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Se sabe que el hialuronato (ácido hialurónico) en el líquido sinovial absorbe los choques
mecánicos, confiere protección elastoviscosa a los tejidos blandos, 80 inyecciones
intrarticulares y en tejidos blandos
reviste los receptores del dolor y protege al cartílago frente a los mediadores de la
inflamación y enzimas de degradación. La viscosuplementación consiste en inyectar en la
articulación de la rodilla preparados a base de ácido hia-lurónico con propiedades
elastoviscosas óptimas. Estos preparados consiguen restaurar las propiedades del líquido
sinovial artrósico hasta niveles normales, reducir el dolor y mejorar la movilidad. Sin
embargo, la gran diferencia frente a los tratamientos convencionales sintomáticos (AINE,
infiltraciones con corticosteroides, etc.) es que la viscosuplementación, además de aliviar
los síntomas propios de la enfermedad, es un tratamiento de fondo que protege el cartílago
y probablemente ejerza alguna acción más sobre él. Recientes estudios han observado cómo
la administración intrarticular de ácido hia-lurónico produce la inhibición, entre otros, de la
PGE2, de determinadas enzimas, de la IL-1 y de la síntesis de óxido nítrico, todos ellos
agentes que desempeñan un papel importante en la degeneración del cartílago2 4. Existen
diversos ácidos hialurónicos en el mercado como Adant® (obtenido por biotecnología) y
Synvisc y Hyalgan (de origen extractivo).
Actualmente, existen en el mercado diversos ácidos hialurónicos cuya diferencia
fundamental es el peso molecular, a pesar de lo cual no existen hasta la fecha diferencias
clínicas entre ellos. No obstante, unos ofrecen mayor seguridad que otros, como es el caso
de Adant®, que obtenido por biotecnología ofrece más seguridad que otros productos de
origen animal.
El tratamiento con Adant® consiste en un ciclo de una infiltración semanal durante un
periodo de cinco semanas; puede repetirse por indicación del especialista o en función de
los síntomas clínicos del paciente. Los beneficios se prolongan por lo general entre 6 meses
y un año. Los efectos secundarios son escasos y la mayoría, leves y transitorios. Por esta
razón, se aconseja su uso en pacientes que no han experimentado mejoría con AINE o que
han presentado efectos adversos5. Se prescribe también esta terapia a pacientes en espera
de artroplastia de rodilla y, en algunos, incluso puede posponerse la intervención
quirúrgica.
Efectos adversos de la viscosuplementación
Después de la inyección, aproximadamente un 2% de pacientes presentan aumento del
dolor e inflamación durante algunos días.
Siempre debe precederse al examen microscópico del líquido sinovial extraído así como al
análisis bacteriológico para excluir una infección. El líquido sinovial de pacientes sanos es
transparente y de color amarillo pálido. Cualquier turbidez puede indicar infección, en cuyo
caso no se debe inyectar corticosteroides hasta haber descartado una infección.
Habitualmente, el análisis del líquido sinovial confirma el diagnóstico. En la tabla 7.1 se
resumen sus características diagnósticas.
No se recomienda administrar corticosteroides más de una vez cada trimestre. Resultan
especialmente eficaces en brotes agudos de artropatía inflamatoria, ez inyecciones
¡ntrarticulares y en tejidos blandos
sobre todo los que afectan a una sola articulación, como en la psoriasis o las exacerbaciones
de la artritis reumatoide. A diferencia de los corticosteroides, un ciclo de tratamiento de
viscosuplementación de 5 inyecciones en 5 semanas puede repetirse a criterio del
especialista cuando lo estime necesario.
Técnica de aspiración e inyección
El paciente se estira en la camilla con la rodilla ligeramente flexionada; resulta útil colocar
una almohada debajo de la rodilla, lo que permite la relajación del cuadríceps y del tendón
rotuliano. Se palpan cuidadosamente los bordes óseos de la rótula comprobando que puede
moverse libremente antes de insertar la aguja. La inyección puede administrarse desde la
cara externa o interna de la rótula y por debajo de su borde superior.
