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Cuadernos Universitarios.

Publicaciones Académicas de la
Universidad Católica de Salta, vol. 6, 2013: 45-52

Las lealtades familiares y los niños


Diálogo entre la Logoterapia y
las lealtades inconscientes transgeneracionales1

Raquel Adriana Sosa, Patricia Adriana Francica2

Resumen

Todos somos gobernados por lealtades invisibles, fidelidades a los ancestros que se han conver-
tido en inconscientes. Para independizarse de ellas es crucial primero tomar conciencia de su
existencia, luego comprender qué es lo que nos obliga y lo que nos gobierna y, finalmente,
decidir su confrontación individual y familiar. Sólo de este modo se podrá armar un plan de vida
autónomo y consciente y «liberar» a cada miembro del sistema familiar de las ataduras incons-
cientes.

Palabras clave: secretos - deudas - lealtades - responsabilidad - consciencia

Introducción

Víctor Frankl afirmaba que el abordaje y sistémicas y cognitivo-comportamentales, pro-


comprensión del ser humano se enriquecía piciando un diálogo integrador entre ellas.
cuando la Logoterapia se complementaba con En un tiempo donde el concepto lealtad
el aporte de otros marcos teóricos. Desde esta parece que se va diluyendo, donde los acuer-
visión, Frankl nos decía que este «enano» (la dos y compromisos van cayendo en desuso y se
logoterapia) subido a los hombros del gigante jerarquiza el Yo sobre el nosotros, entre otros
miraba más allá. Así nos anticipaba que la per- desplazamientos simbólicos, vamos a referir-
sona humana, en su multidimensionalidad, nos a dicho concepto desde la importancia que
continúa siendo un «misterio» cuyas capas o reviste para la comprensión de las relaciones
incógnitas podemos ir descubriendo de a poco, familiares.
nutriéndonos hoy no sólo desde las escuelas Dentro del esquema familiar la lealtad pue-
psicodinámicas, sino desde las humanísticas, de definirse como un sentimiento de solidari-

1 Presentado en el XXII Congreso Argentino de Logoterapia, «La Logoterapia ante los dilemas del

mundo actual. Abordajes interdisciplinarios», Buenos Aires, 27 al 29 de septiembre de 2012.


2 Carrera de Psicología, Facultad de Artes y Ciencias, Universidad Católica de Salta.

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dad y compromiso que genera las relaciones asimétricas y dependientes en la infancia has-
entre las necesidades y expectativas dentro de ta relaciones más simétricas e interdependien-
esta unidad social, como así los pensamien- tes en la adultez.
tos, sentimientos y motivaciones de cada miem- Cuando en una familia existe tolerancia a
bro. Este concepto ya fue trabajado en las teo- la individuación, hablamos de familias bien
rías transgeneracionales con autores como diferenciadas (Minuchin, 1983), que son aque-
Böszörményi-Nagy (1983), Ancelin Schüt- llas que promueven un balance apropiado para
zenberger3 (2002 -2012), Kaës (2006), Del Cas- cada edad entre separación y conexión. En caso
tillo (2013), Langlois (2010), entre muchos contrario serán pobremente diferenciadas.
otros. La familia pobremente diferenciada pre-
La lealtad4 está determinada por la justi- senta falta de empatía, de compromiso y de
cia, la historia y los mitos de la familia; así el respeto por la individualidad de los miembros.
tejido de lealtad en una familia implica una Asume que los otros no tienen capacidad de
estructura de expectativa que sostiene a todos funcionar de acuerdo con su nivel evolutivo, o
los miembros, y que les confiere un compro- lo contrario: que pueden funcionar por encima
miso con ella. La lealtad de una familia des- de ese nivel. Es decir: o se difuminan los lími-
cansa sobre la confianza, el mérito, el compro- tes (fusión simbiótica que impide la autono-
miso y la acción. mía) o se mantienen de forma rígida (desco-
Los autores antes citados hacen referen- nexión emocional que impide el desarrollo de
cia, unos al valor de la «individuación-autono- intimidad). Estos son los tipos que Minuchin
mía-independencia» como logro posibilitador (1983) llama familias aglutinadas y desligadas.
de salud personal, y otros apuntan a la «perte- Por lo tanto, dentro del sistema familiar, la leal-
nencia-intimidad-relación». Sin embargo la tad puede entenderse como la expectativa de
individuación y la pertenencia son insepara- adhesión a ciertas reglas de estos tipos fami-
bles e interdependientes y se necesitan mu- liares ante la amenaza de la expulsión si se
tuamente. La una condiciona que la otra sea transgreden.
posible. Ante la dualidad individuación o per- La expresión sintomatológica de un indi-
tenencia, autonomía o intimidad, creemos que viduo a una lealtad familiar problemática debe
la ecuación es: individuación desde la perte- leerse como la clave para comprender la «dele-
nencia, a fin de evitar que las familias deter- gación» y los consiguientes trastornos de él y/o
minen las contribuciones que los hijos «de- de los miembros de su familia.
ben» a las cuentas familiares que aún restan
saldarse.
El nivel adecuado de individuación va cam-
biando a lo largo del ciclo vital desde relaciones

