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EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE
LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO
Tesina para la Asociación Española de Terapia Gestalt
Bilbao, 1998
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 2
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 3
Índice
Prólogo. 5
Introducción. 7
Primera parte. Cerebro o Sistema Nervioso Central (S.N.C.) 9
1. El desarrollo del cerebro. 10
2. La Médula Espinal. 12
3. La Formación Reticular: el despertador del cerebro. 12
4. El Sistema Límbico: Cerebro Emocional 13
Hipotálamo: gran homeostato y centro emocional. 14
La Amígdala: sistema de alerta y memoria emocional. 22
Características de la mente emocional. 25
5. El Tálamo. Percepción. La Atención. 27
6. Lóbulos Prefrontales. Inteligencia y Autoconciencia. 33
7. Dinámica interhemisferios cerebrales y conocimiento. 37
Segunda parte: Ciclo de Satisfacción de las Necesidades y su correlación con el 41
cerebro.
Fondo de sensaciones. 42
Formación de la figura. 45
Movilización. 47
Acción. 54
Contacto, contacto final. 55
Retroceso. Asimilación. 56
Tercera parte: Funcionamiento básico del cerebro. Mecanismos de defensa. 57
I. Funcionamiento básico del cerebro. 58
1. Sistema de Activación y Sistema de Inhibición de la Acción. Sistema de
lucha o huida. 59
2. Alteraciones de los sistemas de activación e inhibición: la hiperactivación y
la hiperinhibición. 61
3. Otras consideraciones. 66
II. Mecanismos de defensa. Mecanismos de defensa en relación a cada una de las
fases del Ciclo. 68
Bibliografía. 79
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 4
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 5
Prólogo
Esta tesina nace de la necesidad propia de ir integrando los dos polos sobre los
que va girando mi actual labor: la de médico y la de psicoterapeuta gestáltico. Así
mismo, intenta completar la situación inconclusa que me ocurrió en 2º de Medicina
donde, debido al reinado de Taifas en que vivían los distintos departamentos de la
Facultad de Medicina, hube de estudiar tres sistemas nerviosos que en nada se
parecían el uno del otro, con el resultado de no haber entendido ninguno.
Introducción
El ciclo de satisfacción de las necesidades es el proceso por el cual tomo
conciencia de lo que necesito y hago lo necesario para satisfacérmelo o concluir. El
concepto fue primeramente formulado por Perls y posteriormente desarrollado en el
retirado Instituto Cleveland. Se le conoce también como ciclo de contacto-retirada:
interacción o contacto con el entorno a modo de encontrar la conclusión de nuestras
necesidades. Este proceso de interacción organismo/entorno se da a través de la
formación de figuras de interés que nos obligan a encontrar tal conclusión en el
entorno a través de nuestra conducta. Y también como ciclo de autorregulación:
organísmica (Harmon) la emoción o la necesidad originan un desequilibrio que el
organismo tiende a reequilibrar poniendo la energía necesaria hasta obtener una
conclusión y alcanzar así de nuevo su equilibrio u homeostasis. Zinker le llamó ciclo de
conciencia-excitación-contacto. En general es denominado ciclo gestáltico.
El ciclo comienza con la sensación que es la información cruda de la experiencia, el
fondo desde el cual comenzamos a organizar nuestro funcionamiento. Formación de
la figura o toma de conciencia es reunir la experiencia de un modo significativo que
pueda organizar la conducta; la figura es la combinación de la sensación, su significado
en términos de necesidad y su relación con el entorno. La movilización o
energetización es el surgimiento de la energía o del interés que fuerza a la figura a
la acción. La acción es la conducta o movimiento que lo pone a uno en contacto. El
contacto es la satisfacción real de la necesidad. El retroceso, una vez satisfecha la
necesidad, es la disolución de la figura en el fondo.
La interrupción de este ciclo (habitualmente en una forma que está fuera de nuestra
conciencia), la interrupción de necesidades importantes, da como resultado asuntos
inconclusos que se manifiestan como ansiedad, dolor, insatisfacción. Por contra, la
conclusión del ciclo se acompaña de satisfacción, bienestar, alegría.
Las fases que se saltan o se bloquean forman la base de una regulación organísmica
deficiente. Estos puntos han sido llamadas resistencias al contacto, y constituyen
los llamados mecanismos de defensa.
Movilización Acción
Contacto
Formación de la figura
Sensación Retroceso
Primera parte:
Sistema Nervioso Central (S.N.C.)
Por último, a lo largo de nuestra evolución como especie humana han ido aumentando
el número de interconexiones neuronales, lo que equivale a decir que el número de
respuestas posibles ante una situación se han incrementado y enriquecido.
Figura 2. El cerebro “triúnico” según Mac Lean. El cerebro humano está considerado como el resultado
evolutivo de tres tendencias sucesivas localizadas anatómicamente de forma concéntrica: el cerebro
reptiliano (que corresponde al tronco cerebral y a los núcleos grises centrales), el cerebro paleomamífero
(que corresponde al sistema límbico) y el cerebro neomamífero (que corresponde a la neocorteza).
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2. LA MÉDULA ESPINAL.
Las sensaciones internas junto con el tacto, temperatura y dolor ascienden a través de
la médula espinal hasta llegar, con los demás sentidos, al Tálamo, la consciencia
elemental. Y también a través de la médula espinal descienden las órdenes motoras,
que originarán las acciones musculares, y las vegetativas, que originarán acciones
sobre las vísceras.
Las capacidades sensoriales de que disponemos están preparadas para aportar a
nuestra conciencia sensaciones plenas que permiten configurar figuras plenas y reales.
Lo que se conoce en Gestalt como “cimentación”, o “arraigamiento” en Bioenergética.
Nuestro sentido de realidad está basado en el grado de contacto con nuestro cimiento
(fondo) sensorial.
Las capacidades sensoriales se dividen en:
1. Sentidos orientados hacia el sentido interno de sí mismo:
2. Los sentidos orientados hacia nuestra relación con el entorno: vista, oído,
olfato, gusto y tacto. A través de ellos nos cimentamos en la realidad de nuestro
entorno y determinamos nuestra relación con él.
3. LA FORMACIÓN RETICULAR.
Constituye como la puerta de entrada al Sistema Nervioso Central de las sensaciones
que provienen de la médula espinal. Está situada en el tronco del encéfalo y es la
continuación de la médula espinal.
Posee centros reguladores automáticos de la respiración y la circulación sanguínea de
manera que cuando se producen alteraciones en los niveles en sangre de CO2 y O2 o
cuando aparecen alteraciones circulatorias estos centros las equilibran. También posee
centros reguladores del reflejo del vómito, de la tos y del estornudo, y contribuye a la
disminución del dolor (un filtro antiálgico).
