En este capítulo Napoleoni menciona que desde la caída del muro de Berlín
y la desestabilización de Shael se ha podido evidenciar un crecimiento en las
actividades delictivas como el yihadismo, el secuestro de mercancías, el narcotráfico, el lavado de dinero y el tráfico de personas. Estas actividades se convierten en la principal fuente de ingresos de Al Qaeda, grupos yihadistas y algunas organizaciones ilegales somalíes, tanto así, que “en 2004 dos millones de dólares eran suficientes para liberar a un rehén occidental en Irak” (pág. 4) y hoy en día la suma sobrepasa los diez millones de dólares. En el caso de Siria la violencia política fue destapada en la primavera árabe del 2011, sumado a una guerra civil donde los principales secuestros eran dirigidos a la población siria. Para entender mejor esto debemos remontarnos al cartel colombiano posterior al 11-S, quienes a raíz de el incremento de medidas de seguridad en suelo europeo y los ataques a estados unidos, se vieron en la necesidad de generar nuevas rutas para llevar cocaína hasta Europa; y para dicha tarea el África occidental resultó ideal. ya para 2003 se había creado una gran red de traficantes y funcionarios corruptos en África, puesto que el negocio de la coca resultó muy rentable, llegándose a convertir en la principal actividad económica del Sahel y “ fue solo cuestión de tiempo para que los contrabandistas añadieran otro producto ilícito: cargamentos humanos”(pág. 16) respecto a esto más adelante la autora menciona que “mientras que el régimen de Asad se concentraba en el secuestro de sirios ricos y de clase media, los yihadistas y los rebeldes tenían su punto de mira puesto en los extranjeros, de quienes podían sacar millones de dólares” (pág. 57). Cabe mencionar que este negocio resulto más rentable que la droga, ya que no requería de entidades foráneas como el cartel colombiano, dejando así más ganancias. Por esta misma línea la autora expone que en Somalia los problemas mencionados en el primer párrafo no surgen como muchos creen a partir de 1992, “cuando la ONU y Estados Unidos lanzaron la Operación Restaurar la Esperanza.” (pág. 39-40), la cual culmina en la declaración de un estado fallido; sino que surgen a raíz de la guerra fría en el año 1969 cuando por parte de la unión soviética y más tarde en 1970 de estados unidos, comienza Somalia a recibir armamento y ayuda, pero “esta militarización y relación clientelar terminaron por dañar la economía, penetrada hasta el fondo por el componente armamentístico” (pág. 40), esto sumado la poca educación de los pobladores más adelante, a la falta de una armada que proteja las costas, hecho que propicio la pesca ilegal y las actividades delictivas como el secuestro y tráfico de personas. Tal fue el caso de Judith Tebbutt quien fue “la primera rehén capturada por secuestradores somalíes en tierra firme en Kenia” (pág. 38). Esta mujer se mantuvo 6 meses en cautiverio, tiempo en el que logro observar las dinámicas que mantenían sus raptores, los cuales “funcionaban con una jerarquía bien definida” (pág. 39) y organizada. La autora nos da muchos otros ejemplos, tales como el de Mariani quien fue raptada durante su visita el desierto del Sahara, fue liberada a los 14 meses; el secuestro de 6 tripulantes de un barco llamado Leopart; dos periodistas franceses; incluso se secuestraban sirios adinerados, en fin, son tantos los casos similares a este que nos quedaría corto el tiempo para enunciar cada uno de ellos, sin embargo es pertinente mencionar que “los gobiernos clasifican a los rehenes por orden de importancia y les asignan una indicación con el rescate que están dispuestos a pagar por sus vidas. Es decir, que no solo los secuestradores, sino también los gobiernos, ponen precios diferentes según los rehenes: hay vidas que valen más que otras.” (pág. 19). Por otro lado, se puede decir que las organizaciones delictivas somalíes eran más sofisticadas que las yihadistas, ya que las primeras no solo secuestran personas, sino embarcaciones y sus cargamentos, cuestión que implica una mayor inversión tales como barcos grandes, equipo que conozca los mares por los que se transita y equipo técnico y tecnológico. “podían gastarse hasta 30.000 dólares en juntar una tripulación en el océano Índico y más de 10.000 en hacer lo propio en el golfo de Adén. Además, para garantizar que otros clanes rivales no robaran los rehenes ni el dinero de los rescates, los piratas contrataban los servicios de milicias locales a razón de hasta 10.000 dólares mensuales” (pág. 43). Comentario Me parece que el texto es muy entretenido a la hora de leerlo, un trabajo periodístico que, de alguna manera, se torna envolvente, nos lleva a imaginar los acontecimientos a medida que son narrados y a querer seguir leyendo, pero al mismo tiempo está exponiendo una problemática que nos aqueja hoy: el tráfico de personas, mencionando sus orígenes, consecuencias y las medidas que toman algunos gobiernos respecto a esta problemática. Ya para concluir yo diría que este texto es un abrebocas para comprender el origen y actuar de las distintas organizaciones terroristas. Sin embargo, Sería interesante contrastar el texto con otro que mencione si existe algún otro lugar en mundo donde se encuentren organizaciones que trafiquen con personas, y si existen, ¿Cómo actúan?, y asi poder establecer diferencias y similitudes.
Cuál Ha Sido La Evolución Del Tratamiento Del Lavado de Activos Por Parte de Las Autoridades Colombianas y en Qué Nivel Ha Participado El Sistema Financiero Colombiano