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Epistemología: este sustantivo está compuesto por la unión de dos palabras: episteme que se
puede traducir como “conocimiento o ciencia” y logos que vendría a significar “discurso”.
La epistemología es una disciplina que estudia cómo se genera y se valida el conocimiento de
las ciencias. Su función es analizar los preceptos que se emplean para justificar los datos
científicos, considerando los factores sociales, psicológicos y hasta históricos que entran en
juego.
En ese sentido, podemos establecer de manera más clara aún que la epistemología de lo que se
encarga es de abordar la filosofía y el conocimiento a través de la respuesta a diversas preguntas
de vital importancia como las siguientes: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo llevamos a cabo los
seres humanos el razonamiento? o ¿cómo comprobamos que lo que hemos entendido es verdad?
Asimismo, podemos subrayar que este concepto fue utilizado por primera vez, durante el siglo
XIX, por el filósofo escocés James Frederick Ferrier quien acuñó el término en su obra titulada
Institutos de Metafísica. En la misma aborda diversas teorías sobre el conocimiento, la
inteligencia o el sistema filosófico.
Hay quienes utilizan la noción de epistemología como sinónimo de gnoseología. Ambos
conceptos, sin embargo, no se refieren a lo mismo. Mientras que la epistemología se centra en
el conocimiento científico y es considerada como una teoría acerca de la ciencia, la disciplina
que se conoce como gnoseología pretende descubrir el origen y el alcance de dichos
conocimientos.
La epistemología, por otra parte, suele ser vinculada a la filosofía de la ciencia, aunque ésta es
bastante más amplia. Ciertas cuestiones metafísicas, por citar un ejemplo, forman parte de la
filosofía de la ciencia y no son objeto de estudio de los epistemólogos.
Otra disciplina relacionada a la epistemología es la metodología. Hay que resaltar que, para el
metodólogo, el conocimiento no está sometido a un juicio de valor: se lo considera, en cambio,
como información ya validada y admitida por los científicos. Lo que hace la metodología es
analizar cómo se puede expandir o incrementar el conocimiento científico.
Podríamos decir que la epistemología, en última instancia, busca conocer el conocimiento. Este
juego de palabras nos ayuda a entender que, al tomar el conocimiento científico como epicentro
de sus preocupaciones, lo que hace el epistemólogo es perfeccionar dicho conocimiento,
incrementando su utilidad y su valor a nivel social.
Política: Lo relativo a la vida organizada colectivamente, al espacio público. Lo concerniente a
los derechos y deberes civiles y a las relaciones de poder y su dinámica, en ese espacio.
(Montero, 2001, p.4)
Ética aristotélica: La ética de Aristóteles se basa en el concepto de felicidad. El planteamiento
de Aristóteles es bastante simple, una acción es correcta si me hace feliz y es incorrecta si no me
hace feliz.
El pensamiento de Aristóteles dice que la consecuencia de una acción genera felicidad o no. Se
analiza la percepción individual sobre esa acción. ¿Qué pasa si hago algo que me hace feliz y eso
es malo para la sociedad? Aristóteles dice que la consecuencia de ese acto será que serás
detenido y, por lo tanto, al final, infeliz.
Según Aristóteles la capacidad diferencial que nos hace felices es la capacidad intelectual, esto
es lo que nos acercará a la felicidad. (Mestre, 2018)
Ética de la edad media: En el ámbito de la filosofía cristiana medieval, se da una ética limitada
por lo religioso y dogmático, todo se reduce a cumplir con unas normas muy concretas con el
objetivo de alcanzar la felicidad en la otra vida.
Uno de los representantes es Tomas de Aquino, la suya es una Ética donde se consagra el libre
albedrío de la voluntad humana, pero teniendo siempre presente que es Dios quien dirige toda la
cosa hacia su fin supremo, que es él mismo, por ser el sumo bien. Quien ordena el mundo es la
providencia. Es así que el hombre por su propia naturaleza tiene el libre albedrío.
Las creencias éticas de la Iglesia medieval fueron recogidas en literatura en la Divina comedia de
Dante, que estaba influenciada por las filosofías de Platón, Aristóteles y Tomás de Aquino. En la
sección de la Divina comedia titulada 'Infierno', Dante clasifica el pecado bajo tres grandes
epígrafes, cada uno de los cuales tenía más subdivisiones. En un orden creciente de pecado
colocó los pecados de incontinencia (sensuales o emocionales), de violencia o brutalidad (de
la voluntad), y de fraude o malicia (del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón son
repetidas así en su orden jerárquico original, y los pecados son considerados como perversiones
de una u otra de las tres facultades.
Ética contemporánea: se caracteriza por ser una ética que busca los valores laicos que impulsen
la convivencia ciudadana desde la perspectiva de la libertad de creencias y el respeto a la
diversidad de culturas, religiones, ideologías humanas no dictatoriales.
