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Lorenzano, S. (2009). Posmodernidad. En M.

Szurmuk y R. M. Irwin, (coord.), Diccionario


de estudios culturales latinoamericanos (pp.


228-234). México: Siglo XXI. Instituto Mora.
Recuperado de
https://www.unila.edu.br/sites/default/file

s/files/diccionario-de-estudios-culturales-
latinoamericanos.pdf




Robert McKee Irwin
DICCIONARIO DE

Mónica Szurmuk
ESTUDIOS CULTURALES DICCIONARIO DE
LATINOAMERICANOS
ESTUDIOS CULTURALES

coordinación de
coordinación de LATINOAMERICANOS
MÓNICA SZURMUK Y ROBERT MCKEE IRWIN
coordinación de
MÓNICA SZURMUK Y ROBERT MCKEE IRWIN

CULTURALES LATINOAMERICANOS
DICCIONARIO DE ESTUDIOS
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editores editores

  
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
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siglo xxi editores, s.a.


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siglo xxi de españa editores, s.a.


MENÉNDEZ PIDAL 3 BIS, 28036, MADRID, ESPAÑA

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D53
2009 Diccionario de estudios culturales
latinoamericanos / coordinación de
Mónica Szurmuk y Robert McKee
Irwin ; colaboradores, Silvana
Rabinovich ... [et al.]. — México :
Siglo XXI Editores : Instituto Mora,
2009.
332 p. — (Lingüística y teoría
literaria)

ISBN: 978-607-03-0060-8

1. Cultura — Diccionarios.
2. Cultura — América Latina —
Diccionarios. I. Szurmuk, Mónica,
ed. II. Irwin, Robert McKee, ed. III.
Rabinovich, Silvana, colab. IV. Ser.

primera edición, 2009


© siglo xxi editores, s. a. de c. v.
en coedición con el instituto mora

isbn 978-607-03-0060-8

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico

se imprimió en
litográfica tauro
andrés molina enríquez 4428
col. viaducto piedad,
08200, méxico, d. f.
228 POSMEMORIA / POSMODERNIDAD

2002; Kaiser, Susana, Postmemories of Terror: A A partir de un proyecto modernizador


