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Estado de la cuestión

El cambio presidencial se adelanta, el país afronta nuevamente una crisis, la economía y


sus fuertes devaluaciones en la moneda local conllevan consigo bruscos picos de
hiperinflación que mal entonan los humores de la población.
La primavera democrática se la ve pesada en los hombros del doctor Alfonsín
quien ya camina lento pero no claudica en sus intereses cívicos, el traspaso de la tan
honrosa banda tantas veces manchada por desvaríos de factos, se resguardará y aunque
este deba ser con otros tiempos, será siempre conforme a las normas constitucionales.
En estos términos se abre la puerta al cambio de década, así pisamos el umbral y
nos paramos en los años noventa, así comienza la era de como lo titulará la periodista
Sylvia Walger “pizza con champagne”1. Esta era es tan particular, es en donde los lazos
sociales del país van a cambiar, este es momento en el que la posmodernidad y el
neoliberalismo se radicalizaran de tal manera que subvertirán el orden hasta del típico
populismo nacional como se verá en los dichos a la revista caras en 1992 de Amalita
Fortabat “ahora los ricos también podemos ser peronistas”, la señora es una de las
empresarias más importantes del país y tendrá vínculos estrechos con el gobierno
menemista al punto de ser embajadora itinerante y plenipotenciaria, es que como
sostiene Diego Vecino “El menemismo se pensó a sí mismo como el inconsciente
desatado de una Argentina que finalmente, y en un acto de sinceramiento sin
precedentes, comenzaba a aceptar su ser tercermundista, vulgar y jodón, a la manera de
un gran carnaval carioca”.2
Esta nueva subversión o cambio radical del orden establecido en las estructuras
sociales de la década de los noventa estará dada conforme el cambio profundo que se da
en la economía del país, así como lo expone en su libro pensar las clases medias:
consumos culturales y estilos de vida urbanos en la argentina de los noventa Anna
Wortman: “Entendemos que, al haberse modificado la economía y, por ende, el mundo
del trabajo, el imaginario juvenil sobre el futuro, las expresiones y producciones
culturales y su relación con el sujeto que las consume y el modo en que se las apropia,
es obvio que el cambio existe”.3

1
Walger, Sylvia, socióloga y periodista, autora de la frase.
2
Vecino, Diego, Flema es una mierda, Buenos Aires, 2010. P 73
3
Wortman, Anna, una mirada sobre el rock nacional de fin de siglo… cuerpos, músicos y discursos. En
pensar las clases medias: consumos culturales y estilos de vida urbanos en la argentina de los noventa,
buenos aires, la crujía, 2003. P 205

1
Haciendo un rastreo en la historia del movimiento del rock encontramos que la
situación planteada en esta época es una conclusión o si se quiere la repetición en nueva
escala, de aquella estructura en la que se basamenta la génesis del movimiento, este
comienza siendo reproducido en clubes de barrio y bailes, pero trae consigo el espíritu
rebelde de su concepción en el país del norte, como nos dice Adamovsky “para 1960 ya
existían bandas locales que cantaban en castellano y pronto sus discos se vendieron por
millares.”4. A su vez esta misma situación es acompañada por un reordenamiento social
fundado en el nuevo acceso a la educación como nos dice también chiaramonte “el
sistema educativo argentino- en que las escuelas privadas todavía ocupan un lugar muy
menor- favoreció el contacto de los jóvenes de clases populares de los de sectores
medios, y con ello la circulación de la nueva cultura juvenil desbordando barreras de
clase”.5Entonces podríamos aventurarnos en decir que puede que sea esta la misma
situación, en la que se encuentra nuestra investigación cuando nos remiten las palabras
del referente periodístico del rock de los noventa Mario Pergolini, para hablar de su
contacto con el cantante del grupo Punk Flema citado por Diego Vecino: “yo me la
jugaba, porque a lo mejor él no llegaba en las mejores condiciones, pero mis amigos no
eran muy distintos. Seria de otra clase social, pero no eran muy diferentes de la realidad
que él estaba viviendo. En la época que nos conocimos, yo tampoco era un pan de Dios.
O sea, más o menos curtíamos la misma historia con distintas realidades sociales”.6
Es que los noventa sublevaron el orden, cambiaron nuevamente los esquemas y
obligaron a resituarse a absolutamente todas las personas dentro y fuera del país, el
contexto internacional esta trazado por la posmodernidad y el neoliberalismo. La banda
sonora de estos años grita con la voz sucia y fervorosa aunque también por otros
momentos tranquila y desahuciada, el grunch y sus melodías de guitarras procesadas
únicamente por el pedal boss amarillo sucio y roído por tantas patadas mostraba a una
generación posmodernista que ya no creía en los años dorados y que no se detenía a
pensar demasiado en el futuro, quizás superados por lo inmediato del presente, la
imagen del pedal de guitarra sucio y roto no es más que una de tantas postales de este
pensamiento, en el que aun algo tan necesario es descuidado, en el que las estructuras
buscan un nuevo rol. En su libro, En las ideas del rock, Sergio Pujol nos dirá al
respecto:

