, como un lameida a la guinda
de un pastel antes de que se sirva. Bueno,
le gustaría un poco más que el equivalente
de una lamida, pero sólo un bocado rápido,
lo suficiente para calmar su hambre, se
aseguraba ella misma. Si, claro. Lissianna
pensó secamente. Este hombre parecía
bastante delicioso y tendría la tentación
dejarle seco, una tentación que no podía
recordar habertenido en varias décadas.
"La cuerda es realmente fuerte." Se asustó
de sus pensamientos por su queja,
Lissianna miró de nuevo hacia las
quemaduras en las muñecas y sentía su
incertidumbre derretirse. Le habían
enseñado que estaba mal jugar con los
alimentos o permitir que sufrieran
innecesariamente. Y este hombre estaba
sufriendo. Era su deber entrar en sus
pensamientos y calmarle. No era su culpa
que no pudiera hacerlo de la manera
habitual e iba a tener que utilizar medidas
más extremas. Una vez aceptada la idea,
Lissianna se sentó en un lado de la cama.
"No debes luchar, y no debes preocuparte.
Odio verte angustiado de esta manera. " Él
la miró, ignorando que ella sabía que
estaba molesto. O quizás estaba
simplemente enojado de que ella no le
desatara como había pedido. Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 22
"Vamos a quitarte esto". Sugirió mientras
trabajaba en el arco alrededor de su cuello.
Él suspiró, ya mientras fue removido, se
relajó en la cama un poco, y Lissianna
decidió descartar su corbata también. "¿No
es mejor así?" preguntó ella, deslizando la
tela de seda alrededor de su cuello. El
hombre comenzó a asentir, a continuación,
entonces frunció el ceño hacia ella
mientras desataba los tres primeros
botones de su camisa. "Sería mejor
todavía si me desataras". Lissianna sonrió
con diversión debido a la forma en que
estaba luchando para liberarse, entonces
trató de distraerle recorriendo suavemente
con sus dedos el poco trozo de pecho que
había expuesto. Para su satisfacción, le
atravesó un escalofrío mientras sus largas
uñas rozaban suavemente su piel
desnuda. Este negocio de estaba
resultando ser más fácil de lo que había
temido. "Desátame". Estaba tratando de
ser firme, pero era evidente que su
corazón ya no tenía la voluntad de ser
libre. Sonriente, a sabiendas, Lissianna
raspó ligeramente con sus dedos a lo largo
de la tela justo por encima de su cinturón.
Ese provocativo acto enloqueció a los
músculos de su estómago y su aliento salió
como un silbido de aire. "Qué diablos", le
sopló. "Hay cosas peores que ser un
esclavo sexual".
Lissianna parpadeó con sorpresa por su
comentario y decidió que se había relajado
lo suficiente. "¿Cuál es tu nombre? "
"Greg". Se aclaró su garganta, y dijo con
más firmeza, 'Dr. Gregory Hewitt. " "Doctor
¿eh?" Ella levantó un mano y la puso
encima de su pecho, observando como sus
ojos de inmediato bajaron de su cara para
seguir toda la acción. "Bueno, doctor ...
Eres un hombre muy guapo". Ella puso su
mano en su cabello, acariciándolo
suavemente, y maravillándose de lo oscuro
y suave que era. Su mirada se dirigió a sus
ojos de un profundo color marrón y al firme
contorno de sus labios mientras
consideraba su próximo movimiento. Era
un hombre atractivo. En su época, había
visto hombres más atractivos, pero había
algo en éste en particular que le atraía
mucho.
Su mirada pasó sobre los surcos en su
frente, y sus dedos la siguieron,
recorriéndolos suavemente con sus dedos.
Un mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 23
"¿Te importaría mucho si te beso?"
preguntó ella suavemente. El Dr. Gregory
Hewitt no respondió, simplemente la
miraba con sus ojos oscurecidos con
interés mientras ella trazaba con sus dedos
el contorno de sus labios. Cuando su boca
se abrió para chupar su dedo, ella
interpretó que le iba a dejar, pero Lissianna
se quedó quieta, su mirada fija en la de él
con fascinación. Él introducía sus dedos
más adentro en la boca, paseando su
lengua por el lado del dedo, mientras hacía
eso, Lissianna se agitó ante la sorpresa.
