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INTRODUCCION
RESPONSABILIDAD CIVIL
Etimológicamente la palabra responsabilidad se remonta al termino latino
"responderé" que es una forma latina del termino responder, por eso decimos que la
responsabilidad es la habilidad de "responder" El Diccionario de la Lengua Española lo
define como una deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a
consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.
Partiendo del principio romano es deber genérico de causar daño a nadie, si este no es
cumplido, su correlato es la obligación de reparar el perjuicio causado por su
responsable. Consideramos que esta constituye la base de la responsabilidad y de sus
distintos regímenes jurídicos que derivan de él, sobre la naturaleza del hecho ilícito,
entendido claro esta como ilícito civil y del daño ocasionado.
Es el conjunto de consecuencias de una acción u omisión ilícitas, que derivan una
obligación de satisfacer el daño a la pérdida causada. Se denomina a la capacidad de
un ser humano de discernir sus acciones a través de su voluntad razonada, de manera
que pueda asumir el compromiso de sus acciones. O también se refiere a la capacidad
de reconocer lo prohibido a través de una acción culpable, pudiendo a través de ese
entendimiento determinar los límites y efectos de esa voluntad.
La responsabilidad civil compone el conjunto de la responsabilidad contractual y
extracontractual, devenidas de culpa o de la inejecución de obligaciones.
Considerando lo investigado como punto de partida la responsabilidad civil en general
debe ser conceptualizada como "un conjunto de consecuencias jurídicas a las que los
particulares se someten por el hecho de haber asumido una situación jurídica pasiva
sea en forma voluntaria o por efectos de la ley.
RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL
Si bien el art. 1314 citado contiene un supuesto de ausencia de culpa cuando dispone
que quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la
inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso,
también lo es que dicha diligencia resultará insuficiente para liberar al deudor por los
daños y perjuicios resultantes de su incumplimiento, cuando lo contrario esté
expresamente previsto por la Ley o por el título de la obligación, de conformidad con
lo dispuesto en el art. 1317 del mismo Código Sustantivo.
Para que se configure el contenido del artículo mil trescientos catorce del Código Civil
según el cual quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la
inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso;
debemos de situarnos ante un caso de responsabilidad contractual subjetiva que busca
la demostración o comprobación de la existencia o no de la diligencia ordinaria
requerida, elemento que no se discute en materia de transporte, área en la cual se
parte de una presunción iure et de iure de responsabilidad; resultando por tanto
impertinente la aplicación del artículo referido al caso de autos, por cuanto ha
quedado determinado que el naufragio de la balsa se ha debido a fuerza mayor.
La responsabilidad civil en general está referida a la indemnización, de los daños
ocasionados dentro de una relación contractual o extracontractual, bien se trate de
daños producidos como consecuencia del incumplimiento de una obligación
voluntaria, principalmente contractual, o bien se trate dé daños que sean el resultado
de una conducta, sin que exista entre los sujetos ningún vínculo de orden obligacional,
refiriéndonos a la responsabilidad extracontractual.
Cuando el daño es consecuencia del incumplimiento de una obligación voluntaria, se
habla en términos doctrinarios de responsabilidad civil contractual, y dentro de la
terminología del Código Civil Peruano responsabilidad derivada de la inejecución de
obligaciones.
La responsabilidad civil contractual se da cuando se vulnera el deber de conducta que
nace de un contrato; existe de por medio un acuerdo que se incumple es decir nace del
incumplimiento de una obligación convencional preexistente.
Esta responsabilidad se deriva de la ley y existe el deber jurídico de resarcir o
indemnizar. La responsabilidad contractual precisa de la plena capacidad civil del
obligado. La responsabilidad será mancomunada cuando hay pluralidad de autores.
En consecuencia, la Responsabilidad Contractual en nuestro ordenamiento legal
consiste en la obligación del deudor de indemnizar al acreedor por los perjuicios que le
ha originado por el incumplimiento de su obligación o por el cumplimiento parcial,
tardío o defectuoso de dicha obligación, el mismo que se encuentra normado en los
artículos 1314 al 1332 del Código Civil relativos a la Inejecución de Obligaciones.
