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Relación Banco-Empresa
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Índice
Objetivos:
La obtención de la financiación necesaria para abordar un proyecto de inversión, o para
hacer frente a tensiones puntuales de tesorería, la consecución de servicios bancarios, etc…
supone el enfrentarse a un proceso de negociación con la entidad financiera que
pretendemos que nos facilite dichas necesidades que la empresa tiene en su gestión
financiera.
El objetivo que persigue este módulo es ofrecer las pautas oportunas para afrontar ese
proceso, conociendo los criterios que generalmente aplican las entidades financieras al
evaluar sus operaciones, ayudando a planificar el proceso negociador, y a preparar
suficientemente las reuniones con los bancos, disponiendo de toda la información sobre los
beneficios que la Entidad gana en nuestra operativa con ellos.
En resumen, las técnicas y procesos que vamos a estudiar, son los mismos que se pueden
estudiar al abordar las funciones de un departamento de compras o aprovisionamientos de
cualquier empresa y las técnicas que debe utilizar.
Pues bien, la gestión de las relaciones bancarias se encuadra dentro de la gestión del riesgo
de liquidez, que no solo consiste en que la empresa tengas en todo momento la liquidez
necesaria para atender aquellas inversiones o gastos necesarios para su funcionamiento,
sino también en la organización adecuada de los procesos de cobros y pagos y de la
gestión del circulante de la empresa.
Esto es lo que vamos a ver hoy, como negociar adecuadamente con las entidades para la
obtención de los productos y servicios que nuestra empresa necesita de los bancos.
2 El Proceso de Negociación
Como antes hemos indicado, vamos a estudiar los pasos que suelen ser recomendables
para afrontar con éxito el proceso negociador con los bancos.
El proceso que vamos a ver es sencillo, y es probable que muchas empresas tengan otro
distinto, pero es conveniente que todas tengan uno, es decir, que utilicen una metodología
de trabajo determinada para gestionar sus relaciones bancarias, esto es, que sigan unos
pasos determinados y definidos para poder en todo momento justificar internamente las
razones por las que se trabaja con un banco y no con otro o las razones de utilizar unos
productos y no otros.
El mero hecho de estudiar la adecuación de nuestra empresa a este sistema, nos hará
revisar nuestra relación con los bancos, y adoptar una disciplina de trabajo, y el sistema
propuesto es el siguiente:
Se trata por tanto de identificar el “paquete bancario”, es decir el importe, volumen y tipo de
servicios que vamos a necesitar y el negocio que aportamos a la entidad.
Conocer el sistema financiero: En este punto veremos donde vamos a obtener lo que
necesitamos, es una parte fundamental de la información previa que debemos tener
para saber dónde debemos acudir. En este punto veremos que no solo se trata de
saber dónde podemos acudir sino también de qué productos tienen disponibles las
entidades y en cuales están más especializados o son más eficaces y competitivos.
Cuantificar la relación: Este es uno de los elementos fundamentales del proceso. Para
ello debemos conocer los sistemas más utilizados para conocer e identificar el
negocio bancario y paras valorar el coste de la relación global con el banco. De esta
forma sabremos en que aspectos del servicio o de los productos debemos incidir en
la negociación y podremos comparar los costes de las distintas entidades con las
que trabajamos.
Fijar los objetivos de la negociación: El siguiente paso consiste en fijar los objetivos de
la negociación. Estos pueden ser múltiples, pero por lo general irán ligados a
incrementar el riesgo reducir el coste, o mejorar el servicio. Aunque también pueden
ir dirigidos a obtener servicios y productos nuevos, por ejemplo para mejorar la
gestión de otros riesgos financieros (realizar operaciones de coberturas) de divisas o
tipos de interés en cuyo caso será la obtención de asesoramiento, o utilizar otras
formas de financiación menos habituales, como salidas a bolsa, operaciones
estructuradas, financiación de proyectos, compras de empresas o ventas de partes
de nuestro negocio o de nuestra empresa entera. Obviamente, los objetivos de la
negociación se corresponden en muchos casos y son consecuencia de los objetivos
de la gestión financiera.
Control de las condiciones: La última parte del proceso consiste en realizar un control
de las condiciones que hemos pactado. Una espléndida negociación se convierte en
un fracaso si luego resulta que lo que se ha negociado no se cumple.