Tenía más de doscientos años, y nunca se
había dado cuenta de lo eróticos que
podían resultar los dedos. Pensó Lissianna
ligeramente, mientras que el fuego que
había en sus ojos se extendía dentro de
ella, pero mucho hacia al sur. Gregory
Hewitt era un hombre capaz de distraerla
peligrosamente, y ella decidió que sería
mejor recuperar el control de la situación.
Con esa intención, Lissianna retiró
lentamente el dedo de su boca, y luego se
inclinó hacia delante para frotar
brevemente su mejilla contra la de él, y así
poder inhalar su olor. Esa acción había
sido instintiva, un depredador probando el
aroma de su presa. El suyo era picante, el
aroma oscuro le gustó bastante. Lissianna
sonrió ligeramente y, a continuación, pasó
sus labios por su mejilla antes de ponerlos
sobre su boca. Ella presionó allí con algo
más de fuerza y los frotaba suavemente
hacía arriba y abajo.
La boca de Gregory Hewitt parecía firme y
dura, pero en realidad era suave. Lissianna
continuó simplemente frotando sus labios
sobre los de él, disfrutando de la erótica
caricia, hasta que levantó su propia
cabeza, en un esfuerzo para profundizar el
beso. Cuando sintió su lengua deslizarse
hacia sus labios, dejó que se deslizara
dentro de ella. Abriendo sus ojos con
sorpresa ante las sensaciones que le
asaltaban como se metió dentro.
Lissianna había sido besada muchas
veces en los últimos doscientos años,
innumerables veces, si tenía que ser
honesta. Algunos besos habían sido
buenos, algunos robados y otros no, pero
este beso…
Sentía su lengua caliente, húmeda, y firme
en su boca. Sabía a menta y café y algo
más que no era capaz de identificar, o al
menos Lissianna no se había molestado en
hacerlo. Dejó que sus ojos se cerraran y se
vio envuelta en la abrumadora sensación
que le provocaba
Lo que había comenzado como un intento
de ella para seducir a Gregory Hewitt había
terminado con ella siendo seducida.
Lissianna estaba completamente
concentrada en el beso mientras su lengua
le llenaba la boca, moviéndose dentro con
unos deseos que le hicieron estremecerse.
Por un momento se le olvidó su objetivo.
Ella cambió de posición, deslizándose
sobre sus piernas para poder estar encima
de el sobre la cama, sus piernas alrededor
de él mientras sus dedos se entretenían en
su pelo. Notó como se resistía, pero no lo
tuvo en consideración hasta que el apartó
su cabeza y rompió el beso, entonces dijo
“Desátame. Quiero tocarte.” Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 24
Lissianna se vio tentada, pero ignoró la
petición y se concentró en hacer un camino
de besos bajando por su mejilla, moviendo
su cuerpo hacia abajo. El era mucho más
alto. Cuando sus labios llegaron a su
garganta, tenían la pelvis a la misma
altura, y él inmediatamente movió sus
caderas, apretándose contra ella,
aumentando la excitación de ambos. Sus
gemidos eran de frustración y de placer
cuando sus labios se movieron a lo largo
de su cuello y se mantuvo en silencio
debajo de ella hasta que encontró la
yugular, entonces dejó salir sus dientes
afilados para clavárselos en cuello y en la
vena que cubría su piel.
Greg se puso rígido ante el suceso, y
rápidamente ese sentimiento fue
reemplazado por un gemido de placer
cuando Lissianna comenzó a alimentarse,
y el placer explotó dentro de ella, y se lo
transmitió a él. Esto era algo
completamente diferente a Dwayne.
Normalmente, no encontraba erótico
alimentarse de alguien, pero generalmente
no tenía que seducir a sus víctimas
tampoco. Simplemente tomó el control de
su mente y lo hizo. Esta vez fue diferente.
Estaba excitada, él estaba excitado, y la
sangre entrando en su cuerpo era la
excitante conexión entre ambos,
enlazándolos a los dos mientras su mente
se abría ante ella. Pero Lissianna no tenía
el control esta vez, no le estaba enviando
sus pensamientos, estaba recibiendo los
de él.
Era como un caleidoscopio en colores. Las
emociones y los pensamientos le llegaban
a su mente. Pasión, deseo, inteligencia,
amabilidad, horno, coraje… Lissiana tuvo
una pequeña visión de su alma, y en ese
corto instante aprendió más de él de lo que
hubiera aprendido en cientos de
conversaciones. No había mentiras,
verdades a medias, o intentos de
impresionarla. Solo estaba él, y de pronto
todo aquello fue empujado de lado por el
deseo.
