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Año 83 • Julio-diciembre de 2014 • No.

188
El contenido de este número de Clío, año 83, no. 188,
fue aprobado por la Comisión Editorial en las
sesiones celebradas los días 9 de abril, 2 de julio y 3
de septiembre de 2014, integrada por los
Académicos de Número Lic. José Felipe Chez Checo,
Dr. Amadeo Julián y Dr. José Luis Sáez Ramo, y
refrendado por la Juta Directiva, en su sesión del 10
de septiembre de este año, conforme a las
disposiciones del Art. 24, apartado 1) de los
Estatutos de la Academia Dominicana de la Historia.

Junta Directiva (agosto 2013-2016):


Lic. Bernardo Vega Boyrie, presidente;
Dra. Mu-Kien Adriana Sang Ben, vicepresidenta;
Lic. Adriano Miguel Tejada, secretario;
Lic. José Felipe Chez Checo, tesorero; y
Dr. Américo Moreta Castillo, vocal.

© De la presente edición
Academia Dominicana de la Historia, 2014

La Academia Dominicana de la Historia no se hace


solidaria de las opiniones emitidas en los trabajos
insertos en Clío, de los cuales son únicamente
Responsables los autores.
(Sesión del 10 de junio de 1952)

La Academia Dominicana de la Historia no está


obligada a dar explicaciones por los trabajos
enviados que no han sido publicados.

Editor:
Dr. Emilio Cordero Michel

Diagramación:
Licda. Guillermina Cruz

Impresión:
Editora Búho
Calle Elvira de Mendoza No. 156
Santo Domingo, República Dominicana

Impreso en la República Dominicana


Printed in the Dominican Republic
Índice

CLÍO
Órgano de la Academia Dominicana de la Historia
Año 83 • Julio-diciembre de 2014 • No. 188

SUMARIO
Pág.

• Presentación, Emilio Cordero Michel............................... 7


• Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones
de 1605-1606 y su repoblación con inmigrantes
canarios en el siglo XVIII. Amadeo Julián........................ 9
• Sistemas de producción esclavista de las dos colonias
de la isla de Santo Domingo. Emilio Cordero Michel..... 87
• ¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puerto-
rriqueños en la República Dominicana bajo la Ocupación
Militar Norteamericana de 1916-1924. Micah Wright.......... 105
• Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954.
Wenceslao Vega Boyrie.......................................................... 155
• Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contra-
ofensiva de dos políticos paralelos. Un caso de arbitraje
de la OEA. Héctor Luis Martínez........................................... 195
• Funciones de la caricatura. Un recorrido emocional
por la prensa dominicana. José Luis Sáez Ramo................... 251

5
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

• Reseñas bibliográficas: Correspondencia entre


Ángel Morales y Sumner Wellles, de Bernardo Vega
Boyrie, por Raymundo Manuel González de Peña y
La promesa ilusoria. La República Dominicana y el
proceso de desarrollo económico, 1900-1930, de
Paul Muto, por Miguel Ceara Hatton............................. 271
• Noticias de la Academia, Emilio Cordero Michel.................. 293
• Últimas publicaciones de historia dominicana, 1º de
julio-31 de diciembre de 2014. Emilio Cordero Michel......... 319
• Directorio de la Academia Dominicana de la Historia......... 385
• Publicaciones de la Academia Dominicana
de la Historia................................................................. 390

6
Presentación

Presentación
Emilio Cordero Michel1
Este número de Clío se inicia con el amplio trabajo La
fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606 y
su repoblación con inmigrantes canarios en el siglo XVIII, del
Académico de Número Dr. Amadeo Julían;
Le sigue Sistemas de producción esclavista en las dos
colonias de la isla de Santo Domingo, conferencia pronunciada
en la sede de la institución por el Miembro de Número Dr.
Emilio Cordero Michel en la noche del miércoles 4 de junio;
Luego, del historiador y profesor universitario norteamericano
Maestro Micah Wright, el novedoso trabajo ¿Hermanos latinos
o extranjeros perniciosos?Los puertorriqueños en la República
Dominicana bajo la Ocupación Militar de 1916-1924, en el que
señala el papel de esa inmigración en la región oriental del país
sirviendo a los intereses de los productores azucareros yanquis
y de las tropas interventoras que los apoyaban;
El cuatro trabajo, Trujillo, Bonnelly, Pio XII y el Concordato
de 1954, del Miembro de Número Dr. Wenceslao Vega Boyrie,
está basado en documentos por primera vez publicados, relativos
a las negociaciones realizadas entre el Lic. Rafael F. Bonnelly
y el Vaticano, así como las órdenes telegráficas que el dictador
le enviaba al representante dominicano y los comentarios de
Bonnelly a cada uno de los artículos del Concordato;
El quinto trabajo, Las relaciones Trujillo-Betancourt.
Ofensiva y contraofensiva de dos políticos paralelos. Un caso

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia, pre-


sidente de su Junta Directiva durante el período 2007-2010 y editor de
esta revista.

7
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de arbitraje de la OEA, del Colaborador Maestro Héctor Luis


Martínez, trata del intento de asesinato del dictador contra
el presidente venezolano, el 20 de junio de 1960, así como
la condena de la VI Reunión de Consulta de Ministros de
Relaciones Exteriores, celebrada en San José, Costa Rica, el 20
de agosto de ese año, sanción que afectó severamente al régimen;
El sexto trabajo, Funciones de la caricatura. Un recorrido
emocional de la prensa dominicana, del Miembro de Número
Dr. José Luis Sáez Ramo, es un interesante ensayo sobre el papel
de la caricatura, sobre todo la política, en la historia dominicana;
Le siguen dos reseñas bibliográficas sobre la obra
Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles, y La
promesa ilusoria. La República Dominicana y el proceso de
desarrollo económico, 1900-1930;
Noticias de la Academia, en las que, entre otras novedades,
figuran: El nombramiento de 2 Miembros Protectores; La
elección de 21 Miembros Correspondientes Extranjeros; El
nombramiento como Miembros Correspondientes Extranjeros
de la Academia de la Historia de Cuba, de los Dres. Emilio
Cordero Michel, Roberto Cassá, Bernaldo de Quirós y Lic.
Manuel García Arévalo; el “Discurso de recepción a los
Académicos Correspondientes Extranjeros Manuel García
Arérvalo y Emilio Cordero Michel” por el Académico de
Número cubano Dr. Sergio Guerra Vilaboy; las “Palabras
ante la Academia de la Historia de Cuba” del Dr. Emilio
Cordero Michel; y el Convenio de Colaboración firmado por
los presidentes de la Academia Dominicana de la Historia y la
Academia de la Historia de Cuba, acuerdo que llevó a la Habana
el Miembro de Número Lic. José Chez Checo;
Concluyen las ya clásicas secciones Últimas publicaciones
de historia dominicana, julio-diciembre de 2014; Directorio
de la Academia; y Publicaciones de la Academia.

8
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones


de 1605-1606 y su repoblación con
imigrantes canarios en el siglo XVIII

Amadeo Julián1
En su regreso a España, después del segundo viaje a la isla
Española, salió Colón del puerto de la Isabela, el jueves 10 de
marzo del año de 1496. Su propósito inmediato era visitar el
llamado Puerto de la Plata, situado a una distancia de siete u
ocho leguas de la Isabela, del cual ya había tenido noticias, desde
el primer viaje. En su visita de reconocimiento Colón se hizo
acompañar del adelantado Bartolomé Colón, a quien ordenó
que fuera a tierra con diez hombres a verificar la existencia
de agua, con la intención de hacer en ese lugar una población.
A pesar de que hallaron dos arroyos con muy buena agua, el
Adelantado, informó a Colón no haber encontrado ningún tipo
de fuente acuífera. Las Casas da como explicación de esta
información falsa suministrada por Bartolomé Colón, al hecho
de que ya éste pensaba en la fundación de Santo Domingo, lo
que parece ser, en principio, una simple especulación, ya que
no es suficiente para explicar el hecho de que se descartara el
establecimiento de una población en ese lugar, con preferencia
a otra de la cual no se tenía a esa fecha todavía una idea precisa
sobre su fundación y posterior papel como capital de la colonia,
aunque fue durante la ausencia de Colón, y antes de su tercer
viaje, que Bartolomé Colón, posiblemente en el año de 1496,

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia e


integrante de la Comisión Editorial de esta revista.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

fundó la ciudad de Santo Domingo, en la margen oriental del


río Ozama.2
Otra versión señala que Colón zarpó de la Isabela y
apenas se entretuvo en la costa de Puerto Plata. Desde este
lugar se despidió de su hermano Bartolomé Colón, a quien
había nombrado gobernador y capitán general de la isla.
Mientras Cristóbal Colón emprendía su viaje de regreso a
España, Bartolomé Colón, se dispuso a recorrer la isla, con el
plan de realizar la conquista y pacificación de la Vega Real,
y penetrar más al sur hacia el territorio donde fue fundada la
ciudad de Santo Domingo, lo mismo que al suroeste donde
se encontraba el cacicazgo de Jaragua, en el cual gobernaban
Behechío y Anacaona. Aunque la fundación de una ciudad
en el sur de la isla, pudo haber sido el resultado de una orden
dada por Cristóbal Colón a su hermano Bartolomé, antes de
regresar a España en su segundo viaje, la elección del sitio fue
determinada por condiciones geográficas y económicas, y hasta
por las informaciones con ribetes de leyenda, suministradas
por Miguel Díaz de Aux, fugitivo que para obtener el favor
del adelantado Bartolomé Colón, le hizo saber que el lugar se
encontraba cercano a las minas de oro, llamadas posteriormente
de San Cristóbal.3
La fundación de Santo Domingo en el sur de la isla,
“determinó que el Atlántico cediera paso al Caribe”. En sentido
contrario se ha planteado, que con la fundación de Puerto Plata,

2. Fray Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias. 4. Historia de


las Indias. Libro Primero, Cap. 111, Madrid, Alianza Editorial, 1994.
Tomo II, p. 952.
3. Luis Arranz Márquez. Cristóbal Colón. Misterio y grandeza. Madrid,
Marcial Pons, 2006, pp. 272 y 288-289.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

se hubieran realizado las que se consideran primeras ideas de


Colón de convertir la parte norte de la isla Española en la escala
obligada de los viajes desde y hacia el nuevo continente. Sin
embargo, consideramos que estos planes parecen más bien del
todo imaginarios, ya que en ese momento sería prematuro tener
una idea de las diferentes conexiones con los demás territorios
americanos, todavía por descubrir, debido al escaso desarrollo
del proceso de descubrimiento, conquista y colonización de
la propia isla Española. De todos modos, desde el punto de
vista geográfico se considera que era más conveniente la costa
norte que la del sur. Pero, la realidad es que, en ese momento,
se sacrificaron todas las ventajas, reales o imaginarias, a la
posibilidad de la explotación de las minas de oro, cercanas a
Santo Domingo.4

Fundación de Puerto Plata


En 1502, llegó a la isla Española el nuevo gobernador
Nicolás de Ovando, y según fray Bartolomé de las Casas,
después del huracán ocurrido en julio de 1502, el gobernador
decidió fundar la villa de Puerto Plata. Sin embargo, Puerto
Plata no parece haber sido fundada en 1502, como plantea o
sugiere Las Casas, sino entre 1504 y 1505. Es a partir de este
último año, que contamos con informaciones que revelan que
esa población se encontraba firmemente establecida y se había
convertido en un puerto importante en la costa norte de la isla.
El lugar escogido, obedeció a que reunía varias condiciones
consideradas ventajosas. La primera consistía en ser puerto
de mar, lo que permitía que existiera un tráfico de navíos con

4. Ibídem, p. 289.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

España, que podría ser más fácil, tanto para venir como para
regresar a la Península, de las que brindaba el puerto de Santo
Domingo. Asimismo, se encontraba a poca distancia de la
Vega o Valle del Cibao, donde estaban establecidas las dos
villas principales, la de Santiago, de la cual distaba a sólo diez
leguas, y la de la Concepción, a dieciséis.
Otro factor, aún más importante, era la distancia que
había entre Puerto Plata y las minas del Cibao, separadas por
apenas diez o doce leguas. A juicio de Las Casas, las minas
del Cibao, eran consideradas como las más ricas de la isla,
por lo cual las ventajas que se tuvieron para fundar a Santo
Domingo, en cuanto a su cercanía a las minas de oro de San
Cristóbal, quedaba en este caso, de cierto modo, superada.
Finalmente, otra razón para fundar a Puerto Plata, fue la de
establecer pueblos de españoles, en una zona en la cual había
gran cantidad de indígenas.5
En vista de todas esas ventajas, se ha llegado a sugerir que
en los planes del gobernador Nicolás de Ovando estaba la idea
de trasladar la capital de la colonia a Puerto Plata.6

Planes de explotación de minas de cobre


Envío de esclavos negros. Construcción de caminos
Aunque una parte de los esclavos negros enviados a
la isla, a partir de 1505, estaría destinada a trabajar en las

5. Fray Bartolomé de las Casas. Obras completas. 4. Historia de las Indias.


Libro Segundo, Cap. 7o. Madrid, Alianza Editorial, 1994. Tomo II, p.
1317.
6. Demetrio Ramos. “El traslado de la ciudad de Santo Domingo, en el
cambio de su función y del régimen socio-político”. Casas Reales, año
V, no. 12, Santo Domingo, mayo-agosto de 1980, pp. 24-26.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

minas de cobre, esos primeros esclavos formaban parte de un


contingente mayor, que se pensaba enviar a la isla Española,
para emplearlos en las minas de oro. El 15 de septiembre
de 1505, el rey dirigió una real cédula al gobernador frey
Nicolás de Ovando, sobre diferentes asuntos, uno de los cuales
trataba, precisamente, de esos planes. En efecto, se aprobaba
una propuesta de Ovando, que consistía en que se enviaran
más esclavos negros para destinarlos a la búsqueda de oro, en
las minas. El rey indicó al gobernador que le parecía bien y
enviaría hasta cien esclavos negros para que fueran ocupados
en la búsqueda de oro, y el que se obtuviera sería propiedad
del monarca. Para realizar estas labores, se formarían grupos
de diez esclavos negros, que andarían bajo la dirección de una
persona de confianza, indudablemente española, a quien se le
daría una parte del oro que se encontrare. Al mismo tiempo, a
los esclavos que trabajaran bien, se concedería el beneficio de
ser liberados cada cierto tiempo. Esta promesa de concesión
de libertad se presta a interpretación, por la forma confusa y
ambigua con la cual está expresada, ya que por ser un número
determinado de esclavos, lo que se podría suponer es que
cada cierto tiempo a los que trabajaren mejor, se les daría la
oportunidad de descansar, liberándolos así del trabajo continuo
en las minas. Ese sistema de extracción del oro de las minas,
a base del trabajo de esclavos negros, se pondría a prueba con
los que ya estaban en la isla, de todo lo cual el rey debía ser
informado por el gobernador.7

7. “Real cédula a Ovando. Segovia, 15 de septiembre de 15052”. Archivo


General de Indias (en lo adelante AGI), Indiferente General, 418, L.
I, f. 180v. En José María Chacón y Calvo (comp.) Cedulario Cubano.
(Los orígenes de la colonización. (1493-1512). Madrid, Compañía
Ibero-Americana de Publicaciones, s. a., Doc. XXXIV, p. 129. Inclu-

13
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

En cuanto a las minas de cobre, la opinión del rey era que


se debía trabajar para poder determinar si serían de provecho,
y que para estos fines se enviaban los instrumentos y equipos
necesarios para su explotación, ya que había necesidad de
contar con las cantidades que pudieran extraerse. Para estos
fines fueron enviados un número determinado de picos, que
aparecen en la documentación como “picayos de hierro”, una
cantidad de libras de “aguafuerte”, y también siete pares de
fuelles de fragua con sus diferentes instrumentos, comprados
a varios herreros de Sevilla. A pesar de la inversión, y de las
expectativas puestas en su explotación, el rendimiento fue
exiguo, ya que en 1508 fue recibida una cantidad de cobre con
un valor de 49,000 maravedís, sin que haya en las cuentas del

ida como carta en lugar de real cédula en Juan Pérez de Tudela (dir.)
Colección documental del Descubrimiento (1470-1506), Madrid, Real
Academia de la Historia, Consejo Superior de Investigaciones Cientí-
ficas, Fundación MAPFRE América, 1994, Tomo III, no. 760, p. 1788.
También en fray Vicente Rubio (comp.) Cedulario de la Isla de Santo
Domingo, vol. II, 1501-1509. Gobierno de Nicolás de Ovando. Santo
Domingo, Archivo General de la Nación, 2013, no. 492, p. 349. En este
último cedulario se publica dos veces. La primera, como real cédula y
la segunda, como carta, en las páginas 353-354, aunque se indica que
es el mismo texto publicado por José María Chacón y Calvo, el cual,
como hemos indicado, no figura como carta sino como real cédula. Ver
extracto de esta real cédula en Roberto Marte (comp.). Santo Domingo
en los manuscritos de Juan Bautista Muñoz. Santo Domingo, Fundación
García-Arévalo, 1981, p. 62. Lo relativo a los esclavos negros fue
tratado también en la carta enviada por el rey a los oficiales de la Casa
de Contratación, desde Segovia, el 16 de septiembre de 1505. En Juan
Pérez de Tudela (dir.). Colección documental del Descubrimiento…,
Tomo III, No. 763, p. 1793. Igualmente en fray Vicente Rubio, Cedu-
lario…, vol. II, no. 494, p. 356.

14
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

tesorero de la Casa de Contratación, más mención de haberse


recibido cobre de la isla Española.8
En la real cédula del 15 de septiembre de 1505, figura un
capítulo que se refiere a una importante medida relativa a Puerto
Plata, como es la construcción de vías de comunicación entre
ese puerto y otros lugares del interior de la isla. Ovando le había
expresado al rey que sería provechoso hacer los caminos para
comunicar a Puerto Plata, a lo que el rey dispuso que lo hiciera,
al igual que todas las cosas que considerara provechosas, sin
necesidad de consultar, ya que se perdía mucho tiempo en
contestar las cuestiones que eran sometidas a la consideración
del monarca.9
Dos meses después, el 15 de noviembre de 1505, el rey
volvía a dirigir otra real cédula al gobernador de la isla, en la
cual se refería a varias cuestiones planteadas por este último.
Entre los asuntos tratados, se reiteraba lo provechoso que sería,
tanto para la monarquía como para los vecinos de la isla, el
puerto de la villa de Puerto Plata y que a éste fueran navíos a
descargar como iban al de Santo Domingo. El rey manifestó
al gobernador que si lo consideraba conveniente, hiciera lo
necesario para lograr lo que proponía, y que se encargara de
publicarlo para que llegara a noticia de todos. Al mismo tiempo,

8. Miguel Ángel Ladero Quesada. Las Indias de Castilla en sus primeros


años. Cuentas de la Casa de la Contratación (1503-1521). Madrid,
Comité Español de Ciencias Históricas, Editorial Dykinson, 2008, pp.
160-161, 265-266, 267, 269-270, 274, 277.
9. “Real Cédula a Ovando. Segovia, 15 de septiembre de 1505”. AGI, Indife-
rente General, 418, L. I, f. 180v. En José María Chacón y Calvo (comp.).
Cedulario Cubano…, Doc. XXXIV, p. 131. En Juan Pérez de Tudela
(dir.) Colección documental del Descubrimiento…,Tomo III, no.776,
p. 1809. En fray Vicente Rubio (comp.). Cedulario…, vol. II, no. 492,
pp. 350-351. Extracto de esta Real Cédula en Roberto Marte (comp.).
Santo Domingo en los manuscritos de Juan Bautista Muñoz… p. 62.

15
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

como parte de los planes sobre Puerto Plata, el rey ordenaba al


gobernador, que se aderezaran los caminos y todo lo necesario
para que aumentara el comercio en dicho puerto, cuyos vecinos
también estaban interesados en el arreglo de los mismos.
Además, el rey insistía en los proyectos de explotación de las
minas de cobre, para lo cual se habían enviado los instrumentos
y equipos necesarios.10

Tráfico de navíos entre España y Puerto Plata.


Mercancías y esclavos negros transportados
Aunque el supuesto propósito de trasladar a Puerto Plata
la capital de la colonia nunca se llegó a realizar, por lo menos,
en 1505 por ese puerto se mantenía un importante tráfico con
España. En ese año, arribó la nao de Juan Bermúdez, vecino
de Palos, con un cargamento de mercancías por valor de
768,926 maravedís, y unos 19 esclavos. A su regreso dicho
navío volvió con un flete, que en parte pertenecía a la corona.
Los 19 esclavos, y otros que también se enviaron en 1505 se
compraron en Sevilla y Cádiz a diversos particulares, a precios
que oscilaron entre 8,000 y 10,000 maravedís, cada uno, y
estaban destinados al trabajo en las minas de cobre.11

10. “Real Cédula al gobernador de la isla Española. Salamanca, 15 de no-


viembre de 1505”. AGI, Indiferente General, 418, L. I, ff. 185v-186r. En
Juan Pérez de Tudela (dir.). Colección documental del Descubrimien-
to…, Tomo III, No. 776, p. 1809. Igualmente, en fray Vicente Rubio
(comp.). Cedulario…, vol. II, No. 503, pp. 365-366. Ver además, Fray
Cipriano de Utrera, “Puerto Plata”, en Santo Domingo. Dilucidaciones
históricas. Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, Bellas
Artes y Cultos, 1978, p. 382. Edición facsímil de la primera edición:
Santo Domingo, Imprenta de Dios y Patria, 1927.
11. Miguel Angel Ladero Quesada. El primer oro de América. Los comien-
zos de la Casa de la Contratación de las Yndias (1503-1511). Madrid,
Real Academia de la Historia, 2002, p. 27 y 101. En esta obra, se

16
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Al año siguiente, en 1506, Diego de Escobar, quien era


vecino de la isla Española, compró 2,120 arrobas de vinos
blancos añejos, envasados en pipas, diez quintales de aceite de
oliva en botijas, diez quintales de jabón blanco y 36 millares
de sardina en botas, todo con un valor de 1,250 pesos de oro,
que fueron embarcados para Puerto Plata, en ese momento un
puerto tan importante como el de Santo Domingo.12
Asimismo, el 20 de septiembre de 1507, se pusieron a
bordo de la nao “Santa María de Guía” mercaderías por un
valor neto de 200,000 maravedís, ya que no incluían los
costos por fletes, averías y seguros. La lista de las mismas
incluye diversas clases y géneros de bienes, entre ellos veinte
barriles de sávalos, con 3,640 sávalos, 115 arrobas de quesos,
dos yeguas con sus sillas y jaeces de montar, un asno con sus
atavíos, dos cahíces de cebada y seis haldas de lienzo llenos
de paja para el mantenimiento de las referidas bestias, tres
cajones con doscientas cajas de carne de membrillo, y otros.
La nómina de dichas mercancías fue entregada por Pedro
Sánchez de Arauz y Alonso de Prado a Martín Fernández
Alhaje, quien se obligó a venderlas en Puerto Plata, a los

publica la información contenida en el Libro de Cuentas del Tesorero


de la Casa de la Contratación, Dr. Sancho de Matienzo. En el asiento
correspondiente a la data 149, del año 1505, p. 101, consta el siguiente
pago: “A Pedro de Llanos, el qual fue factor de la dicha ropa e esclavos
en dicho viaje y él lo entregó al gobernador en el Puerto de Plata, 11,250
maravedís”. Asimismo en la data 295, correspondiente al mismo año
de 1505, p. 113, figura el resumen de la siguiente erogación: “Costos
que hizo Pedro de Llano con las bestias y esclavos que se enviaron en
la nao de Juan Bermúdez en el año 1505 a Puerto de Plata, además de
los asentados en su cuenta. 3.259 maravedís.”
12. Juan Gil. Los conversos y la Inquisición sevillana. Vol. III. Ensayo de
Prosopografía. Sevilla, Universidad de Sevilla, Fundación El Monte,
2001, p. 143.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

mejores precios, para lo cual debía poner toda la diligencia,


industria y trabajo posibles. Asimismo, se comprometió a
volver en la primera nao que saliese para Sevilla, una vez que
las mercancías se vendieran, y a dar cuenta a las personas que
se las habían entregado. Después de deducidas las costas, gastos
y fletes, el vendedor recibiría en pago una octava parte de las
ganancias. Además, Pedro Sánchez de Arau y Alonso de Prado
entregaron a Martín Fernández varios poderes, dos de ellos
tenían por objeto cobrar en Puerto Plata a Diego de Pedrosa,
maestre de la nao Santa María del Águila, 38,250 maravedís.
A pesar de haber jurado solemnemente cumplir con sus
compromisos, Martín Fernández se quedó en Santo Domingo,
hasta que en 1514 tuvo que viajar a Sevilla obligado ante el
reclamo hecho por sus acreedores, los dueños de las mercancías.
Este no fue el único caso de fraude cometido eventualmente
por un encargado de vender mercancías procedentes de España
en el Nuevo Mundo.13 La reiteración de esa conducta dio lugar
incluso a la modificación de este sistema del comercio de
mercancías provenientes del exterior, aunque no dejaron de
haber casos de fraudes y engaños aún entre familiares dedicados
a estos negocios, prevalidos generalmente de la distancia.
En ese mismo año, 1507, por concepto de almojarifazgo,
que era el impuesto que gravaba la introducción de mercancías
por los puertos de la isla, cuya tasa era del siete y medio por
ciento (7½%), los navíos de Hernando de Morales, Diego
de Esquivel y Diego Miruelo, que arribaron a Puerto Plata,
pagaron la suma de 1,523 pesos, 4 tomines y 11½ granos.14

13. Ibídem, pp. 143-145.


14. Juan Gil, “Las cuentas de Cristóbal Colón”. En Juan Gil y Consuelo
Varela, Temas colombinos. Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-
Americanos, 1986, p. 60. Cada trabajo tiene numeración propia.

18
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

En cuanto a las remesas de oro, que a partir de 1503 hasta


1510 se hicieron desde la isla Española, en 1509, se remitieron
a la Casa de la Contratación, 50,469 pesos de oro, en once
embarcaciones, una de las cuales fue la nao de Bartolomé
Ramos, cuyo capitán era Antonio de Vallejo, que salió de
Puerto Plata con 5,001 pesos 9 granos de oro, equivalentes a
2,277,271 maravedís, que fueron recibidos en Sevilla, el 20
de febrero de 1509.15
Muchos años después, en 1536, en un pleito entre la
ciudad de Santo Domingo con el fiscal por el agravio que
se hacía a la ciudad al pagar los derechos del almojarifazgo,
en una de las preguntas del interrogatorio con el cual debían
ser examinados los testigos se planteó que los mercaderes
descargaran los mantenimientos y mercaderías en la aduana
y la Casa de Contratación de la ciudad de Santo Domingo y
no en otra parte, que para estos fines se habían mandado a
construir, y que los mercaderes pagasen a la entrada y descargo
de las mercaderías los derechos del almojarifazgo, conforme
al arancel de la ciudad de Sevilla. En consecuencia, el cabildo
de la ciudad de Santo Domingo, pretendía con esa posición
el establecimiento de un puerto único en la isla, tal y como se
adoptó el de Sevilla, en la metrópoli. De aprobarse la propuesta

Publicado originalmente en Anuario de Estudios Americanos, XLI,


Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1984, pp. 425-511,
especialmente, p. 504. Incluido con el título de “Las rentas de Cristóbal
Colón”, en Juan Gil. Columbiana. Estudios sobre Cristóbal Colón,
1984-2006. Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia,
2007, p. 551.
15. Miguel Ángel Ladero Quesada. El primer oro de América…, pp. 38-
39 y 137. También en Miguel Ángel Ladero Quesada. Las Indias de
Castilla en sus primeros años…, p. 143.

19
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

del cabildo, la misma iría en detrimento de Puerto Plata, como


sucedió, finalmente, al quedar Santo Domingo como único
puerto de la isla habilitado para el comercio exterior.16

Inicios de la vida institucional. Concesión del título de villa y


escudo de armas
Al igual que a otras poblaciones de la isla, tanto algunas
de las fundadas durante el gobierno de Cristóbal Colón, como
Santo Domingo, Santiago y La Vega, y las posteriormente
establecidas durante el gobierno de Nicolás de Ovando, como
Puerto Plata, les fue concedido, mediante el privilegio del 7
de diciembre de 1508, la condición de villas y se les otorgó el
correspondiente escudo de armas. En el caso de Puerto Plata,
en dicho privilegio se hizo constar que a esta villa correspondía
un escudo cuya descripción heráldica consistía en un monte
verde de plata y en las puntas de lo alto una F y una Y de
oro coronadas y en lo bajo unas ondas blancas y azules.17
Asimismo, por el indicado privilegio fue concedido a la isla
Española su escudo de armas.

16. “Interrogatorio por el cual debían ser examinados los testigos que
fueren presentados por la ciudad de Santo Domingo en el pleito con
el fiscal sobre el agravio que se le hace en el pagar los derechos del
almojarifazgo. Madrid, 31 de marzo de 1536. Pregunta IV”. AGI, Santo
Domingo, 73, doc. 18 (más anejo). En el anexo figuran las respuestas
de Diego Méndez, quien fue interrogado en Madrid, el 3 de abril de
1536. Además de contestar las preguntas que se le hicieron, Diego
Méndez declaró que tenía cincuenta años de edad, poco más o menos.
A la pregunta IV contestó “que la sabía como se contenía”, es decir
que la misma era cierta, y que lo sabía “porque lo vio todo pasar así”.
17. “Privilegio de las armas que se dieron a la Española”. AGI, Indiferente
General, 1961, Libro Primero. Transcripción del documento, en Casas
Reales, no. 0 (Presentación), Santo Domingo, septiembre de 1976, p. 67.

20
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Nombramiento de escribano público


En 1512, fue nombrado el primer escribano público y del
número de la villa de Puerto Plata. La designación recayó en
Francisco de Ceballos, vecino de la misma, que en esa época
se encontraba en España por orden del rey. Al estar ausente de
la isla Española, ocupado en los servicios que el rey le había
encomendado, Ceballos solicitó al virrey y gobernador Don
Diego Colón, que tuviera en cuenta su situación y no se hiciera
modificación del número de indios que se le habían repartido
en la isla. A estos indígenas sumaría los indios y naborías de
casa que tenía antes de morir Sebastián de Atodo, los cuales
ascendían a 48 indios de repartimiento y doce naborías de casa.
Además, se le concedieron dos licencias para que pudiera
llevar a Puerto Plata 30 marcos de plata labrada para su servicio,
y ocho esclavos, sin pagar impuestos y libres de cualquier
embargo, para lo cual no se le podía poner impedimento alguno,
ya que se otorgaron no obstante de cualquier prohibición o
vedamiento que hubiera en sentido contrario. Francisco de
Ceballos ejerció el cargo de notario público y del número de
Puerto Plata, hasta el año de 1520, cuando renunció a favor
de su hijo Pedro Díez de Ceballos, aunque ya a este último se
le había otorgado un nombramiento para el mismo oficio.18

El Cabildo. Regidores. Participación en la reunión de cabildos


de la isla en 1518
En 15 de marzo de 1518 el cabildo o ayuntamiento de
Puerto Plata sostuvo una sesión para designar el representante

18. María de los Ángeles Guajardo-Fajardo Carmona. Escribanos en Indias


durante la primera mitad del siglo XVI. Madrid, Consejo General del
Notariado, 1993, tomo I, pp. 308-309.

21
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de la ciudad en la junta de procuradores de la isla, que se


iba a celebrar para elegir un procurador que fuera a España,
con motivo de la llegada a la metrópoli de Carlos V, para
presentar sus saludos al nuevo rey y al mismo tiempo informar
de la situación de la colonia y solicitar las soluciones de los
problemas que tenían los diversos pueblos y comunidades de la
isla Española. En esa fecha se reunieron los alcaldes Cristóbal
de Barros y Juan de Campofrío y los regidores Francisco de
Ceballos y Nuño de Guzmán ante el escribano del concejo,
Juan Moreno, y los testigos Antón Ortiz, Diego Xaramillo,
Lope de Escalona y Francisco de Xeres, vecinos estos últimos
de la ciudad. La elección del procurador de la villa, recayó,
por unanimidad, en el “opulento encomendero de 80 indios”
y regidor Francisco de Ceballos19.

Repartimiento de indígenas en Puerto Plata en 1514


La población indígena de la isla, cuyo número en el momento
del descubrimiento todavía no ha sido posible establecer, a pesar
de los diferentes cálculos y estimaciones hechos por diferentes
historiadores y demógrafos, había quedado sensiblemente
reducida a consecuencia de las guerras de conquista, el régimen
de trabajo en las minas y en los diferentes establecimientos de
los españoles, a cuyo servicio se encontraban por efecto de los

19. Manuel Giménez Fernández, “Las Cortes de la Española en 1518”. En


Anales de la Universidad Hispalense, año XV, no. II, Sevilla, 1954, p.
89. También en Manuel Giménez Fernández, Bartolomé de las Casas.
Capellán de S. M. Carlos I. Poblador de Cumaná (1517-1523). Sevilla,
Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, 1960, vol. II, p.
151. Con ese motivo conocemos los nombres de los integrantes del
ayuntamiento de Puerto Plata y de algunos de sus principales vecinos,
en 1518.

22
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

repartimientos y encomiendas, efectuados de hecho desde los


primeros tiempos del descubrimiento, y elevados después a una
práctica revestida de legalidad, y con supuestos propósitos de
evangelización. Asimismo, otros factores que contribuyeron,
significativamente, a la disminución acelerada de la población
indígena fueron las enfermedades y epidemias, y los abusos que
se cometían contra una población desprovista de mecanismos
físicos y medios de defensa, sometida mediante el uso de la
fuerza, con el empleo de poderosas armas de fuego, y otros
recursos como los perros y los caballos empleados por los
conquistadores.
En 1514 se procedió a un nuevo repartimiento de los
remanentes de la población indígena que todavía existía en
la isla. El número de los indígenas repartidos ha sido motivo
también de discrepancias entre historiadores. De todos modos,
de las diferentes cifras ofrecidas, se puede aceptar que la
población total repartida en las diferentes poblaciones de la
isla ascendía a 26,189 indígenas de diferentes condiciones y
categorías.20 En Puerto Plata fueron repartidos 693 indígenas
entre 20 encomenderos, a quienes les correspondió un número
desigual de indios. Mientras a Francisco Botello, regidor y
procurador, le tocaron 86 indígenas, a Diego Morales, regidor,
le repartieron 82 indígenas, y a Francisco de Caballos, regidor
y visitador, igual número de indígenas que el anterior, mientras
que los demás recibieron diferentes cantidades, desde un
máximo de 58 hasta un mínimo de tres.21 Algunos de los

20. Luis Arranz Márquez. Repartimientos y encomiendas en la Isla Espa-


ñola. (El repartimiento de Alburquerque de 1514). Madrid, Ediciones
Fundación García Arévalo, 1991, pp. 196-197.
21. Ibídem, p. 534.

23
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

encomenderos, a quienes se les repartió indios en Puerto Plata,


habían llegado a la isla en 1498, en el tercer viaje de Colón.
Entre éstos se pueden mencionar a Bartolomé Sánchez de
Salcedo, Cristóbal de Barros, Diego de Jaén, Francisco de
Jerez, y Pedro de Arana.22 Pocos años después, a partir de
diciembre de 1518, muchos de los indígenas repartidos, en las
diferentes poblaciones, murieron víctimas de la epidemia de
viruela que se produjo en la isla.23

Nuevo modelo económico. Ingenios y trapiches azucareros


Al mismo tiempo que se producía la reducción de la
población indígena de la isla hasta niveles sumamente bajos,
las actividades mineras sufrían la carencia de trabajadores, y
el agotamiento de las minas, dando lugar a la necesidad de que
se produjera un cambio en el modelo económico que hasta
entonces había estado en funcionamiento. Aunque se habían
hecho experimentos en diferentes ocasiones, e instalado algún
trapiche o ingenio para fabricar azúcar, es a partir de la crisis
de la minería, que se formula una política de fomento del
desarrollo de la producción azucarera, mediante la instalación

22. Juan Gil. “El rol del tercer viaje colombino”, en Juan Gil y Consuelo
Varela, Temas colombinos. Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-
Americanos, 1986, p. 11.
23. “Los padres Jerónimos, gobernadores de las Indias, al rey. Santo
Domingo, 1 de octubre de 1519”. AGI, Patronato Real, 174, Ramo II.
En J. Marino Incháustegui (ed.). Reales cédulas y correspondencia de
gobernadores de Santo Domingo. De la regencia del cardenal Cisneros
en adelante. Madrid, Gráficas Reunidas, 1958, tomo I, pp. 133-134.
Sobre las primeras epidemias de viruela en Santo Domingo y otras
partes del Nuevo Mundo, ver Massimo Livi Bacci, Los estragos de la
conquista. Quebranto y declive de los indios de América. Barcelona,
Crítica, 2006, pp. 65-86.

24
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

de ingenios, financiados en pocos casos con recursos propios,


debido al elevado monto de la inversión, que requería esta
actividad económica, la cual debía ser impulsada con préstamos
y otras ayudas, como indígenas, concedidos por la corona a
los colonos más importantes de la isla.
En Puerto Plata, la política de fomento de los ingenios
azucareros, permitió que entre los años de 1520 y 1522, fueran
construidos dos ingenios y un tercero estaba casi terminado.
Para estos fines se concedió al licenciado Pedro Vázquez 400
pesos y los indios del cacique Zafarraya, y con estos recursos
hizo una compañía con Diego de Morales. Igualmente se
concedieron muchos indios para estos fines, al licenciado
Lucas Vázquez de Ayllón y a su socio Francisco de Ceballos,
así como al licenciado Juan Carrillo y a Pero López de Mesa,
que eran también socios.24 El ingenio que construyó en Puerto
Plata el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón en sociedad con
Francisco de Ceballos, se llamaba San Marcos. Al ocurrir la
muerte del licenciado Ayllón, quedaron como propietarios del
ingenio su esposa y Francisco de Ceballos. Posteriormente, a
la muerte de Ceballos, dicho ingenio quedó propiedad de los
herederos de ambos. En la década de 1530, era uno de los dos
ingenios que todavía molían de los establecidos en Puerto
Plata. El otro era propiedad de Pedro de Barrionuevo y Diego
de Morales. Además, también había dos trapiches de caballos,
uno propiedad de Francisco de Barrionuevo, quien había sido

24. Justo L. del Río Moreno, Los inicios de la agricultura europea en


el Nuevo Mundo, 1492-1542. Sevilla, Asociación Agraria Jóvenes
Agricultores de Sevilla, Caja Rural de Huelva, Caja Rural de Sevilla,
1991, p. 312. Hay una segunda edición revisada por el autor de esta
obra: Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 2012. La
información figura en esta edición en las pp. 420-421.

25
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

gobernador de Castilla del Oro y Fernando de Illescas, vecinos


de Puerto Plata, y otro de Sancho de Monasterio y Juan de
Aguilar.25 Se estima que en 1533 molían, por lo menos, 25
ingenios y tres trapiches, en toda la isla, incluyendo los que
se encontraban en Puerto Plata.26

Convento de los dominicos. Fray Bartolomé de las Casas.


Comienzo de la redacción de la Historia de las Indias
La construcción en Puerto Plata del convento de San Pedro
Mártir, de la orden de los dominicos, fue llevada a cabo en el
tiempo en que fray Bartolomé de las Casas fue prior de dicho
monasterio. Según relata el cronista, la primera piedra para
iniciar la construcción fue llevada de la Isabela, y colocada
por Las Casas en un cuarto que fue el primero que comenzó a
edificar, cercano a la portería y a la iglesia.27 Fue terminado,
posiblemente, en 1526, ya que en 1527 fray Bartolomé de
las Casas inició, mientras se encontraba como prior de dicho
monasterio, la redacción de la Historia de las Indias.28 También
desde el convento de Puerto Plata, escribió fray Bartolomé de

25. Gonzalo Fernández de Oviedo. Historia General y Natural de las Indias.


Madrid, Atlas, 1959, tomo I, p. 110.
26. Justo L. del Río Moreno, Los inicios de la agricultura europea en el
Nuevo Mundo…, pp. 405 y 441. Ver en la segunda edición de la referida
obra, pp. 556 y 605.
27. Fray Bartolomé de las Casas. Obras completas. 4. Historia de las Indias.
Libro Primero, Cap. 110. Madrid, Alianza Editorial, 1994, tomo II, p. 949.
28. Fray Bartolomé de las Casas. Obras completas. 6. Apologética historia
sumaria I. Cap. 2. Madrid, Alianza Editorial, 1992, pp. 295-296. Tam-
bién ver otra edición de esta obra, Fray Bartolomé de las Casas. Apolo-
gética historia sumaria. Cap. 2. México, Universidad Nacional Autó-
noma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1967, p. 19.

26
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

las Casas un memorial al Consejo de Indias, el 30 de abril de


1531, que ha sido considerado como el primero que produjo su
autor después de haber ingresado en la orden de los dominicos,
en el cual se quejaba de las dificultades que había tenido con
las autoridades y encomenderos, por sus sermones en que
proponía que estos últimos renunciaran a sus encomiendas y
restituyeran lo ganado con el trabajo de los indígenas.29
La Real Audiencia de Santo Domingo en carta al rey,
acusó a Las Casas de haber producido en Puerto Plata algunos
escándalos y causado desasosiego entre los vecinos, al crearles
problemas de conciencia, por sostener que se encontraban en
pecado mortal por tener indios.30 El oidor de la real audiencia
Juan de Vadillo, era uno de sus principales acusadores, por
no haber podido disponer de la herencia de un familiar, que
se la había dejado con la condición de que la empleara en
reparar los abusos, que mientras vivió había cometido con los
indios. Tales problemas dieron lugar, finalmente, a que la real
audiencia dispusiera la salida forzada del fraile y prior del
convento de Puerto Plata, quien fuera trasladado a la ciudad
de Santo Domingo.31

29. Fray Bartolomé de las Casas. Obras escogidas, tomo V. Opúsculos,


cartas y memoriales. Madrid, Atlas, 1958, pp. 56-59.
30. Lewis Hanke y Manuel Giménez Fernández. Bartolomé de las Casas,
1474-1566. Santiago de Chile, Fondo Histórico y Bibliográfico José To-
ribio Medina, 1954, p. 45. También ver Luis Iglesias Ortega. Bartolomé
de las Casas: Cuarenta y cuatro años infinitos Sevilla, Fundación José
Manuel Lara, 2007, pp. 366-367.
31. Manuel Giménez Fernández. Bartolomé de las Casas…, vol. II, p.
1086, nota 3712.

27
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Durante su estadía en Puerto Plata, como prior del convento


de los dominicos, fray Bartolomé de las Casas no solo ocupó su
tiempo en los deberes atinentes a sus funciones, y a escribir su
Historia de las Indias, y memoriales en defensa de su actuación,
sino también se dedicó al trabajo de la siembra de trigo, de la
cual dejó el testimonio de sus observaciones sobre la mejor
época para su cultivo, ya que por haberlo sembrado en octubre
como se hacía en Castilla, llovió y se perdió la mayor parte
de la cosecha, a pesar de que había crecido y espigado “tan
perfectamente, que todos se maravillaban”. Por eso concluía,
que en la isla el trigo se debía sembrar en junio o julio, que era
el tiempo de las aguas, mientras que la época de cosecha debía
ser en Navidad, “porque en aquel tiempo se seca y agosta la
yerba”.32 Antes que Las Casas, Cristóbal Colón también dice
haber sembrado trigo en La Isabela, y haber comido pan hecho
con el obtenido en ese primer experimento, que era invocado
por el dominico en apoyo de su creencia de la posibilidad
de cultivar trigo en la isla Española, lo cual, posteriormente,
quedó completamente descartado, por no existir las condiciones
climáticas y los suelos apropiados para dicho cultivo.

Fortaleza de Puerto Plata. Ataques de piratas y contrabando


Desde el 11 de enero de 1541 se había dispuesto la
construcción de una fortaleza en Puerto Plata, de piedra o de
tapias, para defender la entrada del puerto de la referida ciudad.
La orden fue dada a solicitud del contador Álvaro Caballero,
quien en nombre de la isla elevó un memorial en el cual expuso
que convenía a la guarda y seguridad de la misma. Para la

32. Fray Bartolomé de las Casas. Obras completas. 6. Apologética historia


sumaria I. Cap. 2., p. 296. En la edición de México, UNAM, p. 19.

28
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

construcción de dicha obra, se debía escoger a un vecino o a la


persona que se considerara conveniente, para que con la mayor
brevedad se hiciera, contando con los recursos provenientes de
las deudas pendientes de los tesoreros pasados y del que en ese
momento estaba en ejercicio, Alonso de la Torre, como de las
deudas de cualquier persona que se cobraran. Por esa misma
Real Cédula también se ordenó la construcción de la fortaleza
de la Yaguana, y por otra del 21 de enero de 1541 se dispuso la
construcción de las fortalezas de Puerto Real y Azua.33
La urgencia de la construcción de dichas fortalezas se
debía a las amenazas de que ocurrieran más ataques a las
poblaciones por corsarios y piratas. A pesar de esas previsiones,
la construcción de la fortaleza no se realizó con la rapidez
requerida, y los ataques de piratas a Puerto Plata y a otras
poblaciones se produjeron, con los consiguientes daños. En
1555, los franceses saquearon a Puerto Plata, y arruinaron y
quemaron el convento de los dominicos, como consta en una
información hecha a instancia de estos últimos, en la cual una
de las preguntas del interrogatorio trataba de este hecho, y fue
contestada afirmativamente por los testigos presentados.
En la tercera pregunta se debía interrogar a los testigos
en el sentido de si sabían o habían oído decir, “que el dicho
monasterio ha sido arruinado y quemado de franceses
lutheranos el año de myl quinientos e cinquenta cinco años”.
Uno de los testigos contestó que lo había visto y se hallaba
presente al tiempo que los franceses lo quemaron. Asimismo,
agregó que había oído decir que el rey le había dado al convento

33. Fray Cipriano de Utrera, Historia Militar de Santo Domingo (Docu-


mentos y noticias). Ciudad Trujillo (Santo Domingo), República Do-
minicana, s. e., 1950, tomo I, pp. 295-296.

29
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

una limosna de tres mil pesos de la moneda de la isla, después


de haber sido quemado por los franceses.34
Otro hecho que afectó al monasterio fue el temblor de
tierra ocurrido el 2 de diciembre de 1562, que destruyó a
Santiago y a La Vega. En vista de los daños que produjo al
convento de los dominicos, fue hecha una información, con
la finalidad de obtener la ayuda del rey. Una de las preguntas
del interrogatorio hecho a instancias de los monjes, se refería
a que después del ataque de los piratas y del incendio que
provocaron, el convento fue reedificado a un alto costo, pero
el temblor de tierra había producido la caída del dormitorio, y
no tenían habitación cómoda para vivir. Tampoco el convento
tenía iglesia, enfermería, cerca y sacristía.
Como los frailes y los vecinos eran pobres no tenían
recursos para volver a reedificar lo que el terremoto había
derrumbado ni para hacer lo que faltaba, por lo cual recurrían
al rey para que les proporcionara los medios necesarios
para dichas obras. En este sentido, solicitaron que el rey les
concediera algunas licencias de esclavos o les hiciera merced
de ocho mil pesos en cuartos, de la moneda de cobre que corría
en la isla, que serían equivalentes a unos setecientos pesos o
ducados de la moneda de plata, que habían procedido de unos
esclavos introducidos sin licencia ni registro, y se aplicaron
por perdidos a la real hacienda. El 19 de noviembre de 1575,

34. Fray Cipriano de Utrera. “El Convento de Dominicos de Puerto Plata


(Información de daños hechos por corsarios)”. Boletín del Archivo Gen-
eral de la Nación, año XV, no. 72, Ciudad Trujillo (Santo Domingo),
1952, pp. 80-96. Ver también, Fray Cipriano de Utrera, “Invasiones e
Incursiones”, en Santo Domingo. Dilucidaciones históricas…, p. 174.
En este último trabajo su autor incurre en el error de datar los hechos
en 1550.

30
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

se decidió que se les concediera a los dominicos de Puerto


Plata, seiscientos ducados del ramo de bienes de difuntos, que
después de hacer las diligencias de lugar se comprobara que
no tenían dueños.35
A consecuencia de haberse producido la incursión de los
piratas franceses, en 1555, se enviaron varias peticiones al rey
de España por los pobladores de Puerto Plata, encabezados
por Francisco de Ceballos, quien al mismo tiempo mantenía
relaciones y negocios con los piratas, y el 15 de febrero de
1562 fue expedida una Real Cédula, por la cual se le ordenó
a la audiencia de Santo Domingo, que mantuviera alerta a
todos los habitantes de la isla, ya que se tenían noticias de que
los ingleses y franceses se disponían a atacar de nuevo a las
posesiones españolas.36
Otros extranjeros europeos que se dedicaron a la práctica
del contrabando en las posesiones españolas, sobre todo, al no
poder éstas ser abastecidas por la metrópoli de las mercancías
necesarias para su subsistencia, y de los esclavos requeridos
para la explotación de sus ingenios, haciendas y estancias, lo
mismo que a la piratería y al corso en contra de las poblaciones
y de los navíos españoles en el Caribe, fueron los ingleses.
Un caso de contrabando de esclavos, en la parte norte de la
isla, fue el que protagonizó John Hawkins en 1563. Después
de haberse abastecido de negros en Guinea, se dirigió a la
costa norte de la isla Española, para vender su cargamento.
Inicialmente, su plan era desembarcar en Puerto Plata, pero al

35. Fray Cipriano de Utrera, “El Convento de Dominicos de Puerto Plata…,


pp. 80-96.
36. Fray Cipriano de Utrera, Historia militar de Santo Domingo…, vol. II,
pp. 119-120.

31
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

no permitírsele descargar en ese lugar, para dar la impresión


las autoridades de que no estaban dispuestas a permitir esas
actividades ilegales, siguió hasta la Isabela, donde fueron los
vecinos a comprar parte del cargamento de 300 esclavos, de los
cuales adquirieron 200, mientras que las autoridades retuvieron
los otros 100, y escribieron a España, para informar de la
situación, con la finalidad de que se decidiera lo que debían
hacer con los referidos esclavos.
Con el producto de la venta de los 200 esclavos, Hawkins
adquirió cueros y azúcar, y envió la mitad a Cádiz en
barcos españoles, con su socio Tomás Hampton, y regresó a
Inglaterra con la otra mitad de los referidos bienes. En España
el cargamento de azúcar y cueros fue confiscado y los 100
esclavos que habían quedado en la isla fueron decomisados. El
socio de Hawkins, Tomás Hampton se salvó de ser procesado
como hereje por la Inquisición. En la isla Española se inició una
investigación contra el licenciado Lorenzo Bernáldez, quien fue
acusado de ser responsable de haber permitido que Hawkins
pusiera a prueba e intentara vulnerar el sistema monopólico
de comercio español.37

37. Clarence H. Haring. Comercio y navegación entre España y las Indias


en la época de los Habsburgos. México, Fondo de Cultura Económica,
1979, pp. 146-147. “Licencia dada a John Hawkins por el capitán Lo-
renzo Bernáldez, 19 de abril de 1563”. AGI, Santo Domingo, 78. En J.
Marino Incháustegui. Reales Cédulas y correspondencia de goberna-
dores…, tomo II, no. 112, pp. 448-449. “Carta del licenciado Alonso
de Herrera al rey con pormenores de la estancia de John Hawkins en la
isla de Santo Domingo, 20 de mayo de 1563”. AGI, Santo Domingo,
71. En Ibídem, No. 113, pp. 450-454. “Carta del licenciado Echagoyan
al rey, en relación con la visita de John Hawkins. 4 de noviembre de
1563”. AGI, Santo Domingo, 71. Ibídem, No. 115, pp. 455-458. “Carta

32
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

En 1568, el oidor Juan de Echagoyan consideraba que la


población de Puerto Plata oscilaba entre 30 o 40 vecinos, y
sus principales actividades económicas eran la producción de
azúcar y la crianza de ganado. Existían varios ingenios en sus
inmediaciones, y todavía en esa época su puerto era considerado
mejor que el de Santo Domingo. Para la defensa del mismo,
Echagoyan señala que había comprado algunas armas de
artillería, y mandado a construir una pequeña fortaleza. El
antiguo oidor de la Audiencia de Santo Domingo, cuando
envió su relación sobre la isla Española no se encontraba en
la isla sino en España, por haber cesado en sus funciones, y
por esa causa no sabía si a la fecha de su informe la fortaleza
había sido terminada.38

del capitán Lorenzo Bernáldez a Felipe II, explicatoria de su conducta,


sin fecha”. AGI, Santo Domingo, 71. Ibídem, No. 116, pp. 459-461.
38. “Relación de la isla Española enviada al rey D. Felipe II por el licen-
ciado Echagoian.”. En Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Relaciones
históricas de Santo Domingo. Ciudad Trujillo (Santo Domingo), Editora
Montalvo, 1942, vol. I, p. 135. La Relación de Echagoyan carece de
fecha, pero según fray Cipriano de Utrera es de 1568 y no de 1561, como
habían sostenido algunos historiadores. Ver, fray Cipriano de Utrera,
“La Relación de Echagoian”. En Santo Domingo. Dilucidaciones
históricas…, vol. I, pp. 128-132. Trata del asunto con mayor amplitud
en este aspecto, y se sirve de algunos de los trabajos relativos a la visita
de Juan de Ovando al Consejo de Indias, en su obra Historia militar
de Santo Domingo…, vol II, pp. 129-133. Sobre los documentos que
han dado lugar a fechar la relación de Echagoyan en 1561, ver María
del Carmen Pescador del Hoyo, Documentos de Indias. Siglos XV-XIX.
Catálogo de la serie existente en la Sección Diversos. Madrid, Dirección
General de Archivos y Bibliotecas, 1954, pp. 67-68. Echagoyan expresa
que su relación fue mandada a hacer por el licenciado Juan de Ovando,
visitador en el Consejo de Indias. La visita de Ovando fue realizada
entre 1567 y 1571, según Juan Manzano, “La visita de Ovando al Real
Consejo de las Indias y el Código Ovandino”. En Demetrio Ramos y

33
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

La Real Audiencia de Santo Domingo recomendó el


nombramiento de Francisco de Ceballos para ocupar el puesto
de alcaide de la fortaleza, quien fue confirmado y ocupó esa
posición, hasta su muerte en 1572, y durante ese tiempo
hizo algunas obras, como un aljibe y los muros de dicha
fortaleza hasta una altura de una vara. La construcción de
la fortaleza debió terminarse entre los años 1574 o 1575, ya
que en ese último año, uno de los testigos presentados en el
interrogatorio hecho a instancias de los dominicos, consideraba
que el convento podía reedificarse en el mismo lugar en que
se encontraba, por ser ese sitio muy seguro, al estar protegido
de los ataques de los franceses, por el fuerte o fortaleza, que
ya había sido construido en el puerto de la villa.39
En cuanto a la población de Puerto Plata en el año de 1575,
ese mismo testigo declaró que debían haber dieciocho o veinte
vecinos que residían en la misma, y vivían en igual número de
casas, con sus mujeres e hijos, ya que todos eran casados, pero que

otros, El Consejo de Indias en el siglo XVI. Valladolid, Universidad


de Valladolid, 1970, pp. 111-123. Para otro autor fue hecha en 1569:
Ernesto Schäfer. El Consejo Real y Supremo de las Indias. Historia y
organización del Consejo y de la Casa de Contratación de las Indias.
Madrid, Junta de Castilla y León, Marcial Pons Historia, 2003, pp.
136-137. Sin embargo, ver José de la Peña y Cámara, “Nuevos datos
sobre la visita del licenciado Juan de Ovando al Consejo de Indias
(1567-1568)”. Anuario de Historia del Derecho Español, vol. 12,
Madrid, 1935, pp. 425-438. También en Reseña y trabajos científicos
del XXVI Congreso Internacional de Americanistas (Sevilla, 1935).
Madrid, S. Aguirre, impresor, 1948, tomo II, pp. 219-234.
39. Fray Cipriano de Utrera, “El Convento de Dominicos de Puerto Pla-
ta…”, p. 90. Sin embargo, se ha sostenido que la fortaleza fue termi-
nada, finalmente, en 1585. Ver, Manuel de Jesús Mañón Arredondo.
La fortaleza de San Felipe de Puerto Plata. Ensayo histórico. Santo
Domingo, Editora Taller, 1995, p. 67.

34
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

había otra cantidad de españoles que trabajaban en los ingenios,


estancias y hatos de vacas y también gran cantidad de negros.
Sin embargo, Juan López de Velasco, en 1574, consideraba
que en el pueblo de españoles y puerto en la costa norte de la
isla, que él llamaba Puerto de la Plata, había catorce vecinos.
Estimaba que el pueblo se encontraba a dieciséis leguas de La
Vega y a treinta y cinco o cuarenta de Santo Domingo. Pertenecía
al obispado de La Vega y solo refiere que administraban los
sacramentos en dicho pueblo los frailes dominicos, sin hacer
ninguna mención de su convento. Completa su descripción al
señalar que fue descubierto por Colón en el primer viaje, y lo
pobló el comendador Nicolás de Ovando. Según el cronista,
había cuatro ingenios y era un buen puerto.40

Devastaciones de 1605 y 1606


A fines del siglo XVI, Jerónimo de Torres, escribano de
la villa de la Yaguana, en una relación sobre la situación de
la isla Española, denunciaba el contrabando que realizaban
los pobladores de la parte norte de la isla con los extranjeros,
especialmente franceses y portugueses.
El intercambio se hacía a base del trueque de cueros,
esclavos y mercancías europeas. Los comerciantes y
contrabandistas extranjeros daban un esclavo por cincuenta o
sesenta cueros, y una vara de paño fino por dos o tres cueros,
cuatro o cinco varas de ruan por un cuero, lo mismo que cinco

40. Juan López de Velasco. Geografía y descripción universal de las Indias.


Madrid, Atlas, 1971, p. 54. La parte relativa a la isla Española, de la
descripción de Juan López de Velasco, ha sido publicada por Emilio
Rodríguez Demorizi (comp.). con el título de “Geografía de la Isla
Española”, en Relaciones históricas de Santo Domingo…, vol. I, pp.
147-166. Lo relativo a Puerto Plata, en pp. 159-160.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

o seis varas de angeo también por un cuero, mientras que una


pipa de vino se cambiaba por veinte y veinte y cinco cueros.41
Las condiciones demográficas no habían variado mucho,
a fines de la segunda mitad del siglo XVI. Otras poblaciones
situadas en la banda del norte, eran la ciudad de Bayajá, con
sesenta vecinos y la villa de la Yaguana, con ochenta. Casi todas
sus casas eran de madera y paja, y de poco valor.
Para acabar con el comercio ilícito, que se realizaba por
los vecinos de esos lugares, se propuso que se despoblasen y
mudasen sus habitantes, esclavos, animales y demás pertenencias
a un sitio más cercano a la ciudad de Santo Domingo. A esa
medida se opuso el arzobispo Dávila y Padilla, quien, en 1601,
entre otras soluciones recomendó que lo primero que debía
mandarse era que vinieran de Sevilla navíos directamente a
descargar mercancías para la banda del norte de la isla, que
atracarían en Puerto Plata o en Bayajá, para, al mismo tiempo,
cargar los frutos y cueros de los vecinos de aquellos lugares,
y transportarlos a España. La segunda medida que proponía el
arzobispo de Santo Domingo era que el rey concediera a los
puertos señalados el comercio libre con las naciones extranjeras,
como lo tenían en Sanlúcar de Barrameda y Canarias. 42
Previa consulta del Consejo de Indias, el rey dictó en
1603 varias reales cédulas, mediante las cuales ordenó la

41. “Jerónimo de Torres. Relación sobre cosas de la Isla Española. Madrid,


1577”. AGI, Patronato, 259, ramo 67. En Emilio Rodriguez Demorizi.
(comp.). Relaciones históricas de Santo Domingo. Ciudad Trujillo
(Santo Domingo), Archivo General de la Nación, 1945, vol. II, p. 135.
42. “Carta del arzobispo de Santo Domingo, Fray Agustín Dávila y Padilla a
S. M. Santo Domingo, 20 de noviembre de 1601”. AGI, Santo Domingo,
93. En: Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Relaciones históricas de
Santo Domingo…, vol. II, p. 191.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

despoblación de Puerto Plata, Monte Cristi, Bayajá y La


Yaguana, y el traslado de sus vecinos y de todos sus ganados,
esclavos y demás pertenencias, y la formación de los pueblos de
Monte Plata y Bayaguana, en las cercanías de Santo Domingo,
lo cual se ejecutó en los años de 1605 y 1606.
Una de las construcciones más importantes de Puerto
Plata era el convento de los dominicos. El edificio que valía
unos 50,000 pesos, tuvo que ser abandonado. Además, los
dominicos eran propietarios de dos estancias y recibían las
rentas de varios censos y capellanías, que perdieron con la
despoblación y su traslado forzado a Monte Plata, lugar en el
cual fueron asentados.
Además de dar lugar a la formación de la colonia francesa,
no se logró el objeto perseguido con dichas devastaciones, ya
que el contrabando no fue extinguido. A fines del siglo XVII,
ingleses y holandeses mantenían un creciente tráfico en Puerto
Plata. Como lo hace saber un contemporáneo, que se embarcó
en Puerto Real en una balandra que iba a Puerto Plata, donde
desembarcó después de haber navegado durante cuatro días,
en ese puerto encontró dos balandras holandesas, y aquella
misma noche llegó otra inglesa que se unió a las otras dos, para
dedicarse a realizar actividades comerciales, que consistían,
principalmente, en la adquisición de cueros.
En una de las balandras inglesas se embarcarían, por lo
menos, la cantidad de 1,000 cueros, que se encontraban ya en
condiciones de ser negociados. Las otras balandras también
cargarían gran cantidad de cueros que se tenían preparados
para ese fin. La situación de falta de control de ese comercio
era tal, que los extranjeros se introducían en la tierra adentro,
como si se tratara de territorio propio, y realizaban el comercio
con entera libertad, mediante el cual adquirían no solo cueros,

37
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

sino también sebo, géneros y frutos de los que se producían


en la isla.43

Inmigración canaria
En las últimas décadas del siglo XVII, mediante una serie
de memoriales de arbitrio se propusieron varias soluciones para
la repoblación de la isla y el aumento de su producción. Una
de las medidas aconsejadas, fue la inmigración de pobladores
procedentes de las islas Canarias. De esta forma también se
pretendía impedir el avance de los franceses, que ocupaban
la parte occidental de la isla, a partir de las despoblaciones o
devastaciones de 1605 y 1606.
En 1677, el marqués de Varinas consideraba que el remedio
más eficaz para resolver los problemas de la isla Española, era
el aumento de su población. Reconocía que en España en esa
época no se disponía de población suficiente, para emigrar a la
colonia. Sin embargo, la solución podía alcanzarse, mediante
el fomento de la emigración de 500 familias de las islas de
Canaria, y otros dominios de Castilla, a las cuales se hiciera
alguna merced para estimularlas a decidirse a emigrar, se les
condujera por cuenta del rey hasta la isla Española, donde
el presidente y la real audiencia les repartieran tierras, para
sus labranzas y crianzas, y durante un año, desde el día de su
llegada, les proporcionaran los mantenimientos necesarios para
su subsistencia, lo cual, a su juicio se podría hacer con menos
de 17,000 pesos.44

43. Gregorio de Robles. América a fines del siglo XVII. Noticia de los
lugares de contrabando. Valladolid, Seminario Americanista de la
Universidad de Valladolid, 1980, p. 35.
44. “1677. Proposiciones del marqués de Varinas sobre los abusos de Indias,
fraudes en su comercio y necesidad de fortificación de sus puertos, y

38
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Asimismo, en una representación, sin fecha, pero


posiblemente de 1689 o de una fecha inmediatamente posterior
a ese año, el licenciado Fernando Araujo y Rivera, oidor de la
real audiencia de Santo Domingo, proponía varios arbitrios para
poblar la isla Española con poco gasto para la real hacienda,
entre los cuales el primero consistía en que particularmente
de la isla de Tenerife, que era la más grande, rica y poblada
de las islas Canarias, pero donde había una gran cantidad de
gente pobre, pasaran a poblar la isla Española, en lugar de
ser llevadas a Caracas, Campeche y La Habana, sin licencia
en los navíos de permiso, por considerar que en esos lugares
había mejores condiciones de vida que en la colonia española
de Santo Domingo, que tenía fama de ser pobre.45

lo que sobre cada una se consideró y acordó en una Junta que a este
fin se formó el año de 1677”. Biblioteca Nacional de Madrid. Sala de
manuscritos, códice 3034, ff. 341r-341v. Impreso por primera vez en
Vaticinios de la pérdida de las Indias. Cartas, informes y memoriales
de D. Gabriel Fernández de Villalobos, marqués de Varinas. Madrid,
Establecimiento Tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, 1899. Co-
lección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista
y organización de las antiguas posesiones españolas de Ultramar.
Tomo XII, p. 46. En ambos lugares se considera que lo propuesto
se podía lograr con menos de 17,000 pesos. Incluido como capítulo
8, en Gabriel Fernández de Villalobos (marqués de Varinas). Estado
eclesiástico, político y militar de la América (o Grandeza de Indias).
Madrid, Instituto de Cooperación Iberoamericana, Instituto de Estudios
Fiscales, 1990, pp. 160-161. En esta obra se señala que las medidas
recomendadas podrían costar menos de 15,000 pesos.
45. “Memorial de licenciado Fernando de Araujo y Rivera. Sin lugar ni
fecha”. AGI, Santo Domingo, 558. También en la Biblioteca del Palacio
Real, Madrid, (en lo adelante BPRM), Colección Ayala, tomo XXI, Mss,
núm. 2835. Esta última versión de dicho documento ha sido publicada
por Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Relaciones históricas de
Santo Domingo…, vol. I, pp. 293-344. Con una breve, pero oportuna

39
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Desde 1663, el cabildo de Tenerife había propuesto llevar


800 familias a Santo Domingo. Don Gerónimo Benavente
Quiñones, gobernador y capitán general de las islas Canarias,
recomendó al rey que dispusiera la extracción de gente de las
referidas islas, en las cuales había gran cantidad de pobres. Esa
proposición dio lugar a que el gobierno español se interesara en
el plan propuesto y lo aceptara, después de haberse celebrado
en el mes de julio de ese año dos reuniones del cabildo, en las
cuales se estableció como condición que las familias salieran
de Canarias, para fundar poblaciones nuevas, y se les otorgaran
exenciones especiales, y no simplemente para aumentar la
población de asentamientos antiguos.46
No fue hasta 19 años después, en 1682, que salieron las
primeras diez familias para Santo Domingo, y dos años más
tarde, en 1684, se embarcaron otras cien familias, integradas
por 543 personas. Fueron asentadas en el lugar llamado El
Higüero, a orillas del río Isabela, a una distancia de seis leguas
de la ciudad de Santo Domingo, donde quedó fundado el pueblo
de San Carlos de Tenerife. En mayo de 1686, el Consejo de
Indias decidió el envío de 150 familias que serían distribuidas
a razón de 30 familias, en cinco colonias españolas, entre
las que se encontraba Santo Domingo. En definitiva, sólo se

introducción y eruditas notas del editor. Lamentablemente, esta edición


contiene innumerables errores de transcripción.
46. Francisco Morales Padrón. “Las Canarias y la política emigratoria a
Indias”. En I Coloquio de Historia Canario-Americano (1976). Sevilla,
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1977, p. 212. El autor cita la carta
del capitán general Benavente Quiñones, del 8 de septiembre de 1663.
La proposición dio lugar a un expediente en el cual figuran las actas
de los cabildos celebrados. Todos los documentos sobre este asunto se
encuentran en AGI, Santo Domingo, 303.

40
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

pudieron reclutar 30 familias para Santo Domingo y 20 para


Santiago de Cuba.47
El primer lugar donde se asentaron estas familias canarias
en la isla Española resultó insalubre. Una epidemia de viruela
produjo la muerte de unas 126 personas y otras muchas se
enfermaron, por lo que fue necesario mudar el pueblo de San
Carlos de Tenerife, a un lugar más cerca de la ciudad de Santo
Domingo.48 Por estar a un nivel más alto, el lugar elegido fue
considerado peligroso, en caso de ser tomado por los enemigos.
Debido a esta causa, constantemente, se planteó su demolición.
Finalmente se desistió de ese propósito, y el pueblo subsistió.49
En 1716, el gobernador Fernando Constanzo y Ramírez
escribió una carta al rey, en la cual expuso la falta que había
de españoles, tanto para reclutar en el ejército, como también
de moradores en los pueblos de la isla, y la necesidad de que se
enviaran algunas familias blancas, para que no se extinguieran

47. Francisco Morales Padrón. “Colonos canarios en Indias”. Anuario de


Estudios Americanos, VIII. Sevilla, 1951, pp. 414-417. Según este autor
el pueblo de San Carlos de Tenerife fue fundado con los integrantes de
una expedición de agricultores que salió de Santa Cruz de Tenerife en
1685. En este año no salió ninguna expedición de canarios para Santo
Domingo. Los canarios asentados en el pueblo de San Carlos fueron
los que llegaron en 1684. Antonio Gutiérrez Escudero. Población y
economía en Santo Domingo (1700-1746). Sevilla, Diputación Pro-
vincial de Sevilla, 1985, p. 20.
48. “Carta de Antonio Landeche al rey. Santo Domingo, 4 de mayo de
1715”. AGI, Santo Domingo 281. Antonio Gutiérrez Escudero, Po-
blación y economía en Santo Domingo…, pp. 20-21.
49. “Carta del gobernador Pedro Zorrilla de San Martín al rey, en la cual se
opone a la demolición ordenada por real orden del 16 de agosto de 1742.
Santo Domingo, 15 de octubre de 1743”. AGI, Santo Domingo, 281.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

las de ese origen. Asimismo, se carecía de vino, cera y otros


géneros precisos, a causa del largo tiempo que no había llegado
algún navío de registro, desde España. El rey dio orden para
que se aprestara y fuera desde el puerto de Cádiz al de Santo
Domingo, un navío de registro de la armada, con frutos y
géneros, y que de las islas Canarias se transportaran en ese
navío cincuenta familias, en vista de la falta de gente que se
experimentaba en isla Española. El rey ordenaba que se tomaran
las medidas adecuadas para que al arribo de estas familias se
les asentaran en parajes sanos y cómodos, se les construyeran
previamente sus viviendas y se les suministraran los alimentos
necesarios para su subsistencia hasta que pudieran adquirirlos
con su propio trabajo. También se señalaba que en las tierras
que se les debían repartir, se observaran lo que estaba dispuesto
por las leyes y órdenes para estos casos. Se recomendaba que
se pusiera especial cuidado y los vecinos fueran atendidos,
sin recibir vejación alguna para lograr por este medio que al
no faltarles la asistencia precisa, pudieran permanecer en la
isla y no se vieran obligados a irse a otras partes, lo cual haría
frustratorio el gasto incurrido en su conducción desde Canarias
hasta la isla de Santo Domingo.50
El 13 de mayo de 1720 fueron recibidas en esta última isla
treinta familias, que llegaron en el navío nombrado la Santísima
Trinidad, del cual era dueño y maestre Cayetano Espinosa y
Torres. Había salido del puerto de Santa Cruz de Tenerife. El
registro de las treinta familias constaba de 150 personas, a razón
de cinco personas cada una. Dichas familias fueron repartidas

50. “Real Cédula al Gobernador Don Fernando Constando y Ramírez. San


Lorenzo el Real, 26 de julio de 1718”. AGI, Santo Domingo, 255.

42
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

entre los vecinos de la ciudad de Santo Domingo, hasta que se


les asentara en otros lugares convenientes para su población.51
Desde 1715, el Cabildo de la ciudad de Santiago había
propuesto que se volviera a poblar Puerto Plata. Se alegaba
que esta población contribuiría a disminuir, de alguna forma, la
suma miseria y necesidad extrema que padecían muchos de los
habitantes de la ciudad de Santiago y su área de influencia. Al
no haberse logrado ese propósito, el Cabildo volvió a reiterar
su pedimento, en 1717, y sostuvo que no solo sería conveniente
para reducir la pobreza sino de gran ayuda para contener a los
franceses, en caso de guerra.52
Las treinta familias llegadas en 1720, así como otras veinte
que llegaron en 1721, permanecieron en la ciudad de Santo
Domingo, a pesar de las órdenes de ser asentadas en otros
lugares de la isla y de la solicitudes que se habían hecho en 1715
y 1717, por las autoridades de la ciudad de Santiago y volvieron
a formular el alcalde mayor y el cabildo de dicha ciudad, en
1723. En esta última ocasión, al reiterar la solicitud se advirtió
la conveniencia de volver a poblar Puerto Plata, por las razones
que ya se habían expuesto, y por las noticias que tenían de que

51. “Testimonio de los autos obrados en razón de la llegada de treinta


familias de isleños, y diligencias hechas para su establecimiento. Dili-
gencias del recibimiento de las treinta familias y de la muestra que se
pasó de ellas en la Real Contaduría. Santo Domingo 13 de marzo de
1720”. AGI, Santo Domingo, 255.
52. “El Cabildo, Justicia y Regimiento, el Estado Eclesiástico, secular
y regular y demás hombres buenos de la ciudad de Santiago de los
Caballeros, sobre los informes de los años 1715 y 1717 con que esta
Ciudad pidió a V. M. poblase a Puerto Plata”. AGI, Santo Domingo, 304.
Publicada por Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Nueva fundación
de Puerto de Plata (22 de julio de 1736). Santo Domingo, Sociedad
Dominicana de Geografía, 1975, pp. 415-416.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

los franceses estaban poblando el puerto de Bayajá y habían


entrado por el sur hasta el partido de la villa de Hincha. El
alcalde mayor y el cabildo de Santiago concluían que había
mucha posibilidad de que, como los franceses no cabían en los
territorios que ocupaban, se introdujeran en la parte española,
como ya lo había intentado en la costa de Samaná, que estaba
mucho más al este de Puerto Plata, y si lograban poblar este
último puerto, no podía dudarse que en poco tiempo dominarían
no solo la isla, sino gran parte de América, ya que dicho puerto
era un pasaje de las flotas españolas y de las embarcaciones
que hacían el tráfico entre Europa y las Indias.53
La defensa del territorio de la colonia española de Santo
Domingo descansaba en una guarnición de 3,538 hombres,
compuesta por 499 de gente veterana del presidio, 2,835 de la
gente de milicias de toda la isla y 204 de milicias de caballerías.
Dado el escaso número de habitantes, y el peligro de la
ocupación francesa de más territorio de la parte oriental, en
1724 el gobernador planteaba la necesidad de que se enviaran
a la isla algunas familias canarias o gallegas, por ser éstas las
que se consideraban que podían adaptarse más al clima.54
Hasta entonces, la mayoría de los inmigrantes canarios
habían sido asentados en el pueblo de San Carlos de Tenerife.
De esta población, muchos desertaban y preferían vivir en
la ciudad de Santo Domingo. El cabildo de San Carlos, en

53. “Carta del alcalde mayor y del Cabildo de la ciudad de Santiago de los
Caballeros al Rey, del 20 de octubre de 1723”. AGI, Santo Domingo, 284.
54. “Carta del gobernador de Santo Domingo, Francisco de la Rocha Ferrer
al Rey, del 7 de diciembre de 1724. Acompaña mapa del número de
que se compone la gente de aquel presidio y sus milicias y pide que
se remitan familias de las islas de Canaria y de Galicia”. AGI, Santo
Domingo, 258.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

1725, explicaba al rey que la real audiencia había mandado


que se restituyeran sin dilación a dicho pueblo, pero en lugar
de hacerlo preferían litigar “valiéndose de ardides, sobornos y
mentiras”, para quedarse mientras tanto en la ciudad de Santo
Domingo. También señalaban, que muchos de los desertores,
ponían sus intereses particulares por encima del bien común, y
habían abandonado el cultivo de los campos, al vivir en dicha
ciudad, en la cual algunos servían plazas de soldados, otros
se habían metido a mercaderes, sin que dejara de haber quien
viviera amancebado, y por esta causa prefería vivir en esa urbe,
donde con más facilidad que en San Carlos, se ocultaban o se
toleraban esos excesos.55

Propuestas y gestiones previas a la fundación de Puerto Plata


Mientras ocurría esta concentración de la población canaria
en la ciudad de Santo Domingo, y en el pueblo inmediato de San
Carlos se producían esas deserciones, en 1732 el cabildo secular
y el eclesiástico y un grupo de personas principales de Santiago
volvieron a reclamar el envío de pobladores canarios para ser
asentados en la costa norte, en el antiguo lugar donde estuvo
establecida la villa de Puerto Plata. Para justificar esa medida,
se alegaba que si ese territorio no se poblaba, los franceses
tan pronto hubiera una guerra se harían dueños del mismo.
Además de ese peligro se agregaba que la población sería útil
por razones de economía, y también por otro motivo de carácter
político. Los representantes de la ciudad de Santiago sostenían
que además de ser útil para todo el valle de Santiago donde no
había forma de sacar los frutos para su comercio, de los lugares
de Santiago, La Vega y Cotuy por la gran distancia de 40 leguas

55. “Carta del Cabildo de San Carlos al rey, del 9 de septiembre de 1725”.
AGI, Santo Domingo, 284.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

del mal camino que había entre la primera de esas ciudades


y el puerto de Santo Domingo que estaba en el sur, y por esta
razón todos estaban pobrísimos, pues el que más tenía de todos
sus moradores no alcanzaba para comer y vestirse como un
ser racional, además de que era muy necesario para el servicio
del rey y conservación de su dominio en la Isla Española.56
En igual sentido, en 1733, el gobernador Alfonso de Castro
y Mazo abogaba ante el rey por el envío de familias de Canarias
y por el fomento del cultivo del tabaco. Sobre lo primero se
señalaba que el más necesario, pronto y proporcionado arbitrio,
para habilitar estos vasallos y hacer productiva a la isla,
consistía en primer lugar que se mandara poner en práctica su
poblamiento, para lo cual se debían traer familias de Canarias
como estaba dispuesto, ya que al asentarlas en los diferentes
lugares, que había desiertos en la isla, era indudable que con su
dedicación se conseguiría lo demás. Ponía como ejemplo a La
Habana, cuya opulencia se debía a “la multitud de Isleños que
a ella se han remitido”. En la misma colonia española de Santo
Domingo, el gobernador encontraba en el pueblo de San Carlos
de Tenerife, otro ejemplo, de los beneficios de la inmigración
de canarios, pues éste se mantenía con su dedicación al cultivo
de la tierra.57
El gobernador pedía al rey que diera las órdenes más
estrictas a fin de que el juez de Indias y demás funcionarios de

56. “El Cabildo, Justicia y Regimiento, el Estado Eclesiástico secular y


regular y demás hombres buenos de la ciudad de Santiago de los Ca-
balleros”. AGI, Santo Domingo, 304. En Emilio Rodríguez Demorizi
(comp.). Nueva Fundación de Puerto Plata…, p. 417.
57. “Carta al gobernador Alfonso de Castro y Mazo al rey. Santo Domingo,
12 de octubre de 1733”. AGI, Santo Domingo, 262. También en AGI,
Santo Domingo, 276, y en AGI, Santo Domingo, 941.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

las islas de Canaria cumplieran con lo que repetidas veces se


había mandado sobre este asunto y no llevaran dichas familias
a la ciudad de La Habana, ya que estaban destinadas para la isla
Española, como habían hecho en otras ocasiones, con grave
perjuicio de la isla y de los intereses del rey.
En apoyo de su propuesta sobre el fomento del cultivo del
tabaco, el gobernador con su carta remitió una muestra del
que se cosechaba en Santo Domingo, para que se apreciara y
reconociera su calidad. El tabaco se cosechaba con abundante
rendimiento en la isla y según algunos cultivadores de La
Habana, que se encontraban en Santo Domingo, era de tan
buena y hasta de mejor calidad que el de la isla de Cuba. No
obstante, el gobernador señalaba que en la colonia española
de la isla de Santo Domingo, sus habitantes solo sembraban
una cantidad limitada de tabaco para su propio consumo, ya
que alegaban que no tenían la posibilidad de exportarlo, y que
se perdía una gran parte, por ser su rendimiento muy superior
al consumo interno. Por eso, consideraba que si se lograba
disponer de las embarcaciones que lo transportaran desde la
isla a Europa, su cosecha aumentaría considerablemente, por
la suma fertilidad de la tierra, y su buena disposición, para el
cultivo de este fruto.
El fiscal del Consejo de Indias, en el año de 1735, al
producir su dictamen sobre la carta del gobernador, expuso
que una de las principales preocupaciones que se había tenido
era que las islas de Barlovento se poblaran de la forma más
ampliamente posible, y que el permiso que se había concedido
a las islas de Canarias, para que pudieran transportar a ciertos
puertos de América mil toneladas al año de los frutos de las
islas, fue con la obligación de que siempre llevaran cierto
número de familias canarias, para lo cual se tendría en cuenta

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el tamaño de las embarcaciones empleadas en el tráfico. De esta


política demográfica, la más beneficiada fue La Habana y en
menor medida Puerto Rico y Santo Domingo. Para reorientar
la corriente migratoria canaria, se dispuso que todas las
familias que se sacaran de Canarias, preferiblemente, debían
de ser destinadas a Puerto Rico y Santo Domingo. Como esta
última disponía de mayor territorio, y al mismo tiempo, se
consideraba con mayor riqueza, fertilidad y clima apropiado,
se recomendaba como lugar de destino, en detrimento de la de
Puerto Rico, la cual se caracterizaba por su pobreza.58
El fiscal revelaba que por presión de los navegantes de
Canarias se había tomado una disposición, que era contraria
al fomento de la inmigración, al admitir que aquellos pagaran
cierta cantidad de dinero en lugar de llevar las familias, lo
que había provocado una disminución de la población de la
isla de Santo Domingo. Por razones de dominación colonial
y de política fiscal, era necesario el aumento de la población
de la isla, mediante la inmigración de familias canarias. Para
restablecer ese flujo migratorio, se consideraba conveniente
que el rey mandara que los navíos de Canarias, que navegaban
a América, llevaran las familias a la isla de Santo Domingo
entregándolas al presidente y a los oficiales reales para que
los destinaran a territorios que cultivaran, en los parajes
más a propósito, pues los había “dilatados y fructíferos”, e
hicieran poblaciones, en los sitios que se consideraran más
convenientes. Como medida de control del cumplimiento de
sus obligaciones de transportar dichos emigrantes, se exigiría
a los dueños de navíos una certificación en la que se hiciera
constar la entrega de familias que viajaran a Santo Domingo.