Los bancos en ocasiones aplican de forma incorrecta las condiciones pactadas. Esto se
amplifica cuando se trabaja con varias sucursales de la misma entidad, y empeora si
además se produce una dispersión geográfica.
Se supone que uno negocia con una persona que representa una entidad y que luego el
banco en bloque va a actuar como un solo hombre y que la persona con la que
negociamos va a ser capaz de, utilizando los medios ingentes de que dispone, trasladar a
toda la organización las nuevas condiciones que se deben aplicar a nuestra empresa en,
digamos, toda España. Esto raras ocasiones sucede en la práctica.
No solo no es así sino que además cuando le haces notar al interlocutor bancario el
incumplimiento de las condiciones, por el mismo o por alguna de sus sucursales, los
problemas de toda índole aparecen: que nos estamos fusionando, que estamos integrando
los sistemas informáticos…
Para poder controlar las condiciones de forma adecuada es necesario contar con un
sistema informatizado de gestión de tesorería que tenga un buen sistema de control y
conciliación de operaciones.
Desarrollando los puntos anteriores, lo primero que debemos negociar con los bancos por
lo general es que acepten nuestro riesgo y nos den financiación. Está claro que si nuestra
empresa no necesita financiación ni siquiera temporalmente, la negociación bancaria será
más sencilla porque el elemento de riesgo que caracteriza por lo general la relación de los
bancos con las empresas al prestarnos su dinero e incurrir por tanto en el riesgo de que no
se lo devolvamos, no existe, y siempre tendremos una lista interminable de bancos en la
puerta dispuestos a invertir nuestros excedentes de tesorería, con lo que directamente
pasaríamos al segundo punto en la lista que es maximizar el resultado financiero de la
gestión. En este caso el riesgo es el contrario y se han producido en los últimos tiempos
ejemplos desagradables para que analicemos con mucho detenimiento quién es nuestra
contrapartida bancaria a quien confiamos nuestras inversiones. Y todos sabemos también a
estas alturas que las empresas de Rating las forman personas que se equivocan con cierta
frecuencia.
Es en este punto donde vamos a centrar la mayor parte de nuestra explicación, y para ello
debemos conocer el negocio bancario y el beneficio que obtienen las entidades financieras
por operar con nuestra empresa. Veremos que no solo obtienen un beneficio explícito,
producido por los intereses y comisiones sino que también generan otro tipo de ingresos
gracias a los servicios que nos prestan. Son lo que se suele llamar INGRESOS INDUCIDOS.
Su detección es importante, puesto que el banco va a ver en su relación con nosotros tres
aspectos fundamentales que son el nivel de riesgo que asumen, es decir, la cantidad de
dinero que nos prestan, la rentabilidad que por él obtienen, y la liquidez de su inversión, es
decir, el plazo y la forma de hacerla efectiva o recuperarla.
De esta forma, es fundamental a la hora de negociar con un banco conocer que es lo que
estamos pagando exactamente por sus servicios, puesto que al hacerlo descubriremos que
o bien podemos reducir su coste, o sencillamente por el mismo precio podríamos obtener
más recursos, es decir más dinero, más financiación o a mayor plazo. En términos absolutos,
esto se aprecia muy claramente en los grandes emisores que tienen una calificación
financiera: cuanto mejor es su “rating, obtienen más dinero, a menor coste e incluso a mayor
plazo.
Por último, al banco le deberemos exigir la información que necesitemos para controlar en
todo momento nuestros procesos administrativos y nuestra gestión. Aquí estamos hablando
de los sistemas de información que nos ofrecen, de su fiabilidad y de su integración con el
comercio electrónico por Internet y la su capacidad de gestión y respuesta ante los retos de
la nueva economía.
Productos de financiación:
- Líneas de crédito
- Líneas de confirming
Productos de garantía:
- Avales
- Créditos documentarios
- Tipos de interés
- Divisas
Operativa
- Cobros
- Pagos
- Banca electrónica
- Formación
- Ofertas a empleados
Productos de financiación
En Definitiva, siendo estos solo algunas de las cuestiones que se deben negociar con los
bancos, en general y sin que nos cansemos de repetirlo, cualquier cosa que sepamos que
vamos a necesitar de una entidad financiera, y aunque creamos que nunca nos sucederá
(descubiertos, excedidos, devoluciones...) siempre es mejor negociarlo por anticipado y no
dejar nada imprevisto puesto que si llega el caso lo lamentaremos, bien por comisiones no
deseadas y elevadas, bien por la urgencia de negociar con prisas y con la presión del
momento.