New Generation Copes with the Legacies of the inacabado y de una posmodernidad –con-
Dirty War, Nueva York, Palgrave MacMillan, tradictoria ella misma– que no terminó de
2005; Nouzeilles, Gabriela, “Postmemory, instalarse, el espacio crítico latinoamerica-
Cinema and the Future of the Past in Albertina no busca su rostro en el “espejo trizado” del
Carri’s Los rubios”, Journal of Latin American desencuentro (Brunner, Un espejo trizado). Y
Cultural Studies 14: 3, 2005, pp. 263-278; sin embargo, la reflexión no es nueva para
Roqué, María Inés, Papá Iván, México, Centro este continente. “El hecho de que las distin-
de Capacitación Cinematográfica, 2004; Sarlo, tas etapas de la modernidad […] no hayan
Beatriz, Tiempo pasado: cultura de la memoria podido acontecer entre nosotros, sino como
y giro subjetivo de una discusión, Buenos Aires- modernidad en crisis, hace del actual debate
México, Siglo XXI Editores, 2005; Spiegelman, de una sensibilidad posmoderna, una suerte
Art, Maus: A Survivor’s Tale, Nueva York, de experiencia de vieja data en la crónica
Pantheon, 1986 [Maus, Buenos Aires, Muchnik latinoamericana” (Casullo, “Posmodernidad
y Norma, 1986]; Szurmuk, Mónica, “Voces y de los orígenes”: 95). La discusión alude a
susurros en la literatura de la postdictadura nuestra propia “realidad”, así como al es-
argentina: Reina Roffé y Sergio Chejfec”, en tatus que ¿nos corresponde?, ¿nos adjudi-
Ana Rosa Domenella, Luz Elena Gutiérrez can?, ¿construimos? dentro del mercado de
de Velasco y Graciela Martínez Zalce (eds.), producción e intercambio de conocimiento.
Escrituras en contraste: Masculino/Femenino Pensar entonces la relación modernidad/
II, México, Aldus, CONACYT, UAM, 2005, pp. 79- posmodernidad es volver a poner en escena
97; Young, James E., At Memory’s Edge: After- una reivindicación que reclama la periferia
Images of the Holocaust in Contemporary Art como lugar privilegiado de enunciación, re-
and Architecture, New Haven/Londres, Yale leyendo acuerdos, figuras y tensiones para
University Press, 2002. construir, desde ahí, un discurso fragmenta-
do no por falla sino por horror a una totali-
[MÓNICA SZURMUK] dad autorizada/autoritaria excluyente.
Por eso algunos hablan de un “posmoder-
nismo avant la lettre”, o de una “modernidad
posmodernidad periférica” que remite a la heterogeneidad
cultural de nuestro continente. En este sen-
Desde este territorio heterogéneo y múltiple tido, y como lo plantea Nelly Richard, una
que es América Latina, marcado por la des- de las protagonistas principales del debate,
igualdad, la violencia, la injusticia; territorio “La posmodernidad no es lo que lineal-
en el que el 40.6% de la población vive en mente viene después de la modernidad […]
condiciones de pobreza y de ellos el 16% lo sino el pretexto coyuntural para su relec-
hace en la indigencia (datos de la Comisión tura desde la sospecha que históricamente
Económica para América Latina y el Caribe pesa sobre las articulaciones cognoscitivas
de Naciones Unidas o CEPAL) conviviendo con e instrumentales de su diseño universal”
algunos de los hombres más ricos del pla- (“Latinoamérica”: 16).
neta; territorio de tiempos diversos y deseos Se puede releer, entonces, desde la sos-
(des)encontrados, pensar la relación moder- pecha, diseñando los trazos de una carto-
nidad/posmodernidad trasciende los límites grafía que con sus desigualdades, altisonan-
de lo teórico-académico y se instala en el es- cias, ruinas y proyectos, dibuje finalmente,
pacio de lo político. Tensión de saberes que como en el cuento de Borges, nuestro pro-
arman una trama para aprehender la rea- pio rostro.
lidad –social, estética, analítica–, buscando ¿De qué hablamos realmente cuando ha-
descentrar al sujeto hegemónico. El discurso blamos de posmodernidad? ¿De un pliegue
construido desde la periferia recicla restos más de la modernidad o de un verdadero
de las voces de las metrópolis y los suma a su “cambio de época”? ¿Estamos ante el fin de
propia voz, inventando así un derrotero par- la modernidad o sólo ante una “vuelta de
ticular; viaje iniciático desde la transgresión tuerca” sobre sí misma? ¿El prefijo pos in-
y la revuelta. Sólo de este modo puede tener dica una marca temporal? ¿O una nueva
sentido repensar conceptos y pugnas. forma de concebir la realidad?
POSMODERNIDAD 229