Aspiración
• Se prepara una jeringa de 20 o 50 mL de volumen y un tubo estéril para análisis
microscópico y cultivo. Se utiliza una aguja de 3,8 cm.
• Se inserta la aguja en la articulación en dirección horizontal y ligeramente descendente
(posterior), en el espacio entre la cara posterior de la rótula y los cóndilos femorales.
Cuando la aguja se encuentra detrás de la rótula está situada en la cavidad articular. Justo
antes de alcanzar este punto, debe ser posible deslizar libremente la" rótula sobre el fémur
de un lado a otro, lo que garantiza la relajación del cuadríceps.
• Si se administra una inyección de corticosteroides inmediatamente después de la
aspiración, es útil dejar una pequeña cantidad de líquido sinovial en la articulación de la
rodilla para facilitar la difusión del fármaco en la cavidad articular.
• Se aconseja, aunque no es estrictamente necesario, infiltrar 1 mL de li-docaína al 1 %, sin
adrenalina, en el punto de entrada en la piel.
Inyección
• Se utiliza 1 mL de corticosteroide (20 mg de hexacetónido de triamci-nolona, 40 mg de
metilprednisolona o 20 mg de acetato de hidrocorti-sona) en una jeringa de 2 mL, con una
aguja de 3,8 cm.
• La inserción de la aguja se realiza según el procedimiento descrito para la aspiración.
• Se inyecta el corticosteroide en la rodilla no más de una vez cada 3 meses. Después de la
aspiración o inyección, se recomienda que la articulación permanezca en reposo durante 24
horas, con un vendaje Tubi-grip® firmemente apretado o uno elástico.
• En el caso de la viscosuplementación, la técnica de administración es exactamente igual a
la anteriormente descrita.
Bibliografía
1. Balaz E A y Denliger JL. Viscosupplementation: a new concept in the tre-atment of
osteoarthritis. J Rheumatol 1993; 20(39): 3-9.
2. Huskinson EC, Donnelly SM. Editorial: Hyaluronic acid in osteoarthritis. Eur J Rheum
Inflammation 1995; 15(1): 1-2.
3. Abatangelo G, O'Reagan M. Hyaluronan: Biological role and function in articular
joints. Eur J Rheum Inflammation 1995; 15(1): 9-16.
4. Yaron I, Shirazi I, Judovich R, Yaron M. Sodium hyaluronate inhibits ni-tric oxide and
prostaglandin E2 production in human cartilage cultures. Osteoarthritis Cartilage 1999; 7
Supl A: SI8.
5. Dickson DJ y Hosie G. Poster at BSR conference, Brighton 1998.
8 Tobillo y pie
Las alteraciones del pie y del tobillo son cada vez más frecuentes en la consulta general
debido a la popularidad de la práctica deportiva y el entrenamiento físico, en especial la
carrera (jogging). Se calcula que la incidencia de distensiones o esguinces de tobillo, el
traumatismo más frecuente en la práctica general, es de 28 por cada 2.500 pacientes y año1.
Anatomía funcional
El tobillo es una articulación de bisagra simple que sólo permite la flexión plantar y dorsal.
La articulación se mantiene con una cápsula fibrosa y unos ligamentos: lateral externo
(calcaneoperoneo), lateral interno o medial (del-toideo), anterior y posterior. El músculo
tibial anterior (m. tibialis anterior), asistido por el extensor común de los dedos (m.
extensor digitorum longus) y el extensor propio del dedo gordo (m. extensor halluds
longus), realizan la flexión dorsal. La flexión plantar depende de los músculos gemelos (m.
gastrocnemius) y soleo (m. soleus), asistidos por los músculos plantar delgado (m.
plantaris), tibial posterior (m. tibialis posterior), flexor largo propio del dedo gordo (m.
flexor halluds longus) y flexor largo común de los dedos (m. flexor digitorum longus). Los
otros movimientos principales del pie son la eversión y la inversión, que se realizan en la
articulación subastragalina, astragaloscafoidea y calca-neocuboidea. Estas dos últimas
juntas forman la articulación mediotarsiana. El antepié, que incluye las cabezas de los
metatarsianos, es asiento de numerosos procesos dolorosos que se conocen colectivamente
como metatarsalgia.