Requisitos:
Para que proceda la indemnización de daños y perjuicios, bien sea compensatoria o
moratoria, por la existencia de una responsabilidad contractual, es necesaria la
concurrencia de los siguientes requisitos:
o La Antijuricidad: El Incumplimiento Contractual.
“Una conducta es antijurídica no sólo cuando contraviene una norma prohibitiva, sino
también cuando la conducta viola el sistema jurídico en su totalidad, en el sentido de
afectar los valores o principios sobre los cuales ha sido construido el sistema jurídico”.
Vale decir, el autor del daño no será responsable si la conducta realizada se efectuó
dentro de los límites de lo permitido por el Derecho, esto es, dentro de los límites de lo
lícito,. Esto significa, en consecuencia, que no existe responsabilidad civil en los casos
de daños causados en el ejercicio regular de un derecho, por cuanto se trataría de
daños causados dentro del ámbito de lo permitido por el sistema jurídico, es decir,
supuestos de daños autorizados o justificados por el ordenamiento jurídico.
La antijuricidad tipica contractual se encuentra plasmada en lo preceptuado por el
artículo 1321 del Código Civil que estipula: “Queda sujeto a la indemnización de daño y
perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa leve. El
resarcimiento por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío
o defectuoso, comprende tanto el daño emergente como el lucro cesante, en cuanto
sean consecuencia inmediata y directa de tal inejecución. Si la inejecución o el
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación, obedecieran a ala culpa
leve, el resarcimiento se limita al daño que podía preveerse al tiempo en que ella fue
contraído”.
El incumplimiento es considerado, como el primero de los requisitos de la
responsabilidad civil contractual; el cual se presenta como un comportamiento del
deudor que quebranta la obligación, adquiriendo ese obrar el carácter ilícito o
antijurídico. Según la enseñanza clásica, tal ilicitud, trae como consecuencia la
obligación de resarcir el daño causado al acreedor; siempre, que concurra un factor de
atribución que lo justifique.
Ernesto C. Wayar dice al respecto: “Es bien sabido que para que haya pago o
cumplimiento, el deudor debe dar, hacer o no hacer, exactamente aquello que debía,
exactitud que se mide en relación con el objeto, el lugar y el tiempo. El concepto de
incumplimiento no es dado por oposición, pues consiste en un comportamiento
desacomodado o discrepante con el tenor de la obligación; de allí que se haya podido
decir que todo obrar disconforme con el que era debido importa, sin más,
incumplimiento. Adviértase que, por la amplitud de esta afirmación, es extensa la
variedad de hipótesis en que esa disconformidad de conducta puede presentarse.”
Efectivamente, por la importancia y diversidad de sus consecuencias, el
incumplimiento no puede tomarse en forma ligera, es necesario evaluarlo en función
de una “teoría del incumplimiento” que precisa no solamente sus conceptos,
elementos, naturaleza, estructura, clases y consecuencias, sino que nos permitirá
resolver una variedad de problemas concretos. El mismo autor señala: “Así, en el
marco del derecho contractual, el incumplimiento es fuente de importantísimos
efectos jurídicos que no siempre, ni necesariamente, se relacionan con daños o
menoscabos patrimoniales de una de las partes; es lo que ocurre, por ejemplo, con la
excepción de incumplimiento, la resolución contractual, la excesiva onerosidad
sobreviniente, la evicción y los vicios redhibitorios.”
En este sentido, se debe distinguir entre el incumplimiento absoluto y el relativo. El
primero se presenta cuando por razones físicas o jurídicas, sobrevivientes a la
formación del vínculo, no es posible realizar la prestación, o cuando el cumplimiento
de la prestación es inútil para el acreedor, al perder éste interés en percibirla. En el
segundo caso, cuando a pesar de la inconducta del deudor la prestación es de posible
ejecución, se afirma que el incumplimiento es sólo relativo, aquí no hay
incumplimiento, pues, aun cuando de modo parcial, tardío o defectuoso la prestación
se realizará. En todo caso son formas incompletas de cumplimiento.
