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DECLARACIÓN ÉTICA:

PRINCIPIOS DE RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

Versión final aprobada por el Consejo ejecutivo (mayo 2012)


Aprobada por los miembros de la AAA (noviembre 2012)

Traducción de Nancy Konvalinka y Marta García-Alonso

American Anthropological Association. 2012. Statement on Ethics: Principles of Professional


Responsibilities. Arlington, VA: American Anthropological Association. Disponible en:
http://www.aaanet.org/profdev/ethics/upload/Statement-on-Ethics-Principles-of-Professional-
Responsibility.pdf
0. PREÁMBULO

La antropología –la más humanista entre las ciencias y la más científica entre las humanidades–
es una empresa irreduciblemente social. Entre nuestros objetivos está la difusión del
conocimiento antropológico y su uso en la resolución de problemas humanos. Al estudiar cada
uno de los aspectos de la experiencia humana, las/los antropólogos trabajan en una vasta
variedad de contextos y enfrenta un sinfín de dilemas éticos, modulados de formas muy
diferentes en función de los contextos en los que trabaja y el tipo de asuntos que aborda en cada
caso. Lo que aquí presentamos pretende reflejar los principios fundamentales compartidos a lo
largo y ancho de sus diferentes campos y contextos de práctica.

Estos principios fundamentales están definidos en forma de enunciados breves que pueden
recordarse fácilmente, con el fin de que las/los antropólogos puedan usarlos en su vida cotidiana.
Cada principio viene acompañado por discusiones concretas que lo sitúan en un contexto más
amplio, con análisis detallados de cómo pueden afectar o ser útiles para las/los antropólogos en
los diferentes campos y contextos de su trabajo. Dichos análisis se complementan con referencias
para ayudarles a enfrentar dilemas éticos complejos u orientarles en aquellas situaciones nuevas
que, inevitablemente, surgen en la producción del conocimiento.

Entendida como iniciativa social, la investigación y la práctica siempre involucran a terceros –


entre otros: compañeros de trabajo, estudiantes, participantes en la investigación, patrones,
clientes, patrocinadores (sean institucionales, colectivos sociales comunitarios, o individuos),
además de primates no humanos y otros animales (en este documento nos referimos a ellos como
participantes en la investigación). Los/las antropólogos/as deben ser sensibles ante los diferentes
grados de poder, coacciones, intereses y expectativas que son características de toda relación. Es
inevitable que, en un ámbito de tal complejidad de derechos, responsabilidades e implicaciones,
surjan malentendidos y conflictos y que sea necesario tomar decisiones difíciles. Asimismo, tiene
la responsabilidad de enfrentarse a estas dificultades y luchar por resolverlas, en términos
compatibles con los principios aquí expuestos. Estos principios proporcionan a las/los
antropólogos herramientas para desarrollar y mantener un marco ético en todas las etapas de la
práctica antropológica: en las decisiones que se toman antes de comenzar el proyecto, durante el
trabajo de campo y a la hora de comunicar los resultados y conservar documentación obtenida.

Estos principios tratan sobre circunstancias, prioridades y relaciones generales, aunque


también proporcionan ejemplos concretos útiles que deben ser tenidos en cuenta, tanto en el
trabajo antropológico, como en la toma de decisiones éticas. Quien practique la antropología
debe estar dispuesto tomar decisiones éticas prudentemente sopesadas, así como a aclarar los
presupuestos, hechos y fundamentos en los cuales basa esas decisiones.

La ética y la moral difieren en formas importantes. Los complejos asuntos que abordan las/los
antropólogos, rara vez se acomodan a los mandatos morales simples sobre el bien y el mal, siendo
una de sus obligaciones éticas principales sopesar –prudentemente y de modo deliberado– las
consecuencias y el alcance de las decisiones éticas que toma (por acción u omisión). De igual
modo, principios éticos y tomas de partido políticas no deben mezclarse; sus objetos de interés
son muy distintos. Finalmente, también ética y derecho difieren de manera importante y hay que
tener siempre cuidado de distinguirlas. Las decisiones éticas y legales implican procesos distintos
y están sujetas a regulaciones diferentes. Aunque, con frecuencia, los asuntos morales, políticos,
legales y de reglamentación son importantes en la práctica y disciplina antropológica, no se
consideran de forma específica aquí. Estos principios tratan exclusivamente de preocupaciones
éticas.

