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Los probióticos estimulan las funciones protectoras del sistema digestivo. Son
también conocidos como bioterapéuticos, bioprotectores o bioprofilácticos y se
utilizan para prevenir las infecciones entéricas y gastrointestinales. Para que un
microorganismo pueda realizar esta función de protección tiene que cumplir los
postulados de Huchetson: ser habitante normal del intestino, tener un tiempo corto
de reproducción, ser capaz de producir compuestos antimicrobianos y ser estable
durante el proceso de producción, comercialización y distribución para que pueda
llegar vivo al intestino. Es importante que estos microorganismos puedan ser
capaces de atravesar la barrera gástrica para poder multiplicarse y colonizar el
intestino.
Las bacterias ácido lácticas utilizan varios azúcares como la glucosa y la lactosa
para la producción de ácido acético mediante la fermentación. Algunas bacterias
conocidas como anaerobias facultativas y otras como anaeróbicas obligadas,
pueden colonizar transitoriamente el intestino y sobrevivir durante el tránsito
intestinal; además por su adhesión al epitelio, modifican la respuesta inmune local
del hospedero. Está demostrada la eficacia de las bacterias vivas que se utilizan
como fermentos lácticos en el tratamiento de los signos y síntomas que acompañan
la intolerancia a la lactosa.
CEPAS PROBIOTICAS
Lactobacilus casei CRL 431. Esta cepa destaca por ser la única cepa probiótica
de origen latinoamericano comercializada a nivel internacional. La mayoría de los
estudios realizados con CRL 431 han sido en modelos animales, mostrando que
esta cepa es capaz de estimular la inmunidad tanto local como sistémica y de inhibir
el crecimiento de distintos enteropatógenos.
Lactobacillus acidophilus La5. Pocos estudios han sido realizados con La5 y la
mayoría de ellos han asociado esta cepa con otras por lo cual es difícil evaluar su
efecto per se. En asociación con L. bulgaricus, B. lactis Bb-12 y S.thermophilus y en
presencia de oligofructosa, La5 modula la microbiota intestinal y disminuye la
translocación bacteriana en pacientes colectomizados, sugiriendo que estas cepas
contribuyen a estabilizar la función intestinal de barrera. En un ensayo clínico
controlado por placebo y realizado en pacientes con colitis colagenosa, la
administración de La5 y Bb12 por 12 semanas disminuyó significativamente la
frecuencia de las deposiciones y el número de días con deposiciones líquidas por
semana. El consumo de un yogurt con LA5 y Bb12 por sujetos colonizados por H.
pylori disminuyó la actividad ureasa, indicando que este producto reducía la
densidad del patógeno en el estómago; el consumo de este yogurt también aumentó
la eficiencia del tratamiento antibiótico en sujetos colonizados por el patógeno.
Bifidobacterium animalis spp. lactis BM2. Es una de las cepas más ampliamente
utilizada en el mundo. Además de su uso en productos lácteos, ha sido incorporada
también en leche en polvo y en fórmulas infantiles; en algunos productos Bb12 viene
junto con otras cepas probióticas del género Lactobacillus como LA5 o LGG. En
prematuros con antibioterapia, la administración de este probiótico resultó en una
mayor ganancia de peso, además de una menor concentración de calprotectina
fecal (un marcador de inflamación), una mayor concentración fecal de IgAs y de
ácidos grasos volátiles y un pH fecal más ácido. Este probiótico contribuye además,
a regular la microbiota intestinal en estos niños.
Lactobacillus rhamnosus GG. Es, de lejos, el probiótico mejor estudiado, con más
de 100 ensayos clínicos publicados que han estudiado sus efectos sobre la salud.
Dicho efecto podría deberse a las propiedades antibacterianas o
inmunoestimulantes de LGG. Cabe destacar, sin embargo, que LGG no ejerce un
efecto inhibidor frente a H. pylori; no obstante, suministrado simultáneamente con
el tratamiento antibiótico, tiende a disminuir los efectos adversos asociados a su
administración.
Cabe destacar que LGG, sin embargo, no fermenta la lactosa por lo cual no mejora
la tolerancia a la lactosa en sujetos hipolactásicos. Finalmente podemos indicar que
LGG puede tener beneficios sobre la salud bucal.
Lactobacillus paracasei NCC2461 (ST11). La mayoría de los estudios publicados
con ST11 se han sido realizados en modelos animales. Muestran que esta cepa
estimula poblaciones de linfocitos CD4+ productoras de TGF6 y de IL-10, citoquinas
involucradas en los fenómenos de tolerancia oral a antígenos. En un modelo animal
de hipersensibilidad visceral inducida por antibiótico en ratón, ST 11 también atenúa
la sensación de dolor; sin embargo, la modulación de los receptores opioides o
endocanabinoides no fue evaluada con esta cepa. Por otra parte, administrado
simultáneamente con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y prebióticos,
ST11 revierte el efecto negativo del estrés neonatal sobre el crecimiento y la función
intestinal de barrera.