¿Cómo y desde dónde leer (lejos de las sentido un proceso esperanzador, que le
pretensiones de “objetividad” de decenios otorga un sentido a la historia.
anteriores, se trata de hacer evidentes las Jürgen Habermas es uno de los principa-
condiciones de enunciación y de reflexio- les defensores contemporáneos del proyecto
nar acerca de su impronta en la lectura de de la modernidad, y lo reivindica como pro-
los discursos sociales y culturales) la críti- yecto de la razón. “Como camino de la razón
ca radical que la posmodernidad le hace al insatisfecha, que es el legado más profundo
proyecto moderno, cuando la modernidad de la crítica ilustrada: el criticarse y vigilar-
tiene, como una de sus características fun- se a sí misma (“La modernidad”: 17).”
damentales, la reflexión sobre sí misma, la La modernidad constituye una visión
autocrítica? ¿Plantea la posmodernidad un global del mundo, del yo, de la realidad, or-
cambio de episteme? ganizada en cuatro proyectos fundamenta-
Para adentrarnos en este campo de re- les: un proyecto emancipador que consiste en
flexión es preciso partir del análisis, aunque la secularización del conocimiento y la cul-
sea somero, de la modernidad, considerando tura; un proyecto expansivo a través del cual
que tanto modernidad como posmodernidad busca expandir el conocimiento y la pose-
son conceptos complejos y heteróclitos. sión de la naturaleza; un proyecto renovador
Un primer acercamiento nos permite que implica la búsqueda de mejoramiento e
pensar a la modernidad como el legado del innovación permanentes; y un proyecto de-
proyecto racionalista ilustrado del siglo mocratizador vinculado sobre todo a la edu-
XVIII. Se trata, como tal, de una “particular cación y a la difusión de los saberes (García
condición de la historia” (Casullo, Forster y Canclini, Culturas híbridas).
Kaufman: 10) que surge a partir de la con- Esta propuesta enfrenta una de sus peo-
ciencia de estar viviendo un momento espe- res crisis a mediados del siglo XX, y a esa cri-
cial en el que el triunfo de la razón expresa- sis podemos ponerle un nombre: Auschwitz.
do en los descubrimientos científicos, los La Ilustración muestra, entonces, su lado
avances tecnológicos y la industrialización, “oscuro”, como lo analizaron, entre otros,
garantizaría un destino de progreso para la Theodor Adorno y Max Horkheimer en su
humanidad. Estos términos –razón y pro- libro llamado, precisamente, Dialéctica del
greso– serán el núcleo de la modernidad. La Iluminismo. Con la segunda guerra mun-
nueva época histórica se muestra también dial se entró a una etapa de descreimiento
en la conciencia de que el mundo es sobre y crítica de aquella idea constitutiva de la
todo la representación que nos hacemos de modernidad como proceso emancipador;
él. Este nuevo modo de comprensión que etapa que estará marcada por la puesta en
abarca el yo, el mundo y la naturaleza surge cuestión de sus metarrelatos fundantes: de-
en el quiebre de la representación del mun- mocracia, revolución, progreso…
do regida por lo religioso. Así, el sitio que El mundo actual se encuentra, en reali-
ocupaba Dios pasa a ocuparlo la Razón. dad, frente a un panorama que muestra di-
Estamos en realidad ante un largo proceso versas crisis que van a determinar un quie-
histórico que cristaliza en el llamado “siglo bre en el proyecto moderno (Casullo, Forster
de las luces”; será entonces cuando este pro- y Kaufman: 196); entre las más significati-
yecto –el Iluminismo, la Ilustración– siste- vas podemos señalar: crisis de reformula-
matice los grandes paradigmas de la moder- ción del sistema capitalista, crisis del Estado
nidad. de bienestar, crisis del proyecto político e
Son tres las esferas que organizan los sa- ideológico alternativo al sistema capitalista,
beres en el proyecto de la racionalidad ilus- crisis de los sujetos sociales históricos, crisis
trada: la esfera cognitiva que corresponde a de la sociedad del trabajo, crisis de las for-
la ciencia; la esfera normativa, sitio de las mas burguesas de la política. Frente a esto se
problemáticas éticas y morales; y la esfera consolida un neoliberalismo salvaje acom-
expresiva donde reinan el arte y la estética. pañado de una globalización económica y
Todas ellas convergen en el ideal del progre- una mundialización cultural (Ortiz) que
so. Es decir, la modernidad apuntaba al fu- tienden a homogeneizar realidades, sujetos,
turo, a un futuro utópico, como espacio de mensajes, receptores, imágenes, deseos…
realización de estas tres esferas; es en este conforme a los lineamientos del mercado.
230 POSMODERNIDAD

