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Estética

facial
Unidad 1- enfoque inicial: la piel

Composición de la piel
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano con un superficie de 1,5 – 2
m2. Está compuesta por células y tejidos específicos cuya función principal es
actuar de barrera y protegerte de amenazas externas como sustancias químicas e
infecciones.

Existen dos capas principales en la piel: la epidermis que es la estructura externa,


y la dermis que está situada debajo de la primera.

Por debajo de la dermis está la hipodermis donde se almacena la grasa y donde los
vasos sanguíneos se ramifican hacia la dermis. La epidermis no tiene ningún
suministro de sangre directo, sino está sostenida y alimentada por la dermis.

La epidermis consta de dos capas. La externa es conocida como capa córnea y la


capa interna viva es conocida como capa Malpighi, La capa cornea está compuesta
por células muertas que provienen de la capa Malpighi. Las células en la capa
Malpighi producen un pigmento llamado melanina y es lo que no da el color de la
piel. Los rayos solares afectan a la capa externa de la piel durante el bronceado.
Debajo de la dermis hay una tercera capa que comparte algunas funciones de
protección con la piel pero que estrictamente hablando no forma parte de esta, esta
capa se llama hipodermis o fascia subcutánea y está constituida básicamente de
tejido adiposo (un tipo de tejido conectivo) con cierta cantidad de tejido conectivo
areolar.
La hipodermis además de almacenar grasa (reserva energética) sirve como
anclaje de la piel a los tejidos subyacentes (principalmente músculos) pero lo hace
de forma suficientemente holgada como para que la piel pueda deslizarse con
relativa libertad sobre esas estructuras. Debido a su composición grasa, la
hipodermis también actúa como amortiguador de golpes y aislamiento térmico para
reducir las pérdidas de calor del cuerpo. La hipodermis engruesa notablemente
cuando aumentamos de peso, especialmente en ciertas zonas que dependen del
sexo: en las mujeres la grasa "extra" se acumula primariamente en los muslos y
senos, mientras que en los hombres se hace en el abdomen.
Veamos más detalladamente las capas de la piel

La epidermis es la capa más externa. Tiene por término medio un milímetro de


espesor, aunque es mucho más gruesa en las palmas y en las plantas y menos en
los párpados. Está constituida por varias capas de células llamadas queratinocitos,
dispuestas unas encima de otras como ladrillos en una pared constituyendo una
barrera impermeable para casi todas las sustancias. Se regenera cada 2 meses y
su función es mantener la piel hidratada, así como de protegernos de la radiación
solar. La epidermis se halla constituida a su vez por diferentes capas, que reciben
distintos nombres; de un nivel más profundo al más superficial, son las siguientes:
Capa basal o germinativa: Está formada por una hilera de células vivas que
desarrollan una gran actividad y que constantemente regeneran la epidermis. En
esta capa se encuentran los melanocitos, células de forma estrellada cuyos brazos
o prolongaciones se denominan dendritas, y que son las células responsables de la
fabricación de la melanina. La melanina es un pigmento que contribuye al color de
la piel y nos protege de los posibles efectos negativos de los rayos solares. Entre
los queratinocitos y los melanocitos se da una relación muy especial, ya que la
melanina elaborada por los melanocitos es transferida a los queratinocitos, sin
conocerse aún el mecanismo por el que esto se produce. Además en esta capa
también se encuentran células del sistema inmunológico (células de Langerhans)
encargadas de presentar los antígenos (sustancias extrañas del exterior) a los
linfocitos, e iniciar así la respuesta inmune de defensa.
Capa espinosa: Se sitúa por encima de la capa basal y está constituida por varias
hileras de células que representan otro estadio de evolución de las células basales.
Las células de la capa espinosa se unen entre sí y con las de la capa basal
constituyendo un sólido “armazón”.
Capa granulosa: Está formada por elementos celulares aplanados que contienen
gránulos de queratohialina, sustancia córnea característica de esta capa. Estas
células no poseen capacidad de dividirse, ya que están dedicadas exclusivamente
a la síntesis o formación de queratina.
Capa córnea: Está constituida por capas de células muertas denominadas
corneocitos que constituyen el último paso en la evolución de los queratinocitos
desde su origen en la capa basal. Se encuentra en constante descamación, aunque
en condiciones normales este fenómeno es imperceptible. Así nuestra piel se
renueva constantemente. Esta capa aparece en toda la piel, excepto en las
mucosas (o sea, labios, vulva, boca, etc.).