En términos generales, el orden de negociación de los factores con los bancos, se guía por
los tres principios que hemos indicado al comienzo: primero liquidez, es decir financiación y
no de cualquier tipo sino aquella que necesitemos para cada tipo de operación. No
debemos conformarnos con la financiación que le viene bien al banco en ese momento si
no es la que estamos buscando para la estructura de nuestro pasivo. Es habitual a veces
pedir un préstamo a tipo fijo a largo plazo y que nos ofrezcan una línea de crédito a corto
plazo y a tipo variable. Debemos seguir insistiendo para obtener lo que necesitamos.
Por último, la operativa, y los procesos. Si tenemos una estructura en nuestra empresa muy
local, no seremos exigentes, pero si tenemos delegaciones en toda España o en el
extranjero, deberemos seleccionar una entidad con sucursales y presencia donde nos
interese para facilitar la distribución de los fondos o la centralización o barridos de nuestras
cuentas dispersas en distintos centros. Si vamos a necesitar productos específicos como
créditos documentarios o líneas de Confirming o cualquier producto, aunque la mayor parte
de los bancos ya los ofrecen.
Luego existen otras normas que parecen obvias pero que en la práctica su no observancia
puede producir serios problemas:
Tratar a la entidad financiera como lo que es, nuestro proveedor de una materia
prima necesaria para nuestra actividad, cual es el dinero, y de servicios. Si
negociamos el precio del resto de nuestras compras, también debemos negociar la
financiación. A fin de cuentas cuando un banco nos presta dinero no asume más
riesgo que el de un proveedor que nos vende a plazo. Nosotros somos el cliente, y
como sabéis el cliente es siempre lo más importante. Y cuanto más dinero le debáis
al banco, más importantes seréis y más se preocupará de vuestra salud.
mayoría de las cosas, está en mantener una buena comunicación con ellos,
constante, permanente y adecuada, que entienda y conozca nuestra empresa.
Por último, aunque quizás lo primero, deberemos estar seguros de que el banco es una
entidad sólida.
Consiste en un documento que recoge todos los productos que utilizamos con un banco, y
contempla los costes y condiciones de cada uno de ellos. Es el primer elemento de control
que vamos a utilizar para identificar todos los factores que generan valor al banco y coste
para nosotros, y que posteriormente nos servirá para valorar adecuadamente el coste de
nuestros recursos y de nuestra operativa bancaria. Nos sirve a modo de inventario de todo
lo que hacemos con el banco y simultáneamente de documento de comprobación de que
hemos negociado todo lo que debíamos haber negociado.
Las dos siguientes herramientas que utilizaremos son el Balance Banco Empresa y la Cuenta
de Resultados Banco Empresa, que sirven para cuantificar el coste de los servicios
bancarios. Es claro que si no sabemos lo que estamos pagando realmente, pocos
elementos de juicio a la hora de negociar con un banco vamos a tener.
Por último, debemos realizar un seguimiento como poco con carácter trimestral de nuestra
actividad bancaria y del comportamiento de los bancos. Es obvio que de otra forma no
serviría de nada el trabajo anterior, y para ello es necesario un perfecto control de los costes
y comisiones efectivamente cargadas por las entidades financieras y de que se atienen
realmente a las condiciones pactadas.
En definitiva, se trata de identificar los flujos que obtiene la entidad financiera con nuestra
empresa, y estos podemos dividirlos en tres categorías:
Descuento bancario
Pólizas de crédito
Prestamos
Financiación en divisas
Remesas al cobro
Cobros en divisas
Pagos en divisas
Avales
Y entre aquellas actividades que generan ingresos por valoraciones, destacan las
siguientes:
- Cobros:
Remesas
Cheques
Transferencias
Divisas
- Pagos
Cheques
Efectos
Transferencias
Seguridad Social
IRPF
IVA
Impuesto de Sociedades
Una vez identificados se trata de ordenarlos en un documento, por ejemplo una hoja de
cálculo, a la que se añadirán los datos identificativos del banco, de las cuentas corrientes, y
de las personas de contacto para cada actividad. Se le incluye el flujo asociado a cada uno
de los factores que hemos incluido anteriormente y de esta forma tenemos un control de
las condiciones vigentes que posteriormente servirá para verificar el cumplimiento por parte
del banco.