De acuerdo con Jean François Lyotard posmodernidad, y que sin duda implica un
estas crisis provocarán el quiebre de la mo- cambio en la sensibilidad contemporánea,
dernidad y el surgimiento de la posmoder- en un collage sumamente complejo, con-
nidad. Esta nueva escena histórica pareciera tradictorio y ambiguo en muchos sentidos.
dominada por el simulacro, el consumo, el ¿De la pérdida de la utopía y al fragmentado
hedonismo, la falta de expectativas. “La mo- caleidoscopio de múltiples utopías? ¿O de la
dernidad, preñada de utopías, se dirigía ha- utopía a la muerte de la historia?
cia un futuro mejor. Nuestra época –des- El término “posmodernidad ” (“posmo-
mantelada– se desembaraza de las utopías, dernismo”, “condición posmoderna”, “capi-
reafirma el presente, rescata fragmentos del talismo tardío”, “época posindustrial”) co-
pasado y no se hace demasiadas ilusiones mienza a ser utilizado en el campo de la
respecto del futuro” (Esther Díaz: 17). crítica literaria por Irving Howe y Harry
De manera lúdica a pesar de su esquema- Levin, al final de los años cincuenta, para
tismo, el siguiente cuadro propuesto por referirse a la decadencia del movimiento
Ihab Hassan da una idea bastante acertada moderno. En los años sesenta, lo utilizaron
de las diferencias principales entre ambos críticos como Leslie Fiedler e Ihab Hassan,
conceptos (Hassan, traducción mía): aunque sin coincidir en el significado del
término. Es en los años setenta que el uso
se generaliza, en referencia primero a la ar-
MODERNISMO POSMODERNISMO quitectura y luego a la danza, el teatro, la
Forma (conjuntiva/ Antiforma pintura, el cine y la música. Esta noción es
cerrada) (disyuntiva/abierta) retomada por Julia Kristeva y Jean François
Lyotard en Francia, y por Jürgen Habermas
Propósito, Juego en Alemania (Huyssen, “Guía”). “A comien-
intención zos de los años ochenta, la constelación
Diseño Azar modernismo-posmodernismo en las artes y
modernidad-posmodernidad en la teoría so-
Jerarquía Anarquía cial se había convertido en uno de los espa-
Objeto artístico Proceso, cios de mayor beligerancia de la vida inte-
acabado performance, lectual en Occidente” (“Guía”: 234).
happening Lo primero que se debe preguntar –escri-
be Hal Foster en su “Introducción” al ya
Presencia Ausencia clásico libro The Anti-aesthetic: Essays on
Centro Dispersión Postmodern Culture– es si existe el llamado
posmodernismo y, en caso afirmativo, qué
Género/frontera Texto/intertexto significa. ¿Es un concepto o una práctica,
Raíz/profundidad Rizoma/superficie una cuestión de estilo local, todo un nuevo
periodo o fase económica? ¿Cuáles son sus
E pur si muove… Pero es también la mirada formas, sus efectos, su lugar? ¿Estamos en
de la posmodernidad la que ha propiciado verdad más allá de la era moderna, realmen-
la aparición en la escena de todo aquello te en una época (digamos) posindustrial?
que estaba vetado o cancelado por el sujeto La idea de la posmodernidad surge bási-
racional hegemónico; han cobrado fuerza camente del campo de las artes y de ciertas
así diversas minorías postergadas. Aquellos teorías críticas que ponen en cuestión la ra-
que habían sido excluidos del proyecto cionalidad hegemónica dominante. Si una
moderno han hecho su aparición ponien- de las características de la modernidad es
do en cuestión al ser humano-masculino- fomentar su propia crítica, ¿no será la pos-
heterosexual-occidental-blanco-racional de modernidad un discurso nacido en alguna
la modernidad; han surgido nuevas formas de sus orillas?
de participación política; han aparecido Algunos autores señalan que el moder-
propuestas artísticas fuertes con lenguajes nismo nació como un movimiento de opo-
innovadores; se han roto fronteras creati- sición pero se convirtió rápidamente en
vas… En fin, este conglomerado de elemen- “cultura oficial”. Romper esta situación pa-
tos convierte a lo que se ha dado en llamar reciera ser uno de los objetivos del arte ac-
POSMODERNIDAD 231

