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quinta; análisis de los artículos de las profesoras Arruda y Vilaça) -Capítulo 121 de: "Los
bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo"-.
Por Angel Gómez-Morán Santafé
(publicado en Tartessos y lo invisible en el arte 4/3/2018)
ATENCIÓN:
AL PASAR EL TRABAJO A PDF. HA DEFORMADO ALGUNAS FOTOGRAFÍAS QUE DEBÍAN ESTAR EN UN LADO; anotamos los errores.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, famosa copa argárica que regaló en 2013
Da. Margarita Ramón-Borja al Museo Arqueológico de Alicante; donde pudieron
comprobar que se trataba de un ejemplar magnífico, datable entre el 2200 y el 1500
a.C.. Abajo, la misma copa junto a otras similares (argáricas), tal como las muestra
actualmente el MARQ en una vitrina a su entrada -Museo de Alicante, al que
agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. En este artículo repasaremos
diferentes teorías acerca de la pre-colonización y el difusionismo; prevaleciendo
quienes afirman que civilizaciones como la argárica, sería tan solo producto de una
evolución prehistórica peninsular. Otras tesis, por el contrario, consideran que las
culturas donde se inician los metales en nuestras tierras, se producen por contacto
con “protocolonizadoes” llegados de Oriente (especialmente por navegantes que
cruzarían el Mediterráneo durante la Edad del Bronce). A mi juicio, no es posible
afirmar que civilizaciones como el Argar o la Campaniforme, se hayan generado en
la Península Ibérica, sin influencias exteriores y por efecto de una evolución
interna. Bastará para ello pensar que en el 2500 a.C. ya estaban construidas las grandes
pirámides de Egipto. Siendo irrefutable que una civilización capaz de elevar un edificio de
esas características, puede crear embarcaciones de suficiente tamaño, que realicen
largas travesías (tal como se hacían en Biblos). Enviando a través de los bibliotas o
los cretenses, expediciones por todo el Mediterráneo, en busca de metales
preciosos y de materias primas. Máxime durante la Edad del Bronce; cuando era
esencial el cobre y el estaño, pues con ellos se fabricaba toda herramienta y arma.
Asimismo, hemos de tener muy presente que en las inmediaciones de Egipto no
había minas cúpreas ni de casiterita. Todo lo que obliga a pensar que los bibliotas y los
súbditos del faraón hubieron de recorrer las costas del Mediterráneo y las del Mar Rojo,
en busca de esos metales preciosos (por entonces imprescindibles para la subsistencia.)
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En este artículo continuamos nuestro comentario y resumen sobre el libro que se
estudió ya en las entradas anteriores. Ampliando el análisis y exposición de opiniones
sobre este monográfico titulado: "Contacto cultural entre el Mediterráneo y el
Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate"- (1) . Publicación del
CSIC, en la que participaron los mejores especialistas en colonización y
precolonización de la Península Ibérica; donde cada autor aporta una separata
sobre el tema. En nuestros tres artículos anteriores habíamos visto los trabajos de los
profesores: Escacena Carrasco, Torres Ortiz, López Castro, José Clemente Martín de
la Cruz, Marisa Ruíz-Gálvez Priego, Alicia Perea y Bárbara Armbruster. En el
presente, analizaremos las aportaciones en la obra de las profesoras Ana Margarita
Arruda y de Raquel Vilaça.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del Museo Arqueológico de
Alicante, al que agradecemos nos permita divulgarlas. Se trata de vitrinas de la sala 1ª
donde exponen objetos eneolíticos y de la Primera Edad del Bronce, procedentes
de la zona levantina (fechados entre el 3000 y el 2000 a.C.). Entre los artículos que
vemos -de etapa de transición entre el Neolítico y el Bronce pleno-, se hallan bifaces de
piedra pulida, crisoles sencillos de fundición y moldes para fabricar piezas en cobre o
bronce. Junto a ellos, mazas pétreas (posiblemente usadas en la minería o para
machacar el mineral de metal). En la fotografía de abajo ya observamos armas y
punzones realizados con bronce muy plúmbeo y arsenicado (de allí su apariencia
rugosa). Hemos de destacar la aparición de hachas planas (del metal) durante
etapas muy tempranas, en esta zona del Levante Peninsular. Tanto que existen
teorías afirmando que los primeros objetos de cobre de nuestras tierras
procederían de las cuevas eneolíticas de Levante (aunque otros consideran que
serían anteriores los hallazgos de Almería, como los de Cerro de la Virtud o
Almiranzaque). Sea como fuere, parece lógico pensar que las el área levantina, tanto
como la de Almería, sería el primer lugar que encontrarían los expedicionarios venidos
desde el otro lado del Mediterráneo.
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A) "Extraños en una tierra casi extraña; los contactos precoloniales del sur del
territorio, hoy portugués" -ANA MARGARIDA ARRUDA-: (2)
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A) – 1º . PLANTEAMIENTO E IDEAS DE LA PROFESORA ARRUDA EN SU ESTUDIO:
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El artículo de la especialista lusa que vamos a analizar se encuentra publicado en lengua
portuguesa; aunque intentaremos recoger sus palabras traducidas -por mí, en la medida
de los posible-. Comienza escribiendo A. M. ARRUDA que: “Las perspectivas
difusionistas e histórico-culturalistas atribuyeron casi siempre a los agentes
orientales un papel definitivo en los fenómenos ocurridos en el Occidente
peninsular en situaciones diversas, muchas de ellas diacrónicamente distantes, como
son, por ejemplo, los casos del inicio del Neolítico, de la construcción de tholos (...) Es
necesario tomar conciencia de que la teoría de la precolonización nació así en un
momento precoz de la investigación sobre la colonización fenicia de
Occidente” (2a) (...) Marisa Ruiz-Galvéz (2000, 2005) y Jaime Alvar (1997,
2000), nunca dejaron en suspenso el tema y han defendido en textos recientes que
antes del establecimiento de los fenicios en la Península Ibérica; Occidente fue
visitado por navegantes orientales. Siendo diferentes los argumentos en que basan
estas propuestas; más arqueológicos los de Ruiz-Galvéz y más históricos los de Alvar. El
hecho cierto, es que ambos concuerdan en lo esencial; y si Alvar considera
indispensable que se abandone definitivamente el término pre-colonización, defiende la
existencia de lo que llama «modo de contacto no hegemónico» para definir una realidad
de contactos episódicos, irregulares y no sistemáticos caracterizados por la
«realización de intercambios sin ocupación territorial ...». También para Ruiz-Galvéz
el concepto de pre-colonización (...) debe ser descartado, atendiendo a que esta
teoría desvaloriza el elemento indígena en el proceso de intercambio
ocurrido” (2b) .
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En algunos de mis artículos ya hemos hablado del concepto de pre-colonización,
referido a viajeros llegados a nuestras costas en épocas anteriores al
Hierro (especialmente antes que los fenicios). Todo lo que parece un hecho indiscutible,
pues resulta impensable que Iberia no haya sido visitada continuamente y desde las
épocas más antiguas por buscadores de metales; al ser nuestra península la zona
del Mediterráneo mas rica en esos yacimientos. Máxime, cuando sabemos que
desde el quinto milenio a.C. ya existía una “ruta del ámbar”; recogiendo desde las
costas del Báltico y las del Atlántico esta resina petrificada, para llevarla a lugares
tan lejanos como Asia Menor, Egipto o Mesopotamia. Todo ello -y el sentido común-
obliga a pensar que desde los inicios de la Edad de los Metales, quienes
necesitaban cobre, estaño, oro y plata en abundancia; se acercarían hasta nuestras
tierras. Un lugar al que se llegaba desde Oriente Medio o Egipto, en cinco o seis
semanas navegando de cabotaje durante los meses de verano; algo que no sería un
problema para quienes vivían en Biblos o en Creta (acostumbrados a trabajar, pescar y
transportar mercancías en sus naves) . Hasta donde deberían venir debido a que por
entonces el cobre y el estaño eran tan imprescindible para subsistir, como lo es hoy
el petróleo; siendo tan importantes las ricas minas peninsulares para los hombres de la
Edad del Bronce (y de la primera Edad del Hierro), como actualmente lo son los pozos de
petróleo de Oriente Medio. Sin cuya producción el mundo que vivimos entraría en crisis y
regresión; tal como se hundirían las civilizaciones antiguas que no hubieran podido
disponer de los yacimientos cúpreos o de casiterita del extremo Occidente (la tierra
llamada posteriormente Iberia).
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SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes del Levante hispano. Arriba, vista
desde “El Altet” de Alicante, en la que podemos ver las cordilleras de la Sierra
Aitana, junto a las costas alicantinas: Puig Campana (1409 metros), detrás Sierra
Aitana (1558 metros), Cabezo del oro (1209 metros) y Maigmó (1296 metros). En estas
montañas se hallaron infinidad de cuevas con pinturas, objetos y enterramientos
neolíticos; cuya utilización como cenotafios prevaleció hasta el eneolítico, llegando
incluso a la Edad del Bronce. En ellas se desarrollaron las famosas pinturas de Arte
Esquemático, Levantino y Proto-Esquemático; donde podremos ver diseños abstractos y
figuritivos de animales, cazadores y objetos. Posteriormente la zona se convirtió en la
“puerta” de distintos colonizadores, fundando allí sus emporios los griegos (las ciudades
de Hemeroskopion, Alonis o Leukade).
ESTA ES LA
FOTOGRAFÍA
MARGEN. (al lado)
Al lado: Famoso monte junto a las playas de Benidorm -sito en Finestrat- llamado Puig
Campana. Se trata del pico más alto de las costas españolas, con unos 1400
metros, apenas a unos dos kilómetro del mar. A mi juicio, su cumbre fue “tallada”
durante la el Calcolítico o la Edad del Bronce, quemando sus paredes y puliéndolas
con agua fría (tras haberlas llevado a la incandescencia), hasta llegar a darle esta
forma de diente. Seguramente aprovecharían una cima ya dañada con una rotura
natural, para lograr darle esta forma de meridiano; marcando con ella un punto,
señalando a los navegantes y a las gentes de tierra, la localización de un puerto y
un lugar principal. Que más tarde fueron la Alonis griega (“Tossal de la madalleta” en
Villajoyosa) y la Serreta de Alcoy; yacimientos greco-ibéricos de enorme importancia. Más
tarde explicamos que esta marca que yo considero megalítica y artificial, podía
actuar de señal y referencia, para ver desde el mar y para seguir en tierra (sabiendo
que a su altura de sombra y en linea recta, se hallaban en el interior algunos de los más
importantes santuarios y ciudades).
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Abajo: Principales yacimientos de la zona alicantina, anteriores al periodo
cartaginés y romano. Este área fue una de las más habitadas y visitadas por los
primeros colonizadores. Pero milenios antes tuvo que ser uno de los primeros puntos
donde se asentarían gentes venidas del Oriente Mediterráneo y de tierras lejanas
(Sicilia, Malta o Cerdeña); durante el Neolítico y el comienzo del Bronce. Viajeros
llegados de Oriente Medio o de las islas mediterráneas, que en busca de ámbar y
metales preciosos traerían la técnica del fundido del cobre hasta nuestras tierras
(hacia el 3000 a.C.).
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Regresando a las ideas que la profesora Ana Margarita Arruda recogía en su estudio
que analizamos; hemos de recapacitar por qué afirma (citando a varios profesores que
también lo corroboran) que la palabra precolonicación es un término peyorativo para
referirse al pasado histórico de nuestras tierras. Todo lo que expresa escribiendo que
el profesor “Alvar considera indispensable que se abandone definitivamente el término
pre-colonización y defiende la existencia de lo que llama «modo de contacto no
hegemónico» para definir una realidad de contactos episódicos, irregulares y no
sistemáticos caracterizados por la «realización de intercambios sin ocupación
territorial ...». Tanto como nos dirá que “También para Ruiz-Galvéz el concepto de pre-
colonización (...) debe ser descartado, atendiendo a que esta teoría desvaloriza el
elemento indígena en el proceso de intercambio ocurrido”. Realmente, no
comprendemos por qué hablar de precolonizadores pudiera dañar el concepto de
nuestro pasado en la Edad del Bronce. Pues en ausencia de una precolonización;
deberíamos pesar que aquellos que nos visitaron -en busca de metales y materias
primas- pertenecían a una civilización con un mismo estado de desarrollo a la
peninsular. Unos hechos que se nos hacen muy difíciles de compartir o de comprender;
ya que hablamos de un tiempo en que muchos de los obeliscos y pirámides estaban
levantados, frente a los dolmenes y menhires de nuestras tierras... .
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Aunque la circunstancia principal por la que no deberíamos considerar
precolonizadores a esos visitantes llagados a Iberia antes de la Edad del Hierro, se
hallaría en el hecho de no ocuparon tierras peninsulares, ni se establecieron en
ellas. Todo lo que parece cierto, dada la inexistencia de yacimientos que manifiesten
una ocupación o una conquista Oriental de la Península (al menos hasta la aparición
de los asentamientos fenicios). Aunque como la profesora Ruiz-Gálvez expresaba en
su gran obra “LA EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DEL BRONCE”, existen múltiples
fórmulas y formas de colonización y no todas ellas comprenden la obligada
conquista territorial (sino simplemente, una importante influencia cultural). De tal modo
en el libro de Ruiz-Gálvez que citamos, la profesora menciona métodos de aculturación
tan sencillos como el que denomina “portugués criollo”; consistente en trasladar hombres
hasta un territorio, para que se mezclasen con las gentes del lugar. Para que
posteriormente, aquellos marineros asentados en tierras lejanas y extrañas, enseñasen a
sus hijos o descendientes el idioma y costumbres de su país; convirtiéndoles en élites del
lugar (al transmitirles numerosos conocimientos) y educándoles, para que esos mestizos
actuasen de puente cultural o comercial (3) .
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Nosotros, en el artículo antes mencionado y en otras muchas ocasiones, hablábamos
de muy diferentes formas de colonizar; entre las que siempre destaqué el método
del “secuestro” parcial de adolescentes. Consistente en viajar hasta una tierra lejana
que se desea colonizar y tras observar dónde se entretienen los niños del lugar
(normalmente, en playas y ríos); planear perfectamente el robo de algunos de estos
chicos. Llevándoselos sin violencia y sin dañarlos, simplemente usando un descuido de
los padres o de los cuidadores (incluso comprándolos a los lugareños).
Después, aquellos adolescentes “parcialmente secuestrados”, serían llevados hasta
el país de origen de los visitantes, para ser educados con el máximo esmero
durante unos años. Tras aprender el idioma y las costumbres de la otra cultura y una
vez lograda su aculturación completa, bastaría con devolver a los chicos al lugar
donde se les había secuestrado. Con el fin de que estos jóvenes se reintegrasen en
sus tribus o poblados; donde pronto ocuparían una posición de prestigio, actuando
como puente cultural y comercial, entre los habitantes autóctonos y quienes les
habían “raptado”. Todo ello provocaría un aculturación gradual, que finalmente se
complementaría con la venta o intercambio de mujeres (esclavas, reinas o jefas de
tribus); cambiando madres y féminas los indígenas, con aquellos otros que les habían
visitado. Un proceso por el cual, sin existir conquista ni asentamiento, ambas
civilizaciones quedarían plenamente unidas; influenciando la más avanzada sobre
la más atrasada, de un modo que claramente podemos denominar
“colonización” (pese a que no hubiera “colonos”, asentamiento, ni conquista
-propiamente dicha-).
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JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, un dibujo mío del Puig Campana en
el que he añadido un templo en el lugar donde se alza la ciudad de Finestrat. Pueblo
cuyo nombre nos recuerda al “fin del mundo” (fin de la tierra) y que algunos han creído se
dio al lugar por ser las últimas tierras que conquistó Jaime I -terminando allí el reino de
Aragón-. Pese a ello, a mi juicio, aquel diente que falta a la montaña ha podido servir
de marca para señalar un final del mundo desde épocas remotísimas.
Repetidamente -desde la infancia- he observado el cortado que tiene la cima del
Pico Campana, llegando siempre a la conclusión de que es artificial (tallado
probablemente en etapa megalítica; aunque aprovechando una grieta inicial que ya
tendría la cumbre). Algo que puede verse claramente desde la zona del Rincón de
Loix (Sierra Helada); montes situados junto al mar entre Altea y Benidorm, donde se
distingue la perfección del tajo cuadrado en la cima.
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A mi juicio, esa marca del Puig Campana sería de origen megalítico y señala el
paralelo 38º30´ como referencia para seguir una sombra. Ya que en la misma latitud y
en el interior están los santuarios más importantes, y en el extremo opuesto de la
Península, a la misma altura, se halla Évora-Setúbal-Lisboa (las desembocaduras del
Tajo y del Sado). De tal manera, si un viajero llegase hasta este punto y tomase la
sombra en el Puig Campana como dato; sabría que siguiendo en linea recta (por
caminos) llegaría hasta los lugares más ricos en oro, plata, estaño y
cobre. Asimismo, si aquel viajero seguía costeando la Península; conocería que esta
altura de sombra (38º30´) y en el lado opuesto, encontraría el destino donde podría
comerciar (el delta de Setúbal-Palmela; un lugar tan rico en metales como importante en
la Edad del Bronce). Aunque me inclino más a pensar que se trata de una marca guía
para ser vista desde la lejanía por navegantes y que a su vez servía a los habitantes
autóctonos como referencia. Pues para encontrar el Puig Campana bastaría tomar
la sombra con una simple vara, viajando en linea recta hacia el Este, siguiendo esa
altura del Sol (o de Norte en la noche); pero si caminaban hacia el Oeste en la misma
linea de sombra, darían con Évora y Setúbal (importantísimos durante el megalitismo y
la Edad del Bronce). Asimismo, esta sierra llamada Aitana; cuyo nombre procede de otro
homónimo dado a los montes de Creta (significando sierra de la Madre -montes de Atana,
la antigua Atenea-), fue ya un eje principal de cultura durante el Neolítico. Un lugar
donde habitaban y se refugiaban los hombres de esa etapa, quienes usaron las
cuevas como tumbas, principalmente desde el eneolítico (durante la Edad del
Cobre y primer Bronce -entre el 3000 y el 2500 a.C.-).
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ESTA ES LA
FOTORAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
Al lado: Una vitrina del Museo Arqueológico de Alicante (al que agradecemos nos
permita divulgar nuestras imágenes); que contiene un ajuar funerario del calcolítico
procedente de Campello (isla frente a San Juan-Alicante).
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Abajo: Diversos objetos calcolíticos (puñales, espátulas y palmelas) procedentes
de Orihuela, Campello y Agres (también del MARQ, al que agradecemos nos permita
divulgar nuestras imágenes).
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FOTOGRAFÍA DEL
MARGEN (al lado)
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, otra vitrina del Museo Arqueológico de
Alicante -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-; en ese caso
con puñales, alabardas y palmelas.
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Abajo, la ciudad de PALMELA en Portugal; sita en las proximidades de Setúbal y
muy cerca de Lisboa. Esta población dio nombre a las puntas de flecha de la Edad
del Bronce con forma de “palma”; porque allí fue donde se encontraron por vez
primera. Posteriormente se hallaron “palmelas” en diversos yacimientos peninsulares,
entre los que destacan las más de veinte puntas aparecidas en el Dolmen de la Pastora
(Valencina de la Concepción -Sevilla; muy cerca de El Carambolo-), tanto como estas
flechas levantinas de la edad del Bronce, que vemos en la imagen superior.