4
Adamovsky, Ezequiel p 291 (no tengo la cita)
5
Adamovsky, Ezequiel p 288
6
Vecino, Op. Cit. P 86

2
“A lo largo de la década, mientras la política mundial modula hacia un neoliberalismo
conservador y entra en crisis los grandes relatos de la historia –contra marcha del
marxismo, principalmente-, la cultura parece plegarse a la “condición posmoderna””.7
Así la inserción nacional a este mismo sistema es correlativa de una política fría
con márgenes mayores de expulsión que de inclusión, que se deja ver en los nuevos
rumbos económicos, las ilusiones consumistas frenéticas y vacías de los años noventa,
que se venden como pertenencia y como absorción a una clase media que en su afán de
pertenecer se siega, se obnubila, se deja tentar y convencer, haciendo de su alma un
objeto mercancía de plástico residual que cree poder desechar y volver a consumir en
las grandes tiendas multinacionales, o que puede perfumar y decorar a su necesidad
hedonística con sus prendas y fragancias importadas gracias a la apertura liberal del
mercado mientras ve por alguno de, los 180 canales que la televisión por cable le ofrece
las esquizofrénicas promesas en la voz de un dirigente con amplia aceptación popular
pero que siempre es dubitativa su coherencia.
Frente a este panorama el rock nacional se re estructura, ya no es perseguido,
ahora es tan banal como cualquier otro sujeto de consumo más, ahora tener una guitarra
colgada al hombro y caminar por la calle rumbo a la sala de ensayo improvisada en
alguna habitación falsamente acustizada con maples de huevo de distintos colores como
collages con la ilusión de obtener la reverb de abbey road ya no posee el estigma de la
prohibición, de la persecución, es más ahora con un Pelegrini8 entre todos los de la
banda se ensaya en una sala preparada pará eso, dependiendo de los costos varían, ahora
podes sentarte en una batería pearl con un bombo de 25’ y enchufar el bajo a una
heladera ampeg y elegir entre sonar con los agudos dulces de un combo de transistores
Fender o la garra de un Marshall, es la época en donde la apertura liberal deja entrar la
PC y donde el Pro Tools desmonopoliza el mercado, es la mosca en la sopa de los
redondos9grabada con las opciones que el multipista te da a cambio de la latencia de
señal y el muestreo itinerante de la senoidal.
Ahora bien frente a este crisol de oportunidades algunos debían reacomodarse y
otros surgieron, pero todos se fundieron y reinventaron de alguna y otra forma, Sergio

7
Pujol, Sergio, las ideas del rock, genealogía de la música rebelde, Rosario, Homo Sapiens
ediciones,2007 p.139
8
Durante la década de 1990 por la ley de convertibilidad el austral salió de circulación y se regresó al
peso que poseía impreso en ellos a los siguientes próceres: Billete de 1 peso: Carlos Pellegrini. Billete de
2 pesos: Bartolomé Mitre. Billete de 5 pesos: José de San Martín.
9
Primer disco grabado en argentina en un estudio de multipistas de pc

