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INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL

ESCUELA SUPERIOR DE MEDICINA


HOSPITAL REGIONAL “LIC. ADOLFO
LÓPEZ MATEOS”

GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA

SEMESTRE: 2018 - 2019 (1)

TRABAJO MONOGRÁFICO: “Menopausia y Osteoporosis”

Elaboró:
GUDIÑO HERNANDEZ VICTOR MANUEL

Fecha: 02 de octubre de 2018


INTRODUCCIÓN
La osteoporosis se define como una enfermedad caracterizada por una baja masa ósea
y deterioro estructural del tejido óseo con un consecuente incremento de fragilidad del hueso y
susceptibilidad para la fractura (NICE 2012) Representa la enfermedad metabólica ósea más
frecuente y constituye un problema de salud pública en el mundo (México: Secretaría de
Salud, 2013).
La osteoporosis posmenopáusica se identifica como una enfermedad que provoca una
disminución de la densidad de los huesos por el efecto de la pérdida del tejido óseo normal, lo
que conduce a una disminución de la firmeza del hueso ante los traumatismos o la carga, con
la consecuente aparición de fracturas (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018).
EPIDEMILOGÍA

Sin lugar a dudas, la osteoporosis se ha conformado como una problemática de salud


pública a escala planetaria. Al perjudicar a más de 200 millones de personas en la actualidad,
se estima que entre el 30 y el 50% de las mujeres posmenopáusicas serán afectadas por esta
enfermedad. Si se tiene en cuenta que la población de más de 65 años aumenta un 1 % por
año, que la tasa de mortalidad consecuente con fracturas de cadera resulta un 20 % más alta
dentro del primer año, que un 10% de las mujeres se vuelven dependientes tras una fractura,
que el 19 % demanda cuidados domiciliarios, que menos del 50% regresan a sus actividades
diarias (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018).
En México, se ha descrito una prevalencia de osteoporosis del 17% en mujeres
mayores de 50 años. Una de cada 12 mujeres de más de 50 años sufrirá fractura de cadera.
El número total de casos de fractura de cadera fue de aproximadamente 21,000 en el año
2005 y se espera que alcance 110,055 casos en el año 2050, un aumento del 431%. (México:
Secretaría de Salud, 2013)

CLASIFICACIÓN

• Primaria: Idiopática o juvenil


1. Tipo I posmenopáusica
2. Tipo II Senil
• Secundaria
(México: Secretaría de Salud, 2013)

FACTORES DE RIESGO

• Criterios Mayores (FR elevado), aquellos que tienen un riesgo relativo (RR) asociado
de fractura 2 o más veces mayor al de la población sin FR.
1 Fractura previa por fragilidad
2 Antecedente familiar de fractura de cadera en padres o hermanos.
3 Tener 65 años o más
4 IMC inferior a 20 Kg por m2
5 Tratamiento con glucocorticoides a
6 Falla ovárica prematura sin tratar.
7 Caídas en el último año
8 Hiperparatiroidismo
9 Trastornos en la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, etc.)
10 Mal nutrición crónica y mala absorción intestinal
• Criterios Menores (FR moderado), aquellos FR que tienen un RR asociado de fractura
entre 1 y 2 veces mayor al de la población sin FR
1 Consumir más de 3 U de alcohol por día a
2 Tabaquismo
3 Ingesta excesiva de cafeína
4 Diabetes mellitus tipo 1.
5 Artritis reumatoide
6 Hipertiroidismo
7 Sexo femenino
8 Menopausia temprana (40 a 45 años) sin tratar
9 Aplicación de heparina
10 Ingesta insuficiente de calcio y vitamina D
(México: Secretaría de Salud, 2013)

DIAGNÓSTICO

Para su diagnóstico y evaluación, los reumatólogos deben tener en cuenta el consenso del
National Institute of Health, que destaca su resistencia ósea disminuida que predispone al
aumento del riesgo de fractura (NE 5; GR D; GA 100 %) y que refleja la integración de la
densidad y la calidad óseas. Además, el estudio revela que cerca del 40 % de las mujeres
caucásicas podrán enfrentar al menos una fractura osteoporótica después de los 50 años. Las
más habituales e importantes son las del fémur proximal, la columna vertebral y el antebrazo
distal. Específicamente, la osteoporosis posmenopáusica se presenta generalmente en
mujeres con menopausia precoz con algún factor mayor de riesgo de fractura; así como
también en mujeres posmenopáusicas de cualquier edad con al menos un factor mayor de
riesgo de fractura y en mujeres con más de 65 años todavía sin factores de riesgo conocidos.
Su diagnóstico se basa en los criterios densimétricos determinados por la OMS para féminas
posmenopáusicas de raza blanca (valores de DMO menores a –2,5 desviaciones estándar
(DE) (T-score inferior a –2,5) y/o en la presencia de fracturas por fragilidad (NE 2c; GR B; GA
90%). (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018)
El estándar de oro para el diagnóstico de osteoporosis en mujeres posmenopáusicas
es la densitometría ósea con técnica de absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) en
cadera y columna lumbar. Se recomienda realizar seguimiento con DXA central (cadera y
columna) entre 1 y 2 años para evaluar la efectividad del tratamiento. (México: Secretaría de
Salud, 2013)
(México: Secretaría de Salud, 2013)