Pero la función más importante es la preparación de la conciencia a la vigilia ya que
sin la puesta en marcha reticular la conciencia humana está como dormida.
La Formación Reticular está activada por los mensajes que de los ambientes
externos (a través de los sistemas sensitivos) e internos (desde el hipotálamo) le
comunican, y ella misma transmite esta activación (estimulación) a amplios sectores
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También se proyecta hacia la médula espinal. En este caso tiene dos acciones:
Activación descendente: facilita el tono muscular y mejora la recepción y
transmisión de las señales nerviosas.
Inhibición descendente: con la misma influencia que el anterior pero en sentido
moderador, descendiendo el tono muscular y la aferencia sensitiva.
Es decir, influyen en el tono muscular facilitando la acción muscular y
facilitando la acción vegetativa sobre las vísceras.
4.1. HIPOTÁLAMO.
Es el encargado del equilibrio del mundo interno, de la homeostasis.
Es el coordinador de recursos para la regulación de la vida individual en lo que
respecta a impulsos instintivos, aspectos emocionales y defensa del estrés.
Es reloj biológico.
Es cerebro inmunitario.
Con el hipotálamo alcanzamos el nivel de animal instintivo impulsivo y emocional y que
puede obtener satisfacción o insatisfacción en su conducta.
4.1.1. Regulación del medio interno. Homeostasis.
ACTIVIDADES NEUROVEGETATIVAS
Efecto de la
Órgano Efecto de la estimulación simpática estimulación
parasimpática
Corazón Aumento de la frecuencia de contracción
Coronarias dilatadas Lo contrario
Vasos sanguíneos Dilatados en músculos, corazón y pulmón Ninguno
Contraídos en piel y resto de las vísceras No inerva la mayoría
Sangre Coagulación y glucosa aumentadas Ninguno
Pulmones Aumento respiratorio Lo contrario
Bronquios dilatados Contraídos
Hígado Liberación de glucosa Síntesis de glucógeno
Bazo Contracción y descarga de sangre alma- Ninguno
cenada en la circulación general
Vejiga urinaria Relajación del músculo detrusor
Contracción del músculo del trígono Lo contrario
Útero Contracción Relajación
Pene Eyaculación Erección
Vías biliares Inhibidas Excitadas
Pelos Erección Ninguno
Pupilas Dilatación Ninguno
Musculatura estriada Aumento de fuerza Ninguno
Musculatura lisa Relajación Contracción
Médula suprarrenal Aumento de la secreción de adrenalina No inervación
Metabolismo basal Aumentado Ninguno
Actividad mental Favorecida Ninguno
Glándulas
Gástricas Disminución de la secreción Aumento
Sudoríparas Estimulación de la secreción Lo contrario
Lacrimales Inhibición de la secreción Normal o aumentada
Nasales Inhibición de la secreción Copiosa y clara
Salivales Inhibición de la secreción Copiosa y fluida
Esta diversidad de acciones se debe a que puede influir desde sus centros activando o
frenando la mayor parte de las funciones orgánicas. Y ello lo hace a través de sus dos
ramas opuestas: el sistema nervioso vegetativo simpático y el parasimpático. Por
ejemplo, el simpático aumenta la frecuencia cardíaca y el parasimpático la disminuye.
El simpático actúa cuando se requiere mayor frecuencia cardíaca (ejercicio, miedo) y el
parasimpático cuando no sea así (relajación, descanso).
Muchas de las acciones que el hipotálamo genera tienen una clara repercusión
vivencial (taquicardias, sudor…) y estas vivencias pueden encajarse en situaciones
emocionales que ellas mismas condicionan.
En definitiva, podemos decir que en el hipotálamo se sitúa una zona ergotropa o
simpática que aporta la necesaria energía para la acción y otra trofotropa o
parasimpática que procura la reparación y el descanso.
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El instinto es un impulso, una energía, una tensión vital imperativa que nos lleva
inmediatamente a su satisfacción. Los instintos son conductas impulsivas innatas
tendentes a la conservación del individuo y de la especie. Constituyen el impulso más
primario del individuo. Las conductas instintivas que provocan son estereotipadas, fijas
y específicas de cada especie.
Los impulsos primarios surgen de los registros que los receptores especializados
situados en el Hipotálamo (osmoreceptores, termoreceptores, glucoreceptores, etc.)
efectúan de nuestro medio interno. Invitan, estos impulsos, a la reparación automática
de los desequilibrios, pero si no se satisfacen continúan su camino hasta la corteza,
donde se hacen conscientes, para lograr su atención y obtener así su satisfacción.
Estos impulsos, como puede ser el satisfacer el hambre, sed o sexo, son instintivos.
Para algunos autores la teoría de los instintos está superada en los seres humanos
por la de los motivos, más flexible y real al emplear la energía impulsiva como
movilizadora de hábitos conductuales sociales aprendidos. Hay, efectivamente,
motivaciones instintivo-impulsivas animales (los instintos) innatos, de comer, beber,
dormir, tener relaciones sexuales, construir el nido, cuidar la cría, etc. y otros
propiamente humanos, socioculturales, de asumir la convivencia y hasta de lograr la
aprobación social o conquistar el éxito. Las primeras tienen que ver con el hipotálamo.
Con las segundas ocurre algo semejante pero en su instauración influyen el juicio y la
reflexión, de modo que pueden ser impulsivas pero no instintivas y tienen relación,
además, con la corteza cerebral1.
En definitiva, la motivación biológica es el producto final de la integración de factores
neuronales y hormonales que incitan a determinados comportamientos, de conductas
motivadas. Muchos de estos factores laten en el sustrato hipotalámico que es
desencadenante y energetizante, y constituye el conjunto de impulsos, deseos,
intereses, creencias y actitudes que siempre hay en el fondo de cualquier ser humano.
El Hipotálamo genera estos impulsos a la saciedad, a la satisfacción y, al mismo
tiempo, prepara al organismo para el esfuerzo e incluso la lucha si fueran necesarios
en el empeño mediante las secreciones endocrinas y vegetativas.
4.1.3. El Hipotálamo como centro de la emoción.
En íntima relación con las motivaciones están los fenómenos emocionales. Motivación y
emoción tienen el mismo sustrato anatómico y fisiológico. La necesidad y su
satisfacción o no comportan un estado emocional que es vivido como agradable o
desagradable por la persona.
