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NOTA
/110/ Pero nada de esto nos interesa más aquí. Nuestros/ desig-
nios inmediatos no se dirigen a la teología, sino a la fenome-
nología, por mucho que ésta pueda significar mediatamente
para aquélla. Mas a la fenomenología le fueron útiles las con-
sideraciones fundamentales hechas en la medida en que eran
indispensables 498 para abrir la esfera absoluta como el dominio
de investigación que le es peculiar. ·
499
§ 52. Complementos. La cosa física y la "causa desconocida de
las apariencias"
Pasemos ahora a los complementos necesarios. Desarrollamos
la última serie de nuestras meditaciones refiriéndonos prin-
cipalmente500 a la cosa de la imaginatio sensible y sin tomar en
justa cuenta la cosa física, para la cual la cosa que aparece sensi-
blemente (la perceptivamente dada) ha de fungir como "mera
apariencia", incluso, digamos, como algo "meramente subjeti-
vo". Sin embargo, está ya implícito en el sentido de nuestras
exposiciones anteriores el que esta mera subjetividad no debe
confundirse (como se hace tan frecuentemente) con una sub-
jetividad de vivencias, como si las cosas percibidas, en sus cua-
lidades perceptivas, y como si estas mismas, fuesen vivencias.
Tampoco puede ser la verdadera opinión de los investigadores
de la naturaleza (sobre todo si nos atenemos, no a sus manifes-
taciones, sino al sentido de su método) que la cosa que aparece
sea una ilusión o una "IMAGEN" defectuosa de la "verdadera"
cosa física. Igualmente induce a error decir que las determina-
ciones de la aparición son "SIGNOS" de las verdaderas deter-
minaciones. a
¿Debemos, entonces, decir en el sentido del "REALISMO",
tan difundido, que lo realmente percibido (y lo que aparece, en
el primer sentido) ha de considerarse, por su parte, como apa-
riencia o substrucción instintiva de algo distinto, íntimamente
extraño a él y501 separado de él? ¿Debe esto último pasar, bajo
[98] el punto de vista teórico, por una 1 realidad completamente des-
conocida, pero que hay que admitir hipotéticamente a fin de
explicar el curso de las vivencias de aparición, como una CAU-
ªCfr. las exposiciones sobre la teoría de las imágenes y los signos en el § 43,
p. 78 SS.
LA REGIÓN DE LA CONCIENCIA PURA 195
extraña a estas últimas y que las encubra; 509 antes bien, sólo en
la medida en que la x es sujeto de las determinaciones sensi-
bles es también sujeto de las físicas, que por su parte se DAN A
CONOCER EN 510 las sensibles. Por principio, según lo expues-
to en detalle, una cosa, y justo la cosa de que habla el físico,
sólo puede estar dada sensiblemente, en "modos de aparecer"
sensibles,/ y lo idéntico que aparece 511 en la cambiante con- /113/
tinuidad de estos 1 modos de aparecer es lo que el físico, en [100]
referencia a todos los nexos experimentables (o sea, percibidos
o perceptibles) que puedan entrar en consideración como "cir-
cunstancias", somete a un análisis causal, a una investigación
en busca de los nexos de necesidad reales. 512 La cosa que el fí-
sico observa, con la que experimenta, que ve constantemente,
toma en la mano, pone en el platillo de la balanza, mete en
el horno de fusión: esta cosa y no otra es la que se convierte
en sujeto de los predicados físicos, como son el peso, la masa,
la temperatura, la resistencia eléctrica, etc. Igualmente son los
procesos y nexos percibidos mismos los que son determinados
por medio de conceptos como fuerza, aceleración, energía, áto-
mo, ión, etc. La cosa que aparece sensiblemente, la que tiene las
:formas, colores, cualidades olfativas y gustativas sensibles, no
ies, pues, en modo alguno un signo de OTRA, sino en cierto
:modo un signo DE sí MISMA.
No 513 se puede decir más que esto: la cosa que aparece con
estas y aquellas cualidades sensibles en las circunstancias fe-
noménicas dadas es PARA EL FÍSICO -que HA LLEVADO A
CABO YA, CON GENERALIDAD, en nexos de apariciones de la
i[ndole respectiva, LA DETERMINACIÓN FÍSICA de tales cosas en
general- signo indicativo de una plétora de propiedades cau-
sales de esta misma cosa, que en cuanto tales se dan a conocer
precisamente en dependencias de apariciones de índole bien
conocida. Lo que se da a conocer en ellas es patentemente
--precisamente en cuanto se da a conocer en unidades intencio-
nales de vivencias de conciencia- trascendente por principio.
Tras todo esto está claro que TAMPOCO LA TRASCENDEN-
CIA SUPERIOR DE LA COSA FÍSICA significa UN IR MÁS ALLÁ
DEL MUNDO PARA LA CONCIENCIA o para todo yo que funja
(aisladamente o en nexo de empatía) como sujeto de conoci-
1niento.
198 LA CONSIDERACIÓN FENOMENOLÓGICA FUNDAMENTAL