Por lo que se refiere a la recomendación de número de entidades financieras con las que
negociar, existen unas ventajas y unos inconvenientes de trabajar con uno o con varios
bancos, y lo que son ventajas en un caso son inconvenientes en el otro y viceversa:
Eliminación de transferencias
Inconvenientes:
Los inconvenientes de que nos cierre sus puertas o cambie su política de créditos
nos hace empezar desde cero con otra entidad en una situación apurada
Las entidades prefieren compartir los riesgos con otros bancos y ver que no solo
ellos están en tu negocio.
Se desmotiva la negociación
Por supuesto, todos estos factores se multiplican cuanto más grande sea nuestra empresa.
Si tenemos poca operativa y no utilizamos demasiados productos bancarios, y un solo
banco nos soluciona todo, no debemos estrujarnos mucho la cabeza. Si por el contrario
necesitamos una financiación importante y utilizamos una gama amplia de productos
bancarios, las razones para analizar esta cuestión cobran mayor importancia.
En todo caso es importante contar con una política bancaria dentro de la estrategia
corporativa de la empresa, y esta debe a ir encaminada a la obtención de la financiación
necesaria en todo momento, a tener el mejor coste posible por los servicios que recibimos
en términos de equilibrio, es decir, que los bancos asumen riesgos pero también necesiten
ganar dinero con sus clientes, y a que la calidad del servicio y de la información que
necesitamos satisfaga nuestras exigencias. Es decir, una estrategia corporativa para la
compra de aprovisionamientos de servicios financieros y de liquidez para la empresa.
La obtención es sencilla; en primer lugar se trata de obtener el saldo medio anual (o del
periodo estudiado) de financiación neta obtenida por la empresa. Para ello, se resta del
saldo medio de financiación por todos los conceptos, el saldo medio invertido por la
empresa en el periodo, llamado compensación directa, y de ambos resulta el riesgo medio
neto o financiación neta del periodo.
En segundo lugar se trata de averiguar los costes que ha soportado la empresa. Para ello se
obtienen los intereses netos, es decir, los intereses pagados menos los intereses cobrados,
utilizando, como es obvio, el criterio del devengo. En segundo lugar se obtiene el coste de
los servicios, que se obtiene de la suma de todas las comisiones pagadas en el periodo.
En tercer lugar, se obtiene el beneficio aportado por la empresa al banco por conceptos
opacos o indirectos, esto es, fruto de diferencias en fechas de valor para la empresa y el
banco, bien por “float”, “spreads” o cualquiera que se quiera considerar pero que no sea
fruto de un pago explícito. Esta parte del beneficio bancario denominada compensación
indirecta, se puede expresar en forma de saldo medio, o en forma de coste directo
valorando los saldos al tipo de interés correspondiente.
Para obtener el ratio, se utiliza como numerador el importe de los intereses más las
comisiones más el coste de la compensación indirecta, si se analiza como coste, y en el
denominador, el saldo medio neto, corregido por el saldo medio de las compensaciones
indirectas, si este fuera el método utilizado. Obviamente el coste de las compensaciones
indirectas se pone en el numerador en forma de coste, o en el denominador, restando, pero
no en ambos sitios.
Pues bien, dado que en este cálculo, el mayor componente del coste se refiere a los
gastos financieros, y que el importe de estos no depende solamente del margen o coste
que le supone al banco, sino también de la estructura de endeudamiento de la empresa
(por ejemplo operaciones a tipo fijo) y sobre todo de los plazos a los que la empresa realice
las disposiciones o tomas de financiación y del momento en que lo hace, y dado en fin, que
los tipos de interés fluctúan y esto no es imputable al banco, sino a la gestión de tesorería,
Ejemplo
Describimos algunos conceptos por los que se obtiene un Negocio de tipo indirecto por
parte de las Entidades, tales como:
Así, y suponiendo los totales que considerados en este ejemplo, podremos llegar al
Resumen del Balance Banco Empresa, tanto por compensación directa como indirecta.
Del cociente entre (pagos netos / crédito neto) se obtiene la Rentabilidad Relativa Estimada
para la entidad financiera.
Por lo que se refiere a la CRBE, el sistema es similar al anterior, solo que en lugar de un
porcentaje, proporciona una cantidad, un importe monetario, que es la que el banco obtiene
de la relación con nuestra empresa, es decir, su beneficio.