58. “Dictamen del fiscal sobre la carta del gobernador Alfonso de Castro
y Mazo, del 12 de octubre de 1733”. AGI, Santo Domingo, 276.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Otra medida aconsejada por el fiscal, fue que se concediera


a cualquier persona perteneciente a los reinos de España, el
permiso para navegar con destino a la isla de Santo Domingo,
para transportar familias en las cantidades adecuadas al tamaño
de sus buques, de la misma forma que se permitía a los de
Canarias, sin ninguna otra condición o gravamen, ya que era
verosímil que gallegos, montañeses y mallorquines, “como
criados de la costa de la mar”, podían tener interés en emigrar,
con lo que se lograría poblar con gran cantidad de gente, que
se dedicaran a cultivar la tierra, que era tan fértil y producía
“tantos frutos y tesoros”.
En cuanto al fomento del cultivo del tabaco, el fiscal estuvo
de acuerdo en que se reconociera la calidad del mismo, y los
costos que pudiera tener la compra y conducción desde la
isla de Santo Domingo a España. Para estos fines, se indicaba
que los directores de la renta de tabaco tenían la facilidad de
reconocer la calidad del tabaco de Santo Domingo, con muy
poco costo, ya que en La Habana había una factoría que era una
dependencia de la real hacienda, y disponía de caudales para las
compras. De modo, que era suficiente enviar una persona de una
isla a otra, que hiciera el reconocimiento, estimara los costos
en que se incurriría, y determinara las calidades, para decidir
si era conveniente enviarlos a España, en condiciones más
ventajosas que los de La Habana, o por lo menos en igualdad,
sin que hubiera necesidad de enviar otros caudales que los que
estaban destinados a la factoría establecida en Cuba, con lo
cual se lograría facilitar el tráfico a la isla de Santo Domingo,
al mismo tiempo que iniciar la población y el cultivo del
campo, sin tener que emplear los demás medios que proponía
el presidente de la real audiencia de Santo Domingo. Sin
embargo, también el fiscal ponderaba otra solución, en el caso

49
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de que se considerara conveniente llevar el tabaco a Europa


y consumirlo en el continente. En este caso, los comerciantes
se encargarían de buscar y llevar a Santo Domingo familias
para asentarlas en la isla, y a su vuelta transportarían el tabaco
a España en los navíos en los cuales trajeran las familias, sin
otro gravamen ni costo de licencia.
En julio de 1735, el rey mandó que se ordenara al juez de
Indias el envío de familias a la isla de Santo Domingo, para
poblar el terreno más cercano al que ocupaban los franceses.
En noviembre de ese mismo año, se comunicaba que se había
concedido a Don Bernardo Espinosa, vecino de las Islas de
Canarias y dueño del navío nombrado Nuestra Señora del
Rosario, permiso o registro para que pudiera hacer viaje desde
el puerto de Tenerife para el de La Guaira, y llevara 40 familias
para Santo Domingo. Se estimaba que dicho navío llegaría a
mediados de 1736, por lo que se ordenaba al gobernador tener
previamente dispuesto todo lo necesario para recibir dichas
familias y escogido el lugar en el cual habían de establecerse,
al mismo tiempo que debía tener reunidas las semillas, disponer
del ganado, los materiales y herramientas y demás cosas
necesarias para asegurar su establecimiento por largo tiempo,
y poder dedicarse al cultivo de la tierra.59

Llegada de inmigrantes canarios y refundación de Puerto Plata


en 1736. Los primeros cincuenta años
El fiscal de la real audiencia al conocer de la llegada de
estas familias, después de opinar que se debía de “hacer una

59. “Real Cédula al gobernador de Santo Domingo. San Lorenzo, 5 de


noviembre de 1735”. AGI, Santo Domingo, 305. En Emilio Rodríguez
Demorizi (comp.). Nueva fundación de Puerto de Plata…, p. 41.

50
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

población lucida, útil y necesaria”, tanto para los naturales de


la isla como para los que desde Canarias se habían conducido
con la finalidad de la fundación que se tenía prevista, advirtió
haberse enterado que entre las personas llegadas se encontraban
algunas que eran inútiles, por ser hombres casados, que no
habían traído a sus mujeres, y mujeres casadas que habían
viajado sin sus maridos, sin tener licencia de ellos, por todo
lo cual consideraba que la intención de esas personas no había
podido ser otra que viajar a la isla a costa del rey, en fraude
de su real hacienda, por cuya razón se debía esperar la fuga
de todos. El fiscal proponía que el gobernador ordenara a los
oficiales de la real hacienda suspender la ayuda diaria que se
les proporcionaba a los inmigrantes canarios que estuvieran en
esa situación, después de hacer la averiguación necesaria, y en
caso de que tuvieran recursos se les cobrara lo que hubieren
percibido, y se declararan “ser personas inhábiles para el fin
de dicha población”. Después, debían de ser conducidos a La
Guaira para que el gobernador de Venezuela los remitiera en
el navío de don Bernardo Espinosa a los lugares de donde eran
naturales, a costa de dicho capitán, para que éste trajera a la isla,
“otros tantos en su lugar en conformidad de su obligación”.60
El gobernador de Santo Domingo, en noviembre de 1736,
daba cuenta de haber llegado a la isla 46 familias, integradas por
230 personas, “remitidas de las de Canarias para la población”,
pero al igual que el fiscal, señaló que entre ellas había “muchas
mujeres solas viciosas y otras cuyos maridos están en Galeras
y destierros”. Para el gobernador, estas mujeres constituían un
perjuicio y no servían para el fin de la población, por lo que

60. “Respuesta del fiscal”. AGI, Santo Domingo, 305. En Emilio Rodríguez
Demorizi (comp.). Nueva fundación de Puerto de Plata…, p. 43.

51
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

solicitaba que se ordenara al Juez de Indias en Canarias, que


las que enviara en adelante fueran “más hábiles”.61
Asimismo, el gobernador había decidido que los canarios
llegados se establecieran en la costa norte, en la antigua ciudad
de Puerto Plata, que sería reedificada para estos fines. Esta
población convenía “mucho para contener las usurpaciones
continuas de los franceses”, asegurar que hubiera en aquella
costa un puerto, y se evitara que los franceses consiguieran
lo que tanto habían deseado e intentado, pero se les había
impedido de poblar “la Isleta, Cabo y Puerto de Samaná”.
Además de socorrer “a estas familias con lo que está
prevenido”, el gobernador informaba que les repartiría
terrenos, y reservaría los que sobraran para el rey. Tanto en esa
oportunidad como en otras posteriores, el gobernador insistió
en proponer que se permitiera la exportación para España
de los tabacos que sembraran los vecinos “que pueblen la
expresada ciudad pues de otro modo no podrían conservarse”.
Sin embargo, este punto recibió una escueta pero especial
respuesta, ya que la exportación de tabaco a España fue
rechazada de plano. Para justificar esta solución, se adujo que
los tabacos que producía la isla no eran de buena calidad.62

61. “Resumen de carta del gobernador de Santo Domingo, del 19 de


noviembre de 1736”. AGI, Santo Domingo, 1009.
62. “Real Orden del 18 de octubre de 1737”. AGI, Santo Domingo, 1009.
En la minuta de esa Real Orden, se decía: “que en cuanto a lo que
expone de que los Tabacos que sembraren estas familias pobladoras
en el Puerto de Plata, se sacasen para estos Reynos, se le advierte que
tiene S.M. noticia de que los que produce aquella Isla no son de buena
calidad”.

52
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

En diciembre de 1737, el gobernador volvía a referirse a


la llegada de las familias canarias. En esta ocasión, informaba
que el número era de 40 familias, y no de 46. Esta diferencia
no parece deberse a un error de cálculo cometido en esta
última carta, porque la misma está de acuerdo con el número
de familias que aparece en el despacho o registro del navío que
trajo a dichos inmigrantes. El gobernador informó que había
llegado al frente del puerto de la ciudad de Santo Domingo,
un navío de islas de Canarias comandado por don Bernardo
Espinosa, del cual fueron desembarcadas a la vela, es decir,
transbordadas a embarcaciones más pequeñas, sin que el
buque en que venían arribara al puerto de Santo Domingo,
cuarenta familias de a cinco personas, para las nuevas
poblaciones que se había dispuesto establecer en los parajes
más acomodados a fin de contener a los franceses, y resistir el
intento de usurpar el territorio que se encontraba despoblado.
Sin embargo, esos propósitos podían verse frustrados, porque
otra vez más el gobernador expuso un juicio desfavorable sobre
dichas familias, al informar que éstas se componían “de muy
pocos hombres de campo, labradores o de trabajo, y los más
vagamundos delincuentes, muchas mujeres viciosas solteras
y sin formalidad de familias”.63
Para elegir el lugar en que serían asentados los emigrantes,
se comisionaron a “las personas más prácticas e inteligentes
de la ciudad de Santiago de los Caballeros” para que
inspeccionaran y reconocieran los sitios y puertos de la parte
norte de la isla, por ser la parte más despoblada y “anhelada de

63. “Carta del gobernador Alfonso de Castro y Mazo al rey, sobre la nueva
fundación de Puerto Plata. Santo Domingo, 22 de diciembre de 1737”.
AGI, Santo Domingo, 1009.

53
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

los franceses”. Se consideró que el sitio más conveniente para


asentar a los inmigrantes canarios era el de la antigua ciudad
de Puerto de Plata, a la cual se le dio el nombre de “Nuestra
Señora de la Candelaria y San Phelipe de Puerto de Plata”.
Después de escogido el sitio, el alcalde mayor de la ciudad
de Santiago y demás lugares de la tierra adentro de la Isla
Española y gobernador de las armas de la referida ciudad y
su jurisdicción, en carta del 6 de octubre de 1736 informó al
gobernador de la colonia, haber dado principio a los trabajos
de la nueva población de Puerto Plata “desde el día 22 del mes
de julio próximo pasado de este presente año con los negros
libres venidos de las colonias francesas”. El alcalde mayor
consideraba que los negros, antiguos esclavos declarados libres
después de haberse fugado de la colonia francesa de Saint-
Domingue, no eran suficientes para realizar todos los trabajos
que se requerían para desmontar el territorio, en el cual se
debían construir la Iglesia y 25 bohíos, así como los sembrados
necesarios para la manutención de las familias pobladoras. Por
esas razones, había “repartido 21 peones esclavos a algunos
vecinos” de la ciudad de Santiago. Asimismo, dispuso a cargo
de algunos vecinos la construcción de dicha Iglesia y de los
25 bohíos, mientras otros debían suplir los bastimentos de
cazabe, carne y plátanos, que se consideraban necesarios
para dichos trabajadores. También dio órdenes para que el
camino de Santiago a Puerto Plata fuera abierto, para lo que
debían emplearse 10 hombres de cada una de las compañías
de militares con asiento en Santiago. La nueva fundación de
Puerto Plata, debía ejecutarse a la mayor brevedad posible,
ya que la opinión que se tenía era que prestaría “gran utilidad

54
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

para la Isla y sus moradores consiguiéndose la saca del tabaco


y demás frutos”.64
Cuando llegaron las primeras familias destinadas para
poblar a Puerto Plata, que condujo don Francisco Franquis
y Alfaro, todavía la población no estaba en condiciones de
habitarse, por lo cual el gobernador Castro y Mazo, las alojó
en la ciudad de Santo Domingo, de la manera más cómoda y
“con el mayor cuidado y recomendación posible”.65
Muchos de los inmigrantes murieron, después de su llegada
a Puerto Plata. La mortandad se atribuía a diferentes causas,
entre las cuales se encontraban la inadaptación a las nuevas
condiciones, diferentes a las existentes en sus lugares de
origen; a la gran humedad que todavía prevalecía en el sitio,
por haberse establecido en donde antes existía un monte con
muchos árboles, y mientras el sol y la ventilación no secara
la tierra y se acabara de desmontar bien por los cuatro puntos
cardinales no podía “ser muy acomodado el temperamento”
del mismo.66
Aunque los isleños que se habían “atemperado ya
al país” gozaban de salud, la muerte de muchos de ellos

64. “Carta del coronel don Juan Geraldino de Guzmán al gobernador


Alfonso de Castro y Mazo. Santiago, 6 de octubre de 1736”. AGI,
Santo Domingo, 305. En Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Nueva
fundación de Puerto Plata…, pp. 67-68.
65. “Carta del Gobernador Alfonso de Castro y Mazo al Rey. Santo Domin-
go, 18 de noviembre de 1739”. AGI, Santo Domingo, 305. En Emilio
Rodríguez Demorizi (comp.). Nueva fundación de Puerto Plata…, pp.
21-22.
66. “Carta del gobernador Alfonso de Castro y Mazo al Rey, sobre la nueva
fundación de Puerto Plata. Santo Domingo, 22 de diciembre de 1737”.
AGI, Santo Domingo, 1009.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

también era explicada, por ser en parte consecuencia de “su


abandonamiento, excesos y poco cuidado de unos con otros” al
no querer tomar los medicamentos y alimentos, sino mantenerse
a base de comer frutos y beber agua. A propósito de las muertes
y enfermedades que se habían producido en Puerto Plata, se
recordaba que cuando se fundó el pueblo de San Carlos, hasta
que no se desmontó por todas partes, y construyeron sus casas
adecuadas y cómodas, “murieron muchos y enfermaron otros”,
por lo cual se consideraba que no había razones para dudar que
no ocurriera lo mismo en Puerto Plata.
En lo que respecta a la proposición sobre la siembra de
tabaco y su extracción por Puerto Plata, para el puerto de La
Habana, parece que el gobernador no había recibido todavía
la real orden del 18 de octubre de 1737, porque en una carta
del 22 de diciembre de 1737, insistía en abogar por la compra
de los tabacos que se sembraran, para exportar el producto a
España, por la vía de La Habana. Sobre este asunto escribía que
consideraba esta medida como la más conveniente, ya que la
compra de los tabacos de la isla y la seguridad de su extracción
iba a estimular la siembra, y la cosecha se aumentaría, al ser
la tierra sumamente fértil. A esto agregaba que era mucho más
fácil el viaje del puerto de La Habana al de Puerto Plata, que
de este último puerto al de la ciudad de Santo Domingo.67
En julio de 1738, el gobernador informaba sobre el estado
de la nueva fundación de la ciudad de “San Felipe y Nuestra
Señora de la Candelaria de Puerto de Plata”, la cual se hallaba
en perfecto estado de sanidad y muchos de los fallecidos habían

67. “Carta del Gobernador Alfonso de Castro y Mazo al Rey sobre la


nueva fundación de Puerto de Plata. Santo Domingo, 22 de diciembre
de 1737”. AGI, Santo Domingo, 1009.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

sido reemplazados por otros isleños o canarios, que residían


en la ciudad de Santiago. También habían llegado otras cinco
familias de Canarias en el navío de registro que iba para
Campeche, en México, a cargo de don Luis de Atiranta. Estas
habían tenido que permanecer en la ciudad de Santo Domingo,
mientras se recuperaban de los efectos del viaje, y además,
debido a “las muchas aguas”, o sea aguaceros y temporales,
que se experimentaban en ese momento.68
El gobernador remitió un informe que le había rendido
Santiago Morel de Santa Cruz sobre los trabajos de la
fundación, los pagos de los socorros que se habían hecho,
la relación de los hombres y muchachos existentes en dicha
población y de todas las personas que habían muerto, y la
epidemia que en ese año estaba afectando a los pobladores de
Santiago, en donde no había un médico.
Morel de Santa Cruz se quejaba de los isleños por no haber
ocupado la tierra y hecho conucos, a pesar de que sólo tenían
que “habitar y sembrarlo”, lo que significa limpiar de malezas
y proceder a la siembra de los frutos y productos. Incluso
algunos habían dejado perder los conucos, no obstante haberlos
hallado sembrados. En vista de esta situación, se les ordenó a
los canarios “que tratasen todos de hacer conucos” y que como
disponían de los recursos del socorro que se les había dado
“pagasen a los negros se los hiciesen”. De lo contrario se les
aplicarían sanciones rigurosas. Ante la amenaza, los canarios se
comprometieron a hacer dichos conucos. El comisionado, era
de opinión que en vista de la actitud de los canarios, a quienes
consideraba inútiles, sería conveniente que algunos negros

68. “Carta del gobernador Alfonso de Castro y Mazo al Rey. Santo Do-
mingo, 4 de julio de 1738”. AGI, Santo Domingo, 941.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

se avecindasen en dicha población, ya que ellos además de


haber hecho sus propios conucos y abastecido a la población,
habían sido los que hicieron los conucos de los isleños, tanto
hombres como mujeres, a cambio de recibir el pago en dinero
por su trabajo. En cuanto al estado de salud de los canarios,
simplemente Morel de Santa Cruz lo definía así: “Por lo tocante
a la salud, se hallan dichos Isleños todos gordos y buenos”.69
En la lista de los que habían muerto no se tuvo el cuidado
de haber asentado el día y el mes en que murieron. De todos
modos, aunque podría haber una diferencia de más o menos
unos días, las informaciones que se tenían era de que “toda
la mortandad de dichos Isleños fue en los dos meses de Abril
y Mayo”. Sin descartar que la mayor frecuencia fuera en los
dos meses señalados, entre febrero y junio de 1738 murieron
62 personas de ambos sexos, de los cuales 32 eran hombres
y 30 mujeres.
Durante los meses de abril y mayo de 1738, se distribuyeron
seis pesos a 98 personas de las familias isleñas que habían venido
a poblar y quedaban en Puerto Plata, ya que eran 101, pero
habían muerto dos y uno llamado Salvador Ramírez había huido
o desertado. De las 98 personas, 43 eran hombres y 55 mujeres.
En julio de 1738 había en Puerto Plata, 19 hombres solteros,
19 muchachos, y 32 personas de ambos sexos, agregadas a dicha
población, “criollos de la tierra”, que se habían avecindado en
dicha ciudad por orden del gobernador de la colonia. De éstos,
30 eran hombres y 2 mujeres.70

69. “Carta de Santiago Morel de Santa Cruz al gobernador de Santo Do-


mingo. Santiago, 21 de junio de 1738”. AGI, Santo Domingo, 941.
70. “Carta de Santiago Morel de Santa Cruz al gobernador de Santo Do-
mingo. Santiago, 26 de junio de 1738”. AGI, Santo Domingo, 941.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

La situación demográfica de Puerto Plata, que hemos


descrito, se vio alterada pocos meses después, con la llegada
el 17 de agosto de 1738, de un contingente de 116 inmigrantes
canarios, que fueron remitidos desde el puerto del Guarico en
una balandra por el capitán don Bernardo de Espinosa, a cuyo
cargo venían por orden del rey y los había conducido hasta ese
lugar, debido a un mal tiempo, desde el puerto de Santa Cruz
de las Islas Canarias en su navío nombrado Nuestra Señora
del Rosario, alias, La Venus. Fueron repartidos y alojados en
las casas de los vecinos de Puerto de Plata y a algunos se les
instaló en unos bohíos que se encontraban desocupados por
haber ocurrido la muerte de las familias que los ocuparon
inicialmente.71
Aunque se señala que eran 25 familias, y que sumaban las
personas de esta lista que estaban vivas 116 y cuatro habían
muerto, después que arribaron a Puerto Plata, en realidad
llegaron 17 familias, integradas por los padres y sus hijos, y 4
viudas y sus hijos, que sumaban 91 personas, más 15 hombres
solteros y 10 mujeres solteras. De las 116 personas murieron
cuatro, por lo cual quedaban vivas 112. Incluyendo las cuatro
que murieron, llegaron enfermas o se enfermaron después
de su llegada 57 personas pertenecientes a las familias, 11
hombres solteros y 8 mujeres solteras, lo que hace un total de
76 personas enfermas, que representa el 65% del total de los
inmigrantes canarios llegados en agosto de 1738.

71. “Lista de las 25 familias que vinieron a cargo de Don Bernardo Espinosa
en el navío Venus. Puerto Plata, 14 de septiembre de 1738. Testimonio
levantado por don Santiago Morel de Santa Cruz ante el escribano real
y público, Francisco Hurtado”. AGI, Santo Domingo, 941.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

En 1740, el arzobispo Álvarez de Abreu estimaba que la


población de Puerto Plata constaba de 100 vecinos poco más
o menos, y atribuía al “mal temperamento”, o sea al clima,
la causa de que no estuviera más adelantada. El arzobispo
consideraba que a pesar de los esfuerzos del gobernador para
fomentar su población, “la mala constelación del país” había
contrarrestado el crecimiento de la misma, de manera que
solo había podido conseguir la conservación del corto número
de vecinos que señalaba, por haber “muerto muchos de los
remitidos para dicho fin, y otros desertado, temiendo igual
desgracia”. Además, agregaba que por el mes de octubre había
entrado una balandra inglesa en aquel puerto y saqueado los
pocos bienes de los pobladores, quemado diez y seis viviendas,
así como la Iglesia que estaba hecha de tablas y hojas de
palma, de la cual se llevó sus ornamentos y vasos sagrados, y
“destruyó una fortificación que havia”, donde robó tres cañones
de bronce.72
Por real cédula del 1 de diciembre de 1741, el rey comunicó
al gobernador y a los oficiales reales de Santo Domingo, que
había ordenado al virrey de la Nueva España, “para establecer,
asistir y mantener” en la isla Española a las familias que para
su conservación y población habían mandado pasar de las islas
Canarias, debía remitir anualmente en el situado 16,000 pesos
adicionales, cantidad que se había considerado suficiente para
el fin expresado. Con la real cédula se envió un plano o estado
del gasto que causarían en la real hacienda, cada año, en la

72. Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, “Compendiosa Noticia de la


Ysla de Santo Domingo”. En Emilio Rodríguez Demorizi (comp.).
Relaciones históricas de Santo Domingo. Ciudad Trujillo (Santo Do-
mingo), Archivo General de la Nación, 1957, vol. III, p. 266.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Isla Española 50 familias de Canarias, de cinco personas cada


una, que se habían de recibir en la ciudad de Santo Domingo,
“transportar a su destinación, armar, proveer de semillas y
especies para la labor y cría, y mantenerlas por un año”.73
Los gastos estimados comprendían 16 partidas, entre las
cuales figuraban, principalmente, las doce siguientes: 1) Para
la manutención de las 250 personas de las 50 familias, a real
de plata por cada persona al día, en los 365 días de un año
contados desde el de su recibo, 11,406 pesos y dos reales de
plata; 2) Para la curación y algún extraordinario motivo de
gasto que ocurra con dichas familias en el primer año, 400
pesos; 3) Para transportar por tierra, las cincuenta familias con
sus muebles desde la ciudad capital al sitio de su destino, que
por mar será menos costoso, a razón de doce pesos por cada
familia, 600 pesos; 4) Para cien vacas de vientre para repartir
a estas familias, a razón de dos por cada una, que valen en la

73. “Real Cédula y Plano del Costo de cincuenta familias canarias. Buen
Retiro, 1 de diciembre de 1741”. AGI, Santo Domingo, 1009. Un tes-
timonio del plano se encuentra también en AGI, Santo Domingo, 1010,
f. 9r-13r. “Testimonio de los autos obrados sobre la paga de cantidad
de pesos a las familias pobladoras de la Ciudad de Puerto de Plata en
esta Isla, el cual fue enviado con carta del gobernador Francisco Rubio
al marqués de la Ensenada, del 5 de junio de 1754”. También “Planes
del costo de 50 familias para Santo Domingo. Consulta del 15 de julio
de 1739”, y “Cédulas expedidas a los Ministros de las Islas Española y
Canarias, el 1 de diciembre de 1741”, AGI, Santo Domingo, 1020. El
Plano se encuentra reproducido como Apéndice en Francisco Morales
Padrón. “Las Canarias y la política emigratoria a Indias”. En I Coloquio
de Historia Canario-Americano (1976), pp. 235-237. Un resumen de
dicho plano figura en María Rosario Sevilla Soler. Santo Domingo,
tierra de frontera (1750-1800). Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-
Americanos, 1980, p. 53.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Isla Española a dos pesos, 200 pesos; 5) Para 50 puercas de


vientre a una por familia, que valen en la isla a doce reales de
plata, 75 pesos; 6) Por cinco gallinas y un gallo para cada una
de las 50 familias, a razón de dos reales cada una, suman 75
pesos; 7) Por una yegua y un caballo para cada una de las 50
familias, son 100 yeguas y caballos, a razón de cuatro pesos
cada cabeza, 400 pesos; 8) Por una fanega de maíz a cada
familia para sembrar, a doce reales de plata la fanega, 75 pesos;
9) Por una arroba de arroz para cada familia que son 50 arrobas
y vale cada una a tres pesos, 150 pesos; 10) Por la hechura
de doscientos machetes o cuchillos de monte para cada una
de las 50 familias, a cuatro reales por cada uno, 50 pesos; 11)
Por el costo de 50 casas o bohíos, y dos iglesias para los dos
pueblos que han de formar con las 50 familias, regulado cada
bohío en 30 pesos y las iglesias en 100 pesos por razón del
hierro para la clavazón, 1,700 pesos; 12) Para la manutención
de cien hombres empleados en el monte y tala más necesario
para cada uno de los dos sitios, a razón de un real de plata por
cada hombre al día, 375 pesos.
Todas las partidas sumaban 16,056 pesos y 2 reales de plata.
Sobre la tercera partida, relativa al traslado de las familias,
se anotó que la misma se había calculado sobre la base de
que las familias pasarían por tierra desde Santo Domingo a
Puerto Plata, que era un puerto que ya había sido comenzado
a poblar por el gobernador de Santo Domingo, Alfonso de
Castro y Mazo, pero que podría ser menor el importe de la
referida partida cuando los colonos se transportaran por mar
o desembarcaran directamente en Puerto Plata. Cuando ese
presupuesto se hizo, Puerto Plata tenía cinco años de haber
sido fundada.

62
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Al término de su mandato el gobernador Alfonso de Castro


y Mazo, en un informe sobre el estado de la isla, en ese mismo
año de 1741, exponía que la nueva población de Puerto Plata se
hallaba en unas condiciones de “sanidad regular y habitable”,
si se comparaba con los demás lugares y poblaciones de la isla,
“por ser el temperamento igual”, aunque en el caso de Puerto
Plata la mejoría resultaba “por estar más inclinada al Norte”.
Sin embargo, en el aspecto económico señalaba, que su estado
sería miserable, siempre que no se fomentara algún comercio,
al igual que los demás pueblos de la isla, que necesitaban
igual remedio, ya que de lo contrario ninguna población podía
progresar, como sucedía con todas, que se conservaban, “pero
en el más lastimoso estado de pobreza”.74
Esta situación, como lo había planteado varias veces el
gobernador, podía ser superada con la adopción de la medida de
política económica consistente en permitir la saca o extracción
del tabaco. A pesar de la opinión desfavorable sobre la calidad
del tabaco que se cultivaba en la isla, con la cual el rey había
rechazado la proposición de permitir la exportación del que
se cosechaba en el Cibao y en Puerto Plata, por este puerto
para llevarlo a España, el gobernador Castro y Mazo no dejó
de tratar de convencer al rey de la conveniencia de permitirlo.
Con argumentos diversos, que tenían cierto fundamento y
consistencia, el gobernador razonaba sobre este punto que lo
único que faltaba para que la fundación de Puerto Plata fuera
más útil, era que se dispusiera la exportación o saca de algún
tabaco, aunque fuera el preciso para fabricar el que llaman del
Brasil, en cuya adquisición se gastaba bastante caudal, mientras

74. “Carta del gobernador Alfonso de Castro y Mazo al rey. Santo Domingo,
30 de noviembre de 1741”. AGI, Santo Domingo, 281.

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ponderaba que el de Santo Domingo era considerado por todos


los entendidos como el tabaco indicado, por no haber otro de
mejor calidad, “por lo grande, delgado y meloso de la hoja
y no servir para ello el de la Habana”. Con esa medida sería
suficiente para alentar y estimular mucho a su población de la
manera más rápida, pero podría adoptarse cualquier otro tipo
de comercio, que hiciera que los productores se interesaran y
se animaran, en lugar de desertar para irse a La Habana por la
colonia francesa, como lo habían hecho muchos canarios, en
busca de su mejoría y para huir de la pobreza.75
En 1747, en un interrogatorio hecho por los directores de
la Renta del Tabaco, se informaba que en la isla se cogían de
6 a 8 mil arrobas de tabaco, y los lugares en que se cultivaba
eran Santiago, La Vega y Puerto Plata. La mayor cantidad
se cosechaba en Santiago, “y así a proporción la mediana
en la Vega y la ínfima en Puerto de Plata”. Los terrenos eran
iguales, pero “la calidad y demás circunstancias del Tabaco”
descendían a consecuencia de la cantidad de vecinos dedicados
a las diferentes labores y cuidados que demanda su cultivo y
demás operaciones relativas a su tratamiento. Como Puerto
Plata había sido vuelta a poblar recientemente, en 1736, la
cantidad de vecinos era todavía inferior a los de las otras dos
poblaciones, por lo cual solo se cosechaban 400 arrobas de
tabaco, poco más o menos. Al no permitirse la exportación
del tabaco excedente de cada cosecha, que no era consumido
internamente, se había establecido “un comercio furtivo con

75. “Carta del Gobernador Alfonso de Castro y Mazo al Rey. Santo Do-
mingo, 18 de noviembre de 1739”. AGI, Santo Domingo, 305. En
Emilio Rodríguez Demorizi (comp.). Nueva fundación de Puerto de
Plata…, p. 28.

64
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

los holandeses y franceses”. Estos últimos tenían, de acuerdo


con lo que se informaba, el “proyecto de fomentar dentro de sus
mismas colonias la manufactura de este género”. En Bayajá, los
franceses habían construido dos molinos, donde se fabricaban
todos aquellos tabacos que obtenían “del comercio clandestino
con los españoles”.76
Como se consideraba que era difícil habilitar un navío
de registro anual para la ciudad de Santo Domingo, para la
exportación del tabaco, se aconsejaba que el cosechado en
La Vega y Santiago se embarcara en Puerto Plata, que estaba
situada “a la banda del norte de la Isla de Santo Domingo, y a
distancia de 12 leguas, con corta diferencia de Santiago”. En
la ciudad de Santiago se debía “hacer la caja general de los
tabacos”, que se cosecharan en su jurisdicción y en la de La
Vega, y desde allí irían empaquetados, para ser embarcados
en Puerto Plata.
Además, se tenía en cuenta otra ventaja y era la cercanía
de Puerto Plata con La Habana, por vía marítima, ya que
en tiempos regulares podía hacerse el viaje “de conducir
el tabaco en 8 días a corta diferencia”. La Compañía de la
Habana podía mandar una de aquellas embarcaciones, que
mantenía dedicadas al corso por toda la costa del norte de la
isla, donde llamaban la Canal Vieja, y en cuatro días más de
viaje se hallaría en Puerto Plata donde cargaría los tabacos para

76. “Preguntas que se han hecho a Don Juan de Bocanegra vecino de la isla
Española por los Directores de la Renta del Tabaco, y respuestas del
mismo Bocanegra. 11 de julio de 1747”. Consultado en la biblioteca
de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. El documento, po-
siblemente procede del Archivo General de Indias, pero no se dispone
de su signatura archivística. Hasta que no se indique lo contrario, lo
que sigue procede de esta fuente.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

ponerlos en La Habana y entregarlos a los oficiales reales o a


la persona que el rey designara. Desde La Habana los tabacos
podían ser fácilmente conducidos a España.77 Sin embargo,
esa vía no fue utilizada para la conducción o exportación de
los tabacos de Santo Domingo a España.
Entre 1741, año en que se ordenó al virrey de Nueva
España enviar 16,000 pesos para sufragar los gastos de la
inmigración de cincuenta familias canarias y se elaboró un
presupuesto o plano, y 1750, los precios habían experimentado
una apreciable alza. Por eso el gobernador Pedro Zorrilla
de San Martín ordenó que se hiciera una averiguación o
“información sobre los precios y cantidades que se señalan
en el expresado plano partida por partida”, y a estos fines se
oyeron a “personas fidedignas, prácticas e inteligentes de la
materia” que declararon lo que sabían sobre la misma.
Fueron oídos varios testigos, que corroboraron la elevación
de los precios de los alquileres de las bestias necesarias para
el transporte de las familias por vía terrestre. Asimismo, la
mayoría dijo que una vaca de vientre valía ocho pesos; una
puerca de vientre, dos pesos; una gallina, cuatro reales de
plata; cada yegua o caballo, catorce pesos; la fanega de arroz
y de maíz, tres pesos, pero ese precio variaba en el año, y en
tiempo de cosechas podía ser menor; los bohíos si se hacían
reducidos o pequeños, costaban 50 pesos y las iglesias, 200
pesos, cada una.78

77. “Preguntas que se han hecho a Don Juan de Bocanegra…, 11 de julio


de 1747”. Biblioteca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
78. “Testimonio de los autos sobre los precios en 1750”. AGI, Santo Do-
mingo, 1009.

66
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

En 1750, el gobernador Zorrilla de San Martín informaba


que las cincuenta familias de Canarias de a cinco personas
cada una, que se habían de recibir en Santo Domingo, nunca
se enviaron, debido a la guerra. En 1739 estalló la guerra entre
España e Inglaterra, llamada “Guerra de la Oreja de Jenkins”,
y en 1743 tuvo lugar la “Guerra de la Sucesión Austríaca”, que
se prolongó hasta 1748, y culminó con el Tratado de Aquisgrán.
Los planes de emigración de familias de las islas Canarias a
Santo Domingo se vieron afectados por estas guerras y las
llegadas de canarios se redujeron considerablemente.
En 1739, en el navío nombrado San Juan Bautista (alias El
Invencible), con registro para Campeche, se embarcaron para
Santo Domingo, seis familias, integradas por 30 personas. En
ese mismo año, en el navío nombrado Santísima Trinidad (alias
el Triunpho), que hizo viaje con registro para La Habana, se
remitieron para Santo Domingo, 24 familias compuestas por
120 personas. También en 1739, en el bergantín nombrado San
Joseph y las Ánimas, con registro para La Habana se remitieron
de Canarias para Santo Domingo, tres familias y dos personas,
que sumaron 17 personas. En 1742, en el bergantín San Antonio
y las Ánimas (alias La Fortuna), con registro para Puerto Rico,
se remitió a Santo Domingo una familia y dos personas, que
sumaron siete personas.
En los años de 1740 y 1741 no fueron embarcadas
familias ni personas que viajaran solas para Santo Domingo,
posiblemente debido a la guerra, aunque solo se hizo constar
esta causa de suspensión del envío de familias canarias a Santo
Domingo, a partir de 1743 hasta 1748. En 1749, se reanudó
el envío, y en ese año se remitieron en el bergantín nombrado
Santa Bárbara (alias El Dichoso), con registro para hacer viaje
de Canarias a Puerto Rico, dos familias para Santo Domingo,

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

compuesta por 10 personas. También en 1749, en la fragata


Nuestra Señora del Rosario, con registro para La Habana se
remitieron a Santo Domingo cuatro familias, compuestas por
20 personas. En 1750, en la fragata nombrada Nuestra Señora
de la Soledad (alias El Marte), con registro para La Habana,
se remitieron cinco familias y tres personas, que hicieron un
total de 28 personas. Asimismo, en 1750, en el navío nombrado
Nuestra Señora de las Angustias (alias El Canario), con
registro para Campeche, se embarcaron para Santo Domingo
ocho familias y tres personas, que sumaban 43 personas.79 En
consecuencia, entre 1739 y 1742, y en los años de 1749 y 1750
se remitieron a Santo Domingo, según el testimonio del Juez
de Indias, la cantidad de 53 familias supuestamente formadas
por cinco miembros, más diez personas que viajaron solas, lo
que hace un total de 275 personas.
Por real orden del 18 de mayo de 1749, se participó al
gobernador de Santo Domingo, lo que se había dispuesto desde
el año de 1741 sobre el envío de familias de Canarias. Aunque
se habían remitido las familias y personas que hemos indicado
anteriormente, y se había producido el embarque de otras en
los años de 1751 y 1752, el virrey de Nueva España no había
remitido con los situados anuales los 16,000 pesos para su
manutención y demás gastos previstos en la real cédula de 1741

79. “Testimonio enviado con carta del Juez de Indias en Canarias. Santa
Cruz de Tenerife, 3 de febrero de 1765”. AGI, Santo Domingo, 1020.
En dicho testimonio se hacen constar los envíos de familias y personas
de Canarias a Santo Domingo, en los años de 1751, 1752, 1753, 1754,
1755,1756, 1757, 1758, 1759, 1760, 1761, 1763, y 1764. En 1762 no
se embarcaron familias ni personas para Santo Domingo. Como esas
familias y personas fueron destinadas a otras poblaciones, no vamos a
entrar en más detalles sobre las mismas.

68
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

y en el plano o presupuesto elaborado al efecto. El gobernador


había tenido que tomar dinero prestado, “no sólo para el preciso
diario y manutención de los pobladores que empezaron a
venir”, sino para los gastos ocasionados “en la formación de
la nueva ciudad de San Fernando de Monte Cristi”. Además de
ese problema, el gobernador señalaba que otro “considerable
reparo” era, que como el rey había dispuesto que se suministrara
a los inmigrantes los diferentes animales, las semillas y todo lo
demás que estaba estipulado en el plano o estado que se había
hecho para estos fines, no se podían obtener las cantidades
indicadas con las sumas de dinero presupuestadas, porque los
precios habían variado significativamente, durante el tiempo
transcurrido, y las sumas que se entregaban a los inmigrantes
las gastaban en la compra de algunos bienes. Esta situación no
sólo afectaba a los pobladores de Montecristi, sino también a
los de Puerto Plata, ya que esta población necesitaba todavía
de un mayor fomento.80
Además de proponer que se formara un nuevo plano
o presupuesto “según la regulación justificada de los
precios y valor” que tenían todas las mercancías, animales,
construcciones y servicios, el gobernador se oponía a que se
entregara a los pobladores la ayuda en dinero, pues era de
opinión que si se hacía así, nunca se lograría “el importante fin
de su establecimiento” y antes les serviría “de incentivo… para
preferir la vida de mercader a la de labrador”, dada la cercanía
de la colonia francesa, y así muchos se perderían, desertarían
y abandonarían sus obligaciones.

80. “Carta del Gobernador de Santo Domingo al Marqués de la Ensenada.


Santo Domingo, 18 de enero de 1752”. AGI, Santo Domingo, 1009.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

En la década de 1750, durante el gobierno de Francisco


Rubio y Peñaranda, se concedió a Montecristi la condición
de puerto franco o libre, por el tiempo de diez años. Las
actividades comerciales llevadas a cabo en ese puerto libre,
coincidieron en su mayor parte con la “Guerra de los Siete
Años”, sostenida entre España e Inglaterra, entre 1756 y 1763.
Esta concesión hecha a Montecristi influyó en la situación
económica también de Puerto Plata, Santiago y La Vega.
Como lo señala Antonio Sánchez Valverde, el “Real Indulto de
Comercio libre con todas las naciones por 10 años”, convirtió
a Montecristi en un depósito o almacén, donde concurrían los
comerciantes franceses e ingleses a realizar el comercio de
sus productos. Esas actividades comerciales dieron lugar a
un aumento del dinero circulante en la isla, sobre todo, de la
moneda de oro portuguesa, cuyo peso y valor intrínseco, según
el mismo autor, era superior al peso español, en más de ocho
pesos.81 De no haberse concedido el comercio libre por diez
años, en el puerto de Montecristi, según anotaba dicho autor,
esta última población y Puerto Plata “se hubieran enteramente
acabado, o estuvieran como Sabana de la Mar y Samaná”. A lo
que agregaba, que con el comercio libre no solo se pudieron
mantener, enriquecerse y crecer los habitantes de Montecristi
y Puerto Plata, “sino que Santiago tomó el incremento que hoy
tiene y la Vega se adelantó mucho”, al poder llevar “los vecinos
de una y otra sus ganados y frutos a aquellos puertos…”.82
Según otro autor, que toma la mayor parte de sus
informaciones de la obra de Sánchez Valverde, el libre comercio

81. Antonio Sánchez Valverde, Idea del valor de la isla Española. Santo
Domingo, Editora Nacional, 1971, pp. 144-145.
82. IbÍdem, p. 151.

70
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

por el puerto de Montecristi, produjo grandes beneficios,


permitió introducir negros, y atrajo a muchos extranjeros.83
También señala, que la proximidad de Montecristi con la ciudad
del Cabo Francés, dio lugar al contrabando, “del cual la parte
española sacó grandes ventajas”. Cuando transcurrió el tiempo
por el cual se había concedido a Montecristi la condición de
puerto libre, “volvió a convertirse en lugar pobre, privado
de toda otra fuente, a no ser los animales que se crían en su
territorio”, que eran vendidos en la colonia francesa. Aunque se
pensó restablecer la condición de puerto libre a Montecristi, en
1779, durante la guerra entre España e Inglaterra, con motivo
de la independencia de los Estados Unidos, esa medida no fue
tomada.84
Sobre la población de Puerto Plata, el gobernador Manuel
de Azlor escribía en 1761, que al ser de las más antiguas se
encontraba con el número de personas y familias necesarias
para “subsistir y fomentarse”, compuesta de isleños, españoles
y naturales que se habían avecindado y radicado en la misma,
a los cuales se podía agregar, posteriormente, “algunas más

83. M. L. Moreau de Saint-Méry, Descripción de la parte española de


Santo Domingo. Ciudad Trujillo (Santo Domingo, Editora Montalvo,
1944, p. 200. El autor incurre en el error de atribuir a la concesión del
libre comercio al puerto de Montecristi, el restablecimiento de Puerto
Plata con inmigrantes canarios.
84. Ibídem, p. 204. Sobre el proyecto de puertos francos, el comercio de los
ingleses y franceses, y las mercancías que se introducían por el puerto
franco de Montecristi, ver Héctor R. Feliciano Ramos. El contrabando
inglés en el Caribe y el Golfo de México (1748-1778). Sevilla, Dipu-
tación Provincial de Sevilla, 1990, pp. 229, 256-257. También Peggy
K. Liss. Los imperios trasatlánticos. Las redes del comercio y de la
revoluciones de Independencia. México, Fondo de Cultura Económica,
1995, pp. 61-63.

71
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de las que vinieren de Canarias”. Asimismo, el gobernador


Azlor señaló que sus antecesores no habían destinado más
inmigrantes para Puerto Plata, ni él había remitido hasta ese
momento algunas de las personas o familias que se encontraban
en la ciudad de Santo Domingo, pero que aumentaría el
número de pobladores hasta alcanzar “las trescientas señaladas
por la expresada Real Orden”. En lugar de destinar nuevos
inmigrantes canarios para la población de Puerto Plata, el
gobernador Azlor contempló asentar en la boca del río Jayna,
distante tres leguas de la ciudad de Santo Domingo, 50 de las
familias destinadas para Puerto de Plata “por no considerarlas
allí precisas, y por el contrario muy importante en el paraje
expresado”.85 Sin embargo, el proyecto de la fundación de una
población en la desembocadura del Río Jayna, con inmigrantes
canarios, no se llevó a cabo.
En dicho año, por real orden del 18 de junio de 1761, se
dispuso el traslado del convento de San Pedro Mártir de la
Orden de Predicadores, desde Monte Plata a la nueva población
de Puerto Plata.86 La real audiencia de Santo Domingo, por
carta del 29 de mayo de 1770, recomendó la instancia de los
religiosos de dicho convento, a fin de que se concediera alguna
ayuda de costa o limosna para la conclusión de la nueva fábrica

85. “Carta del gobernador de Santo Domingo, Manuel de Azlor a don Ju-
lián de Arriaga. Santo Domingo, 21 de febrero de 1761”. AGI, Santo
Domingo, 1011.
86. “Expediente sobre el traslado del Convento de San Pedro Mártir de
Monte Plata a Puerto Plata”. AGI, Santo Domingo, 1003. “Consulta
del Consejo de Indias sobre el traslado del convento de los dominicos
de Monte Plata a Puerto Plata. 19 de diciembre de 1760”. AGI, Santo
Domingo, 920.

72
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

y traslado del convento.87 Por real cédula del 7 de diciembre


de 1773, se concedió una limosna de 1,000 pesos al convento
de los dominicos de Puerto Plata, para su terminación.88
En 1777, se ejecutó en Puerto Plata el indulto de esclavos
negros, que se había concedido, en vista de la presencia en la
isla de una gran cantidad de esclavos, cuyos dueños no habían
pagado los derechos establecidos, por lo cual habían entrado
de contrabando a la colonia. En Puerto Plata, comparecieron
25 criadores, 22 labradores, y 23 propietarios de esclavos que
tenían otras ocupaciones, y declararon 135 esclavos, de los
cuales 78 eran hombres y 57 mujeres, de diferentes edades
y orígenes étnicos o procedencias. En las zonas norte y este
de la isla, Puerto Plata ocupó el tercer lugar en el número
de esclavos negros introducidos de contrabando, que fueron
declarados por sus dueños, después de Santiago de los
Caballeros y Dajabón, en los cuales se declararon 281 y 147
esclavos, respectivamente. Por esas cifras se puede apreciar
el crecimiento que había logrado Puerto Plata, en los 41 años
transcurridos entre 1736, año de su refundación y repoblación,
y 1777, año en que se procedió a la ejecución del indulto de
esclavos negros de mala entrada, o contrabando.89

87. “Expediente dimanado de la carta de la Audiencia de Santo Domingo


del 29 de mayo de 1770, sobre solicitud de ayuda para la conclusión
del Convento de San Pedro Mártir, de la Orden de Predicadores”. AGI,
Santo Domingo, 981.
88. “Real Cédula del 7 de diciembre sobre limosna de 1000 pesos al
Convento de los dominicos de Puerto Plata para concluir su nueva
fábrica”. AGI, Santo Domingo, 919.
89. “Expediente sobre el excesivo número de negros de mala entrada”.
AGI, Santo Domingo, 983. “Libro registro de declaraciones de posee-
dores de negros de mala entrada, correspondiente a los territorios de la

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Francisco de Saavedra, en su condición de comisionado


del gobierno español, con motivo de la guerra sostenida por
España y Francia contra Inglaterra, desde 1779, en apoyo de
la independencia de los habitantes de las colonias inglesas de
América del Norte, visitó a Puerto Plata en 1782, y dejó en
su Diario, el testimonio de las apreciaciones y estimaciones
que le suscitaron algunas de las características geográficas,
demográficas y económicas de dicha población y su entorno,
durante su breve estadía, a bordo de un navío de la flota de
guerra española.
Así, Saavedra consideró que la entrada del puerto era tan
difícil y estrecha, que solo por un milagro no tuvieron un
percance al casi estrellarse contra “los arrecifes de rocas que
hay por todos lados”. Después de haber anclado la embarcación
en que se encontraba, observó que había “un pequeño castillo
de ladrillo con 4 cañones de a 8, y una batería en la punta que
domina la entrada a tiro de pistola”, donde solo había “un cañón
a tres inservible”. Estimó que el pueblo tenía “1,200 almas entre
blancos y negros, por la mayor parte muy pobres”. Las casas
estaban construidas de “corteza de palma”, y sus habitantes
cultivaban “un poco de maíz y frutas, y una cortísima cantidad
de azúcar”. También apreció que “el temperamento” del pueblo
era enfermo, “a causa del espesísimo monte”, que lo rodeaba.
En una de las tardes de su permanencia en Puerto Plata,
Saavedra se paseó por una “altura que domina al pueblo” y
vio las ruinas de grandes edificios antiguos, lo que le impulsó
a indagar, y sobre esto supo que el puerto había estado
“antiguamente poblado, y según las señales fue rico”. Se

banda norte de la isla con objeto de acogerse al indulto publicado por


el gobernador Solano en mayo de 1776”. Archivo Histórico Nacional,
de España (En lo adelante AHN), Ultramar, Libro 683.

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

había despoblado en la época de los filibusteros y repoblado,


según señalaba, en parte erróneamente, “en el año de 18” con
familias de las Canarias. Consideraba que merecía alguna
consideración, “porque en tiempo de guerra era un importante
refugio”, y refirió que hacía dos años que “un convoy francés
de cien velas”, se había salvado al guarecerse en el puerto, “que
si no hubiera encontrado éste hubiera caído sin remedio en
poder de tres navíos ingleses y dos fragatas que lo perseguían”.
En otra ocasión, aprovechó para visitar una habitación o
finca situada a media legua de la bahía. Señala que aunque
la casa era humilde, el terreno estaba dividido en sabanas
limitadas por árboles muy frondosos, que formaban una
perspectiva muy hermosa. Su propietario era un isleño de
Canarias, que se había establecido en el país, hacía como 20
años. En la finca se mantenían 50 cabezas de ganado vacuno
y 40 de ganado caballar. En la misma se producía azúcar para
consumo de su propietario, quien era dueño de seis negros
adultos y dos muchachos. Según Saavedra, la finca o habitación
podría producir más, por la fertilidad de la tierra, pero los
frutos no tenían salida en un puerto donde absolutamente no
había comercio. Desde Puerto Plata Saavedra se dirigió al
Cabo Francés. A la salida del navío del puerto, hizo las mismas
observaciones que a la entrada. “La pasa del Puerto Plata es
muy estrecha, por un lado y otro hay arrecifes de piedra, y en
el comedio hace una mar furiosa”.90
No solo era Saavedra el que tenía esa apreciación de las
dificultades que presentaba el puerto para los navíos. También
Moreau de Saint-Méry, consideraba que la entrada del puerto

90. Francisco Morales Padrón (ed.). Diario de Don Francisco de Saavedra.


Sevilla, Universidad de Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 2004, pp. 269-274.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

no era muy segura, porque estaba “precisamente al norte”.


Además, señalaba que el fondo tenía tres brazas y disminuía
considerablemente desde que se entraba, lo cual se atribuía al
lodo que arrastraban los dos ríos que desembocaban en ese
lugar. Asimismo, había “en algunos lugares, un fondo de rocas
tan aguzadas que pueden cortar los cabos”. A lo cual agregaba,
que “las ráfagas del norte y del noroeste” eran muy temibles.
Para terminar, señalaba que se entraba “acercándose mucho a
la punta de los arrecifes, casi al lado del Fuerte que está al este
y entonces se fondeaba en medio del puerto”.91
Otra fuente de información sobre el estado de Puerto Plata,
en la década de 1780, son los datos demográficos, económicos
y sociales, que figuran en las informaciones contenidas en
los libros parroquiales y en el padrón que se elaboró en
1782, utilizados por el cura de la parroquia, Josef Pérez, en
el informe que rindió al alcalde mayor de Santiago, Joaquín
Pueyo y Urríes. La parroquia de Puerto Plata, abarcaba una
extensión de 17 a 18 leguas de longitud, y de seis a siete de
latitud. El número de feligreses de comunión, con inclusión
de los esclavos, ascendía a 1,233 personas. Además, había 123
sólo de confesión “por no estar hábiles para comulgar”, y 448
párvulos, lo que hacía un total de 1,804 habitantes. El número
de matrimonios celebrados en el año de 1778, fue de doce; en
1779 y 1780, hubo once, en cada año; en el año de 1781, trece
y en el de 1782, ascendieron a veinte.92

91. M. L. Moreau de Saint-Méry. Descripción de la parte española de


Santo Domingo…, p. 199.
92. “Informe del cura Josef Pérez al alcalde mayor don Joaquín Pueyo.
Puerto Plata, 25 de febrero de 1783. Expediente sobre rentas, diezmos
y obvenciones de los curas párrocos de la isla Española. Informe sobre
la parroquia de Puerto Plata”. AGI, Santo Domingo, 988. En relación
con los datos demográficos, se observa que se emplea la categoría de

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Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

Las haciendas de labor o dedicadas a la agricultura, estaban


situadas en las inmediaciones de la ciudad de Puerto Plata.
Más allá del radio de las haciendas de labor o agrícolas, se
hallaban las tierras dedicadas a las crianzas de cerdos, que era
la única clase de ganado que se criaba, “por no permitir esta
jurisdicción las de otra especie”. Los caminos a las haciendas
de labor eran de buen tránsito, mientras que las crianzas de
cerdos estaban situadas en un territorio, que se caracterizaba
“por ser montuoso y de serranías”. La zona rural de Puerto Plata
estaba integrada por cuatro partidos, llamados Guaynamoca,
Bajabonico Arriba, Río Grande y Bajabonico Abajo, y en éstos
estaban comprendidos los lugares de El Novillero, Estero
Hondo y la Isabela. Los caminos en estos partidos eran muy
“fragosos y lodosos”, en las temporadas de lluvia.
El partido de Guaynamoca, era llano y uno de los más
cercanos, distaba cinco o seis leguas de Puerto Plata, y tenía
una población de más o menos 200 habitantes. Bajabonico
Arriba, se encontraba a igual distancia, y contaba con 300
habitantes. En el de Río Grande terminaba la parroquia, por la
parte que confinaba o colindaba con la de Santiago, y estaba
a siete u ocho leguas de distancia, con una población de 150
habitantes. El de Bajabonico Abajo, se extendía hasta el término
de la parroquia de Monte Cristi, distaba diez o doce leguas,
poco más o menos, y contaba con 500 habitantes, “siendo el
más poblado y espacioso”. En consecuencia, la población de

almas, pero al sumar los párvulos con las cifras correspondientes a las
almas de confesión y comunión, se comprueba que el índice demográ-
fico empleado es el de habitantes, ya que si fueran almas, las cantidades
habría que multiplicarlas por un coeficiente para convertirlas en habi-
tantes, lo cual daría elevadas sumas, que no se corresponderían con la
realidad. A menos que se indique lo contrario, lo que sigue procede de
este expediente.

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los partidos ascendía a 1,150 habitantes, que deducidos de los


1,804 habitantes, que era el total de la población de la parroquia,
resulta que en la zona urbana solo vivían 654 habitantes, de
todas las edades, sexos, origen étnico y condiciones sociales.
La parroquia de Puerto Plata se encontraba a una distancia
de Montecristi, cuyo término era Estero Hondo, a doce leguas,
más o menos. De la de Santiago de seis a ocho leguas y de la de
la Vega, separada por el río Yásica, de cinco a seis o siete leguas.
En el quinquenio de 1778-1782, había habido un aumento
de la población y la feligresía de Puerto Plata, por haber pasado
muchas familias de Santiago, que huían de las repetidas secas,
pero su permanencia era temporal por no tener casa en aquella,
como tampoco la tenían muchas familias del vecindario.
Los terrenos de Puerto Plata eran muy fértiles y
proporcionados y los campos se encontraban cultivados. Los
feligreses no estaban tan instruidos en asuntos de religión,
como hubiera querido el cura, ya que según exponía éste
eran muchas las familias que no frecuentaban la iglesia de la
parroquia, sino rara vez en el año. En sus enfermedades en
lugar de ir a Puerto Plata, preferían ir a Santiago, donde se
podía contar con algún médico que los curara.
Además, como Puerto Plata era un puerto de mar, en
tiempos de guerra como ocurría en 1782, durante el conflicto
entre España e Inglaterra con motivo de la independencia
de los Estados Unidos, estaba expuesta a continuos asaltos
de enemigos y sus pobladores huían de ella, sobre todo, las
mujeres enfermas y de parto, de lo cual resultaba que en lugar
de ser mayor el número de bautizados y muertos, era menor que
en los años anteriores, a pesar del aumento de la feligresía. El
Ayuntamiento de Puerto Plata consideraba que la población y
en especial, la feligresía sería “mucho mayor en lo sucesivo”,
al mejorar las condiciones de vida, con los cuidados que podría

78
Fundación de Puerto Plata, las Devastaciones de 1605-1606...

proporcionarles un médico temporal y en el ámbito religioso,


por la asistencia espiritual de ministros o sacerdotes suficientes.
Esas informaciones fueron verificadas por el alcalde mayor
de Santiago, acompañado por el alcalde ordinario de Puerto
Plata, Ignacio Brito, quien hizo las veces de escribano, por
no haber uno en esa población, las cuales fueron encontradas
exactas. También el Ayuntamiento de Puerto Plata rindió
un informe al alcalde mayor de Santiago sobre los mismos
asuntos tratados, gran parte de los cuales eran desconocidos
por los miembros del Cabildo, que en el año de 1783, estaba
compuesto, además del alcalde ordinario, Ignacio Brito, por
Josep Padilla, Salvador Fontes, Diego de los Santos, Juan
García y Francisco de León. En el informe rendido por los
miembros del Cabildo, y en el informe final enviado por el
alcalde mayor de Santiago al gobernador de la isla de Santo
Domingo se hizo constar, además de todas las informaciones
suministradas por el cura párroco, la relativa a que hacía
muchos años que en Puerto Plata se encontraba un religioso de
la orden de Santo Domingo, “a efecto de facilitar la fundación
de un convento”, quien a veces ayudaba al cura párroco, pero
sin estar obligado de oficio.93 Por esta última información
sabemos, que a pesar de haberse dispuesto el traslado de los
dominicos, en 1761, y concedido en 1773 la suma de 1,000
pesos para la reconstrucción del convento, todavía en 1783
no se había ejecutado el traslado ni reconstruido el referido
convento, lo cual tampoco se hizo posteriormente.

93. “Informe del Ayuntamiento de Puerto Plata al alcalde mayor de San-


tiago, Joaquín Pueyo y Urríes. Puerto Plata, 27 de febrero de 1783.
Expediente sobre rentas, diezmos y obvenciones de los curas párrocos
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AGI, Santo Domingo, 988.

79
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Antonio Sánchez Valverde estimaba que la población


de Montecristi y Puerto Plata ascendía a un total de 5,500
habitantes.94 Sin embargo, la parroquia de Montecristi, en 1783,
tenía una población ascendente a 1,642 personas, integrada por
165 familias que sumaban 1,298 personas, en la zona urbana,
y 65 familias integradas por 344 personas, que habitaban en
la zona rural de su jurisdicción.95 Según la misma fuente de
la cual proceden estos datos sobre Montecristi, en el año de
1783, la población total de la parroquia Puerto Plata ascendía
a 1804 habitantes, como ya se ha hecho constar anteriormente,
por lo cual si se suman ambas poblaciones, el total sería 3,446
habitantes y no 5,500 como estimaba Sánchez Valverde, en su
obra publicada en 1785.

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94. Antonio Sánchez Valverde, Idea del valor de la isla Española…, p. 151.
95. “Expediente sobre rentas, diezmos y obvenciones de los curas párro-
cos de la isla. Informe sobre la parroquia de Montecristi. AGI, Santo
Domingo, 988”. Fray Cipriano de Utrera, nota en Antonio Sánchez
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86
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

Sistemas de producción esclavista de las


dos colonias de la isla de Santo Domingo1

Emilio Cordero Michel2


Al tratar en esta brevísima exposición sobre los sistemas
de producción esclavista que imperaron en las dos colonias de
la isla de Santo Domingo durante la segunda mitad del siglo
XVIII, obligatoriamente tengo que señalar las bases en las que
descansaron, particularmente el existente en la colonia francesa
de la Parte Occidental o de Saint-Domingue, a saber:
1. Propiedad privada sobre los medios de producción;
2. Alta inversión de capitales;
3. Utilización de técnicas modernas en el proceso productivo;
4. Producción para un mercado exterior o mundial; y
5. Mano de obra esclava.
Cuando Carlos Marx analizó el sistema de producción del
sur de los Estados Unidos y de algunas Antillas durante los

1. Ponencia presentada en el II Congreso Internacional El Caribe en


cuatro tiempos: Los modelos que suceden (siglos XVI-XIX), auspiciado
por la Academia Dominicana de la Historia, la Asociación de Historia
Económica del Caribe y el Centro de Estudios Caribeños de la Pontificia
Universidad Católica Madre y Maestra, celebrado en la ciudad de Santo
Domingo, República Dominicana, los días 26-29 de junio de 2013.
Por no haberse publicado las Memorias de dicho Congreso, el autor la
presentó como conferencia en la Academia Dominicana de la Historia,
la noche del 4 de junio de 2014.
2. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.

87
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

siglos XVIII y XIX, especialmente el de la colonia francesa de


Saint-Domingue, y observó estas bases, de las cuales las cuatro
primeras correspondían al modo de producción capitalista y
la última al modo de producción esclavista, se encontró con
el difícil problema de definirlo porque, como es bien sabido,
conforme a la concepción materialista por él y Federico Engels
desarrollada, son las relaciones de producción (o los vínculos
sociales y de trabajo entre el propietario de los medios de
producción y el trabajador que elabora los bienes materiales)
lo que determina el tipo del modo de producción.
Por ello, primeramente denominó a este peculiar sistema
productivo como “Capital-esclavista” por tener bases de dos
modos de producción diferentes y antagónicos. Posteriormente,
lo llamó de la “Esclavitud americana”, para diferenciarlo de
la esclavitud del Viejo Mundo, en la que el esclavo producía
para el Estado –particularmente en las minas– o para satisfacer
las necesidades de consumo de su amo y el estrecho mercado
local o regional. Y ya en sus días finales al comprender que la
producción de ese sistema era destinada, fundamentalmente,
a un amplio mercado consumidor nacional o mundial, lo
denominó “Sistema de plantación”, nombre que han aceptado
sus seguidores y contradictores.
El análisis de este peculiar sistema de plantación llevó a
Marx a escribirle a su amigo A.P.V. Annenkov lo siguiente:
“La esclavitud directa es un pivote de nuestro
industrialismo actual, lo mismo que las máquinas, el
crédito, etc. Sin la esclavitud no habría algodón, y sin
algodón no habría industria moderna. Es la esclavitud lo
que ha dado valor a las colonias; son las colonias lo que ha
creado el comercio mundial, y el comercio mundial es la

88
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

condición necesaria de la gran industria mecanizada. Así,


antes de la trata de negros, las colonias no daban al mundo
antiguo más que unos pocos productos y no cambiaron
visiblemente la faz de la tierra. La esclavitud es, por tanto,
una categoría económica de la más alta importancia (...) y
por eso se observa en cada nación desde que comenzó el
mundo. Los pueblos modernos sólo han sabido disfrazar
la esclavitud en sus propios países e importarla al Nuevo
Mundo”.3
La burguesía gala, que al finalizar la segunda mitad del
siglo XVIII controlaba los principales medios de producción
de su país y solamente le faltaba tomar el poder político
para consolidarse como clase predominante y garantizar su
desarrollo ulterior, implantó en Saint-Domingue el señalado
sistema de plantación y, al estallar en París la Revolución
Francesa el 14 de julio de 1789, poseía en dicha colonia:
“792 ingenios y trapiches –451 para producir azúcar
blanca y 341 azúcar crudo− que procesaban la caña
sembrada en 74,323 hectáreas, equivalentes a 1,181,869.4
tareas;4
3,150 añilerías que elaboraban el índigo cultivado en
82,174 hectáreas, equivalentes a 1,306,714.5 tareas;

3. Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas. Vol. II., p. 452. Moscú,
Editorial Progreso, 1966.
4. Tarea: medida agraria dominicana de 628.86 metros cuadrados, por lo
que una hectárea de 10,000 metros cuadrados tiene 15.90.18 tareas.

89
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

3,117 plantaciones de café [de las que no se informa


su extensión pero que se supone debió comprender más de
90,000 de hectáreas equivalentes a unas 1,431,162 tareas];5
789 plantaciones de algodón cultivado en 20,321
hectáreas, equivalentes a 323,140.5 tareas; y
69 plantaciones de cacao cultivado en 2,803 hectáreas,
equivalentes a 44,572.7 tareas”.6
Además, para alimentar a los esclavos se cultivaban unas
91,627 hectáreas, equivalentes a, 1,457,034.2 tareas de: maíz,
batatas, ñames, mijo, plátanos y yuca. Es decir, se explotaban
agrícolamente cultivos con el empleo de curvas de nivel y en
franjas en terrenos montañosos, rotación de cultivos, aporques
y fertilización con abonos naturales, un total de por lo menos
361,248 hectáreas, equivalentes a 5,744,493.4 tareas.7
Por otro lado, se contaba con una población ganadera de:
40,000 equinos; 50,000 mulares y asnales; 77,907 bovinos
y 173,000 ovinos, caprinos y porcinos y 182 destilerías y
alambiques para producir ron; 390 hornos de cal; 29 tejares; 33

5. El estimado del área de cafetos es del autor, tomando en consideración


que se cultivaba en las zonas montañosas para aprovechar la bondad
del clima y la cantidad de plantas en el marco de siembra o “pie de
siembra” que se usaba en esa época.
6. Emilio Cordero Michel. La Revolución Haitiana y Santo Domingo,
4ta. edición corregida y ampliada, pp. 23-24. Santo Domingo, Editora
Búho, 2000.
7. Estimado del autor en base al marco de siembra o “pie de siembra” para
los cultivos de maíz. mijo, batatas, ñames, plátanos y yuca. Además
hay referencias de otros cultivos de los que no se ofrecen cifras como:
habichuelas, yautía, mapuey, maní, guineos y de frutales: mangos
(árbol casi sagrado de los esclavos y haitianos hoy en vías de extinción
por usarlo como leña o carbón), pan de fruta, buen pan, caimitos,
cítricos, guayabas, guanábanas, etc. Ver a Emilio Codero Michel. La
Revolución…. p. 24.

90
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

fábricas de ladrillos; y 6 tenerías para curtir pieles del ganado


importado en pie de la vecina colonia de Santo Domingo.8
Según el historiador haitiano Thomas Madiou, los esclavos
que laboraban en esas plantaciones y unidades productivas
ascendían a 509,642, existiendo unos 200,000 trabajando en
el servicio doméstico y menores de edad, lo que da un total
de 709,642.9 Algunos autores han afirmado que el número era
mucho mayor mientras que Moreau de Saint-Méry ofreció la
cifra de 452,000, que es la más conocida.10
El destino de los indicados renglones de exportación (azúcar,
añil, algodón, café y cacao) se hacía, fundamentalmente, a un
mercado mundial y a la metrópoli, compitiendo en el primer
caso, con productos similares procedentes de otras colonias y
regiones del mundo. Puesto que dicha venta dependía del precio
ofertado y el monto de este estaba determinado por su costo de
producción, el plantador necesitaba obtener la mayor plusvalía
posible para lograr el más bajo posible. Por ello y no por otra
causa, los esclavos eran explotados de manera inhumana y
cruel para obtener el máximo beneficio de su fuerza de trabajo
por lo que, con regular frecuencia, tenían que laborar 14 y más
horas diarias, lo que provocaba que su vida productiva fuera
muy corta ya que:

8. Ibídem.
9. Thomas Madiou. Histoire D’Haïti, vol. I, p. 42. Port-au-Prince,
Imprimerie Cheraquit, 1922.
10. Louis Elie Moreau de Saint–Méry. Description topographique, physique,
civile, politique et historique de la partie française de l’Ille de Saint–
Domingue, vol. I, p. 285. Philadelphia, 1797.

91
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

“El promedio de vida de un esclavo trabajando en las


plantaciones de las Antillas era de 7 años”.11
Esa enorme mortandad de esclavos en las plantaciones por
la brutal explotación a la que eran sometidos, necesariamente
obligaba a los plantadores a mantener una renovación en
las dotaciones que, a su vez, mantenía un flujo permanente
trasatlántico de negros desde las costas africanas y el fabuloso
negocio de la trata de esclavos −el llamado viaje triangular−
que producía fabulosos beneficios de hasta más del 2,500%
en sus tres tramos: de los puertos del norte de Europa a las
costas occidentales africanas; desde las factorías esclavistas a
las Antillas; y de éstas a los puertos de salida.
En palabras de Marx:
“Por eso, en los países de importación de esclavos, es
máxima de explotación de éstos la de que el sistema más
eficaz es el que consiste en estrujar al ganado humano
(human cattle) la mayor masa de rendimiento posible en
el menor tiempo. En los países tropicales, en los que las
ganancias anuales igualan con frecuencia al capital global
de lasplantaciones, es precisamente donde en forma más
despiadada se sacrifica la vida de los negros”.12
Esas riquísimas plantaciones y la despiadada explotación
de los esclavos, convirtieron a Saint-Domingue en el territorio
más rico del mundo, al nivel de que:
“en 1788, el comercio exterior de Saint-Domingue,
evaluado en 214 millones de francos, esto es, unos 42

11. Frank Tannenbaum. Slave and Citizen, p. 36. New York, Vintage Books,
Random House, 1947.
12. Carlos Marx. El capital, 4ta. edición, vol. I, p. 209. México, Fondo de
Cultura Económica, 1966.

92
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

millones de dólares a la tasa de conversiónde la época,


sobrepasaba al de los Estados Unidos”.13
Mientras en la Parte Occidental se desarrolló la economía
esclavista de plantación hasta alcanzar niveles increíbles, en
la Parte Oriental, en el Santo Domingo Español, la actividad
productiva, aunque había tenido un cierto crecimiento a partir
de la segunda mitad del siglo XVIII, no era similar a la de Saint-
Domingue. Y no lo era porque no destinaba su producción a un
competitivo mercado mundial, por lo que no había alta inversión
de capitales, utilización de técnicas modernas productivas
ni necesidad de tener grandes dotaciones de esclavos para
exprimirles la mayor plusvalía posible. Por esa razón, su
economía descansaba, principalmente, en la actividad pecuaria,
la producción de algún tabaco en la región aledaña a Santiago
de los Caballeros, de escasos renglones alimenticios, miel de
abejas cimarronas, cera, cueros y del corte de maderas preciosas.
El ganado mayor (vacuno, equino, mular, asnal, caprino y
ovino) no se criaba de manera científica ni en pastos cultivados,
sino libre o suelto en sabanas y bosques, destinándose al
consumo interno o insular al exportarse en pie, en su casi
totalidad, a la colonia de Saint-Domingue. Casi existía una
economía natural, en la que el hombre hacia pocos esfuerzos
productivos para arrancarle a la naturaleza los bienes materiales
necesarios para su subsistencia y satisfacción de bienes de
uso y consumo, al tomar lo que ésta le brindaba, excepto en la
producción tabaquera y en dos ingenios que producían escasa
azúcar: uno ubicado en el sur, en la llamada desde el siglo

13. Alain Turnier. Les État Unis et le marché haïtien. Washington, 1925.
Citado por Gérard Pierre-Charles. La economía haitiana y su vía de
desarrollo, p. 28. México, Cuadernos Americanos, 1965.

