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16 de mayo 2016

Claudia Hiromoto

La interacción con el patrimonio puede salvar a la arquitectura peruana en deterioro

Hoy en día existe una mala conservación del patrimonio en el Perú, a pesar de la gran cantidad de
inmuebles que han sido declarados monumentos históricos e incluso algunos que tienen carácter
de patrimonio de la humanidad. Esto ha traído consigo una mayor preocupación por parte de
profesionales y ciudadanos, formando grupos, talleres y cursos universitarios que sensibilizan sobre
la importancia del patrimonio; sim embargo existen grupos que van en contra de la conservación
del patrimonio en general, generando así una dualidad sobre el tema.

Uno de los principales problemas sobre el tema de la conservación reside en sus habitantes, puesto
que el mayor porcentaje de inmuebles considerados patrimonio pertenecen a personas naturales,
las cuales no conocen el valor del mismo, por lo cual no lo cuidan o por temas económicos no logran
mantenerlos en buen estado; y a este tema se suma el de las invasiones de viviendas abandonadas
como producto de la situación económica que se vive dentro del país, siendo algunas de estas
viviendas también patrimonio, por lo que estos edificios se encuentran tugurizados, con estructuras
debilitadas y riesgo de colapso.

Pero los habitantes no son los únicos que los deterioran, existe un caso en el centro histórico de
Lima, en el cual se trasgrede la compatibilidad de uso en estos, puesto que en su uso predomina el
comercio, siendo este uso uno de los más nocivos para la conservación del patrimonio debido a la
maquinaria que usan que en parte debilita la estructura, los productos químicos que afectan en su
mayoría a los acabados y el alto tránsito de vehículos y personas.

Otro de los problemas reside en el desuso de los inmuebles, como es el caso de arquitectura
religiosa, la cual en su mayoría posee un buen estado de conservación, permitiéndose el acceso a
estos a modo de museos, galerías o recorriendo sus interiores, generando incluso un aporte del
visitante que a su vez sirve para dar mantenimiento al mismo. Y al mismo tiempo tenemos los
inmuebles de la iglesia que no permiten el acceso de la población, por lo que la se pierde la identidad
con el mismo.

Sarageldin (2000) explica la importancia del uso de un edificio que es patrimonio cultural, resaltando
que se pueden adaptar a nuevos usos, teniendo en cuenta los tipos de uso y el público que haría
uso del mismo. De la misma manera marca como un punto importante la interacción diaria con el
patrimonio, pues se genera un sentido de pertenencia e identidad, que le otorga un valor al mismo;
todo esto acompañado de una buena gestión cultural para evitar daños en los bienes inmuebles y
en los bienes muebles que muchas veces los acompañan.

De esta manera, se puede concluir que necesitamos interactuar de manera efectiva con el
patrimonio, y esto debe ser acompañado de una buena gestión cultural. Lamentablemente, el
estado peruano no se ocupa de estos temas de manera adecuada; siendo el sector privado el que,
por lo general, le genera un aporte al patrimonio mediante el buen mantenimiento y el cambio de
uso, permitiendo el paso de visitas cotidianas.

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