El estudio de los mecanismos de acción que permitan explicar los posibles efectos
beneficiosos de los probióticos sobre la salud es uno de los aspectos más dinámicos
en la investigación sobre estos microorganismos. Sin embargo, debe subrayarse el
carácter multifactorial de estos mecanismos de acción ya que no todos los
probióticos emplean los mismos mecanismos para ejercer un beneficio en el
hospedador, lo que acentúa la importancia de documentar científicamente los
beneficios que se propongan para cada cepa probiótica.
Los probióticos pueden actuar en el huésped a distintos niveles: el lumen intestinal,
mediante interacción con la microbiota intestinal o ejerciendo un efecto metabólico
directo, la mucosa y el epitelio intestinales, incluyendo los efectos de barrera, los
procesos digestivos y el sistema inmunológico asociado a la mucosa y otros órganos
como el sistema inmune sistémico y el cerebro.
PRODUCTOS PROBIOTICOS
Yogurt
Es la fuente de probióticos más reconocida, pero no cualquier yogurt es
adecuado en este sentido. Los yogures pasteurizados matan en ese proceso
a los cultivos vivos, por eso es recomendable consumir los hecho a mano. La
leche de cabra y queso son particularmente altos en probióticos como
thermophillus, bifudus, bulgaricus y Lactobacillus acidophilus.
Kéfir
Es una bebida burbujeante preparada con agua o leche fermentada con
pequeños nódulos de bacterias, muy deliciosa y saludable gracias a su
enorme cantidad de bacterias probióticas como el lactobacilos acidofilus y
bifidus. También, es rico en antioxidantes.
Chucrut
Es un plato fermentado de la cocina alemana hecho con repollo, que se
puede consumir solo o acompañado de carnes, salchichas o vegetales.
Contiene importantes probióticos como lactobacilos, leuconostocos y
pediococcus. No sólo es extremadamente rico en cultivos vivos y sanos, sino
que también ayuda a reducir los síntomas de alergia. Chucrut también es rico
en vitaminas B, A, E y C.
Chocolate negro
Un chocolate oscuro, de alta calidad tiene cuatro veces la cantidad de
probióticos que los lácteos diarios que digerimos. Este es sólo uno de los
beneficios del chocolate. A pesar de eso, debe comerse con moderación.
Microalgas
Esto se refiere a las plantas súper-alimentos en los océanos, tales como la
espirulina, chorella, y las algas azules y verdes. Estos alimentos probióticos
han demostrado un aumento en la cantidad de Lactobacillus y bifidobacterias
en el tracto digestivo. También ofrecen una mayor cantidad de rendimiento
energético, por onza, al sistema humano.
Sopa de Miso
El miso es un alimento fermentado tradicional de la cocina japonesa hecho
con porotos de soja, aunque a veces también se hace con cebada o arroz
integral. Se trata de una pasta que se puede untar o agregar a sopas y guisos,
llena de lactobacilos y bacterias bifidus. Más allá de sus cultivos vivos
importantes, el miso es rico en nutrientes, antioxidantes y vitaminas del grupo
B; y se cree que ayuda a neutralizar los efectos de la contaminación
ambiental, alcalinizar el cuerpo y detener los efectos carcinógenos en el
sistema.
Pepinos encurtidos
Los encurtidos de vegetales envasados en vinagre y sal marina contienen
bacterias beneficiosas y son un alimento además de delicioso para servir
como tentempié, muy beneficioso para la salud digestiva.
Tempeh
Un excelente sustituto para la carne o tofu, el tempeh es un grano
fermentado, rico en probióticos hecho con granos de soja. Una rica fuente de
vitamina B12, esta comida vegetariana puede ser salteada, horneada o
derrumbada en ensaladas. Si se prepara correctamente, el tempeh también
es bajo en sal, lo que lo hace una opción ideal para aquellos con una dieta
baja en sodio.
Kimchi
Es una forma asiática de la col en vinagre, el kimchi es una col fermentada
muy picante y agria, típicamente se sirve junto con la mayoría de las comidas
en Corea. Además de las bacterias beneficiosas, kimchi también es una gran
fuente de beta-caroteno, calcio, hierro y vitaminas A, C, B1 y B2. Es uno de
los mejores alimentos probióticos que puede agregar a su dieta, siempre y
cuando pueda soportar lo picoso.
Té de Kombucha
Esto es un té fermentado con un alto contenido de bacterias intestinales
saludables. Esta bebida probiótica se ha utilizado por siglos y es comentado
que ayuda a aumentar su energía, mejora su bienestar e inclusive le ayuda
a perder peso. Sin embargo, el té de Kombucha no es la mejor opción para
todos, especialmente aquellos que tienen problemas de cándida.
Pan de masa madre
La levadura natural o masa madre es un tipo de levadura cultivada
naturalmente a partir del fermento de harinas. La preparación de panificados
con masa madre contiene lactobacilos muy saludables.
Quesos blandos
Algunos quesos como el Gouda contienen lactobacilos fundamentales para
la salud de la flora intestinal y el buen funcionamiento del sistema inmune.
Pruebas clínicas hechas por la Mayo Clinic sobre los probióticos mostraron
mejoría en pacientes que padecían hinchazón.
Varios estudios sobre probióticos han indicado que a través del proceso de
regular el tiempo de tránsito de la materia fecal en los intestinos, los
probióticos dramáticamente reducen el estreñimiento en las personas de la
tercera edad.