La emoción (movimiento hacia fuera) se centra en el hipotálamo, aunque se integra en
el circuito coordinador límbico. Es de raíces innatas pues se trata de un estado interno
de agitación no aprendido.
1 Las motivaciones tienen el mismo sustrato anatómico que los impulsos pero parten de motivos; son impulsos que van más allá de la
conservación, como lo es la aspiración a algo mejor para mí y para los demás.
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Emoción - sentimiento.
La emoción es una expresión casi material del sentimiento y éste puede considerarse el
componente psicológico de aquélla o su sublimación. La afectividad es todo aquello
que se refiere a emoción y sentimiento.
La emoción es la afectividad corporalizada u objetivada y sentimiento es la emoción
racionalizada por la participación prefrontal del hemisferio dominante y sus circuitos
procesales. Emoción: la exigencia del celo animal; sentimiento: el amor de entrega
humano. El sentimiento no necesariamente se acompaña de síntomas corporales.
Podemos considerar, de una manera didáctica, que la emoción y el sentimiento son un
mismo proceso palpitando entre dos niveles: la emoción conceptualizada se transforma
en un estado afectivo que influye en el sentimiento y la conducta (unos latidos
cardíacos pueden querer decir amor); y un sentimiento que se expresa reflexivamente
puede producir una corporalización emotiva (lágrimas ante la miseria del prójimo o de
un melómano ante su música preferida, el
temblor del miedo, la agitación de la furia Corteza
como ataque de ira). Es decir, la
participación de la emoción en la conducta
se hace en dos sentidos: desde una
sensación instintivo-impulsiva se pone en Hipotálamo
marcha todo un comportamiento
sentimental hacia arriba o, por el contrario,
un sentimiento que se impregna hacia
abajo de un matiz emotivo que lo
CUERPO
somatiza.
Una: ante una situación potencialmente emocional (un ruido en la noche, por ejemplo)
automáticamente el psiquismo adopta unas medidas de conducta corporal de manera
inmediata enviando órdenes a los órganos por el sistema neurovegetativo, y más tarde
el neuroendocrino, para prepararse para la lucha o huida. Sólo cuando estos
mecanismos están en marcha, con el corazón agitado y los músculos tensos, la
información procedente de los órganos es percibida por la corteza cerebral y elaborada
como emoción (miedo); la conducta emocional se pone primero en marcha y luego se
siente la emoción.
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Emoción negada
Un caso extremo son los alexitímicos (a: negación, lexis: palabra, thymos: emoción):
la incapacidad de expresar con palabras sus propios sentimientos.
Son personas con dificultades para describir los sentimientos, tanto los propios
como los ajenos, y un vocabulario emocional muy restringido. Sienten, pero son
incapaces de saber y especialmente, incapaces de poner en palabras lo que sienten.
Carecen de empatía e intuición y no fantasean ni sueñan. Presentan una clara
desconexión entre el sistema límbico y el neurocortex.
Otra de las características del hipotálamo en relación con las necesidades y las
emociones es que presenta dos zonas distintas: anterior o positiva o de recompensa; y
otra posterior o negativa o de castigo. La primera será también la zona parasimpática y
trofotropa, de recompensa y placer (satisfacción) y la segunda es, también, la zona
simpática y ergotropa, de castigo y sufrimiento o aversiva (insatisfacción).
Las Gestalt conclusas darán satisfacción, placer y las inconclusas insatisfacción
manifestándose esta insatisfacción como ansiedad, malestar, irritación, miedo, etc.
El hipotálamo es, a la vez, un centro emocional, vegetativo e instintivo-impulsivo y
motivacional y los cuatro planos se superponen a un tiempo en una estricta
superposición de sus manifestaciones corporales.
Los dos componentes funcionales del hipotálamo, simpático y parasimpático, vienen a
significar acción y recuperación, trabajo y descanso. El simpático controla procesos
ergotropos cuya actividad supone gasto de energía, como sucede en la lucha, la
actividad y la vigilancia, mientras que el parasimpático tiende a procesos reparadores o
nutritivos, con descanso muscular, ahorro de energía y restauración tisular.
4.1.5. El hipotálamo y el estrés.
Incremento del ritmo respiratorio para disponer de más oxígeno para las
combustiones y desprender el anhídrido carbónico que se incrementa al aumentar el
catabolismo.
Es de instauración más lenta pero más permanente. La lleva a cabo el otro sistema
hipotalámico, el mecanismo neuroendocrino, que pone en marcha una amplia
movilización hormonal.
Las hormonas hipotalámicas, vía hipófisis, estimulan el tiroides lo que aumenta todo el
metabolismo corporal; estimulan la corteza suprarrenal que secreta mineralocorticoides
que retienen agua para conservar la presión sanguínea alta y glucocorticoides que
estimulan la transformación en glucosa de los depósitos grasos… Es decir, hormonas
que faciliten recursos energéticos y permitan mantener la disposición defensiva tanto
como sea necesario.
El hipotálamo pone también en marcha una activación inmunitaria de manera que hay
un aumento de células defensivas inmunitarias en el torrente sanguíneo. Pero si el
estímulo estresante se mantiene en el tiempo el sistema inmunitario se deprime; a la
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Se presenta cuando el organismo pierde sus recursos defensivos, ha agotado todos sus
recursos. Es el momento donde aparece la enfermedad o cuando algún órgano clave
falla (por debilidad constitucional o porque haya participado más activamente en la
fase de resistencia).
Las causas psíquicas son las más importantes en el origen y mantenimiento del estrés.
Su no resolución origina todo este cortejo de síntomas que hemos mencionado, es
decir, su somatización. La emoción reprimida o negada es la emoción somatizada.
4.1.6. Reloj biológico. Glándula pineal.
4.2. LA AMÍGDALA.
La amígdala (del griego almendra) va cobrando cada día más protagonismo dentro del
circuito límbico. Está ligada a los procesos de aprendizaje y memoria y, hoy en día, se
le adjudican dos papeles muy importantes:
Sistema de vigilancia
mente propia, una mente cuyas conclusiones pueden ser completamente distintas a
las sostenidas por nuestra mente racional.
5. TÁLAMO.
Es la estación de recambio obligada para cualquier información que trate de llegar a la
corteza cerebral. Al tiempo que encauza cada tipo de información a su destino en el
cortex, él mismo participa de su significado proporcionando un primer nivel de
conciencia.
Funciones:
Asiento de un tipo de conciencia elemental.
Filtro sensitivo.
