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Ejemplo claro de ello, es el caso observado en el municipio de San Francisco Libre, el cual
la base del desarrollo socio-productivo depende de prácticas insostenibles como la
deforestación y la agricultura migratoria, actividades que han contribuido significativamente
a la degradación de los suelos en esta zona.
A esto, se suma un contraste severo que se vierten actualmente sobre el uso de los
fertilizantes minerales en relación al incremento de las producciones agrícolas y alimentos.
Múltiples autores aseguran que el reconocimiento de su importante contribución es de
carácter negativo, por su impacto en el ambiente.
Sin embargo, no podemos negar que nuestra producción de alimentos depende en gran
medida de N y P, que son nutrientes esenciales e irremplazables para el crecimiento de las
plantas y nuestra seguridad alimentaria. Para tener una idea clara, acerca de la importancia
de estos elementos; registros realizados por más de 50 años, en sistemas de producción
de maíz, arroz y trigo, indicaron que alrededor del 48% del N aplicado a estos cultivos, fue
aportado por fertilizantes sintéticos.
Por tanto, es importante reconocer que en estos tiempos, más del 50% de los agricultores
depende de los fertilizantes para la producción de alimentos y alrededor de 60% de ellos
corresponde a fertilizantes nitrogenados para la producción de granos y cereales.
Prueba de ello, son los resultados de un estudios recientes el cual indica que en condiciones
edafoclimáticas del municipio de El Viejo, departamento de Chinandega, la urea es la más
usada por los agricultores (112.5 qq), seguido fertilizantes completos (82.5 qq).
Es evidente que la urea es la fuente de nitrógeno más utilizada en el sector agrícola, a pesar
de su baja eficiencia (< 50%) debido a pérdidas por volatilización en forma de amoniaco
(NH3) y lixiviación como nitratos (NO3-).
En respuesta a lo antes descrito, a inicios del mes de abril del 2017 se realizaron una serie
de estudios de suelo en cinco fincas bajo sistemas de siembra de maíz y frijol, ubicadas en
la comunidad Santa Rosa (San Francisco Libre), con el objetivo de determinar los niveles
de nutrientes limitantes a partir de análisis físicos y químicos. En base a los resultados
obtenidos del laboratorio de agua y suelo (LABSA-UNA), se realizó un análisis de
interpretación con el sistema de análisis Smart-Fertilizer para establecer un plan de
fertilidad de acuerdo a la oferta (suelo) y demanda de nutrientes (cultivo).
De acuerdo a los resultados (Figura 1), se observan niveles óptimos para los elementos K,
Ca, S, Mn y Cu. Sin embargo, se logró identificar que el N, P y Mg se encuentran en niveles
entre “adecuados a bajos”, respectivamente. A este respecto, es importante considera que
una de las posibles pérdidas de nutrientes en los suelos y su baja disponibilidad está
relacionada directamente con la cobertura vegetal, práctica que repercute en la
modificación de las propiedades de los suelos.
En cuanto a la fertilidad de los suelos en la comunidad Santa Rosa (San Francisco Libre),
se puede observar (Cuadro 1) la demanda de nutrientes según cada una de las etapas del
cultivo. De igual manera se presentan algunas formulaciones necesarias para corregir las
principales deficiencias de nutrientes en estos suelos.
Cuadro 1. Fertilización edáfica, considerando las etapas del cultivo, dosis y formulación,
para 1 ha de maíz, en suelos de la comunidad Santa Rosa, municipio de San Francisco
Libre. Primera, 2017.
En conclusión, se observó que los suelos de la comunidad de Santa Rosa (San Francisco
Libre), presentan bajo contenido de MO, caracterizados por ser ligeramente ácidos con
textura Franco arcilloso.
Por otro lado, para alcanzar una producción mayor a los 40 qq/mz, se recomienda realizar
una fertilización con formulaciones a base de Urea (46%), DAP (18-46-0) y NO3Mg, con
dosis de 75.86, 31.66 y 218 kg.ha-1, respectivamente.