93
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

XVI “Zona de los ingenios”, el de Boca de Nigua, propiedad


de marqués de Iranda; y el otro de monsieur Espaillat, ubicado
en las cercanías de Santiago de los Caballeros, aprovechando
las fértiles tierras aluviales del río Yaque del Norte.
El tabaco, producido con mano de obra familiar o libre, se
destinaba, en menor escala, a la plaza de Sevilla y gran parte
de su volumen se convertía en andullos que se consumían
internamente y se exportaba en esa primitiva forma de semi-
industrialización a la colonia francesa. Por otra parte, cerca
del 85% de los artículos de uso y consumo que requería
la población colonial eran de procedencia francesa que se
introducían desde la colonia de Saint-Domingue. Es decir, que
el Santo Domingo Español sufría una doble dependencia: en
lo político, de la monarquía española y, en lo económico, de
la colonia francesa.
Las plantaciones azucareras no existían, salvo las dos
anteriormente señaladas, aunque había algo más de media
docena de empobrecidos trapiches que, con escasos esclavos,
únicamente producían melado para destilar aguardiente en
rústicos alambiques de cabezote de origen francés y raspadura
para endulzar. No existían plantaciones de café (aunque
muy tímidamente se comenzaba en esa época su fomento en
reducida escala), ni de cacao, cañafístola o jengibre como en
siglos anteriores, tampoco de algodón y añil. Era una economía
muy pobre que, cuando contaba con algunos excedentes
productivos, se comercializaban en el estrecho mercado local
o se destinaban a la colonia francesa de Saint-Domingue.
El grado de desarrollo del Santo Domingo Español lo
evidencia el reducido número de esclavos que existía en el
año de 1789: un total de 35,000 de una población de 125,000
personas; esto es, el 28 % del total de los habitantes. De esos

94
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

35,000 esclavos no todos estaban dedicados a actividades


productivas, ya que gran parte de ellos, cerca del 70% o casi
25,000, estaban destinados al servicio doméstico de sus amos.14
Ahora bien, nuestros historiadores clásicos y sus
seguidores, preñados de un profundo racismo antihaitiano, han
venido aseverando que la diferencia entre la esclavitud de la
colonia de Saint-Domingue y la del Santo Domingo Español
descansaba en la religiosidad de los amos: que los católicos
españoles trataban más benignamente a sus esclavos que los
ateos republicanos franceses; como si las creencias religiosas
tuvieran algo que ver con la explotación del hombre por el
hombre. En Saint-Domingue se explotaba y exprimía al esclavo
porque, como ya dije, se producía bajo un sistema que destinaba
el producto social a un mercado mundial.
En el Santo Domingo Español, el esclavo producía para
su amo y un reducido mercado local, puesto que no existía un
mercado nacional único, o para el mercado insular, cuando
había excedentes productivos. Valdría la pena que alguien me
respondiera las siguientes dos preguntas: ¿Por qué el blanco
esclavista español en Cuba, católico, apostólico romano al nivel
de fanatismo, explotó de manera inmisericorde a los esclavos
que producían en las plantaciones azucareras durante los siglos
XVIII y XIX? ¿Por qué ocurrió lo mismo con los esclavistas

14. Emilio Cordero Michel. Cátedras de historia social, económica


y política dominicana (His–111), Tema XX, p. 5. Texto del tercer
semestre de la Escuela de Economía, Facultad de Ciencias Económicas
y Sociales, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Santo Domingo,
mimeografiado, 1970. Ver cuadro comparativo de la composición étnica
de la población de los años 1789, 1810, 1812 y 1819-1821, elaborado
por el autor.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

católicos españoles en Puerto Rico, mientras en esa isla se


produjo azúcar o café en gran escala?
Puesto que en el Santo Domingo Español la actividad
pecuaria demandaba ciertas condiciones bien diferentes a las
existentes en las plantaciones, el esclavo vaquero recibió un
trato que, aunque esclavista, determinó un tipo de relaciones
de producción distintas, más dulces, si se pudiera emplear ese
término, o cuasi patriarcal como señaló Marx cuando estudió
el sistema esclavista imperante en el Sur de los Estados Unidos
de América y habló de esclavitud “con cierto suave carácter
patriarcal”. En efecto, señaló que:
“En los Estados norteamericanos del Sur el trabajo
de los negros conservó cierto suave carácter patriarcal
mientras la producción se circunscribía sustancialmente
a las propias necesidades. Pero tan pronto como la
exportación de algodón pasó a ser un resorte vital para
aquellos Estados, la explotación intensiva del negro se
convirtió en factor de un sistema calculado y calculador,
llegando a darse casos de agotarse en siete años de trabajo
la vida del trabajador”.15
En la colonia española de Santo Domingo, como ocurrió en
otras regiones de América en las que la ganadería constituyó
la principal actividad productiva, como fueron los casos de la
provincia de Chiriquí, en Panamá, y en los llanos venezolanos,
el esclavo vaquero o arriero anduvo armado de daga o puñal,
machete y lanza. En el Santo Domingo Español, desde tan
temprano como el año 1528, el Cabildo dictó ordenanzas,
aprobadas por la Real Audiencia, que permitieron a los esclavos
vaqueros o arrieros utilizar armas blancas

15. Carlos Marx. El capital, 4ta. edición, vol. I…, p. 181.

96
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

Y ello era lógico, porque el vaquero esclavo necesitaba


libertad de movimiento por las características de su actividad
productiva: andar a caballo y armado persiguiendo reses
montaraces por sabanas o montearlas cuando eran cimarronas
y cazarlas con perros, lanza, machete y daga y desollarlas para
aprovechar, fundamentalmente, el cuero y algunas carnes que
tasajeaba, mezclaba con jugo de naranja agria, sal y orégano
que secaba al sol. Esa carne de res así curada, le llamaban tasajo
y cuando era de cerdo manso o cimarrón cazado, le llamaban
cecina. Estas carnes así preparadas, constituyeron la principal
fuente proteica de la población campesina y urbana dominicana
durante el período colonial y gran parte del republicano.
Regularmente, ese esclavo vaquero cazaba el ganado
cimarrón o bravío acompañado de su amo hatero. Cuando les
cogía la noche en la sabana o el monte, colgaban sus hamacas
de los mismos árboles, cenaban lo mismo (tasajo o cecina asada
acompañada de batatas o plátanos asados y aguamiel). En otras
palabras, no solamente compartían los peligros comunes de
perseguir, acosar y matar las reses, sino que también compartían
los alimentos y el lugar en el que pernoctaban.
Es decir, el esclavo vaquero no dormía en un barracón
con grilletes, ni era custodiado por mayorales o capataces
armados, tenía libertad de movimiento, era diestro jinete y
andaba armado. Bien es sabido que no es lo mismo abusar
de un hombre desarmado y custodiado que a otro provisto de
cuchillo, machete y lanza. Por ello y no por benignidad alguna
del amo, el esclavo dedicado a la explotación pecuaria en el
Santo Domingo Español recibió un trato más benigno, diferente
al del esclavo de la plantación.
Naturalmente, esta dulcificación –si se me permite así
llamarla– en las relaciones de producción entre el amo hatero y

97
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el esclavo vaquero, por un lado; y, por el otro, el que la mayoría


de los esclavos estuviera dedicada al servicio doméstico,
contribuyeron a suavizar el trato que le daban los amos y a
crear la composición étnica del pueblo dominicano, en el que,
desde finales de la segunda mitad del siglo XVI a la actualidad,
ha predominado una mayoría mulata y negra que determinó
ha determinado que no fuera tan marcada la discriminación
racial como por ejemplo, en Saint-Domingue, Cuba, Puerto
Rico –mientras produjo azúcar– o en el Sur de los Estados
Unidos de América.
Esa esclavitud sui géneris de la colonia española de Santo
Domingo que, según Mr. Pedron16 en 1800 estaba integrada por
unos 24,000 seres humanos, fue abolida por primera vez por
el dirigente revolucionario y antiesclavista haitiano Toussaint
Louverture, cuando el 26 de enero de 1801, tomando como
excusa la no ejecución por parte de Francia del Tratado de
Basilea, unificó la isla de Santo Domingo bajo la bandera
republicana francesa.
Toussaint aplicó en toda la isla de Santo Domingo la
tesis geopolítica del diputado jacobino por la región de Puy-
de-Dôme, George Auguste Couthon, de que “La República
Francesa era una e indivisible”,17 ante las intentos secesionistas
de los monárquicos europeos de restaurar la corona en la llamada

16. M. Pedron. “Memoria descriptiva de la Parte Española de Santo Domingo


que contiene algunas ideas y pensamienos sobre diferentes materias”.
En Emilio Rodríguez Demorizi, La era de Francia en Santo Domingo.
Contribución a su estudio, p. 190. Ciudad Trujillo (Santo Domingo),
Editora del Caribe. (Academia Dominicana de la Historia, vol. II). 
17. Alfred Soboul, en Compendio de la historia de la Revolución
Francesa, p. 207. Madrid, Editorial Tecnos, 1966 afrmó que: “El 25 de
septiembre de 1792, después de un largo debate, la Convención adoptó
unánimemente la célebre fórmula propuesta por George Couthon,
diputado de Puy-de-Dôme: ‘La República Francesa es una e indivisible’.

98
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

“Guerre de la Vendance” (Guerra de la Vendimia); tesis que


se aplicó en la Francia revolucionaria y republicana asediada
por las agresiones de las monarquías europeas y en Saint-
Domingue constituyó un objetivo revolucionario concreto: la
unidad territorial de la isla, toda francesa, contra los enemigos
que amenazaban reconquistarla y restablecer la esclavitud.
Aunque los esclavos de la colonia española de Santo
Domingo apoyaron su liberación y la unificación política de
la isla con gran entusiasmo, no defendieron con igual fervor
el régimen louverturiano cuando, a inicios de 1802, las tropas
napoleónicas comandadas por el general Kerverseau ocuparon
la Parte Oriental y restablecieron la esclavitud siguiendo
órdenes expresas de Bonaparte.
Esa extraña actitud obedeció al hecho de que ellos,
acostumbrados al trabajo bucólico en los hatos ganaderos, a
la producción conuquera o al suave servicio doméstico, no
aceptaron de buen grado el trabajo militarizado y obligatorio
en los campos al Toussaint promover los cultivos de caña de
azúcar, algodón, añil, café y cacao con su famoso Código Rural.
El exigirles laborar, a cambio de una tercera parte de la
producción agraria, de 5 de la mañana a 5 de la tarde y fijarlos
a la propiedad rural, provocó su disgusto. Los antiguos esclavos
se disgustaron, a pesar de haber sido declarados hombres libres
por la Constitución de 1801 y beneficiados con las medidas
revolucionarias louverturianas que eliminaron la discriminación
racial y les permitieron participar, en condiciones de igualdad,
en la sociedad, en los Cabildos, el ejército y así como con otras
medidas.

De este modo, rechazaba los proyectos de federalismo que se atribuían


a los girandinos”.

99
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Eso ocurrió tanto en el Santo Domingo Español como en


Saint-Domingue, porque Toussaint cometió el gravísimo error
de no tocar el problema fundamental de ambas colonias: la
estructura agraria, ya que, según afirmó Gérard Pierre-Charles:
“Louverture trató de conciliar los intereses
irreconciliables de los explotados y los antiguos
explotadores, del esclavo y su dueño, de la clase de los
libertos y la de los colonos, los libertos y los esclavos [...]”.18
Dicho de otra manera, al dejar intactas las grandes
plantaciones y latifundios ganaderos; al fijar al antiguo esclavo
a la tierra y pagarle, en especie con una cuarta parte de la
producción bruta de la explotación agraopecuaria, no permitió
que surgieran nuevas relaciones de producción capitalistas y
que el trabajo fuera remunerado con un salario. Ese fue el gran
yerro de Toussaint que provocó el fracaso de su régimen y, a
la larga, le costó la vida.
Los nuevos dirigentes haitianos: Dessalines, Christophe,
Pétion, Capois La Mort, Maurepas, Clerveaux y otros dieron un
nuevo impulso a la Revolución Haitiana con tácticas y medidas
realmente revolucionarias y radicales que acabaron derrotando
a Napoleón y proclamaron, el 1° de enero de 1804, la República
de Haití: primera república en ser independiente en América
Latina; primera república surgida sobre las ruinas y cenizas del
sistema de plantación implantado por los eslavistas franceses
y un montón de cadáveres; primera república producto de una
revolución antiesclavista triunfante que confiscó la tierra de
los plantadores e inició, aunque fallida, una reforma agraria.

18. Gérard Pierre-Charles. La economía haitiana y su vía de desarrollo…,


p. 106.

100
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

Haití se vio enfrentado a problemas económicos tan


graves que resultaron insolubles. Sin embargo, para los
dirigentes revolucionaios hatianos el que Napoleón hubiera
restablecido la esclavitud en la Parte Oriental constituyó una
seria amenaza para la viabilidad del recién nacido Estado,
rodeado de potencias colonialistas que mantenían la esclavitud
en las Antillas, además de los racistas sureños que explotaban
a millones de negros en los Estados Unidos de América.
Esta situación constituía una seria amenaza para Haití y a la
concepción geopolítica de la unicidad e indivisibilidad política
de la isla de Santo Domingo, proclamada por Toussaint en
1801.
Por ello, nada tiene de extraño que en los procesos
históricos llamados la “Era de Francia en Santo Domingo”
y la “España Boba”, en los que afloró por primera vez en la
historia dominicana la lucha de clases llevada al campo político,
Pétion y Cristóbal ayudaran a casi todos los movimientos
revolucionarios que intentaraon abolición de la esclavitud y
la proclamación de un Estado libre, independiente y soberano.
La situación económica y política imperante y el frustrado
intento del licenciado José Núñez de Cáceres de el natimuerto
Estado Independiente del Haití Español, que mantuvo la
esclavitud y la discriminación racial, provocó el repudio de los
sectores mayoritarios de la población (el 89%), constituido por
los mulatos libres, los negros esclavos y los negros libres. En ese
momento histórico solamente había 7,000 blancos, (equivalentes
al 11% de la población total) y 12,000 esclavos, de los cuales el
90%, unos 10,800, estaban dedicados al servicio doméstico.19

19. Emilio Cordero Michel. Cátedras de historia social, económica y


política dominicana…, Tema XX, p. 5.

101
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Los sectores mayoritarios de la población hicieron


llamamientos al presidente haitiano Boyer y éste, continuador
de la tesis louverturiana de la unicidad e indivisibilidad
política de la Isla de Santo Domingo, cruzó la frontera con
dos ejércitos, unificó la isla bajo la bandera haitiana, abolió la
esclavitud por segunda vez e implantó una serie de medidas
revolucionarias que transformaron radicalmente las arcaicas
estructuras coloniales e impulsaron el desarrollo histórico de
las fuerzas productivas de la sociedad dominicana.
Este desarrollo de las fuerzas productivas dominicanas
alcanzó niveles no logrados anteriormente, particularmente
en el crecimiento de una pequeña burguesía agraria en el
Cibao, que giraba alrededor de la producción tabaquera y
comercialización del tabaco, y urbana, producto del incremento
del comercio, clase social de la que emanaron los sectores
liberales y de ideas republicanas que plasmaron la separación
de Haití en 1844 y el nacimiento de la República Dominicana.
Para concluir esta brevísima y apurada exposición,
señalaré que la historia ha deteminado que dominicanos y
haitianos compartamos la isla de Santo Domingo y que en
nuestros territorios se hayan conformado dos nacionalidades
diferentes; sociedades que, aunque en el pasado tuvieron
muchas pugnas y desavenencias no del todo superadas porque
aun persisten nostálgicos racistas en ambas naciones, tienen
que ser eliminadas definitivamente para convivir en armonía
y paz para desarrollarnos económica, social y políticamente
y enfrentar éxitosamente a los enemigos comunes que lo han
impedido hasta el presente.

102
Sistemas de producción esclavista de las dos colonias de la isla...

Bibliografía
Charlier, Alain. Apercu Sur la Formation Historique de
la Nation Haïtiane. Port-au-Prince, Les Presses Libre, 1954.
Cordero Michel, Emilio. Cátedras de historia social,
económica y política dominicana (HIS-111). Texto del tercer
semestre de la Escuela de Economía, Facultad de Ciencias
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Santo Domingo que contiene algunas ideas y pensamientos
sobre diferentes materias”. En Rodríguez Demorizi, Emilio. La

103
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

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Ciudad Trujillo (Santo Domingo), Editora del Caribe, 1955
(Academia Dominicana de la Historia, vol. II).
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Books, Random House, 1947.
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Washington, 1925.

104
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos?


Los puertorriqueños en la República
Dominicana bajo la Ocupación Militar
Norteamericana de 1916-19241

Micah Wright2
A la altura de octubre de 1920, en plena Ocupación Militar
Norteamericana, el Listín Diario reprodujo el informe de un
visitante puertorriqueño sobre el creciente resentimiento en
contra de sus compatriotas en Santo Domingo. El viajero
exclamaba indignado:
“Si los portorriqueños supieran cómo se les mira y se
les considera en la República Dominicana, sentirían escasas
simpatías por la suerte de los dominicanos y acaso ninguna
pena en su desgracia”.3
Desde el inicio de la ocupación en 1916, los puertorriqueños
resultaron esenciales para el plan estadounidense de rehacer
la sociedad dominicana. Infantes de marina puertorriqueños
realizaban patrullas de combate, batallaban contra los gavilleros
del Este, y actuaban como traductores.

1. Capítulo de la tesis titulada Puerto Rico y el imperio de los Estados


Unidos en el Caribe, 1898-1924.
2. Licenciado en Historia de la University, California. Actualmente es
candidato al Doctorado en Historia en la Texas A & M University,
College Station, en la que es investigador de postgrado del Race &
Ethnic Studies Institute.
3. “Sentimiento contra los portorriqueños en Santo Domingo”. Listín
Diario, Santo Domingo, 1 de octubre de 1920.p. 1.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Por otra parte, miembros de la Policía Insular de Puerto Rico


sentaban las bases para la formación de la Guardia Nacional
Dominicana (GND), mientras que funcionarios de San Juan
servían como inspectores agrícolas, colectores de aduanas,
censores e informantes. Estos recién llegados se unieron a
vibrantes comunidades puertorriqueñas ya establecidas en las
décadas anteriores, alentados por la expansión de la industria
azucarera y los estrechos lazos históricos entre las islas
hermanas. Ahora, animados por el éxito de la Semana Patriótica
(junio de 1920) y el crecimiento del grupo de resistencia Unión
Nacional Dominicana, los dominicanos clamaban en contra
de estos “apasionados servilones de los interventores” que
aparentemente se habían puesto del lado de los yanquis y en
contra de sus compañeros antillanos.4
Tanto durante el Gobierno Militar como en los años
posteriores al restablecimiento de la soberanía dominicana,
periodistas y escritores retrataron a los puertorriqueños como
egoístas y traidores de la raza latina. El canon literario e
histórico de la época se encuentra plagado de puertorriqueños
presuntamente malvados. En su novela clásica, ¡Ay de los
vencidos!, Rafael Damirón condenó a los
“cientos de jóvenes de la vecina isla de Puerto Rico
que vinieron a Santo Domingo, para servir de espías y de
histriones a los propios sojuzgadores de su tierra”.5
Del mismo modo, el historiador Luis Felipe Mejía señaló
que los dominicanos llegaron a odiar a los

4. José Ramón López, “El preso”. Pluma y Espada Revista Miscelánea,


año 1, no. 5, Santo Domingo, 20 de marzo de 1921, pp. 10-11.
5. Rafael Damirón. ¡Ay de los vencidos! Novela de los días de la Ocupación
Yankee en la Republica Dominicana. Santo Domingo, s.e., 1925, p. 49.

106
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

“aventureros portorriqueños, cuyo dominio del inglés


les permitía medrar al amparo de la intervención”.6
Sin embargo, a pesar de su aparente omnipresencia, el
papel de los puertorriqueños aún no ha sido sometido a un
análisis exhaustivo y sistemático basado en la investigación
de archivos.7 En lugar de ello, el tema ha recibido tratamientos
superficiales e ideológicamente parcializados. Aquellas
obras producidas en el exterior, sobre todo en inglés,
suelen mencionar la participación de Puerto Rico muy
superficialmente, ofreciendo pocos detalles y escrutinio sobre
su importancia para el desarrollo de la ocupación.8 Mientras
tanto, numerosos historiadores y eruditos dominicanos han

6. Luis Felipe Mejía. De Lilís a Trujillo: historia contemporánea de la


República Dominicana. Caracas, Editorial Elite, 1944, p. 145.
7. Los exámenes más completos del tema se pueden encontrar en Horacio
Blanco Fombona. Crímenes del imperialismo norteamericano. México,
Ediciones Churubusco, 1927; Héctor R. Marín Román. ¡Llego la
gringada!: El contexto social-militar estadounidense en Puerto Rico y
otros lugares del Caribe hasta 1919. San Juan, Academia Puertorriqueña
de la Historia, 2009, pp. 364-376; y Humberto García Muñiz. Sugar
and Power in the Caribbean: The South Porto Rico Sugar Company
in Puerto Rico and the Dominican Republic, 1900-1921. San Juan, La
Editorial Universidad de Puerto Rico, 2010. Sin embargo, Fombona
y Román no ofrecen un análisis exhaustivo, y ambos se basan en gran
medida en fuentes secundarias. El libro de Fombona también sufre de
una subjetividad comprensible, ya que el autor fue deportado por el
Gobierno Militar en 1920 por criticar la ocupación. Mientras tanto,
García se centra únicamente en aquellos puertorriqueños que trabajaban
para el Central Romana. Una excepción parcial se puede encontrar en:
Alan McPherson. “Foreigners under U.S. Occupation in the Caribbean”.
The International History Review, vol. 35, no. 1, 2013, pp.112-113.
8. Estos incluyen: Carl Kelsey. “The American Intervention in Haiti and
the Dominican Republic”. Annals of the American Academy of Political
and Social Science, vol. C, Philadelphia, 1922, pp. 170-171; Bruce J.
Calder. The Impact of Intervention: The Dominican Republic during the
U.S. Occupation of 1916-1924, 2da. edición. Princeton, Markus Wiener

107
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

presentado relatos nacionalistas que identifican únicamente


a los puertorriqueños asociados con los peores abusos del
régimen militar.9 Por último, independentistas puertorriqueños
han hecho énfasis en probar que sus compatriotas eran peones
indefensos manipulados por los Estados Unidos.10
Por tal razón, este trabajo pretende realizar una investigación
más exhaustiva de las experiencias de los puertorriqueños en
la República Dominicana bajo el Gobierno de los Estados
Unidos. Específicamente se detalla cómo y por qué los políticos
estadounidenses emplearon a puertorriqueños, y se pregunta si
esta colaboración afectó el resultado de la ocupación. Además,
se examina cómo la identificación de los puertorriqueños con
el Gobierno Militar afectó las relaciones entre la comunidad
de expatriados y la sociedad dominicana. Se concluye que a
pesar de que muchos puertorriqueños se unieron a la protesta
en contra de la ocupación, un sentimiento antipuertorriqueño
militó en contra de la consolidación de una resistencia

Publishers, 2006; and Allan R. Millett. Semper Fidelis: The History


of the United States Marine Corps, 2da. edición. New York, 1991.
9. Por ejemplo, véase: Max Henríquez Ureña. Los yanquís en Santo Do-
mingo: La verdad de los hechos comprobada por datos y documentos
funcionarios. Orig. 1929, Santo Domingo, Editora de Santo Domingo,
1977; Antonio Hoepelman y Juan A. Senior (comps.). Documentos
históricos que se refieren a la intervención armada de los Estados
Unidos de Norte-América y la implantación de un gobierno militar
americano en la República Dominicana. Santo Domingo, Imprenta
de J. R. Vda. García, 1922; y Mauricio A. Leonardo. La Ocupación
Norteamericana de 1916/1924: Testimonios. Santo Domingo, Editora
Taller, 1997.
10. Véase José Enamorado Cuesta. El imperialismo yanquí y la revolución
en el Caribe. San Juan de Puerto Rico, Editorial Campos, 1936, pp.
111-131, y Ché Paralitici. No quiero mi cuerpo pa’tambor: El servicio
militar obligatorio en Puerto Rico. San Juan, Ediciones Puerto, 1998,
pp. 171-176.

108
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

transnacional basada en una herencia cultural común y una


identidad antillana compartida.
Aún cuando estos puertorriqueños sufrieron tanto a
manos de dominicanos como de las fuerzas estadounidenses,
eran vistos cada vez más como cipayos coloniales. Por lo
tanto, contrario a las intenciones del Gobierno Militar la
presencia puertorriqueña, lejos de inhibir, alentó el desarrollo
del nacionalismo anti-estadounidense y la resistencia a la
ocupación. Además, el ejemplo dominicano ayuda a ilustrar
cómo la participación puertorriqueña en intervenciones
similares en la zona circumcaribeña contribuyó al fracaso de los
esfuerzos estadounidenses de reestructurar la región a su imagen.

Objetivos estadounidenses y los puertorriqueños


como modelos a seguir
Luego del establecimiento del régimen militar el día 29 de
noviembre de 1916, el Gobierno Nacional se desintegró ya que
los funcionarios y empleados públicos se negaron a servir bajo
el mandato de los invasores. Ya por diciembre del mismo año,
“con excepción de muchos funcionarios y empleados
de la rama ejecutiva más bajos, sólo el poder judicial
quedó”.11
Así que, a medida de que el Gobierno Militar comenzaba
a hacerse cargo de las distintas oficinas de administración
pública, enfrentaba a una escasez de funcionarios calificados.
La solución fue el reclutamiento de cientos de puertorriqueños,
tanto residentes en la Republica Dominicana al momento de la
invasión, como importados directamente desde la isla vecina.

11. Bruce J. Calder. The Impact of Intervention. The Dominican Republic…,


p. 19.

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Desde hace mucho tiempo los historiadores han reconocido


la apreciación estadounidense del valor de los “puertorriqueños
en ocupaciones de América Latina porque podrían actuar
como traductores,” y esto fue sin duda una de las razones para
que les proveyeran empleo en el Gobierno Militar.12 Pero su
dependencia en puertorriqueños fue el resultado de motivaciones
y factores más profundos que su mera capacidad lingüística.
En las décadas anteriores a la llegada de los infantes de marina,
miles de inmigrantes puertorriqueños establecieron colonias
en la República Dominicana atraídos por las oportunidades
de empleo en la industria azucarera. Según José del Castillo
Pichardo, la inmigración de trabajadores puertorriqueños
se materializó en las últimas décadas del siglo XIX,
“como expresión de esfuerzos de reclutamiento
llevados a cabo por encargo de empresarios azucareros de
San Pedro de Macorís”.13
El proceso se aceleró con la expansión del Central Romana
en la década de 1910, cuando
“tantos puertorriqueños se mudaron a La Romana que la
Compañía estableció una escuela puertorriqueña para los hijos
de los empleados puertorriqueños bien establecidos”.14
La preferencia de las compañías por supervisores y gerentes
bilingües permitió a muchos puertorriqueños lograr movilidad
social y prestigio en la sociedad dominicana. En San Pedro de

12. Alan McPherson. “Foreigners under U.S. Occupation in the Ca-


ribbean…”, p. 112.
13. José del Castillo Pichardo. La inmigración de braceros azucareros en
la Republica Dominicana, 1900-1930. Santo Domingo, Cuadernos del
CENDIA Universidad Autónoma de Santo Domingo, vol. CCLXII, no.
7, 1978, p. 23.
14. Humberto García Muñiz. Sugar and Power in the Caribbean…, p. 430.

110
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

Macorís, las élites acogieron a los inmigrantes puertorriqueños,


quienes disfrutaron influencia
“en la política de la ciudad y la cultura cívica en las
primeras décadas del siglo XX”.15
Puertorriqueños adinerados establecieron exclusivos clubes
literarios y sociales, como el Club Unión Puertorriqueña
de San Pedro y la Sociedad Benéfica Puertorriqueña en
Santo Domingo.16 En 1920, la población de puertorriqueños
residentes en la República Dominicana sumaba más de
6.000, con la mayoría concentrada en San Pedro de Macorís,
La Romana y Santo Domingo. Después de los haitianos,
ellos constituían la segunda población más numerosa de
extranjeros establecidos en el país.17 Por lo tanto, representaban
un conveniente grupo de potenciales empleados públicos,
muchos de ellos bilingües, miembros respetados de la sociedad
dominicana, acostumbrados a servir de intermediarios entre
los estadounidenses y los residentes locales.
Además de los puertorriqueños residentes en la república,
el gobierno militar también podía beneficiarse de una sustancial
reserva de fuerza laboral en la isla vecina. Al momento, tanto
la Oficina de Asuntos Insulares como el Departamento de

15. April Janice Mayes. “Sugar’s Metropolis: The Politics and Culture of
Progress in San Pedro de Macorís, Dominican Republic, 1870-1930”
(Tesis de doctorado en Historia, Departamento de Historia), University
of Michigan, 2003, pp. 83-88.
16. Ibídem; Emilio Rodríguez Demorizi. Sociedades, cofradías, escuelas,
gremios y otras corporaciones dominicanas. Santo Domingo, Editora
Educativa Dominicana, 1975, p. 122 (Academia Dominicana de la
Historia, vol. XXXV).
17. Gobierno Provisional de la República Dominicana. Primer censo nacio-
nal de la República Dominicana, 1920, 2da. edición. Santo Domingo,
Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, (UASD),
1975, p. 147.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Trabajo de los Estados Unidos estaban convencidos de que


Puerto Rico sufría de un exceso de población que deprimía
los salarios y la calidad de vida. En repuesta, estas agencias
se combinaron con el gobernador Arthur Yager para patrocinar
una serie de migraciones de mano de obra destinada a establecer
puertorriqueños a través del Caribe y en otras posesiones de
los Estados Unidos.18
Yager, quien afirmaba que los puertorriqueños eran
racialmente inferiores y por lo tanto incapaces de planificación
familiar responsable, llegó a la conclusión de que
“el único remedio eficaz es la transferencia de un gran
número de puertorriqueños a alguna otra región.”19
En 1915, se urgió al presidente Woodrow Wilson que
negociara un tratado con el gobierno dominicano por el cual
“una gran área de tierra desocupada en Santo Domingo podría ser
asegurada por el gobierno puertorriqueño... y esta área podría ser
utilizada para el establecimiento de una colonia puertorriqueña”
bajo el control del gobierno de los Estados Unidos. 20

18. Véase Centro de Estudios Puertorriqueños. Sources for the Study of


Puerto Rican Migration, 1879-1930. New York, Centro de Estudios
Puertorriqueños, 1982.
19. “Porto Rico in Need of Aid”. Aberdeen Daily News, South Dakota, 20
de octubre de 1915, p. 1.
20. “De Arthur Yager a Woodrow Wilson. Washington, D.C., 2 de octubre
de 1915”. Records of the Department of State Relating to the Internal
Affairs of the Dominican Republic, 1910-1929, 839.55/2. El plan
fracasó, en gran parte debido a que el gobierno dominicano resultó
comprensiblemente renuente a alojar una colonia gobernada por una
potencia extranjera dentro de las fronteras del estado. Véase “Cónsul
de EE.UU. en Santo Domingo al Secretario de Estado Interino William
Phillips. Santo Domingo, 4 de septiembre de 1919”. Ibídem, 839.55/4.

112
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

La crisis económica de Puerto Rico parecía aún más


grave cuando los Estados Unidos se preparaban para la
desmovilización después de la Primera Guerra Mundial. En
1919, un informe elaborado por un investigador especial para
el Departamento del Trabajo advirtió que
“el mejor empleador y el que más contribuye a la
prosperidad de los trabajadores es el campamento Las Casas
del ejército de los Estados Unidos, cerca de San Juan”.21
Una vez desmovilizados, 25.000 hombres inundarían
el mercado de trabajo, deprimiendo aun más los salarios y
aumentando el desempleo. Sin embargo, la desmovilización
también creaba nuevas oportunidades, ya que liberaría miles
de jóven es que se habían graduado de lo que llamó Yager
“una gran escuela para el patriotismo, el carácter y el
autocontrol por su servicio en la República Dominicana”.22
A medida de que comenzaron los rumores de la
desmovilización, los reclutas enviaron peticiones a Santo
Domingo en busca de empleo. En diciembre de 1918, un
soldado de nombre Emilio Toro escribió desde Las Casas
para solicitar un puesto de topógrafo suplicando una respuesta
puntual,
“porque tengo una gran necesidad de decidir lo que voy
a hacer después de salir de este campamento”...23

21. Joseph Marcus. Labor Conditions in Porto Rico. Washington, D. C.,


Governement Printging Office, 1919, pp. 48-49.
22. “De Arthur Yager al general Chas Walcutt Hijo, Jefe de la Junta de
Asuntos Insulares. Washington, D. C., 13 de diciembre de 1918”. Ar-
chivo del Centro de Investigaciones Históricas (en lo adelante CIH), Río
Piedras, Puerto Rico, Colección de Justicia y Paz, caja 30, cart. No. ID.
23. “De Emilio Toro al Departamento del Interior. Las Casas, Puerto Rico,
3 de diciembre de 1918”. Archivo General de la Nación (en lo adelante

113
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Otros, como el ex-teniente Juan Vázquez, se embarcaron


inmediatamente para Santo Domingo donde esperaron meses
para un puesto vacante, mientras que una inundación de
peticiones de los veteranos descargados inundaba la oficina
del gobernador. 24
Sin embargo, la decisión de confiar en los puertorriqueños
fue menos influenciada por consideraciones de conveniencia
o población que por la naturaleza de los objetivos de la
administración de Wilson en la República Dominicana. Los
Estados Unidos intervinieron en el Caribe por muchas razones,
desde planes geoestratégicos hasta la protección de vidas e
inversiones estadounidenses. Las ocupaciones, sin embargo,
“pretendían únicamente reformar permanente las
instituciones, las prácticas y las creencias de la gobernanza”.25
En la República Dominicana, los Estados Unidos se
dispusieron a desarrollar y modernizar el país a través de
proyectos de obras públicas, enseñanza de la agricultura
científica, racionalización de la tenencia de tierras y cambios
en el sistema legal. Todas estas iniciativas cumplían un objetivo
fundamental: acabar con el ciclo de violencia revolucionaria y
garantizar la estabilidad del país a través del fortalecimiento del
gobierno central y la economía. Los infantes de marina también
debían servir como tutores benévolos (aunque estrictos) y
mentores en asuntos de democracia popular y gobernanza

AGN). Santo Domingo, Secretaría de Estado de Interior y Policía (en


lo adelante IP), leg. 377, años 1918-1919, no. 612.
24. “De Juan Vásquez al Gobernador B. H. Fulleer, Santo Domingo, 25 de
febrero de 1919”. AGN, IP, leg. 377, años 1918´1919, no. 338.
25. Alan McPherson. The Invaded: How Latin Americans and Their Allies
Fought and Ended U. S. Occupations” New York, Oxford University
Press, 2014, p. 6.

114
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

eficaz. Sólo entonces la república estaría lista para unirse a la


comunidad imaginada de Wilson de naciones responsables.26
La participación puertorriqueña en la ocupación tenía
como propósito contribuir a este objetivo subyacente. Desde
1898, Puerto Rico se había sometido a un proceso de tutelaje
similar, aunque no uno dirigido a la autonomía. Muchas de
las iniciativas estadounidenses en la República Dominicana
fueron modeladas según esfuerzos análogos en Puerto
Rico. Por ejemplo, el Colegio de Agricultura en Haina y las
subestaciones en Monte Cristy y Constanza eran similares a
la Estación Experimental Agrícola de Puerto Rico, establecida
en Mayagüez en 1902.27
Una generación de puertorriqueños se había entrenado
bajo los expertos estadounidenses en especialidades como
agricultura, salud pública y gestión policiaca. En la opinión
de los funcionarios estadounidenses, estos entrenamientos
habían traído la modernidad y la civilización a Puerto Rico,
mejorando enormemente la vida de los habitantes de la isla.
Por lo tanto, el Gobierno Militar de Santo Domingo esperaba
que la presencia puertorriqueña en la República Dominicana
ayudara a prevenir la resistencia a la ocupación, al proporcionar
una demostración de los beneficios de aceptar el tutelaje
estadounidense. En suma, los puertorriqueños eran para servir

26. Según Erez Manela, Wilson creía que los pueblos no europeos tendrían
que someterse a un “proceso evolutivo bajo la tutela benévola de una
potencia civilizada que les preparan para el autogobierno” antes de
convertirse en miembros responsables del nuevo orden mundial. Véa-
se Erez Manela. The Wilsonian Moment: Self-Determination and the
International Origins of Anticolonial Nationalism. New York, Oxford
University Press, 2007, p. 25.
27. “De A .E. Barthe a Bion B. Bierer. Santo Domingo, 10 de enero de
1917”. AGN, Secretaría de Estado de Agricultura y Inmigración (en
lo adelante AI), leg. 1, años 1917-1919, exp. 13.

115
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

como intermediarios culturales y modelos a seguir, cuyos éxitos


y estatus como compañeros antillanos ayudaría a asegurar la
cooperación dominicana.

Contribuciones puertorriqueñas a la ocupación


Aunque no existe ningún registro de números precisos, los
puertorriqueños fueron empleados en todas las agencias del
Gobierno. En 1919, el Departamento de Obras Públicas calculó
que requeriría unos 5.000 trabajadores puertorriqueños para
ayudar a construir carreteras, escuelas y hospitales.28 A pesar
de que esta inmigración masiva nunca se materializó, de 1917
a 1918 sólo el Gobierno Militar expidió 28.000 pasaportes
para viajar desde Puerto Rico a la República Dominicana.29
A su llegada, muchos boricuas sirvieron como traductores,
secretarios y taquígrafos, los cuales eran servicios escasos y
esenciales para el funcionamiento del Gobierno. Dado que
el objetivo de la ocupación era guiar a los dominicanos a la
preparación para la autonomía responsable, los gobernadores
Thomas Snowden y Samuel Robinson reservaban puestos
de categoría superior para dominicanos cuidadosamente
seleccionados o para oficiales de la marina.
Pero en el transcurso de la ocupación, algunos
puertorriqueños escalaron exitosamente la pirámide de la
administración pública. Por ejemplo, Rafael R. Rovira,
abogado, ex-maestro de escuela y secretario del consulado

28. Carmelo Rosario Natal. Éxodo puertorriqueño: las emigraciones al


Caribe y Hawaii, 1900-1915. San Juan, s.e, 1983, p. 44.
29. Héctor R. Marín Román. ¡LLegó la gringada! El contexto social-militar
estadounidense en Puerto Rico y otros lugares del Caribe hasta 1919.
San Juan de Puerto Rico, Academia Puertorriqueña de la Historia, 2009,
p. 373.

116
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

estadounidense, solicitó un puesto como taquígrafo en 1919.30


Dos años más tarde, obtuvo un aumento de sueldo y fue
trasladado a la Policía Nacional Dominicana (PND), ya que
un taquígrafo era
“necesitado con urgencia en la oficina del Coronel
Comandante... donde una gran parte de la correspondencia es en
español y debe ser transpuesta al inglés antes de reenviarlo”.31
En 1923, obtuvo el rango de sargento y había recibido
una recomendación del comandante para dirigir la oficina de
inteligencia.32 Al igual que Rovira, la carrera de Juan Landrón
en el Gobierno Militar comenzó humildemente, cuando aceptó
un puesto como secretario para el controlador de alimentación
auxiliar. Pero en 1919 fue nombrado inspector auxiliar de
inmigración y más tarde añadió el cargo de alcaide de la cárcel
pública de Azua a su currículum.33
En tal vez el caso más impresionante, Manuel Aybar obtuvo
el rango de mayor en la PND y terminó su carrera como director
del Departamento del Sur, a pesar de sólo tener seis meses de

30. “Rafael R. Rovira, “Solicitud de empleo”. Santo Domingo, 17 de febrero


de 1919”. AGN, IP, leg. 383, años 1919-1923, no. 181.
31. “De P. M. Rixey a Harry Lee. Santo Domingo, 15 de septiembre de
1921”. AGN, Fondo del Gobierno Militar de Santo Domingo (en lo
adelante GM), leg. 12, exp. 71.
32. De J. C. Ariza, Secretario de Estado del Interior y Policía al Coronel
Comandante, P.N.D. Santo Domingo, 2 de enero de 1923”. AGN, IP,
leg. 1, años 1922-1923, no. 5; “Del Coronel Comandante, P.N.D., al
Secretario del Interior y Policía. Santo Domingo, 5 de mayo de 1923”.
AGN, IP, leg. 441, años 1922-1923, no. 259.
33. “De Juan Landrón a la Secretaria de Estado de Agricultura y Inmi-
gración. Azua, 2 de enero de 1919”. AGN, AI, leg. 24-B, año 1919,
exp. 2; “Informe del Sección de Justicia. Santo Domingo, s.f. AGN,
GM, leg. 74, exp. 36.

117
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

experiencia militar antes de recibir su comisión en 1922.34


Como las progresiones de carrera de estos hombres sugieren,
la ocupación representó una importante oportunidad para la
promoción profesional de puertorriqueños bien educados pero
frustrados por la economía de su isla.
En al menos un caso, el Gobierno Militar también importó
un miembro de alto rango del Gobierno de Puerto Rico
para servir en Santo Domingo. En 1917, Martín Travieso,
senador y miembro del ala anexionista del Partido Unión, fue
nombrado para la Comisión de Reclamaciones Dominicana.
Curiosamente, la colaboración de Travieso produjo reacciones
mixtas. En la novela de Rafael Damirón, el protagonista está
disgustado después de presenciar uno de los discursos de
Travieso en Santo Domingo. “No era poco ver a un latino, hijo
de una antilla hermana” defender el ejército que subyugó a su
pueblo, el narrador declara.35
Sin embargo, en el evento, muchos dominicanos acogieron
a Travieso como un interlocutor que podría intervenir con
el Gobierno Militar. En una ocasión, el Ayuntamiento de
Sánchez encomendó a Travieso una petición para el gobernador
Snowden pidiendo ayuda para la construcción de carreteras.
En un anexo, Travieso justificó su fe al recomendar el proyecto
alabando al Ayuntamiento como un grupo de “ciudadanos
destacados y progresistas”.36 Tales reacciones mixtas eran
comunes a medida que los dominicanos consideraban la mejor

34. “De Manuel Aybar al Secretario de Estado de lo Interior y Policía. Santo


Domingo, 6 de febrero de 1923. AGN, IP, leg. 441, años, 1922-1923,
no. 657.
35. Rafael Damirón. ¡Ay de los vencidos!..., p. 30.
36. “De Martín Travieso a Snowden. Santo Domingo, 31 de marzo de
1919”. AGN, GM, leg. 45, exp. 16.

118
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

manera de definir a los puertorriqueños como servidores del


imperialismo estadounidense o como potenciales aliados.
Puertorriqueños menos prominentes encontraron empleo
como instructores e inspectores agrícolas. Después de la
invasión de Puerto Rico, el nuevo Gobierno Colonial trajo a
expertos del continente para maximizar los rendimientos. Luego
de más de una década de instrucción bajo estos profesionales,
se produjo un grupo de puertorriqueños familiarizados con los
desafíos de la selección de cultivos y bien informados en las
técnicas científicas modernas. En 1917, el Departamento de
Agricultura dominicano incluía 22 instructores y tenía previsto
ampliar el cuerpo con otros 18 hombres. Aunque muchos
dominicanos solicitaron para cubrir las nuevas vacantes, el
Departamento ejerció
“cautela en el nombramiento de instructores a fin de
emplear solamente aquellas personas mejor acreditadas.”
Como resultado, “los más de los que trabajan ahora son
portorriqueños recomendados por el Departamento de
Agricultura de los Estados Unidos en Puerto Rico”.37
Por supuesto, esta preferencia por los puertorriqueños
causó resentimiento entre los hacendados dominicanos.
Ya en 1919, C .C. Baughman, Encargado de la Secretaría
de Estado de Agricultura e Inmigración, reconoció que la
dependencia en especialistas puertorriqueños amenazaba con
volverse contraproducente. Recomendó que el Departamento
de Agricultura adquiriera otros diez instructores y cuatro
inspectores, pero insistió en la contratación de

37. Memoria de la Secretaría de Estado de Agricultura e Inmigración del


1 de enero, 1916 al 1 de junio, 1918. Santo Domingo, Tipografía El
Progreso, 1918, pp. 10-11.

119
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

“otra gente antes que puertorriqueños, ya que no


juzgo conveniente el poner todo el trabajo de instrucción
en las manos de una sola clase de gente cuando ésta no es
dominicana”.38
A pesar de sus previsiones, los puertorriqueños casi
monopolizaron el Departamento hasta que el comienzo de los
preparativos para la retirada de las fuerzas de ocupación, entre
1921 y 1922, obligó cambios en las prácticas de contratación.
Desde que se les empleó para servir de intermediarios,
los puertorriqueños frecuentemente trabajaban en puestos de
gerentes donde se supervisaban a los trabajadores dominicanos.
Las autoridades estadounidenses creían que el entrenamiento
en el trabajo bajo un superior que compartía una lengua y
una cultura común produciría profesionales dominicanos
calificados. Bajo este supuesto, muchos puertorriqueños fueron
nombrados inspectores de carreteras o capataces para proyectos
de obras públicas. La mayoría de ellos resultó ser diligente y
respetable. La mayoría también fueron aceptados por las élites
en las comunidades en las que estaban estacionados, sobre
todo porque sus salarios eran pagados por el Gobierno Militar.
En abril de 1919, la Dirección General de Obras Públicas
asignó a José C. Martínez, un inspector de carreteras con “una
experiencia de cerca de seis años en la construcción de carreteras
en Puerto Rico” a Samaná. El Ayuntamiento estaba tan contento
con su trabajo que, unos meses más tarde, suplicaron al Director
de Obras Públicas que permitiera a Martínez permanecer hasta

38. Memoria de la Secretaría de Estado de Agricultura e Inmigración del


1 de julio, 1918 al 30 de junio, 1919. Santo Domingo, Tipografía. El
Progreso, 1919, p. 4.

120
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

el final del año.39 Pero incluso puertorriqueños escrupulosos y


eficientes frecuentemente se enfrentaron a las actitudes hostiles
de los trabajadores que supervisaban. En 1923, Ángel Pérez
y Miguel Gomes protestaron en contra del nombramiento de
Alfonso Martínez como superintendente de Obras Públicas en
Paya. Ellos sostenían que:
“no podemos permitir que, habiendo como hay,
tanto jóvenes dominicanos capaces… se designe un
puertorriqueño que solo vendría a engrosar la lista de los
tantos que hay empleados en los distintos Departamentos
del Gobierno”.40
Los dominicanos se reservaron la mayor hostilidad para
aquellos puertorriqueños que trabajaban como agentes de
inteligencia, espías e informantes para los infantes de marina
y la PND. Casi tan pronto como las fuerzas estadounidenses
desembarcaron en la República Dominicana, comenzaron a
reclutar a residentes puertorriqueños para informar sobre las
condiciones políticas y el sentimiento anti-estadounidense. En
enero de 1917, Genaro Cartajena, un autodenominado “agente
del servicio secreto del capitán Ramsey” estaba esperando por el
USS New Hampshire cuando llegó a los muelles de San Pedro.
Allí se reunió con el capitán del barco para solicitar ayuda
para detener a un joven dominicano quien él sospechaba había
planificando asesinar oficiales estadounidenses. Antes de que

39. “Del Director General de Obras Públicas al Gobernador de Samaná.


Santo Domingo, 22 de abril de 1919”. AGN, Gobernaciones Provincia-
les (en lo aelante GP), leg. 8, año 1919, no. 173; “Del Ayuntamiento de
Samaná al Director General de Obras Públicas. Samaná, 14 de agosto
de 1919”. AGN, GP, leg. 8, año 1919, no. 68.
40. “De Miguel A. Gómez et al Señor Roger W. Spaulding. Paya, 16 de
febrero de 1923”. AGN, Obras Públicas (en lo adelante OP), leg. c664,
años 1921-1923, no. 840.

121
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el barco zarpara, el capitán también se reunió con Pedro Pérez


Torres, un almacenero puertorriqueño, que había “informado
al cónsul que había trabajado para él un joven de dieciséis
años llamado Gregario [sic] Gilberto [sic]” que le había
robado un revólver y lo utilizó para disparar a dos oficiales
estadounidenses.41
A medida que avanzaba la ocupación, los informantes
infiltraron bandas de gavilleros y pasaron información acerca
de las reuniones nacionalistas y potenciales levantamientos.
Durante los preparativos de la Semana Patriótica, José Soneira,
un sombrerero puertorriqueño con residencia en Santiago, avisó
a agentes de inteligencia que
“propaganda está siendo difundida en la ciudad, según
la cual serán nombradas varias comisiones dominicanas
para visitar todos los campesinos” y prepararlos para una
revuelta.42
En el Este, los gavilleros estaban tan convencidos de que
una horda de espías puertorriqueños había descendido sobre
la región que,
“cuando detenían un individuo sospechoso, le hacían
pronunciar una serie de palabras con rr, para ahorcarlos si

41. “De L. H. Chandler al Comandante, Fuerza de Crucero, Flota Atlán-


tica. San Pedro de Macorís, 14 de enero de 1917”. AGN, IP, leg. 360,
año 1917, no. 127. Gregorio Urbano Gilbert ofrece más detalles en su
famoso libro, Mi lucha contra el invasor yanqui de 1916. Santo Do-
mingo, Editora de la UASD, 1975. Después de su salida de la cárcel,
se convirtió en un anti-imperialista feroz que se unió a Augusto César
Sandino en su lucha para expulsar a los marinos estadounidenses de
Nicaragua en 1928.
42. Van Hoose, Oficial Asistente de Inteligencia, “Morning Intelligence Re-
port”. Santiago, 21 de abril de 1920. AGN, GM, leg. 15, exp. 3, no. 87.

122
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

por la forma de pronunciar esta letra lo identificaban como


puertorriqueño”.43
Por supuesto, los espías e informantes representaban una
pequeña minoría de puertorriqueños. Además, la mayoría
de los que asistieron al servicio de inteligencia fueron más
bien residentes preocupados o simpatizantes ocasionales, no
miembros asalariados de las fuerzas de ocupación. Sin embargo,
los dominicanos tendían a ver a todos los puertorriqueños como
potenciales traidores, un estereotipo que impidió la solidaridad
pan-antillana.
Para su crédito, algunos miembros del Gobierno Militar eran
conscientes de la evidente ironía de enseñar a los dominicanos
a auto-gobernarse mediante el nombramiento de extranjeros
para supervisarlos. Ya en 1918, Arthur Kingston notificó a
sus superiores que Rafael Cabañas Oliveras, un empleado
puertorriqueño del Departamento de Agricultura, ocupaba
ilegalmente un puesto reservado para los dominicanos.44 Al
igual que Kingston, muchos funcionarios estadounidenses
estaban preocupados porque una dependencia excesiva en los
puertorriqueños socavaría su principal objetivo en la República
Dominicana.
Por otra parte, se hizo cada vez más evidente para
algunos que el ejército de funcionarios puertorriqueños en
realidad engendraba resistencia en lugar de contenerla. Pero
cualesquiera fuesen sus dudas, los oficiales estadounidenses
se vieron obligados a confiar en los puertorriqueños para la
continuación de un gobierno funcional, así como para informar
sobre el mismo malestar al que su propia presencia contribuía.

43. Luis Felipe Mejía. De Lilís a Trujillo…, Loc. Cit.


44. “De Arthur Kingston, GND, al Comandante. Santiago, 3 de julio de
1918”. AGN, IP, leg. 28, año 1918, exp. 20.

123
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

¿Hermanos antillanos o pitiyanquis?


Gracias en parte a la publicación de las actas de la Comisión
de Investigación del Senado de los Estados Unidos enviada
a Santo Domingo en 1921, muchos dominicanos llegaron
a asociar a los puertorriqueños con los peores abusos de la
ocupación. Un puertorriqueño cuyo nombre se volvió infame
fue el teniente Ángel Perales. Perales llegó a Hato Mayor, en
febrero de 1917, para interrogar al farmacéutico José María
Rincón bajo la sospecha de que había proporcionado medicinas
a gavilleros heridos. Según el testimonio presentado ante la
Comisión, cuando el anciano farmacéutico demostró que no
cooperaría, Perales lo ató a la cola de su caballo, lo arrastró
por las calles, le disparó,
“y con la misma cuerda con la que había estado atado
le colgó a una rama de un árbol a poca distancia del
campamento”.45
Incidentes similares se difundieron ampliamente por
los nacionalistas dominicanos en el país y en el extranjero.
En mayo de 1922, José Cepeda testificó ante un Notario en
Santiago que en los primeros días de la ocupación, Julio Castro,
un guía puertorriqueño sirviendo con las fuerzas de invasión
norteamericanas, torturó a Cepeda y otros residentes de la
ciudad golpeándolos y quemándolos, y que en otro caso utilizó
alicates en los testículos de un hombre.46 A pesar del testimonio
de Cepeda, como miembro del Gobierno Militar Castro
disfrutó de inmunidad ante la ley civil y continuó sirviendo

45. “Testimonio del Dr. A. Coradin. Santo Domingo, 14 de diciembre de


1921”. AGN, GM, leg. 32, exp. 15.
46. “Declaración jurada hecha por el Señor José Cepeda. Santiago, 12 de
mayo de 1922”. Santo Domingo, Fondo Antiguo de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo, Archivo Tulio Cestero, tomo. I, libro 104.

124
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

en el cargo público. Tan tarde como 1924 aún permanecía en


Santo Domingo, donde se desempeñaba como intérprete para
los Centros de Enseñanza de la PND.47
Incluso los puertorriqueños que no trabajaban directamente
para el Gobierno Militar eran vistos como agentes del
imperialismo norteamericano y con frecuencia se les recuerda
por su brutalidad. Debido a que los infantes de marina
fueron necesarios para combatir a los gavilleros en el Este, el
gobernador militar autorizó al Central Romana, una empresa
azucarera estadounidense administrada por puertorriqueños,
a organizar una fuerza policiaca privada de 60 hombres.
Conocida como la “Guardia de cuello negro”, la fuerza estaba
compuesta en su totalidad por puertorriqueños, reclutados en
su mayoría de las filas del Policía Insular de Puerto Rico y
quienes respondían exclusivamente a la empresa.48 George
A. Shanton, Jefe de la Policía de Puerto Rico, recomendó a
Francisco Cabrera, jefe de Distrito, para encabezar la nueva
fuerza. El 15 de junio de 1917 la Comisión de la Policía Insular
aceptó las designaciones de los primeros 16 policías
“con el fin de pasar a la vecina República de Santo
Domingo a formar parte de la policía que a las órdenes del
Capitán F. Cabrera se organizará en dicha República”.49

47. “De J. B. Vicini Burgos al Gobernador Robison. Santo Domino, 10 de


abril de 1924”. AGN, Presidencia, leg. D361, años 1922-1924, exp.
20IIB.
48. Humberto García Muñiz. Sugar and Power in the Caribbean…, p. 335.
49. Acta #7 de la Comisión de la Policía Insular. San Juan, junio 15-17 de
1917”. San Juan, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Comisión
de Investigación, Procesamiento, y Apelación, Comisión de la Policía,
Libro de Actas, 10 de septiembre de 1914 hasta el día 1 de abril de
1918, p. 168.

125
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Una vez en la República Dominicana, no tardaron mucho en


ganar reputación de agentes despiadados de la empresa. Entre
1914 y 1920, el Central Romana se aprovechó de la ocupación
para ampliar sus propiedades agrarias hasta 14 veces su terreno
inicial, alcanzando casi 135.000 acres.50 Según un delegado de
la Federación Americana del Trabajo que visitó la isla en 1920,
para adquirir sus tierras el Central Romana primero hacía una
oferta de compra directamente al propietario. Si la oferta era
rechazada, entonces se le decía al propietario
“que su título no valía nada, y que si no transfiere su
tierra, su policía privada... compuesta por más de 100
hombres, lo expulsaba de su propiedad.”51
Muchas veces, la empresa arrebató las tierras de
comunidades empobrecidas, desafiando sus títulos a campos
comunales. Si los campesinos se negaban a desalojar, la
“Guardia de cuello negro” era enviada para intimidarlos y
aterrorizarlos hasta que huyeran. En un caso particular, la
empresa ordenó a su policía quemar dos pueblos enteros hasta
convertirlos en cenizas: Higueral y Caimoní.52
Algunos miembros de la Guardia también aprovecharon
la oportunidad presentada por sus posiciones y armas para
enriquecerse personalmente. En 1918, el jefe de la policía
de La Romana se quejó de que “las Guardas Campestres de
Central Romana se habían acostumbrado a incautar animales
extraviados que aparecían en los predios de la empresa”, e
imponían multas a los dueños de estos que luego se guardaban

50. Humberto García Muñiz. Ob. cit., p. 313.


51. Ibídem, pp. 314-315; Antonio Hoepelman y Juan A. Senior (comps.).
Documentos históricos que se refieren a la intervención armada…, pp.
328-329.
52. Bruce J. Calder. The Impact of Intervention…, p. 98.

126
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

para sí.53 Funcionarios locales se mostraron particularmente


indignados de que los Guardias parecían disfrutar de inmunidad
de facto sobre la ley civil.
El 19 de julio de 1917, el cabo Pascual Díaz disparó y mató
a un dominicano llamado Diego de Mota, que estaba causando
disturbios en las tierras de la empresa. Cuando el padre de De
Mota presentó una demanda civil por muerte injusta, el gerente
de la empresa pidió que Díaz fuese transferido a un tribunal
militar, argumentando que
“Díaz es un puertorriqueño, un ciudadano de los
Estados Unidos, y ha servido un alistamiento en el ejército
estadounidense desde que recibió su baja honorable con
excelente record”.54
En consecuencia para muchos dominicanos, había poco que
distinguiera a Díaz y sus compañeros de los hombres como Castro,
quienes eran pagados directamente por el Gobierno Militar.
La memoria colectiva dominicana de la ocupación está
repleta de ejemplos de puertorriqueños egoístas, abusivos,
o malvados. Menos recordados son los muchos que se auto-
identificaron como antillanos en vez de como ciudadanos
estadounidenses. A lo largo de la ocupación, los puertorriqueños
eran tan propensos a militar por la soberanía del país adoptivo
de Eugenio María de Hostos como a actuar de espías o modelos
de la benevolencia estadounidense. Muchos de ellos habían
llegado a la República Dominicana poco después de 1898, en
respuesta a la imposición de la soberanía de los Estados Unidos.

53. “De James McLean al Director, GND. San Pedro de Macorís, 17 de


febrero de 1918”. AGN, GM, leg. 62, exp. 4.
54. “De Ernest L. Klock al Gobernador Militar. La Romana, 17 de mayo
de 1918”. AGN, GM, leg. 30, exp. 7.

127
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Otros emigraron durante la ocupación con el fin de unirse a la


lucha por la independencia dominicana.
En 1920, María Luisa de Angelís se trasladó desde San Juan
a San Pedro de Macorís. Allí colaboró con
​​ Petronila Angélica
Gómez y otros para publicar la revista Fémina, que abogaba
tanto por los derechos de las mujeres como por el retorno de
la soberanía nacional. También editó su propia revista, Alma
Antillana, que destacó los lazos comunes que unían al Caribe
hispano.55 Incluso unos pocos, como José Pastrana, tomaron
armas contra los invasores de ultramar.56
Hasta algunos de los que inicialmente apoyaron la
intervención en la República Dominicana, más tarde se
volvieron en contra del Gobierno Militar en respuesta a la
censura y la represión. Los funcionarios estadounidenses
esperaban que los dominicanos aceptaran a los puertorriqueños
como modelos a seguir. En lugar de ello, el Gobierno Militar
se encontró en una lucha retórica con los nacionalistas
dominicanos sobre lo que constituye un “buen” puertorriqueño
y exactamente qué comportamiento debía ser modelado. Es
revelador que en 1918 el general Joseph Henry Pendleton
reprendió a Teresa Peña de Espinal por la publicación de versos
en honor del recientemente fallecido José de Diego. Según la
opinión de Pendleton, De Diego, el campeón de la solidaridad
pan-antillana y la independencia para Puerto Rico, era el tipo
equivocado de puertorriqueño para los dominicanos elogiar.57

55. Adolfo E. Jiménez Benítez. Historia de la literatura puertorriqueña: A


través de sus revistas y periódicos. San Juan, Casa de los Poetas, 2012,
p. 176; Neici M. Zeller. Discursos y espacios femeninos en República
Dominicana, 1880-1961. Santo Domingo, Letra Gráfica, 2012.
56. José Enamorado Cuesta. El imperialismo yanqui y la revolución…, p. 124.
57. “De Teresa Peña de Espinal a J. H. Pendleton. Santo Domingo, 29 de
marzo de 1918”. AGN, IP, leg. 26A, año 1918, no. 290.

128
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

Sin embargo, muchos puertorriqueños rechazaron el papel


asignado por funcionarios estadounidenses. Tal vez el ejemplo
más conocido es el de José Luis Cintrón, un periodista que
escribía para el Listín Diario cuando comenzó la ocupación.
Según los cuerpos de inteligencia, Luis Cintrón “siempre se
estaba asociando con el elemento político, especialmente con
esos antiamericanos como Rafael Damirón.” Al ser invitado
a unirse a la Asociación Puertorriqueña en Santo Domingo,
respondió que “no tendría nada que ver con ella, ya que se
compone de nada más que de un puñado de espías.” Los
dominicanos, por su parte, le calificaron como
“el único puertorriqueño que tiene vergüenza, debido
al hecho de que nunca se asocia con sus paisanos”.58
Como era de esperarse, en 1917 el Gobierno Militar rechazó
su petición de ciudadanía dominicana.59 Tres años más tarde
fue expulsado del país por hablar públicamente en contra
de la ocupación e incitar “a las masas a la intranquilidad y
al desorden.”60 Sin desanimarse, Luis Cintrón se reunió con
sus compatriotas en 1922 abordando como polizón un barco
de vapor con destino a Monte Cristi.61 Posteriormente, bajo
los auspicios del Gobierno Provisional del presidente Juan
Bautista Vicini Burgos, se le concedió finalmente la ciudadanía
dominicana. Con el otorgamiento a Luis Cintrón de una carta de

58. H. M. Butler. “Information about Luis Cintrón. Santo Domingo, 16 de


marzo de 1920”. AGN, GM, leg. 15, exp. 15.
59. “Del Jefe del Gobierno Militar al Departamento de Agricultura e In-
migración. 14 de marzo de 1917!”. AGN, GM, leg. 48, exp. 1.
60. Lybrand Smith, Orden No. 8. Santo Domingo, 12 de marzo de 1920”.
AGN, AI, leg. 1, años 1921-1922, exp. 5.
61. “Pedro A. Pérez al Inspector de Inmigración, Monte Cristi. Santo Do-
mingo, 4 de noviembre de 1922”. AGN, Ibídem, exp. 14.

129
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

naturalización, los dominicanos implícitamente rechazaban el


precepto de los funcionarios estadounidenses de que un “buen”
puertorriqueño era aquel que apoyaba al Gobierno Militar.62
Tampoco la historia de Luis Cintrón fue única. En 1919,
el Gobierno Militar deportó a Julio del Toro Fernández,
“propietario y editor de ‘El Imparcial,’ un periódico
sensacionalista publicado en San Pedro de Macorís.”
Ostensiblemente, Del Toro fue catalogado como un “extranjero
indeseable” por participar en peleas públicas en las calles de
San Pedro de Macorís. Sin embargo, una explicación más
probable es que su “hoja de escándalo” había publicado críticas
al Gobierno Militar.63 A su regreso a Puerto Rico, Del Toro
procedió a clamar contra la presencia de los Estados Unidos en
la República Dominicana “en todos los lugares de concurrencia
pública.” Especialmente condenó al gobernador Snowden,
“afirmando que bajo su gobierno despótico e imperativo
se cometen los más horribles crímenes contra el pueblo
dominicano”.64
Al igual que Luis Cintrón, Del Toro también se mostró
decidido a regresar a la República Dominicana. En marzo de
1920, fue detenido en los muelles de Santo Domingo portando
un pasaporte expedido bajo un alias y fue deportado otra vez en

62. De hecho, en una carta escrita en apoyo de la solicitud de ciudadanía


de Luis Cintrón, Manuel de Jesús Gómez, presidente del Ayuntamiento
de Santo Domingo, lo declaró “un individuo de buenas costumbres”.
“Testimonio de Manuel de Jesús Gómez. Santo Domingo, 4 de noviem-
bre de 1922”. AGN, IP, leg. 13, año 1922, no. 520.
63. “De Chas G. Knoechel a James McLean. San Pedro de Macorís, 9 de
septiembre de 1919”. AGN, IP, leg. 71, años 1917-1918, no. 542.
64. “Behaviour of Julio del Toro Fernandez. Santo Domingo, 17 de abril
de 1920”. AGN, GM, leg. 15, exp. 27.

130
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

el mismo barco en el que había llegado de Mayagüez.65 Regresó


con éxito al país en 1923, siendo nuevamente deportado
por tercera vez en marzo de ese año.66 A diferencia de Luis
Cintrón, sin embargo, parece que Del Toro fue uno aquellos
puertorriqueños que inicialmente apoyaron la ocupación.
En 1918 había solicitado un alistamiento en la GND, la cual
calificó como una “benemérita institución”.67 Su cambio
posterior en contra de los Estados Unidos parece haberse
debido a la revelación de los abusos cometidos contra los civiles
dominicanos y la censura de la que él mismo fue víctima.
Para el disgusto del Gobierno Militar, ni siquiera aquellos
puertorriqueños que se habían graduado de la “escuela para el
patriotismo, el carácter y el autocontrol” de Yager resultaron
completamente leales a los Estados Unidos.68 De acuerdo con
un informe de inteligencia, Enrique Vela, “un puertorriqueño y
un ciudadano estadounidense, ex-oficial del ejército nacional de
Estados Unidos, y ex empleado del Departamento de Interior
y Policía,” ayudó a recaudar fondos para el movimiento
nacionalista, al servir como subastador durante la Semana
Patriótica. Vela, el informante, señaló con amargura, “ha en más
de una ocasión declarado que él no era un americano, habiendo
evidentemente olvidado su juramento de lealtad a los Estados
Unidos.” Como que Vela estaba visitando familiares en Puerto

65. “Morning Intelligence Report. Santo Domingo, 1 de marzo de 1920”.


AGN, GM, leg. 15, exp. 3.
66. “De J. B. Vicini Burgos al Gobernador Militar de Santo Domingo.
Santo Domingo, 26 de marzo de 1923”. AGN, Presidencia, leg. D359,
años 1922-1925, exp. 17D.
67. “De Julio del Toro Fernández a James J. McLean. Santo Domingo, 1
de marzo de 1918”. AGN, IP, leg. 25, año 1918, no. 400.
68. “De Arthur Yager al General Chas C. Walcutt”. Loc. Cit.

131
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Rico, el informe recomendaba que no se le permitiera regresar


a la República Dominicana.69
Aunque sus historias son menos fantásticas, muchos
otros puertorriqueños se unieron a la lucha por la soberanía
dominicana. En enero de 1921, el Departamento de Agricultura
e Inmigración expidió una orden para la expulsión de Caledonio
Delgado, que estaba
“viajando por todo el Distrito Norte celebrando
reuniones... que son realmente en el interés del movimiento
nacionalista entre los dominicanos”.70
Con el aumento de incidentes similares, el Gobierno Militar
empezó a preocuparse de que los puertorriqueños estaban
demostrando ser modelos poco confiables, así que la vigilancia
se centró cada vez más en puertorriqueños prominentes.
Por ejemplo, a Tadeo Martínez, un sindicalista dominicano
nacionalizado en Santo Domingo por algunos 25 años, se le
incluyó ininterrumpidamente en los informes diarios a pesar de que
no parece haber estado conectado al movimiento nacionalista.71
Irónicamente, la cantidad de puertorriqueños en el
servicio de inteligencia hizo que muy a menudo los agentes
informaran sobre sus propios compatriotas. Por ejemplo, hubo
puertorriqueños entre los que reportaron que Esperidión Torres,
presidente del Club Unitario Puertorriqueño y propietario del
Hotel Dos Américas de San Pedro de Macorís “está implicado en

69. “Daily Intelligence Report. Santo Domingo, 15 de junio de 1920”.


AGN, GM, leg. 15, exp. 32.
70. “De Dion Williams a Chas G. Long. Santiago, 28 de diciembre de
1920”. AGN, GM, leg. 41, exp. 4.
71. Los informes diarios de inteligencia están recopilados en AGN, GM,
leg. 15, exps. 3 y 32.

132
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

la propaganda anti-estadounidense que se está llevando a cabo


en esa ciudad.” Según sus informes, Esperidión Torres realizó
“grandes actividades durante la semana patriótica y su
Club recaudó $4,300... la mayor cantidad de dinero donado
por una colonia extranjera hacia la campaña”.72
Los nacionalistas dominicanos también podían contar con
aliados en la prensa y el establecimiento político de Puerto
Rico. Inicialmente, la crítica pública acerca de la ocupación
en Puerto Rico fue afectada por una estricta censura durante
la Primera Guerra Mundial. Pero después de su conclusión y
sobre todo cuando la evidencia de las atrocidades cometidas
por los marinos comenzó a relucir, la prensa comenzó a
informar de manera rutinaria sobre las condiciones en la isla
vecina y a reproducir propaganda de resistencia. El Imparcial,
un periódico de propiedad española, publicó las condenas de
Julio del Toro Fernández en contra del gobernador Snowden,
así como un artículo de Abigail Mejía sobre las torturas que
sufrió Cayo Báez.73
El Gobierno Militar estaba particularmente preocupado
por una serie de artículos en La Correspondencia escritos por
Antonio Coll y Vidal y Juan Blanco, en los que la administración
del gobernador Snowden fue “atacada amargamente y en
serio.” En uno de ellos, Coll y Vidal sostuvo que los Estados
Unidos, “el estándar de libertad y la civilización” no podrían

72. “Daily Intelligence Report. Santo Domingo, 12 de agosto de 1920”.


AGN, GM, leg. 15, exp. 32.
73. “Behaviour of Julio del Toro Fernandez”, Loc. Cit.; Abigail Mejía.
“El hombre de quien no se puede hablar”. En Arístides Incháustegui y
Blanca Delgado Malagón, (comps.), Abigaíl Mejía: Obras Escogidas, 2
vols., Santo Domingo, Secretaría de Educación, Bellas Artes y Cultos,
1995, Vol. 1, pp. 157-159.

133
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

soportar “los crímenes cometidos por los déspotas malvados


de color caqui en el territorio dominicano”.74 El Heraldo de las
Antillas, cuyo editor fue más tarde arrestado por violar la Ley
de Espionaje de 1917, propuso la celebración de un congreso
de la prensa antillana como el primer paso hacia una alianza
permanente de periodistas que podrían hablar en contra del
imperialismo estadounidense en el Caribe.75
Políticos puertorriqueños también se convirtieron en
opositores vocales de la ocupación después de la Semana
Patriótica y la subsiguiente detención de Fabio Fiallo. El
Comisionado Residente de Puerto Rico, Félix Córdova Dávila,
le presentó a Tulio Cestero a William Mason, un congresista
estadounidense simpatizante que pidió una investigación sobre
los crímenes de la fuerza de ocupación.76 Incluso el Dr. José
Celso Barbosa, líder del anexionista Partido Republicano y
defensor acérrimo de los Estados Unidos, se volvió contra el
Gobierno Militar.
Después de una visita a la República Dominicana, Barbosa
publicó una carta en el órgano de su partido, El Tiempo, que
condenaba el encarcelamiento de periodistas dominicanos.
También envió cartas a sus amigos en Santo Domingo en las
que se ofreció a traducir y publicar los artículos que fueran

74. “Daily Report of Intelligence. Santo Domingo, 25 de septiembre de


1920”. AGN, GM, leg. 15, exp. 32.
75. “De Arturo Pellerano Alfau a Tulio Cestero. Santo Domingo, 21 de
noviembre de 1916”. Santo Domingo, Fondo Antiguo de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo, Archivo Tulio Cestero, Cartas de Do-
minicanos y acerca de asuntos de la República Dominicana, 1896-1917.
76. Alan McPherson. The Invaded…, p. 166; “De Tulio Cestero al Sr. Cór-
dova Dávila. New York, 22 de abril de 1920”. Santo Domingo, Fondo
Antiguo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Archivo Tulio
Cestero, tomo. I, libro 104.

134
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

censurados por el Gobierno Militar.77 Tales denuncias públicas


en Puerto Rico fueron raras, dado el potencial costo político de
alienar a los Estados Unidos y a su gobernador colonial. Sin
embargo, muchos puertorriqueños en ambas islas se negaron
a servirle a la agenda de los Estados Unidos y en cambio
abrazaron la causa dominicana como propia.

La experiencia de los puertorriqueños bajo ocupación


Mientras que algunos residentes puertorriqueños en la
República Dominicana se beneficiaron de la ocupación,
otros sufrieron la misma represión infligida a la población
dominicana. Frecuentemente, los norteamericanos no podían
diferenciar entre un dominicano y un puertorriqueño. Por
otra parte, algunos no reconocían que en efecto hubiese
distinción alguna entre ambas nacionalidades, ya que su
sentido de superioridad racial los llevaba a despreciar a todos
los latinos como igualmente inferiores. Por lo tanto, aunque
algunos puertorriqueños actuaron como superiores sobre los
dominicanos que se encontraban bajo su cargo,
“lo irónico del asunto, era que los estadounidenses
miraban con desprecio a los puertorriqueños que trabajaban
para ellos”.78
Puertorriqueños civiles eran frecuentemente víctimas de
violencia perpetradas tanto por infantes de marina como por
dominicanos que sospechaban que eran colaboradores de la
ocupación. Por otra parte, a medida de que el Gobierno Militar
comenzó a perder la confianza en la lealtad y la eficacia de los

77. “Daily Intelligence Report. Santo Domingo, 28 de agosto de 1920”.


AGN, GM, leg. 15, exp. 32.
78. Héctor B. Marín Román. ¡Llegó la gringada!..., p. 375.

135
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

puertorriqueños, los comenzaron a hacer cada más blancos de


vigilancia y deportación.
Precisamente por ser ciudadanos estadounidenses,
el Gobierno Militar no titubeó para deportar a cualquier
puertorriqueño cuya conducta se reflejaba mal en los Estados
Unidos, independientemente de cuánto tiempo había residido
en la República Dominicana. La mayoría de los deportados
eran simpatizantes abiertamente nacionalistas o prostitutas. La
demanda de los marinos de compañía femenina, junto con la
represión durante la guerra sobre la prostitución en Puerto Rico,
llevó a decenas de mujeres a ejercer su oficio en Santo Domingo
y San Pedro de Macorís. Sin embargo, como en el caso de Julio
del Toro Fernández, el Gobierno Militar frecuentemente usó
el estatus delictivo de sujetos como una excusa conveniente
para desterrarlos por hablar en contra de la ocupación militar.
Tal fue el caso de Consuelo Santiago, quien fue
“conocida como guardiana de casas desordenadas en
la República Dominicana desde hace varios años y que
importó un número de niñas de Puerto Rico... con fines
inmorales”.79
Aunque oficialmente Consuelo Santiago fue deportada
por operar casas de citas, ella también parece que era la
propietaria citada en un informe de inteligencia por quejarse
de la prohibición gubernamental de prostíbulos fuera de los
límites de la ciudad.80
Aunque con menor frecuencia que los dominicanos,
puertorriqueños también fueron agredidos por los infantes

79. “De James McLean al Comandante, GND. Santo Domingo, 29 de mayo


de 1920”. AGN, AI, leg. C517, años 1918-1928, exp. 1, no. 50.
80. “Morning Intelligence Report. Santo Domingo, 25 de febrero de 1920”.
AGN, GM, leg. 15, exp. 3.

136
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

de marina y la GND. En septiembre de 1919, el Sargento


Ottis Shamp “criminalmente y deliberadamente, y sin causa
justificada,” mató a Timoteo Paz Encarnación por el sendero
entre Las Pajas y El Blanco, cerca de San Pedro de Maorís.
Cuando Ángel Encarnación solicitó información sobre la
muerte de su hijo, se le informó a través de los canales oficiales
que Shamp sólo fue condenado a un año de prisión. Incluso el
comandante de la brigada que convocó la corte marcial se vio
obligado a admitir que la pena era
“obviamente inadecuada como un castigo por los
delitos de los que el acusado es encontrado culpable”.81
El tribunal prebostal justificó su clemencia alegando que
Shamp había sufrido de demencia temporal debido a servicio
de combate demasiado prolongado. Sin embargo, la mayoría de
tales incidentes estaban más bien relacionados con el alcohol o
la prostitución, no con estrés post-traumático. En San Pedro de
Macorís, un grupo de marinos ebrios “dieron varios golpes al
Sr. Antonio Parreiro i [sic] otras personas más de nacionalidad
Puertorriqueña” y amenazaron a un policía municipal que trató
de intervenir. A pesar de que las víctimas eran ciudadanos
estadounidenses esto no les daba derecho a un recurso judicial
especial y el caso fue denunciado al Preboste Mariscal.82 Al
igual que los dominicanos, las esperanzas de justicia de los
puertorriqueños se posaron en los oficiales militares que
tendían a pronunciarse a favor de los suyos.

81. “De B. H. Fuller al Gobernador Militar. Santo Domingo, 25 de noviem-


bre de 1919”. AGN, GM, leg. 40, exp. 27, docs. 1-12.
82. “Del Comisario de la Policía Municipal de San Pedro de Macorís al
Gobernador de la Provincia. San Pedro de Macorís, 1 de abril de 1922”.
AGN, GP, leg. 9, años 1922-1923, no. 401.

137
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Los puertorriqueños también fueron víctimas de los


dominicanos que resentían su monopolio laboral de altos
salarios y su colaboración con los Estados Unidos. Este fue el
caso especialmente en aquellas comunidades donde el número
de puertorriqueños y su relativa prosperidad los hacía blancos
más visibles de los resentimientos causados ​​por la ocupación.
En La Romana, los conflictos entre los puertorriqueños y
sus vecinos dominicanos eran comunes, posiblemente como
resultado de las tensiones añadidas ​por la fuerza policial
privada del Central azucarero. En 1918, Juan López Guilffche,
un albañil de Mayagüez empleado ded dicha empresa, fue
asesinado a tiros por Alberto Spencer, jefe de policía de la
ciudad, después de discutir con algunos dominicanos en un café.
Según testigos puertorriqueños, Spencer entonces
“dijo con voz fuerte y bulliciosa, ‘He matado a un perro.’”
Aunque Spencer fue arrestado por homicidio involuntario,
fue inmediatamente puesto en libertad sin fianza. Temiendo
por sus vidas, algunos de los trabajadores puertorriqueños le
solicitaron a Travieso que le diera seguimiento al caso.83 Sin
embargo, aparentemente Spencer fue absuelto de toda culpa,
ya que un año más tarde un regidor denunció su nombramiento
como inspector sanitario, llamándole
“un individuo que se haya incurso en delitos que
conlleva la degradación cívica y hasta creo se haya sub-
judice [sic] por muerte que diera a un puertorriqueño en
esta misma población”.84

83. “De Travieso a Knapp. Santo Domingo, 3 de junio de 1918”. AGN,


GM, leg. 63, exp. 14.
84. “De Luis V. Pino al Magistrado Procurador Fiscal. La Romana, 10 de
abril de 1919”. AGN, IP, leg. 32, año 1919, exp. 20.

138
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

Los puertorriqueños que no trabajaban para los Estados


Unidos fueron gobernados por el mismo conjunto de leyes
y restricciones impuestas sobre la población ocupada. Por
ejemplo, José Dalman Rivera tuvo problemas con los censores
en 1917, cuando fue acusado de vender un libro “que contiene
pasajes inflamatorios y traicioneros sin someterse primero a la
censura,” y se le condenó a cinco años de prisión con trabajos
forzados ​​y una multa. Por suerte para Dalman, el tribunal fue
convencido de que éste transgredió sin intención, ya que el
trabajo en cuestión circuló libremente en Puerto Rico.
Después de considerar la petición de clemencia de Dalman,
el gobernador Knapp suspendió su sentencia, pero exigió que
Dalman recogiera todas las copias que había vendido desde
su llegada a Santo Domingo.85 Muchos otros fueron menos
afortunados, ya que los puertorriqueños raramente recibieron
indultos. En las mentes de funcionarios estadounidenses, los
puertorriqueños que se pronunciaron en contra la ocupación
no sólo eran pobres modelos a seguir, sino traidores de los
Estados Unidos.
Los empleados del Gobierno Militar eran aún más
vulnerables, ya que la crítica de la ocupación a menudo
condujo al desempleo. R. Cruz Torres, Director del Registro
y Conservador de Hipotecas en San Pedro de Macorís,
había cancelado su nombramiento en 1921 después de haber
publicado un artículo en un periódico local que exhortaba a los
dominicanos a “probar que existe el carácter, el sentimiento,
el amor, el patriotismo... que no va a tolerar la insolencia del
intruso.” Se salvó de la deportación sólo porque el Departamento
de Justicia juzgó que Cruz “no es un hombre de importancia

85. “Provost Court Record. Santo Domingo, 24 de julio de 1917”. AGN,


GM, leg. 44, exp. 40.