Lissianna se olvidó de sus intenciones de
liberarle, se olvido de lo hambrienta que
estaba: tanto de la sangre como de las
nuevas necesidades por el placer que
estaba recibiendo. En aquel momento, sus
cuerpos estaban unidos, ambos gemían, y
se retorcían de placer contra el otro, este
hombre era capaz de satisfacer su hambre,
y Lissianna pudo haberle dejado seco si su
voz no le hubiera distraído en ese
momento.
“No veo porque estás tan enfadada. Sólo
ha subido para cambiarse las medias.
Ella…” Su voz había empezado a sonar a
lo lejos detrás de la puerta, pero se
escuchó mucho más alta cuando la abrió,
entonces se calló de golpe, y le siguió un
breve silenció. Muy breve. "Lissianna
Argeneau!" Lissianna se quedó quieta, los
ojos abiertos de par en par, al reconocer la
voz de su madre. Un mordisco rápido –
Lindsay Sands Traducido por Beleth Pág.
25
Capitulo 3
Retrajo los dientes, Lissianna liberó el
cuello de Greg Hewitt y miró por encima de
su hombro con rostro culpable. Ver a
Thomas y a su madre mirándola desde la
puerta fue suficiente para que se pusiera
de pie rápidamente, usando sus manos
para recomponer su ropa y su pelo.
“¡No me lo puedo creer!” Marguerita entró
en la habitación. “Colándote en las
habitaciones y abriendo tu regalo antes de
tiempo, parece que tuvieras doce años en
vez de doscientos. ¿En qué estabas
pensando?” "Bueno, técnicamente, es su
cumpleaños, tía Margarita", señaló Thomas
cuando él cerró la puerta.
Lissianna lanzó a su primo una sonrisa
agradecida, pero dijo: "Yo no estaba
fisgoneando. Vine a cambiarme las
medias. "Ella las recogió de encima de la
cama y añadió:" Y no le he desatado."
Marguerite miraba hacia el suelo. Después
de mirar hacia abajo y ver el lazo en el
suelo, Lissianna puso una mueca, y
admitió: “Bueno, si lo he desatado, pero
sólo porque estaba triste, y odiaba tener
que dejarle así.” Se detuvo, entonces
movió la cabeza y dijo, “Supongo que la
llegaba de Bastien te interrumpió antes de
que pudieras envolverlo entero, verdad?
Cuando entré aquí se estaba quejando de
que había sido secuestrado y que quería
ser desatado.”
"Yo no le he secuestrardo", dijo Marguerite
ofendida, entonces pasó delante de
Lissianna y se acercó al Dr. Gregory Hewitt
para decirle, "yo no te he secuestrado. Te
he tomado prestado." Volvió a poner su
atención en Lissianna para agregar, "Y sí
le puse toda la decoración encima. " "¿En
serio?" Sus cejas mostraron su sorpresa, y
Lissianna miró a su madre para luego mirar
al hombre en la cama con confusión. "No
parece haber tomado nada." Marguerite
suspiró, su tensión se iba disipando. "Sí, al
parecer tiene una mente fuerte".
Lissianna asintió. "Me di cuenta de eso. No
podía entrar en sus pensamientos para
calmarle. Pero nada. Esa es la razón por la
que me estaba alimentando de él. Pensé
que así podría permitirme fusionarme con
su mente y calmarle ", explicó Lissianna.
“Eso parece haber funcionado bien”
Comentó Thomas divertido. “Aunque me
parece que no está exactamente aliviado”.
Un mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 26
Lissianna dirigió su mirada hacía la parte
inferior del hombre, tenía una erección que
le levantaba los pantalones. Cuando ella
miró, su tienda de campaña se deshizo
ligeramente.
“Bueno, al menos no es un pepino.”
Comentó Thomas, y Lissianna tuvo que
morderse el labio para contenir la risa.
Aclarándose su garganta, murmuró “Lo
siento, Madre. No quería malgastar la cena
de cumpleaños que me habías preparado.
En serio, no quería. Quiero decir, ya no es
una sorpresa, pero no he tomado mucho,
solo un mordisco rápido. Casi nada,
realmente. Podría beber todavía más.” Su
mirada hambrienta se dirigió hacia el
hombre que estaba en la cama, su cuerpo
temblando ante la idea de beber de él otra
vez.