3 La lealtad se compone de la unidad social que depende de la lealtad de los miembros del grupo, y el

grupo cuenta con la lealtad de sus miembros y los pensamientos y motivaciones de cada uno de los
miembros como individuos (Schützenberger, 2002).
4 El concepto de lealtad es un tema central en la obra de Boszormeny-Nagy (1983). Este autor ha

desarrollado la «Terapia contextual». Esta se centra en que las perturbaciones de los individuos y las
familias son la manifestación y consecuencia de un desequilibrio entre el dar y el tomar.

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Lealtades familiares invisibles rol central que ocupa en la familia.


inconscientes Cabe aclarar que la delegación de una leal-
tad no es necesariamente patológica. Boszor-
Ivan Boszormenyi-Nagy y Geraldine M. menyi-Nagy y Spark (1983) explican, al descri-
Spark (1983), así como también Anne Ancelin bir el sistema o el contexto sano, que «una leal-
Schützenberger (2002, 2012), al hablar de las tad que permite el crecimiento supone el man-
lealtades invisibles, plantean que en toda tra- tenimiento de ciertas obligaciones, pero, a la
ma de relaciones existen expectativas estruc- vez, capacidad de autonomía para establecer
turadas de grupo, en relación con las cuales relaciones de lealtad con nuevos seres huma-
todos los miembros adquieren un compromi- nos». La lealtad se vuelve problemática cuando
so. Dichas lealtades se estructuran como una las exigencias no son adecuadas a la edad del
trama de obligaciones que no pueden ser igno- niño ya que este queda expuesto a situaciones
radas (bajo amenaza de expulsión si se trans- conflictivas de misiones incompatibles; opues-
greden). Para que el sistema sea sano, dichas tas entre progenitores o de valores irreconci-
expectativas o delegaciones han de ser compa- liables entre los delegantes y la sociedad.
tibles con la individuación emocional de sus Si el niño está atrapado en estas lealtades,
miembros. Esto quiere decir que los miem- tiene dos salidas: quedar preso de la culpa y la
bros deben ser respetuosos de esos vínculos, exigencia (puede repercutir en incapacidad de
puesto que ellos les permiten crecer. crecer emocionalmente y separarse de sus pa-
Las «misiones encomendadas a los hijos», dres), o negarlas y huir de su familia.
pueden cumplir algunos deseos de los padres. Bowen (1991) plantea también que existe
Puede ser que el «hijo delegado» deba realizar una transmisión intergeneracional del nivel de
los proyectos que sus padres no pudieron cum- diferenciación del sí mismo. Cada persona se
plir por diversos motivos y así «se envíe» al relaciona y se casa con otra de un nivel de dife-
«hijo delegado» a lograrlo. En otros casos el renciación similar, y esta pareja transmite a
«hijo delegado» será el encomendado de sus sus hijos su nivel de madurez o inmadurez
padres para brindarles ayuda, librando «sus emocional. En cada generación hay algún hijo
batallas» como hechos propios. En otras oca- más deteriorado y otros con funcionamiento
siones, el hijo es convocado a la misión de ser- igual o superior al de sus padres. Si uno de los
vir al ideal de los padres, debiendo alcanzar hijos absorbe mucho de la emoción volcada por
logros de ser famoso en alguna disciplina en la los padres, eso deja más libres a los otros hi-
cual ellos no pudieron destacarse. jos, con los que los progenitores se relacionan
La comprensión de la delegación hace po- de forma más realista, y son así más libres
sible entender por qué un hijo «obediente» se para relacionarse con su entorno.
convierte en un momento dado en sintomáti-
co, obstinado y desafiante. El «sintomático» Lealtades familiares como
(por ejemplo, un niño con un trastorno disocial) obstáculo de individuación y
ha descubierto que el «cumplimiento» de su pertenencia
tarea es un arma, un medio para castigar a los
«delegantes» de dicha misión; si esa conducta Las «lealtades familiares» hacen que la
merece o no aprobación, de cualquier modo familia pase de ser la unidad que nutre a los
suscita una atención e interés constantes, lo niños y la plataforma para entrar en el mundo
que permite «beneficios» con estímulos en ese adulto de responsabilidades y compromisos, a