La dermis forma la mayor proporción de la piel y constituye el verdadero soporte


de este órgano. Tiene un espesor de unos cuatro milímetros. Está dividida en tres
zonas que, de un nivel más superficial al profundo, reciben los siguientes nombres:
Dermis papilar, dermis reticular y dermis profunda. Ya no se trata de capas de
células superpuestas, como sucedía en la epidermis, sino de un complicado sistema
de fibras entrelazadas, embebidas de una sustancia denominada "sustancia
fundamental", en la cual se sitúan una extensa variedad de tipos de células. En la
dermis se encuentran también los anejos cutáneos, que son de dos tipos: córneos
(pelos y uñas) y glandulares (glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas).
También se encuentran los vasos sanguíneos que irrigan la piel (la epidermis no
posee vasos) y las terminaciones nerviosas.

Los tipos de fibras que constituyen el armazón de la dermis y que dan lugar a la
tersura, la flexibilidad y la elasticidad de la piel son:

 Fibras de colágeno: Son el principal componente de la dermis; al


microscopio se muestran con un aspecto blando y ondulado.

 Fibras elásticas: Aunque más escasas que las anteriores, tienen su


importancia, pues son las responsables de la elasticidad de la piel.
 Fibras de reticulina: Son muy escasas y se disponen alrededor de los
anejos (pelos, uñas, glándulas) y de los vasos sanguíneos.
Las células que forman principalmente la dermis se denominan fibroblastos. Son las
que se encargan de producir las fibras de colágeno y elásticas y la sustancia
fundamental. Existen además distintas células del sistema inmunológico (linfocitos,
macrófagos, eosinófilos y mastocitos) presentes en número variable dependiendo
de las circunstancias de la piel, aumentando cuando existe inflamación. En este
supuesto además se encuentran células extravasadas desde los vasos sanguíneos,
hematíes y leucocitos.

La sustancia fundamental se encuentra entre las fibras y está constituida por


proteínas (sustancias características de los tejidos orgánicos), electrólitos (como el
sodio o el potasio), glucosa y agua.
Color de la piel

El color de la piel está definido por tres sustancias coloreadas o pigmentos:

Melanina: este es el único pigmento fabricado en la piel y su color va desde


amarillo a marrón rojizo hasta negro. Las personas con piel oscura producen y
retienen en la piel más cantidad de melanina y de color más oscuro, aunque en
general todas las personas tienen la misma cantidad de melanocitos.

Caroteno: es un pigmento anaranjado que se encuentra en algunas plantas


como en la zanahoria y tiene tendencia a acumularse en el estrato córneo así
como en el tejido graso de la hipodermis.

Hemoglobina: es el pigmento rojo de los glóbulos rojos de la sangre y le da un


color rosáceo a la piel de las personas de piel clara al circular por los capilares de
la dermis. Es particularmente significativo en las personas caucásicas que tienen
muy poca melanina lo que hace su epidermis casi transparente.
Tipos de piel

La piel se ha identificado comúnmente como la carta de presentación del ser


humano. Algo que corroboran la mayoría de los dermatólogos cuando afirman que
la piel es el fiel reflejo de la salud de cada persona.

La contaminación atmosférica, una mala alimentación, el tabaquismo o las


temperaturas ambientales extremas suelen ser enemigos íntimos de una piel
radiante y fresca.
Piel normal

 Es fácilmente reconocible por estar siempre bien hidratada y tener una


textura compacta. Sin embargo, los cambios naturales que experimenta el
organismo con el transcurso de los años pueden provocar transformaciones.
 Cuando la piel es aún joven, se recomiendan ciertos cuidados basados en la
aplicación de cremas hidratantes de día, mientras que en la noche se
aconseja el uso de cremas suaves para nutrir la piel.
 Para hidratar es conveniente usar una emulsión o gel a base de vitaminas A,
C y E y extracto de Aloe.
 El uso de cremas antiarrugas es conveniente cuando se tiene una piel
madura.
 Para limpiar este tipo de piel prefiera productos como jabones líquidos
(glicerinados más suaves) y lociones suaves. Después aplique un tónico para
calmar la piel y ayudar a contraer los poros.
Piel seca

 Generalmente tiene poros finos, luce un tanto opaca y es más propensa a


agrietarse.

 Debe evitarse el uso de jabones que incrementen la sequedad.

 Los desmaquilladores deben ser hidratantes y calmantes.