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Seguirá diciéndonos Ana Margarita Arruda, que “Se debe a María Eugenia Aubet
(1987) la primera crítica bien fundamentada a la teoría de la Pre-colonización. La
conciencia de que los fenómenos ocurridos en Occidente durante la primera mitad del
primer milenio a.C. se debían a hechos que habían tenido lugar en Oriente; obligó a que
procuraran explicar la colonización fenicia desde su origen y hacia nosotros. Así, la
cuestión cronológica fue un pesado lastre en la investigación, debidamente integrada en
las problemáticas de las sociedades cercano-orientales. De tal modo, la pre-
colonización del siglo XII a.C. era imposible, dada la historia misma de las ciudades
fenicias que estarían detrás de ella, pero la validez de los hallazgos que la
materializarían fue también “deconstruida” desde el punto de vista cronológico, como
sucedió -por ejemplo-, en el caso de los marfiles de Carmona” (4) (…) En efecto, parece
evidente que la pre-colonización se acortó casi dos siglos y la verdad es que habría
durado aproximadamente ciento cincuenta años; incluso después de los nuevos datos
aportados por Huelva (González de Canales etal., 2004). Tanto los datos arqueológicos
y tipológicos, como los de C-14, finalmente han permitido retroceder más unas
cuantas décadas la cronología de la llegada a Occidente de las primeras olas de
colonos fenicios” (4a) .
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Continúa la profesora Arruda escribiendo: “Sin embargo, casi todos coinciden hoy
en que en los momentos finales del segundo milenio a.C., hubo estrechos
contactos entre el Atlántico y el Mediterráneo. Contactos que se materializan en un
ya vasto conjunto de hallazgos, encontrados en los territorios bañados por los dos
mares. Incluso muchas veces en áreas de las comunidades atlánticas,
responsables del llamado «mercado atlántico», tanto como en el de las
mediterráneas y de las indígenas centrales de la Península Ibérica” (4b) (…)
“poblaciones que navegaron durante los llamados siglos oscuros, que siguen
siendo discutidas. Donde el área oriental del mar interior ha sido casi siempre
señalado como el punto de partida: Concretamente el Egeo, Chipre y la fachada
sirio-palestina (entre otros por Almagro-Gorbea 1989 , 1998). Pero hoy, Cerdeña y el
Mediterráneo Central, han venido a ganar terreno en la discusión de esos venidos
del Mediterráneo; no sólo por los hallazgos encontrados en Occidente remoto
(cerámicas y otros), sino también por las presencia atlántica y peninsular
encontradas en la isla Sarda (...) En este contexto, Mariano Torres llamó hace poco la
atención de «que ya se ha recogido en las fuentes de la fundación de la ciudad sarda de
Nora; el hecho de ser su héroe fundacional homónimo: Nórax, un nieto de Gerión
(Pausanias, X, 17.5); lo que puede ser el reflejo mítico de estos viajes ... » (…). Por otra
parte, se ha defendido que Cerdeña podría haber distribuido los artefactos que las
dos redes (atlántica y mediterránea) hicieron circular, actuando como el origen del
mercado mediterráneo para los bronces atlánticos” (4c) .
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Seguirá diciéndonos en este epígrafe Ana Margarita Arruda: “Pero también debe
considerarse si las conexiones entre el Mediterráneo Central y la Península Ibérica
durante los siglos XII, XI y primera mitad del X a.C.. Que -como he dicho antes- se
inscriben aparentemente en un movimiento más vasto de intercambios entre el
Mediterráneo y el Atlántico. Pues los intercambios culturales y de mercancías que
desencadenaron pueden considerarse «precoloniales», en su aspecto estricto (por haber
ocurrido en un momento anterior a la colonización propiamente dicha)” (4d) (…) “Los
datos que permiten evaluar la existencia de contactos entre el Mediterráneo y el
Alentejo -interior- durante los últimos decenios del segundo milenio y el principio
del primer milenio a.C.. son por lo tanto, muy escasos. Situación que, muy
posiblemente, deriva de la poca atención que el Bronce Final merecía por parte de
los investigadores en general” (4e) (…) “De hecho, la ocupación del Bronce Final en
Alentejo parece haber sido muy intensa a evaluar por la enorme cantidad de
lugares que han sido identificados por los trabajos ya mencionados (...), pero
desafortunadamente esa intensidad no se ha documentado aún en datos pasibles
de ser analizados” (4f) (…) “Si la situación es ésta para el Alentejo, el Algarve, casi un
«desierto» en lo que se refiere a la ocupación del Bronce Final. Este desierto no es
absoluto, porque tanto en el Castillo de Castro Marim o en Tavira, se han encontrado
niveles con cerámicas exclusivamente fabricadas a mano, algunas decoradas con
técnicas y motivos acorde con una cronología de los siglos XI a IX a. C.” (4g) .
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de los cabos cercanos a Lisboa-
Sétubal. Arriba el famoso Cabo Espichel, entre la desembocadura del Tajo y la del
Sado. En la imagen, al fondo podemos ver la entrada del rio Tajo y su avance hacia
Lisboa; asimismo, en esta playa de Espichel es posible observar la bravura del Atlántico
que choca contra las paredes del cabo, desgastándolas y provocando terraplenes con
centenares de metros de altura. Abajo: Puesta de Sol en las playas atlánticas de
Setúbal (antes de entrar en su ría). Observemos este otro lado del cabo Espichel (el
Sur) en el parque natural de Arrábida; el mar está resguardado y completamente en
calma. Esta es la entrada al Sado (Setúbal) donde los marineros no tienen problema
alguno para navegar y atracar las embarcaciones. La imagen fue tomada el mismo día,
durante el mes de Enero y con apenas una hora de diferencia (lo que demuestra el
resguardo que da el Cabo Espichel a la ría del Sado).
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FOTORAFÍA DEL
MARGEN (al lado)
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JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, bahía exterior de Setúbal en pleno
invierno (océano Atlántico). La foto está tomada desde la playa de Figueirinha (muy
próxima a la bocana del Sado, pero del lado exterior) -ver imagen mapa anterior-. Ya a
Rufo Festo Avieno le impresionó en el siglo IV a.C. la tranquilidad de las aguas atlánticas
frente a estas costas, a la vez que le llamó la atención la suciedad que contenía la ría del
Sado por dentro (frente al puerto de Setúbal). La imagen que vemos está tomada en
pleno mes de enero, donde podemos observar el océano como si fuera el Mar
Mediterráneo y cuyo color es asimismo esmeralda (muy semejante al que guardan las
playas de Levante, Baleares o Cerdeña). Podemos decir que este punto mágico, mirando
al sur puro y protegido por el cabo Espichel; es un lugar absolutamente resguardado de
vientos y mareas, siendo la entrada perfecta a un puerto completamente guardado, como
el de Setúbal. Características que le convertirían en un lugar paradisíaco e inigualable
durante la antigüedad; pues estas costas y las de la ría del Sado se podrían navegar en
una simple canoa (sin peligro y pudiendo capturar los muchos mamíferos del mar que
antaño vivían en la zona). En las montañas que aparecen a nuestra derecha (Da
Arrábida) se halla la famosa tumba en forma de Tholos llamada Roca do Casal.
FOTOGRAFÍA DEL
MARGEN (al lado)
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A) - 2º . DE PALMELA junto a Setúbal, AL DOLMEN DE LA PASTORA junto a Sevilla.
AVIENO Y LAS RUTAS DE LOS METALES ATLÁNTICOS HEREDADAS POR
FENICIOS Y TARTESSIOS:
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Antes de concluir el análisis del estudio de Ana Margarida Arruda, deseamos
aprovechar las ideas e imágenes que hemos recogido anteriormente, para destacar
algunos conceptos. Hechos que nos pueden ayudar a entender por qué se repiten los
hallazgos de material mediterráneo en el litoral atlántico portugués y andaluz,
durante la Edad de Bronce. Debido a un continuo y continuado mercado de los
metales atlánticos, llevado a cabo por indígenas y visitantes orientales. Quienes
desde el final del Eneolítico Peninsular (entorno al 2700 a.C.), habrían necesitado
comerciar el cobre, el estaño, el oro y la plata del Atlántico, para importarlos a sus
tierras o bien distribuirlos por el Mediterráneo. A mi juicio, ello se deduce y se hace
evidente, observando la falta de yacimientos de metales preciosos en el
Mediterráneo; lo que les obligaría a visitar nuestras tierras, pero asimismo a
mantener en secreto el lugar de procedencia de las materias primas con las que
fabricaban sus herramientas y armas (casiterita y mineral cúpreo que transportarían
con tanta cautela como secretismo, al ser fundamentales para la supervivencia entonces).
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Cuanto hemos mencionado sobre La Edad del Bronce Atlántica nos ayudará a
comprender los comentarios de Rufo Festo Avieno, entorno al comercio entre los
habitantes peninsulares y los de Europa del Norte. Narraciones acerca del mercado y
viajes de los marineros atlánticos, recogidas en la obra de este autor marsellés del siglo
IV d.C.; donde Avieno aporta toda clase de datos geográficos e históricos del litoral
peninsular, junto a algunas costumbres de sus habitantes, tomados unos novecientos
años antes. Por ello, el periplo se considera escrito por viajeros que recorrieron las
costas hispanas hacia el siglo VI a.C.; auque el relato que se intitula “Ora Marítima”, es
atribuido a Festo Avieno. En su inicio nos habla extensamente sobre el comercio
entre los habitantes de la Península Ibérica y los de tierras del Atlántico
Norte (Francia, Islas Británicas etc). Asimismo describe la orografía, playas, cabos y
golfos de nuestras tierras, vistas desde el mar; destacando las menciones que realiza de
las portuguesas y andaluzas occidentales. Escribiendo sobre las tierras sitas entre Cabo
de Roca, el de San Vicente y el de Trafalgar, lo que a continuación recogemos:
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba y al lado dos fotos del famoso Cabo
de Roca (vista del acantilado y monolito que recuerda es el punto más occidental de
Europa). Este cabo es mencionado por Avieno como “el cabo de Ofiusa, sito a dos
días de navegación desde el cabo de Arvio”. Desde aquí, el autor va a realizar una
detallada descripción del litoral y de las ciudades costeras, hasta llegar a Gadir.
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Abajo, mapa mío en el que recojo las rutas del ámbar y del metal, seguidas por
expedicionarios mediterráneos o atlánticos. Su origen podemos fecharlo en el V
milenio a.C., con las navegaciones de ballenas y ámbar. Estas dos “empresas” serían
las que, a mi juicio, iniciaron el megalitismo y la cultura atlántica (surgida desde el quinto
milenio en Portugal, Galicia, Irlanda y Bretaña). Posteriormente se heredarían y
ampliarían durante la Edad del Bronce (habida cuenta la profusión de cobre y estaño
en todo el litoral atlántico). Finalmente las continuarían los habitantes peninsulares y
los colonizadores (tartessios o fenicios) en la búsqueda de oro, plata y casiterita
-inexistente ya por entonces en el Mediterráneo-. Observemos en el mapa trazado
los caminos terrestres; algunos mencionados por Avieno (como el que unía
Tartessos con Lisboa y Malaka). Se trataría de vías alternativas para poder comerciar
los metales atlánticos durante el invierno, pudiendo así llevarlos en épocas de difícil
navegación, desde zonas como el Duero, Orense o Galicia, hasta Tartessos-Gadir.
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RUFO FESTO AVIENO “ORA MARÍTIMA”:(7)
-incluimos nuestros comentarios entre paréntesis, en negrilla y recta; mientras el texto de
Avieno aparecerá en cursiva y gris-
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a) SOBRE LAS OESTRÍMNIDES Y SU COMERCIO CON EL MEDITERRÁNEO:
Y aquí se levanta la cabeza de un cabo prominente y en la antigüedad lo denominaron
OEstrimnida (Se identifica con un cabo antiguo de la Bretaña Francesa hoy
convertido en isla y llamada Ouessant; cuyo nombre se correspondería con el de
Oestrimnide cuyo significado es el de lugar de “los hombres del Oeste”) ,
hallándose la elevada mole de su pico rocoso se vuelve de pleno hacia el Mediodía. A su
vez, por debajo de este saliente se abre para sus habitantes el golfo Estrímnico, en el que
se muestran las islas Oestrímnias, que están muy separadas y son ricas en mineral de
estaño y plomo (nos habla de la zona comprendida entre la Bretaña francesa y las
Islas Británicas, la bahía de Douarnenez o Brest, la Punta de Penmarch y el grupo
de islas de Glénan, Cornualles e islas Scilly. Las famosas islas Kassitérides, donde
los comerciantes viajaban en busca de estaño, que se sitúan en Bretaña, en las
Islas Británicas e incluso en las Cíes y en las costas gallegas). Allí se encuentra una
raza de gran vigor, de talante altanero, y de una habilidad eficiente, imbuidos todos de
una inquietud constante por el comercio. Surcan valerosamente el turbio mar, con sus
barcas cosidas de piel (pataches), aventurándose a largas distancias sobre una mar
agitada por el abismo de un océano preñado de monstruos (se refiere sin duda a los
numerosos cetáceos y mamíferos marinos que por entonces poblaban el Atlántico).
De hecho, no saben ensamblar sus quillas con madera curvada de pino ni de acebo o
abeto y , según es usual para estos, construyen sus barcas de modo realmente
sorprendente, ajustándolas con pieles entrelazadas; con las que a menudo atraviesan el
extenso mar salado en estos cueros atados a maderas.
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Desde aquí y hasta la Isla Sagrada (pues así la llamaron los antiguos) (se refiere a
Irlanda) una nave tiene un trayecto de dos jornadas. Esta isla despliega en medio de las
olas un amplio territorio y la habita a lo largo y ancho la raza de los hiernos (irlandeses) .
Luego, vecina, se extiende la isla de los albiones (habitantes de Gran Bretaña, Albión) .
Y era costumbre de los tartessios comerciar hasta los confines de estas, con todas las
Oestrímnides. También los colonos de Gades y Cartago; la población que habita entre las
Columnas de Hércules, se acercaban a estos mares. Sobre los cuales el cartaginés
Himilcón (general que redescubre las rutas del estaño -las Cassitérides- al
desaparecer Tartessos) asevera que apenas podían ser recorridas en cuatro meses,
según él mismo relató haberlo comprobado mediante una navegación. Porque allí no hay
vientos, en una amplia zona, que impulsen al navío; así el líquido elemento de una llanura
marina encalmada se inmoviliza en sus aguas. Se añadirá a ello que emerge entre las
olas abundantes sargazos que a menudo refrenan la popa como si fuera maleza. No deja
de decir también que por esta zona la superficie de la mar no alcanza gran profundidad y
que apenas un poco de agua cubre el fondo, que las bestias marinas recorren la mar por
aquí y por allá, que los navíos se desplazan lentos y lánguidos entre monstruos y fieras
que nadan por medio (sabemos que este tipo de referencias las mencionan los
cartagineses para evitar que otros barcos se aventurasen a la ruta de los metales
del Atlántico; narrando que aquellos mares estaban plagados de peligros, gentes
terribles y monstruos con el fin de no tener competidores en esas singladuras).
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b) SOBRE EL LITORAL DESDE LISBOA A GADIR:
“Acto seguido se yergue el cabo de Ofiusa, hacia los aires y desde el promontorio de
Aruio hasta estos parajes hay un viaje de dos días (refiriéndose al Cabo de
Roca) . En cambio, la espaciosa ensenada del cabo que se abre desde allí
retrocede tierra adentro, no siendo posible navegarlo en su totalidad con un
solo viento; pues llegarás a su mitad si te arrastra el Céfiro y el tramo que
queda reclama el Noto (aquí menciona la ría de Lisboa, donde para entar
se necesita viento del Este) . Si a partir de allí alguien se dirige de nuevo a
pie hacia la costa de los tartesios, dificilmente realizará el trayecto en unos
cuatro días; si uno dirige sus pasos -desde Tartessos- hacia Nuestro Mar y al
puerto de Malaca, tendrá por delante una ruta de cinco soles (suponiendo
que a pie se avanzaba por entonces unos cincuenta kilómetros diarios,
podemos pensar que desde Lisboa, hasta territorio de los tartessios,
habría unos doscientos o trescientos kilómetros. Lo que les llevaría por
caminos hasta zonas como el Guadiana Sur; a puntos como Cancho
Roano y a áreas próximas a Sevilla-Huelva. Por lo demás, la indicación
de a ruta a pié hasta “Tartessos” puede llevarnos a pensar que durante
los inviernos era peligroso cruzar el Cabo de Sagres y navegar por el
Algarve. Siendo recomendable tomar el citado atajo por tierra, que
llegaría hasta las riberas del Guadiana, donde se embarcarían en un
tramo fluvial hasta la desembocadura de este río; llegando así pronto a
Huelva-Tartessos).
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Sigue Rufo Festo Avieno exponiendo que: “Luego se alza la mole del cabo
Cémpsico (que se trataría del Cabo Espichel) Por debajo yace, más lejos, la isla
llamada Acale por sus habitantes (se piensa que esta mención es sobre la ínsula de
Troia, que en esta época pudo ser un delta en la desembocadura del Sado;
apareciendo como una isla que “cerraba” la ría) . Cuesta creer (por maravilloso) la
leyenda que se narra sobre esta isla -por lo sorprendente-, pero, son tantos los
testimonios, que bastarán para confirmarlo. Dicen que en los aledaños de esta isla el
abismo marino no presenta nunca el mismo aspecto que el resto del mar; de hecho, por
doquier las olas poseen un resplandor semejante a la transparencia del cristal y, por las
profundidades de la marmórea mar, es verdad que las olas tienen un reflejo azulado. En
cambio, allá, la superficie del mar está mezclada con un fango repugnante, según
recuerdan los antiguos, y siempre se halla apelmazada como en torbellinos turbios de
inmundicias (esta cita nos deja ver que antaño hubo una isla más importante en la
entrada de la ría, ajena al delta. Aunque quizás se refiere Rufo Festo al islote de
Portinho, que podemos observar más arriba; cuyas aguas son absolutamente
cristalinas. Pese a todo, lo más lógico es pensar que la referencia a una isla con
aguas cristalinas de un lado y turbias de otro, mencionan claramente la diferencia
de “mares” de un lado y otro en la bocana del Sado. Refiriéndose al color del
océano en ese lugar, que como antes hemos visto en imágenes, es de un tono
esmeralda por la zona exterior de la ínsula de Troia. Mientras en el interior de la ría
del Sado, los lodos y fangos cambian totalmente de tono. Por lo demás, es muy
importante la anterior cita; donde Rufo Festo hablaba de rutas comerciales
interiores hacia Malaka y Tartessos, partiendo desde Lisboa. Todo lo que manifiesta
y demuestra que en el el siglo IV a.C. ya se conocía la existencia de un transporte
continuado de metales y mercancías; llegadas desde Atlántico y llevadas a estas
zonas del Sur de Andalucía, donde las embarcarían y distribuirían por el
Mediterráneo. Siendo aquel mercado entre el Atlántico -Lisboa- y Tartessos o
Malaka, tan contiuado que fue necesario tener alternativas de caminos interiores,
con el fin de poder seguir comerciando durante el invierno y en épocas difíciles
para la navegación).
