¿Por qué estar a favor de la eutanasia?

La eutanasia deriva de los vocablos griegos “eu” y “thanatos” que juntos significan “buena
muerte”. Las practicas eutanásicas ha estado presente desde mucho tiempo atrás, en los
pueblos primitivos se realizaban cuando los hombres llegaban a la vejez o eran atacados por
una enfermedad, cuando una mujer perdía a su esposo o como una práctica eugenésica con
la cual se liberaba a la sociedad de sujetos deformes o incapaces. Desde la antigüedad en
donde se estaba en contra pero también a favor de la eutanasia justificada en la infelicidad a
la cual se enfrentaban personas con dolores demasiado fuertes y enfermedades incurables.
En la edad media, con la llegada del cristianismo se reafirma aún más esa visión en contra
de la eutanasia, la cual es considerada pecado, ya que el hombre no puede disponer
libremente sobre la vida que le fue dada por Dios. En la actualidad se mantiene el debate
acerca de esta práctica.

La eutanasia tiene como objetivo acabar con la vida de una persona por petición propia, en
todo caso no es un daño que se le está haciendo a otra persona si no a uno mismo, o de un
familiar para así evitarle el sufrimiento. Respecto a esta práctica resultan muchas
opiniones, como es el respetar el ejercicio del derecho de la autonomía y de la voluntad de
los pacientes a decidir sobre su vida, y que de acuerdo con nuestros derechos humanos,
toda persona tienen derecho a decidir sobre todo cuanto se refiera a su cuerpo, por
consiguiente el poder decir si sigue o no viviendo cuando cree que un derecho como el de
la dignidad humana no se aplicando en su vida, como se puede entonces exigirle a una
persona vivir una vida en donde su existencia está limitada y en donde se encuentra que no
solo ese individuo está sufriendo siendo que también su familia y las personas a su
alrededor están sufriendo, es cuando alrededor de todo esto aparecen opiniones en contra de
la eutanasia argumentando que “estas acciones son un retraso científico y un retroceso
histórico, un anacronismo primitivo injustificable e insostenible” (Ravaioli, 2014), pero con
qué autoridad se puede hablar de algo a lo que uno no se está enfrentando o padeciendo, el
paciente es el único que debería decidir sobre la interrupción o prolongación de la vida, en
el caso de que se encuentre en condiciones para hacerlo, pero para ello debe estar
correctamente informado de su estado de salud y de las posibles alternativas.
“La vida es el valor esencial y debe ser protegida por el estado con todos los medios posibles,
pero no podemos dejar de lado la parte humana del tema y ser honestos al señalar que la
muerte debe ser lo menos traumática y dolorosa posible y esta alternativa la ofrece la
eutanasia” (1).

Bibliografía

(1). Oyuki, Ariana. 2013. La eutanasia hacia una muerte digna