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Sumário:
¿Para qué investigar sobre comunicación masiva?: Una problemática epistemológica de los años
70: la discusión entre ciencia e ideología
(Prof. Ricardo José Diviani - UNR)....................................................................................................... 21
Fenomenologia da midiatização
(Prof. Pedro Gilberto Gomes - UNISINOS) .......................................................................................... 94
Comunicação: campo sem rosto - Uma abordagem da midiatização como contorno de delimitação
(Ana Paula da Rosa)............................................................................................................................... 176
Rubén Biseli
Resumo:
La ponencia a presentar en el Seminario buscará dar cuenta tanto de los fundamentos del Proyecto de
Investigación: Interfaces en Pantallas: Mapas y Territorios (Celulares, TV, PC), llevado a cabo por
investigadores de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, como de algunos resultados provisorios
alcanzados en el curso del mismo. Nos centraremos en dos cuestiones esenciales: por un lado, los
interrogantes teóricos que se plantean en el campo de los estudios comunicacionales a partir de la
dominancia en la mediatización contemporánea alcanzada por las pantallas y por las interfaces
específicas que articulan; por otro, el esbozo de un mapa de algunas de las prácticas concretas ligadas a
dichas interfaces en pantalla que predominan entre ciertos usuarios argentinos.
Desearía compartir, a través de esta ponencia, algunas de las problemáticas que vertebran el
trabajo de investigación que, desde 2007, un grupo de investigadores de la Escuela de Comunicación
Social de la Universidad Nacional de Rosario venimos llevando a cabo en el marco del Proyecto
Interfaces en Pantallas: Mapas y Territorios (Celulares, TV, PC), que dirige la Dra. Sandra Balde taro,
fundamentalmente en lo referido a las pantallas en tanto operadores-clave de la mediatización
contemporánea.
Pero también pensarla en el marco de una historia de los medios que, en los últimos treinta años,
vio afianzarse una sostenida distancia entre recepción y producción -en gran medida, precisamente, por
la irrupción incesante de tecnologías y dispositivos comunicacionales que la habilitan-, luego de un
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dilatado período de convergencia entre oferta y demanda asentado en la consolidación de la radiofonía,
primero, y de la paleo televisión, después, y de su recepción dominantemente familiar.1 Historia que se
encamina, según los datos disponibles, a una convergencia tecnológica en el nivel de la producción,
basada, por supuesto, en las potencialidades de la digitalización: convergencia en tanto capacidad de
diferentes plataformas de red de transportar tipos de servicios esencialmente similares y en tanto
aproximación -vía pantalla e interfaces compartidas- de dispositivos mediáticos o informacionales de
genealogía dispares. Pero historia que sin embargo, paradójicamente apunta a una profundización
radical, en apariencia, del proceso de divergencia e imprevisibilidad en recepción al que nos acabamos de
referir.2
Interrogar las pantallas y las interfaces que las atraviesan implica para nosotros interrogarnos al
mismo tiempo sobre las modalidades, las consecuencias y los enigmas de estos dos procesos históricos.
Sobre todo porque una rápida mirada sobre el estado de la cuestión nos llevó a constatar, por un lado,
cierto desconcierto recurrente a la hora de pensar a las pantallas desde una teoría de la mediatización, y,
por otro, la ausencia de un mapa convincente tanto de las prácticas reales de los usuarios argentinos de
pantallas -y de los imaginarios que las sustentan- como de los vínculos e interacciones efectivas que las
pantallas mantienen entre sí, en el marco de las previsiones de sus interfaces o más allá de ellas.
En este sentido el Proyecto busca al mismo tiempo adentrarse en los debates teóricos en torno a la
pantalla en tanto constructo teórico reciente de los estudios comunicacionales como embarcarse en
estudios empíricos sobre diversas prácticas concretas ligadas con ellas y sus interfaces. No sólo porque se
plantea en realidad como un espacio-marco de investigación que integra el trabajo de jóvenes
investigadores que indagan, desde diversos ángulos, procesos en recepción ligados a las pantallas y a las
nuevas tecnologías digitales (espacios de intervención de los lectores en los diarios digitales, modalidades
específicas de uso de las nuevas TICS por parte de adolescentes y jóvenes en la ciudad de Rosario,
transformación de las prácticas discursivas de los alumnos en cátedras universitarias que utilizan los
nuevos espacios interactivos digitales para el desarrollo de su actividad de enseñanza, usos concretos por
adolescentes y púberes de las nuevas interfaces vehiculadas por la pantalla-celular, modalidades de
adopción de los nuevos dispositivos mediáticos por parte de discapacitados, etc.) sino porque creemos
que el vertiginoso proceso contemporáneo de mediatización en mutación incesante impone al mismo
tiempo y con la misma urgencia tanto una producción teórica que se despegue de las “evidencias” y los
1
Cfr.: Eliseo Verón: “Regreso al futuro de la comunicación”, en Cuadernos de Comunicación, Nro 3, Rosario, Facultad de Ciencia Política
y RRII, UNR, 2007, pags 35/42.
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Al respecto, el mismo Verón sostiene “ La situación en que estamos entrando es radicalmente diferente y nos obliga a repensar el concepto
mismo de “recepción”, porque los procesos de consumo se vuelven mucho más complejos. El receptor no es meramente activo: será el
operador-programador de su proprio consumo multimediático. Desde un cierto punto de vista, podríamos decir que asistimos a la
culminación natural, en el mercado de los medios, del individualismo de la modernidad. Como ya algunos autores lo han señalado, nuestras
sociedades se transforman en “post-mass-media societies”. Extracto de: “La televisión, ese fenómeno “masivo” que conocimos, está
condenada a desaparecer”, entrevista con Carlos Scolari y Paolo Bertetti, en Alambre.Comunicación, información, cultura Nº 1, Marzo de
2008 (Edición Dogital). Citamos la opinión de Verón como expresión de este “consenso” sobre el funcionamiento de las sociedades “post-
mediáticas”, y porque en ciertos aspectos, y referida a ciertos consumidores de medios, la compartimos. Aunque no creemos que la función
ritual de la TV abierta, indisociable de una grilla masivamente compartida, sobre todo en nuestras sociedades latinoamericanas, esté
“cercana” a su desaparición.
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sentidos impuestos por la industria mediático-informática como de un relevamiento constante y los más
inmediato posible que se pueda de las no menos mutables y en muchos casos “inesperadas” prácticas de
los usuarios de los nuevos dispositivos. Conjunción, pues, de un máximo de especulación y debate
teóricos y de un máximo de investigación empírica; pero conjunción también de una inmersión absoluta
en el presente que no cese de remitir a una mirada genealógica e histórica de medios, dispositivos,
tecnologías e incluso prácticas, para poder observar en filigrana, en ese territorio de cambios infinitos al
que parece reducirse la mediatización de nuestros días, la pervivencia, el cruce, las interferencias de
imaginarios que se despliegan en una temporalidad radicalmente otra y de funciones simbólicas que,
mutando su apariencia, perduran desde la consolidación misma de la Modernidad.
Ahora bien, si el Proyecto se encuentra en sus etapas iniciales , porque en realidad está pensado
como un intento de monitoreo reflexivo de usos, prácticas e imaginarios de largo alcance, de no menos de
un lustro, nos gustaría plantear, en primera instancia, un pequeños esbozo del mapa de prácticas que
estamos elaborando a través de los trabajos en recepción , para luego finalizar con algunas breves
reflexiones sobre las pantallas como problema teórico.
1.Para comenzar, debemos señalar que hemos centrado nuestros esfuerzos en encarar la
dilucidación de los procesos en curso en nuestra región y que, lo hemos hecho privilegiando
metodologías de tipo cualitativo y procesos abductivos, (acordes, además, con nuestra intención de
relevamiento de los imaginarios y operaciones simbólicas que atraviesan los usos específicos de las
interfaces habilitadas por las pantallas celular, TV y PC), acompañados, sólo en momentos puntuales,
por intervenciones cuantitativas basadas en el análisis multidimensional de datos. Además, la ausencia
de trabajos que en realidad ofrezcan un panorama cabal y global de la inserción territorial misma de los
nuevos dispositivos mediáticos, nos obligó a una primera etapa de trabajo de relevamiento de
información tendiente a producir un tipo de conocimiento descriptivo/clasificatorio mediante el
tratamiento de datos de fuentes secundarias. Los datos a relevar fueron, básicamente, los concernientes a
variables de producción, inserción territorial y consumo de artefactos, servicios o dispositivos ligados con
las pantallas a analizar. Si bien los datos se encuentran en etapa de procesamiento por incorporación de
las últimas actualizaciones, es dable constatar el crecimiento sostenido tanto de la venta de equipos
informáticos como de incorporación de vastos sectores de la ciudad a los servicios de provisión de
Internet por banda ancha, lo cual sin dudas está de acuerdo con las tendencias mundiales. Pero también
aparece como constatable que este crecimiento de raigambre local se articula con modalidades de
consumo local, que no parecen alterarse por ellas: la adscripción de más del 90% de la población al
servicio de TV por cable y la existencia de “cibers” a lo largo y ancho de toda la ciudad, que, sobre todo
en el caso de los adolescentes, se constituyen en espacio de uso de la pantalla PC que no se presenta
como compensatorio de la ausencia de Internet o computadora en el hogar sino como un lugar que se
“elige” para implementar otros tipos de usos y de interacciones.
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Este último dato, obviamente de raigambre interpretativa, proviene ya de los diferentes estudios
de recepción en curso, que, por ser aún mucho más embrionarios sólo podemos comentar en lo referido a
sus perspectivas de análisis y objetivos y no a sus resultados. La estrategia global se basa en encarar
prácticas de recepción diferentes, ligadas a diferentes pantallas, y poner a prueba estrategias teóricas-
metodológicas diversas, de acuerdo a lo que se busque indagar. Destacamos las siguientes investigaciones
micro que nuestro equipo está llevando a cabo:
. Análisis de los espacios de intervención del lector en los diarios on-line, intentando dilucidar
las diferentes modalidades de articulación de gramáticas de producción y estrategias de reconocimiento.
2. Por último, como ya anticipamos, para concluir con esta ponencia, nos interesaría situarnos en
el otro polo del Proyecto y hacer unas breves referencias al concepto mismo de pantalla y a algunos
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interrogantes teóricos que plantea a la hora de utilizarlo como matriz descriptiva compleja de fenómenos
específicos de la mediatización contemporánea.
Al decidirnos a indagar el presente de los procesos de mediatización a través de las pantallas y las
interfaces inherentes a las mismas, nos basamos en primer lugar en su indubitable ubicuidad en el
territorio mediático, difícil de sospechar un par de décadas atrás.
Sin embargo, ya en 1997, Raphaël Lellouche , en una de los artículos más lúcidos escritos sobre
el tema, podía afirmar: “Les écrans se multiplient, l’écran se généralise, devient total.
En quelques années, l’objet support d’écran a envahi les espaces les plus inattendus sous les aspects les
plus divers : ordinateurs, minitels, écran-TV, moniteurs de jeux vidéo, pagers, etc.”, para concluir, tras
caracterizar bellamente a la pantalla como “superficie amnésica” con el inquietante planteamiento de una
duda: ” L’écran généralisé paraît le creuset d’une conjonction de médias auparavant séparés. Que
plusieurs médias soient aujourd’hui dotés d’écrans implique-t-il qu’ils ne se distingueraient plus selon
leur identité propre ? Mais qu’est-ce qu’un écran, après tout ?
Est-on bien sûr de le savoir ? Que signifie cette irruption des objets supports d’écrans dans notre système
des objets, dans notre écologie artificielle?” 3
“¿Pero qué es finalmente una pantalla? ¿lo sabemos realmente?”, lo interesante de estas preguntas
al inicio del artículo de Lellouche no radica solamente en el insólito planteamiento de una duda radical
sobre el objeto del que el mismo se querrá “una teoría”, sino su coexistencia al interior del párrafo, su
acorde deberíamos decir, con la afirmación inicial sobre la ubicuidad de las pantallas. Porque esta
ubicuidad que nos impone a la pantalla como la encrucijada en que se intersectan hoy todos los caminos
de la mediatización, que la instaura de hecho en el territorio de lo obvio y de lo dado, quizás nos esté
ocultando nuestra ignorancia profunda sobre lo que las pantallas son y sobre lo que no son y sobre su rol
verdadero en los procesos de mediatización que están conformando nuestro presente cultural. Quizás esta
sospecha tenga raigambre epistemológica y sea mero síntoma del precio que siempre hay que pagar por
ocuparse del presente mediático más inmediato, quizás condenados al riesgo de que “lo esencial escape a
nuestro ojos”. Recordemos a McLuhan: “Los ambientes son invisibles. Sus reglas fundamentales, su
estructura penetrante y sus patrones generales eluden la percepción fácil”; recordemos a Deleuze
escribiendo sobre el cine: “las cosas y las personas, cuando comienzan, están forzadas a esconderse,
determinadas a esconderse”. Pero quizás se asiente en el carácter evanescente mismo de las pantallas, en
su estar en perpetua fuga hacia otra cosa, y en su amnesia constitutiva, como señaló Lellouche, que les
permiten el camuflaje perpetuo.
¿Qué hacer frente a esto? Creemos que si persistimos en la creencia por lo menos hipotética en su
lugar decisivo en nuestro hoy, aún conscientes de poder equivocarnos, la estrategia más apropiada sea
3
Raphaël Lellouche: “Une théorie de l’écran” en http: //testconso.typehad.com/théorieecran.pdf. Publicación original electrónica en
Traverses, revue en ligne, no 2 : http://www.cnac-gp.fr/traverses (Centre culturel G Pompidou , abril 1997)
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separar a las pantallas de ese obvio que la acecha y de los significados mitológicos que le adosa la
industria e interrogarlas con vieja paciencia fenomenológica, para que algo de sus múltiples verdades
emerja y nos permita conocer más sobre nuestro universo mediático. El artículo de Lellouche realiza de
manera minuciosa mucho de este trabajo relevando genealogías dispares entre las diferentes pantallas o
confluyendo en una misma, identificando funciones mediáticas claramente diferenciadas ahí donde en
apariencia se trata de lo mismo, pero también poniendo en claro de qué manera podría articularse a través
de las pantallas una verdadera mutación antropológica de la humanidad: remitimos a él.4
Sólo nos interesaría agregar que nos parece imposible acceder a una cierta verdad sobre las
pantallas, sobre la modalidad misma de la mediatización que vehiculan, sobre la fascinación que
provocan, si no comenzamos a indagar, con todos los riesgos epistemológicos y teóricos que puede
implicar, los imaginarios sociales y antropológicos que no cesan de movilizar y en los que
indubitablemente se inscriben, a pesar de nuestra dificultad para incorporarlos como matriz descriptiva o
explicativa en los estudios comunicacionales. Acaso, por ejemplo, ¿puede desligarse el lugar central de
las pantallas en la mediatización contemporánea de su capacidad para catalizar, para emblematizar, esa
temporalidad mítica de la modernidad en la que el presente se abisma como presente y se abre hacia un
futuro radicalmente otro (pensemos en el lugar de las pantallas en el acto inaugural de las últimas
olimpíadas o en las paredes - pantallas de Manhattan o Tokio)?; ¿es realmente descabellado intersectar
nuestros ultra modernos contactos virtuales, su “naturalidad” y su “placer”, con nuestras más arcaicas
fantasías de descorporización?. Quizás llegó la hora de comenzar a hacernos estas preguntas, con todos
sus riesgos de validación, para no sucumbir a la tautología descriptiva o al desdichado papel de
ventrílocuos de las “evidencias” del marketing comercial.
Bibliografia:
LELLOUCHE, Raphaël. Une théorie de l’écran. En http: //testconso.typehad.com/théorieecran.pdf. Publicación
original electrónica en Traverses, revue en ligne, no 2 : http://www.cnac-gp.fr/traverses (Centre culturel G
Pompidou, abril 1997)
TRAVERSA, Oscar. Regreso a Pantallas. En Dossier de estudios semióticos de la Trama de la Comunicación 12.
Rosario, UNR Editora, 2007-2008
VERON, Eliseo. Regreso al futuro de la comunicación. En Cuadernos de Comunicación, Nro 3, Rosario, Facultad
de Ciencia Política y RRII, UNR, 2007, pags 35/42.
4
También, al sugerente artículo del semiólogo argentino Oscar Traversa: “Regreso a Pantallas” en Dossier de estudios
semióticos de la Trama de la Comunicación 12. Rosario, UNR Editora, 2007-2008
10
Intensidades sinestésicas:
Convergências de sensações, saberes, linguagens na cultura midiática5
Resumo:
A sociedade participativa em que estamos enredados por meio das tecnologias imersivas, nos torna atores
que encenam a cultura da interface. Esse modus vivendi impõe um alucinado fluxo à vida cotidiana.
Assim, cada habitante da galáxia da internet vai construindo uma mitologia pessoal a partir do imperativo
do consumo. Tecendo suas redes sociais, esse processo coletivo se instaura sob o signo das intensidades.
Na ribalta das nossas existências, somos brindados com a reinstauração do Simbolismo sob a égide dos
tempos midiáticos. Nesse panorama, cada qual vai tecendo suas micro-narrativas em que as sensações, os
saberes e as linguagens, em intenso fluxo, compõem uma grande teia narrativa sob o signo de um
transitória simbologismo.
A sociedade midiática em que cada um tem sido obrigado a se moldar, assim se constituiu por ser
esse um tempo em que as novas formas de pensar e de inserção social impõem, novos valores, novos
desafios. Tal realidade se consagra como um verdadeiro anátema pelo fato de que, as relações afetivas,
sociais e profissionais entraram no ritmo da velocidade. Por ser informacional, a sociedade em que as
relações, os saberes e as necessidades escontram-se entrelaçadas, numa rede globalizante e em constante
transformação. As novas formas de aprendizado, as novas percepções, os novos saberes, as novas
ocupações são ditadas pelos dispositivos tecnológicos. Dessa forma um novo panorama se instala
impregnado pelas tecnificações avançadas:
5
Ensaio apresentado no III Colóquio “Comunicação e conhecimento”, do Projeto Crítica Epistemológica – Procad: Capes/PpgCom
Unisinos; PpgCom Ufjf; PpgCom UFG, realizado de 12 a 15 de maio de 2009, na Uniosinos/RS.
6
LÉVY, Pierre. 1993; 07.
11
Encontra-se hoje ultrapassada a da aposta que os espíritos da era da modernidade imprimiram na
crença de que o progresso que propiciaria um bálsamo para todos os males da terra. Na era das mídias, as
percepções, os valores e as crenças são constantemente abaladas de seus alicerces. O processo de
informatização está disseminado em todos os âmbitos da vida regulada pela técnica. Esse domínio
técnico, contudo, se faz à revelia da vontade e das ações de uma coletividade ativa.
Predominam as decisões tomadas por seletos grupos que fazem da era da técnica um rentável
negócio. Certamente, essa perspectiva do lucro é que mantém o progresso o avanço das tecnologias da
inteligência. Portanto, como postula Pierre Lévy: “Alguém talvez objete que a evolução da informática
não é mito adequada a qualquer tipo de debate democrático ou decisões “políticas”.
Devemos estar conscientes de que o campo que se abre no horizonte das tecnologias da
inteligência é conflituoso. Nada está determinado, nada pode ser perspectivado num telos naturalizado
consabido. “As estratégias vitoriosas passam pelos mínimos detalhes “técnicos”, dos quais nenhum pode
ser desprezado, e que são todos inseparavelmente políticos e culturais, ao mesmo tempo que são
tecnicos...”8.
Assim, as micropolíticas são adotadas no lugar das macropolíticas até então vigentes. A política e
o conhecimento ganham agora novas premissas, muito distanciadas daquelas que imprimiram o ritmo da
vida e os padrões de existência num continuo linear e teleológico. Dessa forma, a modernidade
novamente apresenta sua face transgressora, apta a romper as fronteiras do conhecimento e dos valores
para colocar tudo nos rés do chão.
7
Idem, ibidem: 08.
8
Idem, ibidem: 09.
12
O que está acontecendo hoje é, por assim dizer, uma redistribuição e
relocação dos “poderes do derretimento”da modernidade. Primeiro
eles afetarma as instituições existentes, as molduras que
circunscreviam o domínio das ações-escolha possíveis como
estamentos hereditários com sua alocação por atribuição, sem chance
de apelação9.
Nessa mudança de perspectiva em que as tecnologias da inteligência configuram novas
constelações de saberes nada estabilizados, sempre provisórios e postos em xeque. Passamos da fase
gutenberguiana em que a imposição da escrita linear que propiciou as extensões do homem no tempo e no
espaço e que possibilitava novos poderes. Poderes para colocar em extensão o poder de agir
fragmentariamente para impor idéias e valores sem que a eles se imprimisse reação reagir num tempo
suficientemente hábil.
Não por acaso, Marsahll MacLuhan provocou espécie a apontar o declínio da Era Mecânica na
qual as ações empreendidas não acarratavam maiores consequências. Tais imobilizações se davam
exatamente por ser essa uma era da lentidão: “Hoje, ação e reação ocorrem quase que ao mesmo tempo.
Vivemos como que miticamente e integralmente, mas continuamos a pensar dentro dos velhos padròes da
idade pré-elétrica e do espaço e tempo fracionados”10.
Assim MacLuhan, arauto da aldeia global, provoca a nossa percepção de que estamos numa fase
em que a eletricidade imprime novos ritmos, novas instâncias de participação e de deveres, pois novos
são os desafios se interpõem no cotidiano:
Portanto, devemos entender que “Não há nenhuma distinção real bem definida entre o homem e a
técnica, nem entre a vida e a ciência, ou entre o símbolo e a operação eficaz ou a poiésis e o arrazoado”12.
Todo esse compósito que promove a performance da cultura contemporânea imprimindo uma concepção
de sociedade midiática, onde as interfaces com os dispositivos tecnológicos colocam em rede
9
BAUMAN, Zygmunt.2001: 13.
10
MACLUHAN, Marshall. 1979: 18.
11
Idem, ibidem: 19.
12
LÉVY, Pierre. 1993; 14.
13
intergaláctica os seres desterritorializados, impondo a todos uma só condenação: devemos todos,
permanentemente, ficarmos em estreita conecção, por meio da multimídia interativa. Isso porque a
informática faz parte do tecido das nossas vidas.
Portanto, Nicholas Negroponte considera que a onipresença dos dispositivos tecnológicos cada
vez mais acarretará substanciais transformações em nossas vidas. A nossa percepção aceca do tempo
entrará em outras dimensões. O espaço rugoso da vida experienciada off line cederá lugar para a noção
do espaço liso da internet. Nesse diapasão, insidiosamente, a informática não mais estará presentificada
tão ostensivamente através da máquina (hardware).
Cada vez menor, graças aos avanços da nanotecnologia, o computador se insere nos menores
espaços alargando sua presença. No lugar da máquina, agora somos induzidos por uma operação
maquínica, com nossas vidas dependentes do seu funcionamento e do sistema que a tudo interliga. A
informática, decisivamente, faz parte do cotidiano das pessoas, em seus valores, em suas vidas
profissionais, sociais e afetivas a tudo transformando indelevelmente. Dessa forma, as profecias do
Oráculo da vida digital, Nicholas Negroponte, foram sendo confirmadas. Todas as suas previsões foram
sendo confirmadas e até mesmo atropeladas pelos devires da sociedade tecnológica:
Assim, uma verdadeira revolução filosófica foi levada a efeito pelos românticos em resposta à
ciência do século XVIII. Para os idealistas românticos, somente devia prevalecer a vida intensificada
pelas sensações que deviam presidir as suas inações. Imperioso se fazia dar vazão à capacidade de
imaginar, sentir, sonhar do homem. O que daria sentido às suas existências deveria. Para o espírito
científico de então, o homem estaria à parte de um Universo mecaniscista, estando alheio a tudo o que se-
lhe apresentasse.
Em suas recalcitrantes reações, os poetas românticos consideravam que o mundo deve ser
considerado – e principalmente sentido! – como um todo orgânico, estando o homem a ele
indissoluvelmente integrado. Todo o Universo é vivo, tudo nele fazendo sentido. Assim, o homem e tudo
o que ele sente estaria num perpétuo relacionamento intrínseco.
13
NEGROPONTE, Nicholas. 1995: 12.
14
Mas verifica-se, nos meados do século XIX, novos e substanciais progressos das ciências,
principalmente no campo da biologia. As premissas do Naturalismo contra-atacaram. O homem, elevado
pelo românticos à estatura do herói trágico, foi novamente apequenado pela Teoria da Evolução. A
natureza, o ambiente, a priori, determinavam o ser e o destino do homem rebaixado a uma pequenina e
insignificante existência biológica à mercê das forças deterministas da mãe-natureza.
Esse movimento provocou novamente reação agora ainda mais forte, naquilo que ficou
cristalizado como Movimento Simbolista. Esse fruir poético devolveu a lírica ao seu estado privilegiado
que é se apresentar como um enigma musical. O privilégio dado ao poeta seria recolocar a música como
essência do poético. Também se esmeravam eles em provocar a fusão entre o imaginário e o real, entre as
sensações e a fantasia com o real vivido.
Entendemos, portanto, com Pierre Lévy que absurdamente incongruente seria efetuarmos a
separação entre o homem e a técnica. Afinal, na era tecnológica vivemos sob a orquestração da cultura da
convergência. Nessa concepção, tudo entra em profusa relação, nada pode ser compartimentalizado: os
valores, as linguagens, os objetos e suas simbolizações, tudo se fusiona. Com efeito, hoje as interações
constituem uma pregnância nos laços afetivos, sociais e profissionais.
Todo esse amálgama perfaz a cultura contemporânea, por essência midiatizada, cada dia sendo
mais demarcada por uma intensa interatividade propiciada pelos laços das interfaces. “Bem cedo, no
início da década de 1960, a pesquisa da interface homem-computador dividiu-se em duas correntes que
não voltariam a se unir ao longo de vinte anos. Uma delas dedicou-se à ineratividade; a outra dirigiu se
foco para a riqueza sensorial”15.
Mas seria a interface apenas aquilo que o entendimento mais ligeiro e comum se agarria, qual
seja, a interação entre o homem e o computador possibilitando uma relação amigável, sem grandes
conflitos nos usos mais elementares. Conforme Steven Johnson, a relação que rege a interface está na
ordem da semântica, colocando em relação o significado e a expressão. E mais: os computadores pensam
linguagem metafórica, para nós muito incompreensível: zero: desligado; um: ligado, quando ativaods por
14
WILSON, Edmund. 1993: 21.
15
Negroponte, Nicholas: 1995: 95.
15
pulsos elétricos. Através de uma belíssima metáfora, assim define Johnson os computadores digitais:
“máquinas literárias”16.
Dessa forma, um computador seria mais que um dispositivo com gigantesca capacidade de
proceder a cálculos numéricos. Assim, ele se configuraria como um sistema simbólico. Uma máquina que
extrapola as funções inciais de entra em ação com as causas e os efeitos em sucessão. O computador seria
uma máquina de auto-representação e que também representa simbolicamente o mundo, quando em
interação com o homem, estando este na programação e no comando17.
No âmbito dos avanços propiciados pela cultura da interface, parece que uma terceira revolução se
configura para fazer face às mais novas tentativas do espírito rigorosamente científico. A capacidade de
se representar sensorialmente recebeu novos investimentos na medida em que a cultura da interface se
intensificou. Os dispositivos midiáticos , a partir da década de 80, promove a inserção de uma sociedade
pós-massiva. Os meios de comunicação digitais estimulam a capacidade sensória dos usuários
potencializando as suas percepções do mundo. Novamente entram em cena, com nova força, a capacidade
imaginativa que enseja a reconfiguração das existências com uma multiplicidade de identidades em
cadeias desejantes. O imaginário coletivo performatizam uma inteligência em rede capaz de driblar os
sistemas de força que dominam economicamente o mundo.
Assim, consideramos ser necessário novos olhares sobre a cultura da mídia. A natureza líquida
que perfaz uma modernidade em que os espaços de fluxos tornam às vezes o estado virtual tão ou mais
significativo que o próprio real. Agora sob suspeição de que não passa de uma simulacro, o mundo
especular que nos oferta a televisão e ou dispositivos de comunicação digital, propicia a reimaginação do
presente que se nega. Portanto, há que se buscar nossas bases epistemológicas que levem em conta as
interações, as instabilidades, o estado líquido da vida moderna, dos afetos provisórios, das
desterritorializações dos indivíduos multiplicados em muitos “Eus”.
Melhor seria nos arriscarmos em novas propostas teóricas que sejam minimamente capazes de
propiciar uma satisfatória problematização da insurgência dessas novas realidades. Afinal, tais
paradigmas se impõem como verdadeiros enigmas. Como entender essas ressignificações da existência
cada vez mais fluidas, nômades e abertas a novas experienciações estéticas?
Os empreendimentos nessas searas da racionalidade extremada, que ainda hoje são praticadas nos
âmbitos das ciências sociais e da comunicação para abordagens dos fenômenos da vida hodierna, talvez
estejam embalados numa imperdoável incompreensão acerca de um inexistente contencioso entre as
forças míticas representadas pelo par Apolo e Dioniso. Foi justamente nesse grandioso gesto de Friedrich
Nietzsche, ao enunciar-nos o caráter singular da estética de sua contemporaneidade.
16
JOHNSON, Steven. 2001: 17.
17
Idem, ibidem: 17.
16
Em seu seminal escrito de homenagem ao amigo Richard Wagner, A origem da tragédia na
música18 que o filósofo empreende a ruptura com o pessimismo que o seu mestre Schopenhauer, ao lado
de Kant, firmou toda uma tendência do pensamento alemão. Em seu desvio do princípio de individuação
como vontade em oposição ao mundo como representação, Nietzsche entendeu que, a liberdade auferida
faz com que o homem cultive a extremada angústia que enseja o desespero.
Dessa maneira, em seu desvio, Nietzsche propõe uma alternativa inserida em novas configurações
estéticas: “a evolução progressiva da arte resulta do duplo caráter de espírito apolíneo e do espírito
dionisíaco, tal como a dualidade dos sexos gera a vida no meio de lutas que são perpétuas e por
aproximações que são periódicas”19. Assim, Nietzsche considera que os dois instintos agem
impulsivamente, ao mesmo tempo em que estão em guerra, estão continuamente juntos, numa relação
interdependente.
Será justamente nessa relação fratricida de extremadas forças em guerra que o equilíbrio se enseja
propiciando novas criações, filhas das vontades de potência que constituem as essências do espírito
apolíneo e dionisíaco. Compreende-se que o espírito artístico é comum às duas forças que se antagonizam
e que, “devido a um milagre metafísico da ‘vontade helênica’, os dois instintos se encontrem e se
abracem para, num amplexo, gerarem a obra superior que será ao mesmo tempo apolínea e dionisíaca – a
tragédia ática”20.
Isso por que também compreendera Nietzsche que a vida é uma combate permanente. Um
combate deflagrado no mundo visível e no mundo das sombras e também no mundo invisível. Afinal, a
luta aguerrida pela sobrevivência está presentificada na natureza onde somente sobrevivem os mais
fortes, aqueles mais capazes de resistir aos sortilégios, aos duros combates. Assim, o conflito estaria
disseminado por toda parte no interior do homem, no seu corpo multiplicado em órgãos, espaço
privilegiado para uma arena em que os combates são permanentes, sem trégua, sem contemplação, pois
uma vida depende da morte de outrem.
Eis que a poesia nasce na Grécia também deste contencioso. A vida na polis não era concebida
dicotomicamente. Ou seja, as idéias e as crenças eram coesas e expressavam os valores do homem grego
numa dimensão unívoca. A vida comunitária era partilhada de forma tal que a maneira de se sentir e de se
conceber o mundo não eram apartadas. Tanto a estética (lembrando que os gregos não cunharam no
tempo o conceito de estética como o temos hoje, mas tinham a idéia de que a harmonia e o equilíbrio
seriam contituintes da vida e das artes que deveriam expressar o modo comum de viver dos gregos).
Estética e ética eram indissociáveis.
Essas proposições de Nietzsche acerca da estética do século XIX, ao mesmo tempo em que
inauguram uma nova visada na filosofia do trágico, mostram-se capazes de nos ajudar a apreender as
18
NIETZSCHE, Friedrich. S/D.
19
Idem: 35.
20
Idem, ibidem.
17
forças culturais da nossa contemporaneidade. Mais do que nunca, torna-se mister colocar em nossas
considerações que o racionalismo se desgastou. Sob o primado da razão estaremos diante um incômodo
óbice para o nosso entendimento dos novos paradigmas que regulam hoje as nossas vidas. Se faz
necessário reconhecer que há uma razão abstrata com a qual podemos contar.
Isso posto, será preciso entender que devemos saber, sibilinamente, jogar o jogo com Apolo e
Dioniso. Saber conciliar as forças do sensível e do inteligível, ambas forças destruitivas e criadoras,
desde que em sábio equilíbrio.
Precisemos desde já, que tal desvio epistemológico não deve ser
considerado um jogo acadêmico. Está carregado de conseqüências
para a compreensão em profundidade, dessa vida nova de aspectos
matizados e efervescentes que vêm de todo lado chocar com nossos
espíritos e sentidos. É preciso compreender que o racionalismo, em
sua pretensão científica, é particularmente inapto para perceber, ainda
mais apreender, o aspecto denso, imagético, simbólico, da experiência
vivida21.
Cada tempo impõe seus valores, seus termos de desafios às nossas experienciações. Vivemos sob
o primado da cultura da mídia, com novos enlaces, novos compromissos, novas perspectivas, novos
desafios. Isso exige de nós um plausível entendimento acerca do espírito do nosso tempo. Os tempos
midiáticos.
Isso posto, temos que admitir que vivemos tempos em que a destotalização, a destemporalização e
a desreferencialização demarcam o ritmo das nossas vidas. Assim, a modernidade continua a
desempenhar o seu papel, o seu destino, qual seja, o de quebrar os próprios paradigmas nos quais se
sustenta temporariamente. Impôs.
É consabido hoje que, sob as mais diferentes tentativas de narratização, cada qual a seu modo,
cada habitante da galáxia da internet vai construindo uma mitologia pessoal a partir do imperativo do
consumo. Tecendo suas redes sociais, esse processo coletivo se instaura sob o signo das intensidades. Na
ribalta das nossas existências, somos brindados com a reinstauração do Simbolismo sob a égide dos
tempos midiáticos. Nesse panorama, cada qual vai tecendo suas micro-narrativas em que as sensações, os
saberes e as linguagens, em intenso fluxo, compõem uma grande teia narrativa sob o signo de um
transitório simbologismo.
É preciso mais que antes ressignificar as nossas existências. As interfaces midiáticas certamente
constituem ferramentas ideais para essa primordial tarefa: reencontrar o sentido perdido da existência em
detrimento da crueza dos simulacros de realidade. Afinal, devemos nos ater ao fato de que as dicotomias,
que trazem em seus bojos, tentam continuamente impor velhos preconceitos que impossibilitam frutíferas
interpretações. Torna-se mister considerar prioritariamente os conteúdos das mensagens, sem levar em
conta que, necessária e fundamentalmente, a forma deve expressar o conteúdo e vice-versa. Quem não
souber levar esse pressuposto em conta longe estará de levar a bom termo a tarefa assim fatalmente
induzindo aos erros de avaliação.
22
SODRÉ, Muniz. 2006: 10.
23
Idem, ibidem: 11.
19
Será preciso sempre colocar em perspectiva que na cultura das mídias o sensorial e o afetivo têm
sido retomados entrando em cena como elementos essenciais na criação das estratégias mercadológicas.
Estratégias que quando levadas a efeito pelas corporações de mídia e pelo mercado produtor de bens
materiais e simbólicos ajudar a provocar o fascínio, as imaginações, os sonhos, os necessários desejos.
Teoricamente, não estariam de volta ao jogo da vida as instâncias do poético hostilizando a pobreza do
mundo real?
Sabemos que as estratégias de simbolização entram como uma pletoras de signos e metáforas
capazes de neutralizar a razão ao mesmo tempo em que são açuladas a sensibilidade e a emoção
dramatizadas pelos novos dispositivos tecnológicos. Graças à magia de que se constitue a linguagem
poética, vivificada em novas imagens, a cultura da interface dá prosseguimento à tarefa de continuar
disseminando novos sentidos, novas necessidades, sensações, desejos...
Somos levados a compreender que o espírito artístico é comum às duas forças – apolíneas e
dionisíacas – em perpétuo estado agonístico para que, “devido a um milagre metafísico da ‘vontade
24
Idem, ibidem: 12-13.
25
NIETZSCHE, Friedrich. S/D: 35.
20
helênica’, os dois instintos se encontrem e se abracem para, num amplexo, gerarem a obra superior que
será ao mesmo tempo apolínea e dionisíaca – a tragédia ática”26.
Contemplamos assim uma proposta epistemológica que coloca toda carga semântica nas
representações discursivas que provoca os apelos emocionais, poéticos, afetivos e míticos. Essas são
estratégias emergentes que as interfaces discursivas provocam. Afinal, está em pleno processo a fusão da
vida com a tecnologia, colocando-nos frente aos novos desafios para compreender o espírito do nosso
tempo: as socialidades da vida líquida nos convoca a pensar poeticamente as intensidades sinestésicas da
cultura mediática.
Bibliografia:
JOHNSON, Steven, Cultura da interface: como o computador transforma nossa maneira de criar e comunicar.
Trad. Maria Luiza X. de A. Borges. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2001.
LÉVY, Pierre. As tecnologias da inteligência: o futuro do pensamento na era da informática. Trad. Carlos Irineu da
Costa. São Paulo: 34 Letras, 1997.
MAFFFESOLI, Michel. O tempo das tribos: declínio do individualismo nas sociedades de massa. 4ª ed. Tradução
de Maria de Lourdes Menezes. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2006.
NEGROPONTE, Nicholas. A vida digital. 2ª ed. Trad. Sergio Tellaroli. São Paulo: Cia das Letras, 1995
NIETZSCHE, Friedrich. A origem da tragédia. 3ª. ed. Trad. Álvaro Ribeiro. Lisboa: Guimarães, s/d.
SODRÉ, Muniz. As estratégias sensíveis: afeto, mídia e política. Petrópolis/RJ: Vozes, 2006.
WILSON, Edmund. O castelo de Axel (estudo sobre a literatura imaginativa de 1870 a 1930). Trad. José Paulo
Paes. São Paulo: Cultrix, 1993.
26
Idem, ibidem.
21
Raíces epistemológica de una problemática de los 70: la discusión entre ciencia e ideología.
Ricardo Diviani
Introducción.
La pregunta –y posibles respuestas- sobre las razones de para qué investigar sobre comunicación
masiva en la Argentina y América Latina, recorren las páginas de un artículo de Héctor Schmucler que
apareció en la legendaria revista Comunicación y Cultura en el año 197527. Aquel trabajo, marcado por
las discusiones políticas e ideológicas propias de la época sobre el lugar de la teoría en la construcción de
una perspectiva “que favorezca a los procesos de liberación total de nuestras sociedades dependientes”28,
tenía un destinatario y contrincante específico: la revista Lenguajes29. Esta revista, en su número 1º de
abril de 1974, había publicado dos trabajos que criticaban con dureza un libro emblemático de aquel
periodo: Para leer al Pato Donald; Libro escrito en Chile por Dorfman y Matellart; este último, junto a
Schmucler director de la revista Comunicación y Cultura.
Sobre aquella polémica un tanto olvidada hoy en día nos parece interesante volver para abordarla
no tanto desde las pasiones políticas que la envolvieron en su momento sino como se suele decir en la
actualidad, desde una perspectiva de tipo académica –no por eso menos política- intentando rastrear los
fundamentos epistemológicos que se expresaron en aquel debate.
27
Schmucler, Héctor, “La investigación sobre comunicación masiva” en Comunicación y Cultura, 1975 N` 4, 2da edición. México,
Universidad Autónoma Metropolitana, 1986.
28
“Editorial” de Comunicación y Cultura Nº 1, 1973, 5ta edición, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1986, Pag, 3
29
Revista dirigida por Juan Carlos Indart, Oscar Steimberg, Oscar Traversa y Eliseo Verón. Entre 1974 y 1976 se publicaron tres números y
se reconocía como la Revista de la Asociación Argentina de Semiótica y se presentaba como Revista de Lingüística y Semiótica. En 1980
apareció su cuarto y último número.
22
los trabajos aparecidos en Lenguajes es la discusión entre ciencia versus ideología. Una problemática
que fue importante en aquella década y que también, en última instancia, expresó parte del origen del
campo disciplinar de la comunicación social en la Argentina.
Como decíamos anteriormente, en el número 1º de Lenguajes dos artículos se inscribían
abiertamente en el marco de la polémica. Uno, de Eliseo Verón, Acerca de la producción social del
conocimiento: el estructuralismo y la semiología en Argentina y Chile analizaba las producciones
semiológicas y estructuralistas en estos países y, en ese contexto, cuestionaba el libro de Dorfman y
Mattelart. El otro, de Paula Wasjman, directamente estaba destinado a reflexionar críticamente sobre
Para leer al Pato Donald30. En ambos hay una serie de coincidencias muy marcadas que de alguna
manera se complementan, aunque por cuestiones que hacen a este trabajo sólo nos detendremos
particularmente en el de Eliseo Verón31.
El trabajo de este autor es un mapa muy detallado de la producción, difusión, e impacto del
estructuralismo (incluyendo las perspectivas semiológicas) en Argentina y Chile. Creemos que la
elección de estos países no es casual ni arbitraria. Es en realidad lo que le permite a Verón desplegar su
concepción más general sobre la producción del conocimiento y como éste está influido por las
“condiciones estructurales diferentes para la producción de la significación”32. Es decir, si bien en las
naciones “dependientes” la usina de producción del estructuralismo fue Francia, el impacto dispar entre
Argentina y Chile estribó en determinadas condiciones históricas y sociales de cada región. En Argentina
el estructuralismo y la semiología fueron estrictamente académicos –por lo menos antes del golpe de
Estado del año 1966- y no vinculado particularmente al pensamiento marxista. En cambio en Chile, la
introducción de la semiología estructuralista estuvo muy marcada por su contribución al proceso
revolucionario del gobierno de Salvador Allende y en ese sentido como herramienta de crítica al poder
cultural y la comunicación masiva, ligado al campo de la izquierda marxista.
30
Es de destacar que el libro de Mattelart fue escrito en el marco de la experiencia del gobierno chileno de Salvador Allende en el año 1972.
Paula Wasjman escribe su artículo “Una historia de fantasma” en el año 74, luego del golpe militar de Augusto Pinochet. En este sentido,
una nota al pie de página de la autora, decía: “El sangriento golpe de los militares de la derecha chilena, apoyados por el imperialismo que
también nos amenaza –ocurrido después de la redacción de este artículo- nos obliga a aclarar que la crítica a la manera especifica en que se
ha concretado este análisis de mensajes masivos no implica su extensión a la política cultural antiimperialista, en su conjunto del gobierno de
la Unidad Popular. Pensamos, sí, que el tigre imperialista sigue teniendo una fortaleza que exige, más que nunca, ataques mejores dirigidos
que los de la obra que analizamos. Por otra parte, coincidimos en pensar que ese tigre no es sólo de papel y requiere ser combatido con armas
más contundente”
31
Verón, Eliseo, “Acerca de la producción social del conocimiento: el “estructuralismo” y la semiología en Argentina y Chile”, Revista
Lenguajes, Año 1, Número 1, Abril de 1974, E. Nueva Visión, Buenos Aires
32
Ibidem pag 98
33
En realidad, para ser preciso, Verón distingue en ese momento lo ideológico de lo puramente ideológico. Lo ideológico es siempre una
dimensión de todo discurso, en cambio lo “puramente ideológico” el autor lo expresa con estas palabras: “puramente califica aquí un
conocimiento disociado de toda práctica productiva de conocimiento” Verón, E Op cit pag 113
23
Quizás, dice Verón, Para leer al Pato Donald sirva como herramienta para la crítica y la denuncia
política, pero no contribuye a la construcción del conocimiento científico. Aquí es necesaria una
pregunta. ¿Qué es lo que los autores, tanto Verón como Schumucler, entienden por ciencia?
De alguna manera la respuesta a este interrogante aparecía más claramente expresada en el trabajo
de Schmucler. Desde una perspectiva afín al marxismo, el autor cuestionaba el modo que Verón entendía
la construcción de conocimiento, afirmando que la práctica política y el posicionamiento de clase no
invalida el carácter de ciencia de una producción: “Porque si para los partidarios de la ciencia apolítica la
práctica científica es la única condición de verdad y su marginación de la política es condición para ser
proceso de conocimiento, Mattelart y Dofman saben lo contrario: que la práctica política es condición de
verdad para la ciencias sociales”.34 Qué mejor ejemplo para Schmucler que la figura de Marx: ¿Alguien
puede imaginar que Marx “dejo a un lado su ‘ciencia’ para hacer política”?.
En cambio para Eliseo Verón pareciera, en una primera instancia, que hay una contradicción
entre la práctica política –o la pura ideología- y el conocimiento. En uno de los subtítulos del trabajo que
aquí analizamos parafraseaba la pregunta de Lenin sobre ¿qué hacer?, es decir, qué tarea le cabe a los
estudios semiológicos en los países “dependientes” en los cuales el centro de la crítica ha girado entorno
a los fenómenos ideológicos.35 Al respecto el autor apuntaba “el problema central de una teoría
semiológica de las ideologías es, a mi juicio, el problema de los métodos. Es en este plano que se ubica el
desafió crucial para el desarrollo de la semiología”36. Para Verón la debilidad fundamental que atentaba
contra la producción del conocimiento en el libro de Mattelart era, en síntesis, la falta de un método
científico: “La contradicción entre demanda práctica (política) y las condiciones de investigaciones es
aún más clara en el estudio de Mattelart y Dorfman sobre el Pato Donald. En este trabajo, no sólo se
aplica como método el comentario intuitivo e interpretativo del material (de una manera que es, dicho sea
de paso, sumamente dudosa); el caso me parece más grave: el problema del método ha desaparecido
37
completamente como problema”. Es evidente que Verón estaba evitando afirmar algo que hoy es
mucho más transparente: el trabajo de Mattelart no era una producción que se inscribiera en el ambito de
34
Schmucler, Héctor, “La investigación sobre comunicación masiva”, en Revista Comunicación y Cultura, N 4, 1975, Segunda Edición
Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1986, pag 8.
35
“Tanto en Argentina como en Chile los semiólogos están especialmente interesado en el estudio de los fenómenos ideológicos. Este foco
específico podría por cierto otorgar a la investigación semiológica en América Latina su rasgo distintivo” Verón, E, op cit. pag 121
36
Ibidem, pag 121
37
Verón, Eliseo, Op cit pag 123.
24
la semiología aunque tuviera esa pretención. Quizás el contexto de producción (ideológico) no le permitía
afirmar categóricamente esto.
Gran parte de la introducción de ese movimiento estructuralista en Argentina tuvo como una de
sus figuras al propio Verón a través de las lecturas de Lévi Strauss, Greimas y Barthes y su preocupación
por el análisis de las conductas como proceso de significación.40 Ya en los años 50 aparecieron las
primeras traducciones del antropólogo francés en el marco de la política desarrollista en la universidad
luego del golpe del 55 y de a poco sus principales obras se fueron conociendo. En 1961 el propio Verón
tradujo y prologó la Antropología Estructural y en el 62 publicó el primer reportaje argentino al etnólogo
en cuya introducción, “subrayaba la importancia de la noción de estructura en ciencias sociales y
presentaba a Lévi Strauss como el maestro que había logrado una teoría y metodología estructurales
aplicable no sólo a las investigaciones antropológicas sino con alcance que interesaba a todas las ciencias
humanas y desbordaba los limites de las culturas estudiadas para convertirse en instrumento de análisis de
sociedades contemporáneas”41 . Si bien la figura de Lévi Strauss fue central en el estructuralismo
argentino en la teoría de Verón es de destacar la presencia de miembros de la denominada escuela de Palo
Alto, fundamentalmente Gregory Bateson y su teoría de la comunicación humana.42
Aquí queremos hacer un paréntesis. A pesar que en la producción de Verón se expresa una clara
influencia estructuralista hasta fines de los años 60, nuestra “hipótesis”, es que “Acerca de la
producción social del conocimiento…” del año 1974, funciona como una especie de bisagra entre ese
periodo y lo que posteriormente sostendrá con su concepción de discurso social a partir del año 75 –por
poner una fecha que coincide con los escritos aparecidos en la Semiosis Social43, donde se va alejando del
proyecto estructuralista.
38
Tenemos que destacar las particularidades del impacto estructuralista en la Argentina en donde, como plantea Verón: “Desde un
comienzo, la influencia del estructuralismo dio lugar, naturalmente, a un interés por las “estructura de significación” en general y por los
fenómenos del lenguaje en particular, pero sin dejar de lado un interés intenso y simultaneo por el estudio del comportamiento social
concreto, especto casi totalmente ausente de la obra de Lévi Strauss. Esta particular combinación de una problemática derivada del
estructuralismo con una cierta preocupación “pragmática” resultó de la convergencia de varias orientaciones diferentes”.
39
Saussure, Ferdinand, Curso de lingüística general, Barcelona, Espana, E Planeta, 1985, pag 29.
40
Eliso Verón señala que su investigación, por lo menos entre los años 59-73, estuvo marcada por una preocupación por la conducta pero
con paulatina transformación desde una problemática psicosocial a una problemática sobre el discurso. Ver Verón Eliseo, “Prologo” en
Conducta, estructura y comunicación, Bs.As, Amorrortu, 1995
41
Sarlo Beatriz, La Batallas de las ideas 1943-1973,
42
Verón considera que existen aspectos muy similares entre el estructuralismo y la teoría antropológica de Bateson aunque no haya habido
ningún contacto explicito. Ver Verón, E., “Introducción: hacia una ciencia de la comunicación” en Lenguaje y comunicación social, Bs. As,
E Nueva Visión, 1971.
43
Verón, Eliseo, La semiosis social, Barcelona, Espana, E. Gedisa, 1998.
25
La aventura estructuralista
El propio Lévi Strauss decía en Antropología Estructural que: “En el conjunto de las ciencias
sociales, del cual indiscutiblemente forma parte, la lingüística ocupa sin embargo un lugar excepcional:
no es una ciencia social como las otras, sino la que, con mucho, ha realizado los mayores progresos; sin
duda la única que puede reivindicar el nombre de ciencia y que, al mismo tiempo, ha logrado formular un
método positivo y conocer la naturaleza de los hechos sometidos a su análisis. Esta situación privilegiada
entraña algunas obligaciones: el lingüista verá que, a menudo, investigadores de disciplinas vecinas pero
diferentes se inspiran en su ejemplo e intentan seguir su camino. «Nobleza obliga": una revista de
lingüística como Word no puede limitarse a ilustrar tesis y puntos de vista estrictamente lingüísticos; se
obliga también a recibir a psicólogos, sociólogos y etnógrafos ansiosos de aprender de la lingüística
moderna la ruta que conduce al conocimiento positivo de los hechos sociales. Como hace ya veinte años
escribía Marcel Mauss: «La sociología habría avanzado mucho más por cierto, de haber procedido en
todos los casos imitando a los lingüistas». La estrecha analogía de método que existe entre ambas
disciplinas les impone un particular deber de colaboración.”44.
Eliseo Verón en el artículo que criticaba a Mattelard y Dorfman por carecer de un método
científico no especificaba cual seria el pertinente. De todos modos se podría inferir a modo de ensayo el
que estaría reclamando el autor. Si nos guiamos por una cuestión de antecedentes diríamos que el método
que exige Verón es el estructural.
Este método utilizado por Lévi Strauss –inspirado en Saussure- consistía en descubrir la
estructura de los fenómenos sociales considerados como signos. Esos fenómenos eran estudiados
rigurosamente a la manera de las ciencias naturales, es búsqueda, de desentrañar las leyes de
funcionamiento universales. La tarea de investigación, llevada a cabo bajo una concepción científica
positiva, intentaba descifrar los códigos de significado que subyacían detrás de cualquier fenómeno
cultural o social observable empíricamente. Recordemos que en Lévi Strauss en su crítica al
funcionalismo en antropología, partía según Verón “de la diversidad y está dominado por hallar, tras la
diversidad, ciertos contenidos universales idénticos en todas las culturas”.
En tanto se trata de fenómenos sociales que pueden ser considerados como signos y códigos la
metodología puede ser la misma que la empleada por la lingüística estructural. Según la perspectiva de
Lévi Strauss esa lingüística estructural había realizado progresos enormes a partir de la fonología de
44
Lévi Strauss, Claude, “El análisis estructural en Lingüística y en Antropología”, en Antropología estructural, Bs. As, Eudeba, paga 29.
26
Trubetzkov, quién reducía el método fonológico a cuatro pasos: “En primer lugar, la fonología pasa del
estudio de los fenómenos lingüísticos 'conscientes' al de su estructura 'inconsciente'; rehúsa tratar los
'términos' como entidades independientes y toma como base de su análisis, por el contrario, las
'relaciones' entre los términos; introduce la noción de 'sistema': 'la fonología actual no se limita a declarar
que los fonemas son siempre miembros de un sistema; ella 'muestra' sistemas fonológicos concretos y
pone en evidencia su estructura; en fin, busca descubrir leyes generales' ya sea que las encuentre por
inducción o bien 'deduciéndolas lógicamente', lo cual les otorga un carácter absoluto” 45.