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suficiente para justificar la creencia de que cualquier gran


número de personas se llevará sus artículos en serio”.86
Debido a que Cruz había residido en San Pedro de Macorís
por casi treinta años, parece que fue aceptado por la comunidad
y por lo tanto tuvo buenas posibilidades de encontrar otras
oportunidades de empleo. Pero para aquellos puertorriqueños
que llegaron con la ocupación, el despido habría representado
un castigo más severo. Como colaboradores conocidos, habrían
enfrentado la hercúlea tarea de recaudar el costo del viaje de
vuelta en un ambiente hostil, con pocas oportunidades.
Por supuesto, muchos puertorriqueños trataron de
aprovechar su ciudadanía para obtener consideraciones o
protecciones especiales. Pero a menos que el solicitante fuese
un empleado del gobierno, tales apelaciones a una identidad
compartida fueron generalmente infructuosas. En 1920, José
Elías Carbonell le escribió al gobernador Snowden solicitando
su intervención en dos casos judiciales en los que se vio
envuelto. En la primera frase de su apelación, José Elías
cuidadosamente observó que era un “Súbdito Americano desde
el siglo pasado año 87, en que juré ante un crucífero… en el
ayuntamiento de Nueva York.” No sólo había Elías recibido
una carta de naturalización, sino que también había servido con
las fuerzas de Estados Unidos en Cuba durante la guerra contra
España. Sin embargo, el gobernador respondió lacónicamente
que como “se trata en ambos casos de asuntos que corresponden
a la jurisdicción de los tribunales, el Gobierno Militar… no
puede acceder a los deseos de Ud.”.87

86. “Del A.T. Marix al Gobernador Militar de Santo Domingo. Santo Do-
mingo, 11 de julio de 1921”. AGN, IP, leg. 34, años 1919-1922, nos.
583-588.
87. “De José Elías Carbonell al Gobernador Snowden. San Pedro de Ma-
corís, 12 de junio de 1920. AGN, GM, leg. 64, exp.233; “Governor

140
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

Del mismo modo, cuando Francisco Cintrón Chico, un


maestro de escuela en la Sección de Mata de Palma, Común de El
Seíbo fue atacado con un sable por Augusto Carela, se apresuró
a señalar que era un “Ciudadano Americano, siendo natural
de Puerto Rico con arreglo al Bill Jones.” La única respuesta,
enviada un año más tarde, fue una sugerencia de que Cintrón
“se queje directamente ante el Tribunal de esa Provincia”.88
Los funcionarios estadounidenses fueron particularmente
desdeñosos sobre cualquier organización que pretendíera
defender puertorriqueños o usar su estatus de ciudadanos para
solicitar algún tratamiento especial. En 1918, la Sociedad
Puertorrriqueña en Santo Domingo trató de intervenir en apoyo
a un miembro que estaba implicado en un delito menor de
tráfico. Después de haber leído su petición, James McLean,
Director del Departamento del Sur de la GND opinó que la
sociedad estaría mejor servida por dedicar
“los mismos esfuerzos a la causa de sus miembros a
ser ciudadanos respetuosos de la ley como lo hacen en la
injerencia”.89
En suma, la mayor parte de la comunidad de los
puertorriqueños residentes en la República Dominicana
experimentaron la ocupación de manera similar a la de
sus vecinos dominicanos. De hecho, eran particularmente
susceptibles a la represión, ya que fueron juzgados por un

Snowden a José Elías Carbonell. Santo Domingo, 25 de junio de 1920”.


Ibídem.
88. “De Francisco Cintrón Chico al Gobernador Pedlenton [sic]. El Seybo,
21 de mayo de 1917”. AGN, IP, leg. 14, año 1917, exp. 25; “De W.M.
McKelvey a Francisco Cintrón Chico. Santo Domingo, 29 de mayo de
1918”. Ibídem.
89. “De James McLean al Comandante, GND. Santo Domingo, 3 de abril
de 1918”. AGN, IP, leg. 25, año 1918.

141
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estándar más elevado por el Gobierno Militar, mientras


obtenían muy poco tratamiento favorable.

El crecimiento del sentimiento antipuertorriqueño


Inicialmente, los dominicanos respondieron al esfuerzo
para reclutar mano de obra extranjera con ambivalencia. Por
un lado, los puertorriqueños representaban una competencia
económica indeseada. En septiembre de 1916, el Listín Diario
condenó un plan para traer a cuarenta puertorriqueños para
desempeñar cargos en la rama de Rentas Internas
“cuando en el país hay personal competente, activo
y laborioso que puede desempeñar a satisfacción los
cargos”.90
Sin embargo, como compañeros antillanos los
puertorriqueños eran también potenciales aliados en la lucha
para recuperar la soberanía nacional dominicana. Éste fue
especialmente el caso a principios de la ocupación, antes de que
la censura de la guerra amordazara a la prensa de Puerto Rico.
El Listín Diario y otros periódicos retransmitían condenas a la
ocupación producidas en San Juan y hacían hincapié en que
la unidad antillana era la única defensa contra el imperialismo
norteamericano.
En otras ocasiones, los escritores dominicanos exaltaban
la suerte de su hermana isla como un llamado a las armas. Por
ejemplo, en una ocasión uno de ellos advirtió que los Estados
Unidos quería que el país se sometiera

90. “40 jóvenes puertorriqueños a ocupar cargos en rentas internas”. Listín


Diario, Santo Domingo, 19 de septiembre de 1916, p. 6.

142
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

“a la condición de Puerto Rico: la tan estrangulada y


exprimida colonia de esos expoliadores yankees”.91
Por lo tanto, al principio, los puertorriqueños eran vistos
ya fuese como compañeros en la lucha contra el imperialismo
estadounidense o como víctimas de la misma. El crecimiento
de un sentimiento antipuertorriqueño también se retrasó
por la historia compartida, lazos de familia, y conexiones
profesionales entre las dos islas. Los dominicanos veneraban
los grandes nacionalistas puertorriqueños del siglo XIX, como
Ramón Emeterio Betances y Eugenio María de Hostos. Durante
la dictadura de Ulises Heureaux Hilarión (Lilís), muchos
exiliados políticos huyeron a Puerto Rico y se establecieron en
Mayagüez. La prensa y los establecimientos literarios de las
islas habían forjado lazos estrechos en las décadas anteriores.
Un puertorriqueño, Julián Atiles, ayudó a fundar el
periódico Listín Diario, mientras que otro, Carmelo Martínez
Acosta, lo dirigió en 1908. A cambio, el dominicano Eugenio
Deschamps fundó Alma Antillana durante su residencia en San
Juan de Puerto Rico. En 1915 Deschamps estuvo entre los que
le dieron la bienvenida a José de Diego en Santo Domingo,
donde fue a predicar la independencia puertorriqueña.92
Estas interconexiones garantizaron la familiaridad de los
dominicanos con las corrientes políticas en Puerto Rico y la
capacidad de distinguir entre aquellos puertorriqueños dignos
de confianza y los que probablemente se pondrían del lado de

91. Horacio Lamarche. “El control de hacienda y el Director de Gendar-


mería”. Listín Diario, Santo Domingo, 11 de octubre de 1916, p. 1.
92. Adolfo E. Jiménez Benítez. Historia de la literatura puertorriqueña:
A través de sus revistas y periódicos. San Juan de Puerto Rico, Casa
de los Poetas, 2012, p. 145.

143
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

los Estados Unidos. Resulta revelador que, después de que


los Estados Unidos enviaran una comisión puertorriqueña
para observar las elecciones dominicanas en diciembre de
1913, el cónsul general dominicano Antonio Cabral atajajó la
propaganda antipuertorriqueña resultante afirmando que “el
pueblo dominicano sabe marcar distinciones”. Explicó que si
los Estados Unidos hubiesen enviado una comisión integrada
por figuras simpáticas, como Rosendo Matienzo Cintrón,
Vicente Balbás Capó, y José de Diego, hubiese habido “un día
de alegría” en lugar de protesta.93
Por lo tanto, hasta bien entrado el año 1920, los dominicanos
generalmente dirigieron su ira contra puertorriqueños
particulares, generalmente miembros del anexionista
Partido Republicano, en lugar de condenar a sus vecinos
homogéneamente. Cuando un grupo de republicanos,
encabezados por José Celso Barbosa, llegó a Santo Domingo en
abril de 1920, “aparecieron cartelones en varias esquinas de la
ciudad, alertando al pueblo contra quienes vienen a visitarnos”
prometiendo ayuda en la recuperación de la independencia de la
nación, mientras estaban militando para la anexión en su país.94
Pero a medida de que el movimiento nacionalista ganó
ímpetu, los dominicanos se volvieron menos discriminantes.
Aprovechando una relajación de la censura, en enero de 1920,
los periódicos cada vez más acusaban a los puertorriqueños de
ser traidores de la causa nacional y de la raza latina. En abril de
1920, un cartel apareció en las calles de Santo Domingo instando

93. “De Antonio Cabral al editor de El Tiempo. San Juan, 23 de diciembre


de 1913”. U.S. National Archives, College Park, Maryland, Record
Group 350, Bureau of Insular Affairs, caja 955, 26582/5.
94. “Distintos Recibimientos”. Listín Diario, Santo Domingo, 14 de abril
de 1920, p. 1.

144
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

“a todos los dominicanos afirmar sus derechos frente


a los opresores y expulsar a todos los puertorriqueños de
la ciudad”.95
La situación empeoró en noviembre, cuando dos
funcionarios puertorriqueños, Miguel del Toro Peralta y Ramón
Hernández, acusaron a Doroteo Regalado de violar la censura
e incitar a las masas a la rebelión durante una conferencia
en Barahona. Regalado, un organizador obrero y director de
La Lucha, fue declarado culpable por el tribunal prebostal y
condenado a un año de prisión y una multa. Una vez en la
cárcel, comenzó una huelga de hambre en protesta por lo que
se convirtió en una causa célebre para la UND.96
Irónicamente, tanto Del Toro Peralta y Hernández eran
miembros de la Sociedad Puertorriqueña de Santo Domingo,
cuya misión principal era fortalecer los lazos que unían a las dos
islas. Pero traicionando a Regalado ante las autoridades, tuvieron
éxito en completar la identificación de los puertorriqueños
con el imperialismo yanqui. Súbitamente aparecieron
artículos periodísticos llamando a los acusadores de Regalado
“apasionados servilones de los interventores y
extranjeros mal agradecidos y pocos antillanos”.97

95. “Morning Intelligence Report. Santo Domingo, 13 de abril de 1920”.


AGN, GM, leg. 15, exp. 3, no. 75.
96. .U.S. Congress. Hearings before a Select Committee on Haiti and Santo
Domingo, 2 vols. Washington, D.C., Government Printing Office, 1922,
Vol. 2, pp. 1177-1193.
97. Después de su liberación, Regalado publicó una colección de todos los
artículos escritos en periódicos y revistas sobre su encarcelamiento.
Véase Doroteo Regalado. De mi via-crucis (A través de la ocupación
norteamericana). Santiago, Linotipo La Información , 1922, pp. 23 y 61.

145
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

A partir de entonces, la crítica se expandió para apuntar


a todos los puertorriqueños en su conjunto. El sentimiento
antipuertorriqueño se generalizó a partir de 1920, a pesar de los
esfuerzos de algunos miembros de la clase intelectual nacional
para mantener la distinción previa entre potenciales aliados
y pitiyanquis. En una carta al Listín Diario, Eladio Ramírez
recordó a los lectores que los puertorriqueños eran
“hermanos de la raza, hermanos en el ideal bellísimo
de la realización del sueño de Hostos y que aquí mismo
muchos puertorriqueños…se interesan por la liberación de
nuestra Patria”.98
Pero sus esfuerzos no lograron detener la ola de
resentimiento desatado después de años de dominación
extranjera. Dominicanos de todas las clases sociales,
especialmente aquellos cuyos medios de vida se veían
amenazados por el casi monopolio de los puertorriqueños de
la administración pública, tuvieron la oportunidad de expresar
sus frustraciones. En una carta al presidente provisional Juan
Bautista Vicini, P.M. Germán se quejó de que el Departamento
de Obras Públicas en Santiago era un “pequeño reino gobernado
por los puertorriqueños”.99
Ya sea motivado por la competencia económica o un
sincero sentido de la traición, la mayoría de los dominicanos
llegaron a definir a los puertorriqueños como colaboradores
de los Estados Unidos en lugar de sus víctimas. Como
resultado, y contrariamente a las esperanzas del Gobierno
Militar, la presencia puertorriqueña contribuyó al aumento del

98. Ibídem, p. 80.


99. “De P.M. Germán a Presidente Vicini. Santiago, 25 de octubre de 1922”.
AGN, Presidencia, leg. 30, año 1923, exp. 81G.

146
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

nacionalismo antiestadounidense y la resistencia durante los


últimos años de la ocupación militar de la República Dominicana.

Conclusiones
En abril de 1923 el meteórico ascenso de Rafael Rovira
dentro las filas de la PND terminó cuando fue dado de baja
deshonrosamente, a pesar de haberse naturalizado como
ciudadano dominicano el año anterior. Peor aún, sus papeles de
descargo lo proclamaban inelegible para nuevo reclutamiento
y lo calificaban como “indeseable”.100 Al igual que Rovira,
cientos de puertorriqueños fueron despedidos después del
establecimiento del Gobierno Provisional de Juan Bautista
Vicini en 1922. La purga en realidad comenzó un año antes,
cuando el gobernador Robinon hizo circular una orden
solicitando una lista de todos los extranjeros empleados por
el Gobierno Militar.
En preparación para una eventual retirada, las autoridades
comenzaron gradualmente a reemplazar a muchos
estadounidenses en su personal por empleados dominicanos.
Los puertorriqueños fueron los primeros en ser despedidos,
ya que su continua presencia amenazaba con desatar aún
más la resistencia nacionalista y esto podría poner en peligro
la transición. En aquellos casos en que los dominicanos
calificados no estaban disponibles, el Gobierno Militar
reemplazó funcionarios públicos puertorriqueños con cubanos
y otros extranjeros menos propensos a despertar resentimiento.

100. “De Rafael Rovira al Secretario de Estado de lo Interior y Policía.


Santo Domingo, 30 abril de 1923”. AGN, IP, L441, años 1922-1923.
Tras una apelación, Rovira logró que sus papeles fueran cambiados, ya
que no había un historial de mala conducta que pudiera justificar una
baja deshonrosa.

147
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Tal fue el caso del Departamento de Agricultura, donde los


puertorriqueños habían reinado desde 1916.
Holger Johansen, director del Departamento, advirtió que
habría dificultad en encontrar “el tipo adecuado de hombres” para
servir como instructores después de la retirada. Argumentó que:
“ellos no deben ser Porto Ricans [sic], y probablemente
no será posible encontrar dominicanos competentes para
ocupar esos puestos”. En cambio, sugirió buscar “algunos
buenos hombres jóvenes” en Cuba y que hombres con
experiencia en la plantación de cacao podrían encontrarse
en Trinidad.101
Muchos puertorriqueños que deseaban conservar sus
posiciones optaron por solicitar la nacionalidad dominicana
cuando la ocupación llegó a su fin. Para agosto de 1922, el
Secretario de Interior y Policía informó que es organismo empleó
sólo un puertorriqueño, Rafael Rovira, quien se naturalizó tres
meses más tarde.102 Otros, como José Luis Cintrón, llegaron
a identificarse como dominicanos y optaron por permanecer
en Santo Domingo en lugar de regresar a Puerto Rico, donde
tendrían que vivir bajo la dominación estadounidense. Sin
embargo, como Rovira descubriría, la ciudadanía no siempre
conduce a la aceptación. Con los Estados Unidos en retirada,
los puertorriqueños se volvieron más vulnerables y visibles
como blancos de discriminación cuando los dominicanos se
entregaron a una especie de venganza colectiva.

101. “De Johansen al Departamento de Agricultura e Inmigración. Santo


Domingo, 28 de marzo de 1922”. AGN, AI, leg. 149, año 1922, exp. 2.
102. “De la Secretaría de Estado de Interior y Policía al Gobernador Militar.
Santo Domingo, 29 de agosto de 1922”. AGN, IP, leg. 82, años 1921-
1922, no. 58.

148
¿Hermanos latinos o extranjeros perniciosos? Los puertorriqueños ...

Al final, el intento de Washington de utilizar puertorriqueños


como intermediarios culturales resultó ser un fracaso rotundo.
En lugar de modelos de los avances que se podían obtener
mediante la aceptación de la tutela estadounidense, muchos
dominicanos sentenciaron a los puertorriqueños como
irremediablemente corrompidos por su propia experiencia
colonial. El sentimiento antipuertorriqueño desapareció
gradualmente tras la retirada de las fuerzas de ocupación. Sin
embargo, después de 1924, los dominicanos tendieron a juzgar
los puertorriqueños según su postura sobre la independencia
más fuertemente que en las décadas anteriores. Es revelador
que cuando Pedro Albizu Campos, líder del independentista
Partido Nacionalista visitó la República Dominicana en 1927
“en una misión de propaganda contra el Gobierno de los
Estados Unidos en Porto Rico [sic], fue notado por toda la
prensa dominicana y aclamado por la mayoría de ella”.103
Con el retorno de la soberanía nacional, los dominicanos
habían ganado la lucha retórica para definir lo que constituye
un “buen” puertorriqueño. El ejemplo dominicano también
ayuda a ilustrar cómo la participación puertorriqueña en
intervenciones similares en el ámbito caribeño contribuyó al
fracaso de los objetivos políticos de los Estados Unidos. A
medida que América Latina formuló un desafío a la dominación
estadounidense en la región en los años 1920 y 1930, los
puertorriqueños llegaron a ocupar un estado ambiguo, tanto
hermanos latinos como extranjeros perniciosos.

103. “De Franklin B. Frost al Secretario de Estado Frank B. Kellogg. Santo


Domingo, 27 de junio de 1927”. U.S. National Archives, College Park,
Maryland, Record Group 59, Department of State Central Files, caja
7722, 811.00/12.

149
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

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154
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Trujillo, Bonnelly, Pío XII


y el Concordato de 1954
Wenceslao Vega Boyrie1

El Concordato firmado entre la Santa Sede y el Estado


Dominicano en el año 1954, ha sido objeto de algunos estudios
y comentarios por historiadores, políticos y religiosos, e
inclusive ha sido objeto de sentencias de la Suprema Corte de
Justicia. Se trató de un tratado internacional entre estos dos
Estados que continua vigente hoy día.
Fue una iniciativa del Gobierno de Trujillo, con negociaciones
en el propio Vaticano. Cómo se llevaron a cabo esas y se llegó
a firmar negociaciones es el objeto del presente trabajo.
El autor ha tenido la oportunidad de tener entre sus manos
y estudiar un expediente muy interesante, que le fue prestado
por el Dr. Juan Sully Bonnelly Batlle, hijo del Lic. Rafael F.
Bonnelly, quien fue el funcionario que Trujillo envió a Roma
a negociar dicho tratado. El expediente contiene originales y
copias de cartas, memorandos y telegramas (algunos cifrados
con su interpretación anexa), que me han permitido contar esta
interesante historia.
Diré de entrada, que Rafael F. Bonnelly (1904-1979) al
principio del régimen instaurado en 1930 fue un opositor a
Trujillo, pues era de los allegados a Rafael Estrella Ureña. Éste
fue quien aupó a Trujillo al poder para luego ser traicionado por

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia y


autor de varios libros y ensayos jurídicos e históricos.

155
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el dictador. Bonnelly pasó varios años en desgracia política en


Santiago, ejerciendo precariamente su profesión de abogado
hasta que, como muchos otros intelectuales, claudicó y entró
a formar parte del tren gubernamental. Fue diputado en 1942
y, a partir de 1946, ocupó varias carteras en el gabinete. En
1954, ocupaba el importante cargo de Secretario de Estado de la
Presidencia y desempeñando esa importante posición fue cuando
Trujillo le encargó la tarea de ir a Roma a negociar el Concordato.
Debe recordarse que un Concordato es un tratado entre la
Santa Sede y una nación soberana. Se relaciona generalmente
con los derechos de la Iglesia Católica en el país firmante y se
acuerda con Estados de tradición católica. España e Italia los
tenían en ese momento y República Dominicana, aunque de
gran tradición católica, nunca había tenido uno hasta 1954.
Trujillo, en el vigésimo segundo año de su régimen, se
autoproclamó abanderado del anticomunismo en América
y se mantenía estrechamente ligado a los Estados Unidos de
América en su enfrentamiento con la Unión Soviética y, al
mismo tiempo, identificaba como comunista a todo dominicano
o extranjero que le fuera contrario. Fue en ese escenario que el
“Benefactor de la Patria” consideró que afianzaría su posición
si se aliaba fuertemente con el Vaticano, donde el papa Pío
XII, ultraconservador, vivía los últimos años de su pontificado.
Bonnelly llegó a Roma, el 15 de enero de 1954, y en
seguida inició las negociaciones con su contraparte vaticana
el arzobispo (y más tarde cardenal) Antonio Samoré, quien se
desempeñaba como Secretario de la Congregación de Asuntos
Eclesiásticos Extraordinarios y era uno de los más cercanos
colaboradores del Papa.
Bonnelly llevaba un primer borrador que había sido
elaborado antes de partir, y sus instrucciones eran lograr un

156
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

texto lo más parecido al borrador y de negociar y conceder


lo menos posible a las pretensiones del Vaticano, reservando
ciertos asuntos a la soberanía nacional. Entre esos puntos
estaba la designación de Arzobispos y Obispos, para lo cual la
posición dominicana era que para llenar esos cargos el Gobierno
Dominicano tendría el derecho de objetar cualquier candidato
antes de que fuese designado.
El Vaticano se oponía y exigía que esas designaciones no
necesitaran el visto bueno dominicano. Otro punto controversial
era el relativo a los matrimonios celebrados por la Iglesia
Católica, que el Vaticano proponía que tuvieran la misma fuerza
que los civiles. El texto original del borrador dominicano no
está entre los documentos de este expediente, lo que es una
lástima, pero se infiere del análisis que hizo Bonnelly de la
contrapropuesta del Vaticano.
Tras varias sesiones de negociaciones, Bonnelly envió
un extenso memorándum a Trujillo, fechado el 30 de enero
de 1954. En el primer párrafo del mismo Bonnelly retrató
vívidamente la situación diciendo:
“Es necesario explicar, ante todo, el sentido de la
política del Vaticano cuando negocia acuerdos de éste
género, tal como pude apreciarla a través de mis entrevistas
con su representante, Monseñor Samoré. Trata de situarse,
sin que lo digan las palabras, en un plano más alto que el que
le corresponde como Estado que está frente a otro Estado
idéntico a él en el ejercicio de sus atributos soberanos, para
desde esa altura atribuirse la omnipotente facultad de hacer
lo que cree son generosas concesiones: Lo que concede
siempre es mucho; lo que reclama es poco siempre, aunque
sea exorbitante o exagerado.

157
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Tuve la necesidad, a todo lo largo de las negociaciones,


de tomar posición, por mi cuenta, con toda la cortesía que
es preciso dispensar al Representante del Santo Padre,
del sitio que le corresponde al Delegado de un país cuya
personalidad internacional ha colmado de prestigio al
Benefactor de la Patria”.2
En ese memorándum Bonnelly señaló que para la mayoría
de los artículos de proyecto de Concordato hubo acuerdo, y
que en ellos si se hicieron cambios fueron menores o de simple
redacción. Pero en los puntos de importancia ya mencionados,
el Vaticano no cedía. Varias propuestas alternas fueron
presentadas por el representante dominicano, pero en esos dos
puntos el Vaticano era inflexible. La posición de la Iglesia era,
según Bonnelly que:
“Su Santidad se reserva como potestad exclusivamente
suya, el derecho de nombrar Arzobispos, Obispos,
residenciales o sus Coadjutores con derecho a sucesión”.3
Bonnelly invocaba en sus negociaciones con el cardenal
Samoré, precedentes históricos dominicanos, cuando, para
designar a los arzobispos Portes e Infante, Meriño y Nouel,
en los cuales el Gobierno Dominicano había presentado
los candidatos y el Vaticano los había designado. Ahora el
Vaticano quería que las cosas fueran al revés, pues exigía que
la designación la hiciese el Papa y el Gobierno Dominicano
debía aceptarla, salvo graves objeciones sobre el candidato.

2. “Memorándum al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo del Lic. Rafael


F. Bonnelly, de fecha 30 de enero de 1954”. Copia del original en el
Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly que guarda su hijo Dr. Juan Sully
Bonnelly Battle. Ver Anexo 1.
3. Ibídem.

158
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

La respuesta de la Iglesia fue contundente, porque Bonnelly


manifestó en su memorándum que:
“Al negarse rotundamente a aceptar ninguna otra
fórmula que no sea la del proyecto original, el Vaticano
declara que antes prefiere que el Concordato no se celebre”.4
El otro punto donde el Vaticano no quería ceder fue en
materia del matrimonio, ya que sostenía que si no se aceptaba
su posición, tampoco habría Concordato. En el indicado
documento, al tratar este escollo, Bonnelly dijo:
“Me di cuenta de que era difícil, por no decir imposible,
que la Santa Sede aceptara ese punto de vista nuestro.
En efecto, para la Iglesia no existe el matrimonio civil, y
como no existe, no puede reconocerlo. Nuestra propuesta
consistía en mantener lo que establece nuestra Ley de
Matrimonio: que previamente al matrimonio religioso
se celebrara el matrimonio civil y que el único efecto del
matrimonio religioso fuese el colocar a los contrayentes
en la imposibilidad jurídica de obtener el divorcio civil”.5
Ese era el impasse.6 Una vez recibido este memorándum
Trujillo lo envió a don Manuel de Jesús Troncoso de la Concha
(1878-1955) para que le diera su opinión. Éste, al igual que
Bonnelly, originalmente se había opuesto al régimen, pero poco
después fue uno de sus más cercanos y leales colaboradores,
llegando a ocupar la vicepresidencia de la República entre
1938-1940, cuando junto al presidente Jacinto Bienvenido
Peynado se convirtieron en títeres de Trujillo, quien abandonó

4. Ibídem.
5. Ibídem.
6. Nota del editor. Impasse: palabra francesa que significa estancamiento,
punto muerto.

159
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el poder momentáneamente cuando los Estados Unidos se


opusieron firmemente a su reelección en 1938 por el escándalo
internacional provocado por la masacre de haitianos en 1937.
Puesto que Peynado falleció el 7 de marzo de 1938, Troncoso
de la Concha le sustituyó en la presidencia hasta 1942, cuando
Trujillo volvió a ocuparla.
En 1954, Troncoso era presidente del Senado y, además,
era un versado jurista y experto en Derecho Internacional. Su
respuesta a Trujillo fue un memorándum de 3 páginas, fechado
a 3 de febrero 1954, en el que resumió la posición del Vaticano:
“La situación está pues netamente definida por la Santa
Sede: O el Gobierno Dominicano acepta sin modificación
aquellas disposiciones sustanciales o no hay concordato”.7
Pero además Troncoso le hizo a Trujillo unas interesantes
consideraciones. Le manifestó que:
“En efecto, la República no tiene ninguna necesidad
de dar realidad jurídica en un instrumento internacional a
la renuncia de un derecho, como es el de presentación, que
tan de cerca toca a sus inajenables atributos de soberanía.
Este sacrificio no quedaría compensado con un bien de
suficiente magnitud para justificarlo. El beneficio espiritual
que recibe de la Iglesia el pueblo dominicano, único que
cabe tomar en consideraron, no aumentaría por ello. A esta
razón se agrega la de que si la República ha ejercido en el
pasado ese derecho, sin estar ligada a un Concordato, con
mayor fundamento debería ejercerlo al concertar uno”.8

7. “Memorándum al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo de Manuel


de Jesús Troncoso de la Concha, de fecha 8 de febrero de 1954. Copia
firmada en el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly que guarda su hijo,
Dr. Juan Sully Bonnelly Battle Ver Anexo 2.
8. Ibídem.

160
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Troncoso se mostró totalmente de acuerdo con las opiniones


que había ofrecido Bonnelly a Trujillo y se solidarizó con su
actitud. Terminó su exposición indicando que si el Vaticano
insistía en su posición, mejor sería no firmar nada afirmando:
“De tener forzosamente que contenerlos como
condición esencial propuesta por la Santa Sede, preferible
es que no haya Concordato”.9
Curiosamente, debajo de la firma del memorándum de
Troncoso aparece la firma de Trujillo, como indicando que lo
recibió y aceptó.10
Las cosas parecían indicar que si los dos cercanos
colaboradores de Trujillo y a quienes él había involucrado en
esta negociación, estaban tajantemente opuestos a aceptar los
dos puntos clave que el Vaticano requería, era mejor no seguir
negociando y que no hubiera Concordato.
Cinco días después de recibir la opinión de Troncoso, el
señor A. Amado Hernández M., ayudante civil de Trujillo,
dirigió a Bonnelly, el 8 de febrero de 1954, la siguiente carta:
“El Generalísimo Trujillo recibió su atenta carta que
usted se sirvió dirigirle en fecha 30 de enero último, y sus
anexos, relativamente [sic] a las negociaciones realizadas
por usted en la Santa Sede para la concertación del
Concordato, y me ha dado encargo de remitirle el adjunto
memorándum contentivo de la opinión del Gobierno al
respecto.
Usted debe actuar de conformidad con las
recomendaciones contenidas en el aludido memorándum

9. Ibídem.
10. Ibídem. Ver el final del Anexo 2.

161
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

y, en caso de que no se pueda llegar a un acuerdo a esa


base, [sic] regresar al país”.11
Supongo que la “opinión del gobierno” a que aludió esta
carta era el memorándum de Troncoso, y esa suposición se
refuerza por el hecho de que en los documentos de Bonnelly
que estudié para este trabajo, figura copia de ese memorándum
con la firma de Troncoso y fue que si el Vaticano se mantenía
en su intransigente posición se romperían las negociaciones y
Bonnelly debía retornar al país. Pero, ¿qué sucedió entonces?
Hay que retroceder un poco en el tiempo para comprender el
gran cambio dado a las negociaciones a última hora. Al principio
de la década del 1950, llegaron al país varias congregaciones
religiosas católicas a realizar diversas actividades bajo el
patrocinio del Gobierno: sacerdotes y monjas, especialmente
desde España que establecieron parroquias en las zonas
fronterizas, administrando hospitales y centros educativos. Los
jesuitas tuvieron un papel muy importante en esta renovación
de la Iglesia Dominicana, que se había mantenido estancada,
con pocos sacerdotes y monjas nacionales.
Se realizaron obligatorios cursillos religiosos para los
empleados públicos, militares y policías a cargo de sacerdotes
españoles, que venían de una España fascista, totalitaria y
reaccionaria. Uno de los sacerdotes españoles que más se
destacó en esas actividades fue el jesuita padre Luis González
Posada, quien llegó a ocupar la vicerrectoría de la Universidad
de Santo Domingo, en diciembre de 1953. Este sacerdote se

11. “Oficio del Ayudante Civil del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo
Molina, señor A. Amado Hernández A. al Lic. Rafael F. Bonnelly, No.
2666, de fecha 8 de febrero de 1954”. El papel tiene una cabecilla con
el siguiente impreso: “Generalísimo Rafael L. Trujillo Molina. Bene-
factor de la, Patria. Secretaría Particular”. El original se encuentra en
el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly. Ver Anexo 3.

162
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

relacionó con el hijo mayor de Trujillo, Ramfis, porque les


daba cursos religiosos a los cadetes y ofíciales de la Fuerza
Aérea Dominicana, institución castrense bajo su comando.
Así, llegó a tener buenas relaciones con Trujillo y empezó a
influir en el tirano.
Es posible que la noticia del estancamiento de las
negociaciones entre Bonnelly y Samoré se filtrara entre las
autoridades y gente allegada al régimen y en ese escenario,
el padre Posada influyó en Trujillo en el sentido de que,
siendo público que se negociaba un Concordato, si se llegase
a saber que un tranque había impedido su firma, significaría
un fracaso inaceptable y humillante para el tirano. Por ello,
Posada convenció a Trujillo para que el Concordato fuera
firmado aceptando todo lo que el Vaticano exigiera. O sea, la
total claudicación.
Bonnelly, en Roma, estaba preparando su equipaje para
regresar al país, cuando recibió, el 14 de febrero de 1954, un
cablegrama del propio Trujillo, informándole:
“[…] Deseando que nuestro Concordato sea modelo
para América y el mundo ante la avalancha comunista coma
envío Padre Posada con instrucciones verbales para que
según ellas ultime todo Generalísimo Trujillo”.12
A seguidas le envió otro cablegrama ordenándole:
“No tome en cuenta memorándum enviado punto
Gobierno desea se firme Concordato rápidamente.
Generalísimo Trujillo”.13

12. Original del telegrama en el Archivo del Lic. Rafal F. Bonnelly. Ver
Anexo 4.
13. Copia del borrador del cablegrama en el Archivo del Lic. Rafael F.
Bonnelly. Ver Anexo 5.

163
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

De ahí en adelante las negociaciones se desarrollaron con


gran rapidez tras la llegada a Roma del padre Posada y, el 20 de
febrero, Bonnelly telegrafió al Gobierno Dominicano lo siguiente:
“Para Generalísimo Trujillo punto Acabo de llegar
acuerdo conforme sus instrucciones verbales me transmitió
Padre Posada punto Texto lo conocerá el Papa probablemente
el lunes punto Insistí destacar que tan feliz y trascendental
entendimiento ha sido la obra exclusiva de usted en
su irretractable empeño por robustecer los principios
cristianos en la conciencia del pueblo dominicano y como
nuevo y eficaz medio de acción en la cruzada contra el
comunismo ateo que con tanta valentía y prestancia dirige
usted para ejemplo de América y de todo el mundo punto
Abrázale Bonnelly Calderón”.14
Este mensaje también lo firmó el embajador dominicano
ante el Gobierno de Italia Telésforo Calderón. Debo señalar que
en estas negociaciones no participó el embajador dominicano
ante la Sana Sede, Nicolás Vega. Bonnelly era el único
interlocutor y su permanente contacto con Trujillo evidencia
que él era el tirano quien dirigía desde lejos las negociaciones.
¿Cuáles fueron las “instrucciones verbales” de Trujillo que
Posada le llevó a Bonnelly? Por ser verbales no hay evidencia
documental de su contenido, pero del texto aprobado del
Concordato se desprenden claramente.
Un escollo de última hora impidió que se acordara el texto
definitivo y fue que el propio papa Pío XII debía revisarlo y
aprobarlo, pero en esos días estuvo enfermo de cierta gravedad,
como lo señaló Bonnelly en dos cablegramas al Gobierno

14. Copia del cablegrama en el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly. Ver
Anexo 6.

164
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Dominicano, uno de fecha 16 de febrero y otro del 24 de febrero


de 1854. En el primero decía:
“Para Generalísimo Trujillo punto Estoy cumpliendo
desde ayer sus terminantes instrucciones punto Acabo llegar
acuerdo y trabajamos ahora correcciones de forma en el
texto punto Vaticano estima imposible firmar concordato
antes tres semanas por lo menos debido enfermedad del
Papa ya en convalecencia y a quien es indispensable
presentarle texto punto Para el caso de que sea útil a los
fines de usted estoy gestionando una declaración conjunta
de ambas Cancillerías anunciando que se ha llegado
fundamentalmente a un feliz entendimiento punto Espero
sus elevadas instrucciones acera esto último punto Le
abraza. Bonnelly Calderón”.15
El segundo cablegrama expresó:
“Para Generalísimo Trujillo. Enfermedad Papa parece
empeora y no ha visto todavía texto completo. En atención
a su cable del día veintidós saldré viernes esperando estar
esa hacia once de marzo. Abrázale Bonnelly”.16
Así pues, para fines de febrero aunque había acuerdo
definitivo no se podía firmar, pues sólo el Papa, recuperado
de su enfermedad, podía dar su aprobación al texto final.
Bonnelly regresó el país y desapareció del dramático escenario,
para luego ocupar otras importantes funciones en el tren
gubernamental de Trujillo. El hecho de que fuera nombrado
Embajador en España en el mes de septiembre de ese mismo
año 1954, es prueba evidente de que Trujillo estuvo satisfecho
de su misión en Roma.

15. Copia del Cablegrama en el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly. Ver
Anexo 7.
16. Copia del cablegrama en el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly.

165
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Ya se había logrado un acuerdo en el que todo lo que


exigió la Santa Sede fue aceptado por el Gobierno Dominicano
y solamente faltaba la parte protocolar de la firma del
Concordato por los representantes de ambas partes. Trujillo
tenía otros planes. Había gestionado una invitación del dictador
español Francisco Franco para realizar una visita de Estado a
Madrid, donde ambos reforzarían sus respectivas imágenes
de “caudillos” del anticomunismo, en Europa y América. El
viaje se programó para el mes de junio del 1954, y entonces se
acordó que luego de terminar la visita a Madrid, Trujillo fuera
a Roma y él mismo firmara el Concordato.
Así, el 18 de mayo del 1954, el títere presidente Héctor
Bienvenido Trujillo Molina promulgó el Decreto No. 9934,
con el siguiente texto:
“ÚNICO.- El Generalísimo Dr. Rafael Leonidas
Trujillo Molina, Benefactor de la Patria, queda designado
en calidad de Plenipotenciario del Gobierno de la República
Dominicana, para que firme con el Plenipotenciario
designado por Su Santidad Pío XII el Concordato entre la
República Dominicana y la Santa Sede”.17
Trujillo salió del país el 2 de junio del 1954, y en Madrid
tuvo un recibimiento apoteósico por las autoridades franquistas,
y ambos con sus entorchados uniformes se abrazaron en los
actos protocolares. De Madrid partió para Roma donde firmó el
Concordato, en una ceremonia que tuvo lugar el día 16 de junio.
El documento fue suscrito por Trujillo a nombre de la República
Dominicana y por el Pro Secretario de Estado para Asuntos
Eclesiásticos monseñor Domenico Tardini, representando al

17. Decreto No. 9934, de fecha 18 de mayo de 1954”. En Gobierno Do-


minicano. Colección de Leyes y Decretos. Año 1954. Ciudad Trujillo,
1955, p. 300. Ver Anexo 8.

166
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Vaticano. Luego de la firma, el papa Pío XII concedió una


audiencia a Trujillo y a su séquito, el cual estaba integrado
por el Embajador y el Consejero ante la Santa Sede, Nicolás
Vega y Atilano Vicini. Anselmo Paulino Álvarez, el hombre de
confianza del momento de Trujillo, lo había acompañado en
este viaje y también apareció en la foto oficial. Ni Bonnelly ni
Posada aparecieron en ella, pues ambos habían salido de Roma.
El texto oficial del Concordato fue aprobado por el
Congreso Dominicano, en fecha 10 de julio 1954.17 Trujillo
regresó al país, el 14 de agosto, día declarado por Decreto
presidencial como de “júbilo nacional, no laborable”.
Los dos puntos del Concordato que crearon el estancamiento
de las discusiones de sus términos entre los negociadores,
tuvieron finalmente el texto que el Vaticano había exigido
y que objetaron tanto Bonnelly y Troncoso y que el mismo
Trujillo había inicialmente objetado antes de que Posada
lo convenciera de firmar con el texto que la Santa Sede
ponía como condición “sine qua non”. Así, los artículos que
provocaron el estancamiento de las discusiones finalmente
quedaron redactados con los siguientes textos:
“ARTÍCULO V.- 1.- Cuando la Santa Sede proceda al
nombramiento de un Arzobispo u Obispo residencial o su
Coadjutor con derecho a sucesión, comunicará al Gobierno
Dominicano el nombre de la persona escogida a fin de saber
si contra ella existen objeciones de carácter político general.
El silencio del Gobierno Dominicano pasados treinta días
a contar de la precitada comunicación se interpretará en el
sentido de que no existe objeción. Todas estas gestiones
se conducirán en el más estricto silencio. 2.- Al hacer las
designaciones de Arzobispo y Obispo, el Santo Padre tendrá
en cuenta a los sacerdotes idóneos para estas funciones
que sean ciudadanos dominicanos. Sin embargo, el Santo

167
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Padre podrá, cuando lo juzgue necesario y conveniente para


el mayor bien religioso del País, por razón de la escasez
de sacerdotes dominicanos, elegir para tal dignidad otros
sacerdotes, que no sean de nacionalidad dominicana.
ARTÍCULO XV.- 1.- La República Dominicana
reconoce plenos efectos civiles a cada matrimonio
celebrado según las normas del Derecho Canónico. 2.- En
armonía con las propiedades esenciales del matrimonio
católico, queda entendido que por el propio hecho de
celebrar matrimonio católico, los cónyuges renuncia a
la facultad civil de pedir el divorcio, que por este mismo
no podrá ser aplicado por los tribunales civiles a los
matrimonios católicos”.
Cuando Bonnelly regresó al país, rindió al Gobierno un
Informe de 9 páginas, fechado 13 de marzo 1954, en el que
detalló, artículo por artículo, las diferencias entre el borrador
original y el texto que finalmente se suscribió. En los artículos
cambiados puso siempre la frase: “conforme a las instrucciones
verbales del Padre Posada”, de manera de quedara bien claro
que esos cambios venían directamente de Trujillo. Salvaba así
su responsabilidad histórica de que los había acordado aunque
fueran contrarios a su posición.18
El paso final para que el Concordato tuviera vigencia oficial,
fue la ratificación que se realizó la capital dominicana Ciudad
Trujillo, mediante el protocolar “canje de ratificaciones” realizado
el 6 de agosto 1954, entre el canciller dominicano Joaquín
Balaguer y el nuncio apostólico monseñor Salvatore Siino.

18. “Copia del Informe al Gobierno Dominicano del secretario de Estado


de la Presidencia, Lic. Rafael F. Bonnelly, de fecha 13 de marzo de
1954”. Copia en el Archivo del Lic. Rafael F. Bonnelly. Ver Anexo 9.

168
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Pero la historia no terminó con la ratificación del


Concordato, ya que en los meses siguientes fueron designados
por el Vaticano los obispos creados para las nuevas diócesis
de Santiago y La Vega, y la prelatura de San Juan de la
Maguana. Los obispos fueron: el dominicano Hugo Eduardo
Polanco Brito para Santiago; el español Francisco Panal para
La Vega; y el norteamericano Thomas Francis Reilly para
San Juan de la Maguana. Parecería que en ese momento el
Vaticano no encontró otros sacerdotes dominicanos “idóneos”
para las diócesis de La Vega y San Juan de la Maguana por
lo que designó a dos extranjeros, y muy poco tiempo después
comenzaron a llegar al país sacerdotes forasteros dominicos
y capuchinos.
El padre Posada mantuvo el favor de Trujillo por algún
tiempo y entre 1955 y 1959, las relaciones del Gobierno de
Trujillo y la Iglesia Católica fueron excelentes y de mutuo
beneficio. Esas relaciones se empezaron a deteriorar y Posada
tuvo dificultades con las autoridades, a tal punto que fue
duramente criticado por los periodistas del sistema y, en 1958,
“cayó en desgracia” con el régimen, como se decía en la
época cuando un privilegiado de la tiranía dejaba de serlo por
cualquier motivo. Así agradeció Trujillo su lealtad y el padre
Posada abandonó el país.
Bonnelly, por su lado, continuó disfrutando del favor de
Trujillo. Al mes de su regreso de Roma pasó de Secretario de
la Presidencia a Secretario de Educación y Bellas Artes. Duró
poco en ese último cargo pues, en agosto de ese mismo año
1954, Trujillo lo envió a España como Embajador. En Madrid
permaneció tres años y de allí fue trasladado con el mismo
cargo a Venezuela, en septiembre de 1957. Pero en 1960, “cayó
en desgracia” cuando su hijo mayor y unos sobrinos fueron

169
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

hechos prisioneros acusados de complotar contra el Gobierno


al formar parte del Movimiento Revolucionario Clandestino 14
de Junio, fueron juzgados y condenados a 30 años de prisión.
Tras el ajusticiamiento de Trujillo, el 30 de mayo de
1961, se inició el largo y escabroso proceso de retorno a
la democracia. La familia Trujillo abandonó el país, en
noviembre de ese año, y al mes siguiente se formó un Gobierno
de transición, el Consejo de Estado, para dirigir al país. El
presidente de entonces, Joaquín Balaguer, lo presidió y Rafael
Bonnelly fue su vicepresidente. En enero de 1962, tras la caída
de Balaguer, Bonnelly pasó a presidir dicho cuerpo colegiado,
del cual formaba parte también el sacerdote Eliseo Pérez
Sánchez. Bonnelly, como Presidente de la República y del
Consejo de Estado, dirigió el país por 14 meses, durante los
cuales se organizó la República en cierta forma democrática y
se celebraron las primeras elecciones libres en más de 40 años.
En febrero de 1963, el nuevo Gobierno electo en los
comicios de diciembre 1962, tomó posesión bajo la presidencia
de Juan Bosch y Bonnelly se retiró de la vida pública.
Siguieron siete meses de vida democrática, intentos de golpes
de Estado y su derrocamiento en septiembre de dicho año, la
instalación de un espurio represivo y corrupto Triunvirato,
el fallido intento insurreccional de la Agrupación Política 14
de Junio para restablecer la constitucionalidad que culminó
con el asesinato de su dirigente, Manuel A. Tavárez Justo, y
más de dos docenas de guerrilleros que le acompañaron, una
inconcebible y desconocida corrupción administrativa, crisis
política, rebelión militar, guerra civil, invasión militar de los
Estados Unidos y la subsiguiente guerra patria contra al invasor,
Gobierno Provisional, amañadas elecciones en 1966 y retorno
de Balaguer con un Gobierno neotrujillista.

170
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Durante la tiranía de Trujillo, era imposible que los


dominicanos pudieran impugnar leyes ante los tribunales.
Pero a partir del 1961, el Concordato fue objeto de varias
decisiones de la Suprema Corte de Justicia que afectaron su
vigencia plena. Unas sentencias en el grado de casación, de los
años 1977 y 1978, dictaminaron que los tribunales nacionales
podían conocer demandas de divorcio en casos de matrimonios
realizados únicamente por la Iglesia Católica, bajo el argumento
de que el derecho al matrimonio y el divorcio eran inherentes a
la persona humana y, por tanto, era inconstitucional impedir a
cónyuges casados bajo el Concordato el derecho a divorciarse.
El Concordato de 1954 sigue vigente y una sentencia de
la Suprema Corte de Justicia lo reconoció como un tratado
internacional entre dos Estados soberanos, pero su eficacia
ha sido mermada, como dije más arriba, por sentencias que
anularon algunos de sus artículos y las leyes adjetivas que se
dictaron para aplicarlo. Recientemente, se dictó la Ley No. 198-
11, que regula los matrimonios celebrados por otras iglesias
cristianas, con lo que el monopolio de la Iglesia Católica ha
incrementado su desaparición.
Finalmente, resulta interesante observar que ahora, a 60
años de la firma del Concordato, en República Dominicana ya
no hay monumentos a Trujillo ni ciudades, provincias, calles,
hospitales, escuelas parques, avenidas, carreteras, puentes o
edificios con su nombre ni los de su familia. Tampoco el Estado
ha honrado a Pío XII, ni a Luis González Posada. Pero, una a
calle de Santo Domingo y el puente sobre el río Haina llevan
el nombre de Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, y otra
calle ostenta el de Rafael F. Bonnelly.

171
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Fuentes
Archivo personal de Rafael F. Bonnelly: Varios documentos
relacionados con la negociación para la firma del Concordato
entre el Estado Dominicano y la Santa Sede, 1954.
Gobierno Dominicano. Colección de Leyes y Decretos,
Año 1954. Ciudad Trujillo, 1955.

ANEXO 1
“MEMORANDUM
Relativo a las negociaciones que el infrascrito ha llevado
a efecto, en representación del Gobierno de la República
Dominicana, con el representante de la Santa Sede, Monseñor
Antonio Samoré, encaminadas a la concertación de un
concordato entre las partes.
--:--
PREÁMBULO
--:--
Es necesario explicar, ante todo, el sentido de la política
del Vaticano cuando negocia acuerdos de este género, tal
como pude apreciarla a través de mis entrevistas con su
Representante, Monseñor Samoré. Trata de situarse, sin
que lo digan las palabras, en un plano más alto que el que
le corresponde como Estado que está frente a otro Estado
idéntico a él en el ejercicio de sus atributos soberanos, para
desde esa altura atribuirse la omnipotente facultad de hacer
lo que cree que son generosas concesiones. Lo que concede
siempre es mucho; lo que reclama es poco siempre, aunque
sea exhorbitante o exajerado.
Tuve la necesidad, a todo lo largo de las negociaciones,
de tomar posesión, por mi cuenta, con toda la cortesía que es

172
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

preciso dispensar al Representante del Santo Padre, del sitio


que le corresponde al Delegado de un país cuya personalidad
internacional ha colmado de prestigio el Benefactor de la Patria.
Durante diez días estuve en contacto personal con Monseñor
Antonio Samoré y los resultados de nuestras entrevistas pueden
resumirse así: en muchos asuntos llegamos a un acuerdo; en
otros no fué posible ningún entendido y en algunos discrepamos
sobre cuestiones que en realidad son secundarias.
Como los asuntos en desacuerdo son, a mi juicio,
sustanciales –y en ellos el Santo Padre mantiene un criterio que
según el Vaticano es definitivo e irretractable– he considerado
que lo que procede es someter a la Superioridad todo el
expediente, con mis observaciones.
La discrepancia fundamental gira alrededor del matrimonio
y de la designación de Arzobispos, Obispos residenciales
o su Coadjutores con derecho a sucesión (derecho de
representación) y en su empeño en que no se altere su criterio
al respecto, Monseñor Samoré me insinuó que no era difícil
cualquiera revisión en nuestro favor de aquellos asuntos de
segundo orden sobre los cuales disentimos todavía.
Envío copia del texto que aprobaría la Santa Sede. Lo
analizaré, artículo por artículo, en el presente Memorándum.
Hago notar que este proyecto ha sido redactado siguiendo
un plan distinto al del proyecto original. Es mejor, porque
reduce su extensión y agrupa en el lugar que les corresponde,
las materias que antes se encontraban dispersas.
ARTÍCULO I
(Corresponde al artículo I del Proyecto original).
El cambio que se ha hecho en su redacción obedece a la
necesidad de adaptarlo a la situación actual; ya se encuentra

173
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

acreditado un Nuncio Apostólico permanente ante nuestro


Gobierno, con sede exclusiva en Ciudad Trujillo.
Como en este artículo el Estado reconoce la personalidad
jurídica internacional de la Santa Sede y del Estado de la
Ciudad del Vaticano, consideré necesario reclamar que se
agregara que esta personalidad ya se la había reconocido, a la
Iglesia, la Ley No. 117 del 20 de abril de 1931 y la Ley No.
390 del 20 de septiembre de 1943.
Piensa el Vaticano que ésto no es indispensable porque en
todos los Concordatos modernos figura la fórmula propuesta
por él, tratándose de casos en los cuales la personalidad jurídica
de la Iglesia estaba reconocida por el Estado contratante antes
de suscribirse tales Concordatos. De todos modos, y esta es
una discrepancia secundaria, el Vaticano está en la mejor
disposición de consentir en que se intercale lo que propongo
en cualquiera otra disposición del Concordato, especialmente
en la relativa a los bienes cuya propiedad se le reconoce a la
Iglesia en nuestro país.
ARTÍCULO II
(Corresponde a los artículos I, II y XXI del proyecto original).
La redacción de este artículo se ha cambiado para adaptarlo
a las tres disposiciones del proyecto original que abarca. El
Vaticano, sin embargo, mantiene los términos según los cuales
el Estado garantiza a la Iglesia “el libre y pleno ejercicio de su
poder espiritual y de su jurisdicción, así como el libre y público
ejercicio del culto”.
Esta fórmula, reiterada de una manera insistente en varios
artículos del proyecto original, fue objeto, por eso mismo, de
“Observaciones” cuando se estudiaba el Proyecto original en
Ciudad Trujillo (Véanse Observaciones al anteproyecto de

174
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Concordato entre la República Dominicana y la Santa Sede,


en manos del Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo).
Pensábamos que esta fórmula daba la impresión, en
detrimento nuestro, de que la Iglesia deseaba asegurar algo
que hasta ahora no le había garantizado el Estado dominicano.
Al estudiar aquí los Concordatos modernos, incluyendo el
de Italia y el de España, comprobé que en todos la fórmula de la
Iglesia se mantiene inalterable. No obstante, reclamé y obtuve
que se agregara la frase “asegurado por la vigente Constitución
de la República Dominicana”. Así, la libertad que en favor del
libre ejercicio de las actividades de la Iglesia reconoce el Art.
II, se destaca como algo que no consigue la Iglesia ahora.
ARTÍCULO III
(Corresponde a los artículos III, IV y V del proyecto original).

En las Observaciones que se formularon en Ciudad Trujillo


al proyecto original, se sugerían algunas modificaciones al texto
de este artículo. Aquí, y después de pensar detenidamente sobre
este punto, resolví retirarlas, por dos razones:
a) porque las instituciones que por virtud de disposición
canónica dependen de la Iglesia, tienen, de pleno derecho, en
nuestro país, personalidad jurídica, de acuerdo con el Artículo
Único de la Ley No. 117, del 20 de abril de 1931; y
b) porque hay que presumir que una institución organizada
por la Iglesia, tendrá siempre objetivos lícitos y nuestra
Constitución garantiza el derecho de asociación con tales fines.
Si en una cualquiera de estas instituciones, en un momento
dado, se desarrollaran actividades ilícitas o contrarias al orden
público o al interés del Estado, éste, en el ejercicio de su poder
de policía, que le es privativo e irrenunciable, siempre podría

175
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

tomar las medidas de seguridad y de persecución contra los


culpables, que cada caso requiera.
Reclamé y obtuve que se agregara a este artículo la
obligación de la Iglesia de suministrar al departamento
correspondiente del Gobierno Dominicano, dentro de los dos
meses de ratificado el Concordato, una lista completa de las
instituciones religiosas ya existentes en el país y de informar
asimismo cada vez que se constituyan nuevas instituciones,
todo para fines de control.
Al negarse rotundamente a aceptar ninguna otra fórmula
que no sea la del proyecto original, el Vaticano declara que
antes prefiere que el Concordato no se celebre.
Señalo, para la mejor información de la Superioridad, que
las objeciones a la designación de un Arzobispo, etc., que podría
hacer el Gobierno Dominicano de acuerdo con este artículo del
proyecto original, tienen que ser de carácter político general
y que el significado de estas expresiones está determinado ya
por los precedentes. “Se entiende por objeciones de carácter
político todas la que el Gobierno podría oponer por razones
que dicen relación a la seguridad del Estado: por ejemplo, que
el candidato elegido se haya hecho culpable de una actividad
política irredentista, separatista o bien dirigida contra la
Constitución o contra el órden público del país”. (Art. 4 del
Concordato con Checoeslovaquia).
En la práctica sería muy difícil, pues, que el Gobierno
Dominicano pudiera objetar una designación del Papa.
Agrego, por último, que Monseñor Samoré me expresó
que nunca el Santo Padre hace designaciones sin asegurarse
de que su Candidato goza del favor del Gobierno.
Roma, 30 de enero de 1954.
Rafael F. Bonelly”.

176
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

ANEXO 2
“MEMORANDUM
Del estudio del memorándum presentado por el Lic. Rafael
F. Bonelly, Secretario de Estado de la Presidencia, acerca de
las negociaciones realizadas por él en la Santa Sede para la
concertación de un Concordato se desprende claramente:
a) que según la Santa Sede, los artículos del proyecto
relativos a la designación de arzobispos, obispos residenciales
y sus coadjutores con derecho a sucesión, y al matrimonio,
contienen las concesión máxima que ella puede hacer en ambas
materias, prefiriendo que no se celebre el Concordado a aceptar
cualquier modificación a dichos artículos;
b) que la en la Santa Sede podría hacer concesiones en otros
artículos relativos a materias de menor importancia objetados
por el representante del Gobierno Dominicano.
La situación está, pues, netamente definida por en la Santa
Sede: o el Gobierno Dominicano acepta sin modificación
aquellas disposiciones substanciales o no hay Concordato.
Creo que a esta altura de las negociaciones, no procede ya
que el Gobierno haga un esfuerzo más para someter una nueva
fórmula transaccional, a menos que circunstancias posteriores
condujeran a la Santa Sede a dispensarnos un reconocimiento
mejor de nuestro vehemente deseo de llegar a la celebración de
un Concordato, conciliando los intereses espirituales con los
precedentes establecidos para el nombramiento de arzobispos
y obispos y con el status dominicano que rige ciertas materias
desde tiempos lejanos.
Así, en mi opinión, en presencia de la alternativa planteada,
el Gobierno debiera decidirse por no aceptar los artículos
del proyecto que regulan la designación de mitrados y el

177
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

matrimonio, dejando a la Santa Sede la eventualidad de una


iniciativa para salir del presente impasse.
En efecto, la República no tiene ninguna necesidad de dar
realidad jurídica en un instrumento internacional a la renuncia
de un derecho, como es el de la presentación, que tan de cerca
toca sus inajenables atributos de soberanía. Este sacrificio no
quedaría compensado con un bien de suficiente magnitud como
para justificarlo. El beneficio espiritual que recibe de la Iglesia
el pueblo dominicano, único que cabe tomar en consideración,
no aumentaría por ello. A esta razón se agrega la de que si la
República ha ejercido en el pasado ese derecho, sin estar ligada
a un Concordato, con mayor fundamento debiera ejercerlo al
concertar uno.
Encuentro además muy oportuna la observación que
hace el Lic. Bonnelly respecto del alcance muy limitado que
tendría la facultad para hacer objeciones “de carácter político
general” permitida por el proyecto al Gobierno en ocasión de
la designación de un arzobispo u obispo.
En lo relativo a las disposiciones del proyecto sobre
matrimonio, encuentro inadmisible que mientras el matrimonio
canónico tendría efectos civiles, es decir, los efectos derivados
de la legislación dominicana, esta legislación se mantuviera
totalmente ajena, aun en sus disposiciones de orden público,
a la regulación de dicho matrimonio, el cual sólo quedaría
gobernado por las reglas del derecho canónico.
No obstante la simpatía con que yo recibiría cualquier
progreso hacia el mayor reforzamiento de la institución del
matrimonio, no veo ninguna necesidad –y si en cambio muchas
confusiones e inconvenientes– de que se establezca un doble
régimen: el dominicano por los matrimonios exclusivamente
civiles, el canónico para los religiosos con efectos civiles.

178
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Pasando a hacer consideraciones generales acerca del


proyecto de Concordato, creo ver en el actual estado de las
negociaciones una prueba evidente de que, a la altura de esta
época, cuando un país como la República Dominicana no
ha estado nunca ligado por un tratado a la Santa Sede y en
cambio ha estado constantemente influido por las corrientes
laicas dominantes, las cuales, han impreso honda huella en su
régimen social y en sus sistemas jurídicos, le es sumamente
difícil modificar sus criterios para avenirse a las condiciones
en que puede pactar con la Santa Sede.
Como se deduce de las observaciones que hace el Lic.
Bonelly, la Santa Sede parte del supuesto de que son los Estados
católicos los que acuden a ella, como hijos a una madre, y se
someten a sus condiciones a cambio de recibir sus amorosos
cuidados, posición aquella que no concuerda enteramente con
el espíritu con que el Estado Dominicano ha querido vincularse
jurídicamente con la jefatura de la Iglesia.
El Gobierno y el Pueblo Dominicanos han tenido siempre
a la Religión como una actividad espiritual encaminada a
acercar el hombre a Dios y a procurar la salvación de las
almas. Los dominicanos nos hemos abrazado a la Iglesia
Católica Apostólica Romana y por ello nos sentimos muy
felices como el vehículo de la única religión verdadera, basada
en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, y el Gobierno
Dominicano, bajo la dirección ilustre del Generalísimo Rafael
L. Trujillo Molina, Benefactor de la Patria, se ha sentido
solidario con el ideal religioso del pueblo y ha reconocido la
necesidad de cooperar con la Iglesia para que ella cumpla sus
fines espirituales del mejor modo posible.
Cabe preguntar si para perfeccionar esta cooperación y para
que la misión de la Iglesia se cumpla aún mejor es necesario
agregar al vínculo espiritual uno jurídico entre la República y

179
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el Padre Santo que merme los atributos soberanos de aquélla,


el cual complique sus instituciones civiles y dé derecho a otro
Estado a participar en ciertos aspectos de nuestra vida política.
Pienso que no hay esa necesidad. Aquel vínculo jurídico
sólo podría ser beneficioso a los fines espirituales de la Iglesia si
no contuviera los inconvenientes indicados, que ojalá pudieran
ser eliminados. De tener forzosamente que contenerlos como
condición esencial propuesta por la Santa Sede, preferible es
que no haya Concordato.
Ciudad Trujillo, 8 de febrero de 1954.
M. de J. Troncoso de la Concha
Rafael Leonidas Trujillo”.

ANEXO 3

GENERALÍSIMO RAFAEL L. TRUJILLO MOLINA


BENEFACTOR DE LA PATRIA
____________
SECRETARÍA PARTICULAR

Núm. 2666 Ciudad Trujillo


Distrito de Santo Domingo
8 de febrero, 1954.
Señor
Lic. Rafael F. Bonelly,
Secretario de Estado de la Presidencia,
Roma.
Distinguido señor Secretario:
El Generalísimo Trujillo recibió la atenta carta que usted
se sirvió dirigirle en fecha 30 de enero último, y sus anexos,
relativamente a las negociaciones realizadas por usted en la
Santa Sede para la concertación del Concordato, y me ha dado

180
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

encargo de remitirle el adjunto memorándum contentivo de la


opinión del Gobierno al respecto.
Usted debe actuar de conformidad con las recomendaciones
contenidas en el aludido memorándum y, en caso de que no se
pueda llegar a un acuerdo a esa base, regresar al país.
Le saluda muy atentamente,
A. Amado Hernández M.
Ayudante Civil
ah/r”.

ANEXO 4
“I T A L C A B L E
TELEGRAMMA
INTERNAZIONALE

Destinatario: Secretario Presidencia


Destinazione: Ciudad Trujillo
Testo: Para Secretario Bonnelly punto Deseando que
nuestro Concordato sea modelo para América y el mundo
ante la avalancha comunista coma envío padre Posada con
instrucciones verbales para que según ellas ultime todo
Generalísimo Trujillo.
Ciudad Trujillo, 14 febrero 1954”.

ANEXO 5
Borrador manuscrito de un telegrama, del que no existe la
versión en papel de Italcable:
“Para Secretario Bonnelly punto No tome en cuenta
memorándum enviado punto Gobierno desea se firme el
Concordato rápidamente punto. Generalísimo Trujillo”.

181
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

ANEXO 6
“I T A L C A B L E
TELEGRAMMA
INTERNAZIONALE

Destinatario: Secretario Presidencia


Destinazione: Ciudad Trujillo
Testo: 283-B Para Generalísimo Trujillo punto
Acabo de llegar acuerdo conforme sus instrucciones verbales
me trasmitió padre Posada punto Texto lo conocerá el Papa
probablemente el lunes punto Insistí destacar que tan feliz
y trascendental entendimiento ha sido la obre exclusiva de
usted en su irretractable empeño por robustecer los principios
cristianos en la conciencia del pueblo dominicano y cono nuevo
y eficaz medio de acción en la cruzada contra el comunismo ateo
que con tanta valentía y prestancia dirige usted para ejemplo
de América y del mundo punto Abrázale Bonnelly Calderón.
Roma, 20 de febrero de 1954”.

ANEXO 7
“I T A L C A B L E
TELEGRAMMA
INTERNAZIONALE

Destinatario: Secretario Presidencia


Destinazione: Ciudad Trujillo
Testo: 277-B Para Generalísimo Trujillo punto Estoy
cumpliendo desde ayer sus terminantes instrucciones punto
Acabo llegar acuerdo y trabajamos ahora correcciones de forma
en el texto punto Vaticano estima imposible firmar Concordato

182
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

antes tres semanas por lo menos debido enfermedad del Papa


ya en convalescencia y a quien es indispensable presentarle
texto punto Para el caso de que sea útil a los fines de usted estoy
gestionando una declaración conjunta de ambas cancillerías
anunciando que se ha llegado fundamentalmente a un feliz
entendimiento punto Espero sus elevadas instrucciones acerca
de esto último punto Le abraza Bonnelly Calderón.
Roma, 16 de febrero de 1954”.

ANEXO 8

Decreto No. 9934, que designa al Generalísimo Dr.


Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria,
Plenipotenciario del Gobierno para firmar el Concordato entre
la República Dominicana y la Santa Sede.
(G. O. No. 7703, del 9 de junio de 1954).
HÉCTOR BIENVENIDO TRUJILLO MOLINA
Presidente de la República Dominicana
Número: 9934
En el ejercicio de las atribuciones que me confiere el artículo 49,
inciso 5º de la Constitución de la República, dicto el siguiente
DECRETO:
ÚNICO.- El Generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo
Molina, Benefactor de la Patria, queda designado en calidad
de Plenipotenciario del Gobierno de la República Dominicana
para que firme con el Plenipotenciario designado por Su
Santidad Pío XII el Concordato entre la República Dominicana
y la Santa Sede.
DADO en Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo,
Capital de la República Dominicana, a los dieciocho días del

183
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

mes de mayo del año mil novecientos cincuenta y cuatro, años


111º de la Independencia, 91º de la Restauración y 25º de la
Era de Trujillo.

HÉCTOR B. TRUJILLO MOLINA”.


ANEXO 9
“INFORME
De conformidad con las instrucciones que recibí del
Generalísimo Trujillo, por vía cablegráfica, en fecha 14 de
febrero último llegué a un acuerdo con la Santa Sede sobre el
texto del proyecto de Concordato, según lo anuncié en cable
del 16 del mismo mes.
Como recibí al día siguiente otro cable del Generalísimo
Trujillo participándome que enviaba al Padre Posada con
instrucciones verbales, a fin de que, conforme a ellas, ultimara
el acuerdo, tuve que esperar la llegada de éste a Roma
para hacer, en el texto, los reajustes que determinaran tales
instrucciones.
El texto que envié a la Superioridad con mi memorándum
del 30 de enero fué objeto, en cuanto a su forma, de muchas
correcciones. En cuanto al fondo, fué modificado para ponerlo
de acuerdo con el que ya había convenido con la Santa Sede,
cumpliendo las instrucciones del Generalísimo Trujillo de fecha
14 de febrero de 1954, y las que me trasmitió verbalmente el
Padre Posada.
Se advierte también en el texto definitivo, respecto del
proyecto enviado junto con mi memorándum del 30 de
enero, ciertos cambios en la numeración de los artículos y la
colocación en protocolos adicionales, en interés de darle mayor
simplicidad y claridad a los términos del Concordato, de ciertos
asuntos que originalmente figuraban en el texto.

184
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Señalo a continuación como quedó definitivamente


estructurado el proyecto:
Art. 1.-
Se trata de un texto nuevo redactado según las instrucciones
del Padre Posada y dice “La religión católica, apostólica y
romana sigue siendo la de la Nación dominicana y gozará de
los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en
conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico”.
Utilicé el término Nación dominicana para eludir cualquier
dificultad con el texto de nuestra Constitución relativo a la
libertad de cultos que ella consagra.
Art. 2.-
Relativo a la personalidad jurídica internacional de la Santa
Sede y del Estado del Vaticano y al establecimiento permanente
de una Nunciatura en Ciudad Trujillo y de una Embajada ante
la Santa Sede.
Se quedó igual al texto ordinal.
Art. 3.-
Se refiere al libre ejercicio de las actividades de la Iglesia
Católica en la República y a la facultad que tiene la Santa
Sede de promulgar y publicar en el país cualquier disposición
relativa al gobierno de la Iglesia, etc.
No se modificó el texto original sino en cuanto a suprimir
lo relativo a la Constitución de la República. Esta supresión
fué indicada por el Padre Posada.
Art. 4.-
Se refiere el reconocimiento de la personalidad jurídica de
todas las instituciones y asociaciones religiosas existentes o
que posteriormente se funden en la República.

185
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Salvo ligeras modificaciones de forma es idéntico al


proyecto original.
Art. 5.-
Es lo relativo al nombramiento de un arzobispo u obispo
residencial o a su coadjutor con derecho a sucesión, y es
idéntico al proyecto original porque éste fué uno de los puntos
en los cuales la Santa Sede mantuvo el criterio de que de
modificarse no llegaba a ningún acuerdo.
Art. 6.-
Se refiere a la jerarquía eclesiástica en la República
Dominicana y es idéntico al proyecto original.
Art. 7.-
Se refiere al compromiso que contrae el Gobierno de
construir las iglesias catedrales y los edificios adecuados que
sirvan de habitación del obispado y del Prelado Nullius y de
oficinas de la curia diocesana, así como a la obligación del
Gobierno de asegurarles a éstos y a los que se erijan en el futuro
una subvención mensual para los gastos de administración de
las iglesias pobres.
La única modificación que se hizo a éste texto fué separar
del mismo, para hacerla figurar en un protocolo anexo, la suma
con que contribuye el Gobierno a esos fines.
Art. 8.-
Es relativo al título que corresponde al Arzobispo de Santo
Domingo, y su texto es idéntico al original.
Art. 9.-
Se refiere a la erección, modificación o supresión de
parroquias, beneficios y oficios eclesiásticos, así como al
nombramiento del Vicario General, Oficiales de la Curia,
párrocos y todo sacerdote o funcionario encargado de cualquier

186
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

oficio eclesiástico, para atribuir esas designaciones a las


autoridades eclesiásticas ciñéndose al Derecho Canónico.
No tiene más que modificaciones de forma respecto del
texto original.
Art. 10.-
Es relativo al derecho que tienen las autoridades
eclesiásticas de usar los servicios y la cooperación del clero
extranjero y confiar a sacerdotes extranjeros dignidades, oficios
y beneficios eclesiásticos cuando lo juzguen conveniente para
el bien del país o de su diócesis. Establece exención en favor
de los mismos de cualquier tasa o impuesto de inmigración y
el derecho de los superiores generales y provinciales de las
órdenes y congregaciones religiosas que residan fuera del país
de visitar por sí o por otras personas, sus casas religiosas en
el país.
Es idéntico al texto original y solamente se le suprimió al
Gobierno la facultad de presentar a las autoridades eclesiásticas
sus observaciones sobre la entrada al país de estos miembros del
clero, conforme a las instrucciones verbales del Padre Posada.
Se agregó, sin embargo, en un protocolo anexo a este
artículo, que cuando se trate de llamar a la República a
una orden o congregación religiosa extranjera la autoridad
eclesiástica competente deberá notificarlo al Gobierno.
Art. 11.-
Es relativo a la prohibición de interrogar a los eclesiásticos
sobre hechos o cosas cuya noticia les haya sido confiada en el
ejercicio de su sagrado ministerio, que caen por lo tanto bajo
el secreto de su oficio espiritual; y a la facultad de éstos de no
aceptar cargos o funciones públicas que sean incompatibles con
su estado, de acuerdo con el Derecho Canónico. Para aquellos
oficios o empleos para los cuales no exista incompatibilidad

187
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

necesitarán la autorización eclesiástica correspondiente que


siempre podrá ser revocada.
Es idéntico al texto original, salvo ligeras modificaciones
de forma, y contiene además una fórmula según la cual los
eclesiásticos gozarán en el ejercicio de su ministerio de una
especial protección del Estado. Esto último se hizo de acuerdo
con las instrucciones verbales del Padre Posada.
Art. 12.-
Trata de exención del servicio militar en favor de los
eclesiásticos. Es idéntico al texto original.
Art. 13.-
Se refiere a la persecución de los eclesiásticos en caso de
infracción penal. Es idéntico al texto original.
Art. 14.-
Se refiere al uso indebido del hábito eclesiástico o religioso
y a sus sanciones. Es idéntico al texto original.
Art. 15.-
Este artículo y el artículo 16 se refieren a los efectos que se
atribuyen al matrimonio religioso y a la imposibilidad en que se
encuentran aquellos que lo contraen de divorciarse civilmente.
Es idéntico al texto original por tratarse de uno de los puntos
en que la Santa Sede mantuvo un criterio inalterable.
El art. 15, en interés de darle mayor concisión y claridad a su
texto, tiene un protocolo anexo que se refiere al procedimiento
que debe seguirse para la celebración de un matrimonio
religioso y su inscripción en los registros del Estado Civil.
Es igual al texto original, salvo que, conforme a las
instrucciones verbales del Padre Posada, se suprimió la
necesidad de las publicaciones, previas al matrimonio, en el
Oficialato Civil.

188
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Art. 17.-
Se refiere a la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas
y a la organización de un cuerpo de capellanes militares con
graduación de oficiales.
Es idéntico al texto original salvo que, conforme a las
instrucciones de Posada, se consagra que los capellanes estarán
sujetos a la jurisdicción del Arzobispo metropolitano en lo que
atañe a su vida y ministerio espiritual, y sujetos a las disciplinas
de las Fuerzas Armadas en lo que se refiere al servicio militar.
Art. 18.-
Es relativo a los días en que el Estado Dominicano tendrá
como festivos. Aquí se modificó de acuerdo que a este respecto
ya se había ultimado con la Santa Sede para consagrar,
conforme a las instrucciones del Padre Posada, como días
festivos, los siguientes:
Los domingos; el 1ro. de enero; el 6 de enero; el 19 de
marzo (San José); Ascensión, Corpus Christi, Santos Apóstoles
Pedro y Pablo (29 de junio); 15 de agosto (Asunción); 1ro. de
noviembre (Todos los Santos); 8 de diciembre (Inmaculada
Concepción) y 25 de diciembre (Natividad). Todos estos
además del 21 de enero (La Altagracia) y el 24 de septiembre
(Las Mercedes).
Es igual al texto original.
Art. 19.-
Se refiere a la obligación que asume el Gobierno de
facilitar la necesaria asistencia religiosa a los establecimientos
nacionales, como son los colegios, hospitales, asilos de
ancianos o de niños, cárceles, etc.
Es idéntico al texto original.

189
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Art. 20.-
Es relativo a la garantía que ofrece el Estado a la Iglesia
y a sus instituciones particulares para establecer y mantener
escuelas de cualquier orden y grado.
Es idéntico al texto original.
Se colocó en un protocolo anexo a este artículo el título
de Instituto Pontificio que otorga la Santa Sede al Seminario
de Santo Tomás de Aquino y la obligación del Gobierno de
hacer en el edificio que donó al Seminario, de acuerdo con
las autoridades eclesiásticas, las ampliaciones que se juzguen
necesarias, así como el compromiso del Gobierno de contribuir
a sufragar los gastos de dicho Instituto con una aportación
mensual de RD$15.00 por cada seminarista dominicano que
curse estudios allí.
En el mismo protocolo se hizo constar la obligación que
asume el Estado de sostener cuatro becas de seminaristas
dominicanos en los Ateneos Pontificios de Roma.
En otro protocolo anexo a este artículo se colocó: 1) la
obligación de la autoridad eclesiástica de comunicar a las
autoridades competentes dominicanas los textos adoptados en
los seminarios u otras instituciones de formación eclesiástica
para las disciplinas que no sean teológicas o filosóficas; 2)
que los certificados o comprobaciones escolares otorgada por
los establecimientos primarios dependientes de la autoridad
eclesiástica tendrán la misma fuerza que los otorgados
por los establecimiento del Estado; y 3) que el Estado
dictará disposiciones para que los exámenes y pruebas de
aprovechamiento de las escuelas secundarias y normales
dependientes de la autoridad eclesiástica sean celebrados por
medio de comisiones especiales nombradas en los mismos
establecimientos.

190
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

Art. 21.-
Se refiere a la enseñanza religiosa suministrada por el
Estado en las escuelas públicas.
Las modificaciones al texto original se hicieron de acuerdo
con las instrucciones que llevó el Padre Posada y el texto actual
consagra:
1) Que en las escuelas públicas primarias y secundarias
se dará enseñanza de la religión y moral católicas, según
programas fijados de común acuerdo con la competente
autoridad eclesiástica, a los alumnos cuyos padres o quienes
hagan sus veces, no pidan por escrito que sean exonerados;
2) Para la enseñanza sólo se utilizarán textos aprobados
por la autoridad eclesiástica y el Estado nombrará maestros y
profesores que tengan un certificado de idoneidad expedido
por el Ordinario competente. La revocación de tal certificado
los priva sin más de la capacidad para la enseñanza religiosa.
3) En la designación de estos maestros el Estado tendrá
en cuenta la sugestión de la autoridad eclesiástica, y en las
escuelas segundarias y normales, cuando haya sacerdotes y
religiosos en número suficiente y lo proponga el Ordinario del
lugar, el Gobierno les dará preferencia sobre los seglares.
4) Los párrocos, por sí o por sus delegados, tendrán
acceso a las escuelas primarias para dar lecciones catequísticas
periódicas;
5) Los ordinarios diocesanos podrán cerciorarse, por sí o
por sus delegados, mediante visitas a las escuelas, del modo
como se dá la enseñanza de la religión y de la moral católicas.
Art. 22.-
Se refiere a la capacidad que el Estado reconoce a las
instituciones y asociaciones religiosas para adquirir, poseer y

191
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

administrar toda clase de bienes; al reconocimiento por parte


del Estado, como bienes pertenecientes a la Iglesia, de aquellos
que le reconoce la Ley 117, del 20 de abril de 1931, aclarada por
la Ley 390, del 16 de septiembre de 1943, así como los bienes
que después de esa fecha la Iglesia ha adquirido o adquiera,
incluídos los que han sido declarados o sean declarados
monumentos nacionales.
Como de conformidad con las instrucciones que llevó el
Padre Posada era deseo del Generalísimo Trujillo traspasar
a la Iglesia la propiedad de las iglesias que el Gobierno ha
construido hasta ahora o que construya en el futuro, obtuve
una fórmula que destaca que esas construcciones se han hecho
dentro de la Era de Trujillo, porque se establece formalmente
“que la República Dominicana declara propiedad de la
Iglesia también todos los templos y otros edificios con fines
eclesiásticos que el Estado ha venido construyendo desde el
año 1930 y que construya en adelante”.
Respecto de este artículo se formuló un protocolo anexo,
conforme a las instrucciones verbales del Padre Posada,
según el cual el Estado no procederá a declarar monumentos
nacionales otras propiedades eclesiásticas sino de acuerdo con
la competente autoridad religiosa, entendiéndose que un bien
eclesiástico declarado monumento nacional es inalienable y que
la autoridad eclesiástica propietaria del inmueble no procederá
a reformas o modificaciones de éstos sino de acuerdo con la
autoridad civil competente.
Art. 23.-
Se refiere a la exención de impuesto a favor de los edificios
sagrados, a la exoneración de impuesto de donaciones entre
vivos o por disposición testamentaria de bienes cuya propiedad

192
Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954

adquiera la Iglesia, que se destinen a un fin propio del culto o


de utilidad pública por voluntad del donante o del testador o
por ulterior disposición de la autoridad eclesiástica competente;
a la excención de impuestos a favor de los eclesiásticos en
razón del ejercicio de su ministerio espiritual y a la franquicia
postal y telegráfica a favor de los Ordinarios diocesanos y de
los rectores de parroquias en su correspondencia oficial en el
país; lo mismo que a la exención de cualquier impuesto sobre
los edictos y avisos que se refieran al ministerio sagrado fijados
en las puertas de los templos.
Es idéntico al texto original, salvo que la Santa Sede quiso
excluir de la franquicia postal y telegráfica en favor del Nuncio,
aunque de hecho el Estado benévolamente se la concede.
Art. 24.-
Se refiere a la garantía que ofrece el Estado para la libre
organización y funcionamiento de las asociaciones católicas
con fines religiosos, sociales y caritativos, y en particular a
la asociación católica bajo la dependencia de los ordinarios
diocesanos.
Es idéntico al texto original.
Art. 25.-
Se refiere a la obligación que contrae la Iglesia de rezar y
cantar al final de la función litúrgica principal, los domingos y
fiestas de preceptos, así como los días de fiestas nacionales, una
oración por la prosperidad de la República y de su Presidente.
En un protocolo anexo se determina la oración que se rezará
o cantará con tal motivo.