A diferencia de la inejecución total decimos que es parcial cuando la conducta del
obligado lesiona el principio de inte¬gridad del objeto, es decir no está completo, no
obstante lo cual se cumple. Cuando el comportamiento del deudor viola los prin¬cipios
de identidad o de localización, sin que por ello deje de cumplir, lo hace
defectuosamente. El cumplimiento tardío se caracteriza por la perdurabilidad del
vínculo durante todo el tiempo que dure el retraso del obligado.
Respecto de estas conductas y la antijuricidad que involucran, debemos tener en
cuenta lo que dice Carlos Fernández Sessarego: “Lo expuesto nos lleva a inferir que,
para dichos autores, lo injusto sería equivalente a lo “antijurídico”, mientras que,
dentro de nuestra concepción, lo injusto es lo jurídicamente prohibido. Es decir, que lo
injusto es, como lo hemos apuntado, el elemento negativo de lo jurídico, si es que
consideramos que el incumplimiento del deber y la sanción son maneras de ser de lo
jurídico.” Asimismo agrega: “Dentro de la indicada posición se alinea Alberto J. Bueres,
para quien la responsabilidad civil “supone el deber que pesa sobre una persona de
reparar el daño injusto ocasionado a otra”. Precisa, a continuación, que en el concepto
“abarcamos las hipótesis de daños causados por conductas injustas (antijuridicamente)
– perjuicios que involucran una injusticia intrínseca -, y la de daños que son injustos
per se, o sea, sin reconocer una causación injusta (antijurídica)” .
o El Daño
Este requisito es considerado por muchos el más importante y complejo, pues si no se
demuestra su existencia y la relación de causalidad entre este y el incumplimiento, no
se podrá de ninguna manera demandar la indemnización.
Etimológicamente la palabra daño, procede de la voz latina “damnum” que significa
pérdida, perjuicio o gasto. Muchos autores lo definen como la violación de uno o
varios de los derechos subjetivos que integran la personalidad jurídica del sujeto
producida por un hecho voluntario o producto de la negligencia y que genera la
obligación de indemnizar.
El daño puede ser de dos categorías: daño patrimonial y daño extrapatrimonial, el
primero constituído por el daño emergente y el lucro cesante, el segundo por el daño
moral o daño a la persona.
Su importancia es tal, que de faltar, sería inoficioso el investigar si el cumplimiento es
imputable al agente o si este se encuentra en mora, ya que para que opere la
indemnización de daños, estos deben existir realmente. Sin daño o perjuicio no hay
responsabilidad civil, puesto que el objetivo primordial de la misma es precisamente la
indemnización o resarcimiento del daño causado.
Doctrinariamente, se exige que el daño sea cierto o real, esto es, efectivo. Fernando de
Trazegnies, citando a Alfredo Orgaz dice: “Existen diferentes tipos de daños reparables.
Pero ante todo es importante destacar una característica general de todo daño
susceptible de reparación, el daño, cualquiera sea su naturaleza debe ser cierto si
quiere aspirar a una reparación presente o futuro, pero cierto. No puede ser eventual
o hipotético, el simple peligro no da lugar a indemnización, tiene que materializarse en
daño.”
De lo señalado precedentemente podemos afirmar que el daño eventual no es
indemnizable porque no es cierto, entendiendo como daño eventual el hipotético,
aleatorio, fundado en suposiciones o conjeturas. Así también el daño indemnizable
debe ser directo, esto es, debe provenir directamente del incumplimiento de la
obligación contractual. El daño indirecto no se indemniza jamás porque no existe nexo
causal entre el incumplimiento contractual y el daño por el otro. Finalmente, el daño
moral es indemnizable, entendiéndose por tal todo el sufrimiento, aunque no tenga
una apreciación pecuniaria.
o Relación de causalidad
Los hechos son siempre fenómenos complejos por la concurrencia de circunstancias
diversas que influyen en el resultado, en nuestro caso, del daño cuya reparación se
pretende. Cuando hablamos de un hecho aludimos a una modificación del mundo
exterior que sucede en un momento dado y en cierto lugar, con la intervención de
personas y cosas que constituyen sus elementos. Sin embargo, cada hecho no es sino
un eslabón en una cadena causal en la que se suceden otros hechos que son
antecedentes de aquél y hechos que son su consecuencia.