tual. Sin embargo, es necesario considerar pequeñas o no tan pequeñas, que continúen
que las reflexiones sobre la posmodernidad tramando el tejido de la vida cotidiana
no son iguales en el campo de la sociología (Lyotard, La condición: 31).
y la historia de la ideas, que en lo referente Fredric Jameson, por su parte, a través
a la estética; tampoco se refieren de manera de una nueva lectura de la teoría cultural
homogénea a su propia problemática. propuesta por el marxismo, considera las
En la política cultural existe hoy una formas estéticas de la posmodernidad en
oposición básica entre un posmodernismo estrecha correlación con la globalización
que se propone reconstruir el modernismo del mercado. La mercantilización del arte
y oponerse al statu quo, y un posmodernis- habría llevado a la expresión creativa a la
mo que repudia al primero y elogia al segun- banalización, la superficialidad y el pasti-
do: un posmodernismo de resistencia y otro che. En este sentido, la posmodernidad re-
de reacción (11). presentaría la “logical cultural del capitalis-
Sin duda esta idea, aunque dificulta el mo tardío”. Posmodernidad y globalización
trabajo de caracterización del fenómeno son, para Jameson, “las dos caras de un solo
posmoderno, rompe con cualquier preten- fenómeno, la globalización abarcando cues-
sión de imponerle un esquema rígido y uní- tiones de información, comercio y econo-
voco, y explica gran parte de los desencuen- mía, la posmodernidad siendo más su ma-
tros de los grandes teóricos sobre el tema. nifestación cultural” (“Posmodernidad”).
A partir de su propuesta puede entender- Resultan indispensables para acercarse a
se que las nuevas, y muchas veces apasio- la discusión sobre la relación modernidad-
nantes, búsquedas en el campo de la estética posmodernidad los trabajos de Andreas
y la lucha de las minorías de la sociedad Huyssen, quien descree de las oposiciones
convivan en la misma “escena posmoderna”, binarias y propone recuperar el potencial
con las pretensiones neoconservadoras que político y la complejidad de ambas propues-
anuncian el fin de las ideologías y el triunfo tas. Uno de los elementos que toma en
del mercado. cuenta en la escena contemporánea es la
En este panorama, Habermas, por ejem- presencia de las nuevas tecnologías –me-
plo, aboga por una nueva apropiación críti- dios de comunicación, cultura de la ima-
ca del proyecto moderno, en contra de un gen– en el desarrollo principalmente de las
antimodernismo conservador. El filósofo propuestas estéticas, lo que quiebra las no-
alemán trata de rescatar el potencial eman- ciones adornianas de alta cultura y cultura
cipatorio de la razón, diferenciándose de popular. En este sentido, Huyssen analiza
quienes confunden razón con dominación, los vínculos de continuidad y crítica que se
y hace desde ese lugar una defensa de la establecen con las propuestas de las van-
modernidad ilustrada. guardias históricas. Así, el posmodernismo
Otro autor fundamental en el debate, en arte puede ser entendido en sentido si-
Jean François Lyotard, considera que la pos- milar a las vanguardias en cuanto enfrenta-
modernidad señala el fin de los grandes re- miento a la institución artística tradicional
latos, es decir de las metanarrativas de la del modernismo clásico. De manera casi
modernidad y su capacidad explicativa. Su paradójica, pensar la tradición –a partir de
obra La condición posmoderna es uno de los las vanguardias que negaban todas las tra-
puntales de la reflexión sobre el tema; en diciones– permite romper con la exigencia
ella Lyotard analiza las transformaciones permanente de innovación en que había
del pensamiento ilustrado en el umbral de caído el arte moderno. Se repiensa la tradi-
la informatización de las sociedades. ción, la relación del arte con la vida y se
En estas condiciones, ¿cómo pueden se- presta oído a las voces que vienen de fuera
guir siendo creíbles los grandes relatos de de la “institución arte” occidental.
legitimación? Esto no quiere decir que no Es preciso señalar que las búsquedas
haya relato que no pueda ser ya creíble. Por operadas por el posmodernismo no dan re-
metarrelato o gran relato, entiendo precisa- sultados homogéneos, sino que se transfor-
mente las narraciones que tienen función man en “por un lado, la emergencia de una
legitimante o legitimatoria. Su decadencia cultura del eclecticismo, un posmodernismo
no impide que existan millares de historias, ampliamente afirmativo que abandona todo
232 POSMODERNIDAD

reclamo crítico, toda negación o trasgre- noción de progreso ya en crisis” (Richard,