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ser una compleja trama de relaciones donde que su obligación para con aquel al que deci-
existen expectativas estructuradas de grupo dieron traer a este mundo.
(obligaciones que no pueden ser ignoradas, Schützenberger (2002) llega a la conforma-
bajo amenaza de expulsión si se transgreden5), ción de una visión de que todas las personas
en las que la «moneda de pago» del niño son la vivimos «prisioneros» de una telaraña invisi-
autonomía y el control. ble, telaraña que fue tejida por nuestros
Una de las más importantes obligaciones ancestros y que día a día vamos transmitiendo
humanas es «la de dar todo lo necesario a un a nuestros hijos.
bebé desvalido sin esperar ningún retorno de Cada familia determina las contribucio-
beneficios, al menos por un tiempo» (Boszor- nes de los individuos a «las cuentas familia-
menyi-Nagy y Spark, 1983). La persona indivi- res» que deseen saldarse inscriptas en este
dual, única, dentro de una familia constituye código, así como también determina la «escala
un todo nuevo, un todo gestáltico, y es desde de méritos», las ventajas, las obligaciones y las
ese lugar de nacimiento que comienza a for- «responsabilidades» que son reacciones
marse como persona y a dibujarse como pro- aprendidas, que están en la historia familiar.
yecto único, singular e irrepetible, pero sin Desde este aspecto Boszormenyi-Nagy y
embargo, junto a cada integrante que nace en G. Spark (1983) hablan de «justicia» familiar
el seno familiar también nace «una deuda» que para ubicar a un niño (y posteriormente un
será parte de la contabilidad familiar. adolescente). Desde este concepto las fibras
La deuda es algo que se debe a alguien invisibles que «unen» los vínculos familiares
dentro del sistema familiar, por lo general a un mantienen el equilibrio social del sistema a
progenitor. Puede haber sido adquirida por la través de fases de proximidad y/o separación.
persona o puede ser transmitida a través del Pensemos en un «niño problema» volviendo a
sistema de obligaciones e internalizada; así el los conceptos de individuación y pertenencia.
padre, al impartirle a su hijo su orientación Siguiendo a Helm Stierlin (1977), diremos
normativa de valores, se convierte en acreedor que el proceso de individuación relacional abar-
y transforma al hijo en deudor. ca todo el ciclo vital del niño. Dicho proceso va
A partir de esto la deuda más importante progresivamente avanzando hacia la vincula-
de la lealtad familiar, la que cada niño tiene con ción con otros seres humanos. Esto nos habla
sus padres por el cuidado y el amor que le brin- de que en las familias existen fuerzas centrí-
daron, debe ser saldada transgeneracional- petas (o de proximidad) y centrífugas (o de
mente: aquello que el niño recibe de sus pa- separación) entre sus miembros, y en particu-
dres debe devolverlo dándoselo cuando sea pa- lar entre generaciones.
dre a sus hijos. Téngase en cuenta que la de- Se identifican así tres patrones en las fa-
volución sana no es para con los padres, sino milias: los de atadura, donde se da el predomi-
para con los hijos, es un legado transgenera- nio de las fuerzas centrípetas; los de expul-
cional. Se parte de la base de que el cuidado y sión, cuya fuerza centrífuga marca el alejamien-
cariño de los padres no debería generar en el to de sus miembros, y los de delegación, que
hijo una deuda para con ellos, ya que no es más surgen de la interacción de los anteriores. Este

5 Tener en cuenta que la expulsión significa para el niño (en especial cuando es muy pequeño) la

muerte. Esta puede ser real (física por falta de cuidados) o simbólica.