193
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Art. 26.-
Es relativo a la manera de solucionar las materias que no
han sido tratadas en el Concordato, así como las dificultades
que puedan surgir en el futuro.
Es idéntico al texto original.
Art. 27.-
Es relativo al momento en que entrará en vigor el
Concordato, estableciendo que su entrada en vigor derogará
todas las disposiciones contenidas en leyes, decretos, órdenes y
reglamentos vigentes que se opongan a lo que en él se establece.
Se establece la obligación del Estado de promulgar en el plazo
de seis meses las disposiciones internas que sean necesarias
para la ejecución del Concordato.
Muy respetuosamente,
Rafael F. Bonelly,
Secretario de Estado de la Presidencia.
Ciudad Trujillo, R. D, 13 de marzo de 1954.
rfb/t”.

194
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Las relaciones Trujillo-Betancourt:


Ofensiva y contraofensiva de dos políticos
paralelos. Un caso de arbitraje de la OEA1

Héctor Luis Martínez2

Preámbulo
Previo al inicio de la segunda mitad del siglo XX se
dio el predominio de serios conflictos en la política interna
de los Estados del Caribe y en las relaciones dadas entre
éstos. Esta condición de zona de tensiones fue estimulada
por acontecimientos de imponderable dimensión, entre los
cuales se encontraron los enfrentamientos políticos y las
pugnas territoriales dadas entre países centroamericanos, el
inicio de la Guerra Fría, el triunfo de la Revolución Cubana,
y las diferencias que durante casi veinte años distanciaron a
los estadistas Rómulo Betancourt y Rafael Leonidas Trujillo
Molina, el primero, reconocido por su defensa intransigente
del orden democrático, el segundo, por encarnar la dictadura
más feroz de cuantas afectaban la región.

1. Este trabajo es parte de la tesis de Maestría en Estudios de las Antillas


Mayores auspiciada por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y
el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, presentada
por el autor en el 2000.
2. Miembro de la Cátedra de Historia Dominicana, Universidad Autónoma
de Santo Domingo y Colaborador de la Academia Dominicana de la
Historia.

195
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Se trataba de dos estilos de hacer política que figurados


en el pensamiento euclidiano, marcaron líneas imposibles de
encontrarse. Las contradicciones entre estos políticos paralelos
fueron tan álgidas, que en junio de 1960 dieron lugar a un
frustrado intento de asesinato por parte de Trujillo contra el
demócrata venezolano, hecho que conmocionó el quehacer
político en todo el continente y que puso en acción el rol de
arbitraje de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Betancourt y la tesis del cordón profiláctico


Los resultados de las elecciones nacionales celebradas en
Venezuela en diciembre de 1958, relegaron la presencia de
dictadores en el escenario político venezolano. Favorecido por
el 49.18% de los electores, Rómulo Betancourt juró por segunda
vez como Presidente Constitucional, y en su juramento quedaba
abierto el capítulo que concluiría la transición hacia el régimen
democrático en Venezuela. Para lograr esta meta, las tres
principales fuerza políticas, Acción Democrática (AD), Unión
Republicana Democrática (URD) y el Partido Socialcristiano
(COPEI), aunaron esfuerzos en la conformación de un gobierno
de coalición que hiciera avanzar a Venezuela por la vía de las
instituciones democráticas.
Desde su discurso de toma de posesión, Betancourt delineó
lo que sería el punto central de la política exterior de su gobierno
con el relanzamiento de la tesis del cordón profiláctico, esbozada
desde sus inicios en la actividad política en tiempos del dictador
Juan Vicente Gómez. Mediante esta tesis, planteaba la necesidad
de procurar el aislamiento de la comunidad jurídica regional
de todo gobierno que no fuese fruto de elecciones nacionales
libres de todo cuestionamiento, pues, para él, la única fuente
legítima de poder era el voto.

196
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Para justificar su tesis del cordón profiláctico, Betancourt


se empeñó en conceptuar los rasgos característicos de los
gobiernos despóticos, para lo cual aprovechó todos los
escenarios, locales e internacionales, en que por espacio de
treinta años, dejó escuchar su vibrante oratoria. Consideraba que
las tiranías irradian miasmas envenenadores. Eran contagiosas.
Allí donde existían, afirmaba, había que combatirlas de
frente, implacablemente. Y si era que una sola, siquiera una
sola dictadura impopular resistía a los avatares de esta hora y
quedaba en pie, la paz se habría perdido, aun cuando se hubiera
ganado la guerra.3
El contexto de estos juicios sobre los gobiernos tiránicos
correspondía a la fase final de la Segunda Guerra Mundial,
por lo que, era obvia su alusión al peligro de la supervivencia
de regímenes de fuerza más allá del continente y su rechazo
a cualquier tipo de dictadura, no importaba la incubara el
socialismo o el capitalismo. Muestra de esto, fue su reproche
al Gobierno de los Estados Unidos, cuando, en su discurso
inaugural del II Congreso Interamericano Pro-democracia y
Libertad, sostuvo que: resultaba hipócrita que estuviéramos
alzando banderas frente a totalitarismos europeos y nos
sentáramos en una misma mesa de discusión con los personeros
de los totalitarismos americanos.4
Con esta conminatoria expresión, Betancourt daba una
muestra de coherencia poco común en el quehacer político
latinoamericano, pues, casi veinte años antes, al presidir la
Junta Revolucionaria de Gobierno, a partir de octubre de 1945,

3. Rómulo Betancourt. El 18 de octubre de 1945. Génesis y realizaciones de


una revolución democrática. Barcelona, Editorial Seix Barral, 1979, p. 235.
4. Rómulo Betancourt. Tres años de gobierno democrático. Caracas,
Ediciones de la Presidencia de la República, 1962, tomo I, p. 231.

197
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

su primer paso en el ámbito de las relaciones internacionales


fue la ruptura de relaciones diplomáticas con Francisco Franco
y Rafael Leonidas Trujillo. Al mismo tiempo, solicitó el
concurso de otros gobiernos legítimos invitándolos a seguir
su decisión, pues, sostenía que ningún país de América que
practicara y respetara la democracia, debía mantener relaciones
diplomáticas con gobiernos que oprimieran y humillaran a
su pueblo.5 Para él, reconocer gobiernos espurios era una
prerrogativa que lesionaba el sentido de soberanía, que faltaba
al legítimo derecho establecido en pactos y otros instrumentos
del Derecho Internacional.
Las dictaduras, decía el líder adeco, incubaban extremismos,
porque durante su vigencia no era posible la educación colectiva
en las ideas y en los procedimientos del régimen democrático.
Eran un obstáculo, agregaba, al desarrollo pacífico, normal y
progresivo de las naciones, eran la vergüenza, una sombra en
el mapa político de América.6
Para superar las dictaduras que por más de tres décadas
venían afectando el continente, Betancourt planteó la
aplicación de los diferentes instrumentos jurídicos que
normaban el sistema interamericano. En este sentido, apeló
siempre al artículo I de la Carta de Bogotá, considerada el
Acta de Constitución de la OEA, en cuya redacción participó.
Dicho artículo establece que sólo pueden formar parte de esta
organización los gobiernos de origen respetable, nacidos de la

5. Rómulo Betancourt. La revolución venezolana. Compilación de artícu-


los sobre los primeros tres meses de Junta Revolucionaria de Gobierno,
1946, s/l, s/e, p. 18.
6. Rómulo Betancourt. Tres años de gobierno democrático…, p. 396.

198
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

expresión de la voluntad popular, a través de la única fuente


legítima de poder, que son las elecciones libremente realizadas.7
Esta certera sentencia dejaba un vacío que a su juicio debía
ser cubierto como forma de hacer más completa la posición
de la OEA frente a los gobiernos despóticos. Se trataba de la
contemplación de sanciones a quienes violaran la Carta de la
OEA. Como fórmula, sugirió que contra los gobiernos que
no se ajustaran a las normas del sistema interamericano, se
estableciera, no sólo la sanción colectiva del no reconocimiento
diplomático, sino también la del aislamiento en el plano
económico. En otras palabras, Betancourt reforzaba que en
torno a los gobiernos dictatoriales se tendiera un riguroso
cordón profiláctico multilateral, a fin de asfixiarlos para que no
constituyeran oprobio de los pueblos ni amenaza permanente
para los gobiernos legítimamente constituidos.8
La concreción del aislamiento solicitado por Betancourt
contra las dictaduras de América tuvo una excelente oportunidad
en la celebración de la XI Conferencia Interamericana de Quito.
Sus gestiones a favor de aprovechar adecuadamente este
escenario comenzaron con mucho tiempo de antelación. En
agosto de 1960, por ejemplo, envió un telegrama al secretario
general de la OEA, doctor José A. Mora, en el que manifestó
su deseo de que se utilizase la oportunidad que ofrecía esta
Conferencia para impulsar la firma de una declaración o tratado
que definiera y precisase la posición del Organismo frente a
las dictaduras.

7. Rómulo Betancourt. Venezuela rinde cuentas. San José, Costa Rica,


Ediciones Combate, 1962, p. 21.
8. Rómulo Betancourt. Tres años de gobierno democrático…, p. 396.

199
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

En esta oportunidad recomendó se estipulase la demanda


del respeto de los derechos fundamentales del individuo en su
calidad de hombre y ciudadano; garantía de las libertades de
prensa y de información –aquí estaba explícita su condición
de periodista–, y que se reconociera el derecho de las minorías
a organizarse en partidos políticos y a funcionar libremente.
También se debería reconocer el derecho al ejercicio efectivo
de la democracia sindical.9
Meses después, en mensaje constitucional dirigido al
poder legislativo, Betancourt anunció la decisión de someter
a la consideración de la señalada Conferencia, la solicitud
de aprobación de un proyecto de convención internacional
mediante el cual los pueblos pudieran recuperar los dineros
de su peculio colectivo indebidamente transferidos a bancos o
empresas foráneas por gobernantes inescrupulosos en el manejo
de los fondos públicos.
Además, solicitaba la aprobación de una resolución que
negara el otorgamiento de asilo político a todo exgobernante
que se hubiera comportado despóticamente en el ejercicio del
poder, y, en tercer lugar, la aprobación de un Estatuto Adicional
al Pacto Constitutivo de la OEA, contentivo de los elementos
que garantizaran la aplicación de su tesis aislacionista.10
Su posición sobre el asilo político partía de su experiencia
en el exilio. Consideraba que se rebajaba la esencia de esta
figura del Derecho Internacional al aplicarse a exgobernantes
tiranos, expertos en la aventura de recuperar el poder con
la ayuda de las enormes fortunas acumuladas por el saqueo
desconsiderado de las arcas públicas. En su criterio, “estos

9. Ibídem, p. 368.
10. Ibídem, p. 465.

200
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

prófugos de la justicia ordinaria”, jamás podían ser acogidos


en el exilio como acontecía con la pléyade de patriotas
extrañados del hogar nativo por la inconsecuencia del poder
usurpado. Sostenía Betancourt que el exilio de las dictaduras,
que entrañaba la estirpe del honor hispanoamericano y que
vivía fuera de las fronteras de su patria quemado de la angustia
patriótica y en decorosa pobreza, merecía un sitial distinto al
de esos aventureros sin doctrina ni principios.11

Acoso contra Trujillo


Desde antes de asumir la presidencia de Venezuela, el
Gobierno de la República Dominicana había asumido una
campaña de descrédito contra Betancourt. Acusaciones
groseras, carentes de sentido político, y propias de la
difamación personal, eran concebidas por seguidores de la
dictadura, tanto locales, como venezolanos, y difundidas por
todos los medios disponibles.
La primera respuesta directa a esta cadena de infundíos
provino de la Cámara de Diputados de Venezuela, prácticamente
a la semana de haberse instalado el nuevo Gobierno. Este
hemiciclo aprobó varias resoluciones en las que manifestó de
manera especial los fraternales sentimientos que unían a todos
los ciudadanos de Venezuela con los demás pueblos de América
y especialmente con los que sufrían todavía la imposición de
regímenes de fuerza como los implantados en la República
Dominicana, Nicaragua y Paraguay.
Igualmente, exhortaba al presidente Betancourt a mantener
una posición de firmeza en la defensa democrática frente a la

11. Rómulo Betancourt. Venezuela rinde cuentas…, p. 231.

201
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

provocación sistemática del actual Gobierno de la República


Dominicana, máxima expresión de los regímenes despóticos
que amenazaban en forma permanente la libertad de otros
Estados del hemisferio.12 La batalla contra Trujillo estaba
planteada, Betancourt estaba dispuesto a librarla, no sólo
por la motivación que le inspirada su ferviente sentido por
la democracia, sino también, por el interés de consolidar su
liderazgo en la región.
En julio de 1959, cinco meses después de la ascensión de
Betancourt a la presidencia de Venezuela, Nelson Himiob, su
representante ante el Consejo de la OEA, en una de las sesiones
en que se debatía la presentación de una nota del Gobierno
Dominicano solicitando se investigara la participación del
Gobierno de Venezuela en las expediciones armadas desatadas
contra Trujillo un mes antes, presentó como parte de su defensa,
la denuncia siguiente:
“Estamos acostumbrados a oír, casi todas las noches
por La Voz Dominicana y otras estaciones de radio de
la República Dominicana, que como bien sabemos son
estaciones dirigidas, ataques constantes desde que a
Venezuela llegó, de un largo exilio de diez años, nuestro
actual Presidente de la República, insultos de toda índole
al gobierno de Venezuela, al Presidente, a las instituciones
venezolanas. Y no solamente eso, sino que tenemos pruebas
de maquinaciones de tipo conspiratorio en la República
Dominicana, hemos tomado de un barco procedente de
ese país, en Maracaibo, y de otro en Guanta, gran cantidad

12. Mu-Kien Adriana Sang Ben. La política exterior dominicana, 1844-


1861. Santo Domingo, Impresora Amigo del Hogar, 2000, tomo II,
p. 755. (Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, SERE en lo
adelante).

202
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

de material de propaganda animando a la subversión en


Venezuela”.13
Apenas tres días después de las declaraciones del embajador
Himiob, en mensaje dirigido a la nación con ocasión del Día
de la Independencia, el presidente Betancourt reaccionó a
la cadena de provocaciones de la dictadura de Trujillo, al
catalogarlo como un ente perturbador de la paz y libertad del
continente que, sin guardar el menor respeto por los convenios
y tratados internacionales, conspiraba desde hacía varias
décadas contra todo ensayo democrático en el Caribe.
Decidido a terminar con el sátrapa dominicano, Betancourt
planteó al embajador de los Estados Unidos en Venezuela,
Edward J. Sparks, con el conocimiento del embajador
venezolano en ese país, Marcos Falcón Briceño, y del dirigente
adeco, Gonzalo Barrios, dotar a la Comisión Interamericana
de Paz de las evidencias documentales probatorias de las
acciones injerencistas de Trujillo en México, Honduras,
Colombia y Venezuela. Según el embajador norteamericano,
Betancourt enfatizó la importancia de moverse de inmediato,
para lograr la caída final de Trujillo, antes de que Fidel Castro
decidiese unilateralmente tomar ventaja de la posición interna
del régimen y enviara una fuerza invasora desde Cuba para
establecer una sucursal.14
Esta nota confería mayor profundidad al agrietamiento de
las viejas contradicciones existentes entre Trujillo y Betancourt,

13. Organización de los Estados Americanos. “Informe Anual al Consejo


de la OEA, 1959, pp. 23 y 24”. SERE.
14. Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo, 1960-1961. Santo
Domingo, Impresora Amigo del Hogar, 1999, p. 242. (Fundación
Cultural Dominicana).

203
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

pues el triunfo de la Revolución Cubana colocaba a Fidel


Castro en abierta competencia por el liderazgo en el Caribe.
Esto explicaba la posición de Betancourt al solicitar a los
Estados Unidos una acción conjunta contra Trujillo y ofrecer
su apoyo a cualquier iniciativa posterior contra Castro. Lo que,
lógicamente, era lo más viable, pues, mientras Trujillo era presa
del desgaste, Fidel tenía el respaldo de la Unión Soviética y la
solidaridad de los sectores progresistas de América. No obstante,
la posición de Betancourt era inadmisible para los estrategas
norteamericanos, para los cuales nada era tan prioritario
como frenar la intervención cubana en el área del Caribe.
Luego del complot develado en Santo Domingo, en
enero de 1960, los organismos de seguridad de la dictadura
desataron una ola de represión que llevó a prisión a más de mil
ciudadanos. La violencia contra la población sirvió de pretexto
al Gobierno de Venezuela para que, a través de su embajador
ante la OEA, señor Marcos Falcón Briceño, denunciara ante
el Consejo la flagrante violación de los derechos humanos
registrada en Santo Domingo, y solicitara que se autorizara
la realización de una exhaustiva investigación a la Comisión
Interamericana de Paz. Esta petición fue atendida en un tiempo
récord, lo que reflejaba la disposición de este Consejo de minar
la débil base de sustentación de Trujillo y, además, el peso del
Gobierno de Venezuela en este organismo.
Como era de esperarse, el Gobierno Dominicano rechazó
la disposición de la OEA de enviar al país a la Comisión
Interamericana de Paz, apoyado en el argumento de que se
le conculcaba el derecho de opción según el párrafo 2 de la
Resolución IV, aprobada en la V Reunión de Consulta de
Santiago de Chile, que estableció el consentimiento del país

204
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

afectado para que dicha Comisión pudiera realizar cualquier


investigación. Otros argumentos fueron los siguientes:
“1. Por considerarla una injerencia en los asuntos
dominicanos;
2. Porque no se ha hecho en otros países del área que
violaban los derechos humanos;
3. Por razones de seguridad interna;
4. Por ser violatoria de los artículos 3 de la Constitución
Dominicana y 15 de la Carta de la OEA;
5. Porque se colocaría en un estado de inferioridad; y
6. Porque esa acción debía llevarse a cabo en toda la
región del Caribe”.15
Para neutralizar la veracidad de la denuncia del Gobierno
de Venezuela, las autoridades dominicanas tomaron la decisión
de reducir las penas impuestas y liberar a los implicados en
acciones contra el Gobierno. Se creó, además, la expectativa
de que los presos políticos serían beneficiados con motivo de
la Pascua de Resurrección, lo que no se cumplió. Sin embargo,
los escarceos del Gobierno Dominicano en nada variaron la
decisión de la OEA de investigar los sucesos de Santo Domingo,
a pesar de que no hubo un descenso al terreno de los hechos y
de la dependencia de exilados dominicanos como informantes.
La Comisión Interamericana de Paz, presidida en por el
norteamericano John C. Dreier, junto a los representantes
de México, El Salvador, Uruguay y Colombia, presentó a
mediados de 1960, sus conclusiones en estos términos: las
tensiones internacionales en la región del Caribe se han

15. Organización de Estados Americanos. “Acta de la OEA. Junio 1960,


doc. 354, Anexo D”. SERE.

205
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

intensificado por las graves y numerosas violaciones de los


derechos humanos que se han estado cometiendo, y siguen
cometiéndose, en la República Dominicana. Entre estas
violaciones es preciso mencionar la negación de las libertades
de reunión y de expresión, detenciones arbitrarias, tratamiento
inhumano y cruel de presos políticos y el empleo, como arma
política, de la intimidación y el terror. Todo esto ha provocado
un incremento considerable del número de dominicanos
exilados.16 De este modo, la tesis del cordón profiláctico
defendida por Betancourt ganaba una batalla más en su lucha
contra el despotismo en el Caribe.

La contraofensiva de Trujillo
A la ofensiva desatada por Betancourt contra todo régimen
despótico y, muy especialmente, contra la dictadura que padecía
el pueblo dominicano, Trujillo contestó con el desarrollo de una
agresiva campaña en la que denunciaba el carácter comunista
del Gobierno que, al iniciarse el año 1959, asumiría Betancourt
en Venezuela, y sus planes de invasión destinados a interrumpir
por medio de una acción armada la paz que reinaba en la
República Dominicana.17
La campaña dirigida desde Santo Domingo contra
Betancourt, ilustrada con citas descontextualizadas en su voz
imitada por locutores dominicanos, incitaba a la sublevación.
En esta experiencia participaron reconocidos intelectuales
dominicanos, guiados por simple lisonja, o como voto de

16. Organización de Estados Americanos. “Informe Anual Consejo de la


OEA. 1960, p. 04”. SERE.
17. Periódico El Caribe. Ciudad Trujillo, 12 de febrero de 1959, p. 2,
Archivo General de la Nación, en lo adelante AGN.

206
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

fidelidad y agradecimiento por favores recibidos de Trujillo.


La imagen que se proyectaba del presidente venezolano era
la del político ambicioso, tertuliano y oportunista, ligado al
comunismo. De inclinaciones subversivas y temperamento
autocrático, que representaba, según transmisiones de La Voz
Dominicana escuchadas en territorio venezolano, la síntesis
de los empeños de anarquía que convenían a la política de
Moscú, de aquellos que adoptaban antifaces de mentiras según
conviniera a las circunstancias.18
Ambrosio Álvarez Aybar, embajador adscrito de la
Cancillería Dominicana, situaba tres razones poderosas para
que el pueblo dominicano, por sentimiento natural, repudiara
al nuevo presidente de Venezuela:
Primera, por su colaboración con las fallidas expediciones
armadas de Cayo Confites, Luperón, y junio de 1959;
Segunda, por su apoyo a la formación del Comité
Venezolano para la Liberación de Santo Domingo; y
Tercera, por su reiterada tesis del cordón profiláctico.
Esta última fue valorada por Álvarez Aybar como una acción
dañina que venía detractando a la nación dominicana desde
1947. Para el citado embajador, Betancourt guardaba nexos
inseparables con el comunismo internacional. Era una especie
de figura central de esta doctrina que junto a Muñoz Marín, José
Figueres y otros, planeaba acciones contra Trujillo.19 A tono con
esto, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Hipólito
Herrera Billini, llegó a catalogar de insólita su elección como

18. El Caribe, Ciudad Trujillo. 6 de febrero de 1959, p. 1. AGN.


19. El Caribe. Ciudad Trujillo, 16 de febrero de 1959, p. 12. AGN.

207
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

presidente de Venezuela, pues su condición de agente comunista


resultaba irreconciliable con la democracia americana.20
Para Ramón Pina Acevedo, las acciones de Betancourt
contra Trujillo eran reflejo de su condición de representante
de la paranoia y de la demagogia, obnubilado por el delirio
de grandeza y afiliado en razón social con Fidel Castro, con
quien formaba una especie de nuevo sindicato del crimen en
América.21
Otro colaborador de Trujillo llegó a plantear el paso de
la guerra verbal al hecho armado. En artículo titulado “No se
meta con Trujillo, señor Betancourt”, Félix W. Bernardino,
reconocido por su perfil violento y criminal, conminó al
presidente de Venezuela a desistir de sus ataques verbales
al dictador dominicano invitándolo a recapacitar y cambiar
de rumbo, pero recordándole que en este mundo, la ley que
impera, la única que convence, es la del Colt entre los hombres,
y la del cañón entre los pueblos, y yo jamás me despego de mi
Colt, ni mi Generalísimo de sus cañones. ¿Comprende, señor
Betancourt?22
También se atacaba a Betancourt magnificando a través de
la prensa acontecimientos rutinarios de la política doméstica
venezolana. Demandas de empleos, aumentos salariales,
movilizaciones estudiantiles, acciones policiales contra
motines, etc., acaecidos en Venezuela, tenían una cobertura
privilegiada en la prensa dominicana.
El punto álgido de las viejas contradicciones entre Trujillo
y Betancourt afloró con las conclusiones de la Comisión

20. Ibídem.
21. El Caribe. Ciudad Trujillo, 25 de febrero de 1959, p. 12. AGN.
22. El Caribe. Ciudad Trujillo, 5 de marzo de 1959, p. 4. AGN.

208
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Interamericana de Paz en torno a la situación de los derechos


humanos en República Dominicana, emitidas en junio de 1960,
a propósito de investigaciones realizadas por iniciativa del
Gobierno Venezolano. A juicio de la Cancillería Dominicana,
dichas conclusiones fueron un nuevo factor de agravación de
la tensión política en el Caribe, por tratarse de la violación
del principio de no intervención de un país americano en
otro, contemplado en los diferentes organismos del sistema
interamericano. Las consideraciones de esta Comisión,
por demás vejatorias, injustas y arbitrarias, al decir de las
autoridades dominicanas, estaban contenidas en un documento
titulado “Observaciones del Gobierno de la República
Dominicana al Informe de la Comisión Interamericana de Paz”,
del 6 de junio de 1960.
En este documento se destacó el rechazo enérgico de
las autoridades dominicanas a las acusaciones de violación
de los derechos humanos formuladas por la Comisión de la
OEA. Sostenían que esta organización no tenía la facultad
de intervenir en asuntos de Estado que eran de la estricta
competencia del Derecho Internacional. Sus prerrogativas,
según los estatutos que la regían, se limitaban a sugerir métodos
o iniciativas que condujeran a la solución de conflictos al
interior de los Estados y entre ellos.
Por lo tanto, no era función de este organismo expedir
condenaciones o reproches a los gobiernos que comparecían
ante su jurisdicción. Más que de una nota diplomática, se
trataba de la expresión de un exceso de poder sin precedentes
en el comportamiento del sistema interamericano.23 De ser

23. Organización de Estados Americanos. “Informe Anual de la OEA,


1960. SERE.

209
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

así, cuestionaba la representación dominicana ante la OEA,


¿cómo se explica el silencio guardado por esta Comisión ante
las expediciones armadas promovidas por Betancourt y Fidel
Castro contra la República Dominicana?, ¿a qué obedeció el
desconocimiento de la demanda del Gobierno Dominicano de
que se investigara este hecho?
Apoyado en la Resolución VI, aprobada por la V
Conferencia de Cancilleres, el Gobierno Dominicano planteó
que cualquier diagnóstico sobre la situación de los derechos
humanos debía hacerse desde una perspectiva regional,
extensiva a todo el Caribe, ya que la República Dominicana,
admitía, no era el único país donde había presos por asuntos
políticos. Al respecto, el embajador Virgilio Díaz Ordóñez,
preguntaba: ¿Cómo es posible que la Comisión de Paz
concentre sus pronunciamientos sobre el reducido número
de detenidos políticos en República Dominicana que, por lo
demás, han sido en cantidad sustancial puestos en libertad, y
no muestre igual preocupación por los prisioneros políticos de
la Isla de Pinos y de los penales de la Guayana Venezolana?24
Con estos ejemplos, se negaba el carácter exclusivo de
República Dominicana como elemento de tensión política
en el Caribe. Sostenía Díaz Ordóñez que, contrario a las
conclusiones de la OEA la agravación de las tensiones políticas,
se sustentaba en la permanente y creciente interferencia que
por razones ideológicas mantenían los gobiernos de Cuba y
Venezuela en la región, y particularmente contra su Gobierno.
Como muestra, citaba el inmoderado apoyo que para fines
de agitación y subversión contra el Gobierno Dominicano
recibían los grupos de exilados desafectos a Trujillo tanto de

24. Ibídem.

210
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Fidel Castro, como de Rómulo Betancourt. Este apoyo fue


respondido por la tiranía con ataques difundidos por todos los
medios de propaganda contra estos jefes de Estado.
Mientras el Gobierno Dominicano asumía por la vía
diplomática su defensa ante las acusaciones de la Comisión
Interamericana de Paz, auspiciaba internamente la realización
de actividades en repudio de lo que consideraba una afrenta a
la soberanía del país.
Cabe mencionar la manifestación de protesta organizada
por el Movimiento Cívico Nacionalista, de existencia fantasma,
pues afloró en la palestra pública en esos días contra el Gobierno
de los Estados Unidos. Para los manifestantes, autorizados por
las instancias oficiales competentes a concentrarse frente a la
embajada y el consulado norteamericanos, el representante
de los EE UU ante la OEA se había vendido al presidente
Betancourt por unos US$250,000.00. A esta protesta, muy
singular pues los participantes sólo levantaron consignas
escritas en cartelones, se unieron ciudadanos de diferentes
estratos sociales, profesionales y gremiales.25
Al Movimiento Cívico siguió un grupo de damas prestantes
de Santo Domingo que, desde el Paraninfo Dr. Defilló, de la
Universidad de Santo Domingo, reprocharon a las esposas
de los presidentes de los países envueltos en la decisión de la
Comisión Interamericana de Paz, entiéndase, Estados Unidos,
México, El Salvador, Uruguay y Colombia, la violación del
artículo 15 de la Carta de la OEA con su intromisión inadmisible
en los asuntos domésticos dominicanos. También protestaron
los estudiantes. Reunidos frente a la Catedral de Santo

25. Periódico La Nación. Ciudad Trujillo, 11 de junio de 1960, p. 10, AGN.

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Domingo, peritos comerciales, normalistas y universitarios,


pronunciaron encendidos discursos en los que se rechazaron de
plano las imputaciones de violación de los derechos humanos
hechas por este organismo a la dictadura de Trujillo.
Importa señalar el carácter aislado e interesado de estas
expresiones de protesta contra la OEA, en las cuales no
faltaban las loas al dictador. En sentido general, aunque sólo
se manifestaba de manera muy soterrada, las conclusiones
presentadas contra la dictadura fueron acogidas con beneplácito
por el pueblo dominicano, muy especialmente por la juventud y
buena parte de la intelectualidad de la época, sectores cautivos
por el triunfo de la Revolución Cubana.
Para contrarrestar los efectos provocados por el informe
de la Comisión de la OEA, el Gobierno Dominicano procedió,
a través la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores,
a la contratación de un equipo de experimentados juristas
internacionales para que, junto a otros especialistas nacionales,
evaluara su pertinencia legal. Entre los contactados figuraba
Roger Pinto, experto en Derecho Internacional, quien aceptó
en un primer momento la invitación que para esos fines le
había cursado la Embajada Dominicana en París. Pero, al intuir
que la solicitud de sus servicios tenía un matiz más político
que jurídico, cambió de parecer y decidió no aceptar la oferta
presentada.
Alejandro Espaillat, embajador dominicano en París, en
oficio dirigido al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores,
describió como sigue la negativa del profesor Pinto.
“Le informo, para su conocimiento y fines de lugar, que
después de haberse comprometido conmigo por teléfono
para salir ayer para Ciudad Trujillo, el Profesor Pinto llamó
el día 23 para manifestar que después de haberse enterado

212
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

de los temas a tratar en la consulta y haber estudiado la


documentación que existe en París sobre la materia, había
llegado a la conclusión de la inutilidad de su viaje porque
tendría que opinar negativamente. A pesar de mi insistencia
fue imposible convencerle para que cambiara de parecer y
al mantenerse rígido en su negativa tuve, muy a mi pesar,
que aceptarlo como tal”.26
Esta nota reflejaba la disposición de la dictadura de montar
una farsa de mal gusto en la que Trujillo quedara complacido
y los países miembros de la Comisión Interamericana de
Paz fueran seriamente cuestionados. Por la advertencia del
profesor Pinto, otros juristas tomaron la misma actitud, lo
que imposibilitó las pretensiones del embajador Espaillat, a
pesar de sus súplicas, de lograr la inclusión de por lo menos
un notable jurista francés.
Igual experiencia vivió el embajador en Argentina Rodolfo
Leyba Polanco. Los especialistas Podestá Costa, Ernesto
H. Hermida, Sánchez Moreno, Sánchez Viamonte, Munner
Sans y Urien Enrique, rechazaron de plano la invitación
cursada por el diplomático dominicano, incluso, se negaron a
recomendar a otros colegas. La justificación tuvo diferentes
causas: problemas de salud, por dedicación a campaña política,
compromisos previos, etc.
Finalmente, se conformó una comisión compuesta por
los juristas: Emilio Portes Gil, expresidente y exsecretario de
Relaciones Exteriores de México; Genaro V. Vásquez, también
mexicano, quien fue ministro de la Suprema Corte de Justicia,
de Trabajo y procurador general de la República; Marcel
Roussin, director del Instituto Panamericano de la Universidad

26. La Nación. Ciudad Trujillo, 11 de junio de 1960, p. 10. AGN.

213
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de Ottawa, Canadá; Enrique V. Corominas, expresidente del


Consejo Interamericano de Paz; y Geoffrey Hornsey, decano
de la Facultad de Derecho, de la Universidad de Leeds, Gran
Bretaña. Estos especialistas viajaron al país con todos los gastos
cubiertos, más el disfrute de jugosos honorarios que iban desde
cuatro a siete mil dólares.
En total, se estima en más de US$500,000.00 la suma
erogada por la dictadura en estos expertos.27 A esta cantidad
habría que agregar los gastos incurridos en la publicación de
los resultados de esta comisión de consulta, publicados en
diarios tan importantes como el Herald Tribune, de Estados
Unidos, y en los mexicanos, El Universal, Novedades, El
Excelsior, El Zócalo y La Prensa. A esta comisión de juristas
extranjeros, se unieron los especialistas dominicanos Arturo
Despradel, Ambrosio Álvarez Aviar, Carlos Sánchez y Sánchez
e Hipólito Herrera Billini, connotados funcionarios al servicio
de la dictadura.
Como era de esperarse, las opiniones presentadas por este
equipo de académicos reforzaron los argumentos presentados
por la Cancillería Dominicana. En primer término, deploraron
la forma en que fue desestimada la solicitud de convocatoria
del Órgano de Consulta hecha por el Gobierno Dominicano
con el interés de que, a la luz de lo establecido por el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR en lo adelante),28
se examinaran las graves consecuencias de las expediciones

27. Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores de la República Domi-


nicana (SERE) “Oficio No. 179. SCT-16250, C-11-21), 25/6/1960”.
AGN.
28. Firmado en Río de Janeiro, en septiembre de 1947, con el fin de librar
a los Estados Americanos del uso de la guerra y de la fuerza, y de
garantizar la unión ante cualquier “amenaza extracontinental”.

214
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

padecidas por la República en junio de 1959. En lo que respecta


al carácter legal de las valoraciones emitidas por la Comisión
Interamericana de Paz sobre la situación imperante en el país,
la comisión de estudios al servicio del Gobierno dominicano
concluyó en que:
“Se aparta de los antecedentes en la aplicación de
los instrumentos americanos sancionados en asambleas,
reuniones y conferencias interamericanas, pues el mismo
importa un exceso de las facultades estatutarias de su origen
y no se ajusta a lo adicionado como tareas provisionales
por la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores de Santiago de Chile de 1959, y, finalmente,
ha promovido una fisura en las concepciones de la
Organización de los Estados Americanos, urgida de una
permanente e integral cohesión de los pueblos y gobiernos
de los países que integran esta comunidad regional”.29
En adición a las resoluciones de la V Reunión de
Cancilleres, los comisionados por el Gobierno Dominicano
hicieron valer la Resolución 14, de la II Reunión de Cancilleres,
celebrada en La Habana en 1940, así como también los propios
estatutos de la Comisión Interamericana de Paz, en su intención
de descalificar por improcedentes sus acusaciones contra la
República Dominicana, ya que en las mismas se advertía la
ponderación de dos preceptos fundamentales de la política
internacional americana: Primero, el político, expresado en
la solidaridad integral que siempre ha acompañado el sentido
regionalista de los Estados americanos; y Segundo, consistente

29. Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores de la República Domi-


nicana (SERE) “Oficio No. 179. SCT-16250, C-11-21), 25/6/1960”.
AGN.

215
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

en el criterio jurídico de la no intervención, característico de la


orientación de las relaciones internacionales en la región. Estos
criterios de la solidaridad y del principio de la no intervención,
son interpretables como simples alegatos de defensa ya que
pocos gobernantes de la región lo violaron tan reiteradamente
como el dictador Trujillo.
A juicio de los juristas contratados por Trujillo, la Comisión
Interamericana de Paz erró en sus consideraciones sobre la
situación imperante a principios de 1960 en Santo Domingo,
ya que las mismas dejaron claro que:
“Primero. Actuó como un tribunal de justicia, no con
fines conciliatorios y de pacificación. Segundo. Se ha
apartado de su papel vigilante, preventivo. Tercero. Se
aparta de los instrumentos americanos sancionados en
asambleas, reuniones y conferencias interamericanas.
Cuarto. Se ha excedido en su mandato. Quinto. Ha partido
de lo particular, sin tomar en cuenta la situación de tensión
internacional existente en el Caribe en sus aspectos
generales y múltiples”.30
En conclusión, las acusaciones de que era objeto la
República Dominicana por parte del referido organismo de
la OEA carecían de consistencia ya que violaban de manera
flagrante sus propios principios sobre el respeto de la soberanía,
la independencia y a la igualdad jurídica, como garantes del
buen funcionamiento del sistema interamericano.
En junio de 1960, la pugnacidad librada entre Trujillo y
Betancourt durante casi veinte años alcanzó su punto máximo.
La campaña de descrédito que sin escatimar esfuerzo desarrolló

30. Ibídem.

216
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

el primero, en parte, como recurso de defensa ante el acoso


internacional a que era sometido por el presidente de Venezuela,
y quienes le seguían en su tesis del cordón profiláctico contra
todo régimen de fuerza en el continente, desencadenó un plan
que elevó considerablemente el nivel de las tensiones políticas
propias de esos años en el Caribe: el fallido intento de asesinato
de Trujillo contra Betancourt, perpetrado el 24 de junio del
año de referencia.

La VI Conferencia de Cancilleres de la OEA

Preliminar
El 25 de junio de 1960, luego de escapar milagrosamente
del atentado criminal perpetrado contra su vida, el presidente
Betancourt se dirigió a sus gobernados desde el Palacio
de Miraflores anunciándoles que estaba en franco proceso
de recuperación. El fatal incidente le había provocado un
derrame en el ojo derecho, la inhabilitación de las manos por
más de cinco meses por fuertes quemaduras, e inflamación
en el tímpano derecho, cuyos efectos se manifestaron varios
años después en la modalidad de otitis media.31 Betancourt
deploró la sangre derramada por esta acción abominable, muy
particularmente la muerte de su amigo y leal colaborador,
coronel Ramón Armas Pérez, jefe de la Casa Militar. A éste
rindió tributo al destacar que era un hombre criollo, llanerazo,
generoso, bueno y valiente sin alardes de guapetonería.32

31. Rómulo Betancourt. “Carta a Luis Muñoz Marín, del 20 de eneo de


1962”. Archivo Luis Muñoz Marín, Trujillo Alto, Puerto Rico, Carta-
pacio 56. Sec. V, Serie 2, Doc. No. 12. 20 de enero de 1962.
32. Rómulo Betancourt. Tres años de gobierno democrático …, p. 355.

217
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

De manera categórica, Betancourt denunció el atentado


de Los Próceres como parte de un plan contra el proceso
democrático que se afianzaba en Venezuela, prohijado por
desplazados sectores locales con la colaboración del dictador
Rafael Leonidas Trujillo, en un nuevo ejemplo de que vivía
su hora preagónica, equiparable a un animal prehistórico
incompatible con el siglo XX.33
La denuncia del presidente Betancourt sobre la participación
de Trujillo en los planes de desestabilización del Gobierno de
Venezuela provocó la reacción de toda la opinión pública, en
las calles, en la prensa, expresada de manera caudalosa, para
que se cobrara de inmediato y en forma unilateral el agravio
inferido a su decorosa nación.34 Esta reacción reflejaba la
toma de conciencia de los diferentes sectores de la vida
nacional, al tiempo que significó una invitación a la reflexión
sobre el poder de los enemigos de Venezuela y la necesidad
de aunar voluntades para enfrentarlos. De manera que los
partidos mayoritarios: COPEI, Acción Democrática y la Unión
Revolucionaria Democrática, dieron mayor sentido al espíritu
de coalición que distinguía al Gobierno de Betancourt.
Otro detalle importante fue el hecho de que las Fuerzas
Armadas Venezolanas, a partir del suceso criminal del 24 de
junio, quedaron mucho más identificadas con la institucionalidad
y con la necesidad de hacer valer el sentido de solidaridad ante
las demás naciones del continente. Su toma de conciencia alejó
el fantasma del cuartelazo y repercutió positivamente en el
fortalecimiento de las instituciones democráticas. Ante esos
hechos, los cuerpos castrenses venezolanos:

33. Ibídem.
34. Ibídem, p. 466.

218
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

“[…] estuvieron listos para realizar una expedición


punitiva contra los reductos fortificados de esa dictadura [de
Trujillo]. Y no sólo esperaban una orden para demostrarle
al déspota que sus aparatos de represión policial y militar,
que le han servido hasta ahora para mantener aherrojado
por treinta años a un pueblo bueno y laborioso, no hubiera
resistido el primer vuelo rasante de nuestras escuadrillas
de bombardeo ni las andanadas de metralla de los buques
de nuestra armada. La operación no se realizó porque la
orden no fue impartida a las Fuerzas Armadas”.35
La negativa de Betancourt de dar la orden que con ansiedad
esperaban las Fuerzas Armadas Venezolanas denota su
condición de estadista sereno e incapaz de actuar con sentido
de retaliación. Pudo más su deseo de proteger a una población
indefensa y ajena a aquella irracional muestra de violencia,
que la intención de cobrar al dictador dominicano todos sus
desmanes.
En lugar del uso de la fuerza, Betancourt elevó con energía
su protesta ante la Organización de Estados Americanos por la
agresión infringida por la dictadura dominicana. El 4 de julio
de 1960, el embajador Himiob, representante de Venezuela,
dirigió una nota al presidente del Consejo de la OEA, en la
que solicitó, en nombre de su Gobierno que, de acuerdo con
el artículo 6 del TIAR, convocara el Órgano de Consulta con
carácter urgente para considerar los actos de intervención y
agresión del Gobierno de la República Dominicana contra
el Gobierno de Venezuela. En atención a esta petición, en
reuniones especiales celebradas los días 6 y el 8 de julio, lo

35. Ibídem, p. 461.

219
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

que reflejó la receptividad de este organismo ante tan grave


denuncia, el Consejo de la OEA decidió:
“1. Convocar el Órgano de Consulta, de acuerdo con lo
dispuesto por el Tratado de Río, en la fecha y lugar
que oportunamente se determinarán;
2. Constituirse y actuar provisionalmente como Órgano
de Consulta, de conformidad con el artículo 12 del
Tratado;
3. Autorizar al presidente del Consejo para que designe
una Comisión que investigue los hechos denunciados
y sus antecedentes y someta un informe al respecto;
4. Pedir a los gobiernos americanos y al Secretario
General de la OEA que presten amplia colaboración
para facilitar los trabajos de la Comisión;
5. Informar al Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas de las medidas tomadas y de cualesquiera
otras que se adoptaren respecto al asunto”.36
Reunido a finales de julio de 1960, el Consejo aprobó como
sede de la VI Conferencia de Cancilleres a la ciudad de San
José de Costa Rica y el 16 de agosto como fecha de inicio.
A pesar de que el clamor de toda la sociedad apoyaba una
acción de fuerza contra Trujillo, la presidencia de la República
optó por exigir la aprobación de medidas que agilizaran su
caída. Solicitó, por ejemplo, la ruptura inmediata de relaciones
diplomáticas por parte de todos los Estados miembros de la
OEA, junto a la aplicación de fuertes sanciones económicas.
La idea era aplicar la tesis del cordón profiláctico con el

36. Rómulo Betancourt. Venezuela rinde cuentas…, p. 19.

220
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

aislamiento por completo y la consecuente caída del sátrapa


dominicano.

Reacción de Trujillo
Como respuesta al rechazo a la dictadura dominicana
afianzado a partir del atentado del 24 de junio, en casi todo el
continente, Trujillo promulgó la Ley de Emergencia Nacional,
que facultó al Poder Ejecutivo a disponer por decreto todas
las medidas que considerara indispensables para garantizar
la seguridad exterior y el orden interno. Esta ley tomaba en
cuenta que en Venezuela existía un movimiento oficialista
encaminado a preparar la opinión pública del pueblo de ese
país para agredir a la República Dominicana, lo cual situaba
en estado de guerra a las dos naciones.37
A seguidas fueron programadas maniobras militares en casi
todo el territorio nacional, presentadas con gran despliegue de
prensa en el país y en el extranjero. Particularmente, fueron
promovidas supuestas prácticas con proyectiles dirigidos
desde la base militar de Puerto Plata, realizadas con el auxilio
de técnicos mexicanos y alemanes. También se realizaron
movilizaciones contra la OEA y de adhesión al sátrapa en
barrios de Ciudad Trujillo y en las principales provincias del
país.
Dado que estas muestras confirmaban a Trujillo como la
primera figura de la política dominicana y servían de base al
recurso para desviar la posibilidad del voto desfavorable en
la VI Conferencia de Cancilleres de la OEA, se procedió a la
instalación del último de los presidentes títeres que estuvieron

37. La Nación. Ciudad Trujillo, 10 de julio de 1960, p. 1. AGN.

221
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

al servicio de Trujillo. El dictador solicitó la renuncia por


supuestos problemas de salud de su hermano Héctor Bienvenido
Trujillo, quien fungía como presidente de la República, para dar
paso a Joaquín Balaguer. Con esta medida se buscó despertar
la creencia de que se iniciaba en el país un período de apertura
democrática, llamado por Bernardo Vega Boyrie “El interludio
de tolerancia”, que conduciría a una transición gradual sin
desmedro de la obra del Benefactor.
En ese sentido, Trujillo dispuso el relevo de sus familiares
que desempeñaban cargos públicos, autorizó salvoconductos a
los asilados en embajadas y contempló el sometimiento de un
proyecto de Ley de Amnistía. También intentó dar la imagen
de apertura con la autorización a la prensa de la difusión de
noticias favorables a Fidel Castro y sobre el Movimiento
Popular Dominicano, de orientación izquierdista seguidor de
la Revolución Cubana.
El mayor delator de esta farsa fue la designación de Trujillo
como Embajador dominicano ante las Naciones Unidas, con
las pretensiones de ser asignado en la Comisión de Derechos
Humanos, aunque, a propósito, se había introducido la duda
acerca de la duración de su misión.38 Interpretada por el New
York Herald Tribune como una burla al clamor de los pueblos
latinoamericanos y como una acción dilatoria frente a los

38. Artículo publicado por el diario Le Monde, París, reproducido por el


periódico El Nacional, Caracas, 13 de agosto de 1960, p. 1. Este artí-
culo y otros procedentes de diarios extranjeros citados más adelante,
aparecen extractados o in extenso en el expediente de Defensa del
Gobierno Dominicano ante la OEA preparado por el canciller Porfirio
Herrera Báez, a propósito de la acusación del Gobierno de Venezuela
sobre la participación de Trujillo en el atentado en su contra, del 24 de
junio de 1960. Archivo SERE, Documentos 354, 1129, junio-octubre
de 1960. AGN.

222
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

sucesos de Venezuela, esta designación provocó el rechazo


público de diferentes sectores de la política norteamericana,
incluyendo al presidente Eisenhower.

La OEA en acción
En julio de 1960 la OEA designó una Comisión Especial
con el fin de investigar la veracidad de la acusación hecha por
el Gobierno de Venezuela sobre la participación de Trujillo en
el atentado de Los Próceres. La Comisión fue integrada por
los embajadores Erasmo de la Guardia, de Panamá, quien la
presidía, Vicente Sánchez Gavito, de México, Emilio Donato
del Carril, de Argentina, Henry Clinton Reed, de Estados
Unidos, y Carlos Cluclow, de Uruguay.
Acompañados de equipos de filmación y grabadoras de
alta fidelidad, los miembros de la Comisión Especial visitaron
la República Dominicana, Haití y Venezuela. Al parecer, la
pesquisa hecha en el país acusado fue poco fructífera ya que en
el informe rendido sólo se mencionó una vez y para descalificar
la información recabada. En el caso de Haití, fue tomado en
cuenta en vista de que este país sirvió de vía de acceso a Santo
Domingo sin los controles aduanales pertinentes a los autores
venezolanos del atentado contra Betancourt.
La Comisión Especial de la OEA estuvo en Venezuela
entre el 16 y el 20 de julio. Allí recibió todas las facilidades
para cumplir con sus propósitos. Su trabajo se concentró en la
práctica de extensos y minuciosos interrogatorios a testigos y
a los implicados directamente en los hechos. El primero en ser
interrogado fue el presidente Betancourt. La entrevista duró
casi una hora. Aunque lo tratado no trascendió al público por
vía de los investigadores, sus respuestas eran previsibles en

223
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

vista de que ya el presidente había explicado públicamente,


en por lo menos dos ocasiones, su parecer sobre el atentado
del 24 de junio.
De Miraflores se pasó a la Cárcel Modelo, donde fueron
interrogados, sin la presencia de las autoridades venezolanas y
en tandas separadas que no pasaban de las 12:00, o de las 6:30
de la tarde, los implicados Juan Zavala, Manuel Vicente Yánez
Bustamante, Eduardo Morales Luengo, Luis Cabrera Sifontes,
Jesús Manuel Sanoja y José Morales Hernández.
La hoja de servicios mostrada por Jesús Manuel Sanoja,
despertó un interés especial a los investigadores de la OEA,
fue muy parco, todo el tiempo negó su participación en los
hechos investigados y asumió su defensa con el temor de que
sería asesinado. Se limitó a destacar su amistad personal con
el dictador dominicano, cultivada gracias a la muestra de valor
que ofreciera con su declaratoria en huelga de hambre cuando
fue apresado en Santo Domingo en 1937.
Manuel Vicente Yánez, propietario de uno de los
automóviles utilizados, era un colaborador de Castro León,
opositor a Betancourt, que despertaba sospechas desde
su desaparición del Concejo Municipal de Sucre con el
equivalente de US$84,000.00. Colaboró en los interrogatorios
y se mostró arrepentido de haber participado en los planes de
Trujillo contra Betancourt.
Luis Cabrera Sifontes, ingeniero civil cuyos intereses
comerciales en Brasilia facilitaron suponer –con fines de
despistar– que los planes que dieron lugar al atentado del
24 de junio se habían fraguado durante el último carnaval

224
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

de Río de Janeiro y no en la República Dominicana,39 fue


el más colaborador de los interrogados, pues hasta dio
declaraciones a la prensa en las que reprochó con firmeza las
versiones periodísticas publicadas en torno a los hechos y a su
participación, según él, deformantes y alejadas de la verdad.
Afirmó que lo más inaceptable era limitar el atentado de Los
Próceres a un atentado de tipo personal y criminal, lo que lo
llevó a sostener que:
“[…] Existe un grave error en la calificación del hecho,
pues no era criminal sino político, porque no estaba dirigido
a asesinar al Presidente. La explosión de la bomba fue
ideada con ánimo de entorpecer los actos programados para
la conmemoración del 24 de junio y obligar al presidente
Betancourt a regresar al Palacio de Miraflores, donde sería
apresado junto con todos los ministros. La bomba fue traída
por nosotros mismos de la República Dominicana, donde
recibimos instrucciones para consumar el hecho de Rafael
L. Trujillo, pero fue Johnny Abbes, Director del Servicio de
Inteligencia Dominicana, quien nos enseñó la forma como
accionarla para que estallara. Al constituirse la Junta que
presidiría Morales Luengo, se suspenderían las garantías
y consecuencialmente se declararía la Ley Marcial, se
procedería a la eliminación de los partidos y los líderes
serían expulsados del país, como ellos han hecho con otros
[...], yo creía que me iban a matar por lo que hice, pero no
me han hecho nada”.40

39. Periódico Tribuna da Impresa. Río de Janeiro, 12 de julio de 1960,


p. 1. “Defensa canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.
40. Periódico Ultimas Noticias. Caracas, 19 de julio de 1960, p. 1. “De-
fensa canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.

225
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Cabrera Sifontes, quien confirmó que hizo estallar el


artefacto y que las declaraciones de los acusados fueron hechas
sin terror psicológico, respetando las normas más elementales
de los derechos humanos, pues declaraba con sorpresa que no
le había pasado nada; confirmó las denuncias del Gobierno de
Venezuela. Sin proponérselo, denotó el sentido de retaliación
de la conspiración del 24 de junio, pues traslució el deseo de
venganza por las batallas diplomáticas que, con la colaboración
de los Estados Unidos, venía ganando Betancourt al sátrapa
dominicano.
Su desprecio por Betancourt y dada su experiencia en el
crimen político internacional, manifestada en su implicación en
las tramas criminales contra Jesús de Galíndez, José Almoina,
Mauricio Báez, Carlos Castillo Armas y José Figueres, entre
otros, permiten afirmar que la eliminación física del presidente
de Venezuela era tan prioritaria como su deposición del poder.
Lo que pasó el 24 de junio tuvo, por su naturaleza, el sello de lo
político, pero en esencia, fue un hecho criminal. En los planes,
nada estaba tan claro como la eliminación de Betancourt.
Los testimonios recogidos, las armas incautadas, –algunas
procedentes de la armería de San Cristóbal, República
Dominicana–, la ubicación de fotografías con detalles sobre
los ensayos hechos en Villa Mella, cerca de Ciudad Trujillo,
no en San Cristóbal, como lo sostienen algunos autores, así
como también la localización de la factura expedida por una
compañía norteamericana sobre la venta al Ejército Dominicano
del aparato de micro-ondas utilizado en la explosión, fueron
los elementos que condujeron a la Comisión Especial de la
OEA a establecer, luego de cuatro semanas de trabajo, que
las autoridades dominicanas habían participado en el fallido
atentado del 24 de junio contra la vida del presidente Rómulo

226
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Betancourt y la estabilidad política de su país. Sus conclusiones


se resumieron en los puntos siguientes:
“1. El atentado contra la vida del presidente de Venezuela,
perpetrado el 24 de junio de 1960, fue un episodio de
un complot fraguado para derrocar al Gobierno de ese
país.;
2. Los implicados en el atentado y complot de
referencia recibieron apoyo moral y ayuda material
de altos funcionarios del Gobierno de la República
Dominicana; y
3. La ayuda consistió en brindar a los implicados
facilidades para viajar, ingresar y residir en territorio
dominicano en relación con sus planes subversivos,
en facilitarles dos viajes en el avión de matrícula
venezolana hacia y desde la Base Aérea Militar de
San Isidro, Rep. Dom.; en proveer armas para el
golpe contra el Gobierno de Venezuela, el dispositivo
electrónico y la bomba utilizados en el atentado; así
como en haber adiestrado, en el funcionamiento del
dispositivo electrónico de dicha bomba, a quien la hizo
explotar y demostrado a éste la fuerza destructiva de
la misma”.41
Con este informe de la Comisión Especial, Betancourt
ascendió un nuevo peldaño en su larga lucha contra los
gobiernos despóticos. Su tesis del cordón profiláctico pronto
tuvo donde aplicarse. Ahora, estaba claro que la OEA aplicaría
las sanciones que el continente esperaba contra el régimen

41. Organización de Estados Americanos. “Informe Anual de la OEA,


1960”. SERE.

227
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

dictatorial que durante tres decenios padecía el pueblo


dominicano.

La VI Conferencia de Cancilleres
La convocatoria de la VI Conferencia de Cancilleres en
San José de Costa Rica, despertó grandes expectativas en la
región y centró la atención de las diferentes esferas del mundo
diplomático. Se esperaba que este organismo actuara con
eficacia y apegado al artículo 8 del TIAR, como vía expedita
para garantizar la paz en el continente. De sus decisiones
dependía el fortalecimiento del Derecho Internacional
americano y por tanto del sistema regional resumido en la OEA.
Este enfoque prevaleció en la comunidad internacional
previo a la celebración de la VI Conferencia de Cancilleres.
La tirantez que se registraba entre Rafael Leonidas Trujillo y
Rómulo Betancourt, resumen de la pugna dictadura-democracia
que desde décadas venía dándose en América, y las diferencias
que enfrentaban a Cuba con los Estados Unidos, reflejo de la
bipolaridad capitalismo-socialismo, sirvieron de marco a la
necesidad de orientar las normas del sistema interamericano.
En Venezuela, país demandante, los partidos políticos,
asociaciones, gremios de trabajadores y de profesionales, las
diferentes iglesias, en fin, todos los sectores de esa nación, se
manifestaron en favor de la aplicación de verdaderas sanciones
que condujeran al debilitamiento del dictador y su pronta
expulsión del Gobierno.
Previo a su partida con destino a la capital de Costa Rica,
la delegación representante de Venezuela en la VI Conferencia
de Cancilleres recibió el apoyo de toda la sociedad venezolana
en un emotivo acto de despedida, celebrado en el Palacio de

228
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Miraflores en presencia del presidente Betancourt. En esa


ocasión, el vicepresidente del Partido Acción Democrática,
señor Luis Beltrán Prieto, solicitó la solidaridad de los países
miembros de la OEA para el Gobierno y pueblo venezolanos,
frente al atropello de que había sido objeto de parte de la
brutal tiranía de Trujillo. Había que comprender, agregaba el
dirigente adeco, que no era posible hablar de paz y solidaridad
en el continente mientras existieran desgobiernos como el de
Santo Domingo.
Otra de las figuras destacadas de Venezuela que concurrieron
al referido acto, fue el doctor Rafael Caldera. En nombre del
Partido Socialcristiano, Caldera hizo notar que, en el contexto
de la VI Conferencia de Cancilleres, la voz de Venezuela era la
voz de América. La cuestión planteada, afirmó, no es de grupo o
personas, sino de toda la nación. De ahí nuestra autoridad moral
que deberá sopesar la Conferencia de Cancilleres. Venezuela
es el único Estado soberano, desde Alaska hasta Cabo de
Hornos, que no había tenido conflictos internacionales desde
el fin de sus luchas por la independencia. Venezuela luchaba
por limpiar el Continente de una mancha que lo desacreditaba,
y esa mancha era el régimen de Chapita.42
Para el líder de COPEI, la OEA tenía la oportunidad de
demostrar su condición de legítima representante de los pueblos
americanos, actuando con equidad y sentido de justicia ante
el régimen agresor de Trujillo. La misma fuente incluyó las
declaraciones del director del periódico La Esfera, señor Oscar
Yanes, en las que destacó la misión de la OEA de actuar con
responsabilidad en el cónclave de Costa Rica, so pena de caer

42. El Nacional. Caracas, 13 de agosto de 1960, p. 13. SERE. AGN.

229
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en el descrédito y de invalidarse como organismo regional.


Publicó el periodista:
“[…] Hemos pedido serenamente, sin estridencia, una
sanción inmediata y enérgica contra el tirano y su aparato
represivo, pero el hecho de que Venezuela acuda a la
OEA, no significa que nuestra nación va a conformarse
con acuerdos de repudio, siempre necesarios pero pasivos.
La prensa venezolana tiene fe en que en esta deliberación
de Costa Rica se pueda demostrar a los perversos que el
derecho interamericano, cuando son los gobiernos fruto de
elecciones libres, es un instrumento que puede castigar la
insolencia de los que se empeñan en creer que aún vivimos
en la edad de piedra. Ningún periodista o editor honesto de
este hemisferio escribiría una línea más en defensa de la
OEA, ni apelaría en ningún caso al nombre de esa entidad,
si el fallo de la Conferencia en Centroamérica nos obliga
a tomar justicia por nuestra propia mano. No sólo por
un elemental sentido de rebelión ante otro vejamen, sino
también porque la OEA como entidad dejaría de existir para
todos los hombres de dignidad”.43
Los estudiantes y las diferentes federaciones de trabajadores
venezolanos expresaron la misma desconfianza y presión
ante la OEA. Para estos sectores, la aplicación de sanciones
enérgicas contra los culpables del atentado de Los Próceres
también era innegociable. No era tiempo de atenuantes ni
comedias, tampoco de salidas legalistas, pues se entendía que
actuar de ese modo era poner en peligro la paz americana.
En el escenario internacional, tanto en el ámbito oficial,
como en el de la sociedad civil, también se manifestó la

43. Ibídem.

230
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

solidaridad en apoyo del Gobierno de Venezuela. Como


ejemplo vale señalar que el Gobierno de la República de
Panamá, por medio de su embajador en Venezuela, Diógenes
de la Rosa, manifestó su respaldo a la denuncia presentada
por el presidente Betancourt contra Trujillo. Igual postura
mostró el embajador haitiano en Venezuela, Humbert Carré
cuando expresó que su país se mantenía neutral en el incidente
dominico-venezolano aunque votaría junto a la mayoría. Sólo
demagogia diplomática pues dicho embajador se abstuvo en
las votaciones.
En Guatemala hubo importantes pronunciamientos en favor
de la protección de la democracia y la libertad de los pueblos
de América y en contra de la dictadura de Trujillo, de parte del
Partido Democracia Cristiana y del Movimiento de Liberación
Nacional. Ambas organizaciones replantearon la intervención
de Trujillo en el asesinato del coronel Carlos Castillo Armas, al
tiempo que solicitaron al Gobierno –cuya posición era actuar
con apego al sistema interamericano– que denunciara este
hecho ante la VI Conferencia de Cancilleres como un sólido
argumento de la conducta injerencista y criminal del dictador
dominicano.
En este ambiente expectante se conformó la delegación
que representó a Venezuela en la VI Conferencia de San José,
presidida por el canciller Ignacio Luis Arcaya y compuesta
por los embajadores Marcos Falcón Briceño, embajador
extraordinario y plenipotenciario en Estados Unidos y ante el
Consejo de la OEA, José María Machín, director Departamento
de Organismos Internacionales y Eddie Morales Crespo,
director de la Sección Política Económica de la Secretaría
de Relaciones Exteriores, asistidos por cuatro consejeros
especiales y cuatro asesores técnicos.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Para asegurar el éxito en la VI Conferencia de Cancilleres,


Betancourt, fortalecido por la unión mostrada por la nación
ante la acción desaprensiva de su adversario dominicano, envió
representantes especiales a los denominados países grandes
del Cono Sur. Jóvito Villalba, miembro de la coalición surgida
del Pacto de Punto Fijo, visitó Ecuador, Argentina y Chile,
mientras que Luis Beltrán Prieto, visitó Brasil. A los jefes de
Estado de estos países, como se había procedido ya con otros,
se solicitó apoyo para salir de la dictadura de Trujillo, teniendo
como base la presentación de los lineamientos generales de la
posición a ser defendida por el Gobierno de Venezuela en San
José, consistente en los puntos siguientes:
“La política internacional de Venezuela está dirigida a
la paz, a la cooperación entre los pueblos y al respeto a la
soberanía y autodeterminación nacionales.
Nuestras demandas en la Conferencia de Cancilleres
estarán inspiradas por estas ideas. Venezuela no pretende
agredir a Santo Domingo ni está promoviendo la
intervención militar contra esa nación. Lo que pedimos, lo
que buscamos, es que la organización interamericana proteja
a Venezuela y al resto de los países latinoamericanos, de la
política de agresión sistemática, de crimen, de descarada
intervención que preconiza y practica el despotismo
entronizado sobre aquel país.
Sobre Cuba, nuestra posición es clara y bien conocida.
Los tres partidos de la coalición –COPEI, URD y AD– la
definieron en reciente comunicado:

232
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

a) Venezuela sustenta y defiende el derecho de Cuba


a la total independencia política y económica, y la
organización de su vida sin estar sometida a presiones
o interferencias extrañas.
b) Venezuela favorece el arreglo pacífico de las diferencias
que existan o puedan surgir entre Cuba y otros países
del Continente”.44
Como se verá más adelante, las gestiones diplomáticas
programadas por el Gobierno de Venezuela no surtieron
los efectos deseados puesto que países como Chile, Perú,
Bolivia y Brasil, apoyados en razones legales y de solidaridad
interamericana, auspiciaron la no aplicación de las sanciones
aprobadas por la OEA contra la dictadura dominicana.
El escenario descrito permite interpretar que la VI y VII
Conferencias de Cancilleres, celebradas en San José de Costa
Rica, en agosto de 1960, se desarrollaron en medio de una
situación de gran tensión política, matizada, no sólo por el
diferendo Trujillo-Betancourt sino, además, por el curso que
seguía la Revolución Cubana y las reacciones que despertaba
en los Estados Unidos. Era de esperarse, entonces, que en
estas reuniones se dieran los choques más violentos jamás
registrados en la historia del panamericanismo, teniendo de
un lado, la intransigencia de las delegaciones de Venezuela y
Estados Unidos, y del otro, la belicosa delegación cubana,45
lo que hacía improbable la distensión de la crisis que afectaba
la región.

44. Periódico La Esfera. Caracas, 13 de agosto de 1960, p. 13. “Defensa


canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.
45. Periódico Jornal do Brasil. Rio de Janeiro, 11 de agosto de 1960, p. 1.
“Defensa canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.

233
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

La VI Conferencia de Cancilleres contó con la asistencia


de todos los Estados representados en la OEA. También
estuvo presente el Secretario General del Organismo y, como
invitado especial, el Secretario General de la Organización de
los Estados Centroamericanos. En el acto solemne, celebrado
el 17 de agosto, el presidente de la República de Costa Rica,
señor Mario Echandi, pronunció el discurso inaugural de la
Conferencia.
Al abrirse los debates de la VI Conferencia, presididos por
Alfredo Vargas Fernández, ministro de Relaciones Exteriores
de Costa Rica, y Enrique Ortúzar Escobar, ministro de
Relaciones Exteriores de Chile, la delegación de Venezuela
ratificó su denuncia sobre la injerencia del Gobierno de la
República Dominicana en sus asuntos internos, apoyada
básicamente en tres elementos:
Primero, la promoción de una campaña difamatoria
auspiciada por Trujillo contra Rómulo Betancourt, transmitida
a través de La Voz Dominicana desde antes de éste asumir su
mandato presidencial, y desde Radio Caribe, a partir de 1960;
Segundo, los incidentes denunciados por el Gobierno
de Venezuela en noviembre de 1959 ante la Comisión
Interamericana de Paz; y
Tercero, la participación de la dictadura dominicana en
el movimiento rebelde que, contra el orden constitucional,
encabezara, en abril de 1960, el exgeneral Castro León,
Esta cadena de hechos, cuyo último eslabón fue el fallido
atentado del 24 de junio contra la vida del presidente de
Venezuela, exigía, a juicio del canciller Arcaya, la condenación
unánime del tirano y su régimen, acompañada de la aplicación
de fuertes sanciones económicas y de la ruptura de las
relaciones diplomáticas con la República Dominicana.

234
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

La acusación de la Cancillería Venezolana encontró


respaldo en la delegación de los Estados Unidos por considerar
que de ese modo aseguraba el respaldo del continente en la
solución del caso cubano. Por esta razón, convino en aceptar
que las pruebas expuestas en el informe de la Comisión
Especial investigadora de la OEA eran convincentes y que,
según nota de prensa, las conclusiones a que había llegado
estaban bien fundadas. Señaló que creía que existió una base
firme para los hallazgos de que el Gobierno de la República
Dominicana se había dedicado a graves actos contra la
soberanía de Venezuela y que esos actos merecían la condena
de la reunión de cancilleres.46 Para John C. Herter, secretario de
Estado de los Estaos Unidos, los hechos imputados al dictador
dominicano implicaban la violación flagrante de los principios
de no agresión y no intervención contenidos en el TIAR y en
la Carta de la OEA.
A pesar de coincidir en la culpabilidad de Trujillo, Estados
Unidos difería de Venezuela, en principio, de la demanda de
sanciones para su viejo socio convencido de que las mismas
no garantizaban el giro democrático que debía dar la República
Dominicana. Para lograr este objetivo, Herter planteó que la
República Dominicana conviniera en recibir a la Comisión
Especial de la OEA para asegurar que, dentro de un período de
tiempo específico y razonable y con el pleno disfrute del derecho
de la libre expresión y el de libre reunión del pueblo dominicano,
celebre elecciones libres supervisadas por la Comisión misma,
sujeto a las garantías apropiadas para asegurar la observancia
de los principios de conformidad con la Declaración de

46. The New York Times. New York, 8 de agosto de 1960, p. 1. “Defensa
canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.

235
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Santiago.47 Había numerosos precedentes para la celebración


de elecciones con supervisión internacional.48 El rechazo de
esta salida planteaba la aplicación de los instrumentos del
sistema interamericano, entiéndase la aprobación de sanciones
al Gobierno Dominicano. En ese sentido, Richard Rubottom,
diplomático liberal norteamericano, sugirió que:
“Primero, se procediera al retiro de los jefes de misiones
diplomáticas; Segundo, los países debían tomar en consideración
la condena de la OEA contra ese gobierno, por sus acciones
contra Venezuela y deberían adoptar las medidas pertinentes
que pudieran ser factibles; Tercero, un boicot contra el envío
de armas y municiones a República Dominicana; Cuarto, evitar
el envío de armas y municiones desde República Dominicana
hacia otros países; Quinto, pedir a los países no miembros de
la OEA, que tomen notas de sus acciones y las razones de las
mismas; Sexto, invitar a República Dominicana a tomar las
medidas necesarias para restablecer su condición de miembro
honorable de la OEA; Séptimo, crear un comité dentro de la
OEA, para observar la forma en que estas recomendaciones
fuesen puestas en ejecución”.49

47. Se refiere a la Declaración de Santiago de Chile, que resultó de la


celebración en este país de la Quinta Conferencia de Cancilleres de
la OEA en agosto de 1959. Su agenda se concentró en el tema de los
derechos humanos, la celebración de elecciones presidenciales libres
y el respeto al principio de no intervención que debían observar los
países americanos. Varios autores, entre ellos Gerard Pierre Charles,
sostienen que esta Conferencia representa la primera reacción de los
Estados Unidos en el campo diplomático contra el avance de la Revo-
lución cubana.
48. Ibídem.
49. Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo …, p. 293.

236
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

Esta proposición distaba mucho de la ruptura de relaciones


diplomáticas o la aplicación de sanciones económicas a la
República Dominicana. Apoyado en el argumento de la falta de
un instrumento legal que validara la solución planteada por la
delegación venezolana, Rubottom se inclinó por acciones flexibles
que en nada modificaban el esquema de la dictadura trujillista.
Este sentido de flexibilidad en la salida del problema
dominicano también fue apoyado por las representaciones de
Brasil, Chile y Paraguay. De ahí la decisión del primero de
proponer como salida a la crisis el denominado Plan Brasileño,
que consistía en la designación de una Comisión Asesora de
cinco naciones, compuesta por Argentina, Brasil, Costa Rica,
Colombia y Uruguay, que ayudara al pueblo dominicano en la
transición hacia la celebración de elecciones libres.50
Como era de esperarse, Venezuela rechazó con firmeza las
soluciones planteadas por los Estados Unidos, así como también
la aplicación del Plan Brasileño. Para el país demandante, ninguna
de estas salidas aseguraba el fin del terror impuesto por Trujillo
al pueblo dominicano durante treinta años, ni de la amenaza
que éste representaba para la paz y seguridad del continente.
El canciller dominicano, Porfirio Herrera Báez, expuso ante
el plenario de la VI Conferencia de Cancilleres los argumentos
de defensa del Gobierno Dominicano en torno a la acusación
de auspiciar el intento de asesinato del presidente de Venezuela
perpetrado el 24 de junio de 1960. En un documento de treinta y
seis páginas, localizado en el Archivo Histórico de la Secretaría
de Estado de Relaciones Exteriores, el diplomático refutó en
su más mínimo detalle, el informe rendido por la Comisión
designada por la OEA para investigar los pormenores de este
acontecimiento.

50. El Caribe. Ciudad Trujillo, 23 de agosto de 1960, p. 1. AGN.

237
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Para la Cancillería Dominicana, los hechos citados como


antecedentes del atentado del 24 de junio, listados en páginas
anteriores, no guardaban ninguna relación con el mismo,
por cuanto involucraban a personas diferentes y estaban
movidos por fines también diferentes. Sencillamente, con las
imputaciones hechas al Gobierno Dominicano, se pretendía
ocultar la situación de explosión social que vivía Venezuela,
incrementada con el ascenso de Betancourt al Palacio de
Miraflores. Algo insólito si se tomaba en cuenta que éste venía
de ganar las elecciones nacionales con casi el 50% de los votos
emitidos y con el apoyo del Pacto de Punto Fijo, coalición que
incluía las principales fuerzas políticas de Venezuela.
Las fuentes utilizadas en la investigación del atentado,
testimonios de los acusados, el artefacto empleado, algunas
armas largas y cortas ocupadas a los acusados y una fotografía
del automóvil siniestrado que se alegó fue encontrada en la
casa de Vicente Yánez Bustamante, salvo la primera, debían ser
descalificadas ya que por su fragilidad nada aportaban al proceso.
También cuestionaba el Canciller dominicano el valor
de la prueba testimonial utilizada por la Comisión Especial
investigadora, no sólo por la inexistencia de elementos
materiales susceptibles de colaborar, por sí mismos, con las
declaraciones de los interrogados, sino también, y esto era lo
más grave, porque dichas declaraciones fueron logradas con
el uso de métodos psicológicos virtualmente inhumanos. En
su interés por descalificar este tipo de prueba, aparecieron
citados los eminentes penalistas Edouard Kernardiel y su libro
La psicología del testigo, y el profesor Mittermaier, autor de
la obra La prueba en materia criminal.
Las declaraciones dadas a la prensa por Cabrera Sifontes,
reseñadas en páginas anteriores, permiten valorar esta tesis
como un simple recurso de defensa. Otro ardid jurídico

238
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

utilizado contra la investigación refutada tenía que ver con la


imposibilidad de llegar a ninguna conclusión por encontrarse
el proceso referido en la fase de instrucción. Además, en esta
fase prevaleció la jurisdicción local, no la internacional, por
lo que su ventilación jamás pudo ser competencia de la OEA.
Para el canciller Herrera Báez, los hechos del 24 de junio
resultaron de la crisis político social provocada en Venezuela
por el ascenso a la presidencia de Betancourt, en nada tuvo
que ver la injerencia del Gobierno Dominicano. Sostenía que
el alto índice de desempleo, la caída de los valores, la quiebra
de bancos e industrias y el incumplimiento de las promesas
de campaña, insuflaban la decepción entre los venezolanos e
incitaban a la rebelión contra el orden establecido. Esta realidad
estimulaba los actos desestabilizadores desde mediados de
1959. Un ambiente golpista se había apoderado de importantes
sectores de las Fuerzas Armadas que, nucleadas con la dirección
de Castro León, protagonizaron una rebelión en abril de 1960.
Según el diplomático dominicano, como elemento
simulador de la crisis interna que sacudía a la nación de
Venezuela, Betancourt abrazó con más fuerza la tesis del cordón
profiláctico contra el Gobierno de la República Dominicana,
cuya esencia no superaba la condición de turismo subversivo
de la militancia comunista en el Caribe. Esta tesis, referida
a la demanda de ejecución de estrategias que facilitaran el
aislamiento de las dictaduras en América, constituía una
idea trastornadora de las relaciones americanas y una franca
violación al principio de no intervención, pues significaba un
acoso constante, obsesivo a la estabilidad de los dominicanos.
Entendía el canciller Herrera Báez que por más respetable que

239
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

fuera el derecho de sostener semejante idea no sería difícil


reconocer que, convertida en razón de Estado, en política
internacional de un gobierno, ella constituía un elemento de
provocación, un factor de tensiones internacionales y una
desviación flagrante de las normas fundamentales que regían
la convivencia interamericana.51
En lugar de un cordón profiláctico, por demás unilateral e
interesado, la superación de los focos de tensión en el continente,
y muy especialmente en el Caribe, sólo sería una realidad con
una verdadera doctrina americana, promovida por el Comité
Jurídico Interamericano de Río de Janeiro, en su dictamen de
octubre de 1946 sobre el tema de la defensa y preservación de
la democracia en América frente a la eventual instalación de
regímenes antidemocráticos en el Continente.52 Vana defensa
del Canciller dominicano, pues acudió a procedimientos nunca
practicados durante el régimen que representaba.
Para la delegación dominicana, la solución de las
tensiones políticas que afectaban el Caribe no residía en
sancionar de manera particular a uno de sus protagonistas,
sino de la aplicación de fórmulas prácticas que aseguraran una
permanente, honorable y armónica solución a los problemas
que conturbaban las relaciones del Hemisferio en la región del
Caribe.53 Aunque parezca increíble, se abogaba por una tregua
que preparara el camino del entendimiento en la políticamente
accidentada región del Caribe. Concretamente, el canciller
Herrera Báez propuso al plenario de la VI Conferencia de
Cancilleres, que se enfrentaran las tensiones políticas que

51. Organización de Estados Americanos. Actas de la OEA, C.A. 336,


C-i-419, 1960, p. 22, anexo A”. SERE.
52. Ibídem, p. 23.
53. Ibídem, p. 36.