En Verón encontramos gran parte del uso de este método en un artículo del año 1967,
46
“Ideología y comunicación de masas: La semantización de la violencia política” , en el que analizaba el
modo en que dos semanarios trataron un atentado contra dirigentes gremiales peronista ocurrido, en
Buenos Aires en la noche del 13 al 14 de mayo de 1966. En el trabajo no sólo se expresaba una impronta
fuertemente estructuralista, sino también el modelo de Greimas utilizado para el análisis de determinada
materia significante. Realizaba una comparación de los dos semanarios –uno popular y otro destinado a la
clase media y media alta- en base a la consideración de que la ideología no es un cuerpo de
proposiciones, sino un sistema de reglas, un nivel de organización de los mensajes.47 Para detectar el
funcionamiento de la ideología llevaba adelante una minuciosa clasificación del corpus (titulares y
contenidos) de los dos medios apelando a un estricto formalismo y matematización. Pero además, Verón
sostenía algo que consideramos será una permanente en su método de trabajo: “…las estructuras de la
comunicación no pueden determinarse sino por diferencia: la característica de un mensaje se ponen de
manifiesto cuando lo comparamos con otro mensaje, reales o posibles, y este es el único camino para
reconstruir las operaciones mediante las cuales los distintos mensajes han sido construidos”48.
En resumen a fines de los años 60 “la lingüística estructural aparecía entonces como el paradigma
de cientificidad en ‘ciencias sociales’. ¿Qué más natural para la semiología, ciencia nueva y por lo tanto
sospechosa, que buscar su legitimidad al amparo de una ciencia madre tan prestigiosa? De allí la
tentación irresistible de abordar los nuevos objetos con modelos de la lingüística. Lingüística estructural
post-saussuriana- en el caso de Barthes-; lingüística hjelmsleviana -en el caso de Greimas-; lingüística
martinetiana -en el caso de Prieto-. Frecuentemente, este esfuerzo de legitimación estaba acompañado por
la afirmación de ‘universalidad de la lingüística’, y se veía -sobre este modelo – ‘una teoría semiótica
45
Lévi Strauss, Claude, Op Cit, pag 31
46
Verón, Eliseo, “Ideología y comunicación de masas: La semantización de la violencia política”, en Lenguaje y comunicación social, Bs.
As, E Nueva Visión, 1971.
47
“Uno de los puntos centrales del estudio de comunicación ha consistido en subrayar que la clave para comprender los mensajes controlan
la conducta está en la organización de los mensajes y no en su contenido explicito. Dado que la estructura de los mensajes, por definición, no
es manifiesta, conviene entonces advertir que el carácter no manifiesto de la función normativa o conativa de los mensajes ideológicos
deriva de las propiedades mismas de la comunicación. No resulta de ninguna presunta “intencionalidad” de ocultamiento o disimulación,
como ha sido planteado generalmente en los estudios clásicos sobre ideología.”, Verón, Eliseo, Ideología y comunicación de masas. La
semantización de la violencia política, op cit, pag 142
48
Ibidem, pag 148
27
generalizada, responsable de todas las formas y manifestaciones de la significación’, como diría más
tarde Greimas (Greimas, 1968). Entonces, se afirmaba que se ocupaba de todo”.49
Es tan tentador como esquemático realizar un derrotero que siga un relato que amalgamara
Saussure, Lévi Strauss y Verón y buena parte del estructualismo integrando la “maquinaria positivista”.
Este concepto lo utiliza Verón en la Semiosis Social para dar cuenta de la obra de Saussure “en
producción”. La filosofía positivista de Comte es para el autor una de las condiciones de generación del
Curso de Lingüística General de Saussure. En los textos del padre del positivismo , según el semiólogo,
ya estaba planteada la idea del lenguaje como institución social por excelencia: “…el lenguaje, que es por
su misma naturaleza una institución social, que tiene su especificidad propia en relación con los
fenómenos estudiados por la física, la química y la biología, forma sin embargo parte sustancial del
invariable orden de la naturaleza. Es por ello que el carácter convencional de las leyes del lenguaje, que
ya no podía escapar a una mirada sociológica como la del discurso positivista, debía plantearse a éste, sin
embargo, un problema insoluble. En Comte encontramos pues el esbozo de un movimiento orientado
hacia la delimitación de un dominio social propio al lenguaje, movimiento que está enteramente al
servicio de la economía del discurso comteano, es decir, al servicio de la respuesta a la pregunta sobre el
orden social”.50
Si bien el Curso de Lingüística General está dentro de la matriz positivista, al mismo tiempo, es
posible advertir “en reconocimiento” (es decir, en el estructuralismo por ejemplo) un quiebre, o mejor
dicho, una distancia que no permite amalgamar los discurso de Saussure, Lévi Strauss y Verón dentro de
una misma “maquinaria”. Sin embargo se observan algunos “síntomas” cuando Verón destaca la falta de
un método científico en el trabajo de Mattelard y lo contrapone a lo “puramente ideológico” o político.
Por otro sería poco atinado inferir que el modelo de método científico en que esta pensando
Verón al criticar el texto de Mattelart sea el de un estructuralismo puro, ya que en los 7 años transcurridos
entre el artículo sobre la violencia política al de la revista Lenguaje algunas cosas se han modificado. El
propio Verón dice que aquellos trabajos previos al 70 fueron la expresión de lo que denomina la “primera
semiología” en Argentina (decididamente estructuralista). En el año 70 se organiza el Primer Simposio
Argentino de Semiología en Buenos Aires, sobre el cual Verón afirma que puede ser interpretado como
una primera manifestación del segundo periodo de la disciplina en el país.
¿En qué consiste ese segundo periodo? Se puede caracterizar como la renuncia paulatina a la
aventura estructuralista. Entre los años 70 y 75 Verón progresivamente abandona esa perspectiva para
finalmente encontrarse con Peirce. Sobre este segundo momento peirciano, el de la Semiosis social, no
nos detendremos. Sólo queremos sugerir que en el artículo de Lenguaje –junto a otros que aparecieron
por esa época en la misma revista- comienza a producirse un desplazamiento en donde se abandona la
49
Verón, Eliseo, “De la imagen semiológica a la discursividad, el tiempo de una fotografía”, en Espacio público en imágenes, Barcelona,
Espana, Gedisa, 1997
50
Verón, Eliseo, La semiosis social, Barcelona, Espana, Gedisa, pag 52
28
concepción de código y signo saussureano en el intento de desenredarse de toda concepción instrumental,
representacional e inmanentista del lenguaje, hacia una teoría de la discursividad social emparentada con
una visión constructivista del conocimiento.
Una perspectiva centrada en el código, como la estructuralista, suponía la idea de una colección de
unidades preexistente que el sujeto combina en los mensajes y, por lo tanto, una comunicación entendida
en tanto acto voluntario: “Concepción subjetiva instrumental del sujeto enunciador: el vinculo entre este
último y el repertorio “disponible” establece en la forma de una intención de comunicar” 51
En Verón la crítica al código y el signo se hará presente alrededor de los años 70. Ver por
ejemplo trabajos como Para una semiológica de operaciones translinguistica aparecido en el N 2 de
Lenguajes en el año 1974 y La pertinencia (ideológica) del “código” de la misma época. Allí comienza a
abandonar los principios centrales de la semiología estructuralista del signo binario sausureano no sólo
por considerarlo insuficientes para el análisis de fenómenos complejos de significación, sino también por
representar parte de la concepción funcionalista-burguesa de la sociedad, ya que el código es el nombre
que se le da al “consenso social” que hace posible la comunicación en tanto conjunto de normas
institucionalizadas.52
En este sentido, cuando Verón reprocha la “falta” de un método - aunque se encuentra en cierto
horizonte estructuralista al considerar que el mismo no puede ser el análisis “intuitivo” del contenido
(como hace Mattelart en el trabajo sobre el pato Donald), sino de las formas de funcionamiento de las
operaciones en la producción de sentido - no necesariamente reivindica un modelo “puro” de
estructuralismo semiológico en su sentido más “positivista”. Si bien Schmucler dice: “…consideramos
que la semiología es uno de los caminos de abordaje correcto, a condición de limpiarla de la propaganda
que pretende (o pretendió) constituirla en la ciencia de las ciencias y que cumpla el papel asignado dentro
del conjunto de aproximaciones que permita volver eficaz un estudio de los medios masivos”53 , creemos
que no es el sentido de ciencia que Verón reivindica –aunque hay que destacar que su modelo aparece por
lo menos impreciso en tanto estaba en ese momento en proceso de conformación su teoría de la
“discursividad social”
51
Verón, Eliseo, “Pertinencia (ideológica) del ‘código’”, en Fragmentos de un tejido, Barcelona, Espana, Gedisa, 2004, pag 32
52
Ibidem
53
Schmucler, Héctor, Op Cit, pag 5.
29
Podríamos arriesgar a la distancia que ambos autores tanto Schmucler como Verón acertaban con
sus afirmaciones en algunos aspectos. Creemos que Verón fue lo suficientemente agudo para detectar
en el trabajo de Mattelart cierta falta de rigurosidad científica y además diríamos hoy, una gran dosis de
ingenuidad para el análisis. Sin embargo acierta con sus afirmaciones con argumentos dudosos. A nuestro
entender nada impide que la práctica política atente contra la construcción de conocimiento y en este
sentido coincidimos con la crítica formulada por Schmucler a Verón. Se le puede reprochar cierto
“positivismo” ingenuo por el modo en que diferencia la ciencia y política o, para usar un término del
propio autor, producción de conocimiento y “pura ideología”. Además se advierte una tendencia al
reduccionismo que se expresa cuando considera que la pobreza en la construcción de conocimiento en el
libro de Mattelart se debió a que el investigador, por las condiciones sociales de producción particulares
de Chile optó por la política en vez de la ciencia.
La cuestión ideológica
En realidad habría que decir que en Verón, mucho antes de este texto analizado, ya se había
pronunciado, aunque no de modo explícito, en contra de cualquier diferenciación absoluta entre ciencia e
ideología. En Para una pragmática de las ciencias sociales, del año 196754 criticaba tanto la visión
cientificista (aquella que apelaba a los “principios formales del método científico”), como también su
posición contraria, cierto marxismo que atacaba los principios metodológicos mismos, considerando que
ambas posiciones eran ideológica ya que olvidaban “las condiciones empíricas de funcionamiento”. Es
decir, el problema de la ciencia - ideología había intentado ser resuelto en el terreno de la sintáctica –la
ciencia como discurso es un cuerpo de signos y el análisis sintáctico es la relación entre los signos- o la
semántica –la relación de los signos con lo que “representan” - pero no en el lugar que debía realizarse: al
nivel de la pragmática de la ciencia, las condiciones concretas de su elaboración, difusión y desarrollo
acumulativo. En este nivel la ideología no es un tipo de discurso o lenguaje sino un nivel de significación
asociado a las condiciones de producción de cualquier discurso, también del discurso científico.
Una posición más clara manifestará con posterioridad al texto del número 1 de Lenguaje. Si el
artículo de crítica al libro sobre el Pato Donald expresaba “algo” de esa diferenciación entre ciencia
versus ideología, poco tiempo después, en un texto de 1975 llamado Lo ideológico y la cientificidad,55 el
autor se ubicará de manera enfática en las antípodas de esa distinción: “El punto de vista según el cual
hay dos instancias (“ciencia” e “ideología”) cuyas diferencias absolutas hace falta establecer para poder
fundar un cierto concepto de Conocimiento, no sólo ha sido el patrimonio de todas las formas de
positivismo, empirismo y cientificismo; buen número de interpretaciones formuladas en nombre del
marxismo cayeron en la misma trampa: denunciando la naturaleza “ideológica” de los discursos sociales
54
Éste artículo se encuentra en, Verón, Eliseo, Conducta, estructura y comunicación, Bs.As, Amorrortu Editores, 1995
55
Ver Verón, Eliseo, La semiosis social, Barcelona, Espna, E. Gedisa, 1998
30
y fundándose así mismo como el discurso de la Ciencia, cada uno de estos “marxismo vulgares”
reprodujo la ideología de la diferencia absoluta entre el Error (las ideologías de las clases dominantes) y
la Ciencia, la Verdad (del lado de la clase obrera revolucionaria).”56.
Sabemos que en los años 70 el tema de la ideología en contraposición a la ciencia estaba presente
en gran parte de los debates, pero tanto en Schmucler como en Verón fundamentalmente en los
artículos que estamos sometiendo a consideración no hay una clara definición del concepto de ideología,
aunque se podría intuir cierta sombra de Althusser. La figura del filósofo argelino-francés estaba en el
centro de la escena en tanto la problemática de la ideología era nodal. Sin embargo habría que decir que
en Schmucler y en Verón la relación con Althusser era ambigua. Hasta donde conocemos Verón
compartió algunos de los conceptos del filósofo francés siempre con ciertos reparos, hasta fines de los
´70 donde aparece fuertemente crítico. En el trabajo del año 1967, citado anteriormente “Para una
pragmática de las ciencias sociales” si bien el semiólogo argentino coincidía con el autor de La
revolución teórica en Marx, con la idea de la ideología como una “estructura que se impone a la mayoría
de los hombres sin pasar por la conciencia”, cuestionaba la concepción que la asociaba a
“representaciones” como “imágenes” y “conceptos”, marcando ciertas inconsistencias en tanto, desde una
visión estructuralista, la ideología se trataría de “cuerpos de reglas que determinan la organización y
funcionamiento de imágenes y conceptos”57.
También Verón en varios artículos –y en este último en particular- se había ubicado a contrapelo
del intento de construcción de una teoría científica general de la ideología –aunque sin decirlo
explícitamente- para afirmar que en realidad constituye una dimensión de todo discurso: “Debe quedar
claro, ante todo, que nuestro argumento no caracteriza a la ideología como un tipo de discurso o lenguaje,
sino como un nivel de significación de todo discurso transmitido en situaciones concretas, referido al
hecho inevitable de que, por su propia naturaleza, todo mensaje transmitido en la comunicación social
posee una dimensión connotativa”58
En este sentido es llamativo que aunque Verón afirmaba que la ideología no es un tipo de
discurso, haya utilizado el concepto de “puramente ideológico” en el texto de crítica a Mattelart, ya que
se podría decir que en realidad esto sería imposible desde su perspectiva. Se trataría casi como un desliz
entre las perspectivas pronunciadas tanto con anterioridad como con posterioridad –ver sobre todo la
Semiosis social - al texto de crítica al Pato Donald.
56
Ibidem, pag 16
57
Verón, Eliseo, “Para una pragmática de las ciencias sociales”, en Conducta, estructura y comunicación, Bs. As, Amorrortu Editores, 1995,
pag 295.
58
Ibidem, pag 291
31
teórica de “develar” los contenidos ideológicos de los mensajes. Esta pretensión de “correr el velo”
implica necesariamente la existencia de una realidad mas profunda que aparece oculta para el observador;
por lo tanto permanece en el horizonte de la idea de ideología como distorsión u ocultamiento.
Aquí es pertinente hacer una salvedad. Si decimos que es ambiguo en relación a Althusser ,
queremos aclarar que los es con respecto a ciertas lecturas de su obra. No es la intención de este trabajo
realizar un recorrido por este autor o “salvarlo” de alguna manera ante el linchamiento teórico o ninguneo
de las últimas décadas, pero sí nos interesa formular un pequeño comentario. Si bien se admite como
valida la diferenciación que hace el filósofo francés entre ciencia e ideología, el concepto de
conocimiento verdadero o teoría opuesto a la ideología como representación necesariamente imaginaria –
y deformante- de la relación de los individuos con sus condiciones reales de existencia, hay que aclarar
que en Althusser el conocimiento de lo verdadero no es en sentido positivista de la representación pura
entre un concepto y una cosa. Es decir no hay una idea de correspondencia. Sino que la idea de
conocimiento, refiere a conocimiento de lo fundamental: es decir el conocimiento del funcionamiento de
la sociedad capitalista, el funcionamiento de la sociedad de clases, sociedad de explotación que debe ser,
desde la perspectiva de Althusser, transformada. Por lo tanto, el sentido de la diferenciación entre Teoría
o ciencia e ideología no tiene una impronta, como se le ha achacado, necesariamente positivista. Para el
filósofo francés la ideología no es una forma de "engañar" o de "conciencia falsa" sino más bien una
relación “normal”, “necesaria” y trans-histórica de los individuos con la sociedad. Como afirma Terry
Eagleton, “para Althusser la ideología designa el ámbito de las “relaciones vividas” en vez del
conocimiento teórico; y no tiene sentido sugerir que estas relaciones vividas son inferiores al
conocimiento científico que afirma que la sensación de fiebre es de algún modo inferior a la medición de
la presión arterial. La ideología no es una cuestión de verdad o falsedad, como tampoco lo son la sonrisa
o el silbido. La ciencia y la ideología son simplemente diferentes ámbitos de ser, radicalmente
inconmensurable entre sí. Para Althusser, escribir un tratado marxista sobre la política de Oriente Medio
sería un proyecto científico, pero no es necesariamente más importante que el acto ideológico de
exclamar “Abajo los imperialistas”, y en alguna circunstancias lo puede ser mucho menos”59
59
Egleton, Terry, Ideología, Barcelona, Espana, E. Paidós, 1997, pag 180
32
Esta salvedad, no va en desmedro de algunas críticas atinadas a este intento de elaboración de una
teoría de la ideología. Es el caso Emilio de Ipola, que afirma con lucidez que la concepción estructuralista
de Althusser se aproxima mucho a una mirada hermenéutica: Los althusserianos consideran el
conocimiento asociado a la visión y la crítica a la ideología como la del terreno de la búsqueda de una
verdad más profunda de lo que es la “apariencia”. De Ipola, afirmando la idea de que la ideología siempre
es una deformación, no arbitraría sino orientada, considera que la visión crítica a la teoría de la
“transparencia” de lo social, es decir, la idea del marxismo althussereano de la necesaria opacidad de la
estructura social, queda atrapa en el mismo circulo: “En efecto, si toda ideología de la transparencia debe
ser cuestionada, es ante todo por la no pertenencia de sus presupuestos fundamentales, de sus
presuposiciones. Presuposiciones que conllevan implícitamente una concepción contemplativa (y por lo
tanto idealista) del conocimiento: una concepción para la cual el conocimiento es una forma particular de
la visión”. 60De todos modos no pretendemos dar cuenta de la perspectiva de De Ipola, sólo subrayar lo
atinado de los problemas que plantea una teoría de la ideología emparentada con Althusser por fuera de
cierto reduccionismo.
Ahora bien, si hemos necesitado en parte apelar a la figura de Althusser como horizonte de las
discusiones entre Comunicación y Cultura y Lenguaje en torno al libro de Mattelart, es porque la figura
del filósofo de Ideología y aparatos ideológicos del estado, fue en aquellas épocas, por la negativa o por
la positiva, excluyente. Tanto Schumucler como Verón consideraban el problema de la ideología como
central en el análisis de la comunicación y en los fenómenos de significación. Hoy cuando esas
problemáticas parecen haber quedado atrás volver sobre ellas más no sea a modo de aproximación, es una
forma de rescatarlas con la convicción que todavía queda mucho por decir sobre el tema. Quizás en los
artículos que hemos trabajados someramente se destaque más que un anacronismo sobre un debate
totalmente desactualizado, la existencia de líneas que permitan retomar la cuestión bajo nuevas
perspectivas teóricas.
A la pregunta de para qué investigar sobre comunicación masiva, las respuestas de Verón y
Schmucler se enfrentaron al poner énfasis en aspectos diferentes: Schmucler abordaba la investigación
desde un compromiso claramente político, sin considerar por ellos que se estaba desvalorizando el trabajo
científico; Verón en cambio, sin desmerecer un posicionamiento en cuanto a la realidad política, se
ubicaba trazando los problemas metodológicos que acarreaba la producción del conocimiento de los
fenómenos de significacón. A los dos autores le cabe haber contribuido de una manera significativa a la
construccion del campo de estudios de la comunicación. También se expresan en los textos de estos dos
autores las “huellas” de lo ideológico en tanto concepto que puede ser entendido como “un sistema de
60
De Ipola, Emilio, Ideología y discurso populista….
33
relaciones entre el discurso y sus condiciones sociales de producción” o lo que corresponde al nivel de las
grámaticas de producción de culquier discurso.61
Bibliografía:
MATTELART, A; DORFMAN, A. Para leer el pato Donald, Bs.As, Siglo XXI, 1985
VERÓN, E. Introducción: hacia una ciencia de la comunicación. En Lenguaje y comunicación social, Bs. As, E
Nueva Visión, 1971.
61
Verón, Eliseo, Fragmentos de un tejido, Barcelona, Espana, Gedisa, 2004.
34
VERON, E. Acerca de la producción social del conocimiento: el “estructuralismo” y la semiología en Argentina y
Chile. En Revista Lenguajes Nº 1, Bs. As., Edición Nueva Visión, 1974.
VERON, E. Para una semiología de las operaciones translingüísitcas. En Revista Lenguajes Nº 2, Bs. As., Edición
Nueva Visión, 1974.
WASJMAN, P. Una historia de fantasma. En Revista Lenguajes Nº 1, Bs. As., Edición Nueva Visión, 1974.
35
Comunicação e o Jornalismo: fundamentos para o debate conceitual
Resumo:
O surgimento de um curso de jornalismo, desvinculado ao modelo anterior de cursos de Comunicação
com diferentes habilitações, tem levantado novas questões sobre as relações entre as Teorias da
Comunicação e as Teorias do Jornalismo. Questões ainda não resolvidas sobre as bases etimológicas das
Teorias da Comunicação somam-se agora as dificuldades de discutir a própria concepção de uma Teoria
(ou Teorias) do Jornalismo. Nesse sentido, este ensaio tem o pretende discutir a relação entre os conceitos
de informação, comunicação e jornalismo, entendendo que estes conceitos são determinam as condições
paradigmáticas de direcionamento do campo da Comunicação e da sua relação com a atividade
jornalística.
Ainda que o tempo seja um contínuo, os grandes marcos temporais relembram a necessidade de,
periodicamente, revermos conceitos e analisarmos os dados e conhecimentos acumulados a partir de
novas perspectivas. Em função disso, passado a primeira década do novo século, urge a necessidade de
revermos alguns conceitos que tem guiado as pesquisas sobre comunicação e jornalismo.
É um fato que no século XX a questão da comunicação despertou tanto interesse dos estudiosos
como jamais havia acontecido antes. Somando-se as tecnologias de reprodução mecânica de conteúdos, a
chegada de tecnologias eletro-eletrônico de reprodução e ampliação de mensagens abriu as portas para
novas abordagens da comunicação em diferentes perspectivas do conhecimento. A comunicação, por sim
mesma interdisciplinar, tornou-se uma campo de conhecimento em construção. Esse percurso, no entanto,
foi feito de forma imperfeita, marcado por contradições e pro indefinições metodológicas que muitas
vezes estão presentes nas ciências sociais. Não é surpresa, portanto, que a articulação entre o
conhecimento teórico da comunicação e os espaços profissionais nos quais essas atividades se realizam
de forma organizada, tenha vácuos ainda não preenchidos.
Nesse sentido, o objetivo desta explanação é explorar essa relação a partir de reflexões sobre a
definição do próprio conceito da comunicação, tendo como base a fenomenologia e os pressupostos
teóricos de Max Weber, Edmond Husserl e Alfred Schutz. Ou ainda, refletir sobre como a percepção da
comunicação direciona a compreensão do processo comunicativo e particularmente das pesquisas sobre a
atividade do profissional do Jornalismo.
36
Os estudos sobre comunicação
Enciclopedistas, como sir Francis Beacon, realizam estudos sobre “a ciência do comunicar” que,
influenciado pela Psicologia das Faculdades63, começa a ser pensada uma separação teórica entre
informar, persuadir e divertir. No século XIX, com o aumento da circulação de livros e jornais, iniciam-
se estudos para entender de que forma a vida social é influenciada pelos processos comunicativos e por
extensão, pelos meios de comunicação.
Não foi surpreendente, portanto, que cada grupo de pensadores, a partir da sua própria experiência
e metodologia, tenha desenvolvido seus próprios estatutos e definições de comunicação, erguendo uma
epistemologia própria que, via de regra, contrapõem-se a abordagens, regras e forma de ver o mundo dos
62
O processo de comunicação pode ser estudado a partir de em três elementos básicos: o locutor, o discurso e o ouvinte, termos que, mais
tarde, foram substituídos por emissor, mensagem e receptor.
63
No século XVIII, com base na Psicologia das Faculdades (que entende que existe uma separação entre a alma e a mente) ganha força o
estudo da retórica a partir dos dois objetivos à comunicação: o informativo, e visava atingir a mente; e o persuasivo, um apelo á alma, à
emoção. Um terceiro apelo, o divertimento, veio se juntar-se a esses dois.
37
outros grupos. A complexidade do tema, no entanto, não permitiu seu esgotamento e o estudo da
comunicação permanece ao mesmo tempo múltiplo e incompleto. Isso acontece porque a comunicação
como “objeto de conhecimento” é o resultado de “construções edificadas pelo próprio conhecimento”
(FRANÇA, 2001, p. 42). O conhecimento desenvolvido pela ciência é estimulado pela realidade, analisa
e contribui para a vida prática e, novamente, volta para a ciência para dar início a um novo processo de
reflexão.
Respeitando os dados acima citados a perspectiva desta explanação é entender os vínculos dos
estudos da comunicação com a fenomenologia social e, a partir deste ponto, entender como esta
perspectiva se reflete nas pesquisas sobre o jornalismo.
Uma vez que a fenomenologia diz respeito ao estudo das coisas que se mostram por si mesmas, a
articulação entre fenomenologia e a Ciência da Comunicação deve ter como base a existência de um
mundo tido como adquirido e intersubjetivamente partilhado por todos. Seguindo os passos de Weber, os
estudos sobre Comunicação e, por extensão, sobre o jornalismo, devem incidir sobre a observação da
ação social, que por sua vez deve ser entendida como uma ação intersubjetiva que resulta na atribuição de
significados comuns a ações tidas como idênticas.
Dessa forma, a fenomenologia deve ser entendida como uma proposta de ir além das
pressuposições básicas, questionando a própria idéia de conhecimento, mas reconhecendo as ações e os
fatos na forma pelas quais elas nos aparecem.
Tendo como base essa perspectiva, Husserl aponta e que existem estruturas subjetivas que não
podem ser ignoradas pela experiência sensorial, pois interferem na percepção e na elaboração do
conhecimento. Ou seja, na análise fenomenológica é necessário considerar o papel ativo da consciência
na constituição dos objetos da experiência.
Assim sendo, a atitude natural64 de percepção do mundo deve ser substituída pela redução
transcendental. Pretende-se, portanto a
64
Seguindo os pressupostos de Husserl, “atitude natural” envolve a suspensão das dúvidas se as coisas são como parecem, o que descreve a
forma como percebemos, interpretamos e agimos no mundo no qual nos encontramos. ( Husserl, 1989: 39)
38
... suspensão do juízo do mundo, não no sentido cartesiano, mas no
sentido da tentativa de regressar ao caráter prioritário da consciência,
aquém do momento em que se oferece como pré-dado existente na sua
evidência. (HUSSERL, 1989, 24).
Por meio da redução transcendental o pesquisador livra-se do seu entrave mais íntimo e secreto, a
consideração do mundo como um pré-dado, alcançando a autonomia em relação ao mundo e a
consciência que ele possui. Põe-se em questão, portanto, o conhecimento prático do mundo, os
pressupostos da ciência, a existência dos outros e de si mesmo. Ou seja, se inicia uma reflexão sobre a
percepção:
Dessa forma, este trabalho se inicia pelo questionamento do conhecimento vulgar – o senso
comum – e de uma pretensa atitude natural sobre as práticas comunicacionais e, mais especificamente,
sobre os estudos do jornalismo. O conceito de comunicação, dado como natural, será explorado em maior
profundidade, e a partir de sua delimitação, verificado as possibilidades de compreensão do jornalismo e
suas práticas profissionais por meio da fenomenologia social.
As questões que se colocam nos estudos sobre a comunicação se iniciam pelo próprio termo
comunicação, que ainda não está plenamente definido. De fato, trata-se de uma definição complexa, uma
vez que o termo possui diferentes sentidos.
Ainda que essa definição seja simplista em muitos aspectos, seu entendimento engloba a
profundidade e a complexidade que acompanha essa idéia.
Para entender melhor essa complexidade é necessário refletir sobre as diferentes definições que
marcam o conceito.
Gomes (1997) entende que “o ser humano está e é em comunicação”. Isto é, existe uma relação de
interdependência entre a comunicação e o ser humano Comunicação é um fato e uma necessidade social,
algo inerente ao ser humano e que existe desde o aparecimento do homem no mundo. Em princípio, essa
necessidade pode ser definida de diferentes formas:
Ainda que respeitando estes diferentes enforques, em todos os casos fica claro que a comunicação
é o vetor de uma permanente tensão entre o eu e o outro. Comunicar é entrar em contato com o outro,
admitir alguém fora de si mesmo. Essa relação pode ser melhor explicada se considerarmos que o outro é
o horizonte, aquilo que cada um deseja e teme ao mesmo tempo (WOLTON, 2004 56): o outro é ameaça
simplesmente porque existe e, portanto, tem potencial para roubar nosso espaço e alimento. É ameaça
também porque é diferente, e a diferença questiona hábitos, ações, certezas. Mas o outro também nos
65
Essa divisão é puramente didática, uma vez na prática humana dos processos comunicativos, embora a ênfase possa estar em um destes
aspectos, essas necessidades se inter-relacionam ocorrem de forma sobreposta.
40
fascina, nos seduz com o novo, com a possibilidade de vivências. Sobretudo o outro nos fascina por que
com ele ou aliado a ele, podemos fazer coisas que individualmente são inalcançáveis.
Sousa (2006: 23), no entanto, entende que a informação depende da comunicação, e que pode
haver comunicação sem a troca de informação – quando pessoas juntas partilham uma mesma
experiência. Nesse sentido, o que caracteriza a informação é que ela é sempre codificada, é quantificável
e lógica. A comunicação, ao contrário, se caracteriza por ser processo, e como tal sujeita a múltiplos
significados: é polissêmica, sensorial e emocional.
66
Não é objetivo deste texto esgotar as definições sobre o conceito de comunicação, mas é oportuno citar algumas delas, a saber: no
dicionário Aurélio, comunicação é definida como: [...] ato ou efeito de emitir, transmitir e receber mensagens por meio de métodos ou
processos convencionados, quer por meio da linguagem falada ou escrita, quer de outros sinais, signos ou símbolos, quer de aparelhamento
técnico sonoro ou visual. Miège (2000: 25) afirma que “a comunicação é, ao mesmo tempo, um processo (para o qual contribuem os meios
41
Comunicação, portanto, é o produto de um encontro social, um tipo de relação intencional
exercida sobre outro indivíduo ou indivíduos, que exige alguma reciprocidade, em um ponto mínimo que
seria o simples entendimento da mensagem. De fato, já nos primeiros estudos sobre comunicação Mead
assinalou que para ocorrência da comunicação entre seres humanos é necessário que ambas as partes
estejam envolvidas. (FEARING In COHN. 2001: 58).
Mas é necessário ir além: o próprio universo das idéias se constitui a partir de um universo
simbólico, uma vez que o pensamento condicionalmente simbólico não consegue penetrar no que não é
simbolicamente delimitado. Dessa forma, se estabelece um processo de criação de. simbolizações com a
própria experiência da memória: apenas memorizamos aquilo que podemos definir simbolicamente.
diversificados) e o resultado desse processo”, e Fiske para quem comunicação é “a interação social por meio de mensagens” e que
“qualquer uso da linguagem se caracteriza sempre como um processo de comunicação” (FISKE, 1990: 72). Todos esses implicam na noção
de que comunicação exige participação, interação, recebimento e envio de informações novas.
42
Dessa forma, toda experiência física é condicionada e relacionada simbolicamente e, a partir do
desejo ativo da memória/consciência, transformada simbolicamente nos processos comunicativas. Os
símbolos, portanto, constituem-se como elementos estruturais (ou estruturante) da própria realidade.
É por meio da comunicação mediada pos símbolos na vida cotidiana que tomamos contato com o
outro, com sua realidade, com seus objetivos. Dessa forma, a comunicação é um desafio à alteridade. De
fato, a comunicação é um pressuposto que envolve o desejo de alteridade e a sua negação. Isto porque a
comunicação plenamente bem sucedida – a compreensão total ou a alteridade perfeita – é impossível.
Ainda que na vida cotidiana possamos superar a experiência de transcendência dos outros, há sempre
uma margem da vida privado do outro que é inacessível captar, uma vez que são experiências que
transcendem a experiência pessoal ou mesmo as experiências possíveis do ouvite/receptor.
Na fala não encontramos experiências, mas fórmulas padrão que permitem tornar essa experiência
– ou uma parte essencial dela – comunicável. Dessa forma, a fala é a morte da “experiência real” e o
surgimento da experiência “organizada” em um processo comunicativo marcado pela intencionalidade.
67
Sobre esse aspecto é necessário destacar que a linguagem é produto e instrumento da fala: não há língua sem fala, não há fala fora da
língua. A linguagem é um conjunto de unidades – ou símbolos – que estão organizados formando um conjunto. A fala, portanto, é uma das
realizações possíveis da linguagem, mas também um comportamento ativo sobre a língua. Enquanto a língua é um modelo geral,
compartilhado por uma comunidade, a fala é uma realização pessoal.
43
Podemos, portanto, considerar que a comunicação é um tipo de interação, uma intervenção que
altere a realidade do outro, que tem como princípio tornar comum o significado simbólico de uma
experiência simbolicamente alterada. Assim, a realidade não é apenas permeada pela linguagem, ela é
construída por ela em todos os momentos de interação social simbólica, o que corresponde a todos os
momentos de interação possíveis.
Nesse sentido, os diferentes processos de transmissão de informação (mediados ou não) são ações
de organização/transformação das experiências cujo resultados/conseqüências são postos para
partilhamento social. Ao reconhecermos que a comunicação é um espaço de interação social só possível
em função do uso de símbolos, cujo uso, por sua vez implica necessariamente na re-elaboração da
experiência sensorial, torna-se inegável percepção de que a comunicação modifica/interfere sobre a vida
social, sobre a organização da sociedade.
Uma vez que a constituição de relações sociais implica na transformação da experiência por meio
de um processo de comunicação que altera essa experiência há um mesmo tempo organizando-a e
permitindo a sua compreensão/apreensão fora do espaço-temporal no qual ela ocorreu, a comunicação
permite a construção de uma realidade “objetivada” que é qualitativamente diferente da experiência
sensorial.
Esse processo ocorre em qualquer situação da comunicação humana, mas toma uma forma mais
radical/racional nos processos de comunicação mediada cuja finalidade é a transmissão de informações
jornalísticas.
O conceito de jornalismo tem sido objeto de debate entre profissionais da área e estudiosos das
ciências sociais. De uma maneira geral, os estudos mais atualizados sobre jornalismo abordam a atividade
profissional a partir de diferentes perspectivas: como espelho da realidade, como ator social ou como
espaço público.
Ainda que seja inegável que o jornalismo, em particular a grande imprensa ou grandes empresas
de comunicação, tem interesses comuns a outros grandes conglomerados; o jornalismo é um processo que
envolve uma relação dual – de representação da realidade e de apreensão desta realidade, com a
finalidade de expor a realidade – os fatos – à sociedade. De fato, podemos definir o jornalismo a partir do
seu papel de alimentador dos processos de interação social e agente ativo na vida da sociedade
(MARQUES DE MELO, 1991).
Dessa forma, podemos considerar o jornalismo um sistema híbrido: ao mesmo tempo, um espaço
público para onde afluem discursos e representações de diferentes grupos sociais e também um ator social
que, a partir da ação dos jornalistas e a pressão do público (econômica ou não), é um elemento ativo na
construção da realidade social.
Nessa nova “mundialidade mediada” (THOMPSON, 1995: 38), na qual vê o mundo e tem
informações sobre ele por meio da mídia, torna-se igualmente inevitável afirmar que o jornalismo – e
particularmente o jornalismo empresarial ou jornalismo da grande mídia – é um elemento que interfere no
comportamento social. Dessa forma, ainda que o jornalismo não altere diretamente o conjunto explícito
de idéias e ações de uma sociedade, mas afetam essas idéias e ações na medida em que tendem a
influenciar a maneira como o indivíduo organiza a sua imagem do ambiente social.
Isso fica claro quando consideramos que a produção de um produto jornalístico - como qualquer
organização complexa, exige o estabelecimento de rotinas de produção.69
A fenomenologia social foi uma inspiração fundadora para os estudos sobre as rotinas de
produção do jornalismo. Não poderia deixar de ser de outra forma, uma vez que, como foi anteriormente
exposto, o princípio básico desta perspectiva é a compreensão de que a representação simbólica implica
na re-organização/transformação da experiência sensorial no qual essa experiência se originou.O estudo da
68
Trata-se de um elemento que novamente reforça a contradição presente na comunicação, uma vez que a modernidade está fundamentada
nos ideais de igualdade e liberdade, duas idéias contraditórias entre si.
69
Essa rotina tem que ser flexível o bastante para permitir a inclusão de fatos inesperados, mas que também permitam um fluxo constante de
informações, de maneira que o veículo esteja pronto para consumido no prazo previamente determinado.
45
objetividade do real e da problemática levantada pela narração do mesmo, bem como a capacidade de seleção
exercida pelo profissional da informação constituem, no âmbito das organizações emissoras, os elementos centrais
que motivam o interesse pela aplicação da fenomenologia social ao estudo da atividade comunicativa.
Nos aspectos específicos sobre o jornalismo os estudos demonstram que a grande quantidade dos
fatos que estão ao alcance do jornalista e que são potencialmente de interesse do público obriga os
jornalistas a tratarem seletivamente cada fato, organizando o trabalho e os conteúdos para facilitar a sua
compreensão pelos leitores. A informação é “transformada” a partir da própria organização do conteúdo,
em uma ação resultante tanto das práticas normativas da construção do texto jornalístico, quanto das
práticas profissionais relativas às rotinas produtivas.
A realidade exposta nos veículos jornalísticos passa também por uma especialização temática que
reflete a mentalidade do profissional de imprensa, sua visão/interpretação da realidade e até mesmo a
estrutura do estrutura organizacional interna do veículo. Outro fator que influência o conteúdo do veículo
é a preparação da apresentação dos acontecimentos dentro do formato e/ou duração dos noticiários. A
rigidez do formato acaba por constituir um parâmetro ao qual são adaptados os conteúdos do noticiário:
neste sentido o noticiário representa o contexto em que a relevância e o significado das notícias são
captados e em relação a que são avaliados. Por fim, as distorções funcionam a partir de um efeito
comutativo e corroboram provocar uma distorção involuntária ligada à organização das estruturas
informativas e do trabalho dentro da redação.
Todos estes dados apontam que as limitações da atividade jornalística manifesta-se como o
elemento chave que determina que a construção da realidade cotidiana pela imprensa. Considerando-se
que essa imprensa (ou a mídia de uma forma geral) ocupa um lugar significativo na construção,
ampliação, divulgação e partilha de significados simbólicos, podemos concluir que “o mundo é
burocraticamente organizado pelos jornalistas” (FISHMAN, 1990: 51), em uma ação que tem como
paralelo a própria organização do pensamento pelo indivíduo.
Além disso, a partilha das realidades simbolicamente construídas na atualidade ocorre em grande
parte por meio dos processos midiáticos. Estes processos minimizam as subjetividades individuais e
orientam os indivíduos na dimensão cognitiva, sustentando representações sociais da realidade social e
“natural”, indicando comportamentos e normas a serem seguidos e objetivos a serem alcançados.
A partir daí podemos afirmar que não apenas a comunicação mediada – e em particular o
jornalismo - desempenha um papel fundamental na experiência que temos do mundo, como também
organiza e orienta essa percepção, dignificando, classificando e hierarquizando a informação, o
conhecimento e a realidade absorvida pelo receptor.
Bibliografia:
COHN, Gabriel (et alli). Campo da comunicação – caracterização, problematização e perspectivas. João Pessoa:
UFPB, 2001.
CORREIA, João Carlos. A teoria da comunicação de Alfred Schutz. Lisboa: Livros Horizonte, 2005.
FRANÇA, Vera Veiga. O objeto da Comunicação e a Comunicação como objeto. In HOHLFEEDT, Antônio
MARTINO, Luis C. FRANÇA, Vera Veiga. Teorias da Comunicação. Petrópolis: Vozes, 2001.
GOLDMANN, Lucien. Sobre o conceito de consciência possível. In.: O conceito de informação na ciência
contemporânea. Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1970. (Série Ciência e Informação; 2).
GOMES, Pedro Gilberto. Tópicos de Teoria da Comunicação. São Leopoldo: Unisinos, 1997.
MARQUES DE MELO, José. Indústria Cultural, jornalismo e jornalistas. In: Intercom – Revista Brasileira de
Comunicação. São Paulo: Ano XIV, n°65. jul./dez.1991.
MIRANDA, Antonio & SIMEÃO, Elmira. A conceituação de massa documental e o ciclo de interação entre
tecnologia e o registro do conhecimento. Brasília: Universidade de Brasília, 2008. http://bocc.ubi.pt/pag/miranda-
simeao-conceituacao-massa-graficos-final.pdf. Acesso em 05/12/2008.
47
SCHUTZ, Alfred e LUCKMANN, Thomas. The structures of de life-world. Vol.1. Evanston: Northwestern
University, 1973.
SOUSA, Jorge Pedro. Elementos de Teoria e Pesquisa da Comunicação e dos Media. 2 ed. revista e ampliada.
Porto: Universidade Fernando Pessoa, 2006.
THOMPSON, John B. A Mídia e a Modernidade: uma teoria social da mídia. Petrópolis: Vozes, 1995.
Jairo Ferreira
Resumo:
Desenvolvemos neste artigo a idéia do método como lugar de diferenciação e/ou identidade da área.
Discutimos o método a partir da construção de regras, resultados e casos. Convergente com essa
formulação, a questão que se coloca, neste artigo, é verificar, no contexto das ciências sociais, em que
medida as configurações de método se relacionam com objetos de conhecimento específicos, campos de
conhecimento em jogo, para, a partir disso, refletir sobre o lugar próprio da área da comunicação.
Em nossas inferências (Ferreira, 2009), as regras são proposições que afirmam que todos os
indivíduos de uma população têm determinado predicado. A regra é uma conclusão de um argumento
indutivo, que parte de operações em torno de resultados e casos conhecidos. Assim, por exemplo, o
conceito de sistema social de resposta (de José Luiz Braga) é uma regra concluída a partir de um
argumento produzido na intersecção de resultados (observáveis) e casos (delimitados).
Mas o caso, aqui, não é uma população em si, nem uma amostra desta população. O caso é um
indivíduo ou grupo de indivíduos que podem ser caracterizados conforme determinados predicados. Na
ausência de categorias mais sofisticadas, esta caracterização pode partir de conceitos mais genéricos
(assim, o tema comum é uma regra de delimitação, como faz a análise de conteúdo para delimitação de
corpus; o invariante referencial, como fez Verón em muitas de suas pesquisas; os indicadores, como faz a
sociologia, etc.) observáveis em determinados indivíduos (um título, uma legenda, uma foto, um
70
Artigo apresentado no Primeiro Seminário de Epistemologia e Comunicação – CAPES/PROCAD/UNISINOS/UFJF/UFG. São Leopoldo:
Unisinos, 2009.
71
Essas reflexões se desenvolvem no âmbito do projeto intitulado CRÍTICA EPISTEMOLÓGICA - Análise de investigações em curso, com
base em critérios epistemológicos, para desenvolvimentos reflexivos e praxiológicos na pesquisa em Comunicação. CAPES/PROCAD,
2007. A primeira versão destas formulações foram discutidas na Compós 2008 (Ferreira, 2008ª), que, entretanto, não foram publicadas.
Atualizamos o que foi dito ali.
49
agrupamento social). Mas a investigação em ciências sociais não se limita à análise dos conteúdos (nem
na sociologia, nem nas análises de discursos, nem nas antropologias, etc.). Trata-se sempre de articular a
regra menor a outras regras, mais complexas. Na medida em que o caso é delimitado pela regra que o
constitui em intersecção com resultados observáveis, é fácil confundir caso com resultado e/ou com as
regras.
A partir dessas formulações que estão mais detalhadas em artigo ainda não publicado na edição da
Compós de 2009, escolhemos, por afinidades, dois autores e campos acadêmicos para ilustrar a
formulação acima: a economia a partir de Marx e a sociologia a partir de Bourdieu. Mobilizamos esses
autores focando as diferenciações entre seus métodos de investigação, no âmbito dos objetos, das
disciplinas e campos acadêmicos em que se desenrolam. Vamos destacar determinadas posições que
consideramos hegemônicas em seus respectivos domínios, como indicadores das relações teóricas
sugeridas anteriormente. Com essa diferenciação pretendemos refletir sobre essas mesmas relações na
área da comunicação.
Nem mesmo Marx (assim como Keynes, Kalecky, Baumol, a escola marginalista, etc) fugiu aos
modelos matemáticos de interpretação, cujas variáveis são diretamente conceituais. De certa forma, sua
50
inserção (legitimada) no campo acadêmico da economia fez-se a partir disso, como pode ser observado
inclusive no Brasil, onde o que é hegemônico é a criação desses modelos. Porém, se no campo acadêmico
da economia, há um processo epistemológico fundado em deduções matemáticas, e a matemática ali
implicada pode induzir inclusive a descoberta de novas equações matemáticas, a herança marxista não
ficou restrita a isso. E, de certa forma, o marxismo foi objeto de tensões (esgarçado) de um campo,
inclusive em seus métodos.
Por um lado, sofreu a pressão das vertentes hegemônicas, onde a construção de regras “não passa”
pela análise de resultados (indução), nem de casos, mas operações de regras sobre regras (abstração
formal pura). Esse método não pode ser chamado de dedutivo em conformidade com o que estamos
chamando. Os resultados e os casos são apenas ilustrações desses processos de formalizações. Inverte-se
aqui a equação, pois a conclusão “ordena” as premissas do pensamento indutivo, ou seja, já há uma
conclusão antecipada por operações lógicas, que induzem resultados. Aqui, a economia se revela
homóloga à física, onde os modelos lógicos saem da abstração formal pura para “serem provados” no
processo de interpretação de dados/informações, antecipando acontecimentos laboratoriais, ou
possibilitando novas teorias sobre o acontecido.
Já a outra vertente da crítica da economia política sai da formalização pura (construção de regras
em que resultados e casos são apenas ilustrações de uma teoria geral), estabelecendo um forte
deslocamento de objeto e de método. Esse vertente perdeu espaço no campo acadêmico da economia no
decorrer do último século com o avanço das equações matemáticas como ponto de partida e de chegada
da interpretação. Migrou, mas esse domínio dos procedimentos matemáticos e alvo dos próprios críticos:
Pierre Bourdieu (2004) estabelece seu método numa perspectiva crítica ao pensamento formal
puro (inclusive matemático, pois os conceitos devem ser revelados, explicitados e refletidos), ao
empirismo (o que seria “a construção ingênua de regras” sem pressupostos teóricos explícitos), a favor da
construção do fato científico (numa herança do racionalismo aplicado). Em nossa perspectiva, Bourdieu
sugere um método em que o argumento dedutivo parta da explicitação e reflexão sobre as regras
pressupostas, que o indutivo não se faça sem a presença do argumento dedutivo, e que a construção do
52
conhecimento sociológico é um argumento abdutivo (embora não use esse termo) sustentando pelos dois
outros argumentos (o dedutivo e indutivo). Exemplo é quando diz que
Primeiro, porque a sociologia supera a hegemonia dos modelos teóricos matemáticos. São lógicos
e formais, mas sem um fechamento matemático. A construção de regras nem sempre é conclusão de um
processo indutivo. Constroem-se regras a partir de operações lógico-reflexivas sobre regras (conceitos e
formulações teóricas) herdadas, que orientam os processos normalizados de argumentação no campo. A
re-construção de regras a partir de processos indutivos também ocorre, articulada com argumentos
dedutivos (quando um autor recorre às regras reconhecidas no campo para produz novos resultados,
deslocando regras e ou casos, para problematizar novas situações em observações, fazendo avançar sua
teoria, como faz Bourdieu em sua obra, reconstruindo o conceito de campo e de habitus, sucessivamente
– campo da arte, campo acadêmico, campo de consumo cultural, etc.).
72
“... muitos sociólogos participaram de atividades das instâncias estatísticas. É evidentemente o caso de Gabriel Tarde, diretor das
estatísticas judiciárias do Ministério da Justiça de 1894 a 1904. Na mesma época (desde 1894) ele era também membro da SPP, verdadeira
academia das ciências e dos saberes estatísticos. Ao mesmo tempo, é autor de diversas obras de sociologia e contribuiu para elaborar noções
sociológicas como a da imitação. Parece pouco contestável que as estatísticas criminais tenham permitido, senão contribuído para o
nascimento da criminologia ou da sociologia criminal. Um pouco mais tarde, o sociólogo durkheimiano François Simiand se tornou membro
da SPP (1907), e alcançou sua presidência em 1921. Um de seus companheiros, Maurice Halbwachs, se tornou também membro da SPP
(1921). Eles participaram de fato da atividade de produção estatística na França. Um e outro forneceram muitas obras importantes em
53
Nem mesmo Bourdieu se exclui das articulações entre método e metodologia do campo. Sua obra
A Distinção ilustra um lugar de tensão no campo acadêmico da sociologia, pois ali se incorpora dados
estatísticos exaustivos, alem de modelos estatísticos de análise de correlações. Em sua autobiografia, o
sociólogo dirá que A Distinção foi uma resposta ao funcionalismo americano, e seus métodos estatísticos
de investigação, mobilizando a interpretação sociológica para ir além do positivismo subjacente na crença
às técnicas de pesquisa e às estatísticas.
Ou seja, a estatística incorporada, está em tensão com a análise sociológica, em disputa sobre o
lugar que ocupa na interpretação, em especial depois da revelação das relações íntimas entre
mapeamentos quantitativos e correlações com o poder (Martin, Olivier, 2008). Por outro lado, essas
tensões são indissociáveis dos avanços da psicologia e das teorias do signo. Esses dois campos vão
influenciar fortemente a sociologia e a antropologia (Levy-Strauss, Bourdieu, o interacionismo norte-
americano) ao acentuarem questões da subjetividade e da linguagem nas ações, interações e relações
sociais, colocando em xeque a fecundidade das analises baseadas em dados estatísticos.
sociologia...Por outro lado, esses autores utilizaram informações estatísticas para elaborar seus conhecimentos sociológicos. O caso mais
célebre desse trabalho é evidentemente a análise do Suicídio de Durkheim em 1897. Mas antes dele, pode-se igualmente pensar nos trabalhos
de "sociologia empírica " de Quetelet, de Bertillon ou de Le Play..Depois dele, Halbwachs conduziu análises estatísticas finas em muitas de
suas principais obras...Enfim, se não fosse necessário reter apenas um exemplo desse diálogo ou desse uso das estatísticas pelos sociólogos,
poderíamos pensar em consultar o Année sociologique, revista do grupo ou da rede durkheimiana: ali a estatística (moral) constitui uma
rubrica desta revista organizada tematicamente e, segundo as próprias palavras de Durkheim, a estatística é uma ciência auxiliar da
sociologia (Martin, 2001).
54
A idéia é de que a construção de regras, casos e resultados são movimentos gerais da construção
do conhecimento, mas que se diferenciam conforme as especificidades das áreas de conhecimento,
incluindo as relações de poder (legitimidade) dessas modalidades (o que se expressa na configuração do
campo de conhecimento onde ocorrem). Somente na medida de relações de força entre os três
movimentos (o valor legitimado da dedução, indução e abdução) pode-se dizer que uma área se define
por um determinado método. Mas essa definição é também de força.
A partir dessa proposição, consideramos que se realizam dois movimentos em relação ao conceito
de epistemologia. A epistemologia não é uma filosofia, pois o campo epistemológico é construído nas
interações entre os pares, sendo que a dimensão do método ocupa não o espaço do consenso, mas de
região compartilhada, mesmo que inconsciente, entre um conjunto de investigadores hegemônicos. Uma
das funções de uma epistemologia da comunicação é trazer essa zona a consciência coletiva. Pensar o
campo assim significa também não reduzi-lo a um jogo político-estratégico. O método se constitui nas
regras de interação (regras do jogo), talvez a mais importante, de construção do conhecimento legítimo.
Essa face sociológica de construção do campo epistemológico nas interações entre os pares é logo
compensada, na medida em que o resultado é reconhecido entre os pares como cientificamente legítimo,
e passa a regular (valor normativo) a produção de conhecimento (sem que isso implique em pacificação
absoluta em torno de uma determinada matriz hegemônica). Pelo contrário, é a continuidade dos conflitos
epistemológicos de um campo que alimentará inclusive as transformações de uma matriz hegemônica, a
partir “de fora”.
Esse entrelaçamento entre matriz epistemológica hegemônica num determinado campo, que neste
artigo esta sendo explorada a partir do método como dimensão em foco, com os conflitos no âmbito de
uma comunidade científica, pode ser analisado como relações entre sociedade, instituições e produção de
conhecimento. Sendo assim, o perfil de método de uma determinada área de conhecimento remete não só
aos conflitos e consensos entre os pares da comunidade, mas também das relações desses investigadores
com outras disciplinas e campos de conhecimento, e com outros campos sociais (de instituições não
específicas – economia, política, cultura –, ou específicas - em particular com os profissionais, ou com os
indivíduos formados a partir do conhecimento produzido).