La cuestión de determinar en cada caso cuál de los hechos antecedentes es la causa de
un cierto resultado es problema no muy facil de comprender y que en cada caso
constituye un problema a determinar.
En el caso de la responsabilidad contractual, es necesario que entre el incumplimiento,
por una parte, y el daño o perjuicio por otra, medie una relación de causalidad: que el
daño sea la consecuencia inmediata y directa del incumplimiento o del hecho dañoso.
Es precisamente por falta de nexo que el daño indirecto no se indemniza.
Esté está referido a la existencia de una relación jurídica de causa y efecto entre la
conducta antijurídica y el daño causado y significa que este último debe ser
consecuencia de la conducta antijurídica, es decir del incumplimiento del deudor.
Efectivamente, el daño cuya reparación se pretende debe estar en relación causal
adecuada con el hecho de la persona o de la cosa a las cuales se atribuye su
producción. Es necesaria la existencia de ese nexo de causalidad, pues de otro modo se
estaría atribuyendo a una persona el daño causado por otro.
Nuestra regulación en este tema adopta la teoría de la causa inmediata y ajena. Es así
que Lizardo Taboada Córdova, señala: “La diferencia de regulación legal en nuestro
Código Civil radica que en el campo extracontractual se ha consagrado en el mismo
artículo 1985° la teoría de la causa adecuada, mientras que en el contractual en el
mismo artículo 1321° la teoría de la causa inmediata y directa. Sin embargo para
efectos prácticos, las dos teorías, nos llevan al mismo resultado.”
o Los Factores de Atribución
La Imputabilidad del Perjuicio Otro de los requisitos para que proceda la indemnización
de daños y perjuicios, es el de que el incumplimiento, ya sea este total, parcial o
simplemente un retardo, sea imputable al deudor, es decir los factores de atribución
que determinan la existencia de la responsabilidad.
Únicamente bajo esta premisa se le considerará como autor de los daños causados y,
por tanto, obligado al resarcimiento correspondiente.
Este requisito exige que el deudor incumplidor o el hechor del acto dañoso hayan
incurrido en culpa, clasificado en tres grados, de acuerdo a lo señalado por Lizardo
Taboada Córdova “El factor de atribución depende del tipo de responsabilidad: en la
responsabilidad contractual, es la culpa, clasificado en tres grados: la culpa leve, la
culpa grave o inexcusable y el dolo.”
El dolo se define en nuestro ordenamiento, artículo 1318° del Código Civil , como la
intención deliberada de no ejecutar la obligación, sin embargo no es lo mismo dolo
civil y dolo penal. Al respecto Anibal Torres Vásquez en sus cometarios al mencionado
artículo del Código Civil nos dice: “Hay que diferenciar el dolo civil del penal, pués el
primero se conforma con una voluntariedad teñida de mala fe, pero sin exigir la
intención de dañar… La causalidad dolosa es lo que la Ley castiga y no la entidad del
daño ni la finalidad primordial de dañar que podría configurar el dolo penal”
En al sentido, si esta intención dañosa aparece en el incumplimiento de alguna
obligación contractual, ese dolo tendrá como efecto un aumento de la responsabilidad
del deudor, puesto que responderá en este caso no sólo de los perjuicios ocasionados,
sino también de los perjuicios futuros, daño emergente y lucro cesante.
