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Grupo N° 4
Los partidos políticos en el Perú
Integrantes:
Cabanillas Castro, Jherson Imanol (cap. 1)
Lambayeque – Perú
2018
ÍNDICE
Capítulo 1:
Influencia de los partidos políticos en la historia del Perú ______________________ 6
Un Partido político: Simple canal de mediación___________________________________ 7
Partido, ideología y legitimidad: _______________________________________________ 8
Enseñanza histórica: EL primer golpe de estado __________________________________ 9
Nuevo comienzo: El militarismo ______________________________________________ 10
El civilismo de Manuel Pardo: Otra forma de gobierno ____________________________ 11
Partido Demócrata (1884) ___________________________________________________ 12
Unión nacional ____________________________________________________________ 12
Partido unión cívica (1892) __________________________________________________ 13
Partido Liberal ____________________________________________________________ 14
Partido civil independiente, 1911. ____________________________________________ 16
Partido nacional democrático ________________________________________________ 16
Partido democrático reformista (1920) ________________________________________ 17
Partido comunista peruano (1928) ____________________________________________ 18
Partido aprista peruano (1930) _______________________________________________ 19
Partido socialista del Perú (1930) _____________________________________________ 20
Capítulo 2:
Los partidos políticos (1965 - 2014)_______________________________________ 23
Vanguardia Revolucionaria __________________________________________________ 24
Partido Socialista Revolucionario (PSR) ________________________________________ 25
La división del Partido Socialista Revolucionario ________________________________________ 26
Partido Revolucionario de los Trabajadores_____________________________________ 26
Unión Nacional de Izquierda revolucionaria (unir) _______________________________ 27
Izquierda Unida ___________________________________________________________ 27
Fundación de IU _________________________________________________________________ 28
Organizaciones fundadoras ________________________________________________________ 28
Cronología ______________________________________________________________________ 28
Capítulo 3:
La izquierda peruana: Una estructura ausente _____________________________ 57
La izquierda peruana: Una estructura ausente __________________________________ 59
Los orígenes de la izquierda peruana en un mundo que cambiaba __________________ 60
De la derechización del APRA al nacimiento de la Nueva Izquierda __________________ 62
Crisis del comunismo internacional, cambios en la vida nacional ____________________ 64
Frente al reformismo militar y la contrarreforma ________________________________ 67
La transferencia política y la ambigüedad de la izquierda __________________________ 69
Izquierda Unida: esperanza y fracaso __________________________________________ 72
La búsqueda de explicaciones: ¿qué pasó? _____________________________________ 76
REFLEXIÓN FINAL _____________________________________________________ 78
Conclusión __________________________________________________________ 79
Bibliografía __________________________________________________________ 80
INTRODUCCIÓN A LOS PARTIDOS
POLÍTICOS EN EL PERÚ
Hay que reconocer que la crisis actual de los partidos es resultado de su propia
incapacidad, y no de ninguna fuerza externa. Sólo después de este reconocimiento será
posible imaginar alternativas a esta crisis.
La crisis actual del sistema de partidos en el Perú recurriendo a una mirada socio-histórica
que permita entender la incapacidad de aquéllos para representar en la esfera política la
heterogeneidad de la sociedad peruana. Esta metodología nos permite comprender mejor
el papel, alcance y límites de los partidos, así como la naturaleza de su crisis.
Se puede situar a los partidos al interior de las modificaciones que ha ido experimentando
la sociedad peruana, las mismas que históricamente han rebasado las capacidades de los
agentes políticos para construir un sistema democrático, de libre competencia electoral.
Esta incapacidad adquiere mayor relevancia desde mediados del siglo XX. La crisis actual
de los partidos políticos peruanos no es más que la expresión del desajuste entre partidos
surgidos en una época anterior (la de masas) y un nuevo momento histórico.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
EN EL PERÚ
CAPÍTULO I:
Influencia de los partidos políticos
en la historia del Perú
Un Partido político: Simple canal de mediación
PARTIDO POLÍTICO: Organización política con una ideología o doctrina
determinada, representa algún grupo en particular, creado con el fin de ayudar de una
forma democrática a la determinación de la política nacional y a la formación y
orientación de la voluntad de los ciudadanos. Los partidos compiten para conseguir, a
través de las elecciones, cargos públicos. No existe democracia sin partidos políticos, la
función electoral del partido es complementada por su papel de representación.
Enfrentarse al estudio del análisis y trayectoria de los partidos políticos peruanos desde
la fundación de la república hasta nuestros días constituye, sin duda, una labor tan
interesante como importante. Un partido político no es un simple canal de mediación de
la comunidad política, sino que va construyendo, mediante sus ideas acerca del individuo
y de la sociedad, la comunidad a la que dice representar.
En un país donde los niveles de pobreza y desempleo no son los más motivadores, es
necesario diversos puntos de vista, una ideología que permita transformar la realidad en
que vivimos, los diversos partidos políticos han dejado de lado el motivo principal de su
existencia, dejándose llevar por motivos personales, y no en el bienestar de la población
que con el tiempo ha llegado a cansarse de tanta corrupción y autoridades ineptas, sin un
buen propósito de mandato.
Hoy el Perú está pasando por una etapa donde la población ha perdido la fe en los partidos
políticos que los representan, conforme pasan los años la política ha dejado de ser una
actividad confiable para la población peruana.
Casi todos los partidos políticos del Perú se han creado como una proyección de la
voluntad e intereses de una persona con cierta riqueza, perteneciente a alguna familia de
abolengo, incluso venida a menos, y criada en un hogar en el que un tema de conversación
habitual era la política y sus actores, con los cuales su familia estaba vinculada por el
parentesco, los negocios o la amistad.
“como una comunidad cuya acción social se orienta hacia la subordinación a un orden
establecido por los participantes de un territorio y de la conducta de las personas que
pertenecen a él, a través de su disposición a recurrir a la fuerza física, incluyendo la fuerza
armada”
Además:
“(…) hacer política debería significar hacer participar a las masas en las propuestas y el
debate, pulsar el consenso y hacer de éste una herramienta de gobierno. En el Perú es
además romper el centralismo tradicional”
Y eso les correspondería a los partidos políticos y más aún al partido que gobierna, que
es elegido por la población. Ahora, veamos qué es un partido político.
El partido político según el diccionario común “es una organización de personas con
carácter estable, destinado a tomar el poder para ejercer desde él un programa general”.
Pero ¿sólo bastara eso?, no. Un partido político es algo más, así nos los dice el maestro
peruano Luís Jaime Cisneros Vizquerra:
Más claro no puede ser. Las ideas rectoras a las que se refiere Luís Jaime Cisneros son
las ideologías. La existencia de un planteamiento ideológico permite que el partido logre
una consolidación institucional. Aquellos grupos que no posean una doctrina que se
sustente ideológicamente se convierten en una organización caudillista que tarde o
temprano va a desaparecer. Sin ideología no se puede concebir un verdadero plan que
permita el desarrollo del país cuando se está en el gobierno, porque carecerá de una visión
integral y unitaria de criterio y coherencia de la nación. Para Ricardo Ramos Tremolada,
hasta los años ochenta (en el Perú), al menos existían ciertos principios éticos y ciertas
pautas ideológicas que definirán a nuestros políticos.
Los partidos políticos deben conocer la realidad del país, para el caso peruano, existe una
dejadez del estado para estar presente en zonas olvidadas. En los ochenta, Sendero
Luminoso aprovecho la poca intervención del estado para introducirse en las poblaciones
marginadas y captar con su discurso marxista-leninista-maoísta y pensamiento Gonzalo
a ese segmento e iniciar su revolución precisamente desde el campo hacia la ciudad.
Luís Jaime Cisneros nuevamente nos dice:
“En vez de pensar en candidatos (que miran a la conquista del poder) los ciudadanos
debemos pensar en los grandes problemas vinculados con la economía y con la paz, con
la educación y la salud, con el trabajo y la pobreza. Esas preocupaciones constituyen la
base de una doctrina partidaria, y la costumbre de discutir sobre ellas garantiza un buen
ejercicio de la democracia”
Y “¿de dónde viene a la clase política ese poder? Es simple: la ley, es decir, el derecho,
nace del parlamento. Este compuesto de partidos políticos”
“nacimos sin clase dirigente, sin partidos definidos, sin ambiciones, sin propuestas. Sin
equilibrio ni programa”
Existe un rechazo de la población a los partidos en general. Los políticos deben conocer
nuestra realidad en todos sus aspectos (económico, social, cultural, político, religiosos,
etc.) tanto del centro como de la periferia. Pero ¿siempre fue así en nuestra historia
republicana, no. Veamos cómo ha sido el desarrollo de nuestros partidos políticos en la
historia del Perú de los siglos XIX y XX.
Luego de finalizadas las guerras de independencia, la naciente república peruana tuvo que
afrontar serios retos para su consolidación como Estado. La situación reinante era
preocupante, puesto que a nivel económico el país había quedado en crisis debido a los
cupos de guerra que pagaron los criollos para solventar las campañas militares, no se tenía
una fuente de ingresos seguros, habíamos heredado una deuda externa e interna que nos
impedía tener un crédito fiscal en el exterior.
El Perú era un territorio heredado de la Colonia que, albergada a población con débiles
vínculos, perdidas de gran parte de sus posesiones y enromes desequilibrios, donde los
consensos no eran posibles y no se contó con una proyección nacional. Además, este
nuevo estado estaba incapacitado económicamente para asumir semejante desafió ya que
sus instituciones estaban resquebrajadas.
Pese a contar con las simpatías de vastos sectores de la ciudadanía, el Partido Demócrata
no volvió más al poder, debido en parte a las abstenciones electorales que le impuso su
líder. De todos modos, tuvo una activa participación durante la llamada República
Aristocrática, caracterizándose su trayectoria por su rivalidad enconada con el Partido
Civil, identificado con la oligarquía. Algunos de sus militantes extremistas realizaron
también rebeliones e intentos de golpe de estado, como la sublevación del 29 de mayo de
1909, contra el primer gobierno de Leguía.Tras la muerte de Piérola en 1913, el partido
dejó de tener importancia política, pese a lo cual subsistió todavía por dos décadas más,
gracias a los esfuerzos de leales discípulos de Piérola. Su última participación electoral
ocurrió en 1931, integrando una alianza de partidos centristas que apoyó la candidatura
de José María de la Jara y Ureta, la misma que obtuvo una irrisoria votación.
Unión nacional
Nació en lima en 1848, de padres aristocráticos y conservadores. Estudio en el colegio
ingles de Valparaíso donde su padre se hallaba desterrado. Ya en lima, fue matriculado
en el Seminario de Santo Toribio. Su carácter independiente se revelo contra la
severidad del plantel, fugo y se presentó en el convictorio de San Carlos, de ideas
liberales. Fue in distinguidísimo alumno de química y matemática.
Abandono sus estudios de derecho y paso 8 años en su hacienda de Mala (Cañete)
labrando la tierra y leyendo infatigablemente. Durante la guerra con Chile defendió el
fuerte El Pino, en la línea de Miraflores. Los tres años que duro la ocupación de la capital
por las tropas chilenas, don Manuel permaneció obstinado y voluntariamente recluido en
su casa.
De allí salió convertido en un censor. Acongojado por el desastre y la mutilación del
territorio patrio, “va a exigir cuentas a los responsables del desastre, los va a denunciar
ante el pueblo, y va a exhibir sus crímenes y pedir su castigo” (BELTROY). Un grupo de
intelectuales renovadores del “circulo literario” lo nombro su presidente. Inicio entonces
su labor de apóstol. A través de discursos, artículos y conferencias lapido a los culpables
de la derrota y puso al descubierto los vicios políticos y sociales del Perú.
Era miembro del partido político “Unión Nacional” cuando se ausento a Europa, donde
siguió robusteciendo sus conocimientos asistiendo a museos, academias y bibliotecas.
