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Nació en Huancayo en 1962 Estudió sociología en la Universidad Nacional del Centro del
Perú (Huancayo). Se inicia en 1977 en el grupo “Máscaras” dirigido por Víctor Hugo
Arana. En 1986 funda el grupo de Teatro "Expresión" en el cual es actriz, directora y
dramaturga. Es autora de Samina, Atrapados, Corazón de fuego y muchas otras piezas.
La Universidad de Minnesota editará sus obras en el año 2001. Actualmente se dedica a
la docencia teatral, la actuación y la escritura, en Huancayo.
El primer contacto de María Teresa Zúñiga Norero con la literatura no fue con el teatro,
sino con la poesía. Pero fue desde finales de la década de los ochenta que su prestigio
empezó a crecer, tras la fundación del grupo teatral Expresión, en 1986, junto con su
esposo —y cómplice, colega, socio— Jorge Miranda Silva.
Él estaba seguro que la reputación de Expresión iba a tardar al menos diez años en
consolidarse, pero ocurrió algo peculiar, pues apenas María Teresa escribió «Corazón de
fuego» y el grupo lo puso en escena, significó un salto para ellos y un nuevo paso para
los escenarios peruanos.
«Con “Corazón de fuego” se pudo mostrar que el teatro de tema incaico podía
mostrar mucho más que el convencional», nos dice Miranda Silva.
Lo peculiar de Expresión es que lo integra, casi en su totalidad, la familia Zúñiga
Norero: desde María Teresa y Jorge, quienes además de escribir, producir o dirigir las
piezas teatrales, son los padres de Jorge Luis y Marco, dos jóvenes que actúan desde
que aprendieron a caminar.
Obras como «Mades Medus» o «Zoelia y Gronelio» constituyen universos muy
personales, únicos en las tablas latinoamericanas, razón por la cual la prestigiosa «The
Oxford Encyclopedia of Theatre and Performance», de Inglaterra, calificó a María Teresa
Zúñiga Norero como «Una de las más “avantgarde” —personalidad muy destacada— y
prolíficas dramaturgas latinoamericanas de fin de siglo». De «Mades Medus», Eduardo
Cabrera, de Millikin University (Illinois, EE.UU.), ha escrito que «la profunda filosofía que
se desprende de un teatro poético cargado de múltiples significados nos obliga a
revisitar el concepto del fin de las utopías».
La magia de María Teresa no está únicamente en su obra, pues pocos creadores de
su talla muestran tanta sencillez, deferencia y generosidad hacia sus muchos
admiradores. No es raro verla, en presentaciones y festivales de teatro, vestida en
bluyín, prestando ayuda a sus colegas. Una anécdota: se había trasladado a Lima por
invitación de la Universidad Científica del Sur, y sin sospechar lo que le tenían preparado,
estaba ocupadísima, echando una mano durante una presentación, cuando fue llamada
al escenario para otorgarle el reconocimiento por su destacada trayectoria teatral.
Las decenas de premios y reconocimientos que ha recibido parecen ser simples
alicientes que complementan la obra de toda una vida: profundas reflexiones sobre la
condición humana, que abarcan desde complejas piezas teatrales para un público
erudito, hasta divertidas y emotivas funciones juveniles e infantiles.
Aunque ha publicado poco, mucha de su obra ya ha sido puesta en escena. Se trata
de una autora cuya obra es profundamente admirada por los cultores del teatro de todas
partes de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, donde se ha presentado en diversas
oportunidades. Por eso, María Teresa Zúñiga es, a través de los montajes de su obra,
una legítima embajadora del Perú.