Se entiende por culpa la negligencia, descuido, falta de diligencia o cuidado, falta de
precaución, inadvertencia, con que una persona afronta el cumplimiento de sus
obligaciones. La graduación señalada anteriormente permite aumentar o disminuir la
responsabilidad según lo señalan los artículos 1319°, 1320° y 1321° del Código Civil. Así
lo señala Lizardo Taboada Córdova, cuando dice: “Asi, si el incumplimiento es
consecuencia de dolo o culpa grave del deudor, los daños y perjuicios a reparar son
todos aquellos consecuencia inmediata y directa del incumplimiento que pudieran
preveerese o no al momento de contraerse la obligació, Por el contrario, si el
incumplimiento obedeciere unicamente a culpa leve sólo se indemnizarán los daños y
perjuicios que sean consecuencia inmediate y directa del incumplimiento que podrían
preveerse al momento de contraerse la obligación.” Ello ciertamente significa que el
quantum indemnizatorio no depende solamente del nexo causal sino también de los
factores de atribución subjetivos precisados.
La Indemnización
La responsabilidad contractual, se materializa en la indemnización de daños y
perjuicios, la cual podrá ser compensatoria o moratoria. Será compensatoria cuando la
suma de dinero que debe el deudor al acreedor, equivale a lo que habría obtenido el
primero con el cumplimiento de la obligación y será moratoria cuando la suma de
dinero que el acreedor exige al deudor como equivalente al atraso en el cumplimiento.
Es así que la mora se constituye en uno de los requisitos fundamentales para que el
deudor incluso el acreedor mismo esté en la obligación de indemnizar los daños y
perjuicios, lo cual se halla consagrado en el Art. 1339° del Código Civil, el mismo que
señala que el acreedor en mora queda obligado a indemnizar los daños y perjuicios
derivados de su retraso.
Por otro lado, debemos precisar que el simple retardo, no da lugar a la indemnización
daños y perjuicios, pues para que esta proceda, es necesario que el acreedor le exija
judicial o extrajudicialmente el cumplimiento de su obligación, de acuerdo a lo
señalado en el Art. 1333° del C.C., sin embargo esta intimación no será necesaria
cuando: la ley o el pago lo declaren expresamente, cuando la naturaleza y
circunstancias de la obligación resultare que la designación del tiempo en que había de
entregarse el bien o practicarse el servicio, hubiese sido motivo determinante para
contraerla, cuando el deudor manifieste por escrito su negativa a cumplir la obligación
y cuando la intimación no fuese posible por causa imputable al deudor.
Jurisprudencia
Arts. 1969, 1970 y 1985
"De acuerdo a los artículos 1969, 1970 y 1985 del Código Civil, para la procedencia de
la responsabilidad civil extracontractual, deben concurrir los siguientes requisitos: a) la
antijuridicidad de la conducta, b) el daño causado, c) la relación de causalidad entre el
hecho generador y el daño producido y , d) los factores de atribución.
1. LA ANTIJURIDICIDAD
Es todo comportamiento humano que causa daño a otro mediante acciones u
omisiones no amparadas por el derecho, por contravenir una norma, el orden
público, la moral y las buenas costumbres.
Las conductas que pueden causar daños y dar lugar a una responsabilidad civil pueden
ser:
a. Conductas Típicas.- Cuando están previstas en abstracto en supuestos de hecho
normativo. Es decir la conducta contraviene una norma.
b. Conductas Atípicas.- Aquellas que no están reguladas en normas legales, pero
vulneran el ordenamiento jurídico. La conducta contraviene valores y principios.
Ejemplo:
No existe responsabilidad civil en los casos de daños causados en el ejercicio regular de
un derecho, pues se trataría de daños producidos dentro del ámbito de lo permitido
por el sistema jurídico: pueden ser supuestos autorizados o justificados por el
ordenamiento jurídico.
En el ámbito de la responsabilidad no rige el criterio de la tipicidad en materia de
conductas que pueden causar daños y dar lugar a la obligación legal de indemnizar,
sino que dichas conductas pueden ser típicas en cuanto se encuentre previstas en
abstracto en supuestos legales, la producción de las mismas viole o contravenga el
ordenamiento jurídico. Este amplio concepto de antijuridicidad es reconocido por la
responsabilidad extracontractual, pues en ella no se encuentran predeterminadas las
conductas, por lo cual se entiende que cualquier conducta será susceptible de dar
lugar a una responsabilidad civil en la medida que se trate de una conducta ilícita que
cause daño.
