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La guerra fría Franklin D.

Roosevelt y la Gran Alianza, 1933-1945 57

de Alemania y Japón mientras en privado tenían relaciones diplomáticas se- italiano en África. La Sociedad de Naciones condenó a los italianos por agre-
cretas con esas dos potencias. sores y prohibió los envíos de armas, los empréstitos y los créditos a Italia, y
La hostilidad antisoviética de la embajada de Estados Unidos en Moscú luego impuso un embargo a las importaciones italianas, pero Gran Bretaña y
se vio exacerbada por las purgas del gobierno y las fuerzas armadas que Sta- Francia sabotearon el intento de la Sociedad de Naciones de castigar la agre-
lin empezó en 1936. En un intento de eliminar la oposición real e imaginaria sión italiana. Los dos países querían disuadir a Mussolini de unirse a Hitler
a su dictadura, Stalin hizo ejecutar a centenares de viejos bolcheviques, haciendo con él un trato que hubiera permitido a Italia quedarse con parte de
miembros del ministerio de Asuntos Exteriores y altos mandos de las fuerzas Etiopía. Sin ninguna oposición eficaz por parte de Occidente ni de Etiopía,
armadas. A finales de 1938 la purga había afectado a unos 35.000 oficiales del los italianos terminaron la conquista de dicho país en mayo de 1936. Dos me-
ejército rojo, entre los que figuraban el 80 por 100 de los coroneles, el 90 por ses después, la Sociedad de Naciones votó a favor de levantar sus sanciones
100 de los generales y el 100 por 100 de los diputados-comisarios de guerra. contra Italia. Al ver que la Sociedad de Naciones no podía impedir la agre-
Se ha calculado que hasta 10 millones de personas murieron a consecuencia sión italiana en Etiopía ni obligar luego a los italianos a retirarse, Roosevelt
de las purgas. quedó convencido de que una guerra general era probable.
La embajada de Estados Unidos opinaba que las purgas habían debilita- Apenas había terminado la guerra en Etiopía cuando estalló otra crisis, en
do la capacidad militar de la Unión Soviética hasta tal punto que el país no julio de 1936: la guerra civil española. En un bando de este sangriento con-
podría interpretar ningún papel importante en los asuntos mundiales en un flicto había una coalición frentepopulista formada por socialistas, liberales y
futuro previsible y, por tanto, no tenía nada de valor que ofrecer a la diplo- comunistas leales al gobierno republicano de España; el otro bando, encabe-
macia norteamericana. Roosevelt, sin embargo, no respetaba las opiniones de zado por el general Francisco Franco, contaba con el apoyo de conservadores,
los diplomáticos de carrera. Estaba decidido a hacer cuanto pudiera por crear monárquicos, fascistas, las fuerzas armadas y la Iglesia católica. Tanto Alema-
los cimientos de una colaboración sovieticonorteamericana con el fin de con- nia como Italia se apresuraron a intervenir, probablemente de forma decisiva,
trarrestar la amenaza cada vez mayor de las potencias del Eje. a favor de Franco. Unos 50.000 soldados italianos y 10.000 soldados y avia-
dores alemanes combatieron en España. El bando republicano, en cambio, re-
cibió mucho apoyo —aunque luego resultó insuficiente— de la Unión Sovié-
LA C R E C I E N T E A M E N A Z A DEL EJE, 1935-1936 tica, principalmente material y armas. Tanto el gobierno francés como el
británico optaron por no intervenir en el conflicto. En última instancia, su ne-
En 1935 ya eran pocos los norteamericanos que dudaban de las intenciones gativa a apoyar a los republicanos fue un factor importante en la derrota de
agresivas de Hitler. En marzo de aquel año, el dictador nazi violó las cláusu- éstos en 1939.
las del Tratado de Versalles sobre el desarme y anunció la formación de las La guerra civil española envalentonó a los agresores. En octubre de 1936
fuerzas aéreas alemanas y su propósito de aumentar el ejército alemán hasta Hitler y Mussolini firmaron un tratado que más adelante se llamaría Pacto del
que contara con 550.000 hombres. Un año después, el 7 de marzo de 1936, el Eje. Aunque todavía no era una alianza, los dos estados se comprometieron a
Führer volvió a infringir el Tratado de Versalles al enviar tropas alemanas a la colaborar contra el comunismo internacional, no sólo en España sino también
desmilitarizada Renania. Gran Bretaña, que no pensaba entrar en guerra por en otras partes del mundo. El 25 de noviembre de 1936 Japón se alineó de
un territorio situado en «el jardín posterior» de la propia Alemania, no se opu- forma general con Alemania al firmar el Pacto Anti-Comintern. Con la fir-
so a la ocupación de Renania. Aunque el ejército francés seguía siendo más ma de este acuerdo, Japón se comprometió públicamente a luchar junto al Eje
fuerte que el alemán, Francia era inestable en el terreno político y débil en el contra el comunismo mundial, pero una cláusula secreta también obligaba a
económico, además de estar hondamente dividida por problemas sociales cada una de las partes a abstenerse de firmar acuerdos con la Unión Soviéti-
y económicos, y, al igual que los ingleses, veía con mucho temor la posibilidad ca que perjudicasen los intereses de la otra. Al firmar Mussolini este tratado
de otra guerra. En consecuencia, al ver que no recibirían apoyo británico, los un año más tarde, el eje Roma-Berlín-Tokio quedó completado.
franceses se negaron a obligar a los alemanes a retirarse de Renania. Por no apoyar a la Unión Soviética en España y por apaciguar a los agre-
Mientras Hitler rompía en pedazos el Tratado de Versalles en Europa, el sores en otras partes, en vez de enfrentarse a ellos, Gran Bretaña y Francia
dictador fascista de Italia, Benito Mussolini, se embarcaba en una campaña de fueron directamente responsables del aislamiento de la Unión Soviética, pero
agresión en África. El 3 de octubre de 1935 las tropas de Mussolini invadie- Estados Unidos contribuyó a que la respuesta occidental al desafío del Eje
ron Etiopía. Era el primer paso de una tentativa de volver a crear un imperio fuese débil. Si bien los norteamericanos se dieron prisa en condenar la políti-

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