Siete años después regreso al Perú con su esposa Adriana Verneuil, y su hijo Alfredo. El
maestro se separó de la “Unión Nacional” y oriento su prédica social a favor de la segunda
emancipación, la de los obreros y campesinos, proclamando la necesidad de cooperación
entre el hombre de pluma y el proletario. Esta labor provocó la hostilidad de muchos.
Acepto la dirección de la biblioteca nacional, en reemplazo de don Ricardo palma, con
quien no tuvo relaciones muy cordiales en lima de 1918.
Tras la firma del Tratado de Ancón el 20 de octubre de 1883, pasó a Bolivia, pero regresó
en 1884 para apoyar la revolución del general Andrés A. Cáceres contra el gobierno del
general Miguel Iglesias. Fue elegido diputado por la provincia de Castilla en 1886. En el
Congreso organizó el Círculo Parlamentario, formando así un bloque mayoritario, que lo
elevó a la presidencia de su cámara en 1889.
Buscando apoyo para la revolución, Valcárcel viajó a Iquique, Arica, Tacna y La Paz.
Propugnó la reanudación del orden constitucional mediante el reconocimiento del primer
vicepresidente Pedro Alejandrino del Solar como legítimo mandatario. Sin embargo, al
triunfar la revolución en marzo de 1895 se formó una Junta de Gobierno presidida
por Manuel Candamo, la cual se encargó de convocar a elecciones. En ese proceso
electoral, Valcárcel sufrió hostilidad de parte de las autoridades del Partido Demócrata,
por lo que prefirió mantenerse al margen de la política mientras duró la influencia de ese
partido, es decir, durante los gobiernos de Piérola y Eduardo López de Romaña.
Posteriormente, fue elegido diputado por Camaná (1905-1919), decano del Colegio de
Abogados de Lima (1910-1911), senador por Arequipa (1919); y vocal de la Corte
Suprema de Justicia (1920).
Partido Liberal
Fundado por Augusto Durand Maldonado. Ilustre huanuqueño muy relacionado con
nuestra tierra fue hijo de Gregorio Durand y Amalia Maldonado. Establecido en Lima,
inició sus estudios en el Convictorio Carolino y luego ingresó (1886), a la Universidad
Mayor de San Marcos. Sucesivamente optó en ella los grados de Bachiller (17-05-1889)
y Dr. En Ciencias Políticas y Administrativas (02-10-1890), con las polémicas tesis “Los
Estados carecen del derecho de ceder parte de se territorio por indemnización de guerra
y conservan en todo momento la facultad de reivindicarlos por la guerra”; y “Un gobierno
legítimo no es responsable de las sentencias extranjeras en materia civil y en materia
criminal”, respectivamente; y optado el Bachiller. De Jurisprudencia (24-07-1890) con
una tesis sobre “El derecho de insurrección”, se recibió como abogado. Desde entonces
podía adivinarse su inclinación por las revueltas y las protestas. Volvió a su tierra natal,
dedicada a la agricultura, desarrolló cultivos de coca en sus haciendas de San Carlos y
Huancachupa. Viajó a Estados Unidos y Europa (1893); y a su regreso secundó la
revolución iniciada por la coalición cívico-demócrata contra el gobierno de Andrés
Avelino Cáceres. Con los peones de sus hacienda atacó Huánuco, puso en fuga a las
autoridades, y se proclamó jefe superior político y militar de los departamentos del centro;
luego tomó Cerro de Pasco, dispersó a sus adversarios de Yanahuanca, bajó a la costa
para apoderarse sorpresivamente de Huacho, volvió hacia Matucana, venció en Izcuchaca
a las fuerzas del gobierno, avanzó hasta Ayacucho, marchó a través de las cordilleras
hasta unirse en Cieneguilla con las montoneras coalicionistas que obedecían a Nicolás de
Piérola, y a su lado entró a la capital (16-03-1895).
Triunfante la revolución, fue elegido diputado por Lima y presidió su cámara en la
legislatura de 1895 (En esta ápoca trata de instaurar un colegio de Educación Secundaria
en el Cerro de Pasco. La indolencia del pueblo y la acción de sus enemigos, liquidan este
buen deseo); pero a poco inició una revolución en contra del gobierno de Nicolás de
Piérola (1898) como protesta por el apoyo que aquél prestara a la candidatura presidencial
del civilista Eduardo López de Romaña; y frustrada su intentona, hubo de salir al
destierro. A su regreso fundó el Partido Liberal (05-10-1902); y nuevamente elegido
diputado por Lima (1904), encabezó una nueva revolución para obstruir la candidatura
presidencial de Augusto B. Leguía (1908). En 1908 trata de tomar el Cerro de Pasco, pero
fracasa en su intento por la férrea resistencia del pueblo cereño. Ya entronizado este en el
poder, lo involucró arbitrariamente en el atentado que los demócratas efectuaron el 29-
06-1909, lo puso en prisión, y sólo al cabo de dos años le otorgó la libertad. Efectuó
entonces un viaje por países americanos y europeos. A su regreso fue otra vez elegido
diputado por Lima (1912); secundó la candidatura de Guillermo E. Billinghurst; pero no
tardó en desaprobar su política, y favoreció el pronunciamiento militar del 04-02-1914,
para contrarrestar una alegada disolución del Poder Legislativo. Su candidatura
presidencial surgía en forma imponente; pero fue frustrada por el gobierno del coronel
Óscar R. Benavides, al implicarlo en una conspiración y desterrarlo. A su regreso adquirió
La Prensa (1915); desde su dirección apoyó la candidatura de José Pardo y nuevamente
fue elegido diputado por Lima. Pasó a ser ministro plenipotenciario en Argentina (1916-
1917). Se retiró a la vida privada cuando fue depuesto el presidente Pardo (04-07-1919);
pero reincidió en sus empeños revolucionarios para oponerse a los propósitos continuista
de Leguía (1923). Fue aprehendido en Paita y, navegando hacia el Callao, murió (31-03-
1923) en circunstancias discutidas. Se le ha juzgado como “la figura romántica del largo
periodo de luchas armadas”. (Diccionario enciclopédico peruano)
Partido civil independiente, 1911.
Presidente: Enrique Barreda y Osma.
Enrique Barreda, octavo hijo del matrimonio de Felipe Barreda y Aguilar (1805 - 1892)
con Carmen de Osma y Ramírez de Arellano (1814 - 1894). Fue alcalde de Lima, director
de la Sociedad de Beneficencia y Senador de la República afiliado al Partido Ci vil. Casó
en 1878 con Amalia Laos Arguelles. El mes inicial de enero de 1912, año de elecciones
presidenciales tenía un principio público movido por los dos sectores de la oposición, el
cumpleaños de Piérola3 y el surgimiento del Civilismo Independiente. El gobierno en
forma secreta buscaba un candidato propio, donde surgían los nombres de Melitón Porras,
el canciller censurado por los sucesos de Manuripe; Germán Leguía y Martínez primo del
presidente y su canciller en los nefastos gabinetes de Basadre y de Ganoza; que atentaron
contra la institución parlamentaria; y Guillermo E. Billinghurst ex demócrata y ex alcalde
de Lima que se reunía con frecuencia con Leguía; y además la candidatura de Antero
Aspíllaga que buscaba el favor oficial. También ocurrió la reunificación del Partido
Constitucional. La facción del general Cáceres (gobiernista) y el grupo del general Pedro
Muñiz (oposición) reconciliándose con motivo del viaje del primero a ocupar la legación
peruana en Berlín. La aparición civilista independiente volvió a dividir a los
constitucionales. Cáceres por cable ordenó la ruptura con los liberales si éstos no
apoyaban a Aspillaga pero la directiva constitucional no lo secundó, pese a los esfuerzos
del general Canevaro y sus escasos correligionarios. Ecuador fue sacudido con el
asesinato de los generales Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Uijiano Paez, Manuel
Serrano, Pedro Montero y el periodista Luciano Coral conocido enemigo del Perú. Quito
y Guayaquil fueron sacudidos por estos hechos violentos. Un grupo numeroso de
civilistas que no comulgaban con las ideas de Antero Aspíllaga y de su Junta Directiva
de vinculaciones liguistas efectuó una Asamblea, para no apoyar su candidatura
presidencial, que quería ser oficialista.
Haya de la Torre tras expresar que los militares estaban “a la búsqueda del tiempo
perdido”, denunció que ninguna auténtica reforma podría hacerse sin libertad, sin
democracia y sin el voto popular. Pero los asesores comunistas del régimen militar
afirmando que las elecciones eran sólo parte de la política tradicional impidieron que se
escuchara el reclamo de Haya de la Torre y éste se orientó por 12 años a la formación de
cuadros jóvenes a través de sus escuelas de dirigentes y sus coloquios, llegando a presidir,
a la caída del régimen militar, una asamblea constituyente. En ella, con un gran esfuerzo
de concertación de todos los sectores, se aprobó la constitución democrática de 1979, la
más avanzada en principios sociales y económicos que el país ha tenido y que fue más
adelante violentamente suprimida por la dictadura de Fujimori. Siendo presidente de esa
asamblea, Haya de la Torre murió el 2 de agosto de 1979, a la edad de 84 años, tras una
vida completamente dedicada a la causa de la justicia social y a la construcción y
actualización permanente del aprismo. Tras su muerte, en las elecciones de 1980, fue
elegido Fernando Belaunde, cuyo gobierno puso en marcha un programa liberal que creó
desempleo y parálisis de la industria; así como un proceso inflacionario que ya en 1985
había llegado al 250% anual. En estas circunstancias y con la presencia de Alan García
en la dirección del partido aprista desde 1982, el Aprismo propuso al país un programa
nacionalista, democrático y popular, con el que triunfó en las elecciones de 1985,
cincuenta y cinco años después de la creación del partido aprista y cuando muchos de los
cambios propuestos desde su origen ya se habían hecho o mal hecho en el país.
El 7 de octubre de 1928, José Carlos Mariátegui (Secretario General 1928 -1930), junto
con Julio Portocarrero, Avelino Navarro, César Hinojosa, Fernando Borja, Ricardo
Martínez La Torre y Bernardo Regman fundan el Partido Socialista Peruano (PSP),
partido marxista, anti-feudal y anti-imperialista, que tuvo en sus inicios una clara
influencia de Mariátegui que proponía construir en América Latina un socialismo “sin
calco ni copia” que sea aplicada a la realidad concreta de cada país aunque sin dejar de
ser clasista y marxista, otra particularidad era que tenía como principales actores no solo
al proletariado sino también al campesinado. El PSP sentaría las bases para la creación de
la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y tendría gran influencia en
el movimiento obrero. En 1929 los delegados del PSP, Hugo Pesce y Julio Portocarrero
exponen “El Problema de las razas” planteado por Mariátegui, en Buenos Aires y
Montevideo en el congreso de la facción latinoamericana de la III Internacional, sin
embargo, la III Internacional terminó por descartar las tesis de Mariátegui, las mismas
que caerían en el olvido en el seno del PSP luego de la muerte de Mariátegui.
Otros partidos
Partido economista.
Fundado por Carlos j. Manrique.
Vanguardia revolucionara (vr) inició sus actividades con un enfoque distinto al de otros
grupos de su tiempo. Decidió concentrar sus actividades en el campo, y no en las ciudades
como era lo usual en su momento.1 tuvo una trascendental influencia en la confederación
campesina del perú, que actualmente comparte su sede con el partido socialista, fundado
por javier diez canseco, antiguo militante de vr. Para 1976, la consigna central marcaba
como objetivo “la alianza obrero campesina y el frente único de la revolución en la lucha
por el poder democrático popular hacia el socialismo”.