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c) DESDE CABO DE SAN VICENTE A TRAFALGAR:
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Siguiendo con el texto de Rufo Festo Avieno, veremos cómo tras hablarnos de
estas tierras de los Cempsios (las gentes de Setúbal) menciona el cabo Sagrado
(San Vicente) y la zona de Tartessos -donde también los cempsios tuvieron
posesiones-. Describiéndolo en Ora Marítima del siguiente modo -incluiremos nuestros
comentarios entre paréntesis, en negrilla y recta; mientras el texto de Avieno aparecerá en
cursiva y gris- ver cita (7) :
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“El río Ana (Guadiana) fluye allá por medio de los cinetas y surca sus vegas. Del referido
río se abren dos brazos, se extiende nuevamente un golfo y el territorio curvándose hacia
el mediodía en aguas espesas (habla de la ría de Huelva) . Desde este río consignado
se desgajan de repente dos ramales y su caudal, como en lenta formación, rechaza las
aguas sucias del golfo ya dicho (en efecto, aquí las profundidades son de puro y denso
lodo). En esta zona se levanta a lo alto la cumbre de dos islas, la menor carece de
nombre y la otra una costumbre insistente la llamó Agónida (islas perdidas o situadas
en la desembocadura de Guadiana:¿Isla Canela, Vila Real?) .
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A continuación causa espanto el impresionante peñón Sagrado (Cabo de Sagres) ,
erizado de rocas y consagrado a Saturno; hierve la mar agitada y la costa despliega un
frente rocoso. Aquí sus habitantes poseen numerosas cabras hirsutas y abundantes
machos cabríos, que siempre andan vagando por el territorio cubiertos de maleza; y
producen unas cerdas muy alargadas y recias que se utilizan en las tiendas de los
campamentos y velamenes o capotes marineros (se refiere al Algarve portugués) .
Desde aquí hasta el río se ha dicho que hay un trayecto de un solo día (marca solo una
jornada desde Sagres hasta la desembocadura del Guadiana) ; y también que aquí se
halla el límite del pueblo de los cinetes (recordemos que los Cinetes eran las gentes de
Setúbal y del Sado, cuyos dominios llegaban hasta Tartessos) . El país tartessio es
vecino con éstos y el río Tartessos (Guadalquivir) baña la comarca. Después se extiende
el macizo consagrado al Céfiro, por lo que la cumbre de este peñón ha sido llamada
Cefírida (creemos que ene este caso habla de la zona del Algarve, refiriéndose a
puntos cercanos a Faro, famosos por el viento y por sus picos junto al mar) . Pero
sus altos picachos, se yerguen en la cima del monte; una gran mole se encarama en los
aires y una bruma, como remansada por encima, esconde permanentemente su cabezo
nebuloso.
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Toda la comarca que sigue es de terreno cubierto por completo de hierba; a sus
habitantes se les ofrece una bóveda celeste llena de niebla, nublada en su parte más alta,
el aire es espeso, la luminosidad diurna muy densa y un rocío copioso como el de por la
noche. Ninguna brisa logra entrar; ni un soplo de viento despeja la capa alta de la
atmósfera: una perezosa calígine se echa sobre las tierras y el suelo se humedece
ampliamente (en esta caso está hablando ya de la zona desde el Guadiana hasta el
Guadaquivir; rica en prados junto al mar, cargada de nieblas y de vientos
inflamados) . Si alguien rebasa con su nave el peñón del Céfiro y penetra en los
torbellinos de Nuestro Mar, se ve impulsado de inmediato por los soplos del
favonio (creemos que menciona el temible “levante” que se da en la zona del
atlántico andaluz; ya que Favolino indica viento del Este -al igual que levante-) (…)
Después, de nuevo un promontorio y un opulento cabo santuario consagrado a la Diosa
Infernal (un promontorio dedicado a Proserpina, probablemente en la
desembocadura del rio Tinto como símbolo de “Regula” o “Rea”, madre de Zeus y
cuyo significado era el de sangre menstrual) , el fondo de una gruta recóndita y una
entrada disimulada. En las cercanías hay una gran laguna, llamada Erebea (Laguna del
Erebo o del infierno; debemos identificarla con alguna charca del rio Tinto y Odiel,
donde se situaban las entradas al Averno, habida cuenta su sitiación en el extremo
Oeste, pero también la gran cantidad de mineros que allí morían, trabajando el
interior de la tierra y en este río que parecía manar sangre) ; más aún, se dice que
estuvo antaño por estos parajes la ciudad de Herbi ; que consumida por las tempestades
y las guerras, al fin sólo dejó en este territorio su recuerdo y su nombre (a mi juicio es la
que daría nombre a Huelva, refundada por los fenicios como "Onuba". Aunque pudo
llamarse antes Herbi, y como derivación desde HERBI se llegaría a nuestra HUELVA
-más cercana fonéticamente que Onoba-. Cuyo nombre se dentifica con las formas
de llamar al infierno o al extremo oeste: Erebo. Todo lo que explicaría su templo y
adoración a Proserpina o la identificación de Herebi con el Averno, al verter allí sus
aguas el río Tinto; cuyo tinte nace de las minas y del infernal trabajo de los que en
ellas laboraban) .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: Otros dos mapas míos; en este caso la
distribución del Vaso Campaniforme y de los megalitos -arriba-; y los yacimientos
de ámbar y metales preciosos, junto a sus rutas de búsqueda por el Mediterráneo y
el Atlántico.
Abajo: Otro mapa mío en el que fijo los yacimientos y las rutas desde la más remota
antigüedad. Observemos que apenas hay cobre en mediterráneo Oriental (a
excepción de algunas minas en Chipre y Grecia, que pronto se agotaron). Que tan solo
hay yacimientos cúpreos en Cerdeña y la Península; estos últimos, los más abundantes.
Por lo que para lograr cobre y estaño había que aventurarse hacia el Atlántico o sino
ir al Cáucaso y a la desembocadura del Danubio; todo lo que suponía cruzar el
estrecho del Bósforo que cuidaba y vigilaba Troya. Aunque tras la invención y difusión
del Hierro (desde el siglo XIII a.C.), Troya y Anatolia perdieron su hegemonía sobre este
paso, siendo invadida por los pueblos indoeuropeos (armados ya con el nuevo metal).
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A) – 3º. CONCLUSIONES AL ESTUDIO DE LA PROFESORA ARRUDA.
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A) - 3º- I. Nuestro concepto sobre precolonización y protocolonización:
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Como expresábamos, Ana Margarita Arruda terminaba su nudo argumental
exponiendo que el problema del desconocimiento acerca de los posibles
precoloniadores de Portugal; estriba en el poco interés que siempre ha suscitado el
estudio del Bronce Final. De tal modo, no es posible saber qué ha sucedido en aquellas
tierras durante el segundo milenio a.C., principalmente porque no se han excavado los
yacimientos que podrían aportarnos las pruebas de los
acontecimientos. Añadiremos que -a mi juicio- esto sucede, porque los objetos y enseres
que se obtienen en tales excavaciones del Bronce Bajo, son de muy poco valor estético y
del menor interés museístico (aunque de un gran significado arqueológico). Pues una
simple ánfora fenicia o romana, puede ser más interesante para exhibir y observar; que
los fragmentos de cerámicas y piezas de metal -desgastadas- que se obtienen en los
suelos del Final del Bronce. Donde la documentación que hallaremos se obtiene
desenterrando huesos, junto a simples trozos de barro rotos y restos de metales cúpreos;
todos en tan mal estado que a esos yacimientos del segundo milenio se les suele
denominar “basureros”.
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Pese a ello, aquellas “basuras del Bronce” pueden aportar más documentación de la
imaginable; ya que nos facilitan los datos necesarios para saber quiénes vinieron
hasta la Península durante ese periodo (antes de la aparición del
Hierro). Descubriéndonos nuestros precolonizadores, junto a los
protocolonizadores. Pues a mi modo de ver, la “precolonización” peninsular (de los
siglos XII al IX a.C.) se produjo por efecto de la aparición del Hierro en Anatolia y la
difusión del nuevo metal por Oriente Medio, Egipto y el Egeo. Una etapa que
podemos fechar desde mediados del siglo XIII a.C. al 950 a.C.; cuando en el Oriente
mediterráneo los hombres armados con hierro expulsan de Anatolia y Asia menor a
los antiguos moradores, que habían dominado la zona durante siglos o milenios
(hittitas y mittanios principalmente). Quienes se ven obligados a huir de sus tierras (por
empuje del hierro) y entre los que se hallaban los que llamamos Pueblos del Mar; de
los que sabemos, vagaron cientos de años por el Mediterráneo, en busca de
territorio y patria. Aunque esas gentes del Mar lograron pronto organizarse y armarse
con hierro; atacando con furia las diferentes islas y costas del Este. Enfrentándose a
Ramsés III y llegando más tarde a vencer a los ejércitos del Nilo; tanto que proclamarán
una dinastía con faraón de su raza (llamado Sheshonq I).
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Por su parte, sabemos que el resto de pueblos pertenecientes a las culturas del
Bronce que habitaban hasta entonces el Egeo, Creta o Chipre (minóico-micénicos);
entran en decadencia tras la aparición del Hierro en Anatolia. Huyendo hacia
Canaán o bien hacia las zonas del Occidente lejano -al menos a mi
juicio-. Conociéndose que aquellos micenios y cretochipriotas exiliados,
establecidos en la zona comprendida desde el Sur de Siria hasta Egipto; terminan
denominándose filisteos o bien adoptando la religión judía (incorporándose a Israel
como algunas de las tribus del Norte). Aunque nos falta por saber qué fue de los que
marcharon hacia el Oeste, siguiendo las rutas del estaño atlántico y llegando hasta
Cerdeña e Iberia. Así como el final de muchos de los Pueblos del Mar, que sin lograr
establecerse en Egipto ni en Oriente Medio o el Egeo; se ven obligados a ir también
hacia el Occidente. Siendo algunos de ellos los que darían origen a los etruscos;
que se supone descenderían del pueblo Turta o Tirseno, escapado de Anatolia y
procedente de esas hordas del Mar (denominado Teresh en los doumentos que los
mencionan). Así como otros navegarían hacia las costas de Cerdeña; donde
iniciarían la civilización Nuraga, nacida desde una de las tribus del Mar homónima (la
“shardanas”). Quedando residuos de la posible llegada hasta Iberia de los Mashawa y de
los Teresh. Pueblos del Mar que muchos ven entre las tribus iberas del Sur, como
los Bastetanos, Mastetanos y los Bastienos (descendiente de los Mashawas).
Siendo posible que entre los Teresh, algunos se trasladasen hasta el Sur
Peninsular, convirtiéndose en turdetanos, túrdulos o tartessios.
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JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Diferentes mapas que recogen el Lago
Ligur, en la desembocadura del Guadalquivir. Arriba, un precioso dibujo de Juan
Carlos Alonso donde el autor ilustra con imágenes muy bellas cómo pudo ser aquel
Lago Ligustino; situando Tartessos frente a SanLúcar y marcando las ciudades,
santuarios y puntos de mayor relevancia hace veinticinco siglos. El dibujo fue publicado
en el libro de Juan Carlos Alonso “Tartessos -ocaso de un día y una noche-” (Madrid
1982); donde se explica el final de esta civilización en un relato novelado con gran
argumentación histórica, que debiera ser tenido en cuenta por algún cineasta para llevarlo
a la pantalla (como documental o película).
Al lado: Detalle del mapa publicado en 1572 (Regni Hispaniae post omnium editiones
locupletissima descriptio). Hemos recortado desde la bahía del Sado hasta el Norte de
África; pues si observamos aquí la desembocadura del Guadalquivir veremos
dibujada una enorme ría con varias islas en su mitad.
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Al lado: Detalle del mapa publicado por Abraham Ortelius en 1586. De nuevo lo
hemos recortado, dejando el litoral desde Cádiz a Lisboa. En este caso en la
desembocadura del Guadalquivir se observan dos grandes brazos fluviales, con
tierra en su mitad. A la salida de estos ríos escribe (Tartessus Cir - ces Perkes et
Baetis flumen); señalando los distintos nombres que tuvo el río: Tartessos,
Casiteres, Perques y Betis). En su zona de isla o tierra media de la desembocadura
escribe CARYA (dando a entender una identificación con Cauria -Coria- es
posiblemente Carteya también). Más arriba marca Orippo en territorio de la isla central,
que termina en Lebrissa; comprendiéndose entonces que aquel atolón que se halla en
mitad del Guadalquivir llega tan solo hasta la actual Lebrija.
Abajo: Mapa del Lago Ligur e inmediaciones, tal como lo publicó Adolf Schulten en
1921, en su libro Tartessos (que ha reeditado repetidamente la colección Austral, entre
otros). En este caso, el lago comienza desde Coria y sitúa Tartessos en el Cerro del trigo,
la desembocadura (en Doñana).
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Por todo cuanto decimos, a mi juicio, debemos denominar “precolonizadores” a esas
gentes del bronce venidas desde Oriente Medio o del Este Mediterráneo; cuando se
ven obligadas a huir de su tierra de origen, desde el siglo XIII al X a.C.. Tras la
aparición y difusión del hierro, al desaparecer el mundo hitita (primero) y más tarde
Micenas y la Creta minóica. Debido a los hechos que describimos, nos será posible
comprender el recuerdo que permanece en nuestras culturas del Occidente
mediterráneo; cuando sus leyendas hablan de que muchos de los primeros héroes
fundacionales procedían de Troya (llegando a Iberia, Italia, Sicilia o Cerdeña, tras
aquella guerra). Una contienda que -a mi modo de ver- simboliza la caída de las
civilizaciones de El Bronce en Anatolia y su sustitución por las del Hierro;
fechándose los hechos que recoge La Iliada en ese periodo de cambio entre ambas fases
históricas (entorno al 1212 a.C.). Momento en que quienes habían gobernado durante
milenios esta zona del Oriente mediterráneo; tras la aparición del nuevo metal,
hubieron de huir o rendirse al invasor férreo. Teniendo como único destino en su
exilio, algunas zonas de Canaán o de Occidente mediterráneo (Italia, Sicilia,
Córcega y Cerdeña o la Península Ibérica). Por todo lo que entendemos que en
numerosos casos, entre los tirsenos y tarascos (etruscos y massiliotas), o en el mismo
Sur de Iberia; la mitología y las leyendas recojan que los fundadores de su cultura o
de ciudades costeras, fueron héroes venidos de Troya. Guerreros troyanos, que como
Menesteo originarían baluartes del Sur hispano, como el que hoy conocemos con el
nombre de Santa María (antes Puerto Menesteo).
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Consecuentemente, y a mi juicio; aquellos venidos tras la caída del Bronce en
Oriente Medio, serían nuestros “precolonizadores”; llegados del Egeo, de Creta o
Chipre y Cerdeña. Pero también sabemos -por evidencia de contactos anteriores
entre el Mediterráneo y el Atlántico-, que durante el tercer y segundo milenio a.C.,
hubo otras olas de visitantes que viajarían desde el otro lado del mar, hasta
nuestras costas. Navegantes que vinieron durante más de dos milenios en busca
del ámbar, la plata y el oro (primero), pero más tarde para llevarse el estaño y el
cobre. Cuando se difunde y generaliza la Edad del Bronce en Oriente Medio y
Egipto (desde el 2800 a.C. aprox.); momento en el que tuvieron que buscar los
yacimientos del metal cúpreo y de la cassiterita, tan escasos en el Mediterráneo. Siendo
estos primeros visitantes los que personalmente yo llamo “proto-colonizadores”;
quienes recorrerían nuestras costas en busca de metales desde el 2800 al 1600 a.C..
Generando en la Península y en la Edad del Bronce (Antigua y Media); potenciando
a su vez el megalitismo que desde entonces se confirmará como una gran
civilización atlántica. Cultura pétrea que reconstruirá o construirá parte de sus
grandes monumentos junto al Océano, durante esta etapa que hablamos -el Bronce
Antiguo y Medio peninsular, entorno a los años 2800 y 1600 a.C.-.
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De tal manera, creemos que aquellas grandes moles pétreas levantadas en tierras de
Iberia y en las de Francia, en las Islas Británicas y en el resto de lugares próximos a las
costas europeas (llegando hasta Escandinavia). Servirían como una identificación
cultural o señal religiosa, capaz de unir a aquellos que comerciaban y trocaban en
el litoral atlántico, con las gentes venidas por mar. Aunando a los indígenas, que
cruzaban en sus pequeños barcos las playas y cabos de Europa, mercadeando sus
enseres; al igual que haría con los visitantes, llegados desde el
Mediterráneo. Navegantes todos: Unos autóctonos, que en sus canoas se atrevían a
subir en verano hasta los mares del Norte en busca de ámbar o metales preciosos.
Y otros extraños, que arribaban a nuestras costas procedentes de Oriente Medio, de
las islas del Egeo y especialmente de Biblos. Visitantes del Este, que posiblemente
por aquel entonces no pasarían El Estrecho de Gibraltar; debido a su peligrosidad y a
la diferencia de navegación (entre la oceánica y la interior). Trocando en las costas de
Levante, Málaga y Almería, con los habitantes del lugar y con aquellos del litoral
atlántico que hasta allí llevasen sus mercancías (por tierra o en barcos). Cambiando
allí metales y ámbar obtenidos desde tierras tan “lejanas” como Portugal, Galicia, Bretaña,
las islas Británicas y el resto de costas europeas (hasta las de Escandinavia).
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JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Diferentes imágenes. Arriba, mapa mío, de
las principales zonas para batear oro en la Península ibérica (marcadas las que
también tienen plata). A su lado, los puntos de hallazgo del Bronce Antiguo y
Medio.
Al lado, un dibujo también mío de la sal que distribuimos en Japón; donde
vendemos “Marisol”, una de las mejores flores de sal del Mundo y que se recoge en
el Algarve. La existencia de innumerables salinas entre Alcazer do Sal y Faro, cuya
calidad es de las primeras mundiales; facilitaría en la protohistoria, no solo el
comercio de salazones, sino también el sistema de poder. Pues tal como explica en
numerosos trabajos el profesor Delibes (10) : “durante la Antigüedad; tierra adentro
la sal es como oro blanco”; imprescindible para que no se pudran los alimentos y sobre
todo para fabricar embutidos y cecinas. De tal manera, se entiende el poder que los
tartessios (lusianos y turdetanos) pudieron tener sobre los iberos de la meseta,
donde en ocasiones no existen minas de sal en centenares de kilómetros. Ya que
como expone repetidamente Germán Delibes, desde la expansión del Vaso
Campaniforme, en la Meseta central las zonas de poder y de aculturación van unidas a
las salinas o al trasiego de la sal. De este comercio y distribución pudo proceder la Ruta
de la Plata, habida cuenta que en esta zona de Castilla y Extremadura no hay apenas sal
(salvo en Villafafila, el Sur de Valladolid y Poza de la Sal -en Burgos-). Pudiendo llevarse
mulas y carros cargados de sal y salazones, para traerlos llenos de oro y plata del Duero
o de Orense.
Abajo: Las principales vías de comunicación del Sur, en etapa ibérica (desde un
primer mapa de J.L. Pellón que hemos mejorado). He completado el plano con algunos
datos y varias de mis ideas acerca de los diferentes caminos que por entonces
existirían: Ruta de Heracles (desde Levante a Tartessos); Ruta de Aníbal, por la que
comerciaban los fenicios los metales de Andalucía y centro de la Península. Ruta
de Lisboa a Tartessos; Vías desde Tartessos a Mainake y a Malaka (citada por
Avieno).