sión; y, por otro lado, un posmodernismo “Latinoamérica”). En este sentido, podemos
alternativo que definía la crítica, resistencia sacar “provecho latinoamericano” de los que
y trasgresión del statu quo en términos no la posmodernidad significa como fisuras a la
modernistas ni vanguardistas, más de acuer- autoridad del pensamiento central.
do con los cambios políticos de la cultura La reflexión acerca de modernidad lati-
contemporánea” (Huyssen, “Guía”: 237). noamericana –culturalmente discontinua,
Pensar el arte contemporáneo a la luz de socialmente desigual, políticamente incom-
la relación modernidad-posmodernidad im- pleta– se ve obligada, en esta nueva escena
plica, entonces, abandonar la noción facilis- histórica, a volver sobre sí misma, a discutir
ta del “todo vale” –simplificación de ciertas sus viejos paradigmas y a revisar los prin-
lecturas sobre el posmodernismo– para en- cipios que la han soste nido a lo largo de
trar en un territorio complejo en el que se los siglos. Se trata de tomar distancia de las
revaloran voces y propuestas que habían “premisas estático esencialistas y político
sido excluidas del concepto moderno de pragmáticas” (Herlinghaus y Walter: 25) y
arte, tales como las formas industriales o de reconocer la identidad del continente como
la cultura masiva, o –como señalamos más un todo complejo constituido por sistemas
arriba– las expresiones de las “otredades” de inestables, heterogéneos y cambiantes.
la sociedad (mujeres, indígenas, homosexua- Frente a una modernidad que encierra a
les y múltiples etcéteras). En términos for- la vez lo elitista y lo popular, lo tradicional
males, si bien es difícil generalizar sin bana- y lo verdaderamente moderno nos vemos
lizar las propuestas, puede verse una obligados a ir más allá de la “tradición de
tendencia a desdibujar las fronteras entre la ruptura” planteada por Octavio Paz. “El
los diversos géneros artísticos, y el uso deli- cambio que lleva de un concepto homogé-
berado de la “cita” en clave de intertextuali- neo y universalista de modernidad a una no-
dad o collage. El pastiche posmoderno es así ción heteróclita, ha contribuido en América
también diálogo con el pasado y, por lo tan- Latina […] a rendir testimonio crítico de las
to, memoria (este elemento se ha convertido aporías de su propio pensamiento anterior”
en espacio de resistencia en sociedades (Herlinghaus y Walter: 19). Algunos teóri-
como la latinoamericana). El horizonte ya cos latinoamericanos prefieren el concepto
no es el del futuro, como para el arte mo- de “modernidad periférica” por sobre el de
derno, sino el de una actualización del pa- “posmodernidad ” como modo de pensar las
sado a través de la ironía y la recreación; contradicciones entre los proyectos moder-
actualización del pasado que descree de la nos y las precariedades del atraso histórico
historia. Se trata, por una parte, de la cele- del continente; sería una manera de volver a
bración de la pérdida de poder del raciona- tomar en cuenta –sin abandonar el horizon-
lismo y, por otra, de las más variadas expre- te de racionalidad, ni los cuatro proyectos
siones del desencanto que cubren un amplio centrales de la modernidad y su fundamen-
abanico ideológico. La mezcla de lo kitsch y tal compromiso político– los desencuentros
lo erudito, la fragmentación, la antisolemni- entre modernidad cultural y modernización
dad, la oposición a la búsqueda de sentidos social que han dado como resultado: que
más allá de la obra misma, la fetichización convivan en un mismo espacio geográfico los
de las mercancías, la superficialidad como sectores más desposeídos con las élites que
lenguaje estético, serían algunas de las ca- tienen acceso a los más sofisticado de las co-
racterísticas de las obras posmodernas. Sin municaciones y la tecnología, que junto con
embargo, la enumeración no busca agotar las manifestaciones culturales tradicionales
sino abrir las posibilidades en un espacio en se dé el multitudinario consumo mediático
el que la pérdida de las utopías de la moder- –en especial radio y televisión– que atravie-
nidad no siempre le resta potencial político sa las clases sociales, que frente al desgaste
a las búsquedas artísticas. de las formas políticas históricas, cobren
Modernidad y posmodernidad no pueden fuerza los movimientos sociales de distinta
ser leídas como etapas dentro de una lógica índole con reivindicaciones específicas que
temporal “sino como una lectura y una re- superan, sin duda, el marco de los partidos.
lectura (retrospectiva, introspectiva) de una Lo anterior son sólo algunos ejemplos de
POSMODERNIDAD 233