Sus consignas centrales fueron “Por la Unidad Sindical Clasista y el Paro Nacional” y
“Por la Alianza Obrero Campesina y el Frente Único de la Revolución en la lucha por el
Poder Democrático Popular hacia el socialismo”.
Este partido lo encabezaron en sus primeros años Ricardo Napurí, Edmundo Murrugarra
y Ricardo Letts, y más adelante por Javier Diez Canseco.
Acción popular
Uno de los partidos cuya visión principal es defender el derecho de los trabajadores en
todos los ámbitos.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
EN EL PERÚ
CAPÍTULO II:
Los partidos políticos (1965 - 2014)
Vanguardia Revolucionaria
Un sector de la izquierda peruana se sintió traicionado debido a que pensaban que
el APRA, el Partido Comunista y Acción Popular habían abandonado sus ideales de lucha
esto en un contexto de crisis política ya que Fernando Belaunde Terry quién fuera elegido
presidente en las elecciones de 1963 no cumplió con varias de sus promesas de campaña
en especial la referida a la reforma agraria.
Vanguardia Revolucionaria (VR) nació con el afán y el propósito confesado de ser “la
síntesis superadora de la izquierda”, para lo cual asumió una posición crítica frente a las
posiciones del Partido Comunista de tendencia “revisionista prosoviética”, frente a las
tendencias trotskistas ortodoxas ligadas a las varias secciones de la IV Internacional,
frente al “dogmatismo seudo-maoista” de las tendencias prochinas y frente a los intentos
“guerrilleristas foquistas” del MIR. Asumió las tesis centrales del trotskismo sobre la
revolución peruana, y oriento su acción a la formación de un “mínimo de partido”, forma
militarista-burocrática de organización partidaria.
Vanguardia Revolucionara (VR) inició sus actividades con un enfoque distinto al de otros
grupos de su tiempo. Decidió concentrar su actividad en el campo, y no en las ciudades
como era lo usual en su momento. Tuvo una trascendental influencia en la Confederación
Campesina del Perú, que actualmente comparte su sede con el Partido Socialista, fundado
por Javier Diez Canseco, antiguo militante de VR. Para 1976, la consigna central marcaba
como objetivo "la Alianza Obrero Campesina y el Frente Único de la Revolución en la
lucha por el Poder Democrático Popular hacia el socialismo".
En 1984 VR se disuelve oficialmente para fundar junto con el MIR y el PCR el Partido
Unificado Mariateguista (PUM) que se convierte por algunos años en el principal partido
de la izquierda peruana
Los militantes más ilustres en su mayoría militares. en situación de retiro. Entre ellos,
Leonidas Rodríguez Figueroa (ex jefe de Sinamos), Jorge Dellepiane Ocampo
(Vicealmirante de la Armada Peruana, ex ministro de Industria de Velasco Alvarado),
Arturo Valdés Palacio (Ex jefe de COAP y ex secretario general del Consejo de Ministros,
oficial asimilado con el Grado de General de Brigada al Cuerpo Jurídico del Ejército).
Los tres sufrieron deportaciones, junto a otros dirigentes del PSR, durante la segunda fase.
Con ellos figuraron dirigentes de una serie de organizaciones creadas en la primera fase,
tales como Guzmán Rivera Castañeda, de la central de trabajadores.
De acuerdo a lo titulado «Por la Patria con el Pueblo», indicaba que el Partido Socialista
Revolucionario (PSR) «surge a la vida política nacional como una necesidad histórica
para la construcción del Socialismo Peruano». Así mismo, tuvo como tarea el
reconocimiento de las reformas hechas durante el gobierno del General Velasco
Alvarado. Entre sus visiones se encontraba la defensa, consolidación de las reformas y el
abandono definitivo del sistema capitalista y la construcción y fortalecimiento del
socialismo peruano.
La segunda escisión se dio en 1982, la cual fue dada por Antonio Meza Cuadra quién
hasta ese momento era el secretario del PSR. Meza cuadra fue reemplazado, en comicios
efectuados dentro de una Asamblea Nacional, por el profesor universitario y actual
senador Enrique Bernales Ballesteros. «El JNE, luego del trámite de ley, reconoció la
nueva directiva peserrista (que mantiene como presidente a Rodríguez Figueroa) en tanto
que Meza Cuadra anunciaba la formación de un partido Mariateguista de Liberación
Nacional, en el que participaron algunos dirigentes y pocas bases provinciales del PSR».
La disolución del partido no se puede saber con exactitud, pero se puede observar que
participó en las últimas elecciones públicas, las cuales fueron en las elecciones distritales
y provinciales de 1993. Desde ahí, no ha contado con una participación pública.
En 1978, el PST fundó el FOCEP junto con otros grupos. En el mismo año impugnó las
elecciones en las listas del FOCEP. En 1980, el PST tuvo sus candidatos en las listas
del PRT.
Izquierda Unida
En 1978 el gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez convoca las primeras
elecciones desde el golpe de Estado de 1968, para elegir a los representantes a
una Asamblea Constituyente que iniciaría la transición hacia un gobierno democrático.
Los partidos políticos son legalizados y muchos de los líderes de la izquierda regresan del
exilio después de haber sido deportados. La izquierda participa en este proceso dividida
en cinco organizaciones sin embargo la sumatoria de sus votos llega al 29,3% y obtiene
un tercio de los asientos en la Constituyente. Tras el resultado de 1978 y con miras a
participar en las Elecciones Generales de 1980, se constituye una breve alianza entre
trotskistas, la nueva izquierda y un frente maoísta a la que denominan Alianza
Revolucionaria de Izquierda (ARI). Este frente no llega a sobrevivir para participar en el
proceso electoral debido a las diferencias ideológicas entre los partidos y la desconfianza
entre sus líderes
Fundación de IU
La caída en las Elecciones Generales de 1980 fue el factor determinante para la
constitución de Izquierda Unida. El contraste entre los resultados de 1978 y los de 1980
hicieron evidente la necesidad de construir un solo bloque electoral para evitar la
dispersión del votante de izquierda. En septiembre de 1980 se acuerda formar Izquierda
Unida y se designa un primer Comité Directivo formado por Henry Pease, Manuel
Dammert, Javier Díez Canseco, Alfredo Filomeno, Alberto Moreno, Alfonso Barrantes,
Jorge del Prado y Genaro Ledesma
Organizaciones fundadoras
Partido Comunista Peruano (PCP)
Cronología
1980 - Se funda Izquierda Unida en septiembre.
1980 - IU se consolida como la segunda fuerza política con 23,3% de los votos en
las Elecciones Municipales.
1984 - UDP y parte del PCR forman el Partido Unificado Mariateguista (PUM) y
se incorporan a IU.
1985 - En las elecciones presidenciales de ese año quedó en segundo lugar.
En general, Izquierda Unida presentó listas en las elecciones generales de 1985, 1990, y
1995. Participó activamente en las elecciones municipales de 1980, 1983, 1986 y 1989.
Lo presidió Alfonso Barrantes Lingán hasta 1989. En 1990 se postuló como candidato
presidencial Henry Pease.
El MRTA fue liderado por su fundador Víctor Polay Campos hasta su recaptura y
encarcelamiento en julio de 1992, secundado en la línea de mando por Peter Cárdenas
Schulte, jefe de los llamados comandos especiales del MRTA. Tras la captura de Polay,
asumió como líder el insurgente Néstor Cerpa Cartolini hasta su muerte en la Operación
Chavín de Huantar el 22 de abril de 1997, cuando las fuerzas armadas peruanas
recuperaron el control de la Embajada Japonesa en Lima tomada por asalto el 17 de
diciembre de 1996 por un comando de 14 guerrilleros del MRTA, liderados por el mismo
Cerpa Cartolini.
Movimiento libertad
El Movimiento Libertad fue un partido político peruano fundado en 1987 por el
escritor Mario Vargas Llosa, ubicado en el centro político, en respuesta a la severa crisis
económica y al viraje estatista que había tomado el Primer Gobierno de Alan García
Pérez. Aliado con los partidos Acción Popular y Partido Popular Cristiano, formó
el Frente Democrático, que lanzó la frustrada candidatura presidencial de Vargas Llosa
en las elecciones generales de 1990. Fue disuelto en 1993.
Este manifiesto sacudió el ambiente político del Perú. Por primera vez en mucho tiempo
la nación se polarizó nítidamente, entre estatistas y anti estatistas. Con su proverbial
locuacidad, el presidente García salió en defensa de su proyecto, lanzando denuestos
contra el imperialismo y los banqueros. La izquierda política, tanto la moderada como la
extremista, le brindó su apoyo, sorprendida por el giro que había tomado García, ya que
hasta entonces le achacaban el gobernar solo para los intereses de la oligarquía. Los
ideólogos izquierdistas afirmaron que se trataba de la primera reforma de carácter
estructural que se atrevía a realizar un presidente, desde la época de Velasco.
Para responder a García y a sus aliados de turno, que se jactaban de contar con el apoyo
de las masas, los dirigentes “libertarios” organizaron un acto público en la Plaza San
Martín de Lima, que se llevó a cabo el 21 de agosto de 1987 y a la que se denominó el
“Encuentro por la Libertad”. La concentración fue multitudinaria: alcanzó a reunir cerca
de 130,000 personas, que agitaban banderas y coreaban el Himno a la Libertad compuesto
para el compositor Augusto Polo Campos. Posteriormente se organizaron otros mítines,
en Arequipa y Piura, que también fueron multitudinarios.
Las consecuencias inmediatas fueron las negociaciones entre los partidos políticos afines
a la prédica del Movimiento Libertad, para formar una alianza política con miras a las
elecciones municipales de 1989 y las elecciones generales de 1990.
El Fredemo, si bien ganó varias alcaldías a nivel nacional en las elecciones municipales
de 1989, no ganó en la capital del país, quedando su candidato Juan Incháustegui en
segundo lugar, siendo el vencedor el candidato independiente Ricardo Belmont. Al año
siguiente, el Fredemo lanzó a Vargas Llosa como candidato presidencial, así como una
lista única de candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados. El Fredemo ganó las
elecciones, pero muy lejos del 50% más uno de votos exigidos por la Constitución para
obtener la presidencia de la República. El segundo lugar lo ocupó sorpresivamente el
candidato de un partido independiente, llamado Cambio 90, el hasta entonces
desconocido ingeniero Alberto Fujimori. Se debió entonces realizar una segunda vuelta
electoral, en la que Vargas Llosa fue derrotado, obteniendo un 38% de los votos válidos
frente al 62% de su rival. No obstante, el Fredemo obtuvo la primera mayoría
parlamentaria en el Congreso: 83 representantes (21 senadores y 63 diputados).
Frente Democrático
El Frente Democrático (Fredemo) fue una coalición política peruana conformada
en 1988 por los partidos Movimiento Libertad, Acción Popular y Partido Popular
Cristiano, que participó en las elecciones municipales de 1989 y las elecciones generales
de 1990. Su candidato presidencial fue Mario Vargas Llosa, que quedó en segundo lugar,
siendo derrotado por el ingeniero Alberto Fujimori
Los partidos tradicionales Acción Popular (fundado en los años 50) y PPC (fundado en
los años 60), junto con el Movimiento Libertad se unieron y formaron el Frente
Democrático para hacer una sola fuerza con miras a las elecciones municipales de 1989
y, sobre todo, a las elecciones generales de 1990. Al Fredemo se sumaron también
numerosos independientes.
Las candidaturas del Fredemo se caracterizaron por incluir personajes jóvenes en ese
entonces y muchos de ellos que realizaban su primera incursión en política. El carácter
de escritor y de intelectual de Vargas Llosa aglomeró en el Fredemo a muchas
personalidades de la intelectualidad peruana así como también a muchas personas de los
estratos socio económico más acomodados. Doctrinariamente, se alzó contra la política
económica y social del gobierno de Alan García, estetizante y populista, frente a la cual
sostuvo la necesidad de implementar una reforma integral basada en la aplicación de
principios económicos liberales. Su primer documento programático fue el titulado
“Bases para el plan de gobierno del Frente Democrático 1990-1995” (14 de abril de 1989).