“Él no es tu cena de cumpleaños.
Lissianna apartó la vista de su regalo de
cumpleaños con desgana, y se giró
confusa hacia su madre “¿Qué?”
“Él no es tu cena de cumpleaños,” repitió.
“He ordenado comida China. El chico del
reparto debería estar a punto de llegar.”
“oh.” No pudo contener su decepción. A
Lissianna le gustaba la comida china, pero
no le llenaba. Una hora después, volvería a
tener hambre. Sin embargo, Gregory
Hewitt tenía un sabor fuerte, había
resultado satisfactorio después del
desastre de Dwayne. También había
sentido un placer diferente. Esta noche,
Lissianna había sentido una parte de la
excitación de su víctima y se la había
transmitido a ella mientras se alimentaba.
La excitación que no había sido capaz de
sentir por ella misma excepto de segunda
mano, de cierta forma. En ese momento no
había sido capaz de mantenerse alejada y
observar. Teniendo que seducirle, por lo
visto se sedujo a ella misma… O quizás él
la había seducido, pensó, recordando
como sus labios lamían sus dedos.
No es que le hubiera costado mucho
seducirla. Era el hombre más atractivo que
había conocido, y eso era decir mucho.
Lissianna había conocido a muchos
hombres a lo largo de doscientos años, y
muchos de ellos eran hermosos, pero le
resultaban indiferentes. Pero este hombre
tenía algo que le gustaba… y olía bien,
también. Y en ese breve instante en el que
sus mentes habían conectado…
Lissianna no había tratado de controlar su
mente como había pretendido, estaba
demasiado ocupada disfrutando el
momento, pero durante la breve conexión,
había podido ver una parte de su mente.
Era una mezcla de confusión, deseo,
inteligencia, y una honestidad y un carácter
que le atraían.
Consciente del silencio de la habitación,
Lissianna le miró. El hombre que ocupaba
sus pensamientos estaba tumbado en la
cama, mirándola con admiración en
silencio. Lissianna pensó que eso era
interesante. Por otro lado, su madre y su
primo estaban también mirándole con
interés, y no pudo evitar pensar que eso no
era nada bueno. No había estado
guardando sus pensamientos, no tenía
ninguna duda de que habían sido capaces
de introducirse en su mente sin
contemplaciones y visto el placer que
había sentido con Greg Hewitt. Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 27
“Entonces,” dijo Lissianna bruscamente,
tratando de alejar a su madre de los
pensamientos que habían estado flotando
en su mente.
Thomas trató de ayudarla preguntando
“¿Si no es su cena de cumpleaños,
entonces qué es?”
“¿Disculpen? ¿Cena de cumpleaños?”
Greg se contrajo. Estaba mirando a su
alrededor aterrorizado. Aparentemente no
había estado atento a la primera parte de
la conversación Ahora estaba nervioso otra
vez. Debería haberse tomado un tiempo
para tranquilizarle, pero su madre habló de
nuevo, distrayéndola.
“Él es tu regalo de cumpleaños, pero no tu
cena.” Cuando Lissianna se le quedó
mirando, suspiró y cruzo la habitación para
tomar su mano. “Se supone que iba a ser
una sorpresa que te iba a decir en la fiesta,
pero como ya has abierto el regalo, te lo
explicaré. Querida, este es el Dr. Gregory
Hewitt. Es psicólogo y se especializa en
fobias, y le traje aquí porque pensé que
podía curarte. Feliz cumpleaños.”
El doctor Gregory Hewitt era psicólogo,
Lissianna pensó lentamente. No había
pensado en preguntarle qué tipo de doctor
era cuando le preguntó su nombre, el
había dicho Dr Gregory Hewitt. Ahora lo
sabía. Era un psicólogo y estaba allí para
curar su fobia.
“Oh,” murmuró al fin, y miró con sorpresa
hacia Greg cuando el dijo también “oh” con
el mismo tono de decepción. Eso le resultó
curioso. Su propia decepción estaba
basada en el hecho de que prefería
mordisquearle antes que hacer algo tan
desagradable como afrontar su fobia, pero
parecía que a él tampoco le gustaba
mucho esa idea.
