You are on page 1of 2

8 cosas que no debes hacer nunca como suegra

Marta Brzezińska-Waleszczyk | Sep 17, 2018

Sabemos que tienes la mejor de las intenciones, pero aquí tienes algunos consejos para construir una mejor relación con
tus hijos adultos y sus cónyuges
Las suegras son una fuente de alegría sin fin… como objeto de
burla, por desgracia. Por supuesto, esos chistes se basan en
estereotipos y caricaturas, pero puede haber un germen de
verdad en ellos. A muchas esposas jóvenes les quita el sueño la
mera perspectiva de pasar reuniones, cenas o vacaciones con
sus suegras.
Decidí preguntar a mis amigos, conocidos y parientes sobre lo
que les molesta, les preocupa o simplemente les enfada del
comportamiento de sus suegras. También busqué en foros de
Internet y grupos de medios sociales enfocados en relaciones
difíciles.
Mi objetivo no era simplemente recoger un puñado de quejas,
sino más bien ofrecer a las suegras una guía bien fundamentada
sobre algunos comportamientos que deberían evitar en la
relación con sus yernos o nueras.
No critiques su forma de vestir.
Comencemos con un tema ligero. Comentar negativamente el aspecto o la ropa de tu nuera o yerno muestra
una falta de tacto por tu parte. No le dirías a ningún otro huésped en tu casa que va vestido de forma
inapropiada, ¿verdad? Tampoco es muy agradable señalar todos los cambios (especialmente los negativos)
en el aspecto de tu nuera. Por ejemplo, hay comentarios que es mejor no pronunciar del tipo: “Vaya, todavía
tienes que perder algo de peso después del parto”.
No llames todos los días.
Sí, lo sé, es una señal de cariño y de interés, pero las llamadas telefónicas diarias a tu hijo/hija se convierten
en una molestia, tarde o temprano. Además, es una señal de que el cordón umbilical no está cortado si los
padres piden a sus hijos un informe sobre sus actividades con tanta frecuencia.
Por supuesto, una madre cariñosa (especialmente si tiene un hijo único) no se siente de esa manera, pero para
una persona adulta que trata de establecer su propia vida de la manera que quiere, puede ser incómodo e
incluso molesto.
No critiques sus decisiones y elecciones vitales.
Sugerir que la decisión de tu hijo o hija con respecto a su compañero/a de vida fue una mala elección es del
todo inapropiado. Fue una elección hecha por un adulto, una persona autónoma y tienes que respetar eso.
“Mi suegra ha dejado caer en múltiples ocasiones que su hijo debe de sentirse muy infeliz conmigo porque,
en su opinión, le doy demasiadas responsabilidades. No espero nada más que el compromiso habitual en
nuestra vida familiar. El hecho de que, en su época, preparar las comidas y limpiar la casa fuera un trabajo
exclusivo de las mujeres no significa que tenga que ser así en nuestra familia”, se quejó una de las mujeres
con las que hablé.
No comentes su división de responsabilidades.
Este es otro tema tabú: juzgar la división de roles y responsabilidades en la familia de tu hijo o hija. Solo
porque tú hiciste las cosas de una manera en tu matrimonio no significa que esa manera deba ser la de la
familia de tu hijo o hija.
Tu hijo no es necesariamente infeliz porque cambie pañales o se ocupe de la colada, y tu hija no tiene por
qué ser desdichada por haber tomado la decisión de trabajar fuera de casa o ser ama de casa, sea cual sea el
caso.
No impongas tu criterio.
Las suegras tienen más experiencia de vida a sus espaldas y, naturalmente, a menudo quieren compartir su
sabiduría o consejo, incluso (o a veces especialmente) cuando no se les pide. Por supuesto, saber que puedes
confiar en tu suegra cuando la necesitas es muy bonito, pero espera a que te lo pidan, no te impongas.
Las intervenciones verbalizadas de la siguiente manera: “Lo haré yo porque ya lo he hecho antes” o “Tengo
contactos” o “Yo sé más que tú”, podrían tener el efecto opuesto al deseado.
No cuestiones sus métodos y decisiones educativos.
La llegada de los nietos abre un verdadero tesoro de frases que nunca deberían salir de la boca de una suegra.
En primer lugar, no cuestiones las decisiones de los padres o sus métodos de educación, especialmente con
los nietos delante. Por supuesto, puedes estar en desacuerdo con ellos y puedes hablar del tema
(tranquilamente) con tu hijo/a y su cónyuge, pero recuerda, ellos no tienen por qué seguir tu consejo.
Otra cosa: no cuestiones el ritmo de día que los padres han establecido para sus hijos (horarios de comida,
cuándo y con qué frecuencia se cepillan los dientes, duermen la siesta, etc.). Pasar unas pocas horas con tu
nieto no te autoriza a socavar aquello por lo que los padres han estado trabajando durante semanas, si no
meses. Al fin de cuentas, es su hijo y es asunto suyo cómo gestionar ese tiempo.
No crees una situación de abuela buena-padres malos.
Algunos abuelos no pueden entender que las reglas que los padres han elaborado con sus hijos son sagradas
e intocables. Si los padres deciden que el niño no puede ver la televisión (o que la vea solo 15 minutos) o que
no puede salir solo o que no puede jugar con ciertos juguetes o dispositivos, entonces no hay más que hablar.
La abuela no será la mejor abuela del mundo si, durante el tiempo que el nieto pase en su casa, le deja hacer
todo lo que está prohibido en casa. Eso debilita la autoridad de los padres. Quizás pienses que eso te ayuda a
tener una mejor relación con tus nietos, pero es una ilusión.
No ofrezcas comida que los padres no permiten.
Otra regla, muy similar a la anterior, se refiere a los alimentos que los padres —por la razón que sea— han
eliminado de la dieta de su hijo. Quizás sea la carne porque
decidieron ser vegetarianos. Podría ser el azúcar porque lo
consideran dañino. Podría ser cualquier cosa a la que sospechen
que el niño pueda ser alérgico.
Cualquiera que sea la comida y la razón, todo lo que tienes que
hacer es respetar sus reglas. No caigas en la tentación de pensar
que serás una “superabuela” por desobedecer las decisiones de
los padres. Acabará teniendo el efecto contrario.
Lo mejor que puedes hacer como suegra es ocuparte de tu propia
vida y apoyar las decisiones de tus hijos sobre sus propias
familias. ¿Recuerdas hace años cuando no tenías tiempo por los
niños, el trabajo o un millón de otras razones?
Aprovecha el tiempo que tienes ahora, no te inmiscuyas y sé
flexible. La mayoría de los hijos adultos quieren que sus padres
y suegros participen de sus vidas y recibirán con gusto tus
consejos, tu ayuda y tu amor si tienes el tacto de saber darlos.

You might also like