Puntos fundamentales del plan del Fredemo fueron: una estrategia de privatización de las
empresas estatales y simplificación del aparato estatal, una política de atracción de
capitales extranjeros.
En 1989, para las elecciones municipales, el Fredemo postuló como candidato para la
Alcaldía de Lima al ingeniero Juan Incháustegui (Exministro acciopopulista de Energía
y Minas), quien no logró ganar. El Fredemo logró varias alcaldías en todo el Perú pero
no logró una aplastante victoria política.
En 1990, Mario Vargas Llosa llegó a la elección con un gran favoritismo, favoritismo que
acabaría por desmoronarse ante el sorprendente avance de un candidato hasta entonces
desconocido, el ingeniero Alberto Fujimori, quien fue remontando paulatinamente en las
encuestas tras un inicial 1% de las preferencias. En las elecciones realizadas el 8 de abril
de 1990, Vargas Llosa obtuvo 2.163.323 votos (27,6%) y Fujimori, 1.932,208 votos
(24,6%); situación que obligaba a la realización de una segunda vuelta electoral, ya que
la Constitución contemplaba que el triunfo correspondía a quien obtuviera el 50% más
uno de los votos. En la segunda vuelta electoral, Fujimori, apoyado por el APRA y la
izquierda, obtuvo 4.489.897 votos (62,4%) superando contundentemente a Vargas Llosa,
que obtuvo 2.708.291 votos (37,6%). No obstante, el Fredemo obtuvo la primera mayoría
parlamentaria en el Congreso: 83 representantes (21 senadores y 63 diputados), aunque
no la mayoría absoluta.
Belmont decía tener una fuerte convicción de asegurar y cambiar el futuro de las familias
del país.
“Esto no es una guerra contra un enemigo externo sino entre nosotros, contra la
corrupción, la falta de convicciones morales y de una mística ganadora […] Por eso quiero
proponer un movimiento cívico, no para caer en la discusión de temas agotados sino para
pasar a la obra realista, para que cada uno de nosotros pueda decir a sus hijos: este es mi
aporte y mi sacrificio para que tu mundo sea mejor que el de mis padres y mis abuelos”.
Ricardo Belmont trabajo con un mensaje que sonó atractivo para sus seguidores del canal
en principio y de esta manera logró atraerlos hacia su carrera política.
Una vez fundado Movimiento Obras, Belmont empezó a recibir distintos tipos de
amenazas como daños a sus propiedades (a su carro).
Ricardo Belmont- líder y fundador
Supo ganarse el apoyo del pueblo a través del carisma y fue así como se animó a
incursionar al ambiente político. Sin embargo, también se vio envuelto en problemas
de fraude y estafa.
El auge de la popularidad de Ricardo Belmont era por 1986 debido al éxito como
organizador y conductor de los teletones. Aprovechando el cariño y respeto que había
logrado en el pueblo peruano decide recaudar dinero para “el canal del pueblo”, se
trataría de un dólar por acción. Dos millones de acciones fueron vendidas.
Realizó además una venta de maquinarias y muebles donde logró obtener el 25% del
capital, de esta manera pudo tener el control del canal ya que los accionistas eran
minoritarios y no estaban cohesionados, lo que impedía que puedan tener control del
mismo.
La crisis económica en el gobierno de Alan García fue la excusa para que Belmont
licuara las acciones y el quede como único dueño, con menos de la mitad de
accionistas.
Las principales bases de apoyo del partido fueron la Asociación Peruana de Empresas
Medias y Pequeñas (APEMIPE) junto al sector informal de trabajadores que se asociaron
a APEMIPE, y varios grupos de creyentes evangélicos. Menos del 4% de la población del
Perú eran de religión protestante, pero los evangélicos fueron muy activos al nivel del
contacto con el pueblo, justamente donde los partidos políticos tradicionales eran débiles.
La tercera fuerza que participó en la fundación del novel partido fueron los llamados
"molineros" (profesores, alumnos y trabajadores de la Universidad Agraria La Molina)
que el mismo Fujimori convocó, entre ellos a la Secretaria del Sindicato de los
Trabajadores, Luz Salgado Rubianes de Parades, a los profesores Víctor Díaz Lau (que
fue el Secretario General de la Presidencia de la República), Víctor Paredes Guerra
(Presidente del Congreso y de la Cámara de Diputados entre 1990-1991), Victoria
Paredes Sánchez, diputada por el Callao y Presidenta de la Sociedad de Beneficencia
Pública de Lima, Alberto Sato (congresista), Juan Cruzado Mantilla (diputado) y
Abraham Pacheco (Sub Prefecto de Lima).
El líder actual del partido es Renzo Reggiardo. En las elecciones generales de Perú de
2011, no se presentaron junto a Fuerza 2011, actual movimiento que aglutina a los
partidos fujimoristas, sino junto al Partido Solidaridad Nacional.
En diciembre de 2013 Reggiardo lanzó el partido Perú Patria Segura. Con dicho cambio
rompió todo tipo de lazos con el fujimorismo, por lo que no comparte la ideología que
poseía Cambio 90.
Cambio 90 fue el primer partido político peruano fundado por Alberto Fujimori, entró en
el espacio político en 1989 y se convirtió en la mayor fuerza política en el país en 1990.
Fue el primero de los partidos de inspiración fujimorista
Frente Popular Agricola-fia del Perú
El partido fue fundado por Ezequiel Ataucusi Gamonal, profeta y maestro para los
miembros de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal
(AEMINPU).
Visión
Al término de la gestión, la Municipalidad cuenta con una estructura orgánica moderna y
funcional, con buenos instrumentos de gestión, con la participación ciudadana en el
gobierno municipal y se mantiene en coordinación con las instituciones públicas y
privadas para superar los problemas más comunes, presentando familias y comunidades
formalmente constituidas y conscientes para enfrentar los desastres naturales y sociales,
firmes sobre la base de PROYECTOS PRODUCTIVOS que coadyuven al desarrollo
armónico, sostenido y descentralizado de las comunidades constituidas en verdaderos
hitos de las Fronteras Vivas del Perú.
Misión
La Municipalidad Provincial de Mariscal Ramón Castilla es el representante legal del
gobierno local que emana de la voluntad popular y que goza de la autonomía política,
administrativa y económica, en los asuntos de su competencia. Está comprometida a
orientar su presupuesto en el ámbito que la ley le permite para cumplir sus Objetivos y
Metas con la activa participación de la ciudadanía.
Estrategias
Fortalecer la Institución Municipal como instancia representativa del gobierno
local.
El movimiento ganó las elecciones de 2014, una vez más bajo la candidatura de Gregorio
Santos, sin embargo este nunca pudo asumir el cargo ya que se encontraba preso en
el penal Ancón 1 cumpliendo con una orden de prisión preventiva por los presuntos
delitos de cohecho pasivo, asociación ilícita y colusión en agravio del Estado. Ante esta
situación el Jurado Nacional de Elecciones decidió reservar su credencial de gobernador
regional hasta que se resuelva su situación jurídica, y por ello su cargo fue asumido por
su vicepresidente Porfirio Medina Vásquez.
Actualmente el, movimiento político está a cargo del Gobierno Regional de Cajamarca,
cuatro alcaldías provinciales, varias alcaldías distritales y cuenta con doce consejeros
regionales.
Izquierda Socialista
La Izquierda Socialista (IS) fue una alianza electoral en el Perú formada por el Acuerdo
Socialista de Izquierda (ASI) y el Movimiento Socialista Peruano en 1989. En
las elecciones generales de 1990, presentó a Alfonso Barrantes Lingán como su candidato
presidencial, pero perdió.
Nueva Mayoría
Nace como un movimiento en 1992 para las elecciones constituyentes del mismo año,
participa en las generales de 1995 en alianza con Cambio 90, logrando Fujimori la
reelección presidencial y la mayoría parlamentaria, participa en las elecciones del 2000
formando con Cambio 90 y Sí Cumple, la alianza electoral Perú 2000.
Fue un partido político peruano de derecha, cuyos máximos líderes fueron Alberto
Fujimori, Martha Chávez, Martha Hildebrandt y Jaime Yoshiyama. Su actual líder
es Martha Chávez, quien fuera la primera mujer en ocupar la Presidencia del Parlamento.
En el 2001 ya con Alberto Fujimori autoexiliado en el Japón, participa junto con Cambio
90 pero solo con listas parlamentarias logrando las lideresas de la alianza Martha
Chávez, Luz Salgado y Carmen Lozada alcanzar una curul en el congreso cada una,
ubicándose entre los 10 congresistas electos con mayor votación en las elecciones del
año 2001.
Sin embargo, en el año 2001, durante el gobierno de Alejandro Toledo, Luz
Salgado y Carmen Lozada fueron desaforadas del congreso al haber indicios que las
vinculaban con delitos de corrupción. En el 2002, Martha Chávez fue suspendida
indefinidamente mientras el Poder Judicial investigaba sus supuestos vínculos con la
corrupción, luego de 3 años, regresó al congreso a finales de 2005, siendo declarada
absuelta de los cargos de los cuales se le acusaba y se le indemnizó los sueldos no
percibidos durante su suspensión.
En el 2005, tras largas negociaciones con el mismo Fujimori, Nueva Mayoría se incorpora
nuevamente mediante una alianza con Cambio 90 para crear la Alianza por el Futuro e
invita a participar al Movimiento Sí Cumple (ex Vamos Vecino), que no había podido
inscribir la candidatura de Alberto Fujimori, con lo cual se entendió que presentar ambas
candidaturas fue una estrategia para intentar la candidatura de Fujimori.
En las elecciones de 2006, Martha Chávez fue la candidata presidencial, obteniendo casi
un millón de votos a nivel nacional, equivalente al 10% del total de votos según los
resultados de la ONPE, dicha alianza también colocó a 13 congresistas, siendo
elegida Keiko Fujimori congresista con la más alta votación de dicha elección.
En el 2009 los dos partidos fujimoristas Nueva Mayoría y Sí Cumple junto al partido
Renovación conformaron una nueva alianza denominada Fuerza 2011 para presentar
a Keiko Fujimori a las elecciones presidenciales del año 2011. Cambio 90 no participó en
dicha alianza.
En julio de 2012 su inscripción como partido político fue cancelada por el Jurado
Nacional de Elecciones al haberse incorporado al partido Fuerza 2011 en las elecciones
generales del Perú de 2011.
Para las tan controvertidas elecciones generales del 2000, UPP presenta como su
candidato presidencial a Máximo San Román. Su fundador, Pérez de Cuéllar, dejó el
partido luego de retirarse de la política. En dichas elecciones, en las cuales hubo muchas
acusaciones de fraude electoral contra el Presidente Alberto Fujimori, quien se presentaba
para la segunda reelección, UPP no alcanzó ni siquiera el 1% según cómputos oficiales.
Al poco tiempo de ganar Alberto Fujimori las elecciones del 2000 en medio de
acusaciones de fraude electoral, éste decide renunciar luego del escándalo de los
"Vladivideos" y convocar a elecciones generales para el año 2001. Para las elecciones
generales 2001, UPP no presenta candidato presidencial, participando solamente con lista
de candidatos al Congreso de la República, con el nombre de Agrupación Independiente
Unión por el Perú - Socialdemocracia.
