Introducción: Si existe una doctrina descuidada dentro de la Iglesia es la de la justificación por la fe. Lo que esta doctrina dice básicamente es que nuestra justificación ante Dios el Padre, y por consiguiente nuestra aceptación por él, depende única y exclusivamente de la fe que depositamos en la obra y méritos de Cristo. Nuestra justificación, aceptación y salvación depende solo de lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz y no de nuestras buenas obras. Sin embargo existen muchos creyentes que siguen creyendo que su salvación depende de lo bueno que ellos puedan hacer y que ellos deben colaborar con Dios para poder ser salvos. La biblia no enseña esto. Según la biblia nuestras obras solo son trapos inmundos delante de los ojos de Dios y que si hacemos buenas obras estas no son para salvación, sino para corroborar que ya hemos sido salvados. Lo que la biblia si enseña, especialmente por la pluma del apóstol Pablo, es que somos justificados y salvados solo por la fe. Y esto es lo que vamos a ver a continuación al desarrollar el pasaje de hoy. 1. Nuestras obras buenas antes de conocer a Cristo eran fruto de la Ley: Pablo dice que la Ley es para los que aún están sujetos a ella, es decir, los no creyentes. Por lo que debido a la incredulidad del ser humano todo el mundo ha quedado bajo el juicio la de Dios y en consecuencia ninguna persona en este mundo podrá justificarse ante Dios ya que la función de la Ley es manifestar el pecado humano (v. 19-20). 2. Sin embargo la justicia de Dios se ha manifestado: Esta justicia ha sido manifestada solo en Jesucristo. No existe, ni existirá otro medio de ser justificados. Y esta justicia es solo para los que creen y nada más. Y es solo por la fe ya que por las obras de la Ley se hizo manifiesto que todos hemos pecados y estamos destituidos de la gloria de Dios (v. 21- 23). 3. La justificación es gratis: Como ya dijimos la Ley manifestó el pecado humano y que todos nosotros somos pecadores. Al no poder justificarnos a nosotros mismos por las obras de la Ley estamos desamparados ante la justicia de un Dios santo que exige retaliación por la ofensa que hemos cometido hacia él al darle la espalda y abrazar el pecado. Debido que estamos desamparados y sin forma alguna de pagar la ofensa hecha, Dios, quien también es misericordioso, estableció que la justificación fuera gratis, por su sola gracia y esto solo por la fe que nosotros depositemos en Jesucristo (v. 24-25). 4. La razón de que la justificación sea gratis es la Gloria de Dios: Dios quiere mostrarnos que él es el único capaz de justificar al hombre. Para su gloria él ha decidido pasar por alto nuestros pecados y justificar a los que son de la fe de Cristo. La gloria de Dios se manifiesta en que es él quien justifica y no nosotros los que nos justificamos. Como diría Pablo solo por la fe, sin necesidad de las obras de la Ley y en esto Dios es glorificado (v. 25-30). Conclusión: Cuando sabemos que nuestra justificación es solo por nuestra fe en Cristo y no por nuestras obras buenas, podemos descansar sabiendo que si Dios nos llamó entonces él nos justificó y si nos justificó también nos santifico y si nos santifico también nos ayudara a perseverar por medio de su Espíritu y esto no por nuestras obras sino solo por gracia y por nuestra fe depositada en los méritos de Cristo. Despojémonos pues de la carga de que nuestras obras nos salvan y descansemos en la obra de Cristo. Amen.