David Yara

Natalia Gómez
Laura Palomino
Ana Salazar
Introducción a las relaciones internacionales

Todo surge gracias al tratado de Versalles, el cual fue impuesto a Alemania por verse
derrotado en la primera guerra mundial, todo comenzó por un “enojo” y es allí donde se
conforma el partido a la cabeza de Adolf Hitler. El descontento por el país italiano, uno de
los ganadores de la primera guerra mundial, hizo que Mussolini subiera al poder, de allí nace
esta famosa aleación. Hitler con su ambición de expansión comenzó a tomarse varios países
sin que nadie dijese nada, excepto Inglaterra y Francia, quienes no callaron, y fue así como
se comenzó a escribir la historia de la guerra.
No hay palabra que describa la crueldad con la que fueron tratados esos once millones de
judíos asesinados y “solo” porque según Hitler eran impuros, o como los nazis les llamaban
“enemigos del estado”. Sin ningún tipo de dolor, cualquier persona considerada como impura
fue enviada a los campos de concentración, donde cientos murieron por hambre o
agotamiento, miles de soviéticos fueron fusilados y gaseados en estos mismos. No querían
perder tiempo en la llamada “solución final” con la cual hacían referencia al genocidio de los
judíos, así que decidieron abrir campos de exterminio, ahí no termina el cuento, se crearon
cámaras de gas y alrededor de ocho mil judíos eran gaseados a diario.
Luego de entender la magnitud de los millones de muertes ocasionadas POR SOLO UNA
DE LAS PARTES de esta gran guerra surgen demasiadas preguntas, quizá sin respuesta
concreta aún. El odio, la malicia, la frialdad y el poder de convencimiento de una sola cabeza
al mando. ¿Hasta dónde puede llegar el hambre de poder? Pues al parecer este “líder” no
conocía el límite, pero si lo aterrizamos un poco a nuestra realidad, a la que vivimos a diario,
no es muy lejana, el valor por la vida es como si día a día fuera en decadencia, lo vemos en
las calles, por “pequeños” robos, o lo vivimos a gran escala con pruebas nucleares, en nuestro
siglo, en este año, que han afectado a todo el planeta, de manera directa o indirecta. Las cosas
no han cambiado mucho, al parecer esos “lideres” están mucho mejor preparados y tienen la
técnica perfecta para hacer daño, pero saberlo maquillar y no verse involucrado.
El planeta entero sigue sufriendo de grandes enfermedades, como el racismo, la desigualdad,
pobreza, hambre, fanatismo extremo y miles más que valdría la pena mencionar, ahora bien,
ya conocemos y tenemos de frente las problemáticas, para solucionarlas hay que saber cuáles
son los causantes, siguen formulándose interrogantes. ¿Somos nosotros, como seres
humanos, los únicos culpables de los problemas que a nosotros mismos nos afectan? ¿Cómo
podríamos contribuir para generar cambios positivos? Quizá no sea fácil contestarlo, pero
algo si hay que tener claro, no vivimos en campos de concentración, pero nos “gaseamos” a
diario.
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