Consciencia elemental
Figura 4. Áreas de los circuitos talamocorticales. Líneas continuas: surcos; líneas discontinuas:
parcelación cortical. Distintos núcleos talámicos. DM: dorsomediano. CGM: cuerpo geniculado medial. NL:
núcleo lateral. P: pulvinar. CGL: cuerpo geniculado lateral. LVA: lateroventral anterior. LVP: lateroventral
posterior. LD: laterodorsal.
Más específicamente, la información sensitivovisceral va a las áreas primarias 3, 1 y 2 de la corteza parietal
retrorolándica. Las señales auditivas y visuales van a las áreas primarias 41 y 17. El gusto al área 43. Los estímulos
olfativos no se localizan en el tálamo. Los núcleos asociativos del tálamo conectan con las áreas 5 y 7 para la
sensibilidad somestésica, con la 22 y 42 para la información auditiva y con las 18 y 19 para la visual, todas ellas áreas
asociativas gnósicas especializadas en la recepción de esa información ya algo elaborada.
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Las señales informativas palpitan para su análisis cualitativo en los repetidos circuitos
tálamocorticales, parietal, occipital y temporal, iniciando así un proceso mental
consciente que ya llamamos percepción.
Las áreas corticales se dividen en:
Áreas primarias: en ellas se localiza la capacidad de impresión de la información, es
decir, la recogida del estímulo sin analizar sus cualidades. Podemos decir que es un
estado primario de transición por el que la información se recibe para que pueda ser
atendida más tarde.
Áreas secundarias: hacen posible que las informaciones sean plenamente
conscientes. Su deterioro origina una dificultad en la captación discriminativa de las
señales, pues las áreas secundarias permiten la descomposición de la información
en sus componentes cualitativos.
Áreas terciarias. Ver percepción.
PERCEPCIÓN
Desde un punto de vista psicofísico la percepción resulta de una actividad organizadora
que, por medio de la atención, selecciona los datos sensoriales para construir un
percepto. El acto de percibir supone un principio activo que mantiene la unidad de la
experiencia consciente.
Es el reconocimiento y la identificación secundaria y consciente de las cualidades de la
información. Si la sensación es el impacto anónimo de una aferencia sensitiva que
llega a la corteza, la percepción es su reconocimiento y, acaso, evocación.
Es una función totalitaria e integradora que da sentido a las cosas, identificándolas con
patrones de experiencia que laten en la memoria como base posterior de la cognición;
se trata realmente de una categorización de lo aprehendido porque sus simbolizaciones
unas veces van de lo universal a lo particular y otras en sentido inverso.
Dinámica perceptiva
LA ATENCIÓN
Podemos dividirla en general, que es tanto como decir que estamos despiertos; esta
atención es activada por la formación reticular. Y selectiva o focalizada que es
consciente y voluntaria y que opera a través de la acción combinada de los circuitos
talamocorticales e intracorticales; nace en el lóbulo prefrontal.
Todos los mensajes que provienen de las diferentes vías nerviosas sufren una
transformación de códigos de energía a experiencias de sonido, color, aroma, sed,
hambre y un sinnúmero de percepciones; de esos mensajes se abstraen parte de los
datos mediante una selección que es llevada a cabo por la atención. Esta selección es
un principio activo que organiza los datos sensoriales para mantener una unidad de
experiencia que es la conciencia.
Esta atención consciente, selectiva, es como un linterna que ilumina alternativamente
un sector del mundo interno seleccionando contenidos de la experiencia y parte del
mundo externo enfocando ciertas situaciones con los sentidos.
Retomando aquí el ciclo de satisfacción de las necesidades podemos entender ahora la
importancia de la atención a la hora de la elaboración o aparición de la figura que
surge del fondo de sensaciones. Por ejemplo: una cierta incomodidad, un conjunto de
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Está formada por las áreas de la corteza 39 y 40 que están situadas en la zona central
o confluyente de las áreas asociativas posteriores, entre el lóbulo parietal, temporal y
occipital. Es capaz de elaborar una síntesis global informativa que permitirá, en
colaboración con unas áreas semejantes prefrontales, el proceso intelectual de la
percepción, verdadera asimilación personal de la información.
Estas áreas, prefrontal y gnósica común, son las que permiten la conciencia del
esquema corporal: la percepción de la presencia y el papel del cuerpo y de su posición
en el espacio.
Mediante la consciencia corporal, el esquema corporal, se individualiza el cuerpo de las
cosas ambientales, se establece la propia frontera corporal, distinguiendo lo que está
dentro de lo que está fuera. Nos reconocemos, nos orientamos, nos entendemos
estableciendo nuestra propia imagen bien definida ante los demás, nos convertimos de
alguna manera en protagonistas de nuestra propia existencia.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 32
LÓBULO PREFRONTAL
AUTOCONSCIENCIA
Corteza
prefrontal
Memoria
Áreas senso-
Información humoral perceptivas
Elaboración
Tálamo primaria
Alerta reticular
Médula Entrada de la
T. del encéfalo información
Afectividad
Las conexiones entre los hemisferios son tales que representan siete u ocho veces
mayor superficie que la de la totalidad de las otras conexiones que discurren por el
cerebro. Y, básicamente, estas conexiones están constituidas por el cuerpo calloso.
El hemisferio derecho está más capacitado para:
la percepción cinestésica: movimiento, danza, manipulación y sensación al tacto.
la intuición (ver dentro) es una función propia del hemisferio derecho. Es una visión
intelectual de una relación o hecho no objetivo que puede deducirse del significado,
alcance o estructura de un problema o situación. Es espontánea, íntima,
instantánea, clara y no ocurre por vía del razonamiento, produce seguridad y
certeza pero no se tiene consciencia ni del camino ni de los pasos lógicos implícitos.
Figura 10. Sistema límbico. 1, amígdala; 2, hipocampo; 3, fimbria; 4, fórnix; 5, estría terminal; 6, núcleo
del septum; 7, tubérculo mamilar; 8, tálamo.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 41
Segunda Parte:
CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS
NECESIDADES Y SU
CORRELACIÓN CON EL CEREBRO
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 42
FONDO DE SENSACIONES
Está constituido por el conjunto de sensaciones (internas y externas),
emociones, instintos y motivaciones que son generadas por distintas estructuras del
sistema nervioso y que laten en el fondo de la consciencia.
2 Maslow establece una jerarquía en las motivaciones humanas de manera que una vez satisfechas las precedentes la persona tiende a la
consecución de las subsiguientes. Para él las primeras son las necesidades fisiológicas, después lo que denomina necesidad de seguridad.