Esse cenário nos permite inferir algumas orientações que percebemos como ontológicas nos
campos científicos tratados. Primeiro, o viés do método é produtivo para análise de um campo,
verificando como um coletivo se afirma na construção de regras, casos e resultados. Isso significa: não se
trata de construir apenas regras, apenas casos ou apenas resultados (observáveis), mas de construir um
erário público com todos esses ingredientes, próprio, reconhecido pelos pares, e exogenamente. Isso
significa mobilizar as diversas modalidades de argumentos. Segundo, o deslocamento da economia para a
sociologia, e dentro do campo acadêmico da economia e da sociologia, é visível que o deslocamento de
55
objeto – do objeto-coisa para as interações como objeto – é acompanhado de um deslocamento, possível,
para o argumento abdutivo (como fica claro em Bourdieu, conforme nossa interpretação).
Essa formulação converge com outra já discutida (Braga, 2007), mas que interpretamos conforme
nossas proposições aqui apresentadas: a de que a formação do campo epistemológico da comunicação,
considerando as heranças teóricas mobilizadas para as investigações na área, estaria subordinando a
construção de resultados (processos dedutivos) e de regras (processos indutivos), e mais com a de casos.
Assim, não ficaríamos subordinados às regras e casos constituídos em outros campos acadêmicos
(processo inerente ao argumento dedutivo) nem à construção de regras sem teoria pressuposta (processo
inerente ao argumento indutivo num campo sem identidade teórica consolidada), mas teríamos uma saída
honrosa: construir casos, na intersecção entre observáveis (resultados) e regras herdadas, promovendo
deslocamentos em uma e outra proposição, para, na interlocução com os pares, produzir um erário
próprio, legitimado. Assim, a saída política (ação estratégica) se articula com uma solução argumentativa
e epistemológica.
56
Bibliografia:
BOURDIEU, Pierre. Ofício de sociólogo. Rio de janeiro: Vozes, 2004.
BRAGA, José L. Comunicação, Disciplina Indiciária. In Anais do XVI COMPÓS. Curitiba: Tuiuti/COMPÓS.
(CD). 2007.
FERREIRA, Jairo. Analogias, comparações e inferências sobre o método como lugar de identidade. In: XVII
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1. P. 1-15. Disponível em: htto://www.compos.org.br em maio/2009.
FERREIRA, Jairo. O Método como mediador e o lugar da midiatização. In: Midiatização e processos sociais -
Aspectos metodológicos, 2008, São Leopoldo. Midiatização e processos sociais. PPGCC-UNISINOS: PPGCC-
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disponível em maio/2009.
FERREIRA, Jairo Campo acadêmico e epistemologia da comunicação. In: André Lemos; Angela Pryston; Juremir
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MARTIN, Olivier. Da estatística política à sociologia estatística. Desenvolvimento e transformações da análise
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http://www.scielo.br/scielo. Janeiro, 2008.
PIMENTA, Carlos. Apontamentos sobre Economia e Lógica. Boletim de Ciências Econômicas. Volume XLV.
2002. Disponível em http://www.fep.up.pt/docentes/cpimenta/
PIMENTA, Francisco José Paolliello. Semiótica, como teoria da representação, e o campo da Comunicação, 2007
- XVI COMPÓS: Curitiba/PR, 2007
57
Disciplina ou Campo?
O desafio da consolidação dos estudos em Comunicação73
Resumo:
O artigo refere-se a encaminhamentos possíveis para a consolidação do âmbito de estudos – quer se
caracterize ou não como disciplina, em sentido canônico. A dispersão de pesquisas e teorias parece
estimular a percepção de um território frouxamente articulado; e dependente de aportes das demais CHS.
Sua consolidação encontra dificuldades particulares quando as próprias disciplinas longamente
constituídas se lançam a uma multiplicidade de trocas interdisciplinares e de experimentações
metodológicas. Depois de uma rápida descrição desta situação, e refletindo sobre o sentido da expressão
“consolidação”, o artigo assinala a possibilidade de outros programas de ação para o desentranhamento
do comunicacional, ao lado das reflexões ontológicas e epistemológicas. Para o enfrentamento do
desafio da consolidação, e com potencialidade de articulação com aqueles dois níveis de busca, o artigo
propõe um programa específico de trabalho, em sete pontos, coerente com a situação de dispersão da
área.
A questão sobre “disciplina ou campo” parece obrigar a uma opção fechada entre duas
alternativas mutuamente excludentes, assim como a uma aceitação das conseqüências dessa escolha. Ou a
definição de Comunicação como uma disciplina (existente ou a constituir) se imporia como requisito
formal para o objetivo de consolidação; ou a escolha de “campo de estudos” se assumiria como
reconhecimento de uma interdisciplinaridade nas abordagens do fenômeno comunicacional – e nesse
caso, não se falaria em “consolidação” visto não haver o que consolidar.
No que se refere à primeira busca, só resta esperar que essa tendência continue a trazer
contribuições que levem, um dia, a que se veja claro e com pertinência o delineamento teórico que
organiza a dispersão e distinga espaços aproximadamente consensuais de apropriação do fenômeno, com
base em critérios rigorosos de caracterização dos aspectos que lhe pertencem e dos que devam ser
considerados alheios. Entretanto, é preciso reconhecer que, desde os anos 90, não se manifestam grandes
73
O desenvolvimento inicial deste artigo foi elaborado como um roteiro para aula inaugural apresentada no PPG em Comunicação e
Semiótica da PUC/SP, para a qual me foi dado o tema “Desafios da Comunicação – a consolidação de um campo historicamente
interdisciplinar”. Reunindo, depois, aquele roteiro com perspectivas em processo na pesquisa que estou conduzindo, complementei as
reflexões programáticas que dão eixo ao texto.
58
teorias que tenham a pretensão de “dizer o comunicacional” de modo abrangente. As teorizações
produzidas parecem se voltar para avanços setoriais de conhecimento e sobre aspectos preferenciais
conforme os interesses de pesquisa dos proponentes.
Em síntese, a primeira tendência tem o valor de sua exigência – mas não parece, até o momento,
ter desenvolvido as condições e os recursos reflexivos requeridos para atender a sua própria expectativa.
A segunda tendência parece excessivamente indulgente com o estado de coisas, desincumbindo-se de
qualquer esforço de consolidação.
Para sair dessa dualidade excludente, é preciso refletir de modo menos fechado sobre
“consolidação” e sobre “interdisciplinaridade” – assumindo, de antemão, que a expressão relevante no
título do presente artigo é “consolidação”; e que esta não é necessariamente dependente de uma tomada
de posição na dualidade expressa pela parte inicial do título.
Interdisciplinaridade
Em algumas áreas, tais encontros se tornam tão produtivos, tão sistemáticos, que acabam gerando
sistematizações teóricas próprias ao processo articulador e superam as tensões reflexivas,
problematizando-as diretamente como parte do próprio estudo. O encontro se torna “estabelecido”, tanto
em experiência de pesquisa como em formulações de cientificidade. Encontramos aí denominações de
interface, que passam a gerar seus próprios “especialistas” – vindos de uma ou de outra disciplina de
origem ou sendo aí diretamente formados: Bioquímica, Psico-Sociologia, Sociologia Jurídica, por
exemplo.
Para além de tais constituições, as práticas interdisciplinares se desenvolvem a tal ponto, que cada
disciplina constituída entra, já no seu trabalho habitual, em confluência e tensionamento com as demais.
O processo vai além. As metodologias de pesquisa e de constituição de objetos no âmbito de uma
disciplina, na medida mesmo em que vão deixando de ser instrumento apriorístico inflexível, se
desenvolvem em complexidade e reflexão. As mais bem sucedidas são facilmente exportadas para outras
59
disciplinas, de modo que o acervo metodológico do pesquisador em Ciências Humanas e Sociais acaba se
alimentando de aportes de origem variada. Já não se trata de fazer opções muito pré-determinadas por
uma “lógica disciplinar” – mas sim de buscar argumentos, bases reflexivas e rigor crítico para tomar
decisões de encaminhamento durante o processo mesmo de investigações. Nestas condições, todos os
aportes metodológicos, de diferentes origens, podem ser bons conselheiros, na proporção de sua
pertinência para o problema específico em investigação.
Se se consideram tais questões no âmbito geral das CHS, não é difícil reconhecer a presença de
uma interdisciplinaridade também nos estudos comunicacionais. Mas isso não avança muito nosso
entendimento sobre a área – porque a proposição apenas estaria constatando que acontece, na
Comunicação, exatamente como acontece nas demais áreas de estudo.
Tudo o mais parecendo similar, no que se refere ao envolvimento das diversas disciplinas,
percebemos duas peculiaridades, no que se refere à Comunicação.
Quando se trata das disciplinas CHS constituídas, estas se envolvem – sem perder sua identidade
nem seu reconhecimento acadêmico e teórico – com outras disciplinas, trazendo justamente sua
contribuição própria para a obtenção dos conhecimentos compartilhados. A Comunicação, por seu lado,
em vez de trazer contribuições, seria tomada como o próprio âmbito compartilhado entre as outras
disciplinas. Pode-se usar a expressão “interdisciplinar” para tal circunstância – mas é claro que a palavra
recobre conceituação diferente. Pareceria caber, aí, com mais pertinência, uma forma apassivada: um
âmbito “interdisciplinarizado”. É uma diferença significativa.
Uma segunda diferença pode ser apontada no que se refere às ações práticas relativas à presença
de diferentes disciplinas preocupadas com um fenômeno complexo.
Por outro lado, percebemos uma possibilidade potencial de a perspectiva interdisciplinarista gerar
efetivamente um trabalho que – dentro da lógica de sua visada – resultaria em contribuição significativa
para a consolidação. Para ser levado a sério, o argumento interdisciplinar implicaria uma busca de
aproximação, de diálogo entre os diferentes aportes – uma vez que a produtividade interdisciplinar prevê
justamente a sinergia entre visões especializadas outras que – ao se articularem e tensionarem
mutuamente – superam assim suas zonas de cegueira parcial. Uma verdadeira interdisciplinaridade seria
um processo construtor e não dispersor. Mas não vemos defensores dessa postura desenvolverem esse
esforço articulador – o que parece confirmar seja a perspectiva conformista, seja a ocorrência de simples
argumento justificativo de qualquer preferência de enfoque.
Consolidação
Quando se trata da consolidação dos estudos de Comunicação, a questão mais freqüente é a de sua
possibilidade de estabelecimento como disciplina acadêmica em nível correspondente às demais CHS,
como a sociologia, a psicologia, a história, a antropologia, a lingüística.
No âmbito dessa questão, situam-se as habituais perguntas sobre o objeto do campo e sua
metodologia. De um modo interessante, a primeira pergunta – qual seria o objeto da disciplina – parece
trazer mais propostas, preferências diferenciais e debates, do que a construção metodológica. Talvez
porque tratar de um “objeto” (mesmo conceitualmente elaborado) tenha um apelo substantivo que as
elaborações metodológicas, por definição processuais, não oferecem. Mas talvez também porque é na
caracterização metodológica que a proposição disciplinar positivista (objeto + método) se evidencie mais
solapada. Os compartilhamentos metodológicos e as permeações de abordagem entre diferentes
disciplinas parecem propor o abandono da exclusividade no que se refere a esse “requisito disciplinar”,
deixando em campo apenas um objeto conceituado.
61
Na verdade, mesmo no âmbito das disciplinas constituídas (e, dentre estas, mesmo no subgrupo
das nomotéticas74), seria difícil assegurar, hoje, que o que garante seu estatuto como disciplina de
conhecimento seja a definição positivista. Mesmo esse tendo sido o critério epistemológico, em sua
origem histórica, para o reconhecimento das cartas de nobreza acadêmica, é preciso concordar que as
extensões, sobreposições, compartilhamentos, tensionamentos com outras disciplinas e disputas internas
tornam difícil, senão impossível, explicitar com a clareza original e consenso generalizado a chave dupla
de objeto e método, para além da referência histórica aos começos.
Constata-se, assim, no espaço mesmo das disciplinas canônicas, irrecusáveis, o que foi chamado
de “derretimento disciplinar”.75
Há quem propugne, justamente com base em tais constatações, que a complexidade das coisas (da
realidade e dos processos do conhecimento) ultrapassa a possibilidade de apreensão em perspectivas
especializadas, exigindo alguma abordagem (interdisciplinar, trans-disciplinar, extra-disciplinar) que faça
jus a esse “todo” complexo, tornando caduca a constituição de disciplinas.
De minha parte, fora o tratamento filosófico (por definição e desde sempre supra-disciplinar),
creio que enquanto não nos forem oferecidos os modos de apreender, de dominar e de acionar um tal
conhecimento holista para enfrentar ao mesmo tempo os objetos sociais por todos os seus aspectos76 –
acredito que devemos ainda por longo tempo recorrer às disciplinas (qualquer que seja seu formato ou
justificativa, seus cânones e suas preferências), como espaço de formação do pesquisador, como âmbito
de produção teórica e como conhecimento compartilhado para o trabalho de interação e das objeções
escoladas.
Para quem defende (talvez com antevisão secular) a diluição de quaisquer especialidades, é claro
que não caberia preocupar-se com a consolidação dos estudos em Comunicação. Mais que isso, mesmo: o
âmbito dos estudos comunicacionais aparece como a própria vanguarda do derretimento generalizado –
como modelo da não-disciplina.
74
Que procuram essencialmente descobrir leis e regularidades, como a Sociologia e a Lingüística.
75
A expressão aparece na tese de doutoramento de Tiago Fausto Neto, orientada pela profa. Immacolata Vassalo de Lopes.
76
E isso condensado em um único pesquisador individual – pois se a complexidade e o holismo de abrangência se configurarem apenas no
nível do grupo, teremos ainda a necessidade das “especialidades” que cada participante traga de sua formação prévia e experiência – o que
corresponde à necessidade de manutenção das disciplinas como pré-requisito do trabalho interdisciplinar.
62
histórico da constituição de disciplinas já esteja no passado – mas entendendo que tal exigência, hoje,
seria um enrijecimento no modo de tratar o conhecimento.
O “derretimento disciplinar” se apresenta, então, como uma dificuldade extra para o trabalho de
consolidação. Como constituir uma disciplina nova quando as disciplinas já tão longamente estabelecidas
se apresentam sem fronteiras definidas, com largas faixas de areia movediça que tornam os mapas
metodológicos pouco confiáveis – e dependem de suas origens históricas para manter seu estatuto de
reconhecimento?
Por outro lado, nenhuma disciplina o é, atualmente, por atender sem vacilo a critérios transversais
(sempre: objeto e método). Por que tais critérios seriam exigidos justamente de uma candidata recente,
qual a Comunicação? Mas é claro que essa questão não pode levar a uma solução de facilidade – um
“vale-tudo” disciplinar, em que bastasse um âmbito qualquer de especialização se autodefinir como
disciplina para que a pretensão seja atendida. O problema se modifica, mas não desaparece. A questão
passa a ser, então: que critérios exigir para que qualquer âmbito de conhecimentos organizados se
reconheça como disciplina, nas condições contemporâneas?
Uma disciplina se constitui também por seus próprios requisitos internos, seu desenho específico
de teorias, de epistemologia, de constituição de visada ontológica, de ângulos de enfrentamento com o
mundo, no trabalho da pesquisa. Mas tais critérios não podem ser assumidos como prévios (a exemplo de
“objeto e método”), como se devessem estar estabelecidos de antemão como pedras fundamentais sobre
as quais se construiria o edifício do conhecimento. Uma “disciplina”, na sua singularidade, não se
organiza a priori em critérios a serem atendidos; uma disciplina emerge – ou não – dependendo
justamente de como aquele desenho vá se fazendo, tentativamente. Não são, preliminarmente, os critérios
a serem buscados, mas sim as escolhas de caminhos (diferenciados) para constituí-los que, ao mesmo
tempo, constituem um âmbito de conhecimento – e nesse caso, talvez, vindo a merecer a denominação
“disciplina”, embora sem as características canônicas.
Em síntese – os critérios para constituir uma disciplina devem ser tomados como uma meta a ser
atingida por um programa de trabalho tendente a esse fim.
Correlatamente, não é preciso assumir que, para consolidar os estudos em comunicação tenha-se
que trabalhar imediatamente no desenho formal de uma disciplina. Creio que o momento atual do estado
dos estudos não permite enfatizar simplesmente uma oferta – por pesquisadores isolados e nem mesmo
por grupos de pesquisa – de “mais uma teoria geral do campo”. Este se encontra de tal modo tentacular e
disperso que qualquer teoria geral, por mais abrangente, sucumbiria diante de dois riscos estruturais:
Isso não significa, é claro, que estaríamos sugerindo uma cessação da produção teórica. Ao
contrário, precisamos crescentemente de proposições teóricas bem sustentadas na observação da
realidade social e com rigorosa construção interna, criativas e competentes para enfrentar o
esquadrinhamento crítico da própria área (através de boa análise epistemológica). Sugerimos apenas que
há reduzida probabilidade de que tais teorias possam se dar como abrangentes e como definidoras do
campo geral de estudos, ou seja, como caracterizadoras da disciplina de conhecimento. Tal pretensão
tenderia a enfraquecer a constituição interna da proposição teórica e sua apreensão de realidade –
enquanto que a teorização sobre aspectos setoriais bem elaborados, inversamente, lhes dará maior
sustentação acadêmica, uso mais efetivo na apreensão das coisas da comunicação (nos aspectos
efetivamente abrangidos) e contribuição efetiva para o trabalho geral de consolidação do campo de
conhecimento (na medida mesmo de sua elucidação de determinados aspectos desse campo). Junto com
isso, o trabalho construtivo de consolidação pede antes reflexão sobre o que ocorre; e tentativas (várias e
cada uma delas coletiva) de superação do que já foi percebido naquele status quo sobre o qual se reflete.
Indo além do que estas disciplinas já elaboram em suas próprias áreas sobre o fenômeno, tais
contribuições devem oferecer bases para aprofundar a percepção das questões comunicacionais que lá se
colocam. Correlatamente, tratando-se da oferta de perspectivas outras – não desenvolvidas naquelas áreas
vizinhas – estas devem se organizar em nosso campo em modo nuclear ou transversal, não subsumidas a
este ou aquele problema de exclusivo do âmbito de interface. Devem, entretanto ter flexibilidade de
apropriação e uso a serviço dos diferentes ângulos de interesse que venham a acioná-las.
64
Mais que oferecer respostas – na forma de teoria, de exigências epistemológicas, de definição
ontológica do fenômeno comunicacional – trata-se, então, de propor programas de ação no âmbito dos
estudos em comunicação, voltados expressamente para gerar questionamentos e hipóteses. Assumimos,
então, que nas circunstâncias atuais esta via – metodológica – parece mais promissora que a via
ontológica e a via epistemológica. Mas naturalmente, os resultados conjuntos dos esforços dos que
assumem um ou outro destes três encaminhamentos é que terão o melhor resultado final, na medida em
que os três caminhos se articulem pelo debate, pela objeção mútua e pela estimulação reflexiva conjunta.
Assim, um programa de ação voltado para a consolidação do campo de estudos teria como meta
construir posições que tenham uma potencialidade de “oferta especializada”. No estado atual do campo, o
programa de trabalho atenderia a três requisitos:
- seria baseado em um trabalho crítico sobre o status quo da área – procurando observar o que esta
já oferece e o que se apresenta como desafio a ser enfrentado ou como limites e contradições a serem
superados;
- finalmente, seria voltado para estimular “frentes de trabalho” para a convergência de aportes
coletivos, objeções corretoras, uma agonística em torno de alguns eixos comuns. O que se espera, nessa
perspectiva, é que, dado algum eixo de trabalho, o próprio desacordo elaborado sobre este deve gerar
avanços.
Como o presente artigo avança algumas idéias voltadas para um programa de ação para a
consolidação do campo de estudos, é segundo tais perspectivas que as organizo. Trata-se, portanto, de
possibilidades heurísticas, que se encontram em fase de teste para aperfeiçoamento, através de pesquisa
em andamento, a ser concluída no final de 2010.
O terceiro requisito que sugiro acima – o de uma agonística que faça o programa ultrapassar o
nível de proposta singular (individual ou de pequeno grupo) – naturalmente não se encontra ao alcance
das decisões programáticas. Depende essencialmente de as perspectivas encontrarem algum eco no
debate.
Um programa tentativo
Expressões como as que se seguem são claramente percebidas por qualquer leitor ou ouvinte
médio, sem exigir curso superior ou formação especializada em Comunicação. Intuitivamente sabemos
de que se trata, a cada frase que – inscrita em um contexto determinado – libera plenamente seus
sentidos, sem grande margem para confusão ou perplexidade:
- “precisamos ampliar nossa comunicação” – “você não está se comunicando bem” – “estou em
comunicação com um grupo de estudos com o objetivo de...” – a empresa passará um comunicado sobre
o assunto” – “comunico que de agora em diante” – “as comunicações sociais se tornam crescentemente
mediatizadas” ...
Ao lado de suas diferenças de enfoque e mesmo de sentido, percebemos, também por inferências
contextualizadas, um sentido comum ou transversal que as reúne em um mesmo conjunto.
Trata-se, evidentemente, do senso comum, constituído pelo próprio uso das expressões em
situação de realidade, através de práticas e regularidades da fala. Este deve ser, então, nosso ponto de
partida, um grau mínimo de entendimento (do sentido e entre interlocutores) sobre o qual poderíamos
dizer que “não há dúvidas”. Sobre esse ponto a área está construindo, então (a) dúvidas referentes a
aspectos específicos, a contextos determinados, a conformações especiais do fenômeno, a abrangências e
limites; e (b) formalizações conceituais e teóricas que fazem o caminho entre o nível de “evidência
imediata” e o de um conhecimento rigoroso.
Embora, evidentemente, a elaboração rigorosa deva superar o nível vago, difuso e “informe” de
uma apreensão meramente intuitiva; não pode desconhecer que é a partir dessa circulação prática, na
sociedade, que as formulações teóricas se fazem e se farão. Como ilustração deste ponto: se afirmo que “a
mídia” é um objeto relevante para os estudos da comunicação; é de antemão assumido que não se trata de
observar qualquer questão sobre as mídias, em qualquer de seus aspectos; mas que estaremos observando
(direta ou indiretamente) as comunicações midiáticas. Mesmo que reste a formalizar teoricamente o que
seriam estas e como apreendê-las.
O segundo ponto do programa é assumir que o fenômeno deve ser estudado em contexto. Não
vemos mesmo como seria possível abstrair radicalmente este (o que corresponderia a trabalhar com
variáveis “de laboratório”). Duas razões, pelo menos, sustentam essa premissa. A primeira razão é que
não saberíamos quais variáveis específicas destacar e extrair do contexto. Embora tenhamos aquela
perspectiva do senso comum sobre o “comunicacional”, é certo que não distinguimos aí, com segurança,
os múltiplos componentes do processo. Tais distinções, aliás, correspondem a um dos aspectos que uma
disciplina comunicacional se dedicaria a abordar. A segunda razão é o fato de que, em uma mesma
situação concreta (em um mesmo contexto de ocorrência), diferentes aspectos do fenômeno são
iluminados, em articulação com variáveis assinaladas em diferentes áreas de apreensão. Em tais
66
condições, e considerando que o fenômeno comunicacional tem sido sobretudo elucidado a partir de uma
área vizinha, que o observa sob a ótica de suas próprias variáveis de interesse, há uma imbricação entre o
que seria “propriamente” comunicacional e o que é mais próprio aos fenômenos outros, enfocados pela
área vizinha. Essa imbricação impede, até onde podemos perceber, uma separação simples de variáveis.
Daí a proposta de que uma parte significativa do trabalho de constituição dos estudos em Comunicação
deveria ser justamente a realização de um desentranhamento de características do comunicacional. Segue-
se, assim, que não seria logicamente possível pretender uma separação prévia de variáveis para examiná-
las fora de contexto.
Assim, sem disputa de “fronteiras”, o que parece pertinente, nas condições atuais do
conhecimento, não é definir um âmbito exclusivo, mas essencialmente desentranhar – a partir do modo
como o fenômeno comunicacional é visto por outros interesses de conhecimento – perspectivas de
observação deste que consigam superar as singularidades específicas segundo as quais as demais
disciplinas o constituem; para constituí-lo em visadas mais transversais e portanto menos dependentes
daquelas singularidades.
Esse ponto programático é complementado pelo quarto ponto apresentado a seguir, referente a
uma inversão entre o que é considerado essencial e o secundário na ótica das disciplinas vizinhas. O
desentranhamento seria o processo pelo qual conseguiríamos viabilizar a inversão – à diferença de uma
tentativa de “separação” e de abstração de variáveis “não-comunicacionais” – ou seja, que seriam vistas
como irrelevantes.
77
Trabalho mais detidamente a questão do desentranhamento no artigo “O estudo de interfaces como espaço de construção do campo da
comunicação” (Braga, 2004).
67
ou prática que observa o fenômeno comunicacional. Este aparece como questão subsumida, de certo
modo “a serviço” das questões outras de maior interesse. Por exemplo – os processos educacionais, as
estruturas políticas, a experiência estética, etc. Assim, embora percebam a relevância “da comunicação”
para seu próprio trabalho e seus estudos, o comunicacional é observado “de fora” – como um
epifenômeno das questões mais diretamente tratadas ou como variável interveniente (e portanto a ser
observada e cuidada) – mas não como variável principal.
No quinto ponto do programa, assumimos que as perguntas e as hipóteses oferecidas pelas teorias
geradas em outras áreas correspondem a uma preparação que viabiliza derivações disciplinares através da
busca de novas perguntas para além delas. Uma disciplina da Comunicação se desenvolverá sobretudo a
partir do conjunto de perguntas que estejam sendo ou que venham a ser elaboradas sobre fenômenos
comunicacionais. Isso nos oferece a possibilidade de desenvolver questões mais próximas do fenômeno
comunicacional, tentando desentranhá-lo das preocupações que determinam o olhar nas demais
disciplinas, estabelecidas.
O sexto ponto pede, ao lado da reflexão sobre as perguntas disponíveis, da geração de outras
perguntas, e da sistematização de questões de horizonte, o desenvolvimento de hipóteses heurísticas – e
não “explicativas”. Isso é: sua preocupação deve ser menos a de definir o fenômeno (de modo abrangente
ou em aspectos setoriais) ou de cercá-lo teoricamente em formulação rigorosa; e mais de viabilizar
direções refletidas para novas perguntas, mais avançadas e melhor direcionadas.
78
A perspectiva de desenvolver perguntas como parte de um programa de ação para o desentranhamento do comunicacional é desenvolvida
em Braga, 2008 – “Pesquisando perguntas”.
68
É claro que uma área não pode avançar indefinidamente apenas com base em novas e novas
perguntas79, como proposto no quinto ponto acima; e como derivado da característica proposta para as
hipóteses deste sexto ponto. Tal ângulo do programa de trabalho deve ser matizado por duas
considerações. Uma delas corresponde a assumir que uma ênfase em perguntas (mais que na busca
imediata de respostas) seria necessariamente uma fase transitória – justamente como trabalho
preparatório de organização das perguntas já disponíveis e do extricamento de questões de horizonte
assim propiciado.
Outra consideração que propõe matizar o programa de “desenvolver questões” é que, junto com
um bom número de perguntas, respostas começam inevitavelmente a ser produzidas. Respostas se
produzem quase como movimento natural do ser humano em sociedade. Fazer perguntas não-
imediatamente respondíveis exige um outro tipo de esforço intelectual, voltado para o trabalho da dúvida.
Talvez por isso, em determinados momentos, devemos enfatizar a importância central de trabalhar com
perguntas, sem a pressa das respostas concludentes. Estas virão.
Sétimo e último ponto de nosso programa de trabalho (em sua formulação atual) é a perspectiva
de enfrentamento da dispersão de propostas, teorias, perguntas, interpretações e conceitos da área. Mais
crítico que a dependência de “teorias alheias” sobre a comunicação, é o fato de que não tenhamos
conseguido, até hoje, desenvolver âmbitos de trabalho para “pôr em contato” os elementos dessa
dispersão.
Não se trata, é claro, de pensar em uma teoria abrangente que dê conta da dispersão – seja
subsumindo os diferentes ângulos a uma visada epistemológica comum, seja “preferindo” alguns aspectos
do fenômeno e “situar” aí o “conhecimento da área” à exclusão de outros aspectos. Acredito mesmo que
uma das causas para o arrefecimento atual, desde os anos 90, das tentativas de oferta de teorias gerais “no
campo” seja o fato de que, diante da proliferação e da dispersão atuais, qualquer teoria (por mais que
tivesse a pretensão de abrangência) não conseguiria sequer ser percebida como “caracterizadora” do
campo, mas sim como proposta para setor específico80.
79
“Se o impulso que as orienta [as perguntas] para o saber se esgota na mera procura, não é então claro que a Filosofia não serve para nada?
A resposta a essa pergunta tem que ir mais longe [...]. Antes de mais, porque há perguntas que têm resposta. (p.56); “Há um saber que se fixa
em informação adquirida” [mas] “a pergunta pelo saber nunca pode ter resposta definitiva” (p. 57) (Trindade dos Santos, 2000).
80
A rigor, não deve haver nenhuma restrição para desenvolvimentos setoriais deste tipo. As ciências constituídas abrigam sempre uma
grande variedade de “setores”, às vezes mesmo em conflito aberto com outros, e sem dispor de uma teoria geral que os faça parte
domesticada de um conjunto harmônico.
69
dos desafios, desenvolvam suas próprias perspectivas para além de mera reiteração das posturas
assumidas.
Com base nesse trabalho agonístico, tenho a convicção de que o campo avançaria em
consolidação. E pode muito bem vir a se constituir em “disciplina” acolhendo em seu âmbito alguns
segmentos irredutíveis uns aos outros. Mas sempre se realimentando através da própria necessidade de
receber objeções “do outros” e de se reformular internamente em vez de ignorar a crítica.
* * *
Dada a dimensão do programa, a variedade de aspectos a serem cuidados, deve estar evidente que
não se pode propor como um programa de trabalho individual, nem mesmo de pequeno grupo. O número
de variáveis, de objetos, de “ângulos de ataque” é tão diversificado, a dimensão e abrangência do
fenômeno é tal que não se pode imaginar senão que um coletivo diversificado de pesquisadores poderia
desenvolver – trabalhando um ou outro aspecto, segundo suas investigações específicas, aportes
relevantes. Assim, quando afirmo, como o fiz acima, que minha pesquisa atual se propõe como um teste
para esse programa, certamente não tenho a pretensão de dar conta de seu conjunto. Apenas proponho
que estarei trabalhando tentativamente, dentro das lógicas delineadas pelos pontos acima, acionando-as
segundo as especificidades de sua problematização.
Acredito que, através de tal programa de trabalho – na medida de sua alimentação por pesquisas
diferenciadas, por ângulos de reinterpretação próprios às diferentes apropriações, por desenvolvimentos e
70
superações postos por programas similares ou complementares – encontraremos, em constituição e em
processo de consolidação, uma disciplina de conhecimento específico. Que terá desenvolvido em
processo seus próprios critérios sobre “ser uma disciplina”.
Não talvez uma disciplina enquanto forma canônica de ordenar o conhecimento, enquanto
formulação de conceitos específicos, enquanto constituição de um objeto no mundo e de perspectivas
metodológicas para distinguí-lo. Mas certamente um modo de disciplinar a reflexão e a observação
empírica para buscar especificidades, para trabalhar na constituição coletiva de uma área de
conhecimento, para oferecer perguntas e hipóteses heurísticas pelas quais as CHS constituídas (ocupadas
algures, para poder refletir sobre nossas perspectivas) recebam nossa contribuição em conhecimento e
perspectivas a serviço de seus ângulos peculiares de interesse. Certamente uma disciplina do pensamento
e do debate voltados para um trabalho de superar o senso comum – trabalho no qual todos nós,
tentativamente, desenvolvemos reflexões sobre o fenômeno comunicacional na sociedade.
Bibliografia:
BRAGA, José Luiz. Os estudos de interface como espaço de construção do Campo da Comunicação, Contracampo,
vol 10/11, fascículo 2004/2, 2004.
FAUSTO NETO, Tiago. Comunicação, Andança, Restauração – possibilidades de uma episteme comunicacional.
Tese de Doutoramento apresentada aoPPG em Comunicação da ECA/USP, março de 2009.
Resumo: Seguindo a hipótese “a teoria da comunicação depende de uma teoria geral dos vínculos”,
estudo de noções e conceitos da Gnômica, teoria do conhecimento da Nova Psicanálise que parte do
próprio conhecimento para pensar o conhecimento, e considera qualquer formação como conhecimento.
Pensa-se a produção do conhecimento segundo a idéia de Formações do Haver e a de Transa das
Formações, cuja resultante é o que podemos chamar de conhecimento. Comunicação, segundo este
percurso, implica entender tudo que há (o Haver) como uma imensa rede de emergências, na qual se
constituem pólos (com uma região focal e uma infinita região franjal), e ocorrem transações e
transposições entre formações independentemente das focalizações e recortes discursivamente
produzidos.
1. Comunicação e psicanálise
A hipótese inicial é: a teoria da comunicação depende de uma teoria geral dos vínculos para
lastrear a efetividade de suas operações. No sentido de explorar esta hipótese, a presente pesquisa82 tem
recorrido à Nova Psicanálise83, que, nos anos 1980, amplia o conceito freudiano de “pulsão de morte”
para tudo que há e o coloca como fundamental e suficiente para situá-la como teoria em consonância com
a difusão planetária das tecnologias informacionais – daí seu interesse para o campo de estudos da
comunicação.
O conceito de Pulsão é então apresentado conforme a uma Lei que passa a reger o aparelho
teórico da psicanálise: tudo que há deseja não haver. Dito de modo formular: “Haver deseja não-Haver”,
(AÃ) (Magno [1986]: 61-75)84. O deslocamento promovido pela Lei assim formulada dá condições de
tomar tudo que há, o Haver85 (outro conceito importante), segundo uma direção pulsional referida a uma
experiência absoluta que, segundo Freud, é traumática, inarredável e irredutível para tudo e todos: só há
81
Produzido para o Projeto “Crítica Epistemológica: Análise de investigações em curso, com base em critérios epistemológicos, para
desenvolvimentos reflexivos e praxiológicos na pesquisa em Comunicação” (Procad / Capes, 2008: PPGCOMs da Unisinos, UFJF e UFG).
Este artigo, apresentado em Seminário do projeto realizado na Unisinos/RS em maio 2009, retoma e dá seqüência às questões expostas no
texto (Silveira Jr., 2008), apresentado no 1º. Colóquio “Comunicação e conhecimento”, realizado em 06 novembro 2008 como parte do VI
Encontro Regional de Comunicação da UFJF/MG.
82
Inserida no projeto “A transformação dos vínculos”, iniciado em 2006, após o término da pesquisa “Artificialismo total: comunicação e
psicanálise”, que resultou em tese de pós-doutoramento apresentada em 2005 ao Centro de Estudos da Comunicação e Linguagens / UNL,
sob a orientação de José A. Bragança de Miranda. Cf. Silveira Jr., 2006.
83
Reformatação da psicanálise realizada por MD Magno (1938-) ao longo dos anos 1970-90 na Escola de Comunicação / UFRJ.
Inicialmente, chamou-se Nova Psicanálise e, posteriormente, em 1998, NovaMente. Desde então continua sendo aperfeiçoada, divulgada
(mediante a publicação regular da obra de Magno e a realização de seus Falatórios) e interessando pesquisadores, com dissertações e teses
que a aplicam a várias áreas (comunicação, psicologia, filosofia, arquitetura e literatura). Cf.: novamente.org.br
84
As citações das obras de Magno, a seguir, serão indicadas apenas com datas entre colchetes, referentes aos anos em que foram
publicamente apresentadas em seminários e palestras.
85
Haver (A): conjunto aberto de tudo que há e que pode vir a haver. Inclui o chamado Universo.
72
desejo de não haver, e não de haver. Trata-se do conceito puro e simples de Pulsão como força constante
e silenciosa que se aplica no sentido de sua própria e total extinção. É uma concepção que acelera
heuristicamente a consonância, já presente em Freud, com a segunda lei da termodinâmica (permanente
crescimento da entropia), e estende o alcance da pulsão para além do psiquismo.
O movimento pulsional não se exprime claramente – daí uma das declaradas dificuldades de
Freud em demonstrá-lo –, mas sua vigência pode ser inferida da resistência a ele. Resistência esta que é
uma notável característica do Haver, sobretudo do que nele se arrola como vida, como biós (filosófico ou
biológico). Resistência que também é a característica ineliminável do conceito de Formação86, que, como
veremos, se generaliza para o Haver: tudo que há são formações.
Não se trata de superação, dialética ou outra, e sim da suspensão, ainda que por um átimo, do
caráter opositivo das formações que pressionam umas as outras em sua agonística dentro do Haver (entre
as quais, a formação chamada humana). Suspensão esta produzida por uma indiferenciação88 dos sentidos
de seus pólos (cf. a marcação +/- no desenho abaixo) e constituinte da operação chamada Revirão89 para
designar a permanente passagem, em continuidade, de um pólo a outro, que possibilita a criação (não de
sínteses, mas) das próteses90 que caracterizam nosso modo de existir.
A suposição é de que podemos ter aí a indicação de um sentido mais abstrato para a definição dos
86
Para um aprofundamento do conceito, cf. (Medeiros, 2008: 4): “Por formação entende-se toda e qualquer forma, ordenação, articulação ou
estrutura que há, das partículas e anti-partículas a uma ordenação simbólica (humana) qualquer, do código genético e dos ecossistemas vivos
a todo tipo de técnica, língua, conhecimento ou arte. Ou ainda, toda e qualquer forma comparecente como matéria, vida ou artefato, para usar
os termos das teorias da complexidade e da auto-organização...”
87
Expressão designativa de que tudo no Haver comparece como formação (o que quer que se forme: pedras, ar, pensamentos, etc.), inclusive
as formações ditas psíquicas. Qualquer formação do Haver se movimenta no empuxo da Lei, como ressonância ou metáfora da
impossibilidade última de Haver (A) passar a não-Haver (Ã). Cf. nota acima
88
Trata-se aí da in-diferença ou in-diferenciação que ocorre no ponto neutro do Revirão (cf. desenho, a seguir no texto): as diferenças (não
se eliminam, mas) se equivalem e se disponibilizam a uma hiperdeterminação. O que hiperdetermina tudo que há, o Haver, em seu
movimento de estados e modalizações é sua Causa (não-Haver), que lhe é tão exterior que nem há, mas que nele se inscreve de algum modo
e se reinscreve na espécie humana.
89
Conceito introduzido em Magno [1982].
90
Há um fundamento protético para a emergência de qualquer oposição. Assim, “no jogo opositivo da tese com sua antítese, não se trata de
formular nenhuma síntese. Pode-se, sim, formular um salto quantitativo ou qualitativo por cima da oposição”. É uma Prótese “nos dois
sentidos: como anterioridade tética de uma tese em relação com sua antítese; e como um postiço, uma fatura, um artifício do Haver” ([1991]:
139). Recupera-se das idéias freudianas de Bejahung (afirmação anterior a qualquer (de)negação), de sentido opositivo das palavras
primitivas, e de Unheimliche (estranho e familiar), por exemplo, a “base protética de cada movimentação dialética entre opostos que se nos
apresentam na vida e no pensamento” (p. 144). Daí, então, afirmar-se que o específico do humano é a possibilidade de reviramento e o que
tudo que seja por ele tocado é situável no nível do pró-tético ([1992]: 102).
73
vínculos, humanos ou não, e das intencionalidades adscritas a eles. Indicação também da possibilidade de
retirar a metodologia de análise dos acontecimentos da nodulação conceitual do ser, da verdade e do
sujeito91, que tem norteado a maioria das abordagens dos estudos da comunicação. Estas são abordagens
devedoras de práticas interpretativas de linhagem filosófica, as quais, por mais refinadas que sejam, não
têm se mostrado capazes de escapar de uma finalidade vitalista tida como fundamental, verdadeira,
saudável e objetivável como normal ou mesmo co-natural. Tomar o pulsional como base implica uma
consideração não-interpretativa dos acontecimentos, o que se justifica, entre outras coisas, pelo fato de a
atual transfusão informacional evidenciar a todo instante que, no fim das contas, qualquer interpretação
não passa de ser mais uma entre outras possíveis, e só pode ser tomada como referência hegemônica em
função de alguma conjunção interesseira de forças da situação estabelecida.
O Revirão é operativo em tudo que há, mas o humano, diferentemente dos outros vivos, é a única
formação conhecida a portá-lo em sua corporeidade. Para ele, o avesso de tudo que se apresenta também
é pensável (e mesmo exigível): noite / luz elétrica, ausência de asas / avião... É esta a essência do desejo
que o habita, a qual pode ser detectada no decorrer da história em depoimentos de poetas e místicos, em
invenções científicas e artísticas, em idéias como a de “eterno retorno”, etc.
Para efeitos didáticos, desenha-se o Revirão e suas operações segundo o percurso longitudinal
mediano – denominado “oito interior” pelos matemáticos – sobre a superfície topológica unilátera
chamada banda, cinta ou fita de Moebius ([1999]: 37-80). Neste percurso, passa-se em continuidade da
posição (+) de determinado ponto a seu avesso (-) e é possível mostrar: as posições opostas, as diferenças
(+/-); o ponto neutro, no qual ocorre a in-diferenciação dos opostos e a passagem de um a outro; e a
Diferença última (requerida, porém impossível de ser transposta) entre tudo que há (A) e o não-Haver
almejado (Ã).
Lei: AÃ
+
Recalque
Vínculos relativos
Revirão A
–
91
Conforme referido, por exemplo, em Badiou, 1989: 12.
74
Pensar tudo como formação implica também considerar o Recalque que sustenta a existência de
qualquer formação. Recalque este que jamais é definitivo, mas que momentaneamente92 exclui a
manifestação de formações opostas às que estão em vigor e, junto, paralisa o processo de avessamento.
Portanto, toda formação se apresenta como recalcante ou recalcada no campo das possibilidades de
manifestação. Por isso, mesmo que as rebeliões (sociais, científicas ou outras) no decorrer da história
instaurem novas formações, não têm como evitar que, uma vez em vigor, estas se tornem recalcantes de
outras tidas como ameaça à sua configuração.
Vimos, então: o conceito fundamental de Pulsão e sua Lei; a impossibilidade de passagem a não-
Haver; a conseqüente operação do Revirão e o processo de indiferenciação; e a idéia de Formações do
Haver como resistências, como resultantes de recalques ao movimento pulsional.
Em seqüência ao que foi dito sobre a inevitável condenação ao Haver, acrescente-se que é dentro
desta condenação que se produzem e ocorrem os vínculos, nossos e de tudo que há. Se considerarmos que
tudo que comparece no campo do Haver força à vinculação93, como supõe outro conceito freudiano
importante, o de transferência (Übertragung), é possível entender como são relativos os vínculos
produzidos no âmbito das oposições (+/-, no desenho acima) presentes nas rotinas do mundo (amor /
ódio, por exemplo). São vínculos demasiado dependentes das formações primárias (naturais, biológicas) e
secundárias (culturais, simbólicas), as quais sempre se mostram reativas a qualquer tentativa de
transformação, sem entretanto conseguir impedir a constante oscilação de um pólo a outro (amor passar a
ódio e vice-versa, p. ex.).
Mas há um tipo de vínculo que não é relativo, um vínculo originário, chamado Vínculo Absoluto,
no qual ocorre a suspensão das oposições, ou seja, a possibilidade de indiferenciação94 que os humanos
portam como distinção para com os demais vivos ([1993]: 9). Todos se vinculam absolutamente a esse
lugar neutro (cf. desenho), e não entre si. Nele, a referência é à Lei pulsional e qualquer conteúdo se
relativiza necessariamente, pois a única diferença que importa aí é aquela intransponível entre Haver e
não-Haver (A/Ã). A enorme massa dos recalques que caracteriza o cotidiano dos vínculos relativos é que
impede nossa referência indiferenciante de ser operativa com mais freqüência, e, portanto, que a força da
pressão (e de opressão, sobretudo) desses vínculos seja modulada (com possibilidades de ser minorada)
pelo vigor do Vínculo Absoluto.
92
O que pode significar milênios, dado o investimento necessário à sua suspensão. Por exemplo, suspensão do imperativo recalcante da lei
da gravidade com a teoria da relatividade, ou dos dois mil anos de dominância do cristianismo no Ocidente com a difusão da tecnologia e
seus efeitos sobre o entendimento dos processos biológicos e mentais...
93
A tudo que há ou que venha a haver só é dada a possibilidade de haver vincularmente.
94
Cf. nota 8 acima.
75
Entende-se que tudo que há se expressa em função da disponibilidade de vinculação existente em
três mega-registros do Haver95: Primário, Secundário e Originário. Cada um deles portador de um tipo de
recalque e com sua vinculação específica: vínculos relativos (primários e secundários) e o Vínculo
Absoluto (originário). Este, como visto acima, está a maior parte do tempo submerso na massa dos recal-
ques dos registros primário e secundário, mas nem por isso deixa de estar permanentemente disponível
nas Transas96 das formações como possibilidade de destacar a vinculação indiferenciante. Para aquém
desta vinculação absoluta (desconteudizante e desprendida de qualquer formação ‘interna’ do Haver), é
praticamente impossível uma vinculação que não tenha características secundárias.
Temos, então, uma vinculação superior, absoluta, originária; e dois modos de vinculação
secundária: a vinculação secundária própria (suspensão das oposições propiciadora das criações e
invenções) e a de baixa extração, reificante, que imita o etológico do registro primário (vinculação neo-
95
Embora diferentes, não são registros heterogêneos. No humano, por exemplo, as formações primárias estão de tal modo imbricadas às
secundárias que se torna difícil estabelecer onde começam umas e terminam outras. Daí a diferença nartureza/cultura, necessária ao
estruturalismo, perder sua suposta nitidez.
96
Define-se como Transas das Formações o que ocorre entre as formações e suas conseqüentes resultantes. O termo transa é adequado ao
contexto das formações, pois, além de incluir suas transações, transiências e transformações, também supõe um ineliminável transe
transferencial aí em jogo.
97
Cf. (Lorenz [1965]: 9-10): “...padrões comportamentais são características tão confiáveis e conservadas nas espécies quanto as formas dos
ossos, dos dentes, ou de qualquer outra estrutura corporal. [...] A persistência conservativa de padrões comportamentais, mesmo depois de
sobreviverem na evolução de uma espécie à sua função original, é exatamente a mesma dos órgãos. [...] Admitir que padrões
comportamentais têm evolução exatamente igual à dos órgãos leva ao reconhecimento de outro fato: eles também têm o mesmo tipo de
transmissão hereditária”.
76
98
etológica ). Neste regime primário, temos as vinculações em estado bruto, que são etológicas
propriamente ditas e autossomáticas. Esquematizando:
• Vinculações relativas:
1) Vínculos primários: resultantes das inscrições já existentes nos corpos biológicos (autossoma e etossoma) e na
chamada “natureza” e suas supostas regularidades.
2) Vínculos secundários: uma vez que o regime originário está inscrito de saída no humano, surgem vínculos que
repetem o que ocorre no regime primário, mas baseados em fixações operadas simbolicamente, metaforicamente. Eles podem
resultar em criação de próteses, mas facilmente se transformam em neo-etologia paralisante dos movimentos inventivos por
serem vínculos relativos às conteudizações promovidas pelos elementos mínimos dessas fixações, as quais forçam (não sua
transformação, mas) sua repetição incessante.
• Vinculação absoluta:
3) Vínculo Absoluto: a presença do Revirão vincula todos da espécie humana ao fato de serem vinculares, i.e., a
estarem vinculados à relação entre a possibilidade de indiferenciação dos vínculos relativos e a exasperação desta
indiferenciação diante do ponto de não-atingimento da extinção (denominada “não-Haver”) buscada pelo movimento
pulsional.
Vamos agora a algumas noções e idéias da Gnômica ([1991, v.I]: 96, e [2000/2001]: 59-95), teoria
criada pela Nova Psicanálise para investigar as condições e desempenhos da produção do conhecimento
(científico ou outro) no sentido de mapear acontecimentos, pensamentos e coisas – i.e., as formações –,
suas relações, jogos, transformações, encaixes e resultantes. Ela nos interessa, pois seu modo de operação
é a Transformática ([1996]: 391 e [1998]), que se propõe como uma teoria da comunicação e busca
descrever, acompanhar e intervir nos processos de coleta e arquivamento das relações e transposições
entre as formações.
A Gnômica reduz toda e qualquer havência (material ou imaterial) a Formações do Haver a serem
consideradas segundo os diversos níveis possíveis de abordagem. Postulado, então, que tudo que há são
formações, as quais emergem numa rede considerada infinita, toma-se o que quer que se expresse como
da ordem do conhecimento – restando aferir seu nível de adequação a quê, quando, onde e como. Trata-se
de uma abordagem não-interpretativa99 dos fatos, já que ler uma situação e interpretá-la pertencem ao
mesmo campo da cultura, sendo apenas a hermenêutica regional do cotidiano. Para a Gnômica, ao
contrário, como supõe que tudo ocorre em meio a um artificialismo total (Silveira Jr., 2006), visa-se
buscar a Arte (no sentido de articulação e artifício) mediante a qual se produzam entendimentos
abrangentes sobre as formações do Haver como fatos que são e seja possível induzir fatos novos (Magno
98
Vinculações nacionais ou religiosas baseadas em etnia, por exemplo.
99
Cf. item 1 acima.
77
[1990, v.II]: 170). Daí, ao contrário do lema nietzscheano, afirmar-se que só há fatos, não há
interpretações ([1995]: 238).
Como o termo transa engloba não só a idéia transação, mas igualmente as de transe e transiência
das formações, afirma-se também que não há necessidade de pensar em sujeito ou objeto aí. Pode-se
pensar, sim, em redes de interfaces, em formações interativas ([1995]: 191-209), de cuja pura e simples
conectividade (vincularidade) resultam conhecimentos. Uma idéia de fundo importante da teoria é a de
considerar o campo de emergência das formações como homogêneo. Nele, constantemente ocorre a
passagem de uma situação a outra e o que há é sempre a mesma coisa comparecendo como formações
diferentes ([2005]: 138). É só a força de resistência que dá a idéia de haver uma diferença ou uma
fronteira intransponível entre as formações100, mas não há nada por baixo (sub-jetivo) ou diante (ob-
jetivo) de uma formação. São formações umas ao lado (ad-jetivo) das outras em transa permanente, com
maior ou menor transitividade.
A Gnômica é uma teoria polar do conhecimento. Para ela, tudo que há é uma imensa rede de
emergências, na qual se constituem pólos (com uma região focal e uma infinita região franjal), e ocorrem
transas entre formações independentemente das focalizações e recortes discursivamente produzidos. Ela
considera qualquer formação como conhecimento, o que implica uma pragmática que sempre parte do
próprio conhecimento em sua tentativa de pensar o conhecimento ([2008]). Observe-se que, além de
considerar o que quer que se manifeste como da ordem do conhecimento, tampouco é trivial postular que
qualquer formação seja conhecimento, independentemente da intervenção humana. Retira-se, assim, a
exclusão usual101 que toma como conhecimento apenas o que é produzido em campos ditos científicos ou
assemelhados. Ao contrário, o interesse é dirigido a tudo que se manifesta ou pode manifestar-se por
tomá-lo como conhecimento de algum nível passível de ser destacado. Uma manifestação dita natural (o
surgimento de uma planta, por exemplo) ou o dito de um louco não é menos conhecimento do que uma
fórmula produzida por um cientista, cabendo apenas estabelecer o nível e a adequação às situações do
momento.
É, portanto, um projeto com ampla vocação inclusiva. Ele tem condições de posicionar-se assim,
pois a consideração que propõe coloca tudo sob o vigor da possibilidade de hiperdeterminação referida na
nota 8 acima. Sobretudo, é um projeto que se quer apto a instrumentar políticas ad hoc, que são aquelas
necessárias para dar conta das situações de nodulação inesperada, dispersão e fluidez dos acontecimentos
de nossa contemporaneidade, os quais não mais aceitam os procedimentos de classificação e exclusão
100
Isto não significa que haja tradutibilidade entre elas. Caso contrário, recairíamos na idéia de interpretação. Aliás, o mais freqüente é a
desconfiança de uma formação em relação à outra, tanto no caso do humano quanto do não-humano. É o que a experiência psicanalítica não
se cansa de constatar no psiquismo, que uma formação não conversa francamente com outra. Dada essa desconfiança, a suposição é de haver
uma paranóia intrínseca às formações, a qual paranóia é extensiva ao conhecimento resultante de suas transas. Não se trata necessariamente
de psicose paranóica, mas da paranóia fundamentada no simples fato de haver existência, ou seja, formações (resistências, sintomas).
101
Exclusão que há, por exemplo, na distinção grega entre opinião (doxa) e conhecimento (episteme). Não se trata aqui de dizer que sejam o
mesmo, e sim que ambos são conhecimento de algum nível correspondente a algum Haver, o qual nível pode ser aferido de algum modo.
78
(social, política, econômica, teórica, mental...) que puderam mostrar eficácia de entendimentos até o
século passado.
Para finalizar e endereçar a via do presente projeto de pesquisa, registre-se que a tarefa é de reparar
Bibliografia:
Resumo:
Estuda-se as transformações do conceito de enunciação a partir de duas dimensões – de caráter teórico-
metodológico e de natureza teórica-epistemológica - tomando como referência o trabalho analítico sobre
os processos midiáticos de produção de sentido no contexto da “sociedade dos meios” e da “sociedade da
midiatização”. Aponta-se para o fato de que a midiatização, ao produzir a emergência de novos objetos,
institui novos modos de operações enunciativas, objetos que solicitam proposições, procedimentos e
princípios que os examinem da perspectiva da complexidade e não das linearidade.