240
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

afectaban la zona con la ejecución de un plan basado en la


ponderación de cuatro puntos esenciales, a saber:
“1. Asegurar que se observen determinadas normas
necesarias y esenciales de convivencia internacional a
través de un papel más activo de la Secretaría General
de la OEA;
2. Visitas de la Secretaría General de la OEA a los gobiernos
dispuestos a propiciar un clima de colaboración dirigido
a la conciliación y pacificación en los países del área;
3. Contemplar el restablecimiento de las relaciones
diplomáticas entre los países que las hayan suspendido
acompañado de la firma de una declaración conjunta
suscrita en la Unión Panamericana cuyo texto incluya
los acuerdos sostenidos por las partes; y
4. Propiciar el retorno a la pura tradición de la diplomacia
pacificadora que cuenta con brillantes hojas de servicios
en la historia de las relaciones americanas”.54
En esencia, la dictadura dominicana personificaba la
negación de los pasos planteados para la superación de
las tensiones políticas en el Caribe, por lo que era poco
probable estuviera en condiciones de cumplirlos. Hablar en
términos de conciliación y pacificación chocaba con el largo
comportamiento de oprobios enseñado durante treinta años
por Trujillo y sus colaboradores. Sencillamente, en la parte
final de la exposición analizada, se evidenciaba, tal vez por
primera vez, la debilidad del dictador frente a un adversario y
su preocupación ante el aislamiento que provocaba la decisión
de varios Estados de romper relaciones diplomáticas con el
régimen dominicano.

54. Ibídem, pp. 35 y 36.

241
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Más que en un sincero propósito de reconciliación, la


proposición extractada, calificable de elocuente sarcasmo,
debió inspirarse en la convicción de que el plenario de la OEA
reconocería la participación del Gobierno Dominicano en los
hechos que pesaban en su contra.
Escuchadas las intervenciones de las partes, demandante
y demandada, así como también las de otras delegaciones,
el plenario de la VI Conferencia de Cancilleres, apoyado en
el informe rendido por la Comisión Especial designada para
investigar el origen y propósitos de los hechos denunciados
por el Gobierno de Venezuela, basado en los artículos 6, 8 y 18
del TIAR, y en el artículo 19 de la Carta de la OEA, resolvió
condenar enérgicamente la participación del Gobierno de la
República Dominicana en los actos de agresión e intervención
contra el Estado de Venezuela que culminaron en el atentado
contra la vida del presidente de dicho país. Por tanto, acordó
aplicar las siguientes medidas:
“A) Ruptura de relaciones diplomáticas de todos los Estados
miembros con la República Dominicana;
B) Interrupción parcial de relaciones económicas de todos
los Estados miembros con la República Dominicana,
comenzando por la suspensión inmediata del comercio
de armas e implementos de guerra de toda clase. El
Consejo de la Organización de los Estados Americanos
estudiará, según las circunstancias y con la debida
consideración de las limitaciones constitucionales o
legales de todos y cada uno de los Estados miembros,
la posibilidad y conveniencia de extender la suspensión

242
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

del comercio con la República Dominicana a otros


artículos; y
C) Facultar al Consejo de la Organización de los Estados
Americanos para que, mediante el voto afirmativo de los
dos tercios, deje sin efecto las medidas adoptadas en la
presente Resolución, desde el momento en que el Gobierno
de la República Dominicana haya dejado de constituir
un peligro para la paz y seguridad del Continente”.55
Con esta resolución, la OEA sentó precedente en la historia
del sistema interamericano. Nunca antes, a pesar de que sus
preceptos eran constantemente violados por la mayoría de
los Estados miembros, se habían aplicado los principios de
no agresión e intervención en uno de sus Estados miembros.

Primeras reacciones
El canciller Herrera Báez ordenó el retiro de su delegación,
inmediatamente supo del contenido de las resoluciones
condenatorias aprobadas contra la República Dominicana
por el plenario de la VI Conferencia de Cancilleres. Para el
diplomático resultaba inconcebible que, basada en pruebas
precarias y poco fundamentadas, la OEA auspiciara la
violación de la soberanía de uno de sus Estados miembros y,
en consecuencia, estimulara el incremento de la tensión política
en la región. Indignado por el apoyo recibido por Betancourt de
los Estados Unidos, el canciller dominicano expresó a la prensa
la disposición de regresar a su país y comunicar a su Gobierno
que sólo había un camino a seguir: movilizar la opinión pública

55. Ibídem, p. 10.

243
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

para poder resistir las influencias desmoralizadoras y para


luchar contra el imperialismo norteamericano.56
Para la dictadura dominicana, las sanciones aprobadas
por la OEA constituían la desnaturalización del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca y un estímulo al
avance del comunismo en la región. Radio Caribe representó
la principal tribuna local de protesta contra las sanciones. A
través de esta estación se difundieron los más groseros insultos
contra el Gobierno de los Estados Unidos, acompañados de
discursos de Fidel Castro en los que asumía su defensa de la
Revolución Cubana al afirmar que Cuba no tenía problemas
con ningún país de América Latina. Las únicas dificultades que
tenía Cuba eran provocadas por los Estados Unidos que estaba
tratando de intervenir en sus asuntos internos. La OEA, decían
los locutores de Radio Caribe, estaba llena de papagayos de
Herter, fue suave con Cuba por temor, y dura con República
Dominicana porque este país no tiene el poderoso respaldo que
tiene Cuba.57 Como contraparte, el funcionariado que servía a
la dictadura, publicaba en la prensa radial y escrita mensajes
de adhesión incondicional a Trujillo.
Apenas una semana después del anuncio de las sanciones
aprobadas por la OEA, Radio Caribe había formalizado
un acuerdo con la agencia noticiosa soviética TASS para
comenzar a transmitir sus despachos a través de una red de
once emisoras más. A tales fines, se instalaron equipos de
recepción por teletipo y telegrafía de fabricación rusa.58 Con

56. Bernardo Vega. Eisenhower y Trujillo. Santo Domingo, Editora Corri-


pio, 1991, p. 115. (Fundación Cultural Dominicana).
57. The New York Times New York, 27 de agosto de 1960, p. 1. “Defensa
canciller Porfirio Herrera Báez”. AGN.
58. El Caribe. Ciudad Trujillo, 24 de agosto de 1960, p. 2. AGN.

244
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

júbilo, se anunciaba que se transmitirían informaciones libres


del monopolio yanqui.
Iguales ataques fueron dirigidos contra Betancourt. Desde
esta emisora se difundía la idea de que era un gobernante
inepto y afeminado. Santiago Lamela Geler, otrora opositor de
Trujillo, tenía a su cargo la imitación de la voz del presidente
de Venezuela. Sus conocimientos del séptimo arte le facilitaban
presentarlo en escenas impropias de un jefe de Estado.
El anuncio de sanciones para la República Dominicana
renovó en Trujillo sus aires de grandeza y su pasión por los
uniformes militares. Para dar muestra de su fortaleza, visitaba
las provincias del país acompañado de vistosas exhibiciones del
potencial militar con que contaba y de encendidas alocuciones
de lealtad a su Gobierno y figura. Se hicieron práctica común
las marchas cívicas ciudadanas, en las que participaban
juntos e individualmente todos los segmentos de la sociedad
dominicana, para rendirle tributo de su devoción a Trujillo.
Penosamente, la reacción contra la población fue brutal. Los
métodos represivos recrudecieron, al tiempo que se respiraba
un denso ambiente de persecución y atropello.
Para el Gobierno de Venezuela, en cambio, las disposiciones
de la VI Conferencia de Cancilleres fueron valoradas como
muy saludables para el proceso democrático de América Latina.
En telegrama enviado a José Mora, secretario general de la
OEA, el presidente Betancourt, lleno de júbilo por entender se
habían sentado las bases para la cristalización de su anhelado
cordón profiláctico, le expresó que los pueblos americanos
habían recuperado:
“[…] su fe en la vigencia y eficacia de la OEA al ver
que se establece una saludable cuarentena profiláctica en
torno a la dictadura dominicana, convicta de reiterados

245
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

intentos de subversión del orden público en Venezuela y


de ejecución de atentados criminales contra gobernantes
que son legítima expresión de la voluntad popular. Es
también de invalorable significación que se haya señalado
y condenado en el texto de la Declaración de San José
las violaciones de derechos humanos y la ausencia total
de libertades públicas en la República Dominicana. Le
estimaré presentar en nombre del Gobierno que presido
mis congratulaciones a los señores Cancilleres que en
representación de diecinueve Estados del Continente
acogieron y sancionaron las acusaciones formuladas por
Venezuela contra un régimen que irrespetó su soberanía y
violó normas expresas del sistema jurídico interamericano.
La aplicación al Gobierno opresor de las sanciones previstas
por el artículo 8 del Tratado de Asistencia Recíproca de Río
de Janeiro crea un precedente de impredecible y promisoria
trascendencia”.59
Las expectativas despertadas por las sanciones aplicadas por
la OEA a la República Dominicana, comenzaron a disolverse en
breve plazo. Se advirtió que su contenido e irregular aplicación
no garantizaban el logro de los objetivos propuestos. Por esta
razón, el embajador Fernando Lobo, presidente de la Comisión
Especial para el Cumplimiento de la Resolución de San José,
recibió en octubre de 1960 una nota de la Canciller ía de
Venezuela que le expresó:
“El Gobierno de Venezuela cree que la ruptura de
relaciones diplomáticas y la interrupción parcial de las
económicas, a que se refieren los apartes a) y b) del artículo
1, no han sido ni son medidas suficientes para lograr el
objetivo fundamental de la Resolución I, crear un estado

59. Rómulo Betancourt. Venezuela rinde cuentas…, p. 368.

246
Las relaciones Trujillo-Betancourt: Ofensiva y contraofensiva...

de cosas propicio a un cambio político que permita el


establecimiento de un régimen democrático representativo
en República Dominicana, declarado culpable por la
Reunión de Consulta de participación moral y material
en el atentado del 24 de junio último contra la vida del
señor Presidente Constitucional de Venezuela y otros
actos de agresión e intervención contra Venezuela, sigue
siendo una amenaza para la estabilidad de las instituciones
democráticas en el Continente. El Gobierno de la República
Dominicana, lejos de democratizar las instituciones del
país, ha acentuado, a partir de la Reunión de Consulta de
San José, su carácter eminentemente totalitario, represivo
y policial”.60
Por esta razón, el Gobierno de Venezuela apeló al mandato
conferido al Consejo de la OEA por la VI Conferencia de
Cancilleres sobre la extensión de la suspensión del comercio de
los Estados miembros con el de la República Dominicana. Esta
demanda de extensión de las sanciones dejó abierto el espacio
para nuevos forcejeos diplomáticos, al tiempo que denotaba
un contenido más de impacto que de realidad.

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249
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

250
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

Funciones de la caricatura. Un recorrido


emocional por la prensa dominicana1

José Luis Sáez Ramo2


La caricatura, como género periodístico, es un fenómeno
relativamente reciente. La caricatura es tan antigua como el
grafito. Restos de dibujos muy semejantes a la caricatura se
encontraron en los muros de algunas casas y, sobre todo, en los
salones de algunos prostíbulos de la desenterrada Pompeya.
Una manifestación semejante, de la que no se conserva
ejemplar alguno, pero sí la tradición, eran aquellos diálogos
anónimos que, desde el siglo XIV, se pegaban a la estatua de la
plaza romana de Pasquino. Y sin embargo, la caricatura no se
incorporó al periodismo hasta avanzado el siglo XIX, mientras
la conocida historieta nacía en el periodismo.
A pesar de opiniones hasta encontradas en cuanto a la
definición, se puede decir que la caricatura es una representación
distorsionada de una persona, objeto o acción. El artista debe
tener la habilidad de escoger un rasgo sobresaliente (estatura,
volumen, defectos físicos, etc.), y exagerarlo por exceso o
por defecto. También algunos rasgos o miembros animales
y vegetales se sustituyen por partes del cuerpo humano o se
establece en el “retratado” la analogía de acciones propias de

1. Conferencia pronunciada en el salón de actos de la Academia Domi-


nicana de la Historia en la noche del miércoles 23 de abril de 2014.
2. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia e
integrante de la Comisión Editorial de esta revista.

251
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

los animales. Como ejemplo de todo esto bastaría con recordar


la atrevida caricatura publicada en La Caricature (Paris, 15
diciembre 1831) del rey Luis Felipe I de Orleans, disfrazado del
conocido personaje cómico Gargantúa, que le valió una multa
y seis meses de cárcel al genial grabadista Honoré Daumier, al
comparecer ante la corte el 23 de febrero de 1832.
Las deformaciones satíricas y analógicas cómicas en la
escultura, el drama y la pintura de vasijas son formas mucho
más antiguas que la caricatura puramente gráfica o impresa.
Algunos autores opinan, sin embargo, que el rostro es el punto
de partida y el material de la mayoría de las caricaturas. Y
es verdad que muchos caricaturistas se limitan al rostro para
ridiculizar a la persona retratada. Sin embargo, una vez que lo
esencial de este arte es exagerar el rasgo o rasgos distintivos
de la persona, se puede reducir al rostro, una vez que algunos
personajes de la política o hasta la farándula poseen otros
atributos más valiosos como definición de su personalidad que
sólo la forma de su nariz, las arrugas de su frente, sus cejas
arqueadas, los labios abultados o el cabello crespo.
Aunque no se trate propiamente de una herencia en sentido
estricto, no falta quien piense que la caricatura en su forma
moderna se ha beneficiado ante todo del Impresionismo, y
dicen que esa corriente pictórica le facilitó los “medios para
captar rápidamente las superficies, librando al dibujante de
la preocupación de perderse en los detalles”, como hubiera
exigido el rebuscamiento del Barroco o el escenario teatral
del Romanticismo en la pintura del siglo XVIII. Y hay que
reconocer, aunque esto sea sólo una opinión, que ni siquiera
los bocetos, apuntes o estudios de los pintores de ese siglo se
permitían la simplicidad de líneas a que ha llegado la caricatura
moderna.

252
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

El vocablo que designaba originalmente a la caricatura,


evidentemente italiano, parece haber sido usado por vez
primera por el conde Mosini en 1646, al presentar una colección
de dibujos del pintor italiano Agostino Carracci (1557-1602),
que reproducía tipos callejeros de su nativa Bolonia. El término
que usó Giovanni Atanasio Mosini fue “perfetta deformità”
(perfecta deformidad), en evidente alusión al insistente
concepto renacentista de “bellezza perfetta”.
También se dice que fue el escultor y arquitecto italiano
Gianlorenzo Bernini (1596-1680), dedicado también a este
arte menor, el que introdujo la palabra “caricature” en Francia
durante su estancia allí en 1665. No creo que se aleje de la
realidad el decir que la caricatura, cuya base y sentido está en
ridiculizar a alguien o algo, se convierte por esa misma razón
en un “anti-rretrato”.
Es preciso, sin embargo, aclarar que el término genérico
que designa a esta modalidad de periodismo iconográfico
no siempre se utiliza con la debida propiedad. Muchas de
las “caricaturas” que se publican diariamente en nuestros
periódicos no son más que ilustraciones humorísticas y
algunas no llegan siquiera a eso, como es el caso de algunas
que actualmente ilustran la opinión editorial del vespertino El
Nacional. Cuando la noticia y el editorial se refieren a la muerte
de un literato, político o escritor, se ausenta el humor de esa
viñeta, y aunque sea obra de un caricaturista como Cristian
Hernández, esa viñeta se convierte en una simple ilustración,
a la que hay que añadir el adjetivo iconográfica, sólo porque se
trata precisamente de ese género. Al faltarle el ingrediente del
humor, deja por eso mismo de ser caricatura propiamente dicha.

253
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

La sección más atractiva de la prensa de finales del siglo XX


Aunque es posible, como ocurrió en la historia del
periodismo mundial, que la caricatura surgiera también en
Santo Domingo en un medio ajeno a la prensa periódica,
no conservo documentación sobre ese hecho. Sí me consta
que, aunque de forma esporádica, apareció en el siglo XIX y
al año siguiente de su separación de Haití. Sé, sin embargo,
que a principios y hasta la primera década del siglo XX aún
se conservaba la costumbre de imprimir tarjetas postales
con caricaturas políticas de actualidad, a las que se daba el
mismo uso que actualmente tienen las tarjetas postales con
monumentos históricos o las que se usan para felicitar en
cualquier ocasión a un pariente o relacionado.
Uno de los creadores de esa modalidad de caricatura
política fue Ramón Mella Lithgow conocido como Walter,
más fotógrafo que dibujante.3 No cabe duda de que algunas
de las primeras caricaturas que se conservan, por su naturaleza
y temática, debieron ser impresas o simplemente copiadas de
manera clandestina, y probablemente nunca llegaron a las
páginas de un periódico.
Como el periodismo dominicano ha estado desde sus
orígenes vinculado a la lucha política, no es extraño que la
caricatura política encontrase en la prensa periódica su lugar
más apropiado. Como es natural, la repetición de regímenes
dictatoriales o simplemente tiránicos hizo que el arte de
la caricatura no tuviese un crecimiento sostenido, sobre

3. Emilio Rodríguez Demorizi. Pintura y escultura en Santo Domingo.


Santo Domingo, Julio D. Postigo e Hijos, 1972, p. 141; Ángela Peña.
“A principios del siglo circularon postales con caricaturas personajes
vida política R.D.” Última Hora, Santo Domingo, 6 de septiembre de
1974, p. 12.

254
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

todo en el siglo XX. Era preciso disfrutar de cierta apertura


democrática para que este género, eminentemente crítico,
tuviera justificación y contase con un ambiente propicio para
su desarrollo. Por eso, la caricatura florece durante el Gobierno
de Horacio Vásquez (1924-1930), y desaparece prácticamente,
al menos en su forma de crítica social, durante la tiranía de los
Trujillo (1930-1961).
En la historia del periodismo dominicano, no sólo
aparecieron paulatinamente ese u otro tipo de ilustraciones
humorísticas en la prensa, sino que surgieron, a partir de 1891,
más de cuatro publicaciones casi exclusivamente dedicadas al
periodismo iconográfico. El 18 de enero de ese año, apareció
El Lápiz, una revista quincenal variada, --sólo se publicaron
25 números, es decir durante poco más de un año--, dirigida
por el dibujante José del Carmen Pérez o Zerep, en la que
predominaba la caricatura.4
Dos años más tarde, en 1893, y como suplemento dominical
del Listín Diario, surgió La Caricatura, dirigida por Arturo
Pellerano Alfau y el poeta venezolano Andrés A. Mata. Como
parece que se aceptaba este tipo de publicaciones o estaban de
moda, Jesús María Jiménez Ferrer lanzó el 20 de noviembre
de 1893 el semanario El Gil Blas, como es obvio, de corta
duración.
Más escasos fueron las publicaciones de esas características
durante los primeros años del siglo XX. Antes de la Ocupación
Militar Norteamericana, el 14 de junio de 1913, surgió La

4. Emilio Rodríguez Demorizi (editor). Caricatura y dibujo en Santo


Domingo. Santo Domingo: Fundación Rodríguez Demorizi, 1977, pp.
29-224; María Ugarte, “Caricaturas de ´El Lápiz´ son vivo reflejo de las
costumbres dominicanas de fin de siglo”. El Caribe, Santo Domingo,
9 de junio de 1990), pp. 10-11.

255
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Avispa, dirigido por Luis Emilio Alemar y Miguel Angel


Guerrero y, el 12 de agosto del mismo año, apareció la revista
Sport, dirigida por Bienvenido Gimbernard.
Nueve años después (el 10 de septiembre 1922), y aún
durante la Ocupación Militar Norteamericana, −se puede
fácilmente suponer qué tipo de humor podrían cultivar y
publicar entonces−, salió Almanaque Cómico, también dirigido
por Luis Emilio Alemar, aunque en abril del año siguiente, el
mismo Alemar lanzó al público también La Caricatura.5
No parece que volvió a ensayarse este tipo de publicación
hasta más de un año después de descabezada la tiranía trujillista,
cuando apareció Cachafú (Santo Domingo, 15 de diciembre
de 1962), un semanario prácticamente humorístico, en mal
papel, donde surgieron dibujantes como David Romero, David
Morales y Teddy Peguero.6 El 21 de marzo de 1974 apareció
otra similar, dirigida por Salvador Pérez Martínez, con el titulo
de ¡Fuá!, de existencia breve. Por último, en los últimos años
del siglo (1994-1995), apareció “D.D.T. (Declarado Delirium
Tremens)”, un semanario de 31 páginas, exclusivamente de
humor y con escasa publicidad, obra de Freddy Beras Goico y
Huchi Lora con caricaturas e historietas de Cristian Hernández,
Daddy Romero y Teddy Peguero.
Por último, patrocinado por el Listín Diario, apareció el
8 de noviembre de 2002, el semanario de 16 páginas a color

5. Marcos A. Martínez Paulino. Publicaciones periódicas dominicanas


desde la colonia. San Pedro de Macorís, Universidad Central del Este,
1984), pp. 173-174.
6. La dirección colegiada era de Virgilio Alcántara, Juan José Ayuso, Pedro
Gil Iturbides, Bernardo Palau Pichardo y Francisco Álvarez Castella-
nos. Su lema, en el mismo tono general de la publicación, rezaba: “Ni
izquierda ni derecha. ¡Manca!”.

256
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

Boquechivo, el humor nuestro de cada día, en el que además


de Harold Priego colaboraban, en una u otra modalidad, Kilia
Llano, Stalin Núñez, Gerard Ellis y la argentina Maitena
Burundarena. A pesar de contar con cuatro o cinco anunciantes
fijos, el suplemento publicó veintiséis números, del 8 de
noviembre de 2002 al 25 de abril de 2003.
En cuanto a la prensa periódica comercial, todos los diarios
matutinos capitaleños hasta el 26 de enero del año pasado, −el
día 25 falleció repentinamente el dibujante vegano Harold
Priego−, habían insertado de una u otra forma una buena
“caricatura de opinión”, aunque Diario Libre tenía y tiene aún
dos: una en la segunda página (“Diógenes y Boquechivo”,
ahora de Samuel Priego, el hijo de Harold), y la otra en la última
página (“Rosca Izquierda”) del dibujante chileno Hernán Jirón.
El matutino El Caribe ha seguido con su espacio anónimo en
la página segunda, con una caricatura de opinión del maestro
José Mercader, donde había aparecido años antes “Matías y
Berroa” de Priego.7 Y es precisamente a la capacidad expresiva
y sobre todo docente de esas caricaturas de prensa a lo que
pretendo referirme en el resto de esta conferencia.

Los caricaturistas dominicanos y su trabajo docente


Aunque la caricatura dominicana de prensa nació, por
decirlo así, al año siguiente de la separación de Haití, −el día
19 de septiembre 1845 en el periódico El Dominicano− ya
son muchos los caricaturistas que han desfilado por la prensa,

7. Sobre José Mercader, véase: Ángela Ornes. “Estima que se siente


realizado en el mundo del humor”. El Caribe, Santo Domingo, 24 de
noviembre de 1983), p. 1-A; José Rafael Sosa. “El aliento de un artista:
José Mercader”. El Nacional, Santo Domingo, 10 de junio de 2003, p.
2-A.

257
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

con mayor o menor éxito. El antojo de los propietarios de la


prensa actual, convirtió durante varios años al vegano Harold
Priego García−Godoy en el más cotizado.8 Por eso llegaron a
aparecer sus caricaturas de opinión en cuatro de los diarios de
la cuidad capital. Sus personajes “Diógenes y Boquechivo”
(Diario Libre); durante unos tres años “Matías y Berroa” (El
Caribe); “Eloy en el Hoy” (Hoy); y “Doña Mármara y su
inofensivo marido Don Chichí” (Listín Diario), y en buena
parte por eso, muchos lectores aún mantienen la costumbre
de tomar esas páginas como punto obligado de partida de su
repaso a los periódicos.
La caricatura dominicana, no siempre tan popular, tuvo sus
inicios, como ya dije, en 1845 en el periódico El Dominicano,
el primer periódico privado de la era independiente.9 El día 19
de septiembre de 1845, apareció en la parte inferior izquierda de
la primera página un grabado original de Domingo Echavarría
Núñez, que representaba a un soldado haitiano, maltrecho,
descalzo y arrastrando un perro famélico. La caricatura de
Echavarría, un grabado en realidad, ilustraba un artículo satírico
de José María Serra, titulado precisamente “Los Haitianos”.
Domingo Echavarría había nacido en la ciudad de Santo
Domingo, el 4 de agosto de 1799, y era el cuarto de los ocho

8. Un trabajo breve sobre Harold Priego es el de Heddel Cordero “Harold


Priego: artista en broma y en serio”. El Nacional, Santo Domingo, 6
de marzo de 1990, p. 26.
9. El periódico, primero de la Independencia, en que trabajaban Manuel
María Valencia y Félix María Del Monte, tenía como lema una frase
del escritor costumbrista madrileño Ramón de Mesonero Romanos
(1803-1882): “Aquí no se escribe porque nadie lee y no se lee porque
nadie escribe”.

258
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

hijos del relojero Julián Echavarría y Margarita Núñez.10 El


7 de diciembre de 1836 se casó en la Catedral con Petrona
Nolasco Morceles, de la que tuvo cinco hijos (dos varones y
tres hembras), y falleció a los cincuenta y dos años, el 13 de
febrero de 1851.11 A estos simples datos biográficos del primer
caricaturista o simple ilustrador del siglo XIX, puedo añadir
que sí se dedicó a la pintura como profesión u oficio, porque
suyo era un cuadro al óleo de Santa Lucía que se colocó en
la Catedral, posiblemente en la antigua Capilla de Jesús en la
Columna, además de dos retratos de ancianos y un segundo
grabado, posiblemente anterior al ya citado de 1845, que da
una idea de los efectos del terremoto del 7 de mayo de 1842
en la antigua ciudad de Santo Domingo.12 Aparte de estas
obras, −algunas son sólo atribuidas y no consta o no es legible
la firma del autor−, Domingo Echavarría Núñez fue el primer
“caricaturista” dominicano y eso basta para que le recordemos
por ese grabado suyo del primer número de El Dominicano.

10. Fue bautizado por fray José Ignacio Gutiérrez, O.F.M., el 15 de agosto
del mismo año, siendo su padrino el Dr. Francisco González. Arzobis-
pado de Santo Domingo. Catedral. Libro XVII Bautismos, 1798-1802,
ff. 72v-73, No. 631.
11. Arzobispado de Santo Domingo. Catedral. Libro XII Óbitos, 1846-1863,
ff. 36-36v. No hay constancia de la enfermedad que sufría, pero en el
acta de defunción dice el padre Cayetano Acuña, cura interino, que
“recibió todos los sacramentos de la confesión y extremaunción, y no
la Eucaristía por la naturaleza de la enfermedad”. Al no aclarar dónde
fue enterrado, se supone que fue en el cementerio anexo, es decir, lo
que se convertiría luego en la Plazoleta de los Curas.
12. Emilio Rodríguez Demorizi. Pintura y escultura en Santo Domingo.
Santo Domingo: Julio D. Postigo e Hijos, 1972, pp. 31-32 (Colección
Pensamiento Dominicano, No. 49); Danilo de los Santos. Memoria de
la pintura dominicana I .Santo Domingo, Grupo León Jimenes, 2000,
pp. 144-145.

259
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Ya en el siglo XX apareció otra lumbrera prácticamente


espontánea de la caricatura dominicana, con mucha mayor
razón que el pionero citado. Como si se tratase de su nombre
de pila, siempre se le llamó Benito Procopio Mendoza, aunque
se dio a conocer y firmó siempre sus obras con una especie
de anagrama: Copito Mendoza. El Dr. Antonio Zaglul, que
le conoció y trató luego como paciente, aseguró que “nunca
le agradó su nombre y se hizo llamar Copito”. Le describía
como “un hombre corpulento y tímido, al decir de quienes lo
conocieron”, que era de pocas palabras, y “su mundo largo y
ancho lo expresaba con su lápiz”.13
También a diferencia de Domingo Echavarría Núñez,
aunque esa diferencia no sea apenas perceptible para el no
iniciado en este arte, Copito fomentó y logró la maestría en la
que podríamos llamar caricatura pura o personal, es decir, la
caricatura propiamente dicha, que a diferencia de la caricatura
editorial (las que aparecen hoy en nuestros diarios), no tiene
mensaje cifrado o texto escrito, sino que es un retrato anímico de
un personaje conocido de las letras, la política, las artes o el teatro.
Copito Mendoza nació en San Pedro de Macorís el 6 de
julio de 1886, y fue bautizado con casi un año de edad, por
el padre Juan Domingo Chiappini con el solo nombre de
Procopio, el 3 de julio de 1887.14 Era hijo de Benito Mendoza
Argüello e Inés Gil Segura.15 Al parecer, publicó sus primeras

13. Antonio Zaglul Obras Selectas I . Santo Domingo, Banreservas, 2011,


p. 151.
14. San Pedro de Macorís. Libro II. Bautismos, 1882-1903, f. 210, No. 793.
Sus padrinos fueron Gregorio Velázquez y Esberta García.
15. Así aparece en el acta de matrimonio, celebrado en la parroquia de
San Pedro de Macorís, el 16 de diciembre de 1878, aclarando que el
novio era soltero y la novia era viuda de Nicolás Enrique. San Pedro
de Maorís. Libro I. Matrimonios, 1877-1921, f. 10, No. 10.

260
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

caricaturas en el Boletín Mercantil de su ciudad natal, fundado


en 1905. Como hijo de ricos que era, estudió arte en New York y
luego se dedicó a viajar por Europa, residiendo algún tiempo en
Madrid, y allí fue donde realizó aquella caricatura del violinista
austriaco Fritz Kreisler, tan celebrada por el artista, que fue
publicada en casi todos los periódicos europeos, y reprodujo
José Mercader en su magnífica Historia de la Caricatura.16
Se casó en su ciudad natal con Adela Regina o Nina
Bobea en 1925, pero no dejó herederos.17 Dibujó sobre todo
en las revistas capitaleñas La Cuna de América (1903-1924) y
Renacimiento (1915), hasta que sucumbió a la demencia, –el
temido diagnóstico fue sífilis cerebral–, y después de breves y
frecuentes visitas al temido manicomio, aún junto a las ruinas
de San Francisco, donde incluso le acompañaba su esposa,
acabó siendo huésped permanente del antiguo psiquiátrico
Padre Billini de Nigua, donde falleció el 6 de febrero 1940.18
Sus miles de trabajos, tanto en el país como en el extranjero,
quizás se podrían parangonar con la obra del genial ilustrador
inglés Aubrey V. Beardsley (1872-1898).19
El genial Copito Mendoza, que tuvo que sufrir incluso
problemas de herencia, nunca quiso aprovecharse de las ofertas

16. José Mercader. Historia de la Caricatura Dominicana I. Santo Domingo


Archivo General de la Nación, 2012 p, 106.
17. San Pedro de Macorís. Libro IV. Matrimonios, 1921-1930, No. 18.
18. Eduardo Comarazamy. “Copito Mendoza daba a sus líneas, como
Donatello al mármol, vida y sentimiento”. Hoy. Santo Domingo, 6 de
julio de 1982, p. 25; José Mercader, Historia de la Caricatura …, pp.
98-111.
19. Véase también el trabajo de corte intimista de Carlos Gatón Richiez.
“Estreché sus manos”. Hoy, Santo Domingo, 2 de mayo de 1984, p.
36, cols. 1-4.

261
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

que recibió para vivir cómodamente de la caricatura y prefirió,


por decirlo así, vivir para la caricatura. A Copito le sucedió lo
contrario que a Pierleone Guezzi (1674-1755), el primero de los
pintores que empezó a vivir de la caricatura y, aparentemente,
tuvo más éxito como caricaturista que como pintor.
Por último, también se destacó tanto en la caricatura
pura como en la de opinión el empresario e ilustrador
autodidacta Bienvenido Gimbernard Gómez (1890-1971),
casi exclusivamente en las páginas de su revista Cosmopolita,
a partir de 1919, cuya frecuencia él mismo denominó
“medalaganario”.20 Había nacido en 1890, el quinto de los ocho
hijos de Estanislao o Laíto Prestol y Vitalia Gómez Alfau, y
falleció en 1971.21
Ya con el apellido Gimbernard, se casó con Concepción
Pellerano y de esa unión nació el violinista Jacinto Gimbernard,
quien durante un tiempo intentó también hacer caricaturas
y es autor de una novela sobre su padre.22 Además de dar
forma gráfica al inevitable personaje de “Concho Primo”, nos
dejó constancia de la agitada historia política que precedió
al estallido de la gran tiranía que arrancó a inicios de 1930 y
cubrió treinta y un años del siglo XX.

20. Jacinto Gimbernard. “Mi padre y su libertad”. Isla Abierta. Suplemento


Cultural de Hoy. Santo Domingo, 24 de noviembre de 1984, p. 10. Sobre
la obra en general de Gimbernard, véase Jeannette Miller. Historia de la
Fotografía Dominicana. Santo Domingo, Grupo León Jimenes, 2010,
pp. 21, 89; José Mercader. Historia de la Caricatura…, pp. 116-143.
21. Carlos Larrazábal Blanco. Familias Dominicanas. Letras D-E-F-G.
Vol. III. Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 1975,
p. 323.
22. Jacinto Gimbernard. Medalaganario, 2da. edición. Santo Domingo,
Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2009.

262
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

Como era obvio, desapareció prácticamente entonces la


caricatura de las páginas de los periódicos (de los pocos que
quedaron vivos), aunque para ser más precisos, debería decir,
que apareció un sucedáneo de pobre calidad: la caricatura
de política internacional y hecha ex profeso por dibujantes
extranjeros. Para ser más concretos, dos “refugiados políticos”
españoles de épocas diversas: Blas Carlos Arveras (Blas) y
Joaquín de Alba (Kin), que se ocupaban de llenar los espacios
de la página editorial del matutino El Caribe y antes del
vespertino La Nación con caricaturas de personajes nunca
vistos en las páginas gráficas de esos periódicos, pero que
tenían en común ser enemigos del régimen, como Rómulo
Betancourt, Luis Muñoz Marín, José Figueres, Fidel Castro y
el periodista norteamericano Herbert Mathews.23
Blas Carlos Arveras Fernández, del que se sabe muy poco,
parece que nació en 1889 y se inició como dibujante a los
dieciséis años en la revista infantil Monos (Madrid), y cuatro
años después optó por la caricatura política en El Correo
Español (Vizcaya), pasando luego a La Libertad, La Voz y El
Imparcial (los tres de Madrid). Era cartelista al servicio de la
República Española y estaba casado con la conocida actriz
Carmen Rull, cuando se exilió en Francia.
De allí vino al país en el trasatlántico francés Cuba, el 23
de febrero de 1940, acompañado de su hijo Clemente Arveras
Oria, fruto de su primer matrimonio. Hizo una exposición de

23. Sobre el primero de los dos dibujantes citados, véase. “La exposición
de Blas anoche en el Ateneo Dominicano” La Nación. Ciudad Trujillo
(Santo Domingo), 24 de mayo de 1940, p. 3. Para una buena selección
de la obra de Joaquín de Alba (Kin), véase Marionetas Comunistas
en el Caribe. Castro y otros “demócratas”. Ciudad Trujillo (Santo
Domingo), Editora del Caribe, 1960.

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CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

sus dibujos en el Ateneo Dominicano y viajó a Colombia,


en 1941, para abrir allí una exposición de 37 caricaturas,
incluyendo tres “estampas de tierra caliente” o gente del pueblo
dominicano, como un dulcero o un merengue caliente.24 A su
regreso al país empezó a trabajar en el recién fundado diario
del régimen La Nación y, al parecer, falleció en la antigua
Ciudad Trujillo en 1942.25
Joaquín de Alba Santizo o Kin nació en Cádiz (15 abril
1912), era el cuatro de doce hermanos y se educó y creció con
su tía en Palma del Río (Córdoba). Empezó su carrera a los
catorce años con un dibujo que apareció en ABC de Sevilla
en 1926. Fue exitoso dibujante de la revista satírica semanal
Gracia y Justicia (Madrid), a partir del 3 de octubre de 1931,
y del diario La Nación, también de Madrid, pero a causa
precisamente de su arte no se vio libre de la cárcel en tiempos
de la República Española.
Una vez libre, gracias a gestiones ante Santiago Carrillo, y
después de unos meses en Madrid, pasó a la zona “nacional”,
el 1º de julio de 1937, y volvió a su profesión en publicaciones
de los primeros años de la dictadura de Burgos, sobre todo en
el conocido diario ¡Arriba! (Madrid, 1940-1941), fundado
como semanario por José Antonio Primo de Rivera en 1935.

24. Blas. Exposición de Caricaturas. Bogotá, septiembre de 1941. Catálo-


go. Cuatro páginas del catálogo están dedicadas a una semblanza del
dibujante firmada por José Prat. Se trata del socialista José Prat García,
nacido en Albacete (10 de agosto de 1905) y fallecido en Madrid (17
de mayo de 1994). Felipe Molina Carrión. “Abuelo, ¿por qué te fuiste
al exilio?”, comunicación enviada al I Congreso de Víctimas del fran-
quismo. Rivas Vaciamadrid, 20-22 de abril de 2012, p. 6.
25. Danilo de los Santos. Memoria de la pintura dominicana II. Santo
Domingo Grupo León Jimenes, 2000, pp. 167-168.

264
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

Estando en el periódico, se enroló en la increíble División


Azul (1941-1952).
A su regreso de Rusia, nadie explica bien por qué vino al
país, ciertamente no como refugiado, y trabajó de profesor de
la Escuela de Bellas Artes y luego ejerció su antiguo oficio
de caricaturista en La Nación, de 1955 a 1960. Se trasladó
entonces a Washington, D. C. como exitoso dibujante del
tabloide Washington Daily News, firmando entonces como
De Alba, –el presidente Johnson le compró 72 caricaturas–,
pero después de viajar a New York, Puerto Rico y Caracas
exponiendo sus pinturas, regresó a España en 1978, y falleció
en Palma del Río, la ciudad donde creció, el 5 de noviembre
de 1983.
Ya hacia finales del siglo XX aparecieron o se afianzaron
nuevos talentos, entre los que se destacan, además del prolífico
Harold Priego (1955-2013), –procedente de la publicidad, se
había iniciado como caricaturista editorial, aún indeciso, en
el Nuevo Diario, el 8 de mayo de 1981–; Cristian Hernández
(El Nacional y ahora en El Día); Daddy Romero (El Sol,
La Noticia y luego El Día); el chileno Hernán Jirón (última
página de Diario Libre); José Mercader (primero en Clave y
desde 2012 en El Caribe), y aparte de Harold Priego, todos en
plena producción.26 Desde la muerte de Priego, han quedado
aún sin caricatura en su segunda página los matutinos Hoy y
Listín Diario.
Aparte de Eduardo Matos Díaz, que publicó dos colecciones
de caricaturas, en 1924 y 1988, y dos o tres selecciones de los

26. Sobre José Mercader, véase el trabajo de José Rafael Sosa. “El aliento
de un artista: José Mercader”. El Nacional. Santo Domingo, 10 de junio
de 2003, p. 2-A.

265
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

trabajos de Harold Priego con motivo de una u otra Feria del


Libro, fue José Mercader el primero que publicó hace dos años
el primer tomo de una excelente y cuidadosa Historia de la
Caricatura Dominicana, que en 310 páginas recorre desde los
primeros dibujantes “después del trabucazo” hasta el ya citado
y discutido español Kin.
Además de otras obras menores, este mismo año, el Consejo
Nacional de Reforma del Estado (CONARE), le publicó la obra
Huellas Culturales (2014), después de haber cosechado un
triunfo ilustrando y revalorizando la obra de Augusto Sención
ViIllalona, Historia Dominicana: Desde los aborígenes hasta
la Guerra de Abril (Archivo General de la Nación, 2010). Dos
años más tarde hizo lo mismo, con la colaboración de Alfredo
Burgos, en la obra del mismo autor La Dictadura de Trujillo
1930-1961 (Archivo General de la Nación, 2012).
Entre muchos otros caricaturistas que valdría la pena,
al menos, mencionar, para que no se quedaran en el tintero,
están en el siglo XIX: Juan Francisco Pellerano (El Nacional,
1874); y el portorriqueño Ramón Frade León (El Lápiz, 1891).
Y ya en el siglo XX se destacaron el ya citado Ramón Mella
Lithgow o Walter (Puerto Plata, 1911-1912); Jorge Octavio
Morel o Yoryi Morel (Santiago, 1901-1978); Pedro María
Peralta (La Opinión y Bahoruco, 1930); Eduardo Matos Díaz
(Listín Diario y la Cuna de América); y por supuesto Roger
Estévez (El Nacional, 1966); Miguel Sosa Rodríguez (Cachafú,
1975); Cheque Cordez (Vanguardia del Pueblo, 1981); Julio
César Campillo Suazo (Última Hora, 1987); y Orlando o Lan
Díaz F. (Patria, 1965), entre otros.
Por ese crecimiento, desarrollo y madurez de la caricatura
y los caricaturistas resultaría absurdo pensar, como lo hizo
apenas iniciado el siglo XXI un periodista evidentemente

266
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

poco informado, –lástima que hasta alumno de periodismo


iconográfico había sido–, asegurando que la caricatura
dominicana estaba en crisis, y llegó a decir que ese género, que
se pierde en los grafitos del siglo III antes de Cristo,
“no ha despegado aún en el país, porque aquí no
hay tradición de exagerar los rasgos de una persona,
situación que a veces provoca la indignación del sujeto
caricaturizado”.27
Aparte de su capacidad de hacernos reír cada día con sus
ocurrencias o la habilidad de sacar a relucir temas tan difíciles
como la negociación de la deuda externa o la globalización,
los caricaturistas han sabido ser maestros de esa escuela sin
muros ni matrícula, que ha llegado a ser la prensa actual.
Las caricaturas de opinión en las páginas del periódico se
convierten en el mejor material docente de los lectores que
quieren algo más que una escueta y seca noticia de política o
economía.
La caricatura editorial “vocaliza”, por decirlo así, lo que
no sabemos decir y quizás ni explicar. Es más, esa especie de
comentario gráfico y humorístico dice lo que no nos atrevemos
a decir ni siquiera en privado. Por esa razón sirve de editorial
popular, simplemente porque tiene la habilidad de decir hasta
lo que más duele, y de la manera en que más duele, con mayor
habilidad y arte que las frases rebuscadas de uno de aquellos
editoriales abstrusos que, en los años sesenta, componía
diariamente el padre Oscar Robles Toledano en El Nacional.

27. Solange de la Cruz Matos. “La Crisis de la Caricatura”. Listín Diario,


año CXII, no. 30.429. Santo Domingo, 17 de marzo de 2002, Ventana
1, 3.

267
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Por eso, ni que decir tiene que la caricatura no puede evitar,


aunque sólo sea rozar la política. Casi se podría decir que la
caricatura, no importa el ámbito cultural de que se trate, es
política por naturaleza y no sólo por circunstancias. Y si esto
requiriese de prueba alguna, baste con recordar que aun en
una tiranía, –el peor enemigo que tiene la caricatura, se hace
uso de ella con fines políticos. Un elemento importante, sin
embargo, pierde entonces: la capacidad crítica. Es evidente que
en cualquier gobierno de corte autoritario, aparte de ponerle
trabas a los caricaturistas, el verdadero humor y aún mejor, el
ridículo, está en sus propios líderes, y no requieren de la mirada
de un caricaturista, porque de por sí son caricaturas vivientes.
No creo que sea solo una exageración mía. Aunque el
alcance, estilo y variantes que ha adoptado la caricatura
dominicana a través de casi siglo y medio de existencia, los
caricaturistas desempeñaron y han desempeñado siempre, como
dije antes, una labor docente prácticamente imprescindible. Los
periódicos se han convertido así en un libro abierto y ameno
que nos pone al tanto de lo que verdaderamente pasa, por
mucho que los redactores usen un estilo rebuscado o tengan que
recurrir a giros y modismos cercanos a aquél “leer entre líneas”,
–en realidad debió haber sido “componer entre líneas”–, tan
difícil y tan propio de las etapas de censura empezando por el
Viejo Mundo.

Bibliografía
Arzobispado de Santo Domingo. Catedral. Libro XVII
Bautismos, 1798-1802.
Arzobispado de Santo Domingo. Catedral. Libro XII
Óbitos, 1846-1863.

268
Funciones de la caricatura en la prensa dominicana...

Comarazamy, Eduardo. “Copito Mendoza daba a sus líneas,


como Donatello al mármol, vida y sentimientos”. Hoy. Santo
Domingo, 6 de julio de 1982.
Cordero, Heddel. “Harold Priego: Artista en broma y en
serio”. El Nacional. Santo Domingo, 6 de marzo de 1990.
De Alba Joaquín (Kin). Marionetas comunistas en el
Caribe. Castro y otros “demócratas”. Ciudad Trujillo (Santo
Domingo), Editora del Caribe, 1960.
De la Cruz Matos, Solange. “La crisis de la Caricatura”.
Listín Diario, año CXII, no. 30,429. Santo Domingo, 17 de
marzo de 2002.
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Universidad Central del Este, 1984.
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Miller, Jeannette. Historia de la Fotografía Dominicana.
Santo Domingo, Grupo León Jimenes, 2010.

269
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Molina Carrión, Felipe. “Abuelo, ¿por qué te fuiste al


exilio?”. Comunicación enviada al Congreso de Víctimas del
franquismo. (Rivas Vaciamadrid, 20-22 de abril de 2012).
Ornes, Ángela. “Estima que se siente realizado en el mundo
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24 de noviembre de 1983.
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con caricaturas personajes vida política R. D.”. Última Hora.
Santo Domingo, 6 de septiembre de 1974.
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El Nacional. Santo Domingo, 10 de junio de 2003.
San Pedro de Macorís. Libro I Matrimonios, 1877-1921.
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Semanario Cachafú. Santo Domingo, varios ejemplares.
Sosa, José Rafael. “El aliento de un artista: José Mercader”.
El Nacional. Santo Domingo, 10 de junio de 2003.
Zaglul, Antonio. Obras Selectas I. Santo Domingo,
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Ugarte, María. “Caricatura de ‘El Lápiz’ son vivo reflejo de
las costumbres dominicanas de fin de siglo”. El Caribe. Santo
Domingo, 9 de junio de 1990.

270
Reseña y presentación de libros

Reseñas bibliográficas

Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles, de Bernardo


Vega Boyrie (editor). Santo Domingo, Editora Centenario, 2014, 686
pp. (Academia Dominicana de la Historia, vol. CXV. Coedición:
Archivo General de la Nación, vol. CCV), lanzado al público en el
salón de actos de la institución la noche del 21 de mayo de 2014.

Raymundo González de Peña1


Agradezco al presidente de la Academia Dominicana de
la Historia, Lic. Bernardo Vega Boyrie, quien gentilmente me
pidió presentar este libro suyo desde muy temprano, cuando
todavía no estaba impreso. Debo decir que conocí esta obra
que hoy se pone a circular cuando todavía era un proyecto y
del cual pude seguir su formación a través de la asesoría al
programa de transcripciones del Archivo General de Nación,
cuyo equipo colaboró en varias tareas durante su preparación.
Esta obra constituye una nueva colección de documentos
que se suma a la lista de las que Bernardo Vega Boyrie ya
tiene en su haber. No obstante, en particular tiene varias
características que quisiera poner de relieve muy brevemente
a modo de invitación a su lectura. Paso a referirme al tipo de
documentos que recoge y, luego, a los rasgos particulares de ella.
I
La historia dominicana de los siglos XIX y XX cuenta con
buenos ejemplos de la gran importancia de los epistolarios
como documentos para el conocimiento de los procesos que
dieron origen a la independencia dominicana, el pensamiento

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.

271
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de patriotas y próceres, políticos, clérigos e intelectuales.


Hechos políticos y culturales son ponderados en las cartas
privadas, a veces con tono moral y didáctico, o también, como
sucede con la correspondencia íntima, de confidencialidad y
cercanía.
Pero sobre todo, son los de carácter político los que suelen
llamar la atención del historiador, ya que encierran claves para
comprender no solo las maneras de pensar, sentir y actuar
de muchos personajes influyentes en el devenir político del
país, con noticias que nos ponen alertas sobre la complejidad
de su personalidad y de sus decisiones, sus convicciones y
adhesiones, sus aversiones y temores, toda una mina para las
biografías, sino, además, dan el pulso, la tensión, en que estas
biografías se hallan entreveradas con los procesos históricos
más generales.
Generalmente, la correspondencia política está impregnada
del entusiasmo y del idealismo para impulsar las acciones
que se consideran transformadoras, aunque también en esas
cartas –menos abundantes, por cierto–, no dejan de expresarse
momentos de derrota y desaliento. Pero es en este tipo de
documentos, por su carácter confidencial, donde se ponen de
manifiesto motivos y razones que no se dicen en público o que
solo se dan a entender de forma indirecta. En ocasiones, se
expresa con el lenguaje de la persuasión para atraer a su opinión
la del destinatario. O los casos más pragmáticos, de solicitudes
específicas de favores para sí mismos o para otras personas.
Baste recordar algunos epistolarios de carácter cultural,
eclesial o político que se han publicado en el siglo XX como
aportes relevantes a la documentación histórica dominicana.
Comenzando con el más célebre de ellos, las cartas del Archivo
de Duarte, dado a conocer a través de la revista Clío por don

272
Reseña y presentación de libros

Carlos Larrazábal Blanco. Más recientemente el epistolario


de Pedro Henríquez Ureña, incluido el particular entre éste
y Alfonso Reyes, que dio a conocer Juan Jacobo de Lara en
su edición de las Obras Completas del primero, publicadas
por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña; la
correspondencia de la familia Henríquez Ureña, cuidada
por Arístides Incháustegui y Blanca Delgado Malagón; el
epistolario de Pedro Francisco Bonó y las cartas de Monseñor
Meriño, por Emilio Rodríguez Demorizi, estas últimas
enriquecidas recientemente con los aportes de José Luis Sáez
Ramo, quien además recopiló en cuatro volúmenes las cartas
del Arzobispo Nouel, incluidas en la colección del Archivo
General de la Nación: un fragmento del epistolario de José
Gabriel García que publicó don Vetilio Alfau en Clío, entre
otras muchas cartas históricas que dio a conocer.
Además, los epistolarios de Mariano A. Cestero, Manuel
de Jesús Galván, entre otros, compilados por Andrés Blanco,
también incluidos en la colección del Archivo General de la
Nación. Cabe mencionar el todavía poco conocido epistolario
de Ulises Heureaux, (Lilís), importantísima colección de
enormes proporciones, el cual, junto al de otros presidentes de
la República, el Archivo General de la Nación tiene proyectado
publicar, así como la correspondencia del historiador nacional
José Gabriel García de una cantidad e importancia similares.
II
Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles se
inscribe en los epistolarios políticos. El cuerpo de documentos
que constituye la obra tiene gran trascendencia por tratar una
etapa crucial de la historia dominicana contemporánea. Antes
el autor había publicado otros cuerpos de cartas como Los

273
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Trujillo se escriben y la correspondencia entre Desiderio Arias


y Trujillo. Ambos se referían al entorno del dictador. Si no me
equivoco, este es el primero que publica el autor dedicado a
las cartas de exiliados de la dictadura trujillista, y uno de los
pocos publicados que corresponden a este período clave de
nuestra historia del siglo XX.
La obra cuenta con una presentación de Roberto Cassá
Bernaldo de Quirós, quien pondera la importancia de los
personajes y de la colección de cartas. En particular, resalta la
persona de Ángel Morales, al presente casi olvidada, a quien
considera que fue “la figura paradigmática de la oposición
al régimen de Trujillo” hasta prácticamente finalizar la II
Guerra Mundial, cuando surgió en el exilio dominicano
una nueva tendencia que “cuestionaba las posiciones del
primer exilio”. De Sumner Welles dice Cassá que mantuvo
“su propia convicción sobre la conveniencia de que Estados
Unidos no se inmiscuyera en los asuntos internos de los países
latinoamericanos”, pero al mismo tiempo advierte que “esta
teoría no intervencionista fue favorable en todos los sentidos a
Trujillo, por lo que Welles puso en claro, como expresó varias
veces a Morales en las misivas, que no estaba en condiciones
de hacer nada en contra de Trujillo” (p. 15).
Esa actitud que también analiza Bernardo Vega Boyrie a
lo largo de su estudio, expresa los límites y las dificultades
de una política internacional llamada a conciliar extremos
contradictorios, como era la necesidad de la expansión
imperialista, aun coloreada de comercial y anticolonial y el
aislacionismo de los sectores conservadores. Esos límites solo
eran forzados en momentos de peligro o ventajas notorias,
con la puesta en marcha de prioridades estratégicas de corto y
mediano plazos (por ejemplo, Panamá, Puerto Rico y Filipinas).

274
Reseña y presentación de libros

Sumner Welles realizó una importante carrera en el


Departamento de Estado de los Estados Unidos, llegando
a ser subsecretario para asuntos latinoamericanos y ocupó
interinamente la dirección del mismo. Ha sido considerado
el artífice de la política del “Buen vecino” impulsada por
Franklin Delano Roosevelt en su diplomacia hacia América
Latina, pero no hay que olvidar que esta echaba sus raíces en
el panamericanismo de Seward, Evarts y Blaine, el mismo
que fuera fuertemente criticado por Martí en el siglo XIX. A
su llegada a Santo Domingo, en 1922, Welles era un joven
intelectual y político demócrata, procedente de una acaudalada
familia de Boston, que participó en la preparación de la
evacuación de las tropas norteamericanas que ocuparon el
país en 1916, tras aprobarse esta desocupación por orden del
presidente Harding. Como intelectual, dejó un testimonio de
su interés por el estudio de la República Dominicana en su
importante libro de historia contemporánea Naboth’s Vineyard.
The Dominican Republic, 1844-1925 (La viña de Naboth.
La República Dominicana, 1844-1925), obra publicada
originalmente en 1928 para la cual investigó en los archivos
del Gobierno Dominicano y de Washington.
No se si tuvo alguna influencia en la citada participación
el que su tío abuelo había sido el senador Charles Sumner,
quien utilizó la metáfora de la bíblica viña de Naboth en su
discurso ante el Senado estadounidense contra la anexión
de Santo Domingo solicitada al presidente Ulises Grant por
Buenaventura Báez en 1869, aunque para disuadir a sus colegas
arguyó que se trataba de un territorio poblado por una masa
semisalvaje de negros feroces y violentos. En tal caso, este
sería su vínculo más antiguo con el país.

275
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Pero lo cierto es que su concepto fue un tanto diferente que


el de su pariente, como lo atestigua el hecho de su larga amistad
con el presidente Horacio Vásquez, el propio Ángel Morales, y
otros dominicanos que menciona Bernardo Vega Boyrie; y lo
demuestra, sobre todo, la solidaridad efectiva de Welles hacia
los exiliados dominicanos que buscaron, por la mediación de
Morales, como se ve a través de la correspondencia que ahora
se publica, su admisión en el territorio norteamericano.
En sus cartas Morales expresa la admiración que siente
por Welles y por su destacado papel en la política exterior
norteamericana; lo mismo puede decirse de Welles hacia
Morales en lo que atañe a su actitud hacia Trujillo. A través
de las cartas se observa una continua preocupación por la
evolución política del país a lo largo de más de dos décadas.
No obstante, hay un diálogo de sordos en lo que respecta a la
postura de uno y de otro con relación al papel de la política
exterior norteamericana frente a Trujillo.
Mientras Morales insistía en la necesidad de una
intervención directa para sacar de la presidencia al dictador,
Welles solo consideró posible una acción directa contra
Trujillo si se trataba de una operación conjunta con apoyo
continental y no unilateral de los Estados Unidos. No obstante,
el reconocimiento por Morales de que esta última había sido
la forma más común de actuar en el área del Caribe, explica la
reiteración de su propuesta ante Welles. Desde luego, la crisis
económica y luego la crisis política creada por la II Guerra
Mundial puso cuestiones de más importancia en la mesa de la
política exterior estadounidense.
El cuerpo de documentos que forma la correspondencia
Morales-Welles incluida en esta obra ha sido acumulada
por Bernardo Vega en varios archivos norteamericanos y

276
Reseña y presentación de libros

sus originales están disponibles en la colección documental


que lleva su nombre en el Archivo General de la Nación, y
a la cual se puede acceder vía Internet a través de su página
web. Todas las cartas en inglés, la gran mayoría de Welles,
fueron traducidas por Bernardo Vega. Solo unas cuatro cartas
proceden del archivo particular de Ángel Morales, también de
reciente ingreso en el Archivo General de la Nación gracias a
la diligencia de Rafael Deprat y la generosidad de doña Amada
Sabater, viuda del Dr. Juan Isidro Jimenes Grullón.
Me he referido más arriba al estudio de Bernardo Vega
Boyrie que avalora esta correspondencia. Quiero aclarar que
se trata más bien de un conjunto formado por la introducción,
la presentación de los autores de las cartas y de tres breves
análisis históricos que el autor ha distribuido en varios capítulos
de la obra, pero su coherencia y unidad permite que se lean
estos cuadros como capítulos de un mismo estudio, como
ustedes podrán comprobar. Estos tres breves análisis son, a
saber: “Temas básicos en las relaciones bilaterales en 1930”
y otro con igual título para 1931, ambos incluidos con la
correspondencia de los años respectivos, así como un capítulo
sobre “El papel de Ángel Morales en la fracasada expedición
de Cayo Confites”, ubicado junto a la correspondencia
del año 1947. Comienza el estudio con la presentación de
los corresponsales del epistolario: Morales y Welles, para
continuar con los ya referidos breves análisis de coyuntura de
las relaciones domínico-estadounidenses en los dos primeros
años de la dictadura.
Además, el autor ha añadido una cronología en la que
da cuenta de los eventos más importantes que afectaron año
tras año las relaciones entre los dos países, así como los
acontecimientos de los exiliados dominicanos. En ellos brinda

277
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

un panorama, por fuerza sintético, del contexto histórico de las


cartas. De suerte que se está preparado para hacer una lectura
más provechosa de las misivas, ordenadas cronológicamente
guardando su orden original. Aún más, cuenta con numerosas
notas que aclaran sobre personas y hechos a los que se
hace mención en las cartas. Quiero recalcar que este es un
recurso metodológico muy recomendable en la preparación
de epistolarios y cuerpos documentales, como ha mostrado
Bernardo Vega en varias de sus recopilaciones documentales
anteriores, puesto que con ello se salva el hecho de que sea
una publicación solo aprovechable para personas conocedoras
y especialistas.
En conclusión, puedo asegurar que la presente obra viene a
sumarse a las fuentes publicadas y a los estudios de calidad ya
existentes en el país sobre este período clave de nuestra historia,
pese a lo cual continúa siendo distorsionado y mal conocido.
Se agradece al autor porque, su nuevo libro aporta materiales
novedosos que permiten enriquecer nuestro conocimiento y así
ampliar las perspectivas de valoración y crítica histórica de
una época compleja, como fue la dictadura de Trujillo, cuya
pesada herencia todavía nos oprime.

278
Reseña y presentación de libros

**********
La promesa ilusoria. La República Dominicana y el proceso de
desarrollo económico, 1900-1930, 1era. edición en español, de Paul
Muto. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 368 pp. (Academia
Dominicana de la Historia, vol. CXIX), lanzado al público en el
salón de actos de la institución en la noche del miércoles 27 de
agosto den 2014.

Miguel Ceara Hatton2

Quiero agradecer a la Academia Dominicana de la Historia


la oportunidad que me brinda de presentar el libro de Paul Muto
titulado La promesa Ilusoria. La República Dominicana y el
proceso de desarrollo económico, 1900-1930.
Como no soy historiador, a lo sumo un lector de la historia,
me imagino que me invitaron a hacer esta presentación por
aquello del “desarrollo económico”. De hecho me precio de ser
un economista del desarrollo, una especie que está de regreso
debido a la incapacidad de la economía convencional, los
llamados economistas neoclásicos, para explicar la tremenda
desigualdad económica y social que caracteriza a la economía
mundial y ello puede explicar la importancia que ha tomado
el libro de Piketty, así como explicar la incapacidad de los
mercados para autocorregirse, siendo la crisis del 2008, la
mejor evidencia y, finalmente, el persistente desempleo y
pobreza que ha caracterizado a una gran cantidad de países en
los últimos años.
Este regreso vuelve en gran medida de la mano de la
macroeconomía keynesiana, como fue en la década del

2. Economista, profesor de la Pontificia Universidad Católica Madre y


Maestra, autor de más de 8 libros y decenas de artículos académicos
sobre temas económicos dominicanos y cariberños.

279
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

cincuenta del pasado siglo XX. En aquella época apareció


primero como un tema de crecimiento y, luego en el debate,
se transformó en la teoría del desarrollo. Hoy en adición viene
acompañado de las escuelas de la heterodoxia económica
(como Minsky) y de los economistas neoclásicos disidentes
(como Krugman y Stiglitz) para diagnosticar y recomendar
políticas de corto plazo mientras que los economistas del
desarrollo buscan entender el largo plazo.
No en el sentido de Kalecki de que el largo plazo es una
sucesión de corto plazo, sino el largo plazo entendido como
conformación de una dinámica estructural que genera resultados
condicionados dentro de la lógica de funcionamiento de esa
forma de funcionar de la economía y la sociedad. Se trata,
entonces, de entender una forma de funcionar y acomodarse
de la estructura productiva, que determina una norma de
distribución del ingreso, de la acumulación de capitales y de
relaciones de poder que se refuerzan y se reproducen por la
cultura, la política y las instituciones.
Esa dinámica estructural no cambia espontáneamente. Se
modifica cuando algunos de sus componentes generan una
forma de funcionamiento que la auto derrota, es decir, se crea
algo así como externalidades negativas que afectan el buen
funcionamiento del modelo o cuando se producen choques
externos a la forma de funcionamiento que alteran la estructura
productiva, de la distribución del ingreso y la propiedad, de
la dinámica de la acumulación de capitales o de las relaciones
de poder que se corresponden con ese modelo.
Esa es mi lectura del libro de Muto, trabajar la lógica
subyacente en una dinámica económica específica, de la
economía de exportación en República Dominicana entre 1900

280
Reseña y presentación de libros

y 1930, cuando madura la economía de exportación del azúcar,


café, cacao y tabaco.
Fue una dinámica estructural que duró casi 100 años, de
la década del 80 del siglo XIX hasta la década del 80 en el
siglo XX, y en el transcurso de ese tiempo registró cambios
en la distribución del ingreso y en el proceso de acumulación
de capital, pero permaneciendo la esencia. Es como decir,que
el sistema de ecuaciones que explicaba el funcionamiento del
modelo permaneció intacto y sólo requirió pequeños ajustes
para reflejar los cambios que le introdujo la dictadura trujillista
y el período post-Trujillo, sobre todo en materia de distribución
del ingreso y del destino de la acumulación de capitales.
La dinámica del modelo que se instituyó en esa época se
caracterizó porque simultáneamente generaba crecimiento
económico y exclusión social y pobreza, y en el tiempo ha
permanecido el mismo resultado, bajo diferentes mecanismos
pero con una misma lógica de funcionamiento.
Primero, en el marco de una excesiva dependencia externa
de penetración del capital extranjero que abarcó desde el
inicio de la industria azucarera (los últimos 20 años del siglo
XIX) hasta la consolidación de régimen de Trujillo. En donde
el crecimiento de las exportaciones fue activo y la fuente de
acumulación se basó en el constreñimiento ingreso individual
y social de las grandes masas urbanas y rurales. No pretendo
decir que fue un plan preconcebido y malévolo para extraer
excedentes de la República Dominicana, sino la existencia
simultanea de un conjunto de circunstancias que conformaron
una forma específica de funcionar de la economía. De este
período es el libro de Muto.
Segundo, durante los años de la dictadura, que se
caracterizaron por un período de rápida acumulación

281
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

determinada por el ritmo de las exportaciones al tiempo


que se materializaban algunas inversiones de sustitución de
importaciones, pero fuera de una lógica de mercado, creándose
una mecánica de distribución concentrada en Trujillo y sus
allegados, mientras el resto era sencillamente excluido.
Tercero, una economía de sustitución de importaciones
que fomentaba una acumulación industrial y urbana, sobre la
base de un mecanismo de mercado, financiado por las mismas
exportaciones tradicionales. Este período abarca desde 1968
hasta 1982 y se caracterizó por un proceso de acumulación
basado en el congelamiento de los salarios individuales y
sociales, en la descapitalización de la economía rural y agrícola,
en la descapitalización del sector exportador tradicional a través
de una tasa de cambio sobrevaluada, y en la apropiación privada
e irregular de las empresas públicas, entre otros mecanismos.
Estas políticas llegaron a su límite cuando en la década
del setenta del siglo XX, se combinaron con una situación
internacional caracterizada por cambios en las preferencias de
los consumidores que redujeron el consumo de calorías, del
tabaco y la cafeína. Por cambios tecnológicos que permitieron
sustituir al azúcar de caña por la de maíz y finalmente, una
política de subsidio en los países desarrollados que convirtió
a Europa en exportador de remolacha y financió al maíz en
Estados Unidos. Todos estos cambios, tanto en la situación
interna de República Dominicana como en la situación
internacional, hicieron inviables las exportaciones tradicionales
dominicanas.
La forma de organizarse de la sociedad dominicana, en esos
cien años, para generar el excedente económico, distribuirlo
y acumularlo, había entrado en una crisis irreversible en la
década del ochenta del siglo pasado.

282
Reseña y presentación de libros

Entonces se crearon nuevos ejes dinámicos. La economía


de los servicios y la producción de bienes transables
internacionalmente se dinamizaron, ello llevó a una estabilidad
cambiaria en un mercado relativamente libre, pero la fuente de
competitividad seguía siendo el bajo salario individual y social.
Esto no quiere decir que en el país no haya elementos de
modernidad y progreso, nada más hay que ver los edificios
de la ciudad de Santo Domingo, los centros comerciales o el
crecimiento del PIB, pero el progreso ha sido sencillamente eso,
las cosas pero no el bienestar de la gente, la calidad de vida de
la gente quedó rezagada. Llevamos más de 125 años montados
en un modelo que sigue generando crecimiento económico,
pero al mismo tiempo pobreza, desigualdad y marginalidad.
Hoy, lamentablemente más que nunca, la desesperanza y el
desencanto crecen y se convierten en violencia social.
¿De dónde vienen estos resultados? Muto lo identifica en
la génesis del modelo agroexportador y nos dice:
“Así el mismo proceso de expansión económica
garantizó el futuro subdesarrollo y la pobreza de las masas
dominicanas”.3
Muto describe cómo la tierra se convirtió en el principal
activo de la sociedad dominicana, bajo un régimen de propiedad
difuso, el sistema comunero en disolución, que permitió
una rápida concentración de tierras en manos de grandes
empresas exportadoras de azúcar y que reorganizó la sociedad
dominicana en función de los intereses de esas inversiones.

3. Paul Muto. La promesa ilusoria. La República Dominicana y el proceso


de desarrollo económico, 1900-1930, 1era. edición en español. Santo
Domingo, Editora Búho, 2014, p. 91. (Academia Dominicana de la
Historia, vol. CXIX).

283
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Dice Muto que:


“Los dominicanos entraron acríticamente en un sistema
económico mundial diseñado en beneficio de los poderes
comerciales e industriales y cuyo beneficio para los
productores de materias primas no pudo ser más ilusorio”.4
[…] “La República fue sometida a los caprichos de las
grandes potencias industriales y comerciales; su posición
básicamente hubiera sido la misma bajo el dominio de
cualquiera de ellas. En gran medida los dominicanos fueron
espectadores del desarrollo que tenía lugar en su entorno a
ellos ya que los inmigrantes y los extranjeros obtuvieron
las mayores recompensas”.5
Indica el autor que mientras otros países de América Latina
tuvieron la posibilidad de un mercado interno y un potencial
para el desarrollo industrial, los dominicanos tuvieron como
única alternativa el desarrollo agrícola. El país pudo hacer muy
poco para ampliar el valor agregado de su agricultura
“puesto que los países industrializados controlaban la
transformación final y la comercialización de productos
agrícolas”,6
restringiendo el desarrollo de esas actividades a las etapas
más básicas de producción, pero además las necesidades de
acumulación de capital para desarrollar otras posibilidades
productivas, exigían unos niveles de recursos que sobrepasaban
los límites individuales, de forma que la industria de la caña
tuvo el campo libre.

4. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 80.


5. Ibídem, p. 82.
6. Ibídem.

284
Reseña y presentación de libros

Es así que los dominicanos, al decir de Muto,


“se encontraron compartiendo su país con enormes
compañías que transformaron los conceptos nacionales de
riqueza. Una casa importadora-exportadora o un gran hato
de ganado no se vieron más como inmensamente grandes
si se comparaban con un central azucarero de millones de
dólares”.7
A pesar de este tamaño relativo impresionante para
República Dominicana y del rápido crecimiento entre 1870-
1930, el país tuvo una importancia limitada para los Estados
Unidos, ya que la potencia podía prescindir de los productos
dominicanos. Si bien protegieron los intereses de los ciudadanos
norteamericanos en República Dominicana, Muto indica que
“sus políticas a menudo estuvieron basadas en consideraciones
estratégicas”,8 como la competencia política y la amenaza
militar en vez de una competencia económica para desarrollar
un mercado. Aunque una vez
“que tuvieron un papel decisivo en el país los estadistas
estadounidenses pusieron en práctica las políticas para
extraer la mayor cantidad de excedente económico
posible”.9
La actividad exportadora demandó nuevos servicios y
contribuyó a profundizar la economía monetaria de producción,
expandió ciudades y las regiones azucareras. Esta expansión,
multiplicó los ingresos de la población, generó nuevos recursos
fiscales e indujo nuevas demandas, que estimularon las

7. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 83.


8. Ibídem.
9. Ibídem, p. 118.

285
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

importaciones en vez de canalizarse por la demanda de bienes


locales. El país estaba funcionando en una lógica
“impulsado por las necesidades de las grandes potencias
comerciales e industriales del mundo”.10
La posición de República Dominicana era clara: proveer
materias primas para la exportación a cambio de importar
bienes manufacturados. De esto, concluye Muto, la atracción
por los productos modernos industriales y las prioridades de
los sectores dirigentes, los cuales rechazaban una economía
orientada localmente,
“se combinaron para producir una dependencia excesiva
de mercados y productos extranjeros”.11
Este consumo creó una prosperidad de fachada (como
acontece hoy) que imitaba al de los países ricos, acrecentando
la brecha entre la vida urbana y la rural y como señala Muto:
“La demanda poco realista de bienes de consumo
direccionó [sic] el escaso capital nacional hacia un consumo
prominente en vez de orientarlo hacia empresas productivas
nacionales; como resultaos, la gran masa del pueblo
dominicano se vio afectada, [y resultó] extremadamente
perjudicial para los artesanos y los fabricantes locales”.12
Así la actividad local hacia el mercado doméstico quedó
inserta en una dinámica estructuralmente rezagada, que
impulsaba la segmentación de la economía.
Según Muto, esta situación se profundizó, debido a otros
factores que iban más allá de la indolencia, y que desalentaron
el crecimiento doméstico como, por ejemplo,

10. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 91.


11. Ibídem.
12. Ibídem, p. 98.

286
Reseña y presentación de libros

“las políticas arancelarias, la fuga de capital, la


insuficiente infraestructura y la ausencia de estímulos
efectivos por parte del Gobierno. […] Los líderes
dominicanos vincularon su país a un sistema económico
mundial que promovió activamente el desequilibrio y
la desigualdad. Presentando la promesa de un estilo de
vida moderno a los elementos dirigentes de la sociedad
dominicana, […] que en gran medida sobornaron los
intereses nacionales. El desarrollo de las exportaciones no
fue equivalente al desarrollo nacional. […] Aquel fracasó
en incluir y beneficiar a la gran mayoría de dominicanos
en el proceso de expansión económica”.13
Para Muto,
“el desarrollo distorsionado experimentado en la
República no fue del todo inspirado fuera del país. Líderes
dominicanos sometieron voluntariamente a su país al
sistema explotador del comercio internacional, a la par
que rechazaron aprovechar las oportunidades económicas
dejadas a ellos para lograr el desarrollo doméstico”.14
La consecuencia fue la profundización de la segmentación
y polarización entre clases. Muto ensaya un ejercicio de
cuantificación del grado de polarización social a partir del
Censo de 1920, estableciendo dos niveles socioeconómicos:
el alto y el bajo15 El primero representa entre el 7% -10% de
la población y el bajo entre el 90-93% de la población. Dentro

13. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 111.


14. Ibídem, p. 30.
15. Ibídem, p. 14.

287
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de cada grupo establece tres subgrupos grupos: el alto, medio


y bajo.
En el extremo inferior estaban: los masas rurales y los
pobres urbanos que representan el 85% de la población y
en el extremo superior: los dueños de ingenios azucareros,
grandes comerciantes de importación y financieros, así como
profesionales exitosos, líderes políticos, pequeños industriales,
dueños de plantaciones de cultivos de exportación, entre otros,
los cuales representan alrededor del 3% de la población.
Esta estratificación económica estuvo asociada a unos
rígidos criterios sociales que bloquearon la movilidad social:
“Este sistema, a menudo ilógico, excluyó a muchos
individuos ricos y poderosos que no poseían la aceptable
combinación de raza, cultura y alcurnia familiar, a la vez que
las élites establecidas se aferraban a la preminencia social
sin tener grandes fortunas. En una sociedad que enfatizaba
el estatus, esta situación provocó una gran frustración entre
los aspirantes a reconocimientos y seguridad social”.16
Se creó, entonces una gran rigidez en la movilidad social,
la cual se agravó con la aparición de limitados “sectores
medios urbanos” que aspiraban a una mayor movilidad
social, a partir del “desarrollo de la economía doméstica y
del empleo público”.17 Sin embargo, al decir de Muto, “aparte
de su devoción por el crecimiento económico, los sectores
medios criollos no eran una fuerza progresista” pues por
sus pretensiones sociales pretendían actuar como las élites y
demandaban un consumo considerable en vez de inversiones
para el desarrollo local.

16. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 176.


17. Ibídem, pp. 228-229.

288
Reseña y presentación de libros

“Estos sectores carecían de una voz representativa en


asuntos políticos, pero muchos, con roles secundarios,
estaban envueltos en la política dominada por la élite.
Debido a que los extranjeros habían absorbido gran parte
de los empleos de cuello blanco creados por el crecimiento
económico, la política ofrecía esperanzas de empleo
gubernamental para los dominicanos educados que carecían
de medios económicos, […] la política quedó como una
industria importante para los criollos que tenían ambiciones
de movilidad ascendente”. 18
Lamentablemente, estas prácticas de las primeras tres
décadas del siglo XX, tienen todavía vigencia, la política
sustituye lo que la actividad económica debería proveer en
principio: la inclusión económica y social, sobre todo en un
modelo económico que genera crecimiento y al mismo tiempo
genera muy pocos empleos.
Muto dedica un capítulo a analizar la segmentación del
territorio y de las tensiones campo y ciudad. Un dato nos
puede dar una idea de la magnitud de lo que significa la ciudad
en la República Dominicana: En 1908, la Habana tenía una
población que era casi 14 veces la ciudad de Santo Domingo
que contaba casi con 19 mil habitantes.
De la segmentación del territorio, baste un dato, refiriéndose
al tema de transporte, Muto señala que en la década del 10 del
SXX, no había carreteras, las que habían eran simples “trochas”
y
“con el alcance limitado de los ferrocarriles, los costos
de transporte fueron exorbitantes. Costaba cerca de un dólar

18. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 256.

289
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

transportar cien libras de cacao a Santo Domingo (desde


Cibao) y solo veinticinco centavos desde la capital a Nueva
York. En Brasil, por transportar una cantidad similar hacia
la costa, se pagaba solo alrededor de veinte centavos”.
Muto concluye ese capítulo anotando que:
“la élite tuvo mucho éxito en el mejoramiento físico
de las ciudades. Estas mejoras, en gran parte, sirvieron
a los citadinos y residentes urbanos más acaudalados, y
rindieron beneficios cada vez menores a medida que se
descendía en la escala socioeconómica. Los programas
para ayudar a las clases más pobres también sirvieron
a los ricos para mantener el orden social y satisfacer su
requerimiento de ofrecer una imagen paternalista adecuada
[piense en los actuales programas de asistencia social, como
Solidaridad]. Al equiparar la grande y próspera capital con
un país más rico y moderno, los líderes de la élite hicieron
del crecimiento de Santo Domingo un fin en sí mismo”.19
Tal parece que ese objetivo sigue actualmente presente en
una parte del liderazgo nacional.
El capítulo 7 del libro, Muto lo dedica a la invasión
norteamericana de 1916-1924, concluyendo que
“la herencia de la ocupación de los Estados Unidos fue
básicamente negativa. La construcción de obras públicas,
las reformas educativas −aunque incompletas− y la
reorganización financiera constituyeron algunos aspectos
positivos de la ocupación, pero ellos no lograron justificarla.
Las obras públicas no llevaron por sí solas a un desarrollo
económico balanceado, pero sí facilitaron la tarea del control

19. Paul Muto. La promesa ilusoria..., pp. 241-242.

290
Reseña y presentación de libros

nacional. Las reformas financieras no podían esconder el


hecho de que la administración estadounidense había
expandido la deuda pública y prolongado la Receptoría a
un futuro lejano o que la reforma arancelaria de 1920 había
destruido lo poco que restaba de la industria dominicana.
El sistema escolar fue una preocupación que valía la pena,
pero se sacrificó cuando los dirigentes de los Estados Unidos
se vieron necesitados de fondos. Las carreteras tuvieron la
primacía. Las políticas económicas ayudaron a la expansión
y control del azúcar y a la desaparición de muchas pequeñas
empresas agrícolas. No se había dado ninguna reforma
política y las elecciones de 1924 pusieron otra vez en escena
al viejo caudillo político, Horacio Vásquez. El sostén que
representaba un fuerte Ejército nacional, oscureció por
un momento las luchas políticas divisivas que se daban
tanto como antes. La intervención estadounidense, una
vez más, había levantado la intensidad de los destructivos
‘juegos’ políticos en vez de eliminarlos. La creación de
la constabulary o Guardia Nacional, con la esperanza de
que permanecería apolítica, ignoró completamente las
realidades de la sociedad dominicana”.20
Se sabe en que terminó esa Guardia Nacional. En resumen,
concluye Muto:
“Puede verse fácilmente que los dominicanos
encontraron los legados de la ocupación avasalladores en
detrimento de su sociedad”.21
A la larga el país y la élite quedó atrapado en un modelo
económico, político e institucional que no mejoró las vidas

20. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 264-265.