Posteriormente son las motivaciones de amor y afecto. Satisfechas estas necesidades el individuo tiene como preocupación dominante la
afirmación de la propia estimación y de la estimación ajena; el deseo de afirmarse ante el mundo. Luego surge la motivación de saber,
posteriormente son las necesidades estéticas y, por último, el deseo-motivación de self-actualización, de realizarse a sí mismo cada vez más
auténticamente.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 43
Llegada de la información.
FORMACIÓN DE LA FIGURA
Las sensaciones que laten en las áreas asociativas corticales intentan llamar la atención
de la corteza prefrontal. Cuando un estímulo alcanza suficiente intensidad activa la
atención de la corteza prefrontal y el estímulo pasa a ser consciente. Es lo que en
Gestalt se llama formación de una figura.
Una figura es una sensación, o una emoción, o un instinto que reclama la atención de
la consciencia y que incluye una necesidad. Puedo necesitar cambiar una postura que
se ha hecho incómoda, puedo necesitar atender una emoción que es suficientemente
intensa, o puedo darme cuenta de que lo que tengo es hambre y necesito comer. La
tristeza, por ejemplo, es una emoción que implica un conjunto de sensaciones
corporales que incluye el humedecimiento y tensión alrededor de los ojos, calor y
pesadez en el pecho. Estas sensaciones reunidas son lo que llamamos una emoción
(tristeza en este caso), es decir, una figura emocional. Si permitimos que la tristeza
tenga un significado para nuestro ser ésta puede guiar nuestro funcionamiento:
permitir que broten nuestras lágrimas, expresar nuestra tristeza y encontrar consuelo
en los demás. Hacerlo de otro modo es dejar la emoción inconclusa (figuras
inconclusas).
Veamos otro ejemplo: calor más sensación de sequedad en la boca y garganta. Esta
sensación se organiza fácilmente en algo significativo: “sed”. Sed (la experiencia, no la
palabra) es una figura significativa que organiza un conjunto de sensaciones en un
todo cohesivo y, como figura, resalta entre otras sensaciones simultáneas. Una vez
satisfecha a través del contacto con el agua, esta figura se completa y retrocede de
nuevo al fondo.
Para Zubiri - Guirao la formación de la figura es lo que denominan inteligir: significa
que la noticia puede ser entendida. Consiste en una serie de pasos que van a permitir
al individuo hacer la interpretación de la noticia, lejos ya de todo automatismo.
El paso de la sensación a figura es llamado por ellos aprehensión intelectiva: es el
proceso por el que se sale del sentir y se entra en el inteligir y es llevado a cabo por
las áreas prefrontales heteromodales, que primero son puramente atentivas cuando
fueron estimuladas y ahora son procesadoras de la información. Una vez recibido el
estímulo, primero se ha atender, porque la consulta es inevitable.
Puede ocurrir que las cosas no pasen de ahí porque la información no merezca interés.
Pero si se suscita el interés en la noticia, las áreas prefrontales intelectivas (las que
han de interpretar la noticia) miran primero a las áreas asociativas terciarias donde la
noticia se ofrece en síntesis, y más tarde a las secundarias, donde sus cualidades se
analizan para ampliar la información. Ejemplo de la percepción visual: miramos por las
áreas primarias y vemos por las secundarias y las terciarias.
La formación de la figura, la aprehensión intelectiva requiere para su realización de la
atención focalizada: es la capacidad de aplicar voluntariamente los sentidos a
alguna cosa o hecho puntual para introducirnos en su realidad, para analizar bien las
señales, para inquirir información añadida, para seleccionar lo principal por exclusión
de lo accesorio. Como una linterna, la atención focalizadora prefrontal vivifica las áreas
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asociativas iluminándolas selectivamente, lo que significa que busca en sus paneles los
datos concretos que necesite para la identificación o el enriquecimiento de la noticia 3.
Estamos llegando así a la auténtica percepción, que, a diferencia de la sensación, es
una aprehensión activa.
El proceso de la percepción va desde la captación de la información que nos
permite identificar el percepto, por ejemplo, árbol (porque este conjunto de colores,
formas y dimensiones funciona para mí, en mi experiencia y según mis deducciones,
como árbol), pasa por anteponerle algún artículo (el árbol, ése y no otro), y concluye
con la relación que en este momento tiene conmigo ese árbol (ese árbol es, ahora,
como yo: sin hojas, cansado, viejo…; o bien todo lo contrario: ese árbol, justo por
estar sin hojas, viejo es lo opuesto a mí que me siento fuerte, joven). Si cogemos el
ejemplo de “sed” anterior, la percepción va de percibir sed, a la conciencia de que es
“mi sed”.
Es decir, la formación de la figura incluye una serie de pasos perceptivos que se llevan
a cabo en las áreas prefrontales y cuya finalidad es organizar un conjunto de
sensaciones en un todo cohesionado con un claro sentido para mí, al cual se suma,
desde las áreas paralímbicas, el matiz emocional. Las áreas paralímbicas (o
neurolímbicas) son áreas corticales emplazadas fundamentalmente en la cara media de
los hemisferios, entre las áreas perceptivas (prefrontales) y las límbicas. Su función es
relacionar la elaboración reflexiva de las áreas prefrontales con la emoción que late en
el circuito límbico y así establecer la oportuna matización emocional; la noticia se
acompaña de la calidad emotiva. Es decir, que toda figura tiene su matiz emocional.
La diferencia entre el tálamo y las zonas paralímbicas es que el tálamo aporta un tono
vital que se caracteriza por inconsciencia, indeterminación, no vinculación a ningún
estímulo conocido y concreto (en definitiva, el talante o tonalidad afectiva básica que
afecta al estado de ánimo) y las áreas paralímbicas, que tienen la capacidad de recibir
con afección emocional la información puntual que en cada momento nuestros
sentidos captan.
La percepción es la que ve una cara, sus distintos componentes, luz, formas, color…,
reconoce que es una cara de mujer, que es mi hermana y las áreas paralímbicas son
las que dirán lo mucho que me desagrada o la estimo.
3Dicho desde la Gestalt, la atención es la facultad de nuestro cerebro que permite el pleno desarrollo de lo que denominamos toma de conciencia
o darse cuenta. El desarrollo de la capacidad de “darse cuenta” es el desarrollo de nuestra capacidad de atención.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 47
MOVILIZACIÓN
Una vez que aparece una figura precisa el cuerpo se moviliza de cara a su resolución.
Hemos de precisar dos tipos de movilización:
Incremento del ritmo respiratorio para disponer de más oxígeno para las
combustiones que originan la energía necesaria para la acción y desprender el
anhídrido carbónico que se ve incrementado al aumentar el catabolismo y que es
tóxico para el organismo.
