You are on page 1of 3

p,ohi,lo,io 1> - 1001

CJ·IARTlER, Roger Las revoluciones de la cultura escrita. Diálogo e


intervenciones, Gedisa, Barcelona, 2000, 183 pp.

a rec iente comp ilac ión de Roger Cha!1ier agrupa tres entrevistas (la más larga con

L Jean Lebrun, publicada en Francia en 1997) y tres con ferencias, presentadas en las
dos secciones menc ionadas en el subtítulo del libro. A través de l diálogo y de las
intervenciones podemos ingresar al conjunto de problemáticas en las que Chartier ha deja-
do su impronta: los lib ros, el autor, la lectura, los lectores, las bibliotecas. La post-edición de
los reportajes y las conferencias co labo ran para ordenar el recorrido por un ancho espectro
de aseveraciones y re fl exiones del autor, di scm ¡nadas en sus obras más reconocidas en el
mundo académico. En ese sent ido, Las revoluciones .. . cubre las expectativas de una au-
diencia no estrictamente historiográfica, acaso poco predispuesta a zambullirse, por ejem-
plo, en Sociedad y escritllra en la Edad Moderna.
La particularidad del libro está dada por las opiniones de Chartier en tomo a la revolución
informática. Cada una de las secciones del libro retoma esta cuestión. Como R. Darnton,1
Chartier ha podido imbricar sus estudios históricos sobre la historia cultural europea con
aproximaciones a los cambios que en la actua lidad tienen lugar en los circuitos de comuni-
cación. Su interés en la llamada materialidad del texto y en las implicancias que las d iferen-
tes/armas tienen sobre el contenido, potenciado por el intento permanente de atender a las
prácticas concretas de la lectura, encuentra en el soporte digital (texto electrónico) y en las
redes digitales, núcleos fuertes de debate y análisis. " En el momento mismo en que estamos
dialogando", le dice C hartier a Lebrun, "se está operando una revoluci ón". A diferencia de
Virilio, qu ien recientemente publicó un reportaje en el que se trata dicha revolución como un
Apocalipsis,2Chartier se muestra más optimista frente a los cambios: difusión inmediata de
lo escrito, concentración de varias tareas en un mismo sujeto (escribir, editar y publicar),
multiplicación de la oferta ("uno podrá leer sin salir de su casa porque los textos vend rán a
los lectores"). Retomando sus conocim ientos acerca de las comunidades de lectores a lo
largo de la historia y co nsiderando las lluevas formas materiales del texto (e l scroll en la
pantalla), el autor imagina un doble vínculo pa ra el nuevo lector que la era informática
produce: por un lado, unido al de la antigüedad porque ante sus ojos se des pliega un rollo,
y por el otro, al del libro impreso, porque le está permitido ut ilizar la paginación, los ind ices,
las divisiones del texto.
Este lector - que está obligado, según Chartier, \la tomar cierta distancia con hábitos ya
adquiridos"- , adviene en una coyuntura qu e denota una crisis de la lectura y un incremento

DARNTON, Robert "The New Age of the Book·'. en Tlle New York Reviews o/ Books, 18 de
marzo de 1999, y "A historian of books, lost and found in eyberspace", en TIle Chronicle o/
Higher Educa/ion, Washington, 12 de Marzo de 1999.
VIRIUO, Paul El cibermundo, lapo/itica de lopear. Enlrevis/acon Philippe Petit, Madrid, 1999.

·501-
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS prohi,loria 1> • '100'1