Forma de presentación
de algunos trastornos frecuentes
• Esguince de los ligamentos laterales. Los esguinces debidos a un traumatismo durante el
movimiento de inversión originan un desgarro completo o parcial del ligamento lateral
externo. El dolor y la inflamación, que pueden ser considerables, dificultan evaluar con
precisión la lesión.
• Tendón de Aquiles. La rotura se caracteriza por un dolor súbito e intenso en la pantorrilla
(como si el paciente hubiera recibido un puntapié por detrás), sin traumatismo evidente.
Puede palparse el desgarro y el paciente es incapaz de ponerse de puntillas sobre el pie
afectado. Se debe referir inmediatamente para sutura e inmovilización. La tendinitis de
Aquiles se debe a la inflamación del tendón en la inserción en el calcáneo o a lo largo del
tendón, o en la bolsa que lo separa del calcáneo. Como en otras formas de tenosinovitis,
puede percibirse una crepitación. La popularidad de la carrera (jogging) ha aumentado la
incidencia de estos problemas.
88 Inyecciones intrarticcilares y en tejidos blandos
Fascitis plantar. Este proceso se caracteriza por un dolor vivo en el centro de la almohadilla
del talón que aparece en bipedestación o al andar. Con frecuencia, la radiografía del talón
permite descubrir un espolón calcáneo. Este proceso puede observarse en las artropatías
seronegati-vas y se debe sospechar si en la radiología también se observan erosiones o un
espolón calcáneo esponjoso o irregular.
Síndrome del túnel tarsiano. Éste es un proceso poco frecuente de compresión del nervio
tibial posterior a su paso por debajo del retináculo de los músculos flexores, y es análogo al
síndrome del túnel carpiano de la muñeca. El paciente refiere parestesias paroxísticas,
entumecimiento y dolor a lo largo del borde interno del pie, dedo gordo y parte distal de la
planta.
Articulaciones del tobillo y mediotarsiana. La artritis reumatoide interesa las articulaciones
del tobillo, mediotarsiana y, más frecuentemente, su-bastragalina. Las artropatías
seronegativas, como el síndrome de Reiter, artropatía psoriásica y la espondilitis
anquilosante afectan las pequeñas articulaciones mediotarsianas del pie.
El antepié. Está involucrado en numerosos casos de metatarsalgia, en especial el pie cavo,
fractura de marcha, hallux rigidus y neurofibroma de Morton. Además, la almohadilla grasa
de la planta del pie en el anciano puede degenerarse y el paciente se queja de «andar sobre
canicas». La artritis reumatoide y la gota pueden afectar al antepié, especialmente esta
última la articulación metatarsofalángica del dedo gordo. También causan metatarsalgia las
deformidades de los dedos como el hallux rigidus, dedo en martillo, dedos en garra y hallux
valgus (juanete).
Técnica de inyección
Distensiones del tobillo
Se tratan de forma óptima con la terapia estándar que sigue el acrónimo mne-motécnico
«RICE»: reposo, hielo (ice), compresión y elevación, que contribuyen a aliviar el dolor y a
reducir la inflamación y la tumefacción. Se puede referir al paciente al fisioterapeuta. En
caso de que aparezca dolor e inflamación notables, muchos expertos en medicina deportiva
inyectan anestésicos locales, como lidocaína al 1%, sin adrenalina, o bupivacaína
(Marcain®) al 0,25 o 0,5%, además de un corticosteroide, como hexacetó-nido de
triamcinolona, acetato de metilprednisolona o hidrocortisona, en el lugar de máximo dolor.
