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LA GENERACIÓN DEL 98

Con este nombre, “Generación del 98”, se conoce a un grupo de escritores que a principios de siglo
innovaron en el estilo literario, la temática y, en general, la forma de entender la literatura en relación
con la generación realista-naturalista anterior. Se desarrolla desde 1903 hasta 1920 aproximadamente.

¿Qué es una generación literaria?

Se considera "generación" a un grupo de autores que comparten ciertos requisitos, como tener
edades semejantes, mantener un trato personal y presentar afinidades estilísticas. También es
preciso que haya existido un acontecimiento generacional, como lo fue, sin lugar a dudas, en el
caso de la Generación del 98 la derrota española en Cuba (1898).

COMPARACIÓN ENTRE MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

Semejanzas:

 Modernismo y Generación del 98 son términos que engloban tanto a un movimiento


artístico como a un conjunto de escritores que convivieron en la misma época, desde
finales del siglo XIX hasta principios del XX.
 Ambos se centraron en reflejar la crisis de finales del siglo XIX, mostrando su insatisfacción
ante la realidad.
 Otro rasgo en común es el rechazo de la Literatura Realista, mientras que por otra parte
buscan y tienen el deseo de una renovación social y estética para la construcción de una
identidad nueva como una renovación lingüística.
 Por último, presentan una tendencia hacia el subjetivismo que viene de un cambio anterior
en el que abundaba el escepticismo y el relativismo.

Diferencias:

 Geográficas: el Modernismo se desarrolló en Hispanoamérica y en España, pero contó con


influencias europeas, mientras que la Generación del 98 se desarrolló en la literatura
castellana.
 Temáticas: el Modernismo hace una reflexión de mundos exóticos e irreales, mientras que
la generación del 98 se centra en España. Por otra parte, el Modernismo trata temas de
tradiciones diversas, como clásicos y medievales, pero la Generación del 98 se centra
únicamente en temas patrióticos.
 Intención: la corriente Modernistas trató de evadirse y de escapar de la realidad que se
vivía, totalmente contrario a la Generación del 98 que miró hacia sí misma, se fijó en
España y protesto de forma moral y social contra la España de aquel entonces.
 Géneros: la lírica y la prosa poética renovada eran los géneros preferidos de los
Modernistas, mientras que el ensayo y la novela eran los más usados por los
noventayochistas.
 Lenguaje: la forma es lo principal para los Modernistas, tenían un lenguaje sensorial,
preciosista y evocador en forma de símbolos. La Generación del 98 apostó por un lenguaje
más sencillo y personal que daba más importancia al contenido.

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LA NOVELA EN LA GENERACIÓN DEL 98

ELEMENTOS NOVELA NOVELA


NARRATIVOS REALISTA-NATURALISTA NOVENTAYOCHISTA (DEL 98)
Argumento Argumento muy elaborado: todos Hilo argumental débil, al que se
los elementos narrativos se asocian anécdotas y reflexiones del
subordinan al principal. autor.

Estructura Plan previo del escritor: Sin plan previo: la novela es un


planteamiento, nudo y desenlace. fragmento de la vida, a veces con un
final abierto.
Tipo de 3ª persona, objetivo, omnisciente Se combinan 1ª y 3ª persona y
narrador monólogo interior.
Retrato de los Profundidad y complejidad Retrato psíquico superficial.
personajes psicológica, unidas a descripciones Descripciones físicas subjetivas de los
físicas minuciosas. rasgos más destacados (impresionistas
o caricaturescas).
Lenguaje Lenguaje referencial y coloquial. Tratamiento literario del lenguaje
(adjetivación, cultismos, neologismos,
lirismo...).
Aspectos Objetivismo, enfoque científico y Subjetivismo, enfoque existencial y
ideológicos. confianza en el progreso. pesimismo ante la vida y la sociedad.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA NOVELA DE LA GENERACIÓN DEL 98

En 1902 publican en España autores significativos como Unamuno, Pío Baroja, Azorín y
Valle-Inclán, los cuales inician un camino marcado por los siguientes rasgos:

1.-Denuncia de los males de España: el caciquismo, el hambre y la ignorancia…


2.-Pesimismo ante la situación histórica (el desastre colonial de 1898) y ante el
desmoronamiento de los valores sociales y espirituales.
3.- Influencia de la filosofía: los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y
Schopenhauer (el escepticismo, la vida como algo absurdo y carente de sentido).
4.-El dolor de España y Castilla como profundo símbolo de patriotismo casticista.
5.- Renovación estética o del estilo mediante: A) El subjetivismo o antirrealismo. No se
persigue, como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad exterior, sino la
expresión de la realidad interior. B) Concepción totalizadora. La novela es un género
multiforme, en el que tienen cabida también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo...