un panorama que rebasa las dicotomías que Hay sin duda consenso entre los prin-
han caracterizado a la modernidad (culto/ cipales teóricos acerca del “conglomerado
popular, rural/urbano, etc.). ¿Cómo analizar, premoderno-moderno-posmoderno” en que
por ejemplo, el fenómeno de la migración se ha convertido la cultura latinoamericana,
de indígenas y campesinos mexicanos o cen- aunque no siempre los modos de abordar
troamericanos que se instalan en Estados esta realidad sean similares (cabe destacar
Unidos y se vuelven bilingües en inglés y las reflexiones de José Joaquín Brunner,
en su lengua madre sin haber pasado por Jesús Martín Barbero, Beatriz Sarlo, Nicolás
el español? ¿O la emergencia de nuevos ac- Casullo, Carlos Monsiváis, John Beverley,
tores sociales con reclamos y formas de lu- Renato Ortiz, Walter Mignolo y Nelly
cha alejadas de las convencionales (Madres Richard, entre otros). Estamos en realidad
de Plaza de Mayo, Movimiento de los Sin ante una suma de culturas que forma un
Tierra, etc.)? ¿Cómo entender la producción collage que reclama miradas flexibles, creati-
artística posvanguardista, en muchos casos vas, agudas, que se desplacen entre perspec-
incorporada ya al mainstream internacio- tivas teóricas y entre niveles de la realidad.
nal, en un continente con altísimo niveles Al analizar la relación entre nuestro con-
de analfabetismo? Los conceptos de moder- tinente y la posmodernidad, Nelly Richard
nidad y posmodernidad no nos permitirán escribe: “Una mescolanza de modos (la sos-
dar cuenta de estas realidades, en tanto su pecha en filosofía; la parodia y el simulacro
uso pretenda homogeneizar lo heterogéneo, en estética; la desconstrucción en teoría crí-
u olvidar las diferencias hablando solamen- tica; el escepticismo en política y el relati-
te por los sectores urbanos y letrados; en vismo en ética; el sincretismo en cultura) y
esta medida, serán insuficientes y por lo modas (el collage de estilos y la cita del pa-
tanto poco productivos para pensar la rea- sado en arquitectura; el desencanto posmar-
lidad de América Latina. Una vez más nos xista; el jugueteo narcisista y la distensión
enfrentamos con la necesidad de imaginar cool; el eclecticismo neutro en el juicio cul-
respuestas y marcos conceptuales posibles y tural y el pluralismo blando en la concerta-
no de intentar imponer conceptos acuñados ción social)” (“Latinoamérica”: 210).
por “epistemes hegemónicas”. Esta “mescolanza” es también un camino
Sin duda, las experiencias de moderni- para que la despolitización que caracteriza
dad son diferentes y cambiantes en el con- a una cierta concepción de la posmoderni-
junto de la región. El cruce e interacción dad en los países hegemónicos, se vuelva en
entre cultura popular, cultura de masas y América Latina un espacio de subversión
“alta cultura” característica de la cultura la- del proyecto racionalista a través de la in-
tinoamericana, es el punto de partida para serción de las voces “otras”, de las voces
el concepto de “hibridez” (García Canclini, “minoritarias” hasta ahora silenciadas (indí-
Culturas híbridas) que ha resultado especial- genas, mujeres, homosexuales…).
mente productivo para pensar la realidad Es en este contexto que las disciplinas
de América Latina desde los años noventa. –comunicación, sociología, teoría del arte,
Esta noción permite analizar la tensa re- crítica literaria, antropología– ven desdibu-
lación que se establece entre la inacabada jadas sus fronteras y deben repensar tanto
modernidad latinoamericana y los fenóme- su propia pertinencia como la configura-
nos propios de la posmodernidad; es decir, ción de sus tradicionales objetos de estu-
da herramientas para leer, desde la teoría, dio. Inter y transdisciplina no son modas
la tensa articulación que cotidianamente académicas sino exigencias del escenario
relaciona al neoliberalismo económico tras- contemporáneo.
nacional y a una cultura del consumo des- Las propuestas de Richard Hoggart, de
territorializada con la fuerza de lo local, las Raymond Williams y de Stuart Hall, entre
tradiciones ancestrales resignificadas y aun otros, nacidas e Inglaterra en los años se-
con los espacios “premodernos” del conti- tenta intentaron, tomado como punto de
nente. Esta propuesta no abandona el hori- partida fundamentalmente a los estudios
zonte de la racionalidad ilustrada sino que literarios, rechazar las rigidez de la insti-
lo complejiza tomando en cuenta los nuevos tucionalización de los saberes e incorporar,
escenarios. a partir del marxismo y de ciertos elemen-
234 POSMODERNIDAD / POSNACIONALISMO

