Professional Documents
Culture Documents
“…era muy justo que su opulencia se emplease en tales obras, que, después de hechas, le
adquirieran una gloria eterna, y que dieran de comer a todos mientras se hacían,
proporcionando toda especie de trabajo y una infinidad de ocupaciones,…”
Pericles, aunque de origen aristocrático, lideró al partido demócrata, al partido del pueblo.
Todo ello nos lo cuenta Plutarco al narrar su vida y como si de una crónica actual se
tratase, nos enteramos de que el partido aristocrático de Cimón y Tucídides (no el
historiador) acusa a Pericles de intentar ganarse la voluntad del pueblo con dádivas y
regalos y en definitiva malgastando el dinero público.
“…Clamaban contra Pericles los oradores del partido de Tucídides, diciendo que
dilapidaba el tesoro y disipaba las rentas…”
¡Qué moderno resulta todo esto, verdad! ¡Y qué inquietante que 2.400 años después se
sigan criticando planes de mísero empleo en zonas especialmente desprotegidas con el
mismo argumento: malgastar el dinero público para ganar voluntades!
Pero será mejor leer directa y extensamente el texto de Plutarco, tan actual y tan evidente
que evita todo comentario, en la buena traducción que a principio del siglo XIC hizo
Antonio Ranz Romanillos, nacido en Barcones (Soria) en 1759 y estudiante en Sigüenza,
de interesante vida política, afrancesado y también redactor de la Constitución de Cadiz:
Con las dádivas, pues, para los teatros y para los juicios, y con otros premios y
diversiones, corrompió a la muchedumbre, y se valió de su poder contra el Areópago, en
el que no tenía parte…
XII
Lo que mayor placer y ornato produjo a Atenas, y más dinero dio que admirar a todos los
demás hombres, fue el aparato de las obras públicas, siendo este sólo el que aún
atestigua que la Grecia no usurpó la fama de su poder y opulencia antigua. Y, no
obstante, esta disposición era, entre las de Pericles, de las que más murmuraban sus
enemigos y la que más calumniaban en las juntas públicas, gritando que el pueblo perdía
su crédito y era difamado, porque se traía de Delos a Atenas los caudales públicos de los
griegos…
Nos cuenta también Plutarco cómo se propalaron todo tipo de calumnias y falsedades sobre
Pericles y su familia, que en otro momento tal vez yo comente, y se lamenta de lo difícil
que es encontrar la verdad. Nos dice en este mismo capítulo XIII al respecto:
¡Tan grande es el trabajo que le cuesta a la historia descubrir la verdad! Pues para los
que vienen más tarde, el tiempo pasado se interpone, y roba el conocimiento de los
hechos; y las relaciones contemporáneas de las vidas y acciones, o bien por envidia, o
bien por lisonja y adulación, corrompen y desfiguran la verdad.
Clamaban contra Pericles los oradores del partido de Tucídides, diciendo que dilapidaba
el tesoro y disipaba las rentas…
Y así acabo yo esta larga cita referida a un dirigente ateniense que vivió entre los años 495
a.C. y 429., es decir hace casi 2.500 años, en la primera democracia del mundo, de efímera
existencia, es verdad, porque inmediatamente hubo de sufrir los ataques de la aristocracia y
de los dictadores dueños de ejércitos; pero que estableció el objetivo y ejemplo a conseguir
para muchos hombres durante dos milenios, prácticamente hasta nuestros tiempos.
Pues bien, como Pericles no pudo conocer a Keynes, podemos preguntarnos si Keynes
había leído a Plutarco y su vida de Pericles. No conozco con suficiente detalle la biografía
de Keynes, pero es muy probable que conociera este texto de Plutarco, dado que estudió en
el colegio de Eton y luego en el King´s College de Cambridge a donde acudió para estudiar
precisamente matemáticas y a los “clásicos”; en estos centros es esencial el conocimiento
de los clásicos. Keynes además es un economista muy interesado por cuestiones filosóficas
y su aportación en este campo, menos conocida, no deja de ser importante.
El famoso economista Stuart Mill, ciertamente ochenta años anterior pero que influyó
decisivamente en la concepción ética y moral de Keynes, comenzó a estudiar griego a los
tres años y leyó a los griegos, entre ellos Plutarco, en griego.
En todo caso, el texto es de un interés extraordinario, por su semejanza con los tiempos
actuales, aunque sean grande también la diferencias: ahora no estamos construyendo ni
partenones, ni odeones ni propíleos…