 PÍO BAROJA: LA NOVELA IMPRESIONISTA

1. Escribe el título de 4 novelas de Pío Baroja.


2. ¿Cómo es la visión pesimista del mundo que tiene Pío Baroja?
3. Baroja no elabora sus novelas con argumentos sólidos y cerrados, sino que utiliza la técnica
impresionista. ¿En qué consiste la técnica impresionista? (Haz referencia a la técnica
impresionista en relación a: argumentos, descripción de espacios, psicología de los personajes,
el tema central de sus novelas..).
4. ¿Abundan en las novelas de Baroja las escenas dialogadas?

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5. Subraya la opción correcta: En las novelas de Baroja el final es abierto / cerrado.
6. ¿Se presenta la vida en las obras de Baroja como un proceso que se está haciendo
continuamente o como algo terminado?
7. Lee el siguiente texto de Pío Baroja y explica por qué se trata de una descripción
impresionista.

Madrid, plano, blanquecino, bañado por la humedad, brotaba de la noche con sus tejados, que
cortaban en una línea recta el cielo; sus torrecillas, sus altas chimeneas de fábrica y, en el silencio
del amanecer, el pueblo y el paisaje lejano tenían algo de lo irreal y de lo inmóvil de una pintura.
Clareaba más el cielo, azuleando poco a poco. Se destacaban ya de un modo preciso las casas
nuevas, blancas; las medianerías altas de ladrillo, agujereadas por ventanucos simétricos; los
tejados, los esquinazos, las balaustradas, las torres rojas, recién construidas, los ejércitos de
chimeneas, todo envuelto en la atmósfera húmeda, fría y triste de la mañana, bajo un cielo bajo
de color de cinc.

8. Lee el siguiente texto de La Busca , de Pío Baroja, y realiza las cuestiones que se plantean
después.

El invierno comenzaba; a las horas que salían, Madrid estaba completamente a oscuras. El
trapero tenía sus itinerarios fijos y sus puntos de parada determinados. Cuando iba por las rondas
subía por la calle de Toledo, que era lo más frecuente, se detenía en la plaza de la Cebada y en
Puerta de Moros, llenaba los serones de verdura y seguía hacia el centro.
Otro día se encaminaba por el paseo de los Melancólicos a la Virgen del Puerto. En el camino, el
señor Custodio no veía nada sin examinar al pasar lo que fuera, y recogerlo si valía la pena; las
hojas de verdura iban a los serones; el trapo, el papel y los huesos, a los sacos...
Regresaban Manuel y el trapero por la mañana temprano; descargaban en el raso que había
delante de la puerta, y marido y mujer y el chico hacían las separaciones y clasificaciones.
Los días de lluvia hacían la selección dentro del cobertizo. En estos días la hondonada era un
pantano negro, repugnante, y para cruzarlo había que meterse en el lodo, en algunos sitios hasta
media pierna. Todo en estos días chorreaba agua; en el corral, el cerdo se revolcaba en el cieno;
las gallinas aparecían con las plumas negras, y los perros andaban llenos de barro hasta las orejas.
Después de la clasificación de todo lo recogido, el señor Custodio y Manuel, con una espuerta
cada uno, esperaban a que vinieran los carros de escombros, y cuando descargaban los carreros,
iban apartando en el mismo vertedero: los cartones, los pedazos de trapo, de cristal y de hueso.
Aquella vida tosca y humilde, sustentada con los detritus del vivir refinado y vicioso; aquella
existencia casi salvaje en el suburbio de una capital, entusiasmaba a Manuel. Le parecía que todo
lo arrojado allí de la urbe, con desprecio, escombros y barreños rotos, tiestos viejos y peines sin
púas, botones y latas de sardinas, todo lo desechado y menospreciado por la ciudad, se dignificaba
y se purificaba al contacto de la tierra.
El señor Custodio era hombre inteligente, de luces naturales, muy observador y aprovechado.
Por razón de su oficio, el trapero tenía una preocupación por el abono que se desperdiciaba en
Madrid.
Solía decir a Manuel:
— ¿Tú te figuras el dinero que vale toda la basura que sale de Madrid?
— Yo, no.
— Pues haz la cuenta. A sesenta céntimos la arroba, los millones de arrobas que saldrán al
año... Extiende eso por los alrededores y haz que el agua del Manzanares y la del Lozoya rieguen
esos terrenos, y verías tú huertas y más huertas.
Otra de las ideas fijas del trapero era la de regenerar los materiales usados. Creía que se debía
de poder sacar la cal y la arena de los cascotes de mortero, el yeso vivo del ya viejo y apagado, y
suponía que esta regeneración daría una gran cantidad de dinero.