En cambio en la responsabilidad contractual la antijuridicidad debe ser siempre típica,
ya que es consecuencia de un incumplimiento, cumplimiento tardío o defectuoso de
una obligación, por tanto la conducta que puede dar lugar a una indemnización son
siempre conductas tipificadas legalmente.
La reparación civil, que legalmente define el ámbito del objeto civil del proceso
penal esta regulada por él articula 93º del Código Penal, desde luego, presenta
elementos diferenciadores de la sanción penal, existen notas propias, finalidades y
criterios de imputación distintos entre la responsabilidad penal y responsabilidad
civil, aun cuando comparten un mismo presupuesto: El acto ilícito causado por un
hecho antijurídico, a partir de la cual surgen las diferencias respecto de su
regulación jurídica y contenido entre el ilícito penal y el ilícito civil. Así las cosas, se
tiene que el fundamento de la responsabilidad civil que origina la obligación de
reparar, es la existencia de un daño civil causado por un ilícito penal, el que
obviamente no puede identificarse con "ofensa penal" – lesión o puesta en peligro
de un bien jurídico protegido, cuya base se encuentra en la culpabilidad del agente
(la causa inmediata de la responsabilidad penal y la civil ex delito infracción/daño,
es distinta); el resultado dañoso y el objeto sobre el que recae la lesión son
distintos.
Desde la perspectiva del daño civil debe entenderse como aquellos efectos
negativos que derivan de la lesión de un interés protegido, lesión que puede
originar consecuencias patrimoniales o extrapatrimoniales. Una concreta conducta
puede ocasionar tanto daños patrimoniales que consisten en la lesión de derechos
de naturaleza económica, que debe ser reparada, radicada en la disminución de la
esfera patrimonial del dañado y en el no incremento del patrimonio dañado o
ganancia patrimonial neta dejada de percibir –menoscabo patrimonial; como daños
extrapatrimoniales circunscrita a la lesión de derechos o legítimos intereses
existenciales – no patrimoniales – tanto en las personas naturales como jurídicas –
se afectan como acota ALASTUEY DOBON, bienes inmateriales del perjudicado, que
no tienen reflejo patrimonial alguno
En consecuencia no es procedente, el que se constituya en parte civil en el proceso
penal, no puede solicitar la reparación en la vía civil, puesto que en el proceso
penal se tramita acumulativamente la reparación civil. La reparación civil fijada en
la vía penal surte efectos sobre el agraviado que se constituyo en parte civil.
La reparación civil no es diferente de la indemnización, pero es más amplia pues
incluye a la indemnización por daños y perjuicios y además la restitución del bien o
el pago del valor cuando la restitución no es posible.
El plazo de prescripción dispuesto en él articula 100º del Código Penal no afecta el
plazo de prescripción extintiva de la acción en materia civil, pues este plazo no
corre mientras no se extinga la acción penal, lo cual no quiere decir que prescrita la
acción penal se compute a partir de ahí el plazo de dos años de la prescripción de la
acción civil.
2. DAÑO
Es la lesión a un interés jurídicamente protegido. Sin daño o perjuicio no hay
responsabilidad civil, puesto que el objetivo primordial de la misma es
precisamente la indemnización o resarcimiento del daño causado.
Ejemplo:
Una persona sufre un atropello quedando invalido, este sujeto antes del accidente
trabaja en una mina, percibiendo un ingreso suficiente para cubrir las necesidades
de su cónyuge e hijos quienes dependían económicamente de el, en este caso no
solo es víctima el atropellado, sino también su cónyuge e hijos quienes no podrán
seguir estudiando, ni cubrir sus necesidades, toda vez que el padre era el único
ingreso económico de la familia.