 La epidermis seca envejece con mayor rapidez por lo que se debe incluir en
la rutina diaria el uso de productos nutritivos y tensores.

 Para este tipo de piel se requiere hidratantes poderosos pero de textura leve,
como gel-crema o crema. Es importante que el producto de día tenga un filtro
solar incorporado.

 Por último, las pieles secas son más propensas a las arrugas. Por eso, no
hay que descuidar la hidratación y usar cremas con retinol, ácido glicólico y
vitaminas.
Piel grasa

Se tiene este tipo de piel cuando las glándulas sebáceas producen grasa en exceso,
lo que ocasiona la obstrucción de los poros. La ventaja de este tipo de piel es que
envejece con mayor lentitud. Sin embargo, requiere de una higiene escrupulosa
además de un tratamiento permanente de hidratación.

 La exfoliación y el uso de mascarillas purificantes son excelentes agentes de


control. No es conveniente utilizar productos con fórmulas aceitosas.

 La limpieza de esta piel debe realizarse como máximo entre 2 y 3 veces al


día, usando para ello jabones líquidos o en barra (glicerinados). No lavar el
rostro en exceso porque eso termina por aumentar la oleosidad de la piel.

 Para hidratar, evite los productos cremosos o grasos. Opte en cambio por
hidratantes en forma de gel o crema con filtro solar y también por productos
a base de vitamina A, C y E en extractos vegetales (Aloe Vera).

 Se recomienda que, para el tratamiento antiarrugas, se utilicen productos en


forma de gel y jamás cremas.
Piel mixta

Por su parte, en el caso de las pieles mixtas, se aconseja usar productos específicos
para piel oleosa a la hora de la limpieza, por ejemplo, jabones de limpieza profunda
y astringentes. Para hidratar y protegerse del sol son convenientes los productos
específicos para pieles normales.
La importancia de los alimentos

La piel es el órgano más grande del cuerpo y nos protege de la pérdida de agua y
proteínas proporcionando una barrera contra la radiación ultravioleta y las
infecciones.
La nutrición no sólo afecta el funcionamiento cotidiano de la piel sino que también
puede influir en el riesgo de desarrollar varios tipos de lesiones cutáneas, incluso
manchas por la edad y acné. La mal nutrición en la piel se puede observar desde la
sequedad, en el pelo quebradizo y sin brillo, en el aumento de celulitis y en el acné.
Tenemos diferentes formas de nutrir la piel, una es por medio de las cremas y la
otra por medio de los nutrientes y el agua que nos aportan los diferentes grupos de
alimentos. Se necesita entonces una alimentación sana, equilibrada, pobre en
grasas y azúcares.
Se debe beber entre 1,5 y 2 litros de agua por día, las bebidas con cafeína y alcohol
no hidratan si no que deshidratan). También se debe tener en cuenta que hay ciertos
alimentos que influyen en forma negativa en la piel: el consumo de alcohol, las
frituras y las comidas rápidas y que hay otros factores que intervienen
negativamente como el tabaco, factores del medioambiente, el sedentarismo y el
descanso insuficiente.
Nutrientes esenciales para nutrir la piel

Proteínas
La piel se regenera constantemente, por lo que resulta necesario un continuo aporte
de nutrientes y entre ellos las proteínas. De lo contrario una dieta con aporte proteico
insuficiente genera envejecimiento cutáneo precoz y fragilidad de la piel.
Consumir alimentos ricos en proteínas como carnes magras, huevos, y lácteos
desnatados beneficiará la correcta renovación celular.

Grasas insaturadas
Los ácidos grasos insaturados como el aceite de oliva, entre otros, son
fundamentales para mantener la integridad de las estructuras, el espesor,
metabolismo e hidratación de la piel.
Es clave e indispensable agregar a la dieta diaria alimentos fuente de omega 6 como
los aguacates, las legumbres y cereales integrales, aceitunas, frutos secos y
suplementar con germen de trigo, aceite de onagra y borraja.
Vitamina A
La función de esta vitamina con respecto a la piel, es conservar la integridad de los
epitelios y mucosas, evitando que los mismos se agrieten y conservando su función
de barrera ante microorganismos infecciosos.
Consumir pescados blancos y azules resulta muy beneficioso.