3
Pujol nos dice “una creencia muy difundida a fines de los ‘80 aseguraba que Los
Redondos representaba la resistencia de la cultura del rock, mientras la calculada
espectacularidad de Soda Stéreo era un símbolo del cinismo posmoderno”.10 A su vez el
libro extra muros rock de la compiladora Graciela Coisinet apoya esta teoría sumándole
a lo mismo el plano puntual de su cuyana provincia mostrándonos que “los políticos no
se meten con el rock”, “los políticos deciden cortar su relación con el rock porque los
recitales no ofrecen garantías de como se van a desarrollar; puede ser una “fiesta del
estudiante11” o un descontrol total”12 afirma en su investigación que los políticos
pierden el interés y lo desvían hacia fiestas tales como la de la semana del estudiante,
porque los recitales pueden ser poco previsibles, abonando la teoría de que el rock ya no
es preocupación política.
Así mismo surgen las nuevas bandas con concepciones posmodernas,
condicionadas por la realidad socio política, marcadas por el descreimiento de los
estamentos hasta ese momento aceptados como válidos para desarrollar una vida
prospera, marcando un paralelismo con “la contracultura” de la que nos habla el autor
norte Americano Thomas Frank en su libro la conquista de lo cool 13, asi mismo este
contexto conlleva consigo una pronunciada desocupación, con un sistema capitalista de
plena exclusión, es este momento en donde se rompen los esquemas de rockero clásico,
ahora quien está arriba del escenario puede estar en el público también como nos afirma
Gustavo Alvares Núñez ““el rock chabón” por sus rudimentos estéticos y su simpatía
por iconos supuestamente de pertenencia barrial como el vino en cajita y la cerveza”.14
Esta nueva forma de entender el rock va a ser la característica troncal de la nueva
apertura del rock nacional en plena convivencia con otras bandas de la escena anterior y
muchas veces rindiéndole culto como a los redondos, o marcando antagonismos como
con soda estéreo.
A su vez el autor Diego Vecino en su obra “Flema es una mierda”15 también nos
habla sobre la subversión de las estructuras incluso las peronistas, marcando que el
escenario rockero de los noventa es muy dispar al vivido durante la dictadura e

10
Pujol, Sergio, Canciones Argentinas 1910-2010, Buenos Aires, Emecè editores, 2010
11
Fiesta típica y muy popular en norte argentino.
12
Padilla, Marcelo, Etepa, Victor, De luca marcelo, extramuros, la historia del moviento de rock
mendocino en Cousinet Graciela, Mendoza, ediung, 2009, P.108
13
Frank, Thomas, La conquista de lo cool, el negocio de la cultura y la contra cultura y el nacimiento del
consumismo moderno. Ed alpha decay. 2011
14
Alvarez Nuñez, Gustavo, el rock barrial o como comer siempre arroz, en Gutierrez, Edgardo, El rock del
pais, san salvador de Jujuy, Jujuy, universidad nacional de Jujuy. 2010 p. 106
15
Vecino, Op. Cit

4
inclusive en la inmediata vuelta a la democracia, exponiendo que la sociedad ah
cambiado y esto es parte del cambio que tiene que hacer este movimiento cultural.
Compartiendo la idea de la re estructuración social en la década de los noventa
Viviana Molinari, en el capítulo “una mirada sobre el rock nacional de fin de siglo…
cuerpos, música y discursos” del libro “Pensar la clase media”16 afirma que el cambio
sustancial para el primer eslabón de la construcción del rock nacional se da a través de
la guerra de las Malvinas por la imposibilidad de los medios de transmitir música en
idioma ingles, y afirma que la re estructuración de este movimiento es en la década de
los noventa.
En el estudio filosófico de Pablo Cillo, el examina en su libro “filosofía
Ricotera, tics de la revolución”17un profundo rastreo sobre la historia de la banda y su
postura política ante las diversas realidades sociales que la historia de la misma afronta,
haciendo un ida y vuelta constante nos encontramos que de ella emerge la mirada que la
banda tiene de la década menemista siempre con un pie parado desde la filosofía,
concordando con los demás autores también nos marca que es un hito en la realidad
social.
En concreto entendemos que en la década de los noventa en el plano nacional se
da una nueva estructuración social devenida del cambio político económico del
gobierno menemista, esto está condicionado y sujeto a la apertura mundial trayendo
consigo la incorporación de información fluida con otras culturas, dando como
resultante un movimiento en los planos en que se conceptúa la división social,
marcando nuevos estadios para las mismas, habiendo tanto movilidades ascendentes
como descendentes y formulando estas nuevas estrategias de comunicación.
Por tanto me encaro en la inquietud del análisis crítico de esta situación para
incorporar mi mirada sobre las formas en que fue acontecido este proceso, con el afán
de concluir mi investigación debelando nuevas formas de comprensión de este sujeto
cultural.

16
Wortman, Ana (comp.) Una mirada sobre el rock nacional de fin de siglo… cuerpos, música y discursos.
En: Pensar las clases medias. Consumos culturales y estilos de vida urbanos en la Argentina de los
noventa. ed La Crujia, Buenos Aires, p 205
17
Cillo, pablo, Filosofía Ricotera… Tics de la revolución. Ed del nuevo mundo, Buenos Aires. 2013

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