Todas estas acciones son llevadas a cabo por el hipotálamo que, a su vez, estimula los
nervios simpáticos y estos estimulan la secreción de adrenalina de la médula
suprarrenal. El conjunto de estimulación simpática y estimulación de la adrenalina
originan una movilización energética, rápida y eficaz pero de corta duración.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 48
Estado de insatisfacción más o menos permanente. Nada nos satisface, las cosas
requieren más esfuerzo que en condiciones normales… (No olvidemos que la no
satisfacción de las necesidades o de los deseos es vehiculizada así mismo por el
sistema simpático).
Esta movilización pondrá en funcionamiento los mismos mecanismos que hemos visto
para la autónoma y una de sus finalidades principales es disolver los bloques que
puedan existir en las distintas etapas del ciclo de satisfacción de las necesidades que,
en definitiva, es nuestra tarea terapéutica: facilitar la recuperación del pleno potencial
de autorregulación u homeostasis que tiene la persona humana.
Esta movilización voluntaria es llevada a cabo por:
a) Activación de la consciencia.
b) La respiración
La función básica de la respiración es la incorporación de oxígeno al organismo y la
eliminación del anhídrido carbónico.
Esta función es llevada a cabo por una serie de acciones mecánicas y una serie de
contracciones-relajaciones musculares que son de tal especialidad que fácilmente son
modificadas por múltiples condicionantes externos e internos.
La aportación de O2 es básica para los procesos metabólicos generadores de la energía
corporal: el O2 + glucosa = Energía+CO2+cenizas+H2O.
Toda alteración de la respiración (y la causa más importante es bloqueo emocional)
origina una disminución del volumen respiratorio y esta disminución origina dos
efectos importantes:
Disminución del volumen de oxígeno a las células, lo que origina una
disminución del metabolismo con la consiguiente disminución en la
producción de energía.
va deprimiendo las funciones del Sistema Nervioso y si llega a cierto extremo puede
originar un coma que se llama coma acidótico. La disminución de las funciones a nivel
del hipotálamo, que es el encargado de las descargas emocionales, origina un
enlentecimiento de las mismas primero, y si el pH sigue haciéndose más ácido
originará una tendencia al bloqueo emocional. Una manera de sostener un bloqueo
emocional es disminuir la respiración y aumentar así el CO2 en el organismo. En sí, la
disminución o bloqueo respiratorio origina una cierta narcolepsia, atontamiento que es
una manera de no sentir, de no pensar y de no hacer.
El trabajo con la respiración, en el sentido de aumentarla, tiene como intención
básica contrarrestar este bloqueo de una manera voluntaria. Los efectos de una
respiración profunda y continuada sobre el organismo son:
El aumento de oxígeno en el cuerpo con el consiguiente aumento del
metabolismo y producción de energía.
Y una alcalinización del medio interno por disminución del CO2. Esto origina
un aumento de la excitabilidad del cerebro, una activación del mismo que
incrementa los estados de atención, la percepción sensitiva y un aumento o
facilitación que, a nivel hipotalámico, se traduce en una facilitación de la
descarga emocional. Es decir, la alcalinidad del medio interno nos hace estar
más despiertos, conscientes y a nivel emocional facilita los procesos de carga
y descarga.
3. Movilización y energía.
La energía suficiente para la movilización no depende sólo del acto de la carga en sí,
sino también de la capacidad de tolerar, contener y construir esa carga hasta que el
organismo esté listo para descargarla en la acción. Esto requiere que los tejidos
corporales tengan capacidad para absorber y distribuir un aumento de la carga.
Si la estructura corporal está comprimida, estrechada, hay menos “espacio” para
contener y almacenar energía.
La capacidad de los tejidos del cuerpo para absorber un aumento en el suministro de
energía se relaciona con su flexibilidad: la capacidad de estirarse y flexionarse permite
el aumento de energía. Los músculos contraídos, espásticos, no pueden ni absorber ni
distribuir la carga de energía que se incrementa. Una estructura corporal rígida indica
que tiene una capacidad de energía limitada.
El trabajo terapéutico corporal cumple el papel de ir flexibilizando (desbloqueando) las
rigideces musculares. La respiración permite ir aumentando la carga energética y la
postura bioenergética va abriendo, ensanchando, estirando las musculaturas rígidas lo
que permite, poco a poco, que el flujo energético vaya distribuyéndose por todo el
organismo, especialmente por las zonas bloqueadas.
Por último, un organismo excesivamente rígido o bloqueado tiene poca capacidad de
construir energía. Una buena parte de su energía ha de ser utilizada y gastada en
mantener esa tensión. El Principio de la Conservación de la Energía afirma que: “la
energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Y esto ocurre con cualquier tipo
de energía: la energía física que el organismo no necesita se almacena en forma de
glucógeno y grasa; la energía emocional no liberada es almacenada en el cuerpo en la
musculatura (sobre todo estriada) y lo hace aumentando el tono o tensión interna del
músculo o grupos de músculos lo que a la larga origina una tensión muscular crónica.
Si estas tensiones musculares se originan en la infancia, en base a conflictos
emocionales no resueltos, se asientan y organizan en zonas específicas del cuerpo
originando los llamados bloqueos segmentarios.
5. La movilización intelectual.
ACCIÓN
La energía que hemos generado en la fase de movilización encuentra su realización
cuando expresamos algún tipo de acción relevante en nuestro entorno. Implica la puesta en
marcha de las áreas de la corteza encargadas del movimiento motor, implica la dinamización
visceral (peristaltismo, ritmos, acomodaciones), implica la descarga emocional. Es a través de la
acción que movemos lo que está dentro de nosotros (energía, viveza, vitalidad, necesidades,
emociones, motivaciones, instintos) para atravesar el límite organismo/ entorno. Es nuestra
capacidad de actuar plena y significativamente en el mundo, la que nos hace fuertes, capaces
de enfrentarnos y expresar la verdadera naturaleza e integridad de nuestros límites.
RETROCESO. ASIMILACIÓN
Es la fase para asimilar lo adquirido en el contacto y, a la vez, retirarse para que pueda
surgir algo nuevo y fresco por su propio derecho sin contaminar el suceso anterior.
Retroceso
La terminación del ciclo implica una reversión de la dirección previa de la energía y de
la conciencia del organismo desde el entorno hacia el sí mismo.
Lo primero que ocurre tras el contacto final es la desvinculación del contacto. Los
signos externos (fatiga, amortiguación de la intensidad perceptual, sensación de
plenitud o suficiencia en el estómago y una sensación total de placer que llamamos
satisfacción) nos indican que ha sido suficiente e indican el primer cambio del foco del
entorno de vuelta hacia sí mismo. La consecuencia de la desvinculación es la de
aminorar el paso y aquietarse uno mismo.