Duas dimensões sobre o conceito de enunciação têm nos preocupado ao longo dos últimos
tempos, no âmbito da investigação sobre o trabalho midiático de produção de sentido. A primeira de
caráter teórica-metodológica e a segunda mais diretamente relacionada com aspectos teóricos-
epistemológicos.
Algumas meditações são formuladas aqui, na forma de anotações sobre como estes novos objetos
– “dóceis”, “contingentes” ou “desarticulados” reformulam o ato de enunciação, mas também os
fundamentos epistêmicos – teoricos e metodologicos sobre os quais repousariam possibilidades em
esclarecê-los.
No primeiro caso, partimos do uso do conceito referido na esfera dos estudos discursivos
relacionados com a mídia (Verón, 1978), que, a seu turno se apropriava da noção que se deslocava das
fronteiras de angulações estritamente linguísticas, onde também esforços analíticos propostos por
Benveniste (1969) se concentravam para examinar condições voltadas para transformar a língua em fala.
Ali, estudava-se as condições em que o ‘sujeito falante’ se presentificava na esfera da linguagem e no seu
funcionamento. Como já se nota, o conceito desloca-se de um objeto à objeto, dinamizado que é também
pelo trabalho teórico e por operações metodológicas. Tais deslocamentos tinham como pano de fundo, os
desafios impostos aos estudos sobre produção de sentidos e que até então se encontravam presos à uma
‘linguística da língua’. O aporte benvenistiano significava um avanço sobre as formulações saussereanas,
80
na medida em que encontraram uma brecha para recuperar a existência do “sujeito falante”, aspecto este
que havia sido deixado de fora por este “primeiro andar” da “máquina estruturalista”.
Este conceito povoa vários estudos, situando a ‘virada’ das interrogações acerca da questão do
sujeito, seus modos de apropriação da língua para transformá-la em fala, e se nela deixar presente, através
de marcas, na esfera da linguagem, em condição de discurso.
Trata-se sem dúvida de um conceito iluminador e que, pelo menos por meio século “pilotou” sua
intervenção no domínio dos estudos linguísticos; invadiu territórios nunca dantes vistos, conforme foi o
seu diálogo com a psicanálise; e serviu densa e, largamente, para a instalação da “primeira plataforma” de
estudos discursivos sobre o trabalho de produção de sentido no âmbito da produção midiática. Devemos
já aí assinalar com forte ênfase, a existência de uma “cadeia de pensamentos” que poderia não mais
longe, remissivamente, vinculando autores e suas obras (Veron < Barthes < Levi-Strauss < Lacan <
Benveniste < Bakhtin < Saussure < Freud). É uma espécie de encadeamento que transcende a noção de
“fundações”, ou de “fundadores”, uma vez que as disciplinas e suas proposições teóricas se fazem no
estabelecimento de um passo-a-passo entre remissivas e novas indicações. Resultava do diálogo e das
incidências de formulações de um objeto imediato à um objeto dinamizado, lembrando a hipótese
segundo a qual um discurso serve como condição de produção para um outro discurso.
Mesmo assim no âmbito da “sociedade dos meios” preocupações com estudos sobre a enunciação
despontam de modo pioneiro. E, pode-se dizer, que já aí as mídias são convertidos em objetos de
conhecimento. São transformados em espécies de atores na medida em que são situados e reconhecidos
dentro de um determinado campo social, no caso o campo das mídias. Suas práticas são consideradas
como uma espécie de atividade central, mesmo “protagônica”, pois realizam tarefas estratégicas na
construção de interações entre os demais campos. À época da emergência desta problemática, um dos
seus estudiosos chegou mesmo a comentar que as mídias desempenham como trabalho, a tarefa de
superintender as dinâmicas de outros campos sociais através de suas competências tecno-simbólica-
discursivas (Rodrigues, 1992). Sendo a natureza deste trabalho de ordem tecno-discursiva, suas
configurações se destacam como novos objetos, na medida em que o funcionamento deste tipo de
relações entre práticas midiáticas e não-midiáticas somente poderiam ser formalizadas e analisadas, pelo
ângulo do funcionamento enunciativo-discursivo. É, por isso, nas últimas décadas do século passado, a
problemática do discurso estivesse em voga, recorrendo-se ao conceito de enunciação para se descrever
um peculiar trabalho deste “lugar-leitor”, a mídia em sua relação a outros campos sociais. Por exemplo, é
neste contexto que se estuda a tematização pública de assuntos complexos como a AIDS, via a construção
discursiva das mídias; os processos de apropriação de lógicas midiáticas por parte de outras práticas
sociais não-midiáticas; descrição de estratégias de discursos políticos, tomando-se como referência o
funcionamento dos mesmos pelo viés de operações de mídia, dentre outros objetos. Impulsiona-se
largamente este formato de estudos, e é graças aos mesmos que, de certa forma abandona-se as
preocupações conteudísticas-morfológicas e no lugar delas instaura-se o interesse pela descrição de
marcas discursivas, segundo motivações voltados para operações enunciativas. Ou seja, a enunciação
funciona como uma categoria descritiva para descrever como operações e estratégias midiáticas serviam
como condição de referência para descrição de processos de inteligibilidades acerca do funcionamento
dos campos sociais e, de suas lutas de sentidos.
Convém ainda lembrar que neste contexto em que as mídias recebem uma delegação
representacional, é que afloram os estudos sobre as linguagens. Recorre-se a um certo emprego do
conceito de enunciação que atualiza suas injunções linguísticas, uma vez que o que se deseja com o
trabalho na analítico sobre funcionamento discursivo da mídia, é justamente mostrar, segundo
preocupações descritivas, como eles fazem para produzir “realidades”.
Vale destacar que se vivíamos uma problemática de fronteiras de campos, cujas práticas
discursivas se acantonavam ainda no âmbito dos seus limites, questões relativas à processualidade da
enunciação e sua ação sobre praticas sociais diferentes, se situavam, porém, no âmbito destes limites, a
serviço de campos e não de processos por estes postos em práticas. Nestas condições, a dimensão do
funcionamento discursivo se restringia, de modo predominante, à descrição e classificação das
linguagens, enquanto formas subordinadas à estratégias dos campos.
Parece-nos que o marco que assinala a “exaustão” desta problemática, na qual o conceito de
enunciação é tomado como uma referência metodológica, sem a devida elaboração crítico-analítica sobre
a sua constituição, é a emergência da midiatização como uma segunda fase do desenvolvimento dos
fenômenos da mídia. Trata-se de problemática complexa, que atravessa a sociedade como um todo, e que
não destaca as mídias apenas como uma categoria central, enfatizando suas presenças em si mesmas.
Procura mostrar a complexificação dos processos de organização, estruturação e funcionamento dos
sentidos que permeia o âmbito das instituições midiáticas e não midiáticas, seus atores, seus produtos, em
suma permeando, através de linguagens complexas, a sociedade como um todo, gerando uma nova
processualidade caracterizada por elementos e operações de sentido que afetam e atravessam todas as
práticas sociais e enunciativas.
A midiatização desloca a problemática dos meios do âmbito dos campos sociais, e mesmo a dos
meios em si, para a dos processos complexificando a própria noção de processos midiáticos na medida
em que estes passam a ser vistos e envolvidos em novas dinâmicas e novas estruturações. A intensa
atividade desta ambiência submetida à tais lógicas, dá origem não só a novos processos de interação,
como à meios que assim se destacam como espécie de novo “objeto circulante contigente”, resultante da
complexificação de uma nova ordem imposta pela “sociedade da informação”. Tal questão produz
também suas afetações sobre ângulos da investigação cientifica. Se outrora fenômenos de mídia – e elas
próprias – e destacavam como objeto de conhecimentos de algumas disciplinas científicas, teorias sociais
e culturais passam a, não só se referir de maneira crescente aos meios, mas nestes se concentrar tendo-os
como objeto de investigação. Isso leva a admitir que, tanto a sociedade como a teoria se subordinariam ao
paradigma dos meios, o que apontaria a emergência de uma teoria midiática propriamente, dita. Esta, diz
Lasch, “somente é possível em uma época na qual a vida social e cultural foi saturada pelos meios”
(2005: 119;120;122).
Conforme dizíamos, esta realidade transforma aquela que então, produzia a interrupção do contato
direto entre os indivíduos – pela interposição crescente da técnica – em uma nova realidade de interação.
86
No contexto da midiatização, as técnicas convertidas em meios e dispositivos, geram intensos e novos
modos de contato entre instituições e atores e a matéria significante é complexificada por novos
processos e operações de enunciação que deixam de se constituir e de se manifestar tão somente, através
de operações linguísticas stricto sensu.
Tais novas formas de contatos, decorrentes da lógica da midiatização e do seu modo de existência
- fundadas em novas relações de envios e reenvios complexos de mensagens - fazem com que as
instituições se afetem entre si, segundo novas modalidades de vínculos, o mesmo acontecendo entre os
atores individuais (na esfera de sentimentos, familiares, etc). Os próprios meios são afetados entre si,
disso discorrendo novas formas de diálogos entre eles, por exemplo, os modos como a imprensa escrita e
a tevê se afetam reciprocamente (...). Provocaram transformações profundas nas modalidades de gestão
governamental(...)inclusive nos mecanismos internos de governo. As lógicas midiáticas afetam os modos
de funcionamento do sistema político que, a sua vez, afetam os meios, que modificam por conta disso, as
modalidades de construção dos programas periodísticos da tevê. A cultura interna das organizações se
transforma por obra dos meios, não havendo também setor da vida cotidiana que não tenha tido
profundamente tal repercussão, nos últimos trinta anos: a família, a relação com corpo, saúde, vida
sentimental, alimentação, utilização do tempo livre, etc (Verón, 1997:8).
Se Benveniste, em seu texto inaugural sobre a enunciação, destacava atenção para a singularidade
do ato do sujeito, ao se apropriar da língua para transformá-la em discurso, em tempos de midiatização
muda o status as próprias condições e a situação propriamente dita na qual o ato enunciativo se produz.
Como dissemos acima, a matéria significante é complexificada, submetida à novos regimes de produção,
estruturada em torno de novas lógicas de contato, em suma submetida às novas condições de
comunicação, e segundo fundamentos desta nova ambiência. Há um novo “regime” de produção de
sentido que relativiza as dimensões determinísticas e consciencialísticas sobre os quais se fundava o
trabalho de produção de sentidos realizado por âmbitos de produção de mensagens.
Durante, pelo menos, uma década, o intervalo entre produtores e receptores de mensagem foi
considerado um “problema insondável”. Impossível pensar a problemática de circulação da perspectiva
dos modelos clássicos de estudos de enunciação. A “interrupção do contato” aludida por Luhmann, gera
como efeito a cristalização de novos formatos de polos enunciativos, evidenciando um novo modelo de
trabalho enunciativo, centrado em operações de auto-referências, e através das quais as mídias
anunciavam a construção de sua própria realidade.
Tal “intervalo” não poderia ser descrito no contexto de midiatização, uma vez que o que se
buscava outrora eram os pontos de articulação entre produtores e receptores de discursos, ambos
conectados por uma lógica de natureza linear. Deve ser dito é que estes polos, produção e recepção, não
garantem necessariamente “pontos de articulação” pelo fato de cada um desenvolver enunciações a partir
de lógicas próprias, situadas em sistemas específicos, a partir das quais travam contatos entre si. O
87
conceito de intervalo parece recobrir uma problemática mais “clássica” o que não parece ser aquela que
já caracteriza “a sociedade dos meios” na qual a circulação de mensagens, entre produtores e receptores,
já apresentava contudo, uma distância praticamente nula (Verón, 1968). O que estamos enfatizando é que
na sociedade midiatizada o fenômeno da circulação apresenta-se de modo inteiramente marcado com
outra configuração. Sua “insondabilidade” já não parece ser um problema crucial, já que é possível, em
termos enunciativos, indicar não só a sua existência num nível visível, como as suas próprias
manifestações. Algo que o jornalismo moderno, no seu diálogo com a internet está fazendo todos os
dias102.
Tentemos, nesta parte final, examinar alguns aspectos destas questões sobre os fundamentos que
podem orientar o trabalho analítico, e os procedimentos que podem daí derivar como “esquemas”
voltados para a descrição de interpretação do funcionamento destes “objetos emergentes”.
Em texto publicado no início deste milênio, Jesus-Martin Barbero, ao discutir as relações entre
razão técnica e razão política, introduz novos modos de configurar a problemática das mediações,
examinando suas manifestações a partir de racionalidades bastante distintas daquelas que orientavam seus
marcos analíticos sobre as relações entre práticas midiáticas e não midiáticas. Faz observações criticas
sobre a concepção instrumental da comunicação, relembrando algo já situado por este texto mais acima:
“o meio não se limita a veicular ou traduzir as representações existentes, nem pode tampouco substituí-
las, uma vez que passaram a constituir cena fundamental da vida publica” (Martin-Barbero, 2004:31).
Introduz categorias distintas àquelas que marcaram sua obra “Dos Meios às Mediações” para explicar o
funcionamento desta nova ambiência, bem como da emergência dos seus novos objetos. Lembra, por
exemplo, que os meios potencializam dimensões afetivas e rituais que, ao invés de despolitizar a política,
tratam de introduzir na esfera da racionalidade formal aspectos que o racionalismo do “contrato social”,
acreditou poder superar (Martin-Barbero, 2004:31). Alude a um novo tipo de sociabilidade, como efeito
destas novas configurações midiáticas e suas relações sobre as diferentes práticas sociais, ao chamar
atenção para a importância que tem a re-introdução do sensível e não só do mensurável, no
102
WESCHENFELDER, Aline. Por dentro de Por Dentro do Globo. Paper produzido no âmbito da pesquisa “Mutações nos processos de
noticiabilidade: novas estratégias de enunciação do discurso jornalístico”, PPGCOM-UNISINOS. São Leopoldo, 2008.
88
funcionamento das práticas significantes, e em consequência destes novos agenciamentos.
Particularmente, no que nos interessa, pergunta: “o que levou a política a encontrar seu modelo de
comunicação nos meios e nas tecnologias massivas” (...). E, neste ângulo, situa a especificidade de um
novo modo de enunciar, que vem no bojo de objetos que resultam desta complexidade que caracteriza
hoje, não só um novo modo de organização e de funcionamento dos campos sociais, mas suas novas
processualidades. Diz-nos Barbero: “Se a televisão exige à política negociar as formas de sua mediação é
porque esse meio lhe proporciona, pela primeira vez, o acesso ao “eixo do olhar” (Verón, 1987), desde
que a política não só pode penetrar o espaço doméstico, mas também reintroduzir em seu discurso a
corporeidade, a gestualidade e a teatralidade, isto é a materialidade significante de que está feita, segundo
Goffman, “a interação social cotidiana” (Martin-Barbero, 2004:34). A complexidade de investimentos
enunciativos aludidos por Barbero, não deixa de ter referência com o ambiente no qual estes se gestam e
que se caracterizam pela multimodalidade de operações, cruzamentos, contatos, bifurcações, em suma,
processualidades agenciadas por complexos dispositivos.
Nesta nova ambiência, dois tipos de dispositivos, reunindo três operadores, se contatam ou se
entrecruzam em suas dinâmicas e manifestações: a de natureza sociotécnica que dá, por sua configuração
e fluxos, conformidade a ambiência midiatizante. E a rede interdiscursiva que desloca para um âmbito
complexo – o da plataforma circulatória – as lógicas sobre as quais se assentariam a produção de um
novo trabalho da enunciação. De modo didático, Henri Jenkis, professor do MIT, descreve este
cruzamento de operações e de agenciamentos de dispositivos para explicar a noção deste ambiente e suas
operações: “é vivermos em um mundo em que toda historia que é contada a alguém passa por diversos
veículos, como tv, cinema, celular, internet, videogames. E em que o fluxo dessa historia é moldado tanto
por decisões tomadas pelas companhias que produziram o conteúdo, quanto pelos indivíduos que
recebem”103. Aqui já não estarmos mais situados em uma problemática de campos sociais, conforme
vimos ao longo dos últimos tempos. Mas em algo novo, uma nova realidade que faz emergir objetos
complexos. Tal realidade impõe-se através de fenômenos intensos, imediatos e que encontram
dificuldades de duas ordens, para serem dinamizados, explicados especialmente por alguns modelos
teóricos. De um lado, pelo fato dos modelos disponíveis para explicar, a questão da “cultura de
convergência”, como um dos aspectos da midiatização, servirem apenas para replicar o objeto em si
mesmo, nos termos de suas primeiras manifestações. Neste caso, o objeto “oferece” as inteligibilidades
sobre as possibilidades interpretativas acerca do seu modo de ser. Ou seja, a teoria estaria assim, colada
ao próprio objeto, que a seu turno geraria “teorias endógenas” à sua manifestação. De outro lado, temos a
recursividade dedutiva através da qual elege-se modelos analíticos como ponto de partida para explorar
fenômenos complexos e que, muitas vezes são datados em contextos totalmente distintos daqueles outros,
e das condições histórico-científicas sobre as quais foram construídos respectivos modelos.
103
É com você, leitor – Superinteressante - p.17, março, 2009.
89
A enunciação em tempos de complexidade – é um novo objeto e está associado diretamente com o
funcionamento das práticas significantes no âmbito da midiatização.
Alguns estudos que dão “passos inaugurais” nesta direção, procuram ressaltar que conceitos e
experimentações analíticas que marcavam a enunciação na “sociedade dos meios”, como os de
defasagem; diferença; desajuste, etc (para aludir ao o processo de dessimetrias entre processos de
produção e de recepção de discursos) parecem, hoje, insuficientes para explicar o funcionamento da
matéria significante nestas complexas realidades que envolvem as processualidades e as operações
enunciativas ali praticadas.. Isto é, diferentes práticas sociais postas em funcionamento por novos regimes
enunciativos.
Se Benveniste não pôde prever esta realidade que emergiria com toda força, quarenta anos após
suas formulações, apontou contudo para o fato de que o trabalho da enunciação e seus efeitos, não estaria
subordinado apenas ao ato individual do sujeito, na sua relação com a “máquina lingüística”. Disse-nos,
textualmente que este ato, enquanto estaria situado em um feixe de relações. E lembra-nos referencia ao
relacional: “na enunciação, nós consideramos sucessivamente, o ato mesmo, as situações onde ele se
realiza e os instrumentos de sua realização (Benveniste, 1981:1974). Ou seja, é aquilo que compõe o
conjunto de condições que definem as possibilidades de elaboração do trabalho da enunciação.
Podemos considerar que o ofício analítico da investigação é também um ato enunciativo que
envolve o sujeito, o objeto que se apresenta com sua complexidade no estado de imediatez; e o esquema
teórico com quem o sujeito dialoga tensionado pelas provocações e injunções do objeto neste seu estado
inicial. Provocado por esta interação, o objeto pode ser dinamizado, deixando-se aflorar permitindo que
igualmente aflorem, como efeito deste trabalho, outros componentes que compõem a estrutura.
No ambiente da midiatização, a circulação desloca para uma dinâmica que lhe é específica,
manifestações do que até então parecia ser questões restritas a produção e à recepção. Não se trata da
diluição da existência dos âmbitos da produção e da recepção, onde as instituições e atores, segundo
lógicas diferentes tecem também em temporalidades distintas, operações de sentidos. Contudo, devemos
destacar a existência de um espaço compartido cujo modo de ser dissolve fronteiras fazendo emergir no
lugar destas uma nova configuração, chamemos isso “redes interdiscurssivas” ou “zonas de pregnâncias”.
Como estas questões que envolvem ambientes complexos e objetos contingentes e errantes,
podem tencionar o trabalho da investigação? As matrizes epistemológicas de que nos valemos para
definir nossos esquemas analíticos?
Bachelard nos aponta a importância que teria para os cientistas ultrapassagem das fronteiras, uma
vez que “a fronteira científica é menos um limite do que uma zona de pensamentos particularmente
ativos, um domínio de assimilação. Filosoficamente, toda fronteira absoluta proposta à ciência é a marca
de um problema mal proposto” (Bachelard: 1971:25, 26). Levi-Strauss definido como um dos “pais” da
91
“ciência do concreto” (as estruturas) lembra que a ciência moderna produziu uma ruptura ao separar
qualidades secundárias – dados da sensibilidade, cores, sabores, ruídos, texturas – das qualidades
primárias. Mas enfatiza que são tais qualidades a quem se atribui não tributárias de sentidos (as
primárias), que constituem a verdadeira realidade. (Levi-Strauss; Eribon: 2005, 159) Tais questões trazem
assim à tona a especificidade do lugar analisador destas processualidades.
As teorias que cuidaram sobre a questão dos sentidos, interferiram fortemente sobre “o lugar de
análise” das operações de sentidos dos processos midiáticos, e sustentaram as hipóteses de que o trabalho
da análise implicava no fato do pesquisador (o analista) ver o processo de funcionamento midiático do
lugar do próprio ator ou, seu lugar produtivo, como se a questão do sentido estivesse afixada apenas no
âmbito da produção, e submetida a uma engenharia de caráter determinístico. Repousava neste ponto de
vista, uma forte condensação acerca de pressupostos segundo os quais a construção de sentido resultaria
de um trabalho linear em que as intenções do seu lugar produtivo se instalariam como efeito, junto ao
lugar da recepção. Assim sendo, em termos clássicos, o “lugar analisador de processos” instalou-se em
um âmbito e no qual residia o próprio “ponto de vista” da produção, desprezando uma complexidade que
envolvia a relação comunicacional.
Significa dizer que o observador não só deveria se descolar do lugar acima apontado, como
também de âmbitos específicos como o da recepção e o da circulação. Deveria se instalar em outras
posições nas quais jogaria outros jogos, segundo outras formas de estratégias.
Isto não retira a possibilidade de que o trabalho de produção de sentido se faça, de modo privado,
uma vez que o observador estaria sempre sofrendo sempre “constrangimentos” das partes sobre as quais
observa. Ou seja, o sentido não se produz livremente, na medida em que está submetido a operações que
se organizam nas fronteiras de um campo e por seu aparelho enunciador.
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VERÓN, Eliseo. Fragmentos de um tecido. São Leopoldo: UNISINOS, 2005.
94
Fenomenologia da Midiatização
Introdução
A trajetória deste pesquisador, no estudo da relação mídia e religião, o tem conduzido pela mão na
busca de uma intelecção mais acurada do que significa, para as Igrejas Cristãs, a sua ida ao mundo da
comunicação eletrônica desde meados do século passado até os albores do século XXI.
O mergulho às raízes históricas do uso dos meios de comunicação pelas Igrejas consolidou luzes e
sombras. No primeiro caso, foi possível identificar as motivações que direcionaram as confissões
religiosas para a assunção dos modernos recursos midiáticos para dar conta do comedido histórico de sua
missão de propagação da mensagem religiosa. No segundo caso, deixou a descoberto o fato de que essas
Igrejas não contemplavam, no escopo de sua reflexão, a problematização do fato de ir aos meios
eletrônicos e subsumi-los como instrumentos de potencialização da pregação evangélica. Para as Igrejas,
os meios eletrônicos são apenas instrumentos que devem ser aproveitados. Desse modo, não inquirem
sobre as conseqüências dessa imersão no mundo da mídia.
Por conseguinte, elas ainda não despertaram suficientemente para o fenômeno da midiatização e
sua incidência no modo como as pessoas articulam hoje a sua vivência religiosa e a sua pertença a uma
comunidade cristã. Falta a percepção de que o mundo midiático, e a sociedade que o conforma e é por ele
conformada, está colocando em tela um novo conceito social e uma nova proposta de religião.
O percurso dessa pesquisa foi assim justificado. O levantamento do estado da arte sobre o
processo de midiatização na sociedade atual e a construção do referido conceito impunha-se porque ele
configura a pedra angular projeto ora proposto. Os estudos realizados até agora significam a tentativa de
superação do modo como a comunicação vem sendo considerada no momento atual. O ponto de chegada
é o conceito de midiatização que, segundo o nosso entendimento, expressa uma mudança de grande
transcendência hoje. Ela é um princípio de inteligibilidade social, um novo modo de ser no mundo.
104
Entendemos aqui por gramática os elementos que permitirão a correta compreensão do processo de midiatização da sociedade. Não a
entendemos como um conjunto de regras fixas.
105
Cujo tema é: O processo de midiatização da sociedade e sua incidência em determinadas práticas sócio-simbólicas na
contemporaneidade. A relação mídia e religião. Sua previsão término é 28 de fevereiro de 2010.
95
A necessidade da volta aos clássicos emergiu porque estamos considerando o processo de
midiatização como uma retomada moderna da visão unificadora da sociedade. Ora ,a tal visão de
totalidade encontra suas raízes em Platão e Plotino e nos platônicos posteriores, numa contra-distinção ao
pensamento analítico de Aristóteles.
O diálogo com os teóricos da complexidade hoje se explicava porque são eles os que mais se
aproximam do projeto de visão complexa e sinérgica da sociedade. Na sociedade do conhecimento, a
sociedade de redes, todo ponto é início para entrar no todo. Tanto Castels quanto Morin desenvolvem
estudos que procuram superar a visão parcial e fragmentada da sociedade, considerando-a na sua
totalidade. A hipótese de que o processo de midiatização possui uma vocação para a totalidade e constitui
um princípio de inteligibilidade social indica a necessidade de que se revisitem esses teóricos.
O mundo da mídia exigia e exige que se contemplem os teóricos da comunicação que procuram
entendê-lo na sua complexidade e sistema. Pensamos aqui, principalmente, em Luhmann, Varela e
Maturana. Muito embora não sejam teóricos da comunicação, a reflexão que realizam fornece elementos
para a compreensão do processo de midiatização. Luhmann, inclusive, tem dedicado algumas de suas
obras para pensar a comunicação. É dele a expressão de que a comunicação é o fundamento da sociedade.
Após a contextualização da pesquisa atual, cumpre agora dar um passo a mais e apresentar um
novo projeto que aparece como conseqüência lógica do processo e da trajetória iniciada em 2004.
106
As idéias que seguem e embasam a reflexão foram desenvolvidas em: GOMES, Pedro Gilberto. A filosofia e a ética da comunicação no
processo de midiatização da sociedade. São Leopoldo: Ed. Unisinos, 2006. Ver, principalmente, o capítulo 6.
96
Muitas questões estão emergindo desse processo de sociedade em midiatização. No processo de
recolha que se está desenvolvendo, essas questões são restolhos que ficam no campo. Uma delas é o
status da comunicação como ciência. Contudo, para se afirmar o status científico da comunicação é
necessário identificar o objeto e definir a metodologia adequada para trabalhá-la e pesquisá-la. É nessa
perspectiva que se insere o projeto ora em proposição.
Ora, é essencial a toda ciência não só que se desenvolva metodicamente, mas também que esteja
certa da adequação do seu método. O resultado do conhecimento científico fica mediado pelo método, o
qual, por sua vez, não pode ser determinado de uma maneira formal e abstrata, mas pelo seu objeto. Deve
dele proceder e por ele legitimar-se.
Dentro dessa perspectiva, coloca-se a inquirição pela metodologia correta para tratar da
comunicação que se apresenta ao pesquisador em dois patamares. No plano mais profundo, é a epifania
da pessoa. Não há outra maneira de ela se manifestar a não ser pela comunicação. No espaço do
fenômeno, entretanto, ela é uma exteriorização da pessoa enquanto tal. Como o ser humano é sujeito da
linguagem, ele é um ser em comunicação. A pergunta pela condição de possibilidade da comunicação só
pode ser feita pela comunicação e por ela respondida.
Aqui está implícita a pergunta pelo objeto da comunicação. Como devemos tratar os dispositivos
tecnológicos de comunicação, entendidos como extensões do homem107? Como é possível a existência da
comunicação como ciência? Só podemos responder a essas demandas se nos debruçarmos sobre o ser da
comunicação, buscando o que faz com que a comunicação seja comunicação, para além do fenômeno e
da aparência. Como auto-manifestação do ser humano, ela é agente da realização do conjunto de relações
constitutivas do “nós” da sociedade. A manifestação do ser humano dá-se através da linguagem, que deve
ser estudada dentro da perspectiva de sua exteriorização.
O estudo da linguagem, portanto, com tudo o que isso significa, constitui um tema fundamental
para se pensar a comunicação. Nas relações com outros seres humanos, a comunicação dá sinais da
própria existência. Daí que compreender estes sinais significa compreendê-la.
107
Na terminologia de Marshall McLuhan.
97
linguagem que possibilita ao homem criar uma existência humana
com os outros no mundo108.
Para isso, ele tem a capacidade criar símbolos que lhe permitam
mediatizar-se ativamente com toda a realidade. O homem é assim um
ser semiótico e, com isso, um ser capaz de comunicar-se com os
outros109.
Ao criar sinais, o homem se cria um mundo próprio de sentido, exprimindo, através deles, os
dados e experiências presentes e tematizando o real ausente, o futuro e o passado, o abstrato e o fictício, o
normativo e o jocoso.
Em busca do objeto da comunicação, fundamentamos a sua essência a partir do próprio ser. Para
isso, é necessário transcender ao sujeito em relação ao objeto para chegar ao ser como razão
108
HERRERO,Xavier.O homem como ser de linguagem. Um capítulo da Antropologia Filosófica. Belo Horizonte, p. 76-77.
109
Idem, p. 77-78.
110
Idem, p. 78.
111
Idem ibidem.
98
compreensiva que possibilita a dualidade de sujeito e objeto. A pergunta pelo objeto da comunicação só
pode ser dirigida ao ser humano, pois este se caracteriza por aquele que pergunta, indaga, questiona.
Volta-se, nesse momento, sobre a questão do método, com a qual se iniciou essa reflexão. A
pergunta pelo objeto da comunicação, pelo seu ser mais profundo, é realizada através da linguagem,
logo, da comunicação. O ser humano, como ser que pergunta, pode perguntar por tudo. Ele sabe que
tudo aquilo pelo qual pode perguntar sempre é. Logo, tudo constitui o âmbito de possibilidade do seu
perguntar: o ilimitado horizonte da existência.
Quando perguntamos pelo ser da comunicação, deixamos implícito certa pré-compreensão do que
ele seja, pois a pergunta supõe conhecimento e ignorância. As condições para perguntar são: possuir um
saber e um não-saber. Nesse sentido, tanto a ignorância absoluta quanto o conhecimento pleno impedem
o ato de perguntar. Por isso, há sempre uma pré-compreensão daquilo, pelo qual se indaga. Segundo
Heidegger, o homem é a pátria do ser112. Ora o ser é um a priori. Também o ser da comunicação.
Numa dimensão holística que se estende para além da realidade imediata, o que se almeja é
colaborar com a determinação do objeto da comunicação, contribuindo para a sua intelecção
epistemológica, circunscrevendo-o no universo do sistema midiático.
112
Na sua obra: O que é a metafísica, p.13, citado por: CORETH, Emerich. Metafísica. Barcelona: Ediciones Ariel, 1964.
113
Como afirmamos acima, entendemos que seja a maneira de ser da sociedade. Isto é, uma sociedade em midiatização.
114
As reflexões que aqui se seguem foram publicadas em: GOMES, Pedro Gilberto. Tópicos de Teoria da Comunicação. Processos
midiáticos em debate. 2, edição, cap. 2. São Leopoldo: Unisinos, 2004.
99
epistemologicamente, a discussão e a pesquisa sobre a comunicação no domínio dos processos midiáticos
significa realizar um percurso que objetiva identificar o seu objeto.
Suspeitamos, entretanto, que as pesquisas até agora produzidas sobre a comunicação eludiram tal
inquirição, direcionando-se para dois caminhos paralelos. De um lado, foi privilegiada a análise do
conteúdo e recepção da comunicação. De outro, contemplou-se o estudo dos dispositivos tecnológicos
midiáticos.
115
É isso que se pode depreender do que diz Merleau-Ponty: É verdade, como diz Marx, que a história não anda com a cabeça, mas também
é verdade que ela não pensa com os pés. Ou, antes, nós não devemos ocupar-nos nem de sua “cabeça”, nem de seus “pés”, mas de seu
corpo (MERLEAU-PONTY, Maurice. Fenomenologia da percepção. São Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 17).
116
As empresas de comunicação são, ao mesmo tempo, instituições que exercem um bem público e empresas comerciais que se regem pelas
leis do mercado, da concorrência e da necessidade de lucro para subsistirem. Essas duas dimensões convivem dialeticamente e se
condicionam reciprocamente, fazendo com que seus processos internos sejam extremamente complexos.
100
os perfis do estatuto da comunicação como ciência e objeto de estudo. As chaves hermenêuticas para
interpretar a comunicação e as metodologias específicas para abordar os seus objetos serão construídas a
partir da pesquisa que se desenvolverá na área.
Tendo como pano de fundo tais considerações, que nos mergulham no mundo metafísico da
pergunta pelo ser da comunicação, nosso questionamento diz respeito ao estatuto da comunicação como
ciência. Nossa hipótese consiste em afirmar que toda e qualquer indagação pelo objeto da comunicação
deve transcender a consideração apenas dos dispositivos tecnológicos de comunicação, dos conteúdos,
possíveis efeitos, recepção e mediação. As pesquisas levadas a cabo nessa linha possuem extrema
dificuldade em afirmar a sua especificidade e sua identidade frente àquelas realizadas por outras ciências,
com mais história e com conceitos e métodos mais consolidados. Permanecer nesse nível será colocar-se
uma armadilha epistemológica da qual é muito difícil escapar.
Desse modo, o estatuto da comunicação como ciência somente poderá ser estabelecido se o seu
objeto transcender aos fenômenos individuais e se concentrar na análise dos processos midiáticos mais
amplos, com suas inter-relações, interconexões na sociedade. Por isso, falamos de sociedade em
midiatização, pois esse é um processo em desenvolvimento. Para perscrutar os processos midiáticos como
objeto da comunicação como ciência, aventamos a hipótese de que o método mais adequado para o
trabalho é a fenomenologia, entendida como o estudo das essências e todos os problemas, segundo ela,
resumem-se em definir essências117. Nesse sentido, podemos dizer que também, a essência da
comunicação. Mas a fenomenologia é também uma filosofia que põe as essências na existência, e não
pensa que se possa compreender o homem e o mundo de outra maneira senão a partir de sua
“facticidade”118. Ela é uma tentativa de descrever diretamente a experiência tal como ela é e está
relacionada com o “mundo vivido”. Para Husserl, o mundo da vida (...) (se) apresentava como o tema
primeiro da fenomenologia.
Aqui é importante sublinhar os trabalhos de Suzana Kilpp119 e Fabrício Silveira120. Kilpp analisa
os processos de molduração presentes na televisão brasileira, buscando a sua ethicidade121 na estruturação
117
Merleau-Ponty, op. cit. p. 1.
118
Idem ibidem.
119
KILPP, Suzana. Ethicidades televisivas. Sentidos identitários na tv: moldurações homológicas e tensionamentos. São Leopoldo:
UNISINOS, 2002. Tese de Doutoramento em Ciências da Comunicação, na Universidade do Vale do Rio dos Sinos, São Leopoldo. A tese
foi publicada. Veja-se: KILPP, Suzana. Ethicidades televisivas. São Leopoldo: Editora Unisinos, 2003.
120
SILVEIRA, Fabrício Lopes da. Situacionalidades. Comunicação, consumo e cultura material. São Leopoldo: UNISINOS, 2003. Tese de
Doutoramento em Ciências da Comunicação, na Universidade do Vale do Rio dos Sinos, São Leopoldo.
121
Suzana afirma que as ethicidades designam subjetividades virtuais (as durações, personas, objetos, fatos e acontecimentos que a
televisão dá a ver como tais, mas que são, na verdade, construções televisivas), cujos sentidos identitários (éticos e estéticos) são
101
da grade televisiva. Ultrapassando o problema do conteúdo individual de cada programa e o
agendamento122 dos assuntos que serão objetos das preocupações dos telespectadores, a autora desvenda
a importância do agendamento das pessoas através da grade de programação das emissoras de televisão.
A preocupação com a audiência e com o conteúdo ofusca o contorno real dos processos midiáticos que é
a criação de um sentido identitário na TV por meio das moldurações homológicas e seus
tensionamentos123.
Por seu turno, Fabrício Silveira acompanha a trajetória do aparelho de televisão da oferta ao
descarte, passando pelo consumo (da compra à recepção). À moda do flanêur benjaminiano, Fabrício
passeia por diversos locais urbanos124 olhando a televisão. Seu percurso desafia o leitor a aplicar sua
visão aos processos midiáticos, contemplando a oferta, o consumo e o descarte.
Considerando-se o que Kilpp sugere como lugar de análise do processo midiático (no seu texto
tipificado pela televisão), ver-se-á que ela se detém na complexidade do fenômeno. Um dos aspectos que
deve ser analisado é a relação entre as emissoras televisivas e os canais de televisão. Muitas vezes, nas
abordagens realizadas, essa distinção é deixada de lado, referindo-se às duas realidades como se fossem a
mesma coisa. Suzana deixa patente que
Com respeito às emissoras, sublinha que a ethicidades das emissoras, no entanto, é enunciada
pelas próprias emissoras – pelos modos como produzem e veiculam os promos – como sendo, ao
contrário, um caráter autônomo, independentemente da condição de cessionárias126.
agenciados num mix de molduras e moldurações de imagens, no qual, nas metrópoles comunicacionais, a televisão tem um papel importante
(op. cit. p. 33).
122
Aqui é importante deslocar o foco da agenda setting, olhando-a desde a perspectiva do receptor. Este receptor agenda o modo de ser e de
falar dos comunicadores, canais e programas. Numa relação dialética, uma vez formado o gosto do público, o canal (programa, jornalista)
deve responder às expectativas e ao papel que dele possui o público.
À guisa exemplificação, temos o padrão Globo de qualidade. Hoje, a Rede Globo de Televisão está refém de seu padrão. Uma série de
programas e atitudes, tolerados e aceitos para outros canais, são interditados (pelo público e pela crítica) para a Rede Globo, em virtude da
imagem que ela construiu. Parafraseando Jean Paul Sartre, a Globo está condenada a ter qualidade. Pode-se dizer que o público reage como
querem os profissionais de tv e estes reagem conforme as expectativas do público
123
É isso que afirma McLuhan quando diz que a atenção no conteúdo de um letreiro luminoso faz com que não se perceba a luz e que o meio
é a mensagem.
124
De fato, Silveira passeou pelos bares, salas de espera do aeroporto, táxis, etc., onde havia um televisor ligado para ver o modo como as
pessoas que estavam nesses locais interagiam com a televisão.
125
KILPP, op. cit. p. 7.
126
Idem, p. 7-8.
102
Outro aspecto relevante no conjunto dos processos é o caso da programação, identificada como
A televisão é inscrita por Kilpp na indústria cultural e no espaço da comunicação. Sobre isso,
afirma:
Silveira traz à baila o fato de que a televisão não é somente a agente de vitrinização dos produtos
da indústria, mas ela mesma, enquanto aparelho (aqui está outra contradistinção necessária), é vitrinizada.
Enquanto emissora, é empresa; enquanto canal, é o lugar da fala; enquanto aparelho, é produto que
realiza o percurso da produção, da oferta/consumo e do descarte. No consumo, ele se torna veículo para
que o processo de recepção, na construção coletiva dessa realidade terceira, se complete.
Toda a complexidade dos processos midiáticos se impõe como objeto da contemplação dos
pesquisadores das teorias da comunicação. Evidentemente, estamos conscientes de que aqui estão sendo
esboçadas apenas questões preliminares sobre o desafio que nos traz a análise dos processos midiáticos.
O que é importante reter nesse momento é que os processos midiáticos revelam-se como um objeto
transdisciplinar por excelência. As diversas ciências necessitam realizar uma empreitada comum para
compreendê-lo na sua complexidade. Cada uma delas, com a sua especificidade e método, se aproxima
dos processos midiáticos130 para decifrá-los. Todavia, nenhuma delas, isoladamente, possui a abrangência
suficiente para deles dar conta. Pelo contrário, é o objeto que a elas se apresenta, exigindo-lhes que se
deixem tocar pela sua complexidade e, conjuntamente, elaborem o método comum que lhes permitirá o
acesso ao fenômeno. Assim como o método, fruto do esforço conjunto de todos, é uno (diferente dos
127
Por homologia, podemos relacionar aqui a pergunta pela pergunta.
128
Idem, p. 9.
129
Idem ibidem.
130
Geradores da midiatização, essa ambiência que expressa uma maneira de ser da sociedade.
103
métodos específicos de cada ciência envolvida no processo), igualmente o resultado obtido também é
único.
Desse modo, não são as diversas ciências que condicionam o objeto, mas é este que as condiciona,
impondo-lhes a chave hermenêutica de sua compreensão. Paradoxalmente, o espaço da comunicação
somente será corretamente estatuído quando os pesquisadores da área abrirem mão do seu exclusivismo e
de sua miopia conceitual para colaborar com as outras áreas do saber para aproximar-se do espaço dos
processos midiáticos.
A conseqüência dessa posição é uma mudança significativa não apenas na concepção do que
possa ser um objeto de conhecimento, mas também nos procedimentos de construção do objeto de
131
Amplamente desenvolvida nos escritos do teórico francês Edgar Morin. Dentre suas diversas obras, convém destacar: MORIN, Edgar.
Introdução ao Pensamento Complexo. 2a. ed. Lisboa: Europa-América, 1990; e MORIN, Edgar. O problema epistemológico da
complexidade. 2a. ed. Lisboa: Europa-América, 1996.
132
SOETHE, José Renato. ´”Transdisciplinaridade e teoria da complexidade” in LOBO DE SOUZA, Ielbo M. e FOLLMANN, José Ivo.
Transdisciplinaridade e Universidade. Uma proposta em construção. São Leopoldo: Editora Unisinos, 2003, p. 21-28.
133
Idem, p. 21.
134
Idem, p.. 22.
135
Idem ibidem.
136
Apud SOETHE, op. cit. p. 22-23.
104
137
estudo . Logo, a consideração dos processos midiáticos como um objeto de conhecimento, nessa
perspectiva, sofre uma mudança fundamental. Mais ainda, os próprios procedimentos de construção dos
processos midiáticos como objeto de estudo sofre uma transformação radical. Eles devem ser tomados na
sua totalidade, com suas relações, conexões e interconexões e não podem mais ser fragmentados em suas
partes: produtor, produção, conteúdo, veículo, público, receptor, recepção.
Obviamente, os padrões das relações, conexões e interconexões não aparecem na coisa-em-si, que
chamamos processos midiáticos. O que aparece como visível para os olhos do pesquisador menos avisado
são as suas partes. Isto é, o ente dos dispositivos, mas não o ser da comunicação. Daí advém a tentação da
facilidade da análise, cingindo-se à consideração das partes visíveis. Pensa-se (residiria aqui a fragilidade
e a carência dos estudos realizados?) que a compreensão de cada uma das partes que compõem os
processos midiáticos é suficiente para a interpretação do todo. Pelo contrário, aqui a soma das partes é
menor que o todo e entendê-la não possibilita o acesso à compreensão da totalidade do fenômeno. Assim
como a totalidade de uma árvore não é dada pela soma de suas partes (galhos, folhas, tronco, raízes), mas
pelos padrões de interconexões que ela constrói com o solo e com o ar139, a totalidade dos processos
midiáticos não é formada pela sua estrutura em si, mas pelos padrões de interconexões que eles
constroem com a sociedade, com ela interagindo para a construção do sentido.
137
Idem ibidem.
138
Idem, p.; 24-25.
139
Idem, p. 28
105
Para compreender o que se pretende e como se compreende o processo de midiatização, podemos
fazer analogia com a aplicação que Anselmo da Cantuária faz do problema de Deus.
Para encontrar esse objeto, deve-se perguntar pelo seu ser141. A pergunta sobre a identidade e
sobre o ponto de partida precede todo ponto de partida que se possa determinar. Entretanto, tal pergunta
se dá a si mesma a resposta. Ela é o ponto de partida. Esse começo supera todo outro começo aceito como
possível. Diz Coreth que todo começo deve ser questionado sobre a sua justificação e sua possibilidade
como ponto de partida142.
Para dar conta do trabalho, é necessário fazer incursões aos pensadores que, na filosofia, pensaram
a questão fenomenológica. Aqui se situam as obras de Martin Heidegger143, Edmundo Husserl144,
Emerich Coreth145, Karl Rahner146, Maurice Merleau-Ponty147,. Armand Mattelart148 e Gastón
Bachelard149.
No âmbito dos processos midiáticos, Muniz Sodré, Otavio Ianni, Silverstone, Jesus Martin-
Barbero, Dominique Wolton se farão presentes no grande painel a ser esboçado na busca do objeto da
comunicação.
140
MOJSISCH, Burkhard. “Anselmo de Catuária”, in KOBUSCH, Theo (org.). Filósofos da Idade Média. São Leopoldo: Unisinos, 2005, p.
64.
141
Aqui entra a relação com o ser da midiatização e o ponto de partida para se compreender o processo.
142
CORETH, op. cit. p. 59.
143
Principalmente Ser e Tempo e O que é metafísica. São Paulo: Duas Cidades, 1969.
144
Pensamos em A filosofia como ciência de rigor. Biblioteca Filosófica Atlântida: Coimbra, 1965. Também: A idéia da fenomenologia.
Lisboa: Edições 70 Ltda., 1986.
145
Questões fundamentais de hermenêutica. São Paulo: Editora Pedagógica e Universitária, USP, 1973. e Metafísica. Barcelona: Ediciones
Ariel, 1964.
146
Espíritu en el mundo. Barcelona: Herder, 1963.
147
Fenomenologia da Percepção. São Paulo: Martins Fontes.
148
Citar a obra de Mattelart
149
Ensaio sobre o conhecimento aproximado. São Paulo: Contraponto, O novo espírito científico. Lisboa: Edições 70 e Estudos. São Paulo:
Contraponto. A Formação do Espírito Científico. São Paulo: Contraponto.
106
O tempo estabelecido para a bolsa é suficiente para dar conta do prometido. Além disso, o
pesquisador, além de possuir mestrado e doutorado em Ciências da Comunicação, possui Licenciatura em
Filosofia, Bacharelado e Especialização em Teologia.
Bibliografia:
BACHELARD, Gaston. A Formação do Espírito Científico. São Paulo: Contraponto.
BACHELARD, Gaston. Ensaio sobre o conhecimento aproximado. São Paulo: Contraponto.
BACHELARD, Gaston.O novo espírito científico. Lisboa: Edições 70 e Estudos. São Paulo:
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CORETH, Emerich. Questões fundamentais de hermenêutica. São Paulo: Editora Pedagógica e
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GOMES, Pedro Gilberto. Tópicos de Teoria da Comunicação. Processos midiáticos em debate. 2, edição,
cap. 2. São Leopoldo: Unisinos, 2004
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HEIDEGGER, Martin O que é metafísica. São Paulo: Duas Cidades, 1969.
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HERRERO, Xavier. O homem como ser de linguagem. Um capítulo da Antropologia Filosófica. Belo
Horizonte.
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SOETHE, José Renato. Transdisciplinaridade e teoria da complexidade In LOBO DE SOUZA, Ielbo M.
e FOLLMANN, José Ivo. Transdisciplinaridade e Universidade. Uma proposta em construção. São
Leopoldo: Editora Unisinos, 2003, p. 21-28.
107
Comunicação e linguagem: conflitos epistemológicos entre estruturalismo e fenomenologia
Magno Medeiros
1 – Apresentação
O presente artigo aborda a questão na linguagem como epicentro do processo de comunicação.
Neste contexto, busca-se estabelecer um paralelo entre duas abordagens teórico-metodológicas: o
estruturalismo e a fenomenologia. Para tanto, explora-se como suporte teórico as contribuições da
antropologia de Lévy Strauss, da psicanálise de Lacan e da fenomenologia de Bachelard e Gilbert
Durand. Constitui objeto de reflexão, portanto, os paradoxos e as contradições existentes entre o
paradigma estruturalista e o fenomenológico. Para o primeiro, o homem não é mestre da ordem do
significante, mas, ao contrário, esta ordem é que o constitui como sujeito. Seria, neste sentido, o
deslocamento do significante que determina os sujeitos no destino, nos atos, nas recusas, nas escolhas e
na sorte. Visão antagônica é estabelecida pela fenomenologia, em que o sujeito, dotado de
intencionalidade e liberdade, emerge-se como consciência que constrói e desconstrói sentidos, a partir das
irrupções do referente, do imaginário criativo e do pensamento simbólico.
2.3 – “Os ‘sistemas de parentesco’, como os ‘sistemas fonológicos’ são elaborados pelo espírito
no estágio do pensamento inconsciente”. Os sistemas, todos os sistemas relativos à mente humana, mais
do que em qualquer outro lugar, são elaborados pelo pensamento inconsciente. O exemplo mais claro e
mais simples refere-se ao sonho. Freud já dizia, em Interpretação dos Sonhos, que as imagens oníricas
não revelam outra coisa senão as leis do inconsciente em sua extensão mais geral, além dos desejos
109
recalcados. Lacan (1988) nota ainda que este livro de Freud, em todas as suas páginas, trata de um só
fenômeno: a letra (suporte material que o discurso empresta à linguagem) do discurso inconsciente, em
sua textura, em seus empregos, em sua imanência à matéria em causa (LACAN, 1988, p. 225). Mas as
elaborações do pensamento inconsciente são abrangentes e estão presentes em tudo: nos monumentos,
nos documentos, na semântica, nas tradições etc. Diz Lacan:
Em Lacan, as leis gerais, ocultas e universais não são apenas importantes, mas essenciais. E não
só em suas teorias, como também na psicanálise, de um modo geral. Mais do que em qualquer outra
parte, é no texto “Função e campo da fala e da linguagem em psicanálise” que podemos observar uma
grande aproximação teórica em Lacan e Lévi-Strauss, embora, claro, cada qual siga caminhos
específicos.
Nesse texto, Lacan afirma que a vida dos grupos naturais que constituem a comunidade é
submetida às regras de aliança, ordenando o sentido no qual se opera a troca de mulheres, e às prestações
recíprocas que a aliança determina. E, num tom irônico, acrescenta: como diz um provérbio Sironga, um
parente por aliança é uma perna de elefante. Diz Lacan: “A aliança preside uma ordem preferencial cuja
110
lei implicando os nomes de parentesco é para o grupo, como a linguagem, imperativa em suas formas,
mas inconsciente em sua estrutura.” (LACAN, 1988, p. 141).
Lévi-Strauss explica que a análise estrutural tem por objetivo elaborar as leis de transformação
dos modelos em outros modelos do mesmo grupo: tudo está em saber o que acontece com um modelo
quando se muda este ou aquele elemento. Lepargneur (1972, p. 40) esclarece que os modelos conscientes
ocultam, geralmente, as estruturas úteis e não passam de interpretações culturais que o etnólogo recebe
com atenção, mas que ele prefere os modelos inconscientes de sua própria construção. De qualquer
forma, um fator é absolutamente essencial: o emprego de um modelo construído para que seja possível a
análise em questão.
Além dos modelos, um fator fundamental é a noção de totalidade, pois, na vida social, um sistema
possui, necessariamente, aspectos organicamente ligados entre si. Isto significa que as estruturas que
surgem num determinado fenômeno social escapam de sua particularidade inicial, projetando-se para o
universal, para a totalidade da vida social.
Embora não faça referência direta, Lacan também utiliza esses termos em sua metodologia. A
célebre frase “o inconsciente é estruturado como linguagem” baseia-se, essencialmente, num modelo
linguístico, por meio do qual se desenvolverá o conceito de significante.
Aqui podemos observar, mais uma vez, a sintonia teórico-metodológica entre Lacan e Lévi-
Strauss, notadamente quando aquele refere-se às “estruturas elementares da cultura” e este fala em
“estruturas elementares do parentesco”.
Segundo Lepargneur, a habilidade do pesquisador estruturalista se manifesta em passar
oportunamente de um sistema a outro, da deficiência de significado ao valor real do significante. Por
111
exemplo: o desejo de carinho e afeto (troca afetiva) de uma criança às vezes se manifesta em forma de
pedido de alimento. A mãe traz comida, mas ela não a quer. Na verdade, a criança queria apenas uma
resposta afetiva/carinhosa (significante), que foi manifesta em forma de pedido de alimento. Um
significante pode, portanto, remeter a dois significados distintos: um verdadeiro e outro falso. O problema
consiste em resolver e decifrar as relações significativas. E esta resposta requer a passagem de um
sistema a outro, requer, portanto, olhar a estrutura como um todo. Mas o que é mesmo estrutura?
Lepargneur declara:
3 – A fenomenologia do imaginário
Uma pesquisa científica não se faz apenas mediante o uso de procedimentos metódicos e técnicos,
mas também através da definição criteriosa de suas instâncias teóricas e epistemológicas. E um dos mais
importantes passos do fazer científico é precisamente definir o paradigma no qual se pretende
desenvolver uma determinada pesquisa.
O paradigma científico tem sido associado à metáfora do "farol", que orienta os navegantes pelos
amplos mares de alternativas epistemológicas e metodológicas. Indicam a sua posição e, portanto, a sua
rota e trajetória.
Com o objetivo de fixar as principais diferenças entre os dois paradigmas, Paula Carvalho define
o seguinte quadro, atualizando, assim, o esquema inicialmente proposto por Bentov. (Apud PAULA
CARVALHO, 1990, p. 22).
Em relação às hermenêuticas que tratam da questão do simbolismo, Ricoeur destaca duas posturas
epistemológicas importantes (DURAND, 1988, p. 93):
• HERMENÊNTICAS ARQUEOLÓGICAS:
São as que reduzem o símbolo a ser apenas um epifenômeno, o efeito, a superestrutura. O seu objetivo é a
denúncia das máscaras e dos disfarces.