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De tal manera, Tartessos sería el fruto de esa segunda “precolonización” llegada
desde el siglo XII a.C. a la Península. Pueblos del Mar huidos al occidente y gentes
venidas del mundo minóico y del micénico, que por entonces tocaba a su
fin. Quienes con la ayuda de puertos y lugares intermedios (como Cerdeña), se
establecerían nuestras tierras, para reiniciar aquí una nueva vida. Logrando rehacerse
como mercaderes e intermediarios del metal y distribuyendo de nuevo por el
Mediterráneo, el oro, plata, cobre y estaño del Atlántico. Valiéndose del apoyo de
baluartes y tierras situadas a media escala, en el camino hacia Oriente Medio;
lugares como Sicilia o Cerdeña, que les servirían de paso, puerto y corte en las
rutas de sus metales. Pudiendo comerciar de ese modo las mercancías, sin que
“extraños interesados” lograsen seguir a los barcos hasta el Atlántico (para averiguar de
dónde procedía tanta riqueza...). Unos hechos que darían como fruto las nuevas
civilizaciones que nacen en la Península en esta etapa del Bronce Final;
principalmente Tartessos, surgida entre el siglo XI y el IX a.C.; antes de que hicieran
su aparición en nuestras costas los hombres del hierro.
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Finalmente añadiremos que por “hombres del hierro” y verdaderos “colonizadores”,
hemos de entender a los fenicios y griegos; quienes como colonos logran
establecer sus urbes y factorías en las costas de Iberia. Pese a ello, no hay que
olvidar que vivieron en un estado de convivencia y pactos perpetuos con los
habitantes autóctonos; tanto que en el caso de las ciudades helenas, estaban
sometidas a una extrema vigilancia, pues eran asaltadas por los iberos (vecinos) cuando
creían necesario acosar a los visitantes. Por su parte, las ciudades fenicias también
debieron de convivir bajo acuerdos entre ambas partes (habitantes locales y navegantes
extranjeros). Aunque parece ser que el establecimiento de baluartes fenicios se llevó a
cabo por la fuerza y tomando militarmente los puntos en los que estos querían
establecerse. Pese a lo expresado, tan solo podemos considerar verdaderos colonos
a los cartagineses; quienes tomarán bajo su mando amplias zonas de la Península,
donde incluso esclavizan y obligan a ser sus mercenarios a tribus enteras
ibéricas (aunque no debemos de olvidar que Aníbal tuvo que casarse con la hija del rey
de Oretania -Himilce-; para poder explotar las minas del Alto Guadalquivir...).
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Por todo lo dicho; a mi juicio, los “precolonizadores” peninsulares fueron aquellos
huidos de Oriente Medio desde el sigo XIV al X a.C.; y los “protocolonizadores” son
los que desde el 2800 al 1300 a.C. estuvieron visitando la Península, viajando desde
el oriente mediterráneo (para comerciar o intercambiar productos y bienes con los
habitantes autóctonos). Debiéndose pensar que los precolonizadores ya se
establecieron en nuestras tierras, aunque de un modo no agresivo. Pues aquellos
que llegarían huyendo de las convulsiones del Hierro, producidas en Oriente Medio;
tendrían que buscarse un nuevo futuro en el extremo Occidente. Logrando de seguro,
abrir nuevamente el mercado de los metales que antes dominaron (a través de
Creta, El Egeo, Chipre o Biblos); algo que seguramente pudieron hacer a través de
intermediarios como Cerdeña. Que fue la gran exportadora de cobre y estaño entre los
siglos XIII y el IX a.C., sin tener capacidad de producir las cantidades que vendió. Un
comercio de metales del atlántico famoso en el Mediterráneo (durante los primeros
siglos del milenio) que vendrían siguiendo posteriormente nuestros
“colonizadores”; aquellos que vienen con Hierro, después del 825 a.C., fecha que se
considera como el inicio en las primeras visitas de fenicios al litoral de
Iberia (siguiendo a Torres Ortiz).
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JUNTO, SOBRE ESTAS LINEAS: Al lado, dos cuencos del Bronce Bajo -del Museo
de Évora, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen- En el de la derecha
se observan influencias mediterráneas, el otro es de tipología campaniforme;
ambos vasos fueron hallados en Reguengos de Monsaraz. Abajo el dolmen del
Olivar da Pena en Reguengos de Monsaraz.
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JUNTO, SOBRE ESTAS LINEAS: Al lado, de nuevo el dolmen del Olivar da Pena, de
Reguengos de Monsaraz, fechado en el IV milenio a.C.. En el interior del megalito
estoy yo, con el fin de que podamos proporcionar su tamaño (no por otro
motivo...). Abajo, arco de entrada a la muralla de Monsaraz; maravillosa población
que corona esta llanura plena de megalitos.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
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A) - 3º- III. LAS ESTELAS DECORADAS DEL SUDOESTE Y CONCLUSIONES DE LA
PROFESORA ARRUDA: (12)
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Termina la investigadora hablado de las estelas del Bajo Bronce; un importante
tema, que ya concierne directamente a Tartessos. Aunque entre estas losas lusas
decoradas se encuentran dos tipologías; primero, las que llamamos “estelas
alentejanas” y más tarde, las denominadas “estelas diademadas o de guerrero”
(tartéssicas). Las primeras se consideran directamente antecesoras de las
segundas y fabricadas en una etapa muy anterior, que se calcula entorno al siglo
XIII a.C. (inicio del Bronce Final). Aunque estas estelas del Alentejo no pertenecen
exactamente a la zona, ni a la cultura de Tartessos; marcan un territorio y una etapa
anterior común; un área pretartéssica que ya podemos fechar desde el 1300
a.C.. Momento en que se estaría fraguando lo que será el Bronce Final a la “espera” del
Hierro, todo que provocará el florecimiento de Tartessos. Una civilización que hemos
de suponer surgida del intercambio entre Oriente y Occidente; motivada -como
dijimos- porque desde el siglo XIII a.C. se vieron obligados a huir hasta nuestras
tierras muchos pueblos, expulsados por las hordas del Hierro. Antiguos habitantes
del Egeo, de Creta, Chipre u Oriente Medio; forzados al exilio cuando los ejércitos
armados con ese nuevo metal comenzaron a expandirse desde Anatolia (principalmente
tribus indoeuropeas). Logrando desde ese siglo XIII a.C. el triunfo paulatino de los
hombres del Hierro; que gobernaran la zona hoy llamada Turquía y donde se
establecerían como nuevas castas dominadoras (indoarianas) tras la Guerra de Troya
(1212 a.C. aprox).
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Sería este el momento en el que -ya dijimos- vendrían hasta el extremo Occidente
sucesivas oleadas de visitantes; unos exiliados y otros con la intención de renovar los
tratos comerciales, para poder seguir distribuyendo por el Mediterráneo los metales
preciosos del Atlántico. Todo lo que generaría esa etapa denominada Bronce Bajo,
cuyo inicio se marca con la desaparición de la Cultura del Argar (entorno al 1650
a.C.); una civilización peninsular que de seguro estaba muy ligada al Egeo o al
Mediterráneo oriental. Tanto como para que al destruirse Creta y Chipre, con el
terremoto y estallidos del volcán Tera-Santorino (circa 1680 a.C.); poco después
desapareciese -El Argar- dando así comienzo e final del Bronce peninsular. Más
tarde, tras el descubrimiento del templado del acero llevado a cabo en el Cáucaso
hacia el 1400 a.C., los grandes imperios del Este caen en manos de las tribus del
Hierro. Hablamos concretamente de la desaparición del mundo hittita (entre el 1400 y el
1300 a.C.) y de erradicación del Heládico, tanto como del Minóico palacial (entorno a ese
siglo XIII a.C.). Tras ello seguirán los distintos ataques e invasiones de esas hordas del
hierro, destruyendo paulatinamente las culturas de transición surgidas en esta zona;
como eran la Micénica y la Minóica Postpalacial. Civilizaciones que fueron
arrasadas por las invasiones dorias que desde el 1150 a.C. les asediaban; logrando
vencerles un siglo más tarde, aprovechando diferentes terremotos que allí se
producen -expulsando del Egeo y de Creta a los minóicos y a los micenios-.
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Es en estos años cuando “caerá” El Bronce en Occidente, aunque su final pleno no
lo veremos hasta que llegan los fenicios a nuestras costas (circa 825 a.C. -siguiendo
a Torres Ortiz-). De tal manera, a mi juicio, se suceden las tres etapas fundamentales
del Bronce Bajo en Iberia; que a mi entender están marcadas por los acontecimientos
que se sucedieron en el otro lado del mediterráneo. Como son:
- Bronce (peninsular) Final I: A consecuencia de la explosión del Tera-Santorino (1680
a.C.). Desaparición gradual de El Argar peninsular.
- Bronce (peninsular) Final II: A consecuencia de la caída del Mundo hittita y aparición
del hierro en Atatolia (1400 a.C.) = Aparición de visitantes en nuestras tierras (Campos de
Urnas desde el 1350 a.C.).
- Bronce (peninsular) Final III: A consecuencia de la caída de Micenas y el mundo
cretochipriota en manos dorias (1050 a.C.) = Llegada de refugiados a nuestras tierras,
inicio de nuevas culturas como la tartessia (desde el 1050 a.C.).
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
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Abajo: Las tres estelas alentejanas, halladas en las cercanías de Beja; la del centro
es la descubierta en el año 2013 por el arqueólogo Miguel Serra -agradecemos al
Museo Regional de Beja y al patronato de Patrimonio del Alentejo, nos permitan divulgar
las imágenes-. Estas losas proceden de Santa Vitória, junto a Mombeja; y todas ellas
lucen un extraño objeto en forma de media luna (que figura en más de la mitad de
las encontradas). La existencia de esas losas alentejanas fue descubierta por el gran
arqueólogo portugués Leite de Vasconncelos, que en 1868 halló la necrópolis de Santa
Vitoria (asociada a sepulturas de la Edad del Bronce). Desde entonces se conocen y se
han identificado un total de treinta y un losas; de las que al menos diecisiete
presentan este dibujo de un “áncora” doble (que yo considero un “desjarretador”;
arma con forma de media luna que aún llevaban las alabardas de época moderna -bajo la
punta de lanza-). La última, fue sacada hace unos cinco años también de Santa Vitória,
concretamente del llamado túmulo del Monte del Olmo.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, interior de la iglesia de San Salvador del
Mundo (Veiros de Estremoz) donde se encuentra la estela o el escalón que hemos visto
en imágenes anteriores y del que hablamos a continuación. Abajo: La lápida o bien la
estela de la iglesia; en la foto se aprecia en el lugar donde se halla en el suelo (junto
tumbas, en el lado derecho según entramos en el templo). La hemos tumbado para
facilitar su visión ampliada.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, de nuevo, otra foto de la lápida en la que al
retocarla de luces he podido observar que hay una inscripción en su cabecera. No
percibí la existencia de estas letras (que parecen muy antiguas) y tristemente puse mi
zapato en un lado; aunque ello nos puede ayudar para comprender el tamaño de la
losa. El estado de la lápida no es peor que el que tienen algunas de las halladas en
Beja y no sería extraño que en el siglo XIX se encontrase esta pieza en el campo y
que luego se añadiera al suelo del templo, al restaurar la iglesia (como un escalón;
pues vemos que el solado se ha reparado no hace mucho). Abajo, el exterior de San
Salvador del Mundo en Veiros de Estremoz. Esta población está muy próxima a
Monforte, que contiene un famoso yacimiento del Bronce Bajo.
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Para una mejor comprensión de lo que significan estas losas, seguiremos tratando acerca
de las formas de inhumación durante el Bajo Bronce; centrándonos sobre las estelas
decoradas y repasando cuanto ya hemos expuesto sobre ello en otros artículos (14) .
Donde decíamos que en cuanto al modo de enterramiento en la Península durante
esta etapa final del Bronce, se alternarían los tres tipos de tumbas en todo el
territorio: En túmulo (dolmen), en cistas bajo túmulo y -finalmente- en cistas
simples y alejado de megalitos (la más tardía). Destacando la llamada “cultura de
las cistas del Suroeste” que se produce en El Algarve, Huelva y Sevilla, desde el
Bronce Antiguo (mediados del II milenio a.C.); en la que ya se enterraban en “fosas
cubiertas” individuales, manteniendo este rito hasta la llegada del Hierro. Algunas
de estas cistas tenían losas sobre los cenotafios, en las que se grabaron símbolos
de poder (como hachas, lanzas o puñales). Refiriéndonos a las llamadas “estelas
alentejanas”, que como sabemos se fechan en el Bronce Final I y son el antecedente
directo de las posteriores estelas del Sudoeste -losas de periodo pretartéssico del siglo XI
a.C. (aprox.), con figuras talladas toscamente; representando soldados, armamento,
utensilios, animales y hasta carros-.
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La profesora Ruiz-Gálvez, a tratar otro importante tema como es el de las estelas
menhir (que a mi modo de ver son también un antecedente directo de las estelas de
guerrero tartessias). Recoge en su magnífico libro EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD
DEL BRONCE un epígrafe intitulado: “Estelas de Menhir, ídolos de guijarro y estelas
alentejanas” (15) ; donde comienza por decirnos que las estelas menhir son
representaciones masculinas, mientras los ídolos guijarro contienen figuras
femeninas toscamente talladas. Por su parte, la autora afirma que al no contener una
cronología posible, lo mejor es identificar tales figuras con el megalitismo; aunque
a mí personalmente me “agradaría” más unirlas a la Edad de Bronce, debido a que
el megalitismo se inicia en el sexto milenio a.C. (una etapa que parece demasiado
temprana para estas piedras con bajorrelieves). Sobre ello, he de añadir que a mi juicio,
un cipo de piedra con una figura así grabada puede tener preferentemente tres
usos o sentidos: Primeramente como cipo funerario; en segundo, lugar
como demarcador de un lugar sagrado o conmemorativo; y en el tercero, como linde
de frontera territorial, religiosa o de caminos. Habiendo de descartar en el caso de las
estelas-menhir y en los ídolos guijarro, su uso como gnomons (tal como se hacía con los
cromlechs y menhires); debido a la falta de altura y a la poca uniformidad de estas.
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Por lo demás, existen otras losas megalíticas y de El Bronce (semejantes en tamaño,
pero no en sus grabados), donde sí se muestra un uso como señalizador de
estrellas o de caminos. Piedras de igual o mayor porte, pero que principalmente
contienen cazoletas y boquetes, donde incluso pueden verse las constelaciones
representadas. Respecto a ello, recomendamos ver el magnífico blog de Gustavo
Pascual Hermida
MÁS QUE PETROGLIFOS:
(enlace: http://masquepetroglifos.blogspot.com.es/ )
Continuando con el texto de Ruiz-Gálvez, la autora relaciona los cruces de caminos y
las vías más antiguas, con la aparición de esos menhires-estela o de los ídolos de
guijarro. Lo que parece absolutamente lógico; puesto que la señalización y
sacralización de las rutas, debió ser tan importante como indispensable para el
comercio, la trashumancia y la supervivencia (tal como hemos comprobado en las
imágenes anteriores, donde vimos astros marcando la “Ruta de la Plata” y “El Camino de
las Estrellas”). Considerando la investigadora que esos cipos en los que grabaron
formas “humanóides”, demarcarían principalmente las vías pecuarias; todo en lo que
estamos plenamente de acuerdo.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: Estatua Menhir Villar de Ala; tal como la
muestra el Museo Arqueológico de Soria -al que agradecemos nos permita divulgar
nuestras imágenes-. Se fecha al menos hacia 850 a.C. y se trata de una estela de
camino anterior a las lápidas tartessias; por lo que algunos autores la datan en el siglo
X a.C.. Si la observamos detenidamente veremos que la figura antropomorfa que se
representa, contiene a la altura de su cintura una de estas armas
“ancoriformes”. Abajo; podemos ver el detalle de este objeto con forma de áncora o
media luna, que se halla en el menhir con bajorrelieves de Soria.
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Acerca de las estelas alentejanas, que antes estudiábamos; en cita (16) recogemos un
comentario del profesor Mederos, donde escribe que estas losas nos “introducen
en el armamento europeo hacia el 1300 a.C. (de) Grecia, Bohemia, la región Carpática
y la propia Península Ibérica. Estas modificaciones se refieren a las espadas (Rosnöen y
pistiliformes), a las lanzas y también al armamento defensivo, principalmente a los
escudos (....) la primera tipología que establece Almagro Basch, que las simplifica en
dos grandes grupos, uno primero de estelas panoplias o tipo 1Ia , que solo
representan armas (...) El segundo grupo o subtipo 1Ib (...) ya incluye figuras
antropomorfas (...) Uno de los elementos más característicos que permite
diferenciar a grandes rasgos las estelas del Bronce Final I o Bronce Tardío, de las
estelas del Bronce Final II -a partir de ca. 1325 a.C.-, es la técnica utilizada”. Por su
parte, Ruiz-Gálvez ratifica que se trata de losas muy diferentes a las estelas menhir
o a los ídolos de guijarro -que, como vimos, servían para delimitar áreas-; siendo el
uso de las alentejanas simplemente funerario. Utilizadas como cobertura de tumbas
y unidas a las cistas individuales.Pese a no tener representaciones humanas, como
dijimos en ellas aparece un objeto igual al que figura en muchas estelas-menhir; que
llevan grabado una herramienta semejante a un ancla. A mi juicio estas “áncoras”
esculpidas en las losas alentejanas y en algunas esculturas de menhir, serían armas y
más concretamente “gujas”. Unas hoces que se utilizaban para desjarretar y que de
igual manera se usaban para luchar, e incluso para rituales donde hacía falta podar o
cortar limpiamente ramas y miembros. Lo que se ratificaría, porque en el Alentejo esas
“ancoras” se representan junto a armas, mientras en las estelas-menhir se hallan a
la altura media del personaje; la del cinturón, donde se suele colgar el armamento.
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Por cuanto vemos, en la clasificación de objetos del Bajo Bronce portugués con
influencias mediterráneas; la profesora Arruda quizás unifica las estelas decoradas
tartessias, con estas primeras y muy anteriores (llamadas
alentejanas). Posiblemente porque en todas ellas aparecen elementos orientales, en
forma de lanzas, puñales, escudos, espadas y hasta peines, espejos o liras; que en el
caso de las tartessias actuan como atributos de los personajes representados en
ellas (ver arriba la estela de Ervidel-Beja; donde observaremos junto al guerrero un peine,
un espejo y una lira -además de una lanza, un escudo y un perro-). Consecuentemente y
para terminar este comentario al estudio de Ana Margarita Arruda, recogeremos de
nuevo lo que expresa acerca de las representaciones en las “losas decoradas” del
Alentejo: “la iconografía de las estelas de tipo extremeño fue desde temprano el
argumento más esgrimido en la defensa de las tesis que preconizaban la existencia
de una `precolonización´ (…) el origen oriental de los objetos representados en las
estelas llamadas de guerrero o del Sudoeste (enseres tanto de la fachada siro-
palestina como del Egeo) nunca ha sido cuestionado (…) Ya que no obedecen a
patrones locales, reproduciendo desde el punto de vista estilístico modelos de artefactos
presentes en grandes áreas del Atlántico y del Mediterráneo”.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Diferentes mapas trazados por mí. Arriba, plano
comparativo, con la distribución de los megalitos en la Península, siguiendo a
Kalb. Abajo, la parte Oeste del anterior, añadiéndole las rutas fluviales y marítimas
durante la antigüedad. A su lado, mapa que presenta Marisa Ruiz-Gálvez en su obra
“La Europa Atlántica en la Edad del Bronce” -ver cita (15) - ; donde podemos
comprobar estas rutas ancestrales de navegación fluvial y marina en Portugal y el
Oeste de Iberia.