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a) ¿A qué género pertenece?
b) Resume el contenido del fragmento.
c) Escribe el tema del texto.
d) Divide el texto en tres partes.
e) ¿Con qué movimiento literario se identifica el texto? ¿Por qué?
f) Describe el tipo de narrador.
g) Identifica la etopeya o descripción psíquica del señor Custodio.
h) Baroja acostumbra a elaborar descripciones dinámicas del espacio, nunca estáticas. El
espacio es habitualmente el resultado del recorrido del personaje. Haz una relación de los
lugares exteriores e interiores. Identifica los topónimos.
i) Identifica los verbos de movimiento que contribuyen al dinamismo del texto.
j) Una figura retórica que se repite en el texto es la enumeración. Identifica la enumeración
de objetos que producen un efecto ambiental de acumulación.

 UNAMUNO: LA NOVELA PSICOLÓGICA

1. Escribe el título de tres novelas de Unamuno.

2. Unamuno expresa sus ideas filosóficas en sus novelas. Indica cuatro temas filosóficos que
aparecen frecuentemente en las obras de Unamuno.

3. Entre las novelas o “nivolas” de Unamuno destaca Niebla. En esta novela Unamuno se
transforma a veces en personaje, rompiendo así la frontera entre realidad y ficción. En este
caso, Augusto, el protagonista de Niebla, acude a casa del autor y mantiene una dramática
conversación con él. Lee el texto y contesta a las preguntas:

—¿Cómo que no existo? —exclamó.


—No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un
producto de mi fantasía y de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que de tus fingidas
venturas y malandanzas he escrito yo; tú no eres más que un personaje de novela, o de nivola, o
como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto.
Al oír esto quedose el pobre hombre mirándome un rato con una de esas miradas
perforadoras que parecen atravesar la mira a ir más allá, miró luego un momento a mi retrato al
óleo que preside a mis libros, le volvió el color y el aliento, fue recobrándose, se hizo dueño de sí,
apoyó los codos en mi camilla, a que estaba arrimado frente a mí y, la cara en las palmas de las
manos y mirándome con una sonrisa en los ojos, me dijo lentamente:
—Mire usted bien, don Miguel... no sea que esté usted equivocado y que ocurra
precisamente todo lo contrario de lo que usted se cree y me dice.
—Y ¿qué es lo contrario? —le pregunté alarmado de verle recobrar vida propia.
—No sea, mi querido don Miguel —añadió—, que sea usted y no yo el ente de ficción, el que
no existe en realidad, ni vivo, ni muerto... No sea que usted no pase de ser un pretexto para que
mi historia llegue al mundo...

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a) ¿De qué secreto terrible se entera Augusto? ¿Qué le dice luego a Unamuno para
vengarse de él?
b) Enuncia el tema del texto.
c) Explica el tipo de narrador que aparece en el texto.
d) Señala las palabras cultas relacionadas con el léxico de la literatura. ¿Por qué las
emplea el autor?
e) El estilo emocional de Unamuno se aprecia en el uso de recursos literarios como
antítesis, repeticiones, paradojas, interrupciones, exclamaciones e interrogaciones.
Señala las antítesis y repeticiones del texto.

 AZORÍN

1. Escribe el título de cuatro novelas de Azorín.

2. Lee el siguiente fragmento de la obra Lecturas españolas publicado en 1912 y contesta


las preguntas.