Para su obtención, se debe disponer con carácter previo del coste medio del pasivo para el
banco, y de la rentabilidad media de su activo.
Con ambos datos, se valoran las financiaciones medias al coste del pasivo del banco y se
obtiene el margen de la entidad. Se valora la compensación directa al tipo de la rentabilidad
media del activo del banco y se obtiene el diferencial que le queda al banco. Las
comisiones y las compensaciones indirectas se valoran por su coste como margen integro
para el banco. La suma de todos los conceptos arroja una cifra de margen total para el
banco.
El primer problema de este sistema es la dificultad de comparar unas entidades con otras,
por cuanto la cifra irá en función de la financiación neta obtenida, y solo sería comparable si
se mantienen las mismas cifras de riesgo con varias entidades, si no, el dato no aportaría
prácticamente nada que se pudiera utilizar en la negociación.
Por otro lado el sistema es eminentemente injusto para el banco, por cuanto penaliza al
banco que tiene una amplia red de clientes y es capaz de conseguir recursos competitivos,
y también al que obtiene mayor rentabilidad de su activo, fruto de su política de inversiones
o de su política de asunción de mayores riesgos, en lo que la empresa no debería tener
nada que decir, ni debería beneficiarse de algo que es ajeno a su gestión.
Ejemplo
Una empresa que tiene dos préstamos a tipo variable con dos entidades distintas, en la
primera realiza una disposición a doce meses, digamos al tipo de interés vigente en ese
momento, por ejemplo un 6%, mas el margen, digamos 1%, es decir a un coste anual del 7%.
Con la segunda entidad por el contrario, decide hacer disposiciones mensuales, pero en ese
año concreto, los tipos de interés de referencia, descienden en un 2,5%, y el segundo
semestre se financia al nuevo tipo de interés de referencia, 3,5%, más el margen, que
digamos es un 2%.
Pues bien, con la primera entidad, el coste de la financiación medio del año sería el 7%,
mientras que con la segunda entidad se habrá financiado el primer semestre al 8%, y el
segundo al 5,5%, es decir, una media del 6,75%.
Aparentemente el BBE diría que la financiación es más cara, suponiendo el resto de los
datos iguales, en la primera entidad. Y es cierto, pero no por culpa del banco, sino de la
gestión de la empresa. De hecho, si se hubieran realizado las disposiciones en el otro
sentido, es decir con disposiciones mensuales con la primera entidad y con una disposición
anual con la segunda entidad, el coste de la primera habría sido del 5,75% y con la segunda,
del 8%.
Por esta razón, proponemos utilizar un tercer sistema llamado de Margen, o MANGULI
(Margen Anual Neto - Gastos Unificados Liquidación de Intereses), que consiste no en tener
en cuenta los importes de intereses devengados sino únicamente el margen de la
operación, utilizando siempre como coste de referencia el EURIBOR, es decir, ligando el
coste de todas las operaciones de financiación, y reflejando esta forma de fijación del tipo
de interés en el propio contrato de la operación de financiación.
De esta forma, el coste de las financiaciones sería el resultado de aplicar el margen al saldo
medio, pero no el otro componente del coste, esto es, el EURIBOR. Lo mismo se haría con
las compensaciones directas, computando para el banco el ingreso que obtiene por el tipo
de remuneración que nos aplica y su diferencial con el tipo de referencia. El coste de las
comisiones y compensaciones indirectas se tendría igual que en los otros dos sistemas.
Pues bien, el margen total se obtendría de la forma indicada, convirtiendo todos los
conceptos en importes de gasto libre de la tasa de coste sin riesgo, y el resultado nos daría
el margen cierto, libre de la incidencia de la gestión de la empresa, que obtiene cada
entidad financiera por su operativa con la empresa.
De esta forma, se obtendría el margen real que obtiene el banco, esto es, la tasa de riesgo
que nos aplica para aceptar financiarnos, sobre el coste alternativo de sus recursos,
eliminando componentes del análisis que pueden distorsionarlo.
5 Resumen
De lo analizado con anterioridad debemos sacar como conclusión que entre los objetivos
que el Tesorero debe de marcar respecto a las relaciones con las Entidades Bancarias son
de dos tipos:
Y para ello se requerirá al tesorero enfocar adecuadamente dichas relaciones con las
Entidades, y cómo:
6 Bibliografía
La gestión de la tesorería, En qué consiste y cómo debe abordarse, Francisco López
y Nuria Soriano