You are on page 1of 1

La guerra fría Franklin D.

Roosevelt y la Gran Alianza, 1933-1945 67

ayuda norteamericana a los soviéticos sería en vano porque, a su modo de ver,


el ejército rojo no aguantaría rnás de tres meses. ninguna intención de enviar tropas norteamericanas a la Unión Soviética. En
Roosevelt hizo caso omiso de los alarmantes pronósticos del departamen- lugar de ello, pensaba utilizar la ayuda económica estadounidense como me-
to de Guerra y de la hostilidad del departamento de Estado contra los sovié- dio principal de evitar que la Unión Soviética dejase de combatir. Stalin, por
ticos. Prefería creer en la predicción del embajador Davies, que había dicho supuesto, no tenía más remedio que aceptar esta opción. Aquel otoño, se fir-
que la resistencia soviética «asombraría al mundo». También estaba de acuer- mó un acuerdo en el cual Estados Unidos prometía suministrar a los soviéti-
do con la opinión de Davies en el sentido de que, si Estados Unidos se nega- cos 1,5 millones de toneladas de material, valorado en 1.000 millones de dó-
ba a ayudar a la Unión Soviética, cabía la posibilidad de que Stalin firmase la lares, durante un período de nueve meses.
paz por separado con Hitler. A diferencia de los especialistas en asuntos so- Al principio la opinión pública norteamericana y el Congreso se resistie-
viéticos que trabajaban en el departamento de Estado, Davies descartó la ame- ron a la idea de prestar ayuda a los soviéticos. Muchos ciudadanos compartían
naza del comunismo soviético. No creía que fuera posible «durante muchos los sentimientos del senador Harry S. Truman de Misuri, que sugirió: «Si ve-
años que los soviéticos introdujesen el comunismo, aunque lo desearan, en mos que Alemania lleva las de ganar, deberíamos ayudar a Rusia, y si Rusia
Estados Unidos o incluso en Europa».16 lleva las de ganar, deberíamos ayudar a Alemania, y dejar así que maten a tan-
Si bien Roosevelt no ignoraba la naturaleza del régimen soviético ni la tos como sea posible».17 A causa de ello, aunque Roosevelt tenía autoridad
ideología comunista, creía que la Unión Soviética bajo Stalin se había con- para hacer extensiva a la Unión Soviética la Ley de Préstamos y Arriendos, no
vertido en una potencia imperialista tradicional cuyas ambiciones no eran di- actuó en consecuencia sin antes preparar cuidadosamente el terreno de la opi-
ferentes de las de la Rusia zarista. Por tanto, estaba convencido de que podía nión pública. Una razón de la cautela del presidente era que sabía que el Con-
tratar con Stalin como hombre realista en lugar de como revolucionario. Así greso, que seguía controlando las consignaciones relativas a la citada ley, hu-
pues, el foco principal de la política de Roosevelt con respecto a los soviéticos biera podido bloquear la ayuda a los soviéticos por el sencillo procedimiento
no era la ideología de la Unión Soviética, sino su poderío militar. Ajuicio del de no facilitar los fondos necesarios.
presidente, al tener que ocuparse Hitler del ejército soviético, no sólo se li- Además de la hostilidad popiúar a los soviéticos, otro factor que compli-
braría Gran Bretaña de toda la fuerza del poderío alemán, sino que posible- caba los esfuerzos de Roosevelt por ayudar a la Unión Soviética era un asun-
mente también desaparecería la necesidad de una intervención militar de Es- to que atormentaría a la Gran Alianza durante toda la contienda y que aca-
tados Unidos en la guerra. En cambio, la derrota o la neutralización del baría provocando su disolución después de la derrota de las potencias del Eje:
ejército rojo no sólo pondría en peligro a Gran Bretaña, sino que, además, se- los límites territoriales de posguerra. Casi inmediatamente después de que
ría un estímulo para la expansión japonesa en Extremo Oriente. Roosevelt no «t, Churchill se brindara a ayudar a los soviéticos, Stalin empezó a presionar a los
veía cómo podría Estados Unidos permanecer al margen del conflicto si el Eje ingleses
\s Unidos y a los norteamericanos
aún no para queenreconociesen
estaba las conquistas
guerra con Alemania, que la no te
y Roosevelt
llegaba a dominar todo el hemisferio oriental. Unión Soviética había obtenido en la Europa del Este y que se habían visto
Es natural, pues, que Roosevelt decidiera hacer todo lo posible para que facilitadas por el Pacto de No Agresión con Hitler. ¡No importaba que en
la Unión Soviética siguiera luchando contra Alemania. Descongeló inmedia- aquel momento los territorios adquiridos estuvieran ocupados por los alema-
tamente los activos soviéticos en Estados Unidos y se abstuvo de invocar la nes! Simultáneamente, sin embargo, el gobierno polaco en el exilio (el llama-
Ley de Neutralidad para permitir que barcos norteamericanos transportasen do gobierno de Londres) ejercía presión sobre Churchill y también sobre Roo-
material hasta Vladivostok. A finales de julio, Harry Hopkins, consejero y sevelt para que reconociesen las fronteras que Polonia tenía antes de la
amigo íntimo de Roosevelt, visitó Moscú para asentar los cimientos de la guerra, incluido el territorio del que se habían apoderado los soviéticos en
ayuda norteamericana a largo plazo a la Unión Soviética. septiembre de 1939. Desde el principio mismo Roosevelt se dio cuenta de la
Stalin, cuyos ejércitos se tambaleaban a causa de la embestida alemana, te- naturaleza problemática del asunto de las fronteras en la posguerra. Por con-
mía que la ayuda económica de Estados Unidos no llegase a tiempo para evi- siguiente, insistiría, hasta el final mismo del conflicto, en que el asunto de las
tar el desastre. Lo que quería de inmediato —e insistió de forma incesante en fronteras no debía tratarse hasta después de que finalizase el conflicto. Debi-
ello durante los primeros años de guerra— era la creación de un segundo do a ello, la alianza sovieticopolaca del 30 de julio no mencionaba para nada
frente, en Francia o en los Balcanes, que distrajese divisiones alemanas del las fronteras que tendría Polonia después de la guerra.
frente ruso. Incluso dijo a Hopkins que acogería con agrado la presencia de Pero Roosevelt no pudo evitar por completo los problemas de la posgue-
tropas estadounidenses en la Unión Soviética. Pero en el verano de 1941 Es- rra. La posibilidad de obtener apoyo de los ciudadanos y el Congreso para

You might also like