Al desvincularse del otro hay un movimiento natural hacia el restablecimiento del
propio límite. Y con él, la vuelta a la fase de sensaciones. Si no se ha llegado a la
fase de sensaciones será necesario un tiempo de reubicación.
Asimilación y cierre
El objeto del contacto es que el límite del sí mismo es ahora restablecido incluyendo
la nueva experiencia o material engendrado por el contacto. Es la asimilación de este
nuevo material o experiencia lo que resulta en crecimiento. Una nueva Gestalt (todo)
surge de este proceso de asimilación. Entonces, el efecto del contacto es así engendrar
algo nuevo, y no sólo el retorno a la homeostasis. (Es por ello que los gráficos que
explican el Ciclo Gestáltico como un círculo no siento que sean totalmente reales. La
figura que más se acerca a expresar el ciclo es la espiral).
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 57
Tercera Parte.
FUNCIONAMIENTO BÁSICO DEL
CEREBRO: ACTIVACIÓN E
INHIBICIÓN. MECANISMOS DE
DEFENSA.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 58
ello que sistemas más complejos toman el relevo a este sistema de lucha-huida cuya
finalidad es elaborar respuestas más complejas y eficaces para la realidad actual de la
especie humana.
No obstante, el sistema de lucha o huida subsiste en el fondo de estos “nuevos”
sistemas y en ciertas funciones o circunstancias es superponible a los otros dos: en
caso de victoria en la lucha o de conducta consumatoria pasará a haber un predominio
funcional del haz de recompensa o satisfacción y en caso de huida y derrota se
activará el sistema de castigo o insatisfacción.
Pero cuando suplanta a los otros dos sistemas puede originar actitudes tan
estereotipadas como en los animales. En el hombre sería como dar preponderancia a
su parte animal y representa una fijación en su parte más instintiva. En sí es un
retroceso, un anclarse en actitudes fijas que no le permiten el pleno desarrollo de su
potencial humano.
Los intentos del organismo para afirmarse respecto al entorno pueden conducir a un
estado de afrontamiento permanente, en la medida en que la acción no es
suficientemente eficaz para suprimir la activación, que es provocada en estos sujetos
por la cognición de amenaza (para ellos las primeras impresiones, vivencias se
acompañaron, fueron vividas con miedo o sensación de amenaza). Esta instauración en
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 62
la lucha sostenida por el control del medio sugiere un contexto ambiental de difícil
modificación, el uso de estrategias de afrontamiento (de afrontar una situación)
inadecuadas, o la cognición (creencia, convicción) de amenazas no objetivadas a partir
de evaluaciones peculiares del entorno.
Su bioquímica es noradrenérgica y simpático-adrenérgica para la lucha y
corticoesteroides suprarrenales para la huida. Presenta una activación inicial
inmunitaria y con el tiempo inhibición inmunitaria. Lleva las conductas de lucha y huida
o sumisión. Y reporta estados emocionales displacenteros por activación desagradable
(ira, cólera y miedo).
Está regulado por las conexiones:
corteza prefrontal, amígdala dorso-central (lucha). Hipotálamo
basal (huida). ventro-medial
Las personas que mantienen una activación del sistema de lucha corresponden, para
los cognitivos, al patrón de conducta tipo A: son personas que perciben el entorno
como opuesto a sus objetivos y como amenazador de su autoestima y necesitan
reafirmarse permanentemente a través de logros personales para alcanzar la cognición
de control del medio, la sensación de que controlan una situación o hecho. Pero, en
realidad, tal cognición es fugaz (pues, por ejemplo, en el mundo laboral abundan las
dificultades objetivas y hay una competencia real) y, además, experimenta una
constante urgencia del tiempo, que le hace intolerable el reposo y la inactividad. La
percepción de amenazas continuas a la autoestima y el intento de control de lo que le
rodea, la elección preferente de la acción como estrategia, la profunda inclinación a
competir y su demostrada agresividad los induce a vivir en un permanente estado de
activación (movilización) y lucha. Una de las consecuencias en la salud es que
presentan el doble de posibilidades de enfermedad coronaria que el resto de la
población.
El sujeto con patrón A recurre a una estrategia de lucha para intentar el control como
una hiperrespuesta a la percepción de amenaza constante.
Su patrón biológico está configurado por la activación simpático-adrenal y el
consecuente aumento de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). Su fácil
activación autonómica (son sujetos que hacen grandes descargas de cotecolaminas a
estímulos no proporcionales, menores), unida a la activación conductual (que pone al
cuerpo, con el anterior, en permanente estado de alerta, amenaza) y a estados
emocionales hostiles, sugiere un control nervioso-central más dependiente del sistema
de lucha-huida que del sistema activador de la acción. Y, a su vez, su alta secreción de
ACTH y de cortisol expresaría un estado neuroendocrino próximo a la derrota y
desesperanza, al que tan proclives son estas personas por lo que en ellos es más fácil
que el sistema de lucha-huida ceda su alternativa funcional al sistema inhibidor de la
acción (sustentador de la percepción de indefensión y derrota), con la consiguiente
sensación de insatisfacción que al sistema de recompensa, regulador de las conductas
consumatorias.
En las conductas de lucha, la apreciación de la situación induce a acciones que
intentan el control, pero, como ocurre con los sujetos con patrón A, su conducta no
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 63
Esta variación del patrón A está más relacionada con el carácter rígido (Reich -
Lowen).
2.2. La hiperinhibición. El sistema de huida.
Grados de inhibición
Funcionamiento Sano del S.I.A.4
1. Inhibición de sensaciones no importantes o intrascendentes.
3. Otras consideraciones.
Un funcionamiento en hiperactivación o en hiperinhibición da como resultado final
insatisfacción, a diferencia del funcionamiento sano de los sistemas de activación e
inhibición que origina satisfacción. La insatisfacción se traduce en diversos estados
emocionales negativos: irritación, ansiedad, angustia, mal humor, tensión, rabia
contenida, miedo, tristeza, desánimo, etc.
En definitiva, el sistema de lucha (hiperactivación) es el que vehiculiza las emociones
básicas negativas de miedo y rabia y el sistema de huida (hiperinhibición) la tristeza y
el llanto.
El funcionamiento sano del S.A.A. es el encargado de vehiculizar el ciclo de satisfacción
de las necesidades hasta la fase de contacto o consumación y de ahí da relevo al
S.I.A., que vehiculiza el retroceso y la asimilación. Ambos completan el normal
funcionamiento del ciclo de satisfacción de las necesidades que se acompaña de
estados emocionales de satisfacción, placer, alegría.