En el año 2005, siendo Secretario General José Vega Antonio, UPP forma una alianza
con el recién formado Partido Nacionalista Peruano (PNP) de Ollanta Humala, el cual
aún no contaba con inscripción vigente ante el Jurado Nacional de Elecciones. De esta
manera, Humala candidateó a la Presidencia formalmente por UPP, en calidad de
candidato invitado, y a su vez el debilitado UPP tendría la posibilidad de nuevamente
ingresar fortalecido al Congreso de la República. Con la candidatura
del nacionalista Humala, de 42 años, UPP en poco tiempo se ubicó a la cabeza de las
preferencias electorales. La lista de candidatos al Congreso de la República fue mixta,
con miembros tanto de UPP como del PNP. En la primera vuelta electoral del 9 de abril
de 2006, UPP obtuvo una votación presidencial de 30%, y 35% para su lista de candidatos
al Congreso. Así, el candidato presidencial de UPP superó a Alan
García del APRA (24,3%) y a Lourdes Flores de Unidad Nacional (23,8%). En una
segunda vuelta electoral que se llevó a cabo el 4 de junio, resultó vencedor el candidato
del APRA Alan García con 52%.
En las elecciones del año 2011 establecen una alianza con el partido Solidaridad Nacional
y apoyan la candidatura del actual alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, candidatura
que pese a las expectativas iniciales que despertó no llegó a cuajar, por lo que no obtuvo
resultados favorables reduciéndose sus representantes al congreso a ocho miembros.
Perú Posible
Perú Posible fue un partido político peruano de centroizquierda. Su fundador
es Alejandro Toledo Manrique, ex Presidente del Perú. Patria Posible 21 En
las elecciones generales del Perú de 2011 conformó la Alianza Electoral Perú
Posible (junto a Acción Popular y Somos Perú), presentando la candidatura de Alejandro
Toledo a la Presidencia de la República.
En las elecciones generales de Perú de 2016 su líder, Alejandro Toledo, se presentó
nuevamente como candidato. Sin embargo, la agrupación no logró superar la valla
electoral del 5%, y Perú Posible dejó de existir como partido político.
El Partido Político Perú Posible, fue fundado en el año 1999, como forma de reemplazo
al partido anterior, País Posible, el cual fue fundado por el congresista José Barba y
Alejandro Toledo en 1994. Para las elecciones del año 2000, Perú Posible se presenta por
primera vez en las elecciones generales con Alejandro Toledo como candidato a la
presidencia. Sin embargo, en dichas elecciones, comenzaron a surgir denuncias como las
expresadas por el diario “El Tiempo”, el cual anunciaba que se habían hallado 3000 actas
electorales y, además, se habían detenido a 11 personas que estaban dedicadas a adulterar
las cartillas electorales, los cuales incluían en la parte izquierda la foto de los 14 aspirantes
a la presidencia y en el lado derecho el logotipo y el nombre de las 20 agrupaciones
políticas cuyos miembros querían obtener uno de los 120 escaños legislativos. Ante ello,
el partido político decidió no participar de la segunda vuelta y, en lugar de ello, convocó
a una marcha multitudinaria como una forma de protesta al gobierno y a la coyuntura
política que se estaba viviendo, la marcha conocida como La Marcha de los Cuatro Suyos.
Tras el triunfo forzado, debido a las pruebas de fraude durante las elecciones, el gobierno
fujimorista gana la reelección. Toledo, mientras tanto, dos días antes de que Alberto
Fujimori vuelva a tomar el poder, hizo movilizar a las personas en la Marcha de los 4
suyos. La marcha, por tanto, significó una gran resistencia a la presidencia de Fujimori y,
por tal motivo, el gobierno fujimorista acusó a Alejandro Toledo y a Perú Posible como
accionarios de violencia e incluso, se les hizo responsables de un atentado al Banco de la
Nación, en el cual perdieron la vida seis efectivos de seguridad. Sin embargo, tras la huida
de Alberto Fujimori, se convocaron a las elecciones en el 2001, en el cual el partido
político Perú Posible presentó su candidatura con el cual ganará las elecciones del mismo
año.
Perú Posible en su ideario, muestra a su partido con una participación diversa y con un
objetivo clave que es el del lograr un desarrollo social más equitativo y con mejor calidad
de vida para todos los ciudadanos y ciudadanas:
Campañas Electorales
El Partido Ecologista del Perú, ha participado en los procesos electorales del año 2000
teniendo como candidatos a José Dellepiane y Verónica Viñas. En el año 2006, participó
en unión con el Partido Fuerza Democrática, siendo los candidatos Fernando Chaparro
por el departamento de Cuzco, Jose Luis Cabrejos por el Departamento de Junín, y
Rodolfo Klima por el departamento de Lima.
Somos Perú
SOMOS PERÚ nace como un movimiento vecinal e independiente, fundándose Somos
Lima en el año 1995 para luego formarse Somos Perú el 11 de Setiembre del 1997,
construyendo en sus 20 años de vida partidaria un camino de servicio orientado a
solucionar los problemas de los ciudadanos desde las bases y gobiernos locales, siendo
nuestra experiencia municipalista y la práctica de nuestros ideales, el motor de nuestra
legitimidad y logros nacionales.
Antecedentes
El líder histórico de Somos Perú, Alberto Andrade, cuenta con una amplia
trayectoria política municipal. Ya en 1983 resultó
elegido regidor del distrito limeño de Miraflores por el Partido Popular Cristiano.
Posteriormente, en 1989 fue elegido alcalde del mismo distrito con 70% de la votación.
Su popularidad y aceptación a su gestión fue tal que en 1992resultó reelegido como
alcalde de Miraflores con un histórico 93,5%, el más alto resultado en la historia electoral
del Perú.
El Ideario del Partido Democrático Somos Perú, en adelante SOMOS PERÚ, se basa en
los siguientes postulados:
La primacía de la persona humana, que es el fin supremo de la sociedad y del
Estado.
La igualdad de todos los seres humanos en dignidad.
La existencia de derechos de validez universal, inherentes a las personas
humanas y anteriores y superiores al Estado.
La importancia de la familia, que es la célula básica de la sociedad, la raíz de
su grandeza y el ámbito natural de la educación y de la cultura.
El trabajo, que es deber y derecho de toda persona y base del bienestar
nacional.
La justicia, que es el valor esencial de la vida en comunidad.
El bien común y la solidaridad humana, que constituyen cimientos del
ordenamiento social.
La necesidad de promover la creación de una sociedad justa, libre y culta, sin
explotados ni explotadores, exenta de toda discriminación, sea por razones de
sexo, raza, credo, condición social o cualquier otra índole, donde la economía
esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía.
La necesidad de lograr una sociedad abierta a formas superiores de
convivencia y apta para recibir y aprovechar el influjo de la revolución
científica, tecnológica, económica y social que transforma el mundo.
La firme aspiración de lograr que el Per se convierta en un Estado Moderno,
Democrático y Constitucional, basado en la voluntad popular y en su libre y
periódica consulta, que garantice, a través de instituciones estables y
legítimas, la plena vigencia de los derechos humanos; la independencia y la
unidad de la República; la dignidad creadora del trabajo; la participación de
todos en el disfrute de la riqueza; la cancelación del subdesarrollo y la
injusticia; el sometimiento de gobernantes y gobernados a la Constitución y
la ley; y la efectiva responsabilidad de quienes ejercen función pública.
La impostergable necesidad de impulsar la integración de los pueblos
latinoamericanos y de afirmar su independencia contra toda forma de
imperialismo, cualquiera sea su origen.
El repudio al uso de la violencia como medio de procurar la solución a los
conflictos internos e internacionales.
Vamos Vecino
El Movimiento Independiente Vamos Vecino fue un partido político peruano de derecha
fundado por Alberto Fujimori, Absalón Vásquez y Anselmo Revilla para participar en las
elecciones municipales de 1998. Teniendo como principales líderes a Alberto Fujimori,
Helbert Samalvides Dongo, Adolfo Amorín, Francisco Ramos Santillán y Erland Rodas.
El objetivo del nacimiento del partido Vamos Vecino era expandir el fujimorismo a nivel
subnacional. Por esta razón, se buscaba tener como representantes a conocidas figuras a
nivel regional, distrital o municipal. Un ejemplo de ello, es la inclusión en su lista a
personajes como Adolfo Amorín, quien fue presidente de la Asociación de Ganaderos de
Cajamarca durante 2 periodos; presidente del Club Deportivo Agronomía por 2 períodos;
presidente de la Sociedad de Beneficencia de Cajamarca durante 10 años, esto lo llevó a
ser Alcalde Provincial de Cajamarca; y fue congresista por Cambio 90-Nueva Mayoría
en las elecciones del 95. La popularidad de Amorín puede observarse en el 91% de los
votos que le brindó Cajamarca. El segundo representante fue Francisco Ramos Santillán,
quien ganó la alcaldía de Chachapoyas y postuló en 1995 al Congreso con Cambio 90-
Nueva Mayoría con el número 107 y salió elegido en el puesto 22 (15, 264 votos, el 84%
de Amazonas). El tercer representante fue Erland Rodas Díaz, ex alcalde del distrito de
Santa Rosa de Chiclayo, que, en 1995, postuló al Congreso con la lista de Cambio 90-
Nueva Mayoría con el número 68 y salió elegido en el puesto 30 (12,625, el 60% de
Lambayeque). El cuarto representante fue Helbert Samalvides Dongo, ex alcalde
provincial de Camaná por 2 periodos (1990-92, 1993-95). Y en las elecciones del 95,
postuló al Congreso por Cambio 90-Nueva Mayoría con el número 51, pero ingresó en el
puesto 12 (21, 719, 87% de Arequipa).1
La organización de este partido fue realizada por el Presidente Ejecutivo desde 1998 hasta
el 2002, Absalón Vásquez, quien tenía cierta experiencia en estos temas por su formación
aprista. No solamente se desempeñó como nuevo fundador de un partido fujimorista sino
también ya había participado en el gobierno oficialista como Ministro de Agricultura
desde 1991 hasta 1996. Absalón Vásquez trabajaba más como asesor detrás de todo, no
como una figura pública, por eso necesitaba a alguien como Rolando Reategui, ex alcalde
de Tarapoto quien fue el primer presidente ejecutivo. Guzmán Altamirano (ex alcalde de
Santa, presidente de la Asociación de Municipalidades del Perú permitió que la
agrupación se relacione con liderazgos regionales) y Ricardo Márquez (vicepresidente de
la República, empresario textil le ayudó a tener cercanía con los “empresarios
populares”), quienes cumplieron importantes papeles en la conformación de Vamos
Vecino. El otro fundador era Anselmo Revilla, un ex congresista por Cambio 90-Nueva
Mayoría en las elecciones del 95.
El partido Vamos Vecino al ser parte del partido oficialista Cambio 90-Nueva Mayoría
se identificaba con la misma ideología y posición que seguía el fujimorismo. En este
sentido, para las elecciones presidenciales del 2000, apoyaron la reelección por tercera
vez de Alberto Fujimori a través de la alianza Frente Nacional Perú al 2000. Sin embargo,
luego de la caída del régimen fujimorista en ese mismo año, la alianza se terminaría.
Perú 2000
Alianza Electoral Perú 2000 fue una Coalición electoral peruana Fujimorista.
Fue creada por Alberto Fujimori en 1999 con miras a las elecciones generales del Perú de
2000, de las que si bien obtuvo su tercer mandato consecutivo, hubo algunas acusaciones
de fraude. Perú 2000 agrupaba a todos los partidos fujimoristas Cambio 90, Nueva
Mayoría, Juntos Si Podemos y Vamos Vecino.
Restauración Nacional
Su fundador y ex candidato a la presidencia y a la alcaldía de Lima es el pastor
evangélico Humberto Lay Sun, quien fue integrante de la Iniciativa Nacional
Anticorrupción durante el gobierno de Valentín Paniagua y luego de la Comisión de la
Verdad y Reconciliación Nacional, que investigó las violaciones a los derechos humanos
cometidas por los grupos subversivos y el Estado durante la década de 1980 y principios
de la década de 1990.