Carotenos (precursores de la vitamina A)


Estas sustancias presentes en el reino vegetal, pueden otorgar tonos anaranjados,
amarillentos o verdes al alimento.
Su función hacia la piel es de protección y coloración.
Por lo tanto incluir en la dieta diaria, alimentos como zanahorias, calabaza, tomates,
pepinos, verduras de hoja, frutas tropicales, y suplementos como el polen, será
fundamental.
Vitamina C
La presencia de vitamina C en el organismo es muy importante para la síntesis de
colágeno, a medida que la edad avanza, esa síntesis disminuye, afectando a la
elasticidad y aparición de arrugas en la piel.
Por ellos la importancia de incluir en la alimentación diaria frutas y vegetales frescos,
como medida antienvejecimiento, puesto que nuestro organismo no puede
sintetizarla, y se elimina con facilidad. Es clave incluirla a través de la dieta.
Esta vitamina también ejerce una función antioxidante y protectora de todas las
células.

Vitamina B
La vitamina B tiene una acción directa sobre la piel, y su carencia puede provocar
sequedad, mala regeneración y trastornos como la dermatitis.
Los alimentos que debemos sumar en nuestra dieta diaria como fuente de vitamina
del complejo B son: las, los cereales integrales, las levaduras y el germen de trigo,
carnes, huevos, pescados y lácteos.
El envejecimiento de la piel facial
Los hábitos que tengamos influirán en la salud de la piel y directamente en la
prevención de arrugas. Si tomamos mucho sol envejeceremos la piel
prematuramente, más si lo hacemos sin protección. Por eso los protectores solares
y la moderación son las claves para una piel joven.
Otro punto importante es mantener la hidratación del cuerpo entero, bebiendo las
cantidades diarias recomendadas de agua. Esto permite que las células de la piel
se mantengan hidratadas y a su vez eliminen las toxinas.
Dormir lo suficiente y procurar tener horas de sueño reparador, ya que no es tan
importante la cantidad sino más bien la calidad. Y se recomienda que para dormir,
no lo hagamos de costado o boca abajo, ya que la fricción de la cara contra la
almohada puede provocar arrugas. Tampoco hagas gestos repetitivos (como fruncir
el ceño) que puedan generar arrugas a largo plazo.

Factores que influyen en el envejecimiento de la piel

La edad
El paso de los años como factor biológico es uno de ellos pero no así el único ni el
más importante, el medio ambiente y los factores externos juegan un papel
protagónico, la exposición solar intensa, crónica y prolongada, el clima, el contacto
con sustancias agresivas a la piel, afectaran la firmeza, elasticidad y la capacidad
de recuperación y regeneración en la piel. Las áreas de nuestra piel expuestas
invariablemente a la exposición solar diaria (cara, zona del escote, antebrazos,
dorso de manos) evidenciaran daño desde edades muy tempranas aquí el
envejecimiento cutáneo será más evidente.
El sol
La exposición a los rayos solares es el principal factor externo responsable del
envejecimiento cutáneo por estrés oxidativo. El daño en la piel causado por la
exposición prolongada y la exposición diaria a los rayos UV se denomina
fotoenvejecimiento, que es también responsable de la pigmentación desigual.

La Regulación Hormonal
La regulación hormonal es determinante en los procesos de envejecimiento. Se
conoce que la disminución de la hormona de crecimiento altera la capacidad de
reparación de los tejidos.
Por su parte, la disminución de los estrógenos disminuye en forma importante la
elastina y produce modificaciones vasculares que afectan la oxigenación de los
tejidos y, con ello, la supervivencia celular; iguales hallazgos demuestran la
disminución de los andrógenos.

El tabaco
El humo del tabaco es rico en sustancias nocivas para la piel, provocando una tez
gris y apagada.

Cuidado demasiado precario


Una piel mal cuidada envejecerá más rápidamente. Una limpieza concienzuda
utilizando productos apropiados para el tipo de piel, conjuntamente con la aplicación
regular de productos para el cuidado cutáneo, orientados al problema principal de
la piel, puede influir en gran medida sobre su salud. Una pieza clave de la
prevención es el empleo de protección solar efectiva en caso de exposición a la luz
solar.

La genética
La genética desempeña un papel clave en el modo en que la piel envejece. La raza
y el tipo de piel con que nacemos marcan una diferencia en la rapidez de aparición
de los signos de envejecimiento en la superficie cutánea. Por ejemplo, una piel
sensible clara es propensa a presentar arrugas en una edad temprana, mientras
que la piel asiática puede ser propensa a un tono de piel desigual y las arrugas
aparecen en una edad más tardía. La sequedad inducida por la edad puede estar
causada también por el carácter genético específico de una persona.

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