• HERMENÊNTICAS ESCATOLÓGICAS:
São as que, pelo contrário, amplificam o símbolo e deixam-se levar por sua força de integração,
reconciliando-se com uma espécie de supraconsciente vivido. O seu objetivo é a revelação da essência do
espírito e das inspirações imaginárias.
Dentro da distinção proposta por Ricoeur, opta-se, na presente pesquisa, pela hermenêutica
escatológica, que constitui e reforça o paradigma holonômico.
• Este paradigma permite o estudo do imaginário a partir do próprio imaginário, ou seja, as imagens são
investigadas no momento em que elas são apreendidas pela consciência sonhadora;
• Para a fenomenologia, a imagem é anterior ao pensamento, o que implica dizer que a prioridade se
volta para a criação imaginante e não para as racionalizações; para a desmitologização e não para a
desmistificação;
• As imagens são concebidas e interpretadas a partir de seu próprio ser, de sua originalidade ontológica,
a partir dos fenômenos em sua presença mesma;
114
• Antes de ser uma arqueologia, a fenomenologia é uma escatologia, uma remitização, a revelação das
essências humanas: sua História, seu Tempo, sua Vida e sua Morte. Como também o seu Desejo e a
sua Esperança.
• SIGNOS ARBITRÁRIOS:
Segundo Gilbert Durand (1988), os signos arbitrários (sinal, palavra, sigla, algoritmo) são
subterfúgios de economia conceitual, isto é, eles dispensam as operações mentais para se poder apreendê-
los adequadamente. Em outras palavras, são essencialmente indicativos e “remetem a uma realidade
significada, senão presente pelo menos sempre representável”.
• SIGNOS ALEGÓRICOS:
De acordo com Durand, “a alegoria é uma tradução concreta de uma idéia difícil de se atingir ou
exprimir de forma simples”. Por exemplo, a idéia de justiça representada por um personagem que pune
ou absolve.
Emblema é um elemento que confere uma qualidade do significado. Por exemplo, tábuas de lei
expressando uma idéia ou noção de justiça.
Apólogo é uma narrativa de um fato que remete a uma determinada idéia ou noção. Por exemplo,
as narrativas judiciárias.
• SÍMBOLO:
115
É uma espécie de signo que “remete a um indizível e invisível significado, sendo assim obrigado a
encarnar concretamente essa adequação que lhe escapa, pelo jogo de redundâncias místicas, rituais,
iconográficas que corrigem e completam inesgotavelmente a inadequação” (DURAND, 1988, p. 19).
Durand acrescenta, com muita clareza e concisão: “O símbolo, assim como a alegoria, é a
recondução do sensível, do figurado, ao significado; mas, além disso, pela própria natureza do
significado, é a epifania ("epiphanéia", em grego = aparição), ou seja, aparição do indizível, pelo e no
significado”.
E acrescenta:
A alegoria, neste sentido, parece situar-se numa posição intermediária, entre os signos arbitrários
e o símbolo. Os signos arbitrários são representáveis, enquanto as alegorias são dificilmente
apresentáveis. Já os símbolos são inapresentáveis. Os símbolos fazem referência a realidades amorfas,
inefáveis, indizíveis, nebulosas e misteriosas.
Segundo Durand, o modelo semiológico não consegue dar conta do problema da imaginação
simbólica, reduzindo as pluralidades semânticas e poéticas a mero e oco signo. Ricoeur salienta que, ao
tentar traduzir os símbolos, a semiologia acaba por neutralizar a dimensão poética, onírica e cósmica da
imaginação simbólica. Afinal, os símbolos são intraduzíveis.
Durand adverte que “a ordem semiológica é, por definição, a do sistema sem sujeito”. Para
Ricouer (1978, p. 218) , a ordem semiológica não constitui o todo da linguagem. “É preciso passar,
ainda, da língua ao discurso: é nesse plano somente que se pode falar de significação.”
Na exploração dos símbolos, os seus tesouros secretos só poderão ser descobertos a partir de uma
tríplice passagem: da língua ao discurso; da semiologia à semântica; e do signo ao símbolo. Em suma, na
passagem do percepto à imaginação.
Contra os enfoques semiológicos do símbolo, Arbib e Hesse têm argumentos mais adequados para
o entendimento do simbolismo. Em primeiro lugar, eles dizem que entidades como palavras, frases,
preposições, objetos sagrados, mitos etc., tudo isto poderá atuar como símbolos. Estas entidades
116
complexas dependem de certos contextos do significado. E, nestes atos simbólicos, a metáfora e a
metonímia são ingredientes fundamentais na constituição de possíveis mundos individuais e sociais.
Arbib e Hesse explicam que as imagens metafóricas não podem receber significados diretos, mas
devem ser interpretados em termos das próprias relações internas da rede signficativa. Resulta daí que
não existe resposta direta às questões sobre o “verdadeiro”, o “concreto” ou o “apropriado”.
Assim, podemos afirmar que os símbolos nada propõem e nada traduzem. Ao contrário, eles
apenas sugerem. Por isso mesmo, a sua verdade é múltipla e polifacetada. A sua verdade está nas diversas
interpretações, possíveis e imagináveis. O símbolo cumpre um papel na criação de mundos imaginários,
que não são redutíveis a instrumentalidades.
Enfim, o simbolismo, segundo Arbib e Hesse (1986), é de fundamental importância para o bem-
estar da sociedade, para a “explicação” do cosmos, para a alegria estética e para dar expressão aos
mundos não-observáveis no espaço e no tempo.
Ricouer salienta que a metáfora possui uma função pictórica. O que significa dizer que ela serve
para “desenhar” sensações, sentimentos, enfim, os mais variados estados psicológicos e poéticos do
homem. Na metáfora, a construção de imagens é, pois, um princípio fundamental da linguagem humana.
Bachelard (1988, p. 217) escreve que “as verdadeiras imagens são gravuras”. O filósofo afirma
que as imagens simbólicas são gravuras da memória, das lembranças, dos sonhos, dos devaneios: “Elas
(as imagens) aprofundam lembranças vividas, para se tornarem lembranças da imaginação”.
Turbayne (1974, p. 16) afirma que o emprego da metáfora implica a consciência da dualidade de
sentido. A palavra, a frase ou a imagem são empregados num sentido diferente daquele que lhe são
próprios. “O uso da metáfora implica a suposição de que algo é quando não é”. Segundo Perelman
(1987, p. 208), o argumento por analogias e o uso de metáfora na argumentação são indispensáveis ao
pensamento criador. “A partir do momento em que um domínio é inacessível à experiência e à
verificação, o sentido dos termos só pode ser analógico.”
Bibliografia:
ARBIB, M.A. e HESSE, M.B. The construction of reality. New York, Cambridge University Press, 1986.
BACHELARD, Gaston. L’air et les songes: Essai sur l’imagination du mouvement. Paris, corti, 1965.
__________. A poética do espaço. (Col. Os Pensadores). São Paulo, Abril Cultural, 1984.
_________. A poética do devaneio. São Paulo, Martins Fontes, 1988.
_________. A dilética da duração. São Paulo, Ática, 1988.
CHEVALIER, J. e GHEERBRANT, A. Dicionário de símbolos. Rio de Janeiro, José Olympio, 1989.
DURAND, G. Las estructuras antropológicas de lo imaginario. Madrid, Taurus, 1981.
________. Mito e sociedade: A mitanálise e a sociologia das profundezas. Lisboa, A Regra do Jogo, 1983.
________. A imaginação simbólica. São Paulo, Cultrix: Edusp, 1988.
________. L'imaginaire: Essai sur les sciences et la philosofie de l'image. (Trad. Prof. Dr. José Carlos de Paula
Carvalho). Paris, Hatier, 1994.
FREUD, Sigmund. A interpretação dos sonhos. (Vol. IV e V). Edição Standart Brasileira das Obras Psicológicas
Completas de Sigmund Freud. Rio de Janeiro, Imago, 1970.
Resumo: A pesquisa que se desenvolve a partir da questão “Que tipo de padrão sígnico predomina na
concepção das plataformas interativas sustentadas em redes digitais multicódigos?”é aqui apresentada,
justificando-se sua construção triádica, sustentada na lógica semiótica de Charles Peirce. Na segunda
parte do texto, busca-se verificar em que medida tal abordagem teórica dialoga com outras pesquisas que
vem sendo realizadas sobre temáticas próximas a essa no âmbito do projeto “Crítica Epistemológica:
análise de investigações em curso, com base em critérios epistemológicos, para desenvolvimentos
reflexivos e praxiológicos na pesquisa em Comunicação”.
A primeira hipótese de nossa pesquisa prevê que compreender a Comunicação sob o prisma da
representação, com base na semiótica de Peirce, pode ser útil para uma melhor definição deste campo do
saber. Este ponto vem sendo desenvolvido em diversos trabalhos que apresentamos nos últimos anos e
também por parte de autores como Lucrecia Ferrara e Lúcia Santaella, entre outros.
Nesse trabalho apresentaremos aspectos relacionados à segunda hipótese, de acordo com a qual o
atual contexto de mudanças, estimuladas pela tecnologia eletrônica, é fator importante a ser considerado
para uma melhor definição sobre o campo da Comunicação. Esta hipótese está relacionada a outra
investigação que desenvolvemos em paralelo, intitulada “Plataformas interativas e seus padrões sígnicos:
o caso Second Life”, e por meio da descrição de seus objetivos e desenvolvimentos já obtidos
pretendemos demonstrar sua relevância.
Nessa outra investigação temos como corpus de estudo a plataforma interativa intitulada “Second
Life”, que consiste de uma representação sígnica de um ambiente virtual tridimensional habitado por
personagens (“avatares”) desenhados pelos usuários. O ingresso nessa “segunda vida” é gratuito, porém a
participação em grande parte das atividades depende da moeda corrente, os “linden dollars”, incluindo a
própria construção dos personagens e a ocupação dos espaços por meio da criação de edificações. Não é
150
Trabalho apresentado ao I Seminário do projeto “Crítica Epistemológica - análise de investigações em curso, com base em critérios
epistemológicos, para desenvolvimentos reflexivos e praxiológicos na pesquisa em Comunicação”, a ser realizado em Porto Alegre, em maio
de 2009.
120
propriamente um jogo, daí o nome, pois há uma ampla liberdade de ação por parte dos avatares, sem um
roteiro pré-definido. É possível até mesmo inserir blocos de programação, que interferem em vários
aspectos do ambiente. Acreditamos que esse tipo de interface gráfica se disseminará, em breve, para toda
a Internet, que deixará de ser constituída de “páginas” e passará a ser formada por “ambientes”.
Entretanto, tais possibilidades técnicas parecem exigir um tempo de amadurecimento para que
sejam aproveitadas em toda a sua extensão, conforme resultados obtidos em nossas pesquisas anteriores
sobre temas próximos. De fato, as investigações que desenvolvemos sob os títulos “Ciberativismo na
Iberoamérica: do despertar em Chiapas aos movimentos urbanos em Barcelona e Madrid” e
“Possibilidades da Hipermídia no Ativismo Global” nos indicaram que existe uma distância entre
disponibilidades oferecidas pelas atuais tecnologias digitais e seu uso efetivo.
A explicação para isso, encontrada no âmbito da teoria pragmaticista, nos parece ser a dificuldade
que reside nos processos de mudanças de hábitos. Tal resistência decorreria do conforto proporcionado
pela crença, pois, segundo Peirce, no clássico A Fixação das Crenças, “apegamo-nos tenazmente não
apenas a crer, mas a crer no que cremos” (Peirce, 1931-58, 5.372). Foi interessante constatar nessas
pesquisas sobre ativismo pela Rede que os grupos dedicam complicados esforços para a divulgação de
suas propostas, muitas vezes expondo-se a situações de risco, deixando, contudo, de explorar as
possibilidades de comunicação interativa, imediata e planetária permitidas pela tecnologia digital. Esta
realidade se dá tanto em avançados movimentos ecológicos dos países centrais europeus quanto no
movimento zapatista, que se destacou mundialmente exatamente por causa do ciberativismo.
A partir dessas primeiras investigações, portanto, acreditamos que a hipótese mais provável para a
indagação “Que tipo de padrão sígnico predomina na concepção das plataformas interativas sustentadas
em redes digitais multicódigos?”, que orienta nossa pesquisa atual sobre o Second Life, é a de que
padrões específicos, ligados a determinadas temáticas, matrizes culturais ou agrupamentos sociais seriam
os mais utilizados. A força dessa hipótese estaria no fato de que aposta em regularidades que se articulam
com particularidades arraigadas numa cultura, num espaço ou tempo específico. Daí, por causa dessas
relações, tais padrões tendem a se cristalizar em hábitos, sejam eles de sentimento, de ação ou de
pensamento, nos conduzindo ao confortável terreno das crenças.
De acordo com nossas primeiras observações, a predominância desses padrões, de fato, parece
ocorrer em diversas plataformas interativas, em especial nos jogos multiusuários em rede, de escala
mundial. Entre outras particularidades, esses jogos, em geral, são voltados para lutas entre o bem e o mal,
têm ambientes tridimensionais com características medievais, e a língua e os valores da cultura norte-
americana são os mais freqüentes. Tais características parecem atender, assim, aos hábitos mentais dos
usuários, proporcionando-lhes um contexto de conforto e ausência de qualquer tipo de estranhamento.
121
Na semiótica de Peirce, esse tipo de processo sígnico sofre a chamada “degenerescência” de
primeiro grau, em vista do recuo da predominância da terceira para a segunda categoria de eventos. A
degenerescência não é algo negativo, apenas caracteriza as semioses nas quais há um forte impacto da
esfera da experiência no tempo e no espaço, desde as mais fugazes percepções do nosso mundo interior
até oposições radicais a tudo o que pensávamos até então. No caso acima, a predominância de padrões
fortemente relacionados a determinadas particularidades implica a recorrência a experiências já bastante
habituais, a ponto de terem se tornado regularidades, e, com isso, o desenvolvimento de plataformas
interativas sem grandes surpresas. Tal situação é que nos conduz a acreditar que essa seja a hipótese mais
provável, e caso, ao final da investigação, isso se confirme, acreditamos que trará elementos de interesse
para os debates sobre o campo da Comunicação, especialmente se, de fato, a World Wide Web se tornar
uma plataforma semelhante ao Second Life.
Outra das hipóteses do experimento que consideramos bastante factível é a de que os padrões
sígnicos predominantes na concepção das plataformas interativas sustentadas em redes digitais
multicódigos seriam aqueles de caráter marcadamente procedimental. Ou seja, os padrões mais
importantes seriam aqueles relacionados ao fato dos computadores executarem procedimentos que
obedecem a algorítimos pré-determinados, tanto para que a máquina e as redes funcionem, quanto para
que os programas realizem aquilo que os usuários desejam. Esse, de fato, tem sido um modelo
inescapável para o processamento de dados computadorizado, conforme bem descreve Murray na obra
Hamlet no Holodeck (Murray, 2001).
A hipótese se apóia, portanto, muito mais numa limitação dos atuais sistemas do que numa opção
de seus desenvolvedores e localiza-se entre os debates que se travam em torno das questões relacionadas
aos suportes dos meios de comunicação. Na esfera da semiótica, encontramo-nos, aqui, no âmbito do
signo em si mesmo, ou seja, a análise diz respeito a um processo semiótico degenerado em segundo grau,
pois não trata, propriamente, de relações entre o signo e seus interpretantes (terceiridade) nem com seu
objeto (secundidade). Tal estudo dos suportes, especialmente dessas plataformas interativas em rede,
também é tema relevante para uma compreensão mais rica sobre o campo da Comunicação,
especialmente considerando-se o grande desenvolvimento recente das linguagens multicódigos.
Além disso, os códigos visual e sonoro também apresentam uma forma extrema de
degenerescência, ou seja, aquela na qual signo e objeto compartilham qualidades, ou seja, as relações
icônicas. A evolução da fotografia em preto e branco para a rede digital via satélite faz com que a
hipermídia possa contar, hoje, com signos que têm em comum com seus objetos sons, formas, cores e
movimentos, em tempo real e com possibilidades de interatividade entre os receptores em rede.
123
4. O caminho da razoabilidade
As características multicódigos das plataformas interativas criam as condições para que tais
representações sígnicas atinjam o que Peirce intitulou o Summum Bonum, ou seja o esteticamente
admirável, que nos levará à terceira hipótese de nossa pesquisa sobre as plataformas interativas. Diz o
autor:
Portanto, a significação mais elaborada que o Pragmaticismo consegue conceber, em sua busca de
razoabilidade, se apóia não apenas na lógica ou na ética, mas em algo inefável, ou seja, no “esteticamente
admirável”. Esta foi a saída de Peirce para que sua teoria da significação estivesse fundada sobre algo que
fosse independente de qualquer tipo de consideração por parte de quem quer que seja, de modo a ser
coerente com o Realismo Escolástico e seu anti-fundacionismo, que recusa o essencialmente necessário
ou o absolutamente certo. Daí, este conceito não se encontra sequer na esfera da existência, embora possa
ser real. Se não existe, nada pode ser oposto a ele, mesmo idéias de falta, incongruência, ou qualquer
outra qualidade negativa, pois oposições são fenômenos da esfera da existência (CP. 5.132). Sua
inspiração vem do conceito de Lume Naturale, de Galileu:
Porém, é preciso esclarecer que Peirce associa o ideal estético à mente coletiva e não apenas a um
individual, na medida em que somente poderíamos nos aproximar dele por meio do processo de formação
deliberada de hábitos de sentimento apoiada em heterocríticas (Peirce, 1931-58; 1.574). Assim, apenas
por meio desse autocontrole de seus próprios processos reflexivos, o pensamento coletivo poderia atingir
a consciência dos princípios-guia que organizam seus processos de significação, o que propiciaria a
geração de novos hábitos mentais, de ação e de sentimento sempre que a realidade externa assim o
exigisse, ou seja, o Summum Bonum.
124
Esta compreensão coletiva decorre, em grande parte, do aprendizado da experiência, ou seja, de
processos sígnicos degenerados, pela necessária quebra de expectativas continuamente gerada pelo objeto
por sua autonomia em relação ao que pensemos sobre ele e é nesse ponto que se encontram as relações
desse pensamento com as plataformas interativas multicódigos. Isso porque esse hibridismo de códigos
oferece a seus desenvolvedores a possibilidade de criação de processos sígnicos nos quais objetos são
representados nos três níveis concebidos por Peirce e, mais do que isso, oferece a base para uma contínua
e dinâmica heterocrítica de sua própria concepção.
Naturalmente, plataformas como o Second Life ainda estão longe de produzir tais tipos de signos,
porém há indicações de que podem caminhar nesse sentido. Em primeiro lugar, sua estrutura em rede lhe
dá a configuração necessária para o trabalho coletivo. Além disso, o fato de suportar signos multicódigos
lhe proporciona a aproximação existencial e qualitativa com o objeto, ou seja, a degenerescência
semiótica necessária para a constituição de um signo genuíno rico e complexo, que atua nas três
categorias concebidas por Peirce. Falta, entretanto, o autocontrole de seus hábitos mentais, para que
caminhe em direção à razoabilidade concebida como Summum Bonum. Tanto a sua concepção como
sistema tanto o seu uso não apresentam, no momento, nenhum indicio de tal consciência de linguagem.
5. A hipótese da Biosemiótica
Portanto, à questão colocada “Que tipo de padrão sígnico predomina na concepção das
plataformas interativas sustentadas em redes digitais multicódigos?”, apresenta-se como terceira hipótese,
que consideramos a de menor probabilidade, de que estes seriam padrões cada vez mais amplos e
complexos, além da esfera do estritamente humano, no sentido de relações biossemióticas. Este seria o
ideal estético do Summum Bonum, do qual acreditamos que os sistemas atuais estão ainda bem longe.
Contudo, por outro lado, conforme apresentamos acima, é possível que nosso Lume Naturale nos
conduza por esse caminho de razoabilidade, conforme defendeu Peirce.
Isto porque, na medida em que ampliamos nossa capacidade de linguagem por meio desses
sistemas digitais, com signos degenerados, criamos condições de mudanças de hábitos e sempre no
sentido de ampliar a consciência de nossos próprios processos inferenciais. A constante recriação de
padrões do pensamento derivados desses processos pode nos levar, então, a concebê-los não como língua,
ou qualquer outro sistema lógico construído pelo homem, e sim como algo que transcende o humano. É
nesse sentido que caminham correntes da biossemiótica, que amplia o conceito de pensamento para algo
além do homem, tal como defendia Peirce há mais de cem anos. Portanto, tal concepção não é nova e,
portanto, não deveria ser, ainda, considerada tão surpreendente.
No resumo de seu texto intitulado O Paradigma da Biossemiótica Peirceana, Søren Brier descreve,
assim, essa vertente:
125
A incapacidade da ciência moderna em criar uma estrutura científica
comum para a natureza e a consciência tornou necessária a busca de
fundações mais amplas numa nova filosofia. Embora controversa para
a ciência moderna, a filosofia semiótica Peirceana, evolucionária,
pragmática e triádica, tem sido a única estrutura conceitual da
atualidade que pode sustentar esta mudança transdisciplinar em nossa
forma de pensar que une os dois saberes e transgride o dualismo
cartesiano. Daí, parece ideal para servir de base para a moderna
biossemiótica e pode, em combinação com a teoria da comunicação
de Luhmann, abranger a moderna teoria da informação, a ciência da
complexidade e a termodinâmica. Permite focar na conexão entre o
conceito de códigos e de signos em sistemas vivos, e torna possível
repensar tanto os processos internos quanto externos do corpo, da
mente e da comunicação humana em modelos que cabem numa única
estrutura (Brier, 2008: 30).
Assim, a biossemiótica compreende um novo campo de estudos que nos abre espaço para
conceber padrões lógicos que não estejam comprometidos, de forma rígida, com o pensamento humano.
Isso implica em caminhar no sentido da razoabilidade, conforme defendeu Peirce. Contudo, conforme
afirmamos acima, consideramos essa terceira hipótese da pesquisa sobre as plataformas interativas pouco
provável. De fato, nossas primeiras observações sobre o Second Life nos indicam que os padrões que
ocorrem nesse ambiente virtual estão relacionados ou a particularidades (segunda hipótese) ou com as
limitações procedimentais dos computadores (primeira hipótese).
Por outro lado, conceber o real como algo independente da cognição humana implica em assumir
uma posição bastante isolada frente à ciência nos dias de hoje, uma vez que o Realismo permanece sendo
uma vertente claramente minoritária, especialmente no campo da Comunicação. Predominam,
amplamente, as concepções filosóficas que enfatizam o pensamento humano como padrão fundamental
para a compreensão da mais variada gama de fenômenos, especialmente nas Ciências Humanas e Sociais.
126
6. Apontamentos finais
Assim, consideramos que as hipóteses descritas acima, relacionadas à questão “Que tipo de
padrão sígnico predomina na concepção das plataformas interativas sustentadas em redes digitais
multicódigos?” justificam a idéia de que a revolução digital é fator importante a ser considerado para uma
melhor definição sobre o campo da Comunicação, conforme propomos em nossa outra pesquisa que
investiga se a concepção do campo como teoria da representação sígnica seria compatível com as
principais tendências epistemológicas no País.
Contudo, por serem derivadas do Realismo, acreditamos que, muito provavelmente, o modo como
abordamos tais hipóteses terá um diálogo bastante restrito na esfera dos demais Programas de Pós-
Graduação da área no País, incluindo aqueles que participam desta proposta. Tal situação, entretanto,
mesmo se confirmada, pode eventualmente proporcionar um estimulante debate epistemológico sobre a
concepção do campo da Comunicação no Brasil, envolvendo as fundações teóricas das vertentes que vem
sendo utilizadas e que, de resto, é algo que está dentro dos propósitos da parceria que motivou esse
encontro.
Bibliografia:
BRIER, Soren. (2008). The Paradigm of Peircean Biosemiotics. In Signs vol. 2: pp. 20-81.
BUCZYNSKA-GAREWICZ, Hanna. (1971) The Degenerate Sign. In Semiosis, 13. Stuttgart.
MICHAEL, Fred. (1988). Two Forms of Scholastic Realism in Peirce's Philosophy. In Transactions of the Charles
Sanders Society, Vol. XXIV no. 3. Amherst, University of Massachusetts Press.
MURRAY, Janet (2003). Hamlet no Holodeck. SP: UNESP.
PIMENTA, Francisco J. Paoliello (2007). Semiótica, como teoria da representação, e o campo da Comunicação. In
Anais do XVI COMPÓS. Curitiba: Tuiuti/COMPÓS. (CD)
_________ (2008). Indeterminação; o ‘Admirável’; a Crescente Comunicabilidade. In Anais do XVII COMPÓS.
São Paulo: UNIP/COMPÓS. (CD)
PEIRCE, Charles Sanders (1931 - 1958). Collected Papers. 8 vols. Cambridge: Harvard University Press.
_______ (1998). The Essential Peirce. 2 vols. Indiana: Peirce Edition Project.
127
Comunicação, institucionalização e linguagens: a busca por um objeto de pesquisa nos problemas
situados entre sistema e mundo da vida151
Luiz Signates
Resumo:
Este trabalho busca expor e discutir os fundamentos teóricos e metodológicos do projeto pós-doutoral do
autor, em interlocução com o pensamento de Braga (2009). Trata-se de efetuar uma exploração dos
sentidos do conceito de comunicação, na esfera de intersecção deste campo de estudos com o dos estudos
sociológicos e antropológicos de caráter empírico ou não-ensaístico, com enfoque prioritário nas tensões
e lacunas, questões e problemas relacionados aos diferentes modos de apropriação daquele conceito.
Nesse sentido, são assumidos alguns pressupostos de natureza teórica, dispostos mais na condição de
indicadores ou localizadores das indagações, do que de padrão ou referencial para o juízo teórico ou
metodológico. Dentre estes pressupostos, posiciona-se como referencial o par conceitual sistema/mundo
da vida, na teoria da ação comunicativa de Habermas, concebido como institucionalização/cotidianidade
(Signates, 2001), num diálogo com a articulação instituição e linguagem (Braga, 2009). Com esse
percurso, intenta-se verificar possibilidades heurísticas para a delimitação do objeto e a definição tanto de
zonas fronteiriças, quanto de zonas de convívio, intersecção e tensionamento da comunicação com as
demais ciências sociais.
Palavras-chaves: Comunicação - Epistemologia da comunicação - Comunicação e ciências sociais -
Sistema - Mundo da vida.
Problema inicial
151
Texto apresentado no I Seminário de Epistemologia e Pesquisa em Comunicação. São Leopoldo, Unisinos/Capes-Procad(2009-2012),
2009.
128
A conclusão singular dessa problematização inicial parece ser uma posição simples, que funciona
como pressuposto autoevidente para o encaminhamento que pretende ter este trabalho: não é suficiente,
para o campo da comunicação, as abordagens teóricas ou empíricas dos processos comunicacionais
que tomem a comunicação como simples epifenômeno de estruturas ou processos que lhe sejam
considerados mais amplos, originários ou conseqüentes. Em outras palavras, ou a comunicação é o
objeto central do estudo ou o trabalho não se inscreve (ou não necessita se inscrever) no campo da
comunicação.
Esta proposição delimitadora, pelo seu caráter de negação, não consegue, evidentemente,
responder à indagação principal: o que é, afinal, comunicação, caso não seja ou não possa ser identificado
como objeto das ciências estabelecidas? O que vem a ser a comunicação, que não sejam as relações
sociais e institucionais estabelecidas conforme as teorizações sociológicas e antropológicas? O que é
comunicação, se não for o próprio âmbito da linguagem, tal como a descreve a lingüística? Este é o
problema central, sobre o qual se debruça a proposta de pesquisa aqui apresentada.
Nesse sentido, este trabalho efetua um recorte: o de buscar o estudo específico das zonas de
intersecção ou de fronteira com as demais disciplinas. Pretende-se, destarte, efetuar uma espécie de
estudo “de fora para dentro” do campo, isto é, de identificar de que forma um campo científico correlato
aborda o problema comunicacional e, a partir daí, o que parece ser mais importante ainda, verificar o que
não é abordado, o que não é respondido, o que é sonegado por força dos limites inscritos nos
pressupostos e referenciais teóricos e metodológicos do campo específico. Em termos mais simplificados,
pretende-se saber quais as perguntas são feitas e quais não são feitas, a fim de identificar, naquilo que é
próprio dessas ciências, o que não é próprio delas, mas constitui exigência específica do objeto da
comunicação, para o esclarecimento do fenômeno comunicacional.
O recorte aqui pretendido, por razões de método e conveniência, efetua-se também em duas
disciplinas científicas: a sociologia e a antropologia brasileiras. A pretensão, portanto, é debruçar sobre os
trabalhos resultantes das pesquisas empíricas feitas no âmbito da sociologia e da antropologia da
comunicação, no Brasil.
Para isso, dois esforços iniciais fazem-se necessários: primeiro, antecipar as condições teóricas
nas quais, provavelmente, os estudos de comunicação serão encontrados, e, segundo, definir os métodos
relacionados aos âmbitos de interesse da pesquisa, isto é, os procedimentos que devem nortear este
estudo, de vez que se pretende realizar o enfrentamento dos textos sociológicos e antropológicos,
direcionando o olhar não somente, nem principalmente, para o que lá esteja, mas sim para o que lá não se
encontre. Eis o que este artigo pretende fazer, numa forma de preparar e colocar em discussão os
pressupostos teóricos e metodológicos que o fundamentam.
129
Pressupostos teóricos
Este trabalho se posiciona teoricamente num ambiente de interlocução com a proposta de pesquisa
de José Luiz Braga, da Universidade do Vale dos Sinos, no Rio Grande do Sul. Este pesquisador propôs o
estudo de textos produzidos pela área da comunicação, a fim de buscar delimitar as perguntas que o
campo efetua, na busca pelo objeto.
Braga desenvolve seus pressupostos teóricos de forma semelhante à pretendida por este trabalho.
Afirma Braga (2009) que “a aproximação linguagem/instituição é relevante para a observação das mídias.
(...) ...a sociedade sempre fez distinções entre linguagem de um lado; e as instituições sociais de produção
e circulação desta – o livro, a escola, o jornal – de outro.” E propõe como estudo a articulação entre
linguagem e instituição como sendo característica dos processos comunicacionais, entendidos como
mediatização.
Esta articulação dual é bastante semelhante à desenvolvida por mim em meu trabalho doutoral, a
partir da teorização habermasiana. E é a partir deste marco que busco efetuar esta interlocução com o
trabalho de Braga.
As semelhanças entre os dois modos de pensar são flagrantes. Braga pensa linguagem/instituição;
e eu, mundo da vida/sistema, num plano de institucionalização sistêmica versus possibilidades da
linguagem.
Entretanto, para que o debate seja profícuo, é interessante que seja feito a partir das diferenças e
divergências, mais do que das semelhanças. E a primeira e mais clara diferença está na propensão
linguageira da teorização de Braga, em comparação com a propensão sociológica contida na minha.
Dizer, contudo, que Braga tende a falar a partir das ciências da linguagem e eu, a partir das ciências
sociais, é posicionar o debate fora do campo da comunicação e trair a busca comum que fazemos – a de
situar a comunicação como objeto específico. Na verdade, tais “propensões” não passam de
“modalidades” de abordagem, não sendo de modo algum apropriado situar Braga na lingüística ou me
situar na sociologia.
Há um argumento epistemológico importante para isso: situar o debate na esfera dos conflitos
entre as disciplinas pouco contribui para resolver o problema ou, sequer, para torná-lo produtivo, uma vez
que mantém o risco de desviarmos o debate para o pantanoso terreno da interdisciplinaridade. Por isso,
considera-se aqui que a discussão deve ser, antes de tudo, filosófica. Em outras palavras, deve se dar no
campo conceitual e epistemológico.
A questão é outra e tem a ver com o debate sobre a abrangência dos processos comunicacionais,
mais do que com sua especificidade. A dimensão instituição/linguagem, num patamar teórico em que a
própria instituição é feita de linguagem – o que denuncia o viés sóciointeracionista de Braga – contribui
pouco, a meu ver, com a percepção da rede de relações como algo que inclui, também, dimensões nas
quais o fenômeno da linguagem se faz presente apenas de forma epifenomênica. Refiro-me à rede de
130
relações econômicas e de poder, inscritas sobretudo nos processos institucionais, mas também nas
experiências individuais e grupais da sociedade.
Eis que, neste momento, define-se a idéia de “mundo” como sendo o “lugar”, no sentido
antropológico, isto é, o espaço ocupado pelo homem, tal como este o ocupa, “humanizando-o”, por assim
dizer, ou num termo igualmente caro à antropologia cultural, por “apropriação”, isto é, “tornando-o
próprio”. Em termos simplificados, é quando as planícies e outeiros dão lugar a ruas e praças como forma
de reconhecimento dos espaços... Mas, é claro, as coisas não são tão simples assim...
O que seria, portanto, a “condição humana”? Será nas condições de possibilidade da ação e do
discurso que Hannah Arendt irá retirar suas principais conclusões filosóficas a este respeito, para o
delineamento das esferas do labor, do trabalho e da política, percebidas a partir de seus estudos da esfera
131
pública grega. E, ao definir a ação e o discurso como as condições especificamente humanas, sua
perspectiva é a da liberdade.
Será em Habermas que a noção de mundo adquirirá uma especificidade teórica capaz de torná-lo
fundamento para a descrição dos processos sociais, na medida em que este autor incorpora as conquistas
da sociologia e da antropologia e dialoga com as ciências da linguagem, para a construção de sua teoria
geral de sociedade, a teoria da ação comunicativa. Trata-se do conceito de mundo da vida (ou mundo
vivido, conforme alguns tradutores), herdado da fenomenologia de Husserl e da noção de formas de vida
em Wittgenstein, e que Habermas retrabalha a partir das categorias da pragmática da linguagem.
O mundo da vida existe e se reproduz no meio da linguagem. São seus componentes estruturais: a
cultura, a sociabilidade e a personalidade. A primeira, definida como o acervo de saber do qual os
sujeitos retiram suas interpretações para se entenderem entre si; a segunda, o conjunto das ordenações
legítimas pelas quais são regulados os pertencimentos e as solidariedades; e, a terceira, o quadro das
competências que convertem o sujeito em capaz de linguagem e ação.
A teoria habermasiana descreve esse processo com alto grau de sofisticação e complexidade, em
pleno diálogo com as ciências sociais e da linguagem, bem como num patamar filosófico de alta
abstração. De forma alguma este artigo teria a pretensão de abarcar, com estes poucos parágrafos, a
complexidade da teorização habermasiana.
Seja suficiente dizer, neste momento, que a teoria dual de sociedade de Habermas contempla, com
alto grau de sofisticação e complexidade teóricas, a articulação percebida por Braga –
instituição/linguagem – como fundamental para os estudos de comunicação social. Habermas desenvolve,
porém, um marco dialético que, a meu ver, amplia o espectro de possibilidades de estudo pretendido tanto
por Braga quanto por mim, na delimitação procurada para as questões em comunicação.
É a partir desse referencial teórico que se pretende, nesta fase do trabalho, construir o diálogo com
José Luiz Braga. Para isso, toma-se como base o seu recente texto “Comunicação é aquilo que transforma
linguagens” (Braga, 2009), no qual ele propõe a dualidade instituição/linguagem, como fundamento de
sua busca pelas especificidades da comunicação.
A vantagem de dialogar com este autor, neste momento, vincula-se, evidentemente, ao interesse
de sua interlocução, como supervisor dos estudos de meus pós-doutoramento. Entretanto, o aspecto
133
principal deste diálogo é o rendimento teórico e epistemológico que pode ter duas buscas tão
semelhantes, a partir do que o entendimento quanto aos aspectos divergentes possam produzir.
Como já foi dito, o aspecto central do debate que se pretende fazer é o duplo conceitual
instituição/linguagem, em Braga, ante o qual se pretende avançar com o duplo semelhante sistema/mundo
da vida, a partir de Habermas, mas avançando para além deste autor (Signates, 2001). A discussão destes
pressupostos teóricos é feita com o máximo cuidado para não se incorrer em mera reivindicação (nem
sempre legítima) advinda de outra base teórica inteiramente diferente. De modo algum se quer aqui
“puxar a sardinha para a brasa” do referencial teórico pós-habermasiano. Um debate qualificado não pode
nem deve ser percebido como mera disputa de escolas ou patamares teóricos. O objetivo, portanto, é
efetuar uma interlocução dentro da proposta inicial comum – a delimitação de pressupostos, em face da
capacidade heurística de fazer emergir perguntas que sejam posicionadoras do objeto da comunicação,
ante a pesquisa em textos produzidos a partir da pesquisa empírica. Destarte, mantém-se o objeto, os
objetivos de pesquisa e o método: o que se discutirá aqui são os pressupostos teóricos.
Braga define instituição como um conjunto de regras ou códigos, que se caracteriza pela
perenidade ou a longa duração de seus sentidos e de suas práticas. Assim, ele define a instituição social
como sendo
Isso porque Braga admite que não pretende “procurar ‘determinantes estruturais’”, pelo temor que
isso venha a “reduzir o interacional à economia, à política, às estruturas lingüísticas etc.; ou a diluí-lo na
cultura” (Braga, 2009, p. 12). Essa fuga ao reducionismo economicista ou estruturalista leva o autor a
igualmente recusar a “mídia”, tanto na condição de empresa, como na de tecnologia, como objeto dos
estudos de comunicação, embora acolha os seus sentidos na condição de “âmbito privilegiado” (Braga,
2009, p. 13) e a mediatização como “processo interacional de referência” (Braga, 2007).
Assim, para Braga, a relação entre instituição e linguagem é, no contexto de seu estudo, uma
articulação ou uma aproximação de instâncias muito conjugadas ou implicadas, entre si.
A pretensão do debate teórico entre o pensamento de Braga e aquele sobre o qual o autor deste
trabalho visa buscar ampliações do pensamento contido nos pressupostos de pesquisa, num confronto
com estudos que lhe são anteriores, mas que se unem no mesmo objetivo heurístico. Ao fim e ao cabo, se
não for possível efetuar uma síntese, ao menos que os resultados de pesquisa possam dialogar com a
noção mais precisa dos pressupostos teóricos acionados e das diferenças entre eles.
O trabalho de Braga tende fortemente para o âmbito das ciências da linguagem. A ênfase e a
centralidade da linguagem em seu pensamento quase deixa uma perspectiva de que as ciências da
comunicação constituiriam um ramo específico das ciências da linguagem (este “quase” se deve ao fato
de se conhecer o percurso e a busca do autor, em relação ao conhecimento das especificidades da
comunicação). Esse pendor, contudo, sequer seria questionável, caso houvesse, nos estudos de Braga,
uma pretensão nesse sentido; como, no entanto, a sua busca não coincide com essa propensão, torna-se
importante efetuar este questionamento.
Esta constatação poderia ser expressa de modo diferente: há uma fragrante carência, nos seus
pressupostos para se pensar a comunicação, de pelo menos algumas categorias advindas dos estudos
sociológicos – ainda que para efetuar uma contraposição para com o campo da ciência da linguagem.
136
Observe-se, por exemplo, o conceito de instituição, bastante caro à arquitetura teórica de Braga.
No âmbito dos estudos sociais, este conceito aparece com muito mais riqueza do que a forma como o
autor a expôs, ao efetuar sua definição apenas pelos critérios lingüísticos. Do marco teórico sócio-
interacionista ou mesmo do sociolinguista, a especificação é aquela mesma: instituição é um conjunto de
regras ou códigos, produzido pelas próprias interações, feito também de linguagem e que se caracteriza
pela perenidade relativa de sua duração. Esta noção não é, evidentemente, incorreta; ela apenas deixa a
desejar, considerando a dimensão e a amplitude do trabalho de pesquisa que o autor anunciou a pretensão
de fazer. Senão vejamos.
Ao definir instituição a partir das categorias “codificação” e “regras” – ou, mais precisamente,
códigos de linguagem e regras compartilhadas –, Braga se situa claramente dentro do marco sócio-
interacionista e lingüista. Trata-se de uma noção relativamente reduzida de instituição, especialmente se
considerarmos a existência de estudos institucionalistas, que se tornaram reputados à época do auge do
estruturalismo, e cujas definições da institucionalidade ultrapassam os limites traçados por Braga.
Pode-se, aqui, chamar a atenção para pelo menos duas categorias extremamente importantes para
pensar a instituição; seja como estrutura, seja como processo: primeiro, o conceito de racionalização (e
não apenas de “racionalidades”, como promete o autor desenvolver futuramente) e, segundo, a noção de
autonomização (diferente do conceito ético-político de autonomia, da teorização piagetiana), ambos
advindos da herança weberiana da teoria social e que até hoje contribuem enormemente para pensar a
gênese e o desenvolvimento das instituições modernas, bem como os sentidos da própria modernidade.
Sem estas categorias, a definição de instituição arrisca-se a se tornar banal e superficial, na medida em
que possam ser apreendidas como mero resultado das redes de interação, em regime de compartilhamento
e complementaridade, obscurecendo-se, assim, toda a conjugação de interesses (não obrigatoriamente
compartilhados, pois só o seriam as raras instituições democráticas) e os impositivos econômicos e de
violência que não raro as caracterizam.
Deste modo, não só as interações seriam “pré-moldadas” por institucionalidades específicas: elas
são igualmente reduzidas e violentadas por ação dos sistemas de força e de dinheiro – que terminam por
se tornar ações extra-linguísticas152, de um ponto de vista comunicativo. Ao se trabalhar com o conceito
de instituição, ignorando-se os processos de racionalização, ou de redução argumentativa a uma lógica
unificadora, embora arbitrária, e os processos de autonomização, como descolamento dos sentidos das
ações para além das possibilidades coordenadoras da linguagem, o que se obtém ao final é a perda da
visão conflitiva ou dialética. A interpretação tende então a uma visão funcionalista da comunicação, na
medida em que se arrisca a presumir-se que todos o interesses pudessem ser tranquilamente levados à
152
Importante considerar que a expressão “extra-linguística”, aqui expressa, é feita dentro do patamar habermasiano, isto é, não significa
algo “fora da linguagem”, o que seria uma impossibilidade no mundo humano; e sim, que, nestas ações ou interações, a linguagem perde a
sua capacidade de coordenar a orientação das ações, tornando-se coadjuvante ou instrumentalmente utilizada pelos interesses em curso. Há,
nestes casos, o abandono das estratégias e expectativas de convencimento do interlocutor ou das buscas pela formação de consensos,
bastando à linguagem que cumpra sua função de inteligibilidade, ou seja, sendo suficiente que o outro “entenda” a ordem que lhe é imposta e
os riscos que corre ao não atendê-la.
137
linguagem e ali resolvidos, ou, pior ainda, como se assim fosse de fato. Não há conflito, nem violência,
nem guerras, nem sequer silenciamentos...
Braga rejeita ainda a apreensão das instituições como estruturas. Ele está correto ao verberar
contra o reducionismo economicista ou estruturalista. Entretanto, não parece ser boa alternativa o simples
banimento destes sentidos, ao não se identificar tecnologia e empresa como produtores de sentido
hegemônicos. O risco presente é praticamente outro tipo de reducionismo: a delimitação sócio-
interacionista e linguageira do fenômeno comunicacional.
Eis porque uma teorização que assumisse a idéia de sistema, ou pelo menos que apreendesse a
especificidade da institucionalização sistêmica, num sentido habermasiano, traria como vantagem a
recuperação do olhar crítico e dialético às relações entre instituição (sistema) e linguagem (mundo da
vida). Faria, então, todo sentido a questão, já citada, da “incompletude funcional” das instituições em
relação aos potenciais contidos nas práticas de linguagem, na medida em que toda relação de conflito
deixa resto, exceto no caso da extinção completa de uma das instâncias conflitantes, quando, então, a
própria relação cessa de existir.
Trata-se, pois, de uma ampliação que pode ter implicações heurísticas profundamente
significativas, a admissão da dualidade sistema/mundo da vida, de Habermas, apreendida como
institucionalização sistêmica da comunicação, na medida em que percebe que as formações institucionais
no campo da comunicação obedecem a uma lógica contraditória de descolamento dos sentidos da própria
comunicação do âmbito coordenador da linguagem, pela via da institucionalização de tecnologias
específicas de linguagem (pelos fenômenos da estandardização, da ritualização e da submissão dos
processos de negociação linguageira aos âmbitos de viés econômico e político).
Não seria, então, uma substituição de teorias, e sim uma ampliação dos sentidos, na medida em
que a idéia central – a dualidade instituição/linguagem – não apenas se preservaria, mas ganharia força,
com a dinâmica de uma conflitualidade entre conceitos advindos de fontes diversas – as ciências sociais e
as da linguagem –, na formação de uma rede de possibilidades teóricas e epistemológicas de alto
potencial heurístico, dentro do campo da comunicação.
Assim, a proposta seria a de preservar o âmbito dos estudos linguageiros, por um lado. Em termos
habermasianos, seria apreender o mundo da vida a partir da constituição de esferas públicas, dentro de
uma noção alargada deste conceito: a de modos de resistência/negociação/comunicabilidade de sentidos
138
sociais interacionalmente construídos sob a coordenação dos processos de linguagem. Preservar-se-ia,
sobretudo, a dimensão vital do projeto proposto por Braga, o da investigação das condições de
possibilidade da comunicabilidade, percebidas como invenção e tentativa.
E, por outro lado, ampliar-se-ia a noção de instituição, com a aplicação das categorias da
racionalização e da autonomização dos sentidos, tanto quanto do estudo dos processos de
institucionalização sistêmica da comunicação (Signates, 2001), perceptível nas instituições de poder
simbólico como modos de descolamento da coordenação da linguagem no âmbito mesmo das instituições
que nela se baseiam, pela via de tecnologias de comunicação transformadas em mecanismos de controle e
poder (isolamento sistêmico relativo, rotinização de processos, uniformização de conteúdos com
supressão jamais completa de outros sentidos e silenciamento do outro dentro da própria comunicação,
agora administrada em função de uma racionalidade estratégico-instrumental).
Toda esta proposição de ampliação teórica dos pressupostos visa, como no trabalho de Braga, a
produção de pistas para a pesquisa. Trata-se de, primeiro, utilizar a articulação teórica como um sistema
aberto de referências, e aí é profundamente importante que tal articulação seja a mais ampla possível, na
possibilidade de articulação dos fatores ou dados trazidos à baila. E, segundo, de manter alerta o cuidado
metodológico de se evitar que os pressupostos teóricos não estruturem demasiadamente as respostas de
pesquisa, mas apenas sejam índices de direcionamento para a localização de perguntas – sobretudo as
perguntas não feitas, transversais ou abdutivas em relação àquelas de fato formuladas pelos textos em
estudo.
Assim, e seguindo rigorosamente o método especificado por Braga (2009), podemos localizar,
dentro da complementação teórica proposta, quatro grupos de indagações a serem feitas aos textos
pesquisados:
Bibliografia:
ARENDT, Hannah (1958) A condição humana. Rio de Janeiro: Forense, 1983.
BRAGA, José L. (2009) Comunicação é aquilo que transforma linguagens. Compos XVIII Encontro, PUC-MG,
junho de 2009.
FRANCISCO, Maria de F. S. (2008) A distinção entre terra e mundo na filosofia de Hannah Arendt.
Notandum 17 jul-dez 2008 ESDC / CEMOrOC-Feusp / IJI-Universidade do Porto.
HABERMAS, Jurgen (1982) Teoria de la accion comunicativa (3 vol.). Madrid: Taurus, 1987.
SIGNATES, Luiz (2001) A sombra e o avesso da luz: Habermas e a comunicação social. Goiânia: Kelps, 2009.
140
Para uma Ética da Mídia
Resumo:
Este é um artigo de provocação de um debate sobre um tema em construção. São reflexões preliminares,
muitas soltas, que procuram mapear alguns tensionamentos quanto à insuficiência das atuais teorias éticas
da comunicação. É também uma busca de estruturação de método para apreender uma ética da mídia. O
meu ponto de partida é a premissa de que as teorias éticas da comunicação, “as canônicas”, estão
circunscritas ao exercício institucional da liberdade individual de comunicar e da liberdade de expressão,
num regime de liberdade editorial. A minha hipótese é que uma ética da mídia precisa colocar como
horizonte a “comunicação midiática”, que encerra dimensões aumentadas de intersubjetividade e de
formalização, pensadas num outro regime. Deve ser uma ética não meramente procedimental, mas
desentranhada no “entre” dos processos de comunicação e dos dispositivos da mídia.
Nota introdutória
Nas últimas décadas do século XX, com os desenvolvimentos da mídia153 e a com o aumento da
midiatização154 surge um crescente interesse pelo tema ética na comunicação. Várias instâncias o
atestam: as categorias profissionais, as empresas de comunicação, o público, o pensamento
comunicacional e o sistema de resposta social. A sociedade ressente um vazio ético na mídia e a ela é
dirigido o desafio de promover ética e de refletir sobre seus processos e impactos sobre os indivíduos e as
sociedades. As empresas de mídia e seus produtos são questionados em sua legitimidade e acusados de
falta de parâmetros éticos ou de desrespeitar os valores. Há instâncias “de dentro” e “de fora” da mídia
apontando a ética da mídia como tema problema.
155
Nomeio de “marcos éticos” os documentos elaborados pelas organizações e categorias profissionais com regras de conduta para os
processos de apuração, elaboração e difusão da informação. Em geral, são mecanismos de auto-regulação expressos em forma de Princípios,
Códigos Deontológicos e Normas Complementares. Um exemplo são as normas internacionais como Os princípios internacionais da ética
profissional do Jornalismo (UNESCO, 1983); Declaração de Princípios sobre a conduta dos Jornalistas (FIP, 1986); Código Europeu de
Deontologia do Jornalismo (Parlamento Europeu, 1993); Código latino-americano de ética jornalística (Federação Latino-americanda de
Jornalistas, 1979). Há, também, os códigos de ética e as regulamentações nacionais e das próprias empresas (Manuais de redação e as
normas éticas das empresas).
141
Casos extremos como a Escola de Base, Ibsen Pinheiro, Susane Von Richthofen, Isabela Nardoni e,
recentemente, Eloá Cristina Pimentel nos obrigam a inscrever a discussão não meramente numa ética da
prática jornalista. Além disso, os processos de comunicação, as interações e as ações comunicativas,
todos em construção, obrigam a um processo de reelaboração de valores, normas e da produção social de
sentido.
Para uma epistemologia da comunicação esse cenário é uma “nova mídia”. Os processos sociais,
os processos de comunicação e os dispositivos produzem impactos nas sociedades e nos/sobre os
indivíduos que os paradigmas teóricos do pensamento comunicacional do século XX não conseguem
traduzir e interpretar. Por isso, as questões éticas precisam ser postas, pois os processos midiáticos
tensionam os valores e normas, a textura da experiência e a constituição do sentido. E mais. Quando se
reflete sobre os processos da globalização econômica e tecnológica vividos no âmbito da mídia, as novas
tramas de territórios e atores, com contradições e conflitos; Tecnologia com consumo, política e cultura;
mediação das identidades; a configuração dos modos de ação pública, enfim, sobre os processos de
midiatização da sociedade. Acatando a premissa de que a mídia é mediadora social da realidade,
produtora de sentido, essas questões fazem da ética uma preocupação, pois exigem elaboração de juízos
sobre o exercício do poder no processo de mediação (Silverstone, 2002).
Este artigo está dividido em três partes. Na primeira discutimos o tema “ética jornalística como
um mecanismo da auto-regulação restrito à liberdade de expressão e apontando algumas insuficiências
para pensar uma ética que dê conta dos processos de midiáticos; Na segunda, apresentamos algumas
premissas do tema mídia e midiatização, como possíveis “pontes” para pensar uma “ética da mídia”; Por
156
Laan Mendes de Barros. “Comunicação na Contemporaneidade: perspectivas de um curso de mestrado” Líbero, Ano IX, n.17, 2006, pp.
9-20.
142
fim, na terceira parte, apresentamos uma tentativa de construção de método e metodologia para a
elaboração dessa ética. É um primeiro artigo de um projeto que findará em 2012.
Para Boris Libois (2003), o pensamento ético coberto pela referência à Ética na Comunicação, à
Ética na Informação e à Ética na joa esteve ligado a uma concepção clássica da soberania política,
econômica e cultural circunscrito ao exercício institucional da liberdade individual de comunicar e da
liberdade de expressão. Quatro grandes doutrinas estruturaram a problemática ética (a doutrina
autoritária, a doutrina libertária, a doutrina liberal e a doutrina da responsabilidade social da mídia) que
girou em torno a dois eixos principais: o reconhecimento formal da liberdade de comunicação (direito
abstrato) e a organização da responsabilidade editorial, em contrapartida a essa liberdade. A liberdade de
comunicar englobou a liberdade de empreendimento, a liberdade de expressão e a liberdade de recepção.
A contrapartida, entre outras, procurou evitar a redução da mídia a um estatuto de simples protagonista
econômico industrial, cobrando responsabilidade social157.
Nos últimos 20 anos, profundas mudanças nos limites empíricos e teóricos da mídia apontam para
um esgotamento destas teorias e discursos. Em termos empíricos ocorreu uma tripla diferenciação: nos
protagonistas, nas funções e nos suportes editoriais. Há uma pluralidade de suportes técnicos da
comunicação midiática: impressa, difusão hertziana, cabo audiovisual e telefônico, satélite, convergência
do audiovisual, da informática e das telecomunicações. Em termos de suportes editoriais temos agencias
de notícias, imprensa escrita de informação geral e segmentada, cotidiana e periódica, mídias eletrônicas
(radio, TV e Web), abertas e temáticas, gratuitas e pagas. Nas redações e no “negócio mídia” há inúmeros
protagonistas (jornalistas, animadores, produtores, programadores, editores, empresas publicitárias,
anunciantes).