Aunque estos principios se han pensado fundamentalmente para miembros de la Asociación,


también proporcionan un marco de referencia para dar a conocer los preceptos éticos de la
antropología al alumnado, a otros colegas y a otro tipo de audiencia externa, incluidos
patrocinadores, financiadores y Consejos de Evaluación Institucionales, u otros comités de
evaluación.

La Asociación Americana de Antropología no tiene capacidad para juzgar alegaciones de


conductas no éticas. El propósito de estos principios es animar a la discusión, guiar a las/los
antropólogos en la toma de decisiones responsables e instruirle.
1. NO DAÑAR

La obligación ética principal compartida por los/las antropólogos/as es no dañar. Antes de que se
emprenda cualquier trabajo antropológico –ya sea en comunidades humanas, con primates no-
humanos u otros animales, en yacimientos arqueológicos y paleoantropológicos–, es indispensable
que el investigador piense en los posibles daños que la investigación puede causar. Entre los daños
más serios que los/las antropólogos/as tienen que evitar, están los causados a la dignidad, al
bienestar corporal y material, especialmente, cuando la investigación se lleva a cabo en
poblaciones particularmente vulnerables. Asimismo, no deben únicamente evitar causar daño
directo e inmediato, sino que también tienen que sopesar cuidadosamente las potenciales
consecuencias y el impacto involuntario de su trabajo. Cuando la obligación de no dañar entra en
conflicto con otras responsabilidades, esta obligación principal puede primar sobre el objetivo de
buscar nuevos conocimientos, hasta el punto de llevar a la decisión de no emprender o de
suspender un proyecto. Añadamos que, dada la naturaleza irremplazable del registro
arqueológico, su conservación, protección y custodia es obligación fundamental de todo
arqueólogo. Definir y evitar daños en cualquier situación, tiene que ser una constante que debe
ser mantenida a lo largo de cualquier proyecto.

Los/las antropólogos/as pueden elegir vincular su investigación a la promoción del bienestar, a la


crítica social, o a la denuncia. Como ocurre en todo trabajo antropológico, las decisiones acerca
de qué ha de hacerse para mayor beneficio de terceros, o qué tipo de esfuerzo es necesario para
mejorar el bienestar ajeno, están valorativamente cargadas y deben surgir de una discusión
constante con las personas involucradas. Asimismo, el trabajo antropológico debe ser
consecuencia de un análisis prudente y meditado acerca de las consequencias e impactos no
intencionados y a largo plazo sobre individuos, comunidades, identidades, patrimonio tangible y
no tangible, así como sobre el entorno.

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2. SER HONESTO Y TRANSPARENTE CON TU TRABAJO

Los/las antropólogos/as deben ser accesibles y transparentes en cuanto al propósito, método,


resultados y patrocinadores de su trabajo. También deben estar preparados para dar a conocer
tanto a los participantes en la investigación como todo el que colabora con su trabajo, todos
los intereses de terceros, sean materiales o intangibles, incluidos aquellos que considera que
pueden tener un impacto en su trabajo. La transparencia, así como el consentimiento
informado, está implicada tanto en el comienzo de la investigación –a la hora de tomar de
decisiones iniciales, en función de principios concretos– , como en el proceso de la misma –
alentando la participación, el compromiso y el debate.

Los investigadores que engañen a los participantes en la investigación sobre la naturaleza de su


trabajo y/o de sus patrocinadores; quienes omitan información significativa que podría influir
en la decisión de los participantes en el estudio de involucrarse en la investigación; o quienes de
cualquier otro modo investiguen clandestina o secretamente, manipulen o engañen a quienes
participan en una investigación sobre la financiación, propósitos, metas o implicaciones de la
investigación, no satisfacen los requisitos éticos de franqueza, honestidad, transparencia y
consentimiento plenamente informado. La investigación compartimentalizada, por su propio
diseño, no permite conocer el propósito y alcance de un proyecto, por lo que es problemático
en sentido ético ya que, por definición, las/los antropólogos no pueden comunicarse de modo
transparente con los participantes, ni asegurar el consentimiento informado en sentido pleno.