Greg suspiró para sus adentros. Se
suponía que no debería estar
decepcionado por la noticia que había
anunciado la morena. Debería estar
agradecido de no ser un esclavo sexual…
o la cena? Todavía estaba tratando de
digerir eso. Lissianna, que era como la
llamaba la morena, había pensado que él
era su cena de cumpleaños. ¿El? ¿Cena
de cumpleaños? La idea era suficiente
como para que cualquier pensamiento
lujurioso desapareciera. ¿Cena de
cumpleaños? ¿Eran caníbales?
Dios santo, le había mordido el cuello
después de besarle, pero solo un pequeño
bocado, y después había empezado a
chupar, sin duda le habría hecho un
chupetón que se estaría escondiendo una
semana, o quizás más. Greg no estaba
seguro. Solo le habían hecho un chupetón
una vez anteriormente, y eso fue durante la
adolescencia. No podía acordarse de
cuánto había tardado en desaparecer.
Tampoco recordaba que hubiera sido tan
placentero, aunque se había alegrado al
sentir a la rubia chupándole el cuello, o
cualquier parte que ella quisiera. Sin
embargo, ser la cena de cumpleaños, no
sonaba tan agradable. Dios santo, se
había metido en el maletero de unos
caníbales. Realmente prefería la idea
anterior de ser un esclavo sexual.
Definitivamente sonaba mucho más
entretenida.
Greg puso los ojos en blanco y tuvo que
sacudirse los pensamientos. Sonaba como
un hombre desesperado por tener sexo.
Realmente, no estaba tan alejado de la
verdad. A pesar de que su familia trataba
de encontrarle citas, hacía casi un año que
no había tenido sexo. Mientras que las
mujeres con las que su familia le juntaba
eran Un mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 28
lindas, ninguna le interesaba demasiado, al
menos no lo suficiente como para apartarle
de su trabajo un tiempo razonable.
Eso no le preocupaba mucho a Greg; tenía
una vida ajetreada y completa. Siempre se
decía a sí mismo que encontraría a una
mujer tan fascinante como su carrera
sabría que era la mujer perfecta. Mientras
tanto, su familia – todavía esperanzada –
continuaba organizándole citas con todas
las mujeres solteras que conocían, y Greg
continuaba evitando acostarse con ellas
para evitar problemas con los amigos de la
familia. Eso quería decir que sólo podía
tener sexo con mujeres que hubiera
conocido por su propia cuenta cuando no
estaba con familiares comiendo o demás
funciones.
La última vez que Greg había conocido a
alguien, había sido una psicóloga rubia
platino de la Columbia Británica. Se habían
conocido en una conferencia sobre salud
mental el invierno pasado, habían salido a
tomar algo después de una de las
conferencias, entonces habían regresado a
su habitación, ella le había invitado a
entrar, y habían tenido un sexo muy
correcto. Había sido frío y terriblemente no-
excitante… como tomar Metamucil. Había
hecho el trabajo, limpiado las cañerías,
pero le había dejado un mal sabor de boca.
Greg estaba seguro de que eso no le
pasaría con ésta rubia. También estaba
seguro de que haría mucho más que
limpiar sus tuberías.
“¿Le has traído para curar mi fobia”?
Greg miró a la rubia cuando hizo la
pregunta, notando por primera vez, que
ella también se veía decepcionada ante las
noticias.
“Si, querida.”
“¿Él no es…?”
“No.” Dijo firmemente la morena, y le puso
mala cara ante su obvia falta de
entusiasmo ante el regalo.
“Cariño, es algo bueno. Pensé que te
gustaría. Pensé que era perfecto. Él te
puede curar tu fobia, para que puedas vivir
una vida normal. Una sin los
inconvenientes de los cuidados nocturnos
o el riesgo de que llegues borracha a casa
dos o tres veces por semana.”
Las cejas de Greg se levantaron, y trató de
figurarse qué tipo de fobia podía llevar a
alguien a emborracharse.
“Entonces” – la morena sonrió alegremente
– “hazlo.”
Greg la miraba inexpresivamente
"¿Perdón?"
"Cura la fobia de mi Lissianna", dijo
pacientemente.
Greg cambió su mirada de los viejos y
sabios ojos de la mujer morena hacia los
ojos más claros de la hija. Eran tan azules
como el cielo claro y puro, pero con el
mismo resplandor metálico que tenían los
de su madre. Adorable, pensó Greg, y Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 29
deseó que no fueran lentes de contacto. Le
molestaba que ella utilizara este tipo de
artefactos para sentirse más bella.