Ainda no âmbito empírico, a função de informar é completada por outras funções como entreter,
educar e promover a cultura, sendo difícil definir fronteiras entre as funções. Outro ponto é a
convergência das mídias e a multiplicação dos suportes tecnológicos e econômicos da comunicação
midiática. Em termos teóricos, o interesse por uma concepção contemporânea da ética da mídia precisa
colocar como horizonte a mídia de comunicação, distinta do regime de exercício da liberdade editorial,
horizonte de compreensão de uma mídia de difusão.
157
Para um maior aprofundamento deste tema ver CLAUDE-JEAN BERTRAND, A deontologia das mídias, em especial nas pp. 31-71; JOSÉ
FRANCISCO KARAM, Jornalismo, ética e Liberdade, pp. 53-58; A ética jornalística e o interesse público, pp. 225-257; LUCIENE TÓFOLI,
Ética no Jornalismo, pp. 86-138.
143
de comunicação e a uma pluralidade de profissões. O credo da ética
da mídia pode ser entendido no modo das condições de possibilidade
a priori da mídia, mas também no modo de formulação e uso dos
anseios normativos a seu respeito. Essas duas abordagens não são
contraditórias. Uma abordagem transcendental da mídia e da liberdade
de comunicação pode se resumir assim: que estatuto filosófico atribuir
à mídia, a fim de que ela satisfaça nossas instituições democráticas
principais, nutridas por evoluções sociológicas, e que assegure aos
indivíduos e aos grupos uma comunicação política desprovida de
qualquer dominação estrutural? (Libois, 2003, p. 175)
A nosso ver, aqui radica um desafio epistemológico para a Comunicação: elaborar uma ética
contemporânea da mídia que preserve os interesses éticos das sociedades e dos indivíduos, levando em
conta as mudanças empíricas e teóricas do campo. Essa ética da mídia deveria ser pensada não a partir de
uma concepção de comunicação como comunicação interpessoal, mas a partir da comunicação como
comunicação midiática, que encerra dimensões aumentadas de intersubjetividade e de formalização e, a
partir daí, se inscrever numa ordem de legitimação distinta. Deveria ser uma ética não meramente
procedimental, mas “gerada” no próprio âmbito da mídia, onde se descobriria sua modulação peculiar.
***
Aqui saltamos uma discussão sobre Filosofia Moral, em especial nas últimas décadas do século
XX, e Ética Aplicada que daria conta do aumento da intersubjetividade e da necessidade de formalização.
A título de hipótese, acreditamos que os estudiosos agrupados em torno dos filósofos qualificados como
“comunitaristas” poderiam ser interlocutores. Nomes como Charles Taylor, Alasdir Macintayre e Michael
Walzer158 desenvolveram pensamentos críticos ao individualismo contemporâneo e insistem no valor dos
vínculos comunitários como fonte da identidade pessoal. Corremos o risco de parecer querer elaborar um
“coletivismo totalitário”, ou algum corretivo, para fazer frente ao liberalismo. De nossa parte, a intenção
é refletir sobre os riscos da aceitação acrítica da visão liberal da vida humana.
158
A escolha desses nomes do comunitarismo ético contemporâneo, por enquanto, é intuitiva. Seus nomes são lembrados por serem
pensadores críticos da moral e da política e por apresentarem propostas políticas de transformação da sociedade. Suas fontes de inspiração
perpassam boa parte da história da ética, o que pode ser um elemento seminal para uma moldura na discussão ética. As reflexões de Kant,
Habermas e Apel serão uma discussão fundamental, mas acrescidas das reflexões dos comunitaristas.
144
Roger Silverstone define a mídia como tecnologia, como processo de mediação, como interação
entre audiências, empresas e produtos, instrumentos que permitem maneiras de encontrar, assegurar e
comunicar significados, como parte da textura da experiência (Silverstone, 2002). Para o pesquisador, a
mídia tem a capacidade de confrontar o mundo em seu imediatismo, sua complexidade e seus perigos,
reais e imaginados. Tanto nos autores anteriormente citados quanto em Silverstone ganha relevância sua
função de representação da mídia.
Para Dominique Wolton (2004), o fim das distâncias físicas revela a extensão das distâncias
culturais, onde o desafio para a comunicação não é a gestão das semelhanças, mas a das diferenças. Em
termos de comunicação e sociedade, o desafio da comunicação é ajudar a organizar a coabitação entre os
pontos de vista culturais, sociais e filosóficos diversos. Sob esse ponto afirma:
159
A delimitação que nos propomos está circunscrita à ambiência midiática. O local focal do nosso problema, o tema da ética, estará
delimitado aos processos de comunicação e dispositivos.
145
lugar; a responsabilidade dos jornalistas; as forças e os limites das
novas tecnologias; a importância da história e do comparatismo; as
relações cada vez mais estreitas, no cenário da mundialização, entre
identidade, cultura e comunicação. (Wolton, 2004, p. 20-21)
Armand Mattelard, no prefácio à edição brasileira do livro Pensar as mídias, chama atenção para
aspectos que podem ajudar a pensar o tema da ética e que justificam a importância do tema. O
pesquisador chama atenção sobre a mudança no remodelamento em curso dos sistemas de comunicação e
como isso afeta nossas sociedades e a maneira de pensá-las e concebê-las. Ele aponta varias mudanças de
opções teóricas nos anos 80 e 90: revisão das teorias monolíticas do poder, retorno ao sujeito e ao
consumo, as novas sensibilidades em relação ao prazer, outra maneira de perceber o sentido e as
modalidades da interação entre os textos e os leitores, os programas e as audiências, substituição da
ideologia do progresso infinito pela ideologia da comunicação sem limites, a construção de uma
“comunicação-mundo” no contexto de uma “economia-mundo”. A título de conclusão do prefácio,
pergunta:
Barbero tem chamado atenção quanto à dependência cada vez mais intensa do ser humano dos
dispositivos para sua capacidade cognitiva. Entre outras coisas, o pesquisador sinaliza para uma era em
que a comunicação midiática estaria substituindo a comunicação de massa. Para a América Latina,
146
diferente de Europa ou América do Norte, o “ambiente midiático” traz implicações distintas visto as
características próprias de nossas sociedades.
2. Método e metodologia
Para nosso caso de estudo, precisamos colocar duas questões, ao menos: como definir/encontrar
os bens internos da mídia? Quais âmbitos precisam ser ouvidos, analisados ou pesquisados? Cortina
sinaliza que cada atividade tem suas próprias exigências morais e proporciona seus valores específicos. A
prática de uma atividade revela bens internos, valores e hábitos que precisam ser incorporados pelos
envolvidos na prática desta atividade. Sob estes aspectos, uma ética aplicada busca auxílio em outras
áreas. Ao mesmo tempo, são avaliados/cobrados/reformulados pela sociedade.
Contemporaneamente, numa sociedade pluralista, a ética aplicada precisa esclarecer seu método
próprio (como se relacionam o plano dos princípios éticos e o plano das decisões concretas), qual o
160
Aqui entendemos os livros, artigos, relatórios finais das pesquisas, entrevistas... Para este artigo não foi possível inventariar essa
produção.
147
161
quadro de valores cidadãos (a moral cidadã ) que precisa levar em conta e quais os valores próprios de
cada atividade. Sob esse aspecto, a filósofa espanhola explica:
A reflexão de Adela Cortina nos permite inferir: Como chegar a um método para definir uma ética
da mídia, no contexto contemporâneo? Essa ética contribuiu na construção das morais ou de uma moral
universal para as questões de justiça, um universalismo moral mínimo que pode ser defendido com
argumentos intersubjetivamente aceitáveis? Como hipótese, acreditamos que sim. Para o
encaminhamento da primeira pergunta, dois pólos são centrais: o sujeito como interlocutor válido e as
atividades sociais162.
Quanto ao primeiro pólo, a ética discursiva ajuda a fundamentar o princípio ético e a aplicá-lo na
vida cotidiana. Nesta tarefa, os interlocutores de um diálogo se apreciam reciprocamente como
interlocutores capacitados, e tratem de chegar a um acordo que satisfaça interesses universalizáveis. É
uma racionalidade comunicativa. Aqui se ampliam dois conceitos clássicos na ética ocidental: pessoa e
igualdade. Ao afirmar que todos os seres capazes de comunicação lingüística devem ser reconhecidos
como pessoas, pois todas as suas ações e expressões são interlocutores virtuais, e a justificação ilimitada
do pensamento não pode renunciar a nenhum interlocutor e a nenhuma de suas contribuições virtuais para
a discussão.
161
Adela Cortina entende que Moral cidadã pode ser definida com um conjunto de valores que os cidadãos de uma sociedade pluralista já
compartilham, sejam quais forem suas concepções de vida boa. O fato de que já os compartilhem, permite-lhes ir construindo juntos boa
parte de igualdade e solidariedade (que se concretizam no respeito e na promoção das três grandes gerações de direitos humanos) junto com
as atitudes de tolerância ativa e de predisposição ao diálogo. (CORTINA, 2005, p. 157).
162
Adela Cortina entende por atividade social uma prática (segundo o modelo aristotélico – tekne). Deve atender a cinco pontos de
referencia: 1. Ter metas sociais pelas quais adquire sentido; 2. Mecanismos adequados para alcançá-las em uma sociedade moderna; 3. Ter
um âmbito jurídico-político corresponde à sociedade em questão, expresso na constituição e na legislação complementar vigente; 4. Haver
exigências da moral cidadã alcançadas por essa sociedade; 5. Ter as exigências de uma moral crítica apresentadas pelo princípio da ética
discursiva.
148
Quanto ao segundo pólo, cada atividade caracteriza-se pelos bens (internos da atividade), pelos
valores que se descobrem na busca dos fins e pelas virtudes cujo cultivo exigem. Alcançar os bens de
uma atividade na sociedade atual requer mecanismos específicos e estratégias dessa sociedade, como o
quadro constitucional e a legislação complementar vigente. Contudo, a legislação jurídico-política não é
suficiente, pois a legalidade não esgota a moralidade. Pode haver lacunas e insuficiências, há a
reinterpretação histórica das leis e uma não cobertura total da atividade na legislação. Portanto, além do
“quadro jurídico”, duas instâncias morais devem ser observadas: a consciência moral cidadã (ética civil) e
a moral crítica. Para obter legitimidade social, a atividade social precisa respeitar os direitos reconhecidos
por essa sociedade e os valores que ela já compartilha. Mas precisa averiguar quais valores e direitos
devem ser racionalmente respeitados. Por isso Cortina conclui:
Temos consciência de que aqui saltamos uma série de passos da apresentação da ética discursiva,
seu princípio procedimental, e suas insuficiências. Cremos que para um primeiro debate, cabe apresentar
os passos propostos pela filósofa para formular uma ética aplicada, resultado de cinco passos:
Por ora acreditamos que os enquadramentos são suficientes para encontrarmos dentro do âmbito
da mídia as instâncias a serem acionadas pra a pesquisa. Os cinco pontos de referencia da nota 11
sinalizam para a arquitetura de um corpus que envolve os processos de empresa e os fenômenos
interacionais.
***
A centralidade dos processos midiáticos e seus impactos caracteriza-se pela manifesta articulação
dos meios de comunicação e informação com a vida social. Uma das implicações é um exercício sobre o
desenho de um conjunto de bens internos, valores, as normas para os processos e práticas que geram o
sentido da vida em sociedade. É uma pergunta pela ética da mídia. Por isso, é um “para”, uma retomada
reflexiva pelos processos comunicacionais no século XXI.
Ao longo deste artigo tentamos sinalizar para a necessidade de renovação da reflexão sobre a ética
a partir da Filosofia Moral e da própria Comunicação. Temas e conceitos das duas ciências podem ajudar
a desvelar pressupostos de definições/ações relacionadas com os dispositivos e processos, identificar
implicações éticas nas relações, ajudar a nomear novos atores sociais ou redefinir papeis, a socialização
do indivíduo e a estruturação da sociedade democrática.
Bibliografia:
Resumo:
O artigo faz uma breve reflexão sobre a campanha eleitoral para a prefeitura de Porto Alegre, que
evidencia uma disputa pelo lugar político que se dá no universo dos discursos simbólicos da mídia
através de uma tensão entre esses dois campos. Trata-se de um estudo sobre a midiatização do ‘corpo
feminino’ na política, com enfoque especial para as candidatas que disputaram a prefeitura da Capital
gaúcha em 2008, especialmente, por representarem metade das candidaturas no referido pleito. O corpus
da análise foi constituído pelos materiais veiculados no jornal Zero Hora (Grupo RBS), veículo
estratégico para a construção de vínculo entre o campo político e a sociedade, durante o dois turnos da
eleição.
Introdução
Cada vez mais, para se constituir como corpo midiático é necessário adequar-se a regras e
estratégias das mídias. A mídia é um espaço que se faz a partir de diversas instâncias e se constitui de
diferentes estruturas, mecanismos e operações - esse bios proposto por Sodré, e para fazer parte deste
espaço é necessário apropriar-se, ou desenvolver, um modo de construção/representação específico. A
mídia constrói representações do feminino que se inscrevem na política, de tal forma que o campo
político encontra, assim, uma fonte de sociabilidade. Nesse caso, o ‘ser feminino’ é ‘subvertido’ pela
midiatização, a partir de uma redefinição do corpo e de sua imagem para estar ali, ocupando aquele
espaço político-midiático.
Em 2008, o RGS teve 84 mulheres disputando prefeituras, mais do que o dobro de candidatas de
12 anos atrás163. A peculiaridade também está no fato de quatro mulheres, com diferentes biografias
163
Luciana Genro: “Quem está começando [na política] ainda sobre muita discriminação.” Manuela D’Ávila: “A participação cresceu
porque as mulheres têm lutado para superar as dificuldades culturais.” Maria do Rosário: “O desafio é mantermos nossas características.
152
políticas e com inscrição em partidos políticos de esquerda, enfrentarem a hegemonia do poder político
da cidade. Trata-se de um enfrentamento ‘simbólico’, que se dá na ordem dos discursos, do feminino
entre si.
Optamos no presente artigo por restringir nossa amostra de análise aos materiais veiculados no
jornal Zero Hora, do grupo RBS. Tal jornal constituí-se num lugar estratégico para a construção de
vínculo entre o campo político e a sociedade, por ser um jornal de grande circulação, de amplo público e
com um peculiar ‘contrato de leitura’, voltado para os gaúchos e suas instituições. Além disso, o jornal
Zero Hora cria um nicho específico, uma sub-editoria chamada ‘Palanque Eletrônico’, de meia página,
dentro da editoria de política, onde fatos curiosos, críticos ou polêmicos do Horário Eleitoral Gratuito do
dia anterior são relatados, o que demonstra também a capacidade do jornal de ser agendado por outros
‘lugares de veiculação da política, como o HEG. Ou seja, o HEG e as estratégias discursivas
desenvolvidas nele pelos candidatos ocupam lugar de destaque em outras mídias, agendando veículos
impressos. Apesar do pouco valor a ele atribuído, o HEG repercute sobre a decisão do eleitor.164
Esta estratégia aponta para a superação dos três estágios assinalados por Lipovetsky165 sobre a
condição feminina. O primeiro, mostra a mulher desprezada, tanto pelo poder simbólico quanto pelo
papel social e religioso; o segundo, apresenta a exaltação da mulher, com o culto ao feminino pela Idade
Média; e o terceiro, é a desvirtualização do ideal de mulher, com a legitimação dos estudos e do trabalho,
do direito ao voto, da liberdade sexual. Propõe-se aqui um outro (quarto) estágio, que firma essa ascensão
da condição feminina, através de uma abertura estrutural ― tecno-simbólica-discursiva ― do universo
midiático à mulher. O corpo-objeto da mulher de ontem dá lugar a um corpo-midiático, que re-significa a
politização ao tornar-se protagonista de seus atos e ações políticas midiaticamente. Nesse contexto, a
idéia de um outro corpo surge como alento para o ingresso da mulher nesse meio de disputa de poder.
Uma disputa dupla, que abrange o jogo político e o jogo midiático, cada um com suas regras e estratégias
específicas.
A presença das mulheres na política tem se tornado cada vez mais freqüente, e para compreender
essa presença apresentamos a seguir alguns dados relevantes. A campanha Mais Mulheres no Poder166,
lançada em agosto deste ano, pretendeu “debater a importância da presença feminina nos espaços de
E isso não tem nada a ver com beleza, mas com garra.” Vera Guasso: “O crescimento é uma tendência, mas isso não é garantido. Há
avanços e retrocessos.” (ZH, Quinta-feira, 28/08/08)
164
Ver Revista Pesquisa FAPESP. A hora da política – Como o HEG influencia a eleição. N. 152. Outubro de 2008.
165
GUZMÁN, M; AGUADED, J; CORREA, R. Televisión y espetáculo de la realidad. In: Diálogos de la Comunicación. Lima: Felafacs,
1999. In: www.felafacs.org/dialogos/pdf55/aguaded.pdf
166
Campanha Mais Mulheres no Poder lança plataforma eleitoral para eleições 2008. Promoção do Conselho Nacional dos Direitos da
Mulher - CNDM e Fórum Nacional de Instâncias de Mulheres dos Partidos Políticos, com o apoio da Secretaria Especial de Políticas para as
Mulheres da Presidência da República. Fonte: Rede de Educação Cidadã. www.recid.org.br, acesso em 16/09/08.
153
poder e decisão e incentivar todas as candidaturas ao comprometimento com plataformas eleitorais
voltadas para a igualdade entre homens e mulheres”. Porém, a relevância do tema da campanha para um
ano eleitoral não garantiu a freqüência dos três spots de rádio167 para incentivo à participação política das
mulheres. E apesar deste incentivo, nas últimas eleições nenhum partido cumpriu a cota mínima de 30%
de mulheres no total de candidaturas para as câmaras municipais, como propõe a Lei Nº 9.504, de 1997.
Além disso, num ranking entre 192 países, o Brasil ocupa o 146º lugar em relação à presença de mulheres
nos parlamentos, está atrás do Cazaquistão e, entre os países da América do Sul, está na frente apenas da
Colômbia168.
A capital gaúcha tem uma peculiaridade, é a única em que a eleição municipal registrou um
equilíbrio de candidaturas, com a disputa entre quatro homens e quatro mulheres. No universo das 26
capitais brasileiras nas quais ocorrem eleições municipais, o PMDB, o PDT e o PMN foram os partidos
que estiveram mais distantes da cota mínima. Cada um alcançou os 30% em apenas duas capitais. O PC
do B foi o partido que mais cumpriu a legislação nas capitais e superou a cota em 12 delas –
coincidentemente o partido da candidata Manuela D’Ávila, no RS disputou o segundo lugar com a
candidata do PT, Maria do Rosário.
O pleito gaúcho é marcado por outras novidades, pois embora as mulheres correspondam a 52%
dos votantes, elas ainda são apenas 7% das candidatas à prefeitura. Em 1996, este índice era de 3%. Este
ano, em 45 municípios gaúchos o número de mulheres candidatas é maior ou igual ao de candidatos.
A candidata Gleisi Hoffmann (PT), de Curitiba, não conseguiu garantir uma boa
representatividade na disputa, mesmo com o apoio de Lula e Dilma Roussef no HEG e no palanque. No
Rio de Janeiro, Jandira Feghali (PC do B), aparecia nas pesquisas empatada com Fernando Gabeira, que
167 Nas vozes de Maria da Penha (símbolo da luta pelo enfrentamento à violência contra a mulher), Clara Charf (membro do CNDM pelo
notório saber em questões de gênero) e Jacira Melo (filósofa feminista e integrante do Instituto Patrícia Galvão), as mensagens reforçam que
homens e mulheres podem mudar a realidade de baixa representatividade feminina nos cargos eletivos através da eleição de mais mulheres
ou de candidaturas comprometidas com a igualdade.
168
Fonte: Site do INESC – Instituto de Estudos Sócio-Econômicos. Acessado em 19/09/2008.
http://www.inesc.org.br/biblioteca/textos/mais-mulheres-no-poder
169
Embora tais regiões apresentem os melhores índices de escolaridade, alfabetização, etc.
170
Raio X da situação das mulheres nas eleições 2008. Elaboração: SPM - Fonte: Base de dados do TSE
154
acabou indo para o 2º turno. Em Belém, a candidata Valéria Pires começou liderando as pesquisas, mas
também não foi para o 2º turno. Em Fortaleza, Luizianne Lins (PT), orientada pelo marqueteiro Duda
Mendonça, foi reeleita e contou com o apoio do presidente Lula, ao contrário de Patrícia Saboya (PDT),
que tentou a presença do presidente no palanque e no HEG, mas não conseguiu garantir o apoio. Em
Natal, a jornalista Micarla de Souza (PV) venceu no 1º turno, mas foi sua adversária Fátima Bezerra (PT)
que contou com o apoio do presidente Lula no palanque. Em São Luís, Roseana Sarney não conseguiu
manter a hegemonia do poder e ir para o 2º turno. No RGS, as candidatas que ‘disputavam o corpo do
presidente’ tiveram que se contentar com a inserção de fotos e filmagens no HEG durante o 1º turno das
eleições. No segundo turno, uma última medida foi a veiculação de um vídeo do presidente declarando
seu apoio à candidata Maria do Rosário, numa espécie de elogio à mulher171.
No segundo turno uma postura de enfrentamento passa a ser adotada no RS pela candidata petista
Maria do Rosário, transcendendo a expectativa de Foucault172 sobre o governo de que ‘as campanhas vão
agir sobre a população’, que deixa de ser sujeito de ações e objeto nas mãos do governo, para se tornar
espectador do jogo midiático colocado em prática pela candidata.
Embora os meios sejam de certa forma explícitos em suas ações, é difícil ter certeza de quem ou
que processo determina suas agendas, por isso, fica a impressão de que eles operam sozinhos. Em torno
das disputas que operam a desconstrução de ‘corpos políticos’ no espaço midiático a fronteira entre
fontes e atores da notícia serve apenas para justificar a realidade que se impõe como referência e que
nesse caso pode-se dividir em duas possibilidades: de um lado, aquilo que é referência para o outro, que é
externo ao processo de produção, o público, ao qual se impõe como referência de realidade o que é
apresentado pelos mídias; de outro lado, o que é interno ao processo de produção, e que de certa forma
vai estar ligado ao universo das fontes da informação, são as realidades, no caso do campo político, que
171
Tal evento recebeu destaque no jornal Zero Hora como medida de ‘última hora’ para tentar salvar a candidatura de Rosário. A inserção de
62 segundos de duração, foi enviada por e-mail a Porto Alegre e veiculada nos últimos programas que foram ao ar. Ver reportagem: O apelo
que dobrou o presidente – Como foi a decisão de Lula de gravar na última hora mensagem de apoio a Maria do Rosário. Zero Hora,
18/11/2008.
172
FOUCAULT, Michel. Microfísica do Poder. Rio de Janeiro: Graal, 1979. p. 289
173
Aumenta o número de mulheres candidatas às prefeituras do RS, 28/08/08. Fonte: clicrbs.com.br. Acesso em 04/09/2008.
155
são transportadas para as rotinas de produção do jornalismo, como é o caso dos ataques de campanha. As
estratégias midiáticas ofuscam as estratégias políticas da campanha, de tal modo que subvertem o ‘corpo
feminino’ enquanto objeto de manejo do campo midiático, como pode ser visto a seguir, na disputa
simbólica que ocorre entre o ‘corpo do presidente’ e o ‘corpo’ de uma adversária de campanha.
E quem configura a credibilidade deste outro corpo é o universo midiático. Na maior parte dos
debates o condutor é um representante da ‘autoridade jornalística’ (Gomes, 2004: 54), como equivalente
de credibilidade. Para Bourdieu, autoridade é agir de maneira autorizada (Bourdieu, 1998). Aspectos
como esses, ao serem tensionados pretendem constituir este outro ‘corpo feminino’, as mulheres são
autorizadas a se colocarem no universo midiático, e a credibilidade se dá porque o papel político permite
que elas se coloquem no lugar de uma ‘espécie de celebridade midiática’. Embora o campo midiático se
aproprie primeiramente das noções de beleza e sensualidade do corpo feminino, busca em suas
construções relacionar a aparência exterior com o intelecto, em construções que primam pela
demonstração do poder deste outro corpo feminino que hoje se apresenta na política.
O jeito de ser dos candidatos (2). Luciana, rebelde sem cachos. “Aos
37 anos, a deputada federal vive uma mudança de visual assumida e
planejada. – Achei que por respeito ao cargo que estou disputando
deveria me apresentar de uma forma mais cuidada. Nunca dei muita
bola para roupa, nunca comprei roupa. (...) Na sexta-feira, antes da
entrevista na sua casa, ela foi ‘se arrumar’. Surgiu levemente
maquiada, magra para o seu 1m70. (...) Seu novo visual mexe com
eleitores. Alguns sentem falta do cabelão. A maioria elogia.” (ZH,
Segunda-feira, 18/08/08)
A repercussão em jornais, sites e revistas das ações das mulheres ligadas de alguma forma com o
universo político, passa por um investimento que está além do lugar político que ocupam e aquém da
subjetividade feminina colocada por algumas perspectivas sociológicas e antropológicas. Trata-se de um
‘desdobramento’ do ‘ser feminino’, que tensiona o conceito de Foucault sobre a ‘técnica de si’, pois não
se trata de um feminino por si só, mas de um desdobramento que se desloca da questão do gênero e da
identidade para um corpo que recebe um investimento de operações tecno-simbólicas da ordem do
universo midiático. Não basta assumir-se como ‘corpo feminino’ por si só. A subjetivação (feminina, no
nosso caso), proposta por Foucault174, é subvertida por uma outra ‘construção de mulher’, que apresenta
um outro ‘corpo feminino’175 midiatizado para a política, midiatizado para ocupar um lugar político. Ou
seja, supera a questão do corpo e da sexualidade.
174
1997: 119,123.
175
O que entendemos na presente proposta por corpo feminino, não é um corpo anatômico, sexual, relacionado com o gênero e a identidade
feminina, apenas, mas trata-se de um corpo polifônico, além destes lugares tradicionais, revestido por várias matérias significantes, o que
caracteriza um novo perfil, uma nova identidade.
157
Mesmo fora da disputa pelo 2º turno na capital gaúcha, Manuela D’Ávila continua sendo o centro
das atenções na campanha eleitoral. A disputa pelo corpo da deputada se dá não apenas na esfera política,
entre os candidatos Maria do Rosário e José Fogaça, mas também na mídia. A presença de Manuela é
requerida em passeatas e depoimentos, e também em momentos que oportunizem outros referentes de
noticiabilidade para a campanha.
A ex-candidata tem seu corpo manejado por indivíduos, processos e campos sociais que
constituem os espaços da noticiabilidade. Mas que corpo é esse com o qual a imprensa joga? A jovem, a
jornalista, a política, a namorada de um integrante de outro partido, a ex-candidata...? Como diz Charron:
E a visibilização de um corpo que está fora da disputa continua no campo da política, com um
apelo de Maria do Rosário feito aos repórteres, mas dirigido à Manuela:
.
Rosário exibe hoje depoimento de Lula na TV. “O depoimento pessoal do
presidente é um reforço muito grande.” (ZH, Quinta-feira, 23/10/08)
O apelo que dobrou o presidente. Como foi a decisão de Lula de gravar na
última hora mensagem de apoio a Maria do Rosário. (ZH, Domingo,
02/11/08, p.6)
A encenação é, de certa forma, dramática, como pode ser visto nos trechos de reportagens e
entrevistas:
“O que haveria no coração de Manuela? Mágoa, ao que parece. Ela
quer ser valorizada pelo conteúdo, não pela imagem” (ZH, terça-feira,
07/10/08, p. 17)
Manuela diz como pressentiu a derrota. “Ninguém que disputa para
ganhar não sente dor quando perde. (...) Não choro muito. Não quer
dizer que não tivesse vontade de chorar. Não sou fria. (...)” (ZH,
Quarta-feira, 08/10/08, p.6)
E acaba sendo conduzida por um ator político que não faz parte da disputa eleitoral, o que causa
divergência de opiniões dentro do partido; como, também, uma vez dentro do circuito midiático, carece
de habilidades que nem sempre vão ser o ponto forte do sujeito envolvido, ou, ainda, o ponto certo de
atingir o eleitorado. No caso do presidente, seu corpo aparece solto e vazio de emoções na campanha,
pois foi associado a ela somente nos dois últimos dias. Trata-se de um corpo subordinado a outras
estratégias, que não são aquelas da ordem das emoções que marcam a campanha pelas eleições
municipais. É uma emoção moderada que revela uma etiqueta, pois seu apoio se dá sob certas condições,
por isso apresenta uma fala cuidadosa que visa não constranger os vínculos do presidente com o
adversário. Ao contrário de outros estados, que priorizaram a presença do presidente, no RGS a estratégia
explorada pela mídia com relação à campanha petista é aquela de atrelar o corpo da ex-candidata, como
160
se ela fosse capaz de surtir mais efeitos. Talvez a escolha tenha sido equivocada para o partido, mas
parece ter sido acertada pela mídia, pois permitiu a construção de um ‘caso eleitoral’. No caso de
Manuela D’Ávila, o corpo é revestido de sentimentos e emoções. A dureza que a ex-candidata buscava
apresentar em campanha, aparece agora nas reportagens com um ar de ‘doce soberba’.
Gomes sugere que “o espetáculo se torna essencial para a nova comunicação política e para a
nova política habitante do mundo-media” (Gomes, 1994: 45) o que justifica a intenção da mídia de
explorar na disputa eleitoral a presença de um corpo que aparece fora dos processos de produção. Não
existem fotos, não há discurso de apoio. Apenas o silêncio e as suposições.
À guisa de conclusão
Seguem algumas conjecturas sobre a análise realizada até o momento para a elaboração do
presente artigo, pois trata-se de um trabalho em andamento e que, portanto, passa por constantes
readequações e revisões, mas que pretende apresentar um conjunto de ações colocadas em prática na
campanha eleitoral na capital gaúcha. Ressaltamos que será importante considerar a biografia dessas
candidatas, o percurso que elas desenvolvem, inclusive para chegar à política, e também a biografia
midiática que possuem; a documentação de campanha, como os rafis, os conceitos; o material do HEG;
os materiais jornalísticos, como reportagens em outros jornais; revistas e sites nacionais e internacionais
sobre a construção midiática das mulheres na política.
Para perceber o modo como se dá a construção desse ‘corpo feminino’ pelo universo midiático é
importante ressaltar alguns aspectos interessantes, como a dimensão gestual, o tom empregado, a
estrutura dos cenários (tanto em gravações externas como em estúdio), as manobras discursivas, a mistura
de vozes de poderes/saberes distintos, e, por fim, a mídia como dispositivo de mediação dos processos
discursivos. Tais elementos constituem o ‘contrato de leitura’ e são re-significados na medida em que
articulam de outra forma a estrutura corpo/espaço/objetos convertendo este ‘corpo feminino’ em ‘meio de
contato’ (Verón, 2001: 18). O ‘corpo feminino’ que subverte o ‘corpo da mulher’ é o corpo manejado por
161
estratégias midiáticas, por jogos de linguagem, por recursos fotográficos ou de animações/charges. O
corpo da mulher que faz parte do campo político, hoje, passa a ser aquele necessário para a mídia para
estabelecer um outro vínculo com o (e)leitorado contemporâneo.
A sociedade permeada pela visibilidade midiática faz com que a visibilidade da política seja
atravessada pela própria mídia. Esse processo que permite ao ator político o direito e o desejo de não ser
visto, ao mesmo tempo em que mostra a capacidade de expressão do sujeito envolvido passa a ser
monitorada, por algo que tem lugar no campo da comunicação, que é o manejo de informações de
diferentes campos. Nessa afetação entre os campos, é a forma como são manipuladas essas informações é
que vai dar lugar à crise da visibilidade, conforme os interesses envolvidos.
Apesar da instituição política que lhes é conferida, as mulheres ainda passam pelo furor da mídia
em utilizar seus corpos para vender notícias. Uma das premissas para tal enfoque pode ser o fato de que
nunca houve um número tão grande mulheres no comando de países ou em posição de destaque na
política mundial. Ou seja, o acesso à midiatização seria proporcional à exposição do corpo. Participar do
processo eleitoral, ou de outras ações políticas ou não-políticas, de forma ativa, facilita a apropriação por
parte da mídia desse ‘corpo’, atribuindo a ele uma série de significados.
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163
Ricardo Z. Fiegenbaum
Resumo:
O processo de midiatização no qual instituições não-midiáticas se veem implicadas pela presença cada
vez mais hegemônica do campo dos mídias como organizador das interações sociais é trabalhado neste
artigo a partir de três categorias, a saber, as categorias de valor, de visibilidade e de vínculo. Postulo que
tais categorias oferecem, em seu modo de operação sistêmico, um caminho para a compreensão de como
se dá o processo pelo qual as instituições não midiáticas, os meios e os atores individuais se afetam
mutuamente na midiatização. O lugar privilegiado dessas operações são os dispositivos comunicacionais
que se localizam na fronteira entre cada uma destas instâncias, dando guarida a processos de remissão e
de resistência mútuas entre o midiático e o não-midiático.
Nota Introdutória
O campo religioso, assim como os demais campos sociais, não está imune à midiatização. Antes
pelo contrário, dela participa, inclusive fundando novas instituições, cuja maternidade é a própria mídia e
seus processos. É o caso de igrejas como a Universal do Reino de Deus e a Internacional da Graça, para
citar apenas as mais conhecidas, que se constituem e se difundem por meio de protocolos midiáticos,
como bem observam Fausto Neto e Pedro Gomes em suas pesquisas (2004). Há, porém, uma gama de
igrejas tradicionais, cujo primeiro berço foi outro, que não consegue dormir tranquilamente embalada
pela mão da midiatização. Nascidas nos primórdios da modernidade, estas instituições do campo religioso
parecem estranhar o berço midiático contemporâneo. O fundamento seguro da tradição e o conjunto de
valores a que devem a sua existência e que perpetuam de geração em geração ficam abalados diante de
processos nos quais a performance é mais importante que o conteúdo. Mas ainda que desconfortáveis no
164
colo midiático, tais instituições tradicionais do campo religioso procuram responder as demandas que
vêm do campo dos mídias, inserindo-se assim, a seu modo, na concorrência discursiva que caracteriza a
existência midiática contemporânea. E o fazem de duas maneiras complementares: elaborando discursos
e normas sobre os modos de se haver com a mídia e construindo sua própria pragmática midiática.
Estes três elementos – instituições, meios e atores individuais – foram organizados por Eliseo
Verón (1987) num esquema para entender a midiatização. No esquema, Verón procura mostrar como a
midiatização se realiza pela afetação mútua que instituições, meios e atores individuais operam
produzindo coletivos sociais (instituições/meios; meios/atores; atores/instituições e vice-versa, e os
modos como os meios afetam a relação instituições/atores e vice-versa). Partindo deste esquema para a
análise da midiatização, postulo que tais coletivos engendram processos de acoplamentos mútuos que
envolvem valor, visibilidade e vínculo, o que significa dizer que são resultado de operações destes três
sistemas em rendições e resistências mútuas. O lugar privilegiado destas operações são os dispositivos de
comunicação mobilizados pelos elementos que compõem o esquema. Em outras palavras, no entremeio
entre instituições e meios e entre meios e atores individuais e entre instituições e atores individuais
ocorrem operações de sistemas de valor, de visibilidade e de vínculo que revelam as nuances do processo
165
de midiatização da sociedade. Tais operações se dão em dispositivos de comunicação, tanto institucionais
como midiáticos.
Valor “é um bem em nome do qual os indivíduos e a sociedade estão dispostos a sacrificar outros
bens” (RODRIGUES, 2000: 4). Dependendo do número e da importância dos bens pelos quais se está
disposto a sacrificar outros bens, a noção de valor pode variar, na medida em que ela é relativa a um
determinado lugar indiscutivelmente aceite. Nesta perspectiva, as regras se relacionam diretamente com
os valores. Em outras palavras, um campo social não apenas prescreve a maneira adequada de realizar
determinados atos, mas constitui ou define também os atos que pertencem à sua esfera de competência e
de influência. Estas duas noções, de valores e de regras de um determinado campo social, indicam as
primeiras pistas para a compreensão das dinâmicas de comunicação – midiática ou não – das igrejas
protestantes aqui pesquisadas. Certos valores constituintes do campo religioso protestante não se
coadunam com determinadas regras tanto definitórias como normativas do campo midiático, o que leva
as igrejas a elaborar discursos valorativos e regulatórios sobre a comunicação e suas relações com a
mídia. Em outras palavras, o que a igreja diz sobre a comunicação é dito a partir de um conjunto de
valores que constitui um ponto de vista particular e se firma como um modo de ver o mundo a partir do
qual o mundo faz sentido. Para se constituir como valor de um campo ou de uma instituição, essa
mundovisão é compartilhada com todos os agentes do campo, ou seja, expressa-se como uma forma de
consciência comum, ou melhor, de uma unidade de consciência.
Pedro Gomes (2007), ao abordar o tema da midiatização da sociedade ora em processo, radicaliza
essa noção de unidade de consciência, como uma unidade planetária. O próprio Gomes reconhece que
essa proposição não é definitiva. Mas considero produtiva para a construção do conceito de valor a ideia
de unidade de consciência que se estabelece entre os agentes de um mesmo campo sobre determinadas
questões inegociáveis. Ao conceito de valor aqui trabalhado, portanto, agrega-se, para aquém ainda da
ideia de uma totalidade midiatizada, a perspectiva de um senso comum, de uma consciência unitária, que
envolve certos grupos de indivíduos comungantes de determinados princípios subjetivos, que podem ser
tanto imperativos (Kant) como normativos (Durkheim), e que concernem à produção social de sentido.
Ou seja, valor diz respeito a uma memória coletiva, que resulta de um acúmulo de experiências e se
transmite por educação, articulada como uma rede nervosa a partir de certos centros definidos, fazendo
emergir uma faculdade de visão comum (GOMES, 2007), delimitada pelas fronteiras do campo ao qual
pertence. Valor é, no sentido em que me refiro, uma unidade de consciência em torno de determinados
bens pelos quais os indivíduos estão dispostos a se sacrificar e que, portanto, demandam determinadas
regulações sobre a pragmática social daquele coletivo comungante.
166
Se valor tem a ver com uma unidade de consciência, a visibilidade diz respeito ao modo como
essa consciência se manifesta em dois aspectos essenciais: o dizível e o visível (e, por consequência, em
seus contrários: o não enunciado e o não visível). “Maneira de dizer e forma de ver, discursividades e
evidências, cada estrato (formação histórica) é feito de uma combinação das duas e, de um estrato a
outro, há variação de ambas e de sua combinação” (DELEUZE, 2005, p. 68). Como propõe Lucrécia
Ferrara (2002, p.101), a visibilidade “é propriamente semiótica, pois é compatível com a cognição
perceptiva como alteridade que caracteriza e desafia a densidade sígnica”. Mais especificamente, uso o
termo visibilidade como um princípio de inteligibilidade ou de percepção, referindo-se tanto a um mundo
visível e a um plano de imanência, como a um mundo invisível e a um plano transcendente (MASELLA,
2008, p. 11). Nesse sentido, o seu significado ultrapassa o mais comum, que é o de visibilidade como
publicidade – o de tornar pública uma informação, e o incorpora.
Isso significa dizer que, no que se refere à visibilidade aplicada à comunicação, o visível é mais
do que o que se vê como o dizível é mais do que o enunciado, ou seja, “as visibilidades não se definem
pela visão, mas são complexos de ação e de paixões, de ações e de reações, de complexos multisensoriais
que vêm à luz” (DELEUZE, 2005, p. 68) assim como o que se diz refere-se a uma complexidade do
enunciado que se manifesta apenas parcialmente no ser-linguagem.
O conceito de visibilidade, portanto, implica em considerar que há algo além do que os olhos
podem ver ou os ouvidos podem ouvir. Há na visibilidade um espaço de mistério, para ficar numa
linguagem religiosa, um lado oculto que não se dá a conhecer a olho nu e que está relacionado ao
conjunto de valores que só se tornam dizíves e visíveis por meio de dispositivos comunicacionais. Ou
seja, todo regime de visibilidades pressupõe valor, porém, valor é apenas tomado como substrato a partir
do qual a visibilidade se constitui como tal e a partir do qual se pode afirmar que há um não-visível para
cada visível e um não dizível para cada dizível.
Enquanto valor refere-se a uma unidade de consciência ou visão de mundo comum e visibilidade a
um modo de expressão de valores, vínculo é a categoria do conectivo, ou seja, aquilo para o qual tanto
valor como visibilidade existem na relação e que implica num terceiro capaz de reconhecimento e de
interação com aqueles dois primeiros. Ou seja, a categoria do vínculo está na base dos processos
comunicacionais e é aquela que dá sentido às duas primeiras.
Reconhecendo que o conceito de dispositivo tem uma gama de acepções diferentes, no campo
científico em geral e no campo da comunicação em particular, estou de acordo com Ferreira (2006)
quando afirma que os dispositivos são acoplamentos sistêmicos de três dimensões – socioantropológica,
semiolinguística e tecno-tecnológica. Contudo, para que o conceito de dispositivo seja relevante para a
análise da midiatização que aqui pretendo realizar, aplico-o ao termo dispositivo comunicacional,
considerando que ele se refere a quaisquer dispositivos de comunicação, sejam midiáticos ou não. Isso
implica dizer que, ainda que os dispositivos midiáticos tendam a ser hegemônicos no processo de
midiatização de instituições não midiáticas, tais instituições são capazes de produzir seus próprios
dispositivos de comunicação, sem os quais não fariam circular sentidos. Assim, considero dispositivo
comunicacional como sendo uma materialidade tecnológica, simbólica e social, ou seja, tem uma
consistência técnico-tecnológica visível, que é inseparável de sua essência simbólica (de lugar de
circulação de sentidos), portanto, discursiva, e que serve para produzir comunicação auto e hetero-
referenciando-se continuamente. É um sistema articulado de operações tecno-simbólicas e sociais, no
qual se materializam os processos de produção, circulação e consumo que envolvem valores,
visibilidades e vínculos. Dispositivo comunicacional é um operador de sistemas e de estratégias de
valores, de visibilidades e de vínculos. E nesse sentido, tanto pode ser um dispositivo comunicacional
religioso como jurídico, médico, midiático, etc.
Valor, visibilidade e vínculo são, portanto, as categorias de análise com as quais pretendo abordar
os processos de midiatização das quatro igrejas protestantes acima referidas, relacionando seus discursos
e suas práticas de comunicação. Estas categorias são metodologicamente operacionais para entender o
168
modo como a midiatização protestante se processa na medida que são tomadas em suas mútuas relações
em dispositivos comunicacionais.
Também é necessário ressaltar que, além de serem operacionalmente inseparáveis, ou seja, de não
se constituírem em si mesmas mas apenas em suas mútuas relações, e de serem observáveis em
dispositivos comunicacionais, as categorias de valor, de visibilidade e de vínculo operam de modo
sistêmico. Isso significa dizer que tanto podem realizar acoplamentos mútuos como rechaçar-se. Nesse
sentido, uma opera sobre a outra com o objetivo de tornarem-se hegemônicas uma em relação à outra. A
conquista desta hegemonia é sempre visada, porém, jamais alcançada plenamente. Há algo que escapa e
que se torna a matéria-prima para se reconstituírem e manter o processo ativo, ainda que não estejam
imunes aos efeitos do processo de acoplamento pelo qual passam. A inexistência desta possibilidade de
reconstituição significaria o aniquilamento de uma diante da outra.
O que está em jogo é a relação entre os sistemas. O sistema de valores do campo religioso co-
opera com o sistema de visibilidades do campo midiático de tal modo que, ora o campo religioso procura
subordinar o campo midiático ao seu sistema de valores ora este busca submeter o sistema de valores
religiosos ao seu regime de visibilidades. Desta forma, e dependendo do grau de fechamento de cada
169
sistema, tanto pode haver subordinação como insubordinação em cada operação, o que implica em
tensões em maior ou menor grau.
Portanto, a investigação sobre a midiatização das igrejas protestantes históricas brasileiras implica
observar, descrever e analisar como se dão as afetações mútuas entre instituições, meios e atores
individuais no processo de formação dos coletivos. Isso leva à necessidade de construção metodológica
dos termos destas mútuas interferências bem como do lugar no qual estas estão claramente manifestas.
Neste sentido, postulo que os termos dessa afetação estão consolidados nas categorias de valor, de
visibilidade e de vínculo e que o lugar de sua manifestação são os dispositivos comunicacionais. Assim,
no entremeio das mútuas implicações entre instituições e meios e entre meios e atores individuais e entre
atores individuais e instituições e entre meios e a relação instituição e atores individuais encontram-se os
dispositivos comunicacionais como nós que atam dois elementos distintos produzindo um terceiro que é
produto da midiatização.
A Igreja Evangélica Luterana do Brasil (IELB) tem na comunicação uma das áreas em que
concentra a sua atuação. As grandes áreas de concentração desta igreja são a missão (o anúncio do amor
de Deus), a comunicação (uso de meios de comunicação social na proclamação do Evangelho), a
educação (para os membros e para pessoas de fora) e a ação social (o cuidado com as pessoas
necessitadas)176. A área da comunicação está regulada pelo Artigo 75 do seu Regimento Interno. Foi esse
documento, com 14 alíneas, que tomei para análise.
No documento se lê que “de acordo com o Art. 75 do seu Regimento, na Área de Comunicação,
com o objetivo de exercer um ministério cristão formador e evangelizador, através dos diferentes
veículos de comunicação social, a IELB procura (...)” e seguem 14 alíneas que explicitam ações que a
176
Como está explicitado no portal da Igreja Luterana (www.ielb.org.br), consultado em 05/02/2009
170
igreja busca desenvolver, tendo em vista o objetivo de formar e evangelizar. As ações compreendem a
produção de literatura cristã, a divulgação de programas e mensagens da igreja, alertas quanto aos
conteúdos da mídia, prática do jornalismo qualificado, manutenção da memória histórica das suas
congregações, a promoção de estudos e pesquisas sobre comunicação, o uso da informática e dos meios
de comunicação, a produção de material áudio-visual, a promoção de campanhas publicitárias, a busca de
relações na área da comunicação com outros organismos cristãos e a produção de relatórios aos órgãos
diretivos da igreja.
Tomando por base o que acima se disse sobre os modos como as categorias cooperam em
dispositivos comunicacionais, o Regimento Interno da igreja em questão constitui-se como o dispositivo
comunicacional no qual o valor religioso ("o ministério cristão") torna-se perceptível (em parte) para um
outro (cujo vínculo é visado). Do ponto de vista institucional, o Regimento Interno tem a mesma
“função” que um “meio de comunicação”, ou seja, ser veículo ou meio para um fim. Na perspectiva
midiática, no entanto, o dispositivo é apenas um modo de expressão (de mostrar e dizer e de ocultar e não
dizer) e o valor implícito é tema para uma forma de operar a visibilidade. Para os atores individuais
(membros da igreja, público visado), o que importa é que há alguma coisa com a qual pode-se estabelecer
um vínculo positivo ou negativo. Na midiatização, porém, estabelece-se uma tensão entre o valor
institucional e a visibilidade operada no dispositivo. Esta tensão é irresolvível, porque para a Igreja
Luterana, a mídia é um instrumento de formação e evangelização, e para a mídia a evangelização é
apenas um tema entre outros que permite a circulação de sentidos, de tal modo que, ainda que a igreja
alcance seu propósito implícito de conquistar adesões aos seus valores, para os atores individuais esta
adesão pode significar apenas um vínculo com uma forma de dizer e mostrar mais do que a um valor
religioso qualquer. Mas ainda que os sistemas em questão tendam a estabelecer a hegemonia na relação,
há sempre algo que lhes escapa, a partir do qual tanto a igreja pode finalmente realizar os seus propósitos
catequéticos, como os dispositivos comunicacionais do campo religioso podem ser instrumentos dessa
catequese e os atores individuais têm a possibilidade, por processos de reconhecimento, de construir
adesões aos valores eclesiásticos como forma de participação numa consciência coletiva. Esta mesma
lógica é observável na relação da igreja com dispositivos midiáticos, como o rádio, a internet, o jornal,
entre outros, como exemplifico rapidamente a seguir.
Entre as iniciativas midiáticas da Igreja Luterana está a Sociedade Missionária Cristo Para Todas
as Nações (CPTN), antes denominada de Hora Luterana - A Voz da Cruz. Trata-se de uma entidade
filantrópica que atua como uma organização auxiliar da Igreja Luterana, desde 1947. O CPTN realiza sua
missão através de programas de rádio, telefone, fitas de vídeo, fitas e CDs de áudio e por meio de mais de
35 diferentes livros e livrete. Um destes programas religiosos pelo rádio denomina-se Hora Luterana e é
transmitido por emissoras em cerca de 290 municípios do país. A Hora Luterana tem duração de cerca de
cinco minutos. O programa abre com a melodia, interpretada por órgão e sopros, de um tradicional hino
do hinário luterano (Deus é Castelo Forte e Bom). Em seguida, o locutor convida o ouvinte a “passar
171
alguns minutos meditando sobre a Palavra de Deus”. Divulga que no final do programa o ouvinte saberá
como ganhar um livro e apresenta o tema-título do programa. No caso do programa do dia 10 de junho de
2007, o assunto foi A fé forte. A estrutura da mensagem apresentou uma situação-problema (a fé que não
agrada a Deus), passou para a defesa da fé cristã como a correta, trouxe a narração de um texto bíblico,
fez a sua exegese e encerrou com a atualização da mensagem bíblica, fechando o círculo da
argumentação. Ao final, o apresentador conclui com uma prece, após o que uma cortina musical anuncia
como o ouvinte pode conseguir o livro prometido. Informa que a mensagem está disponível no site do
CPTN e despede com uma bênção. Em termos gerais, o programa é uma pequena homilia radiofônica,
apenas emoldurada pelas marcas que fazem dela um produto da mídia, como a vinheta e a cortina musical
e as referências a outras mídias.
No artigo 75 do Regimento da Igreja Luterana, acima citado, o cabeçalho evidencia três aspectos
fundamentais, a partir dos quais, todas as demais ações estão subordinadas. O primeiro aspecto é a
qualificação do objetivo da área de comunicação de acordo com o sistema de valores da igreja, o que está
explícito na expressão “exercer um ministério cristão”. O segundo aspecto, é que esse ministério tem um
estatuto pedagógico catequético, ou seja, é “formador e evangelizador”. Enfatiza, portanto, o ensino da
doutrina evangélica da igreja. O terceiro aspecto que, a meu ver, é o mais significativo do ponto de vista
de uma epistemologia da comunicação é que esse “ministério cristão formador e evangelizador” se dá
“através dos diferentes veículos de comunicação social”. Isto significa dizer que dispositivos de
comunicação são considerados veículos, ou seja, canal, meio de passagem de informação.
Consequentemente, o conceito de comunicação subjacente é o de transmissão, no qual os meios são
instrumentos. Resulta disso que o sistema de valores da Igreja Luterana opera como determinante das
práticas de comunicação da igreja. Mas, ainda que a mídia só tem importância estratégica para a Igreja
Luterana se e quando serve como instrumento para realizar um processo de comunicação, cujo bem
simbólico em circulação não é outro que não o dogma eclesiástico, o dispositivo comunicacional
midiático reage no sentido inverso, tomando o dogma eclesiástico como meio para o alcançar os seus
172
propósitos, quais sejam os de manter a circulação de sentidos ou, melhor dizendo, o sistema de
visibilidade.
3. Para finalizar
No início deste artigo, postulei que a midiatização do protestantismo histórico brasileiro pode ser
apreendida a partir das categorias de valor, visibilidade e vínculo e que tais categorias oferecem, em seu
modo de operação sistêmico, um caminho para a compreensão de como se dá o processo pelo qual as
instituições não midiáticas, os meios e os atores individuais se afetam mutuamente na midiatização.
Afirmei, também, que o lugar privilegiado dessas operações são os dispositivos comunicacionais que se
localizam na fronteira entre cada um destes elementos, dando guarida a processos de remissão e de
resistência mútuas entre o midiático e o não-midiático.
Mais do que provar uma teoria, meu objetivo foi o de apresentar uma proposição em torno de
questões que envolvem a midiatização de instituições não midiáticas, entre elas, algumas igrejas
protestantes. Nesse sentido e voltando ao esquema de Verón, há uma tendência a que se relacione a
categoria de valor ao círculo instituição, enquanto visibilidade diria respeito aos meios e vínculo aos
atores individuais. Estas relações, no entanto, devem ser pensadas como predominantes e não como
exclusivas. Isso significa dizer que, na relação entre estes três elementos, a midiatização é, do ponto de
vista das igrejas, a submissão dos meios aos valores institucionais, daí porque as igrejas formulam
discursos nos quais o conceito de comunicação tem a ver com a transmissão de seus valores e os
dispositivos de comunicação são meios para um fim. Na perspectiva dos meios, o que importa é dizer e
mostrar, portanto, os valores institucionais são apenas temas (na compreensão de sistema em Luhmann)
que permitem operar os regimes de dizer e mostrar. O fim dos meios é a visibilidade e os valores são
pretextos para essas operações. Para os atores individuais, o que interessa é que haja a possibilidade de
reconhecimento, ou melhor, de realização de algum tipo de vínculo. Nesse sentido, em tese, não
importam os valores nem o que se mostra/diz, mas o fato de que se diz e se mostra certas coisas, ou seja,
a existência de valores e visibilidades constitui uma possibilidade de vínculos. É nesta perspectiva que a
midiatização coloca em jogo sistemas de valores, de visibilidades e de vínculos, cujo lugar privilegiado
para observação destes processos é em dispositivos comunicacionais. E isso, penso eu, não é uma questão
apenas da relação entre mídia e religião, mas se aplica também a outras instituições não midiáticas.