tos de la teoría crítica, los problemas de la the Great Divide: Modernism, Mass Culture,
cultura popular y mediática a la reflexión Postmodernism (Theories of Representation and
realizada desde las universidades. Difference), Bloomington, Indiana University
Esta herencia a la que se sumarán diver- Press, 1986 [Después de la gran division: mo-
sos discursos generados tanto en la acade- dernismo, cultura de masas, posmodernismo
mia –de centros y periferias– como en las (trad. P. Gianera), Buenos Aires, A. Hidalgo,
propias prácticas artísticas, mediáticas y 2002]; Jameson, Fredric, Posmodernismo o
culturales de todo tipo, será, en cierto sen- la lógica cultural del capitalismo avanzado,
tido, la base de lo que tomará el pensamien- Barcelona, Paidós, 1995; Jameson, Fredric,
to latinoamericano para los estudios sobre Teoría de la posmodernidad, Madrid, Trotta,
cultura en el momento actual. 1996; Lyotard, Jean François, La condición
Desde los llamados “estudios culturales” posmoderna, Madrid, Cátedra, 1983; Lyotard,
(con la complejidad y heterogeneidad que Jean François, La posmodernidad (explicada
esta noción conlleva, así como con sus dife- a los niños), Barcelona, Gedisa, 1995; Picó,
rentes derivaciones: estudios de la subalter- Joseph, Modernidad y posmodernidad, Madrid,
nidad, estudios poscoloniales, estudios cul- Alianza Editorial, 1988; Richard, Nelly, La es-
turales feministas, etc.), tanto como desde tratificación de los márgenes: sobre arte, cultura
la revisión de las disciplinas tradicionales, y políticas, Santiago, Francisco Zegers, 1989;
incorporando los múltiples cruces, diálogos Vattimo, Gianni et al., En torno a la posmoder-
y contagios que surjan entre ambos campos, nidad, Barcelona, Anthropos, 1994.
quizá pueda entablarse una discusión más
productiva con respecto a la tensión moder- [SANDRA LORENZANO]
nidad/posmodernidad y enriquecer la re-
flexión sobre la cultura de América Latina.
Más allá de las denominaciones y etique- posnacionalismo
tas académicas –muchas veces impuestas
desde los espacios hegemónicos–, más allá El término “posnacionalismo ” (con o sin
de muertes planteadas “por decreto” (de la guión) se volvió popular durante los años
historia, de las ideologías, de los sujetos), lo noventa para enfatizar el papel declinante
que resulta ineludible es asumir el reto, des- del Estado-nación para la organización de la
de posturas que eviten nuevas ortodoxias y vida social, la actividad humana y la investi-
rigideces, de producir reflexiones, análisis, gación académica en la era de la globaliza-
estudios y propuestas que contribuyan a la ción. Las concepciones académicas del pos-
democratización del continente. Los nuevos nacionalismo surgen de varias disciplinas,
estudios sobre cultura ¿serán contrahege- incluidas ciencias políticas, antropología,
mónicos o no serán? (Beverley “Estudios sociología y estudios literarios/culturales.
culturales”). Desde estas líneas apostamos a Muchos de estos discursos, de orientación
que lo sean. izquierdista y utópica, ven la globalización
como un proceso que borra las fronteras na-
OBRAS DE CONSULTA.Baudrillard, Jean, Simulacra cionales e incrementa el potencial para libe-
and Simulation, Ann Arbor, University of rar a grupos étnicos marginados de la opre-
Michigan, 1994; Beverley, John, Michael Aronna sión de formas nacionales y del Estado.
y José Oviedo (eds.), The Postmodernism Debate El posnacionalismo celebra especialmen-
in Latin America, Durham, Duke University te las experiencias de diásporas, las mino-
Press, 1995; Casullo, Nicolás (comp.), El de- rías en los países del “primer mundo” y el in-
bate modernidad-posmodernidad, Buenos cremento de producciones culturales sobre
Aires, Retórica Ediciones, 2004; Habermas, tales experiencias. Los discursos posnacio-
Jürgen, “La modernidad, un proyecto incom- nalistas con frecuencia enfatizan que un nú-
pleto” en Hal Foster (ed.), La posmodernidad, mero creciente de comunidades racializadas
Barcelona, Kairos/Colofón, 1988, pp. 19-36; y de inmigrantes mantienen o restablecen
Herlinghaus, Hermann y Monika Walter (eds.), vínculos con los países o regiones de origen
Posmodernidad en la periferia: enfoques latino- de los que han sido desplazados. A medida
americanos de la nueva teoría cultural, Berlín, que muestran múltiples lealtades, se despla-
Langer Verlag, 1994; Huyssen, Andreas, After zan entre regiones, y seguido se convierten

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