El siguiente trabajo que vamos a analizar está escrito por Raquel Vilaça, quien
comienza exponiendo que los estudios de Kalb dieron un giro radical a la
prehistoria y protohistoria de Portugal. En el mapa que he trazado siguiendo a este
autor, podemos ver claramente que el megalitismo es una civilización marinera y
ligada al eje atlántico europeo. Si observamos los distintos planos que hemos dibujado
sobre situación de megalitos y época a la que pertenecen; veremos además, que los más
antiguos (del final del VI milenio y comienzos del V) están unidos al Algarve
portugués, a Galicia, la Bretaña francesa y a Irlanda -todos ellos, lugares muy ricos en
oro y ámbar-. Más tarde (en el IV milenio y hasta mediados del III), aparecerán
megalitos por el resto del litoral atlántico peninsular, por el Cantábrico, el resto de
costas de Francia, Gran Bretaña, toda Irlanda, costas de los Paises Bajos y
Alemania, llegando al Báltico y Escandinavia -todos ellos, lugares ricos en oro, plata y
en ámbar-. Desde el III y II milenio a.C. ya veremos megalitos en zonas más
cercanas al Mediterráneo Norte, como Cataluña o el Pirineo; seguramente por efecto
de la búsqueda de oro en esa cordillera y por la proximidad entre el Cantábrico y el
Mediterráneo siguiendo la ruta de los Pirineos, desde el lado de Francia. Sea como
fuere, estos megalitos de Cataluña son más recientes y se deben normalmente a
exploraciones de la Edad del Bronce (tal como sucede con los que aparecen en
centro-Europa, en Cerdeña o en la zona central francesa).
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B) REFLEXIONES EN TORNO A LA PRESENCIA MEDITERRÁNEA EN EL CENTRO
DEL TERRITORIO PORTUGUÉS EN EL TRÁNSITO DEL BRONCE AL HIERRO. Por
Raquel Vilaça: (17)
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El texto de la profesora Vilaça, estudia el mismo tema, aunque trata la franja
territorial portuguesa desde la orilla norte del Tajo, hasta el Duero. Analizando los
yacimientos del Bronce Final con influencias mediterráneas; desde la margen “derecha”
del Tajo hasta llegar al que fue “el afluente del oro” (D´ouro). Todo lo que comprende la
zona central de Portugal; explicando que aquel Tejo portugués no fue por entonces una
frontera, sino un lugar de unión. Aunque aquel es el punto donde la profesora Arruda
apuntaba el último vestigio del Bronce con reminiscencias mediterráneas; pasando a
continuar Raquel Vilaça desde allí el estudio -desde donde comienza a recoger hallazgos
del mismo tipo-. Por todo ello, ambos trabajos son muy parecidos en su exposición y
análisis; y aunque tratan de zonas distintas, su forma de ver y de determinar
conclusiones, es cuasi paralela. Tanto es así, que la profesora Vilaça, al comienzo de
su exposición nos explica lo que ya hemos anotado: Que el Tajo no es una frontera
durante el Bronce, sino muy por el contrario un elemento “aglutinador”. Lo que
obliga a pensar, que cuanto se va a encontrar de un lado y del otro de este río
-perteneciente al Bajo Bronce-, será más o menos similar (por no decir igual). Todo
ello me lleva, a resumir el trabajo de la profesora Vilaça, sin tantos comentarios
añadidos como hicimos con el anterior; no porque sea de menor valía al estudio de la
profesora Arruda, sino por no repetir cuanto ya hemos expuesto. Pues como
explicamos, ambas aportaciones son muy semejantes en sus planteamientos, aunque lo
que describen sea muy distinto (al tratarse de dos áreas diferentes).
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Comienza Raquel Vilaça comentando que los trabajos de Kalb y de Coffin marcaron
un antes y un después en la historia del Bajo Bronce Portugués; al recoger
numerosos datos y enseres que demostraban la presencia mediterránea en tierras
lusitanas durante esa etapa anterior al Hierro (17a) . Continua la autora expresando
la existencia de nuevas tesis que apoyan cómo la población de Portugal, situada
junto al mar durante la Edad del Bronce; no se establece allí de un modo aleatorio,
sino bien premeditado y medido -refiriendo una intención de comercio o expansión
de sus metales- (17b) . Considera asimismo la investigadora que el mundo funerario
de Portugal en esta época era muy distante del mundo de los vivos; y aunque hubo
prácticas de incineración, ella cree que nada tuvieron que ver con influencias
orientales (17c) . Unas ideas que no podemos compartir, pues parecería más probable
que esas prácticas rituales con participación del fuego pudieran tener origen muy lejano.
Además es de destacar, que existían ritos similares y coetáneos en las Islas Británicas,
como en StoneHenge -por ejemplo-, donde se quemaban los cadáveres para luego
arrojarlos a un río cercano (Avebury).
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Continuando con el trabajo que analizamos, más tarde nos dice la profesora Vilaça que
debido a los numerosos hallazgos de influencia mediterránea en el Portugal del
Bronce; plantearse ya “La existencia de contactos entre las poblaciones más
occidentales de la Península Ibérica y las oriundas del Mediterráneo, en un tiempo
anterior al establecimiento permanente de los Fenicios (…) es un problema que hoy ya
no tiene sentido” -pasando a citar numerosos hallazgos que lo corroboran- (17d) . Así,
seguirá expresando que para el Bronce Final, las dataciones de C-14 dejan claro y sin
posibles dudas, los contactos entre el Mediterráneo y las costas portuguesas. Un
hecho en el que insisten profesores españoles de la talla de Almagro-Gorbea o Ruiz-
Gálvez. Denominando a estos contactos “precoloniales” o “protocoloniales”, e incluso
viendo a los sardos detrás de aquellos; algo que a juicio de Raquel Vilaça ya es más
difícil de determinar (17e) .
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Sigue anotando la profesora (textualmente) que: “La intervención de micénicos,
chipriotas, sirio-fenicios y sardos, ha sido apuntada por diversos
investigadores, admitiéndose también la existencia de tripulaciones multiétnicas, con
participación de indígenas y navegantes atlánticos en los viajes que cruzaron el
Mediterráneo (...) Sin embargo, en ese contacto con la Península, el papel principal se
ha atribuido con argumentos pertinentes a los navegadores sardos, que incluso
tendrían bases establecidas en el territorio portugués (...). Ya esta última hipótesis
nos parece mucho más difícil de aceptar principalmente porque no se ha explicado
lo que se debe entender por esas «bases sardas» (…); y ni siquiera el siempre
recurrente ejemplo del túmulo de la Roca del Casal do Meio (Setúbal), es tenido por
muchos como una sepultura de navegantes sardos (17f) .
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
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SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, Mapa de las rutas desde Cerdeña.
Primero Cerdeña-Lisboa por tierra (en negro y azul); podemos ver cómo se tardaría
más de dos meses, pues se inicia navegando por mar unos 800 kmts. hasta el Norte de
Italia y allí desembarcando; para dirigirse a Lisboa, en una ruta que hoy por carretera
sería de 2200 kmts.. En rojo, he marcado la vía marítima desde Cerdeña a Lisboa, de
unos quince días de navegación que suponen unos 1800 kilómetos o mil
millas (aprox). Finalmente he marcado en morado una linea recta que uniría Lisboa
con Alicante, siguiendo el grado 38,5 (de Benidorm a Setúbal). Bastando para
orientarse, seguir la sombra con esa inclinación y marchar en linea recta desde
Alicante hasta la desembocadura del Tajo.
Al lado, La linea del grado 38,5; este paralelo (38º,30´) pasa por un lugar cercano al
Strómboli, sigue por Calgari en Cerdeña y llega al sur de Baleares, arribando a
Benidom (más concretamente a Finestrat; donde se sitúa el monte con el diente roto,
llamado Puig Campana). Para navegar siguiendo la sombra a esa altura, solo hay
saber la fecha (calculando que desde los equinocios, el ángulo del Sol o de la Estrella
Polar, avanza o atrasa algo más de ¼ de grado). De esta forma, orientados por la linea
de sombra o de altura de la Polaris (bastando usar un mástil y una regla de grados)
se llega en linea recta a destino. Ello me hizo pensar que desde la Alonis griega
(Benidorm, Villajoyosa) hasta Cetóbriga (Setúbal) pudo haber un camino
recto; pasando por puntos en los que se han hallado numerosos yacimientos y santuarios
de la más remota antigüedad.
Abajo: A la izquierda , mapa de la trashumancia según Braudel, tal como lo recoge
Marisa Ruiz-Gálvez en su libro Europa Atlántica en la Edad del Bronce -ver
cita (14) -. Hemos añadido al plano, las rutas más importantes ibéricas, como la de
La Plata, la de Herakles y los caminos de Santiago (por donde se supone llegaban
hasta el Atlántico los objetos, desde territorio medio de Francia). Como podemos ver en el
plano aumentado a la derecha, las vías de trashumancia ibéricas terminaban en el
Pirineo y en Las Landas. Debido a ello, las rutas comunes para comerciar con la
Península fueron siempre marítimas (pues además Iberia es tierra de grandes
cordilleras, todo lo que dificulta más el transporte por tierra). Observemos
asimismo que entre Portugal y España apenas hay trashumancia antigua; todo lo
que lleva a pensar que los portugueses no tenían la ganadería como medio de vida
esencial y que además, no precisaban tanto del traslado de reses (ya que su tierra no
es tan radical de clima como la española). Ello supone que apenas había grandes
conexiones terrestres entre las zona lusa y el resto de la Península; obligando a deducir
que las comunicaciones portuguesas eran marítimas o fluviales.
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Por lo demás y en lo que se refiere al cálculo de probabilidades, para considerar
que una pieza cerámica o de bronce, ha podido viajar desde la isla sarda a la
desembocadura del Tajo, por vía terrestre; hemos de estudiar la distancia y
dificultades de transporte. De tal modo, hoy sabemos que entre Cerdeña y Lisboa -
viajando primero por mar y luego en carro desde Italia a Francia y Portugal- hay unos tres
mil kilómetros: Ochocientos desde Cerdeña a Milán y dos mil doscientos de Milán a
Lisboa. Aunque hemos de tener en cuenta que primeramente habrían de llevar las
mercancías (por vía marítima) desde Cerdeña a Italia y luego hasta el Norte italiano, por
tierra. Una etapa inicial en la que se tardaría al menos semana y media (unos 8 días para
recorrer la travesía marina desde Cerdeña hasta el Norte de Italia y 2 jornadas más para
descargar mercancías y llegar hasta las vías interiores de comercio). Tras ello, en los
2200 kilómetros restantes, se tardaría más de cuarenta jornadas (siempre que lograsen
tener paso por todas las vías y nadie robase las mercancías). Todo ello, supone un viaje
marítimo terrestre de unos cincuenta días; con enormes problemas, pues deberían
de cruzar por territorios de muy diferentes culturas (donde incluso no había rutas de
trashumancia, tal como sucedía en Francia).
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Muy por el contrario, si llevamos las piezas de cerámica o bronce por mar; la
distancia entre Cerdeña y Alicante (siguiendo una ruta en barco Este-Oeste puro) es de
400 millas marinas -unos 750 kilómetros-. Navegando una velocidad mínima y constante
de 2,7 nudos (5 kilómetros hora), obtenemos 65 millas diarias de avance (unos 120
kilómetros día); por lo que en algo más de seis días cruzaríamos desde Cerdeña a
Alicante. Luego, costeando, se llegaría hasta Gibraltar en otras cinco jornadas y
desde allí sabemos que en tres o cuatro días se alcanzaba Lisboa -por mar, en
verano-; aunque ya nos dijo Avieno que también iban por tierra (en invierno) y tardaban
unas cinco o seis jornadas desde la desembocadura del Guadalquivir hasta la del Tajo
(subiendo el Guadiana,). Es decir, que mientras el viaje desde Cerdeña a Lisboa en
barco era de menos de quince días, además de seguro y sin grandes problemas de
robos, ni de abastecimientos (pudiendo regresar con la embarcación llena de
mercancías). La travesía por tierra tardaba casi dos meses, siendo muy probable
que en el trayecto te asaltasen o te impidieran seguir -al pasar por territorios extraños;
máxime cuando se debía cruzar Francia, que carecía de caminos trashumantes-.
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Por cuanto hemos dicho, hay que considerar que en la Edad del Bronce era más
fácil llegar desde Biblos hasta Portugal (navegando en verano); que desde el
Pirineo a Milán, andando. No solo por la carencia de caminos y de servidumbres de
paso; sino sobre todo por la enorme inseguridad de aquella antigua Europa interior. Pero
es que además, hemos de comprender que en caso de llegar desde el Pirineo a
Milán por caminos, muy pocos podrían hacerlo en carro o a caballo, debido a que
en esta época las cabalgaduras y los vehículos de tiro eran escasos y muy
caros (no usándose para el transporte, sino para la milicia). Aunque lo que realmente
aumenta la probabilidad de que un objeto cerámico o de bronce sardo, hallado en
Lisboa, fuera transportado desde Cerdeña en barco (no por vía terrestre). Es la
circunstancia indiscutible de que en un carro o en unas alforjas, apenas hay espacio;
mientras una nave de quince metros de eslora puede cargar más de quince
toneladas de mercancías (tal como se comprobó en el pecio de Uluburún, datado en el
1300 a.C.). Ello supone, que en un solo viaje desde Cerdeña hasta Lisboa pudieran
transportar miles de kilos de cobre y estaño, además de ámbar, plata y oro. Todo
trasladado por mar, en una etapa en que muy pocos navegaban y de un modo que
durante la Edad del Bronce sería difícil de interceptar o robar -a menos que los
propios sardos pirateasen mercancías en los barcos de sus compatriotas-.
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SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, de nuevo la linea del paralelo 38,5;
esta vez trazada desde Setúbal a Évora y la de Lisboa a Almendralejo. Como
sabemos, en Évora está uno el cromlech más importante y antiguo de Europa
(Almendros). A su vez, en Almendralejo se halla el túmulo Huerta Montero, muy llamativo
por su orientación al solsticio.
Al lado, La linea del 38º30´, pasa también por el Monte Parnassos de Grecia; donde
se hallaba el famoso santuario de Apolo de Delfos. Esta montaña (una de las más altas
de a Hélade) era ya un centro religioso y de adoración en el IV milenio a.C., tal como
pudieron mostrar las más recientes excavaciones de sus cuevas en la cumbre. De hecho
su nombre es eteocretense y se considera que el culto al Parnassos procedería de etapas
minóicas muy antiguas. En una supuesta linea del 38,5 hemos localizado también
algunos de los principales santuarios y yacimientos ibéricos, dolménicos y
lusitanos.
FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
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Continuando con el estudio de la profesora Vilaça, pasa posteriormente a comentar
acerca de los hallazgos del Bronce, la dificultad añadida que entraña saber si los
objetos encontrados son importaciones o bien imitaciones -de otros enseres
previamente traídos desde tierras extrañas-. Aunque para resolver aquellas dudas, cita
a la profesora Armbruster, quien afirma que para imitar un objeto ajeno, los
artesanos que hacen la réplica han de haber recibido instrucción y contacto pleno
con quienes hicieron -o al menos con los importadores del
original- (17j) . Consecuentemente, aunque algunos consideren piezas como los
bronces portugueses de Baiôes, una reproducción local; siempre necesitarían una
enorme conexión con el punto de procedencia. Por su parte, autores de la talla de
Almagro-Gorbea, son partidarios de catalogar estos bronces como piezas procedentes de
la zona sirio-palestina y chipriota; o en su caso, obra del Pueblo del Mar Shardana
(sardos; tal como también cree Almagro-G. que son los espetos y ganchos de carne).
Aunque otros consideren que son reproducciones autóctonas, sin faltar el que añade que
esos bronces de Baiôes incluso puedan ser fenicios -pese a que han de datarse hacia el
siglo X, cuando los púnicos no navegaban aún por el Atlántico- (17k) .
.
Finaliza la autora esta parte de su trabajo mencionando las investigaciones de Ruiz-
Gálvez y de Jaime Alvar; exponiendo las diferencias que estos profesores españoles
inciden, al destacar y diferenciar términos como el de “precolonización” o
“protocolinzación” a fines de El Bronce. Pasando finalmente a enumerar los objetos y
yacimientos del Bajo Bronce portugués situados entre el Duero y el Tajo, con
influencias mediterráneas. Escribiendo Raquel Vilaça: “En el conjunto, son catorce
los puntos donde encontramos tales testimonios, todos ellos correspondientes a
sitios comunes del hábitat del bronce; un aspecto que importa destacar. Veamos,
sucintamente, lo que nos dicen cada uno de ellos, en términos de tipología de artefactos,
funcionalidad, contextos de uso y cronologías -en particular radiocarbónicas- (17L) :
.
FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, mapa de Raquel Vilaça con los lugares
entre el Tajo y el Duero, en los que se encontraron restos del Bajo Bronce con
influencias mediterráneas. Abajo, espetos de carne del Bronce Bajo, tal como los
expone el Museo de Évora (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).
Pertenecen estos espetos a la coleccion cenáculo, por lo que se desconoce su
procedencia; según algunos autores son de origen sirio-palestino y otros incluso
creen que pertenecen a la Edad el Hierro (tal como figura en la vitrina del museo
“evorense”).
.
.
La lista de yacimientos y de enseres de influencia mediterránea y datados en el
Bronce Final, que nos presenta la profesora Vilaça es la siguiente que recogemos
(tal como la expone; resumida y traducida por nosotros) (17m) :
.
CASTRO DE SANFINS , MONDIM, MOIMENTA DA BEIRA
Otros testimonios, cerámicos - cerámicas con decoración de «tipo Baiões» (...) una larga
diacronía de ocupación, ignorándose si continua a lo largo del I milenio aC o con
abandonos temporales.
MONTE AIROSO, GRANJA, PENEDONO
Bronce Final “beiranes” (de Beira), en función de los testimonios que han aparecido en
distintos momentos. Nunca fue sometido a excavaciones científicamente conducidas.
S.ª DA GUIA, BAIÕES, S. PEDRO DO SUL
El llamado castro de Baiões es uno entre muchos otros de la Beira Alta con ocupación del
Bronce Final, pero único por lo que en él fue encontrado.
Los soportes con ruedas, bien por la forma / función en sí, bien por la inconfundible
decoración trenzada o en forma de Y, ofrecen un inequívoco «aire mediterráneo»,
concretamente de estilo sirio-chipriota, como bien observó Almagro Gorbea en distintas
ocasiones. Pero como se sabe, ese es también el estilo que marcó presencia en las
producciones pecas del Nurágico III (1300-900 a. C.), a su vez, influenciadas por Chipre.
Por el motivo arriba mencionado, son insuficientemente conocidos los contextos de las
cuatro fechas de C articulables con la ocupación del Bronce Final de este poblado (...) Su
calibración para un intervalo de confianza de 2 sigma, proporciona los siguientes valores:
1370-1019 cal . a. C. 1370-1019 cal. a.C., 1606-769 cal. a. C. y 1260-802 cal. a.C. Dado
que corresponden a niveles en los que estaría presente la cerámica «tipo Baiões / Santa
Luzia», se verifica que son de un período anterior, al menos las dos primeras, al definido
para Baiões, donde esta cerámica también estaría presente.
CASTELO DOS MOUROS, VISEU
La ocupación del Bronce Final, bien expresada en sus cerámicas, donde, una vez más,
se encuentran las de «tipo Baiões / Santa Luzia», y, con mayor intensidad, de la Edad del
Hierro
OUTEIRO DOS CASTELOS DE BEIJÓS, CARREGAL DO SAL
Ocupación atribuible a los finales de la Edad del Bronce (Senna-Martinez 2000b) 385
Su calibración, para un intervalo de confianza de 2 sigma, proporciona los siguientes
valores: 906-726 cal. a. C., 1369-939 cal. a. C. y 1368-1022 cal. a. C.