Quiero fechar idealmente estas páginas españolas en un viejo pueblo castellano; uno de esos
pueblos que he intentado retratar en mis libros. El campo se extiende ante mi vista; se halla en la
primavera cubierto con el tapiz verde de los sembrados, roto acá y allá por las hazas hoscas,
negras, de los barbechos y eriazos; aparece en otoño desnudo, pelado, de un uniforme color
grisáceo. No se yerguen árboles en la llanura; no corren arroyos ni manan hontanares. El pueblo
reposa en un profundo sueño...
Ningún lugar mejor que estos parajes para meditar sobre nuestro pasado y nuestro presente.
Causa de la decadencia de España han sido las guerras, la aversión al trabajo, el abandono de la
tierra, la falta de curiosidad intelectual... No hay más aplanadora y abrumadora calamidad para un
pueblo que la falta de curiosidad por las cosas del espíritu: se originan de ahí todos los males. Se
origina de ahí la ausencia de examen, de comparación, de apreciación, de crítica. De crítica
engendradora de adhesión y de repulsión, de entusiasmo y hostilidad que remueven la inercia de
los de abajo e impiden la corrupción de los de arriba.
Esos españoles que hemos hecho desfilar por estas páginas, movidos estaban de una
insaciable curiosidad intelectual; viajaron por Francia, Italia, Alemania, Inglaterra. Los que no
salieron de casa –como Gracián- sentíanse ansiosos por toda novedad filosófica o primor literario.
La falta de curiosidad intelectual es la nota dominante en la España presente. ¿Cómo haremos
para que interese un libro, un cuadro, un paisaje, una doctrina estética, una manifestación nueva
del pensamiento? ... No saldrá España de su marasmo secular mientras no haya millares y millares
de hombres ávidos de conocer y comprender.

a) Resumen del texto.


b) Rasgos de la Generación del 98.

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«Nuestro atraso cultural se evidencia cuando nos comparamos con otras naciones. Aún no se
han impuesto aquí con toda fuerza el derecho, la libertad, el deber. La tierra clásica del honor es la
tierra de la arbitrariedad: en política, en el caciquismo deshonroso; en literatura, el elogio
interesado y la censura rencorosa.
Se duda de si la ley del progreso es una verdad en España. La apatía nos ata las manos: callamos
ante la injusticia y confirmamos las palabras del ilustro arzobispo De Pradt: “La geografía ha
cometido un error colocando a España en Europa, porque pertenece a África. Sangre, costumbres,
lengua, manera de vivir y de luchar, todo en España es africano”. El militarismo nos ahoga, la
marea de la reacción religiosa va subiendo. Espíritus enérgicos, que trabajaron siempre por la
ciencia y el arte libres se rinden a un sentimentalismo religioso que antaño les hacía reír.
Revolucionarios de toda la vida, vuelven su cara atrás y refunden su programa sobre las bases de
la Iglesia y el Ejército.
Cuarenta millones se dedican a los gastos de culto y clero; seis a la enseñanza. Los catedráticos
son separados arbitrariamente de sus cátedras. El Poder legislativo es una comedia; el judicial, un
orden dependiente del ejecutivo; el ejecutivo, un servidos de la ambición. El obrero no espera
nada del Estado.
Dejemos los entusiasmos exagerados y el lirismo del mal gusto. La época de las declamaciones
ha pasado. Necesitamos ahora científicos. El triunfo de las nuevas ideas vendrá por la ciencia.
Haga la iniciativa privada y particular lo que el Estado no hace: Fúndense instituciones para la
enseñanza, laboratorios para científicos, escuelas donde el obrero aprenda a ser hombre y a hacer
efectivos sus derechos. Que aprenda el obrero a desconfiar de los apóstoles del falso socialismo;
que medite que el credo católico es incompatible con las aspiraciones del mundo que trabaja.»
[Azorín, 1895]

¡Ah, el paisaje de España!... Inacabables y polvorientos llanos, desesperantes y tristes, sin un


árbol, sin una casa, sin un pájaro; vegas de tupidos naranjos, tibio el aire y perfumado por el
azahar; pueblecillos de casas parduscas, agrupados en una ladera; ondulantes llanuras de viñedos,
cortadas por una negruzca vereda; siestas estivales de bravío y ardiente sol, que llena las quiebras
de los montes, los surcos de los campos, las copas de los árboles; casas de labor solapadas entre
los árboles en el fondo de un collado; noches de callado y profundo recogimiento, en que se siente
el fatigoso anhelo del misterio, y parpadean en lo alto las eternas luminarias, y canta la menuda
fauna en el coro inmenso, mientras en lejano caserío un perro aúlla con ladrido largo y plañidero,
y de los últimos confines de la campiña llega y retumba en todo el valle el formidable y sordo
rumor de un tren que pasa.

La Voluntad, 1902

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