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último muestra un patrón saludable, sin em- tativas parentales su Guión de Vida6 a partir
bargo, si se presenta como ambivalencia co- del cual va a tomar sus decisiones, a formar su
municacional paterna puede dar origen al «do- ideología e incluso hasta elegir una pareja com-
ble vínculo». plementaria para conformar una familia…: ¿es
La «justicia familiar», caracterizada por posible conocer la relación entre el «niño pa-
uno de los tres patrones citados, es una es- ciente» y su conducta con las lealtades transge-
tructura que está compuesta por expectativas neracionales inconscientes y el guión de vida
normativas parentales y determina la lealtad familiar?
de este «niño» a la familia, junto con la historia
y los mitos. Es una verdadera fuerza de regula- Perspectiva Transgeneracional y
ción (niño expiatorio), cuya dinámica compren- Logoterapia
de por un lado sus necesidades y por el otro las
obligaciones familiares a cumplir. La libertad individual se halla restringida
La injusticia o «no justicia sufrida», ya sea por las alianzas o secretos inconscientes here-
una falta, un hecho, un robo, una desatención dados por los protagonistas o por otros man-
afectiva, un no reconocimiento, un perjuicio, datos familiares que siguen incidiendo en las
hacen que el «niño problema» guarde un re- decisiones de vida de los miembros actuales,
sentimiento que trabaja por dentro hasta el con el consiguiente sentimiento de infelicidad
momento en que ha crecido lo suficiente para o felicidad de ellos. Por ejemplo, padres que
poder ponerlo en escena. Esto puede ser el ori- crían a sus hijos a través de mandatos que afec-
gen de conductas que «hablen» de su caren- tan aspectos esenciales de la persona: «exis-
cia: adicciones, delincuencia, suicidio, demen- tir», «ser», «deber», «sentir», «pensar».
cias, etc., en niños o adolescentes. La noción de responsabilidad desde esta
¿Qué papel cumple la conciencia, la liber- perspectiva está también condicionada por las
tad y la responsabilidad en las familias desde sucesivas decisiones que se van tomando, lo
esta mirada y desde la logoterapia? Veamos dos cual implica un «cepo» para la libre elección
vertientes que finalmente se enlazarán y com- de un proyecto de vida, dado que este se en-
plementarán. cuentra inconscientemente ya pre-fijado por
Cada familia va construyendo a través de las distintas líneas de expectativas, mensajes,
lo no dicho (lo oculto, lo secreto, las reglas im- sanciones y refuerzos que va recibiendo el niño
plícitas y las contribuciones de cada integran- desde el nacimiento. Aparentemente habría
te) «la justicia» y la equidad en el seno fami- una coincidencia con la restricción de libertad
liar. Entonces, si cada miembro de una familia que exhibe el psicoanálisis, pero lo interesan-
cumple un rol a fin de «saldar cuentas», y ade- te es que mostrándole a la persona o paciente
más ha elaborado en base a las mismas expec- cómo se grafica su actuación en un escenario

6 Guión de Vida: Berne (1983) definió al Guión o Argumento de Vida como un plan preconsciente de

vida que contiene lo más significativo de lo que le va a suceder a una persona. Establecido por el niño
durante su infancia bajo la influencia, sobre todo, de sus padres y otras figuras parentales (in loco
parentium), se va reforzando por las diferentes experiencias y acontecimientos que el niño va viviendo
a medida que crece, las que son interpretadas en base al mismo GV estableciéndose así una «circularidad
confirmatoria» (Vázquez, 2012).

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real y cotidiano, puede ella misma modificar No podemos negar nuestros condiciona-
de ahí en más sus decisiones, su posición y su mientos físicos, psíquicos, socio-culturales,
auto-concepto. históricos ancestrales, que inciden en el ejer-
La consciencia sobre cuál es el rol o lugar cicio de la libertad, como si fuera el trampolín
que viene a ocupar el niño/adolescente en esta desde donde se parte cuando se elige. Pero la
red familiar (imaginaria) inconsciente, des- libertad para… pareciera que se eleva hacia
traba la fuerza compulsiva a desarrollarse de adelante, hacia arriba, atraído por valores. Acá
una cierta manera, y se puede ir cambiando el se plasma el thelos muy claramente.
«destino» (pre-fijado, pre-determinado) al cual Lo categórico de estas afirmaciones es que
estaría sometido sin darse cuenta. A partir de no se puede dejar de elegir (y responsabilizar-
allí, la persona tanto el adulto a cargo o el joven se por estas elecciones), pese a los mayores o
cada vez más autónomo y autosuficiente, goza- menores condicionamientos, conscientes o
rán y adquirirán mayor seguridad en sí mis- inconscientes, simbólicos o materiales, que
mos por sentirse dueños de las «riendas de su actúan sobre la persona.
carro», según las circunstancias evolutivas que
les toque vivir. • Conciencia: facultad o estado cognoscitivo o
Este proceso terapéutico puede asemejar- conciencia moral. Para entender la razón del
se al «parto socrático»: elevarse del nivel exis- ser hombre responsable y libre, apelamos a este
tencial y adquirir mayor capacidad de decidir órgano de sentido que es la conciencia. Frankl
de distinta forma a sus circunstancias y con- la define como «la capacidad de percibir tota-
ciencia. lidades llenas de sentido, en situaciones con-
Recordaremos escuetamente los tres con- cretas de la vida» (Frankl, 1983: 22). Ella le per-
ceptos que constituyen un trípode donde se mite a la persona poder valorar cada situación
mueve básicamente esta dinámica: y actuar en consecuencia.