CABEÇO DO CRASTO DE S. ROMÃO, SEIA
Su calibración, para 2 sigma, es, respectivamente: 12571003 cal. a. C., 1312-1055 cal. a.
C. y 1044-555 cal. a. C.
ALEGRIOS, IDANHA-A-NOVA
De «tipo Baiões / Santa Luzia» (...) Su calibración para 2 sigma define un intervalo
entre 1414 y 1215 cal. Antes de Cristo
MOREIRINHA, IDANHA-A-NOVA
grado de confianza de 2 sigma, los siguientes valores: 1262- 949 cal. a. C. y 1117-808 cal.
a. C. 387
MONTE DO FRADE, PENAMACOR
Su calibración, para un intervalo de confianza de 2 sigma, indica, respectivamente, los
siguientes parámetros: 1003-913 cal. a. C., 1192-1132 cal. a. C., 1292-946 cal. a. C. y
1257-790 cal. a. C. Es posible estimar una ocupación centrada entre el s. XI y la 1ª mitad
del s. X a.C.
MONTE DO TRIGO, IDANHA-A-NOVA
En un par de muros, encontramos una ocupación del Bronce final superpuesta a otra,
calcolítica, esta con platos y copas de arce espesado y almendrado, cerámica
campaniforme de «estilo internacional», pesos de telar paralepipédicos y en «creciente»,
etc. Al Bronce Final corresponden diversos materiales cerámicos, líticos, de pasta vítrea y
metálicos 387
se obtienen, respectivamente, los siguientes valores: 1419-1057 cal. a. C., 1387-1056 cal.
a. C., 1368-1022 cal. a. C., 1368-1022 cal. a. C., 1262-997 cal. a. C., 1211-925 cal. a. C. y
1193-937 cal. a. C.
MONTE DE SÃO MARTINHO, CASTELO BRANCO
comprobada ocupación del Bronce Final
ABRIGO GRANDE DAS BOCAS, RIO MAIOR, SANTARÉM
PRAGANÇA, CADAVAL
En el caso de las cerámicas pintadas en rojo de «tipo Carambolo» y de ornamentos
bruñidos del Bronce Final (Ruiz-Gálvez Priego 1993: 56; 1998a: 223; Cáceres Gutiérrez
1997, entre otros), cerámicas de «tipo Baiões»
.
FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:Arriba, otro mapa mío, con la marca del
paralelo 38º30´ (Setúbal-Benidorm) en el que podemos ver detalladamente los
lugares de paso; este camino en linea recorrería infinidad de santuarios y
yacimientos importantes. Asimismo en el mapa, hemos incluido rutas ibéricas
conocidas (la Ruta de Herakles, la Ruta de Aníbal o el camino de Tartessos a Mainake).
Al lado, Piedra de la fertilidad, en San Pedro de Codoval (lugar próximo a
Monsarraz). Observemos el extraño megalito, sobre el que aún las gentes del lugar
depositan piedras, con el fin de pedir fertilidad para sus cosechas.
Abajo: Dolmen de Aguiar, aún si restaurar. Se encuentra a pocos kilómetros de
Évora, en dirección a Mosarraz.
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C) CONCLUSIONES AL ARTÍCULO Y BAREMO PARA UN CÁLCULO DE
PROBABILIDADES EN LOS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS:
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C) – 1º: CONCLUSIONES:
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Como hemos visto, en los trabajos de la profesora Arruda y de Raquel Vilaça se
relacionan más de veinticinco referencias de influencia mediterránea y
pertenecientes al Bronce Bajo de Portugal. Ello, supera con mucho, los diez objetos
o lugares que señaló con igual significado, el prof. Almagro-Gorbea. Quien junto a
otros arqueólogos españoles, mencionan diez casos con datación similar y de influjo
mediterráneo, hallados en la zona peninsular hispana -en cita (18) recogemos estas diez
referencias con los que se demuestra la “precolonización” en nuestro territorio-. El hecho
es tan extraño como increíble, principalmente porque la mayor parte del litoral de
España se halla bañado por el Mediterráne; y pese a ello, en el país vecino existe
más presencia de culturas mediterráneas del Bronce. Algo innegable, porque en
Portugal se han encontrado dos veces y medía más restos de esta época con influjo
oriental. Todo ello dice mucho acerca del destino que buscaban esos navegantes
que durante la Edad del Bronce se aventuraban a viajar, partiendo desde el centro o
Este del Mediterráneo y llegando hasta nuestras tierras. Pues siendo más del doble
los hallazgos de Portugal que los de España, se hace evidente que más del doble de
los “precolonizadores” y “protocolonizadores”, se interesaban por arribar a las
costas lusas y no a las hispanas.
.
Ello lo demuestran las estadísticas inequívocas; pues hay dos veces y media más
hallazgos de este tipo en territorio portugués, que en el español. Por lo que
podemos deducir que de cada catorce barcos que salían del Oriente
Mediterráneo, buscando las costas de Iberia; cuatro llegaban a playas de España,
mientras diez lograban pasar el Estrecho y subir hasta las cercanías del Guadiana,
arribando a zona lusa. Si a ello le sumamos aquellos que pretendiendo ir a Portugal,
no conseguían atravesar Gibraltar (que en ocasiones se hace innavegable) o los que
se perdieron y que fondearon en playas de Sur de España -por error o
necesidad-. Comparando además el tamaño de nuestro territorio con el del país vecino y
añadiendo el gran litoral Mediterráneo con playas que tiene España, frente a los pocos
puertos abiertos existentes en las peligrosas costas lusas (lejanas y muy distintas a las
nuestras). Se obtienen unos resultados estadísticos que nos verificarían totalmente
que las tierras de Portugal fueron el lugar al que se dirigían mayoritariamente los
viajeros de la Edad del Bronce; quienes viajaban desde puntos muy lejanos del
Mediterráneo buscando en ellas cobre, estaño, oro, plata y ámbar.
.
Pero lo que hemos expresado en el párrafo anterior no solo verificaría por los datos
aportados; sino además, porque los yacimientos del Bronce en Portugal están aún
por excavar -según escriben las profesoras Arruda y Vilaça-. Pues tal como comentan
estas dos investigadoras, faltan prospecciones plenas en la gran mayoría de los puntos
de esta época. Todo ello, unido al hecho de que haya dos veces y media más restos
de influencia mediterránea en tierras lusas, que en las hispanas. No solo indica que
los visitantes del Bronce -en su mayoría- se dirigían a las costas portuguesas, sino
que posiblemente el misterio del Tartessos no descubierto esté allí. Dando un giro
inesperado a muchas de las hipótesis sobre esta etapa peninsular y principalmente sobre
Tartessos. Una civilización cuya ciudad comercial debió encontrarse en el bajo
Guadalquivir, aunque probablemente no estuvo allí su verdadero territorio, ni menos sus
minas. Pues los dominios de Tartessos probablemente han de buscarse mucho más
ligados al Algarve, al Alentejo y a la Extremadura hispana. Donde proliferan
repetidos los hallazgos de influencia oriental y mediterránea, pertenecientes al
Bronce Final. Dejando bien claro que las costas lusitanas debieron ser “Eldorado”
que pretendían alcanzar cuantos venían con sus barcos desde Oriente Medio o
Cerdeña, hasta el Atlántico. Buscando durante esta etapa, las materias primas para
fundir sus armas y herramientas: El cobre y estaño atlánticos, que tanto escaseaban
en el Mediterráneo.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado y abajo, dos imágenes del pueblo
alentejano de Arraiolos, tomadas desde el jardín de su precioso convento franciscano
(hoy “pousada”). En el fondo, el castillo de Arraiolos, yacimiento del Bajo Bronce,
donde asimismo se han encontrado objetos de influencia mediterránea. Este pueblo
se encuentra muy cerca ya de Badajoz y casi en la carretera de salida a España.
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El sentido común nos obliga a suponer que civilizaciones como la Egipcia se vería
obligada a buscar el estaño y el cobre atlánticos -recordemos que en el 2600 a.C.
vivía en pleno periodo dinástico y había creado pirámides como la de Saqqara-. Aunque
no serían los egipcios (directamente) quienes vendrían hasta nuestras tierras; ya
que sabemos que los faraones apenas navegaban y si lo hacían, se aventuraban
más por el Mar Rojo. Pareciendo evidente que Biblos y los bibliotas, capaces de
crear la flota y todos los enseres de madera que usaban en el Nilo; serían quienes
podrían llegar en esos tiempos remotos hasta el lejano Atlántico. Algo que no era
tan difícil de realizar para un pueblo que ya a mediados del tercer milenio a.C.
fabricaba los barcos del faraón. Construyendo esas naves en su tierra (el actual
Líbano) para más tarde transportarlas desmontadas desde sus costas, hasta las del Nilo;
donde los bibliotas ayudados por egipcios, ensamblaban finalmente esas naves -en los
grandes astilleros del delta-. A todo ello habríamos de añadir que incluso estos bibliotas,
fabricaban barcos por piezas desde los tiempos más remotos; naves de gran eslora y
desmontadas, que los ejércitos del faraón llevaban a través de caminos o del desierto.
Para ensamblarlas cuando topaban con un río o una orilla de mar, pasando con ellos a
miles de hombres de un lado a otro, y volviendo a guardarlas una vez utilizadas (tal como
se hizo en la famosa batalla de El Kadesh).
.
Cuanto vamos narrando muestra que en la Edad de Bronce, existía una gran
tecnología de astilleros, que conocían perfectamente los egipcios y que llevaban a
cabo sus “socios coloniales”, los bibliotas. Incluso en los albores del Bronce ya
disponían de esos medios; pues -como dijimos- esa etapa del Bronce antiguo es
coetánea a la Era de las Pirámides, en la que ya veremos estos barcos fabricados por
piezas y con más de treinta metros de eslora -como el hallado junto a la Gran
Pirámide; cuyo aspecto sería muy distinto al de las naves para viajar por el Mediterráneo,
pues esta se trata de una embarcación funeraria y fluvial-. Por su parte, en Creta ya
disponían de grandes embarcaciones al menos durante el Bronce Medio peninsular
(antes del 1600 a.C.), tal como lo demuestran los frescos de Akrotili -bajo Santorino-
que debemos fechar siempre en un momento previo al estallido del volcán Tera (1680
a.C.). Pero además, debemos entender que Fenicia fue principalmente la heredera
directa de Biblos; ya que los púnicos de Ugarit lograron el favor de Egipto después
de la caída del reino Hicso (a comienzos de Reino Nuevo, en el siglo XV a.C.).
Un momento en que los ejército del faraón atacan repetidamente Biblos, al
considerar que esta colonia suya de Oriente Medio había apoyado a los monarcas
hicsos. De ese modo, cayó en desgracia Biblos y desapareció gradualmente; frente
al ascenso Creta y de Ugarit, como socios navales de Egipto. Aunque tras la
posterior desaparición de la cultura minóica (en el 1050 a.C.), sus habitantes huyen
y se refugian en Chipre o en de los puertos de Fenicia. Momento en que los púnicos
de Tiro y Sidón se convierten en aliados del todos ellos; principalmente
navegando como viajeros y comerciantes para el faraón.
.
Cuanto referimos, unido al sentido común, mostraría que desde los albores del Bronce
visitaron la Península viajeros Orientales. En especial bibliotas y cretenses; quienes
durante el tercer y segundo milenio a.C. abastecían a Egipto de oro, plata, estaño y
cobre. Metales que apenas se encuentran en el Mediterráneo y que tan solo los
veremos en abundancia en nuestro litoral Atlántico o bien en tierras interiores del
Mar Negro: En el Cáucaso y en la desembocadura del Danubio. Aunque el problema
para acceder a ese “Ponto Eugino” era superar el Bósforo; estrecho de una enorme
importancia por entonces y que Troya controlaba con tanto desvelo como
cautela. Obligando seguro, pagar un gran tributo a todo aquel que cruzara desde el
Mediterráneo hasta el Mar Negro, en busca de las minas de la Cólquida y del
Danubio. Por cuanto, sería mucho menos arriesgado y más sencillo aventurarse a
navegar en linea Este-Oeste hacia el extremo occidental y llegar Iberia o al
Atlántico. Donde desde la época de las rutas del ámbar -quinto milenio a.C.- ya
conocían las gentes de Oriente Medio que había riquísimas minas de metales
preciosos -principalmente en Huelva, Portugal y Galicia-. Lo que motivará la visita
continua y continuada a estas costas de viajeros y buscadores (durante la Edad del
Bronce) provocando una enorme eclosión y dispersión del megalitismo en sus
etapas finales.
.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO BAJO Y SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, preciosa imagen tomada desde la
ciudad luso-romana de Amaia (junto a Castelo Vide). En lo alto de la montaña
vemos el baluarte amurallado de Marvao; uno de los últimos puntos fortificados de
Portugal, antes de entrar a España por Valencia de Alcántara. Ni que decir tiene, que
estas tierras son riquísimas en megalitos, al igual que las españolas que limitan con ellas.
Al lado, Panel explicativo del centro de interpretación del megalitismo de Castelo
Vide (Portugal) -agradecemos a este pequeño museo que se encuentra en el castillo,
nos permita divulgar la imagen-.
Abajo, Objetos hallados en los dólmenes de Castelo Vide, tal como los expone el
centro de interpretación del megalitismo de este pueblo -agradecemos a su pequeño
museo, nos permita divulgar la imagen-. En fotografía observamos un collar de
cuentas y a la derecha un extraño animal tallado sobre hueso, para ser usado como
pendiente. Ambos pertenecen al dolmenismo medio, calculándose pueden ser del
Bronce más Antiguo (circa 3000 a.C.). En esta imagen vemos ya las gemas que
comerciarían en el V y IV milenio a.C.; por las famosas rutas del ámbar.
.
.
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C) - 2 : BAREMO PARA UN CÁLCULO DE PROBABILIDADES EN LOS HALLAZGOS
ARQUEOLÓGICOS:
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Incluimos este apartado final para comprender la dificultad que entraña hallar en
Portugal un objeto de hace cuatro mil años y de origen mediterráneo. Pues tal como
la profesora Vilaça escribía, en la Edad del Bronce nos movemos principalmente en
el “terreno de las probabilidades”. Conforme a ello y para conocer la importancia de
los hallazgos en excavaciones de épocas tan antiguas, crearemos un baremo acerca de
las posibilidades existentes para recuperar un objeto perdido o puesto bajo
tierra. Lo que haremos atendiendo a tres variantes:
-El tiempo transcurrido desde que se enterró (voluntaria o involuntariamente).
-El grado de riqueza existente en la época.
-Si la etapa a la que pertenecen es de paz o de convulsiones y guerras.
.
De tal manera, consideraremos que cada año transcurrido cuenta como un punto; punto
que multiplicaremos por el cálculo de probabilidades atendiendo a si pertenece a un
momento de riqueza o de pobreza; de paz o de inestabilidad.
La fórmula de cálculo será:
- Un objeto perteneciente a un periodo rico tendrá un exponente 1, mientras si es de
una etapa pobre, se considerará un 2 (pues en épocas de bonanza económica hay
muchos más objetos y enseres en uso).
- Asimismo si pertenece un momento de paz puntuará 1; mientras si es de un
periodo con convulsiones, guerras o inestabilidad, lo multiplicaremos por 2
(hay que considerar que Etapas como la Edad de Bronce peninsular es un momento de
poca estabilidad social y de enorme pobreza económica; no así la egipcia o la de
Mesopotamia).
.
De tal manera, nuestro cálculo de probabilidades para hallar un objeto bajo tierra
será conforme al siguiente algoritmo:
AÑOS QUE NOS SEPARAN DE ÉL multiplicados por 1 SI PERTENECE A UN PERIODO
DE ESTABILIDAD SOCIAL y multiplicado por 2 SI ES DE UNA ETAPA CONVULSA. Ello a
su vez multiplicado por 1 SI ES DE UN MOMENTO DE GRAN RIQUEZA o bien
multiplicado por 2 SI PERTENECE A UNO DE POBREZA.
.
-Consecuentemente, un denario romano del siglo I d.C. conforme a este cálculo de
probabilidades:
2000 (años) multiplicados por 1 (al ser de una etapa estable) y multiplicados por 1 (al
pertenecer el denario a un momento de riqueza) = 2000 x 1 x 1. Todo lo que supone que
por cada denario que hallemos, habría al menos dos mil en circulación en la época en que
se perdió bajo tierra.
-Conforme al mismo baremo, una moneda árabe tendría este otro cálculo de
probabilidades:
700 (años) multiplicado por 2 (al ser una etapa de guerras internas) y multiplicado por 2
(al ser una etapa de pobreza) = 700 x 2 x 2 = 2800. Ello supone que por cada dirham de
época hispanomusulmana que encontremos, habría 2800 en circulación.
-Finalmente, para un objeto del Final del Bronce, aplicando el mismo baremo:
3000 años (multiplicados) por 2 (al ser periodo de inestabilidad) y por 2 (al ser etapa sin
organización social ni riqueza). Total 3000 x 2 x 2 = 12.000.
Ello supone que por cada objeto que hallemos de esa época; habría otros doce mil
iguales, en el momento de su ocultación o pérdida en el suelo.
.
Conforme este baremo y sabiendo que en los estudios de las profesoras Arruda y
Vilaça se citan unos veinticinco enseres del Bajo Bronce, de origen mediterráneo,
hallados en Portugal. Multiplicando estos enseres por la fórmula descrita, nos daría
25 x 12.000 = 300.000. Con ello, nos podemos hacer la idea de los objetos que
llegaron a tierras lusas desde el Mediterráneo en esos siglos que van desde el XIII al
IX a.C..
.
Unos 300.000 objetos importados desde el Mediterráneo hasta Portugal, durante la
Edad del Bronce Final III. Realizando un cálculo de probabilidades (como el que hemos
propuesto).
Si además pensamos que cada barco dejó unos cien objetos de ese tipo, como regalo o
para trueque; obtendremos el número de embarcaciones que pudieron llegar en esos
tres siglos, que serían unos 3000.
Tres mil naves en tres siglos son unas diez expediciones al año; un número de
viajes que encajan con las posibilidades de zonas como Chipre, Creta o
Cerdeña. Perfectamente capacitadas para mandar tres o cuatro barcos cada verano; aún
sabiendo que muchos de ellos no llegarían a destino, se hundirían, serían asaltados, o no
regresarían (perdiéndose una tercera parte, según podemos calcular).
Por su parte y como sabemos que en la zona peninsular española se han encontrado dos
veces y media menos restos importados desde el Mediterráneo y de igual periodo.
Sabremos rápido que hasta las costas españolas llegarían aproximadamente 120.000
objetos desde tierras lejanas, en unos 1200 barcos que durante los siglos XI al IX
a.C. llegarían; viniendo a tierras españolas tan solo unos cuatro al año.
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FOTOGRAFÍA
DEL MARGEN
(al lado)
JUNTO, BAJO Y SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba: Vista de los riscos y campos de
Marvao, desde su castillo. Este pueblo portugués se encuentra junto a Castelo Vide
y ya camino de Valencia de Alcántara (en la Extremadura española). Sus campos
están llenos de megalitos y sus vistas desde el castillo amurallado dejan comprender
que es uno de los puntos de vigía más importantes de Portugal.