Las/los antropólogos tienen la obligación ética de considerar el impacto potencial de su


investigación y de comunicar y difundir los resultados de la misma. También deben
considerar este asunto como prioritario, tanto antes de comenzar su trabajo, como a lo largo
de todo el proceso de investigación. Antes de decidir emprender la investigación, podría ser
necesario negociar explícitamente con los socios y participantes en la investigación acerca
de la propiedad y el acceso a sus datos personales y de la divulgación de los resultados.

En su cometido como investigadores, quienes practiquen la antropología, están sujetos a los


principios éticos que guían todo comportamiento científico y académico. No deben plagiar,
crear, ni falsificar datos, ni tergiversar la información o sus fuentes, a sabiendas. Sin
embargo, hay situaciones en las que los datos o la información se pueden modificar
ligeramente (por ejemplo, con el uso de seudónimos) o generalizar, para evitar la
identificación de la fuente, proteger la confidencialidad y limitar la exposición de la gente a
cualquier riesgo.

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3. O BTENER EL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y LOS PERMISOS NECESARIOS
Los/las investigadores/as de la antropología que trabajan con comunidades de seres humanos
vivos deben obtener el consentimiento voluntario e informado de los participantes en la
investigación. De forma habitual, este consentimiento se otorga antes de comenzar la
investigación, pero también se puede obtener de manera retroactiva si el contexto, proceso y las
relaciones de la investigación así lo justifican. El consentimiento debe formar parte del diseño del
proyecto y continuar durante toda la investigación, en forma de diálogo y negociación constante
con los participantes en la investigación. Lo normal es que la mera observación de actividades y
eventos en espacios públicos no esté sujeta a consentimiento previo.

Como mínimo, el consentimiento informado debe dar a conocer a los potenciales participantes, las
metas de investigación, métodos, fuentes de financiación o patrocinadores, los resultados posibles y
los impactos previstos de la investigación, así como los derechos y responsabilidades de los
participantes en la investigación. También debe incluir el establecimiento de cláusulas sobre el
anonimato y el reconocimiento. Las/los investigadoras/es deben dar a conocer a los participantes
en la investigación los posibles impactos de su estudio y dejar constancia de que, a pesar de todos
sus esfuerzos, la confidencialidad puede quedar comprometida o los resultados finales pueden
diferir de los que han sido anticipados. Estos principios se aplican a todos los datos de campo,
con independencia de su formato. Debido a su propia naturaleza, los medios visuales, en
particular, deben utilizarse con cuidado y ser convenientemente archivados y contextualizados.

Las/los antropólogas/os tienen la obligación de asegurarse de que los participantes en la


investigación han dado libremente su consentimiento, y deben evitar conducir investigaciones
en las que las circunstancias hagan que el consentimiento pueda no ser realmente voluntario o
informado. En el caso de que el cambio de la investigación afecte directamente a los/las
participantes, los/las antropólogos/as deben volver a revisar y renegociar el consentimiento. El
proceso de consentimiento informado es necesariamente dinámico, continuo y reflexivo. El
consentimiento informado no tiene por qué implicar o requerir un formulario escrito o firmado.
Lo relevante es la calidad del consentimiento, no su formato.

Los/las antropólogos/as que trabajan en comunidades biológicas o con recursos culturales tienen
la obligación de asegurarse de haber conseguido los permisos apropiados para llevar a cabo su
investigación. La negociación con grupos o comunidades afectados, por este o por cualquier otro
tipo de investigación, constituye un aspecto importante del diseño de todo proyecto, y debe
continuar desempeñándose, a medida que progrese el trabajo o cambien las circunstancias. Se
entiende explícitamente que definir qué sea lo que constituye o afecta a una comunidad, es
necesariamente un proceso dinámico.
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4. SOPESAR EL CONFLICTO ÉTICO ENTRE SUS DIFERENTES OBLIGACIONES PARA CON SUS
COLABORADORES Y PERSONAS AFECTADAS.