En las elecciones generales del Perú de 2006 Humberto Lay Sun postula a la Presidencia
de la República, siendo los candidatos a la primera y segunda vicepresidencia Máximo
San Román y María Eugenia de la Puente respectivamente.
Humberto Lay Sun postuló además a la Alcaldía de Lima en las elecciones municipales
de Lima de 2006 y en las elecciones municipales de Lima de 2010.
Para las elecciones generales del Perú de 2011 formaron parte de Alianza por el Gran
Cambio. Humberto Lay Sun fue el único miembro del partido electo para el Congreso de
la República de 130 puestos.
Como se observa en la cita anterior, los ’90 fueron años de cambios en la política peruana.
Según los autores antes mencionados, es que en estos años existió una dispersión con
respecto a la participación de candidatos evangélicos en varios partidos políticos como
Unión por el Perú, Frenatraca, APRA, Apertura para el Desarrollo, Code-País Posible,
Obras, Nuevo Perú, Partido Popular Cristiano, Partido Reformista y Cambio 90. Sin
embargo, como se observó en la cita, de estos candidatos solo ganaron cinco los cuales
todos fueron al partido del gobierno, sin tener la posibilidad de poder ejercer una
oposición al gobierno fujimorista.
Por tanto, la época del fujimorismo fue un momento crítico para la participación política,
como en el caso de los evangelistas. Sin embargo, luego de gobierno de Alberto Fujimori,
la situación con respecto a dicha participación va a cambiar. Para finales de los años 1990,
la participación evangélica va a comenzar a tomar un tipo más corporativo, reclutando
adeptos para que apoyen sus campañas, a miembros evangélicos de otras Iglesias,
tomando un carácter más personalista y clientelista, pero resaltando la característica
carismática del líder que se lanzaría como candidato a las elecciones.
La viabilidad de este tipo de liderazgo se vio reflejada en Humberto Lay como candidato
presidencial y los escaños en el Congreso que consiguió sobre la base de ello. En suma,
el grupo de líderes y pastores evangélicos alrededor de Restauración Nacional basados
mayormente en su liderazgo religioso han gestado un proyecto político basado en una
lógica corporativa todavía incipiente.
Kuczynski además trato de proyectar la imagen del “gringo simpático” a través del baile,
siendo reforzada esta cuando una seguidora le agarró los genitales lo que generó una gran
cobertura de la prensa.
En estos comicios Pedro Pablo Kuczynski ocupó el tercer lugar en la primera vuelta con
18.512% por debajo de los candidatos Ollanta Humala de Gana Perú quién obtuvo el
31.699% y Keiko Fujimori de Fuerza 2011 que obtuvo el 23.551% por lo que no pudo
disputar la segunda vuelta que diera como ganador al candidato de Gana Perú.
La palabra «Kambio» está escrita con «K» de forma intencionada, con el fin de que el
partido tenga las mismas iniciales que su líder Pedro Pablo Kuczynski.
Según sus estatutos Peruanos Por el Kambio “es un Partido Político de alcance nacional,
independiente, democrático y pluralista, que se constituye de acuerdo a la Constitución
Política del Perú, a la Ley Nº 28094 – Ley de Partidos Políticos, las normas que dicten
los organismos electorales y demás leyes de la República”, y que “establece su domicilio
principal en la ciudad de Lima, y sus actividades y jurisdicción se extenderán a todo el
territorio nacional, pudiendo establecer Comités en todas las regiones y provincias, así
como en el extranjero. El plazo de vigencia del Partido es por tiempo indeterminado.”
Entre sus principales miembros se encuentran Martín Vizcarra que ocupa la Primera
Vicepresidencia de la República, Mercedes Aráoz quién ocupa la Segunda
Vicepresidencia de la República y los congresistas ambos con pasado en Perú
Posible Carlos Bruce y Juan Sheput.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
EN EL PERÚ
CAPÍTULO III:
La izquierda peruana: Una
estructura ausente
Alberto Adrianzén
En la década de los ochenta, la izquierda peruana era, la más grande de América del Sur.
Ello era expresión de décadas de trabajo político tanto en el campo como en la ciudad,
pero sobre todo de una suerte de simbiosis con el pueblo peruano. Es cierto que a esa
izquierda se le puede criticar muchas cosas, que explican, con seguridad, su posterior
decadencia y crisis, sin embargo, interesa resaltar su entrega cotidiana y su identificación,
muchas veces ideologizada, con el pueblo que quería representar. Podemos decir, sin
exageración, que la izquierda, hoy criticada, fue un factor y un actor importante en el
proceso de modernización y democratización del país.
Cuando se divide, en enero de 1989 en su primer y único congreso, nueve años después
que Sendero Luminoso decide iniciar su absurda y demencial “lucha armada”, meses
antes de la caída del muro Berlín y unos cuantos años antes del fin de la Unión Soviética
y del comunismo, la izquierda peruana entró en una fase de decadencia. Regresó a la
fragmentación política pero sobre todo a un silencio, acaso culposo, de lo que pasó en
esos años. Y si bien se escribieron algunos análisis y se dieron unos cuantos debates (hoy
la izquierda peruana es objeto de estudio en varias tesis universitarias), no se remató en
un balance final que le permitiese construir un nuevo imaginario y nuevos vínculos con
un pueblo que había cambiado de fisonomía.
La Izquierda Unida, que es el tema principal, es parte de la historia del país; sin embargo,
como diría el español José Antonio Maravall, un pueblo que no sabe de dónde viene no
sabe a dónde va. Y algo similar se puede decir de esta izquierda y de aquellos que hoy
tercamente quieren y buscan su (re) construcción.
La izquierda peruana: Una estructura ausente
Osmar Gonzales
Hace algo más de dos décadas, en 1989, se rompió el frente Izquierda Unida, y fue en ese
mismo momento que “comenzaron sus desastres electorales”. Han pasado más de 29 años
y se requiere de una revisión crítica de lo que significó, tanto en sus aspectos positivos
como negativos, la participación de la izquierda en el Perú, y esto es lo que se pretende
con este volumen. No obstante, es preciso mencionar que en los últimos años el análisis
de la izquierda ha ido ganado cada vez mayor interés, que se ha traducido en tesis
universitarias, libros, artículos en revistas académicas, debates políticos y periodísticos,
y mesas redondas.
Se trata de un balance que más que urgente es impostergable, pero que no necesariamente
debe concluir en una liquidación de la izquierda, como en su tiempo Luis Alberto Sánchez
enjuició, desde su filiación aprista, a sus maestros del 900. No puede ser así, pues, de
alguna manera, el (nuestro) diagnóstico está imbuido de expectativa y esperanza. Si ser
objetivo es imposible cuando se estudia cualquier otro tema, en este especialmente, ello
sería solo una aspiración inútil de ser planteada porque, entre otras cosas, hay muchos
sentimientos involucrados. Es cierto que el balance está preñado de subjetividad, aunque
no de subjetivismo. Para parafrasear a José Carlos Mariátegui, nuestra sangre está en
nuestras ideas, nuestra pasión en nuestras reflexiones, pues, al final de cuentas, se trata
de un examen de ideas, de acciones y de personajes, todo junto.
Norbert Elías ha afirmado que la humanidad ha pasado de creer en las utopías sueño para
aterrarse por las utopías pesadilla. En efecto, lo que señala el sociólogo alemán es que el
ser humano ha dejado de creer en que un mundo mejor es posible para pensar que es
inevitable un futuro angustiante y opresivo. En este cambio, la crisis del llamado
socialismo real aceleró el proceso. El mundo dejó de soñar, la pasión desapareció, y la
técnica, es decir, el saber cómo, ocupó el lugar sagrado. En un mundo desangelado, la
izquierda dejó, paulatinamente, de tener sentido. Su vocación de justicia, su ética, la moral
cívica que pregonaba, la militancia pura y abnegada, terminaron siendo solo quimeras
pertenecientes a un tiempo pasado: aspirar a lo mejor fue identificado (¿denostado?) como
romanticismo.
Para ahondar la crisis de legitimidad de la política, los políticos que cada vez son menos
profesionales de ella, ya ni siquiera leen discursos que ellos mismos han concebido y
escrito, sino que declaman los que sus asesores les entregan redactados. Y no importa. Al
ya no ser la política parte del interés vital del “político”, es decir, al no comprometer su
identidad, poco interesa que lo que pronuncie o lo que piense sea parte de sus
convicciones. De esta manera, no hay correspondencia entre la palabra y la idea; no
importa otra cosa que cumplir con el rito. Lo que vuelve más angustiosa la situación actual
es que al individuo no le interesa el pasado ni se afana por el futuro: solo vive el presente
absoluto. El ser unidimensional (término de Herbert Marcuse) también es unitemporal.
Con respecto a nuestro país, la situación empeora cuando constatamos que ni siquiera
existe el sujeto político que debería contribuir a recuperar el sentido de la política. La
izquierda debió ser ese sujeto, y quizá todavía tenga alguna oportunidad de serlo. Este
panorama general debe ser aterrizado mediante algunas preguntas: ¿qué pasó con la
izquierda en nuestro país que en un momento alcanzó altos grados de legitimidad social
y éxitos electorales?, ¿qué factores contribuyeron a su derrota?, ¿cómo se ve desde el
momento actual lo sucedido hace unas décadas?, ¿todavía es posible encontrar sustento o
una esperanza de cambio social en ella? Para entender mejor el contenido de estas
preguntas es imprescindible reconstruir el proceso de la propia izquierda, y sobre eso
tratan las siguientes páginas.
En este proceso sobresalen algunos hechos significativos: en primer lugar, las huelgas y
paros protagonizados a inicios del siglo XX, que ya señalaban a las clases trabajadoras
como un elemento importante del paisaje social; en segundo lugar, la presión de la plebe
urbana en 1912 para que el Congreso designara como Presidente de la República a
Guillermo E. Billinghurst, nunca antes se había visto que los desposeídos ejercieran tal
presión, y con éxito, en las instituciones del poder; y, en tercer lugar, la histórica conquista
de la jornada laboral de 8 horas en 1919, que reveló la madurez organizativa que el
anarquismo, específicamente el anarco-sindicalismo, había alcanzado. Es cierto que a
finales de ese mismo año el movimiento trabajador sufriría una derrota trascendental en
su lucha por conquistar el abaratamiento de los alimentos —con lo que la influencia
anarquista en el mundo popular llegaría a sus límites—, pero la conciencia de clase
lograda sería un capital político que permanecería y se revelaría en niveles más altos años
después.
Por su parte, Haya de la Torre consideraba, al contrario, que para alcanzar sus objetivos
revolucionarios, la apariencia podía ser muy útil, siempre y cuando detrás de ella
existieran verdades más profundas. Así, el bluf electoral que le criticaba Mariátegui se
justificaría en aras de alcanzar una presencia significativa en la vida política nacional; por
este motivo, no importaba declararse revolucionario o marxista, pues ese cacareo le
resultaba irrelevante a condición de llevar a cabo “realmente” la revolución.
Más allá de analizar el viraje a la derecha del aprismo dentro de la dicotomía pragmatismo
o traición, o de si mantenía honestamente sus ideas revolucionarias o ya se había
convertido en un partido del orden, cual es que el acuerdo del APRA con la oligarquía
terminó siendo la peor decisión, políticamente hablando, que pudo optar en su momento.
A mediados del siglo XX, ya era notorio el aluvión, al proceso migratorio de la sierra a
la costa, especialmente a Lima. El APRA, que tradicionalmente se había visto impedida
de interpretar a la población andina, tenía, hacia los años cincuenta, la gran oportunidad
de representarla, y lo mejor para sus intereses era que ya no tenía que ir hacia ella, pues
ocurría lo contrario, los Andes bajaban a la costa, en donde predominaba el aprismo. Al
virar hacia la derecha, esos amplios contingentes de migrantes se quedaron sin
representación política, la cual estaba en manos del aprismo otorgarla. No olvidemos que,
por su parte, el Partido Comunista no podía constituirse en una fuerza política masiva,
explicable en parte por su concepción de partido de cuadros revolucionarios
profesionales. De esta manera, el Partido Aprista dejó pasar inadvertidamente la
oportunidad de constituirse en el gran partido de masas y nacional que aspiró a ser desde
su fundación, y los nuevos sectores urbanos que dejó sin representación política serían,
años más adelante, la base popular de los partidos de izquierda.