Al lado, de nuevo un mapa trazado por mí con las minas de oro, plata, cobre, estaño
y cinabrio más importantes de la Península. Es fácil observar que la dispersión de
estos yacimientos de metal discurre paralela a la de los megalitos. Pese a todo,
hemos de tener muy en cuenta que el dolmenismo más antiguo es muy anterior a los
metales; datándose los primeros megalitos de Portugal entre finales del sexto
milenio y comienzos del quinto. Un momento en el que ya existían las rutas del
ámbar, cuando los viajeros se encaminaban hacia playas del Norte de Europa, llevando
esta resina cristalizada hasta Oriente Mediterráneo. Ello hace pensar que cuando se
descubre el primer uso y fundido del cobre (calcolítico; hacia el 3500 a.C.) los
expedicionarios que venían desde tierras lejanas en busca de ámbar, pudieron
descubrir la riqueza en minas de cobre del litoral atlántico. Más tarde, con el uso del
oro como ornamentación, se extendería la fama de nuestras tierras, cargadas de estas
minas y debido a ello progresaría el megalitismo. Una civilización que sin lugar a dudas
es la que más ha permanecido y la que mayores y más construcciones ha dejado para la
posteridad (durante sus casi cuatro mil años de existencia).
Abajo: Otra imagen tomada desde el castillo de Marvao, donde podemos ver lo que se
llega a otear desde aquel alto cercano a España.
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CITAS:
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(1): Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a
debate /// S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Escuela Española de Historia y
Arqueología en Roma // Madrid 2008 (dedicado a Xavier Dupré i Raventós -Barcelona 1956, Roma 2006-).
.
(2): ESTRANHOS NUMA TERRA (QUASE) ESTRANHA: OS CONTATOS PRÉ-COLONIAIS NO SUL DO
TERRITÓRIO ACTUALMENTE PORTUGUÊS -ibidem cita (1) páginas 355 y ss.-
.
(2a): "As perspectivas difusionistas e histórico-culturalistas atribuíram quase sempre aos agentes
orientais papel definitivo nos fenómenos ocorridos no Ocidente peninsular em situações diversas, muitas
delas diacronicamente distantes, como são, por exemplo, os casos do início do Neolítico, da construção
de tholoi, e da divulgação da tecnologia do cobre (...) É pois necessário tomar consciência de que a teoria
da précolonização nasceu assim num momento precoce da investigação sobre a colonização fenícia do
Ocidente” (PAG 355)
.
(2b): “Marisa Ruiz Galvéz (2000, 2005) e Jaime Alvar (1997, 2000), que nunca deixaram completamente
cair o tema, defenderam em textos recentes que, anteriormente à instalação de fenícios na
Península Ibérica, o Ocidente foi visitado por navegadores orientais. Sendo diferentes os argumentos em
que baseiam as suas propostas (mais arqueológicos os de Ruiz Galvéz, mais históricos os de Alvar), o facto
é que ambos concordam no essencial. E se Alvar (ibidem, p. 28) considera indispensável que se abandone,
definitivamente, o termo pré-colonização, defende a existência do que chama «Modo de Contacto não
hegemónico» para definir uma realidade de contactos episódicos, irregulares e não sistemáticos
caracterizada pela «...realización de intercámbios sin ocupación territorial...». Também para Ruiz Galvéz o
conceito de pré-colonização (...) deve ser descartado, atendendo a que esta teoria desvaloriza o elemento
indígena no processo de intercâmbio ocorrido”.(PAG 356)
.
(3): Decíamos sobre ello en nuestro artículo, EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DE BRONCE (comentario
a los estudios de la profesora Ruiz-Gálvez Priego) “Muy importante es su capítulo dedicado a la
“lenguas y comercio”; donde nos explica varias opciones usadas históricamente para el trueque y el
intercambio de mercancías, entre pueblos totalmente ajenos. Primeramente menciona la que
denomina fórmula “española de Cortés”; consistente en aliarse con enemigos del poder establecido
en la zona, comprometiéndose a una lucha unida a ellos y usándolos como intérpretes o “socios”. La
segunda que llama “portuguesa”, fue muy utilizada en África, y consistía en secuestrar jóvenes para
luego devolverlos al lugar de origen. En nuestro artículo anterior relatábamos la historia de los
adolescentes fueguinos, que los barcos ingleses recogieron en el Cabo de Hornos hacia 1830, para
llevarlos durante más de un año a Londres. Los británicos lograron que se subieran a sus embarcaciones
voluntariamente (unos entregados por sus familias, pero sobre todo al verse atraídos por los botones y los
abalorios de los europeos). Los intentaron educar en la capital del Imperio durante meses y en las
mejores condiciones; para devolverlos luego a su lugar de origen (pretendiendo así entablar una unión
de amistad y cooperación entre los habitantes de Tierra de Fuego y la corona Inglesa).
Añade la profesora otro modo de establecer lazos comerciales, muy común entre los portugueses;
como era dejar hombres en tierras lejanas o si colonizar, para que tuvieran hijos mestizos con
mujeres indígenas. De ello nacería hasta el llamado idioma “portugués criollo”, que cree pudo ser
usado durante la Antigüedad en áreas coloniales helenas -como Magna Grecia-. Otra modalidad de
esos idiomas de colonización sería el habla “franca” que se articulaba como una mezcla nacida de
varias lenguas y se utilizaba principalmente para el comercio. Este es el caso de la lengua de los
cruzados, que contenía palabras francesas, itialianas y árabes; con las que se comunicaban los cristianos,
entre sí y con el enemigo. Existiendo una última forma de comunicarse para mantener el mercado,
llamado idioma “de Cultura” o “Vehicular”. Es la tercera opción que solían adoptar los colonos y los
colonizados; este es el caso del latín durante la Edad Media, usado como segunda lengua para
entenderse los diferentes pueblos (una función que cumpliría hoy el inglés). Asimismo comenta Marisa
Ruiz-Gálvez, que según De Hoz, el ibero y del celtíbero, también fueron idiomas "de Cultura" o
"Vehiculares" -una opinión que no compartimos plenamente-".
CITÁBAMOS A Marisa Ruiz-Gálvez Priego -Europa atlántica en Edad del Bronce // Barcelona 1998 (Ed
Crítica) // pag 107 (mapa de las zonas metalúrgicas de la Península Ibérica) Pag. 64 y ss.-
PARA LOS INTERSADOS EN LEER EL ARTÍCULO PULSAR SOBRE EL SIGUIENTE ENLACE:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2017/01/europa-atlantica-en-la-edad-de-bronce.html
.
(4): IDEM CITA (2) pag 355: “Deve-se a Maria Eugénia Aubet (1987) a primeira crítica bem fundamentada à
teoria da Pré-colonização. A consciência de que os fenómenos ocorridos no Ocidente, durante a primeira
metade do 1º milénio a.C., eram decorrentes de factos que tinham tido lugar no Oriente obrigou a que
procurasse explicar a colonização fenícia na sua origem, e a questão cronológica, um pesado
lastro na investigação, foi devidamente integrada nas problemáticas das sociedades próximo-orientais. A
pré-colonização do século XII a.C. tornava-se impossível, dada a própria história das cidades fenícias que
estariam por detrás dela, mas a validade dos espólios que a materializariam foi também desconstruída do
ponto de vista cronológico, como foi, por exemplo, o caso dos marfins de Carmona"
.
(4a): IDEM CITA (2) pag 356: “Com efeito, se parece evidente que a pré-colonização encurtou quase dois
séculos, a verdade é que teria ainda assim durado um e meio, mesmo depois de os novos dados de Huelva
(González de Canales etal., 2004), tanto os arqueológicos e tipológicos como os de C, terem permitido fazer
ainda recuar mais umas quantas décadas a cronologia da chegada das primeiras vagas de colonos fenícios
ao Ocidente”.
.
(4b): IDEM CITA (2) pag 356: “No entanto, quase todos concordam hoje que, nos momentos finais do 2º
milénio a.C., houve estreitos contactos entre o Atlântico e o Mediterrâneo, contactos que se materializavam
num já vasto conjunto de espólios encontrados nos territórios banhados pelos dois mares (e muitas vezes
em áreas interiores), podendo valorizar-se, neste processo, o papel jogado, quer pelas comunidades
atlânticas, responsáveis pelo chamado «mercado atlântico», quer o das mediterrâneas, e ainda o das
indígenas da Península Ibérica”.
.
(4c): IDEM CITA (2) pag 356: “populações que navegaram durante os chamados séculos obscuros continua
a ser discutida, ainda que a área oriental do mar interior tenha sido quase sempre apontado como o ponto
de partida, concretamente o Egeu, Chipre e fachada sírio-palestiniana (entre outros, Almagro-Gorbea 1989,
1998). Mas a Sardenha, no Mediterrâneo Central, tem vindo a ganhar terreno na discussão, não só pelos
espólios encontrados no ocidente (mas não necessariamente as cerâmicas), mas também pelas presenças
atlânticas e peninsulares encontradas na ilha (...) Neste contexto, Mariano Torres chamou há pouco tempo a
atenção para «…el hecho ya recogido en las fuentes de la fundación de la ciudad sarda de Nora por Nórax,
un nieto de Gerion (Pausanias, X, 17.5) que puede ser el reflejo mítico de
estos viajes…» (Torres Ortiz, 2005: 48). Por outro lado, foi já defendido que a Sardenha poderia ter
distribuído os artefactos que as duas redes (atlântica e mediterrânea) fizeram circular, actuando como «…el
mercado mediterráneo de los bronces atlánticos…»” .
.
(4d): IDEM CITA (2) pag 377: “Mas deve também ponderar-se se as ligações entre o Mediterrâneo Central e
a Península Ibérica durante os séculos XII, XI e primeira metade do X, que, como disse antes, se
inscreveram aparentemente num movimento mais vasto de trocas entre o Mediterrâneo e o Atlântico, e os
intercâmbios culturais e de mercadorias que elas desencadearam podem ser considerados «pré-coloniais»,
a não ser na sua asserção estrita (por terem acontecido num momento anterior à colonização propriamente
dita)”
.
(4e): IDEM CITA (2) pag 378: “Los datos que permiten evaluar la existencia de contactos entre el
Mediterráneo y el Alentejo interior durante los últimos decenios del segundo milenio y los primeros del 1 ° C
son, por lo tanto, muy escasos, situación que, muy posiblemente, deriva de la poca atención que el Bronce
La finalidad merecía por parte de los investigadores en general, situación que parece estar colmada por los
proyectos en curso en la región sobre este período”
.
(4f): IDEM CITA (2) pag 378: “De facto, a ocupação do Bronze Final no Alentejo parece ter sido muito
intensa a avaliar pela enorme quantidade de sítios que têm sido identificados pelos trabalhos já referidos
(...), mas infelizmente essa intensidade não se documentou ainda em dados passíveis de serem analisados”
.
(4g): IDEM CITA (2) pag 379: “Se a situação é esta para o Alentejo, o Algarve é quase um «deserto» no que
respeita à ocupação do Bronze Final. E esse deserto só não é absoluto porque, quer no Castelo de Castro
Marim quer em Tavira, foram encontrados níveis com cerâmicas exclusivamente fabricadas à mão, algumas
decoradas com técnicas e motivos consentâneos com uma cronologia dos séculos XI a IX a.C.”
.
(5): Para comprender la importancia de este túmulo llamado Roca del Casal, recomendamos ver en internet
la siguiente página. Donde nos explican los estudios y conclusiones sobre este cenotafio; desde su
descubrimiento en 1960, hasta hoy.
http://fotoarchaeology.blogspot.com.es/2014/01/o-monumento-funerario-da-roca-do-casal.html
.
(6): IDEM CITA (2) pag 361: "do profundo envolvimento dos grupos humanos que construíram a Roça do
Casal do Meio com os navegadores mediterrâneos, concretamente sardos, que no final da Idade do Bronze
teriam chegado à costa ocidental peninsular"
.
(6b): IDEM CITA (2) pag 361-362: "Assim, os inumados não parecem ser exógenos, mas indígenas,
podendo defender-se que os próprios construtores seriam também nativos, e não sardos, como aliás bem
demonstrou Mariano Torres, em 1999 e mais recentemente (2005). O desconhecimento generalizado sobre
as necrópoles do Bronze Final não permite encontrar paralelos exactos, ou mesmo próximos, para o
monumento da Roça do Casal do Meio, que, no entanto, aparenta ter, na sua globalidade, uma vaga
proximidade formal e de soluções construtivas com os monumentos megalíticos de tipo tholos. A cronologia
que as datações de rádiocarbono proporcionaram é consentânea com a proposta inicial dos escavadores, e
poderá centrar-se entre os meados do século X e os inícios do IX".
.
(7): Utilizamos la taducción y edición de AVIENO, ORA MARÍTIMA (periplo marsellés del siglo VI a.C.); en
Edición de Adolf Schulten; FONTES HISPANIAE ANTIQUAE -Schulten & Pericot- //
pubicada por Bosch; BARCELONA 1955
Versos del 90 al 170 y del 170 al 270.
.
(8): En este artículo explicamos la relación existente entre las rutas del ámbar y las minas más antiguas del
oro y plata, con la difusión del megalitismo. Civilización que se expande por el occidente atlántico, partiendo
desde el Algarve, Galicia e Irlanda y del quinto al segundo milenioo a.C.. Planteamos que la solución a este
enigma de los creadores del dolmenismo y su pervivencia durante casi tresmil quinientos añños, puede
estar en ser un peblo ballenero que vivía entre los carámbanos del final de los frios glaciares. Debido a que
en el V milenio aún había temperaturas gélidas y el Atlántico estaba pleno de hielos, lo que permitiría
navegar o pasar con facilidad el Canal de la Mancha, tanto como cazar sus focas y ballenas, que poblarían
por doquier el mar del Occidente europeo. Esta tradición ballenera se mantuvo en el Cantábrico hasta fines
del siglo XIX, cuando extinguieron con cazas masivas y sin control, los mamíferos que habitaban en gran
número, las aguas del Norte de España, las francesas o las británicas. Tomamos a los fueguinos, como
ejemplo del modo de vida que pudieron tener los habitantes del litoral atlántico hace cinco mil años. Debido
a que entre los moradores de Tierra de Fuego y el Estrecho de Magallanes, había tribus balleneras
nomádas, que vivían en canoas y se dedicaban a la pesca (varando cetáceos, para alimentarse de ellos).
Casi no necesitaban cubrirse y lo hacían con pieles (para que la ropa no se helase); no sufrían fríos habida
cuenta su dieta a base de grasas de ballena y de foca. Pudiendo llegar a pensar que así vivieron los
habitantes de las costas gallegas, las de Portugal, el Cantábrico, Francia, islas británicas y etc. De forma
nómada, marchando en invierno al sur y viajando al norte en verano, llevando oro y ámbar en sus cambios
de lugar. Mientras los sedentarios del interior pudieron desarrollar los edificios megalíticos por dos motivos:
Primero, para guiarse (en mar y tierra) con las sombras de cromlechs y menhires. El segundo con fines de
civilización y enterramiento -en dolmenes- en una técnica constructiva lograda gracias a las necesidades de
arrastre y captura de las ballenas (que pesan más que aquellas grandes losas de piedra con las que
levantaron sus megalitos). Finalmente hablamos de nuevo acerca de Jonás y su marcha a Tartessos
(Tarshis bíblica) que se pudo relacionar con la visita a lugares balleneros, donde los peces eran de enorme
tamaño (capaces de tragar un hombre).
.
(9): BASTARÁ CON LEER A ESTRABÓN PARA COMPROBAR QUE MI TESIS SOBRE EL SIGNIFICADO
DE IBERIA TRADUCIDA POR “OCCIDENTE” ES REAL. SIENDO ASÍ IBERIA UN SINÓNIMO DE
“HESPERIA” EN GRIEGO (cuyo significado era “atardecer”, “oeste”).
ESTRABÓN EN SU GEOGRAFÍA, EN EL CAPÍTULO I DEL LIBRO IBERIA, NOS DICE:
1. Hemos dado un primer esbozo de la Tierra; a continuación vamos a hacer una descripción de sus
distintas partes. Éste es el plan proyectado, y hasta ahora tal distribución del tema nos parece recta. Como
antes, y por las mismas causas, es preciso comenzar de nuevo por Európe y sus regiones.
2. La primera parte de ella es, como decíamos, el Occidente; es decir, Ibería.
.
(10): Numerosos son los estudios de Germán Delibes en los que nos hablará de poder y yacimientos de la
Edad del Bronce, ligados al comercio de la sal. En especial sobre la expansión del Vaso Campaniforme y
sus guerreros unidos a lugares con sal (salinas marinas y de tierra adentro). Citaremos el último de estos,
que al parecer está todavía en preparación o habrá visto hace poco la luz:
SOBRE EL BINOMIO VASO CAMPANIFORME / PAISAJES DE SAL: NUEVOS DOCUMENTOS DE
PEDRAJAS DE SAN ESTEBAN (VALLADOLID) Y POZA DE LA SAL (BURGOS) por: Germán Delibes de
Castro// Elisa Guerra Doce // F. J. Abarquero Moras // Miguel Moreno Gallo // Francisco Javier Sanz García
.
(11): IDEM CITA (2) pag 362: "Este subtipo de fíbula com arco multicurvilíneo, que não é frequente na
Península Ibérica, poderia ser datada dos finais do século X e inícios do IX a.C. (ibidem). A sua presença
em Alcácer do Sal poderá relacionarse com a ocupação do Bronze Final identificada no Castelo”
(12): El último epígrafe que contiene el trabajo que analizamos de la profesora Arruda se intitula
AS ESTELAS DECORADAS DO SUDOESTE (pag. y ss. 365 del libro que estudiamos)
.
(13): IDEM CITA (2) pag 365 a 367: "AS ESTELAS DECORADAS DO SUDOESTE”
"Já atrás referi, que a iconografia das estelas de tipo extremeño foi, desde cedo, o argumento mais
esgrimido na defesa das teses que preconizavam a existência da précolonização (...) Com efeito, a origem
oriental, seja da fachada siro-palestiniana seja do Egeu, dos objectos representados nas estelas ditas de
guerreiro ou do Sudoeste nunca foi posta em causa (...) De qualquer modo, não parece discutível que
muitos dos objectos gravados nesta estela, assim como em muitas outras da zona de Cáceres e Badajoz,
concretamente as pinças, os espelhos, os pentes e as fíbulas, têm uma origem forânea, uma vez que não
obedecem a padrões locais, reproduzindo, do ponto de vista estilístico, modelos de artefactos presentes em
vastas áreas do Atlântico e do Mediterrâneo"
.
(14): A LOS INTERESADOS, LES RECOMENDAMOS LEER NUESTRO ARTÍCULO BASADO EN LA
OBRA DE MARISA RUIZ-GÁLVEZ PRIEGO EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DEL BRONCE
EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DE BRONCE (comentario a los estudios de la profesora Ruiz-Gálvez Priego)
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2017/01/europa-atlantica-en-la-edad-de-bronce.html
.
(15): Marisa Ruiz-Gálvez Priego: Europa atlántica en Edad del Bronce // Barcelona 1998 (Ed Crítica) //
Pag. 176 y ss.
.
(16): Javier Jiménez Ávila (ed.) SIDEREUM ANA II El río Guadiana en el Bronce Final (Mérida 2012)
Alfredo MEDEROS MARTÍN, EL ORIGEN DE LAS ESTELAS DECORADAS DEL SUROESTEDE LA
PENÍNSULA IBÉRICA EN EL BRONCE FINAL II(1325-1150 a.C.) (pag 417 y ss)
Expresa acerca de estas estelas los siguientes conceptos generales:
...“Las estelas decoradas del Suroeste peninsular se hacen eco de una serie de novedades que se
introducen en el armamento europeo hacia el 1300 a.C. y que afectan a Grecia, Bohemia, la región
Carpática y la propia PenínsulaIbérica. Estas modificaciones se refieren a las espadas (Rosnöen y
pistiliformes), a las lanzas y también al armamento defensivo, principalmente a los escudos. (....) la primera
tipologíaque establece Almagro Basch, que la simplifica en dos grandes grupos, uno primerode estelas
panoplias o tipo IIa,que solo representan armas......