Tendón de Aquiles
Aunque las inyecciones de corticosteroides han demostrado ser útiles en la bursitis del
tendón de Aquiles y, con mucha precaución, en la tendinitis de Aquiles, se recomienda que
los médicos generales se abstengan de este tratamiento. Frecuentemente, el alivio sólo es
temporal y la probabilidad de rotura del tendón de Aquiles resulta tan elevada que el mejor
consejo es referir a90 Inyecciones intrarticulares y en tejidos blandos
los pacientes con estos trastornos a un especialista para el tratamiento. Lamentablemente, la
incidencia de litigios es alta y se aconseja que los médicos generales diagnostiquen con
cuidado los trastornos del tendón de Aquiles, nunca inyecten corticosteroides en la
sustancia de un tendón y soliciten el consejo de un especialista en estos casos.
Fascitis plantar; talón doloroso
Se reconoce por un punto doloroso en medio de la almohadilla del talón, que puede
palparse con precisión mediante una presión firme. El dolor se debe a una inflamación de la
fascia plantar como consecuencia de una distensión del ligamento plantar en su inserción en
el calcáneo. El proceso puede observarse de forma aislada o en otras formas de artritis,
como la enfermedad de Rei-ter y la espondilitis anquilosante.
Se utiliza f mL de hexacetónido de triamcinolona mezclado con lidocaína (al 1% sin
adrenalina) en una jeringa de 2 mL, con una aguja de 2,5 cm.
Técnica de inyección
El paciente se coloca en decúbito prono en la camilla con el talón hacia arriba. En primer
lugar, el área que ha de ser inyectada se frotará con abundante alcohol al 70%.
Aunque la piel del talón es más gruesa y firme en la superficie plantar, es preferible
inyectar desde el centro de la almohadilla del talón y no desde su parte lateral (donde la piel
es más fina), con lo cual se garantiza una localización más precisa. Se infiltra la piel y el
área subcutánea con lidocaína al 1% sin adrenalina, inyectando profundamente hasta el
espolón calcáneo, y después se cambia la jeringa dejando la aguja in situ; la punta de la
aguja se inserta con precisión en el punto de máximo dolor, a menudo en contacto con el
periostio, antes de inyectar de 0,5 a 1 mL de corticosteroide mezclado con f mL de solución
de lidocaína al 1%. Se recomienda infiltrar toda la lesión moviendo la punta de la aguja
hasta cada punto doloroso, como se ha descrito en el codo de tenista.
Como la inyección es dolorosa, se debe mezclar la solución de corticosteroide con lidocaína
e infiltrar la piel todo lo que sea posible, y al mismo tiempo dirigiendo la aguja hacia el
punto más doloroso. En casos recurrentes, en lugar de lidocaína, que tiene una duración de
sólo 2-4 horas, puede utilizarse bupi-vacaína al 0,25 o 0,5%, sin adrenalina, ya que su
acción dura hasta 16 horas, con el fin de garantizar el efecto anestésico hasta que
sobrevenga la acción antinflamatoria del corticosteroide.
Se deben prescribir analgésicos simples, evitar apoyar el pie afectado durante 2 días y
quizás utilizar una almohadilla de goma para el talón durante algunos días después de la
inyección.
92 Inyecciones intrarticulares y en tejidos blandos
Síndrome del túnel tamaño
Este proceso puede tratarse con una inyección de corticosteroides, como en el caso del
síndrome del túnel carpiano de la muñeca. La aguja se inserta posteriormente al retináculo
de los músculos flexores, detrás del maléolo interno, entre éste y el calcáneo.
Articulación del tobillo
La vía de acceso anterior para la inyección y aspiración es la más simple y la única que
deben utilizar los médicos generales. Los brotes de cualquier tipo de artropatía inflamatoria
en esta articulación responden adecuadamente a la inyección. Es preciso tomar todas las
medidas necesarias para evitar la infección.