Hay que diferenciar entre los sujetos damnificados, considerando que pueden
existir damnificados directos, que son los que se ven afectados de manera directa
con el resultado dañoso al haber participado en forma concreta en el evento
(víctima) y damnificados indirectos que son aquellos que ven afectados sus
intereses sin que hayan participado directamente me manera concreta en el
evento (cónyuge, hijos, etc).
Factor in abstracto para que exista una relación de causalidad adecuada, este factor se
entiende como la conducta antijurídica abstractamente considerada, de acuerdo a la
experiencia normal y cotidiana, es decir según el acontecimiento ordinario de los
acontecimientos debe ser capaz de producir daño, si la respuesta es negativa, no
existirá una relación causal, aun cuando se hubiere cumplido con el factor inconcreto.
CAUSA DIRECTA
Por la cual se llama causa solamente a aquella de las diversas condiciones
necesarias de un resultado que se halla temporalmente más próxima a
esta, las otras serán solamente condiciones.
Se afirma que en materia de responsabilidad civil extracontractual o aquiliana se
acoge la teoría de la causa adecuada (art. 1985 CC) y en inejecución de obligaciones
se asume la teoría de causa próxima (art. 1321 CC).
La relación de causalidad, además, presenta otras figuras y supuestos que se
presentan en torno a este aspecto fundamental de la responsabilidad civil, tales
como la fractura causal o causa ajena, la de la concausa y la de pluralidad de
causas.
FRACTURA CAUSAL
Regulado por el artículo 1973º del Código Civil, en este caso el daño es siempre
consecuencia de la conducta del autor, pero con contribución o participación de
la propia víctima, tratándose de un supuesto totalmente distinto al de la
fractura causal.
Se da un supuesto de concausa cuando la víctima contribuye con su propio
comportamiento a la conducía del autor o a la realización de un daño, en este
caso el daño no es consecuencia única y exclusiva de la conducta del autor, sino
que la propia víctima ha contribuido y colaborado objetivamente a la
realización del mismo, el cual no se hubiera producido de no mediar el
comportamiento de la propia víctima.
Ejemplo:
Luis Miguel practica ciclismo en la pista de la Av. Javier Prado y no en las
ciclovías existentes, exsistirá concausa en el supuesto de que un conductor de
esta vía rápida atropelle a Luis Miguel. No se trata de una fractura causal puesto
que el solo hecho de la conducta de hacer ciclismo en la pista no es suficiente
en si misma para sufrir un accidente de transito, pero si se tratará de una
concausa por cuanto con este comportamiento Luis Miguel esta contribuyendo
objetivamente a la producción del daño.
Usualmente es difícil distinguir cuando se da una fractura causal y cuando la
concausa. El único criterio para diferenciarlos será responder la siguiente
pregunta ¿la conducta de la víctima por si sola es suficiente para la producción
del daño?
Si la respuesta es negativa se tratara de una concausa, si es afirmativa será una
fractura causal.
El efecto jurídico de la concausa no es la liberación de la responsabilidad civil
del autor, sino únicamente la reducción de la indemnización a cargo del autor,
la reducción deberá ser determinada por el juez, según las circunstancias.
CONCURRENCIA DE CAUSAS
FACTORES DE ATRIBUCIÓN
DOLO
El derecho tiene diversas acepciones. En sentido lato significa una idea de mala fe,
malicia, fraude, daño.
Por ello entendemos como dolo como la voluntad o él animo deliberado de la
persona del causar el daño, coincide con el artículo 1318º del Código civil en lo
referente al incumplimiento de la obligación.
Se presenta desempeñando una triple función:
o dolo como vicio de la voluntad, es el engaño que se emplea para inducir a alguien a
consentir con la formación de un acto jurídico, que sin ese dolo no se habría
realizado o lo hubiera sido en condiciones diferentes. En este caso puede ser el
dolo que falsea la intención del agente y que este puede aducir para obtener la
anulación de un acto celebrado con ese vicio.
o En materia de actos ilícitos, el dolo designa la intención del agente de provocar el
daño que deriva de un hecho.
o El incumplimiento de la obligación, el dolo alude a la intención con que el deudor
ha obrado para inejecutar la prestación debida.