El segundo grupo o subtipo IIb, que unifica los periodos medio y final de Sayáns, ya incluye figuras
antropomorfas (...) Uno de los elementos más característicos que permite diferenciar a grandes rasgos las
estelas del Bronce Final I o Bronce Tardío, de las estelas del Bronce Final II, a partir de ca. 1325 a.C., es la
técnica utilizada”.
.
(17): REFLEXÕES EM TORNO DA «PRESENÇA MEDITERRÂNEA» NO CENTRO DO
TERRITÓRIO PORTUGUÊS, NA CHARNEIRA DO BRONZE PARA O FERRO Raquel Vilaça
Pag 371 y ss. de:
Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate ///
S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Escuela Española de Historia y
Arqueología en Roma // Madrid 2008
.
(17a): "os trabalhos de Philine Kalb ou de André Coffyn, um antes e um depois na história da investigação
do Bronze Final do território português. Entre aqueles dados conta-se um conjunto não muito numeroso,
mas significativo, revelador da «presença mediterrânea» nas Beiras Interio e Central e que analisaremos
adiante com algum detalhe". Pag 372
(17b): "Mais apelativa se torna a sua investigação se a enquadrarmos nas problemáticas inerentes à tese
recentemente defendida de que, numa primeira fase, as populações semitizadas a atingirem o Atlântico
ocidental teriam pautado a sua acção em função de um projecto pré-estabelecido e com objectivos
concretos, dirigindo-se a áreas precisas e não de forma aleatória ou progressiva de oriente para ocidente e
de sul para norte" pag, 373
.
(17c): "O certo é que o mundo funerário e cultual do Centro Interior do território português manteve-se, ao
contrário do mundo dos vivos, muito mais afastado de quaisquer influências de carácter mediterrâneo.
Culturalmente, o mundo dos mortos expressa, para além de uma enorme diversidade, uma notável
vinculação a práticas cultuais ancestrais, onde o fogo desempenhou um papel recorrente (Vilaça e Cruz
1999)". Pag 374
.
(17d): "A existência de contactos entre as populações mais ocidentais da Península Ibérica e populações
oriundas do Mediterrâneo num tempo anterior ao estabelecimento permanente dos Fenícios, tomando como
referência o marco em torno de 825 a.C. (Torres Ortiz 1998), ou mesmo antes se tivermos em conta os
dados (materiais e datações absolutas), perturbadores, do estrato «gris-negruzco» de Huelva, com
abundantes materiais fenícios, sardos, cipriotas e indígenas (González de Canales Cerisola etal. 2004), é
um problema que, hoje, já não faz sentido colocar. Aliás, bastaria recordar, e no que respeita
exclusivamente o território português, o exotismo da sepultura de Belmeque (Serpa), um pequeno hipogeu
com materiais certamente importados, concretamente a faca ze com rebites em ouro, datada do Bronze
Pleno (Soares 1994), ou até mesmo as sempre recorrentes contas de vidro da necrópole, também do
Bronze Pleno, de Atalaia (Ourique) (Schubart 1965: 11)". Pag 375
.
(17e): "Para o Bronze Final, materiais, contextos arqueológicos e datas de Carbono 14 afastam quaisquer
dúvidas que, eventualmente, ainda persistissem. E mesmo quando a evidência dos dados não era tão
segura, porque em geral descontextualizados e em reduzido número, e ainda que percorrendo caminhos
nem sempre coincidentes, quer Almagro Gorbea, quer Marisa Ruiz-Gálvez, por exemplo, em muitos dos
inúmeros trabalhos que têm publicado, insistiram sempre na importância dos contactos «précoloniais»,
«proto-orientalizantes», «pré-fenícios», etc., entre a Península e o Mediterrâneo Oriental e Central. De
resto, neste último caso, há muito que se havia chamado a atenção para o papel de intermediário
desempenhado pela Sardenha na complexa teia urdida pelo Atlântico e Mediterrâneo nos finais da Idade do
Bronze. Muito mais problemático é identificar a natureza de tais contactos e a(s «nacionalidade(s)» dos
intervenientes, mediterrâneos e peninsulares que, num continuum, compreendido entre a época pós-
micénica e as primeiras colonizações históricas, trilharam as águas mediterrâneas" Pag. 375
.
(17f): "A intervenção de micénicos, cipriotas, sírio-fenícios e sardos, tem sido apontada por diversos
investigadores, admitindo-se igualmente a existência de tripulações multiétnicas, com participação de
indígenas e navegadores atlânticos nas viagens que cruzaram o Mediterrâneo (Ruiz-Gálvez Priego 1993:
58; 2005a: 252, 256). Todavia, nos contactos com a Península, o papel cimeiro tem sido atribuído, com
pertinent argumentação, a navegadores sardos, que, inclusive, teriam criado bases no Centro do território
português (Ruiz-Gálvez Priego 1995f: 145). Já esta última hipótese parece-nos muito mais difícil de
aceitar principalmente porque não foi explicado o que se deverá entender por essas «bases sardas». E,
nem mesmo o sempre recorrente exemplo da Roça do Casal do Meio (Sesimbra), tido por muitos como
sepultura de navegadores sardos, recentemente reavalidado em
termos cronológicos, arqueológicos e antropológicos, demonstra que assim foi (Vilaça e Cunha 2004)” (PAG
376)
.
(17g): “De qualquer forma, casos como a cerâmica sarda recentemente identificada entre os materiais de El
Carambolo (Torres Ortiz 2004) ou Huelva (González de Canales Cerisola et al. 2004: 186; 206), não
provam, de forma inequívoca, a sua chegada através de navegadores sardos, nem sequer necessariamente
no Bronze Final, mas, simplesmente, a existência de contactos entre a Península e a Sardenha. Da mesma
forma, a cerâmica nurágica encontrada em Kommos (Creta) (Lo Schiavo 2001: 134), por exemplo, só vem
confirmar as estreitas ligações entre a Sardenha e o Mediterrâneo Oriental, (...) (PAG 376) a
posição ambivalente desta investigadora, que admite a vinda por mar de metalurgistas cipriotas, mas
aceitando igualmente a ida de artífices e comerciantes nurágicos a Chipre (Lo Schiavo 2001: 141),
revela bem como ainda sabemos tão pouco sobre os navegadores mediterrâneos.(PAG 376)
.
Finalmente, face aos recentes e importantíssimos achados de Huelva, onde se encontraram associadas a
cerâmicas indígenas, outras importadas, em concreto fenícias, sardas e cipriotas, sugeriu-se, o que também
é credível, que todas poderiam ter chegado através de navegadores fenícios (González de Canales
Cerisola etal. 2004)”. Pag. 376
.
(17h): “Num outro registo, e sem se negar o papel dos sardos nas comunicações marítimas E-W, foi
recentemente também reconsiderada como provável, a troca de bens por via terrestre (Guerreo Ayuso
2004: 97). Nesta mesma linha pode inserir-se, aliás, a hipótese que valoriza a existência de contactos mais
estreitos entre o Centro do território português e o Norte de Itália (por via terrestre?), com base nos
carrinhos de Baiões, onde estes encontrariam os seus paralelos mais estreitos concretamente no carrinho
de Bizencio (Viterbo) (Coffyn e Sion 1993: 289-290)".
.
(17i): "navegamos no campo das possibilidades e não no das demonstrabilidades" (...) .foi recentemente
também reconsiderada como provável, a troca de bens por via terrestre (Guerreo Ayuso 2004: 97). Pag
377
.
(17j): “Movemo-nos aqui numa esfera muito mais subtil que é a de distinguir protótipos, originais e modelos,
de imitações, recriações e reelaborações indígenas. É muito difícil, mesmo para os mais habilitados,
estabelecer aquelas distinções, e ainda que recorrendo às mais minuciosas análises estilísticas,
tecnológicas ou outras. Com efeito, se a tecnologia não se pode copiar sem antes ter sido aprendida, e
aprender é, neste caso, ver fazer, o que pressupõe um contacto directo entre artesãos (Armbruster 2002-
2003: 153), já as formas e o estilo podem imitar-se com mais ou menos êxito, ou podem até,
propositadamente, ser copiadas com intencionais diferenças para mostrar que são produções próprias”. Pag
377
.
(17k): “o trabalho em que se dá a conhecer o «depósito de Baiões», os autores consideram os bronzes
testemunho de produções locais, que designam por «Grupo de Baiões» (Silva etal 1984: 93-95);
posteriormente, Armando Coelho, na esteira de Almagro, valorizou as afinidades existentes entre alguns
objectos e contextos cipriotas e sírio-palestinos do grupo Sherdana dos «Povos do Mar» (Silva 1990: 139-
140) Em múltiplos trabalhos, Almagro Gorbea (1989: 280, 1998, etc.) sempre se mostrou partidário de uma
origem oriental para boa parte das peças, inclusive espetos e ganchos de carne, em concreto da órbita
sírio-levantinacipriota pós-micénica anterior à expansão fenícia, por volta de 1200-1000 a.C., (...)Ora, é a
proposta daquela filiação sírio-fenícia que adquire um novo fôlego com o cenário traçado pelos achados
fenícios de Huelva e datados de finais da Idade do Bronze (finais do X-inícios do IX a.C.). Concretamente,
propõe-se que os suportes com rodas de Baiões correspondam a um produto fenício que tenha chegado
entre o séc. X e inícios do VIII a.C. (González de Canales Cerisola etal. 2004: 249). (...) Por seu lado, Ruiz-
Gálvez Priego considerou que o único objecto importado, seguramente estrangeiro, seria o carro (1993: 52),
ainda que também tenha admitido, pela falta de paralelos exactos, ser uma imitação de fabrico atlântico
(1993: 50), Um muito provável fabrico indígena foi defendido por Barbara Armbruster, com base em
argumentos tecnológicos, nomeadamente pelo elevado nível de conhecimentos técnicos dos fundidores de
Baiões (Armbruster 2000: 182; 2002-2003: 148), ideia também partilhada por Burgess (1991: 38) e Correia
(2001a: 216). (...) Estas características são típicas das produções metalúrgicas do Bronze Final do território
português, mas também, por exemplo, da Sardenha ou Sicília (Rovira 1995: 55; Vilaça 1997). A publicação
dos resultados de outras análises, nomeadamente dos materiais de Santa Luzia (Viseu), apontam no
mesmo sentido (Senna-Martinez e Pedro 2000 b: 77)". Pag 377
.
(17L): “Percorrendo o olhar pela actual dispersão dos achados do Bronze Final imputáveis à órbita
mediterrânea (...) No conjunto, são catorze as estações onde encontramos tais testemunhos, todas elas
correspondentes a sítios de habitat, aspecto que importa, desde já reter. Vejamos, sucintamente, o que nos
dizem cada um deles, em termos de tipos de artefactos, sua funcionalidade, contextos de uso e cronologias,
nomeadamente radiocarbónicas”. Pag. 380
.
(17m): LUGARES DEL BRONCE BAJO ENTRE EL TAJO Y EL DUERO, CON RESTOS
MEDITERRÁNEOS según Raquel Vilaça:
CASTRO DE SANFINS , MONDIM, MOIMENTA DA BEIRA
fíbulas de ‘codo’, bem identificadas (...) Outros testemunhos, cerâmicos – cerâmicas com decoração de
«tipo Baiões» (...) uma longa diacronia de ocupação, ignorando-se se contínua ao longo do I milénio a.C. ou
com abandonos temporários.
MONTE AIROSO, GRANJA, PENEDONO 382
Bronze Final beirãs, em função dos testemunhos que têm aparecido em distintos momentos.
Nunca foi submetido a escavações cientificamente conduzidas.
S.ª DA GUIA, BAIÕES, S. PEDRO DO SUL
O designado castro de Baiões é um entre muitos outros da Beira Alta com ocupação do Bronze Final,
mas único por aquilo que nele foi encontrado.
Os suportes com rodas, quer pela forma/função em si, quer pela inconfundível decoração entrançada ou em
forma de Y, oferecem um inequívoco «ar mediterrâneo», concretamente de estilo sírio-cipriota, conforme
bem observou Almagro Gorbea em distintas ocasiões. Mas como se sabe, esse é também o estilo que
marcou presença nas produções sardas do Nurágico III (c. 1300-900 a.C.), por sua vez, influenciadas por
Chipre. 383
Pelo motivo acima referido, são insuficientemente conhecidos os contextos das quatro datas de C
articuláveis com a ocupação do Bronze Final deste povoado (...) A sua calibração para um intervalo de
confiança de 2 sigma, fornece os seguintes valores: 1370-1019 cal. a.C. 1370-1019 cal. a.C., 1606-769 cal.
a.C. e 1260-802 cal. a.C. Atendendo que correspondem a níveis onde estaria presente a cerâmica «tipo
Baiões/Santa Luzia», verifica-se que são de um período anterior, pelo menos as duas primeiras, ao definido
para Baiões, onde esta cerâmica também estaria presente. 385
CASTELO DOS MOUROS, VISEU
ocupação do Bronze Final, bem expressa nas suas cerâmicas, onde, mais uma vez, se encontram as de
«tipo Baiões/Santa Luzia», e, com maior intensidade, da Idade do Ferro
OUTEIRO DOS CASTELOS DE BEIJÓS, CARREGAL DO SAL
ocupação atribuível aos finais da Idade do Bronze (Senna-Martinez 2000b) 385
A sua calibração, para um intervalo de confiança de 2 sigma fornece os seguintes valores: 906-726 cal.
a.C., 1369-939 cal. a.C. e 1368-1022 cal. a.C. 386
CABEÇO DO CRASTO DE S. ROMÃO, SEIA
A sua calibração, para 2 sigma, é, respectivamente: 12571003 cal. a.C., 1312-1055 cal. a.C. e 1044-555 cal.
a.C. 386
ALEGRIOS, IDANHA-A-NOVA
de «tipo Baiões/Santa Luzia» (...) A sua calibração para 2 sigma define um intervalo
entre 1414 e 1215 cal. a.C.
MOREIRINHA, IDANHA-A-NOVA
grau de confiança de 2 sigma, os seguintes valores: 1262- 949 cal. a.C. e 1117-808 cal. a.C. 387
MONTE DO FRADE, PENAMACOR
A sua calibração, para um intervalo de confiança de 2 sigma, indica, respectivamente, os seguintes
parâmetros: 1003-913 cal. a.C., 1192-1132 cal. a.C., 1292-946 cal. a.C. e 1257-790 cal. a.C. É possível
estimar uma ocupação centrada entre o séc. XI e a 1.ª metade do séc. X a.C. 387
MONTE DO TRIGO, IDANHA-A-NOVA
Parcialmente muralhado, encontramos uma ocupação do Bronze Final sobreposta a uma outra, calcolítica,
esta com pratos e taças de bordo espessado e almendrado, cerâmica campaniforme de «estilo
internacional», pesos de tear paralelepipédicos e em «crescente», etc. Ao Bronze Final correspondem
diverso materiais cerâmicos, líticos, de pasta vítrea e metálicos 387
obtêm-se, respectivamente, os seguintes valores: 1419-1057 cal. a.C., 1387-1056 cal. a.C., 1368-1022 cal.
a.C., 1368-1022 cal. a.C., 1262-997 cal. a.C., 1211-925 cal. a.C. e 1193-937 cal. a.C. 388
MONTE DE SÃO MARTINHO, CASTELO BRANCO
comprovada ocupação do Bronze Final (388)
ABRIGO GRANDE DAS BOCAS, RIO MAIOR, SANTARÉM
PRAGANÇA, CADAVAL
cerâmicas pintadas a vermelho de «tipo Carambolo» e de ornatos brunidos do Bronze Final (Ruiz-Gálvez
Priego 1993: 56; 1998a: 223; Cáceres Gutiérrez 1997, entre outros), 390 cerâmicas de «tipo Baiões» 391
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(18): LISTADO DE LOS OBJETOS QUE REFERIMOS, ESTUDIADOS POR ALMAGRO-GORBEA (QUE
LOS FECHA EN EL BRONCE BAJO; CONSIDERÁNDOLOS DE PROCEDENCIA O INFLUJO
MEDITERRÁNEO):
1º-CUENTAS SEGMENTADAS DE PASTA VITREA DE FUENTE ALAMO (CUEVAS
DE ALMANZORA, ALMERÍA) : Formaban parte del ajuar de un enterramiento individual en cista, la
sepultura nº 9 de Fuente Alamo. La cronología estimada es de Argar B (...) por la aparición de las cuentas
de pasta vítrea que deberían fecharse a partir del 1400 ane (Lull 1983: 211). De nuevo las cronologías
radiocarbónicas calibradas elevarían la cronología de esta tumba, por encima del 1500 ane.
2º- ALTAR DE CUERNOS DE LA ENCANTADA (GRANÁTULA DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) Sus
excavadores interpretan como «templo funerario» y que vinculan con unas relaciones constantes entre la
cuenca oriental del Mediterráneo, en particular anatólicas, y la
Península Ibérica (Sánchez Meseguer et al. 1985). La cronología obtenida por C14 para el nivel III
(Nieto Gallo y Sánchez Meseguer 1980) permite fecharlo en el siglo XIV ane. (...) o entre los siglos XVIIXVI
A.C. por medio de la calibración directa de estas fechas, que proporciona las siguientes, 1625 y 1527 ANE
respectivamente.
3º- CILINDRO-SELLO DE VELEZ MÁLAGA (MÁLAGA): Tras un estudio realizado por Blanco (Blanco
Freijeiro 1962) se le considera fabricado por un taller sirio, con una cronología comprendida entre el 1450 y
1350 a.C.
4º- COLLAR DE ALMUÑECAR. GRANADA: La presencia de cuentas de ámbar y el cilíndro de cornalina en
este collar al igual que el lapislázuli en el de Vélez-Málaga nos inclina a vincular estos hallazgos con
la actividad de intercambio micénica mejor que con la de los fenicios
5º- CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DEL LLANETE DE LOS MOROS (MONTORO. CÓRDOBA): Dos
fragmentos micénicos asociados a contextos culturales estratificados de finales del II milenio a.C. La
cronología relativa de estas piezas puede corresponder tanto a un Micénico Reciente IIIA-IIIB, como a un
IIIC, dada la pequeñez de los fragmentos. Proceden del taller Micenas-Berbati (Argolida), como se ha
podido comprobar (...) Otro conjunto de piezas está formado por más de sesenta fragmentos (..)
dendrocronológica la eleva hasta 1114, con unos intervalos comprendidos entre 1212-1015. (....) un fondo
de un vaso contenedor, procede de estratos en los que se inicia el Bronce Final (...) Su calibración directa
las lleva a 1134 y 1247
6º- CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE CARMONA (SEVILLA): Lo estiman en unas fechas de finales
del II milenio a.C. sin calibrar.
8º- CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE LA CUESTA DEL NEGRO (PURULLENA, GRANADA): La
calibración directa da 1444 y 1398 a.C.
9º- CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE GATAS (ALMERÍA)
10º- COLGANTES Y CUENTAS DE CORNALINA: La cronología general estimada, sin calibrar, estaría en
torno al 1100/1000 a.C. (...) la cornalina, el lapislázuli y el ámbar serían productos relacionados con los
intercambios de finales del II milenio a. C. y no con la colonización fenicia.
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