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propósito
del texto
Redacción y
técnica
legislativa
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Redacción normativa
Estilo y propósito del texto
Introducción
Pérez Bourbon (2008) también señala que la jerarquía entre unos y otros
conceptos es la siguiente: precisión, claridad y concisión, pues antes que
nada un texto debe ser lo más preciso posible para evitar ambigüedades,
vaguedades y errores de interpretación.
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Las reglas de redacción tienen una finalidad orientada a asegurar, por lo
tanto, la precisión del texto y la claridad de la norma que contiene.
Lo hemos enunciado en módulos anteriores: la norma no sólo debe
transmitir claramente su mensaje, para que todos lo entiendan del mismo
modo, sino que además debe respetar fielmente la intención del legislador.
Es decir, la tarea del técnico legislativo es poder traducir la decisión política
en una norma jurídica que la exprese cabalmente.
También hemos señalado que en la redacción de la norma, en el articulado
deben omitirse las valoraciones, fundamentaciones y deseos, aspectos que
deben estar reunidos en la expresión de motivos del texto normativo y no
en la parte dispositiva.
Al momento de redactar la norma, debe recurrirse a aquel vocabulario que
resulte más adecuado y que reúna las condiciones para transmitir
fidedignamente lo que se quiere decir. El lenguaje va mutando según las
regiones y el momento temporal en el que se use, por eso deben buscarse
terminologías que no ofrezcan dudas y que, independientemente del lugar
y el tiempo en el que se sitúe el lector, permitan decodificar correctamente
el mensaje.
El estilo normativo
La redacción de las normas debe ser precisa, clara y concisa, pero además
debe recurrir a un estilo propio de los textos jurídicos; es decir, debe estar
sujeta a ciertas características que hacen a las leyes.
Basta pensar en el estilo de redacción diferente que tiene un diario respecto
de una novela o una ley. La especificidad de la redacción legal debe
respetarse, pues hace a su claridad.
Así se dice que las leyes deben “guardar un estilo sumamente parco,
desprovisto de palabras innecesarias” (Pérez Bourbon, 2008, p. 102) y que
no corresponde “incluir en el texto de la ley cuestiones no preceptivas como
son las recomendaciones o expresiones de deseo” (Pérez Bourbon, 2008, p.
102).
Montesquieu, en El Espíritu de las Leyes (1748), decía que “además de
lacónico, el estilo de las leyes debe ser sencillo; la expresión directa se
comprende mejor que la figurada… Las leyes no deben ser sutiles; se hacen
para gente de entendimiento mediano; han de estar al alcance de la razón
vulgar de un padre de familia” (Libro XXIV, Cap. XVI).
La redacción normativa
La redacción no debe suscitar confusiones, por eso siempre, ante la duda, es
preferible recurrir a una redundancia antes que a la ausencia de algún
elemento que genere luego ambigüedad.
Veremos en el siguiente ejemplo algo de lo señalado:
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Artículo 7: La Convención elegirá de su seno al Presidente, el
que tendrá voz y voto. En caso de empate su voto será doble.
Se dará su propio reglamento siendo el único juez de la
elección y título de sus miembros. Supletoriamente se
aplicará para su cometido el Reglamento de la Honorable
Cámara de Diputados.1
En este ejemplo puede verse cómo una mala redacción genera una
consecuencia jurídica diferente. La norma quiso decir que la Convención es
la que dicta su propio reglamento y que es juez de la elección y título de sus
miembros, es decir, que frente a algún planteo referido a los miembros de
la Convención, es ésta la única habilitada para resolverlo (Pérez Bourbon,
2008, p. 103). Sin embargo, una redacción confusa produjo como
consecuencia que la interpretación sea otra: de la lectura literal se entiende
que es el presidente de la Convención el que tiene estas atribuciones. En
conclusión, la utilización errónea del sujeto tácito produjo una consecuencia
jurídica diferente a la que se quiso poner.
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En definitiva, Brenna et al. (2013) sostienen que no es posible reducir
absolutamente la existencia de vaguedades, pero que una correcta y clara
redacción de las leyes puede reducir la incertidumbre a un límite aceptable.
Para ello, debe usarse la terminología adecuada, pues siempre la finalidad
es que las comunicaciones sean comprendidas por todos.
La redacción normativa de los textos legislativos debe caracterizarse por “su
carácter impersonal, por su finalidad de informar y comunicar con la mayor
claridad, brevedad y concisión, la intención de provocar un hacer o un dejar
de hacer...” (Brenna et al., 2013, p. 186) y para ello requiere del uso de un
patrón culto de la lengua.
Los patrones cultos son aquellos en los que “se cumplen y observan las
reglas de gramática formal y que emplean un vocabulario común para todos
los usuarios de la lengua” (Brenna et al., 2013, p. 186). El patrón culto busca
estar “por encima de las diferencias léxicas, las tendencias regionales
morfológicas o sintácticas del vocabulario, las idiosincrasias lingüísticas”
(Brenna et al., 2013, p. 187). Es decir, no busca un lenguaje florido ni
barroco, sino simpleza que se traduzca en mayor comprensión.
Con la finalidad de perfeccionar el contenido de las leyes vigentes, se ha
producido un enorme desarrollo de la disciplina, la que bajo el nombre de
legística se encarga de construir reglas para facilitar el desarrollo de las
normas.
La redacción técnica de textos legislativos se ha denominado drafting y
consiste en un “complejo de reglas esencialmente estilísticas pero
profundamente apoyadas en las reglas gramaticales de la lengua en
expresión, necesarias para una correcta redacción de texto normativos”
(Brenna et al., 2013, p. 188).
Para Ripert, Georges (según cita de Brenna et al, 2013, p 189) el drafting
formal o legística formal consiste en “el arte de hacer buenas leyes… bajo la
forma más conveniente para su aplicación, de manera de representar la
voluntad del legislador y hacerla conocer y aceptar por todos”.
Señalan Brenna et al. (2013), siguiendo a Cornu A., que:
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Bibliografía de referencias
Alchourrón, C. E., y Bulygin, E. (2000). Introducción a la metodología de las
ciencias jurídicas y sociales. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-
din/introduccion-a-la-metodologia-de-las-ciencias-juridicas-y-sociales--
0/html/