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La guerra fría Estados Unidos y la revolución bolchevique, 1917-1933 37

se sentía con ánimos de abandonar a los checos, que a estas alturas estaban to- los tanteos de paz soviéticos. En consecuencia, a principios de enero de 1919
talmente desmoralizados después de sufrir una serie de derrotas aplastantes a autorizó a William Buckler, ayudante especial en la embajada de Estados
manos del ejército rojo durante el otoño. Además, el presidente no quería dar Unidos en Londres, a entrevistarse con un representante bolchevique, Mak-
carta blanca a los japoneses en Siberia, y temía que éste sería uno de los re- sim Litvinov, en Estocolmo. Después de hablar con Litvinov del 14 al 16 de
sultados principales de la rápida retirada de las tropas estadounidenses de Ru- enero, Buckler informó de que el diplomático bolchevique había mostrado
sia. Lo que es más importante, Wilson creía que una retirada precipitada de una «actitud conciliadora».46 Reflejo de tal actitud eran la disposición de Lit-
las tropas norteamericanas pondría en peligro la unidad de los aliados en un vinov a negociar un armisticio con los aliados y su promesa de que el gobier-
momento en que necesitaba el apoyo de éstos con el fin de poner en práctica no soviético sería más moderado en su política interior y exterior. Litvinov es-
su plan para la creación de la Sociedad de Naciones. El presidente reconoció peraba que, a cambio de ello, los aliados «interrumpieran todas las operaciones
en privado que resiútaba «más difícil salir [de Rusia] que entrar».42 En conse- militares directas o indirectas contra la Rusia soviética, toda la ayuda material
cuencia, el 4 de diciembre el departamento de Estado hizo saber a su encar- directa o indirecta a las fuerzas rusas o de otras nacionalidades que operaban
gado de negocios en Arkángel, Dewitt Poole, que no habría ningún cambio contra el gobierno soviético y también todo tipo de guerra y boicot económi-
en la política estadounidense hasta que los aliados hablasen sobre qué más po- cos».47 Para entonces, Wilson se encontraba en París al frente de la delegación
dían hacer para ayudar a Rusia en la conferencia de paz que estaba a punto de estadounidense en la conferencia de paz. El 21 de enero leyó el informe de
empezar en París. Buckler ante el Consejo de los Diez, integrado por representantes de las po-
tencias victoriosas. Las concesiones que ofrecía Litvinov surtieron un efecto
significativo en sus deliberaciones. Debido a ello, el Consejo autorizó a Wil-
UN PARÉNTESIS DIPLOMÁTICO son a redactar una propuesta (que el primer ministro británico, David Lloyd
George, fue el primero en sugerir a comienzos de diciembre de 1918) para in-
No hace falta decir que el final de la primera guerra mundial no hizo más que vitar a todas las partes enfrentadas en Rusia, incluidos los bolcheviques, a asis-
incrementar la sensación de peligro de los bolcheviques. «Ahora el capitalis- tir a una conferencia de paz en la isla de Prinkipo (en el mar de Mármara, cer-
mo mundial se echará sobre nosotros», dijo Lenin a Chicherin.43 El gobierno ca de Estambul, en Turquía) que empezaría el 15 de febrero. Wilson tenía la
soviético trató de impedir una invasión total de los aliados en apoyo de las esperanza de que si llevaba a los bolcheviques a la mesa de negociaciones, po-
fuerzas «blancas» que luchaban contra el ejército rojo, y para ello lanzó una dría persuadirles a aceptar una resolución democrática de la guerra civil rusa.
iniciativa de paz poco después de terminar la contienda. El 3 de noviembre Como mínimo, esperaba impedir que Lenin se hiciera pasar por el defensor
Chicherin dirigió una nota a las potencias occidentales en la que declaraba de una Rusia que se encontraba en peligro por culpa de la intervención ex-
que su gobierno estaba «dispuesto a hacer muchas concesiones a las potencias tranjera. Pero la propuesta de Prinkipo fracasó porque los «blancos», a instan-
de la entente con el fin de llegar a un acuerdo».44 El concepto de apelar a Oc- cias de los franceses, cuyo antibolchevismo era implacable, se negaron a asis-
cidente en nombre de las ventajas económicas seguiría siendo una premisa tir a la conferencia.
central de la diplomacia soviética hasta bien entrado el decenio de 1920. ' Lenin pensaba que los aliados estaban dispuestos a reconocer al régimen
Pero la propuesta de paz soviética fue acogida con mucha frialdad en las bolchevique y por ello aceptó la invitación a la conferencia de Prinkipo. Pero
capitales occidentales. «Ahora que nuestros enemigos han sido derrotados es claro que no tenía intención de abandonar su programa revolucionario con
—escribió lord Robert Cecil, subsecretario de Asuntos Exteriores británico—, el fin de lograr la paz con los aliados. El 23 de enero de 1919, sólo un día des-
el principal peligro para este país es el bolchevismo.» Stephen Pichón, el mi- pués de recibir la invitación a Prinkipo, Lenin pidió la creación de la Tercera
nistro de Exteriores francés, pensaba lo mismo. En el telegrama que contenía Internacional o Comintern, que se encargaría de dirigir el movimiento comu-
la propuesta de paz soviética escribió: «No tenemos el menor deseo de enta- nista internacional. A comienzos de marzo el Comintern celebró su primera
blar conversaciones con los bolcheviques».45 En vez de negociar con los bol- reunión en Moscú y empezó a trazar planes para intensificar la propaganda y
cheviques, los ingleses y los franceses se disponían a aumentar la ayuda a los la agitación revolucionarias en todo el mundo. Aquel mismo mes, gobiernos
«blancos». de tipo soviético subieron al poder en Hungría y en Baviera, lo cual hizo que
A diferencia de sus aliados, con todo, a esas alturas Wilson ansiaba poner Lenin se sintiera aún más convencido de que la revolución no tardaría en pro-
fin a la participación militar directa de Estados Unidos en el conflicto de Ru- ducirse en el resto de Europa.
sia y, por tanto, se inclinaba menos que los ingleses y los franceses a rechazar

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