• Responsabilidad: concepto que pertenece a Estos mismos conceptos estructurantes de


lo ontológico. Frankl siempre remarca que «el la persona (conciencia, libertad y responsabi-
hombre no tiene que interrogar a la vida, sino lidad) dentro de la Logoterapia pueden ser
responder a la vida». Cuando se siente protago- aplicados a la familia. Partimos de la hipóte-
nista, ahí es cuando puede sentirse verdadera- sis, generalizada, de que existe una concien-
mente hombre, al enfrentar lo que aparece. cia grupal familiar, gestáltica, y las individua-
les de cada miembro (padre, madre, hijos y
• Libertad: Al igual que la responsabilidad, otros). Cada uno puede ser consciente de lo
es un dato primario y va constituyendo el ser- que piensa, quiere y hace en relación a los de-
así y no de otra forma, de cada persona me- más. En el caso de la pareja parental, podemos
diante la sucesión de decisiones que va toman- suponer idealmente que las decisiones son to-
do. A la vez, en su definición se encuentran dos madas desde determinadas valoraciones, co-
aspectos que conlleva la libertad: «La libertad nocimientos, identificaciones familiares, in-
posee también un doble aspecto: positivo y fluencias o condicionamientos externos, ex-
negativo. Desde un punto de vista negativo se pectativas, propias limitaciones y que buscan
encuentra libre de…, en el sentido positivo es lo que creen mejor y más apropiado para sus
libre para…» (Frankl, 1994). hijos.
A la vez, este hecho de tener claro (dentro

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de las condiciones propias de cada ser huma- ciones que trascienden o superan lo esperado
no) el objetivo de la educación impartida, las por los padres de cada familia. Es decir, que a
sanciones o refuerzos a cada conducta de sus pesar de apostar los adultos a las mejores de-
hijos, implicaría un uso de su dimensión es- cisiones y anhelos, suelen aparecer sínto-
piritual en la categoría de la libertad. Dado lo mas o malestares, aparentemente sin sentido.
expresado respecto al libre albedrío, es que Aquí es donde nos preguntamos entonces
cada persona, y por lo tanto cada familia, es cuál puede ser el punto de intersección de dos
única en el qué, cómo y para qué de sus pautas marcos teóricos como los planteados que a sim-
formativas. ple vista parecen contradictorios. Si desde la
Hemos escuchado incansablemente a pa- perspectiva transgeneracional se realza la in-
dres repetir: «No nacemos con libros sobre cidencia de los traumas, los secretos, las deu-
cómo educar, y eso me angustia porque no sé das generacionales en la determinación de los
si hago bien», lo cual no es verdad: venimos síntomas en el presente y su delegación en los
con modelos familiares transgeneracionales más vulnerables (niños y jóvenes), estaríamos
internalizados («libros familiares») que limi- aparentemente restándole peso a la libertad,
tan nuestro libre albedrío pero nos dicen qué responsabilidad y sus posibilidades.
hacer. Hacerlos conscientes y liberarse de ellos Sin embargo, estos dos enfoques sólo son
es el desafío ante el cual se encuentra la difícil aparentemente contradictorios porque en rea-
tarea de la paternidad y el legado que se va de- lidad están describiendo las dos caras de la
jando a los más pequeños. misma moneda. Hacerse libres significa en
A medida que los hijos van creciendo y van primer término descubrir libres de qué se de-
desplegando sus rasgos de carácter, sus incli- sea ser. Y ese «de qué» son las expectativas, los
naciones, sus rebeldías…, estas conductas mandatos, las restricciones, las lealtades y las
despiertan en los progenitores, una variedad deudas transgeneracionales que llevamos con
de reacciones, tanto favorables como adversas. nosotros sin percatarnos.
Se pone en juego allí todo el caudal de fortaleza Conocer las sombras del árbol genealógico,
y valoración del vínculo y un esfuerzo perma- las conductas «heredadas» que nos llevan a la
nente en los padres de no perder la ecuanimi- frustración o el fracaso (o simplemente a vivir
dad, el equilibrio psíquico, las demostracio- una vida ajena, no la propia —elegida) es el
nes de adultez en las respuestas, entre otras único camino para esclarecerlo, reubicarlo «res-
exigencias. ponsablemente», comprendiendo su origen y
Intrínsecamente unida a estos aspectos cómo ha influido en la conducta de nuestros
señalados está la categoría de responsabilidad ancestros y la propia para así ejercer «realmen-
que le compete a cada protagonista como re- te» nuestra libertad, consciencia y responsabi-
sultado de la ejecución de cada decisión. En lidad, hablando desde el análisis existencial.
este encadenamiento de actos y consecuencias,
se va desplegando también una historia de vida Conclusiones
con sentido, que va condicionando las sucesi-
vas decisiones y valoraciones de los miembros Tomar conciencia de nuestros condicio-
de toda la familia y de los niños en particular. nantes limitantes (la facticidad psicofísica,
Pero aparecen en este escenario, como en el como diría Frankl), de la influencia de las leal-
macro-sistema social, conflictos, frustracio- tades inconscientes a nuestros ancestros, de
nes, decepciones, ansiedades, incomunica- nuestros esfuerzos infantiles por complacer lo