La hiperactivación conlleva un hincharse, un intento de hacerse más para proteger el
interior de la amenaza exterior. Actúa como el pez-globo: cuando aparece un peligro
hincha su cuerpo para dar la impresión de que es más grande de lo que es. Las
4 Si no existiera el funcionamiento sano del sistema inhibidor todas las sensaciones llegarían a la corteza y todas ellas tendrían el mismo valor,
intensidad y significado en cada instante (el picor de la nariz sería igual, en intensidad y significado, que el llanto) lo que constituiría un caos e
imposibilitaría organizar la experiencia y dar una respuesta adecuada. Por ejemplo, en el llamado Síndrome Talámico de Déjerine- Roussy el
deterioro estructural del tálamo por transtornos vasculares, degenerativos, infecciones, etc., origina una disminución del papel del filtro del tálamo,
lo que origina una exacerbación de la sensibilidad dolorosa y los estímulos que antes eran banales ahora pueden volverse intolerables y con
hondas repercusiones emocionales.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 67
MODELO DE ZINKER
3
Introyección ENERGETIZACIÓN
Retroflexión
2 4
Proyección CONCIENCIA
ACCIÓN Deflexión
1 5
Represión SENSACIÓN CONTACTO Confluencia
0 REPOSO
6
REPOSO
MODELO DE F. PEÑARRUBIA
3
Deflexión ENERGETIZACIÓN
Proyección
2 4
Introyección CONCIENCIA
ACCIÓN Retroflexión
1 5
Represión SENSACIÓN CONTACTO Confluencia
0 REPOSO
6
REPOSO
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 70
Proyección es, entonces, una interrupción en el contacto al tratar una parte del sí
mismo como si fuera un objeto en el entorno. Y así sucede que faltan datos críticos
para la formación de figuras y, a la vez, minimizar o desviar el impacto de las
sensaciones corporales en la conducta de una persona.
Esta separación del sí mismo y el cuerpo, del cuerpo y la experiencia me desvincula de
lo que está pasando y, corporalmente, puedo decir que: “el cuerpo está tenso, mi
pierna duele o mi espalda está tiesa” cuando en realidad es que “estoy tensando, soy
dolor, yo me entieso” (respectivamente).
La proyección del cuerpo ocurre a causa de un desfase entre el sujeto y el objeto de la
experiencia. Esta negación del cuerpo es evidente en el lenguaje utilizado para
referirse a la experiencia corporal: “el hombro está tenso” en vez de “yo estoy
tensando el hombro, yo me tenso”.
La proyección es vehiculizada por el sistema de hiperactivación y es el
mecanismo de defensa básico del patrón de conducta A de los cognitivos y
corresponde al carácter psicopático de Lowen.
A nivel corporal ambos sistemas, como ya hemos visto, tienen una clara repercusión
sobre la movilización pero en sentido inverso. El sistema de hiperinhibición pretende
disminuir la movilización energética y para ello se apoyará en una hipertonía o
hipertensión muscular y en una disminución de la ventilación respiratoria. Su intención
última es conseguir la inmovilidad total.
El sistema de hiperactivación pretende lo contrario, aumentar constantemente la
movilización energética con objeto de superar sus “retos”. Esta sobreactivación
originará a la larga un excesivo desgaste energético y corporal. Dado que no es una
actividad que concluya en el contacto este exceso de energía se almacenará en los
músculos (hipertensión) y en el bloqueo respiratorio (en inspiración en este caso); y se
acompañará de una gran cantidad de movimiento, de “hacer”, como compensación
(podemos decir que se dedicará a hacer mil cosas, cualquier cosa, menos aquella que
le da miedo y que es la que le gustaría hacer).
Los dos polos de hiperactivación e hiperinhibición también se dan aquí, como hemos
ido viendo.
Pero el mecanismo de defensa más importante en la fase de acción es la
retroflexión6: consiste en hacer a uno mismo lo que originalmente estaba dirigido al
entorno. Actuación en el sí mismo más que en el entorno.
En el mundo real en ocasiones se requiere que tengamos alguna manera de modular y
contener los impulsos y los movimientos que los expresan. En ocasiones, las
necesidades deben ser contenidas y las acciones restringidas en varios grados. Todo
El contacto es una de las etapas más delicadas pues todo se pone en juego para
satisfacer la necesidad y la respuesta puede ser sí o no. Y a la vez es el momento de
máxima vulnerabilidad pues el límite del sí mismo ha de romperse para que se pueda
producir la experiencia; para poder nutrirnos física y personalmente.
Los límites de la persona cumplen las funciones de conservación de la diferencia,
rechazo de peligro, enfrentarse a los obstáculos y la selección y apropiación de la
novedad asimilada.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 74
Contra las presiones sobre el límite el niño tiene dos opciones básicas:
1. Renunciar al sí mismo en servicio del otro, enterrando profundamente sus propias
necesidades donde no choquen con las necesidades del otro. El niño queda así sin
límites, a merced de fuerzas externas y con poca energía para perseguir sus propios
intereses.
7 Muchos otros autores consideran que la introyección se sitúa en las primeras fases del ciclo.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 75
Dificultad para restablecer el límite del sí mismo. Al volver uno hacia la tarea de
restablecer el límite del sí mismo, las dificultades a menudo se verán en forma de
desorientación, sentimientos de vacío y temor de ser abandonado a este vacío
interior.
Son muchos los mecanismos de defensa que se han ido descubriendo desde los
distintos campos de la psicología pero podemos resumirlos en cuatro básicos:
introyección, proyección, retroflexión y confluencia (la deflexión, el cambio o desvío de
nuestra atención desviando el rayo de luz, el estímulo que llega a la conciencia, puede
darse en cualquier mecanismo de defensa). Y, por otra parte, las alteraciones del
funcionamiento del cerebro son, básicamente, una sobreactivación (vehiculizada por el
sistema de lucha) y una sobreinhibición (vehiculizada por el sistema de huida).
En los cuatro mecanismos de defensa citados se va a dar una mezcla de
sobreactivación de unos aspectos y una sobreinhibición de otros.
Partiendo de cuándo, en qué etapa del desarrollo libidinal se instauró el mecanismo de
defensa podemos decir que la introyección se produce en las primeras etapas y que es
la inhibición (sobreinhibición) de las propias necesidades; la confluencia es un pobre
desarrollo de lo propio, una huida de lo propio (sobreinhibición de lo propio) hacia lo
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 77
BIBLIOGRAFÍA