En principio, las llamadas bebidas energizantes fueron creadas para incrementar la

resistencia física y proveer al consumidor de reacciones más veloces, un nivel de

concentración mayor, evitándole el sueño; proporciona sensación de bienestar, estimula el
metabolismo y ayuda a eliminar sustancias nocivas para el cuerpo.

El consumo de estas bebidas está recomendado para días y noches largos, de arduo
trabajo, estudio o necesidad de atención extrema; asimismo para ocasiones donde la
reserva de energía flaquea y durante la práctica de deportes desgastantes.
Del uso con motivos deportivos, se pasó a la “rumba” o los llamados “after party” (después
de la fiesta) para resistir noches y los días enteros danzando al febril ritmo de la llamada
música electrónica (House, Tecno, etc.). En los clubes y discotecas donde se expende
éxtasis, también se venden las bebidas energizantes a un precio doble o triple del “normal”.
Algunos consumidores optan por mezclar las bebidas energizantes con las alcohólicas; este
uso está en el ojo del huracán, por los efectos contradictorios en el organismo, de una y
otra bebida.