21. Ibídem, p. 265.

291
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de los campesinos, no resolvió la escasez de alimentos, que


ejerció un poder político poco democrático, que se mantuvo
bajo el control de Estados Unidos, que no priorizó los intereses
nacionales sobre los particulares y no estableció las bases para
un futuro más próspero de la República Dominicana. Esa elite,
dice Muto,
“no cuestionó la dependencia de las exportaciones, pero
trataron de maximizar los beneficios personales y pasar
los costos a las masas en forma de una pobreza continua
o intensificada. La promesa de la prosperidad nacional
dominicano no fue solo elusiva sino también ilusoria.
El problema más grande se encontraba en la forma de
expansión económica [entiéndase el modelo] en la que
participaron de manera voluntaria los dominicanos de las
clases dirigentes”.22
Es decir, agrego, en un modelo que ha variado en algunos
de sus componentes pero sigue teniendo la misma lógica
de funcionamiento en los últimos 115 años: crecimiento
económico, inelasticidad a bajar la pobreza y el desempleo,
pobreza generalizada, desigualdad, poco encadenamiento
interno, segmentación y exclusión social y espacial,
marginalidad, débiles instituciones, un régimen de corrupción
pública que se acrecienta y este resultado insuficiente ha
ocurrido en una magnitud muy superior a la esperada, dado el
estándar mundial que relaciona la riqueza por habitante y el
desempeño de cada indicador.
Muchas gracias.

22. Paul Muto. La promesa ilusoria..., p. 284.

292
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Noticias de la Academia,
julio-diciembre de 2014

Emilio Cordero Michel1


En el semestre julio-diciembre de 2014, se realizaron
las siguientes actividades: 3 conferencias; 3 paneles: 1
conversatorio; continuación de las correcciones de los capítulos
de los tomos II, III, IV y VI del proyecto Historia General
del Pueblo Dominicano; continuación del Programa de Becas
de Maestría y Doctorado en Historia en la Universidad Pablo
de Olavide, Sevilla; 5 obras editadas; 6 obras puestas en
circulación; Biblioteca: nuevo director, 362 obras adquiridas;
6,318 obras donadas a los académicos y bibliotecas de
varias universidades e instituciones culturales nacionales y
extranjeras; designación de dos Miembros Protectores; elección
de 21 Miembros Correspondientes Extranjeros; elección de
2 Miembros de Número de esta Academia como Miembros
Correspondientes Extranjeros de la Academia de la Historia de
Cuba; viaje a La Habana del Lic. Manuel A. García Arévalo y
el Dr. Emilio Cordero Michel para recibir sus nombramientos
y del Lic. José Chez Checo, portador de un Convenio de
Colaboración firmado entre la Academia Dominicana de la
Historia y la Academia de la Historia de Cuba.

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia,


presidente de su Junta Directiva durante el período 2007-2010 y editor
de esta revista.

293
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Conferencias
En la sede de la institución se pronunciaron las siguientes
conferencias:
1. En la noche del miércoles 20 de agosto, Revisitando el
conservadurismo político del siglo XIX, por la Académica de
Número y vicepresidenta de la Junta Directiva Dra. Mu-Kien
Adriana Sang Ben;
2. En la noche del miércoles 19 de octubre, Trujillo
y Pedro Henríquez Ureña, por el Miembro de Número y
presidente de la Junta Directiva Lic. Bernardo Vega Boyrie; y
3. En la noche del miércoles 19 de noviembre, La gran
depresión y la caída de Horacio Vásquez, vistas por el Cónsul
de España, por el Miembro de Número Lic. Manuel A. García
Arévalo.

Paneles
En el semestre se celebraron los siguientes paneles:
1. En la noche del miércoles 15 de octubre, en el Salón
Américo Lugo de la Casa de España, El descubrimiento de
América, con la exposiciones El secreto de Colón, por los
Académicos de Número Dr. Frank Moya Pons y Significación
Universal del 12 de octubre, por el Lic. Manuel A. García Arévalo;
2. En la noche del miércoles 22 de octubre, en el Salón
Américo Lugo de la Casa de España El Museo de la Catedral,
con las exposiciones del Miembro de Número Arq. Eugenio
Pérez Montás y la Colaboradora Licda. Soraya Pérez Gautier; y
La Restauración de la Catedral Primada de América: Primera
Etapa, con las exposiciones Antecedentes del Arq. Esteban Prieto
Vicioso y Proyecto actual de la Dra. Virginia Flores Sasso; y

294
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

3. En la noche del miércoles 19 de noviembre, en la sede


de la institución, Conocimiento y verdad, con los temas Desde
lo jurídico, por el Juez de la Suprema Corte de Justicia Lic.
José Cruceta Almánzar; Desde lo histórico, por el Miembro
de Número Dr. Frank Moya Pons; Desde lo literario, por el
Lic. José Rafael Lantigua; y Desde lo filosófico, por el Prof.
David Álvarez Martín.

Conversatorio
1. En la noche del miércoles 12 de octubre, en el sede
de la institución, sobre del libro El deporte dominicano y su
entorno hasta 1963, de la autoría de Gonzalo Mejía A., con
la participación del Lic. Roosevelt Comarazamy y el Dr. José
Joaquín Puello.

Investigaciones históricas
El proyecto Historia General del Pueblo Dominicano
continuó su ejecución y en el curso del año 2015 quedarán
concluidos los tomos II y III.

Programa de Becas de Maestría y Doctorado


Igualmente continúo ejecutándose el Programa de Becas
de Maestría y Doctorado en Historia de América. Mundo
Indígenas, de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla.

Edición de obras
En el curso del semestre se editaron las siguientes obras:
1. Bernardo Vega Boyrie. (Edición y textos). Antiguas
tarjetas postales dominicanas de la colección de Manuel D.

295
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Mena. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 108 pp. (Academia


Dominicana de la Historia, vol. CXVI);
2. Bruce J. Calder, El impacto de la intervención. La
República Dominicana durante la ocupación norteamericana
de 1916-1924, 2da. edición en español. Santo Domingo,
Editora Búho, 2014, 560 pp. (Academia Dominicana de la
Historia, vol. CXVIII).
3. Paul Muto. La promesa ilusoria. La República
Dominicana y el proceso de desarrollo económico, 1900-1930,
1era. edición en español. Santo Domingo, Editora Búho, 2014,
368 pp. (Academia Dominicana de la Historia, vol. CXIX);
4. Esteban Mira Caballos. La gran armada colonizadora
de Nicolás de Ovando, 1501-1502. Santo Domingo, Editora
Búho, 2014, 463 pp. (Academia Dominicana de la Historia,
vol. CXXI); y
5. Bernardo Vega Boyrie y otros. El zemí de algodón
taíno. Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, 2014, 228
pp. (Academia Dominicana de la Historia, vol. CXXII).

Puesta en circulación de publicaciones


En el salón de actos de la institución se lanzaron al público
las siguientes publicaciones:
1. En la noche del miércoles 9 de julio, Un Sion Tropical: El
general Trujillo, Franklin Roosevelt y los judíos de Sosúa, del,
profesor Allen Welles, presentado por el Miembro de Número
y presidente de la Junta Directiva Lic. Bernardo Vega Boyrie;
2. En la noche del miércoles 16 de julio, El impacto
de la intervención. La República Dominicana durante la
ocupación norteamericana de 1916-1924, 3era. edición en
español, del profesor de la Universidad de Chicago Bruce J.

296
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Calder, presentado por el profesor universitario y sociólogo


Dr. Wilfredo Lozano;
3. En la noche del miércoles 23 de julio, Antiguas tarjetas
postales dominicanas de la Colección de Miguel D. Mena,
edición y textos de Bernardo Vega Boyrie:
4. En la noche del miércoles 30 de julio, Historia General
del Pueblo Dominicano. Tomo V. La dictadura de Trujillo
(1930-1961), coordinado por el Miembro de Número Dr.
Roberto Cassá Bernaldo de Quirós, presentado por el Lic.
Bernardo Vega Boyrie;
5. En la noche del 13 de agosto, Fidel, Trujillo, USA,
1958-1961, del Ing. Hamlet Hermann Pérez, presentado por el
profesor universitario Dr. Eugenio Suárez Pérez, Director de la
Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba; y
6. En la noche del miércoles 9 de agosto, La promesa
ilusoria: La República Dominicana y el proceso de desarrollo
económico, 1900-1930, 1era. edición en español, del
profesor universitario Paul Muto, presentado por el profesor
universitario Lic. Miguel Ceara Hatton.

Biblioteca
Desde el 15 de octubre, la Biblioteca cuenta con un director,
el Lic. José Manuel López, colombiano, bibliotecólogo y
archivista de la Universidad de La Salle, de Bogotá, con lo que
la Academia tiene un brillante profesional que está organizando
y poniendo al día su acervo bibliográfico.
Por otro lado, en el curso del semestre fueron adquiridos por
donaciones o compra 162 obras históricas y se obsequiaron 6,318
publicaciones a sus Miembros de Número y Correspondientes,
así como a bibliotecas de universidades e instituciones docentes
y culturales nacionales y extranjeras.

297
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Elección de Miembros Protectores


De conformidad con las disposiciones del artículo 16 de
los Estatutos y de los artículos 1 al 4 del Reglamento para
los Protectores y Colaboradores de la Academia, la Junta
Directiva, en su sesión del día 6 de agosto de 2014, aprobó
por su Resolución no. 10 aceptar como nuevos Miembros
Protectores al Banco Central de la República Dominicana
y al empresario Juan Bautista Vicini Lluberes, con lo que la
cantidad de Miembros Protectores ha llegado a 15.

Elección de Miembros Correspondientes Extranjeros


Conforme a lo establecido en los artículos 3 y 10 de los
Estatutos de la Academia, 14 Miembros de Número, reunidos
en Asamblea convocada debidamente por la Junta Directiva,
se reunieron en la tarde del jueves 27 de noviembre de 2014,
con el objetivo de elegir 21 Miembros Correspondientes
Extranjeros que habían sido propuestos tanto por la indicada
Junta Directiva como por los Académicos de Número Dr.
Bernardo Vega Boyrie, Dr. Emilio Cordero Michel, Dr. Roberto
Cassá Bernaldo de Quirós, Lic. Raymundo M. Gonzáles de
Peña y Lic. Manuel A. García Arévalo.
Después de verificarse el quórum, leerse las candidaturas
y ponderarse los candidatos, se procedió a designar los
escrutadores: El Lic. Raymundo M. González de Peña y el Lic.
Edwin Espinal Hernández. De inmediato, se realizó el proceso
electoral y fueron elegidos Miembros Correspondientes
Extranjeros los académicos de los siguientes países:
De Cuba (2): Dr. Eusebio Leal Spengler y Dr. Yoel Cordoví
Núñez; España (7): Dra. Ruth Torres Agudo; Dr. Justo del Río
Moreno; Dr. Antonio Fontecha Pedraza; Dr. Mariano Errasti;

298
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Dr. Eduardo González Calleja; Dr. Luis Arranz Márquez; y


Dr. Itsvan Szaszdi León; Estados Unidos (8): Dr. Bruce J.
Calder; Dr. Paul Muto; Dr. Allen Welles; Dr. Richard Turits;
Dra. Lauren (Robin) H. Derby; Dr. Eric Paul Roorda; Dra.
Julie Cheryl Franks; y Dra. Kathleen Deagan; Francia (1): Dr.
Lauro Capdevila; Holanda (1): Dr. Michiel Baud; y Suecia
(2): Dr. Mats Lundahl; y Dr. Jan Lundius.

Nombramiento de Miembros Correspondientes


Extranjeros de la Academia de la Historia de Cuba
En los últimos 3 años la Academia de la Historia de Cuba
nombró como Miembros Correspondientes Extranjeros a tres
Miembros de Número de esta Academia, en orden cronológico:
Dr. Emilio Cordero Michel, Dr. Roberto Cassá Bernaldo de
Quirós y Lic. Manuel A. García Arévalo. Se acordó entre ambas
instituciones que estos tres académicos viajarían a La Habana
en la primera quincena de diciembre, junto al presidente de
la Junta Directiva, Lic. Bernardo Vega Boyrie, quien debía
firmar un acuerdo de colaboración mutua con el Dr. Eduardo
Torres Cuevas, presidente de la Academia cubana. Por motivos
de salud ni el Dr. Cassá ni el Lic. Vega pudieron trasladarse
a Cuba, por lo que el Académico de Número Lic. José Chez
Checo viajó en representación del presidente Lic. Vega Boyrie.
El domingo 7 de diciembre, los licenciados Manuel A.
García Arévalo, José Chez Checo y el Dr. Emilio Cordero
Michel viajaron a La Habana y en la tarde del martes 9 de
diciembre, en el Centro Hispano Americano de Cultura, ubicado
en el Malecón y Prado de dicha ciudad, tuvo lugar el acto de
recepción de los Académicos designados Correspondientes
Extranjeros.

299
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Ante un nutrido y selecto público, integrado por


académicos, historiadores, funcionarios gubernamentales
cubanos y personal de la Embajada y el Consulado dominicano,
el Dr. Eduardo Torres Cuevas dio inicio al solemne acto con
hermosas y fraternales palabras y, a seguidas, el Dr. Sergio
Guerra Vilaboy, pronunció el siguiente

“Discurso de recepción a los Académicos


Correspondientes Extranjeros Manuel García Arévalo
y Emilio Cordero Michel2

Sergio Guerra Vilaboy3


Estimado Presidente de la Academia de la Historia de Cuba,
Dr. Eduardo Torres Cuevas;
Dr. Eusebio Leal Spengler, Académico de Número y
Director de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La
Habana;
Integrantes de la Junta Directiva de la Academia de la
Historia de Cuba;
Académicos de Número, Concurrentes y Correspondientes
de la Academia de la Historia de Cuba;
Colegas de la Academia Dominicana de la Historia;
Invitados;
Señoras y señores.

2. Pronunciado, a nombre de la Academia de la Historia de Cuba, en


la tarde del 9 de diciembre de 2014, en el salón de actos del Centro
Hispano Americano de Cultura, ubicado en el Malecón y Prado, de la
ciudad de La Habana.
3. Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cuba e integrante
de su Junta Directiva, profesor titular del Departamento de Historia de
la Universidad de La Habana del que es su Director, y Presidente de la
Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC).

300
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Cumplo con gran satisfacción la tarea encargada por


la Academia de la Historia de Cuba de dar el discurso de
recepción de dos eminentes historiadores, el licenciado
Manuel Antonio García Arévalo y el doctor Emilio Cordero
Michel, ambos Miembros de Número de la fraterna Academia
Dominicana de la Historia.
La Academia de la Historia de Cuba, desde su refundación
por acuerdo del Consejo de Estado de la República de Cuba
del 20 de agosto de 2010, cuando se cumplía el centenario
de su formación, estableció en sus Estatutos la condición de
Correspondientes Extranjeros para aquellos profesionales
de la historia que sin ser cubanos, ni residir en el país, se
hayan destacado “en los estudios históricos, mediante sus
actividades, publicaciones y muy especialmente por sus aportes
al conocimiento de la Historia de Cuba”; lo que han hecho, sin
duda con creces, los dos distinguidos historiadores a quienes
damos con regocijo ingreso hoy en nuestra institución.
Cuba y la República Dominicana tienen, como es conocido,
una historia compartida que hunde sus raíces en tiempos
remotos, pues nuestros pueblos originarios eran los mismos,
como semejante fue después la conquista y colonización
española y otros procesos posteriores que continuaron
entrelazándonos. Es casi imposible escribir la historia cubana
sin hacer referencia a la dominicana o viceversa.
Por ello, en reconocimiento a sus múltiples aportes al
estudio de esos momentos germinales de la historia común, la
Academia de la Historia de Cuba eligió al licenciado Manuel
García Arévalo como miembro Correspondiente Extranjero.
García Arévalo nació en Santo Domingo en 1948, realizó
estudios de Administración de Empresas en la Universidad
Asociación Pro Educación Cultura (UNAPEC) e idiomas en
la Universidad de Michigan en Estados Unidos de América.

301
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Obtuvo el título de Licenciado en Historia en la Universidad


Católica de Santo Domingo (UCSD) y realizó diversos cursos
especializados en Arqueología y Antropología en otros centros
docentes de educación superior. Es Académico de Número de
la Academia Dominicana de la Historia, así como también de
la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Integra
el Consejo Directivo del Museo del Hombre Dominicano y es
Miembro Emérito del Instituto Dominicano de Genealogía.
Como historiador, se ha distinguido en la investigación
arqueológica y socio-histórica, con numerosas y significativas
contribuciones a la historia de Santo Domingo y del Caribe.
En particular, ha realizado importantes estudios acerca del
cimarronaje, el indigenismo, el arte y folclor, la independencia
de República Dominicana y los procesos migratorios españoles
en el Caribe. Es autor o coautor de más de una veintena de
libros y decenas de trabajos suyos han aparecido en revistas
especializadas y publicaciones periódicas, entre los que se
destacan: Las espátulas vómicas sonajeras de la cultura
taína (1976); Arte taíno de la República Dominicana (1977);
Cimarrón (1979), elaborada en colaboración con el prestigio
intelectual cubano, ya desaparecido, José Juan Arrom; La
inmigración española y la fundación de la Casa de España en
Santo Domingo (1987); Indigenismo, Arqueología e identidad
nacional (1988); El carnaval en Santo Domingo (1989);
Antología del merengue (1989) y Artesanía dominicana
(1991), en coautoría con José del Castillo Pichardo; Pueblos y
políticas en el Caribe Amerindio. El indigenismo dominicano
(1990); Dimensión y perspectiva del Quinto Centenario
del Descubrimiento de América (1992); La independencia
nacional de la República Dominicana (1992), junto con
Juan Daniel Balcácer; Santo Domingo en ocasión del Quinto

302
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Centenario (1993); El arte taíno y la identidad nacional


dominicana (1999); El ayuno del behique y el simbolismo ritual
del esqueleto (2001); Los taínos en los apuntes de Cristóbal
Colón (2003) y La frontera tipológica entre los objetos líticos
de la cultura taína (2005).
En el año de 1971, como expresión de otra sobresaliente
faceta de su extensa labor profesional, en este caso la de
promotor cultural, García Arévalo creó la Fundación que
lleva su nombre, institución de extraordinario prestigio y
reconocimiento internacional por su singular labor dirigida
al rescate y salvaguarda del patrimonio arqueológico e
histórico de la República Dominicana. Entre otros empeños,
la Fundación patrocina la Sala de Arte Prehispánico, edita una
revista y ha publicado decenas de libros.
Además de su relevancia y reconocimientos como
historiador en República Dominicana y el extranjero, García
Arévalo ha simultaneado sus estudios e investigaciones acerca
de la historia y el patrimonio caribeño con su labor como
empresario y funcionario público. Es Presidente Ejecutivo de
la Embotelladora Dominicana y ha desempeñado posiciones
directivas en la Asociación de Industrias de la República
Dominicana y la Asociación de Industrias de Bebidas Gaseosas.
Fue miembro del Consejo Directivo del Banco de Reservas y de la
Junta Monetaria del Banco Central de la República Dominicana,
así como de la Oficina de Patrimonio Cultural. Además,
se desempeñó con gran éxito como Ministro de Industrias
durante el último mandato del presidente Leonel Fernández.
Compañeros y compañeras, invitados:
Esta tarde, también recibimos como Miembro
Correspondiente Extranjero de la Academia de la Historia de
Cuba al doctor Emilio Cordero Michel, cuya amistad me honra

303
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

desde hace ya tres décadas. Cordero Michel es un destacado


estudioso de la historia de nuestros dos países, como lo
demuestran, por sólo mencionar dos ejemplos, sus enjundiosas
investigaciones acerca de Máximo Gómez y sobre las
Expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo en junio
1959, en la que cayó su hermano José, iniciador de los estudios
marxistas en la República Dominicana. Desde entonces, la
vida de Cordero Michel quedó marcada por la impronta de la
Revolución Cubana, que lo llevó a militar en el Movimiento
14 de Junio y a participar en la gesta revolucionaria armada de
fines de 1963, encabezada por Manolo Tavárez, que le costó
prisión y exilio.
Nacido en Santo Domingo, República Dominicana, en
1929, Cordero Michel obtuvo en 1952 el título de Doctor en
Derecho en la Universidad de Santo Domingo (hoy Autónoma-
UASD) y realizó estudios de Sociología y Economía en el
Hunter College de la City University of New York (CUNY),
Estados Unidos de América y en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM).
Durante más de treinta años se desempeñó como profesor
de las Escuelas de Economía e Historia y Antropología de la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde impartió
historia económica dominicana. Por su sobresaliente trayectoria
docente e investigativa es Profesor Meritísimo de la Escuela de
Historia y Antropología. Fue miembro fundador del Instituto
de Historia de dicha Universidad y también dio clases de
historia social dominicana en el Instituto Tecnológico de Santo
Domingo (INTEC) y cursos de postgrado en la Universidad
Católica de Santo Domingo (UCSD), así como en la Universidad
Asociación Pro Educación Cultura (UNAPEC). En la propia
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) dirigió el

304
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Colegio Universitario, el Centro Electrónico de Cómputos y


la Editora Universitaria, de la que fue su fundador.
Cordero Michel ha publicado dos textos universitarios:
Cátedras de Recursos Económicos Dominicanos (1966-
1968), con la colaboración de Hamlet Hermann, y Cátedras
de historia económica, social y política dominicana (1970),
así como varios libros y ensayos históricos, entre los que se
destacan: La Revolución Haitiana y Santo Domingo (con
ediciones en 1968, 1974, 1989 y 2000); Sobre la dictadura con
respaldo popular de Juan Bosch (1969); Movimientos sociales
y políticos durante la Era de Trujillo (1987); El antillanismo
de Luperón (1992); Luperón y Haití (publicado en 1993, 1995
y 1996 y en francés por la Revue de la Societé Haitianne
d’Histoire et de Geographie (2002); ¿Fue La Vega cuna de la
producción azucarera americana?(1994); Hernando Gorjón,
hombre de empresa y de presa (1996); Compilación de Antonio
Maceo (1996); La ciudad de Santo Domingo en las crónicas
históricas (1998); Las Expediciones de Junio de 1959 (impreso
en 1991, 1992, 1999 y 2009); Características de la Guerra
Restauradora, 1863-1865 (2003); República Dominicana,
cuna del antillanismo (2003); El pensamiento social de
Máximo Gómez (2004); La prisión de Máximo Gómez en Santo
Domingo, 1886 (2005), reeditado en Cuba en la Revista de la
Biblioteca Nacional José Martí, Año 96, Nos. 1-2 (2005) y en
la obra de Ana Cairo, Máximo Gómez, 100 años (2006), de la
Editorial Cubana de Ciencias Sociales; Máximo Gómez. A cien
años de su fallecimiento (2005); La primera abolición de la
esclavitud en Santo Domingo (2005); Schomburgk y Samaná
(editado en 2006 y 2009); Movimientos de oposición contra
Trujillo en la década 1930-1939 (2009); El primer intento
independentista dominicano y la reincorporación a España,

305
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

1808-1810 (en 2009 y 2010); Repensar la independencia de


América Latina desde el Caribe, libro coordinado con Sergio
Guerra Vilaboy, (La Habana, 2009); Dictadura y revolución en
el Caribe: Las Expediciones de Junio de 1959, en colaboración
con el historiador cubano José Abreu Cardet (La Habana, 2009)
─también editor en 2004 de un libro en homenaje a Cordero
Michel─ ; Máximo Gómez y el antillanismo (2010); La guerra
de guerrillas restauradora y la ciudad de Santiago; y Opiniones
de combatientes españoles y una persona sobre la guerra de
guerrillas restauradora (2013).
Justamente, uno de los libros mencionados, es resultado de
la tesonera y eficiente labor organizativa de Emilio Cordero,
entonces Presidente de la Academia Dominicana de la Historia,
puesta de relieve en dos importantes eventos internacionales
realizados hace unos pocos años en Santo Domingo, con el
coauspicio de la Cátedra Juan Bosch de la Universidad de La
Habana. Me refiero a los coloquios “Repensar la Independencia
desde el Caribe en el bicentenario de la Revolución Española de
1808”, y el efectuado en 2010 dedicado al tema de las “Relaciones
de los Estados Unidos con el Gran Caribe, 1870-1945”.
Emilio Cordero Michel se desempeñó entre 2004 y 2007
como Vicepresidente de la Academia Dominicana de la
Historia y entre este último año y el 2010 fue su Presidente.
Es editor, desde el año 2000 a la fecha, de su órgano de
difusión, la prestigiosa revista Clío y de otras publicaciones
de la propia institución; además, es Presidente de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Programa
República Dominicana y Miembro Correspondiente del
Instituto Dominicano de Genealogía.
Ha dictado conferencias sobre historia dominicana,
sociología y política en diferentes universidades extranjeras.

306
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Sus escritos históricos y políticos han aparecido en la prensa


nacional. Por esta relevante hoja de vida, la Asociación de
Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC) le
otorgó en sesión solemne durante su X Encuentro Internacional
celebrado en 2011 en la ciudad de Santo Domingo la condición
de Miembro de Honor.
Emilio Cordero Michel es, como alguien lo ha caracterizado,
“una figura emblemática dentro del ámbito de la historiografía
dominicana, no sólo por la calidad de sus escritos, sino por la
reciedumbre de su carácter, sus firmes posiciones ideológicas,
su sensibilidad social, su capacidad para provocar positivas
polémicas y de expresar opiniones sin acomodarlas a
requerimientos grupales ni a intereses mezquinos, pero sobre
todo, por su integridad como ser humano, rigor académico y
disciplina intelectual”.4
Por una feliz coincidencia este acto de investidura de García
Arévalo y de Cordero Michel, como miembros Correspondientes
Extranjeros de la Academia de la Historia de Cuba, cerrará
más tarde con la firma de un convenio de colaboración
con la Academia Dominicana de la Historia, representada
aquí por el licenciado José Chez Checo, ex presidente de
esta institución y miembro de su actual Junta Directiva.
Quiero evocar, ya para concluir, que hace unos años
atrás, cuando visité por primera vez la sede de la Academia
Dominicana de la Historia, me encontré en un lugar destacado
del recinto un cuadro con la imagen del desaparecido historiador

4. Francisco Bernardo Regino Espinal. “Historiador y Maestro. Emilio


Cordero Michel”. En Ojala, lunes 16 de agosto de 2010, http://www.
perspectivaciudadana.com/cultura-de-paz/contenido/ historiador-y-
maestro-emilio-cordero michel

307
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

cubano Francisco Pérez Guzmán, quien al morir era Miembro


Correspondiente de esta hermana sociedad científica.
Creo que está cargado de un sentido simbolismo, que mucho
nos complace a todos, que el primer acuerdo de colaboración
de nuestra institución con una entidad extranjera sea con la
muy cercana y reconocida Academia de Historia de la patria de
Máximo Gómez. Es a esa confraternidad, fundamentada en la
íntima vinculación entre nuestros dos pueblos, a la que se refería
José Martí en carta a su entrañable amigo dominicano Federico
Henríquez y Carvajal, el 25 de marzo de 1895, cuando al partir,
“al amparo de Santo Domingo” para la “guerra de libertad de
Cuba”, sentenció: “Hagamos por sobre la mar, a sangre y a cariño,
lo que por el fondo de la Mar hace la cordillera de fuego andino”.5
Muchas gracias”.
Este discurso fue respondido con las

“Palabras ante la Academia de la Historia de Cuba


Emilio Cordero Michel
Señor doctor Eduardo Torres Cuevas, Presidente de la
Academia de la Historia de Cuba;
Señores de la Junta Directiva, doctores María del Carmen
Barcia, Oscar Zanetti Lecuona y Sergio Guerra Vilaboy;
Estimados Miembros de Número;
Señoras y señores.
A nombre del licenciado. Manuel Antonio García Arévalo
y del mío propio, agradezco de todo corazón el honor que

5. José Martí. “Carta a Federico Henríquez y Carvajal”. En Obras Comple-


tas. La Habana, Editorial Lex, 1953, tomo I, p. 249.

308
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

ustedes nos dispensan esta tarde al designarnos Miembros


Correspondientes Extranjeros de esta Academia de la Historia
de Cuba.
Puedo asegurarles que para la Academia Dominicana
de la Historia, de la cual somos integrantes, esta distinción
reviste una significación particular, por cuanto contribuye
a la colaboración entre ambas instituciones. Muestra de tal
sentir es que el presidente de la Academia Dominicana de la
Historia, licenciado Bernardo Vega Boyrie, tuvo el interés de
participar en este acto, lo que no fue posible por razones de
salud. Pero dentro de esa tesitura nos acompaña el licenciado
José Chez Checo, tesorero de la actual Junta Directiva y desde
hace tiempo relacionado con historiadores cubanos.
Lamentablemente, no se encuentra ahora entre nosotros
el colega doctor Roberto Cassá Bernaldo de Quirós, quien no
pudo viajar a causa de un imprevisto problema de salud, pero
me ha solicitado transmitir salutaciones a todos ustedes con
votos por el desarrollo de los lazos entre nuestras Academias.
Valoramos doblemente las designaciones con las que
nos han distinguido por la admiración que guardamos hacia
las realizaciones de la historiografía cubana y porque las
interpretamos como expresión de los vínculos amistosos que
desde siempre han unido a nuestros dos pueblos.
Entendemos que asistimos a un episodio del transcurrir de
la fraternidad entre dominicanos y cubanos que no responde
únicamente a la cercanía geográfica, sino que expresa
mucho más, particularmente en raíces comunes y motivos de
pertenencia a un conglomerado en proceso de gestación, tal
como lo definió el prócer antillano y puertorriqueño Eugenio
María de Hostos. Desde las comunidades taínas se gestó una
dialéctica de similitudes y peculiaridades de los pobladores de
las Antillas Mayores.

309
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

En el prolongado período colonial se configuraron rasgos


sociales y culturales comunes alrededor del fenómeno criollo,
como lo ha mostrado magistralmente el amigo Jorge Ibarra
Cuesta en los dos tomos publicados recientemente sobre el
particular por el Archivo General de la Nación, bajo la dirección
del colega Roberto Cassá. A lo largo del siglo XIX se sucedieron
procesos migratorios que nos acercaron en planos inéditos,
contribuyendo a fructíferas contribuciones culturales y sociales.
Pero lo más importante radica, a mi juicio, en que de tal
plano profundo se han desprendido aspiraciones comunes,
traducidas en las luchas por la libertad y la igualdad así como
en las colaboraciones que se sobrevinieron. Centenares de
dominicanos participaron en las guerras por la independencia
de Cuba. Cada día, desde 1895, salían en primera plana de los
diarios dominicanos noticias de la evolución de la gesta heroica
de la hermana Antilla, visualizada como propia.
Gregorio Luperón estuvo dispuesto a hacer un alto en su
lucha contra el expansionismo yanqui para trasladarse aquí a
combatir el coloniaje español. El primer álbum en memoria
del apóstol cubano titulado Álbum de un héroe (A la augusta
memoria de José Martí), fue compilado con trabajos de
intelectuales dominicanos que seleccionó Federico Henríquez
y Carvajal y el Archivo General de la Nación hizo una tercera
edición con su reimpresión facsimilar el pasado año 2013.
Las ideas del apóstol han sido marco de inspiración para
los dominicanos. Federico Henríquez y Carvajal hizo de la
solidaridad con Cuba motivo de vida. Máximo Gómez expresó
que su compromiso con la causa cubana lo había asumido
en representación del pueblo dominicano. Antonio Maceo
proclamó, en su exilio en Puerto Plata, la propuesta de una
asociación política entre nuestras naciones con la concesión
de la ciudadanía común.

310
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

Entre los patriotas cubanos emergió una intensa empatía


con los dominicanos exiliados que combatían al régimen de
Trujillo. Esto se concretó en tres proyectos expedicionarios: el
primero, el fallido de El Mariel en 1934; el segundo también
fallido, de Cayo Confites en 1947, en el que participó de manera
destacada con 21 años de edad, siendo Presidente del Comité
Pro Democracia Dominicana de la Federación Estudiantil
Universitaria (FEU), el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; y
el tercero, el que llegó por Constanza, Maimón y Estero Hondo
en junio de 1959. Esta última expedición militar se convirtió
en la gesta heroica que agravó la crisis histórica del régimen de
Trujillo que, en muy corto plazo, provocó su ajusticiamiento,
el 30 de mayo de 1961.
El sustancial apoyo del Gobierno Revolucionario Cubano
y los veintidós cubanos que participaron en esa gloriosa
expedición, de los cuales solamente dos sobrevivieron,
comparten el honor más elevado que se tributa a los luchadores
por la libertad, junto a internacionalistas puertorriqueños,
venezolanos, guatemaltecos, hondureños, españoles y
norteamericanos. Cabe añadir el sacrificio de muchos otros
cubanos que no llegaron a territorio dominicano en agosto
de ese año, pero que traían el propósito de incorporarse a la
lucha. Delio Gómez Ochoa, aquí presente, queda como símbolo
viviente de la empatía solidaria que ha unido a los cubanos con
dominicanos en su lucha por la libertad.
Es necesario que estas estructuras sociales y luchas
nacionales sean motivo de estudio por parte de los historiadores
de los dos países. Junto a la profundización constante de
nuestras historias nacionales, está planteada la tarea de indagar
los procesos comunes en forma comparativa. Disponemos de
precedentes que abonan tal imperativo. Roberto Marte publicó,
en 1988, un sustancioso estudio comparativo de la economía

311
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

y la población de los dos países titulado Cuba y la República


Dominicana. Transición económica en el Caribe del Siglo XIX.
Recientemente, en el país se han puesto a circular algunas
obras de historiadores cubanos como:
Del Caribe somos, de Rolando Álvarez Estévez y su esposa
Marta Guzmán Pascual, publicada por la Fundación Global
Democracia y Desarrollo, en el 2010, y Pedro Mir en Cuba.
De la amistad cubano-dominicana, por el Archivo General de
la Nación, en el 2013;
Y de Miembros de Número de esta Academia de la Historia
del pasado y del presente, el Archivo General de la Nación ha
publicado:
Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe
(1789-1854), de José Luciano Franco, reeditada en el año 2012
por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos y por el Archivo
General de la Nación;
Jorge Ibarra Cuesta, ha marcado en la actualidad un hito
en la apertura y profundización de una historia común con
su obra en dos tomos De súbditos a ciudadanos, siglos XVII-
XIX. El proceso de formación de las comunidades criollas
del Caribe hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo),
en los años 2012 y 2014, respectivamente, así como también
ensayos publicados en la revista Clío, órgano de la Academia
Dominicana de la Historia;
Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico
(1944-1948), de Jorge Ibarra Guitart, en el 2010;
José Abreu Cardet ha incursionado en la historia dominicana
y caribeña con propuestas prometedoras acerca de capítulos
como Cuba y las expediciones de junio de 1959, por Editora
Manatí en el 2002; Dictadura y revolución en el Caribe: Las
expediciones de junio de 1959, con Emilio Cordero Michel, por

312
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

la Editorial Oriente de Santiago de Cuba, en el 2003, reeditada


por el Archivo General de la Nación en el 2003; Guerra de
liberación en el Caribe hispano (1863-1878), conjuntamente
con el dominicano Luis Álvarez López, en el año 2013; y junto
su esposa Elia Sintes Gómez, también incursionó en la Guerra
de la Restauración de 1863-1865 con dos amplios trabajos: El
alzamiento de Neiba. Acontecimientos y documentos, 1863, y
Los alzamientos de Guayubín, Sabaneta y Montecristi, 1863.
Documentos, en este año 2014, además de varios ensayos
divulgados en la revista, órgano de la Academia Dominicana
de la Historia;
Del historiador cubano Elíades Acosta Matos, quien ha
estado investigando desde hace unos años en el llamado
“Archivo del Generalísimo Trujillo”, depositado en el Archivo
General de la Nación: La telaraña cubana de Trujillo, en dos
tomos y La dictadura de Trujillo. Documentos, 1930-1961, en
seis tomos, ambas en el año 2012. .
En el plano de la economía azucarera antillana, Oscar
Zanetti Lecuona ha expandido el dominio del caso cubano al
de la región en su conjunto en un esfuerzo no aislado, como
muestran los estudios de los compatriotas Franc Báez Evertsz,
Wilfredo Lozano y José del Castillo Pichardo, entre otros.
Con relación a las expediciones antitrujillistas organizadas
en este país hermano con apoyo del Gobierno cubano, el
Archivo General de la Nación publicó, en este año 2014, una
edición dominicana de la magnífica obra de Humberto Vásquez
García, titulada La expedición de Cayo Confites de 1947.
Ahora mismo, con la firma de un acuerdo de colaboración
de amplios objetivos entre la Academia Dominicana de la
Historia y la Academia de la Historia de Cuba, se han abierto
diversas posibilidades de investigación de temas comunes a

313
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

nuestros dos pueblos que han sido fundamentales en nuestros


respectivos procesos de desarrollo histórico, desde las antiguas
sociedades prehispánicas a los tiempos modernos.
Además, con dicho convenio se reanudarán los fraternos
lazos que existieron entre historiadores dominicanos y cubanos
en el pasado, cuando durante los primeros años de la tiranía
trujillista fueron designados Miembros Correspondientes
Extranjeros de la Academia Dominicana de la Historia los
siguientes historiadores cubanos: Manuel Márquez Sterling,
Carlos Manuel de Céspedes Quesada, Fernando Ortiz, Emeterio
Santovenia, Joaquín Llaverías y Alfredo Zayas en el año 1934;
Benigno Souza, Gerardo Castellanos García, Emilio Roig de
Leuchsenring, José María Chacón y Calvo en el año 1938;
Francisco Xavier de Santa Cruz Mallén, conde de Jaruco y
Ramiro Guerra Sánchez, en el año 1946.
Y últimamente, desde el año 2004 a la fecha, nuevos
historiadores formados en el proceso de desarrollo de
la Revolución Cubana fueron nombrados Miembros
Correspondientes Extranjeros, a saber: Jorge Ibarra Cuesta y
José Abreu Cardet, en el año 2004; el fallecido a destiempo
Francisco Pérez Guzmán (Panchito) y Oscar Zanetti Lecuona,
en el año 2005; y, la semana antes pasada, el 27 de noviembre,
fueron designados Eusebio Leal Spengler, Historiador de la
Ciudad de La Habana, Director de su Museo y restaurador de
su Centro Histórico; y Joel Cordoví Núñez, autor de varios
trabajos sobre Máximo Gómez, entre ellos el libro Máximo
Gómez. Utopía y realidad de una república, reeditado por el
Archivo General de la Nación en noviembre de este año 2014, y
un ensayo publicado en la revista Clío, órgano de la Academia
Dominicana de la Historia.

314
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

En definitiva, las nuevas relaciones entre nuestras dos


instituciones no constituirán únicamente una tarea académica
en el sentido más estricto, sino que contienen una implicación
cultural llamada a canalizarse por medio de la difusión.
Para bien de todos, debemos contribuir a conocernos mejor
unos a los otros, junto a puertorriqueños, otros antillanos y
latinoamericanos, lo que redundará, fuera de toda duda, en una
mejor comprensión de la trayectoria de cada pueblo.
Para concluir, deseo ratificar nuestro profundo
agradecimiento a esta Academia de la Historia de Cuba
por habernos incorporado a su nómina como Miembros
Correspondientes Extranjeros.
Muchas gracias”.
Después de concluidos estos discursos, habló el Lic.
Manuel A. García Arévalo para agradecer su nombramieno
como Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia de
la Historia de Cuba; el Lic. José Chez Checo lo hizo a nombre
de la Junta Directiva de la Academia Dominicana de la Historia
para referirse al Acuerdo firmado entre los dos presidentes de
ambas Academias e intercambiar copias firmadas del mismo;
y concluyeron el acto los Dres. Yoel Cordoví Núñez y Eusebio
Leal Spengler, designados Miembros Correspondientes
Extranjeros de la Academia Dominicana de la Historia, quienes
manifestaron sus complacencia por esos nombramienos.
El texto del mencionado acuerdo entre las dos Academias
es el siguiente:

“Convenio de Colaboración
Por una parte la Academia Dominicana de la Historia, con
sede en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana,

315
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

representada por su presidente, Lic. Bernardo Vega Boyrie, y


por la otra parte, la Academia de la Historia de Cuba, con sede
en la ciudad de La Habana, República de Cuba, representada
por su presidente Dr. Eduardo Torres Cuevas, teniendo en
cuenta la histórica hermandad de nuestros países, sus intereses
historiográficos comunes, así como su cercanía, han decidido
firmar el presente convenio de colaboración, que reconoce la
importancia de lograr una amplia cooperación entre ambas
instituciones, para fortalecer sus respectivos objetivos y
funciones. La identificación de áreas de cooperación permitirá
alcanzar niveles más elevados en el conocimiento del común
pasado de nuestros países, a través de acciones que pueden
y deben permitir un mayor desarrollo en el estudio y la
investigación histórica, por lo cual ambas instituciones han
decidido suscribir el siguiente

ACUERDO
Artículo 1.- La Academia Dominicana de la Historia y
la Academia de la Historia de Cuba, dentro del marco de
sus respectivas competencias y según sus disponibilidades
presupuestarias, estimularán la cooperación historiográfica
sobre temas que serán establecidos por ambas instituciones,
como apoyo complementario a sus propias iniciativas para
alcanzar sus objetivos particulares. Esta colaboración se
realizará en las áreas de la investigación y de la difusión de
los saberes históricos.
Artículo 2.- La cooperación que se establece entre la
Academia Dominicana de la Historia y la Academia de la
Historia de Cuba podrá asumir las siguientes modalidades:

316
Noticias de la Academia, julio-diciembre de 2014

• Intercambio de información, documentos, publicaciones


y experiencias;
• Donación de fondos de libros y documentos de historia;
• Intercambio de especialistas en las áreas de cooperación;
• Estudios e investigaciones históricas independientes o
conjuntas sobre temas de mutuo interés;
• Programación y realización de conferencias, seminarios,
talleres y mesas redondas;
• Publicaciones conjuntas de interés de las partes;
• Otorgamiento de becas y cursos de adiestramiento, así
como la realización de programas de visitas y pasantías; y
• Cualesquiera otras formas de cooperación que sean
acordadas entre las dos instituciones.
Artículo 3.- El financiamiento de las modalidades de
cooperación definidas en el presente Acuerdo, así como
los términos, condiciones y procedimientos de ejecución
de cada proyecto mencionado en el Artículo 2, serán
determinados oportunamente de común acuerdo por ambas
instituciones. Ambas partes podrán solicitar de mutuo acuerdo
el financiamiento a entidades identificadas como donantes
de recursos para la ejecución de programas y proyectos de
investigación y divulgación históricas.
Artículo 4.- El desarrollo de la cooperación entre ambas
instituciones será objeto de una programación anual elaborada
conjuntamente, según los intereses de ambas partes.
Artículo 5.- Los responsables de las dos instituciones,
designarán uno o varios encargados de la elaboración
y vigilancia del efectivo cumplimiento de las diversas
actividades comprendidas en el programa de colaboración

317
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

que se desarrollará conforme al presente Acuerdo, quienes se


cursarán la correspondencia que sea necesaria para facilitar
la ejecución de los proyectos específicos y planes de trabajo
atinentes a dicho programa.
Artículo 6.- Ambas Academias celebrarán reuniones
periódicas, en dependencia de los recursos disponibles,
alternando de ser posible las sedes, a fin de evaluar los
resultados de la cooperación desarrollada, analizar y aprobar
las propuestas para la ejecución de proyectos, revisar las áreas
prioritarias, así como evaluar otras formas de colaboración. Así
mismo, a petición de una de las partes y de mutuo acuerdo,
podrán celebrarse reuniones adicionales en función de las
necesidades del desarrollo de la cooperación.
Artículo 7.- Este Acuerdo permanecerá en vigor por un
período inicial de cinco años, a partir del día de su firma y
se renovará automáticamente por períodos de igual duración,
salvo que el mismo fuera denunciado por una de las partes.
Artículo 8.- Cada parte podrá denunciar el presente
Acuerdo mediante notificación previa por escrito, realizada al
menos con seis meses de antelación a su término y sin que la
denuncia afecte los programas y proyectos en ejecución, salvo
que la Academia Dominicana de la Historia o la Academia de
la Historia de Cuba decidan expresamente lo contrario.
Hecho y firmado en La Habana, Cuba, el día nueve (9) de
diciembre del año dos mil catorce (2014), en dos originales
en idioma español del mismo tenor y efecto, uno para cada
una de las partes.

Lic. Bernardo Vega Boyrie Dr. Eduardo Torres Cuevas


Presidente Presidente
Academia Dominicana de la Historia Academia de la Historia de Cuba”

318
Últimas publicaciones de historia
dominicana, julio-diciembre de 2014

Emilio Cordero Michel1


En el segundo semestre de 2014 compilé la casi totalidad
de trabajos de historia y sus ciencias auxiliares aparecidos
en libros, folletos, revistas especializadas y publicaciones
periódicas, así como los del semestre anterior omitidos o
puestos en circulación tardíamente. Estos trabajos totalizaron
531, cifra inferior en 92 a los 623 del primer semestre de este
año, equivalente a una disminución del 14.77%. De ese total
de 531 publicaciones, 101 aparecieron en libros y folletos, un
aumento de 42 (71.18% más); 32 en revistas, una disminución
de 49 (60.50 menos); y 398 en periódicos, una disminución
de 85 (17.50% menos). Dichas publicaciones fueron las
siguientes:

Libros y folletos
Abreu Cardet, José y Álvarez López, Luis. Guerra de
liberación en el Caribe hispano, 1863-1878. Santo Domingo,
Editora Búho, 2013, 262 pp. (Archivo General de la Nación,
vol. CXCIII).
Abreu Cardet, José Miguel y Síntes Gómez, Elia. Los
alzamientos de Guayubín, Sabaneta y Montecristi, 1863.

1. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia, ex


presidente de su Junta Directiva durante los años 2007-2010 y editor
de esta revista.

319
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Documentos. Santo Domingo, Editora Centenario, 2014, 736


pp. (Archivo General de la Nación, vol. CCXV).
Academia Dominicana de la Historia. Normativa. Santo
Domingo, Editora Búho, 2014, 72 pp. (Academia Dominicana
de la Historia, vol. CXIV-bis).
Albert Batista, Celsa. República Dominicana. Primer
pueblo afrodescendiente de América. Santo Domingo, Editora
Búho, 2014, 27 pp.
Albert Batista, Celsa. Diversidad e integridad en República
Dominicana, 2da. edición. Santo Domingo, Editora Búho,
2014, 142 pp. (Ministerio de Cultura y Universidad Católica
Santo Domingo).
Albert Batista, Celsa. Diversidad e identificad en República
Dominicana. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 139 pp.
Alcántara, Guarionex. República Dominicana. La tierra de
Dios. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 168 pp.
Aponte Virguera, Miguel. El campo socialista y los becados
dominicanos. Santo Domingo, s/e, 2014, 104 pp.
Arias Núñez, Luis. El fenómeno migratorio: Su
interpretación, aplicación e importancia en la República
Dominicana. Santo Domingo, Editora Centenario, 2014, 404 pp.
Ariza Cabral, José Daniel. Testimonio de un combatiente
revolucionario. Santo Domingo, Editora Centenario, 2014, 348
pp. (Archivo General de la Nación, vol. CCXXIII).
Báez Guerrero, José. Buenaventura Báez. Santo Domingo,
Editora Búho, 2014, 794 pp.
Balaguer, Joaquín. El centinela de la frontera. Vida
y hazañas de Antonio Duvergé, 7ma. reimpresión. Santo
Domingo, Editora Centenario, 2013, 208 pp.

320
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Balaguer, Joaquín. El Cristo de la verdad. Vida de Juan


Pablo Duarte, 19ava. reimpresión. Santo Domingo, Editora
Corripio, 2014, 248 pp. (Fundación Joaquín Balaguer).
Bello Peguero, Rafael. (Editor). Hombres de la Iglesia. Vol.
I. Obispos siglo XIX. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 520
pp. (Comisión Permanente de Efemérides Patrias).
Bello Peguero, Rafael. (Editor). Hombres de la Iglesia. Vol.
II. Obispos siglo XX. Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 320
pp. (Comisión Permanente de Efemérides Patrias).
Bello Peguero, Rafael. (Editor). Hombres de la Iglesia.
Vol. III. Obispos siglo XIX. Santo Domingo, Editora Búho,
2014, 520 pp. (Comisión Permanente de Efemérides Patrias).
Bello Peguero, Rafael. (Editor). Hombres de la Iglesia.
Vol. IV. Sacerdotes siglo XX. Santo Domingo, Editora Búho,
2014, 472 pp. (Comisión Permanente de Efemérides Patrias).
Bello Peguero, Rafael. (Editor). Hombres de la Iglesia.
Vol. V. Sacerdotes siglo XX. Santo Domingo, Editora Búho,
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Domingo, 17 de julio de 2014.
Almánzar, J. Nicolás. “Nuestra Guerra Restaurara”, 1.
Sección Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,658, p. 12. Santo
Domingo, 14 de agosto de 2014.
Almánzar. J. Nicolás. “Nuestra Guerra Restauradora” 2.
Sección Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,664 p. 15. Santo
Domingo, 21 de agosto de 2014.
Almánzar, J. Nicolás. “Virgen de La Mercedes, patrona del
pueblo dominicano”. Sección Panorama, El Caribe, año 66,
no. 21,694, p. 12. Santo Domingo, 25 de septiembre de 2014.
Almánzar, J. Nicolás. “Día de la hispanidad”. Sección
Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,706, p. 12. Santo
Domingo, 9 de octubre de 2014.

335
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Almonte, Wendy. “La fortaleza San Luis, un ícono de


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año 66, no. 21,636, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 19 de julio de 2014.
Almonte, Wendy. “La Isabela: Primera ciudad del Nuevo
Mundo”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,648, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 2 de agosto de
2014.
Almonte, Wendy. “Centro de Recreo: Ícono del
acontecimiento social. Espacio de la pequeña burguesía de
Santiago”. Fin de Semana, Suplemento Cultual de El Caribe, año
66, no. 21,672, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 30 de agosto de 2014.
Almonte, Wendy. “La Catedral Metropolitana un símbolo
de Santiago. Conserva su estilo a través del tiempo”. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,696,
pp. 1 y 3. Santo Domingo, 27 de septiembre de 2014.
Almonte, Wendy. “Casa Museo Hermanas Mirabal
mantiene viva la memoria de las heroínas. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,744, pp. 1
y 3. Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.
Almonte, Wendy. “Un museo recrea la vida de Luperón”.
Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,750, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 29 de noviembre de 2014.
Alonso Rijo, Rafael. “Hoy hace 151 años la libertad se alzó
en armas en Capotillo”. Sección Panorama, El Caribe, año 66,
no. 21,660, p. 8. Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Álvarez Bonilla, Virgilio. “Joaquín Balaguer, doce años
después”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIII, no. 8,152,
p. 13-A. Santo Domingo, 18 de julio de 2014.
Ángeles, Francisco. “Padre de la democracia dominicana”.
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336
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de los Caballeros, 5 de julio de 2014.
Ángeles, Francisco. “Mi relación con Miguel Cocco
Guerrero”. Sección A, Ciudad, La Información, año 98, no.
32,386, p. 7-A. Santiago de los Caballeros, 14 de julio de 2014.
Ángeles, Francisco. “Joaquín Balaguer”. Sección A, Temas,
La Información, año 98, no. 32,389, p. 6-A. Santiago de los
Caballeros, 17 de julio de 2014.
Antuñano P. Eduardo A. “Los Deligne: Entorno
genealógico”, 1. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7.930, p. 3.
Santo Domingo, 6 de diciembre de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Antuñano P. Eduardo A. “Los Deligne: Entorno
genealógico”, 2. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,937, p. 4. Santo
Domingo, 13 de diciembre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).
Antuñano P. Eduardo A. “Los Deligne: Entorno
genealógico”, 3. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,944, p. 4. Santo
Domingo, 20 de diciembre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).
Arroyo, Néstor. “El mito de los Padres de la Patria”, 1.
(Sobre la obra con el mismo título, de Juan Isidro Jimenes
Grullón). Sección Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,655,
p. 8. Santo Domingo, 11 de agosto de 2014.
Arroyo, Néstor. “El mito de los Padres de la Patria”, 2.
(Sobre la obra con el mismo título de Juan Isidro Jimenes
Grullón). Sección Panorama, El Caribe, año 66, no, 21,661,
p. 5. Santo Domingo, 18 de agosto de 2014.

337
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Arroyo, Néstor. “El mito de los Padres de la Patria”, 3.


(Sobre la obra con el mismo título de Juan Isidro Jimenes
Grullón). Sección Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,667,
p. 10. Santo Domingo, 25 de agosto de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
1. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,440,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 15 de septiembre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
2. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,446, p.
9-.A. Santiago de los Caballeros, 22 de septiembre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
3. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,452,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 29 de septiembre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
4. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,458, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 5 de octubre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
5. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,464, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 13 de octubre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
6. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,470, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 20 de octubre de 2014.
Asencio, Conrado. “Tres fechas históricas dominicanas”,
7. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,476, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 20 de octubre de 2014.
Asencio, Conrado. “tres fechas históricas dominicanas”,
8. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,482,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 3 de noviembre de 2014.
Báez Guerrero, José. “Méritos militares de Buenaventura
Báez han sido desdeñados por los historiadores”. Sección

338
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no.


3,916, p. 5. Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.
Balcácer Castillo, David. “Los muchachos de Moca en el
movimiento guerrillero de Manolo Tavárez Justo”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,507, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 3 de diciembre de 2014.
Beltré, Johanna. “PUCMMM: 50 años al servicio de
la sociedad y la ciencia”. Sección F, 99 Aniversario, La
Información, año 98, no. 23,491, p. 6-F. Santiago de los
Caballeros, 14 de noviembre de 2014.
Berrido, Ofelia. “Eugenio María de Hostos: La vida como
misión”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7,860, p. 3. Santo Domingo, 27 de septiembre
de 2014.
Berrido, Ofelia. “Eugenio María de Hostos: La vida como
misión”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7.874. p. 7. Santo Domingo, 11 de octubre
de 2014.
Bosch, Juan. “Origen de la República de Haití”. (Charla,
pronunciada al través del programa Tribuna Democrática, e1
19 de junio de 1970). Suplemento Especial La Restauración,
Hoy, año XXXIV, no. 7,818, p. 4. Santo Domingo, 16 de
agosto de 2014.
Bretón, Félix Jacinto. “El Dr. Tejada Florentino tendrá su
estatua en Santiago”. Sección A, Opinión, La Información,
año 98, no. 32,385, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 12 de
julio de 2014.
Caba Ramos, Domingo. “El Balaguer visto a través de un
prólogo”. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
38,390, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 18 de julio de 2014.

339
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Caba Ramos, Domingo. “El Himno Nacional, ¿dónde y


cuándo debe interpretarse?”. (Con motivo del 131 aniversario
de su estreno). Sección A, Opinión La Información, año 98,
no. 32,414, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 15 de agosto
de 2014.
Casado, Fernando. “La ‘Tumba’ olvidada de Arroyo
Hondo”. (Sobre el sitio de Dessalines a los franceses
atrincherados en la ciudad de Santo Domingo, en 1805).
Sección A, Tendencia, La Información, año 98, no. 32,445,
p. 4-C. Santiago de los Caballeros, 20 de septiembre de 2014.
Cassá Bernaldo de Quirós, Roberto y otros “Piden fin
injusticia en designación de calles”. Entrevistas de la periodista
Pilar Moreno. Sección Actualidad, El Nacional, año XLV III,
no. 16,451, p. 7. Santo Domingo, 6 de julio de 2014.
Ceara Hatton, Miguel. “Los herederos de Trujillo”. Sección
A, Opinión, Hoy, año XXXIV, no. 7,918, p. 13-A. Santo
Domingo, 24 de noviembre de 2014.
Céspedes, Diógenes. “Los conflictos entre haitianos y
dominicanos vistos a través de la historia y la literatura”. Sección
Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV,
no. 7,902, p. 6. Santo Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Céspedes, Diógenes. “Origen de los conflictos domínico-
haitianos a través de los discursos histórico-literarios. (1.
Según lectura de los documentos)”. Sección Aporte, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,916, p. 5.
Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.
Céspedes, Diógenes. “Origen de los conflictos domínico-
haitianos a través de los discursos histórico-literarios. (2.
Según lectura de los documentos)”. Sección Aporte, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,930, p. 5.
Santo Domingo, 6 de diciembre de 2014.

340
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Céspedes, Diógenes, “Origen de los conflictos domínico-


haitianos a través de los discursos histórico-literarios. (3.
Según lectura de los documentos)”. Sección Aporte, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,944, p. 6.
Santo Domingo, 20 de diciembre de 2014.
Ciprián, Rafael. “Miguel Cocco”. Sección Opinión, El
Nacional, año XLVIII, no. 16,559, p. 18. Santo Domingo, 27
de julio de 2014.
Conde Sturla Pedro. “El encubrimiento de America”. Fin
de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,714, p. 4. Santo Domingo, 18 de octubre de 2014.
Crespo Minier, Adriano. “Una pincelada de nuestra
historia”. Sección A, Temas, La Información, año 98, no. 32,429,
p. 6-A. Santiago de los Caballeros, 2 de septiembre de 2014.
Cruz, Giovanny. “Sobre el siempre enigmático Cristóbal
Colón”, 1. Sección Zona, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIII, no. 8,139, p. 2. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.
Cruz, Giovanny. “Sobre el siempre enigmático Cristóbal
Colón”, 2. Sección Zona, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIII, no. 8,146, p. 2. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Cruz, Giovanny. “Sobre el siempre enigmático Cristóbal
Colón”, 3. Sección Zona, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIII, no. 8,153, p. 2. Santo Domingo, 19 de julio de 2014.
Cruz, Giovanny. “Sobre el siempre enigmático Cristóbal
Colón”, 4. Sección Zona, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIII, no. 8,160, p. 2. Santo Domingo, 26 de julio de 2014.
Cruz Pichardo, Danilo. “¿Trujillo nacionalista?”. Sección
Opinión, El Nacional, año XLIX, no. 16,609, p. 17, Santo
Domingo, 21 de septiembre de 2014.

341
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “El


complejo dominico: Capilla de la Tercera Orden”. Sección
Ecos, Diario Libre, año 14, no. 4,067, p. 38. Santo Domingo,
6 de octubre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “El
complejo dominico: El Convento de los Frailes”. Sección
Ecos, Diario Libre, año 14, no. 4,073, p. 42. Santo Domingo,
13 de octubre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “Iglesia del
Imperial Convento de la Orden de Predicadores”. Sección Ecos,
Diario Libre, año 14, no. 4,088, pp. 38-39. Santo Domingo,
30 de octubre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “El Alcázar
de Colón”. Sección Ecos, Diario Libre, año 14, no. 4,099, pp.
24-25. Santo Domingo, 12 de noviembre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “Los
tesoros del Alcázar de Colón”. Sección Ecos, Diario Libre, año
4, no. 4,111, p. 48. Santo Domingo, 26 de noviembre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “Otros
tesoros del Alcázar de Colón”. Sección Ecos, Diario Libre, año
14, no. 4,117, p. 36. Santo Domingo, 3 de diciembre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “La
fortaleza de Santo Domingo”. Sección Ecos, Diario Libre, año
14, no. 4.123, p. 38. Santo Domingo, 10 de diciembre de 2014.
De Carías, María Cristina y Feris Iglesias, Iván. “Convento
de San Francisco, primer convento de América”. Sección Ecos,
Diario Libre, año 14, no. 4,134, p. 30. Santo Domingo, 23 de
diciembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Evolución gráfica de El
Conde”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 3,989, p. 17. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.

342
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Del Castillo Pichardo, José. “ El Conde del Comander”.


Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14,
no. 3,994, p. 17. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “La era de los arquitectos-
ingenieros”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,001, p. 19. Santo Domingo 19 de julio de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. Arquitectos en la Era de
Trujillo”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,007, p. 21. Santo Domingo, 26 de julio de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Arquitectura Art Decó en la Era
de Trujillo”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,013, p. 17. Santo Domingo, 2 de agosto de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Arquitectura residencial en la Era
de Trujillo”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,019. p. 17. Santo Domingo, 9 de agosto de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “La Era de la T de Trueba”.
Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14, no.
4,030, p, 17. Santo Domingo, 23 de agosto de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. Nechodoma en la arquitectura
antillana”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,036, p. 19. Santo Domingo, 30 de agosto de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Constructores catalanes en el
Caribe”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año
14, no. 4,042, p. 17. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. Con Yaqui y el coro de la
UASD en Chile”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario
Libre, año 14, no. 4,048, pp. 14-15. Santo Domingo, 13 de
septiembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Bosch 1963: La guardia
beligerante”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario

343
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Libre, año 14, no. 4,060, p. 17. Santo Domingo, 27 de


septiembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Bosch 1963: Golpe
mediático”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no. 4,066, p. 17. Santo Domingo, 4 de octubre de 2014.
Del Catillo Pichardo, José. “Bosch 1963: Evaluaron de la
CIA”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año
14, no. 4,072, p. 17. Santo Domingo, 11 de octubre de 2014.
Del Catillo Pichardo, José. “Bosch 1963: El mazo
geopolítico”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario
Libre, año 14, no. 4,078, p. 17. Santo Domingo, 18 de octubre
de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Bosch bajo la lupa americana”.
Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14, no.
4,084, p. 24. Santo Domingo, 25 de octubre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Eclosión de libertad: JFK y los
Trujillo”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre. año
14, no. 4,096, p. 17. Santo Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “La invasión [a República
Dominicana] de Bobby Kennedy”. Sección Conversando con el
Tiempo, Diario Libre, año 4, no. 4,108, p. 17. Santo Domingo,
22 de noviembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Kennedy y la transición
dominicana”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario
Libre, año 14, no. 4,102, p. 1. Santo Domingo, 25 de noviembre
de 2014.
Del Castillo Pichardo, José.”La audacia de los nuevos
trinitarios”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre,
año 14, no, 4,114, p. 23. Santo Domingo, 29 de noviembre de 2014.

344
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Del Castillo Pichardo, José. “Barrio de rebeldía incendiaria”.


Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14, no.
4,120, p. 25. Santo Domingo, 6 de diciembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. El barrio bajo Abbes”. Sección
Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14, no. 4,126,
p. 19. Santo Domingo, 13 de diciembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “Las madres-coraje del barrio”.
Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año 14, no.
4,132, p. 25. Santo Domingo, 20 de diciembre de 2014.
Del Castillo Pichardo, José. “La vida sigue su agitado
curso”. Sección Conversando con el Tiempo, Diario Libre, año
14, no. 4,137, p. 27. Santo Dominio, 27 de diciembre de 2014.
Delgado Malagón, Pedro. “Señales del Paraíso”. (Sobre
el proceso histórico de Haití). Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,660, p. 5. Santo Domingo,
16 de agosto de 2014.
Delgado Malagón, Pedro. “Gastronomía dominicana:
Historia del sabor criollo”, 1. Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,618, p. 5. Santo Domingo,
6 de septiembre de 2014.
Delgado Malagón, Pedro. “Gastronomía dominicana:
Historia del sabor criollo”, 2. Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,684, p. 5. Santo Domingo,
13 de septiembre de 2014.
Delgado Malagón, Pedro. “Bosch íntimo”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,702, p. 3.
Santo Domingo, 4 de octubre de 2014.
Delgado Malagón, Pedro. “Por órdenes superiores”. (Sobre
los relatos de Segundo Imbert Brugal en su obra del mismo

345
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

título). Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año


66, no. 21,773, p. 5. Santo Domingo, 27 de diciembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Organización de las
Naciones Unidas. Visitas del Secretario General a República
Dominicana”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El
Caribe, año 66, no. 21,624, pp. 6-7. Santo Domingo, 5 de
julio de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Teatro Santomé”. Fin
de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,630, pp. 6-7. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Teatro Élite. Alcurnia,
actividades y festivales internacionales”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,636, pp.
6-7. Santo Domingo, 19 de julio de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Teatro Rialto”. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,642,
pp. 6-7. Santo Domingo, 26 de julio de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Joaquín Balaguer y el
16 de agosto. Diferentes etapas”. Fin de Semana, Suplementó
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21, 654. p. 7. Santo Domingo,
9 de agosto de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “El PRD y el 16 de
agosto. De Juan Bosch a Hipólito Mejía”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,660, p. 7.
Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “El PLD y el 16 de
agosto”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,666, p. 7. Santo Domingo, 23 de agosto de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Pactos de Joaquín
Balaguer y Juan Bosch”. Fin de Semana, Suplemento Cultural

346
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

de El Caribe, año 66, no. 21,672, p. 7. Santo Domingo, 30 de


agosto de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Perón en República
Dominicana”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El
Caribe, año 66, no. 21,690, p. 7. Santo Domingo, 20 de
septiembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Jefes de Estado exiliados
en República Dominicana y no dictadores”, Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,696, p. 7.
Santo Domingo, 27 de septiembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa Hibraín. “Jefes de Estado haitianos
en República Dominicana. Exiliados y visitantes. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,702,
p. 7. Santo Domingo, 4 de octubre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Presidentes d9mninicanos
ante la Asamblea General de las Naciones Unidas”. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,708,
p. 7. Santo Domingo, 11 de octubre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Jean Claude Duvalier
(Baby Doc) y República Dominicana”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,714, p. 7.
Santo Domingo, 18 de octubre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Vestimentas de Trujillo”,
1. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66,
no. 21,720, p. 7. Santo Domingo, 25 de octubre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Vestimentas de Trujillo”,
2. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66,
no. 21,726, p. 7. Santo Domingo, 1 de noviembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa Hibraín. “Manuel de Moya Alonzo.
Funcionario como pocos en el régimen de Trujillo”. Fin de

347
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,732,


p. 7. Santo Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “María Martínez Alba de
Trujillo”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año
66, no. 21,738, p. 7. Santo Domingo, 15 de noviembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Terrorismo en República
Dominicana. Atentados a instituciones gubernamentales”. Fin
de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,744, p. 7. Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Dr. Ulises Fermín Pérez
Plácido Talento al servicio de la ciencia”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,750, p. 7.
Santo Domingo, 29 de noviembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Momentos y lugare4s
de nuestra historia”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,756, p. 7. Santo Domingo, 6 de
diciembre de 2014.
Despradel, Naya y Sosa, Hibraín. “Imprenta Arte y Cine”.
Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,762, p. 7. Santo Domingo, 13 de diciembre de 2014.
Despradel Roque, Fidelio. “Sobre diez artículos de Luis
Gómez”, 1. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIV, no. 7,930, p. 5. Santo Domingo, 6 de
diciembre de 2014.
Despradel Roque, Fidelio. “Sobre diez artículos de Luis
Gómez”, 2. Sección Zona, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7,937, p. 2. Santo Domingo, 13 de diciembre
de 2014.
Díaz, José Louis. “El 40 aniversario de la fundación de la
Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA)”. Sección A,

348
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Opinión, La Infamación, año 98, no. 32,516, p. 9-A. Santiago


de los Caballeros, 13 de diciembre de 2014.
Escotto, Ángel. “Joaquín Balaguer Ricardo”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,380, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 7 de julio de 2014.
Escotto, Rafael A. “Juan Bosch Gaviño”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,392, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 21 de julio de 2014.
Escotto, Rafael A. “Julio Vega Battle en aquel Santiago”.
Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,440, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 15 de septiembre de 2014.
Espinal, Flavio Darío. “Horacio Vásquez y la revolución”.
(Réplica al trabajo de Eduardo García Michel sobre el “Asalto
de Trujillo al poder”). Sección Noticias, Diario Libre, año 14,
no. 4,058, p. 20. Santo Domingo, 25 de septiembre de 2014.
Espinal, Fulgencio. “Testimonio de Hugo Arias Fabián”.
(Con relación a la posición de Manolo Tavárez Justo de
abstención en la elecciones presidenciales del 20 de diciembre de
1962). Semana, Suplemento Cultural de El Nacional, año XLIX,
no. 16,688, p. 27. Santo Domingo, 28 de diciembre de 2014.
Espinal Hernández, Edwin. “Españoles en República
Dominicana en 1854”, 1, Sección Cápsulas Genealógicas,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,167, p.
2. Santo Domingo, 2 de agosto de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Españoles en República
Dominicana en 1854”, 2. Sección Cápsulas Genealógicas,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,174, p.
4. Santo Domingo, 9 de agosto de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).

349
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Epinal Hernández, Edwin. “Españoles en República


Dominicana en 1854”, 3. Sección Cápsulas Genealógicas,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 8,818, p.
4. Santo Domingo, 16 de agosto de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Españoles en República
Dominicana en 1854”, 4. Sección Cápsulas Genealógicas,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,825, p.
4. Santo Domingo, 23 de agosto de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Españoles en República
Dominicana en 1854”, 5. Sección Cápsulas Genealógicas,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,832, p.
4. Santo Domingo, 30 de agosto de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Ildefonso Chicón y su
legado a la Patria”, 1. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,860, p. 2.
Santo Domingo, 27 de febrero de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Idelfonso Chicón y su
legado a la Patria”, 2. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,867, p. 2.
Santo Domingo, 4 de octubre de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Migración francesa a La
Sierra”, 1. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,902, p. 4. Santo Domingo,
8 de noviembre de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. Migración francesa a La Sierra”,
2. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural

350
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

de Hoy, año XXXIV, no. 7,909, p. 4. Santo Domingo, 15 de


noviembre de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Espinal Hernández, Edwin. “Don Poppy Bermúdez,
in memoriam”. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,950, p. 4. Santo
Domingo, 27 de diciembre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).
Espósito, Juan. “De Rians a Santiago: Los André”, 1.
Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIII, no. 8,139, p. 4. Santo Domingo, 5 de
julio de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Espósito, Juan. “De Rians a Santiago: Los André”, 2.
Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIII, no. 8,146, no. 8,146, p. 4. Santo Domingo,
12 de julio de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Fernández, César. “Bosch, golpe y caída”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,450, p. 8-A. Santiago
de los Caballeros, 26 de septiembre de 2014.
Fernández, César. “Descubrimiento de América, día para
celebrar o reflexionar”. Sección A, Temas, La Información,
año 98, no. 32,463, p. 7-A. Santiago de los Caballeros, 11 de
octubre de 2014.
Ferrer, Joan. “Los Gascue”, 1. Sección Cápsulas
Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año
XXXIII, no. 8,153, p. 2. Santo Domingo, 19 de julio de 2014
(Instituto Dominicano de Genealogía).
Ferrer, Joan. “Los Gascue”, 2. Sección Cápsulas
Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año
XXXIII, no. 8,160, p. 4. Santo Domingo, 26 de julio de 2014
(Instituto Dominicano de Genealogía).

351
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Ferrer, Joan. “Un condenado de alcurnia: Lorenzo Suárez de


Figueroa”. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,853, p. 4. Santo Domingo,
20 de septiembre de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Ferrer, Joan. “Los Saleta, de Arenys a Santiago”, 1. Sección
Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7,916, p. 4. Santo Domingo, 22 de noviembre
de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Ferrer, Joan. “Los Saleta, de Arenys a Santiago”, 2. Sección
Cápsulas Genealógicas, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7,923, p. 2. Santo Domingo, 20 de noviembre
de 2014 (Instituto Dominicano de Genealogía).
Filpo, Luciano. “La Revolución liberal de 1857”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,384, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 11 de julio de 2014.
Filpo, Luciano. “Duarte y La Trinitaria”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,390, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 18 de julio de 2014.
Filpo, Luciano. “La Guerra Restauradora”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,414, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 15 de agosto de 2014.
Filpo, Luciano. “Populismo e historia”. Sección A, Opinión,
La Información, año 98, no. 32,450, p. 9-A. Santiago de los
Caballeros, 26 de septiembre de 2014.
Filpo, Luciano. “Dominación y discriminación”. Sección
A. Opinión, La Información, año 98, no. 32,503, p. 9-A.
Santiago de los Caballeros, 29 de noviembre de 2014.
Fornerín, Miguel Ángel. “Aportes de Juan Bosch al
conocimiento histórico”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,818, p. 3. Santo Domingo,
16 de agosto de 2014.

352
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Fornerín, Miguel Ángel. “Laberinto de palabras. Vicisitudes


de Juan Pablo Duarte”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,832, p. 6. Santo Domingo,
30 de agosto de 2014.
Fornerín, Miguel Ángel. “Historia y crítica en Composición
social dominicana, de Juan Bosch”. Sección Aporte, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,846, p. 3.
Santo Domingo, 13 de septiembre de 2014.
Fornerín, Miguel Ángel. “Historia y narrativa en De
Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial,
de Juan Bosch”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIV, no. 7,902, p. 3. Santo Domingo, 8 de
noviembre de 2014.
Fornerín, Miguel Ángel. “Los gavilleros del Este, dura
epopeya calumniada”. (Sobre la reedición de la obra de
Bruce J. Calder, El impacto de la intervención. La República
Dominicana durante la Ocupación Militar Norteamericana
de 1916-1924). Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIV, no. 7,916, p. 7. Santo Domingo, 22 de
noviembre de 2014.
Fornerín, Miguel Ángel. “Los gavilleros del Este y el
conflicto de la narratividad”. (Sobre el libro de Bruce J. Calder El
impacto de la intervención. La República Dominicana durante
la Ocupación Militar Norteamericana de 1916-1924). Sección
Literatura, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV,
no. 7,937, p. 3. Santo Domingo, 13 de diciembre de 2014.
García Cuevas, Eugenio. “Juan Isidro Jimenes Grullón o
el castigo al intelectual incómodo”. Sección Aporte. Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,139, pp. 1 y
2. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.

353
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

García Cuevas, Eugenio. “Morales y Welles: Una versión


necesaria para la historia del exilio antitrujillista”. (Sobre el
libro Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles,
editado por Bernardo Vega Boyrie). Sección Aporte, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,167, p. 6.
Santo Domingo, 2 de agosto de 2014.
García Michel, Eduardo. “Sobre el asalto de Trujillo al
poder”, 1. (Crítica al capítulo 2, tomo V, de la Historia General
del Pueblo Dominicano, de la autoría de Bernardo Vega Boyrie,
publicada por la Academia Dominicana de la Historia, por lo que
dice de Horacio Vásquez). Sección Opinión, Diario Libre, año
14, no. 4,044, p. 20. Santo Domingo, 9 de septiembre de 2014.
García Michel, Eduardo. “Sobre el asalto de Trujillo al
poder”, 2. (Crítica al capítulo 2, tomo V, de la Historia General
del Pueblo Dominicano, de la autoría de Bernardo Vega Boyrie,
publicada por la Academia Dominicana de la Historia, por lo que
dice de Horacio Vásquez). Sección Opinión, Diario Libre, año
14, no. 4,050, p. 24. Santo Domingo, 16 de septiembre de 2014.
García Michel, Eduardo. “Sobre el asalto de Trujillo al
poder”, 3. (Crítica al capítulo 2, tomo V, de la Historia General
del Pueblo Dominicano, de la autoría de Bernardo Vega Boyrie,
publicada por la Academia Dominicana de la Historia, por lo que
dice de Horacio Vásquez). Sección Opinión, Diario Libre año
14, no. 4,056. p. 22. Santo Domingo, 23 de septiembre de 2014.
García Michel, Eduardo. “Sobre el asalto de Trujillo al
poder”, 4. (Crítica al capítulo 2, tomo V, de la Historia General
del Pueblo Dominicano, de la autoria de Bernardo Vega Boyrie,
publicada por la Academia Dominicana de la Historia, por lo que
dice de Horacio Vásquez). Sección Opinión, Diario Libre, año
14, no. 4,062, p. 26. Santo Domingo, 30 de septiembre de 2014.

354
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

García Michel, Eduardo. “El libro de Eduardo Tejera sobre


el Gobierno de Horacio Vásquez”, 1. Sección Literatura, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,888, p. 7. Santo
Domingo, 25 de octubre de 2014.
García Michel, Eduardo. “El libro de Eduardo Tejera sobre
el Gobierno de Horacio Vásquez”, 2. Sección Literatura, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,895, p. 7. Santo
Domingo, 1 de noviembre de 2014.
García Michel, Eduardo. “De Lilís a Trujillo, y ahora
a Danilo” (Sobre la penetración haitiana en territorio
dominicano). Sección Opinión, Diario Libre, año 14, no. 4,110,
p. 28. Santo Domingo, 25 de noviembre de 2014.
Gautreaux Piñeiro, Bonaparte. “Francisco Alberto
Caamaño”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIII, no. 8,146,
p. 10-A. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Gautreaux Piñeiro, Bonaparte. “Molina Ureña, Rafa
Gamundi y Juan Bosch”. Sección A, Opinión, Hoy, año
XXXIV, no. 7,860, p. 10-A. Santo Domingo, 27 de septiembre
de 2014.
Germán, Alejandrina. “La concepción del Estado en el
pensamiento político de Juan Bosch”. Sección Panorama, El
Caribe, año 66, no. 21,704, p. 8. Santo Domingo, 7 de octubre
de 2014.
Germán, Alejandrina. “La concepción de partido en Juan
Bosch”. Sección Panorama, El Caribe, año 66, no. 21,740, p.
8 Santo Domingo, 18 de noviembre de 2014.
Germán, Evelin. “Un paseo por los museos de Santo
Domingo que muestran las raíces dominicanas”. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,624,
pp. 1 y 3. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.