cualitativo en los estándares con los que se juzga en los países desarrollados el grado de
alfabetización. En ese sentido, la revolución que Chal1ier y otros verifican en torno a los
soportes de lo escrito parece avanzar con menor velocidad que los efectos que reclama y
teme . Entre el temor por la desaparición de l libro y el clamor por una Alejandría digital,
Chartierpromueve redefiniciones jurídicas, filosóficas, administrativas. El andam iaje con el
que Occidente invistió la cultura escrita debe ser templado para tratar con el texto electróni-
co. Pero ¿no somos testigos, a diario, de las convulsiones que la poderosa maquinaria
mu ltimediática produce en todas esas esferas?
Sin embargo, además de este peligro, en la conferencia dictada en el XXVI Congreso de
la Unión Internacional de Editores reunido en Buenos Aires, el autor seí'íala otro de igual
envergadura: el mundo digital rompe con la materialidad de los sopol1es, con la percepción
inmediata que relaciona un objeto y sus usos; "se crea así un continullIl1 que ya no diferen-
cia los distintos géneros o repertorios textuales, que se han hecho semejantes en su apa-
riencia y equ ivalentes en su autoridad". Y, mutatis lIlutandis, el temor por la desaparición del
libro deviene temor por la desaparición del copyright.
Luego del fresco que ofrece a Lebrun -en el que las revoluciones de lo escrito se dan al
un ísono y en el que el nuevo lector aún está a tiempo de conjurar los peligros del capital- ,
Chartier ensaya su pequeño apocalipsis: "el lector-navegante de lo numérico corre el serio
peligro de perderse en los archipiélagos textuales sin faro ni puerto". Muy próximo a un
discurso sobre la lectura, este enunciado revela el horizonte impuesto por la actualidad de
las polémicas, por los tópicos efímeros con los que las partes interesadas en predecir las
tendencias del mundo digital, reclaman estadísticas, dictámenes, pronósticos. Mientras
hablamos, podríamos decir, se suceden los cercamientos, las reglamentaciones, los acuer-
dos del Nasdaq; a la vez que el coro repite una ya vieja promesa sobre la di seminación y la
arbitrariedad de la urdimbre binaria. Una promesa de un mundo heroico y demótico en la que
los objetos nos salen al paso y están disponibles para el uso.
No sabemos si, entre las islas textuales de Chartier, los lectores se revelan, se desorientan
o se dejan llevar por (as corrientes. Los intercambios indiscriminados de textos electrónicos,
el contrabando de claves e información "exprop iada" y la ausencia de "autoridad" en las
producciones no reguladas, se parecen más a proclamas libertarias en la red, qu e a las
características del mercado. Algu nas encuestas (www.nua.ie. por ejemplo) indican qu e ya
es perceptible un cambio en las modalidades de lectura de qui enes visitan los sitios de
diarios (la mitad de los internautas): buscan con ansiedad; repasan los párrafos a vuelo de
pájaro; cuando se detienen, leen el 70% de una noticia contra e130% que leen los lecto res de
las ed iciones de papel; y, al revés que estos últimos, reparan en el texto antes que en las
imágenes. Pero no podemos aventurar ese comportamiento como definitivo: mientras lee-
mos, una revolución está sucediendo y un diario inaugura una sección con mayores venta-
jas e ingreso exclusivo.
Puesto a citar, Chartier acepta la escasa cantidad de trabajos en torno a las nuevas
audiencias. Un trabajo sobre uso del e-ma il, otro sobre el abandono de la impresión entre
lectores intensivos ... Desde principios de los noventa hasta ahora, poco se ha realizado en

·505 ·
R ESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS p.ohi/lo.io <> - '100'1

ese sent ido desde las ciencias sociales: Escobar, Appadurai, Lins Ribeiro, P. Le vi, Fabre,
son muchos de los nom bres de una lista exigua. Ciertamente, la doble perspectiva con la que
Chaltier propugna abordar el mundo de l libro prese nta, ante estos problemas, una notable
asimetría. en la que e l impacto de los cambios en la materi alidad de l texto parece ofrecer una
vía menos escabrosa para e l análisis, que la de estud ia r los comportam ientos de los consu-
midores -o bjeto que han hec ho suyo las nuevas tecnometrías .
Presentido hace más de una década, el mar donde corremos el ri esgo de extrav iarnos ha
permanecido inexplorado por quienes podrían redim e nsio narlo, a la luz de los avances en e l
conocimiento históri co. Las razones de esta inasistencia no obedecen quizás a proposicio-
nes esotéricas (e l prese nte como objeto, el anacronismo, la transpolación), ni a un compás
de espera, a un plazo para observar de qué manera los sed imentos se estratifican. De Certeau,
Reve l y Julia escribieron que los estudios sobre c ultura popular requerían que su objeto
3
estuviera mu et10; consumido e inofensivo. Bien podríamos ap licar el dictamen a la investi -
gación en torno a lo v irtual y a su impacto en las comunidades cu ltura les. Lo mejor de Las
revoluciones ... es la apertura de Chartier a sobrellevar ese anat ema, a tratar el presente, a
dialogar sobre la v italidad, a exponer sus palabras en un ritmo olvidado por la discip lina
histórica. Tal como é l escribe en e l prólogo: a consumar un libro como "un diálogo entablado
después de una conferencia".

NIcoLÁs QU IROGA
(UNMDP - prohlstoria)

DE CERTEAU, Miche l; JULI A. Dominique y REVEL. Jacqucs "La belleza del muerto'· en La
cultura el' plural, Buenos A ¡res, 1999.

-504-

You might also like