Esta se conformaría bajo el principio de crear una izquierda propiamente nacional que no
respondiera a ninguno de los centros del comunismo mundial, ni con Moscú ni con Pekín.
De esta manera, se retoma algo que había señalado Haya de la Torre en los años veinte
en su polémica con Mariátegui y con el comunismo peruano.
Luego del MIR otras fuerzas coincidieron en dar los mismos pasos. En 1960 se forma el
Frente de Liberación Nacional (FLN) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN),
conformado por desgajes del PC.
Los enfrentamientos adquirirían un nuevo impulso con la que después sería reconocida
como la gesta heroica de los barbudos cubanos que derrocó a la oligarquía de ese país. La
revolución de Sierra Maestra (1 de enero de 1959), se convertiría en el faro de los
revolucionarios de entonces. La Revolución cubana era la mejor evidencia de que era
posible llevar a cabo una transformación desde sus raíces en nuestros países sin depender
de nadie. Por toda América Latina corrió como pólvora el ejemplo cubano, y en el Perú
no podía ser diferente.
Todos estos movimientos, si bien a nivel interno reflejaban que el poder y el sistema
vigentes, ya mostraban serias dificultades para reproducirse. También era verdad que
podían emerger nuevos liderazgos por la severa crisis que atravesaba en esos momentos
el comunismo internacional, al menos uno de sus polos fundamentales: Moscú. En efecto,
luego de la muerte de José Stalin, ocurrida en marzo de 1956, advino una etapa de
denuncias de las atrocidades del primer país socialista del planeta. Nikita Kruschev,
nuevo secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), anunciaba
el ingreso a una nueva fase de la consolidación del comunismo mundial. Viejas
estructuras terminarían rodando.
Por su parte, China, el otro gigante del comunismo internacional, había tomado distancia
de la URSS y fue entonces que el mundo espectó el rompimiento del bloque comunista
entre soviéticos y chinos, Moscú y Pekín. Esta ruptura se reprodujo en todos los países, y
el Perú no fue la excepción: “La ruptura entre moscovitas y pekineses en el Perú no fue
más que una manifestación local de la ruptura a escala internacional de la cual no
hubiéramos podido librarnos”
Hacia 1964 el Partido Comunista Peruano debió aceptar la ruptura. De esta manera, y
liderado por Saturnino Paredes, se funda el partido Bandera Roja, de concepción
campesinista y ubicado ideológicamente en la esfera de influencia pekinésa. Desde ese
momento se comenzó a hablar de pro-soviéticos y de pro-chinos. El comunismo se había
dividido en dos, pero luego conocería de mayor fragmentación.
Como contraparte a la crisis del comunismo, el mundo podía espectar las triunfantes
luchas de liberación nacional, la descolonización, la heroica guerra de Vietnam contra la
primera potencia capitalista del mundo, la guerra de Corea, la represión e invasión de
Unión Soviética contra sus aliados para mantener sus márgenes de influencia, el
levantamiento del oprobioso Muro de Berlín, la aparición de la juventud como sujeto
crítico y de una cultura contestataria post-guerra, entre otros hechos, que empujaban a los
individuos de aquellos años a asumir posiciones radicales o comprometidas con el cambio
social, y el Perú no fue ajeno a ello, aunque también contó con sus propias razones.
El MIR, apoyado por el ELN, también trató de replicar la exitosa experiencia guerrillera
cubana. Así, en 1964, anunciaba al país su decisión de liderar la revolución peruana. Para
ello se internaría en la sierra y desde ahí comandaría la gesta transformadora. Al año
siguiente se iniciaron las acciones guerrilleras contando con diversos focos de acción
establecidos en Piura, Junín, Ayacucho y Cusco, en donde De la Puente estableció su
cuartel general, pero la experiencia fue rápidamente derrotada. Al gobierno de Fernando
Belaunde Terry (1963-1968) le bastarían 5 meses para liquidar la subversión.
Nuevamente, la izquierda, como en el año 1930, se vio impedida de consolidar, y menos
de continuar, su propia tradición. La muerte de los guerrilleros de 1965 dejó a las nuevas
generaciones la tarea de refundar la izquierda peruana. Los jóvenes que después asumirían
las ideas socialistas se vieron obligados a construir organizaciones políticas casi de la
nada. Quienes debieron ser sus maestros estaban en la cárcel o muertos. Como rememora
Manuel Dammert: “Las organizaciones políticas de nueva izquierda son expresión y
forman parte de esa democratización.9 Eran sobre todo, de jóvenes, siendo algunos de
sus comités centrales de un promedio de edad de 25 años”.10 Precisamente, en el mismo
1965, Ricardo Letts, Edmundo Murrugarra, Ricardo Napurí y otros, fundarían el que sería
uno de los partidos más representativos de la izquierda peruana: Vanguardia
Revolucionaria Al margen de la eficacia de la represión estatal en contra de los
guerrilleros, jugaron otros factores que explican la derrota de estos, como el querer
imponer desde arriba y desde afuera la decisión revolucionaria, y tampoco hubo un
trabajo previo de concientización y organización, como siempre aconsejó Mariátegui. Por
el contrario, la medida tomada en la dirigencia recordaba el estilo político de Haya de la
Torre, no en vano el MIR provenía de las tradiciones apristas.
Por otro lado, los campesinos vivían sus procesos particulares, que no eran
necesariamente comprendidos por los revolucionarios urbanos (ciclos de producción
agrícola, cansancio luego de largas luchas contra el Estado, consolidación organizativa,
expectativas por los resultados del experimento de reforma agraria puesta en ejecución
por el gobierno militar provisional de 1962-1963 dirigido primero por Ricardo Pérez
Godoy y después por Lindley, entre otras razones). Las convicciones y explicaciones
revolucionarias no eran suficientes para actuar eficazmente sobre la realidad peruana de
los años sesenta que empezaba a vivir momentos de transformación profunda:
Las acciones de las guerrillas de mediados de los años sesenta reflejan que sus integrantes
subestimaron las capacidades políticas del campesinado. Dentro de la concepción que
tuvieron de ellos, hubo un componente paternalista, debido al origen urbano de los
miembros de los grupos armados, que miraba desde arriba a las organizaciones
campesinas. Este componente, entre otras consideraciones, los llevó a elegir una forma
de lucha que aparentemente lograría obtener el apoyo de los campesinos al liderar a estos
hacia la revolución.12
Los años sesenta y setenta fueron de radicalización, y se instaló en parte del sentido
común popular la idea de la revolución, de los cambios drásticos y sin concesiones. En
ese ambiente no resultaba improbable que apareciera una lectura de la Biblia desde el
papel de los pobres, que atendiera a los desposeídos. La teología de la liberación, dada a
conocer en su primera formulación discursiva, apareció en Chimbote y bajo la firma del
padre Gustavo Gutiérrez. A su manera, y dentro de su espacio, también aludía al papel
transformador que correspondería a los nuevos actores sociales. Se trataba de “ir al
pueblo”, y después se empezaría a hablar del “protagonismo popular”. El pensamiento
teológico tendría posteriormente representantes políticos. Los llamados cristianos de
izquierda serían figuras importantes en los años ochenta, especialmente en el frente
Izquierda Unida. La derecha, el APRA y la oligarquía no tenían lugar en esa sociedad en
construcción a partir de las reformas velasquistas.
En contra de las mejores expectativas, la votación alcanzada en conjunto por todas las
fuerzas de izquierda sumaba un tercio del resultado general. Con ello, se colocaba en una
posición expectante dentro del panorama político peruano, aunque no necesariamente en
la vía revolucionaria. El éxito electoral mencionado tuvo su locomotora en la candidatura
del ya entonces mítico Hugo Blanco, quien lideraba un partido de nombre largo que había
sido fundado por Genaro Ledesma Izquieta: el Frente Obrero Campesino Estudiantil y
Popular (FOCEP). Este partido capitalizó el 12% de los votos, y la locomotora de esa
cifra fue Hugo Blanco, gracias al voto preferencial; ningún otro líder de la izquierda
peruana podía disputarle su ubicación primordial, lo que generó nuevos conflictos en su
interior, entre otras cosas porque la mayoría de los partidos se adscribían al pensamiento
soviético, chino o castrista y de alguna manera podían conversar, pero Blanco era
trotskista, es decir, peor enemigo ni la burguesía…parte de las incomprensiones de la
izquierda que acabarían por socavarla en los años posteriores.
ARI no tuvo sino una corta vida, apenas tres meses. La razón de su pronto fracaso se
debió a las contradicciones sin resolver —y sin ganas de solucionar— que se procesaban
al interior de los partidos y de sus adscripciones ideológicas. Algunos líderes no podían
aceptar que Blanco, de proveniencia trotskista, representara dicho frente, y en esa
condición, postulara a la presidencia de la República. Los stalinistas, los pro-moscovitas,
los maoístas, en fin, boicotearon desde adentro la postulación mencionada. Alfonso
Barrantes aceptó ser el candidato a la vice-presidencia, pero al parecer más obligado por
las circunstancias que por convicción. Barrantes —abogado defensor de derechos de los
trabajadores que en los años cincuenta había renunciado al APRA por la conciliación de
esta con la oligarquía— tendría poco tiempo después destacada participación, pero hasta
ese momento —inicios de los ochenta— su papel consistía en presidir, como figura de
consenso, a la UDP (compuesta en 1977 por VR, Partido Comunista Revolucionario —
PCR—, MIR-IV Etapa y el Movimiento de Acción Proletaria). Al menos ya se
vislumbraba en Barrantes cierta capacidad de convocar a personajes disímiles. Ello sería
después su principal capital político.
El estallido de ARI fue traumático y dramático pues, en una relación medio perversa, se
quería la unidad pero en la práctica se la corroía. La ruptura de la precaria alianza puso a
los dirigentes frente a su propia responsabilidad, ya no podía echarse la culpa a ninguna
fuerza exterior, al imperialismo, a la oligarquía, a la burguesía, a nadie. A pesar de la
derrota, la experiencia de ARI significó el punto de ingreso a cierta madurez en el proceso
de nuestra izquierda. Hacerse cargo de las consecuencias de las propias acciones es la
mejor manera de madurar.
Las evaluaciones con respecto a lo que representó ARI son disímiles. Solo a modo de
ejemplo. Para algunos, esta alianza debió constituir un grado de unidad y fuerza política
mayor que lo que fue IU, especialmente por su vinculación con los actores sociales
movilizados: “ARI estuvo gestada por muchos más actores sociales que no tenían
vocación vinculada a la representación política electoral…”. Mientras que para otros, ARI
partía de una base más limitada, pues excluía a partidos como el Comunista y el PSR, de
origen velasquista.30 El propio Barrantes tiene su evaluación al señalar que su ruptura
fue “una experiencia no solo negativa sino vergonzosa”.31
Detrás de todo ello y como un tema de fondo estaba el de las nuevas formas que debía
adquirir la práctica política, la lucha por el poder, lo que exigía, asimismo, una
reconceptualización de la política. En esa búsqueda, como parte de ella, la Revista de
Marka da paso a el diario de Marka. En él hasta el lenguaje debía ser modificado con
respecto a la forma como se comunicaba la izquierda por medio de su prensa partidaria.