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176
Comunicação: campo sem rosto. Uma abordagem da midiatização como contorno de delimitação177
Resumo:
O campo da comunicação vem sendo formatado e constituído, entretanto o que há de comum entre as
pesquisas desenvolvidas na área? Qual a ligação entre uma e outra? Cada vez mais se percebe que há uma
ausência de reflexão epistemológica que pode atribuir a pesquisa um verdadeiro status de produção de
conhecimento. O traço identitário pode ser a adoção de uma metodologia específica, de um modo de
pensar não estanque e que permita constantes deslocamentos. O viés da midiatização, por perpassar todos
os campos sociais, inclusive o da comunicação, pode se constituir na intersecção entre os estudos da área,
afinal o campo possui um corpo, mas carece de um rosto no qual se veja refletido.
177
Trabalho apresentado no Primeiro Seminário do Projeto PROCAD – sessão “Objeto e Campo”
177
preconceitos. O pesquisador deveria, na perspectiva de Bachelard (1983,p. 148), esquecer antes, para
conseguir ir mais longe. Na área da comunicação se percebe muitos trabalhos que possuem temas e
recortes diferentes, mas que se assemelham por se encaixarem em receitas prontas de forma que ficam no
limite das bordas daquilo que já foi apresentado.
No entanto, ir além, partir do senso comum para ir mais longe é algo bastante difícil, pois exige o
apagamento da opinião pela opinião. “A opinião pensa mal; ela não pensa:ela traduz necessidades em
conhecimento(...)Nada pode se fundar sobre a opinião:é preciso primeiramente destruí-la. Ela é o
primeiro obstáculo a se superar”. Deste modo, superar a opinião é o que permite a produção do
conhecimento, uma vez que identificando situações problemáticas, abrindo espaço para questionamentos,
percebendo lacunas não preenchidas de sentido é possível avançar, criar algo novo e não apenas observar
objetos. Assim a “acusação” que recai sobre o pesquisador de comunicação é facilmente removida, pois a
impressão inicial é sempre negada, ela apenas fomenta possibilidades e idéias que demandam um
aprofundamento, uma verticalização e, por conseqüência, uma ruptura com o empirismo. Obviamente
que todo objeto selecionado para ser estudado, desconstruído, é um objeto que exerce certo magnetismo
sobre o pesquisador, mas isto não representa que este objeto o seduza a ponto de deixá-lo cegado. Ao
contrário quanto mais o cientista esmiúça seu objeto de trabalho, mais caminhos, mais perguntas sem
respostas se descortinam diante dos olhos.
As perguntas, aliás, são essenciais para toda e qualquer forma de produção de conhecimento.
Conforme Bachelard (1983, p.120) o ato de conhecer se opõe ao conhecimento já estabelecido, o que
torna imprescindível a retomada constante da indagação.
Ou seja, sempre é importante retomar a problemática, revê-la, afinal ela vai sendo modificada e
construída ao longo da pesquisa, principalmente porque é discutida a partir de novos e velhos
conhecimentos. O grande diferencial do pesquisador de comunicação e das Ciências Sociais como um todo,
é o fato de que não se estuda um determinado fenômeno que pode ser repetido centenas de vezes, na
prática, tampouco é possível efetuar testes, experiências em laboratórios fechados longe da sociedade para
só depois apresentá-los a ela. Na área de comunicação “o laboratório é social” como afirma Berger e
Luckman e isso faz com que a ciência se transforme em ação, com que não seja possível reproduzir um fato
ou uma situação,exceto se todas as suas condições forem reproduzidas. Se por um lado isto torna a Ciência
178
da Comunicação menos provável, por outro torna o ato científico ainda mais complexo, já que o
pesquisador é ao mesmo tempo parte da sociedade que observa e estuda e ser distanciado da realidade
imposta pelo senso comum. Latour (2007) já diz que a sociedade produz a si própria e por isso como
analistas da sociedade, os estudiosos da área nada mais são do que elementos do laboratório questionando o
local mesmo onde estão inseridos. Então, se pesquisadores e sociedade se espelham a comunicação é
construção de conhecimento sempre que um objeto é posto sobre reflexão. Vilém Flusser (2000) aponta a
falta de reflexão como o grande mal da atualidade, ao se referir aos aparatos tecnológicos utilizados para
ver, ele afirma que cada vez mais as máquinas tem como fim livrar o homem de pensar conceitualmente. O
que Flusser propõe é “apontar o caminho para a liberdade” através da reflexão.
Contudo, para que uma reflexão seja efetuada é preciso lançar o olhar sobre objetos, tendo em vista
que não apenas o objeto é percebido, mas ele também percebe aquele que o observa. Para Pedro Gilberto
Gomes (2004) o estatuto da mídia como objeto de estudo torna-se um local privilegiado para passar a
pensar e refletir sobre a sociedade, uma vez que a mídia e seus processos acabam por retratar e reproduzir
as práticas da sociedade. “Noutras palavras, a forma como a mídia se estabelece, com seus processos
estruturantes e seus modos de produção, fornece ao pesquisador os elementos essenciais para interpretar os
inter-relacionamentos sociais e humanos hoje”. Focar a atenção nesses inter-relacionamentos é
compreender que no campo da comunicação sujeito e objeto estão constantemente em tensão e em diálogo.
Quando se aborda a comunicação a partir das perspectivas dos aparatos tecnológicos se está discutindo não
a eficácia do aparato, mas o modo em que se dá a interação entre dois sujeitos. Por outro lado, quando se
discute a comunicação como linguagem também se trabalha com interações. Deste modo, a comunicação é
sempre resultante de um processo dialógico, circular, de eterno retorno, já a epistemologia poderia ser,
como bem aponta Jairo Ferreira (2008) uma estratégia de normatização da área, que leva em consideração o
sujeito, o objeto e seu diálogo mediado pela linguagem, pelo discurso.
Uma das questões que pode impedir o estabelecimento da comunicação como produção de
conhecimento e logo, ciência, é exatamente a ausência de um método de pesquisa, ao menos de um método
claro, bem especificado. A definição de método adotada aqui não é aquela em que normas pré-determinadas
resultam na formatação e na execução da pesquisa, mas sim, método como movimento do pensamento, um
caminho que o pesquisador segue a fim de encontrar respostas para perguntas ou mesmo para suscitar novas
aberturas. Maria Immacolata (2001, p. 89) afirma que o método “constitui o espaço por excelência da
reflexão de um campo de conhecimento sobre si mesmo, enquanto prática teórica”. Já Pierre Bordieu(2004)
defende o método como um “modus operandi”, ou seja, uma forma de operar entre as impossibilidades
lógicas e o próprio erro. Por falar em erro, o homem tem tendência a negar o erro ou a fugir dele, no
entanto, em ciências sociais o erro é praticamente companheiro, visto que por ser a sociedade seu
179
laboratório e este estar em constante mutação é possível que o certo hoje, se torne rapidamente não mais
aplicável. Assim, o método exige um constante movimento contra a ciência régia e a favor da ciência
nômade, perspectivas adotadas a partir de Felix Guatari e Delleuze (1997). Conforme os autores o guerreiro
vive a dualidade de necessitar de uma disciplina ao mesmo tempo de só encontrar na indisciplina a forma
de evitar a formação do Estado ou a sua ação de poder. No que tange ao pesquisador da comunicação ele
necessita agir como um guerreiro, recorrendo à metáfora de Guatari e Delleuze, uma vez que precisa seguir
determinadas normas instituídas pela própria academia, por exemplo, mas por outro lado carece de
momentos de indisciplina para que possa observar seu objeto em movimento e não restrito aquilo que a
ciência normativa, fechada, lhe impõe.
Então, o cientista nômade é aquele que efetua ao longo de sua trajetória deslocamentos constantes,
já que os objetos de análise não são estanques ou mesmo homogêneos. Os movimentos de nomadismo se
focam na compreensão das singularidades e na interação destas, o que possibilita gerar novos pontos de
vista, num sistema rizomático e não linear. Esta visão quebra com a idéia de que método significa fôrma, ou
seja, enquadrar o objeto e as análises em percursos definidos e estáticos, ou como diria Pierre Bordieu “o
método transformado em receitas de cozinha”. Para construir o objeto é preciso perceber que ele só é
construído, cientificamente, através do método e que este último não significa uma “camisa de força”. Ao
contrário, significa a liberdade de ver.
Vinh Bang (1966) aborda o método como mediação e não como formato e esta perspectiva é que
deve ser adotada pelas ciências sociais na qual se enquadra a comunicação, pois estando a comunicação em
constante evolução/ transformação é preciso recorrer às categorias tradicionais do método jogando com
elas. José Luiz Braga (2007) adota a tese de que a abordagem da comunicação é abdutiva, porém ele não
efetua a distinção desta abdução se empírica ou se teórica. A abdução é o movimento de partida, da onde se
retira o substrato necessário para a busca de teorias e argumentos. A abdução permite que os insigths, o ver
diferente do já visto, venham à tona e a partir de então se proceda os demais movimentos: a dedução e a
indução. Colocando o objeto sob o olhar do pesquisador para que este o observe e perceba nele diferenças,
pontos de encontro, ângulos não pensados, o próprio objeto acabará por suscitar conceitos e informações
sem as quais as observações se tornarão superficiais ou vazias, ou ainda meramente empíricas. Nesta junção
180
entre abdução, dedução e indução é que reside a riqueza do trabalho científico, já que são etapas de um
processo e não categorias que podem ser escolhidas ou descartadas. Como afirma Jairo Ferreira (2007)
Pierre Bordieu desenvolve a noção de campo científico que significa para ele um espaço social
estruturado, onde estão presentes forças dominantes e aqueles que são dominados. É no campo que se
trava a disputa por legitimidade e autoridade, principalmente, a científica. O campo da comunicação pode
ser entendido, conforme Braga (2007) como “um conjunto de núcleos diversos e instigantes sem um
traço articulador comum”. Assim, o que se torna necessário não é “inchar” o campo, ou fazer surgir
estudos e núcleos, mas sim encontrar dentro deste conjunto de núcleos alguma intersecção entre eles, ou
seja, um ponto em comum que possa lhes atribuir uma identidade. Cada vez mais o campo da
comunicação parece possuir corpo, mas não rosto, isto porque a área ainda não possui autonomia diante
das outras. O que caracteriza o campo da comunicação hoje? Os objetos de análise que se referem aos
suportes midiáticos? Não se pode constituir um campo apenas tendo como traço comum os veículos de
comunicação e tampouco limitar a comunicação aos seus suportes técnicos, como se para além deles não
existisse comunicação. Para Braga (2007, p. 8) “nenhum objeto (empírico ou conceitual, especificado ou
abrangente) parece ser suficiente para demarcar uma área de conhecimento consistente, com boa
articulação interna e identidade produtiva”.
O que se busca é, exatamente, encontrar esta identidade, mas antes disso é preciso definir o
pertence ou não a comunicação. Para as agências de fomento da pesquisa científica esta definição parece
se restringir àquilo que está ligado aos meios de comunicação e suas práticas. No entanto, esta visão
parece simplista, pois sob esta ótica o corpo como mídia, a visada de Harry Pross, não se torna
comunicação. Afinal o que o termo comunicação abarca? Como já afirma Pedro Gilberto Gomes tudo
significa nada, por outro lado restringir a meio técnico ou aparato também não é suficientemente
abrangente. Quem propõe uma alternativa para delimitar que coisa é um campo é o próprio Braga (2007)
ao destacar que “uma área de conhecimento é constituída muito mais pelas perguntas que articula sobre o
mundo, do que pelas teorias que oferece”. Assim, a visão demasiada ampla que abarca uma infinidade de
coisas e teorias sob o nome de comunicação não se constitui na melhor, no entanto, a sua delimitação
restrita aos produtos e tecnologias comunicacionais também não. Isto quer dizer que não se pode ser 8 ou
80, o que se precisa é encontrar os pontos comuns entre as pesquisas, articulações ditas transversais e que
181
mesmo fundadas em outras ciências, como a filosofia ou sociologia, possam ser observadas do ponto de
vista da comunicação.
Isto quer dizer que o campo da comunicação deve se apropriar dos vestígios deixados pelos outros
campos, mas abordá-los a partir do olhar da comunicação e não da ciência anterior. O que se precisa fazer
é não somente distinguir as pesquisas da área de comunicação das demais, mas superar as discussões já
feitas, abastecendo-se nelas. A transversalidade ao invés da interdisciplinaridade (que mantém a questão
original de outras disciplinas) propicia romper com as disciplinas e dialogar a partir de problemas que
perpassam várias áreas e que, portanto, também são de interesse da comunicação. O que se faz necessário
é buscar o desentranhamento da comunicação, fecundando o pensamento comunicacional ao plantá-lo
valendo-se de “sementes já germinadas de outras áreas” e ampliando através de “insumos” que podem ser
acrescentados a partir do olhar do pesquisador da comunicação.
Neste aspecto, Martino (2005) aponta que a comunicação não possui teorias que possa chamar de
“suas” e que a adoção de “uma anti-epistemologia” como motor acaba por impedir o seu estabelecimento
ou formação enquanto campo forte ou disciplina. O que falta a comunicação é a criação de teorias e de
sua replicação, assim como fazem outras áreas. O saber da comunicação é compartimentado, os autores
quase não citam os pares e se os pares não interagem entre si como fortalecer um campo? Antônio Fausto
Netto (2002) ressalta que autores clássicos faltam nas bibliografias e que os autores brasileiros pouco
aparecem, é como se os clássicos internacionais servissem de “bengalas” para um campo que não tem
condições de escorar-se em si mesmo. Por que não? Porque a maioria dos “pares” desconhece a produção
da área e quando o conhecimento não circula o campo não se constitui nem se retroalimenta.
Para as próprias agências de fomento o campo da comunicação está focado só no corpo, ou seja,
na teoria dissociada da prática ou na prática dissociada da teoria, como se fossem abordagens distintas. O
próprio Renato Janine Ribeiro (2000) aponta a perda da espontaneidade da área como um dos problemas
causados pela necessidade de se enquadrar trabalhos em perfis burocráticos que, gradativamente, tornam
o ato da pesquisa e da produção do conhecimento tão burocráticos quanto as agências. O que é
imperativo neste momento para assegurar a constituição de um campo da comunicação valorizado é criar
um rosto, que possa ser visto e compartilhado.
O campo da comunicação se debruça sobre as práticas sociais da geração de sentido seja ela
efetivada pelos meios de comunicação tradicionais, pela mídia primária (corpo como suporte) ou mídias
eletrônicas (caso da Internet ). Essa produção de sentido é um dos resultados da midiatização, ou seja, do
processo pelo qual os meios deixam de ser apenas meios de representação e passam a ocupar o espaço de
“meios-pulsão”, onde surgem novas formas de mediação. As lógicas dos meios de comunicação passam a
ser adotadas por todos os campos sociais para que haja acessibilidade à esfera comunicativa e, desta
182
forma, condições de existência, de visibilidade. Se a mídia deixa de ser transportadora de
informação/realidade e passa a ser produtora são necessários novos processos técnicos que propiciem a
construção social, sendo que para Adriano Duarte (2004) o campo dos meios se torna o organizador da
experiência dos demais campos.
Estas colocações sobre midiatização são essenciais para que seja possível delimitar um rosto para
o campo da comunicação. Enquanto as pesquisas da área não encontram um ponto em comum e se focam
em objetos e corpus baseados em “suportes” e cases específicos, a midiatização parece se constituir na
linha de costura que permeia todos os demais campos sociais, que passam a levar em conta o fato de que
há uma lógica midiática que atribui mais valor, mais atenção a determinados aspectos e áreas,
dependendo de como estas áreas se valem das lógicas. Aqueles que ignoram a força dos meios e seus
protocolos caem na incomensurabilidade e desaparecem, aqueles que se valem das lógicas e as utilizam
acabam por se destacar e por se tornar pertinentes à sociedade. Harry Pross (1980), embora não
argumente sobre a midiatização, deixa claro que os meios agem como sincronizadores e ordenadores
sociais, fazendo com que a mídia crie ações, crie fatos que devem, obrigatoriamente, ser “consumidos” e
repetidos pela população de modo ritual. Ou seja, os acontecimentos é que agora se submetem às lógicas
dos processos midiáticos e esta é a vertente pela qual a comunicação pode se efetivar enquanto campo
único e merecedor de reconhecimento.
Se o campo não possui teorias próprias e nem mesmo os pares debatem e argumentam sobre as
produções científicas desenvolvidas na área, é preciso encontrar um meio de ligar estas pesquisas,
visando o fortalecimento da própria comunicação como ciência e produção de conhecimento, não apenas
como análises de objetos recortados no espaço e no tempo já há muito criticadas. O viés da midiatização
pode se constituir na forma de delimitação dos contornos do campo, já que ela se coloca dentro de todos
os demais campos. A midiatização é um esgarçamento do campo da comunicação e por isso tão
complexa. O campo da comunicação analisa a mediação, ao mesmo tempo em que é mediado, pois
precisa estar sempre disputando poder com outros campos. Para Fausto Netto (2006, p. 04) é preciso ter
em mente que “é na esfera da circulação, e das condições em que a mesma se realiza, que as realidades
são afetadas por suas lógicas, produzindo-se a emergência de novas formas de interação até então não
previstas por aqueles estudiosos clássicos que pensaram a sociedade e seus fenômenos coletivos”.
O campo da comunicação estuda, conforme Navarro (2003) a produção social de sentido sobre a
produção social de sentido. Neste aspecto torna-se imperativo “deixar-se ver de fora para dentro”, isto é,
verificar as estruturas internas do próprio campo, os modos de operação, as formas de atuação. O que
permeia as abordagens da comunicação? O que torna a cobertura de um evento ou fato especial a ponto
de merecer uma análise mais aprofundada? Quais são os objetos comuns ou o que tem de comum na
abordagem dos objetos comunicacionais? A perspectiva da midiatização parece ser a resposta para a
183
maior parte destas perguntas e quem sabe uma alternativa para fazer com que os pensadores do campo
pensem com base em um mesmo ponto, ainda que com visadas distintas.
Considerações finais
O campo da comunicação está tentando se desenvolver, o esforço tem se dado de muitas formas,
seja através da quantidade de cursos de pós-graduação em comunicação que vem surgindo, seja pelo
número de pesquisadores que debatem a mediação. No entanto, se o campo cresce em termos
quantitativos não parece se constituir como campo organizado e respeitado. Os profissionais que atuam
em redações ou agências de publicidade, fora da academia, ainda acreditam na separação entre prática e
teoria como se os cientistas apenas olhassem os objetos da comunicação com a intenção de efetuar
criticas, sem conhecer as rotinas produtivas dos veículos. O preconceito existente fora e dentro da
academia, o que demonstra que há um caminho muito amplo a ser trilhado para tornar o campo um
espaço de construção de conhecimento e não uma queda de braço com o mercado.
Para quem o pesquisador de comunicação escreve? Para si mesmo? A pergunta pode soar
estranha, mas se refere ao fato de que todos os demais campos buscam reverter suas produções para a
sociedade, mas como fazer com que os estudos da comunicação também sejam devolvidos para a
sociedade? Primeiramente é preciso criar um campo com algum traço identificador, senão teorias
próprias, mas intersecções entre os estudos, pontos em comum que permitam sua ligação. Depois é
preciso agir de modo epistemológico, ou seja, refletir sobre a área, apagando os traços de opinião,
rompendo com o empirismo e o senso comum, buscando desta forma olhar para além da superfície dos
objetos.
A discussão metodológica do campo da comunicação é um dos pontos a ser observado, visto que a
maioria das pesquisas sequer especifica qual a abordagem metodológica escolhida e que determina não só
a forma da pesquisa, mas seu resultado e sua pertinência. O esforço metodológico representa não o seu
enquadramento em uma fôrma, mas um movimento do pensamento. Dentro desta perspectiva o
movimento possível pode se dar em três momentos distintos, mas ligados: primeiro a abdução (um ver
livre, uma observação focada naquilo que o objeto emana), numa segunda etapa a dedução e por fim, a
indução, já que o próprio objeto ao ser questionado passa a solicitar teorias, confrontações, tensões com
teorias já existentes e cruzamentos. A pesquisa na área da comunicação precisa passar por estas etapas de
forma cíclica e não a partir da escolha de uma delas, afinal a riqueza do conhecimento reside, exatamente,
em ver o objeto a partir destes movimentos nômades.
O pesquisador das Ciências Sociais não segue à risca normas definidas, não por ausência delas,
mas porque o conhecimento novo só vai surgir a partir destes deslocamentos, da indisciplina, da tentativa
de romper e ultrapassar os limites impostos pela ciência régia e pelo conjunto de técnicas de coleta de
184
dados que acabam, em grande parte das vezes, restringindo o pensar aos limites dos questionários
quantitativos, das respostas diretas, sem levar em conta a importância das entrelinhas.
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186
Resumo:
Se a Comunicação ainda é um campo a ser fortalecido no bojo das discussões acerca de seu objeto e,
desta forma, sobre uma epistemologia da área, acreditamos que a construção efetiva da disciplina passa
pela solicitação de outras áreas afins, como a própria Antropologia. Deste modo, procuramos provocar
neste espaço uma reflexão em torno da relação entre o método e metodologia no âmbito da etnografia. As
nossas preocupações estão lançadas na perspectiva da colaboração desta técnica de pesquisa, enquanto
tática para o estudo do fenômeno comunicacional. Este artigo está relacionado à seguinte proposta de
estudo no mestrado em Comunicação da Unisinos: a midiatização do campo esportivo: um estudo das
estratégias televisivas na cobertura de partidas de futebol.
1. Introdução
Não bastasse a ininterrupta circulação de sentidos conforme – e que atua sobre – os processos e
ações instalados em nossa sociedade, e que se reconstituem periodicamente, a reconstrução desses
sentidos nos chama ainda mais atenção. Especialmente a re-configuração das simbólicas pela mídia,
conforme estratégias e modos de atuação que lhe são peculiares. Vejamos o caso das práticas esportivas,
tomando como exemplo, mais específico, o futebol. Além do que pode se perceber à primeira vista, não é
apenas a bola que rola em campo, mas uma série de rituais que se desenvolve, se expressa, se configura e
constitui o evento; processos que estão na própria raiz – e propiciam o desenvolvimento – desta prática e
a referenciam.
Contudo, na medida em que, de acordo com Fausto Neto (2006), “a sociedade na qual se engendra
e se desenvolve a midiatização é constituída por uma nova natureza sócio-organizacional”, a mídia
atravessa os portões do lugar onde se desenvolve o acontecimento esportivo, colocando seus rituais
midiáticos em cena e contracenando-os com os rituais que fundam, estruturam e dão forma a tal
acontecimento. Assim, a mídia mobiliza um conjunto de estratégias, enquanto dispositivo que se legitima
de um modo particular, para a cobertura de um evento esportivo que possui lógicas próprias, mas que por
uma série de negociações, pela força de suas estratégias de construção e rituais próprios é transformado
num acontecimento midiático.
De acordo com estas abordagens, que necessitam dos devidos aprofundamentos teóricos e pré-
observações do objeto empírico, nossa proposta de estudo na área de ‘Processos Midiáticos’ – linha
‘Midiatização e processos sociais’ – do PPG em Comunicação da Unisinos é a de analisar o fenômeno
187
comunicacional que envolve a cobertura de partidas de futebol ao vivo pela televisão. Deste modo, nossa
problemática situa-se em torno do modo como os rituais midiáticos são construídos no campo de jogo por
determinada emissora178 e de que forma implicam sobre os rituais do campo esportivo.
Esta reflexão está divida em cinco momentos: (a) a interdisciplinaridade pelo viés do empréstimo
de métodos de pesquisa de uma área (Antropologia) à outra (Comunicação), como modo de colaboração
à constituição de um campo que busca se fortalecer em meio as demais disciplinas; (b) a etnografia como
método que orienta a compreensão de um fenômeno comunicacional; (c) as técnicas de pesquisa que
configuram o trabalho de campo; (d) a etnografia na especificidade de nossos objeto de pesquisa; (e) o
relato da experiência deste pesquisador com o acionamento da etnografia para o estudo do programa Sala
de Redação, da Rádio Gaúcha, de Porto Alegre.
178
Ainda não está definida concretamente a emissora a ser pesquisada; provavelmente a Rede Globo de Televisão. Nesse contexto, serão
investigadas as partidas que ocorrerem em 2009 (o período de análise será definido posteriormente) no Estádio Gigante da Beira-Rio, “casa”
do Sport Club Internacional, de Porto Alegre (RS).
179
Devido ao uso constante da palavra, atribuímos a inicial maiúscula quando nos referimos à ela no sentido dos campos sociais.
180
Grifo do autor.
188
questionamentos é motivo de debates acalorados. Por isso, Braga (2004) pensa que “na fase atual
interessa menos definir qual o objeto do campo e mais buscar problemas e questões que pareçam
relevantes para o campo” (p. 3).
Se os escorregões para outras áreas podem soar como inevitáveis, na medida mesmo em que há
apropriações e acionamentos de ferramentas de outras disciplinas – como teorias, conceitos ou métodos
de pesquisa, nesse sentido, a interdisciplinaridade surge como um ponto muito relevante para ser
discutido. A própria reflexão acerca desse tema e o seu reconhecimento colaboram para a constituição
efetiva do Campo da Comunicação.
É nesse contexto que viemos a discutir – no âmbito das relações entre método e metodologia – o
uso de táticas da etnografia181 dentro de um debate epistemológico acerca da construção do Campo da
Comunicação. O encaixe da pesquisa no terreno da epistemologia é visto como necessário, já que para a
investigação proposta sobre a midiatização do Campo Esportivo enxergamos a etnografia como o
método-pensamento que prevalece, podendo atender aos objetivos do estudo e, por consequencia,
colaborar com o Campo da Comunicação.
Deste modo, esta abordagem epistemológica é referendada em Martino (2002), que afirma: “todo
o trabalho científico comporta uma dimensão epistemológica” (p. 82). Ainda a respeito das observações
de Martino sobre epistemologia e comunicação, as inferências sobre a interdisciplinaridade a serviço da
Comunicação se fortalecem mesmo porque a própria epistemologia da Comunicação, segundo o autor,
não se constitui, necessariamente, em terreno isolado, pelo contrário: “uma epistemologia da
Comunicação pode se fundar no mesmo solo das outras ciências sociais e trabalhar com uma perspectiva
independente daquela que entende a Comunicação enquanto campo” (p. 83).
Por esse motivo, a tomada de uma posição epistemológica, trazendo para isso aportes de outras
disciplinas, como a etnografia, colabora, inclusive, no próprio processo de uma revisão dos métodos de
investigação de que os pesquisadores se apropriam para estudarem fenômenos comunicacionais. Com
isso, uma reflexão que busca a interdisciplinaridade como fundamento – sem deixar escorregar-se para o
abrigo de outras áreas e sem perder os objetivos do estudo de vista – propõe pensar o campo (também) a
partir das zonas de fronteiras que estabelece com outras disciplinas. Isso porque se parte do pressuposto
de que nenhum campo existe de forma isolada, conforme indica Braga (2001).
181
Este método-pensamento, nos termos de Caiafa (2007), proveniente da Antropologia é melhor caracterizado no item 3 deste artigo.
189
A afirmação quanto à naturalidade do movimento de incorporação de um método de outra
disciplina pode ser demasiado forte, porém, o sentido “natural” vai ao encontro da “tese” de que,
teoricamente, a formação jornalística do pesquisador e seu, inevitável, trabalho diário de campo
favorecem o uso da etnografia – com os devidos cuidados que este método impõe em um estudo que leva
em consideração o tempo das observações.
Dito isso, passamos agora a uma breve caracterização da etnografia como método-pensamento, no
contexto da proposta deste artigo que é discutir a colaboração do estudo interdisciplinar para a
consolidação do campo da Comunicação.
Neste contexto interdisciplinar de pesquisa, a ida a campo irrompe como fundamental para as
observações do objeto, porque propicia a interpretação e a compreensão de dinâmicas que se
desenvolvem e permeiam os processos sociais. “A vantagem de ser um observador participante reside na
oportunidade de estar disponível para recolher dados ricos e pormenorizados, baseados na observação de
contextos naturais” (Burgees, 1997, p. 86).
Avançando, a etnografia inscreve-se como método mais apropriado para a interpretação dos
contextos em que se desenvolvem as produções de sentidos em um evento esportivo pela mídia. Esse tipo
de pesquisa constitui a maneira ideal para se visualizar as estruturas significantes que compõem os
movimentos de mídia na transcrição de um acontecimento esportivo, e que é externo ao seu campo, em
acontecimento midiático.
Nesse sentido, a etnografia mostra com detalhes alguns dos processos sociais do cotidiano: “talvez
o que torne o texto etnográfico mais singular, quando o comparamos com outros devotados à teoria
social, seja a articulação que ele busca fazer entre o trabalho de campo e a construção do texto” (Oliveira,
1996, p. 25). Ainda, a etnografia pode ser definida como “parte do trabalho de campo do pesquisador. E é
entendida como um método de pesquisa qualitativa e empírica que apresenta características específicas”
(Travancas, 2006, p. 100). Tais características podem ser traduzidas da seguinte forma: a riqueza de
detalhes que a ida a campo proporciona, a observação dos fenômenos da realidade no lugar em que
190
ocorrem, o contato próximo com o objeto de pesquisa e as interpretações e reflexões que podem ser feitas
in loco.
A presença do pesquisador no cotidiano do grupo que está sendo pesquisado é preponderante para
a etnografia. Esta afirmação vem ao encontro do que pensa Caiafa (2007) quando diz que “a inclusão do
pesquisador na situação que ele investiga é um aspecto inarredável da pesquisa etnográfica, já que ela
envolve observação intensiva e, em algum grau, uma convivência” (p. 138).
A observação direta facilita a coleta de dados e a análise dos elementos que compõem as
estruturas que fundam, nesta perspectiva, os processos midiáticos. A observação das interações que
ocorrem entre o Campo Midiático e Campo Esportivo cumpre a função de se ter o conhecimento da
ordem social, pois é com base nas pequenas relações que se visualizam os processos interacionais entre
os campos sociais: “a ordem interacional é uma das modalidades da ordem social inteira” (Winkin, 1998,
p. 137). Para Caiafa (2007) “observar-participar é estar lado a lado e de forma atuante, mas na justeza das
preocupações da pesquisa – em suma, uma forma especial de acompanhar” (p. 157).
Se a ida a campo propicia ao observador tomar conhecimento dos comportamentos que os atores
sociais desenvolvem de acordo com os contextos em que estão envolvidos, há, inevitavelmente, o
surgimento de tensões. A própria inserção do pesquisador em um “mundo novo” já se assume como algo
tensionador. Assim, para um convívio mais harmônico com a nova situação enfrentada deve-se se abster
de julgamentos precoces que se possa ter previamente articulado em face dos seus propósitos de
enfrentamento do objeto de pesquisa. Neste sentido, DaMatta (1987) pensa que “o processo é uma busca
do controle dos preconceitos, o que é facilitado pela viagem para um outro universo social e pela
distância das relações sociais mais reconfortantes” (p. 152).
Na medida em que o pesquisador mostra que o grupo observado é o centro de sua investigação e,
portanto, está livre para realizar movimentos, inicia-se o processo de definição de papéis juntamente aos
participantes do programa. Com efeito, o pesquisador pode ser aceito de forma diferente pelos membros,
pois as imagens que são criadas a seu respeito estão relacionadas com as apreensões que fazem do seu
modo de ser. Nesse sentido, “a diversidade de papéis que os investigadores podem assumir e as relações
que estão estabelecidas estão estreitamente ligadas às características pessoais” (Burgees, 1997, p. 96).
182
Grifo da autora.
191
De acordo com as idéias desenvolvidas anteriormente, três quesitos são, portanto, fundamentais
para a realização de uma etnografia: o saber ouvir, o olhar e o escrever, saberes relacionados por Winkin
(1998). Primeiramente, o trabalho se constitui embasado na audição e visão, pois são estas ferramentas
que indicam ao pesquisador os recortes que deve fazer durante a observação para, após, iniciar o processo
de codificação.
A ida do pesquisador a campo é um caminho percorrido com um olhar diferenciado, isto é, uma
visão particular do seu objeto (porque o próprio modo de visualização já altera previamente o objeto), na
medida em que ele está fundamentado nas teorias e conceitos outrora estudados. Como lembra Oliveira
(1996), o olhar está permeado pela teoria que se refere ao objeto, sendo que não se constitui com uma
mera observação ingênua da realidade.
Outro sentido que deve estar apurado é o da audição. Ouvir com atenção significa apreender as
falas que aparecem como estratégias discursivas em meio às conversações estabelecidas entre o campo
esportivo e o campo midiático, ou vice-versa. A faculdade do escutar permite, ainda, que se possa extrair
do conjunto das falas os fragmentos necessários para verificação dos propósitos da pesquisa. E saber
ouvir significa, também, ter a sensibilidade de questionar as pessoas certas em momentos adequados.
Contudo, a pesquisa não se efetiva sem o processo de codificação das observações de campo.
Nesta perspectiva, além do olhar e do ouvir, a escrita inscreve-se como fundamental. O ato de escrever
não se confirma de modo independente e somente conforme as pretensões de quem escreve, pois o
processo da escrita está baseado em teorias que sustentam a realização do trabalho de campo. Assim,
escrever significa aliar a teoria com as observações do cotidiano e, ainda, com os propósitos da pesquisa,
sistematizando e refletindo sobre o objeto. “Daí a necessidade do diário de campo que pode atuar como
uma “memória social”, gravando aquilo que de outro modo estaríamos fadados a esquecer pelo fato de
não ter, naquele momento, nenhum sentido” (DaMatta, 1987, p. 188).
Deste modo, a existência do diário de anotações configura todo o processo de interpretação dos
fatos. O diário é o instrumento essencial para o registro dos fatos que circunstanciam o processo
investigativo e funciona como meio de registrar as observações, leituras e reflexões acerca do objeto.
Conforme Winkin (1998), o diário cumpre três funções: emotiva, empírica, além da reflexiva e
analítica. A primeira diz respeito à particularidade das anotações do pesquisador como informações que
traduzem o seu modo de ver o mundo; o diário é o documento íntimo que só o pesquisador deve ter
acesso. A outra função é a empírica e está relacionada às anotações feitas com base nas observações de
campo. Por último, “a terceira função do diário é reflexiva e analítica. Vocês vão reler-se regularmente e
fazer anotações (à esquerda)” (Winkin, 1998, p. 139). Assim, o bloco de anotações pode ser dividido ao
192
meio: à esquerda, onde ficam os comentários e as observações a respeito do objeto e à direita onde consta
à descrição sobre as impressões do pesquisador acerca do processo investigativo.
Neste quadro, refletir sobre a interdisciplinaridade circunscreve-se como essencial para pensarmos
nosso objeto de pesquisa, na medida em que há complementos evidentes (e necessários) entre as
ferramentas acionadas para a análise. O que nos remete aos processos de codificação – a própria
constituição do diário enquanto formalizador de nossas observações do real – e decodificação – o
processo em si de leitura do bloco, em gabinete, referendada pelos conceitos e teorias articulados com
nossa proposta de estudo de um fenômeno comunicacional.
Gravar algumas partidas de futebol, a princípio, seria mais “confortável” para análise de um
acontecimento midiático. Não desmerecendo esse tipo de trabalho que, de certa forma, seria possível, a
distância do local onde acontecem de fato as operações de mídia torna a relação do pesquisador com seu
objeto menos humanizada. Afasta, de todo modo, uma incursão ao (e pelo) núcleo do objeto, impedindo
um contato mais direto com a realidade em sua gênese.
Se a idéia é a de que o jornalista trabalhe “na rua” e não pelo telefone, por que não seguir esse
ideal, se nossa própria formação já se impõe como algo facilitador para a tarefa de pesquisa em campo? A
mobilização para esta empreitada não poderia, então, prescindir da etnografia como método e, além disso,
pensamento. Assim, o envolvimento no trabalho é, sem dúvida, maior, o que é próprio desse tipo de
abordagem. “Uma característica interessante e central da etnografia [...] é o fato de o pesquisador se
incluir, de uma forma problemática, na pesquisa” (Caiafa, 2007, p. 137).
Na medida em que esse método se encaixa como ferramenta para trabalho em nossa problemática,
cabe ressaltar, mesmo que previamente, algumas das contribuições que podem advir desta escolha: o
entendimento das estratégias mobilizadas pela mídia para a cobertura do evento esportivo; a visualização
de pelo menos parte do aporte tecnológico de que dispõe para o empreendimento de suas operações; e a
compreensão das interações que se estabelecem entre mídia e campo esportivo.
193
Mais especificamente quanto ao último aspecto, cabe ressaltar que é nesse ponto que pretendemos
apreender efetivamente o que há de comunicacional em nossa pesquisa. O que significa compreender o
comunicacional enquanto algo (a ser então estudado) que está na produção de um acontecimento para
além dos olhos da massa que acompanha o acontecimento literalmente ‘ao vivo’ e dos limites impostos
fisicamente pelo estádio.
Contudo, para que tais processos possam ser entendidos e vistos a pleno – em funcionamento –
nossa circulação pelo ambiente onde a mídia instala-se para a cobertura do evento é fundamental. Por
isso, a escolha pelo método da etnografia justifica-se pelo modo como pretendemos entender o objeto.
Entretanto, é preciso entender que a etnografia não se resume ao fato do pesquisador estar com um
bloco de anotações (o diário) em mãos e sair anotando tudo. Pelo contrário: a etnografia deve ser
entendida como um modo complexo de investigação que envolve vários fatores, alguns já citados
anteriormente. Para Caiafa (2007),
Sem deixar que o reducionismo tome conta, pensamos que a etnografia articula-se de modo
satisfatório enquanto método-pensamento que possibilita uma investigação de campo e, mais do que isso,
a ida ao encontro de nosso objeto através da passagem da membrana que se colocaria se fizéssemos uma
análise das “transmissões” televisivas de uma partida de futebol sem sair da frente da televisão.
183
Programa que é veiculado há mais de 35 anos pela Rádio Gaúcha, de Porto Alegre (RS). No Sala de Redação são debatidos – sob o
comando do professor Ruy Carlos Ostermann – os assuntos de maior destaque na “grande mídia” com ênfase para esporte. O futebol, em
especial a dupla Gre-nal, ganha boa parte do espaço nas discussões que acontecem diariamente, das 13h05 às 13h55.
184
A monografia apresentada como requisito para a conclusão do curso de Comunicação Social – Jornalismo no Centro Universitário
Franciscano (Unifra), em Santa Maria (RS), foi intitulada como: Sala de Redação: um estudo etnográfico das dinâmicas e estratégias de
enunciação dos debatedores. O trabalho foi orientado pela Dra. Viviane Borelli.
194
Para o estudo do programa a observação direta, portanto, era necessária. Com autorização prévia,
fomos autorizados a co-participar do Sala de Redação. Ao todo, foram cinco programas observados de
dentro do estúdio principal da Rádio Gaúcha. Paralelamente a isso, entrevistas semi-estruturadas foram
realizadas com cada um dos sete integrantes da Sala com o objetivo de compreender as impressões deles
sobre o programa, a participação dos colegas e, claro, a sua atuação.
Antes da ida a campo naquela oportunidade, o olhar sobre o Sala de Redação era um olhar apenas
de ouvinte, que desconhecia os múltiplos contextos nos quais o debate acontecia. Inicialmente,
acreditávamos que apenas o conhecimento das formas que cada um dos membros discursava e de
algumas ações, como, por exemplo, as intervenções do mediador, eram elementos suficientes para o
estudo. Não eram. Na verdade, o que tínhamos eram pistas indicativas de alguns caminhos a serem
seguidos, mas outros tantos foram surgindo ao longo do trabalho.
Como havia idéias sobre o funcionamento do objeto, fizemos uma revisão bibliográfica, buscando
teorias que pudessem elucidar as questões e que estivessem em acordo com os primeiros indícios
mostrados pelo Sala de Redação. Pistas estas que surgiram apoiadas no próprio nome do programa: Sala
de Redação – debates esportivos. A constatação da presença de um Campo (Esportivo) “dentro” de outro
(Midiático) surgiu também pelo conhecimento das ações de sujeitos dos campos e também das pautas do
programa, na maioria das vezes constituídas pelas temáticas do esporte. No entanto, o olhar de
pesquisador serviu justamente para mostrar que essa relação entre os dois campos estava constituída de
movimentos específicos realizados pela mídia na construção de sentidos.
A ida a campo e a reflexão sobre o empírico com base nas teorias estudadas possibilitou
enxergarmos como são os processos de construção de sentidos pela mídia e os movimentos que realiza na
tematização dos outros campos. Assim, uma análise que ficasse concentrada apenas na escuta dos
programas (selecionados previamente) sem adentrar ao estúdio da rádio não mostraria com mais nitidez
as interações que acontecem entre os seis participantes185.
O trabalho mostrou que são variados os movimentos realizados pelos debatedores durante o
programa e nos bastidores com o objetivo de articular estratégias enunciativas. Observamos que uma
mesma situação revela diferentes ângulos de constatação dos contextos discursivos.
Ainda, o estudo do Sala de Redação revelou que as relações entre o Campo Midiático e os demais
campos são complexas e frutos de deslocamentos, tensões, apropriações de simbólicas, entre outras. Mas,
185
O sétimo participante é mobilizado quando da ausência de algum dos seis titulares.
195
acima de tudo, a centralidade da mídia e a sua gerência no conjunto das relações sociais revelou parte das
estratégias utilizadas no processo de construção de sentidos.
Considerações finais
O estágio em que nos encontramos pode ser considerado, de certa forma, embrionário. Há um
percurso ainda a ser percorrido até que o trabalho de campo efetivamente comece. Até lá, o
amadurecimento teórico e conceitual irrompe como fundamental para que possamos compreender o
objeto de estudo em sua essência – mesmo que não completamente, porque o objeto não é,
necessariamente, o mesmo dia-após-dia. Como sabemos, os processos sociais em curso, a reboque da
midiatização, estão em plena construção, mesmo que as rotinas produtivas tendam a ofuscar esse estado
de constante re-configuração.
Pelo que se tem percebido, as discussões revelam, mesmo que de modo implícito, uma apreensão
entre aqueles que querem engessar o campo, impondo determinadas delimitações, e aqueles que pensam
que a Comunicação é um Campo sem fronteiras e cabe a ela realizar, então, uma multiplicidade de
perguntas.
Em meio a estes embates pensamos que a Comunicação carece muito mais de um ajustamento
quanto às questões de que trata – o que não representa uma uniformização de tipos ou espécies de
perguntas, mas de um enquadramento aos propósitos do Campo que, em nosso entendimento, remetem-se
neste momento a sua consolidação e referência como disciplina que se distingue entre outras da área das
Ciências Humanas e Sociais (CHS), realizando perguntas que as demais não fazem. Reforçando,
evidencia-se a necessidade do foco no que há de verdadeiramente comunicacional em processos e ações
sociais.
Neste sentido, nossa proposta quanto à interdisciplinaridade caminha mais na direção de uma
contribuição para o fortalecimento do Campo do que propriamente seu obscurecimento em meio a
presença de outras disciplinas com trajetória mais larga de estudos. Por fim, acreditamos que um
equilíbrio entre as questões que movem os estudos em Comunicação e suas apropriações de outras
disciplinas e áreas não prejudica uma epistemologia da Comunicação.
196
Bibliografia:
BRAGA, José Luiz. Constituição do campo da Comunicação. In: FAUSTO NETO, A., PRADO, J. L. A.
e PORTO, S. D. (orgs). Campo da Comunicação: caracterização, problematizações e perspectivas. João
Pessoa: Universitária, 2001.
CAIAFA, Janice. Aventura das cidades: ensaios e etnografias. Rio de Janeiro: Editora FGV, 2007.
DAMATTA, Roberto. Relativizando: uma introdução à antropologia social. Rio de Janeiro: Rocco,
1987.
FAUSTO NETO, Antônio. Midiatização: prática social, prática de sentido. Paper. Bogotá: Seminário
Mediatização, 2006.
OLIVEIRA, Roberto Cardoso. O trabalho do antropólogo: olhar, ouvir, escrever. In: Revista de
Antropologia. v.39, n. 1. São Paulo: USP, 1996.
WINKIN, Yves. A nova comunicação: da teoria ao trabalho de campo. São Paulo: Papirus, 1998.
197
Tensionamentos teóricos e empíricos a partir de um estudo de caso
Introdução
Este texto propõe-se a pensar em como um estudo de caso põe em funcionamento teorias e
propostas de análise de fenômenos, articuladas pela problematização do caso. Tal dimensão faz parte da
pesquisa mais ampla, parte do curso de doutorado, desenvolvido no Programa de Pós Graduação em
Ciências da Comunicação da Unisinos. Por conta disto, aqui são trabalhadas algumas das reflexões
provocadas pelo estudo do Programa Profissão Repórter. Entendendo que o desenvolvimento da pesquisa
precisa estar afinado com o propósito do estudo de caso, o foco de análise é o Profissão Repórter e não
uma teoria específica, nem outros fenômenos. Neste sentido, os questionamentos são feitos a este
programa, mas voltam-se igualmente ao campo do jornalismo, particularmente como campo social, e ao
campo da comunicação como área de pesquisa acadêmica. Do mesmo modo, as perguntas feitas ao caso
possibilitam que se mobilizem teorias. Este texto não tem a pretensão de responder perguntas – que, na
verdade, fazem parte da problematização do objeto de estudo, mas de discutir como o estudo de caso
pode articular âmbitos teóricos relevantes e mobilizar aspectos presentes na discussão do campo
acadêmico da comunicação.
A pesquisa sobre o Programa Profissão Repórter não o toma como exemplo de uma teoria
concebida para um ideal de sociedade ou descrição generalista, mas como um caso que possibilita a
problematização de um fenômeno social, que é o jornalismo (e as interações sociais através dele
articuladas) em processo de transformação no contexto da midiatização.
Neste item, resgato fragmentos da aproximação feita ao objeto pesquisado, com o intuito de
assinalar as transformações que o ato de assistir televisão, acompanhado do ato de estudá-la, proporciona
quanto à realização de questões para o objeto. O que significa dizer que se está olhando para o modo
como a televisão define Profissão Repórter e vice-versa.
Para efetivar este propósito, a primeira ação foi tentar constituir um conhecimento mais
consistente e sistematizado da programação das emissoras de televisão de sinal aberto e entender sua
dinâmica de funcionamento, diferentemente do domínio que tinha como telespectadora comum. A
observação da televisão foi realizada num processo crescente – desde uma audiência desinteressada de
programas variados até a escolha do acompanhamento da cobertura jornalística de um grande caso
midiático. Este passo foi fundamental para analisar a processualidade do telejornalismo e para entender as
diferenças entre Profissão Repórter e outros programas de reportagem, ou com inserções de jornalismo,
que também trabalham dimensões de autoreferencialidade.
A primeira ação foi colocar-me como uma espectadora comum da programação jornalística. Com
isso, a apreensão das produções jornalísticas, embora marcada pelo viés original de tentativa de observar
199
186
processos de autoreferencialidade e de crítica da mídia, também se deteve na atenção ao conteúdo e à
cadência informativa: fatos abordados, estilo textual, características de um e outro meio de comunicação,
de um e outro programa, tempo das notícias. A ênfase nestas características crescia conforme adentrava a
literatura específica de televisão e de telejornalismo, acadêmica e técnica, dando ênfase aos gêneros,
características da programação, temporalidade, texto televisivo, trabalho da equipe de reportagem
(REZENDE, 2000; GOMES, 2006, 2007, 2008; ECO, 1984; BABEIRO, 2002; SILVERSTONE, 1994,
2000; DUARTE, 2004, ARONCHI, 2004, FAUSTO NETO, 2001).
Pela repetição forçada da observação da programação jornalística televisiva, o ato tornou-se cada
vez mais auto-reflexivo: quando trocava de canais, por que prendia mais a atenção num determinado tipo
de cobertura (principalmente em transmissões ao vivo e em situações de câmera aberta, além de
tentativas de interlocução com o espectador), o que imediatamente desviava a atenção (jornalismo
esportivo, por exemplo), qual o tempo de saturação da atividade. Isto me alertou à demarcação original
do interesse: não era significativo para minha problemática assistir aos gols do campeonato paulista ou
explorar as lógicas deste tipo de cobertura, porém, era relevante observar como repórteres realizavam um
diálogo, ainda que pseudo programado, durante as transmissões, ou de como as práticas jornalísticas eram
objetos de discussão de si mesmas, em certas coberturas. Após a síntese do trabalho extensivo de
observação como espectadora comum, pude direcionar a segunda etapa da observação: uma ação
intencional, voltada à verificação dos procedimentos dos casos que me chamavam imediatamente a
atenção (referidos acima), mantendo os casos que não me alertavam o foco de atenção como pontos de
contraste.
Com a análise de dados obtidos por meio da gravação de notícias, reportagens, debates,
entrevistas relacionadas ao caso188, observei que os movimentos de desvelamento das condições de
produção foram impulsionados, no caso Isabella, por fatores específicos e perceptíveis pela análise de
produto. Os procedimentos técnicos da gravação e algumas lógicas de apuração, de construção e de
186
Vizer considera três dimensões da comunicação: “referencial, inter-referencial e auto-referencial (Vizer, 1983). A primeira como
dispositivo de construção discursiva de ‘realidades objetivas’(os ‘conteúdos de que se fala); a segunda como construção de relações entre os
atores sociais que se ‘referenciam’ mutuamente entre si (com relações e interações sociais mútuas). Finalmente, a terceira dimensão
(autoreferencial) como processos eminentemente sociosubjetivos de auto-observação reflexiva e de apresentação de si mesmo em sociedade”
(VIZER, 2008, p. 44-45).
187
A menina, de cinco anos e onze meses, morreu após ter sido arremessada da janela do apartamento do pai e da madrasta (onde passava o
final de semana com estes mais dois irmãos, um de três e outro de onze meses).
188
Estes dados compõem um arquivo de 35 DVD’s, com duração de uma a quatro horas cada um.
200
exposição dos acontecimentos aparecem, por exemplo, diante da impossibilidade de recortar uma
imagem daquilo que se quer mostrar (então se mostra a tentativa de filmar, por exemplo); quando o
tempo de duração de uma notícia, entrevista, reportagem é muito longo, ou quando a exibição é
imediatamente posterior ao acontecimento, e, por isso, as imagens são exibidas em estado bruto; quando,
numa entrada ao vivo diretamente do local do acontecimento se faz um plano geral, proporcionando que
se veja o aparato montado pelas equipes de televisão para acompanhar o caso.
Se Profissão Repórter não se limita a mostrar elementos da técnica (como acaba ocorrendo quase
por acaso em outros programas, desde telejornais até variedades) também não se situa num momento
posterior à emissão televisiva para análise crítica do que passou – ainda que envolvesse estes dois níveis
de exposição de elementos relativos à produção e à discussão do jornalismo. Análises em Profissão
Repórter passaram a levar estes elementos em conta e, com isso, foi possível visualizar outros elementos
que inicialmente pressupunha, particularmente, as situações de interação entre os membros da equipe e a
relação pedagógica entre Caco Barcellos e os repórteres (cujo destaque mereceu ênfase após discussão no
Colóquio Televisão e Realidade, na UFBA).
Este item recorta elementos de um exercício mais amplo de tensionamento aos aportes teóricos
pelo estudo de caso. Com isso, visa testar um eixo de análise para a reflexão em torno de três tópicos
centrais envolvendo Profissão Repórter: interações sociais, jornalismo e midiatização. Estabelece, ainda,
um diálogo com a teoria da representação do eu de Erving Goffman, e procura, neste âmbito, trabalhar
questões comunicacionais a partir do efetivo tensionamento entre aportes teóricos e estudo de caso.
A técnica dando-se a ver, neste caso particularmente no telejornalismo, é talvez o aspecto mais
visível da transformação do campo midiático pela midiatização. É o atravessamento que mais claramente
se manifesta entre as lógicas projetadas pela mídia (e pelas transformações das sociedades
contemporâneas) e o jeito de se fazer mídia. Assim, tendo em conta que as transformações decorrentes da
midiatização como fenômeno social também agem sobre o jornalismo, verifica-se que estas
transformações mobilizam-no como instituição social e forma cultural, no sentido de apropriar-se das
inovações, produzir coisas novas, modificar técnicas e condutas, atualizando ou revitalizando padrões
anteriormente estabelecidos.
Profissão Repórter dá ênfase, entre outros, para ações entendidas como auto-referenciais (que,
ademais, participam de todas as situações de comunicação, mas ganham ênfase em momentos
específicos, como o caso do Profissão Repórter, onde são propositadamente destacadas). Com isso, o
objeto insere-se na discussão da auto-referencialidade da mídia, que implica numa mudança no conceito
de informação: não é só o que é apontado, como também o que se fez para apontar. O movimento, em
direção a Profissão Repórter, é dado com o sentido de analisar o que a ação de ‘contar como se fez’
202
provoca na notícia, como a transforma – sem, no entanto, necessariamente descaracterizar (ou não todos)
os processos jornalísticos em torno da idéia de notícia189.