Los/las antropólogos/as deben sopesar el conflicto ético entre sus obligaciones (con los
participantes en la investigación, estudiantes, colegas, empleadores y patrocinadores, entre
otros), aunque, normalmente, sus obligaciones primarias recaen sobre los participantes en la
investigación. En este sentido, los deberes respecto a poblaciones vulnerables son especialmente
importantes. Estas diferentes relaciones pueden entrar en conflicto, competir o suponer
obligaciones éticas transversales, lo que refleja tanto la vulnerabilidad de diferentes individuos,
comunidades o poblaciones – asimetrías de poder implícitas en un rango concreto de relaciones–,
como la diferencia de marcos éticos entre colaboradores, pertenecientes a otras disciplinas o
prácticas.

Las/los antropólogas/os tienen la obligación de distinguir entre distintos tipos de


interdependencias y colaboraciones involucradas en su trabajo. Asimismo, deben considerar la
dimensión ética –tanto potencial como real– de estas diversas y, en ocasiones, contradictorias
relaciones, que pueden tomar diferente forma y cambiar a lo largo del tiempo. Cuando surgen
conflictos entre valores o principios éticos, los/las antropólogos/as tienen que hacer explícitas
sus obligaciones éticas, y abordar éticamente la negociación con todos los afectados.

A menudo, los/las antropólogos/as tienen que decidir entre obligaciones éticas en conflicto, al
tiempo que mantienen su deber de no dañar. Las/los antropólogas/os no deben aceptar
condiciones que cambien el propósito, enfoque, o resultados previstos de su investigación de
manera inapropiada. La toma de decisiones éticas sigue siendo una responsabilidad individual
de los/las antropólogos/as.

Los diferentes participantes pueden definir y comprender la colaboración de muy distintas


maneras. La amplitud de la colaboración, derechos y responsabilidades de las diferentes partes,
así como los aspectos ligados al acceso de datos, representación, autoría y reconocimiento, deben
ser establecidos de modo claro y justo desde el comienzo de la investigación.

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5. HACER TUS RESULTADOS ACCESIBLES

Los resultados de la investigación antropológica deben divulgarse de manera apropiada. Es


importante tener en cuenta que estos resultados pueden ser ambiguos, estar sujetos a múltiples
interpretaciones, así como ser capaces de diferir involuntariamente de su finalidad originaria.
En algunos casos, limitar la divulgación puede considerarse apropiado, por ejemplo, cuando
estas restricciones se proponen proteger a los/las participantes o su patrimonio cultural y/o
propiedad cultural o intelectual material o inmaterial. En otros casos, la divulgación puede
plantear riesgos significativos ya que, una vez difundida la información, incluso en una esfera
limitada, es muy probable que llegue a ser ampliamente accesible. Por estas razones, la decisión
éticamente preferible puede ser evitar la difusión. No deben divulgarse o compartirse datos de la
investigación, a expensas de la protección de la confidencialidad.

Las/los antropólogas/os no deben ocultar los resultados de la investigación a los/las participantes


en la investigación, especialmente cuando se comparten estos resultados con terceros. De ese
modo, las restricciones de su publicidad pueden ser apropiadas y éticas, como en los casos en los
que los/las participantes en el estudio han sido informados plenamente y han consentido
libremente a una divulgación limitada; o cuando se han impuesto restricciones a la difusión para
proteger la seguridad, dignidad o privacidad de los participantes en la investigación; o con el fin
de minimizar riesgos de las/los investigadoras/es. La investigación de difusión limitada, sea
privada, no autorizada o de cualquier otro tipo, implica cuestiones éticas que hay que resolver
utilizando estos principios éticos.

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6. PROTEGER Y CONSERVAR TUS REGISTROS

Las/los antropólogas/os tiene la responsabilidad ética de asegurar la integridad, conservación y


protección de su trabajo. Esta obligación se aplica tanto a la investigación individual como a la
investigación cooperativa o en equipo. La capacidad de un/a antropólogo/a de proteger y
utilizar los materiales reunidos, puede depender de complejos problemas ligados a la propiedad
y custodia. En situaciones de desacuerdo, impugnación o conflicto sobre la propiedad, se aplica
el supuesto fundamental de que el/la investigador/a es dueño del fruto de su trabajo, mientras
no se establezca lo contrario. Otros factores –fuentes de financiación, contratos de trabajo,
acuerdos de negociación con colaboradores, demandas legales, entre otros–, pueden influir en
los registros de propiedad. Como elemento estándar de su práctica ética, los/las antropólogos/as
deben determinar la propiedad de los registros en cada proyecto, y establecer las disposiciones
adecuadas de acuerdo con ella. Ello puede incluir determinar por quién y cómo se almacenarán,
se conservarán, o se destruirán los registros a largo plazo.