Un periódico nacional actuaba en otro nivel. La calidad del mencionado diario y el sostén
social que se explicaba por la movilización social presente desde hacía dos décadas
aproximadamente, fueron condiciones que permitieron que la izquierda adquiriera
importancia en la escena pública. En esa nueva naturaleza de la comunicación entre sujeto
político y sociedad emergía como un reclamo persistente la unidad de las fuerzas de
izquierda. Ya un intento había fracasado con resultados muy costosos.
En efecto, en las elecciones municipales del mismo 1980 es cierto que perdió pero
también es verdad que obtuvo un caudal de votos que auguraba una presencia mayor en
el futuro, como efectivamente sucedió en las elecciones municipales de 1980. Para la
Alcaldía de Lima el candidato fue el propio Barrantes, quien obtuvo en la capital .3% de
votos (quedando en segundo lugar, después del candidato oficialista, Eduardo Orrego, de
Acción Popular), y el frente IU, a nivel nacional, alcanzó el 23%. Es cierto que todavía
estaba lejos de lo alcanzado en 1978, pero era evidente que había alcanzado un avance
significativo en la aceptación ciudadana.
El año 1983 fue el del gran éxito de IU, cuando ganó la Alcaldía de Lima con el mismo
Barrantes como su candidato, además de otras capitales importantes del país. La votación
sube a la importante cifra de 29%. Como señala Carlos Adrianzén,34 esta sería la cifra
electoral más alta alcanzada por el frente. Así, IU pasaba a ser la segunda fuerza electoral
del país, detrás del Partido Aprista. Al interior del segundo belaundismo, las formas
parsimoniosas de Barrantes contradecían con el ímpetu de las clases populares y medias
que exigían de su candidato definiciones con mayor énfasis. Pero el humor de Barrantes,
la lógica de sus discursos, su presencia física tan parecida a la de la mayoría de peruanos,
y otros aspectos, hicieron posible que empatara, como nunca antes un líder de izquierda
lo había conseguido, con la nación.
Al interior de IU se produjo un conflicto cada vez más notorio. Por un lado, Barrantes
confiaba que podía llegar a la presidencia sin necesidad del apoyo de los partidos que
conformaban IU; por otro lado, los partidos sostenían que Barrantes era una creación de
ellos, que dicho frente era el resultado del movimiento popular, y que el liderazgo
personalizado era un resultado eventual. Las pugnas internas hicieron imposible que se
conformase un espacio de concertación política dentro de IU. En reiteradas
oportunidades, Barrantes anunció su renuncia de la presidencia del frente. La
participación del PC, dirigido por Jorge del Prado, postergó en diversas oportunidades lo
que parecía ser inevitable, como efectivamente sucedió. Por su parte, los llamados no
partidarizados, especialmente los cristianos de izquierda, entendieron su papel dentro de
IU como el cemento que ayudaría a amalgamar las partes en conflicto.
En un escenario que se polarizaba cada día más, surgieron voces radicales al interior de
los propios partidos de IU, especialmente de la juventud del PC y de Patria Roja, que
demandaban a la dirigencia retomar los principios revolucionarios, lo que los acercaba
peligrosamente a posiciones filo senderistas. Ello explica en parte el desgajamiento que
sufrieron algunos partidos, como el Partido Unificado Mariateguista (PUM).
En una victoria pírrica, los partidos habían demostrado ser más que Barrantes… pero en
conjunto los dos frentes demostraron ser mucho menos que lo que la sociedad popular y
la dramática situación que vivía el país les exigían. Sin IU como un componente principal
de la lucha política se abrieron cauces para otros procesos que nacieron o se
profundizaron, como la emergencia de la derecha política, la crisis de representación de
los partidos, el consenso social para las medidas neo-liberales y el autoritarismo, es decir,
todo lo que en los años 90 serían las características del sistema económico y político en
el Perú.
La búsqueda de explicaciones: ¿qué pasó?
Sobre las razones del fracaso de IU hay algunos planteamientos. Javier Diez Canseco
señala los siguientes. Que esta agrupación no estuvo a la altura del momento crucial que
enfrentaba el país (económica y políticamente), pero especialmente porque no supo
responder a la dialéctica entre senderización y militarización que asfixiaba la vida de los
peruanos. Ausencia de una genuina voluntad para ser gobierno y poder, produciendo un
discurso “esquizofrénico” (entre lo militar y lo electoral). Distanciamiento con respecto
de las clases populares, que se explica por su imposibilidad de conformarse como un
frente de masas, en un “espacio político abierto y amplio” y por no desarrollar la
democracia interna. A estos factores se deben sumar el hegemonismo, el caudillismo, y
creer que los partidos eran dueños de una visión científica y, por lo tanto, infalible de la
política y la vida social, y, finalmente, el ideologismo. Sobre este último aspecto, César
Barrera Bazán enfatiza que los partidos de IU llegaron al Congreso “carcomidos por el
ideologismo”. Por su parte, Santiago Pedraglio, menciona, entre otras razones, como
problema principal “una autodestructiva práctica caudillista”:
La izquierda fue intolerante dentro de ella misma, por eso se dividía con una facilidad
pasmosa; no solo porque desconfiara de la democracia o no creyera en ella. La
combinación de prácticas tradicionales caudillista y carismáticas con un vulgar
dogmatismo historicista fue fatal. La verdad ‘revelada’ y el proceder político
autocentrado en pequeños grupos fue fulminante.
Para Alberto Adrianzén, la IU vivió algunas tensiones a las que no supo dar solución. La
primera de ellas, fue entre revolución y reforma, es decir, discurso radical y práctica
distinta a lo que se decía. La segunda tensión fue no asumir una posición nítida frente a
Sendero Luminoso y el MRTA, que agravó la crisis del frente. La tercera tensión fue la
incapacidad de representar a las clases populares, pues ello suponía dejar de lado, por
parte de los “micropartidos”, sus lógicas corporativas para dar dirección política al mundo
popular y plebeyo. La cuarta tensión se explica porque la constitución de la sociedad
peruana como una de masas, sostenida en su democratización y modernización, chocó
con la visión corporativa y clasista de quienes componían IU. La quinta tensión se refleja
en la no comprensión de la crisis de los llamados socialismos reales y del Estado
populista. Todas estas tensiones nos permiten concluir, sostiene Adrianzén, la derrota de
la izquierda peruana.
Finalmente, para Carlos Adrianzén García hay cuatro elementos que se entrecruzaron en
IU y que explican su fracaso: la democratización del frente, las tesis políticas, el plan de
acción y las disputas entre liderazgos. En una mirada general, Sendero Luminoso y las
formas de lucha, que para algunas agrupaciones implicaba no abandonar la idea de la vía
armada, eran problemas centrales en las discusiones internas. Por otra parte, la
democratización de los partidos y del frente mismo: cuoteo o o votación universal; lo
primero podía poner en peligro las hegemonías de algunos partidos, y ello llevó a
mantener una estructura no democrática al interior de IU (esto se vio reflejado en el
Congreso de 1989). Aunado a estos temas está el de las estrategias de gobierno y poder,
que era una manera soterrada de discusión sobre las distintas formas de lucha. Finalmente,
las disputas caudillistas que se revestían de principios ideológicos. En su combinación,
estos elementos “congelaron” a la IU, permitiendo que otras fuerzas ideológicas y
políticas, como la derecha, avanzaran de cara a una sociedad que se transformaba tan
radicalmente, como se constataría en los años siguientes.
No obstante, para ser equilibrados, a los problemas señalados, que son ciertos y tuvieron
sus pesos específicos en la descomposición del frente, es preciso señalar que la izquierda
(no solo IU, sino entendida en términos amplios que incluye el entorno social, intelectual,
artístico, cultural) pudo colocar ciertos temas que después serían parte, incluso, de las
políticas públicas, como la defensa de los derechos humanos, la educación popular, los
derechos ciudadanos, la atención a la sobrevivencia de los sectores populares (a partir de
las experiencias del vaso de leche y de los comedores populares), entre otros. También
dejó un conjunto de valores como la defensa de la solidaridad, la fidelidad a ciertas causas,
una ética colectiva y, algo que se vuelve más relevante hoy en día: el no caer, quienes
fueron dirigentes de IU, en la tentación del soborno, como sí lo han hecho los líderes de
otras fuerzas políticas. De esta manera, las repercusiones más allá del fracaso político que
dejó IU se colocan en el terreno de una moral cívica que es urgente mantener y ampliar.
Las clases populares que debieron ser representadas políticamente por IU quedaron
desamparadas, sin anclaje político, lo que se revelaría en las votaciones posteriores,
mudando estas sus preferencias entre candidatos y organizaciones que no tenían la
renovación de la vida social y completa del país como el eje de sus programas. Por esta
razón, la segunda vuelta electoral de 1990 se definió entre Vargas Llosa del Frente
Democrático (FREDEMO) y el naciente fujimorismo. Desde entonces, la izquierda sigue
siendo una estructura ausente de la política peruana.
REFLEXIÓN FINAL
Los partidos políticos en el Perú.
En esta revisión rápida de la historia de los partidos en el Perú republicano se observa
diversos intentos de grupos con grandes proyectos políticos que pudieron aportar al
desarrollo no sólo económico, sino también reivindicaciones a peruanos excluidos, con
el objetivo de unir a esas clases marginadas para forjar la nación (objetivo principal que
permitiría mejorar las relaciones entre los peruanos y por inercia a estar mejor tanto en la
economía, cultura, sociedad, política, etc.).
La desunión que hubo dentro de la Izquierda fue lo que causó la no llegada al poder de
ese enorme grupo que traían propuestas interesantes, eso quedó demostrado cuando
Barrantes logra la alcaldía y se preguntaba la población ¿qué harían si estuvieran en el
gobierno? Pero las discrepancias internas obstaculizaron ese objetivo. Se tomó la imagen
de Mariátegui para fundar diversos partidos de tendencia marxista, incluso diciendo que
fue el mismo Amauta que fundó tales partidos. De ellos, surgió el peor grupo extremista:
“por el sendero luminoso de José Carlos Mariátegui” Se puede sacar muchas reflexiones
sobre la historia política peruana, pero creo que se puede llegar aún consenso general, en
que la Unidad entre los peruanos es fundamental para consolidarnos como nación.
Reivindicar aquellos grupos que fueron el motor de la historia para concretar una
independencia política y no dividirnos cuando se atenta contra la seguridad del país ante
peligros externos, es decir, no luchar por caudillos o generales que manipulan por sus
propios intereses, sino luchar por la patria, por nuestra nación, destruyendo las enormes
diferencias sociales y raciales presentes en la población.
Conclusión
2. No es un mito que los partidos políticos en nuestro país están acabando con la
democracia y es que las distintas riñas entre partidos de diferentes posiciones, deja
de lado los problemas por los que se atraviesa, hasta tal punto que los mismos
peruanos dan su voz de protesta y es que sería de esto partidos sino tuvieran el
apoyo de la gente pero por lo contrario, al llegar al poder, no se retribuye ese
apoyo con todos, las mentiras y falta de preparación en los políticos, decaen más
a nuestra realidad.
3. Muchos de los problema se debe a la falta de conciencia por parte de las fuerzas
políticas de nuestro país, se hace evidente cada vez más el desacuerdo de la
población con muchos de estos partidos, el rol fundamental de todo partido es
brindar una idea al país y hacerla prevalecer siempre y cuando no atente contra el
bienestar del mismo, pero son tantos los partidos que hay, y no es que tengan
muchas ideas, sino que buscan llegar al poder para ayudar a unos cuantos a los
que menos lo necesitan y más nos perjudican.
5. Existió mucha controversia debido a los partidos de la masa, cada partido tenía
sus propias visiones, a su vez muchas de ellas se unían, con el fin de tener la
aprobación de la mayoría.
Rojas, A. (1987). Partidos políticos en el Perú: manual y registro desde 1872 hasta
nuestros días. Lima, Perú: Centro de Documentación Andina.