CULPA
- Culpa grave (art. 1319 CC) definido como culpa inexcusable y viene a ser el no uso
de la diligencia que es propia de la mayoría de las personas. Ejemplo se deja a una
persona a cargo de un almacén, deja abierta las puertas de noche y roban
los productos.
SISTEMA OBJETIVO
RIESGO CREADO
De acuerdo al Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española "riesgo" es
una contingencia o proximidad de un daño, y de otro lado, define la palabra
peligroso como "que tiene riesgo o puede ocasionar daño. Para la doctrina el riesgo
creado viene a ser el riesgo adicional al ordinario tales como: automotores,
artefactos eléctricos, cocinas de gas, ascensores, diversas armas de fuego,
insecticidas, medicamentos, actividades industriales.
Todo este tipo de bienes y actividades no será necesario examinar la culpabilidad
del autor, pues deberá bastar con acreditar el daño producido, la relación de
causalidad y que se trate de un bien o actividad que suponga un riesgo adicional al
normal y común, por lo que merece la calificación de "riesgosos". Haya sido el
autor culpable o no, igualmente será responsable por haber causado el daño
mediante una actividad riesgosa o peligrosa.
Se observa entonces que la ausencia de culpa no sirve como mecanismo liberador
de responsabilidad civil, adquiriendo por el contrario importancia fundamental la
noción de causa ajena o fractura causal.
El sistema objetivo de responsabilidad civil no pretende que los daños que se hayan
causado a través de bienes o actividades riesgosas, no exista la culpa del autor, lo
que se pretende es la total abstracción de la culpa o ausencia de la culpa del autor,
de tal modo que la existencia de culpa o no sea totalmente intrascendente para la
configuración de un supuesto de responsabilidad civil extracontractual, debiendo
acreditarse la relación causal, la calidad del bien o la actividad como una riesgosa.
Cabe agregar que la calificación de un bien o actividad riesgosa o peligrosa no
depende de las circunstancias de un caso concreto en particular, pues de ser así
cualquier actividad podría ser considerada riesgosa. Esta calificación depende del
riesgo que supone el uso socialmente aceptado del bien o actividad de que se
trate, siempre y cuando su uso suponga un riesgo adicional al común y ordinario,
como sucede con las armas de fuego o con los vehículos.
Sexta Epoca, Instancia: Tercera Sala, Fuente: Apéndice de 1995, Tomo: Tomo IV, Parte
SCJN, Tesis: 354, Página: 238
RESPONSABILIDAD OBJETIVA Y CONTRACTUAL CONCURRENTES. TRANSPORTES. La
responsabilidad extracontractual, por el uso de instrumentos peligrosos, es
independiente de que haya o no contrato. Una empresa de transportes es
responsable del daсo que cause con los vehнculos con que presta el servicio, tanto
respecto de los pasajeros como de los simples transeъntes. Serнa contrario a la
equidad que dicha responsabilidad estuviera sujeta a normas distintas, sуlo por el
hecho de que en un caso haya contrato y en otro no. En la responsabilidad
contractual se atiende a la culpa y al incumplimiento del contrato por parte del
porteador, mientras que en la responsabilidad objetiva, basta el uso de instrumentos
peligrosos para que deba repararse el daсo causado y el obligado sуlo puede librarse
del pago de la indemnización, si demuestra que el daсo se produjo por negligencia
inexcusable de la víctima. Hay casos en que concurren los dos tipos de
responsabilidades, la derivada del simple incumplimiento del contrato y la
proveniente del uso de instrumentos peligrosos; entonces pueden ejercitarse a la vez
dos acciones. Pero si se demanda a una empresa de transporte por el daсo causado a
uno de sus pasajeros en un accidente, no puede considerarse que existan dos
acciones y que puede el interesado optar entre cualquiera de ellas, puesto que la
base de la obligación del porteador no es el contrato, sino la ley, y por eso solo existe
la acción extracontractual.
CONCLUSIONES