Más aún, se debe dar prioridad a la protección de los participantes en la investigación, además de a
la conservación y protección de los registros de la investigación. Los/las investigadores/as tienen
la responsabilidad ética de tomar precauciones para que los datos en bruto y los materiales
recogidos no se utilicen con fines no autorizados. Hasta donde sea posible en el momento de
recoger los datos, el/la investigador/a es responsable de considerar y comunicar usos probables o
previsibles de los datos y materiales recogidos, como parte del proceso de consentimiento
informado u obtención de permisos. Los/las investigadores/as también son responsables de
consultar con los participantes en la investigación, en relación a la generación, uso y conservación
de los registros de la investigación. Esto incluye informar a cada participante sobre la posibilidad
de que los datos y materiales se transfieran a otras personas, el que otros puedan acceder a ellos,
cómo se podrían transformar o utilizar para identificar a los participantes en la investigación, así
como sobre su almacenamiento y la duración temporal del mismo.

Las/los investigadoras/es tienen la responsabilidad de emplear recursos apropiados que


aseguren la confidencialidad y seguridad de los apuntes de campo, grabaciones, muestras u
otros datos primarios, así como la identidad de los participantes en la investigación. El uso de
la digitalización y de medios digitales para el almacenaje y preservación de datos, es
particularmente sensible, dada la relativa facilidad de su duplicación y circulación. Las
decisiones éticas sobre la conservación de los materiales de investigación, deben compensarse
con las obligaciones de mantener la integridad de los datos, y la responsabilidad de proteger a
los participantes en la investigación y sus comunidades contra nocivos impactos futuros. Puesto
que la investigación antropológica tiene múltiples destinatarios y usos nuevos –patrimonio
cultural, por ejemplo–, el interés de conservación pesa más, habitualmente, que el potencial
beneficio de destruir materiales para preservar la confidencialidad. Las/los investigadores/as
que generan colecciones de objetos, tienen la responsabilidad de asegurar la conservación y
facilitar el acceso a los materiales resultantes y/o a los resultados de las muestras analizadas,
incluida la documentación asociada.

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7 MANTENER RELACIONES PROFESIONALES ÉTICAS Y RESPETUOSAS

Toda relación profesional tiene una dimensión ética. Tanto si se trabaja en un marco académico,
como aplicado, los/las antropólogos/as tienen la responsabilidad de ser respetuosos en sus
relaciones con los otros. Al asesorar a estudiantes, interactuar con los colegas, trabajar con
clientes, actuar como revisores, evaluadores o supervisores, los antropólogos deben comportarse
de manera que se fomente un ambiente equitativo, de apoyo y sostenible en el lugar de trabajo.
Deben trabajar en todo momento, para asegurarse de que no tienen lugar prácticas excluyentes,
en base a criterios no-académicos.

Las/los antropólogos pueden obtener ganancias personales de su trabajo, pero no deben explotar a
individuos, grupos, animales o materiales culturales o biológicos. Más aún, cuando vean
evidencias de mala praxis en la investigación, tienen la obligación de dar cuenta de ella a las
autoridades competentes.

Los/las antropólogos/as no deben obstruir los esfuerzos académicos de otros cuando tales
esfuerzos se llevan a cabo de manera responsable. En su rol como profesores y mentores, los/las
antropólogos/as tienen la obligación de proporcionar enseñanza sobre las responsabilidades
éticas asociadas con todos los aspectos del trabajo antropológico. Deben facilitar y animar a que
los/las estudiantes y el equipo de investigación dialoguen sobre problemas éticos, así como
desalentar su participación en proyectos éticamente cuestionables.

Las/los antropólogas/os deben conceder el reconocimiento oportuno a toda contribución que se


haga a su investigación, redacción de trabajos, y cualquier otro tipo de actividad relacionada, para
compensar justamente a sus colaboradores por su contribución. Están obligados a otorgar a sus
estudiantes y empleados el reconocimiento pertinente por la autoría de sus ideas, y fomentar la
publicación del trabajo de estudiantes y empleados.

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