(México: Secretaría de Salud, 2013)

TRATAMIENTO
(México: Secretaría de Salud, 2013)

Varias investigaciones han propuesto que la práctica sostenida de ejercicio físico, un


suficiente aporte de vitamina D y una dieta equilibrada se conforman como factores que
ayudan a la disminución de la posibilidad de padecer osteoporosis. (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, &
Ocaña, 2018)

Una investigación fechada en 2009,20 destaca el uso de risedronato administrado


mensualmente, así como delibandronato, el zoledronato, la tibolona, la PTH 1-84 y el ranelato
de estroncio, prolongación del SOTI y del TROPOS, para el tratamiento de la osteoporosis
posmenopáusica. Los autores subrayan especialmente la inserción del zoledronato
compartido con el alendronato y el risedronato –los fármacos propuestos como tratamiento
estándar- en función de su eficacia sobre los tres tipos de fractura: vertebral, no vertebral y de
cadera. Como su administración resulta, además, suficientemente conveniente –su aplicación
es de una vez anual-, posibilita la adherencia. Sin embargo, se ha documentado respecto a
esta administración ciertas desventajas, como pueden ser su aplicación mediante vía
intravenosa y su alto costo en el mercado farmacéutico. (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018)
Resulta conveniente apuntar que, teniendo en cuenta la naturaleza de la osteoporosis como
padecimiento habitual y predecible, pues es de dominio médico que un tercio de las mujeres
mayores de 50 años es potencial para padecer osteoporosis, y que en la mayoría de casos se
puede prevenir, el tratamiento y las medidas preventivas deben iniciar mucho antes. (Guzmán,
Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018)

DISCUSIÓN
Antes que nada, hay que entender a la osteoporosis como un proceso normal del
cuerpo y del envejecimiento. La remodelación ósea es un proceso constante en el cual hay
una absorción y creación de depósitos de calcio, que dan dureza al hueso; este proceso
conforme pasa los años se va inclinando cada vez más hacia la absorción propiciando una
disminución en la densidad ósea. Tomando este punto como partida, podemos afirmar que
existen diversos factores de riesgo que pueden acrecentar la absorción ósea y por tanto
disminuir su dureza y, por tanto, aumentan el riesgo de fracturas.
En el caso de una mujer posmenopáusica hay una clara relación entre la aceleración
de la osteoporosis y la disminución de la producción de estrógenos, es por tanto que el simple
hecho de ser mujer constituye un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad. Si a
esto sumamos una menopausia temprana, el desarrollo será mucho más precoz.
Es importante considerar la osteoporosis como un problema de salud publica ya es que
afecta entre el 30% y 50% de las mujeres y al menos en México, una de cada doce mujeres
sufrirá una fractura como consecuencia de la enfermedad.
¿A qué nos lleva esto? La respuesta es obvia. Tomando en cuenta el desarrollo de la
enfermedad, los factores de riesgo, las herramientas principales del médico son:
1) Prevención.
2) Diagnóstico oportuno.
En cuanto a la prevención la guía (México: Secretaría de Salud, 2013) menciona la terapia de
remplazo hormonal, además de suplemento de calcio vitamina D y ejercicio, corroborado por
el articulo investigado. (Guzmán, Pazmiño, Ortiz, & Ocaña, 2018). Esto con la finalidad de disminuir
el deterioro progresivo del hueso. Y En cuanto a diagnostico ambas bibliografías coinciden en
la Densimetría ósea, la cual además de ayudar en el diagnóstico es auxiliar para evaluar el
tratamiento. Es importante mencionar que también es necesario evaluar factores de riesgo,
mayores y menores, que aumenten el riesgo de fractura (México: Secretaría de Salud, 2013).
Debido a la naturaleza multifactorial de la osteoporosis no hay un tratamiento definido,
lo único que el medico puede hacer es disminuir los factores de riesgo y, además tratar de
disminuir el deterioro progresivo del hueso en la medida de lo posible.

CONCLUSIÓN
En conclusión, lo mejor que podemos hacer ante la osteoporosis es la prevención y un
diagnóstico oportuno. Mediante controles cada dos años podemos observar objetivamente el
deterioro óseo. Por otra parte, en mujer es casi inevitable que desarrollen esta patología por
su propia naturaleza y, por tanto, la terapia de remplazo hormonal, una dieta saludable y
balanceada, control de peso, suplementos de calcio y vitamina D así como ejercicio si bien no
lo evitan si disminuyen el riesgo de sufrir una fractura por osteoporosis.

Bibliografía
Guzmán, K., Pazmiño, A., Ortiz, L., & Ocaña, J. (2018). La osteoporosis posmenopáusica. Su vigencia como
problema de salud actual. Revista Cubana de Reumatología, 20(1).

México: Secretaría de Salud. (2013). Diagnóstico y Tratamiento de Osteoporosis en mujeres Posmenopáusicas.


Instituto Mexicano del Seguro Social, División de Excelencia Clínica. Ciudad de México: Editor General.

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