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que hemos reconocido como la expectativa de Bruzzone, D. Afinar la conciencia. Buenos


nuestros padres sobre nuestras vidas, es el ini- Aires: San Pablo, 2011.
cio imprescindible en el camino para re-deci- Del Castillo, P. Psicogenealogía aplicada. Bue-
dir (en el sentido Argumental-Transaccional) nos Aires: Ediciones Obelisco, 2013.
nuestra vida, ejerciendo la libertad y la respon- Eiguer, A. «L’identification à l’objet trangéné-
sabilidad desde una completa consciencia. rationnel», Journal de la Psychanalyse
Y a esto se debe agregar que sólo la am- de l’Enfant, Nº 10, 1991.
Eiguer, A. et al. Lo generacional, Buenos Ai-
pliación de esta consciencia y la re-decisión
res. Amorrortu, 1997.
libre son la garantía de que no transferiremos
Enriquez, M. «El delirio en herencia», en Trans-
estas limitantes a la próxima generación: la de misión de la vida psíquica entre genera-
nuestros hijos. ciones. R. Kaës y otros. Buenos Aires:
Cuando hablamos de la responsabilidad Amorrortu, 1986.
adulta en la paulatina conformación de la iden- Enriquez, M. «Incidencia del delirio parental
tidad de los niños, debemos, como terapeutas, sobre la memoria de los descendientes»
colaborar con la familia para develar los «sin- en Transmisión de la vida psíquica en-
sentidos generacionales», para saber discul- tre generaciones. R. Kaës y otros. Buenos
par y aceptar el dolor que pudieron haber Aires: Amorrortu, 1988.
producido en nuestros antecesores, y modifi- Etcheberere, P. R. El espíritu desde Víctor
car o exhibir los valores de actitud que las si- Frankl. Buenos Aires: Ágape Libros, 2009.
tuaciones exijan. Frankl, V. La psicoterapia al alcance de todos.
Quizás esta sea la mayor responsabilidad Barcelona: Herder, 1983.
transgeneracional para con nuestros hijos y Frankl, V. Logoterapia y Análisis Existencial.
descendientes. Barcelona: Herder, 1994.
Kaës, R. et al. Transmisión de la vida psíquica
entre generaciones. Buenos Aires: Amo-
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Berne, E. ¿Qué dice usted después de decir
ma. Buenos Aires: Amorrortu, 1995.
hola? Barcelona: Grijalbo, 1983.
Vázquez, M. Apuntes de Análisis Transaccio-
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nal. Cátedra de Psicoterapia de Grupos.
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Salta, 2012.
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lona: Paidós, 1991.

Recibido: junio de 2013


Aceptado: diciembre de 2013

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