Introducción: El pecado tiene profundos efectos en nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Al leer la narración del pecado original podemos notar en ella que todo pecado, sea grande o sea chico, lleva el mismo patrón: cuestionar, desafiar y desobedecer los mandatos de Dios. Por ser el creador del universo, Dios tiene plena autoridad para determinar qué es lo bueno y que es lo malo, el pecado entonces es decidir por nosotros lo bueno y lo malo. Tanto Adán como Eva cometieron aquel trágico error, que tuvo consecuencias inmediatas. Pero la buena nueva es que Dios tenía un plan para resolver el problema del pecado –un plan que culminaría en Jesucristo. 1. El pecado original: Desde el pecado original hasta nuestros días todos los pecados tienen el mismo patrón: cuestionar a Dios (Génesis 3:1), desafiar a Dios (Génesis 3:4) y desobedecer a Dios (Génesis 3:6). 2. Las consecuencias del pecado: Todo pecado tiene graves consecuencias en nuestra relación con Dios (Génesis 3:10) y en nuestra relación con otras personas (Génesis 4:1-8; 37:1-36). 3. La solución para el pecado: A pesar de que nuestros primeros padres cayeron en pecado y que a diario toda la humanidad le da la espalda a Dios al pecar, Dios tiene un plan de salvación para rescatar aquello que se perdió. Su plan es Jesucristo (Juan 3:16; 1 Juan 2:2; 4:10). Conclusión: Es necesario mantener los ojos bien abiertos porque nadie está exento de caer en pecado. Como seres humanos tenemos una naturaleza caída que lucha en nuestra contra para hacernos caer. Mantente firme. Y si haz caído en pecado no te desanimes, recuerda que la solución de Dios para nuestro pecado se llama Jesucristo. Nunca es tarde para decirle no al pecado y si a Cristo. Amen.