“No son lentes,” Dijo la morena de repente,
Y Greg se quedó de piedra. ¿Acababa de
leerle los pensamientos?
¿Qué no son lentes?” preguntó la rubia,
mirándoles con confusión.
“Tu ojos, cielo.” Le explicó la morena, y
luego le dijo a Greg “A pesar de tus
pensamientos previos, nuestro color de
ojos es natural. No estoy segura siquiera
de que existan lentes de contacto así…
todavía.” Añadió secamente.
“Natural…” Greg murmuró con fascinación,
mirando el color brillante de los ojos de su
hija, y su mente fue absorbida por sus
pensamientos. ¿A pesar de sus
pensamientos anteriores? ¿Se refería al
ascensor?
La morena asintió, “Si, en el ascensor.”
“¿Puedes leerle la mente?” Lissianna
sonaba más molesta que sorprendida,
notó, y recordó que antes ella había dicho
que estaba molesta porque no podía leer
sus pensamientos, pero la morena parecía
poder hacerlo. Greg no podía decidirse
entre si estaba despierto o dormido,
perdiendo la cabeza e imaginándose todo
esto, o si estaba despierto, cuerdo, y la
mujer estaba realmente leyéndole la
mente. Y lo que era peor aún, no sabía que
opción le gustaba más. No quería estar
dormido porque entonces eso querría decir
que Lissianna no era más que una
fantasía, y no le gustaba la idea de no
verla fuera de sus sueños. Que se
estuviera volviendo loco no era una
alternativa mucho mejor, pero la idea de
que la morena pudiera leerle la mente era
desconcertante… Especialmente desde
que su mente estaba llena de
pensamientos sobre su hija.
“¿Entonces?” la morena dijo.
Soñando o no, parecía que tenía que
ocuparse del asunto. Greg movió su
cabeza, “Señora, curar una fobia no es
como tomar pastillas. Lleva su tiempo.” Le
informó, entonces preguntó con algo
menos de paciencia “¿Podría desatarme
por favor?”
“Eso no es lo que el artículo decía.” Le
respondió la morena, ignorando su petición
de ser desatado. “En el periódico ponía
que pensabas que había nuevos
tratamientos que podían ser
extremadamente efectivos, y muchas
fobias podían ser curadas en unas pocas
sesiones, algunas sólo necesitaban una.”
Greg suspiró, dándose cuenta de por qué
estaba allí. La morena había leído un
artículo que había escrito para el periódico,
un artículo especial sobre fobias. Había
sido publicado el fin de semana pasado.
“Eso es cierto, algunas fobias son fáciles
de tratar.” Comenzó a decir, tratando de
sonar tranquilo…y bueno…paciente, pero
la situación era muy extraña. Estaba atado
a una cama, por el amor del cielo, y los
tres estaban actuando como si fuera
completamente normal. Greg no podía
evitar ponerse un poco tenso. Un mordisco
rápido – Lindsay Sands Traducido por
Beleth Pág. 30
“Sabe, mucha gente me pide hora para
una visita.” Soltó, y después trató de
razonar. “y me voy mañana a México de
vacaciones. Hay cosas que necesito hacer
antes de irme. Apreciaría que me
desataran y me dejaran ir. No tengo tiempo
para esto.”
Apenas hubo un momento de silencio
cuando se escuchó un golpe en la puerta.
Se abrió, y una mujer joven sacó su
cabeza por la puerta y miró. Era morena
también, su cara tenía forma de corazón y
era guapa. Le miró con curiosidad y
después centró su atención en la madre.
“El tío Lucian está aquí, tía Marguerite.”
“Oh, gracias, Jeanne Louise.” La madre,
Marguerite, empezó a arrastrar a Lissianna
y Thomas hacia la puerta, “Nos
ocuparemos de esto más tarde. No
debemos hacer esperar a la gente.
Jeanne, ¿Etienne ha venido?”
“Si. Justo llegaba cuando yo subía por las
escaleras.” La mujer empujó la puerta más
para que pudieran salir. “La comida china
también ha llegado. He puesto al chico del
reparto en la despensa hasta que estés
lista. Probablemente no deberías dejarle
ahí mucho tiempo.”
“No. Vamos a bajar a la fiesta, y entonces
empezaré con todo.” Anunció Marguerite
mientras seguía a Lissianna y Thomas por
el pasillo. “Lissianna puede abrir sus
regalos más tarde y…” La puerta se cerró
antes de que la mujer terminara la frase.
