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Una vez publicada la reforma constitucional en materia energética en el año 2013,

se puede observar que las principales modificaciones que se suscitó fue que se
suprimió el monopolio estatal en la exploración y explotación de hidrocarburos y
buscó desarrollar la apertura del sector de energía eléctrica a la participación de
particulares en ciertas actividades. Esto ha ocasionado que varias compañías
privadas, tanto nacionales como extranjeras, participen en la exploración y
explotación del petróleo, gas y sus derivados en México y, que en un futuro cercano
esto se realice también en el sector energético.

Por medio de la reforma constitucional y la legislación secundaria promulgada como


parte de la implementación de la reforma energética, muestra que de acuerdo con
algunos datos emitidos por la Secretaría de Energía, se han detonado inversiones
por más de 200,000 millones de dólares en inversión pública y privada. Lo que trae
como consecuencia beneficios económicos a nuestro país.

La reforma energética ha ocasionado que los precios de la energía eléctrica hayan


disminuido para el sector industrial y se busca que México alcance la generación con
energías limpias, así como que disminuya sus emisiones contaminantes en los
próximos años. Y estos cambios se reflejen en la sociedad en general.

Sin esta reforma energética, México no estaría en posibilidad de cumplir con sus
metas de generación limpia, ni con la reducción de emisiones contaminantes en los
próximos años. Se necesitaría mucha inversión gubernamental para poder realizarlo
y el país no se encuentra en las posibilidades de llevarlo a cabo lo que crearía a la
larga una crisis energética.

Por ello se vio en la necesidad de la apertura del mercado en este sector, generando
con esto la oportunidad para empresas particulares de realizar fuertes inversiones
que les traerán beneficios económicos y que también se verá reflejado en la
sociedad, al contar con más empresas competidoras se buscará mejorar el servicio.

La implementación de la reforma energética avanza hacia la consolidación de un


mercado energético dinámico y competitivo, llevando al retiro de plantas obsoletas
para aumentar la eficiencia energética y disminuir los costos de producción.
Asimismo, con ella se busca promover un entorno competitivo para la adopción y
despliegue de las energías renovables en México.

Se pretende que las autoridades y los participantes en dichos mercados, actúen


siempre siguiendo los principios de transparencia y rendición de cuentas. La
Secretaría de Energía será la encargada de establecer el porcentaje de consumo
obligatorio de consumo de electricidad proveniente de energía limpia.

La certidumbre que se les brindará a los inversionistas participantes del mercado


eléctrico, es favoreciendo la inversión en fuentes limpias a través de los CELs
(Certificados de energías limpias), las cuales se realizarán por medio de subastas.

Adicionalmente, se considera la planeación de la infraestructura necesaria para


evacuar energía de las zonas de alto potencial renovable. Planteando la capacidad
de una interconexión sin demoras y sobrecostos para los generadores distribuidos,
así como la posibilidad de venta de energía a la CFE o a otros suministradores.

Con la Reforma energética, también se estableció la Comisión Reguladora de Energía


(CRE) como órgano desconcentrado, que promueve una regulación eficaz de los
grandes poderes económicos en el sector energético, sin estar sujeta a ningún poder
político. Sin embargo, se corre un alto riesgo de falta de rendición de cuentas, se
deberán realizar revisiones más exhaustivas de manera que se prevean sofisticados
mecanismos de transparencia y control.

Esto evitaría tener otro de los riesgos potenciales que tiene la reforma energética,
que es que se susciten los famosos “compadrazgos”, se deberán realizar subastas
lo más transparentes posibles a que no dejen duda alguna de algún beneficio en
particular de determinadas empresas.

Dentro de los principales retos por venir, se encuentra garantizar que todas las
formas de energía lleguen a la industria, a los comercios y a los hogares en la medida
necesaria, con estándares de calidad adecuados y a costos relativamente menores
en comparación con las fuentes convencionales de generación de energía.
Sin duda, existen muchos retos hacia el futuro, pero a hoy se
encuentran establecidas las bases para que en función de ellas puedan lograrse los
objetivos y metas previstos con la reforma energética.

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