Una ética cívica que pueda enseñarse desde una educación cívica. Durante el siglo XIX e
impulsada por la Ilustración, y los acontecimientos y el humanismo imperante durante la
Revolución industrial y a finales del siglo XIX filósofos como Nietzsche y su proclama de dios
ha muerto, Freud y su teoría de la construcción del aparato psíquico y la necesidad del hombre de
crear a un Dios, las ideas de Marx entre otros acontecimientos sociales y autores de diversos
ámbitos y ciencias que investigan los principios fisiológicos que producen conductas y
comportamientos frente a la idea del alma como motor espiritual del hombre se va instalando la
idea del cerebro como el verdadero motor espiritual del hombre. Todos estos acontecimientos
impulsan una Ética laica pero no anti iglesia ni anti creencias, una ética que poco a poco se
estaba abriendo camino en países europeos, principalmente, España en cambio estaba inmersa en
diferentes políticas inestables, y dominada por una fuerte tendencia a un pensamiento católico
incapaz de articular una actitud positiva hacia las personas que pensaran de diferente manera o a
las personas que no fuesen de su misma Iglesia, un pensamiento teológico cerrado y rígido.
La ética del Psicoanálisis: Jacques Lacan en su Seminario sobre La ética y en el Seminario
sobre El acto analítico, plantea claramente que la ética del Psicoanálisis es la ética de la
búsqueda de la verdad inconsciente del sujeto. Es decir, su verdad interior. Lacan nos enseña
algo similar a lo presentado por Bion, cuando Lacan nos dice, que la ética del análisis está en no
ceder en el deseo, en que el sujeto debe actuar en conformidad con su deseo. Sabemos que el
deseo del sujeto es inatrapable, sin embargo, sus efectos refieren a su verdad interior. No actuar
en conformidad con el deseo, es pasar a la impostura. Es actuar en conformidad con la exigencia
familiar y social. Es como dice Lacan <la traición a sí mismo>. Aquí la ética del Psicoanálisis,
toca a la ética del Psicoanalista, ya que este podría estar fuera de una posición ética, si hace
alianza inconsciente con las demandas y valores familiares y sociales de su analizando. A veces,
el analista es empujado a esto ante el horror de lo reprimido. Ante el horror de su acto. Lacan
decía no hay acto analítico sin ética. Entiendo que se refiere a la ética del buen decir y a la ética
de la búsqueda de la verdad interior. Ya que esta es la única forma como el acto puede ser
genuinamente analítico.
La ética del Psicoanalista
Es necesario distinguir entre el lugar y la posición del analista.
(a) La ética del lugar del analista refiere a la ética de sostener la transferencia. Esto quiere decir
que el analista sabe que es semblante de pequeña-a para el analizando. Su tarea y su ética están
en sostener está pequeña-a, sin identificarse, es decir sin hacer simetría. De esta forma el analista
sostiene el semblante y además el ideal de su paciente, que le habla de lo decepcionado que está
de su anterior analista. El analista escucha esto sin identificarse y sin hacer simetría con su
analizando. De hacerlo, el analista cae en simetría y en estado de infatuación, pierde su lugar
analítico y se encuentra fuera de ética.
En ese momento el proceso de análisis se ha detenido. Esto puede pasarnos a todos, pero es
necesario rescatarnos ello. Para eso se requiere de un interlocutor calificado, un Otro que actúe
como supervisor en confidencia. Esta ética del lugar del analista incluye la ética de la oferta de
confidencia y de escucha privilegiada sin juicio de valor.
(b) La ética de la posición del analista refiere a la ética del buen decir. Esto se refiere al
momento en que el analista decide intervenir con su silencio, su palabra o su acto. Si el analista
se otorga a sí mismo el lugar del saber estará ubicado como un <s(A)>. Es decir, un Otro
completo, no castrado. Hablará creyendo que tiene la verdad del analizando. Desde allí le
interpreta. Su interpretación será reveladora, pero sobre todo obturante. El analizando escuchará
esa supuesta verdad que viene de su analista quién posee el poder otorgado por la transferencia.
El analizando queda satisfecho y cerrado. Su búsqueda y sus preguntas han sido contestadas. El
proceso se detiene. Con el agravante de que la interpretación se ha sostenido en la sugestión. La
ética del buen decir plantea lo contrario. El analista interviene y dice poco, desde donde no se le
espera. Interviene sin tener la verdad del analizando, habla desde una posición castrada <s()>. El
analista puntualiza, precisa, pregunta analítica y re-lanza la búsqueda de esa verdad interior, que
solo él analizando podrá encontrar. Al igual que Bion, Lacan plantea que en la cura analítica
habrá un momento de crisis ética para él analizando. Es el momento de la verdad. El momento
donde el analista y él analizando pueden retroceder ante el horror del acto analítico. El horror de
lo revelado. Si el analista no sostiene su angustia ante el horror, la cura se detiene, el análisis
continúa por otro lado, en la impostura. Si él analizando, no soporta el horror de lo revelado
inconsciente, no podrá resignificar sus identificaciones tempranas, sus garantes originarios, y el
momento de transformación se habrá perdido. El análisis termina, sin llegar a su fin. En ese caso
decimos que el sujeto no soportó el actuar en conformidad con su deseo. (Lander, 2018)
Verdad: Con el término "verdad" podemos referirnos a una realidad o a una proposición y, así,
hablamos de una verdad ontológica (de la realidad, del ser) o de una verdad lógica (del
conocimiento, de la proposición mediante la que se expresa un juicio).
En el primer caso decimos que una cosa es verdad, o verdadera, para indicar que no se trata de
una ilusión, de una apariencia, siendo entonces la verdad idéntica a la realidad, a lo que las cosas
son.