Técnica de inyección
Se inserta la aguja en el espacio entre la tibia y el astrágalo anteriormente y entre los
tendones del tibial anterior (m. tibialis anterior) y el extensor propio del dedo gordo (m.
extensor hallucis longus); puede inyectarse 1 mL de corticosteroi-de mezclado con 1 mL de
lidocaína al 1 %, sin adrenalina, con una aguja de 2,5 cm. Como en la rodilla, cualquier
aspirado debe remitirse para estudio microscópico y análisis bacteriológico. Se requieren
precauciones asépticas estrictas porque la articulación del tobillo es propensa a la infección.
Tendinitis tibial posterior
La distensión provoca una tenosinovitis de la vaina del tendón. Habitual-mente, se produce
por traumatismo deportivo, por ejemplo en jugadores de fútbol y también por distensión
simple, como trabajar en una escalera de mano y alcanzar algo mediante la flexión plantar
del pie. También se observa en la artritis reumatoide. El dolor se reproduce con la inversión
del pie en flexión plantar. Puede palparse una crepitación a lo largo de la vaina del tendón,
en especia] por detrás y debajo del maléolo interno.
Anatomía funcional
Este músculo se origina en la parte externa de la superficie posterior de la tibia, en la
membrana interósea y en la parte contigua del peroné, por lo que es el músculo más
profundo de la pantorrilla. Después el tendón se hace más superficial y se amolda a la
superficie posterior de la extremidad inferior de la tibia y discurre inmediatamente por
detrás y debajo del maléolo interno; cruza por debajo del retináculo de los músculos
flexores hasta la planta del pie. Se inserta en la tuberosidad del hueso escafoides y emite
prolongaciones que alcanzan el calcáneo, cuboides, las tres cuñas, y las bases del segundo,
tercer v cuarto metatarsianos.
92 Inyecciones intrarticulares y en tejidos blandos
Síndrome del túnel tamaño
Este proceso puede tratarse con una inyección de corticosteroides, como en el caso del
síndrome del túnel carpiano de la muñeca. La aguja se inserta posteriormente al retináculo
de los músculos flexores, detrás del maléolo interno, entre éste y el calcáneo.
Articulación del tobillo
La vía de acceso anterior para la inyección y aspiración es la más simple y la única que
deben utilizar los médicos generales. Los brotes de cualquier tipo de artropatía inflamatoria
en esta articulación responden adecuadamente a la inyección. Es preciso tomar todas las
medidas necesarias para evitar la infección.
Técnica de inyección
Se inserta la aguja en el espacio entre la tibia y el astrágalo anteriormente y entre los
tendones del tibial anterior (m. tibialis anterior) y el extensor propio del dedo gordo (m.
extensor hallucis longus); puede inyectarse 1 mL de corticosteroi-de mezclado con 1 mL de
lidocaína al 1 %, sin adrenalina, con una aguja de 2,5 cm. Como en la rodilla, cualquier
aspirado debe remitirse para estudio microscópico y análisis bacteriológico. Se requieren
precauciones asépticas estrictas porque la articulación del tobillo es propensa a la infección.
Tendinitis tibial posterior
La distensión provoca una tenosinovitis de la vaina del tendón. Habitual-mente, se produce
por traumatismo deportivo, por ejemplo en jugadores de fútbol y también por distensión
simple, como trabajar en una escalera de mano y alcanzar algo mediante la flexión plantar
del pie. También se observa en la artritis reumatoide. El dolor se reproduce con la inversión
del pie en flexión plantar. Puede palparse una crepitación a lo largo de la vaina del tendón,
en especia] por detrás y debajo del maléolo interno.
Anatomía funcional
Este músculo se origina en la parte externa de la superficie posterior de la tibia, en la
membrana interósea y en la parte contigua del peroné, por lo que es el músculo más
profundo de la pantorrilla. Después el tendón se hace más superficial y se amolda a la
superficie posterior de la extremidad inferior de la tibia y discurre inmediatamente por
detrás y debajo del maléolo interno; cruza por debajo del retináculo de los músculos
flexores hasta la planta del pie. Se inserta en la tuberosidad del hueso escafoides y emite
prolongaciones que alcanzan el calcáneo, cuboides, las tres cuñas, y las bases del segundo,
tercer v cuarto metatarsianos.