355
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Germán, Evelin. “Ruinas de Engombe. Una reliquia


arquitectónica”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El
Caribe, año 66, no. 21,654, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 9 de
agosto de 2014.
Germán, Evelin. “El palacio que Trujillo no quiso. Castillo
del Cerro: Un referente arquitectónico”. Fin de Semana,
Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,678, pp. 1
y 3. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Gimbernard Pellerano, Jacinto. “Caamaño: ¿Cómo no tratar
acerca de él”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIII, no. 8,139,
p. 9-A. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.
Gómez, José Miguel. “Coronel Caamaño: Entre su ADN
y la patología social”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIII,
no. 8,141, p. 10-A. Santo Domingo, 7 de julio de 2014.
Gómez, José Miguel. “Un recorrido a la identidad
dominicana”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIII, no. 8,148,
p. 10-A. Santo Domingo, 14 de julio de 2014.
González, Luis. “La estrategicón de Soto Jiménez”. (Sobre
el libro La estrategicón. Del arte de la guerra al arte de la
política, de José Miguel Soto Jiménez). Sección A, Opinión,
Listín Diario, año CXXV, no. 35,064, p. 8-A. Santo Domingo,
21 de diciembre de 2014.
González de Rodríguez, Ingrid. “La Información, 99
Aniversario”. Sección C, Tendencias, La Información, año
98, no. 23,491, p. 4-C. Santiago de los Caballeros, 14 de
noviembre de 2014.
González Hernández, Julio Amable. “Los Paiewonsky
dejando huellas”, 1. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, 7,839, p. 4. Santo
Domingo, 6 de septiembre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).

356
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

González Hernández, Julio Amable. “Los Paiewonsky


dejando huellas”, 2. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,846, p. 4. Santo
Domingo, 13 de septiembre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).
González Hernández, Julio Amable. “Fotografía y
genealogía”, 1. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,874, p. 4.
Santo Domingo, 11 de octubre de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
González Hernández, Julio Amable. “Fotografía y
genealogía”, 2. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,881, p. 4.
Santo Domingo, 18 de octubre de 2014 (Instituto Dominicano
de Genealogía).
González Hernández, Julio Amable. “10 años de Cápsulas
Genealógicas”. Sección Cápsulas Genealógicas, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año 66, no. 7,888, p. 4. Santo
Domingo, 25 de octubre de 2014 (Instituto Dominicano de
Genealogía).
Guerrero, Ignacio. “UTESA: 50 años al servicio de la
sociedad”. Sección F, 99 Aniversario, La Información, año 98,
no. 23,491, p. 4-F. Santiago de los Caballeros, 14 de noviembre
de 2014.
Guerrero, Miguel. “Las relaciones con Haití”. Sección
Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,659, p. 19. Santo
Domingo, 15 de agosto de 2014.
Guerrero, Miguel. “El legado de Trujillo”, 1. Sección
Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,712, p. 15. Santo
Domingo, 15 de octubre de 2014.

357
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Guerrero, Miguel. “El legado de Trujillo”, 2. Sección


Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,713, p.18. Santo
Domingo, 17 de octubre de 2014.
Guerrero, Miguel. “El legado de Trujillo”, 3. Sección
Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,714, p. 18. Santo
Domingo, 18 de octubre de 2014.
Gutiérrez Félix, Euclides. “La Gran epopeya”. (Sobre la
Guerra de la Restauración). Sección Opinión, El Nacional, año
XLVIII, no. 16,577, p. 17. Santo Domingo, 18 de agosto de 2014.
Gutiérrez Félix, Euclides. “Historia Militar de Santo
Domingo”. (Sobre la obra del mismo título de Cipriano
de Utrera, recientemente reeditada). Sección Opinión, El
Nacional, año XLIX, no. 16,604, p. 17. Santo Domingo, 15
de septiembre de 2014.
Guzmán Luciano, Vinicio. “Duarte por fuera, Santana por
dentro”. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,377, p. 8-A. Santiago de los Caballeros, 3 de julio de 2014.
Herasme Peña, Silvio. “El artículo 210 de la Constitución
de 1844”. Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXV, no.
35,022, p. 8-A. Santo Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Herasme Peña, Silvio. “El chapoteo dominicano”. Sección
A, Zona de Contacto, Listín Diario, año CXXV, no. 35,043, p.
2-A. Santo Domingo, 30 de noviembre de 2014.
Herrera Miniño, Fabio R. “El atropello a la democracia”,
I. (Sobre el golpe de Estado de 1963). Sección, A, Opinión,
Hoy, año XXXIV, no. 7,858, p. 12-A. Santo Domingo, 25 de
septiembre de 2014.
Herrera Miniño, Fabio R. “El atropello de la democracia”,
2. (Sobre el golpe de Estado de 1963). Sección A, Opinión,
Hoy, año XXXIV, no. 7,860, p. 8-A. Santo Domingo, 27 de
septiembre de 2014.

358
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Herrera Miniño, Fabio R. “Complot contra el profesor Juan


Bosch fue desde antes de asumir la presidencia”. (Declaración
en panel celebrado en el Archivo General de la Nación,
reseñado por el periodista Cristian Rafael Cabrera). Sección A,
Opinión, Hoy, año XXXIV, no. 7,861, p. 11-A. Santo Domingo,
28 de septiembre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “La geografía racial dominicana”, II.
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 3,989,
p. 16. Santo Domingo, 5 de julio de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Recordando a Antonio Guzmán
Fernández: En la cresta de la ola”. Sección Raciones de Letras,
Diario Libre, año 14, no. 3,995, p. 16. Santo Domingo, 12 de
julio de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Recordando a Antonio Guzmán: La
raya de Pizarro”. Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año
14, no. 4,001, pp. 16-17. Santo Domingo, 19 de julio de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Recordando a Antonio Guzmán:
Entre amigos y enemigos”. Sección Raciones de Letras, Diario
Libre, año 14, no. 4,007, pp. 19-20. Santo Domingo, 26 de
julio de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Recordando a Antonio Guzmán: El
final de mi gobierno”. Sección Raciones de Letras, Diario Libre,
año 14, no. 4,013, p. 16. Santo Domingo, 2 de agosto de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Las Memorias de Narciso”. (Sobre
las crónicas de Narciso Isa Conde en su obra Revelaciones).
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 4,019,
p. 15. Santo Domingo, 9 de agosto de 2014.
Lantigua, José Rafael. “¿Quiénes fueron esos corajudos?”.
(Sobre los francotiradores constitucionalistas que acosaban a
los invasores yanquis en 1965). Sección Raciones de Letras,

359
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Diario Libre, año 14, no. 4,030, p. 16. Santo Domingo, 23 de


agosto de 2014.
Lantigua, José Rafael. “La fraseología política en la historia
dominicana”. Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año
14, no. 4,042, p. 16. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Martí y el vínculo dominicano”.
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 4,048,
p. 16. Santo Domingo, 13 de septiembre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Los 100 mejores libros dominicanos
del siglo XX”. Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año
14, no. 4,060, p. 16. Santo Domingo, 27 de septiembre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Carlos Dore, un homenaje”, I.
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 4,072,
p. 16. Santo Domingo, 11 de octubre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Carlos Dore, un homenaje”, II.
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 4,078,
p. 17. Santo Domingo, 18 de octubre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “La disciplina partidaria: Un
mal de fondo”. (Sobre la historia divisionista del Partido
Revolucionario Dominicano). Sección Raciones de Letras,
Diario Libre, año 14, no. 4,090, p. 18. Santo Domingo, 1 de
noviembre de 2014.
Lantigua, José Rafael. “Las Memorias de Rafa Gamundi”.
Sección Raciones de Letras, Diario Libre, año 14, no. 4,102,
p. 20. Santo Domingo, 15 de noviembre de 2014.
Lluberes Navarro Antonio. “Supresión y restauración de la
Compañía de Jesús”, 1. Sección A, Ciudad, La Información,
año 98, no. 32,402, p. 8-A. Santiago de los Caballeros, 1 de
agosto de 2014.

360
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Lluberes Navarro, Antonio. “Supresión y restauración de la


Compañía de Jesús”, 2. Sección A, Opinión, La Información,
año 98, no. 32,408, p. 8-A. Santiago de los Caballeros, 8 de
agosto de 2014.
López, Lincoln. “La estupidización de las masas”. (Sobre el,
planteamiento de Dato Pagán Perdomo en su obra antitrujillista
¿Por qué lucha el pueblo dominicano?). Sección A, Opinión,
La Información, año 98, no. 32,389, p. 9-A. Santiago de los
Caballeros, 17 de julio de 2014.
López, Lincoln. “Rebelión de los Capitanes. Viva el rey
y muera el mal gobierno”. (Sobre la obra del mismo título
de Roberto Cassá Bernaldo de Quirós). Sección A, Opinión,
La Información, año 98, no. 32,401, p. 5-A. Santiago de los
Caballeros, 31 de julio de 2014.
López, Lincoln. “Reiterada omisión”. (Sobre la instalación
del primer Gobierno Provisional de la Restauración en 1863).
Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,443, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 18 de septiembre de 2014.
López, Lincoln. “Feria del Libro de Historia Dominicana”.
(Realizada por el Archivo General de la Nación del 6 al 12 de
octubre de este año). Sección A, Opinión, La Información,
año 98, no. 32,455, p. 5-A. Santiago de los Caballeros, 2 de
octubre de 2014.
Martínez Moya, Arturo. “Economía dominicana, 1844-
1950”. Sección Opinión, Hoy, año XXXIV, no. 7,925, p.11-A.
Santo Domingo, 1 de diciembre de 2014.
Martínez Pozo, Julio. “Anexión, error, no traición”. Sección
Opinión, El Nacional, año XLIX, no. 16,688, p. 17. Santo
Domingo, 28 de diciembre de 2014.

361
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Mateo, Andrés L. “Hostos entre nosotros”. Sección Aporte,


Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,839,
p. 3. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Matos Moquete, Manuel. “Caamaño: Héroes y antihéroes”,
I. Sección Lecturas, Diario Libre, año 14, no. 3,989, pp. 14-15.
Santo Domingo, 5 de julio de 2014.
Matos Moquete, Manuel. “Caamaño: Héroes y antihéroes”,
II. Sección Lecturas, Diario Libre, año 14, no. 3,990, pp. 38
y 40. Santo Domingo, 7 de julio de 2014.
Matos Moquete, Manuel “Los intelectuales antes de la
escuela de Trujillo”. Sección Ecos, Diario Libre, año 14, no.
4,051, p. 30. Santo Domingo, 17 de septiembre de 2014.
Matos Moquete, Manuel. “¿Un discurso trujillista de Juan
Bosch?”. Sección Lectura, Diario Libre, año 14, no. 4,078, pp.
14-15. Santo Domingo, 18 de octubre de 2014.
Medina, César. “Matos Moquete y Peterson”. (Sobre sus
testimonios realzando la figura heroica de Caamaño). Sección
A, Zona de Contacto, Listín Diario, año CXXIV, no. 34,898,
p. 2-A. Santo Domingo, 8 de julio de 2014.
Medina, César, “La mochila de Caamaño”. Sección A,
Zona de Contacto, Listín Diario, año CXXIV, no. 34,899, p.
2-A. Santo Domino, 9 de julio de 2014.
Medina, César. “¡La conspiración de 1961!”. Sección A,
Zona de Contacto, Listín Diario, año CXXV, no. 34,937, p.
2-A. Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Medina, César. “Balaguer era malgenioso”. Sección A,
Zona de Contacto, Listín Diario, año CXXIV, no. 34,958, p.
2-A. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Mejía, Mariela. “Se cumplen 51 años del fin de un gobierno
que duró siete meses”. Sección Noticias, Diario Libre, año 14,
no. 4,058, p. 18. Santo Domingo, 25 de septiembre de 2014.

362
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Mejía, Miguel. “Amín Abel…Un ejemplo para siempre”.


Sección A, La República, Listín Diario, año CXXV, no.
34,976, p. 8-A. Santo Domingo, 24 de septiembre de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Lincoln y Santo Domingo,
1861-1865”, 1. Sección A, Opinión, La Información, año 98,
no. 32,472, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 22 de octubre
de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Lincoln y Santo Domingo,
1861-1865”, 2. Sección A, Opinión, La Información, año 98,
no. 32,478, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 29 de octubre
de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Lincoln y Santo Domingo,
1861-1865”, 3. Sección A, Opinión, La Información, año 98,
no. 32,484, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 5 de noviembre
de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Duarte y la juventud”, 1.
Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,489, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 12 de noviembre de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Duarte y la juventud”, 2.
Sección A, Opinión, La Información, año 99, no. 32,495, p.
9-A. Santiago de los Caballeros, 19 de noviembre de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “Duarte y la juventud”, 3.
Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,501, p. 9.
Santiago de los Caballeros, 27 de noviembre de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “George Washington y
Santo Domingo”, 1. Sección A, Opinión, La Información,
año 98, no. 32,513, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 10 de
diciembre de 2014.
Méndez Jiminián, Jesús María. “George Washington y
Santo Domingo”, 2. Sección A, Opinión, La Información,

363
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

año 98, no. 32,519, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 17 de


diciembre de 2014.
Mendoza, Pedro. “El ‘compadre’ de Manolo Tavárez
Justo”. Sección A, Opinión La Información, año no. 32,374,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 1 de julio de 2014.
Mendoza, Pedro. “¿Quiénes y cuando escribirán la
historia del maestro dominicano?”. Sección A, Opinión, La
Información, año 98, no. 32,380, p. 5-A. Santiago de los
Caballeros, 5 de julio de 2014.
Mendoza, Pedro. El ‘compadre’ Manolo Tavárez Justo”.
Sección Semana, El Nacional, año XLVIII, no. 16,553, p. 29.
Santo Domingo, 20 de julio de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
1. Bosch pacta con Balaguer”. Sección A, Actualidad, El
Nacional, año X CLIX, no. 16,604, p. 12. Santo Domingo, 15
de septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
2. Bosch penetra en el pueblo con discurso sencillo y lenguaje
llano”. Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,605,
p. 12. Santo Domingo, 16 de septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963, 3.
Bosch resultó electo primer candidato presidencial del PRD”.
Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,606, p. 12.
Santo Domingo, 17 de septiembre de 2014.
Minaya, Héctor,. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
4. Bajo consigna ‘Vergüenza contra dinero’ Bosch inició su
campaña electoral”. Sección Actualidad, El Nacional, año
XLIX, no. 16,607, p. 12. Santo Domingo, 18 de septiembre
de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
5. Juan Bosch fue tildado de ‘comunista’ por los conservadores

364
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

y sectores de la Iglesia Católica”. Sección Actualidad, El


Nacional, año XLIX, no. 16,608, p. 12. Santo Domingo, 19
de septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
6. Juan Bosch se retira dos días antes de las elecciones del 20
de diciembre de 1962”. Sección Actualidad, El Nacional, año
XLIX, no. 16,609, p. 12. Santo Domingo, 21 de septiembre
de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963”,
7. Juan Bosch vuelve a la contienda tras superarse la crisis por
la acusación de comunista”. Sección Actualidad, El Nacional,
año XLIX, no. 16,246 [16,610], p. 12. Santo Domingo, 22 de
septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 19673,
8. Juan Bosch gana elecciones de 1962 con 59.53% de votantes
frente a Viriato Fiallo”. Sección Actualidad, El Nacional, año
XLIX, no. 16,247 [16,611], p. 12. Santo Domingo, 23 de
septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
9. Kennedy sugirió a Bosch no vender las empresas del Estado
de República Dominicana”. Sección Actualidad, El Nacional,
año XLIX, no. 16,248 [16,612], p. 12. Santo Domingo, 24 de
septiembre de 2014.
Minaya, Héctor. “A 51 años del golpe de Estado de 1963,
10, Cuatro intentonas precedieron el derrumbe de Bosch”,
10. Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,249
[16,613], p. 12. Santo Domingo, 25 de septiembre de 2014.
Minaya, Héctor.”A 52 años de la crisis de los misiles en
Cuba, la URSS condicionó diálogo con EE.UU. al cierre de
base de espionaje instalada en República Dominicana”. Sección

365
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,629, p. 8. Santo


Domingo, 21 de octubre deb 2014.
Muñoz Marte, María Elena. “Francisco Caamaño: De los
cuarteles a la revolución”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,174, pp. 1 y 2 Santo
Domingo, 9 de agosto de 2014.
Muñoz Marte, María Elena. “Caamaño en el Panteón de
la Historia”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIV, no. 8,818, p. 5. Santo Domingo, 16 de
agosto de 2014.
Nova, Ignacio. “¿Al fin, la Historia Militar de Santo
Domingo!”. (Sobre la 2da. edición del libro del mismo título de
Cipriano de Utrera). SecciónA, Opinión, Listín Diario, año CXXV,
no. 34,970, p. 9-A. Santo Domingo, 18 de septiembre de 2014.
Núñez, Frank. “La trayectoria de Palma Sola, 52 años
después de la matanza: Entre lo político y lo mágico-religioso”.
1. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66,
no. 21,773, pp. 1 y 3, Santo Domingo, 27 de diciembre de 2014.
Olivares Ortega, Eddy. “Gregorio Urbano Gilbert, definición
de patriotismo”. Sección Opinión, El Nacional, año XLIX, no.
16.662, p. 17. Santo Domingo, 27 de noviembre de 2014.
Oviedo, José. “El esplendor de San Pedro de Macorís”.
Sección Ecos, Diario Libre, año 14, no. 4,105, pp. 32-33. Santo
Domingo, 19 de noviembre de 2014.
Quico Tabar, Teófilo. “Septiembre de 1965: Fin de la guerra y
presencia social-cristiana”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIV,
no. 7,851, p. 11-A. Santo Domingo, 18 de septiembre de 2014.
Paraison, Edwin M. “El respeto debido a Dessalines”.
Sección Nacionales, El Día, año XIII, no. 2,125, p. 10. Santo
Domingo, 22 de octubre de 2014.

366
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Peña, Ángela. “Hugo Tolentino, más cerca de Peña Gómez


que del profesor Bosch”. Sección Viaje por la Historia, Areíto,
Suplemento Cultual de Hoy, año XXXIII, no. 8,139, p. 6. Santo
Domingo, 5 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “Hugo Tolentino: Balaguer y Leonel cerraron
el paso a Peña Gómez hacia la Presidencia”. Sección Viaje por
la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII,
no, 8,146, p. 5. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “El historiador Luis Emilio Alemar”. Sección
A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIII, no.
8,147, p. 13-A. Santo Domingo, 13 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “Hugo Tolentino vive en paz porque no
tiene remordimientos”. Sección Viaje por la Historia, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,153, p. 8.
Santo Domingo, 19 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “El aguerrido Román Franco Bidó”. Sección
A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIII, no.
8,154, p. 13-A. Santo Domingo, 20 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “Relaciones del canciller Hugo Tolentino con
el presidente Hipólito Mejía”. Sección Viaje por la Historia,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,160,
p. 5. Santo Domingo, 26 de julio de 2014.
Peña, Ángela. “Otto Morales, una vida de lucha”. Sección
A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIII, no.
8,161, p. 13-A. Santo Domingo, 27 de julio de 2014.
Peña. Ángela. “A sus 84 años Hugo Tolentino trabaja y
crea; no piensa en el retiro”. Sección Viaje por la Historia,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIII, no. 8,167,
p. 7. Santo Domingo, 2 de agosto de 2014.

367
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Peña, Ángela. “Otto Morales fue líder de barrios”. Sección


A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIII, no.
8,168, p. 13-A, Santo Domingo, 3 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “Homero Hernández Vargas”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIII, no.
8,175, p. 12-A. Santo Domingo, 10 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “Homero Hernández, estratega”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingos, Hoy, año XXXIV, no.
7,819, p. 14-A. Santo Domingo, 17 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “Luis Rafael Gómez Pérez. Su larga
trayectoria revolucionaria empezó por las enseñanzas de la
Iglesia”. Sección Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,825, p. 3. Santo Domingo,
23 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “Los hermanos de Peña Then”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no.
7,826, p. 12-A. Santo Domingo, 24 de agosto de 2014.
Peña Ángela. “Luis Rafael Gómez Pérez. Grupo Ariza
abriría un frente guerrillero con Caamaño en la Cordillera
Central”. Sección Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento
Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,832, p. 5. Santo Domingo,
30 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “Guido Gil, un héroe olvidado”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no.
7,833, p. 13-A. Santo Domingo, 31 de agosto de 2014.
Peña, Ángela. “PCD tenía sus guerrilleros para irse a las
montañas”. (Entrevista a Luis Rafael Gómez Pérez). Sección
Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año
7839, p. 5. Santo Domingo, 6 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Guido Gil, víctima de los 12 años de
Balaguer”. Sección A, Calles y avenidas de Santo Domingo,

368
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Hoy, año XXXIV, no. 7,840, 13-A. Santo Domingo, 7 de


septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Luis Rafael Gómez Pérez. La unidad de la
izquierda sigue siendo un sueño”. Sección Viaje por la Historia,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,846,
p. 5. Santo Domingo, 13 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “¿Tomó Guido Gil en serio las amenazas
en su contra?”. Sección Calles y avenidas de Santo Domingo,
Hoy, año XXXIV, no. 7,847, p. 13-A. Santo Domingo, 14 de
setiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Sublevarse a las montañas estaba en planes
del 1J4 desde junio de 1961”. (Entrevista a Luis Gómez Pérez).
Sección Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año 66, no. 7,853, p. 5. Santo Domingo, 20 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Antes de caer asesinado Amín Abel cargaba
a su hijo en las piernas”. Sección A, Calles y Avenidas de
Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no. 7,854 p. 12-A. Santo
Domingo, 22 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Luis Gómez: Diferencia por la guerrilla
dividió dirección del 1J4”. Sección Viaje por la Historia,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,860,
p. 6. Santo Domingo, 27 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Amín Abel fue fusilado por policías. El
secuestro del coronel Cowley marcó su destino”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no.
7,861, p. 14-A. Santo Domingo, 28 de septiembre de 2014.
Peña, Ángela. “Luis Gómez Pérez y sus camaradas
conspiraron día y noche contra Trujillo”. Sección Viaje por la
Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no.
7,867, p. 5. Santo Domingo, 4 de octubre de 2014.

369
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Peña, Ángela. “Amín Abel Hasbún , el guerrerista”. Sección


A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no.
7,868, p. 14-A. Santo Domingo, 5 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Johnny Abbes y Candito Torres dirigieron
sesiones de torturas contra Luis Gómez”. Sección Viaje por la
Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no.
7,874, p. 5. Santo Domingo, 11 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Henry Segarra, otra víctima de los 12
Años”. Sección A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,875, p. 13-A.
Santo Domingo, 12 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Actitud desafiante de Sina Cabral infundió
aliento a jóvenes presos”. (Entrevista a Luis Gómez Pérez).
Sección Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento Cultural
de Hoy, año XXXIX, no. 7,881, p. 5. Santo Domingo, 18 de
octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Henry Segarra Santos prestigió el
Movimiento Popular Dominicano”. Sección A, Calles y
avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no. 7,882, p.
13-A. Santo Domingo, 19 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Fiel a los principios y a la vida en familia”.
(Sobre Luis Gómez Pérez). Sección Viaje por la Historia,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,888,
p. 3. Santo Domingo, 25 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Si te atribuían potencial revolucionario eras
candidato para ser eliminado”. (Sobre Henry Segarra Santos).
SecciónA, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV,
no. 7,889, p. 13-A. Santo Domingo, 26 de octubre de 2014.
Peña, Ángela. “Escándalo Gobierno por captura dio
notoriedad a Henry Segarra”. Sección A, Calles y avenidas de

370
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no. 7,896, p. 12-A. Santo


Domingo, 2 de noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “El ignorado Henry Segarra”. Sección A,
Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no.
7,903, p. 12-A. Santo Domingo, 9 de noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “Luis Orlando Martínez Howley”. Sección
A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XCXXIV,
no. 7,910, p. 12-A. Santo Domingo, 16 de noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “Orlando Martínez, victima del régimen
de Joaquín Balaguer”. Sección A, Calles y avenidas de Santo
Domingo, Hoy, año XXXIVB, no.7,917, p. 12-A. Santo
Domingo, 23 de noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “Franklin Domínguez dice: Molina Ureña
fue tímido, le faltó firmeza”. (Sobre su brevísimo Gobierno
Provisional en 1965). Sección Viaje por la Historia, Areíto,
Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,923, p. 3.
Santo Domingo, 29 de noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “Edmundo Martínez Howley”, 1. (Sobre
el hermano de Orlando, también asesinado por el régimen
de Balaguer). Sección Calles y avenidas de Santo Domingo,
Hoy, año XXXIV, no. 7,924, p. 14-A. Santo Domingo, 30 de
noviembre de 2014.
Peña, Ángela. “Juan Bosch fue víctima del ejercicio de
la democracia”. (Entrevista a Franklin Domínguez). Sección
Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año
XXXIV, no. 7,930, p. 3. Santo Domingo, 6 de diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “Edmundo Martínez Howley”, 2. (Sobre
el hermano de Orlando, también asesinado por el régimen de
Balaguer). Sección A, Calles y avenidas de Santo Domingo,
Hoy, año XXXIV, no. 7,931, p. 13-A. Santo Domingo, 7 de
diciembre de 2014.

371
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Peña, Ángela. “¡A luchar soldados valientes, que empezó


la revolución…!”. (Entrevista a Franklin Domínguez). Sección
Viaje por la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año
XXXIV, no. 7,937, p. 6. Santo Domingo, 13 de diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “El Moreno, Maximiliano Gómez”. Sección
A, Calles y avenidas de Santo Domingo, Hoy, año XXXIV,
no. 7,938, p. 13-A. Santo Domingo, 14 de diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “Héctor García Godoy: Todos los momentos
que vivió fueron de crisis”. (Entrevista a Franklin Domínguez).
Sección Viaje por la Historia, Areíto, Suplementó Cultural
de Hoy, año XXXIV, no. 7,944, p. 5, Santo Domingo, 20 de
diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “El Moreno [Maximiliano Gómez] quería ser
guerrillero”. Sección A, Calles y avenidas de Santo Domingo,
Hoy, año XXXIV, no. 7,945, p. 12-A. Santo Domingo, 21 de
diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “Antonio Guzmán vivió y sufrió la soledad del
poder”. (Entrevista a Franklin Domínguez). Sección Viaje por
la Historia, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV,
no. 7,950, pp. 1 y 8. Santo Domingo, 27 de diciembre de 2014.
Peña, Ángela. “El Moreno [Maximiliano Gómez] trataba
a varios intelectuales”. Sección A, Calles y avenidas de
Santo Domingo, Hoy, año XXXIV, no. 7,951, p. 12-A. Santo
Domingo, 28 de diciembre de 2014.
Peralta Romero, Rafael. “Se cumplen 20 años de la reforma
constitucional que puso fin a la grave crisis política de 1994”.
Sección A, Actualidad, El Nacional, año XLVIII, no. 16,573,
p. 8. Santo Domingo, 13 de agosto de 2014.
Pérez García, Bienvenido. “Memorias maternas del ciclón
San Zenón”. Sección Lecturas, Diario Libre, año 14, no. 4,036,
pp. 16-17. Santo Domingo, 30 de agosto de 2014.

372
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Pérez Saviñón, José. “La Guerra de la Restauración y la


Independencia Nacional”. Sección Ecos, Diario Libre, año
14, no. 4,035, p. 42. Santo Domingo, 29 de agosto de 2014.
Peterson, Wellington Ascanio. “Los héroes se honran”.
(Sobre el coronel Caamaño). Sección A, El País, Hoy, año
XXXIII, no. 8,140, p. 12-A. Santo Domingo, 6 de julio de 2014.
Pimentel, Enrique. “La historia de Gascue se va con los
edificios. Cambio: De grandes casas por altos multifamiliares”.
Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.
21,690, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 20 de septiembre de 2014.
Pimentel, Enrique. “Historia con toque moderno. El museo
a cargo del Instituto de Telecomunicaciones ofrece la historia de
la evolución de la comunicación”. Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,702, pp. 1 y 3, Santo
Domingo, 4 de octubre de 2014.
Pimentel Muñoz, José. “Revela confidencia de Balaguer.
Por qué se quedó toda la vida soltero”. Sección A, La República,
Listín Diario, año CXXV, no. 34,978, p. 12-A. Santo Domingo,
26 de septiembre de 2014.
Prats Ramírez de Pérez, Ivelisse. “El revolucionario señor
Hostos”. Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXV, p. 8-A.
Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Raful, Tony. “¡La Trinitaria… el 1J4 después!”. (Sobre
la presentación del libro Movimiento 14 de Junio. Historia
y documentos, por Fafa Taveras). Sección A, Opinión, Listín
Diario, año CXXIV, no. 34,891, p. 8-A. Santo Domingo, 1 de
julio de 2014.
Raful, Tony. “·Ni volví a mencionar a Feliú”,. (Sobre
Ramón Emilio Feliú, joven antitrujillista sancarleño asesinado
en 1960 por la tiranía). Sección A, Opinión, Listín Diario, año
CXXIV, no. 34,898, p. 8-A. Santo Domingo, 8 de julio de 2014.

373
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Raful, Tony. “Me escribe el embajador Dargam”. (Sobre


el asesinato en ‘La 40’ del seminarista Ramón González Peña
–Papilín–, en marzo de 1960). Sección A, Opinión, Listín
Diario, año CXXV, no. 34,926, p. 8-A. Santo Domingo, 5 de
agosto de 2014.
Raful, Tony. “¡Oh, mis ‘turcos? Queridos…!”. (Sobre
la inmigración libanesa. siria y palestina a República
Dominicana). Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXV,
no. 34,947, p. 16-A. Santo Domingo, 26 de agosto de 2014.
Raful, Tony. “¡Verdades como puños sobre el golpe [de Estado
contra Bosch]”. Sección A, Opinión, Listín Diario, año CCXV,
no. 34,982, p. 6-A. Santo Domingo, 30 de septiembre de 2014.
Raful, Tony. “El azar: ¡El Che y Pichirilo!”, I. Sección A,
Opinión, Listín Diario, año CXXV, no. 35,031, p. 8-A. Santo
Domingo, 18 de noviembre de 2014.
Raful, Tony. “El azar: ‘El Che me quería’, dijo Pichirilo”,
II. Sección Opinión, Listín Diario, año CXXV, no. 35,038, p.
8-A. Santo Domingo, 25 de noviembre de 2014.
Raful, Tony. “El azar: El Che quiere verte, Pichirilo”, III.
Sección Opinión, Listín Diario, año CXXV, no. 35,045, p. 8-A.
Santo Domingo, 2 de diciembre de 2014.
Raful, Tony. “Fidel habla de Pichirilo”. Sección A, Opinión,
Listín Diario, año CXXV, no. 35,052, p. 6-A. Santo Domingo,
9 de diciembre de 2014.
Raful, Tony. “¡Pichirilo no era comunista!”. Sección A,
Opinión, Listín Diario, año CXXV, no. 35,059, p. 8-A. Santo
Domingo, 16 de diciembre de 2014.
Raful, Tony. “Lo mataron a traición”. (Sobre el asesinato
de Pichirilo). Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXV,
no. 35,066, p. 6-A. Santo Domingo, 23 de diciembre de 2014.

374
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Reyes, Chchí de Jesús. “Trujillo y el prologuista que nunca


leyó el libro que ponderaba”. (Sobre el prólogo de Osvaldo
Bazil a Trujillo y su obra, de Joaquín Balaguer). Sección
Actualidad, El Nacional, año XLVIII, no. 16587, p. 14. Santo
Domingo, 26 de agosto de 2014.
Reyes, Chichí de Jesús. “Hace 84 años el huracán San Zenón
destruyó la capital”. Sección Actualidad, El Nacional, año XLVIII,
no. 16,594, p. 10. Santo Domingo, 3 de septiembre de 2014.
Reyes, Chichí de Jesús. “El papel de Gregorio Urbano
Gilbert durante la invasión militar de Estados Unidos en 1916”.
Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,608, p. 14.
Santo Domingo, 19 de septiembre de 2014.
Reyes Crisóstomo, Juan Ramón. “Los padres del
rotarismo”. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,401, p. 4-A. Santiago de los Caballeros, 27 de julio de 2014.
Rivas, Ubi. “Depresión afectó a los tiranos de República
Dominicana”. Sección Semana, El Nacional, año XLVIII, no.
16,546, p, 30. Santo Domingo, 13 de julio de 2014.
Rivas, Ubi. “Trujillo visto por Euclides Gutiérrez Félix”.
Sección Semana, El Nacional, año XLVIII, no. 16,586, p. 30.
Santo Domingo, 24 de agosto de 2014.
Rivas, Ubi. “Las escaramuza independentistas”. Sección
Semana, El Nacional, año XLVIII, no. 16,592, p. 28. Santo
Domingo, 31 de agosto de 2014.
Rivas, Ubi. “Batallas de la gesta independentista”. Sección
Semana, El Nacional, año XLVIII, no. 16,598, p. 27. Santo
Domingo, 7 de septiembre de 2014.
Rivas, Ubi. “Cronología de las batallas de la gesta de
Independencia”. Sección A, Temas, La Información, año 98, no.
32,450, p. 6-A. Santiago de los Caballeros, 26 de septiembre
de 2014.

375
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Rodríguez, Diana. “Un museo para santos y dioses taínos”.


Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66,
no. 21,720, pp. 1 y 3. Santo Domingo, 25 de octubre de 2014.
Rodríguez, Julio M. “El problema haitiano”, III. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,379, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 5 de julio de 2014.
Rodríguez, Julio M. “El Acta Institucional”. Sección A,
Opinión, La Información, año 98, no. 32,385, p. 9-A. Santiago
de los Caballeros, 12 de julio de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Tratan de empequeñecer a Duarte”.
Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,403, p.
5-A. Santiago de los Caballeros, 2 de agosto de 2014.
Rodríguez Julio M. “Consecuencias de la guerra civil de
1965”, 1. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,409, p. 5-A. Santiago de los Caballeros, 9 de agosto de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Las elecciones del 1 de junio de
1966”. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,415,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 16 de agosto de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Los doce años de Balaguer, 1966-
1978”, 1. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,421, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 23 de agosto de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Los 12 años de Balaguer, 1966-1978”,
2. Sección A. Opinión, La Información, año 98, no. 32,427, p.
5-A. Santiago de los Caballeros, 30 de agosto de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Los 12 años de Balaguer, 1966-1978”,
3. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,439,
p. 5-A. Santiago de los Caballeros, 13 de septiembre de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Los 12 años de Balaguer, 1966-1978”,
4. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,445,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 20 de septiembre de 2014.

376
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Rodríguez, Julio M. “Los 12 años de Balaguer, 1966-1978”,


5. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no. 32,451,
p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 27 de septiembre de 2014.
Rodríguez, Julio M. Los doce años de Balaguer, 1966-
1978”, 6. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,457, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 4 de octubre de 2014.
Rodríguez, Julio M. “Los doce años de Balaguer, 1966-
1978”, 7. Sección A, Opinión, La Información, año 98, no.
32,463, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 11 de octubre de 2014.
Rodríguez, Ramón. “Lo ‘bueno’ y lo malo de Lilís”.
Sección Opinión, El Nacional, año XLVIII, no. 16,575, p. 16.
Santo Domingo, 15 de agosto de 2014.
Rodríguez del, Prado, Cayetano. “Yo estreché las manos de
Mao Tse Tung y de Chou En-Lai”. (Entrevista del periodista
Arismendy Calderón). Sección B, El País, Hoy, año XXXIV,
no. 7,819, p. 12-B. Santo Domingo, 17 de agosto de 2014.
Rojas, Juan. “A 53 años de la muerte de Trujillo. Involución
histórica en República Dominicana”. 4. Sección A, Opinión,
La Información, año 98, no. 32,376, p. 9-A. Santiago de los
Caballeros, 2 de julio de 2014.
Rojas, Juan. “¿Quién es culpable de la invasión haitiana a
República Dominicana?”. Sección A, Opinión, La Información,
año 98, no. 32,501, p. 9-A. Santiago de los Caballeros, 27 de
noviembre de 2014.
Rojas Nina, Domingo Porfirio. “Cabral y la Restauración”.
Sección Opinión, El Nacional, año XLVIII, no. 16,590, p. 17.
Santo Domingo, 29 de agosto de 2014.
Sang Ben, Mu-Kien Adriana. “La Navidad en el Caribe
de habla hispana”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,768, p. 6. Santo Domingo, 20 de
diciembre de 2014.

377
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Solano, Sócrates. “A los 100 años de la trágica muerte del


general Luis Tejera”. Sección A, Opinión, Hoy, año XXXIV,
no. 7,917, p. 10-A. Santo Domingo, 23 de noviembre de 2014.
Sosa, José Rafael. “Molina Ureña dice se asiló frustrado por
interferencias de Estados Unidos en República Dominicana”.
Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX, no. 16,606, p. 14.
Santo Domingo, 17 de septiembre de 2014.
Sosa, José Rafael. “Ramfis: ‘Yo soy un asesino’, según
novela de su hija”. Sección Actualidad, El Nacional, año XLIX,
no. 16,658, p. 10. Santo Domingo, 23 de noviembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Ángel Caputo,
médico por ideología”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,624, p. 2. Santo Domingo, 5 de
julio de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Juan Manuel
Taveras Rodríguez: Padre de la Neuro-radiología”. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,630,
p. 2. Santo Domingo, 12 de julio de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Rubén
Andújar Pimentel!”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,636, p. 2. Santo Domingo, 19 de
julio de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Federico Aybar
Viera”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año
66, no. 21,642, p. 2. Santo Domingo, 26 de julio de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Juan Manuel
Rodríguez Grullón”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,648, p. 2. Santo Domingo, 2 de
agosto de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Héctor Mateo
M.: Médico cardiólogo”. Fin de Semana, Suplemento Cultural

378
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

de El Caribe, año 66, no. 21,654, p. 2. Santo Domingo, 9 de


agosto de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Fabio Cabrera
Polanco”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,660, p. 2. Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. José de Jesús
Brenes Ruiz”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,666, p. 2. Santo Domingo, 23 de agosto de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: La historia del
Colegio Médico Dominicano”. Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,672, p. 2. Santo Domingo,
30 de agosto de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Eduardo
Segura Almonte”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,678, p. 2. Santo Domingo, 6 de
septiembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Rafael Isa
Isa: Maestro de la Dermatología”. Fin de Semana, Suplemento
Cultural de El Caribe, año 66, no. 21,684, p. 2. Santo Domingo,
13 de septiembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Mairení
Cabral Navarro”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21.690, p. 2. Santo Domingo, 20 de
septiembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Rafael Faxas
Valdez”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,696, p. 2. Santo Domingo, 27 de septiembre
de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Influencia
española en la Medicina de República Dominicana”, 1. Fin

379
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66, no.


21,702, p. 2. Santo Domingo, 4 de octubre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: La influencia
española en la Medicina de República Dominicana”, 2. Fin de
Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 6, no. 21,70
8, p. 2. Santo Domingo, 11 de octubre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Sixto
Incháustegui Cabral”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,714, p. 2. Santo Domingo, 18 de
octubre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Luis
Fernández Martínez”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,720, p. 2. Santo Domingo, 25 de
octubre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Emile de
Boyrie Camps”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,726, p. 2. Santo Domingo, 1 de
noviembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Alejandro
Cabral de León”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,732, p. 2. Santo Domingo, 8 de
noviembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dra. Armida
García de Contreras”. Fin de Semana, Suplemento Cultural
de El Caribe, año 66, no. 21,738, p. 2. Santo Domingo, 15 de
noviembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Abel González
Quezada”·. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe,
año 66, no. 21,744, p. 2. Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.

380
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Fernando


Battle Pérez”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El
Caribe, año 66, no. 21,750, p. 2. Santo Domingo, 29 de
noviembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Rogelio
Lamarche Soto”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,756, p. 2. Santo Domingo, 6 de
diciembre de 2014.
Stern, Herbert. ”Historia de la Medicina: Dr. José Joaquín
Puello Herrera”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,762, p. 2. Santo Domingo, 13 de
diciembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. J. A Radamés
Cabrera Felipe”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,768, p. 2. Santo Domingo, 20 de
diciembre de 2014.
Stern, Herbert. “Historia de la Medicina: Dr. Emilio
Ginebra Pelegrín”. Fin de Semana, Suplemento Cultural de
El Caribe, año 66, no. 21,773, p. 2. Santo Domingo, 27 de
diciembre de 2014.
Tabar, Teófilo Quico. “La figura de Caamaño ante la
historia”. Sección A, Opinión, Hoy. Año XXXIII, no. 8,137,
p. 11-A. Santo Domingo, 3 de julio de 2014.
Taveras, Marcos. “Diversidad lingüística de la isla
Española”, 1. Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no.
21,648, p, 19. Santo Domingo, 2 de agosto de 2014.
Taveras, Marcos. “Diversidad lingüística de la isla
Española”, II. Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no.
21,654, p. 17. Santo Domingo, 9 de agosto de 2014.

381
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Taveras, Marcos. “Diversidad lingüística de la isla


Española”, III. Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no.
21,660, p. 17. Santo Domingo, 16 de agosto de 2014.
Taveras, Marcos. “Diversidad lingüística en la isla
Española”, IV. Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no.
21,666, p. 17. Santo Domingo, 23 de agosto de 2014.
Taveras, Marcos.”Diversidad lingüística en la isla
Española”, V. Sección Opinión, El Caribe, año 66, no. 21,672,
p. 17. Santo Domingo, 30 de agosto de 2014.
Taveras, Marcos. Nuestro gentilicio”. Sección Opiniones,
El Caribe, año 66, no. 21,684, p. 17. Santo Domingo, 13 de
septiembre de 2014.
Taveras, Marcos. “El sitio de Santo Domingo de 1805”, 1.
Sección Opiniones El Caribe, año 66, no. 21,726, p. 19. Santo
Domingo, 1 de noviembre de 2014.
Taveras, Marcos. “El sitio de Santo Domingo de 1805”, 2.
Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,732, p. 23. Santo
Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Taveras, Marcos. “El sitio de Santo Domingo en 1805”, 3.
Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,738, p.17. Santo
Domingo, 15 de noviembre de 2014.
Taveras, Marcos. “Las atrocidades y la insurrección”.
(Ocurridas en la isla durante las guerras entre España y
Francia). Sección Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,744,
p. 19. Santo Domingo, 22 de noviembre de 2014.
Taveras, Marcos. “Primer intento de rebelión emulada”.
(Sobre la Rebelión del Ingenio Boca de Nigua). Sección
Opiniones, El Caribe, año 66, no. 21,750, p. 9. Santo Domingo,
29 de noviembre de 2014.
Tena Reyes, Jorge. “Reclamo inadmisible. Al presidente
del Instituto Duartiano, profesor José Joaquín Pérez Saviñón”.

382
Últimas publicaciones de historia dominicana, julio-diciembre de 2014

Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año


XXXIV, no. 7,944, p. 7. Santo Domingo, 20 de diciembre de 2014.
Vargas de Castellanos, Dulce. “Gregorio Luperón, héroe
de la Restauración”. Sección C, En Familia, La Información,
año 98, no. 32,4215, p. 2-C. Santiago de los Caballeros, 16 de
agosto de 2014.
Vargas de Castellanos, Dulce, “Sobre la llegada de Cristóbal
Colón a América”. Sección C, En Familia, La Información,
año 98, no. 32,463, p. 2-C. Santiago de los Caballeros, 11 de
octubre de 2014.
Vargas, Lauterio. “Historia de las cárceles dominicanas”,
1. Fin de Semana, Suplemento Cultural de El Caribe, año 66,
no. 21,773, p. 6. Santo Domingo, 27 de diciembre de 2014.
Vásquez, Pastor. “Primeras misiones dominicanas en Haití:
Sánchez, Cabral y el presidente Geffrard”. Sección Libros,
Areíto, Suplemento Cultural de Hoy, año XXXIV, no. 7,902,
p. 5. Santo Domingo, 8 de noviembre de 2014.
Vega Boyrie, Bernardo. “Trujillo critica a Pedro Henríquez
Ureña”. Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de
Hoy, año XXXIV, no. 7,923, p. 2 y 7. Santo Domingo, 29 de
noviembre de 2014.
Vega Boyrie, Bernardo. “La Colección Imbert”. (Sobre arte
taíno). Sección Aporte, Areíto, Suplemento Cultural de Hoy,
año XXXIV, no. 7,944, p. 3. Santo Domingo, 20 de diciembre
de 2014.
Veloz Maggiolo, Marcio. “Un pan de la esclavitud en
fuga”, 1. (Sobre la chola aborigen). Sección A, Opinión, Listín
Diario, año CXXIV, no. 34,915, p. 9-A. Santo Domingo, 25
de julio de 2014.

383
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Veloz Maggiolo, Marcio. “Miguel Cocco en el recuerdo”.


Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXIV, no. 34,943, p.
9-A. Santo Domingo, 22 de agosto de 2014.
Veloz Maggiolo, Marcio. “Memorias de la geofagia
antillana”. Sección A, Listín Diario, año CXXV, no. 34,971,
p. 11-A. Santo Domingo, 19 de septiembre de 2014.
Veloz Maggiolo, Marcio. “El Nerdenthal y nuestra cultura
burocrática”. Sección A, Opinión, Listín Diario, año CXXV,
no. 35,074, p. 8-A. Santo Domingo, 28 de diciembre de 2014.
Yermenos Forastieri, Pedro P. “A propósito de Caamaño”.
Sección Opinión, El Nacional, año XLVIII, no. 16,548, p. 17.
Santo Domingo, 15 de julio de 2014.

384
Directorio de la Academia Dominicana de la Historia

Directorio de la Academia
Dominicana de la Historia,
1º de julio-31 de diciembre de 2014
A) Miembros de Número:
1. Dr. Frank Moya Pons (1978, Sillón B)
2. Lic. Manuel A. García Arévalo (1989, Sillón D)
3. Lic. Bernardo Vega Boyrie (1995, Sillón G)
4. Dr. Fernando Antonio Pérez Memén (1995, Sillón C)
5. Lic. José Felipe Chez Checo (1996, Sillón I)
6. Dr. Roberto Cassá Bernaldo de Quirós (1996, Sillón N)
7. Dr. Marcio Veloz Maggiolo (1998, Sillón Q)
8. Lic. Juan Daniel Balcácer (1998, Sillón M)
9. Dr. Amadeo Julián Cedano (1998, Sillón P)
10. Dr. Wenceslao Vega Boyrie (2000, Sillón J)
11. Arq. Eugenio Pérez Montás (2000, Sillón F)
12. Dra. Mu-Kien Adriana Sang Ben (2000, Sillón R)
13. Dr. José Luis Sáez Ramo (2000, Sillón S)
14. Dr. Jaime de Jesús Domínguez (2000, Sillón O)
15. Dr. Emilio Cordero Michel (2002, Sillón A)
16. Dr. Francisco Antonio Avelino García (2003, Sillón L)
17. Dr. Américo Moreta Castillo (2003, Sillón K)
18. Lic. Raymundo Ml.González de Peña (2003, Sillón U)
19. Dr. Ciriaco Landolfi Rodríguez (2003, Sillón X)
20. Lic. José del Castillo Pichardo (2003, Sillón Y)
21. Lic. Rafael Emilio Yunén Zouain (2003, Sillón V)
22. Lic. Adriano Miguel Tejada (2011, Sillón T)
23. Lic. Edwin Espinal Hernández (2011, Sillón H)
24. Vacante (Sillón E)
25. Vacante (Sillón W)
26. Vacante (Sillón Z)

385
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

C) Miembros Correspondientes Nacionales:


1. Mons. Antonio Camilo González
2. Licda. Vilma Benzo Sánchez de Ferrer
3. Dr. Vetilio Manuel Valera Valdés
4. Lic. Rubén Arturo Silié Valdez
5. Gral. ® José Miguel Soto Jiménez
6. Gral. ® Héctor Lachapelle Díaz
7. Mons. Dr. Rafael Bello Peguero
8. Lic. Arístides Incháustegui Reynoso
9. Dr. Fermín Álvarez Santana
10. Dr. Juan Ventura Almonte
11. Dra. Carmen Durán Jourdain
12. Dr. Jorge Tena Reyes
13. Lic. Walter J. Cordero
14. Licda. María Filomena González Canalda
15. Lic. Alejandro Paulino Ramos
16. Licda. Celsa Albert Batista
17. Gral. Dr. Rafael Leonidas Pérez Pérez
18. Lic. Manuel Danilo de los Santos Sánchez
19. Lic. José Guillermo Guerrero Sánchez
20. Lic. Filiberto Cruz Sánchez
21. Lic. Dantes Ortiz Núñez
22. Lic. Diómedes Núñez Polanco
23. Lic. Rafael Darío Herrera Rodríguez
24. Dr. Euclides Gutiérrez Félix
25. Licda. Sonia Nereyda Medina Rodríguez
26. Dra. María Elena Muñoz Marte

386
Directorio de la Academia Dominicana de la Historia

27. Dr. Hugo Tolentino Dipp


28. Lic. Roberto Santos Hernández
29. Dr. Santiago Castro Ventura
30. Licda. Jeannette de los Ángeles Miller Rivas
31. Dr. Antonio Ramón Lluberes Navarro (Ton)
32. Lic. Rafael Enrique Jarvis Luis
33. Ing. Constancio Cassá Bernaldo de Quirós
34-48 Vacantes

D) Protectores:
1. Grupo Popular
2. Mercasid
3. Banco y Fundación Ademi
4. Grupo Punta Cana
5. Ambev Dominicana, C. por A.
6. Supermercados La Cadena
7. Señor Ramón Menéndez
8. Banco Vimenca
9. Refinería Dominicana, S.A.
10. Superintendencia de Bancos
11. Archivo General de la Nación
12. Comisión Permanente de Efemérides Patrias
13. Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones
14. Banco Central de la República Dominicana
15. Juan Bautista Vicini Lluberes

E) Colaboradores:
1. Lic. Vetilio Alfau del Valle

387
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

2. Dr. Fernando Batlle Pérez


3. Lic. Rafael Camilo
4. Licda. Dilia Castaños
5. Luis E. Escobar R.
6. Prof. Robert Espinal Luna
7. Dr. Carlos Manuel Finke González (Ney)
8. Lic. Nelson Guzmán
9. Dr. Arturo Martínez Moya
10. Dr. José Antonio Martínez Rojas
11. Arq. Gamal Michelén
12. M. A. Ramón Paniagua Herrera
13. Licda. Soraya Pérez Gautier
14. Dr. Reynolds José Pérez Stefan
15. Dr. José Alfonso Petit Martínez
16. Lic. Daniel Reyes Jiménez
17. Lic. José Alfredo Rizek Billini
18. Ing. Ana Beatriz Valdez Duval
19. Miguel Estrella Gómez
20. Carlos Alonso Salado
21. Lic. Rafael Pérez Modesto
22. Dr. Esteban Prieto Vicioso
23. Dra. Virginia Flores Sasso
24. M. A. Natalia González Tejera
25. Licda. Quisqueya Lora
26. Lic. Francisco Bernardo Regino Espinal
27. Lic. Frank Marino Hernández Gurola
28. Dr. Juan Francisco Payero Brisso
29. Lic. Alberto Perdomo Cisneros

388
Directorio de la Academia Dominicana de la Historia

30. Lic. Welnel Darío Féliz Féliz


31. Dr. Rolando Forestieri Sanabia
32. M. A. Reynaldo Rafael Espinal Núñez
33. Dr. Cristóbal Pérez Siragusa
34. Lic. Héctor Luis Martínez
35. Dr. Edgar Hernández Mejía
36. Lic. Julio Amable González Hernández
37. Ing. Efraín Baldrich Beauregard
38. Dr. Manuel Alexis Reyes Kunhardt
39. Ing. Jesús María Méndez Jiminián
40. M. A. Lucy Margarita Arraya
41. Arq. Pablo Euclides Santos Candelario
42. Lic. Miguel de Camps Jiménez
43. Ing. Víctor José Arthur Nouel
44. Arq. Linda María Roca
45. Periodista Juan José Ayuso

F) Junta Directiva (agosto 2013–2016):


Lic. Bernardo Vega Boyrie, presidente
Dra. Mukien Adriana Sang-Ben, vice-presidente
Lic. Adriano Miguel Tejada, secretario
Lic. José Chez Checo, tesorero
Dr. Américo Moreta Castillo, vocal

389
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Publicaciones de la Academia
Dominicana de la Historia
Revista Clío:
No. 1 (enero de 1933) al no. 188. (Julio-diciembre de 2014).

Libros y opúsculos:
Vol. 0-1 Federico Henríquez y Carvajal. Estatuto i Reglamento
de la Academia Dominicana de la Historia. Ciudad
Trujillo, Imprenta Montalvo, 1932.
Vol. 0-2 Fernando Arturo de Meriño. Páginas históricas.
Ciudad Trujillo, Imprenta J. R. Vda. García, Sucs.
1937, 126 pp.
Vol. 0-3 José María Morillas. Siete biografías dominicanas.
Ciudad Trujillo, Imprenta San Francisco, 1946, 172
pp.
Vol. 0-4 Américo Lugo. Los restos de Colón. Ciudad Trujillo,
Imprenta de la Librería Dominicana, 1950, 129 pp.
Vol. I Emilio Rodríguez Demorizi. Invasiones haitianas
de 1801, 1805 y 1822. Ciudad Trujillo, Editora del
Caribe, 1955, 371 pp.
Vol. II Emilio Rodríguez Demorizi. La Era de Francia en
Santo Domingo. Ciudad Trujillo, Editora del Caribe,
1955, 313 pp.
Vol. III Emilio Rodríguez Demorizi. Relaciones dominico-
españolas, 1844-1859. Ciudad Trujillo, Editora
Montalvo, 1955, 428 pp.

390
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. IV Emilio Rodríguez Demorizi. Antecedentes de la


Anexión a España. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo,
1955, 463 pp.
Vol. V Joaquín Marino Incháustegui. Documentos para
estudio. Marco de la época del Tratado de Basilea
de 1795 en la parte española de Santo Domingo.
Tomo I. Buenos Aires, Artes Gráficas Bartolomé
Chiasino, 1957, 401 pp.
Vol. VI Joaquín Marino Incháustegui. Documentos para
estudio. Marco de la época del Tratado de Basilea
de 1795 en la parte española de Santo Domingo.
Tomo II. Buenos Aires, Artes Gráficas Bartolomé
Chiasino, 1957, 402 pp.
Vol. VII Cipriano de Utrera. Para la Historia de América.
Ciudad Trujillo, Impresora Domi-nicana, Santo
Domingo, 1959, 273 pp.
Vol. VIII Víctor Garrido. Los Puello. Ciudad Trujillo, Editora
Montalvo, 1959, 234 pp.
Vol. IX Emilio Rodríguez Demorizi. Salomé Ureña y el
Instituto de Señoritas. Para la historia de la espi-
ritualidad dominicana. Ciudad Trujillo, Impresora
Dominicana, 1960, 427 pp.
Vol. X Emilio Rodríguez Demorizi. Informe de la Comisión
de Investigación de los Estados Unidos en Santo
Domingo, 1871. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo,
Santo Domingo, 1960, 650 pp.
Vol. XI Víctor Garrido. Política de Francia en Santo
Domingo, 1844-1846. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1962, 154 pp.

391
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Vol. XII Emilio Rodríguez Demorizi. Próceres de la


Restauración. Noticias biográficas. Santo
Domingo, Editora del Caribe, 1963, 355 pp.
Vol. XIII Pedro Troncoso Sánchez. La Restauración y
sus enlaces con la historia de Occidente. Santo
Domingo, Editora Montalvo, 1963, 27 pp.
(Edición del Centenario de la Restauración).
Vol. XIV Emilio Rodríguez Demorizi. Elogio del
Gobierno de la Restauración. Santo Domingo,
Editora Montalvo, 1963, 20 pp.
Vol. XV Emilio Rodríguez Demorizi. Actos y doctrina del
Gobierno de la Restauración. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1963, 460 pp.
Vol. XVI Leonidas García Lluberes. Crítica histórica.
Santo Domingo, Editora Montalvo. 1964, 465
pp.
Vol. XVII Emilio Rodríguez Demorizi. Papeles de Pedro
Francisco Bonó. Para la historia de las ideas
políticas en Santo Domingo. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1964, 636 pp.
Vol. XVIII Emilio Rodríguez Demorizi. Homenaje a
Mella. (Centenario de la muerte de Matías
Ramón Mella, 1864-1964). Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1964, 302 pp.
Vol. XIX Emilio Rodríguez Demorizi. Baní y la novela
de Billini. Santo Domingo, Editora del Caribe,
1964, 320 pp.
Vol. XIX-bis Emile de Boyrie Moya. La casa de Piedra de
Ponce de León en Higüey. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1964, 32 pp.

392
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. XX Emilio Rodríguez Demorizi. Riqueza mi-


neral y agrícola de Santo Domingo. Santo
Domingo, Editora del Caribe, 1965, 438 pp.
Vol. XXI Emilio Rodríguez Demorizi. Papeles de
Buenaventura Báez. Santo Domingo, Editora
Montalvo, 1968, 562 pp.
Vol. XXII Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas.
Letras A-B. Vol. I. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1967, 361 pp.
Vol. XXIII Emilio Rodríguez Demorizi. Hojas de servicios
del Ejército Dominicano, 1844-1865. Vol. I.
Santo Domingo, Editora del Caribe, 1968, 448
pp.
Vol. XXIV Vetillo Alfau Durán, Controversia histórica.
Polémica de Santana. Santo Domingo, Editora
Montalvo, 1968, 182 pp.
Vol. XXV Emilio Rodríguez Demorizi. Santana y los poetas
de su tiempo. Santo Domingo, Editora del Caribe,
1969, 362 pp.
Vol. XXVI Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas.
Letras C-Ch. Vol. II. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1969, 287 pp.
Vol. XXVII Emilio Rodríguez Demorizi. Pedro Alejan-drino
Pina. Vida y escritos. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1970, 247 pp.
Vol. XXVIII Alcides García Lluberes. Duarte y otros temas.
Santo Domingo, Editora del Caribe, 1971, 786
pp.

393
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Vol. XXIX José Gabriel García. Rasgos biográficos de do-


minicanos célebres. Santo Domingo, Editora
del Caribe, 1971, 372 pp.
Vol. XXX Emilio Rodríguez Demorizi. Los dominicos y
las encomiendas de indios de la Isla Española.
Santo Domingo, Editora del Caribe, 1971, 400
pp.
Vol. XXXI Víctor Garrido. Espigas históricas. Santo
Domin-o, Imprenta Arte y Cine, 1971, 354 pp.
Vol. XXXII Tobías E. Cabral. Índice de Clío y del Boletín del
Archivo General de la Nación. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1971, 288 pp.
Vol. XXXIII Emilio Rodríguez Demorizi. Santo Domingo
y la Gran Colombia, Bolívar y Núñez de
Cáceres. Santo Domingo, Editora del Caribe,
1971, 219 pp.
Vol. XXXIV Cipriano de Utrera. Polémica de Enriquillo.
Santo Domingo, Editora del Caribe, 1973, 500
pp.
Vol. XXXV Emilio Rodríguez Demorizi. Sociedades,
escuelas, gremios, cofradías y otras corpora-
ciones dominicanas. Santo Domingo, Editora
Educativa Dominicana,1974, 267 pp.
Vol. XXXVI Emilio Rodríguez Demorizi. Luperón y Hostos.
Santo Domingo, Editora Taller, 1975, 50 pp.
Vol. XXXVII Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominica-
nas. Letras D-E-F-G. Vol. III. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1975, 472 pp.

394
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. XXXVIII Vetilio Alfau Durán. El Derecho de Patronato en


República Dominicana. Santo Domingo, Editora
Educativa Dominicana, 1975, 127 pp.
Vol. XXXIX Emilio Rodríguez Demorizi. Necrología del
Padre de la Patria. Santo Domingo, Editora
Educativa Dominicana, 1976, 20 pp.
Vol. XL Emilio Rodríguez Demorizi. Hojas de servi-
cios del Ejército Dominicano, 1844-1865. Vol.
II. Santo Domingo, Editora del Caribe, 1976,
571 pp.
Vol. XLI Emilio Rodríguez Demorizi. Ulises F. Espaillat
y Benjamín Franklin. Santo Domingo, Editora
Taller, 1976, 24 pp.
Vol. XLII Emilio Rodríguez Demorizi. En torno a
Duarte. Santo Domingo, Editora Taller, 1976,
333 pp.
Vol. XLIII Emilio Rodríguez Demorizi. Acerca de
Francisco del Rosario Sánchez. Santo
Domingo, Editora Taller, 1976, 258 pp.
Vol. XLIV Cipriano de Utrera. Los restos de Colón en
Santo Domingo. Santo Domingo, Editora
Taller, 1977, 390 pp.
Vol. XLV Frank Moya Pons. Manual de historia domi-
nicana, 1ª ed. Barcelona, Industrias Gráficas
M. Pareja, 1977, 640 pp.
Vol. XLVI Carlos Larrazábal Blanco. Familias domini-
canas. Letras H-L. Vol. IV. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1978, 288 pp.

395
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Vol. XLVII Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas.


Letras M-N-Ñ. Vol. V. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1978, 370 pp.
Vol. XLVIII Emilio Rodríguez Demorizi. Milicias de Santo
Domingo, 1786-1821. Santo Domingo, Editora
del Caribe, 1978, 443 pp.
Vol. XLIX Julio Genaro Campillo Pérez. Elecciones domi-
nicanas, 2ª ed. Santo Domingo, Editora Amigo
del Hogar, 1978, 480 pp.
Vol. L Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas.
Letras O-P. Vol. VI. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1978, 282 pp.
Vol. LI Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas.
Letras Q-R. Vol. VII. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1979, 248 pp.
Vol. LII Emilio Rodríguez Demorizi. La Constitución
de San Cristóbal, 1844-1854. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1980, 485 pp.
Vol. LIII Carlos Larrazábal Blanco, Familias dominicanas.
Letras S-T. Vol. VIII. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1980, 288 pp.
Vol. LIV Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominica-
nas. Letras V-W-X-Y-Z. Vol. IX. Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1980, 153 pp.
Vol. LV Emilio Rodríguez Demorizi. Documentos para
la historia de la República Dominicana. Vol. IV.
Santo Domingo, Editora del Caribe, 1981, 389
pp.

396
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. LVI Emilio Rodríguez Demorizi. Breve panegírico


de Pedro Henríquez Ureña. Santo Domingo,
Editora Taller, 1981, 11 pp.
Vol. LVI-bis Emilio Rodríguez Demorizi. Santana y los
poetas de su tiempo. 1a reimpresión. Santo
Domingo, Editora Corripio, 1982, 363 pp.
Vol. LVII Emilio Rodríguez Demorizi. Colón en la
Española. Itinerario y bibliografía. Santo
Domingo, Editora Taller, 1984, 43 pp.
Vol. LVII -bis Hugo Eduardo Polanco Brito (Comp.).
Francisco Xavier Billini. Obras, I. Anales,
cartas y otros escritos. Santo Domingo,
Editora Amigo del Hogar, 1987, 325 pp.
Vol. LVIII Hugo Eduardo Polanco Brito (Comp.).
Francisco Xavier Billini. Obras, II. Educativas
y religiosas. Santo Domingo, Editora Amigo
del Hogar, 1987, 280 pp.
Vol. LIX Hugo Eduardo Polanco Brito (Comp.).
Francisco Xavier Billini. Obras, III. La
Crónica 1882. Santo Domingo, Editora Amigo
del Hogar, 1987, 335 pp.
Vol. LX Hugo Eduardo Polanco Brito (Comp.).
Francisco Xavier Billini. Obras, IV. La
Crónica 1883. Santo Domingo, Editora Amigo
del Hogar, 1987, 382 pp.
Vol. LX-bis-1 Hugo Eduardo Polanco Brito. Traslado de los
restos de los primeros mártires de Santiago en
La Restauración (17 de abril de 1863) y del
general José Antonio Salcedo (5 de noviembre
de 1864) al Panteón Nacional del 17 al 19

397
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

de abril de 1988. Santo Domingo, Editoral


Tiempo, 1988, 26 pp.
Vol. LX-bis-2 Hugo Eduardo Polanco Brito. Los escriba-
nos en el Santo Domingo Colonial. Santo
Domingo, Editoria Taller, 1989, 277 pp.
Vol. LXI Hugo Eduardo Polanco Brito. Historia de
Salvaleón de Higüey. Vol. 1. Santo Domingo,
Editora Taller, 1994, 176 pp.
Vol. LXII Pedro Julio Santiago y Julio Genaro Campillo
Pérez. El Primer Santiago de América. Santo
Domingo, Editora Amigo del Hogar, 1997,
346 pp.
Vol. LXIII Julio Genaro Campillo Pérez. Dr. Andrés
López Medrano y su legado humanista. Santo
Domingo, Editora Corripio, 1999, 376 pp.
Vol. LXIV José Antonio Jiménez Hernández. Manuel
Jiménez. Prócer de la Independencia. Santo
Domingo, Editora Corripio, 2001, 361 pp.
Vol. LXV Julio Genaro Campillo Pérez. Emilio Noelting.
Un químico dominicano que iluminó a Europa.
Santo Domingo, Editora Corripio, 2001, 213
pp.
Vol. LXVI José Abreu Cardet. Cuba y las Expediciones
de Junio de 1959. Santo Domingo, Editora
Manatí, 2002, 156 pp.
Vol. LXVII José Abreu Cardet, Roberto Cassá Bernaldo de
Quirós, José Chez Checo, Walter J. Cordero,
Raymundo Manuel González de Peña, Jorge
Ibarra Cuesta y Neici M. Zeller. Homenaje

398
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

a Emilio Cordero Michel. Santo Domingo,


Centro Editorial, 2004, 247 pp.
Vol. LXVIII Rafael Emilio Yunén Zouain. Pautas para
investigaciones de historia nacional den-
tro del contexto global. Santo Domingo.
Editora Búho, 2005, 46 pp. (Coedición con
la Academia de Ciencias de la República
Dominicana).
Vol. LXIX Ramón Emilio Saviñón Mendoza. El peso oro
dominicano: origen, evolución y devalua-
ción a través de su historia. Santo Domingo,
Editora Búho, 2005, 28 pp.
Vol. LXX Frank Moya Pons. Los restos de Colón,
Bibliografía. Santo Domingo, Editora Búho,
2006, 101 pp.
Vol. LXXI Manuel Vicente Hernández González. La
colonización de la frontera dominicana, 1680-
1795. Santo Domingo, Editora Búho, 2006,
316 pp. (Coedición con el Archivo General
de la Nación).
Vol. LXXII Rafael Darío Herrera Rodríguez. Montecristi.
Entre campeches y bananos. Santo Domingo,
Editora Búho, 2006, 174 pp.
Vol. LXXIII José Luis Sáez Ramo. La expulsión de los
jesuitas de Santo Domingo, 1766-1767.
Santo Domingo, Editora Búho, 2006, 344 pp.
Vol. LXXIV Harry Hoetink. Ensayos caribeños. Santo
Domingo, Editora Búho, 2006, 121 pp.
Vol. LXXV Manuel Vicente Hernández González.
Expansión fundacional y desarrollo en el norte

399
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

dominicano (1680-1795). El Cibao y Samaná.


Santo Domingo, Editora Búho, 2006, 337 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación).
Vol. LXXVI Juan Gil. Columbiana. Estudios sobre Cristóbal
Colón (1984-2006). Santo Domingo, Editora
Búho, 2007, 641 pp.
Vol. LXXVII Juan Daniel Balcácer (Editor). Ensayos sobre
la Guerra Restauradora. Santo Domingo,
Editora Búho, 2007, 370 pp. (Coedición:
Archivo General de la Nación y la Comisión
Permanente de Efemérides Patrias).
Vol. LXXVIII Francisco Antonio Avelino García, Raymundo
González, José G. Guerrero, Santiago Castro
Ventura y Andrés L. Mateo. Eugenio María de
Hostos en el 168° aniversario de su nacimien-
to. Santo Domingo, Editora Búho, 2007, 100
pp. (Coedición: Academia de Ciencias de la
República Dominicana).
Vol. LXXIX Frank Moya Pons. El ciclón de San Zenón y
la “Patria Nueva”: reconstrucción de una
ciudad como reconstrucción nacional. Santo
Domingo, Editora Búho, 2007, 65 pp.
Vol. LXXX Genaro Rodríguez Morel. Cartas del Cabildo de
Santo Domingo en el siglo XVII. Santo Domingo,
Editora Búho, 2007, 444 pp. (Coedición:
Archivo General de la Nación).
Vol. LXXXI Genaro Rodríguez Morel. Cartas de la Real
Audiencia de Santo Domingo, 1530-1546.
Santo Domingo, Editora Búho, 2007, 490 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación).

400
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. LXXXII Antonio Gutiérrez Escudero. Santo Domingo


Colonial: Estudios históricos. Siglos XVI al
XVIII. Santo Domingo. Editora Búho, 2007,
351 pp.
Vol. LXXXIII Raymundo Manuel González (Compila
dor). Documentos para la historia de la edu-
cación moderna en la República Dominicana,
(1879-1894), Tomo I. Santo Domingo, Editora
Búho, 2007, 616 pp. (Coedición: Archivo
General de la Nación).
Vol. LXXXIV Raymundo Manuel González (Compilador).
Documentos para la historia de la educación
moderna en la República Dominicana (1879-
1894), Tomo II. Santo Domingo, Editora
Búho, 2007, 512 pp. (Coedición: Archivo
General de la Nación).
Vol. LXXXV Constancio Cassá (Compilador). Escritos de
Luis E. Alemar, 1918-1945. Santo Domingo,
Editora Búho, 2009, 562 pp.
Vol. LXXXVI Rubén Silié. Economía, esclavitud y pobla-
ción. Ensayo de interpretación histórica del
Santo Domingo Español en el siglo XVIII.
Santo Domingo, Editora Búho, 2009, 264 pp.
Vol. LXXXVII María Magdalena Guerrero Cano. Sociedad,
política e Iglesia en el Santo Domingo co-
lonial, 1861-1865. Santo Domingo, Editora
Búho, 2010, 628 pp.
Vol. LXXXVIII Américo Moreta Castillo. La Real Audiencia
de Santo Domingo, 1511-1799. La Justicia en

401
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Santo Domingo en la época colonial. Santo


Domingo, Editora Búho, 2010, 221 pp.
Vol. LXXXIX Reina C. Rosario Fernández (Compiladora).
El exilio republicano español en la socie-
dad dominicana. (Memoria del Seminario
Internacional celebrado en marzo de 2010).
Santo Domingo, Editora Búho, 2010, 285 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación
y la Comisión Permanente de Efemérides
Patrias).
Vol. XC Delio Gómez Ochoa. Constanza, Maimón
y Estero Hondo. La victoria de los caídos,
4ta. edición corregida y ampliada. Santo
Domingo, Editora Collado, 2010, 304 pp.
Vol. XCI Esteban Mira Caballos. La Española, epi-
centro del Caribe en el siglo XVI. Santo
Domingo, Editora Búho, 2010, 618 pp.
Vol. XCII Alejandro Paulino Ramos (Compilador).
El Paladión: de la Ocupación Militar
Norteamericana a la dictadura de Trujillo,
Tomo I. Santo Domingo, Editora Alfa &
Omega, 2010, 438 pp. (Coedición: Archivo
General de la Nación).
Vol. XCIII Alejandro Paulino Ramos (Compilador).
El Paladión: de la Ocupación Militar
Norteamericana a la dictadura de Trujillo,
Tomo II. Santo Domingo, Editora Alfa &
Omega, 2010, 496 pp. (Coedición: Archivo
General de la Nación).

402
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

Vol. XCIV Frank Moya Pons (Coordinador). Historia


de La República Dominicana. Madrid,
España, Ediciones Doce Calles, S. L.,
2010, 725 pp. (Coedición: Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, Colección
Historia de las Antillas, Vol. II).
Vol. XCV Antonio Valle Llano. La Compañía de Jesús
en Santo Domingo durante el período hispá-
nico, 2da. edición con correcciones del autor
y notas adicionales de José Luis Sáez Ramo.
Santo Domingo, Editora Búho, 2011, 433 pp.
Vol. XCVI Justo L. del Río Moreno. Los inicios de la
agricultura europea en el Nuevo Mundo,
1492-1542, 2da. edición revisada y corregida
por el autor. Santo Domingo, Editora Búho,
2012, 705 pp.
Vol. XCVII Justo L. del Río Moreno. Ganadería, planta-
ciones y comercio azucarero antillano, siglos
XVI y XVII, Santo Domingo, Editora Búho,
2012, 646 pp.
Vol. XCVIII Deborah Pacini Hernández. Bachata:
Historia social de un género musical domi-
nicano, 2da. edición y 1ra. en español. Santo
Domingo, Editora Búho, 2012, 359 pp.
Vol. XCIX Natalia González Tejera. Exiliados españo-
les en República Dominicana: Descripción
y análisis socio-económico y demográfico.
Santo Domingo, Editora Búho, 2012, 145 pp.
Vol. C Quisqueya Lora Hugi. Transición de la es-
clavitud al trabajo libre en Santo Domingo:

403
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

el caso de Higüey (1822-1827). Santo


Domingo, Editora Búho, 2012, 178 pp.
Vol. CI César A. Herrera Cabral. Anexión-
Restauración. Relato de su historia riguro-
samente documentado para estimular el pa-
triotismo de la juventud dominicana. Escrito
en ocasión de conmemorarse el primer
Centenario el 16 de agosto de 1861, Parte I.
Santo Domingo, Editora Búho, 2012, 388 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación).
Vol. CII César A. Herrera Cabral. Anexión-
Restauración. Relato de su historia riguro-
samente documentado para estimular el pa-
triotismo de la juventud dominicana. Escrito
en ocasión de conmemorarse el primer
Centenario el 16 de agosto de 1861, Parte II.
Santo Domingo, Editora Búho, 2012, 400 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación).
Vol. CIII Frank Moya Pons y Rosario Flores Paz. Los
taínos en 1492. El debate demográfico. Santo
Domingo, Editora Búho, 2013, 406 pp.
Vol. CIV Julie Cheryl Franks. Transformando la pro-
piedad. La tenencia de tierras y los derechos
políticos en la región azucarera dominicana,
1830-1930. Santo Domingo, Editora Búho,
2013, 258 pp.
Vol. CV Genaro Rodríguez Morel (Coordinador).
Historia general del pueblo dominicano.
Aspectos metodológicos, culturas aboríge-
nes, conquista y proceso histórico del siglo

404
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

XVI. Tomo I. Santo Domingo, Editora Búho,


2012, 762 pp.
CVI Frank Moya Pons. Bibliografía de la Historia
Dominicana, 1730-2010. Tomo I. Relación
periódica y temática. Santo Domingo,
Editora Búho, 2013, 893 pp.
CVII Frank Moya Pons. Bibliografía de la Historia
Dominicana, 1730-2010. Tomo II. Relación
cronológica. Santo Domingo, Editora Búho,
2013, 845 pp.
CVIII Frank Moya Pons. Bibliografía de la Historia
Dominicana, 1730-2010. Tomo III. Relación
alfabética. Santo Domingo, Editora Búho,
2013, 833 pp.
CIX Jesse Hoffnung-Garskof. Historia de dos
ciudades. Santo Domingo y Nueva York des-
pués de 1950. Santo Domingo, Editora Búho,
2013, 478 pp.
CX Bernardo Vega Boyrie. Invasión de Penn y
Venables. Santo Domingo, Editora Búho,
2013, 151 pp.
CXI Francisco C. Girona. Las fechorías del ban-
dido Trujillo, 2da. edición y 1ra. dominicana.
Santo Domingo, Editora Búho, 2013, 190 pp.
CXII Humberto García Muñiz. De la Central
Guánanica al Central Romana. La South
Porto Rico Sugar Company en Puerto Rico
y la República Dominicana. Santo Domingo,
Editora Búho, 2013, 598 pp.

405
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

CXIII Tad Szuluc. Diario de la Guerra de Abril de


1965, 2da. edición en español y 1ra. domi-
nicana. Santo Domingo, Editora Búho, 2014,
459 pp.
CXIV Álvarez Leal, Francisco. La República
Dominicana [1888]. Territorio. Clima.
Agricultura. Industria. Comercio. Inmigración
y Anuario Estadístico, 1ra. edición en español.
Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 128 pp.
(Coedición: Archivo General de la Nación).
CXIV-bis Academia Dominicana de la Historia.
Normativa de la Academia Dominicana de
la Historia. Santo Domingo, Editora Búho,
2014, 72 pp.
CXV B e r n a r d o Ve g a B o y r i e . ( E d i t o r ) .
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Sumner Welles. Santo Domingo, Editora
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CXVI Bernardo Vega Boyrie. (Edición y textos).
Antiguas tarjetas postales dominicanas de la
colecció de Miguel D. Mena. Santo Domingo,
Editora Amigo del Hogar, 2014, 108 pp.
CXVII Allen Wells. Un Sion Tropical. El general
Trujillo, Franklin Roosvelt y los judíos de
Sosúa. Santo Domingo, Editora Búho, 2014,
682 pp.
CXVIII Bruce J. Calder. El impacto de la intervención.
La República Dominicana durante la ocu-
pación norteamericana de 1916-1924, 2da.

406
Publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia

edición en español. Santo Domingo, Editora


Búho, 2014, 560 pp.
CXIX Paul Muto. La promesa ilusoria. La República
Dominicana y el proceso de desarrollo eco-
nómico, 1900-1930, 1era. edición en español.
Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 368 pp.
CXX Roberto Cassá Bernaldo de Quirós.
(Coordinador). Historia General del Pueblo
Dominicano. Tomo V. La Dictadura de
Trujillo (1930-1961). Santo Domingo, Editora
Búho, 2014, 882 pp.
CXXI Esteban Mira Caballos. La gran armada colo-
nizadora de Nicolás de Ovando, 1501-1502.
Santo Domingo, Editora Búho, 2014, 463 pp.
CXXII Bernardo Vega Boyrie y otros. El zemí de al-
godón taíno. Santo Domingo, Editora Amigo
del Hogar, 2014, 228 pp.

407
CLÍO, año 83, no. 188. Julio-diciembre de 2014.

Aviso
Se informa a los lectores de Clío, a los historiadores
y estudiosos del pasado dominicano, que algunos de
los libros aquí anunciados, están a la venta, a precios
populares, en las oficinas de la institución, de lunes a
viernes, en horas de 8:00 a.m. a 2:00 p.m.

Página Web de la
Academia Dominicana de la Historia
La Academia Dominicana de la Historia anuncia a
los lectores que pueden tener acceso a su portal www.
academiahistoria.org.do para consultar la versión
digitalizada de su órgano de difusión, la revista Clío,
y otras informaciones de la institución.

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