A figura do repórter não existiu sempre no jornalismo, assim como a reportagem “não existiu ou
era irrelevante em 200 dos quase 400 anos da história da imprensa” (LAGE, 2001, p. 9). A definição de
regras e de um método próprio de trabalho ocorreu no século XIX, quando a ampla circulação dos
jornais, a publicidade (que possibilitou a redução do preço do jornal), os avanços tecnológicos (que
permitiram maior rapidez na produção), a escolarização do público, a urbanização, a despolitização e a
defesa da liberdade de imprensa contribuíram para um tipo de jornalismo: informativo, global e ligado à
atualidade (TRAQUINA, 2005, p. 33-42). Tal jornalismo de informação, voltado a um público
generalista e politicamente heterogêneo, afirmava, bem como o movimento científico de então, a
separação entre fatos e valores. “Era para esse mundo dos fatos que esta nova figura do campo
jornalístico – o repórter – fazia um esforço supremo: a respiga e a montagem dos fatos” (TRAQUINA,
2005, p. 52). Não era o mundo que fornecia as notícias, mas os repórteres que corriam atrás delas.
189
Não deixa de ser curioso notar como o reconhecimento da ação do repórter na reportagem (tantas vezes requisitado pelo campo
acadêmico, particularmente quando se trata de apontar o ocultamento dos métodos de produção da notícia) se torna objeto de ação
contestatória ou acusatória de que se promove um esfacelamento do que se entende por notícia.
203
É o repórter que transforma o jeito de fazer a reportagem, aproximando-a de uma ciência, com
técnicas específicas, desenvolvidas ao longo do tempo: observação, coleta de dados e depoimentos,
entrevistas, e a escritura do texto seguindo o modelo da pirâmide invertida. A profissionalização das
redações e a criação de cursos superiores contribuíram para a afirmação destes “padrões para a apuração
e o processamento de informações” (LAGE, 2001, p. 18). “A objetividade no jornalismo não é a negação
da subjetividade, mas uma série de procedimentos que os membros da comunidade interpretativa utilizam
para assegurar uma credibilidade como parte não-interessada” (TRAQUINA, 2005, p. 139).
Nos anos recentes, operam-se transformações na produção da notícia, pela incorporação das
características da produção no que é levado ao leitor, ouvinte e espectador. Isto ocorre como tentativa de
auto-justificação do papel da esfera de produção de informações e também uma demanda da sociedade.
Há uma sensível mudança com relação às alterações que Umberto Eco percebia com a idéia da neotevê,
que superava a paleotevê. A tevê não põe a mostra seus modos de produção apenas para falar de si
mesma, mas para atender a uma demanda dos usuários, que incorporaram tecnologias de gravação, edição
ou manipulação de imagens e som – e já estão habituados à presença física e simbólica da tevê. Ela é uma
conhecida: sua linguagem, ao mesmo tempo em que é criada, é aprendida e discutida pelos usuários190.
Os espectadores de televisão buscam referências sobre como se faz o que se está mostrando: em detalhes,
em sobras que permanecem junto ao material editado, em diálogos entre jornalistas, editores,
trabalhadores da técnica que se manifestam nos programas ao vivo – ou mesmo pela literatura, cinema e
outros programas.
É neste lugar que se inscreve o programa Profissão Repórter, que se propõe a mostrar “os
bastidores da notícia, os desafios da reportagem”. O programa focaliza a escolha, a decisão, a hesitação
do repórter diante de um acontecimento social que se tenta recompor na forma de reportagem. Profissão
Repórter incorpora como característica a manifestação das posições-sujeito pelos repórteres, com o que
há uma variável interessante com relação ao telejornalismo padrão. Ao refletir e falar sobre o que faz
quando tenta fazer a reportagem (ações incorporadas e naturalizadas pelos repórteres), a própria ação é
alterada.
190
Sobre isso ver Braga (2006), A sociedade enfrenta a sua mídia; e Layse Pereira Soares do Nascimento (2007), que estudou vídeos-
flagrantes gravados por celulares de espectadores e disponibilizados a um telejornal do Paraná.
204
Goffman de pensar as representações e, particularmente, a representação do eu, aqui apropriada para
refletir sobre o sujeito repórter.
Neste ponto, quero ressaltar outro momento da aproximação ao Programa Profissão Repórter,
concomitantemente ao estudo da televisão e de referenciais teóricos próximos à Comunicação. Se desde o
primeiro contato com Profissão Repórter minhas atenções se voltavam para a realização das interações
sociais, foi o contato com uma edição do programa que me forneceu a chave de leitura para este aspecto.
Outros repórteres, em outras edições, choraram também – e Caco Barcellos coordenou uma
discussão posterior, olhando o material na ilha de edição. A ênfase que dou para este pequeno trecho é o
fato de Júlia conter imediatamente a feição emocionada ao olhar o cinegrafista. Ao fazer isso, Júlia
convoca a noção constituída em torno do papel social que ela exerce, quanto às expectativas que ele
convoca, quando ao que se espera dela naquela situação. O faz quase sem querer, como reação a uma
ação espontânea que teve.
A interação, conforme define Goffman, é “a influência recíproca dos indivíduos sobre as ações
uns dos outros, quando em presença física imediata” (2008, p. 23). Nas situações de interação, o
indivíduo precisa representar sua atividade perante os outros, ele executa um papel social. Ao fazer isso,
desenvolve um “padrão de ação” característico de um tipo de prática – como, no caso de interesse, o
jornalismo televisivo. O indivíduo expressa esta prática utilizando-se de uma “fachada” (uma aparência,
que revela o status social, se a atividade é informal ou formal, por exemplo; e uma maneira, que pode ser
arrogante, humilde, e assim por diante), que, no entanto, não é única a uma prática específica, mas pode
apresentar-se em outras, dada a generalidade da informação que ela transmite.
Isto torna relevante o fato de Profissão Repórter tratar de aspectos da fachada, como o repórter
que chora, ou que lastima quando alguma coisa não dá certo, ou ainda erra a respeito de determinadas
circunstâncias. Durante a interação o indivíduo precisa, por meio da fachada, expressar
significativamente a atividade que desempenha – e isso pode ocorrer em segundos. Então, quando se
encara o fato de se estar filmando uma situação de interação, para mostrar como se desenrola uma
atividade, ou seja, quando se assume uma representação, é como se pusesse em discussão a atividade por
meio da fachada, dando relevo a seus aspectos, desde o cenário (sala de redação, ilha de edição, locais em
que se desenrola o fato) até a aparência e a maneira (os cuidados dos repórteres, seus gestos, seus trajes, o
modo como empunham o microfone, como se dirigem as outras pessoas, como agem quando estão
falando “diretamente” para a câmera e quando estão falando com outras pessoas, por exemplo, na
produção da reportagem, ou edição).
Goffman trata das atividades que têm uma auto-expressão dramática, como a dos cirurgiões.
Isso significa que, ao mesmo tempo em que realiza a atividade, o indivíduo a expressa. Em outras
ocasiões, é preciso dramatizar o próprio trabalho para torná-lo expressivo. Quanto ao telejornalismo, se
na maior parte do tempo pode ser verdadeiro que ele não encontra problemas para expressar-se como
prática, talvez seja por isso que o caráter pedagógico ganhe certa relevância em Profissão Repórter. E é
justamente neste nível que se atualizam elementos consolidados na constituição do jornalismo como
instituição social: a noção idealizada do repórter, as regras das interações (como a relação com as fontes
ou a ação de filmar eventos públicos), as crenças e os valores.
A oferta de uma impressão idealizada é uma tendência quando da expressão de uma atividade,
com a valorização de alguns aspectos e ocultação ou minimização de outros. Isto é feito, às vezes, pela
recorrência a “estereótipos extremos” (GOFFMAN, 2008, p. 45). Goffman aponta cinco principais ações
206
ocultadas quando da idealização de uma impressão: a ocultação de “prazeres e poupanças secretas”; a
correção de erros e enganos antes da apresentação – e o apagamento de seus indícios; a exibição apenas
do produto final, ocultando o processo de construção; apagamento de um possível “trabalho sujo” e
priorização de alguns padrões à custa de outros, cujo desempenho não foi tão a contento. Por outro lado, a
tendência do indivíduo, na apresentação, é de incorporar valores reconhecidos pela sociedade.
Há “atores que alimentam a impressão de ter motivos ideais para assumir o papel que estão
representando” (2008, p. 49), garantindo uma impressão de compatibilidade sagrada entre o homem e sua
atividade – impressão que pode ser favorecida, ou treinada, por instituições. Por conta deste desejo de
compatibilidade o ator dissimula ou abandona atividades incondizentes com o que tem que parecer e
fazer, além de tentar controlar as ações, de modo que elas correspondam ao propósito da representação.
Apesar disso, Goffman chama a atenção ao fato de que, “como atores, somos frequentemente mais
conscientes dos padrões que deveríamos ter aplicado à nossa atividade, mas não o fizemos, do que dos
padrões que irrefletidamente utilizamos” (2008, p. 57).
Por se orientar a partir de sinais, o público reflete se a fachada é verdadeira ou não, ou, se o ator
é autorizado para aquele papel ou não. É o que ocorre quando se pensa na execução de atividades
especializadas. Para que uma atividade possa ser considerada especializada requer padrões de
competência objetivos e instituições organizadas e mantidas por profissionais autênticos. E, quando isso
acontece, só um profissional com tais competências pode ser considerado especialista – e quem tentar se
passar por este profissional estará fazendo uma representação fraudulenta (mas o mesmo não aconteceria
se não existissem competências e instituições). É neste nível que se situam as inúmeras críticas ao
Profissão Repórter, com o intuito de contrariar a efetivação de um trabalho jornalístico.
Mas se tanto observadores como o pesquisador sociólogo recorrem à observação das minúcias e
detalhes para tentar compreender a representação feita, em Profissão Repórter estas minúcias são às vezes
207
convocadas exatamente com o intuito de trazer à superfície o tipo de prática que caracteriza o jornalismo.
Trata-se, mais ou menos, da consciência de uma representação, da admissão da representação feita e de
uma posta em cena, ainda que às vezes tênue, das características que compõem a representação como um
todo, bem como a busca dos atores por realizarem-na.
Notas finais
Este texto tratou de elementos sintéticos que fazem parte de minha pesquisa de doutorado. O
conjunto de aproximações ao objeto de estudo, o Programa Profissão Repórter, participa do processo de
pesquisa que se iniciou quando do ingresso no Programa de Pós Graduação em Ciências da Comunicação
da Unisinos – marcado pela tentativa de compreender os processos comunicacionais na sociedade. As
ações em torno deste estudo específico marcam, assim, a cotidiana reflexão sobre a complexidade da
comunicação.
Bibliografia:
BARBERO, Jesus Martín; REY, Germán. Os exercícios do ver. Tradução de Jacob Grorender. 2ª ed. São
Paulo: Editora Senac, 2004.
208
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Barcelona: Kairós, 1994. p. 9-25.
209
Carmen Silva
Resumo:
Este artigo traz reflexões metodológicas sobre a pesquisa “Censura e autocensura no jornalismo
brasileiro contemporâneo”, desenvolvida no curso de doutorado do Programa de Pós-Graduação em
Ciências da Comunicação da Universidade do Vale do Rio dos Sinos (Unisinos). Debate algumas
escolhas teóricas e metodológicas da pesquisa, considerando um processo onde interagem diferentes
campos, se afetando. Considera-se também a potencialidade dessas interações resultarem em afetações
no que é “visível” e não somente no dito, “enunciável”. Estas reflexões têm bases em teorias, entre as
quais as contribuições trazidas por Michel Foucault, sobre dispositivo e poder, e por Eliseo Veron, sobre
circulação e midiatização.
Defende-se hoje a necessidade urgente de refletir acerca da ciência que se está fazendo em
Comunicação no Brasil. Esse clamor vem, por exemplo, de Lopes (2005) quando afirma que a
preocupação com a teoria na pesquisa no campo da Comunicação tem relegado para segundo plano as
questões de metodologia, “tanto em termos de seu estudo (Metodologia enquanto disciplina) como em
termos de sua aplicação (Metodologia enquanto prática)” (p. 15). Para Lopes, esse desequilíbrio entre
conteúdo teórico e a forma como ele é constituído parece ser um traço específico da pesquisa em
Comunicação no país. Uma característica que inclusive, na avaliação de autora, contribui para reforçar o
dualismo teoria e metodologia, fundamentalmente perigoso para que haja o reconhecimento científico do
campo da comunicação.
191
Texto elaborado pela doutoranda Carmen Lúcia Souza da Silva e apresentado no Primeiro Seminário de Epistemologia e Pesquisa em
Comunicação, vinculado ao Programa Nacional de Cooperação Acadêmica (Procad), realizado na Unisinos, de 12 a 14 de maio de 2009.
210
As prescrições de atenção à Metodologia na pesquisa científica destas duas autoras motivam em
grande parte as reflexões acerca do embasamento metodológico, que ora apresento. Essas reflexões
norteiam esta fase da pesquisa que desenvolvo nos estudos sobre a “Censura e autocensura no jornalismo
brasileiro contemporâneo”, realizado a partir do curso de doutorado do Programa de Pós-Graduação em
Comunicação da Unisinos. Em sintonia com que propõe Lopes, acredito que toda pesquisa científica
exige uma fundamentação atenta na metodologia, o que inclui não apenas o referencial teórico. A
fundamentação dará as bases para a definição do universo do estudo, escolhas dos dados a estudar,
sistematização e a construção de uma tese. Lopes fala sobre a importância dessa reflexão ressaltando que:
Portanto, o esforço feito até aqui, desde o surgimento do problema de pesquisa, tem sido no
sentido de questionar o próprio ato da pesquisa e os referenciais teóricos que lançamos mão para estudar
os possíveis casos e os efeitos da censura e da autocensura no jornalismo contemporâneo. Um tema que
me dedico a pensar nos últimos anos, primeiro, por meio da Federação Nacional dos Jornalistas (Fenaj),
onde realizei uma série de levantamentos sobre denúncias de censura, e me detive a quantificar e dar
visibilidade aos casos de violência envolvendo jornalistas no País. Foram os resultados desses estudos
quantitativos que me levaram a refletir sobre as possíveis “causas” que estariam por trás dos casos de
censura denunciados. A partir destas reflexões, me propus a aprofundar os estudos, buscando uma
problematização mais ampla que me ajudasse a construir uma compreensão maior sobre a temática. A
construção do aporte teórico para pensar a censura e autocensura no Brasil contemporâneo me conduziu
por três perspectivas: a do dispositivo, circulação e poder. Considerando esses enfoques, apresentamos
uma visão ampliada sobre o processo que esta sendo investigado Neste artigo, trago parte desta trajetória
teórico-metodológica.
Antes de avançarmos nesta hipótese é necessário fazer alguns destaques. O primeiro enfoca as
análises de Veron (1980, 1997), quando, ao introduzir o conceito de dispositivo, amplia a abordagem
semio-linguística para inserir também questões sócio-técnicas dentro de um processo de circulação.
211
Em nossa proposta de pesquisa, trata-se de percorrer o processo que vai da produção à
representação, a partir de uma análise que parta do dispositivo midiático, onde o acontecimento se
manifesta, mas também onde esta nova sociedade se expressa e se materializa. Assim, o estudo da
censura e da autocensura no jornalismo brasileiro contemporâneo também pretende partir deste enfoque
para procurar compreender os processos onde a mídia produz sentido ao dinamizar interações e alterações
na sociedade onde está inserida.
O outro destaque que se faz importante na presente pesquisa que desenvolvemos é avançar no
conceito de dispositivo considerando também a análise dos “mecanismos de poder”, que Michel Foucault
trabalha sob diferentes aspectos. Primeiramente, afirma que através do termo “dispositivo” pretende
demarcar
Em segundo lugar para demarcar a natureza da relação entre estes elementos heterogêneos,
Foucault situa a forma como o discurso pode aparecer: por meio de um programa institucional ou ao
contrário, para justificar e mascarar uma prática que permanece muda; ou como reinterpretação desta
prática, permitindo a emergência de outro campo de racionalidade. A questão a considerar é que entre os
elementos (discursivos ou não) existe certo jogo que resulta em mudanças de posição ou modificações de
funções.
Em terceiro lugar, o dispositivo pode ser entendido como uma formação que em determinado
momento teve como principal função responder a uma urgência. É neste sentido que poderia situar
inclusive o dispositivo como tendo uma função estratégica dominante. Possui uma estrutura de elementos
heterogêneos e também é constituído por um certo tipo de gênese. Esta gênese é apresentada como tendo
dois momentos especiais. O primeiro momento é o da predominância de um objetivo estratégico. Em
212
seguida, o dispositivo se constitui e continua sendo um dispositivo, na medida em que engloba um duplo
processo:
Midiatização e Processos
O primeiro deles (figura 1) retrata a nossa hipótese de base, onde visualiza-se o estudo da censura
e da autocensura no jornalismo brasileiro contemporâneo inserido em um processo onde interagem
diferentes campos, que se afetam. A partir dos processos judiciais impetrados por pessoas físicas ou
jurídicas contra jornalistas ou empresas jornalísticas, em ações de apropriação e reapropriação dos
enunciados publicados na mídia, pode-se analisar as transformações que podem trazer nas rotinas
produtivas, no próprio ambiente de produção jornalística, mas também na própria sociedade, suas
instituições e regulações, o que pode ainda resultar em afetações no que é “visível” e não somente no
dito, “enunciável”.
Na pesquisa que nos propomos a desenvolver, procuraremos analisar os percursos nas diversas
relações entre as instituições (o Judiciário, por exemplo), a mídia (no caso a internet ou mais
precisamente o conteúdo jornalístico nela veiculado) e os atores individuais (citaríamos os autores das
ações judiciais, mas não são os únicos). Na observação da relação entre eles, seria possível identificar os
graus de afetação mútua e de constituição de novas formas de produção, circulação e reconhecimento.
213
A compreensão de todos esses aspectos, de todas essas partes, sem perder de vista o conjunto,
implicou em mais um movimento em nossa pesquisa. Ainda na fase de pré-observação, constatamos a
grande quantidade de processos que poderia ser alvo potencial de nosso trabalho. No Superior Tribunal
de Justiça, desde 2001 até fevereiro de 2008, foram autuados 1033 ações/recursos sobre danos morais
envolvendo a imprensa (ou lei de imprensa). Já no Supremo Tribunal Federal, estão em tramitação 143
processos com este perfil192. O estudo destes processos implicaria outros, aos quais se somariam, já que
para levantar o histórico processual teriam que ser analisados desde a ação inicial, impetrada na primeira
instância, e as peças e decisões dela decorrentes.
O grande volume de dados inviabilizaria a pesquisa em sua complexidade. Assim, decidimos por
mais um recorte dentro deste corpus. Optamos por partir das ações judiciais que têm como alvo conteúdo
jornalístico veiculado na internet. Assim, concentramos nossa atenção sobre um meio de comunicação,
também entendido como:
Duas razões nortearam a escolha. A primeira é que a própria internet é alvo de tensões sobre a sua
regulamentação, o que já implicaria um debate sobre liberdade de expressão, direito à privacidade e
democratização. A segunda é que o jornalismo, no ciberespaço, vem assumindo novas configurações,
192
Os dados foram fornecidos pelo Conselho Nacional de Justiça e datam de fevereiro de 2008.
214
algumas delas incluindo a ampliação da interação com o internauta. Novas configurações que também
nos levam a refletir sobre novos aspectos, desde as possíveis mudanças na produção e no reconhecimento
até a forma como os novos processos midiáticos podem trazer transformações na sociedade e “reordená-
la” sob novos parâmetros regulatórios.
A partir dessas reflexões, chegamos a um primeiro esboço dos casos a serem investigados. Nossa
proposta é estudar de três a sete casos, todos iniciados entre 2007 e 2008, que envolvem tensões entre os
campos político e midiático, acionados em questionamentos judiciais movidos sobre matérias e
informações divulgadas na internet, sejam em blogs de jornalistas ou sites noticiosos. Três deles são
casos que tiveram repercussão nacional e mobilizam três diferentes ângulos de reflexão:
1 - Ações movidas por diferentes sites do grupo noticioso, mas que foi acompanhado por outros
grandes veículos de comunicação, pois a decisão poderia afetar todos eles;
2 – Ação movida por agente do campo político contra jornalista responsável por blog de notícias,
com base nos comentários publicados neste espaço e reproduzidos em jornal de grande circulação
nacional. O caso nos inspira por envolver uma tensão direta entre um político e um jornalista, acionado a
partir de um novo veículo de divulgação noticiosa, um blog, de responsabilidade direta do jornalista, que
responde por todas as etapas de produção;
Os quatro demais casos tiveram repercussão regional (um no Norte, dois no Nordeste e um no Sul
do País) e também mobilizam reflexões semelhantes, que envolvem o debate sobre as a censura e da
autocensura no jornalismo brasileiro contemporâneo inserido em um processo onde interagem diferentes
campos, que se afetam.
215
Em nossa hipótese de trabalho, as relações que instituem e que também são instituídas a partir das
afetações mútuas entre os campos envolvidos podem nos conduzir à reflexão, à luz de Michel Foucault,
sobre a existência de focos de poder e focos de resistência, que podem existir por trás da produção
jornalística, nas rotinas produtivas e nos campos externos, de apropriação e reapropriação. Estes focos de
poder e de resistência poderiam ser percebidos dentro e fora da mídia, em um ambiente de tensão.
De acordo com Foucault, é “nesse campo de correlações de força que se deve analisar os
mecanismos de poder”. Compreensão que nos leva a estudar estes mecanismos através de estratégias
percebidas nestas relações de forças e que podem conduzir, em algum momento, à vinculação de uma às
outras “de acordo com uma lógica de uma estratégia global que toma ares de política unitária”
(FOUCAULT, 1988, pag. 108). O entendimento sobre este processo pode ser favorecido pelos conceitos
de circulação e midiatização (VERON, 1980, 1997), representados na figura 2.
O poder está em toda parte; não porque englobe tudo e sim porque
provém de todos os lugares (...). O poder não é uma instituição e nem
uma estrutura, não é uma certa potência de que alguns sejam dotados:
é o nome dado a uma situação estratégica complexa em uma
sociedade determinada (FOUCAULT, 1988, p. 103).
Os ensinamentos de Foucault ainda nos conduzem a refletir sobre outras “chaves”, estreitamente
relacionadas com esta, que abordam o papel dos indivíduos nesta sociedade complexa. Uma delas é dar
atenção aos sujeitos envolvidos nos processos para facilitar a própria compreensão da produção de
sentido. Desta forma, dar atenção aos sujeitos em nossa pesquisa – jornalistas na produção e autores de
processos no reconhecimento, por exemplo – pode favorecer a “passagem” para a compreensão de
estratégias e, o mais importante, das dimensões de subjetividade.
Outra “chave” seria proporcionada pelo pensamento e, “considerando o saber como problema,
pensar é ver [visível] e é falar [enunciável], mas pensar se faz no entremeio, no interstício ou na
disjunção entre o ver e o falar” (DELEUZE, 1988, p. 124). Em nossa pesquisa, essas três chaves
seriam primordiais para o favorecimento da compreensão acerca da censura e da autocensura no
jornalismo brasileiro contemporâneo.
No presente estudo, pretende-se dar margem para a liberdade de pensamento que pode nos deixar
navegar por novas hipóteses, novos métodos e novas descobertas que só a aventura da busca pelo
conhecimento pode nos trazer, mesmo que isto implique incertezas. Mas como nos faz ver Morin,
“conhecer e pensar não é chegar a uma verdade absolutamente certa, mas dialogar com a incerteza”
(2006, p. 59).
Para dar vazão às “incertezas”, é necessário dar liberdade a um pensamento complexo, no sentido
originário do termo, “o que é tecido junto” (MORIN, 2006, p. 89). Ao circular pelas diversas partes que
compõem o processo, não se pode perder de vista o todo e a inter-relação entre elas e delas com este (e
vice-versa). Na pesquisa sobre a censura e a autocensura no jornalismo brasileiro dar liberdade ao
pensamento complexo é ainda compromisso com a sociedade onde estamos inseridos para colaborar com
217
a construção do conhecimento voltado a uma democracia cognitiva (MORIN, 2006, p. 104), baseada no
fortalecimento da cidadania e na aposta por um mundo melhor.
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SANTAELLA, Lúcia. Comunicação e pesquisa: projetos para mestrado e doutorado. 1. ed. São Paulo:
Hacker Editores, 2006.
Resumo:
Este trabalho propõe uma reflexão acerca da inserção de uma pesquisa qualitativa em ambiente eleitoral,
ao mesmo tempo em que busca identificar de que maneira esta experiência profissional de marketing
político pode ser apropriada ou adaptada para uma pesquisa acadêmica. A proposta surgiu a partir da
experiência profissional da autora deste artigo, com pesquisas qualitativas de cunho eleitoral, durante o
ano de 2008, em 23 municípios de Goiás, visando levantar a imagem pública que os moradores tinham da
própria cidade, das políticas públicas as quais eles tinham ou gostariam de ter acesso e dos políticos
locais. A partir desta vivência empírica profissional, propõe-se um novo olhar sobre os materiais
produzidos na pesquisa administrativa, buscando identificar quais categorias éticas e metodológicas
devem servir como critérios para tornar possível a apropriação dos seus resultados na pesquisa
acadêmica, viabilizando assim, uma reflexão sobre a cientificidade da pesquisa profissional, bem como a
academicidade da pesquisa empírica produzida profissionalmente.
Introdução
Este trabalho propõe uma reflexão sobre a utilização de pesquisas qualitativas em contexto eleitoral, como
ferramentas de marketing político, ao mesmo tempo em que busca investigar de que forma uma pesquisa profissional pode ser
apropriada para a o ambiente acadêmico, buscando identificar categorias éticas e metodológicas a serem utilizadas como
critérios para esta apropriação.
A proposta surgiu a partir da experiência profissional da autora deste artigo, com pesquisas qualitativas de cunho
eleitoral, durante o ano de 2008, em 23 municípios do Estado de Goiás, visando levantar a imagem pública que os moradores
tinham da própria cidade, das políticas públicas as quais eles tinham ou gostariam de ter acesso e dos políticos locais. No
decorrer das pesquisas, as demandas e as imagens levantadas pelas comunidades pesquisadas foram instigantes, no sentido de
despertar um desejo de investigação mais profunda sobre os resultados daquelas pesquisas profissionais para a formação social
e cidadã.
Desta forma, a experiência empírica profissional, originou problemas de pesquisa acadêmica, como a investigação de
maneiras e níveis possíveis de colaboração de uma pesquisa qualitativa de marketing político para a construção da cidadania
de uma determinada comunidade. Estas questões geraram, inclusive, proposta de pesquisa de mestrado ao Programa de Pós-
Graduação da Faculdade de Comunicação e Biblioteconomia da Universidade Federal de Goiás, instituição sobre a qual a
autora do artigo está vinculada.
219
A partir disto, o que se busca no presente artigo, mais do que resultados concretos, é justamente,
um ensaio epistemológico sobre a apropriação de resultados de pesquisas qualitativas, realizadas em
contexto profissional, para o universo acadêmico, gerando assim, uma reflexão sobre a cientificidade da
pesquisa profissional, bem como a academicidade da pesquisa empírica produzida profissionalmente.
Para isto, o trabalho se inicia com uma discussão sobre a cientificidade, para, em seguida, buscar
uma identificação de possíveis categorias éticas e metodológicas a serem utilizadas na apropriação de
uma pesquisa administrativa para uma pesquisa acadêmica. Na seqüência, buscamos estabelecer uma
interface entre academia e mercado, para, finalmente, expor nossas considerações finais acerca do tema.
Sobre a cientificidade
Não é a pretensão deste ensaio apontar as principais contribuições de cada um desses autores para
o estudo epistemológico, até porque, uma empreitada deste tamanho demandaria muito mais tempo e um
trabalho de pesquisa bem mais rigoroso. Por ora, pretendemos apenas iniciar uma reflexão específica no
campo das Ciências Sociais e da Comunicação, buscando estabelecer uma relação entre o debate
epistemológico e o método qualitativo, adotado nas pesquisas utilizadas como objeto deste estudo,
embora elas tenham sido realizadas em contexto profissional.
Para Santos, (1989, p. 14), “enquanto prática de conhecimento, as ciências sociais transformam a
sociedade em múltiplos objetos teóricos e, nesse sentido, objetivam (coisificam) a sociedade”. Justamente
por isso, a nós parece pertinente que, para estudar as ciências sociais, sejam priorizadas linhas de
pensamento que valorizem a história e o contexto social, já que o nosso objeto de estudo aqui - as
próprias pesquisas qualitativas -, foi diretamente aplicado à sociedade, um ambiente historicamente
221
contextualizado e socialmente conflitante, que não permite previsibilidades ou generalizações
determinadas por leis universais da ciência.
Sobre a academicidade
Antes de iniciar um debate específico sobre categorias éticas e metodológicas, convém uma
reflexão sobre o método qualitativo e uma breve explanação de como foram realizadas as pesquisas
empíricas profissionais, em contexto eleitoral, que originaram a proposta deste artigo. Para estudar as
Ciências Sociais, a nosso ver, dificilmente poderíamos optar por um método indutivo, que buscasse
explicar as transformações ou diferentes visões sobre determinados assuntos, contidas em uma sociedade,
apenas sob um enfoque dogmático e sob a luz teórica. Isto porque o objeto de estudo das Ciências Sociais
está inserido em um contexto histórico e cultural, e
Assim como Feyerabend, em sua teoria contra o método (1989), acreditamos que não. No
contexto eleitoral, quando pesquisamos, embora com metas profissionais a serem atingidas, a imagem
pública que uma determinada comunidade tem a respeito de sua própria cidade, das políticas públicas de
seu município e de suas lideranças políticas, não é possível estabelecer previsibilidades, ou
generalizações ou quantificações de dados, pois as opiniões ali expressas variam de acordo com os
contextos sociais, culturais e históricos que os entrevistados estão inseridos. E, mesmo nesse caso,
tratando-se de ferramenta de marketing político, a pesquisa não foi encomendada para um levantamento
de opinião pública, com metas estatísticas sobre possibilidades de eleição, mas sim, para fins de
levantamento qualitativo de imagem pública, o que é bastante distinto do primeiro caso.
Assim, dado o caráter empírico das pesquisas profissionais aqui analisadas e sua metodologia
qualitativa, que implica, por definição
consideramos válido o debate sobre a interface entre mercado e academia, pois acreditamos ter
levantado dados passíveis a investigações teóricas a respeito de uma determinada realidade social,
obedecendo categorias éticas e metodológicas, enquadradas em critérios científicos. Dessa forma,
traçamos um caminho inverso ao positivismo, já criticado pelos autores mencionados, que defendiam
uma postura sob o qual “a teoria iria adquirir um papel dominante e a prática a ser considerada como uma
mera forma de aplicar a teoria” (TOULMIN, 2004, p. 279).
223
Entretanto, uma apropriação desse tipo não ocorre sem que haja também limitações. Sobre este
assunto e, especificamente, sobre as possibilidades de interface entre a academia e o mercado, falaremos
a seguir.
Ao propor uma aproximação entre o ambiente profissional e o ambiente acadêmico, por meio,
neste caso especifico, de pesquisa qualitativa, necessariamente teremos que discutir a dicotomia teoria e
prática, bem como retomar o debate sobre os modelos epistemológicos encontrados na universidade,
atualmente.
Sobre este primeiro assunto, Boaventura Santos e Stephen Toulmim, em Conhecimento Prudente
para uma Vida Decente: um discurso sobre as Ciências revisitado (SANTOS, 2004), já demonstraram
uma preocupação em recusar as abordagens meramente teóricas: “estávamos preocupados com a
necessidade de evitar as limitações das ciências sociais e naturais que seguiam uma abordagem
puramente teórica” (TOULMIM, 2004, p. 269).
Nesta perspectiva, Toulmim (2004, p. 286) valoriza a pesquisa empírica e propõe a abordagem
intermédia, que combina os pontos fortes de duas perspectivas, que, durante muito tempo, foram
consideradas antagônicas: a retórica e a lógica, defendendo um rompimento com o pensamento
positivista, das teorias universais, e uma valorização das questões filosóficas e práticas, independente da
área científica ou profissional:
Voltando agora, especificamente, para a questão do debate epistemológico que vem sendo
transmitido academicamente, Toulmim (2004, p. 286), mais uma vez, chama a atenção para os entraves
que a herança positivista pode ter deixado, pois acredita que o pensamento dogmático proveniente ainda
do Círculo de Viena, impede que se tenham certas discussões ou aprofundamentos éticos nas
universidades até os dias de hoje: “em muitas das mais importantes universidades, a continuada
influência das velhas premissas positivistas torna isto impossível: fala-se de vícios e virtudes, de ações
dignas e indignas, como tendo apenas uma referência puramente pessoal”.
Ainda mais radical que Toulmim, é a postura de Paul Feyerabend (1975, pp. 18-19), ao defender
um “anarquismo teorético”, rompendo com toda e qualquer visão científica baseada na ordem e na lei.
Para ele,
Esta postura radical é baseada na crença de que os modelos científicos tal como se tem hoje, no
ponto de vista do autor, são muito simplistas e descontextualizados de outros campos históricos ou
sociais:
Considerações finais
Muito mais do que trazer propostas fechadas sobre categorias éticas e metodológicas que devem
ser adotadas ou recusadas como critérios ao tentar apropriar resultados de uma pesquisa realizada em
contexto profissional para o universo acadêmico, este ensaio buscou uma reflexão epistemológica das
Ciências Sociais e, mais especificamente, da Comunicação.
Bibliografia:
FEYERABEND, Paul. Contra o método; tradução de Leonidas Hegenberg e Octanny Silveira da Mota. Rio de
Janeiro, RJ: F. Alves, 1989.
FREITAS, Mariana Oliveira de; SIGNATES, Luiz. Relatório de Pesquisa Qualitativa de Imagem Pública: Catalão
– GO. Goiânia, GO, 2008.
POPPER, Karl. A Lógica da Pesquisa Científica; tradução de Leonidas Hegenberg e Octanny Silveira da Mota.
São Paulo, SP: Cultrix, 1972.
SANTOS, Boaventura de Sousa. Introdução a uma ciência pós-moderna. Rio de Janeiro, RJ: Graal, 1989.
226
TOULMIM, Stephen. Como a Razão Perdeu o seu Equilíbrio. In: SANTOS, Boaventura de Sousa (org).
Conhecimento Prudente para uma Vida Decente: ‘um discurso sobre as Ciências’ revisitado. São Paulo, SP:
Cortez, 2004.
TURATO, Egberto Ribeiro. A Questão da Complementaridade e das Diferenças entre Métodos Quantitativos e
Qualitativos de Pesquisa: uma discussão epistemológica necessária. In: GRUBITS, Sônia; NORIEGA, José Angel
Vera (orgs.). Método Qualitativo: epistemologia, complementaridades e campos de aplicação. São Paulo, SP:
Vetor, 2004.
227
Michelli Machado
Resumo:
O artigo pretende fazer reflexões epistemológicas sobre a midiatização narrativa da história proposta por
minisséries históricas apresentadas pela Rede Globo. Para tanto, partiremos da premissa de que as
releituras da história feitas pelas minisséries são mediações midiáticas entre o passado e a
contemporaneidade. Usaremos como base teórica para essa discussão Karl Popper, e suas considerações
na obra O Conhecimento Objetivo, numa tentativa de promover um debate entre as teses desenvolvidas
por Popper e as reconstruções midiáticas da narrativa histórica em minisséries.
Introdução
Esse artigo parte de uma reflexão epistemológica sobre a midiatização narrativa da história,
proposta por minisséries apresentadas pela Rede Globo, como dispositivos mediadores entre o histórico e
o atual. A representação midiática de acontecimentos históricos, em minisséries, é feita através de
determinados recursos narrativos, que geram uma realidade ficcional que interfere no entendimento dos
acontecimentos e das personalidades históricas relacionadas a esses fatos.
A ficcionalização da história e de algumas personalidades faz com que elas sejam ressignificadas,
pela sociedade. As releituras midiáticas mesclam registros históricos e recursos folhetinescos194 da
narrativa. Assim, desencadeia-se uma reinvenção das narrativas e, por conseqüência, observamos os
reflexos na significação coletiva de personalidades e acontecimentos históricos. Nos últimos anos, foram
muitas as minisséries195 da Rede Globo que trataram de temas históricos, sendo que tem crescido196,
atualmente, o número de produções televisivas desse gênero.
193
Trabalho apresentado ao Primeiro Seminário do Projeto PROCAD sobre Crítica Epistemológica.
194
O termo folhetim designa uma forma de narrativa inventada pelo Romantismo Francês, paralelamente à criação do romance romântico, o
“grande romance realista” como querem alguns. Em outras palavras, uma ficção narrativa em prosa, publicada aos pedaços, no jornal
cotidiano. (MEYER, 1982, p.8)
195
A Rede Globo produziu sua primeira minissérie em abril de 1982. Desde então, foram 62 obras, destas 1/3 são releituras históricas. Todas
elas tiveram seu horário de exibição após as 21h, algumas foram reapresentadas em outros horários. (REIMÃO, 2004; DICIONÁRIO DA
TV GLOBO, 2003).
228
O Canal Futura, por exemplo, tem um programa intitulado Faixa Comentada, que reapresenta e
comenta minisséries históricas. As últimas obras apresentadas pelo programa foram A Invenção do
Brasil, A Muralha e Chiquinha Gonzaga. Nesse programa, que vai ao ar de segunda a sexta-feira, às
21h30, historiadores, autores, diretores e o próprio elenco da história comentam como ocorre a
reconstrução de uma realidade, a partir da história com mesclas de ficção. Faixa Comentada reexibe
minisséries de dramaturgia e amplia a abordagem da ficção, tratando de questões relativas à produção de
TV - preparação de atores, construção da narrativa e de personagens, figurino, cenografia, fotografia,
curiosidades de produção, etc - assim como também temas históricos, literários ou de comportamento,
através de entrevistas com profissionais e especialistas.
Este artigo busca refletir sobre as obras de ficção, baseadas em fatos históricos. Para fins de
delimitação do universo de pesquisa, optamos por uma observação da minissérie O Quinto dos Infernos.
A reconstrução de uma época pode encantar aos telespectadores, uma vez que possibilita a sensação de se
ter vivido outra vida, num outro tempo. Através do trabalho de cenografia e figurino, é possível conhecer
lugares e períodos que, antes, poderiam ser apenas imaginados.
As minisséries históricas buscam devolver ao público brasileiro uma parte de sua história. O fio
narrativo sob o qual a trama se constrói mistura história e ficção. As séries televisivas conseguem, através
desta mistura de biografia e folhetim, difundir a vida e o trabalho de personalidades históricas. Tais séries
levam o público à descoberta de heróis e heroínas brasileiras, e assim criam-se laços que envolvem os
telespectadores com a obra.
Se olharmos as obras de ficção histórica, veremos que são narrativas de fatos históricos, no
presente, a partir de uma visão contemporânea dos acontecimentos. Com uma linguagem atual, somos
196
Das 21 minisséries baseadas em fatos e personalidades históricas, 10 foram exibidas depois de 1999. O ano de 1999 marcou uma
mudança, na época de exibição das obras, que passam ter seus primeiros capítulos exibidos em janeiro (período de férias escolares).
(DICIONÁRIO DA TV GLOBO, 2003).
229
levados pela obra até as causas, uma vez que já conhecemos as conseqüências dos fatos ali narrados. O
diferencial das minisséries é o estilo de suas narrativas. Mas, até que ponto esses dispositivos de ficção
televisiva interferem na visão que temos da história? Que elementos influenciam na construção dessas
releituras? Como acontece a mediação entre ficção e realidade, histórico e atual?
A midiatização das narrativas históricas iniciou em 1982, com Lampião e Maria Bonita.
Coincidentemente, esta não foi só a primeira obra histórica, mas também a primeira neste formato,
lançada pela Rede Globo. De 1982 para cá, muitas minisséries foram exibidas, com diferentes temas,
número de capítulos e enredos. Desse total, pelo menos 21 obras podem ser consideradas históricas, pois
seu desenvolvimento se dá a partir de um acontecimento importante da história. Algumas foram baseadas
em um determinado período; outras enfocaram uma figura de destaque na história nacional.
O sucesso das minisséries históricas é tão grande que A Casa das Sete Mulheres – que conta a
história da Guerra dos Farrapos – veiculada em 2003, pela Rede Globo, foi reapresentada em 2006 pela
emissora, devido ao alto índice de audiência. O mesmo ocorreu com a minissérie O Quinto dos Infernos –
que relata a chegada da família real ao Rio de Janeiro e a Independência do país. Veiculada em 2002, pela
Rede Globo, a obra foi reapresentada em 2005 no Canal Multishow, ligado à emissora. Ao analisar uma
minissérie histórica, estamos repensando um período, a partir da narrativa de uma releitura midiática da
história.
A minissérie O Quinto dos Infernos foi produzida entre 2001 e 2002. A obra retrata a história do
Brasil, do casamento de D. João VI e D. Carlota Joaquina, passando pela invasão de Portugal pelos
franceses, a chegada da família real ao Rio de Janeiro, a coroação de D. João, o dia do Fico, a
Independência do Brasil e a abdicação do trono, até a morte de D. Pedro I, em 1834. O século XIX e suas
transformações são retratados pela minissérie, numa mistura envolvente de humor, intriga e malícia. Os
assuntos abordados pela trama são populares, como seduções, adultérios, violência, política.
Realismo e imaginação são ingredientes revelados nessa forma de contar a história do Império
Brasileiro. O autor Carlos Lombardi e o diretor Wolf Maia propõem uma releitura da história e do Brasil,
a partir das cenas apresentadas em O Quinto dos Infernos.
A minissérie foi exibida de 08 de janeiro a 29 de março de 2002 e contou com 48 capítulos, para
recontar esse pedaço da história do Brasil. Sua exibição aconteceu de terça a sexta-feira, a partir das 22
horas e 30 minutos. A reconstrução de uma época pode encantar aos telespectadores, uma vez que com o
trabalho de cenografia e figurino, é possível conhecer lugares e períodos que, antes, poderiam apenas ser
imaginados.
230
Se, por um lado, ao recebermos a construção pronta destes locais e figuras históricas, através do
recurso audiovisual que a televisão possui estamos tendo nossa imaginação tolhida, por outro criamos a
possibilidade de uma visualização que, em tese, é mais próxima da realidade, uma vez que, no processo
de produção de uma obra televisiva baseada na história, é feito um trabalho de pesquisa, que busca ser o
mais fiel possível à época representada.
Essa busca por uma representação muito próxima da realidade acontece graças ao trabalho da
equipe de produtores da trama. Historiadores, cenógrafos e figurinistas mobilizam-se, na tentativa de
recriar uma realidade. O elenco é escolhido com base em características ou retratos das personagens. Há
um cuidado com detalhes, pautado pela busca de verossimilhança, para que pareça real.
Provavelmente, nossas imaginações poderiam construir lugares mais bonitos, paisagens bucólicas
de natureza intocada, ignorando as dificuldades reais de uma época sem saneamento básico. Por outro
lado, talvez, os príncipes de nosso imaginário tivessem mais identificação com as gravuras dos livros do
que com a construção heróica dos príncipes encantados. No entanto, ao lermos uma obra, não buscamos,
através de estudos, encontrar o que seria mais provável para época, mas nos deixamos levar e criamos
figuras que mesclam as descrições dos livros com a nossa vivência.
Discussão Teórica
Para organizar uma reflexão epistemológica sobre a midiatização narrativa da história, Karl
Popper (1975) pode nos ajudar já que ele questiona sobre como decidimos da verdade ou falsidade das
asserções de tese, uma vez que para o autor, leis e teorias são hipotéticas e por isso podem ser negadas.
Diante dessa afirmação de Popper, podemos pensar a história, e suas muitas versões. Estamos
acostumados a conhecer uma versão dos fatos históricos, no entanto a história é contata sob o ponto de
vista de alguém e por isso não devemos entender essa versão como absoluta, já que muito da história é
uma hipótese de como os fatos aconteceram, e por isso pode ser negada.
Popper nos compara a animais que lutam para descobrir as verdadeiras regularidades que regem o
universo, mas diz que independente do método que usamos, nossas chances de encontrar as regularidades
verdadeiras são mínimas, pois nossas teorias conterão enganos que nenhum “Cânon de Indução” nos
impedirá de cometer. Ou seja, mais uma vez o autor nos fala da dificuldade de encontrarmos uma verdade
definitiva. Se tomarmos essa afirmação para pensarmos a construção das minisséries podemos dizer que a
midiatização narrativa da história é a busca de perceber uma realidade passada no presente sob um ponto
de vista contemporâneo, por isso as mudanças na própria história não tem que ser entendidas como
falsidades, mas novas verdades, que podem ser contestada a qualquer momento.
Sobre essa procura da verdade, Popper afirma que todas as nossas teorias continuam sendo
suposições, conjecturas, hipóteses. Aceitando essa realidade surge a questão: o que nos leva a preferir
231
umas conjecturas ou hipóteses a outras? Ou seja, por que motivo uma narrativa da história proposta pela
mídia segue determinados elementos da história em detrimento de outro? Se a história é baseada em algo
que aconteceu, muitos aspectos precisam ser respeitados, mas há uma total liberdade de escolhas para
decidir o que irá se contar e o principal, como irá se contar.
Popper fala de várias teorias correntes que são oferecidas como solução para os mesmos
problemas. E afirma que os teóricos interessados em encontrar verdades também devem estar
interessados pela falsidade das teorias, já que a refutação de uma teoria será sempre de interesse teórico,
pois revela algo novo. Para o autor a teoria nova deverá ter êxito onde a antiga teve sucesso e onde foi
refutada.
Popper diz que esse tipo de método pode dizer que uma teoria é verdadeira, no entanto, não pode
estabelecer uma verdade, pois para o autor o número de teorias possivelmente verdadeiras continua
infinito. Pensando essas afirmações de Popper para nossa questão de pesquisa, podemos dizer que a
midiatização narrativa da história é uma teoria de sucesso. Ou seja, conta uma história conhecida de
maneira mais interessante, através do jogo de imagens e sons da televisão. Assim produz reflexões sobre
a história e tem maior êxito que a própria história, uma vez que reconta acontecimentos de maneira mais
interessante e desperta, desta forma, o interesse da sociedade contemporânea.
Para Popper o grau de corroboração é o estado de discussão crítica de uma teoria. A corroboração
é um relato de atuação passada da teoria para resolver seus problemas, enquanto a preferência é
essencialmente comparativa. O grau de corroboração é um meio de asseverar preferência com relação à
verdade, não apenas preferência por preferência. Ao pensamos como as narrativas históricas propostas
pelas minisséries televisivas são construídas, é importante observarmos se há uma escolha baseada no
grau de corroboração, ou se as escolhas se dão com base apenas na preferência dos autores e diretores.
Para Popper todo pensamento racional deve partir do senso comum, que ele define como uma
coisa vaga e mutável. Mas, ainda segundo Popper, essa base de senso comum do conhecimento pode ser
criticada e contestada a qualquer tempo. Ele diz que toda ciência e toda filosofia são senso comum
esclarecido. Pensando assim podemos dizer que muito da história que conhecemos, nos é passada ser um
rigor científico, mas através de relatos, muitas vezes baseados no senso comum. No entanto, nas obras
televisivas o senso comum pode ser entendido como os acontecimentos menores que permeiam a
minissérie, enquanto a história oficial é o conhecimento mais científico.
Não podemos esquecer com tudo que mesmo esse conhecimento, tido como científico, ou aqui
descrito como história oficial, pode ser negado a qualquer momento. Diante dessa premissa o autor
afirma que o nosso ponto de partida é o senso comum e nosso grande instrumento para progredir é a
crítica.
Além do conceito de verdade, Popper trabalha em sua obra O Conhecimento Objetivo o realismo,
e diz que esse é essencial ao senso comum. O autor diz que o senso comum esclarecido é que distingue
232
aparência e realidade. Para Popper, pode haver realidade de superfície e profundidade, pois há muitos
tipos de coisas reais.
A tese do autor é que o realismo não é demonstrável nem refutável, mas é discutível e os
argumentos pesam a seu favor. Para Popper o senso comum está ao lado do realismo e o que tentamos na
ciência é descrever e explicar a realidade com ajuda de teorias que esperamos, sejam verdadeiras, ou
próximas da verdade.
Diante disso podemos chamar para essa discussão crítica sobre o realismo Marcos Napolitano
(2005, p.236) que afirma que “Todas as imagens e sons obtidos pelo registro técnico do real criam um
efeito de realidade imediato sobre o observador.” Sob esta visão, é importante pensarmos a televisão
como mediadora entre o passado e o presente, ao recontar a história, para entendermos como o universo
televisivo cria um efeito de realidade ao construir suas narrativas.
“Os efeitos de realidade, de tempo real e de horizonte são as fascinantes características dos
mundos televisivos” (KILPP, 2006, p.141). Segundo a pesquisadora Suzana Kilpp, o debate sobre
acontecimento, memória e história passa hoje necessariamente por uma discussão sobre a televisão e
sobre os mundos que instaura seus panoramas. Segundo esta perspectiva, a maior ou a menor centralidade
que damos à televisão em nossas vidas age sobre as expectativas que temos em relação a estes
panoramas.
Partindo desta afirmação é possível perceber como a identidade nacional é influenciada pela
televisão, principalmente quando esta serve de memória para os telespectadores e se propõe a recontar
acontecimentos históricos.
Este descortinar da intimidade dos personagens históricos, através das minisséries, ainda que de
forma fictícia, desperta o interesse do telespectador, como sugere o autor. As obras de ficção, baseadas na
história, revelam estruturas sociais de uma determinada época ou lugar. Através da verossimilhança, são
recriados acontecimentos cotidianos com aparência de realidade efetiva, ou seja, cria-se um mundo
paralelo ao real, um mundo alternativo. Estes mundos ficcionais, criados através das narrativas seriadas
televisivas, podem ser entendidos como mundos possíveis.
Charles Peirce nos fala do método de fixação da crença, e diz que ao longo de nossa trajetória
temos a tendência a mudar nossas opiniões, e como isso alterar nossas crenças. O autor fala que a dúvida
nos causa desconforto e que lutamos para sair dessa situação procurando novamente a crença, que é um
estado satisfatório, para Peirce, tanto a dúvida como a crença tem efeitos positivos em nossas mentes.
O autor fala que o estado de crença nos deixa inteiramente satisfeitos quando encontramos um
crença firme, quer essa crença seja verdadeira, quer essa crença seja falsa. Ou seja, Peirce retoma a idéia
inicial sobre verdade lançada por Popper, de que nenhuma verdade ou crença é absoluta e que tendemos a
mudar de opinião ao longo de nossa trajetória. Trazendo mais uma vez a construção de verdade e de
crença para a midiatização narrativa da história, podemos dizer que a história contada hoje pela mídia é
diferente dos fatos narrados em livros da época em que os fatos ocorreram, assim como será diferente se
narrada daqui a cem anos. As crenças mudam e nenhuma verdade é inalterável.
Apontamentos finais
Somos um povo sem memória! A frase é velha, mas seu sentido continua atual. O Brasil é um país
que conhece pouco a sua história, que não valoriza seus heróis, que não preserva sua cultura. Esse
desconhecimento do que é nosso acarreta numa identidade nacional incompleta. Reconhecemo-nos mais
234
pelo olhar do outro do que pelo nosso próprio olhar. Somos o país do futebol, o país do carnaval... e o que
mais? Nossa cultura tem um passado, uma origem. Precisamos nos conhecer de forma mais completa,
não repetir o que ouvimos falar ao nosso respeito. Se as séries de ficção podem ajudar no nosso
reconhecimento como nação, precisamos prestar mais atenção no que estes folhetins tem a dizer. Se eles
podem nos fazer conhecer fatos e repensar nossa história, que venham as minisséries históricas, nem que
seja com uma resposta ao descaso e a falta de memória.
Todas as vezes que pensamos nas personagens marcantes de nossa história e na construção do
Brasil, através das épocas, estamos, de certa forma, revivendo acontecimentos e dando uma nova
interpretação a esses fatos. Ao estudar as maneiras de contar a história, através de releituras televisivas a
partir de minisséries históricas, abrimos uma “porta” para o passado e começamos a enxergar com outros
olhos os fatos históricos e as importantes personagens que marcaram a época.
A visibilidade que o tema tem na mídia, a partir da midiatização narrativa da história instiga nossa
curiosidade. As releituras midiáticas de acontecimentos históricos colocam a história como base para as
tramas das minisséries. Fatos e personalidades históricas são representados nessas obras, a partir da visão
contemporânea dos autores. Essas formas de construções das narrativas ficcionais históricas estão ligadas
à tradição da Literatura e das práticas narrativas, buscando um modo de fazer isso que aproxime do
receptor, criando uma interlocução.
Na construção das obras de ficção televisiva, existe uma apropriação de textos literários
históricos, ao mesmo tempo em que há uma ruptura com o texto original, no processo de produção das
minisséries. Essa releitura da história, suscitada pela mídia, possibilita certa mistura entre ficção e
realidade, falando sobre fatos históricos para o mundo contemporâneo, através de um meio de
comunicação como a televisão.
As minisséries de cunho histórico nos mobilizam a pensar a história. Durante a apresentação das
séries de ficção, um interesse pelo assunto é despertado nos telespectadores, pela narrativa televisiva,
diferente dos livros e das aulas de história. Esse jeito de contar histórias e, em especial, a história nacional
precisa ser observado. Afinal, tem despertado curiosidade por política e fatos importantes, na construção
do Brasil. É essa maneira poética de narrar, que torna os acontecimentos cotidianos interessantes. Ou
seja, a midiatização narrativa da história dá à mídia uma função pluridisciplinar, de comunicar, entreter,
informar e fazer pensar sobre a história.
Bibliografia: