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EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 1

EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE
LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO
Tesina para la Asociación Española de Terapia Gestalt

Realizada por Juan Carlos Egurzegui Lorza


Dirigida por Antonio Asín

Bilbao, 1998
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Índice

Prólogo. 5
Introducción. 7
Primera parte. Cerebro o Sistema Nervioso Central (S.N.C.) 9
1. El desarrollo del cerebro. 10
2. La Médula Espinal. 12
3. La Formación Reticular: el despertador del cerebro. 12
4. El Sistema Límbico: Cerebro Emocional 13
 Hipotálamo: gran homeostato y centro emocional. 14
 La Amígdala: sistema de alerta y memoria emocional. 22
 Características de la mente emocional. 25
5. El Tálamo. Percepción. La Atención. 27
6. Lóbulos Prefrontales. Inteligencia y Autoconciencia. 33
7. Dinámica interhemisferios cerebrales y conocimiento. 37
Segunda parte: Ciclo de Satisfacción de las Necesidades y su correlación con el 41
cerebro.
 Fondo de sensaciones. 42
 Formación de la figura. 45
 Movilización. 47
 Acción. 54
 Contacto, contacto final. 55
 Retroceso. Asimilación. 56
Tercera parte: Funcionamiento básico del cerebro. Mecanismos de defensa. 57
I. Funcionamiento básico del cerebro. 58
1. Sistema de Activación y Sistema de Inhibición de la Acción. Sistema de
lucha o huida. 59
2. Alteraciones de los sistemas de activación e inhibición: la hiperactivación y
la hiperinhibición. 61
3. Otras consideraciones. 66
II. Mecanismos de defensa. Mecanismos de defensa en relación a cada una de las
fases del Ciclo. 68
Bibliografía. 79
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Prólogo
Esta tesina nace de la necesidad propia de ir integrando los dos polos sobre los
que va girando mi actual labor: la de médico y la de psicoterapeuta gestáltico. Así
mismo, intenta completar la situación inconclusa que me ocurrió en 2º de Medicina
donde, debido al reinado de Taifas en que vivían los distintos departamentos de la
Facultad de Medicina, hube de estudiar tres sistemas nerviosos que en nada se
parecían el uno del otro, con el resultado de no haber entendido ninguno.

Mi interés básico ha sido entender (y así explicarme y explicar) los conceptos


elementales del funcionamiento del cerebro y lo que Perls empezó a denominar Ciclo
Homeostático y hoy se conoce como Ciclo Gestáltico. Ésto es lo que atrajo mi atención.
Perls, que era médico, se dio cuenta de la natural tendencia del organismo a recuperar
su equilibrio cuando había sido alterado por una necesidad. Ante una necesidad del
organismo tiende a satisfacerla si nada se lo impide, y para ello posee una serie de
mecanismos cuya puesta en marcha conducen a la satisfacción de la necesidad. La
primera parte de la tesina aborda los distintos centros y vías del cerebro encargados de
llevar a cabo el normal desarrollo del ciclo, deteniéndose especialmente en el
denominado Cerebro Emocional o Sistema Límbico y, dentro de él, en el hipotálamo.
La segunda parte desarrolla la correlación entre las fases del Ciclo de Satisfacción de
las Necesidades y los procesos que tienen lugar en las distintas partes de nuestro
cerebro.
Y la tercera parte, intenta correlacionar lo que son los sistemas básicos de
funcionamiento del cerebro (activación e inhibición) y su alteración con los mecanismos
de defensa gestálticos. Incorporo en esta parte estudios que neurofisiólogos y
cognitivos han ido aportando sobre el cerebro con intención de ir acercando lo que
médicos y psicólogos dicen del mismo. Su lenguaje parece estar muy alejado de
nuestro lenguaje gestáltico, pero no son más que distintas palabras para intentar
designar lo mismo. Los procesos psíquicos tienen su correlato o expresión corporal y
los procesos corporales tienen su correlato psíquico y ambos procesos se superponen,
los llamemos como los llamemos.
Por último, quiero agradecer a Antonio Asín que haya dirigido esta tesina y todo
lo que he aprendido trabajando en distintos grupos con él en más de una década;
varias de sus ideas y conceptos aparecen en estos textos, especialmente la importancia
de la atención, del estar atentos (tanto para mí mismo como para mi trabajo), como
base del crecimiento personal. Quiero, también, dar las gracias a Francis Elizalde por
todo el apoyo que me ha dado y su convicción de que estos textos puedan aportar
algo de riqueza a nuestra labor gestáltica, a mi mujer Marisa por el tiempo de los dos
que me ha permitido dedicar a la tesina y a mi hermano Javier que la ha pasado a
ordenador y la ha confeccionado.
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Introducción
El ciclo de satisfacción de las necesidades es el proceso por el cual tomo
conciencia de lo que necesito y hago lo necesario para satisfacérmelo o concluir. El
concepto fue primeramente formulado por Perls y posteriormente desarrollado en el
retirado Instituto Cleveland. Se le conoce también como ciclo de contacto-retirada:
interacción o contacto con el entorno a modo de encontrar la conclusión de nuestras
necesidades. Este proceso de interacción organismo/entorno se da a través de la
formación de figuras de interés que nos obligan a encontrar tal conclusión en el
entorno a través de nuestra conducta. Y también como ciclo de autorregulación:
organísmica (Harmon) la emoción o la necesidad originan un desequilibrio que el
organismo tiende a reequilibrar poniendo la energía necesaria hasta obtener una
conclusión y alcanzar así de nuevo su equilibrio u homeostasis. Zinker le llamó ciclo de
conciencia-excitación-contacto. En general es denominado ciclo gestáltico.
El ciclo comienza con la sensación que es la información cruda de la experiencia, el
fondo desde el cual comenzamos a organizar nuestro funcionamiento. Formación de
la figura o toma de conciencia es reunir la experiencia de un modo significativo que
pueda organizar la conducta; la figura es la combinación de la sensación, su significado
en términos de necesidad y su relación con el entorno. La movilización o
energetización es el surgimiento de la energía o del interés que fuerza a la figura a
la acción. La acción es la conducta o movimiento que lo pone a uno en contacto. El
contacto es la satisfacción real de la necesidad. El retroceso, una vez satisfecha la
necesidad, es la disolución de la figura en el fondo.
La interrupción de este ciclo (habitualmente en una forma que está fuera de nuestra
conciencia), la interrupción de necesidades importantes, da como resultado asuntos
inconclusos que se manifiestan como ansiedad, dolor, insatisfacción. Por contra, la
conclusión del ciclo se acompaña de satisfacción, bienestar, alegría.
Las fases que se saltan o se bloquean forman la base de una regulación organísmica
deficiente. Estos puntos han sido llamadas resistencias al contacto, y constituyen
los llamados mecanismos de defensa.

Movilización Acción

Contacto
Formación de la figura

Sensación Retroceso

Figura 1. El ciclo de la experiencia ilustrado como una onda. (Kepner).


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Primera parte:
Sistema Nervioso Central (S.N.C.)

El ciclo de satisfacción de las necesidades es vehiculizado por nuestro cerebro o


sistema nervioso central. Veamos ahora unos mínimos anatómicos-fisiológicos que nos
sirvan de base para entender cómo es en nuestro cerebro las distintas fases del ciclo.
Vamos a ir viendo poco a poco sus diferentes partes y las funciones que cumplen. No
es mi intención hablar de todo el S.N.C. sino de detenerme especialmente en lo que es
más básico y está más directamente relacionado con el ciclo de autorregulación.

«Un mínimo de información sobre la psicofisiología del cerebro me parece


absolutamente indispensable para cualquier psicoterapeuta y
principalmente para el que quiera comprender lo que pasa durante una
sesión de trabajo en Gestalt, particularmente cuando implica reacciones
emocionales.»
S. Ginger y A. Ginger (1987)
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1. INTRODUCCIÓN: EL DESARROLLO DEL CEREBRO.


El sistema nervioso se divide en el Sistema Nervioso Periférico; que constituye el
conjunto de vías, tanto sensitivas como motoras, que comunican el cerebro con las
diferentes partes del organismo, y el Sistema Nervioso Central o cerebro
propiamente dicho.
El cerebro crece de abajo a arriba y los centros superiores constituyen derivaciones de
los centros inferiores más antiguos.
La región más primitiva del cerebro y rudimentaria es el tallo encefálico, la
continuación y por encima de la médula espinal. Su función es regular las funciones
vitales básicas (respiración, metabolismo, etc.) y las acciones y movimientos
automáticos (cerebelo). Se trata de un conjunto de reguladores programados para
mantener el funcionamiento del cuerpo y asegurar la supervivencia del individuo.
Constituye el cerebro reptiliano.
Del tallo encefálico emergen los centros emocionales y de él el neocortex, el cerebro
pensante. El elemento más primitivo del cerebro emocional es el lóbulo olfatorio, que
registra y analiza los olores que le llegan del sentido del olfato y envía respuestas
reflejas al sistema límbico ordenando al cuerpo las acciones que debería llevar a cabo
(comer, aproximarse, escapar o cazar).
El siguiente estrato que aparece en la evolución del cerebro rodea y envuelve al tallo
encefálico a modo de rosquilla y se le denomina sistema límbico (de limbus, anillo).
Este nuevo territorio neural agregó las emociones propiamente dichas al repertorio de
respuestas del cerebro: el deseo, la rabia, la pasión, el miedo. Constituye el llamado
cerebro animal.
La aparición del sistema límbico en la evolución del cerebro puso a punto dos
poderosas herramientas: el aprendizaje y la memoria, dos avances que permitieron ir
más allá de las respuestas automáticas predeterminadas y afinar las respuestas para
adaptarlas a las cambiantes exigencias del medio, facilitando así una toma de
decisiones mucho más inteligente para la supervivencia.
Por encima del cerebro emocional se desarrolló el neocortex o corteza cerebral: la
región que planifica, comprende lo que siente y coordina los movimientos. Es el asiento
del pensamiento y de los centros que integran y procesan los datos registrados por los
sentidos. Y también agregó al sentimiento nuestras reflexiones sobre él y nos permitió
tener sentimientos sobre las ideas, el arte, los símbolos y las imágenes.
El neocortex permite matizar la vida emocional. En el caso del amor, las estructuras
límbicas generan sentimientos de placer y de deseo sexual (las emociones que
alimentan la pasión sexual) pero las conexiones de éste con el neocortex permiten la
aparición del sentimiento amoroso (como por ejemplo el de la madre con el hijo). Así
mismo, el neocortex o corteza cerebral, nos permite tener sentimientos sobre nuestros
sentimientos.
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Por último, a lo largo de nuestra evolución como especie humana han ido aumentando
el número de interconexiones neuronales, lo que equivale a decir que el número de
respuestas posibles ante una situación se han incrementado y enriquecido.

Figura 2. El cerebro “triúnico” según Mac Lean. El cerebro humano está considerado como el resultado
evolutivo de tres tendencias sucesivas localizadas anatómicamente de forma concéntrica: el cerebro
reptiliano (que corresponde al tronco cerebral y a los núcleos grises centrales), el cerebro paleomamífero
(que corresponde al sistema límbico) y el cerebro neomamífero (que corresponde a la neocorteza).
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2. LA MÉDULA ESPINAL.
Las sensaciones internas junto con el tacto, temperatura y dolor ascienden a través de
la médula espinal hasta llegar, con los demás sentidos, al Tálamo, la consciencia
elemental. Y también a través de la médula espinal descienden las órdenes motoras,
que originarán las acciones musculares, y las vegetativas, que originarán acciones
sobre las vísceras.
Las capacidades sensoriales de que disponemos están preparadas para aportar a
nuestra conciencia sensaciones plenas que permiten configurar figuras plenas y reales.
Lo que se conoce en Gestalt como “cimentación”, o “arraigamiento” en Bioenergética.
Nuestro sentido de realidad está basado en el grado de contacto con nuestro cimiento
(fondo) sensorial.
Las capacidades sensoriales se dividen en:
1. Sentidos orientados hacia el sentido interno de sí mismo:

 propiocepción: sentido de la posición de las partes corporales.

 cinestesia: sentido del movimiento.

 sensaciones viscerales: plenitud o vacío de órganos digestivos, hambre,


latidos del corazón, etc.

 y diversos receptores para la presión, el dolor y el placer, así como las


“sensaciones” de pensamientos e imágenes visuales.

2. Los sentidos orientados hacia nuestra relación con el entorno: vista, oído,
olfato, gusto y tacto. A través de ellos nos cimentamos en la realidad de nuestro
entorno y determinamos nuestra relación con él.

3. LA FORMACIÓN RETICULAR.
Constituye como la puerta de entrada al Sistema Nervioso Central de las sensaciones
que provienen de la médula espinal. Está situada en el tronco del encéfalo y es la
continuación de la médula espinal.
Posee centros reguladores automáticos de la respiración y la circulación sanguínea de
manera que cuando se producen alteraciones en los niveles en sangre de CO2 y O2 o
cuando aparecen alteraciones circulatorias estos centros las equilibran. También posee
centros reguladores del reflejo del vómito, de la tos y del estornudo, y contribuye a la
disminución del dolor (un filtro antiálgico).
Pero la función más importante es la preparación de la conciencia a la vigilia ya que
sin la puesta en marcha reticular la conciencia humana está como dormida.
La Formación Reticular está activada por los mensajes que de los ambientes
externos (a través de los sistemas sensitivos) e internos (desde el hipotálamo) le
comunican, y ella misma transmite esta activación (estimulación) a amplios sectores
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del sistema nervioso y de la corteza cerebral activando la conciencia mediante el


Sistema Reticular Activador ascendente. La función activadora específica reticular se
puede interpretar como la dinamización que supone el despertar de cada día de cara a
la acción de la conducta, a la actividad. Si estar despierto supone un contar con una
conciencia activa y unos músculos dispuestos esto puede ser, de un modo sintético, lo
que significa la dinamización reticular.

También se proyecta hacia la médula espinal. En este caso tiene dos acciones:
 Activación descendente: facilita el tono muscular y mejora la recepción y
transmisión de las señales nerviosas.
 Inhibición descendente: con la misma influencia que el anterior pero en sentido
moderador, descendiendo el tono muscular y la aferencia sensitiva.
Es decir, influyen en el tono muscular facilitando la acción muscular y
facilitando la acción vegetativa sobre las vísceras.

4. EL SISTEMA LÍMBICO. EL CEREBRO EMOCIONAL.


El sistema límbico es el origen de las emociones, de su regulación y de las reacciones
vegetativas corporales. Regula el equilibrio interno. Es donde radica la experiencia,
entendida esta como un largo aprendizaje que pondera todas las situaciones. Es el
encargado del aprendizaje y fijación de la memoria. En él se origina la reacción de
alarma ante situaciones potencialmente peligrosas. Y procura equilibrio, plasticidad y el
componente emocional a las funciones mentales.
Constituye un mecanismo coordinador e integrador de procesos cerebrales de gran
importancia en el reciclaje de la actividad psíquica.

COMPOSICIÓN ACCIONES FUNCIÓN GLOBALIZADORA

Corteza cingular Plasticidad neuronal Integración de las funciones


Hipocampo mentales.
(recorticalazación) Equilibrio global.
Amígdala
Septum Coordinación
Aprendizaje (orientación, comportamental.
Hipotálamo anticipación)
Tálamo Memoria (consolidación, evocación)
Regulación afectiva (emocional)

También es llamado paleoencéfalo o rinencéfalo o cerebro íntimo o cerebro visceral y


emocional. Y, también, circuito de recorticalización porque a su través la señal repite
una y otra vez su paso por distintas zonas corticales para facilitar el procesado de las
señales que por él discurren.
Veamos ahora los centros más importantes del sistema límbico: el hipotálamo y la amígdala.
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4.1. HIPOTÁLAMO.
Es el encargado del equilibrio del mundo interno, de la homeostasis.
Es el coordinador de recursos para la regulación de la vida individual en lo que
respecta a impulsos instintivos, aspectos emocionales y defensa del estrés.
Es reloj biológico.
Es cerebro inmunitario.
Con el hipotálamo alcanzamos el nivel de animal instintivo impulsivo y emocional y que
puede obtener satisfacción o insatisfacción en su conducta.
4.1.1. Regulación del medio interno. Homeostasis.

El medio interno es el conjunto de sustancias y ambientes humorales, en la proporción


y combinación necesaria, donde las células viven y donde se crean las circunstancias
que permiten el mantenimiento de la vida del organismo a base del constante
equilibrio fisicoquímico de ese ambiente vital (homeostasis).
El hipotálamo regula el equilibrio del medio interno gracias a sus recursos de
regulación automáticos para los desequilibrios pasajeros, pero informando de ellos a la
corteza cuando sea necesaria la intervención de instancias superiores en la resolución
del desequilibrio. Así el hipotálamo mantiene las constantes vitales como un
homeóstato incluso cuando las funciones superiores no actúan (inconsciencia, coma,
sueño, etc.).
Esta regulación la lleva a cabo sinérgicamente (conjuntamente) mediante estímulos
nerviosos, la secreción neuroendocrina y la sinergia neurovegetativa. La
neurosecreción la lleva a cabo a través de su conexión con la hipófisis donde se
almacenan y liberan, según los requisitos, sustancias (hormonotropas) que pasan al
torrente sanguíneo y rigen la secreción de verdaderas hormonas en las glándulas
endocrinas periféricas.
El conjunto de acciones sobre las funciones vegetativas se llama sinergia
neurovegetativa: ejerce influencia y regula la frecuencia cardíaca, la temperatura
corporal, el peristaltismo digestivo, el ritmo respiratorio, el calibre de las vías
respiratorias, la dinámica visceral, la actividad glandular… (ver cuadro)
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ACTIVIDADES NEUROVEGETATIVAS
Efecto de la
Órgano Efecto de la estimulación simpática estimulación
parasimpática
Corazón Aumento de la frecuencia de contracción
Coronarias dilatadas Lo contrario
Vasos sanguíneos Dilatados en músculos, corazón y pulmón Ninguno
Contraídos en piel y resto de las vísceras No inerva la mayoría
Sangre Coagulación y glucosa aumentadas Ninguno
Pulmones Aumento respiratorio Lo contrario
Bronquios dilatados Contraídos
Hígado Liberación de glucosa Síntesis de glucógeno
Bazo Contracción y descarga de sangre alma- Ninguno
cenada en la circulación general
Vejiga urinaria Relajación del músculo detrusor
Contracción del músculo del trígono Lo contrario
Útero Contracción Relajación
Pene Eyaculación Erección
Vías biliares Inhibidas Excitadas
Pelos Erección Ninguno
Pupilas Dilatación Ninguno
Musculatura estriada Aumento de fuerza Ninguno
Musculatura lisa Relajación Contracción
Médula suprarrenal Aumento de la secreción de adrenalina No inervación
Metabolismo basal Aumentado Ninguno
Actividad mental Favorecida Ninguno
Glándulas
Gástricas Disminución de la secreción Aumento
Sudoríparas Estimulación de la secreción Lo contrario
Lacrimales Inhibición de la secreción Normal o aumentada
Nasales Inhibición de la secreción Copiosa y clara
Salivales Inhibición de la secreción Copiosa y fluida

Tabla 1. Efectos vegetativos sobre el organismo.

Esta diversidad de acciones se debe a que puede influir desde sus centros activando o
frenando la mayor parte de las funciones orgánicas. Y ello lo hace a través de sus dos
ramas opuestas: el sistema nervioso vegetativo simpático y el parasimpático. Por
ejemplo, el simpático aumenta la frecuencia cardíaca y el parasimpático la disminuye.
El simpático actúa cuando se requiere mayor frecuencia cardíaca (ejercicio, miedo) y el
parasimpático cuando no sea así (relajación, descanso).
Muchas de las acciones que el hipotálamo genera tienen una clara repercusión
vivencial (taquicardias, sudor…) y estas vivencias pueden encajarse en situaciones
emocionales que ellas mismas condicionan.
En definitiva, podemos decir que en el hipotálamo se sitúa una zona ergotropa o
simpática que aporta la necesaria energía para la acción y otra trofotropa o
parasimpática que procura la reparación y el descanso.
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4.1.2. El Hipotálamo como centro instintivo. Motivación.

El instinto es un impulso, una energía, una tensión vital imperativa que nos lleva
inmediatamente a su satisfacción. Los instintos son conductas impulsivas innatas
tendentes a la conservación del individuo y de la especie. Constituyen el impulso más
primario del individuo. Las conductas instintivas que provocan son estereotipadas, fijas
y específicas de cada especie.
Los impulsos primarios surgen de los registros que los receptores especializados
situados en el Hipotálamo (osmoreceptores, termoreceptores, glucoreceptores, etc.)
efectúan de nuestro medio interno. Invitan, estos impulsos, a la reparación automática
de los desequilibrios, pero si no se satisfacen continúan su camino hasta la corteza,
donde se hacen conscientes, para lograr su atención y obtener así su satisfacción.
Estos impulsos, como puede ser el satisfacer el hambre, sed o sexo, son instintivos.
Para algunos autores la teoría de los instintos está superada en los seres humanos
por la de los motivos, más flexible y real al emplear la energía impulsiva como
movilizadora de hábitos conductuales sociales aprendidos. Hay, efectivamente,
motivaciones instintivo-impulsivas animales (los instintos) innatos, de comer, beber,
dormir, tener relaciones sexuales, construir el nido, cuidar la cría, etc. y otros
propiamente humanos, socioculturales, de asumir la convivencia y hasta de lograr la
aprobación social o conquistar el éxito. Las primeras tienen que ver con el hipotálamo.
Con las segundas ocurre algo semejante pero en su instauración influyen el juicio y la
reflexión, de modo que pueden ser impulsivas pero no instintivas y tienen relación,
además, con la corteza cerebral1.
En definitiva, la motivación biológica es el producto final de la integración de factores
neuronales y hormonales que incitan a determinados comportamientos, de conductas
motivadas. Muchos de estos factores laten en el sustrato hipotalámico que es
desencadenante y energetizante, y constituye el conjunto de impulsos, deseos,
intereses, creencias y actitudes que siempre hay en el fondo de cualquier ser humano.
El Hipotálamo genera estos impulsos a la saciedad, a la satisfacción y, al mismo
tiempo, prepara al organismo para el esfuerzo e incluso la lucha si fueran necesarios
en el empeño mediante las secreciones endocrinas y vegetativas.
4.1.3. El Hipotálamo como centro de la emoción.

En íntima relación con las motivaciones están los fenómenos emocionales. Motivación y
emoción tienen el mismo sustrato anatómico y fisiológico. La necesidad y su
satisfacción o no comportan un estado emocional que es vivido como agradable o
desagradable por la persona.
La emoción (movimiento hacia fuera) se centra en el hipotálamo, aunque se integra en
el circuito coordinador límbico. Es de raíces innatas pues se trata de un estado interno
de agitación no aprendido.

1 Las motivaciones tienen el mismo sustrato anatómico que los impulsos pero parten de motivos; son impulsos que van más allá de la
conservación, como lo es la aspiración a algo mejor para mí y para los demás.
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La emoción es un estado de conmoción afectiva con claros componentes de


participación somática, de súbita presentación y cierta intensidad.
Algunos al hablar de la emoción se refieren sólo a los cambios manifiestos o
corporales, otros la reducen a estados de ánimo sutiles o pasajeros y otros se refieren
a los sentidos y peculiares cambios humorales para hablar de emoción. Emoción es
todo esto.

Emoción - sentimiento.

La emoción es una expresión casi material del sentimiento y éste puede considerarse el
componente psicológico de aquélla o su sublimación. La afectividad es todo aquello
que se refiere a emoción y sentimiento.
La emoción es la afectividad corporalizada u objetivada y sentimiento es la emoción
racionalizada por la participación prefrontal del hemisferio dominante y sus circuitos
procesales. Emoción: la exigencia del celo animal; sentimiento: el amor de entrega
humano. El sentimiento no necesariamente se acompaña de síntomas corporales.
Podemos considerar, de una manera didáctica, que la emoción y el sentimiento son un
mismo proceso palpitando entre dos niveles: la emoción conceptualizada se transforma
en un estado afectivo que influye en el sentimiento y la conducta (unos latidos
cardíacos pueden querer decir amor); y un sentimiento que se expresa reflexivamente
puede producir una corporalización emotiva (lágrimas ante la miseria del prójimo o de
un melómano ante su música preferida, el
temblor del miedo, la agitación de la furia Corteza
como ataque de ira). Es decir, la
participación de la emoción en la conducta
se hace en dos sentidos: desde una
sensación instintivo-impulsiva se pone en Hipotálamo
marcha todo un comportamiento
sentimental hacia arriba o, por el contrario,
un sentimiento que se impregna hacia
abajo de un matiz emotivo que lo
CUERPO
somatiza.

Dos enfoques - teorías para entender la emoción

Una: ante una situación potencialmente emocional (un ruido en la noche, por ejemplo)
automáticamente el psiquismo adopta unas medidas de conducta corporal de manera
inmediata enviando órdenes a los órganos por el sistema neurovegetativo, y más tarde
el neuroendocrino, para prepararse para la lucha o huida. Sólo cuando estos
mecanismos están en marcha, con el corazón agitado y los músculos tensos, la
información procedente de los órganos es percibida por la corteza cerebral y elaborada
como emoción (miedo); la conducta emocional se pone primero en marcha y luego se
siente la emoción.
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El sistema límbico es el mecanismo o sistema desencadenante de la emoción a partir


de señales adecuadas y muy diversas.
Para otros, la emoción mirando sólo al individuo y no teniendo en cuenta sus
circunstancias no se puede comprender. El estado corporal es poco específico ante
situaciones diversas, sean de miedo profundo, de lucha, de dolor, de conquista…:
corazón acelerado, secreción de adrenalina, midriasis, ritmo respiratorio aumentado,
detención del proceso digestivo y musculatura lisa contraída, predominando uno u otro
efecto según el caso. Lo importante realmente es la situación circunstancial y el
individuo interpretará lo que es el estado emocional en relación con su contexto: si
está en peligro, lo que siente es miedo; si está luchando, lo que siente es ardor
combativo; si está entregado a su pareja, vive la excitación sexual; si está siendo
atacado, domina la furia o el odio defensivo. Así pues, podemos definir la emoción
como el conjunto de cambios internos y conductas observables en el ser humano en
un ambiente determinado característico.
Temperamento

Es el estado de ánimo que caracteriza a nuestra vida emocional. Es el transfondo de


sentimientos que configura nuestra predisposición básica. Hasta cierto punto, cada uno
de nosotros posee un temperamento innato, se mueve dentro de un espectro concreto
de emociones, una característica que forma parte del bagaje genético que nos ha
tocado y cuyo peso se hace sentir toda la vida.
La experiencia vital puede transformar este equipaje emocional determinado
biológicamente. Las lecciones emocionales que recibimos en la infancia pueden tener
un impacto muy profundo sobre el temperamento, ya sea amplificando o
enmudeciendo una determinada predisposición genética. La gran plasticidad del
cerebro infantil determina que las experiencias que acontezcan en estos momentos
tengan un impacto duradero a la hora de modelar los caminos neuronales por los que
discurrirá el resto de nuestra vida.
Emociones básicas
Son innumerables las clasificaciones de las emociones. Por ejemplo, Ekman las agrupa
en familias o dimensiones: la familia de la ira, de la tristeza, del miedo, de la alegría,
del amor, de la sorpresa, de la aversión, de la vergüenza, etc.; son familias principales,
son casos especialmente relevantes de los infinitos matices de nuestra vida emocional.
Cada una de estas familias se agrupa en torno a un núcleo fundamental a partir del
cual dimanan (a modo de olas) todas las otras emociones derivadas de ellas (En la
primera de las olas se encuentran los estados de ánimo que son más variables y
perduran más tiempo que las emociones: uno no está airado todo el día pero sí puede
estar malhumorado e irritado, estado desde el que fácilmente se activen cortos
arrebatos de ira).
Aún así, de cara a nuestra labor terapéutica, podemos decir (siguiendo a A. Asín) que
las emociones básicas son el miedo, la rabia, la tristeza, la alegría y el placer. El
miedo y la rabia son vehiculizados por el sistema simpático y la tristeza, alegría y
placer por el sistema parasimpático.
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Emoción negada

Un caso extremo son los alexitímicos (a: negación, lexis: palabra, thymos: emoción):
la incapacidad de expresar con palabras sus propios sentimientos.
Son personas con dificultades para describir los sentimientos, tanto los propios
como los ajenos, y un vocabulario emocional muy restringido. Sienten, pero son
incapaces de saber y especialmente, incapaces de poner en palabras lo que sienten.
Carecen de empatía e intuición y no fantasean ni sueñan. Presentan una clara
desconexión entre el sistema límbico y el neurocortex.

Los represores de la emoción son aquellas personas que parecen borrar


sistemáticamente todo rastro de angustia emocional de su campo de conciencia. Se
han acostumbrado a protegerse de los sentimientos problemáticos. Pero, en ambos
casos, las manifestaciones afectivas aparecen, pues son detectadas por aparatos
específicos. Lo cual indica que hay un intento de inhibir las emociones por parte de
estas personas.
4.1.4. El hipotálamo como centro de recompensa y castigo.

Otra de las características del hipotálamo en relación con las necesidades y las
emociones es que presenta dos zonas distintas: anterior o positiva o de recompensa; y
otra posterior o negativa o de castigo. La primera será también la zona parasimpática y
trofotropa, de recompensa y placer (satisfacción) y la segunda es, también, la zona
simpática y ergotropa, de castigo y sufrimiento o aversiva (insatisfacción).
Las Gestalt conclusas darán satisfacción, placer y las inconclusas insatisfacción
manifestándose esta insatisfacción como ansiedad, malestar, irritación, miedo, etc.
El hipotálamo es, a la vez, un centro emocional, vegetativo e instintivo-impulsivo y
motivacional y los cuatro planos se superponen a un tiempo en una estricta
superposición de sus manifestaciones corporales.
Los dos componentes funcionales del hipotálamo, simpático y parasimpático, vienen a
significar acción y recuperación, trabajo y descanso. El simpático controla procesos
ergotropos cuya actividad supone gasto de energía, como sucede en la lucha, la
actividad y la vigilancia, mientras que el parasimpático tiende a procesos reparadores o
nutritivos, con descanso muscular, ahorro de energía y restauración tisular.
4.1.5. El hipotálamo y el estrés.

La función del hipotálamo es mantener la homeostasis o equilibrio interno. Pero en


circunstancias extremas (acontecimientos vitales importantes, tensión crónica) debe
poner en marcha toda una serie de recursos que constituyen el Síndrome general de
adaptación. Consta de:
Reacción de alarma
Es la movilización inmediata de recursos energéticos. El hipotálamo estimula los
nervios simpáticos y estos, a su vez, estimulan la médula suprarrenal con la secreción
de adrenalina.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 20

Primero hay una reacción rapidísima, inmediata, poniendo en marcha el hipotálamo el


mecanismo neurovegetativo que, a través de su porción simpática, desencadena una
acción eficaz sobre las vísceras, bien directamente por los nervios simpáticos o bien
por la secreción de adrenalina que suplementa y prolonga la acción de aquellos.
Respuestas características al estado de alarma son:
 Aumento de la frecuencia y fuerza de la contracción cardíaca.

 Vasoconstricción general con ahorro de sangre, excepto donde es necesaria como


en el corazón, pulmón (que aumentan su ritmo), en la musculatura esquelética, que
se prepara para la acción, lucha… y en el cerebro, que se coloca en situación de
máxima atención.

 Movilización de las reservas de glucógeno del hígado que pasan a la sangre en


forma de glucosa libre como fuente inmediata de energía.

 Liberación de reservas sanguíneas acumuladas en órganos como el bazo.

 Incremento del ritmo respiratorio para disponer de más oxígeno para las
combustiones y desprender el anhídrido carbónico que se incrementa al aumentar el
catabolismo.

 Sudoración para descender la temperatura corporal, que tiende a aumentar.

 Inhibición del proceso digestivo con ahorro de energía.

 Inhibición de la actividad renal con reserva de agua.

Todo esto se pone en marcha con la intención de preparar al organismo para


reaccionar, movilizarlo para la acción. El estímulo puede ser: un susto, la visión de algo
peligroso, un ruido, un volantazo del coche, una emoción aún no consciente, etc. La
resolución de la situación puede ser el descubrir el origen del ruido, controlar el coche
o descargar la emoción (gritar, llorar). Si la situación no se resuelve el organismo pasa
a la
Reacción de resistencia

Es de instauración más lenta pero más permanente. La lleva a cabo el otro sistema
hipotalámico, el mecanismo neuroendocrino, que pone en marcha una amplia
movilización hormonal.
Las hormonas hipotalámicas, vía hipófisis, estimulan el tiroides lo que aumenta todo el
metabolismo corporal; estimulan la corteza suprarrenal que secreta mineralocorticoides
que retienen agua para conservar la presión sanguínea alta y glucocorticoides que
estimulan la transformación en glucosa de los depósitos grasos… Es decir, hormonas
que faciliten recursos energéticos y permitan mantener la disposición defensiva tanto
como sea necesario.
El hipotálamo pone también en marcha una activación inmunitaria de manera que hay
un aumento de células defensivas inmunitarias en el torrente sanguíneo. Pero si el
estímulo estresante se mantiene en el tiempo el sistema inmunitario se deprime; a la
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 21

larga el estrés tiene un efecto inmunodepresor, con la consiguiente aparición de


enfermedades.
Fase de agotamiento

Se presenta cuando el organismo pierde sus recursos defensivos, ha agotado todos sus
recursos. Es el momento donde aparece la enfermedad o cuando algún órgano clave
falla (por debilidad constitucional o porque haya participado más activamente en la
fase de resistencia).
Las causas psíquicas son las más importantes en el origen y mantenimiento del estrés.
Su no resolución origina todo este cortejo de síntomas que hemos mencionado, es
decir, su somatización. La emoción reprimida o negada es la emoción somatizada.
4.1.6. Reloj biológico. Glándula pineal.

El hipotálamo en conexión con la glándula pineal o epífisis regulan los ciclos


circardianos (alternancias noche-día), lo que hace de él un reloj biológico.
El ser humano está influido por este ciclo y la llegada de la luz es como una señal de
alerta a la actividad y una disposición y la oscuridad de la noche invita al descanso y la
reparación. Y aunque no hubiera luz (expediciones de espeleólogos) el hipotálamo
sigue manteniendo este ciclo de ganas de dormir y tiempo para la actividad
(vehiculizado por el parasimpático y simpático respectivamente). Se ha demostrado
que las concentraciones de la melatonina, secretada por la glándula pineal, son
máximas por la noche. Con la llegada del día la acción de la epífisis es frenada por la
acción del hipotálamo, vía hipófisis, que comienza a activar todo el organismo.
4.1.7. Correlación del hipotálamo con el circuito límbico.

El hipotálamo está conectado con el resto del circuito límbico, impregnándolo


emocionalmente. A su vez el circuito límbico está conectado con el neurocortex, con la
corteza cerebral prefrontal.
Las emociones se fraguan en el hipotálamo y logran su regulación o matización en el
circuito límbico, también llamado circuito emocional porque la emoción palpita a todo
lo largo de él.
Se pueden describir en el circuito límbico dos sistemas estrechamente relacionados con
las regiones trofotropas y ergotrofas del hipotálamo: el circuito amigdalino y el
circuito septal.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 22

Figura 3. Subcircuitos límbicos del septum y de la amígdala en su influencia emocional.

La íntima conexión de estos circuitos da al aspecto emocional de la conducta el tono


placentero o desagradable que acompaña a todas las acciones de nuestra vida.
Por separado, el sistema amigdalino se relaciona anatómica y funcionalmente con la
zona hipotalámica ergotrofa, de modo que su estimulación se sigue de reacciones
características simpáticas con comportamiento de cólera o furia en animales, siempre
en la línea de la autoconservación y la supervivencia.
El sistema septal establece un paralelo con las reacciones parasimpáticas de la zona
trofotropa del hipotálamo, conduciendo su estimulación a la convivencia y el descanso,
impulsando la vida sexual y los instintos maternos.

4.2. LA AMÍGDALA.
La amígdala (del griego almendra) va cobrando cada día más protagonismo dentro del
circuito límbico. Está ligada a los procesos de aprendizaje y memoria y, hoy en día, se
le adjudican dos papeles muy importantes:
Sistema de vigilancia

El sistema de vigilancia escudriña las percepciones en busca de alguna clase de


amenaza. Si la situación es vivida como amenaza o peligro la amígdala reaccionará al
momento poniendo en funcionamiento todos los recursos naturales y enviando un
mensaje urgente a todas las regiones del cerebro. Si suena la alarma del miedo (un
ruido en la noche) envía mensajes urgentes a cada uno de los centros fundamentales
del cerebro, disparando la secreción de hormonas corporales que predisponen a la
lucha o huida, activando los centros del movimiento, estimulando el sistema
cardiovascular, los músculos y las vísceras y también activando la secreción de dosis
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 23

masivas de noradrenalina (hormona que pone a los sentidos y al cerebro en estado de


alerta).
La vía normal de las impresiones sensoriales, como iremos viendo, es que éstas
alcancen el tálamo y desde ahí continúen hacia las regiones del neocortex encargadas
de procesarlas y organizarlas. El neocortex interpreta las señales y envía señales al
sistema límbico y desde ahí las vías aferentes irradian respuestas apropiadas al resto
del cuerpo.
Se han descubierto vías nerviosas que van del tálamo a la amígdala lo que permite que
ésta reciba señales de los sentidos directamente lo cual le permite emitir una respuesta
antes de que sean registradas en el neocortex. Esto explica que ante un peligro nos
encontremos reaccionando (huyendo del animal saltando a la acera al oír un bocinazo,
etc.) antes de que nos demos cuenta de lo que está pasando como reflejamente o
inconscientemente. Aunque no es la vía principal de la información sí permite crear
respuestas rápidas en caso de emergencia.
Memoria emocional

En el debate de dónde se almacena la memoria emocional ésta se adjudicó


inicialmente al hipocampo. Pero estudios más recientes sitúan la memoria emocional
en la amígdala. Para Le Doux y otros el hipocampo proporciona una aguda memoria
del contexto (vital para el significado emocional); es el que reconoce el diferente
contexto de, por ejemplo, un león en el zoo y un león en el jardín de la casa. El
hipocampo registra los hechos puros, la amígdala es la encargada de registrar el clima
emocional que acompaña a estos hechos. Le Doux: “el hipocampo es la estructura que
reconoce el rostro de la prima pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional
de que no parece tenerla en mucha estima”.
Para unos autores constituye el depósito de la memoria emocional y su extirpación
origina una carencia de sentimientos como el miedo, la ira, el llanto… es decir, que su
ausencia impide todo reconocimiento de los sentimientos y todo sentimiento sobre sus
propios sentimientos.
La amígdala es una especie de almacén de impresiones o recuerdos emocionales de los
que no somos plenamente conscientes. Puede albergar y activar repertorios de
recuerdos y respuestas que llevamos a cabo sin que nos demos cuenta del motivo por
el que lo hacemos. En la práctica clínica es algo que ocurre continuamente. El paciente
dice que se encuentra ansioso, con sensación de miedo o amenaza inespecífica. No
sabe por qué (no hay contenido mental) pero se encuentra agitado, nervioso, no
puede dormir, a veces pierde el apetito. Algo en su vida cotidiana ha disparado el
sistema de alarma amigdalino y todo el cuerpo se prepara para dar respuesta a la
amenaza. Sólo después de ir recordándose en lo vivido en los días previos descubre
qué es lo que ha disparado la alarma. Muchas veces es un gesto, un tono de voz o una
escena cotidiana pero que para él tiene este sentido de peligro, pues así lo vivió en
algún momento de su infancia: si mi padre gritaba y yo me encogía de miedo no es
raro que si un hombre grita en un tono similar al de mi padre yo me siga encogiendo.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 24

La amígdala nos permite saber, durante los primeros milisegundos de cualquier


percepción, no sólo de qué se trata sino también, inconscientemente, si nos gusta o
nos desagrada.
Así como una alarma dispara, desde la amígdala, todo el cerebro y el cuerpo
provocando mayor o menor activación según el estímulo así también se graban los
recuerdos emocionales, según la intensidad con la que se vivieron. Cuanto más intensa
es la activación de la amígdala, más profunda es la impronta y más indeleble la huella
que dejan en nosotros las experiencias emocionales que hemos vivido.
La interacción (los encuentros y desencuentros) del niño y sus cuidadores en sus
primeros años de vida constituye un auténtico aprendizaje emocional que queda
grabado en la amígdala de una manera intensa (por ser los primeros) y sin
pensamientos articulados ya que las primeras lecciones emocionales se grabaron
cuando el niño no tenía todavía palabras. Así, cuando en el presente se reactiva el
correspondiente recuerdo no existen pensamientos articulados sobre la respuesta que
debemos tomar.
A su vez, en nuestro fichero personal de experiencias, una experiencia frustrada, una
necesidad no resuelta, se constituye en una ficha negativa. Entre las restantes fichas,
ésta pugnará por salir, es una ficha que se la tropieza constantemente y nuestro
archivero no realiza adecuadamente su función porque interfiere en la confección de
otras fichas nuevas. La interferencia repetida puede llevar a la neurosis o a la
enfermedad psicosomática. Nuestra memoria emocional tendrá grabadas experiencias
conocidas, conscientes y otras que quedaron grabadas de manera inconsciente y
permanecen latiendo en el fondo del sustrato de la personalidad. No son experiencias
que quedan apartadas, arrinconadas en algún sitio, siguen circulando por las mismas
estructuras nerviosas por donde sigue el proceso del aprendizaje consciente sólo que
se hallan reprimidas por otras experiencias más impositivas vividas por el consciente.
No hay diferencias estructurales de unas experiencias y otras tan solo las diferencia la
capacidad de penetración cognitiva.
Están ahí, unas casi a flor de piel y otras más profundas. A veces son parte de un
recuerdo que tiene su parte consciente y otra parte que está escondida, que no se
recuerda. Son como puntos ciegos: no se ven, parece que no están y uno empieza a
percibirlos en el proceso terapéutico cuando la línea se interrumpe y reaparecen más
adelante, cuando el paciente alcanza un nivel en su interiorización y de pronto se
desvía sin razón aparente, sin darse cuenta. A veces pueden aparecer de forma
sencilla como lo que llamamos actos fallidos.
En resumen, el circuito límbico es el cerebro emocional. Todas las señales,
estímulos, sensaciones pasan previamente por él y es él el que les aporta el tono o
matiz agradable o desagradable sea el estímulo sensación, emoción, necesidad,
hambre, dolor postural, etc. Este matiz agradable o desagradable aporta a su vez el
tono emocional y lo hace en base a experiencias previas almacenadas en la
memoria emocional. De este modo, nuestro circuito límbico, nuestro “inconsciente
cognitivo” no solo presenta a nuestra consciencia la identidad de lo que vemos sino
que también le ofrece nuestra opinión al respecto. Nuestras emociones tienen una
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 25

mente propia, una mente cuyas conclusiones pueden ser completamente distintas a
las sostenidas por nuestra mente racional.

Proporciona al organismo, así mismo, un sistema de alarma ante potenciales


peligros o amenazas.

Moviliza a todo el organismo preparándolo para la acción activando los recursos


energéticos, despertando la conciencia, estimulando la atención, etc., de manera
que todo esté preparado para la acción. Esta movilización puede encaminarse a la
satisfacción de una necesidad o a la posible descarga de una emoción. Esta
movilización es autónoma, automática. Es, fundamentalmente el hipotálamo, el gran
regulador de nuestro medio interno (Homeostasis). Vehiculiza también los estados
de satisfacción tras la resolución, conclusión de una necesidad, e insatisfacción o
frustración cuando no es así.

4.3. CARACTERÍSTICAS DE LA MENTE EMOCIONAL.

1. Es de respuesta rápida pero tosca.

La mente emocional es más rápida que la racional y se pone en funcionamiento sin


detenerse a considerar lo que está haciendo.
Esta modalidad rápida de percepción sacrifica la exactitud a la velocidad, confiando en
las primeras impresiones y reaccionando a la imagen global o a sus aspectos más
sobresalientes. Capta las cosas de una vez, como una totalidad. Es más la impresión
que la evaluación cuidadosa de los detalles (función esta de la corteza cerebral).
La emoción dura poco tiempo. Para que dure el desencadenante debe ser sostenido
(pérdida de un ser querido, por ejemplo) y así la emoción persiste como estado de
ánimo.

2. Primero sentimos, luego pensamos.

El primer impulso ante cualquier situación emocional procede del corazón, no de la


cabeza.
Pero también existe un segundo tipo de reacción emocional, más lento que el anterior,
que se origina en el cortex (lóbulos prefrontales). En ella la activación de las
emociones es más deliberada y solemos ser más conscientes de los pensamientos que
conducen a ella. Hay una valoración más amplia y nuestros pensamientos determinan
el tipo de emociones que se activarán. Son las emociones más complejas y tardan más
que las otras en desarrollarse. Estamos hablando de los sentimientos.
Por último, los actores (por ejemplo) tienen la capacidad de evocar la emoción, las
lágrimas, la rabia. Son las emociones evocadas por el pensamiento. La mente racional
no suele decidir (salvo la evocación) qué emociones debemos tener, nuestras
emociones nos asaltan como hechos consumados.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 26

3. Una realidad simbólica infantil.

La lógica de la mente emocional es asociativa, es decir, que considera a los elementos


que simbolizan (o activan el recuerdo) de una determinada realidad como si se tratara
de esa misma realidad. Y este es el motivo por el cual los símiles, las metáforas hablan
directamente a la mente emocional (la pintura, las parábolas.).
Mientras que la mente racional establece conexiones lógicas entre causas y efectos, la
mente emocional es indiscriminativa y relaciona cosas que simplemente comporten
rasgos similares.
En muchos sentidos, la mente emocional es infantil, y cuanto más infantil, más intensa
la emoción. Y si es en extremo infantil el pensamiento es categórico (o blanco o negro)
y autoconfirmante en el sentido de que elimina o ignora el recuerdo de hechos que
podrían socavar sus creencias y se centra en aquello que las confirma.

4. El pasado se impone sobre el presente.

Cuando alguno de los rasgos de un suceso se asemeja a un recuerdo del pasado


cargado emocionalmente, la mente emocional responde activando los sentimientos que
acompañaron al suceso en cuestión. La mente emocional reacciona al presente como si
se hallara en el pasado.
Y por otra parte, cuando una emoción es despertada en el hoy la movilización que
origina no es proporcionada al estímulo sino que es la suma de todas las veces que esa
emoción ha intentado expresarse, de manera que la emoción de hoy es la suma de
todas las mismas emociones bloqueadas en el pasado.
Cuando empecé mi terapia personal, una de las cosas que más consciente era
es que tenía una especial dificultad primero en darme cuenta de lo que sentía y
segundo en expresarlo. Veía cómo otros enseguida se desahogaban mientras que yo
apenas empezaba a tomar contacto con mi emoción. Poco a poco fui tomando
conciencia de mi rabia y a la vez del miedo a expresarla, sentía que era tanta y tan
acumulada durante años que eso mismo me cerraba la garganta y bloqueaba mis
músculos. Así aprendí que no era todo cuestión de descargarse y ya está sino que el
paciente necesita un tiempo antes de poder contactar con sus emociones negativas y
después, poco a poco ir pudiendo descargarlas y liberarse de ellas.

Cuando yo empecé a contactar con la psicología, lo que se pretendía era conseguir la


mayor descarga posible y lo más rápidamente. Con eso ya estaba todo. Y lo que se
conseguía era un buen colocón o incrementar la implosión, la resistencia. Es tanta la
energía acumulada y está tan instaurado el bloqueo que la terapia ha de ir poco a
poco, la descarga ha de ser paulatina porque si no el paciente empieza a vivirla como
una amenaza o como una exigencia.

5. Realidad específica de estado.

Específico de estado: la mente emocional funciona en base al sentimiento concreto


prevalente en un determinado momento. Pensamos y actuamos distinto cuando nos
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 27

enamoramos que cuando estamos furiosos o abatidos. Cada emoción tiene un


repertorio característico de pensamientos, reacciones, recuerdos.
Finalmente, aunque unos sostienen que cada emoción está vinculada a diferentes
regiones del cerebro, la opinión más extendida considera que no es posible hablar de
un único “cerebro emocional” sino de varios sistemas de circuitos que diversifican el
control de una determinada emoción a regiones cerebrales remotas, aunque, no
obstante, coordinadas.

5. TÁLAMO.
Es la estación de recambio obligada para cualquier información que trate de llegar a la
corteza cerebral. Al tiempo que encauza cada tipo de información a su destino en el
cortex, él mismo participa de su significado proporcionando un primer nivel de
conciencia.
Funciones:
 Asiento de un tipo de conciencia elemental.

 Estación activa de paso de información.

 Filtro sensitivo.

Consciencia elemental

La información sensitiva, a nivel del tálamo, empieza a tomar un carácter pático,


afectivo e íntimo, por el que se recibe con personal agrado o desagrado. En los
animales el tálamo se sitúa en el más alto nivel de conciencia por no estar desarrollado
el neocortex. Realiza un procesado o chequeo inicial de la información que pasa por él
de la que capta su esencia sin otras pretensiones discriminativas.
Comparada con la conciencia definitiva, la sensibilidad se vivencia aquí de manera
burda, difusa, inconcreta.
Conectado con el hipotálamo y el sistema límbico recibe de ellos estímulos de carácter
instintivo-impulsivos y esto le permite enviar una generosa información íntima o
personal a la corteza prefrontal para matizar el proceso elaborativo intelectual del más
alto nivel con su aportación afectivo-emocional.
Estación de paso y filtro de sensibilidad.

El tálamo es fundamentalmente una estación de paso de información sensitiva y


sensorial a la corteza.
También participa en diversos circuitos que intervienen en la dinámica motora, en la
vigilancia y la atención, en el aprendizaje y la memoria, en la actividad reticular, etc.
Distribuye la información de manera adecuada a sus diferentes destinos en la corteza
cerebral.
Y es un filtro de sensibilidad a la corteza para sensaciones que no alcancen una
intensidad suficiente. El filtro más importante es el de la sensibilidad dolorosa cortando
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 28

el paso a cualquier sensación dolorosa que no tenga suficiente significación, ni siquiera


como signo o señal.
El déficit funcional o la lesión del tálamo origina, en este sentido, una avalancha de
señales a la corteza que, siendo en sí pequeños e intrascendentes, son recibidos con
una intensidad que puede llegar a ser intolerable y con gran componente emocional.
Es una hipersensibilidad a las sensaciones y a las emociones. Un granito de arena
puede convertirse en una montaña.
Circuitos tálamo-corticales

Al tálamo llega toda la información extrínseca (sentidos) e intrínseca más la


información del sistema límbico que le aporta el tono o matiz emocional.
Tiene núcleos de asociación donde se realiza el primer análisis de la información
recibida lo que le permite establecer los primeros niveles de conciencia personal y
afectiva.
Y envía después el resultado de sus análisis a las áreas asociativas corticales mediante
los haces tálamocorticales, creándose así los circuitos talamocorticales, que son
circuitos reverberantes que procesan la información. Los circuitos reverberantes son
circuitos donde la información pasa una y otra vez de manera que ésta pueda ser
analizada en sus mínimos detalles.

Figura 4. Áreas de los circuitos talamocorticales. Líneas continuas: surcos; líneas discontinuas:
parcelación cortical. Distintos núcleos talámicos. DM: dorsomediano. CGM: cuerpo geniculado medial. NL:
núcleo lateral. P: pulvinar. CGL: cuerpo geniculado lateral. LVA: lateroventral anterior. LVP: lateroventral
posterior. LD: laterodorsal.
Más específicamente, la información sensitivovisceral va a las áreas primarias 3, 1 y 2 de la corteza parietal
retrorolándica. Las señales auditivas y visuales van a las áreas primarias 41 y 17. El gusto al área 43. Los estímulos
olfativos no se localizan en el tálamo. Los núcleos asociativos del tálamo conectan con las áreas 5 y 7 para la
sensibilidad somestésica, con la 22 y 42 para la información auditiva y con las 18 y 19 para la visual, todas ellas áreas
asociativas gnósicas especializadas en la recepción de esa información ya algo elaborada.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 29

Las señales informativas palpitan para su análisis cualitativo en los repetidos circuitos
tálamocorticales, parietal, occipital y temporal, iniciando así un proceso mental
consciente que ya llamamos percepción.
Las áreas corticales se dividen en:
 Áreas primarias: en ellas se localiza la capacidad de impresión de la información, es
decir, la recogida del estímulo sin analizar sus cualidades. Podemos decir que es un
estado primario de transición por el que la información se recibe para que pueda ser
atendida más tarde.
 Áreas secundarias: hacen posible que las informaciones sean plenamente
conscientes. Su deterioro origina una dificultad en la captación discriminativa de las
señales, pues las áreas secundarias permiten la descomposición de la información
en sus componentes cualitativos.
 Áreas terciarias. Ver percepción.

PERCEPCIÓN
Desde un punto de vista psicofísico la percepción resulta de una actividad organizadora
que, por medio de la atención, selecciona los datos sensoriales para construir un
percepto. El acto de percibir supone un principio activo que mantiene la unidad de la
experiencia consciente.
Es el reconocimiento y la identificación secundaria y consciente de las cualidades de la
información. Si la sensación es el impacto anónimo de una aferencia sensitiva que
llega a la corteza, la percepción es su reconocimiento y, acaso, evocación.
Es una función totalitaria e integradora que da sentido a las cosas, identificándolas con
patrones de experiencia que laten en la memoria como base posterior de la cognición;
se trata realmente de una categorización de lo aprehendido porque sus simbolizaciones
unas veces van de lo universal a lo particular y otras en sentido inverso.
Dinámica perceptiva

No pasan más de 0,5 segundos entre la recepción del estímulo en la corteza y su


experiencia consciente. La información llega desde el tálamo a las áreas posteriores
primarias y de éstas a las secundarias y de éstas pasan a distintas áreas asociativas
que integran la información. Esto ocurre constantemente con la información que queda
ahí en espera de ser atendida.
El proceso perceptivo, consciente, se realiza de la siguiente manera: desde las áreas
posteriores primarias las áreas prefrontales (anteriores) reciben el aldabonazo de que
las señales han llegado y requieren su atención, y son ellas las que solicitan de las
asociativas terciarias y secundarias posteriores (la noticia y los detalles
respectivamente) información para la elaboración intelectual que proceda. La
percepción es, entonces, un proceso dinámico, extenso y complejo, donde participa
prácticamente toda la corteza.
Las áreas prefrontales son áreas asociativas terciarias o heteromodales (pues integran
diversas modalidades de información que llega dispersa). Y son estas áreas las que a la
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 30

hora de pensar y razonar requieren de las homónimas posteriores toda la información


que precisen, desmenuzada en sus cualidades, para ser racionalizada.
Veamos la percepción visual, por ejemplo: el área primaria 17 de la corteza recibe
las señales que proceden de la retina vía tálamo y las áreas secundarias asociativas
18 y 19 (sobre todo) analizan la información descodificándola; finalmente las áreas
asociativas terciarias 38 y 40, según la información que les proporcionen las áreas
anteriores, hacen la síntesis supramodal global en las que pueden considerarse
otras circunstancias coetáneas. Pero esta síntesis se debe estructurar en
colaboración simultánea con las áreas asociativas heteromodales prefrontales (áreas
semejantes a las anteriores pero que aportan la capacidad interpretativa y reflexiva
a la información que ya se ha integrado atrás).
La percepción es, entonces, una aprehensión inteligente de las circunstancias tanto
externas como internas, es una cognición de cuanto de interés suceda en el exterior o
en el interior, pero tiene mucho de subjetividad porque los hechos o las cosas no se
reconocen tal y como son sino como nos parecen que son. Las cosas son como se
presentan a cada uno (percepto) en un mundo subjetivizado por el gusto, el deseo o la
experiencia individual del perceptor. Los mensajes que llegan al cerebro van formando
continuamente mapas neurales dinámicos de nuestra situación y orientación en el
mundo. En el nivel de las sensaciones, nuestras imágenes y las de los otros son
virtualmente las mismas, pero más allá de esas imágenes la captación de los
fenómenos externos está ligada a la experiencia, que es privada y única; cada uno
construye desde dentro su propia visión personal atendiendo a los hechos desde su
intención.
Afectan y alteran la percepción la ilusión, la experiencia, la emoción y la
enfermedad.

LA ATENCIÓN
Podemos dividirla en general, que es tanto como decir que estamos despiertos; esta
atención es activada por la formación reticular. Y selectiva o focalizada que es
consciente y voluntaria y que opera a través de la acción combinada de los circuitos
talamocorticales e intracorticales; nace en el lóbulo prefrontal.
Todos los mensajes que provienen de las diferentes vías nerviosas sufren una
transformación de códigos de energía a experiencias de sonido, color, aroma, sed,
hambre y un sinnúmero de percepciones; de esos mensajes se abstraen parte de los
datos mediante una selección que es llevada a cabo por la atención. Esta selección es
un principio activo que organiza los datos sensoriales para mantener una unidad de
experiencia que es la conciencia.
Esta atención consciente, selectiva, es como un linterna que ilumina alternativamente
un sector del mundo interno seleccionando contenidos de la experiencia y parte del
mundo externo enfocando ciertas situaciones con los sentidos.
Retomando aquí el ciclo de satisfacción de las necesidades podemos entender ahora la
importancia de la atención a la hora de la elaboración o aparición de la figura que
surge del fondo de sensaciones. Por ejemplo: una cierta incomodidad, un conjunto de
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 31

sensaciones incómodas afloran a mi corteza cerebral. Yo estoy absorto redactando


estos textos, la intensidad de las sensaciones aumenta y empiezo a notar cierta
incomodidad. Si presto atención, si me paro y pongo atención, me doy cuenta de la
tensión en espalda y piernas que ya es muy molesta; la figura es ya “postura incómoda
y dolorosa, necesito estirarme”. Aunque siguiera absorto, puesta mi atención en lo que
estoy escribiendo, llegaría un momento en que la incomodidad sería tal que las
sensaciones dolorosas reclamarían mi atención de manera urgente.
En definitiva estamos viendo los procesos y estructuras anatomofisiológicos que son
necesarios para la captación, tanto interna como externa, del conjunto de estímulos
que constituyen el fondo de sensaciones y, podemos añadir, estados de ánimo ya que
toda sensación, vía sistema límbico, se acompaña de un tono emocional. La aparición
de una figura implica ya una conciencia, de un me doy cuenta de.
A lo largo de los años de trabajo con Antonio Asín la idea central de todo proceso
terapéutico es el desarrollo de la atención. «Hay una cosa que es fundamental: todos
vivimos en un estado de identificación, nos movemos según los parámetros externos,
según los condicionamientos que hemos adquirido, estamos en un Estado Subjetivo.
Para que este estado subjetivo pueda pasar a un Estado de Objetividad, es decir,
separarnos del fenómeno, sentirnos más protagonistas al fin y al cabo, ya que la
persona que está pegada a un fenómeno es por una necesidad o porque hay una parte
emocional que está diciéndonos algo. En la medida en que podamos separarnos de ese
fenómeno tendremos una mayor capacidad de ser protagonistas, es decir, como que
tenemos derecho de morir de nuestros propios pecados. Pero para que esto se
produzca uno tiene que darse cuenta de eso. Y para darse cuenta de eso, uno tiene
que aumentar la capacidad de atención. En la medida que uno aumenta la capacidad
de atención, esto nos ayuda a darnos cuenta. Y, al darnos cuenta, podemos romper el
estado subjetivo y pasar a un estado objetivo. Y al estar en un estado objetivo, uno
tiene la posibilidad de pasar de un estado de identificación a un estado de
desidentificación, es decir, de tener más derechos, de sentirse más protagonista de su
propia vida». (A. Asín. Grupos de Formación en Biogestalt).
Área gnósica común

Está formada por las áreas de la corteza 39 y 40 que están situadas en la zona central
o confluyente de las áreas asociativas posteriores, entre el lóbulo parietal, temporal y
occipital. Es capaz de elaborar una síntesis global informativa que permitirá, en
colaboración con unas áreas semejantes prefrontales, el proceso intelectual de la
percepción, verdadera asimilación personal de la información.
Estas áreas, prefrontal y gnósica común, son las que permiten la conciencia del
esquema corporal: la percepción de la presencia y el papel del cuerpo y de su posición
en el espacio.
Mediante la consciencia corporal, el esquema corporal, se individualiza el cuerpo de las
cosas ambientales, se establece la propia frontera corporal, distinguiendo lo que está
dentro de lo que está fuera. Nos reconocemos, nos orientamos, nos entendemos
estableciendo nuestra propia imagen bien definida ante los demás, nos convertimos de
alguna manera en protagonistas de nuestra propia existencia.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 32

El esquema corporal se inicia a los 4 ó 5 años y no se completa hasta los 13 ó 14 años.


Es algo en constante construcción y destrucción, es dinámico y cambiante. Y se nutre
del número de noticias tanto internas como externas.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 33

6. LÓBULO PREFRONTAL. INTELIGENCIA Y AUTO-


CONSCIENCIA.
El lóbulo prefrontal aporta la inteligencia reflexiva, que implica: razones sobre el
significado de las circunstancias, futurizar sucesos, decidir una conducta consecuente,
hacer proyectos, ser responsables, etc. Podemos globalizar diciendo que inteligencia es
la capacidad del lóbulo prefrontal de sentir, inteligir, pensar y actuar.
La atención focalizada es su principal arma para conseguir la información privilegiada
que le permite ajustar sus decisiones.
Si la inteligencia es el proceso, la consciencia es la vivencia, y el ser humano se
caracteriza por tener consciencia de su propia consciencia, una consciencia superior o
autoconsciencia.
Sin lóbulos prefrontales el ser humano deja de serlo.

LÓBULO PREFRONTAL

Estructura Capacidades Procesos

Áreas prefrontales y Atención Sentir


conexiones Afectividad Inteligir
Reflexión Pensar
Valoración Actuar
Decisión

AUTOCONSCIENCIA

Los lóbulos prefrontales son:


Reflexión
Raciocinio
Organización del comportamiento
Inteligencia humana.
Consciencia personal, autoconsciencia.
Responsables de la capacidad de abstraer, conceptualizar y decidir, pues centralizan la
información codificada de todo el S.N.C.
Programar, regular y verificar la actividad intelectual.
Crean intenciones, planifican y programan acciones, controlando su ejecución,
comparando efectos intencionales y corrigiendo errores.
Son el sustrato biológico de la organización normativa y social y ética.
Asiento de la consciencia existencial integrando los “yoes” de identidad, valoración y
actuación.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 34

Al principio se consideraron exclusivamente fríos lóbulos intelectuales y asiento de la


personalidad del Yo, pero se ha comprobado su gran papel en la vida emocional
instintivo-afectiva al estudiar sus conexiones con el sistema límbico y el hipotálamo,
que también le permiten una importante función en los procesos de memoria y
aprendizaje.
Conexiones
Los lóbulos prefrontales tienen conexiones con todas las áreas de los lóbulos
temporales, parietal y occipital (conexiones intercorticales o interlobulares).
Con el área gnósica común.
Con el tálamo, cíngulo, hipotálamo, cuerpo estriado, neocerebelo y troncoencéfalo
(Formación Reticular).
Con el lóbulo límbico: coordina e integra los fenómenos afectivos.
Con el hemisferio contralateral por el cuerpo calloso y la comisura blanca: coordinación
interhemisférica.
Reflexión, futurización y responsabilidad

El raciocinio o razonamiento reflexivo es la capacidad que nos permite tomar


decisiones en función de la exigencia exterior y teniendo en cuenta las circunstancias
internas, corporales. Mediante la capacidad de previsión o proyección las funciones
intelectivas no se realizan exclusivamente sobre la actividad presente, sino que en ellas
se acumulan la experiencia del pasado y la intuición del futuro.
Y, si la persona sabe lo que hace, lo que va a suceder como consecuencia y
puede libremente decidir, entonces es responsable de su conducta.
Conducta
Futurización
Deliberación
Conocimiento

Corteza
prefrontal
Memoria

Áreas senso-
Información humoral perceptivas

Elaboración
Tálamo primaria

Alerta reticular

Médula Entrada de la
T. del encéfalo información

Acto reflejo Estímulo

Figura 5. Culminación prefrontal de la elaboración informativa y etapas del proceso.


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 35

Afectividad

Su capacidad razonadora se impregna de afectividad (afección, vinculación; lo


contrario de indiferencia). Integra o unifica información y sentimientos y de esta
integración surge la conducta.
No se deja llevar sólo de la reflexión fría de la razón ni tampoco por la llamada de los
impulsos a la afectividad exagerada, equilibra lo racional y lo instintivo en el
comportamiento humano.
Atención

Es muy importante en el lóbulo prefrontal la capacidad de atención, sobre todo la


atención focalizada o selectiva.
Es voluntaria: se aplica a la búsqueda o comprensión de una señal, un suceso o una
información que interesa particularmente; es selectiva y se debe a criterios, intereses u
opiniones individuales.
Es una disposición preperceptiva y perceptiva (arranca de la misma percepción) que
capta y analiza sólo la información que nos interesa e inhibe las demás. No se percibe
si no se presta atención, si el lóbulo prefrontal no presta atención (aunque la
percepción se origine en las áreas asociativas de la confluencia parietotemporooccipital
y la energía de su puesta en marcha dependa de la sustancia reticular).
La atención natural es el estar despiertos, y nos permite vivir en el mundo.
La atención voluntaria está focalizada hacia lo que nos interesa y es activada desde los
lóbulos prefrontales.
Existe, también, una atención involuntaria o provocada que es aquella que se origina
cuando una situación nos obliga a prestar atención. (El sistema de alarma amigdalino).
Autoconsciencia humana

Es la consciencia de su propia consciencia; autoconsciencia, con responsabilidad y


libertad.
El ser capaz de juzgarse a sí mismo con sentido de responsabilidad en las
consecuencias de sus acciones lo lleva a conquistar la conciencia moral, esencia de la
ética.
La autoconsciencia nos permite la plena experiencia del Yo; deducir el significado
global de la experiencia existencial.
A diferencia de los animales cuya conducta es estereotipada, estática, fija, el ser
humano es capaz de desarrollar distintas conductas creativas.
Inteligencia

Es la función de la consciencia que permite captar la realidad en su formalidad. Por la


inteligencia se actúa en situaciones nuevas con rapidez y originalidad; constituye un
conjunto de acciones que permiten establecer ideas valorativas con conclusiones
objetivas que se pueden traducir en acciones conductuales con fines de utilidad.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 36

Se caracteriza por (funciones):


 Adquisición de información que puede integrarse en el conocimiento y está
representada por la sensopercepción.

 Conservación: se produce y consolida los materiales del conocimiento y es ejercida


por el hábito y la memoria.

 Elaboración intelectual: transforma, combina, recrea los datos y edifica un universo


conceptual.

La inteligencia es un estado de equilibrio de estas funciones, el comportamiento


inteligente es una emergencia razonable de las funciones del sentir, del pensar y del
actuar, adaptándose valorativamente a cada circunstancia concreta.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 37

7. LOS DOS HEMISFERIOS CEREBRALES. DINÁMICA INTER-


HEMISFERIOS Y CONOCIMIENTO.
Antes se creía en la existencia de un lóbulo dominante del que dependía prácticamente
el comportamiento existencial. Hoy en día pensamos que hay dos hemisferios
equipotenciales y mutuamente colaboradores.

HEMISFERIO PROPIEDADES FUNCIONES COGNITIVAS


Izquierdo Lingüístico Conocimiento
Analítico intelectual
Lógico subjetivo
Abstracto
Razonador
(Conexiones)
Derecho Espacial Conocimiento
Sintético intuitivo
Imaginativo Consciencia
Objetivo creadora
Impulsivo

Las conexiones entre los hemisferios son tales que representan siete u ocho veces
mayor superficie que la de la totalidad de las otras conexiones que discurren por el
cerebro. Y, básicamente, estas conexiones están constituidas por el cuerpo calloso.
El hemisferio derecho está más capacitado para:
 la percepción cinestésica: movimiento, danza, manipulación y sensación al tacto.

 la experiencia directa: simulación, objetos reales y fuentes primarias.

 el lenguaje evocativo: imaginería sensorial, poesía y asociaciones.

 la fantasía: relajación, visualización, actitudes positivas e identificación. Es en el


hemisferio derecho donde se comprenden los mitos: son relatos que guardan los
fundamentos de una explicación fabulosa de lo real.

 la intuición (ver dentro) es una función propia del hemisferio derecho. Es una visión
intelectual de una relación o hecho no objetivo que puede deducirse del significado,
alcance o estructura de un problema o situación. Es espontánea, íntima,
instantánea, clara y no ocurre por vía del razonamiento, produce seguridad y
certeza pero no se tiene consciencia ni del camino ni de los pasos lógicos implícitos.

El refuerzo del hemisferio izquierdo origina un “homo theoriens”: calcular, deliberar y


ajustar todo a un orden; el hombre robotizado.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 38

Básicamente, son hemisferios complementarios:


IZQUIERDO DERECHO
Intelectual Artístico
Conceptualizador Creador
Atentivo Contemplativo
Pensamiento Pensamiento
abstracto concreto
Razonador Emocional
Informador Coordinador
Análisis Síntesis
Lenguaje Mímica
Cálculos aritméticos Habilidad espacial
Música formal Ritmo, melodía
Exteriorizador Interiorizador
El conocimiento se deriva de la interrelación entre las distintas cualidades de ambos
hemisferios. Es ya una experiencia depurada, obtenida después de la ponderación de
todas las circunstancias. Y es subjetivo pues toda observación implica ya una
preinterpretación, un marco subjetivo que le da sentido.

Figuras 6 y 7. EL CEREBRO Y LA MÉDULA ESPINAL.


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 39

Figuras 8 y 9. LA CORTEZA CEREBRAL.


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 40

Figura 10. Sistema límbico. 1, amígdala; 2, hipocampo; 3, fimbria; 4, fórnix; 5, estría terminal; 6, núcleo
del septum; 7, tubérculo mamilar; 8, tálamo.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 41

Segunda Parte:
CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS
NECESIDADES Y SU
CORRELACIÓN CON EL CEREBRO
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 42

FONDO DE SENSACIONES
Está constituido por el conjunto de sensaciones (internas y externas),
emociones, instintos y motivaciones que son generadas por distintas estructuras del
sistema nervioso y que laten en el fondo de la consciencia.

Es lo que Zubiri y Guirao denominan “sentir”. Es la capacidad de sentir, es el


fondo sintiente. Este fondo sintiente está constituido por el conjunto de sensaciones,
emociones, instintos y motivaciones:

 El sistema nervioso periférico transmite las señales internas de los receptores


corporales y las externas de los cinco sentidos hacia el tálamo. Constituyen el
conjunto de sensaciones que aportan nuestros sentidos.

 En el sistema límbico o cerebro emocional es donde nacen y se vehiculizan las


emociones. Por ejemplo, cuando emerge un estado de ánimo bajo o triste y este
estado alcanza la intensidad suficiente (figura) el sistema límbico moviliza
(movilización) la energía suficiente para que aparezca el llanto (contacto), que es la
necesidad que late en el fondo de la tristeza. Es lo que llamamos descarga
emocional. El resultado, la conclusión, es que después del desahogo el organismo
siente el alivio y queda en un estado de satisfacción y si no se produce el desahogo
nos quedamos insatisfechos. Ambos estados, satisfacción o insatisfacción, son
también vehiculizados por el sistema límbico.

 El sistema límbico también vehiculiza los instintos y las motivaciones. Los


instintos son impulsos energéticos que piden satisfacción y son tales como: sed,
hambre, dormir, tener relaciones sexuales, construir el nido, cuidar la cría, etc. La
motivación (deseo de mejorar, ilusionarse, incentivarse para, ambición) tienen
también relación con la corteza cerebral ya que en ellos se añade el pensamiento y
la influencia del medio sociocultural. Aún así, son vehiculizados, lo mismo que las
emociones y los instintos, por el sistema límbico2.

Sensación, emoción, instinto y motivación alcanzan el tálamo, el cual filtrará aquello


que no tenga cierta relevancia y distribuye todos estos impulsos en las zonas
correspondientes de la corteza cerebral. En la corteza cerebral la información es
desmenuzada en sus múltiples matices y nuevamente reintegrada, labor esta última
que es llevada a cabo por las áreas asociativas. Y es en estas áreas donde todos los
estímulos están latiendo en el denominado fondo de sensaciones. Si la corteza cerebral
es el mar estos impulsos serían las pequeñas ondulaciones que aparecen y
desaparecen una y otra vez en su superficie.

2 Maslow establece una jerarquía en las motivaciones humanas de manera que una vez satisfechas las precedentes la persona tiende a la
consecución de las subsiguientes. Para él las primeras son las necesidades fisiológicas, después lo que denomina necesidad de seguridad.
Posteriormente son las motivaciones de amor y afecto. Satisfechas estas necesidades el individuo tiene como preocupación dominante la
afirmación de la propia estimación y de la estimación ajena; el deseo de afirmarse ante el mundo. Luego surge la motivación de saber,
posteriormente son las necesidades estéticas y, por último, el deseo-motivación de self-actualización, de realizarse a sí mismo cada vez más
auténticamente.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 43

Decir fondo de sensaciones es bastante limitado ya que también contiene emociones,


instintos, motivaciones, por lo que cabría llamarle más bien el fondo de la consciencia,
fondo pre-consciente o como dice Zubiri, fondo sintiente.
Un buen fondo sintiente requiere una consciencia despierta, viva, función que recae en
la formación reticular.
La información está aquí en un fondo preconsciente y aunque muchos impulsos
intentarán alcanzar la corteza prefrontal (ser conscientes) otros no alcanzarán ésta ya
que hay una serie de procesos fisiológicos cuya autorregulación no requiere la
intervención de la consciencia y hay otros que requieren una acción muy rápida y que
en su mayoría pretenden la salvaguarda de la integridad de la persona: es el caso de la
reacción de alarma que dispara la amígdala y que origina una reacción antes de llegar
a ser plenamente conscientes de lo que pasa; el oír la bocina de un coche cuando
estoy cruzando una calle puede hacer que incluso antes de mirar si el coche está
encima nuestro o no dé un salto o corra hacia la acera. El cuerpo ha reaccionado ante
un peligro antes de saber realmente lo que pasa.
Sentir, la acción sintiente, es puramente receptiva y consta de varias acciones:

 Llegada de la información.

 El compromiso íntimo de quien lo siente.


 La acción de impresión: la información impacta, impresiona las áreas primarias de la
corteza sensitiva (y este impacto pondrá en marcha la dinámica mental).
 La descomposición cualitativa de la información que llega. Para su reconocimiento e
identificación la información se diversifica en sus cualidades y significados parciales
por la corteza cerebral. Esta descomposición cualitativa tiene lugar en las áreas
secundarias asociativas que se sitúan alrededor de las primarias receptivas
unimodales; en ellas se explicitan las cualidades de cada información. Las áreas
secundarias reciben la información de las primarias y directamente del tálamo.
 Y el efecto de la estimulidad. El impacto de la información en las áreas primarias
produce la puesta en marcha de la conciencia. El efecto de estimulidad es una
solicitud a las áreas prefrontales para lograr su atención, los estímulos solicitan su
reconocimiento. Si lo consiguen, los impulsos son ya conscientes, o lo que es lo
mismo, emerge a la conciencia ya una figura.
Mientras tanto las áreas asociativas terciarias (que ya no tienen conexión con el
tálamo) van integrando los distintos aspectos de la información y dan una síntesis o
globalización informativa, que será la base para la posible interpretación ya en las
áreas prefrontales. Las áreas terciarias se llaman heteromodales porque integran todas
las modalidades sensitivas y son asociativas lo que les permite una formalización
integral de la información. Es decir, integran sensaciones, emociones e instintos. Por
ejemplo: una sensación de hambre que no se puede satisfacer, porque estoy perdido
en el bosque, y que se acompaña de frío, cansancio, tristeza por estar perdido,
angustia de qué va a pasar, etc. El área asociativa terciaria más típica es la que
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 44

corresponde a las áreas gnósicas 39 y 40 situadas en la confluencia


parietotemporooccipital. Las áreas terciarias reintegran la información que ha sido
descompuesta funcionando como un todo globalizador, se trata de las áreas de la
gnosia total y las más asociativas de todas.
Sentir, en definitiva, es una primera aprehensión en el camino de la intelección que
equivale a decir que la información ha llegado a la corteza. Se inicia en el momento en
que la información se proyecta en la cabeza y se hace posible gracias a los circuitos
nerviosos tálamo-corticales.
No es sentimiento o afecto todavía, sino que se da sólo como repercusión íntima, de
tono vital, de humor, de talante; en suma, de ese cambiante ánimo o disposición
íntima que en cada momento nos acompaña. E incluso puede merecer indiferencia por
reconocerse poco significativo.
No será ningún tipo de conocimiento (que sería lo que caracteriza las fases intelectivas
siguientes), sino el talante de cada mañana, que responde a la globalización
subconsciente de las circunstancias corporales y ambientales que resuenan juntos en
cada momento en un nivel vivencial, en un momento concreto.
Por último, toda experiencia y acción en el mundo surge de nuestro fondo sensorial y
tiene sus cimientos en él. Sin sensaciones claras y disponibles perdemos el contacto
con nuestras sensaciones, nuestro estado organísmico presente, nuestra situación en
el mundo y nuestra relación con el entorno. Perdemos nuestra base en el mundo, y sin
esa base los significados que creamos y las acciones que emprendemos no están
relacionadas con nuestras necesidades reales.

Figura 11. Procesos elaborativos mentales. (Guirao)


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 45

FORMACIÓN DE LA FIGURA
Las sensaciones que laten en las áreas asociativas corticales intentan llamar la atención
de la corteza prefrontal. Cuando un estímulo alcanza suficiente intensidad activa la
atención de la corteza prefrontal y el estímulo pasa a ser consciente. Es lo que en
Gestalt se llama formación de una figura.
Una figura es una sensación, o una emoción, o un instinto que reclama la atención de
la consciencia y que incluye una necesidad. Puedo necesitar cambiar una postura que
se ha hecho incómoda, puedo necesitar atender una emoción que es suficientemente
intensa, o puedo darme cuenta de que lo que tengo es hambre y necesito comer. La
tristeza, por ejemplo, es una emoción que implica un conjunto de sensaciones
corporales que incluye el humedecimiento y tensión alrededor de los ojos, calor y
pesadez en el pecho. Estas sensaciones reunidas son lo que llamamos una emoción
(tristeza en este caso), es decir, una figura emocional. Si permitimos que la tristeza
tenga un significado para nuestro ser ésta puede guiar nuestro funcionamiento:
permitir que broten nuestras lágrimas, expresar nuestra tristeza y encontrar consuelo
en los demás. Hacerlo de otro modo es dejar la emoción inconclusa (figuras
inconclusas).
Veamos otro ejemplo: calor más sensación de sequedad en la boca y garganta. Esta
sensación se organiza fácilmente en algo significativo: “sed”. Sed (la experiencia, no la
palabra) es una figura significativa que organiza un conjunto de sensaciones en un
todo cohesivo y, como figura, resalta entre otras sensaciones simultáneas. Una vez
satisfecha a través del contacto con el agua, esta figura se completa y retrocede de
nuevo al fondo.
Para Zubiri - Guirao la formación de la figura es lo que denominan inteligir: significa
que la noticia puede ser entendida. Consiste en una serie de pasos que van a permitir
al individuo hacer la interpretación de la noticia, lejos ya de todo automatismo.
El paso de la sensación a figura es llamado por ellos aprehensión intelectiva: es el
proceso por el que se sale del sentir y se entra en el inteligir y es llevado a cabo por
las áreas prefrontales heteromodales, que primero son puramente atentivas cuando
fueron estimuladas y ahora son procesadoras de la información. Una vez recibido el
estímulo, primero se ha atender, porque la consulta es inevitable.
Puede ocurrir que las cosas no pasen de ahí porque la información no merezca interés.
Pero si se suscita el interés en la noticia, las áreas prefrontales intelectivas (las que
han de interpretar la noticia) miran primero a las áreas asociativas terciarias donde la
noticia se ofrece en síntesis, y más tarde a las secundarias, donde sus cualidades se
analizan para ampliar la información. Ejemplo de la percepción visual: miramos por las
áreas primarias y vemos por las secundarias y las terciarias.
La formación de la figura, la aprehensión intelectiva requiere para su realización de la
atención focalizada: es la capacidad de aplicar voluntariamente los sentidos a
alguna cosa o hecho puntual para introducirnos en su realidad, para analizar bien las
señales, para inquirir información añadida, para seleccionar lo principal por exclusión
de lo accesorio. Como una linterna, la atención focalizadora prefrontal vivifica las áreas
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 46

asociativas iluminándolas selectivamente, lo que significa que busca en sus paneles los
datos concretos que necesite para la identificación o el enriquecimiento de la noticia 3.
Estamos llegando así a la auténtica percepción, que, a diferencia de la sensación, es
una aprehensión activa.
El proceso de la percepción va desde la captación de la información que nos
permite identificar el percepto, por ejemplo, árbol (porque este conjunto de colores,
formas y dimensiones funciona para mí, en mi experiencia y según mis deducciones,
como árbol), pasa por anteponerle algún artículo (el árbol, ése y no otro), y concluye
con la relación que en este momento tiene conmigo ese árbol (ese árbol es, ahora,
como yo: sin hojas, cansado, viejo…; o bien todo lo contrario: ese árbol, justo por
estar sin hojas, viejo es lo opuesto a mí que me siento fuerte, joven). Si cogemos el
ejemplo de “sed” anterior, la percepción va de percibir sed, a la conciencia de que es
“mi sed”.

Es decir, la formación de la figura incluye una serie de pasos perceptivos que se llevan
a cabo en las áreas prefrontales y cuya finalidad es organizar un conjunto de
sensaciones en un todo cohesionado con un claro sentido para mí, al cual se suma,
desde las áreas paralímbicas, el matiz emocional. Las áreas paralímbicas (o
neurolímbicas) son áreas corticales emplazadas fundamentalmente en la cara media de
los hemisferios, entre las áreas perceptivas (prefrontales) y las límbicas. Su función es
relacionar la elaboración reflexiva de las áreas prefrontales con la emoción que late en
el circuito límbico y así establecer la oportuna matización emocional; la noticia se
acompaña de la calidad emotiva. Es decir, que toda figura tiene su matiz emocional.
La diferencia entre el tálamo y las zonas paralímbicas es que el tálamo aporta un tono
vital que se caracteriza por inconsciencia, indeterminación, no vinculación a ningún
estímulo conocido y concreto (en definitiva, el talante o tonalidad afectiva básica que
afecta al estado de ánimo) y las áreas paralímbicas, que tienen la capacidad de recibir
con afección emocional la información puntual que en cada momento nuestros
sentidos captan.
La percepción es la que ve una cara, sus distintos componentes, luz, formas, color…,
reconoce que es una cara de mujer, que es mi hermana y las áreas paralímbicas son
las que dirán lo mucho que me desagrada o la estimo.

3Dicho desde la Gestalt, la atención es la facultad de nuestro cerebro que permite el pleno desarrollo de lo que denominamos toma de conciencia
o darse cuenta. El desarrollo de la capacidad de “darse cuenta” es el desarrollo de nuestra capacidad de atención.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 47

MOVILIZACIÓN
Una vez que aparece una figura precisa el cuerpo se moviliza de cara a su resolución.
Hemos de precisar dos tipos de movilización:

1. Movilización autónoma o vegetativa.

Es la movilización de energía que el cuerpo pone en marcha automáticamente. Es


vehiculizada por el Sistema Límbico, sobre todo por el hipotálamo, e impulsada por la
zona ergotropa o simpática del mismo. La función de esta zona simpática es aportar la
energía necesaria para la acción.
En mayor o menor grado esta movilización se pone en funcionamiento de cara a la
acción pudiendo ser esta la respuesta a una alarma, a una necesidad, a una emoción
que emerge, etc.
La movilización se acompaña de un cortejo de síntomas que son las sensaciones físicas
que acompañan a las distintas emociones o vivencias.
La movilización autónoma incluye:
 Aumento de la frecuencia y fuerza de la contracción sanguínea con lo que aumenta
el volumen de sangre en el cuerpo y con él el de oxígeno y alimento (glucosa).

 Vasoconstricción periférica de los vasos sanguíneos que disminuye el aporte de


sangre a zonas menos necesarias durante la acción y vasodilatación en las zonas
que son más necesarias para la misma: corazón, pulmón, musculatura esquelética y
cerebro. De esta manera el corazón recibe más oxígeno y energía para aumentar su
trabajo, el pulmón aumenta su ritmo, la musculatura se prepara para la acción y el
cerebro se coloca en situación de máxima atención.

 Movilización de las reservas de glucógeno del organismo que son liberadas al


torrente sanguíneo en forma de glucosa libre como fuente inmediata de energía.

 Incremento del ritmo respiratorio para disponer de más oxígeno para las
combustiones que originan la energía necesaria para la acción y desprender el
anhídrido carbónico que se ve incrementado al aumentar el catabolismo y que es
tóxico para el organismo.

 Sudoración para descender la temperatura corporal, que tiende a aumentar.

 Inhibición del proceso digestivo con ahorro de energía.

 Inhibición de la actividad renal con reserva de agua y electrolitos.

Todas estas acciones son llevadas a cabo por el hipotálamo que, a su vez, estimula los
nervios simpáticos y estos estimulan la secreción de adrenalina de la médula
suprarrenal. El conjunto de estimulación simpática y estimulación de la adrenalina
originan una movilización energética, rápida y eficaz pero de corta duración.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 48

Si la situación que origina esta movilización no es resuelta, si no hay conclusión, el


organismo mantiene la movilización energética pero ya recurriendo a otros
mecanismos que también son llevados a cabo por el hipotálamo. Éste estimula la
producción y movilización de hormonas como la tirosina, corticoides, etc, que siguen
facilitando recursos energéticos y permiten mantener la movilización tanto como sea
necesario.
Si a pesar de ello sigue sin resolverse la situación y esta persiste en el tiempo, bien
porque las circunstancias no lo permiten, bien por no encontrar una salida a la
situación o bien por el permanente bloqueo psicológico, las repercusiones
psicocorporales negativas de la situación inconclusa comienzan a aparecer:
 Tensión crónica de la musculatura estriada o esquelética y de la musculatura lisa o
visceral. En la musculatura estriada se produce un aumento sostenido del tono o
tensión muscular con hipertonía crónica que se traduce en disminución de
flexibilidad muscular, dolor, etc. Lo que Reich denominó “bloqueo muscular”: las
primeras experiencias negativas de nuestra infancia originaron una hipertonía
muscular y la no resolución de la experiencia fijaron esta tensión muscular
originando lo que él denominó “coraza muscular”.

La hipertonía de la musculatura visceral es vivida por la persona como: nudo en la


garganta, nudo en el estómago… es decir, espasmos que tienden a fijarse en zonas
concretas de nuestro cuerpo.
 Un estado de tensión generalizada mantenido o crónico o que fácilmente reaparece
a pequeños estímulos. El Sistema Nervioso permanece en estado de alerta o
pequeños estímulos lo desencadenan, con repercusiones en el sueño, un mayor
cansancio, debilidad, pérdida de la concentración, irritabilidad, etc.

 Estado de insatisfacción más o menos permanente. Nada nos satisface, las cosas
requieren más esfuerzo que en condiciones normales… (No olvidemos que la no
satisfacción de las necesidades o de los deseos es vehiculizada así mismo por el
sistema simpático).

 Depresión del sistema inmunitario. Aunque inicialmente en toda movilización hay un


aumento de células defensivas a la larga ésta ejerce un efecto inmunodepresor.
Este estado facilita la aparición de enfermedades y que estas sean más perjudiciales
y duraderas que en condiciones normales. También es bien sabido el creciente
número de estudios que establecen una clara relación entre los estados
inmunodeprimidos y la aparición del cáncer.

En definitiva, las repercusiones que se originan cuando la movilización crónica no es


descargada, no es resuelta, es lo que denominamos somatización. Las energías que
son movilizadas para la acción, la emoción que pide ser descargada, la motivación no
desarrollada, son impulsos energéticos reprimidos. La energía que tiende hacia el
exterior es implotada hacia el interior y ésta comienza a alterar en mayor o menor
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 49

grado las funciones de los distintos órganos o sistemas corporales. De la alteración de


la función a la enfermedad sólo hay un paso.
La emoción reprimida o negada es la emoción somatizada.
En los estudios del estrés la fase final es llamada de agotamiento. Llega un momento
en que el organismo pierde sus recursos defensivos y está al borde de la extenuación.
Este es el momento donde aparece la enfermedad o donde algún órgano clave falla.
El organismo ha agotado o casi agotado todas sus energías.
Psíquicamente nos podemos encontrar con una gran astenia mental o caer la persona
en una depresión profunda.

2. Movilización voluntaria o consciente.

La movilización de energía puede hacerse de una manera voluntaria y


consciente de cara a conseguir la energía necesaria para la acción. Esta movilización o
energetización es la que ponemos en marcha en terapia cuando pedimos al paciente
que aumente su respiración, cuando le ponemos en una postura de estrés, cuando le
confrontamos, etc.

Esta movilización pondrá en funcionamiento los mismos mecanismos que hemos visto
para la autónoma y una de sus finalidades principales es disolver los bloques que
puedan existir en las distintas etapas del ciclo de satisfacción de las necesidades que,
en definitiva, es nuestra tarea terapéutica: facilitar la recuperación del pleno potencial
de autorregulación u homeostasis que tiene la persona humana.
Esta movilización voluntaria es llevada a cabo por:
a) Activación de la consciencia.

La plena vivencia y la conclusión del Ciclo de Satisfacción de las Necesidades requiere


una consciencia despierta y viva. Nuestra mente comienza a imaginar cómo va a llevar
a cabo la acción, a anticiparla con descripciones verbales o pensar en ella para
orientarse cognoscitiva y perceptualmente.
La función más importante de la Formación Reticular es la activación de la consciencia;
sin la puesta en marcha reticular de la consciencia humana está como dormida. Y a
nivel muscular la formación reticular activa el tono muscular preparando al músculo
para la acción.
En definitiva lo que origina sobre la mente es una dinamización general que es lo que
se conoce como atención general.
La formación reticular es activada por estímulos externos e internos, por emociones,
por el ejercicio… pero destacamos ahora su activación en el trabajo bioenergético. La
postura bioenergética tiene por finalidad facilitar el desbloqueo muscular y con él la
expresión de la emoción que dicho bloqueo contiene. Pues bien, la postura
bioenergética mantenida aumenta el tono muscular en el interior del músculo. Esta
tensión manda estímulos repetidos y cada vez más intensos a la formación reticular
que a su vez los envía y amplifica (a través del Sistema Reticular Activador
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 50

Ascendente) a amplias zonas del cerebro y de la corteza cerebral a la que activa o


despierta. Esto origina un mayor grado de atención, consciencia o darse cuenta de lo
que está pasando en mi interior o puede facilitar que una emoción latente se
concretice, intensifique y busque su camino natural de expresión.
Así mismo, la plena vivencia y desarrollo del Ciclo de Satisfacción de las
Necesidades requiere un mínimo de conciencia. Es decir, la activación reticular
intensifica el fondo de sensaciones pues facilita la recepción y transmisión de las
mismas lo que facilita la aparición de figuras más plenas, contribuye y facilita a la
movilización y la acción aumentando las funciones mentales y elevando el tono
muscular. Y cuando se ha satisfecho la necesidad disminuye el tono muscular y la
aferencia sensitiva facilitando el reposo y la recuperación.

b) La respiración
La función básica de la respiración es la incorporación de oxígeno al organismo y la
eliminación del anhídrido carbónico.
Esta función es llevada a cabo por una serie de acciones mecánicas y una serie de
contracciones-relajaciones musculares que son de tal especialidad que fácilmente son
modificadas por múltiples condicionantes externos e internos.
La aportación de O2 es básica para los procesos metabólicos generadores de la energía
corporal: el O2 + glucosa = Energía+CO2+cenizas+H2O.
Toda alteración de la respiración (y la causa más importante es bloqueo emocional)
origina una disminución del volumen respiratorio y esta disminución origina dos
efectos importantes:
 Disminución del volumen de oxígeno a las células, lo que origina una
disminución del metabolismo con la consiguiente disminución en la
producción de energía.

 Disminución del volumen de CO2 expulsado al exterior. Este queda retenido


en mayor cantidad de lo normal en los tejidos y células donde produce una
asfixia celular con la consiguiente disminución de la función celular y de los
tejidos.

También, el aumento de la tensión muscular origina una disminución de la circulación


sanguínea en una zona, lo cual incrementa la presencia de CO2 en dicha zona.
El CO2 es ácido, su no eliminación aumenta su volumen en el tejido intersticial. El
organismo, para neutralizarlo, retiene agua que empieza a aumentar en el tejido. Este
proceso, sostenido en el tiempo, origina un encharcamiento del tejido u órgano
afectado lo cual disminuye su funcionalidad. El enlentecimiento funcional unido al
enlentecimiento circulatorio favorece la aparición de enfermedades o lesiones en la
zona correspondiente.
Pero aún hay más, el exceso de CO2 crea una acidez en el organismo lo cual tiene una
repercusión directa sobre el cerebro en el sentido de inhibirlo. La acidez, un pH ácido,
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 51

va deprimiendo las funciones del Sistema Nervioso y si llega a cierto extremo puede
originar un coma que se llama coma acidótico. La disminución de las funciones a nivel
del hipotálamo, que es el encargado de las descargas emocionales, origina un
enlentecimiento de las mismas primero, y si el pH sigue haciéndose más ácido
originará una tendencia al bloqueo emocional. Una manera de sostener un bloqueo
emocional es disminuir la respiración y aumentar así el CO2 en el organismo. En sí, la
disminución o bloqueo respiratorio origina una cierta narcolepsia, atontamiento que es
una manera de no sentir, de no pensar y de no hacer.
El trabajo con la respiración, en el sentido de aumentarla, tiene como intención
básica contrarrestar este bloqueo de una manera voluntaria. Los efectos de una
respiración profunda y continuada sobre el organismo son:
 El aumento de oxígeno en el cuerpo con el consiguiente aumento del
metabolismo y producción de energía.

 La disminución del CO2 en el cuerpo, lo que originará:

 Disminución de la asfixia fisular con el consiguiente aumento o normalización


de la función propia de cada tejido.

 Aumento de la circulación sanguínea que facilita la llegada de O2, nutrientes,


células inmunitarias, etc. y aumenta la eliminación de CO2, agua, y desechos
de la combustión.

 Y una alcalinización del medio interno por disminución del CO2. Esto origina
un aumento de la excitabilidad del cerebro, una activación del mismo que
incrementa los estados de atención, la percepción sensitiva y un aumento o
facilitación que, a nivel hipotalámico, se traduce en una facilitación de la
descarga emocional. Es decir, la alcalinidad del medio interno nos hace estar
más despiertos, conscientes y a nivel emocional facilita los procesos de carga
y descarga.

3. Movilización y energía.

Durante la movilización se produce un acopio de energía para la acción, que Lowen y


otros reichianos llamaron una “carga”, la cual puede ser descargada en la acción.
En definitiva lo expuesto hasta ahora son los distintos procesos que intervienen en la
carga de energía - movilización, sea ésta autónoma o voluntaria. Esta carga de energía
es visible en la coloración y la calidad de la piel y es experimentada como viveza,
calidez, brillo y estremecimiento. En Gestalt se la describe como “excitación” o
“energetización”.
Ahora bien, la energía no sólo está presente en la movilización. Es un fenómeno que se
manifiesta en formas diferentes y se experimenta de maneras distintas a lo largo del
ciclo de la experiencia. En la sensación la energía se difunde; las sensaciones se
mueven dentro y fuera de la conciencia con poca carga. En la figura la energía se
concentra; la figura resalta contra el fondo con una sensación de carga. En la
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 52

movilización la carga aumenta, con acopio de energía hacia la periferia corporal y la


musculatura. En la acción la energía es descargada en el entorno. En el contacto final
se extrae una nueva fuente de energía del entorno. Y en el postcontacto la carga se
estabiliza; la energía regresa al núcleo organísmico para su asimilación. Es, en
definitiva, el cambio de foco, intensidad y dirección de la energía en diferentes fases
del ciclo lo que origina la pulsación rítmica que menciona Reich. Él estaba muy
interesado en la pulsación rítmica entre la movilización (carga) y la acción (descarga).
La Gestalt se interesa en todo el proceso, desde la sensación hasta el postcontacto,
como la unidad de trabajo en la autorregulación organísmica.

4. Estructura corporal y carga de energía.

La energía suficiente para la movilización no depende sólo del acto de la carga en sí,
sino también de la capacidad de tolerar, contener y construir esa carga hasta que el
organismo esté listo para descargarla en la acción. Esto requiere que los tejidos
corporales tengan capacidad para absorber y distribuir un aumento de la carga.
Si la estructura corporal está comprimida, estrechada, hay menos “espacio” para
contener y almacenar energía.
La capacidad de los tejidos del cuerpo para absorber un aumento en el suministro de
energía se relaciona con su flexibilidad: la capacidad de estirarse y flexionarse permite
el aumento de energía. Los músculos contraídos, espásticos, no pueden ni absorber ni
distribuir la carga de energía que se incrementa. Una estructura corporal rígida indica
que tiene una capacidad de energía limitada.
El trabajo terapéutico corporal cumple el papel de ir flexibilizando (desbloqueando) las
rigideces musculares. La respiración permite ir aumentando la carga energética y la
postura bioenergética va abriendo, ensanchando, estirando las musculaturas rígidas lo
que permite, poco a poco, que el flujo energético vaya distribuyéndose por todo el
organismo, especialmente por las zonas bloqueadas.
Por último, un organismo excesivamente rígido o bloqueado tiene poca capacidad de
construir energía. Una buena parte de su energía ha de ser utilizada y gastada en
mantener esa tensión. El Principio de la Conservación de la Energía afirma que: “la
energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Y esto ocurre con cualquier tipo
de energía: la energía física que el organismo no necesita se almacena en forma de
glucógeno y grasa; la energía emocional no liberada es almacenada en el cuerpo en la
musculatura (sobre todo estriada) y lo hace aumentando el tono o tensión interna del
músculo o grupos de músculos lo que a la larga origina una tensión muscular crónica.
Si estas tensiones musculares se originan en la infancia, en base a conflictos
emocionales no resueltos, se asientan y organizan en zonas específicas del cuerpo
originando los llamados bloqueos segmentarios.

5. La movilización intelectual.

La movilización es una activación corporal, emocional e intelectual. La movilización


intelectual es lo que Zubiri - Guirao denominan pensar: formalizada ya la realidad
(formalizada ya la figura; la figura ya tiene forma) en lo que realmente es y se percibe
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 53

en cada situación existencial personal procede ahora pensar en el alcance de su


significado, hacer la oportuna valoración para concluir más tarde la adecuada
respuesta.
Desde el principio estamos ya pensando; todo,
la percepción (notamos),
la intelección (descubrimos),
los afectos (sentimos),
están incluidos en la esfera del pensamiento. Cuando nos referimos al pensar ahora lo
hacemos en relación al pensamiento pleno, ese que ya necesita decidir.
Cuando las informaciones que han llegado se reconocen como circunstancias concretas
de nuestro ambiente personal (externo o interno), procede ahora su procesamiento o
elaboración en orden a extraer significados y sugerencias que encajen y hasta
enriquezcan el archivo cognitivo; el conjunto de ese procesamiento de información
hacia tal fin lo llamamos pensamiento pleno.
Pensar es, en su más estricto sentido: discurrir, considerar, reflexionar, examinar con
cuidado, la última elaboración hasta concluir. Enjuiciar es hacer valoraciones sobre la
situación que conducen a juicios sobre ésta. Razonar: se precisa llegar a razones que
soporten los juicios. Enjuiciar es aproximarnos al conocimiento de cómo es la situación
en su realidad circunstancial; el pensamiento tiene que tener en cuenta las
circunstancias personales, ambientales, bibliográficas y sociales. El enjuiciar es más
subjetivo, el razonar es más ponderativo y ecuánime. El proceso de razonar, el
razonamiento, utiliza todos los recursos informativos posibles, no sólo el enjuiciamiento
previo (tal como nos parece) sino también la posibilidad de someterla a la experiencia.
Con el razonamiento se pasa de los juicios a los conceptos, que sacan a los juicios de
una limitación perceptiva. La razón procesa esos conceptos, que se enriquecen de su
misma confrontación llegando a la abstracción, que es esa que permite separar
mentalmente lo que la realidad no hace por sí misma.
La razón ha de concluir deducciones acordes con la situación, no deducciones
caprichosas.
No basta con razonar, hay que concluir en el entender: aprehensión conclusiva de la
situación que se somete al veredicto de la inteligencia; el entendimiento de la realidad.
Entender se relaciona con saber: hay personas que entienden mucho de poco (es lo
que denominamos “ser docto”) o entender de todo (a los que denominamos sabios,
“ser sabio”).
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 54

ACCIÓN
La energía que hemos generado en la fase de movilización encuentra su realización
cuando expresamos algún tipo de acción relevante en nuestro entorno. Implica la puesta en
marcha de las áreas de la corteza encargadas del movimiento motor, implica la dinamización
visceral (peristaltismo, ritmos, acomodaciones), implica la descarga emocional. Es a través de la
acción que movemos lo que está dentro de nosotros (energía, viveza, vitalidad, necesidades,
emociones, motivaciones, instintos) para atravesar el límite organismo/ entorno. Es nuestra
capacidad de actuar plena y significativamente en el mundo, la que nos hace fuertes, capaces
de enfrentarnos y expresar la verdadera naturaleza e integridad de nuestros límites.

La acción se centra en el movimiento hacia el contacto final o en la función del


movimiento de poner el organismo en contacto con los aspectos del entorno que son
necesarios para el crecimiento o con los aspectos de uno mismo que están negados
pero que se busca completar.
La iniciación de la acción (actuar) da señales de la descarga de energía movilizada
dentro del entorno a través de la expresión (de la voz, de la emoción, del cuerpo),
movimiento hacia el objeto de contacto y manipulación del entorno.
La acción saludable debe relacionarse no sólo con las necesidades y el sentimiento de
uno sino también con el entorno presente, o sea, en contacto con el contexto del aquí
y ahora.
Una capacidad de actuar en el entorno a través de la conducta motora y la expresión
emocional es esencial si hemos de tener impacto sobre nuestro medio. Al expresar
nuestras emociones primero descargamos energía y tensión acumuladas de la
movilización; segundo, comunicamos nuestro estado interior de modo que podemos
obtener respuesta; es decir, también es una función de contacto con el medio externo;
y tercero, con la conciencia de nuestra acción, damos forma y apoyo a nuestro sentido
del sí mismo.
Los requisitos básicos para una acción saludable por parte del organismo son:
 Una musculatura que debe ser capaz de movimiento flexible y tener fuerza
adecuada.

 La respiración: la inspiración profunda moviliza y energetiza el cuerpo, la


expiración intensa permite la descarga de energía y da foco y fuerza al
movimiento.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 55

CONTACTO, CONTACTO FINAL


En Gestalt el contacto es aquello que ocurre en el límite entre el organismo y el
entorno, en el encuentro del sí mismo y el otro.
«Primordialmente el contacto es la conciencia de la novedad asimilable, y el rechazo de
la novedad no asimilable» (Perls y col., 1951). La asimilación de la novedad por la cual
tiene lugar el crecimiento y el cambio.
Cuando estamos “en contacto” experimentamos que el encuentro en el límite separa y
define nuestro sí mismo y el del otro (o el objeto) con quien estamos en contacto.
Si la acción es la extensión de nuestro sí mismo organísmico hacia el entorno, entonces
la etapa de contacto es el encuentro del sí mismo de uno con el otro: «En el punto en
el cual se experimenta al “yo” en relación con aquello que no es “yo” ambos se
perciben con mayor claridad no sólo el sentido del sí mismo, sino también la sensación
de cualquier cosa que afecte a esta frontera, que surja en el límite de contacto y aún
se desvanezca lentamente en él» (Polster, 1973).
En el contacto tomamos algo del otro lado de la frontera de nuestro sí mismo y lo
transformamos a alguna forma que sea utilizable para nuestro crecimiento.
Contacto final
El contacto culmina en la experiencia del contacto final, el momento del encuentro
cuando la frontera entre el sí mismo y el otro desaparece. Es el momento del orgasmo,
la terminación de un proyecto, el agua que calma la sed.
Uno ya no percibe una separación entre el sí mismo y el otro. Sin esta disolución del
límite, en este momento del contacto final, el organismo no absorbería nada nuevo y
no podría ocurrir ninguna nutrición ni crecimiento.
Es el entregarse en el contacto final donde puede ocurrir un verdadero intercambio y
adquisición de energía y una experiencia.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 56

RETROCESO. ASIMILACIÓN
Es la fase para asimilar lo adquirido en el contacto y, a la vez, retirarse para que pueda
surgir algo nuevo y fresco por su propio derecho sin contaminar el suceso anterior.
Retroceso
La terminación del ciclo implica una reversión de la dirección previa de la energía y de
la conciencia del organismo desde el entorno hacia el sí mismo.
Lo primero que ocurre tras el contacto final es la desvinculación del contacto. Los
signos externos (fatiga, amortiguación de la intensidad perceptual, sensación de
plenitud o suficiencia en el estómago y una sensación total de placer que llamamos
satisfacción) nos indican que ha sido suficiente e indican el primer cambio del foco del
entorno de vuelta hacia sí mismo. La consecuencia de la desvinculación es la de
aminorar el paso y aquietarse uno mismo.
Al desvincularse del otro hay un movimiento natural hacia el restablecimiento del
propio límite. Y con él, la vuelta a la fase de sensaciones. Si no se ha llegado a la
fase de sensaciones será necesario un tiempo de reubicación.
Asimilación y cierre

El objeto del contacto es que el límite del sí mismo es ahora restablecido incluyendo
la nueva experiencia o material engendrado por el contacto. Es la asimilación de este
nuevo material o experiencia lo que resulta en crecimiento. Una nueva Gestalt (todo)
surge de este proceso de asimilación. Entonces, el efecto del contacto es así engendrar
algo nuevo, y no sólo el retorno a la homeostasis. (Es por ello que los gráficos que
explican el Ciclo Gestáltico como un círculo no siento que sean totalmente reales. La
figura que más se acerca a expresar el ciclo es la espiral).
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 57

Tercera Parte.
FUNCIONAMIENTO BÁSICO DEL
CEREBRO: ACTIVACIÓN E
INHIBICIÓN. MECANISMOS DE
DEFENSA.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 58

I. FUNCIONAMIENTO BÁSICO DEL CEREBRO.


El sistema nervioso está constituido por el conjunto de receptores que captan la
información, las vías nerviosas sensitivas que transmiten la información al cerebro, los
centros nerviosos que interpretan las señales y que a su vez envían respuestas
motoras que a través de las vías nerviosas motoras llegan a los tejidos donde originan
las acciones necesarias para el normal funcionamiento del tejido y, en su conjunto, del
organismo.
Los receptores captan una sensación, por ejemplo tacto, y la transforman en impulsos
nerviosos que alcanzan su zona receptora de la corteza (área sensitiva retrorolándica
para el tacto) donde esos impulsos son decodificados de manera que se hacen
inteligibles para nosotros. Si la información es, por ejemplo, demasiada presión en una
parte del cuerpo, las áreas motoras de la corteza envían las órdenes motoras (áreas
prerolándicas) necesarias para que los músculos cambien la postura a otra más
cómoda.
Para que el sistema nervioso pueda funcionar es necesario que tenga un mínimo de
activación, una activación general de todos sus centros y vías nerviosas. Es la
formación reticular la encargada de esta activación general, también llamada atención
general, o estado de vigilia. Y recordar, así mismo, que la atención focalizada (lo que
llamamos normalmente atención) cumple el papel capital de dar vida a la formación de
figuras plenas y es la que nos capacita para poder desarrollar el proceso de darnos
cuenta o toma de conciencia. Podemos decir que el proceso terapéutico es,
básicamente, la capacidad de desarrollar nuestra atención.
Los mecanismos básicos de funcionamiento de nuestro cerebro son dos: activación e
inhibición. Una sensación, una información puede verse facilitada, estimulada,
incrementada en su camino por las distintas vías nerviosas desde el receptor hasta la
corteza cerebral (activación) o bien disminuida, rebajada de manera que llega muy
débil a la corteza o ser inhibida totalmente y no ser consciente (inhibición). En
definitiva, la función es de estimular-activar lo importante e inhibir lo menos
importante de cara a un correcto funcionamiento cerebral en un momento dado.
La inhibición cumple la función de impedir que un número de señales-informaciones
alcancen la corteza bien porque no sean relevantes o bien porque el cerebro posee
centros reguladores en determinadas funciones y cuya información, salvo excepciones,
no necesita ser consciente. Son los centros reguladores automáticos de la formación
reticular (osmolaridad, presión del O2, presión sanguínea, etc.) y del hipotálamo. Su
función es regular las funciones vegetativas del organismo y funcionan como
termostatos. Sólo cuando hay alteraciones de este equilibrio u homeostasis las señales
alcanzarán la corteza cerebral, o lo que es lo mismo, se hacen conscientes.
Sin la inhibición nuestra vida sería un caos. Viviríamos en un estado semejante a la
manía donde toda sensación, por pequeña que fuera, alcanzaría la corteza y serían
vividas con gran intensidad; sensaciones, emociones y pensamientos aparecerían y
desaparecerían caóticamente y todo ello vivido con tal intensidad que podría volverse
insufrible.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 59

La activación cumple la función de excitar o estimular las conexiones nerviosas, la


transmisión de las señales, activar la interpretación de las señales y su asimilación, etc.
Es decir, estimular el funcionamiento activo de todo el cerebro y con él todo el
organismo. Sin esta activación nuestra vida estaría como deprimida, donde nada nos
interesaría, nada despertaría nuestra atención, no habría deseos, ganas.
Los mecanismos de activación e inhibición en su conjunto pretenden un buen
funcionamiento del cerebro y del organismo en general, activando aquello que sea
interesante para que contribuya a las satisfacción de nuestras necesidades e inhibiendo
aquello que resulte intrascendente o bien sea inapropiado en un momento dado.
Ambos procesos se desarrollan en ciclos de activación-inhibición que son la base de
nuestro funcionamiento global y dan a nuestro organismo un ritmo (biológico, mental,
circardiano, etc.). Si tomamos el transcurso de un día como ejemplo, la activación es el
conjunto de acciones que van despertando el individuo por la mañana y lo van
preparando para la actividad física, mental, el trabajo, afrontar los problemas, luchar,
etc. Consume gran cantidad de energía que es utilizada para los distintos
requerimientos del día. Y cuando el día acaba la activación va disminuyendo y toma el
relevo la inhibición, caracterizada por disminución del gasto de energía, asimilación de
nuevos nutrientes, reposo, descanso, reparación, disminución de la atención y de la
vigilia y por último el sueño.
Al conjunto de centros nerviosos y vías nerviosas que se encargan de regular y
coordinar la activación se le llama Sistema Activador de la Acción. Los centros y vías
que coordinan la inhibición constituyen el Sistema Inhibidor de la Acción. Completan lo
que Hess denominó sistema ergotropo para la activación y sistema trofotropo para la
inhibición.

La interrelación entre ambos sistemas permite la regulación de nuestro


organismo, la autorregulación u homeostasis, creando ciclos donde una actividad se ve
seguida de un descanso, donde una necesidad moviliza la energía de cara a su
satisfacción (sistema activador o ergotropo) y una vez satisfecha el organismo pasa a
un estado de asimilación, relajación y reposo (sistema inhibidor o trofotropo).

1. Funcionamiento normal del Sistema de Activación de la Acción


(S.A.A.) y Sistema Inhibidor de la Acción (S.I.A.).
Los requisitos necesarios para formar una figura y la movilización y la acción que
conduzca al contacto son vehiculizados por lo que los cognitivos llaman Sistema
Activador de la Acción, Sistema Ergotropo, de recompensa o de satisfacción.
(Orl y Milner, 1954; Rolls, 1975).
Está constituido, como ya hemos visto, por las conexiones entre la corteza frontal, área
septo-lateral e hipotálamo ventro-medial que forman un circuito o sistema. Tiene una
bioquímica noradrenérgica y simpático-adrenérgica médulo-suprarrenal. Origina,
también, una activación inmunitaria. Está orientado a conductas consumatorias (de
satisfacer lo que necesito). Y vehiculiza estados emocionales habitualmente
placenteros o de satisfacción.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 60

Cuando la persona puede satisfacer sus necesidades (deseos, motivaciones, descargar


sus emociones, satisfacer sus instintos) toda la activación del organismo alcanza su fin
y éste queda satisfecho. Y lo mismo ocurre cuando la necesidad no es satisfecha pero
la persona alcanza un equilibrio; es el caso de necesidades que no pueden ser
satisfechas aquí y ahora y que reconozco (acepto) que así es y renuncio a ellas y busco
otras que sí puedo satisfacerme; o necesidades que decido contener para alcanzar un
fin posterior que estimo que es mejor para mí. Por ejemplo: puedo tener hambre ahora
pero sé que si como no voy a tener hambre cuando llegue la hora de cenar o bien sé
que comer entre horas me es perjudicial, y por ello puedo no comer ahora en pos de
obtener una satisfacción mayor que puede ser regular mis horarios de comida que sé
que es más sano para mi cuerpo o puede ser que no coma porque quiero regular mis
comidas ya que me he propuesto adelgazar.
Esta capacidad de satisfacer mis necesidades o de adaptarme a una realidad que
impide unas pero que me puede dar otras o de posponerlas voluntariamente hasta otro
momento porque así lo quiero son vehiculizados por el Sistema Activador de la Acción
y corresponde al patrón de conducta cognitivo tipo B. Es la persona que se mantiene
relajada, tranquila, confiada, atento a la satisfacción y el bienestar personal, con
expresión abierta de las emociones (incluidas las negativas) y que representa el tipo de
persona con el menor riesgo de sufrir patologías físicas.
En definitiva, es el tipo de persona que vive plenamente las distintas fases del Ciclo de
Satisfacción de las Necesidades y que las mismas no presentan bloqueos o alteraciones
graves.
El Sistema Inhibidor de la Acción o sistema trofotropo, o de castigo o de
insatisfacción (S.I.A.) (Stein, 1968; Gray, 1982; Rodríguez Delgado, 1969).
Cumple funciones opuestas al anterior, en el sentido de inhibir la activación general, y
que son de orden de reparación, descanso, sueño, placer. Entre sus funciones se
incluye, también, la inhibición de las señales poco importantes, la inhibición del dolor a
nivel del tálamo y otros centros.
Después veremos porqué también es el sistema de insatisfacción.
Y existe también otro circuito heredado filogenéticamente que es el Sistema de
Lucha o Huida (Jenkins, Friedman, 1967; Matthews, 1982; Valdés, 1983) que está
bajo control amigdalino. Es nuestro sistema de funcionamiento más antiguo, herencia
de nuestra parte animal. En ellos cumple la función de preservación individual y de la
especie. Constituye nuestro instinto más primario, básico: luchar por la vida o huir si
no puedo ganar; luchar por la comida, por la hegemonía sexual o en el grupo, por el
territorio; o bien huir de lo que nos puede hacer daño, herir o matar. Es el instinto de
conservación.
Con el desarrollo social y, paralelamente, de la corteza cerebral en los humanos este
sistema no es suficiente para elaborar el número y la calidad de posibles respuestas
necesarias en una situación dada. Mediante este sistema las posibilidades son luchar o
huir y esto en la vida actual no es tan simple; no basta con gritar más fuerte o hacer
gestos amenazadores para que el otro se amedrante o para conseguir lo que quiero y
tampoco puedo huir ante ciertas situaciones por muchas que sean las ganas. Es por
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 61

ello que sistemas más complejos toman el relevo a este sistema de lucha-huida cuya
finalidad es elaborar respuestas más complejas y eficaces para la realidad actual de la
especie humana.
No obstante, el sistema de lucha o huida subsiste en el fondo de estos “nuevos”
sistemas y en ciertas funciones o circunstancias es superponible a los otros dos: en
caso de victoria en la lucha o de conducta consumatoria pasará a haber un predominio
funcional del haz de recompensa o satisfacción y en caso de huida y derrota se
activará el sistema de castigo o insatisfacción.
Pero cuando suplanta a los otros dos sistemas puede originar actitudes tan
estereotipadas como en los animales. En el hombre sería como dar preponderancia a
su parte animal y representa una fijación en su parte más instintiva. En sí es un
retroceso, un anclarse en actitudes fijas que no le permiten el pleno desarrollo de su
potencial humano.

2. Alteraciones de los sistemas de activación e inhibición.


Las experiencias primeras de nuestra infancia originan alteraciones más o menos
sustanciales en este normal funcionamiento de regulación organísmica. El organismo,
mirado desde su parte más instintiva o animal, sólo tiene dos maneras de reaccionar: o
lucha y afronta la situación para conseguir lo que necesita o bien huye o se somete o
no afronta, en definitiva, la situación.
El resultado de los traumas o conflictos emocionales no resueltos es un desequilibrio,
algo inconcluso, que para resolverlo el cerebro va a poner en marcha los mecanismos
que tiene a su disposición: o seguir activando aún más (hiperactivación) o por lo
menos intentar no sentir la no consecución (hiperinhibición).
El normal ciclo homeostático ya se ha roto y la persona se ve abocada a insistir en uno
u otro sentido en un intento frustrado por intentar alcanzar un equilibrio que ya no
será sano sino neurótico pero que de alguna manera le permite seguir viviendo.
En definitiva, este desequilibrio pone en marcha mecanismos adaptativos, paliativos,
que son de dos tipos:
 La hiperactivación: un estado de activación o sobreactivación sostenido en el
tiempo, que es vehiculizado por el sistema de lucha - huida (sobre todo el de lucha)
y que se va a caracterizar por la hiperacción.

 La hiperinhibición: un estado de inhibición o hipoacción, que es vehiculizado por


el sistema inhibidor de la acción (al que se incorpora, se acopla, el sistema de
huida).

2.1. La hiperactivación. El sistema de lucha.

Los intentos del organismo para afirmarse respecto al entorno pueden conducir a un
estado de afrontamiento permanente, en la medida en que la acción no es
suficientemente eficaz para suprimir la activación, que es provocada en estos sujetos
por la cognición de amenaza (para ellos las primeras impresiones, vivencias se
acompañaron, fueron vividas con miedo o sensación de amenaza). Esta instauración en
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 62

la lucha sostenida por el control del medio sugiere un contexto ambiental de difícil
modificación, el uso de estrategias de afrontamiento (de afrontar una situación)
inadecuadas, o la cognición (creencia, convicción) de amenazas no objetivadas a partir
de evaluaciones peculiares del entorno.
Su bioquímica es noradrenérgica y simpático-adrenérgica para la lucha y
corticoesteroides suprarrenales para la huida. Presenta una activación inicial
inmunitaria y con el tiempo inhibición inmunitaria. Lleva las conductas de lucha y huida
o sumisión. Y reporta estados emocionales displacenteros por activación desagradable
(ira, cólera y miedo).
Está regulado por las conexiones:
corteza prefrontal, amígdala dorso-central (lucha). Hipotálamo
basal (huida). ventro-medial
Las personas que mantienen una activación del sistema de lucha corresponden, para
los cognitivos, al patrón de conducta tipo A: son personas que perciben el entorno
como opuesto a sus objetivos y como amenazador de su autoestima y necesitan
reafirmarse permanentemente a través de logros personales para alcanzar la cognición
de control del medio, la sensación de que controlan una situación o hecho. Pero, en
realidad, tal cognición es fugaz (pues, por ejemplo, en el mundo laboral abundan las
dificultades objetivas y hay una competencia real) y, además, experimenta una
constante urgencia del tiempo, que le hace intolerable el reposo y la inactividad. La
percepción de amenazas continuas a la autoestima y el intento de control de lo que le
rodea, la elección preferente de la acción como estrategia, la profunda inclinación a
competir y su demostrada agresividad los induce a vivir en un permanente estado de
activación (movilización) y lucha. Una de las consecuencias en la salud es que
presentan el doble de posibilidades de enfermedad coronaria que el resto de la
población.
El sujeto con patrón A recurre a una estrategia de lucha para intentar el control como
una hiperrespuesta a la percepción de amenaza constante.
Su patrón biológico está configurado por la activación simpático-adrenal y el
consecuente aumento de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). Su fácil
activación autonómica (son sujetos que hacen grandes descargas de cotecolaminas a
estímulos no proporcionales, menores), unida a la activación conductual (que pone al
cuerpo, con el anterior, en permanente estado de alerta, amenaza) y a estados
emocionales hostiles, sugiere un control nervioso-central más dependiente del sistema
de lucha-huida que del sistema activador de la acción. Y, a su vez, su alta secreción de
ACTH y de cortisol expresaría un estado neuroendocrino próximo a la derrota y
desesperanza, al que tan proclives son estas personas por lo que en ellos es más fácil
que el sistema de lucha-huida ceda su alternativa funcional al sistema inhibidor de la
acción (sustentador de la percepción de indefensión y derrota), con la consiguiente
sensación de insatisfacción que al sistema de recompensa, regulador de las conductas
consumatorias.
En las conductas de lucha, la apreciación de la situación induce a acciones que
intentan el control, pero, como ocurre con los sujetos con patrón A, su conducta no
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 63

llega a ser consumatoria (contacto) y se mantiene como resistencia (Fase de


Resistencia de Selye), situando al organismo en un estado de prolongada activación.
Esta fase de resistencia puede desembocar en un fracaso adaptativo superponible al
estado de claudicación postulado por Selye (1971) y a la respuesta de “rendición”
estudiada por Engel (1971), y a conocidos correlatos biológicos negativos (ansiedad,
tensión, etc.), entre los que se incluye la inhibición conductual.
Su permanente estado de activación simpáticoadrenal, su estado permanente de ver
amenazas en todas partes repercute en la salud como se ha demostrado al encontrar
en ellas una mayor incidencia en: enfermedades coronarias, homicidios, accidentes,
suicidios, cefaleas, alergias, enfermedades vasculares periféricas, infecciones
respiratorias, etc.
En definitiva, el patrón A de conducta forma un ciclo que parte de su peculiar
percepción del entorno y de la naturaleza utópica y ambigua de sus objetivos, y ambas
circunstancias dificultan la consecución del éxito como conducta consumatoria. De
manera que Price (1982) habla de una oscilación desde la lucha a la derrota,
representada por un primer estado (el “estado superman”) en el que el sujeto se pone
a prueba y exhibe su típico estilo duro y competitivo, con descuido o negación de sus
limitaciones personales. Los acontecimientos, el fracaso, la crítica, la convicción de
amenaza y la baja autoestima sitúan al sujeto precozmente en un estado de
indefensión (depresivo), del que sale por mecanismos de extrapunición (estado de ira)
que lo energetizan para otra puesta a prueba, completándose así el ciclo.
Biológicamente, parte de la activación autónoma (o vegetativa) pero la no consecución
de lo que se propone pone en marcha la activación neuroendocrina (que es la que es
puesta en marcha en la fase de resistencia) como una manera de seguir resistiendo.
Esta activación, sostenida en el tiempo, conduce a la claudicación de los sistemas del
organismo con el consiguiente agotamiento, estado depresivo, etc. Su manera de
resolver, “solucionar”, la situación es volver a empezar: activa (moviliza) aún más la
energía corporal a través de la rabia, ira (“no he conseguido esto, pues la próxima vez
voy a trabajar aún más”; “tengo que poner más esfuerzo, más tiempo, hacer las cosas
mejor”, etc.).
Este tipo de carácter está claramente relacionado con el carácter psicopático (Reich -
Lowen).
Ahora bien, se han observado variaciones del patrón A. Kobasa (1979) propone la
dimensión de resistencia (o dureza) para describir a los individuos que se implican en
la acción con motivaciones de crecimiento (personal, profesional, etc.), que obtienen
satisfacción con la actividad y que recurren a estrategias conductuales de lucha desde
la cognición de que es posible el control. Son, pues, sujetos motivados
intrínsecamente: lo hacen por convicción y por la satisfacción de hacerlo, con una
relativa refractariedad a las señales externas de derrota. El compromiso, el control y el
desafío de crecimiento los diferencia del patrón A. y su resistencia (dureza) es
protectora general de la salud y neutralizadora de los efectos estresantes de los
acontecimientos vitales.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 64

Esta variación del patrón A está más relacionada con el carácter rígido (Reich -
Lowen).
2.2. La hiperinhibición. El sistema de huida.

Así como el anterior sistema de lucha moviliza continuamente estados de irritación,


rabia, ira, lucha, confrontación, el sistema de inhibición de la acción cuando es puesto
en marcha más allá de las condiciones naturales, es decir, cuando es utilizado para
inhibir sensaciones o emociones de una manera neurótica, tiende a movilizar estados
de huida (de la situación, del problema, de la confrontación, etc.), de sumisión, de
indefensión, de “no puedo”.
La no posibilidad de afrontar los estímulos internos o externos (sea real o creencia de
la persona) lleva a determinadas personas a intentar reducir la activación
(movilización) que estos estímulos provocan en el organismo. La diferencia entre una
inhibición sana y una neurótica o patológica es: la persona sana parte del principio de
la realidad que le permite la apreciación de la situación y la evaluación de sus propios
recursos; es decir, evalúo, valoro y si veo que no puede ser decido dejarlo e ir a otra
cosa, quedándome bien después de haber confrontado el deseo con la realidad tanto
externa como interna. La inhibición neurótica (que utiliza los mismos mecanismos que
la sana) parte de la creencia de la no posibilidad de afrontar el hecho o situación, “no
voy a poder”, y pone en marcha el sistema inhibidor como intento de encontrar un
cierto equilibrio (neurótico) interno y externo que intente colmar su frustración, lo que
al final le dejará insatisfecho.
La puesta en marcha de los mecanismos de la inhibición no significa que cese toda
actividad. El organismo se encuentra en un estado de máxima activación (movilización)
como resultado de la cognición de indefensión (que es lo que caracteriza a las
personas con tendencia a la inhibición: creencia de no poder, de no valer, creencia de
no ser capaces de defender su deseo, opinión, etc.), que el organismo hace a partir de
la evaluación del entorno y de sus posibilidades de lograr lo que quiere. Es decir, el
organismo afronta activamente la situación, moviliza una y otra vez su energía para la
acción y el contacto pero cree que no va a poder y empieza a intentar inhibir, a tapar
esta energía, o esta emoción, o esta realidad desagradable y pone así toda su energía
en intentar no ver, no sentir o no pensar. En definitiva, la inhibición de la acción es la
expresión de la claudicación del organismo (y de la persona) en sus intentos de
adaptarse al medio manteniendo su orden interno.
El sistema inhibidor pretende reducir la activación como mecanismo de defensa para
defenderse (valga la redundancia) de la realidad. Pero toda la movilización (activación)
se pone en marcha ante una necesidad, pues la tendencia natural del organismo es
satisfacerla, y a la vez trata de inhibirla (pues creo que no voy a poder satisfacerla)
con lo que la activación que no encuentra su salida aumenta para cumplir su objetivo,
para contrarrestar la inhibición y así sucesivamente, de manera que una persona
aparentemente inhibida es por dentro como un volcán que pide erupcionar y que se
pone un tapón. Si la energía movilizada es bloqueada en sus cauces naturales ésta
buscará otras alternativas, por ejemplo: cuando tengo rabia hacia una persona y no la
vehiculizo (expresarla, hablar…) lo más seguro es que mi pensamiento esté
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 65

continuamente peleándose y “descargándose” con esa persona desde la fantasía, es


decir, dentro de mí, sin hacer nada.
Las repercusiones negativas de este estado biológico sobre la salud se ha comprobado
que son del orden de: hipertensión, úlceras, ansiedad, depresión, cáncer,
desorganización de los aprendizajes, susceptibilidad a contraer enfermedades, etc.
El sistema inhibidor de la acción está integrado por el circuito orbitofrontal - área
septal media - hipocampo - hipotálamo ventromedial - haz dorsal de Shultz (eferente).
Su bioquímica es serotoninérgica y corticosuprarrenal (corticoesteroides) (Recordar que
aquellas movilizaciones sostenidas, bloqueadas, que impliquen secreción de corticoides
son las más lesivas para el organismo). Provoca inhibición inmunitaria y conductual y
se acompaña de estados emocionales displacenteros y expectativas desesperanzadoras
respecto a la situación. Se le conoce con los nombres de sistema periventricular (Stein,
1968), septo-hipocámpico (Gray, 1982), sistema inhibidor de la acción (Laborit, 1979)
o de castigo (Rodríguez Delgado, 1969).
Esta actitud en la interacción con el medio constituye el patrón C de conducta
caracterizado por ser una persona extremadamente cooperador, pasivo, no asertivo,
apacible y conformista; sus relaciones personales son de sumisión, resignación, deseo
de agradar y de filiación, controlando la expresión de hostilidad (y en general de las
emociones).
Un grado mayor en la inhibición constituye la llamada Alexitimia. Son personas que
inhiben totalmente las emociones y en lo máximo posible las sensaciones (aunque se
ha demostrado que éstas últimas no logran suprimirlas totalmente pues se detecta en
ellas niveles de ansiedad y tensión). Su bloqueo emocional parece querer ser un
intento de anular en ellos la parte animal (instintos, deseos, emociones negativas),
considerando a ésta como algo que no debe pertenecer a la naturaleza humana. Así
mismo, se ha demostrado en los alexitímicos un alto grado de somatización lo que
permite hacer una clara relación entre bloqueo emocional y enfermedad psicosomática.
Y un grado aún mayor es la inhibición total que se observa en depresiones graves,
secuestros, abusos, etc. La persona, después de agotar toda su energía movilizándola
una y otra vez de cara a resolver una situación, problema, cae en lo que Selye
denominó fase de claudicación, que conlleva un peligro de enfermedad grave,
depresión grave, muerte… Si la persona no puede modificar su entorno el sistema
nervioso simpático (activación) se ve sustituido por el parasimpático (inhibición).
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 66

Grados de inhibición
Funcionamiento Sano del S.I.A.4
1. Inhibición de sensaciones no importantes o intrascendentes.

2. Inhibición del dolor por el filtro que hacen el tálamo y núcleos de la


formación reticular. Esta inhibición del dolor es aún mayor si se secretan
endorfinas en el S.N.C.

3. Inhibición de la activación general, como parte del ciclo biológico, para


facilitar los procesos trofotropos de nutrición, reposo, reparación, sueño.

Funcionamiento Patológico del S.I.A.


4. Inhibición parcial de partes de una experiencia, inhibición de ciertas
emociones, que no queremos sentir. La conciencia presenta entonces
ciertos puntos ciegos de mayor o menor tamaño.

5. Inhibición total de las emociones y en un alto grado de las sensaciones:


Alexitimia.

6. Inhibición total: claudicación, derrota, depresión profunda.

3. Otras consideraciones.
Un funcionamiento en hiperactivación o en hiperinhibición da como resultado final
insatisfacción, a diferencia del funcionamiento sano de los sistemas de activación e
inhibición que origina satisfacción. La insatisfacción se traduce en diversos estados
emocionales negativos: irritación, ansiedad, angustia, mal humor, tensión, rabia
contenida, miedo, tristeza, desánimo, etc.
En definitiva, el sistema de lucha (hiperactivación) es el que vehiculiza las emociones
básicas negativas de miedo y rabia y el sistema de huida (hiperinhibición) la tristeza y
el llanto.
El funcionamiento sano del S.A.A. es el encargado de vehiculizar el ciclo de satisfacción
de las necesidades hasta la fase de contacto o consumación y de ahí da relevo al
S.I.A., que vehiculiza el retroceso y la asimilación. Ambos completan el normal
funcionamiento del ciclo de satisfacción de las necesidades que se acompaña de
estados emocionales de satisfacción, placer, alegría.
La hiperactivación conlleva un hincharse, un intento de hacerse más para proteger el
interior de la amenaza exterior. Actúa como el pez-globo: cuando aparece un peligro
hincha su cuerpo para dar la impresión de que es más grande de lo que es. Las

4 Si no existiera el funcionamiento sano del sistema inhibidor todas las sensaciones llegarían a la corteza y todas ellas tendrían el mismo valor,
intensidad y significado en cada instante (el picor de la nariz sería igual, en intensidad y significado, que el llanto) lo que constituiría un caos e
imposibilitaría organizar la experiencia y dar una respuesta adecuada. Por ejemplo, en el llamado Síndrome Talámico de Déjerine- Roussy el
deterioro estructural del tálamo por transtornos vasculares, degenerativos, infecciones, etc., origina una disminución del papel del filtro del tálamo,
lo que origina una exacerbación de la sensibilidad dolorosa y los estímulos que antes eran banales ahora pueden volverse intolerables y con
hondas repercusiones emocionales.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 67

personas que tienden a utilizar la sobreactivación presentarán cuerpos hinchados total


o parcialmente. La hiperinhibición o sobreinhibición es, en definitiva, un encogerse
para proteger el interior ante el convencimiento de indefensión, de no ser capaz de
defenderse. Actúa como el caracol: en cuanto lo tocas se encoge y se esconde en su
caparazón. Son cuerpos comprimidos o que en situaciones de peligro tienden a
encogerse.
La sobreactivación es hacer: moverse, mil proyectos, mil ideas, no paran de hacer
cosas. Su dificultad es pararse, lo que en su caso equivale a dejarse sentir. Tienen un
predominio del sistema nervioso vegetativo simpático. La sobreinhibición es no-hacer:
estar tumbado, quieto, poca actividad, pasividad, se cansa pronto; tiene un predominio
del sistema nervioso vegetativo parasimpático.
La manera de protegerse desde la sobreactivación es hincharse, la manera de
protegerse desde la sobreinhibición es encogerse.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 68

II. MECANISMOS DE DEFENSA


Una necesidad, una emoción que surge del fondo de sensaciones pone en marcha el
ciclo de satisfacción de las necesidades. El ciclo puesto en marcha es una fuerza que
pide resolver, una energía que tiende por naturaleza a su final, al logro de la
satisfacción. Una vez consumado el contacto la naturaleza del cuerpo y la psique
tiende al retroceso y el reposo para la asimilación de la experiencia, hasta que otra
figura se destaque del fondo de sensaciones. Este ciclo se da en cualquier experiencia
corporal, emocional o mental de la persona y podemos expresarlo mediante una línea
continua que desde la sensación llega al retroceso.
Los mecanismos de defensa son perturbaciones psicofísicas cuya función/intención es
alterar, modificar o impedir el normal desarrollo del ciclo. Estas perturbaciones, como
sabemos, tienen su origen en las experiencias negativas vividas en la infancia que
siguen presentes y funcionando en nuestra vida actual.
Nuestro quehacer básico como terapeutas es seguir el discurrir del ciclo por sus fases y
observar dónde se corta o desvía la línea continua del ciclo, cómo se interrumpe y qué
ocurre con la energía movilizada hasta entonces. Al conjunto de factores físicos y
psíquicos que cortan o desvían la línea le llamamos mecanismo de defensa.
Recordando el primer Principio de la Termodinámica que dice que la energía ni se crea
ni se destruye conviene observar en qué se transforma la energía movilizada en el ciclo
cuando ésta es desviada del curso normal dentro del ciclo.
El mecanismo de defensa se interpone entre las fases o articulaciones del ciclo
bloqueando el discurrir normal de la energía, disminuyendo su paso o desviándola en
su dirección, así como los bloqueos musculares hacen con las articulaciones corporales.
Todos los mecanismos de defensa se caracterizan por:
 Una alteración de la atención.
 Un correlato biológico: conjunto de sensaciones-emociones vividos
corporalmente.
 Y un pensamiento o cognición que lo sustenta (cognición: convicción,
creencia).
Desde el punto de vista del cerebro, todos ellos se basarán o bien en una
hiperactivación o bien en una hiperinhibición, que se acompañarán de un conjunto de
síntomas desagradables y una cognición o pensamiento. (El conjunto de zonas
corporales, emocionales y mentales llenas -hiperactivación- y vacías -hiperinhibición-
constituyen un carácter; por ejemplo: inhibición corporal-inhibición emocional-
hiperactivación mental con hiperracionalización o fantasía).
«La finalidad de los mecanismos de defensa es paliar o disminuir el efecto
displacentero (angustia) que señales internas y externas puedan producir en el campo
de la conciencia y lo hace recodificando estas señales como aprendió a hacerlo en la
medida en que el niño fue sometido a pruebas en el transcurso de su desarrollo»
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 69

(Valdés, 1.985). Para él los mecanismos de defensa son operaciones psíquicas de


recodificación de señales (internas y externas) para neutralizar la activación estresante
que producen.
Volviendo al enfoque gestáltico, aunque hay una tendencia general a coincidir por
parte de los autores gestálticos en lo que son las fases del ciclo gestáltico no ocurre lo
mismo en cuanto a dónde colocar los mecanismos de defensa. Veamos algunos
ejemplos:
INSTITUTO GESTÁLTICO DE CLEVELAND (A. MOREAU)

Figura 12. El ciclo de la satisfacción de una necesidad o ciclo de la Gestalt.

MODELO DE ZINKER

3
Introyección ENERGETIZACIÓN
Retroflexión
2 4
Proyección CONCIENCIA
ACCIÓN Deflexión
1 5
Represión SENSACIÓN CONTACTO Confluencia
0 REPOSO
6
REPOSO

MODELO DE F. PEÑARRUBIA

3
Deflexión ENERGETIZACIÓN
Proyección
2 4
Introyección CONCIENCIA
ACCIÓN Retroflexión
1 5
Represión SENSACIÓN CONTACTO Confluencia
0 REPOSO
6
REPOSO
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 70

Desarrollo ahora los mecanismos de defensa atendiendo especialmente a las


repercusiones que éstos presentan sobre todo corporalmente y teniendo en cuenta los
mecanismos de hiperactivación e hiperinhibición que he desarrollado previamente.

1. Mecanismos de defensa en relación al fondo de sensaciones

La desensibilización: es el proceso mediante el cual nos volvemos menos sensibles a


los estímulos como una resistencia o mecanismo de defensa al contacto.
Todos tenemos algunas áreas sensoriales que hemos limitado, amortiguado,
desensibilizado. Pero cuando se han borrado grandes áreas del fondo sensorial hay
puntos ciegos significativos acerca de esas áreas de la experiencia. La primera
consecuencia es que la figura resultante no puede reflejar de modo tan preciso todas
nuestras necesidades. Y la segunda es que la conducta y el contacto se basarán en
conjeturas sobre nuestras necesidades, o en nuestras imágenes de lo que
“deberíamos” necesitar o querer, más que en la verdadera experiencia actual.

Fondo sano de sensaciones Fondo con zonas ciegas

El proceso de desensibilización ocurre cuando las sensaciones son perturbadoras y no


es posible evitarlas actuando sobre las fuentes ambientales de la perturbación o
escapando de ella. Una manera de enfrentar la sensación desagradable es alterar la
percepción de la misma. La desensibilización pretende aminorar la experiencia pero, a
la vez, reduce la capacidad de vivir plenamente.
Las sensaciones pueden ser perturbadas por tres razones básicas:
 Que sean intrínsecamente incómodas, como dolor físico, el hambre, el frío.

 Que las sensaciones que señalan necesidades orgánicas se vuelvan incómodas


cuando no pueden ser descargadas o satisfechas.

 Que las sensaciones puedan actuar en conflicto con creencias fuertemente


aprehendidas, introyectadas.

Podemos desensibilizarnos a una experiencia por medio de:


1. Desviando la atención (Deflexión): evitar la sensación antes de que llegue a la
conciencia distrayéndola, desviando la atención o cambiando la atención a otra
cosa.

2. Interferencia en la respiración: disminuyéndola con el fin de amortiguar la


sensación. También bloqueándola en patrones fijos respiratorios, en espiración
(deshinchado) o en inspiración (hinchado).
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 71

3. Contracción muscular crónica: es consecuencia de la inhibición general a que está


sometido el organismo. Una manera de no sentir o sentir menos es contraerme.

La desensibilización es consecuencia de la actuación del sistema de hiperinhibición.


Cuando actúa el sistema de hiperactivación la consecuencia es la hipersensibilización.
La Hipersensibilización
Las sensaciones son incrementadas más allá de lo normal y éstas impactan
fuertemente en la conciencia. Un ejemplo de hipersensibilidad al tacto son las
cosquillas que son una manera de evitar el contacto, un miedo al contacto.
En este caso la atención está hiperactivada, buscando en el fondo de sensaciones
aquellas sensaciones básicas que le permitan dar una respuesta rápida.
La hipersensibilidad tiene un fondo de miedo o amenaza y éste actúa sobre la atención
la cual selecciona rápidamente sensaciones básicas para dar una acción rápida.
Lo que suele ocurrir es que debido a la selección parcial del conjunto de sensaciones
que configuran una experiencia no se tiene en cuenta todas ellas con lo que la figura
queda distorsionada, exagerada o polarizada.
Se acompaña de atención parcial, alteración de la respiración (hiperventilación-jadeo
en situaciones agudas o bloqueo en inspiración en situaciones crónicas) y contracción
muscular crónica.
(En general, la hiperactivación y la hiperinhibición se caracterizan por una perturbación
de la atención, tensión muscular crónica y el bloqueo respiratorio, que será de bloqueo
inspiratorio o tórax hinchado para la hiperactivación con la cognición de amenaza y
bloqueo en espiración o tórax deshinchado para la hiperinhibición con la convicción de
indefensión).

2. Mecanismo de defensa en relación a la formación de figuras

El mecanismo de defensa más importante en la fase de formación de figuras es la


proyección:5: «tendencia a hacer responsable al ambiente de lo que se origina en el
sí mismo (self)». (Perls: “El enfoque gestáltico”). O, lo que es lo mismo, “no soy yo,
eres tú”.
El caso extremo de la proyección es la paranoia que supone una convicción de estar
siendo perseguido (lo que expresa el deseo de fondo de que quisiera perseguir a
otros). Esta cognición, convicción de miedo, amenaza, proveniente del medio externo
focaliza toda la atención al exterior y origina una desconexión de la experiencia
corporal.
Una manera de negar la experiencia es proyectar el cuerpo. Cuando el sí mismo está
separado de la experiencia corporal se produce una disociación donde el cuerpo se
considera un “objeto” de la experiencia y no parte del sujeto. El cuerpo es así
proyectado y se le trata como si fuera algo diferente del sí mismo.

5 Zinker, Kepner sitúan en esta fase el mecanismo de proyección.


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 72

Proyección es, entonces, una interrupción en el contacto al tratar una parte del sí
mismo como si fuera un objeto en el entorno. Y así sucede que faltan datos críticos
para la formación de figuras y, a la vez, minimizar o desviar el impacto de las
sensaciones corporales en la conducta de una persona.
Esta separación del sí mismo y el cuerpo, del cuerpo y la experiencia me desvincula de
lo que está pasando y, corporalmente, puedo decir que: “el cuerpo está tenso, mi
pierna duele o mi espalda está tiesa” cuando en realidad es que “estoy tensando, soy
dolor, yo me entieso” (respectivamente).
La proyección del cuerpo ocurre a causa de un desfase entre el sujeto y el objeto de la
experiencia. Esta negación del cuerpo es evidente en el lenguaje utilizado para
referirse a la experiencia corporal: “el hombro está tenso” en vez de “yo estoy
tensando el hombro, yo me tenso”.
La proyección es vehiculizada por el sistema de hiperactivación y es el
mecanismo de defensa básico del patrón de conducta A de los cognitivos y
corresponde al carácter psicopático de Lowen.

3. Mecanismo de defensa y movilización

A nivel corporal ambos sistemas, como ya hemos visto, tienen una clara repercusión
sobre la movilización pero en sentido inverso. El sistema de hiperinhibición pretende
disminuir la movilización energética y para ello se apoyará en una hipertonía o
hipertensión muscular y en una disminución de la ventilación respiratoria. Su intención
última es conseguir la inmovilidad total.
El sistema de hiperactivación pretende lo contrario, aumentar constantemente la
movilización energética con objeto de superar sus “retos”. Esta sobreactivación
originará a la larga un excesivo desgaste energético y corporal. Dado que no es una
actividad que concluya en el contacto este exceso de energía se almacenará en los
músculos (hipertensión) y en el bloqueo respiratorio (en inspiración en este caso); y se
acompañará de una gran cantidad de movimiento, de “hacer”, como compensación
(podemos decir que se dedicará a hacer mil cosas, cualquier cosa, menos aquella que
le da miedo y que es la que le gustaría hacer).

4. Mecanismo de defensa y la fase de acción

Los dos polos de hiperactivación e hiperinhibición también se dan aquí, como hemos
ido viendo.
Pero el mecanismo de defensa más importante en la fase de acción es la
retroflexión6: consiste en hacer a uno mismo lo que originalmente estaba dirigido al
entorno. Actuación en el sí mismo más que en el entorno.
En el mundo real en ocasiones se requiere que tengamos alguna manera de modular y
contener los impulsos y los movimientos que los expresan. En ocasiones, las
necesidades deben ser contenidas y las acciones restringidas en varios grados. Todo

6 Moreau, Kepner, Zinker sitúan en esta fase el mecanismo de retroflexión.


EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 73

ello dentro de un sano comportamiento de la persona en contacto con su realidad y la


realidad del entorno.
Pero si la expresión de nuestras emociones fue recibida con rechazo, crítica o castigo
en nuestras primeras experiencias uno aprende a detener la expresión corporal de esas
emociones inhibiendo los movimientos que las forman. Es decir, se sobreactiva más
allá de lo normal el S.I.A. (y es aquí donde su nombre, sistema inhibidor de la acción,
alcanza su mayor significado), y toda la movilización energética que estaba dirigida
hacia el exterior es vuelta hacia el interior.
Al conjunto de acciones y efectos que se originan en el cuerpo al bloquear una
movilización se le llama a nivel cognitivo S.I.A. (hiperinhibición) y a nivel psicológico
retroflexión.
Retroflexión significa voltear, volver hacia uno mismo lo que era dirigido hacia el
exterior; la reversión sobre uno mismo de la acción que se quiere hacer en el entorno.
Y, como sabemos, muchos síntomas psicosomáticos caen dentro de esta categoría de
reversiones del movimiento. Cuando es rabia, por ejemplo, la que pide expresarse al
exterior mediante la retroflexión se vuelve hacia uno mismo de manera que, al final, el
daño que quise hacer a otro termino haciéndomelo a mí mismo.
El movimiento hacia el entorno es inhibido físicamente, en general, justo al comenzar.
El movimiento es contrarrestado por una fuerza equivalente en los grupos musculares
complementarios u opuestos. Los músculos que, por ejemplo, intervienen en el golpear
(acción) son inhibidos por sus opuestos y, si esto es persistente en el tiempo se origina
un aumento y sobredesarrollo de ambos grupos musculares de hombros y brazos para
contener el movimiento. Esta tensión muscular sostenida o crónica origina alteraciones
funcionales en la zona que pueden desembocar en patologías: artritis, artrosis del
hombro…
Implícita en cualquier retroflexión está la escisión del funcionamiento de la persona en
fuerzas opuestas, en términos de la Gestalt, una polaridad:

Actuar/expresar Detener la acción/expresión


Muévete Detente
Sí expresión No
actuar
de lo que resulta tensión muscular crónica e inmovilidad.

5. Mecanismo de defensa y etapa de contacto

El contacto es una de las etapas más delicadas pues todo se pone en juego para
satisfacer la necesidad y la respuesta puede ser sí o no. Y a la vez es el momento de
máxima vulnerabilidad pues el límite del sí mismo ha de romperse para que se pueda
producir la experiencia; para poder nutrirnos física y personalmente.
Los límites de la persona cumplen las funciones de conservación de la diferencia,
rechazo de peligro, enfrentarse a los obstáculos y la selección y apropiación de la
novedad asimilada.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 74

El contacto con el exterior se impide corporalmente tensando los músculos y se


permite con su relajación. La contracción/relajación muscular regula el contacto, no
sólo para la superficie corporal en general sino también para dos principales aberturas
al contacto: la boca y los ojos (no dejando entrar nada -contracción- o recibiendo y
aceptando todo -relajación-).
Hay tres cuestiones críticas que se relacionan con el proceso corporal en el límite:
 La capacidad de regular la forma y la velocidad del contacto.

 La permeabilidad de la capa límite, para abrirla a lo deseado o cerrarlo ante la


intrusión o el peligro indeseables (no asimilables).

 Discriminación de la experiencia de contacto: saborear el contacto para saber si es


aceptable o no.

Contra las presiones sobre el límite el niño tiene dos opciones básicas:
1. Renunciar al sí mismo en servicio del otro, enterrando profundamente sus propias
necesidades donde no choquen con las necesidades del otro. El niño queda así sin
límites, a merced de fuerzas externas y con poca energía para perseguir sus propios
intereses.

Esta situación respecto a los límites se llama INTROYECCIÓN (Kepner)7: “tragar


entero lo que no pertenece al organismo” (Perls y col., 1951). Ingerir a través del
límite de manera no selectiva. Y aquello que se ha introducido y no se le ha dado
una forma asimilable se estanca en cúmulos indigeribles, saturando el espacio
organísmico disponible para una nueva experiencia.
Cuando los límites no están o están muy disminuidos el niño no tiene otra opción
que esconder sus necesidades en el fondo, intentar crear otros en el fondo de sí
mismo.
A esto se le llama sublimitación e implica una pérdida de energía en la superficie
del cuerpo por la pérdida o carencia del tono y la capacidad muscular superficiales,
un mantenimiento deficiente o inapropiado del espacio y la distancia físicos, y la
incorporación (introyección) de reglas externas para determinar la respuesta de uno
al entorno más que la respuesta real, propia.
El mecanismo básico de la introyección es la sobreinhibición. Ésta aparece en las
primerísimas etapas de la infancia y se plasma en contracciones de la musculatura
profunda, la más cercana a las articulaciones y cuya función es contener y aislar allá
en lo hondo las verdaderas necesidades del niño.
2. La otra opción contra las presiones es buscar la compensación cerrando sus
fronteras a cualquier contacto que pudiera ser ajeno y no asimilable o atacando
cualquier acercamiento a su límite como medida preventiva, o haciendo ambas
cosas a la vez. A esto se le llama sobrelimitación.

7 Muchos otros autores consideran que la introyección se sitúa en las primeras fases del ciclo.
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 75

Esta inhibición, también vehiculizada por el sistema de hiperinhibición, se


caracteriza por una hipertensión o rigidez de la musculatura superficial y un tono
muscular más blando de los músculos profundos (la musculatura profunda es llamada
intrínseca y la superficial extrínseca).

El ataque sería vehiculizado por el sistema de lucha.

6. Mecanismo de defensa y fase de retroceso, asimilación

Desvincularse y separarse, características de esta etapa o fase, es regresar del exterior


hacia uno mismo, nuestro interior. La dificultad para desvincularse da como resultado
que el sí mismo sea crónicamente desalojado por el otro, un estado de CONFLUENCIA.
(Todos los autores coinciden en colocar en esta fase el mecanismo de defensa de la
confluencia).
La confluencia es un estado de resistencia al proceso de retroceso y se caracteriza por:
 Interrupción en la desvinculación: ocurre cuando hay una ansiedad y temor de que
si uno se aleja del contacto, el sí mismo no existirá (el sí mismo sólo existe cuando
está en actividad, o cuando está vinculado a otros). Con frecuencia estos temores
parecen estar relacionados con introyecciones familiares que equiparan el mérito
con el desempeño de actividades. La resistencia manifiesta tomará la forma de una
dificultad para alejarse de la modalidad activa, reducir la velocidad y cambiar la
atención del entorno hacia sí mismo.

 Dificultad para restablecer el límite del sí mismo. Al volver uno hacia la tarea de
restablecer el límite del sí mismo, las dificultades a menudo se verán en forma de
desorientación, sentimientos de vacío y temor de ser abandonado a este vacío
interior.

 Son personas con un gran grado de desensibilización y al no tener un lugar


corporalizado para ubicarse a sí mismos fuera del contacto con los demás,
mantienen un estado de confluencia con ellos, de quienes depende su sentido de sí
mismo.

 Interferencia en la asimilación y el cierre. El proceso de asimilación y terminación


implica conformarse con el impacto que la interacción en el entorno tiene sobre
nosotros. Algunas interacciones no llegan a fructificar, otras tienen elementos
significativos de frustración y otras más terminan con sensación de pérdida. Si no
hemos podido expresar y llegar a un acuerdo con nuestros resultantes sentimientos
de decepción, enojo, pena y luto, entonces nos quedamos con situaciones
inconclusas que interfieren la resolución de situaciones similares de retroceso y
cierre. Nos volvemos incapaces de asimilar los contactos actuales porque nuestra
energía está aún ocupada en tratar de terminar contactos previos.

La confluencia implica, entonces, un pobre fondo de sensaciones, figuras poco firmes,


poca capacidad en la movilización de energía propia, acción débil… Estamos hablando
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 76

de una inhibición de lo propio (ocurrida en etapas tempranas) y una sobrevaloración


de lo otro o del otro. Estamos hablando de una huida de lo propio, de una
sobreactivación del S.I.A. asociado al sistema de huida, de un huir de lo propio hacia lo
otro y querer quedarse en lo otro para no tener que volver a lo pobre de lo propio.
En conclusión, el Ciclo de Satisfacción de las Necesidades es el conjunto de procesos
que tiene por objeto satisfacer una necesidad a través de un contacto con el exterior
del cual incorporo una experiencia, alimento, afecto. Este conjunto de procesos son
puestos en marcha por mecanismos, impulsos, fuerzas propias de nuestra naturaleza y
son vehiculizadas por un conjunto de estructuras del sistema nervioso central que
constituyen el llamado sistema activador de la acción hasta la fase de contacto y el
sistema inhibidor de la acción a partir de la conclusión de la experiencia, en la fase de
retroceso y asimilación. La finalidad de estos sistemas es llevar a efecto todas las
funciones necesarias para satisfacer la necesidad de cada momento y dan como
resultado un estado general de satisfacción, placer, gratificación.
El conjunto de situaciones corporales, emocionales y mentales que interrumpen o
alteran el normal desarrollo del Ciclo de Satisfacción de las Necesidades se les llama en
psicología resistencias o mecanismos de defensa y a nivel cognitivo o del
funcionamiento del cerebro se les denomina alteraciones del funcionamiento normal
del S.A.A. y del S.I.A. que son sobreactivados (hiperactivación e hiperinhibición) o bien
suplantados por un sistema filogenéticamente más antiguo perteneciente a nuestra
parte más animal que se llama sistema de lucha o huida, y que se acompaña de
estados desagradables, de insatisfacción.
Todo mecanismo de defensa implica, en mayor o menor grado:
 Una alteración de la atención.

 Un correlato biológico, un conjunto de síntomas y sensaciones corporales


desagradables.

 Y una cognición, convicción o pensamiento que sostiene y mantiene el mecanismo


de defensa.

Son muchos los mecanismos de defensa que se han ido descubriendo desde los
distintos campos de la psicología pero podemos resumirlos en cuatro básicos:
introyección, proyección, retroflexión y confluencia (la deflexión, el cambio o desvío de
nuestra atención desviando el rayo de luz, el estímulo que llega a la conciencia, puede
darse en cualquier mecanismo de defensa). Y, por otra parte, las alteraciones del
funcionamiento del cerebro son, básicamente, una sobreactivación (vehiculizada por el
sistema de lucha) y una sobreinhibición (vehiculizada por el sistema de huida).
En los cuatro mecanismos de defensa citados se va a dar una mezcla de
sobreactivación de unos aspectos y una sobreinhibición de otros.
Partiendo de cuándo, en qué etapa del desarrollo libidinal se instauró el mecanismo de
defensa podemos decir que la introyección se produce en las primeras etapas y que es
la inhibición (sobreinhibición) de las propias necesidades; la confluencia es un pobre
desarrollo de lo propio, una huida de lo propio (sobreinhibición de lo propio) hacia lo
EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 77

otro, el otro (la sensación de vacío es la expresión de la pobreza interior) y querer


quedarse en lo otro. La confluencia también es propia de las primeras etapas.
La proyección es una negación de lo propio, con una vivencia de lo exterior como
amenaza con lo que la persona vive en continua tensión, alarma (sobreactivación) para
intentar atajar el peligro. Y la retroflexión es volver contra sí la movilización de energía
que tiende hacia el exterior. En la retroflexión hay una inhibición inicial, una
sobreinhibición que será seguida de una sobreactivación en el interior de la persona;
ambos sistemas funcionan en la retroflexión y ambos equipotenciales. Este exceso de
energía interior origina un estado de hipertensión interna, una lucha interna tal que
hay amenaza de lesión orgánica. Proyección y retroflexión aparecen en etapas más
tardías del desarrollo libidinal.
Aunque uno y otro sistema (hiperactivación e hiperinhibición) pueden hacer mayor o
menor hincapié en uno u otro mecanismo de defensa la experiencia clínica nos
demuestra que el resultado es siempre una alteración de ambos sistemas que
coexisten en una misma persona y que expresan, en el fondo, la alteración del ciclo de
autorregulación en una o varias de sus fases.
Por ejemplo, el carácter esquizoide de Lowen. La alteración del ciclo gestáltico se
produce en los primeros estadios de la infancia. La no satisfacción de las necesidades
básicas del bebé origina una sobreactivación del S.I.A. que produce un bloqueo
muscular defensivo que se instaura en la musculatura profunda (nuca, diafragma,
pelvis) y cuya función es desconectar el pensamiento, el sentimiento y las sensaciones
corporales como un intento de disminuir las sensaciones/los estímulos que para él son
muy intensas y dolorosas (el esquizoide es muy sensible, hipersensible; pequeños
estímulos provocan en él grandes reacciones vegetativas o corporales). Su intención
neurótica es aquí huir de las sensaciones, huir de todo aquello que tenga que ver con
sus necesidades reales pues éstas entraron en conflicto con las introyecciones que
caracterizan a este carácter (contradicciones que para él son intolerables).
Pero por otra parte el esquizoide nace sin derecho a la vida y para él la vida se
convierte en una amenaza. Esta convicción de amenaza externa origina que el S.A.A.
esté en continua movilización (hiperactivación), que todo él se encuentre en estado de
máxima alerta, preparado para luchar contra la amenaza. Esta tensión continua hace
que interiormente esté hipersensible y que pequeños estímulos provoquen fuertes
reacciones vegetativas en el cuerpo.
Vemos en él una inhibición emocional, un intento de inhibición corporal (que no
consigue disminuir la sobreactivación interna) y una sobreactivación mental con una
hiperproducción de pensamientos e imágenes. Es decir, en el esquizoide (y en los
demás caracteres) nos encontraremos con partes sobreinhibidas y partes
sobreactivadas.
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EL CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES Y EL CEREBRO 79

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