Greg se quedó mirando la superficie de
madera con asombro, incapaz de creer
que le hubieran dejado atado en la cama.
Era una locura.
Con la cabeza llena de pensamientos,
Greg cerró los ojos y trató de ver qué
estaba pasando y que podía hacer. A
pesar de las acciones que le habían traído
hasta aquí, estaba empezando a pensar
que había sido secuestrado. Pero, no era
capaz de pagar ninguna recompensa, y no
era la cena. Eso era bueno, se dijo a si
mismo. ¿Verdad?
Estaba ahí para tratar una fobia.
Francamente, Greg pensaba que toda la
familia necesitaba tratamiento… y no para
fobias, pero es lo que había. Ellos querían
que tratara una fobia, y él quería ser libre.
Seguramente podrían llegar a un acuerdo.
Aceptaría tratar a la bella Lissianna y
prometería que no le diría nada a la policía
si le soltaban, y después se marcharía
corriendo hacía la primera comisaria de
policía que encontrara.
O no.
Greg estaba algo confuso sobre lo que
quería hacer en ese momento. Parte de él
estaba furioso y deseaba ir a la policía a
contarles que le habían retenido en contra
de su voluntad y todo eso, pero a decir
verdad, también quería que Lissianna
regresara a la habitación para que le besar
y acariciara como antes. Greg sospechó
que parte de eso era simplemente
frustración sexual.
Sin la frustración, solamente estaría
confundido por los hechos que habían
sucedido esa noche. Además, no podía ir a
la policía. ¿Qué les iba a decir? Un
mordisco rápido – Lindsay Sands
Traducido por Beleth Pág. 31
“Hola, soy el Dr. Hewitt y esta noche me
metí en el maletero de un coche
desconocido por mi propio pie, después
me encerré dentro mientras me llevaban a
una casa extraña. Después salí fuera y
entré en la casa tranquilamente, subí las
escaleras y me tumbe en la cama para que
me ataran. Pero hey, como no me
desataron cuando se lo pedí y ahora quiero
acusarles. “
Si claro, eso sería de gran ayuda. Greg
pensó secamente. Se reirían de él en
comisaría. Además, realmente no quería
causarles problemas a esta gente. Bueno,
al menos no a Lissianna.
Greg lamió sus labios para tratar de
recordar el sabor de ella. Se sentía tan
bien tumbada junto a él, y había
murmurado eróticamente de placer
mientras se besaban. Si sus manos no
hubieran estado atadas, la habría puesto
debajo de él, arrancándole toda la ropa
que llevara, y utilizado sus manos y su
boca en su cuerpo para poder escuchar
más gemidos.
Greg gimió en voz alta frustrado, mientras
detuvo sus imaginaciones en seco cuando
sintió el dolor de su erección apretándole
en los pantalones. Vale, había sido un acto
estúpido. Ahora estaba más frustrado que
nunca.
Suspirando, levantó su cabeza para poder
divisar la puerta, preguntándose si
Lissianna iba a volver. Había deducido que
estaba en la habitación de ella, porque sino
sus medias no estarían allí. Así que,
quizás, regresaría después de la fiesta,
pensó Greg mientras escuchaba el sonido
de la música que venía de abajo. La fiesta
estaba en marcha. El cumpleaños de
Lissianna, recordó, y se preguntó qué edad
tendría. Hubiera dicho que rondaba los
veinticinco o veintiséis. Diez años más
joven que él. ¿Le molestaría a ella la
diferencia de edad? Ese pensamiento era
preocupante. Quizás pensara que era
demasiado viejo y no querría volver a
besarle.
Dándose cuenta de a donde le llevaban
sus pensamientos, Greg sacudió la
cabeza. ¿En qué estaba pensando?
Estaba atado en una cama en contra de su
voluntad. Había pedido ser desatado, pero
nadie le había escuchado. Y ahí estaba,
con su mente fija en la linda y rubia
Lissianna.
“Necesitas poner en orden tus prioridades”
se dijo a si mismo firmemente. ¿Qué tal si
tratas de soltarte y te vas? Tienes que
tomar un avión mañana, ¿sabes?
Ignorando el hecho de que estaba
hablando consigo mismo, Greg movió su
cabeza hacia atrás para poder ver las
ataduras que le mantenían fijo a los postes
de la cama.

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